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Portal Sanfelipeño / 1 Portal Sanfelipeño San Felipe, una visión periodística, siglos XIX y XX Proyecto financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comu- nicación Social Regionales, Provinciales y Comunales , Concurso 2011, Ministerio Secretaría General de Gobierno San Felipe de Aconcagua, diciembre 2011 Año I Número 1 Distribución Gratuita

“San Felipe, una visión periodística, siglos XIX y XX”

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Un excelente aporte a la cultura de Aconcagua.

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Portal Sanfelipeño

San Felipe, una visión periodística, siglos XIX y XX

Proyecto financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comu-nicación Social Regionales, Provinciales y Comunales , Concurso

2011, Ministerio Secretaría General de Gobierno

San Felipe de Aconcagua, diciembre 2011Año I Número 1 Distribución Gratuita

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San Felipe y los conflictos políticos y sociales entre los siglos XIX y XX

Las manifestaciones periodísticas nacen en nuestra ciudad en la primera mitad del siglo XIX y constituyen por ende una diversidad so-cial, económica, política, cultural y religiosa que pocas ciudades pueden contar en el ámbito de su inventario ciudadano. Un diario o un periódico representan de alguna ma-nera u otra la crónica cotidiana, el testimonio de sus principales actores en una etapa de-terminada de la historia, la gloria o el fracaso de sus protagonistas. Esta variopinta realidad sanfelipeña permitió crear en nuestra ciudad 24 periódicos entre 1850 a 1930 entre los que se encuentran “El Aconcagüino”, “La Pren-sa”, “El Sanfelipeño”, “El Censor”. “La Provin-cia”, “La Verdad”, “El Independiente” y “El Chacabuco” solo por citar a algunos.

Todos estos medios de prensa a su modo enfocan los hechos acaecidos, entregando diversas versiones sobre una determinada te-mática. No hay que olvidar que los individuos escriben con los cristales teñidos de su pro-pia filosofía, la que difiere sustancialmente de otras apreciaciones. San Felipe desde la puesta en marcha de el “Doce de Febrero”, primer periódico que sale a la luz pública en 1838, dará paso a otras voces que buscarán un espacio en el ámbito social de nuestra comuna.

También es dable mencionar que nuestra proximidad con Santiago influye en el interés por crear tribunas destinadas al desarrollo del pensamiento y al posterior análisis de las realidades en su conjunto. También cabe argumentar que San Felipe históricamente, ha sido una zona en la cual, han ocurrido los acontecimientos más importantes que el país registra. Desde el proceso de su emanci-pación de España y posteriormente la activa participación que le correspondió en la Gue-rra Contra la Confederación Perú Boliviana, la Guerra del Pacífico y las dos revoluciones que marcaron los destinos de la patria, nues-tra ciudad no estuvo ajena a estos fenóme-nos sociales. De allí que nuestros antepasa-dos creyeron que era necesario contar con periódicos escritos por sanfelipeños, a objeto de evitar vagas informaciones que entrega-ban los diarios de la capital.

Antes de introducirnos en el complejo espí-ritu de nuestra historia, la que además con-lleva connotaciones políticas y sociales, esta revista se ha remitido a analizar de manera sucinta y por razones de espacio, cuatro te-máticas que de alguna manera representan la esencia de nuestra idiosincrasia aconca-güina: “La Guerra del Pacífico”(1879-1884); “El Gobierno de Balmaceda” (1886-1891); “La Celebración del Primer Centenario de la Independencia Nacional” (1810-1910) y

“La Importancia de las Mujeres Sanfelipe-ñas en la Consolidación del Voto Femeni-no”(1875-1949).

Al igual que la prensa a nivel nacional, la nuestra no estuvo exenta de los violentos ataques verbales contra sus opositores. Fa-mosas fueron las campañas que se recuer-dan contra el Intendente José Manuel No-voa y Blas Mardones, las que alcanzaron una connotación nacional por el irreverente len-guaje que emplearon sus contrarios. He aquí para nuestra un botón, uno de los artículos escritos por el director de “El Aconcagüino” Ramón Lara, ex capitán del Cuerpo Cívico de Aconcagua al referirse a Novoa y Mardo-nes, expresa: “Pero, patriotas, consolaos, no deses-peréis: están con nosotros no sólo los herederos de sus glorías, sino también la mayoría de la nueva generación, la civilización del siglo 19, los instintos generosos de las masas populares, el honor y valor característicos de los hombres de armas, los representantes independientes, y en una palabra, la opinión pública, que es un poder superior al de los gobiernos”.

“Tened fe, pues en el porvenir, y entre tanto, uníos, sosteneos. resistid firmemente, ¡oh patriotas: imitando a vuestros padres. Si vuestros sacrificios no bastan para salvar la causa santa de los pueblos, que se pierda todo menos el honor.... Que sólo respondan a la posteridad los cobardes y los traidores. El despotismo caerá a vues-tras plantas el día que tengáis el valor necesario para pro-nunciar unánimemente y en medio de la Plaza: ¡Viva la libertad! ¡Abajo el despotismo!”-

Otro artículo no menos violento que el an-terior se publicó en El Aconcagüinos en la antevíspera de los sucesos del 5 de noviem-bre 1850 y se titulaba “La Agonía de los tíra-nos”-, por razones de espacio transcribiremos algunos fragmentos: “¿Somos o no somos los hi-jos de Arauco? ¿Somos o no somos los chilenos que en 1810 juramos ser libres y morir?... No.... No: no triun-farán de los pueblos esos tiranos tan cobardes como injustos— No, no sofocarán la voluntad omnipotente de estos pueblos que conocen lo bastante sus derechos y sus deberes. Esos traidores cargados de odios y de críme-nes, quedarán exterminados apenas se dé el primer grito de guerra ofensiva o defensiva. Los pueblos sufren. mas no para siempre... Y no sólo somos los mismos chilenos de la historia gloriosa de 1810, sino además los chilenos ilustrados por la democracia de 1850”.

“¡Patriotas: El enemigo común ha salido del campo de la razón, y ha penetrado ya con su bandera negra, en el campo de la fuerza. Esa fuerza sois vosotros mismos: ¿serviréis a esos bandidos sin ley, sin Dios ni conciencia, que se han revelado contra los pueblos? ¡Imposible!... ¡Jamás…”

EditorialSan Felipe, diciembre 2011

Revista Portal Sanfelipeño

Edición Diciembre 2011Distribución Gratuita

4000 ejemplares

Proyecto financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunica-ción Social Regionales, Provinciales y Comunales, Concurso 2011 Ministerio Secretaría General de Gobierno

Director - EditorPablo Cassi

[email protected]

RedactoresPablo CassiDayana Díaz

Diagramación Fotografía

José Fernández [email protected]

Diego Zuñiga www.Engranes.cl

Editorial Palo de ThadeEditores Pablo Cassi & Fernández Asociados Casilla 383, Tel: 34-515866San Felipe.

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Tras cuarenta años desde el término de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), el país inicia-ba un proceso de desarrollo que per-mitiría a los chilenos aspirar a una mejor

estándar de vida, dado a los altos in-gresos que generaban las exportacio-nes de salitre a los mercados mundia-les. Bolivia observaba con resquemor el crecimiento de Chile. Y tras un acuerdo secreto con Perú en 1873, decide au-mentar en 10 centavos los impuestos a las exportaciones de este mineral, desconociendo anteriores convenios firmados con nuestra nación. Esta acti-tud boliviana empuja al Estado chileno a declarar la guerra al presidente Hila-rión Daza. Las hostilidades se inician en febrero de 1879 y continuarán hasta abril de ese año cuando Chile también declara la guerra al Perú y el ejército ocupa el puerto de Antofagasta, cap-turando la ciudad de Calama, al man-do del coronel Emilio Sotomayor Baeza quien derrota a las fuerzas bolivianas comandadas por Ladislao Cabrera.

Meses después nuestro país expe-rimentará un rotundo fracaso bélico, el que se conoce con el nombre de “Combate Naval de Iquique” (21 de

mayo de 1879), donde el acorazado peruano “Huáscar”, al mando del ca-pitán Miguel Grau, derrotará a la cor-beta “Esmeralda” comandada por el capitán Arturo Prat. No obstante, la

adversidad nuestro país será capaz de reagrupar a sus tropas y enfrentarse el 8 de octubre 1879 al monitor “Huáscar”, comandando por el contraalmirante Miguel Grau, el que es derrotado por el blindado chileno “Almirante Cochra-ne”, al mando de Juan José Latorre Benavente. Este combate pasará a la historia y sería recordado como el triun-fo chileno de Punta Angamos. Esta fase de la guerra conocida como campa-ña marítima, culminó en octubre de 1879 y deja a disposición de la armada chilena el control de la costa del Pacífi-co, permitiendo que el resto de la gue-rra se desarrolle en suelo peruano.

Este triunfo del ejército chileno hizo sucumbir la feble resistencia boliviana. El desafío más complejo para las tropas chilenas sólo se inició con el traslado de las acciones a territorio peruano. Para ello era indispensable neutralizar a los poderosos blindados que la armada de ese país disponía y que representa-ba un serio riesgo para el traslado por

vía marítima de los contingentes milita-res chilenos. La estrategia diseñada por el comando civil para las fuerzas arma-das nacionales, consistía en que, prote-gidas por la artillería naval, las unidades

terrestres impedirían las comunicacio-nes del enemigo, sometiendo a éste y permitiendo que las tropas chilenas avanzaran por tierra desde el sur.

Esta maniobra fue puesta en prác-tica en noviembre de 1879, con el desembarco de tropas nacionales en Pisagua, capturando la provincia de Tarapacá y sus yacimientos salitreros. En febrero de 1880, nuevamente las tropas nacionales se apoderaron de territorio peruano, siendo la localidad de Ilo, donde fueron conquistadas las ciudades de Tacna y Arica. En noviem-bre de 1880, con el desembarco de nuevas tropas en la región de Paracas, esta acción divide al ejército peruano, facilitando de esta manera la captura de Lima, la que es ocupada por tropas chilenas en enero de 1881.

Guerra del PacíficoSan Felipe, Diciembre 2011

San Felipe y su participación en la Guerra Del Pacífico (1879-1884)

“Ministerio de Guerra y Marina pide a la ciudadanía conformar el Batallón de Aconcagua”.

“El Censor”, 23 de noviembre de 1879 (transcripción textual del decre-to).

“Hemos recibido del ministerio de guerra la siguiente noticia que damos a conocer a la ciudadanía: Organíza-se un batallón cívico movilizado con la denominación de “Aconcagua”, compuesto de 600 plazas, distribuido en seis compañías. La plana mayor será igual a la fijada para el batallón “Valdivia”.

Formarán parte del batallón “Acon-

cagua” todos los individuos de los cuerpos cívicos existentes en la provin-cia del mismo nombre i que volunta-riamente se enrolen en él. Nómbrase comandante al teniente coronel don Rafael Díaz Muñoz actual comandan-te del Depósito de reemplazos.

La inspección Jeneral de la Guardia Nacional dictará las órdenes consi-guientes al cumplimiento del presente decreto.

Anibal Pinto Garmendia, presidente de la República. José Antonio Gan-darillas, Ministro de Guerra y Marina”.

Soldados sanfelipeños del Batallón Acon-cagua Nº1 en el puerto del Callao, Lima (1880).

Participación del Batallón Aconcagua en la Guerra del Pacífico

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Batallón Aconcagua cons-ta de trescientas plazas

hasta la fecha “El Censor”, 11 de diciembre de 1879 (transcripción textual y par-

cial).

“Según lo informado por el señor co-mandante Rafael Diaz Muñoz, el Batallon Aconcagua, debe estar satisfecho, se le ha encomendado organizar su dotación com-pleta. Han pasado apenas 15 dias desde la llegada del señor Díaz Muñoz i ya cuenta el nuevo batallón con mas de trescientas pla-zas hasta hoi miércoles 10. El entusiasmo crece dia a dia i el Batallon Aconcagua to-mará su lugar entre los demas cuerpos del ejército”.

Sanfelipeños forman Bata-llón Aconcagua Nº 2 y su-

man 600 combatientes “El Comercio”, 30 de diciembre de 1879 (transcripción textual y par-

cial).

“El ministerio de guerra y marina ha entregado el siguiente documento: He acordado i decreto: Organízase un bata-llón cívico movilizado que se denominará Núm. 2 de Aconcagua. Disuélvense los ba-tallones cívicos de San Felipe y Los Andes; debiendo ingresar en aquel cuerpo todos los individuos de tropa que voluntaria-mente deseen continuar en el servicio i los oficiales que fueren propuestos por el jefe

respectivo.

Entiéndase despacho del comandante a favor del teniente coronel don José María Marchant. La dotación de oficiales i tropas será igual fijada para el batallón Aconca-gua Núm. 1. La inspeccion general de la guardia nacional dictará las disposiciones siguientes al cumplimiento del presente decreto.

Anibal Pinto Garmendia, presi-dente de la República i José Anto-nio Gandarillas, ministro de guerra i marina”.

Masivo entusiasmo ciuda-dano en la conformación del Batallón Aconcagua Nº2“El Comercio”, 3 de febrero de 1880 (transcripción textual y par-

cial).

“En los primeros días de febrero de este año, a un mes de haberse dictado el decreto de organización del 2º Aconcagua, la pro-vincia presentaba este cuerpo poco ménos que completo. Bizarramente puesto como el Nº 1. Podia, marchar a cumplir sus de-seos, peleas i glorias a las primera órden.

Es digno de notarse el entusiasmo de los hijos de esta heroica provincia por servir a su patria. Se ha establecido una oficina de enganche en la cual se dá como prima a cada individuo que quiera enrolarse en el ejército, 11 pesos, pero nadie ha queri-do aceptar tal oferta: todos se presentan voluntariamente. Un país que cuenta con hijos de esta naturaleza; no puede jamás ser vencido”.

Salida a campaña del Ba-tallón Aconcagua Nº 1

“El Censor”, 30 de enero 1880 (transcripción textual y parcial)

“A las nueve de la noche del mismo dia 23 de enero del año en curso y conformado por 600 plazas, el Copiapó se hizo a la mar con rumbo al Norte. Su punto de dirección era el puerto de Antofagasta donde el Aconcagua haría su aprendizaje de campaña. A los ar-dorosos aconcagüinos parecíales este lugar, punto azas apartado del teatro cojer los lau-reles que ambicionaba. Aquellos aspirantes a héroes hubiesen querido montar el mitoló-jico Pegazo, para plantarse de un golpe en el campo de combate y al frente del enemigo. Al mando de este batallón conformado por seis compañias se encontraban los capitanes: José Agustín Campos, Abraham Ahumada, Romuló Castro, Juan Agustín Torres, Luis Ricci y Amador Ramirez Herrera”.

Batallón Aconcagua Nº 2 zarpa con rumbo al Norte “El Comercio”, 5 de marzo de 1880

(transcripción textual y parcial).

“A bordo del vapor Paquete de Maule se embarcó hasta Copiapó este batallon en me-dio de los acordes de los himnos nacional i patrióticos, tocados por la banda de música del Aconcagua, i de las aclamaciones i gritos de ¡Viva Chile! Con que este batallon se des-pedia del suelo patrio, en el ahogado suspiro de sus corazones, el postrer adiós a los lugares que le habían visto nacer i a los cuales no tor-narian… Al mando de estaban los capitanes: Benancio Gonzalez, Francisco M. Caldera, José Vicente Otero, Javier Perez Font, José Vicente Carvajal i José Delgado Rojas.”

Guerra del PacíficoSan Felipe, Diciembre 2011

Florentino Amador Salinas Silva, cronista san-felipeño en la Guerra del Pacífico, quien murió en 1892, tras ser apresado por la guardia ci-vil. Su delito haber defendido el Gobierno de José Manuel Balmaceda.

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Guerra del PacíficoSan Felipe, Diciembre 2011

Tras las victorias de Tacna y Arica y fracasada la tregua entre los países vecinos, cuando le comunicaron al General Manuel Baquedano Gon-zález que el Perú seguiría batallan-do, contestó de la siguiente manera: “Está bien, iremos a Lima a buscar la Paz”. Los pueblos de Chorrillos y Ba-rranco fueron ocupados por los chi-lenos, el 13 de enero de 1881, tras la batalla de San Juan, mientras en el pueblo de Miraflores, el 16 de ene-ro tras la batalla del mismo nombre, en que la Tercera División integrada por los regimientos Naval y Aconca-gua tuvieron que enfrentarse prác-ticamente con todo el ejército pe-ruano que ocupaba privilegiadas posiciones y resistir hasta la llegada del grueso del ejército chileno. Las víctimas militares del Regimiento Aconcagua según la información aparecida en la obra “Los Repre-sentantes de Aconcagua en la Gue-rra del Pacífico” publicada en 1893 del autor Florentino Amador Salinas Silva, quien hace mención que los fallecidos en la batalla de Miraflores fueron los siguientes aconcagüinos: Benigno Caldera, Francisco Máximo Caldera, Abraham Ahumada, Fran-cisco Ordoñez, Florindo Bicyvinger, Miguel Emilio Letelier, Belisario del Canto, Federico Otto Herbage y Pe-dro Nicolás Molina.

Eduardo Hempel, corresponsal de guerra del diario “El Nuevo Ferrocarril” escribe el 7 de abril de 1881, que “los batallones “Aconcagua” y “Naval”, al mando del Coronel Urriola y los Co-mandantes Fierro y Díaz Muñoz; “aco-metían impetuosamente al enemigo, arrollándolos con las puntas de sus

yataganes. El estandarte del Acon-cagua, ondeaba en medio del regi-miento llevado por el abanderado Andrés Cabrera, que no lo abandonó hasta que una bala le dio temprana muerte. La insignia pasó de mano en mano, recibiendo su bautismo de fue-go y el de la sangre de sus defensores. Junto al abanderado Cabrera, cayó el teniente González y también cuatro heridos: el teniente Benigno Caldera abatido junto su hermano el capitán Francisco Caldera. Hubo otros heridos en la batalla de Miraflores, lamenta-blemente se desconocen sus nom-bres. Sólo la sierra peruana sabe del arrojo y valentía con que estos solda-dos lucharon hasta dar su muerte”.

“En esa jornada, el Aconcagua puso término a su acción guerrera con la toma del Fuerte de la Merced, último bastión defensivo de Lima. Finalizada la jornada fue posible observar a los soldados aconcagüinos en la parte superior del Fuerte, destacándose a: Justo Abel Rosales, Luis Ibáñez, Vicente Carrasco, Moisés Salinas y Justo Henríquez. Las pérdidas del Aconca-gua durante el asalto y control de Lima fueron numerosas, trece oficiales y 254 soldados”.

“El ingreso del Ejército chileno a Lima se produjo el día 18 de enero de 1881. Los sol-dados entraron en medio de un centenar de espectadores que admiraban la valentía y dis-ciplina del ejército nacional”.

Conquistada nuevamente Lima, el Regi-miento Aconcagua se estableció en la calle San Lázaro. Esta permanencia no fue definitiva, pues el ejército tuvo que salir a enfrentarse con las montoneras del General adversario, Andrés Avelino Cáceres, el que operaba en el interior de la Sierra peruana. “Desde marzo 1882 hasta

agosto de 1883, los Batallones Aconcagua Nº 1 y Nº 2 combatieron en diferentes escenarios: Combate de Marcavalle (3 de junio de 1882); Segundo Combate de Pucará (9 de julio de 1882); Segundo Combate de la Oroya (10 de julio de 1882); Combate de Tarmatambo (15 de julio de 1882); Combate de Santa Cruz( 16 de julio de 1882); Combate de Ungatá (fe-brero de 1883); Combate de Puruguay (14 de marzo de 1883) y Batalla de Huamachuco (10 de julio de 1883), este es el último hecho de armas que puso fin a la Guerra del Pacífico”.

El 20 de octubre de 1883, los presi-dentes Jovino Novoa de Chile y su par del Perú José Antonio de Lavalle, firman el Tratado de Ancón, donde Perú y Bolivia ceden a Chile las pro-vincias de Tacna, Arica y Tarapacá y Bolivia pierde los territorios pertene-cientes a la provincia de Antofagasta.

Chorrillos y Miraflores dos escenarios que cubren de gloria a los aconcagüinos

Pablo Urizar Corvera, hijo del ex Intendente Fernando Urizar Garfías, quien alcanzó el gra-do de Teniente de Artillería en la Batalla de Calama.

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Finalmente el 31 de junio de 1884 en el barco “Amazonas” regresan desde el Callao hasta el puerto de Valparaíso, los soldados, que logra-ron sobrevivir a los dos años y me-dio de ocupación en territorio pe-ruano, al mando del comandante Pablo Marchant. Traían consigo el glorioso estandarte que antaño les había acompañado en la Guerra contra la Confederación Perú-Bo-liviana. Esta vez les esperaban un numeroso grupo de ciudadanos de las indistintas clases sociales, todos aunados en un mismo sen-timiento de admiración y respeto por quienes habían arriesgado su vida en los diferentes campos de batalla. Acompañaban a la mu-chedumbre diferentes autoridades de la provincia de Aconcagua: In-tendente David García, goberna-dores: Z. Martínez Rioseco, de la Li-gua; Rafael Salazar de Putaendo; los regidores sanfelipeños: Balbino B. Arrieta y Blas Mardones.

En tanto en la Iglesia de la Matriz, el presbítero José Agustín Gómez, un valiente y patriótico sacerdote daba la bienvenida a los integran-tes de los batallones Aconcagua, saludándolos en nombre de la co-

munidad católica sanfelipeña y homenajeando de manera espe-cial a los 254 caídos en las batallas de Miraflores y Chorrillos, expre-sando, “a quienes entregaron sus vidas en el pleno convencimiento que en la Patria, se encuentran los auténticos valores que los hijos de Aconcagua han heredado de sus antepasados y que hoy cons-tituyen la mejor herencia de esta tierra aconcagüina”. Concluido el solemne Te-Deum, las palabras de este clero calaron en el alma de quienes repletaron dicho tem-plo religioso. Hubo además, otras manifestaciones de alegría y re-gocijo brindadas por los alumnos del Liceo de San Felipe, a los que se sumaron, otros homenajes de la sociedad aconcagüina y agasajos oficiales que les brindó el entonces Intendente”.

También en esa ocasión el co-mandante Pablo Marchant pro-cedió a entregar al Intendente García, el viejo estandarte que per-teneció al antiguo Batallón Acon-cagua que participó en la Guerra contra la Confederación Perú-Bo-liviana. “El acta de entrega de la bandera, fue firmada por los oficia-les, Pablo Marchant, Comandante del Batallón Aconcagua, Mayor José Vicente Otero y el Sargento Mayor don Francisco Máximo Cal-dera y por la parte del mundo civil, firmaron las autoridades anterior-mente señaladas, retornando el estandarte a su lugar de honor en el municipio sanfelipeño”.

“Durante ese mes se realizaron di-versas actividades en homenaje a los oficiales y soldados. El domingo 20 de julio, hermosas damas ase-soradas por los caballeros Roberto Humeres, Eduardo Solovera, Ra-món Trincado y Waldo Castro “dis-tribuyeron en el propio Cuartel del Batallón Aconcagua, medallas a

los militares por sus méritos”. Final-mente, por Decreto Supremo del Presidente Domingo Santa María González fueron disueltos los bata-llones Aconcagua 1 y 2. Su existen-cia militar perduró en el tiempo:”4 años, 7 meses y 1 día, ya que fue establecido el 31 de diciembre de 1879 y cumplió su misión con la Patria hasta 31 de julio de 1884” (fragmentos extraídos del libro His-toria de San Felipe de Bernardo Cruz Adler).

*Por razones de espacio se han omitido los nombres y cargos de los tenientes, sub-tenientes, sargentos 1º y 2º, cabos 1º y 2º y tambores.

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Batallones Aconcagua 1 y 2 regresan victoriosos a San Felipe

Pedro Martínez N., cabo segundo de la ter-cera compañia, Batallón Aconcagua Nº2, fo-tografiado para la posteridad por el capitán José Vicente Otero.

Manuel Jesús Narvaez capitán de la cuarta compañia Batallón Aconcagua Nº2, a su re-greso a San Felipe. Fotografía de estudio de 1886.

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San Felipe, Diciembre 2011

Actividades artísticos-culturales que marcaron una época

Acontecimientos sociales de la época

1871. Funcionamiento de la Biblioteca Pública, auspiciada por Abdón Cifuentes en el Li-ceo de San Felipe.

1877. Puesta en escena en el Teatro Municipal la obra del dramaturgo Daniel Caldera del Villar, “EL Tribunal del Honor” (drama pasional).

1888. Constitución de la So-ciedad Literaria “El Apolo” a instancias de Abdón Cifuentes.

1901. Incendio del primer Teatro Municipal, construido en 1856 bajo el gobierno de Ma-nuel Montt Torres.

1912. Creación de la Acade-mia Musical, por Abel Zapata, Carlos Castro, Federico Cobo y Alfredo Soza.

1916. Establecimiento de la primera Sociedad Musical de San Felipe a cargo de Amandi-na Urquieta.

1918. Organización de los primeros juegos Florales de poesía Ciudad de San Felipe.

Margarira Guispe, cantante lírica que actuó en el teatro municipal de San Felipe en 1913.

1918. Publicación de la re-vista “Alma Femenina”, perte-neciente al Liceo de Niñas.

1920. Fundación del Ate-neo de Aconcagua, presiden-te Humberto Casali y vicepresi-denta, Corina Urbina.

1930. Edición de la primera revista literaria “Boceto” perte-neciente al Liceo de Hombres.

Revista literaria fundada en 1930 en el Li-ceo de Hombres de San Felipe bajo la di-rección del profesor Réne Figueroa.

Integrantes del Circo “Monguillot” en su debut en San Felipe en 1950. La actividad circense inició sus presentaciones en 1930, convirtiéndose en un permanente espectáculo en los meses de septiembre de cada año.

Interior Teatro Municipal de San Felipe en su reinaguración en 1907, tras ser devastado por el incendio de 1901.

Programa correspondiente a 1920 que promovía las actividades artísticas de la So-ciedad Musical de San Felipe.

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Revolución de 1891San Felipe, Diciembre 2011

El ocaso del régimen Balmacedista

José Manuel Balmaceda(1840-1891) ocupó los cargos de Ministro de Relaciones Exteriores (1881-1882) y de Interior (1882-1885), siendo elec-to presidente de la república período 1886-1891

El presidente Balmaceda junto a sus ministros, parlamentarios y adherentes aconcagüinos en la visita realizada a la Viña Errázuriz en marzo1889.

Durante las fuertes tensiones políticas acaecidas en 1890, éstas suscitaron el enfrentamiento entre los poderes eje-cutivo y legislativo, negando éste últi-mo la aprobación de leyes periódicas que fijaban la Ley de Presupuesto de la nación. Ante estas acciones el Pre-sidente reaccionó con una proclama pública de fecha 7 de enero de 1891 en la que manifiesta, “dada la situa-ción de ingobernabilidad producida, se renuevan las mismas leyes presu-puestaria dictadas el año anterior”. Los partidos de la oposición respon-dieron a través del Manifiesto de los Representantes del Congreso, a bor-do de la Escuadra Nacional, desco-nociendo de esta manera las faculta-des del poder ejecutivo. José Manuel Balmaceda ante ésta acción de sus opositores ordena el 11 de febrero de 1891 la inmediata clausura del Con-greso Nacional. Este dictamen pre-sidencial dio inicio a una guerra civil, que se prolongaría por seis meses y que significaría la vida de 10.000 chi-lenos. Cabe recordar entonces que, la población del país alcanzaba sola-mente a los dos millones y medio de habitantes.

El Congreso Nacional de ese en-tonces estaba conformado por una abrumadora mayoría, contraria al ideario político de Balmaceda, quie-nes en esta acción contaron con el completo apoyo de la Marina, a car-go del Capitán de Navío Jorge Montt. También en este complot se sumaron

algunos oficiales del ejército, Estanis-lao del Canto, quien ayudó a orga-nizar al ejército revolucionario contra Balmaceda, asumiendo el rol de co-mandante en jefe. Por su parte, el ejér-cito regular, con sus cuatro divisiones de Coquimbo, Valparaíso, Santiago y Concepción, se mantuvo leal al Presi-dente Balmaceda. La contienda tuvo dos escenarios y en ellas participaron miembros de la armada y del ejército. Durante los primeros meses ésta tuvo lugar en el Norte de Chile, donde los congresistas contaban con amplio apoyo. Allí se libraron las batallas de Zapiga, Dolores, Huara, Iquique, Pozo Almonte, Caldera y Calderilla.

En agosto de 1891, hacia el final de la contienda, las batallas se traslada-ron a la zona central, específicamen-te en Santiago y en las localidades de Placilla y Concón. Cabe agregar que en el predio de Carlos Walker Martínez, jefe del Comité Revolucio-nario antibalmacedista, actualmente ubicado en la comuna de La Florida, se registró un hecho de sangre que costó la vida a 84 jóvenes contrarios a Balmaceda, conocida históricamen-te como la “Masacre de Lo Cañas”.

La guerra civil en Chile concitó gran atención en el resto del mundo, con-virtiéndose en un foco de atención para la prensa internacional. Los Es-tados Unidos de América apoyaron abiertamente al gobierno de Balma-ceda, mientras que Gran Bretaña, no ocultó sus preferencias por el partido

de los revolucionarios.

Luego de las batallas de Concón y Placilla, el triunfo de las fuerzas con-gresistas fue evidente. El Presidente Balmaceda reconoció su derrota y di-mitió de su cargo el 29 de agosto de 1891, entregando el mando del país al general Manuel Baquedano. Ese mis-mo día se dio comienzo a un violento saqueo a las residencias de los parti-darios del derrotado presidente José Manuel Balmaceda, en la ciudad de Santiago y otras ciudades. Este con-flicto involucró a todo el tejido social del país, generando todo tipo de con-secuencias: políticas, económicas, so-ciales y culturales.

Diversos autores han entregado sus particulares interpretaciones acerca de esta guerra civil. Algunos han he-cho especial hincapié en la personali-dad autoritaria de Balmaceda, la que en síntesis genera este conflicto. Hay otros que describen a este presidente de la República como un ente que di-vidió internamente al país, y otros van más allá de estas causas políticas o psicológicas, buscando explicar este conflicto a partir de la pugna de inte-reses económicos entre una élite más tradicional, acostumbrada a detentar el poder total y una nueva oligarquía emergente, más bien moderna, que junto a Balmaceda les permitiría sen-tar las bases de un Estado moderno.

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La revolución de 1891 ha pasado a la historia como uno de los acon-tecimientos bélicos internos más dramáticos que han sacudido el alma nacional. Si bien antes el país experimentó un hecho de esta na-turaleza, la revolución de Manuel Montt Torres (1851-1859) ésta no tuvo tanta connotación, ni registró la muerte de aproximadamente diez mil connacionales. San Felipe, también registra algunos aconteci-mientos que marcan este deterioro de la democracia chilena y que de alguna manera u otra, cobra im-portancia en nuestra historia local por la participación que le cupo al presbítero José Agustín Gómez. Periódicos como El Censor, La In-dustria, El Sanfelipeño y La Unión Liberal, informaron de este hecho con sendos titulares.

Cabe destacar las informacio-nes entregadas por el periódico “El Sanfelipeño”, del día 12 de ju-nio de 1892 y que más bien obe-dece a una carta enviada por un ciudadano que no se identifi-ca el cual argumenta las causas que originaron la Revolución de 1891. Ésta no está firmada y lle-va a modo de título “Ciudadano emite sus consideraciones con respecto al gobierno de Balma-ceda”. Transcripción textual de dicho documento:

“Me dice Ud. que le fué mui que yo, antiguo opositor de todos los gobier-nos, porque intervenían en las eleccio-nes i hacian de esta manifestacion una farsa escandalosa, no me pusiera del lado de la insurreccion que tenia por principal objeto reivindicar tan precio-so derecho.

Ud. sabe que la causa aparente de la revolucion fué el pretesto de la supedi-tacion del Ejecutivo sobre el Congreso.

Este se creyo con derecho para cen-surar un ministerio, porque no salia del seno de la mayoria del Congreso, obrando asi contra la Constitucion. Contra ésta aplazó tambien el cobro de las contribuciones, i no aprobo los presupuestos ni fijó las fuerzas de mar i tierra.

Estas leyes son méramente económi-cas i no politicas. La verdadera causa de

la revolucion del 7 de Enero de 1891, fue la intervencion oficial en la futura eleccion de Presidente de la Republica a favor de don Enrique Sanfuentes.

Si solo en nombre de este abuso se hu-biera producido la insurreccion, yo ha-bria sido el de los primeros, en tomar las armas para para reivindicar ese derecho de libertad. Base de los pueblos demo-craticos que se rien por instituciones li-bres; pero solo matando al interventor i no al pais, porque nadie tiene derecho para atentar contra la vida de éste: i si, contra los tiranos o contra los déspotas.

No acepté, pues, los motivos en que se fundó el alzamiento en nombre de la violación de las leyes i la Constitucion. Pensé i observé que era el Congreso que faltó a sus mas primordiales debe-res quebrantando las leyes i la Consti-tucion i atentado, en contra la vida del Estado, haciendo de leyes económicas, leyes politicas que, por su inestabilidad, son funestas i disol-ventes, por lo cual, siempre que se las conceptúe de este modo político, ven-dra el aniquilamien-to i la ruina del pais.

No habiendo Bal-maceda quebrantado las leyes ni la Cons-titucion porque si-guió gobernando sin

las que el Congreso tenia la obligacion esencial de aprobar para la marcha re-gular del Estado, sino para la subsis-tencia de su vida, a lo menos para su existencia desapareció la causa vieja i primitiva que amenazaba estallar con todos los gobiernos, para pasar a ser un motivo secundario. Naturalmente, que yo, como patriota, no podia aceptar la revolucion por un motivo secundario, cuando ella es solo justificable para de-rrocar la tirania que invade los derechos de la sociedad i del individuo.

Estimando que Balmaceda estaba mui lejos de ser un tirano antes del 7 de ene-ro, sino que por el contrario, es el único gobierno que respetó a la libertad i los partidos i engrandeció el pais, cual nin-gun hombre, me puse de su lado con fé i entusiasmo, aunque no aceptaba i me repugnaba sus titulos de heredero de la intervencion de todos los gobiernos ha-bidos en Chile.”

San Felipe y su breve implicancia en la Revolución de 1891

Revolución de 1891San Felipe, Diciembre 2011

Tras las batallas de Con Con y Plácilla Balmaceda reconoce su derrota el 29 de agosto de 1891 entregando el mando al General Manuel Baquedano.

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Revolución de 1891San Felipe, Diciembre 2011

Círculo Montt-Varista y su real posición frente a

Manuel Balmaceda“El Sanfelipeño”, 14 de agosto de 1892.

(Transcripción textual). “El circulo montt-varis-ta y los demas Sres. opositores que cooperaron en la eleccion del Sr. Balmaceda, fueron amigos de éste solo por conveniencia i para satisfacer ambiciones personales; pero no por ideas poli-ticas ni propósitos levantados.

Los montt-varistas estan en la oposicion por-que no se les dejo mandar en absoluto i disponer a su antojo del gobierno.

Los mocetones i otros liberales están en la en la oposición, porque al uno no se le nombra Ministro en Alemania, al otro presidente de la Cámara, al de mas alla consejero de Estado, al de mas acá abogado de los ferrocarriles, u otro puesto por el estilo, etc, etc. Esta es la verdad des-nuda”.

Un año desde la Revolución Balmacedista

“El Censor”, 18 de septiembre de 1892. (Transcripción textual) “Hara un año en que el Excmo., don Jose Manuel Balmaceda, rindiera el jeneroso tributo de su vida en aras de la liber-tad de su patria. Encerrado en jeneroso celo para escapar a la persecución tenaz de sus enemigos, despues de haberlo noqueado en hogar y tratar de encarnecer su nombre, creyó que nada mas podia ofrecer para aplacarla furia de sus enemi-gos y librar a sus amigos de las vejaciones de las que eran objeto, en jenerosa vida.

No trepidó, en consumar su sacrificio para pa-sar a ocupar entre los inmortales el lugar que le correspondía...”

Mientras la sociedad sanfelipeña aún discutía los pormenores de las causas que originaron la denominada Revolu-ción de Balmaceda, el agro sanfelipe-ño experimentaba una de las más seve-ras sequías del siglo. Esta dificultad trajo consigo un excesivo encarecimiento de la escasa producción agrícola. He aquí una información de la época:

Sequía afecta a la agricultura en Aconcagua

“El Sanfelipeño”, 12 de junio de 1892. (Trans-cripción textual) “Dicen por demas es la situa-cion en que se encuentran los agricultores por la falta de lluvias. Estamos en pleno invierno i no hemos tenido ni siquiera una lluvia, porque los aguaceros anteriores no han servido sino para regar nuestras calles, que lo que es al campo no le han reportado ningun beneficio.

Ya piensan los propietarios en regar sus viñas, porque la falta de lluvia tiene el terreno comple-tamente seco con perjuicio de la vida de la plan-ta. En cuanto a los sembradores, estan clamando al cielo para poder romper sus tierras i por con-siguiente sembrar.

La falta de lluvia ha traido las heladas que son verdaderas nevazones i un frio intensisimo como no se hacia notar muchos años atrás. En todo caso esperamos se modifique este estado atmos-

férico i vengan lluvias provechosas que mejoren la situacion agricola de nuestra provincia.

Tenemos ya demasiado con las calamidades que sobre nuestra patria han caido, para que a estas vengan a añadirse la sequia. En otros tiem-pos hemos tenido años secos, que han sido la verdadera miseria i que todavía, con justo pesar, recuerdan nuestros mayores”.

Qué duda cabe que la amis-tad que se iniciara en la segunda mitad del siglo XIX en el Semina-rio Conciliar de Santiago, entre José Agustín Gómez y José Ma-nuel Balmaceda, perduraría en

el tiempo, marcando una de las épocas más controvertidas de la política chilena de fines de 1891 y especialmente en lo que ata-ñe a San Felipe de Aconcagua. Agustín Gómez había realizado una loable labor en beneficio de los más desposeídos y cuan-do se suscitó la guerra del Pací-fico (1879-1884), este sacerdote cumplió un rol fundamental en la formación del Batallón Acon-cagua Nº 1, pero sería la ruptura del período democrático de Bal-maceda lo que lo llevará a pa-decer una persecución política por parte de los partidarios de Domingo Santa María.

Guillermo Robles García, autor de innumerables artículos escri-tos para los periódicos El Acon-

cagua, La Estrella y El Defensor, entre los años 1894 y 1901, en este último encontramos una crónica que nos da cuenta de los difíciles momentos que este siervo de Dios le correspondió vi-vir por haber apoyado la causa Balmacedista.

¿El cura Gomez santo o demonio?

Periódico “El Defensor”, marzo de 1895. Escribe Guillermo Robles Gar-cía. (Transcripción textual) “Los que durante algunos años de permanecia en San Felipe, conocimos de cerca las bellas cualidades que lo adornaban, podemos explicarnos que generalmen-te sin recursos alguno, llevase hacia feliz término las obras abnegadas i be-

Presbítero José Agustín Gómez y su participación en la Revolución de 1891

Documento firmado por el alcaide de Santiago el que deja constancia del ingreso de los sanfelipe-ños: Maximo Avedaño (padre) y Ricardo Avenda-ño (hijo) en calidad de presos políticos, el 23-01-1891.

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néficas que emprendía. Por sobre todas estas cualidades debemos hacer resaltar una que se va haciendo cada vez mas rara entre los hombres i que el poseía en alto grado: su absoluto desinteres. De las numerosas dadivas que recibia como ayuda para sus obras benéficas, jamás empleaba un centavo para sus usos personales: todo era destinado para el alivio de sus huérfanos i pobres, como quedo demostrado en diciembre del año 1866 cuando comenzó a espar-cirse por la ciudad el siniestro rumor que en la vecina villa de Santa Maria había aparecido la temible epidemia del llamado “cólera morbus” i con mo-tivo de tan alarmante conocimiento , San Felipe tuvo ocasión de convencer-se plenamente de toda la sublime ab-negación que era capaz de desplegar el cura Gomez.

La primera medida tomada por este sacerdote fue la de improvisar un la-zareto a donde eran trasladados los enfermos de cólera con el fin de ais-larlos. Fue aquí donde el cura Gomez llevo acabo actos repetidos que revelan

la sublime abnegación de que estaba animado. Si Napoleon I para infundir confianza variolosos i a su ejercito, vi-sito a los apestados de Jaffa i llego has-ta tocar sus ulceras, el cura Gomez en Santa Maria transportaba el mismo en su carruaje a las personas atacadas, pro-digándoles sus consuelos, llevándolas en sus propios brazos, exponiéndose de esta manera a coger el contajio i sin demostrar el mas leve recelo ni temor.

I llego por fin la contienda civil de 1891. En presencia de este aconteci-miento encontrose el cura Gomez an-tes de uno de esos terrible dilemas que suelen surgir en la vida de los hombres. La revolución de 1891 no presentaba bajo ningún aspecto un carácter reli-jioso. No iba a dirimirse en ella la suer-te de la Iglesia católica. La razón polí-tica, que muchas veces es desdeñable, le aconsejaba estar en esta ocasión al lado del partido conservador, que con mui raras excepciones constituía el nu-cleo mas poderoso de oposición al pre-sidente Balmaceda; por otra parte la razón humana le indicaba claramente seguir el camino de la gratitud hacia el hombre que le había colmado de bene-ficios en ayuda de sus obras caritativas. En presencia de de esta lucha librada en sus espíritu, él optó por obedecer a la razón humana, abrazando decidida-mente la causa del presidente Balmace-da.

Triunfante la revolución, el cura Go-mez se vio obligado de dejar la parro-quia de San Felipe. Ese 28 de agosto de 1891, estaba amargado hasta el fondo del alma. La revolución había triunfa-do en una guerra sangrienta que había

costado al país diez mil muertos y el Presidente Balmaceda, deponiendo el mando supremo en el General Baque-dano, se había asilado en la Legación Argentina. También en San Felipe, los revolucionarios triunfantes salían a las calles, gritaban consignas, ubicaban las casas de los partidarios del Presidente y las asaltaban con una demencia fuera de todo control. Así fue que llegaron, dos días después, a la casa parroquial de José Agustín Gómez, una turba que dando golpes en la puerta gritaba. – i Muera Balmaceda!, i Viva el Congre-so! i Fuera los traidores! El presbítero José Agustín los enfrentó, mas ellos le gritaron: - i Fuera el cura traidor! Ma-niatado como un criminal, el sacerdote fue conducido a una celda de la cárcel de la ciudad. i Allí había ido tantas ve-ces, como párroco, para consolar y ayu-dar a los prisioneros! Ahora estaba él en el banquillo de la celda solitaria y no había nadie que le pudiera prestar al-gún consuelo. Solamente las oraciones y las lágrimas de sus huérfanos, de los enfermos y de sus hijas las Hospitala-rias, le daban un poco de luz. Sabía que oraban por él”.

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Carta de Maximo y Ricardo Avendaño dirijida al Intendente de Santiago con fecha 10 de no-viembre de 1891 donde solicitan el traslado a la cárcel de San Felipe por grave enfermedad de Adela Cueto Guzman, esposa de Maximo Aven-daño, heroe de la Guerra del Pacífico quien fue encarcelado por defender la causa del Gobier-no de José Manuel Balmaceda.

Inserto publicado en el periodico el Sanfelipe-ño de fecha 02 de septiembre de 1891.

Presbitero José Agustín Gómez en el frontis del asilo del Sagrado Corazón junto a soldados heridos en la Guerra del Pacífico y huerfanos que dejó este conflicto bélico con Perú y Bolivia.

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Acontecimientos sociales de la época

Instituciones fundadas entre 1860 y 1930, las que se hicieron merecedoras

1888.Conformación de la Agrupación Democrática, institución al servicio de los obreros y trabajadores.

1888.Construcción del Cuartel de la Guardia Cívi-ca, en terrenos donados por la municipalidad de San Fe-lipe.

1888. Club de Tiro al Blan-co, entidad fundada por Higinio Bruna y Carlos Abel entre otros vecinos de San Felipe.

1891. Fundación de las escuelas Superior Nº 1 y Nº 2, educación primaria bajo el mandato de José Manuel Balmaceda.

1892. Se crea la primera entidad de socorros mutuos con la denominación “Sociedad de Artesanos La Unión”, fundada por Juan Gregorio Vicencio y Manuel Ladrón de Guevara.

1894. Se constituye la Liga de Estudiantes Pobres bajo el alero del Liceo de San Felipe.

1896. Instauración del Club Alianza Liberal, entidad presidida por Manuel J. Urquieta.

Integrantes de la Sociedad de Socorros Mutuos “Sociedad Artesanos La Unión de San Felipe” fotografía del aniversario celebrado en 1925.

Cuartel de la Policía Fiscal construí-do en 1907, Avenida de las Delicias.

Oficiales del Rgto. Yungay, año 1910, celebración del centenario.

Aviso comercial del periódico La Nueva Prensa, septiembre de 1940.

Analgésico que lideró la venta de este tipo de fármacos en el país a contar de 1930, avisaje diario “La Voz de Aconcagua”.

Teatro Municipal exhibe película mexica-na, avisaje diario El Trabajo 1930.

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a ocupar un espacio en periódicos fundados en San Felipe 1910. Conformación Sociedad de Socorros

Mutuos “Manuel Rodríguez”.

1912. Creación de la Asociación de Fútbol de San Felipe.

1913. Fundación Sociedad de Carpinteros, al-bañiles y estucadores “El Progreso”.

1917. Constitución de Lawn Tennis Club.

1920. Fundación de la Cruz Roja, filial San Feli-pe, creada a instancias del Dr. Luis Gajardo Gue-rrero.

1900. Un grupo de conno-tados sanfelipeños fundan el “Club de la Unión”.

1908. Creación del Club de San Felipe, conformado por la colonia española residente.

1909. Fundación de Logia Masónica “Patria y Libertad”.

1910. Fundación de Instituto Arturo Prat, hoy Instituto Abdón Cifuentes

1925. Fundación de la agru-pación de profesores de San Fe-lipe.

1925. Fundación de la Dió-cesis de San Felipe de Aconca-gua.

1926. Instauración de la Fe-deración de Natación y Water-polo de San Felipe.

1928. Creación del Club de Ajedrez.

1929. Fundación Rotary Club.

1929. Constitución Asocia-ción de Basket-bal de San Feli-pe.

1929. Constitución Asocia-ción de Ciclistas de San Felipe.

Fundación del Moto Club de San Felipe en 1930, (foto gentille-za Chaleco Montenegro).

Curtiembre Lafon (1874-2000) , una de las principales industras en Chile en el rubro de la produción de cueros y suelas. Fabricantes de las botas de guerra que los soldados de los batallones Aconcagua usaron durante la Guerra del Pacífico (1879-1884).

Conservera Pentzke, primera industria en la elaboración de productos enlatados. Fundada por Ernst Pentzke en 1906, hoy es una de las más importantes empresas a nivel nacional con exporta-ciones a más de sesenta países. En el grabado se aprecian las instalaciones correspondientes al año 1916, fecha en la que instituye la marca “Dos Caballos”, la que ha mantenido vigente hasta la fecha.

Acontecimientos sociales de la época

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Innumerables festividades se progra-maron durante el gobierno de Pedro Montt Montt (1906-1910), quien fallece el 16 de agosto de 1910, en Alemania, mientras realizaba una visita de Estado. De manera transitoria asume el minis-tro del Interior, Elías Fernández Albano, quien convoca en 90 días a elecciones populares, siendo electo presidente Ramón Barros Luco (1910-1915). Esta im-portante conmemoración contó con la visita de los presidentes de Argentina, Perú, Ecuador, Colombia y Venezue-la. En este ámbito, el gobierno destinó para Santiago millonarios recursos, prin-cipalmente en el mejoramiento urbano, que a la fecha sólo contaba con alum-brado eléctrico en las principales calles del centro. También hubo que construir tuberías de cemento para desconges-

tionar el alcantarillado existente. Dentro de las obras emblemáticas se cuenta la inauguración del Museo de Bellas Artes; la Estación de Ferrocarriles denomina-da “Mapocho” y otras obras de repa-raciones en edificios públicos cercanos al Palacio de La Moneda.

Además el presidente Barros Luco se abocó a realizar un amplio programa cultural que comprendió diferentes actividades: puestas en escena en el Teatro Municipal de las Óperas Aída y Carmen; inauguración de la exposición histórica de trajes de combate y arma-mentos de la época en el Palacio Ur-meneta; publicación de libros, revistas y periódicos de la conformación de la Primera Junta Nacional y la reedición formato cuartilla del decreto supremo

firmado por don Bernardo O’Higgins, el 12 de febrero de 1818, donde declara la Independencia de nuestro país.

No obstante el jolgorio reinante en la

capital en otras ciudades del país es-tas celebraciones no tuvieron el mismo brillo. Los diarios: El Mercurio, Las Últimas Noticias, El Ilustrado y el periódico El Maipú, cuestionaron los escasos recur-sos destinados a las provincias para esta celebración, a lo que se sumó el airado reclamo por el excesivo gasto que se empleó en celebrar este ani-versario en la capital. La prensa en sus diferentes artículos y editoriales fue rigu-rosa en castigar el uso indebido de los escasos recursos económicos existentes en las arcas fiscales, mientras el país vi-vía una crisis económica de proporcio-nes, sumándose a lo anterior, las zonas devastadas por el terremoto de 1906, situación que la clase política parecía ignoraba las principales necesidades del pueblo. Este centenario será recor-dado más bien por las innumerables críticas a los gobiernos de Pedro Montt Montt y de Ramón Barros Luco que por un importante sector del pueblo chi-leno, el que no se sintió identificado con la conmemoración de este pri-mer siglo de Independencia.

Nuestra ciudad al igual que otras con similares características se sumó a esta celebración. Eugenio Sánchez Cerda (1909-1913) era Intendente del Departamento de San Felipe y alcal-de Manuel 2º Salas, quienes elabo-raron una extensa nómina de activi-dades para celebrar con entusiasmo esta festividad patriótica. Una de las

primeras acciones que se llevaron a cabo fue organizar un directorio que estuviese integrado por las más des-tacadas autoridades, personalidades y extranjeros residentes en el depar-tamento. Dicho comité según lo que informó el diario “La Prensa” de fecha del 27 de abril de 1910, hace men-ción a lo siguiente:

“Directorio que integra la ce-lebración del Primer Cente-nario de la Independencia”

“La Prensa”, 27 de Abril de 1910. (Trans-cripción textual)

“Se designa a las siguientes personas: Se-ñor Eujenio Sánchez, intendente de la pro-vincia, señor Lorenzo Astorga, juez letrado, señor Manuel Moore, comandante jeneral de armas; señor Moisés Anabalon, coman-

dante del rejimiento Yungai; señor Rober-to Huméres, rector del Liceo; señores Luis A. Cereceda, Manuel 2° Salas i Manuel L. de Guevara, primero, segundo i tercer al-caldes, respectivamente señor Florentino Herrera, prefecto de policia, señor Rodolfo Valenzuela Rójas, visitador de escuelas; se-ñores presidentes de las instituciones Club de la Union, Club San Felipe, Artesanos La Union i Union Nacional Manuel Rodri-guez, señor José F. Mesina, sub inspector de

alcoholes”.

“I en representacion del comercio, to-mando en cuenta su nacionalidad, fueron designados los siguientes caballeros: Señor Francisco Stemann, aleman; señores Dona-to Elorza i Juan Zuazo, españoles; señor Al-fonso Darricades, frances; señor Juan Banfi, italiano; señor Pedro Malfanti, suizo, i el señor Bernardo Corrales, chileno.”

Celebración Primer centenario de nuestra Independencia Nacional

Celebración del CentenarioSan Felipe, Diciembre 2011

San Felipe y la celebración del Primer Centenario

Adaptación para teatro de la novela “La dama de las camelias” escrita por Alejandro Dumas (hijo). Puesta en escena en San Feli-pe en 1910 por eleco del Teatro Municipal de Santiago.

Primer medio de transporte público, tranvías tirados por caballos. La ima-gen corresponde a 1910 y se sitúa frente al municipio sanfelipeño.

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“La Municipalidad reparará puen-tes, empedrados, asfaltos i baldosas de aquellas calles que carezcan de estos elementos. Estos trabajos se realizaran en el plazo comprendido entre el 1° de Abril i el 1° de Setiembre. Se inaugu-rarán dos monumentos construidos en bronce: al patriota Manuel Rodri-guez i al presbítero José Agustin Gó-mez, a ambos se les colocara una placa recordatoria. Los dos seran ubicados en la alameda Chacabuco. La escultu-ra en bronce construida en homenaje a Manuel Rodriguez, irá colocada so-bre una columna de piedra en recono-cimiento a su valiosa entrega en la li-beración de nuestro país de las fuerzas invasoras realistas. Especial considera-ción merecerá la estatua del presbíte-ro Gómez, la que se ubicara frente a la antigua parroquia, convento i asilo del “Sagrado Corazón de Jesús”, quien tuvo una activa participación en la Guerra del Pacifico, formando el bata-llón Aconcagua Nº1.”

“Los diarios convocaran a certámenes literarios i pre-miarán con sumas de di-nero i la publicacion de las tres mejores com-posiciones sobre te-mas que fijaran una comisión formadas por profesores i es-critores antes del 1° de Julio”.

“Será necesario que los habitantes i autoridades de esta ciudad “siempre heroi-ca” practiquen un cuida-doso aseo en toda la ciudad. Este trabajo se hará durante los meses de julio i agosto, donde se exiji-rá el lavado de las fachadas en los edi-ficios i trabajos de pintura en el frontis de las casas”.

“Se obligará a los propietarios a de-jar limpias las calles. Los dueños de conventillos i habitaciones de obreros seran obligados a hacer un blanqueo en los patios i cuartos (…) Los grifos de la Plaza, deberan ser pintados antes del 1° de agosto. Las estatuas, jarrones

i pedestales de mármol se lavarán para quitar las manchas impresas por las manos de algunos bárbaros”.

“Las Escuelas Superiores que se construyeron en el Gobierno del señor Balmaceda, éstas abrirán esposiciones con trabajos que darán a conocer la instrucción primaria urbana i rural i parte del antiguo mobiliario existente. En tanto el Liceo de Niñas hará una exhibicion de cuadros al oleo, acuare-las i dibujos de las alumnas i ex alum-nas. El Liceo de Hombres organizará una esposicion de dibujos, planos, mapas de geografía, diagramas, herba-

rios, colecciones de minerales i objetos antiguos que es-

tarán abiertos al público en dependencias de su

museo de historia na-tural”.

“Los coches, tranvias, carretelas i carretones debe-rán circular duran-te todo el mes de setiembre adorna-

dos con banderolas de los colores patrios.

La Plaza de Armas, la avenida Riquelme, esta-

cion de los ferrocarriles i las alamedas de las “Delicias”

i “Chacabuco” serán adornadas con gallardetes i escudos. Se fijaran placas conmemorativas en los edificios de la Intendencia, municipalidad i escuelas superiores de la calle Freire”.

“Se pedirá a los vecinos izar la ban-dera nacional desde el 16 julio hasta el 30 de Setiembre, además de adornar el frontis de sus casas con motivos alu-sivos a esta ceremonia. Los niños de las Escuelas primarias deberán desfilar

durante las tardes por las principales calles durante el mes de setiembre, llevando el tricolor chileno i acompa-ñados por la banda de guerra del reji-miento Yungai. En los edificios de la Intendencia i de la Municipalidad se izarán las banderas de Arjentina, Bra-sil, Ecuador i Venezuela, al lado del emblema nacional”.

“La Sociedad de Artesanos “La Union” junto a la escuela nocturna que sostiene dicha institución, abrirá las puertas de su biblioteca a la clase obrera, donde se regalaran libros a los mejores lectores de la institucion”.

“El 16 de Setiembre se iniciarán las fiestas del centenario en el teatro mu-nicipal de San Felipe, considerándose el siguiente programa: 1. Lectura de los mejores trabajos literarios de los alumnos de los colejios de instrucción primaria i secundaria. 2. Interpreta-cion de piezas musicales por parte de los alumnos del sexto año de humani-dades del Liceo San Felipe bajo la di-rección del profesor Federico Cobo.”

“El 18 de setiembre en el teatro mu-nicipal tendra lugar una gran gala mu-sical en la que participaran tenores, barítonos, sopranos i mezzosopranos, alumnos destacados de la escuela de ópera del teatro municipal de Santia-go. Este magno acto será presidido por el Señor Eujenio Sánchez, inten-dente de la provincia, señor Lorenzo Astorga, juez letrado, señor Manuel Moore, comandante jeneral de armas; señor Moisés Anabalon, comandante del rejimiento Yungai; señor Roberto Huméres, rector del Liceo; señores Manuel 2° Salas, Luis A. Cereceda i Manuel L. de Guevara, primero, se-gundo i tercer alcaldes”.

“La Alcaldía contrara por los me-

“Obras a realizarse en San Felipe con motivo de la celebración del Centenario”“La Prensa”, 30 de Abril de 1910. (Trans-

cripción textual)

Celebración del CentenarioSan Felipe, Diciembre 2011

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Celebración del CentenarioSan Felipe, Diciembre 2011

“Un centenario es un centenario i hai que celebrarlo como Dios manda, homenajear a los héroes i mártires. Motivo mas que sufi-ciente, festejar de esta manera los cien años de la libertad de Chile. Pero esta celebración omitió una arista relevante, no indicó en el programa (¿error u olvido involuntario?)el desfile que realizaron los soldados vestidos a la usanza de los que combatieron en la In-dependencia i en la Guerra del Pacifico. Este acto patriótico lo integraron en su mayoría, ex soldados que formaron el batallón Aconca-gua Nº 1, todos ellos héroes pero aún anóni-mos para ciertas autoridades. Las jentes en las calles fue lo que mas aplaudió, algo que por lo visto no agradó al comité organizador. Este ejemplo de los patriotas sanfelipeños hai que resaltarlo por el injenio que demostraron que sin contar con ningún centavo ajeno a la acos-tumbrada pobreza de sus bolsillos, entregaron algo jenuino”.

“No se crea que estamos criticando este ani-versario, ni el poco interes de las autoridades en que fuera mejor, pero tampoco podemos elojiarlo. Si observamos estos actos, muchos no se diferencian de celebraciones que ya he-mos conocido. Aquí, si algo hai que destacar fué la jenerosidad nunca antes vista de los due-ños de fundos i haciendas, los que al igual que los viñateros, no sacaron cuentas en donar varios toneles de buen tinto, el que acompañado de abundante car-ne de vacuno, deleitaron por varios días los paladares poco refinados de trabajadores, inquilinos i vagos de mala memoria que se aprovecharon de mal modo de estos condumios. Algunos de tanto beber fueron tum-bados en mitad de semana, descui-dando cosechas i regadios. Muchos de ellos hablaban que esta si fué la verdadera fiesta de los cien años del pueblo chileno”.

“En lo referido a algunos aspectos morales que este diario ha venido criticando fuertemen-te en días pasados, las calles mantuvieron un discreto aseo i recato. Ver a cualquier hora del dia, a damiselas luciendo provocativamente sus cuerpos no era posible verlos en las calles Nava-rro, Las Heras i Abraham Ahumada. Muchas de estas casas de remolienda fueron clausuradas por el municipio i los garitos tuvieron que irse a las afueras i por lo tanto hubo una tregua moral que las personas piadosas valoraron con mucha gratitud porque ahora podían caminar tranqui-las sin ser asediadas por el pecado de la carne. En fin de cuentas para nuestro diario no sabemos si este centenario pasará a la historia, serán las futuras jeneraciones las que podrán juzgar”

“Con entusiasmo el pue-blo vivió esta importante efeméride con chuicos i damajuanas”“La Prensa”, 15 de diciembre de 1910. (Transcripción textual

y parcial)

ses de octubre i noviembre una exhi-bición de biógrafo al aire libre en la que se mostraran retratos de los pro hombres chilenos. Al final de cada ex-hibición habrá una muestra de fuegos artificiales. Los Clubs de la Union i de Tiro al Blanco organizarán carreras de caballos, de bicicletas i de tiro al blan-co, donde se entregarán importantes premios en dinero a los ganadores. Se invitará a los ciudadanos españoles, italianos, franceses i suizos residentes en nuestra ciudad para que se sumen a celebración con una muestra típica de bailes i danzas de sus respectivos paí-ses en el mes de diciembre.”

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Celebración del CentenarioSan Felipe, Diciembre 2011

San Felipe, 01 Setiembre de 1910.

Sr: Director del periódico popularDon Juan Ceron

Mi mui estimado señor:

Debo comunicar a usted mi mas grande molestia por hechos reñidos con la moral publica que mucha frecuencia están ocurriendo cada noche en algunas de nuestras calles, ejemplo Las Heras, Abraham Ahumada i en la calle Navarro, entre las alamedas Chacabuco i la Avenida de Las Delicias, actos de impudicia que se realizan a plena luz del dia, atentando contra la moral i que decir de la falta absoluta de recato de algunas mujeres cuando ya oscurece. Si en el dia esta escasez de pudor es tan frecuente, me cuesta describir a usted lo que ocurre por las noches donde transitan de manera solapada personajes que son directores de diarios i que se dicen respetables. Estos señores son los directores “El Comercio”, “La Voz de Aconcagua” y “El Observador”, junto a otros adinerados ciudadanos que andan en busqueda del placer de la carne, mientras en sus hogares sus devotas esposas los creen reunidos en el Club de “La Union”.

Señor Director, los rumores que son de publico conocimiento hablan que con motivo de los primeros cien años de la Independencia de nuestra patria, estos burdeles tiraran la casa por la ventana, anunciando un verdadero continjente de niñas felices i livianas de casco, que viajaran en tren desde Valparaíso i Santiago para reforzar el actual continjente de damas de dudosa reputa-cion. Los vecinos de la calle Navarro estan mui consternados por esta fiesta indecorosa en la cual ciertos distinguidos sanfelipeños desean celebrar tan importante fecha para nuestro pais. Señor Don Juan Cerón ruego a usted que interceda de manera urjente ante las autorida-des, a objeto de evitar actos inmorales, porque de lo contrario nos veremos en la obligación de hacer justicia con nuestras propias manos.

Saluda atentamente a Ud.

Adalicio Arteaga Recuero Ciudadano de buenas costumbres

*Nota: Carta publicada por el periódico popular y de corte satírico denominado, “Don Juan Cerón”, de fecha 4 de septiembre de 1910. Cabe destacar que éste es uno de los veinticuatro medios de prensa escrita. Fue fundado en San Felipe en noviembre de 1895.

“Una muestra del compromiso de los organizadores de esta conmemoración se tradujo en variadas actividades de carácter social, relijiosa, artística, cultural i militar. Esta celebración dio los resultados que se esperaban. El señor intendente i el señor Al-calde se preocuparon de reparar calles i ve-redas, limpieza de sitios eriazos convertidos

en basurales, sumándose a esto una campa-ña del hospital San Camilo para controlar la sarna, la viruela i enfermedades venéreas, especialmente en los conventillos donde ha-bía hacinamiento i promiscuidad”.

“El señor Intendente Eujenio Sánchez destacó las actividades artísticas i cultura-

les realizadas, principalmente la actuación de los alumnos de la Escuela de ópera del Teatro Municipal de Santiago. También fe-licitó a los educandos de los liceos San Feli-pe i de Niñas por la brillante participación en la muestra de pinturas al oleo, acuarelas, carboncillos, retratos i tinta china; además de planos i mapas geográficos, herbolarios i fotografías de las familias mas antiguas de la ciudad. En fin de cuentas San Felipe cum-plió con creces el programa que había elabo-rado para este centenario. En una próxima edición destinaremos una mayor cantidad de espacio para llevar las actividades mas trascendentales. ”

*Revisadas las ediciones posterio-res del Mercurio de Valparaíso hasta diciembre de 1913, no fue posible encontrar material periodístico al-guno en relación al centenario cele-brado en San Felipe.

“San Felipe, ciudad histórica celebra centenario de la Independencia”“El Mercurio de Valparaíso”, 20 de diciembre de 1910. (Transcripción textual)

Vista panorámica parcial de San Felipe de mediados de 1910. Al fondo se aprecia la antigua Iglesia de La Merced destruida por el terremoto de 1965.

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Hubo que esperar 50 años desde la modificación de la Ley de Elecciones de 1884 para que en el segundo perío-do presidencial de Arturo Alessandri Pal-ma (1932-1938) se aprobara la ley que permitía a las mujeres sufragar en las

elecciones comunales. Este gran paso se materializó en 1934, mediante la pro-mulgación de la ley Nº 5357 de fecha 18 de enero de 1934. Este primer triun-fo ciudadano obtenido por las mujeres más adelante les permitirá conquistar el derecho a sufragar por diputados, sena-dores y presidentes de la república.

Un caso histórico lo constituye San Felipe, cuando el 16 de mayo de 1935, la sanfelipeña Aída Nuño Jiménez es electa regidora por el partido Acción Nacional de Mujeres. Tras arduas discu-siones entre los electos regidores corres-pondía elegir a la primera autoridad. El día 10 de junio del mismo año asume como alcaldesa la primera sanfelipeña Aída Nuño Jiménez, quien conducirá los destinos del municipio hasta el 31 de julio de 1938. Su período no estuvo exento de una permanente e inusitada crítica de los regidores que por una unanimidad la eligieron alcaldesa. El periódico “La Nueva Prensa” de fecha de 13 de junio de 1935 destacaba este acontecimien-to histórico en la portada de su publica-ción.

Mujeres aconcagüinas en la historiaSan Felipe, diciembre 2011

Primera mujer sanfelipeña en inscribirse en la Junta CalificadoraSin duda, que una de las principa-

les consecuencias de la Revolución Francesa fue su influencia en Améri-ca. Qué duda cabe que el discurso en defensa del voto femenino, ava-lado por Abdón Cifuentes, el 16 de agosto de 1865, irrumpe en nuestra sociedad como una voz de alerta, argumentando “es un legítimo de-recho de la mujer chilena con edu-cación pueda optar a este benefi-cio. Lo encuentro inconcebible”.

Lamentablemente la propuesta

de Cifuentes, no prosperó. Tan sólo en el año 1875, un grupo de seño-ras de San Felipe y de La Serena, intentan inscribirse en la Junta Califi-cadora de elecciones de Santiago, amparándose en la “ambigüedad” de la Constitución de 1833, la que “otorgaba el voto a todos los “chi-lenos” mayores de 21 que supieran leer y escribir, sin hacer mención de sexo”. Esta acción fue la que causó la mayor polémica en la vida de-mocrática del país.

Domitila Silva y Lepe, prime-ra sanfelipeña inscrita en Junta Calificadora.“El Chacabuco”, 18 de octubre de 1875 (fragmento textual de noticia publicada)

“Hoy han sido cerrados los registros después de haber inscrito en la primera mesa de este pueblo a la señora Domitila Silva y Lepe. La mesa acordó unánimemente que la lei no la eximía, y por lo tanto no había inconvenien-te de llamarla ciudadano, puesto que contaba con todos los requisitos que aquella dispone. El círculo gobernista está profundamente aba-

tido y cada vez que piensan en la nueva lei de elecciones se les escapa un suspiro recordando su pasado poder. Llueven acusaciones al jura-do electoral”.

24ª sesión ordinaria de la Cá-mara de Diputados. Ministro Altamirano solicita pronuncia-miento de parlamentarios (frag-mento textual).Boletín interno de 13 de noviembre de 1875

“Eulogio Altamirano, Ministro del Inte-rior, el día 13 de noviembre de 1875 da a co-

nocer a la Cámara de Diputados el siguiente documento: A propósito de calificaciones he recibido un telegrama en que se me dice que en San Felipe se ha calificado una señora, Do-mitila Silva y Lepe. Algunas personas creen que si no se toma alguna medida sobre esto podrían calificarse un gran número de seño-ras. Tambien he sido informado por el señor intendente que la señora Antonia Tarragó, ha solicitado a la Junta calificadora ser aceptada en los registros de la Junta electoral. Así, yo quisiera que la Cámara manifestara alguna opinión, la cual sería naturalmente mui respe-table i podriamos darla como guia para todos”.

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El difícil periodo edilicio de esta sanfelipeña estuvo marcado por el fanatismo y la intole-rancia de los regidores de su época.

Domitila Silva y Lepe, fundadora 1874, alianza de Mujeres Demócraticas de Aconcagua.

Aida Nuño Jiménez primera alcaldesa sanfelipeña

La educadora sanfelipeña Antonia Tarra-gó González (1832-1910), funda en 1864 el colegio “Santa Teresa” con el fin de entregar instrucción secundaria femeni-na, cuyo objetivo era ilustrar a las mujeres para que éstas “desarrollaran su inteli-gencia, purificaran su moral y cultivaran sus facultades sicológicas”. Es recordada en el ámbito de la educación chilena por sus reiteradas solicitudes a los gobiernos de la época para que las alumnas de es-tos colegios pudieran tener acceso a los exámenes que exigía el Ministerio de Jus-ticia, Culto e Instrucción Pública y de esta manera ingresar a la universidad, lo que finalmente se consolido en 1877.

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Al centro Teresa de la Torre flanqueada por un grupo de damas pertenecientes al Partido Radical de San Felipe, quienes lucharon por los derechos de las mujeres.

Teresa de la Latorre, segunda alcaldesa de San Felipe (“El Trabajo”, 12 de Octubre de 1953. Transcripción textual y parcial)

“Tras dos períodos de ejercer como regi-dora de nuestra ciudad, Teresa de la Torre Salinas, perteneciente al partido radical es elegida por sus pares alcaldesa de San Feli-pe, período 1953-1956. Es dable destacar que la señora de la Torre contemplaba en su programa de trabajo la remodelación de la plaza de armas; ordenamiento del mata-dero municipal; organización de entidades femeninas para el estudio de la importancia de la mujer en los gobiernos comunales. En su calidad de artista contempló la creación del denominado grupo de “Las mujeres en la pintura de San Felipe”, que sería integrado por figuras ya reconocidas como Aristode-ma Jorquera de Lobo, Laura Sáa de Muñoz, Graciela Espinoza del Canto y Marta Gibbs Cood”.

Carlos Aravena Robles, en-trega su cargo de Alcalde a la regidora Teresa de la To-rre Salinas. (Transcripción tex-tual y parcial “La Nueva Prensa”, 31 de Octubre de 1951)

“En cumplimiento del Pacto elec-toral que eligió a mayoría de los regidores de la I. Municipalidad de San Felipe, firmado por los parti-dos Radical Socialcristiano, el 23 de Noviembre de este año debe pre-sentar su renuncia al cargo de Alcal-de el señor Carlos Aravena Robles de filiación Conservador Social-cristiano el que le será entregado a la distinguida dama y regidora ra-dical, señora Teresa de la Torre Sa-linas. No obstante este traspaso de mando experimentó un cambio in-usitado, al ser electo alcalde de San Felipe el señor Raimundo Lolas Lolas. El Partido Radical en sesión celebrada ese mismo día manifestó su molestia por el no cumplimiento del pacto electoral original que es-tablecía que en reemplazo del señor Aravena Robles, asumiría la alcal-día la regidora radical Teresa de la Torre. Cabe destacar en el período comprendido entre 1947-1950, fue electa también regidora Sara Peña Rivera (Partido Socialista).”

Cabe destacar en el perío-do comprendido entre 1947-1950, fueron electas regidoras dos mujeres aconcagüinas, Teresa de la Torres Salinas (Partido Radical) y Sara Peña Rivera (Partido Socialista)

Este insospechado triunfo

de la primera sanfelipeña en dirigir los destinos de nues-tra comuna, acrecentó aún más el interés de las mujeres por inscribirse en los registros electorales con la convicción que ellas tenían los mismos derechos ciudadanos de los hombres.

Otro acontecimiento que

marcará definitivamente los destinos de la política chilena es la promulgación de la ley Nº 9.292 de fecha 14 de enero de 1949, bajo la firma del en-tonces presidente de la Repú-blica, Gabriel González Vide-la, período 1946-1952 él que mediante la promulgación de la ley Nº 9292 de fecha 8 de enero de 1949, otorga el de-recho a votar a las mujeres en las elecciones para diputa-dos, senadores y presidentes de la república. El primer pre-sidente electo con el apoyo del voto femenino fue Carlos Ibáñez del Campo en 1952.

Alianza de Mujeres Demócraticas de Acon-cagua, (1874) en casa de Domitila Silva y Lepe.

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Mujeres que marcan el escenario político en Aconcagua

Mujeres aconcagüinas en la historia

Periódicos, revistas y diarios fundados en San Felipe entre los años 1860 a 1930.

El Chacabuco, Impr. de La Alianza, 1876-1879; El Aconcaguino, Impr. Acon-cagua, 1849-1850; La nueva prensa. Impr. La Semana, 1929-1956; La Opi-nión. 1925; Aconcagua magazine, 1934; Alma Femenina; Impr. La Voz de Aconcagua, 1920; El Correo de Aconcagua; Impr. del Pueblo, 1872; La Ver-dad, H. Casali M., 1921-1927; El Censor, Impr. Democrática, 1869-1902; El Sanfelipeño, Impr. de El Sanfelipeño, 1892-1901; La Voz de Aconcagua, Impr. La Voz de Aconcagua, 1899-1949; La Provincia. 1912-1921; Enfoques de Aconcagua., 1955-1959; El Estudiante 1919; La Ilustración, 1904; La Estre-lla 1902, La Unión de San Felipe,1897-1898; La Unión liberal. Impr. de La Unión Liberal, 1893-1900; El Apolo /órgano exclusivo de la Sociedad Lite-raria José Antonio Soffia. Impr. de El Censor 1888-1889; La Industria Impr. de El Comercio, 1883-1886; La Sirena, 1883; El Panteón universal, 1876; la Brisa de Chile, 1875-1876; El Colejial. Impr. del Mercurio, 1874; El Artesano. Impr. Democrática, 1872-1876; El Observador. Impr. del Pueblo, 1870-1872; El Doce de Febrero. Impr. de Aconcagua, 1838-1866; El Artesano Impr. De-mocrática, 1872-1876; El Trabajo, 1929-1970.

Archivo fotográfico: Propiedad Palo de Thade Editores, San Felipe.Prohibida su reproducción total o parcial.

Fuentes Bibliográficas: Biblioteca Nacional; Biblioteca del Congreso de Santiago y Biblioteca Vicuña Mackenna

Segunda Gobernadora Provincial, la sanfelipeña

Patricia Boffa Casas

Militante del partido Renova-ción Nacional asume el cargo de representante del presidente de la República, Sebastián Piñera Echenique, en el mes de junio del 2011.

Lily Pérez San Martín, primera Senadora por la, quinta región cordillera

Es electa por una amplia mayo-ría ciudadana la señora Lily Pérez San Martín, perteneciente al pac-to Coalición por el Cambio, perío-do 2010-2018.

Nuevas mujeres en el gobierno comunal

Durante los períodos 1996-2000 y 2000-2004 es electa concejal por el partido Renovación Nacional, Car-men Pino Rozas.

Adelaida Escalona Pino, período 2004-2008, electa concejal por el partido Demócrata Cristiano.

Adelaida Escalona Pino

Carmen Pino Rozas

En las elecciones munici-pales período 1971-1975, fue electa regidora del Partido Socialista, Adela Baraquet Jo-vatt.

Alcaldesa Subrogante, pe-ríodo 01 de Octubre de 1984 al 24 de Mayo de 1985. Marcela Cucurella Asenjo, arquitecto y directora de Obras Municipa-les, asumió transitoriamente el cargo de alcaldesa (S) por el período que se señala.

Primera Gobernadora Provincial de San Felipe

Durante el período presidencial de Michelle Bachelet Jeria, es designa-da Leticia Olavarría gobernadora de San Felipe por el período 2006-2007.

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