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San José(10)

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con tu vara y con tu Niño, aquí postrado a tus pies. te saludo con cariño, Hoy festejamos a san José, el hombre que más cerca ha estado de Jesucristo. San José supo vaciar su alma para que Dios la llenase de amor a fin de sostener en sus brazos al Niño, que era Hijo de Dios. Para poder llevar ese “peso” tenía el apoyo inconmensura -ble de la Madre, de su esposa, de la Virgen María.

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Buenos días, san

José,

con tu vara y con

tu Niño,

te saludo con

cariño,

aquí postrado a

tus pies.

Hoy

festejamos a

san José, el

hombre que

más cerca ha

estado de

Jesucristo.

San José supo

vaciar su alma

para que Dios la

llenase de amor a

fin de sostener en

sus brazos al

Niño, que era

Hijo de Dios.

Para poder

llevar ese

“peso” tenía

el apoyo

inconmensura

-ble de la

Madre, de su

esposa, de la

Virgen María.

San José fue quien

más cerca estuvo

de María. No fue

fácil ser esposo de

la Madre de Dios.

Tuvo que ser

humilde y fuerte a

la vez.

Vamos a

seguir su

vida, para

bendecir a

Dios ante la

grandeza

espiritual de

san José.

Comenzamos

con el

evangelio de

este día, según

el evangelista

san Mateo.

Mt 1, 16.18-21.24a

Dice así:

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la

cual nació Jesús,

llamado Cristo.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María su madre, estaba desposada con José y,

antes de

vivir

juntos,

resultó

que ella

esperaba

un hijo

por obra

del

Espíritu

Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería

denunciarla,

decidió

repudiarla

en secreto.

Pero, apenas

había tomado

esta

resolución, se

le apareció en

sueños un

ángel del

Señor que le

dijo:

José, hijo de

David, no

tengas reparo

en llevarte a

María, tu

mujer, porque

la criatura que

hay en ella

viene del

Espíritu Santo.

Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús,

porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Cuando José

se despertó,

hizo lo que le

había

mandado el

ángel del

Señor.

Palabra del Señor

El emperador romano

mandó un edicto, y José

y María tuvieron que ir a

Belén.

Al final,

tuvieron que

acomodarse

en un sitio

muy

humilde.

Y allí nació Jesús, el Redentor del mundo.

San José acomodó el pesebre

como pudo,

Pero también con ellos adoraba a Jesús.

A los

ocho días

era la

Circunci-

sión. San

José,

como

padre,

debía

señalar el

nombre

del Niño.

A los 40 días era la Presentación

de Jesús en el templo.

San José,

como

ofrenda,

sólo pudo

llevar un

par de

palomas.

Y

llegaron

los

magos

de

Oriente.

Pero, cuando se

marcharon los

magos, Dios le

anuncia a José,

por medio del

ángel, que debe

ir a Egipto con

María y el Niño.

Con grandes

dificultades,

pero puestos

en las manos

de Dios, José,

María y Jesús

fueron a

Egipto.

Allí, estando

como

emigrantes, iba

creciendo el

amor de san

José hacia Jesús.

modelo

para

todas

las

familias.

La paz y la

alegría

reinaban en

aquella casa,

a pesar de las

estrechezes

materiales.

Un ángel le

anuncia de

nuevo a José

que debe volver

a su tierra.

Había muerto

Herodes.

Y con alegría llegan

a Nazaret para

comenzar otra etapa

de su vida.

De nuevo vida de familiacon la paz

que da Dios a

los sencillos

de corazón.

San José era

artesano

(carpintero) y

tuvo que enseñar

al niño Jesús sus

artes para

“defenderse” en

la vida.

Con tan buen

maestro, el niño

Jesús aprendía

con rapidez y

seguridad.

También, san

José, junto con

la Virgen

María, tuvo

que enseñar a

Jesús a dirigir

sus plegarias a

Dios

todopoderoso y

eterno.

Llegó un momento

difícil en la vida de

san José. Jesús, que

tenía doce años, se

había perdido. Luego

vino la alegría de

encontrarlo en el

templo. Después les

diría Jesús que había

aprendido a llamar a

Dios: Padre.

De nuevo la vida de familia, en que Jesús “estaba

sujeto” en todo a san José.

Jesús iba

creciendo, y

la paz, la

armonía y la

oración

compartida

subía más

radiante al

Cielo.

Le llegó la hora de entregar

su alma al Creador. San José

moría con la muerte más

feliz, teniendo a su lado a

Jesús y a María.

Un día en el cielo Jesús mismo le coronaría.

Esto significa,

como dice santa

Teresa, que si en

la tierra Jesús

hacía lo que le

mandaba san

José, eso mismo

tiene que ser

ahora en el cielo.

Que la Virgen

María, junto con

san José, nos

ayuden a

caminar siempre

con Jesús.

AMEN