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Santa Teresa de Ávila Obra de Carmen Parra.

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Santa Teresa de ÁvilaObra de Carmen Parra.

ANDARIEGA Y MÍSTICA.

―Obra de Carmen Parra sobre Teresa de Jesús―

Manuel Olimón Nolasco

Academia Mexicana de la Historia.

A los oídos de cualquier peregrino extraviado en los tortuosos senderos del siglo XXI esos dos

sustantivos, andariega y mística no podrían caber juntos en una persona integrada y serena, sino

en un ser esquizofrénico y ajeno. Sin embargo, Teresa de Ávila sintetizó ambas realidades en una

vocación y un destino peculiares que traspasaron y seguirán traspasando las barreras de los siglos

y los valladares de los océanos. Apoyada en su cayado, recorrió los caminos de la España áspera y

fértil, oscura y dorada del siglo XVI. Y sigue trazando senderos, surcando mares y cielos en siembra

inacabada de un Amor que se esconde, se disfraza, elude presentar su rostro pero que también se

torna encontradizo y cosecha flores en el desierto. El Cantar bíblico de Salomón, el "Cantar de los

cantares" canta: "...Ha pasado el invierno...brotan flores en la vega,/ llega el tiempo de la poda,/ el

arrullo de la tórtola se deja oír en los campos;/ apuntan los frutos en la higuera,/ la viña en flor

difunde su perfume" (Cant. 2, 11-13) y San Juan de la Cruz: "Mil gracias derramando/ pasó por

estos sotos con presura;/ y yéndolos mirando,/con sola su figura/ vestidos los dejó de su

hermosura" (Cántico, 21-25).

Esta síntesis vital teresiana percibió y plasmó en esta obra que de su alma dio a la luz en figuras,

formas y colores Carmen Parra. Como todo lo suyo, es rompimiento de fealdad, anuncio feliz en

horizontes de malas noticias y reflexión en un ambiente de distracción y superficialidad. Teresa

mirando con atención el vetusto cráneo de Atapuerca desde su "castillo interior" es Carmen

extrayendo belleza y revistiendo de carne y vida a los huesos secos del mundo que nos rodea:

"flores en la vega", "viña en flor que difunde su perfume", paso presuroso que "vestidos los dejó

de su hermosura" son estas obras, regalo a los ojos, a la memoria y a la construcción del porvenir.

Me parece oír música deliciosa a pesar de la rudeza de los relatos de la santa de Ávila: "...El

tiempo lluvioso y los caminos embarrados dificultaron el trayecto, más pesado de lo que

imaginaron...anduvieron 'harto camino aquella noche con harto frío, y dormido en un lugar,

estando bien mala'"1 si bien no siempre, pues "...Quedaban siete leguas de camino real que

1 Proceso de Madrid, 1610. Cita en: Efrén de la Madre de Dios/ Ogger Steggink, TIempo y vida de Santa

Teresa, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1968, p. 416.

bordeaba el Tormes. El carro emprendió de nuevo su rítmico traqueteo, entre la bruma del río,

cada vez más clara con la fuerza del sol, y sobre el mediodía entraron en la ciudad..."2

¿Corazón de hielo o de fuego?

Blanco, transparente, frío como el hielo veo al corazón en una primera obra, escultura que me

lleva a preguntar: ¿puede haber un corazón de hielo?, ¿puede siquiera latir, superar la

inmovilidad, el anuncio de la decadencia, de la extinción? Veo al corazón en una caja: ¿olvido?,

¿desecho?, ¿depósito?, ¿tesoro?, ¿puede quedar un corazón encerrado en una caja?

Parece que sí, porque Carmen nos los pone delante con una belleza espléndida. Pero más bien

parece que no, porque veo que el corazón se enciende y que la caja no es ataúd de materia inerte

sino pregón de infinito impreso de la mano, puño, letra y cálamo de la santa de Ávila. Leo: "Nada

te turbe/ nada te espante/ todo se pasa/ Dios no se muda". Corazón encendido, corazones

encendidos. Corazón en incendio de amor, corazones en incendios de amor. Corazón llamado

(invitado, convocado, pero también envuelto en llamas) es el de Teresa y ha de ser el de todo

habitante que pasa por este mundo cuando ese incendio proclama: "quien a Dios tiene nada le

falta".

Alas, flechas, la mano que escribe...la mar surcando...

Abro el Diccionario de la Real Academia Española y encuentro: Palimpsesto. Manuscrito antiguo

que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente. Algo de eso descubro al

admirar uno a uno y guardar en la memoria visual el conjunto de veintidós palimpsestos en esta

colección hermosa. Algo, pues no es un manuscrito antiguo: es una conjunción de ángeles

portadores de flechas, de corazones, de la mano firme de la santa que sostiene la pluma de

escribir (¿de ángel, de fénix alada, de pavo real que anuncia el paraíso y la resurrección?). Algo,

pues sí descubro bajo las figuras antigua letra manuscrita y letra de molde moderna que revelan

líneas místicas teresianas que han superado la prueba del tiempo y han surcado la mar mil y una

veces, como los veleros que se vislumbran tímidos y fugaces en algunos de estos palimpsestos. He

visto, hemos visto centenares de ángeles salir de las manos ágiles de Carmen, pléyade celeste

juguetona a veces, protectora más, solemne y majestuosa algunas y los hemos visto también

disfrazados de mariposas monarca, de águilas o como manto dorado de la Virgen. Pero cada

2 Proceso de Ávila, 1610, Id., p. 417.

conjunto--y éste no es la excepción--tiene su misión propia, pues ángel no es nombre de esencia,

sino de envío, de tarea: ser mensajero, ser enviado, ángelos. La tarea aquí asignada es flechar,

inspirar, henchir el pecho de gozo. El ángel logró flechar a la que levantaba al cielo los ojos y la

derrotó, y su derrota se transformó en fuente cristalina. Teresa pareció deletrear: de las flechas

con que me flechaste he levantado una fuente.

"...también soy escritura". (Octavio Paz).

No podemos conocer a Teresa de Jesús sin su escritura. Ella misma es escritura. Al poner los ojos

sobre sus líneas comprendemos quién fue y quién es, sus límites y aspiraciones, sus inquietudes y

sus grandezas. Vagaron por España sus escritos; hicieron bien, causaron sospechas; siguen

haciendo bien, siguen causando sospechas: hace cuatro siglos, olor a herejía, a criptojudaísmo, a

insinuaciones del demonio; hace menos tiempo, olor a neurosis, a represión sexual, a

enfermedades corporales persistentes: pleuresía, tuberculosis... En uno de los procesos a los que

fue sometida (en 1595) dijo: "Dudo, Padre, si hay cuerpo humano hoy vivo que tanto mal haya

padecido como este mío".3 De todo esto sin duda ella se ríe hoy como se rió entonces, aunque

acuñó esta frase, que bien podemos asumir los habitantes de este siglo XXI: "Tiempos recios estos

que nos tocaron vivir en los que hablar y callar es igualmente peligroso". Véanse y admírense,

pues, estas obras pictóricas y téngase al lado los arroyos cristalinos de palabras que su alma vertió

en escritura. Leo por ahí en un palimpsesto: "Hirióme con una flecha enherbolada de amor,/ y mi

alma quedó hecha una con su Creador./ Yo ya no quiero otro amor..."

"...llama de amor viva/ que tiernamente hieres". (San Juan de la Cruz)

A manera de llegada a la cima del monte, la obra se llena de luz, la invade el color del cielo y

Teresa emprende el vuelo con alas propias, no prestadas. Mira la santa el pasado como en un

espejo en el cráneo ancestral de Atapuerca y el porvenir en la versión contemporánea de la

transverberación, que evoca el famosísimo conjunto escultórico de Gian Lorenzo Bernini en la

iglesia romana de Santa María de la Victoria, incapaz sin embargo, a pesar de su sublimidad, de

contener el mensaje escondido en "la experiencia mística de ser traspasado en el corazón

causando una gran herida".

3 Prologue, Marcelle Auclair al Le livre des fondations, Paris 1952, p. 5. (Original en francés).

El examen científico del cráneo de Atapuerca concluyó que pertenecía a "una especie muy

atlética y corpulenta"4; la transverberación, que resiste todo análisis científico, va más allá de la

pertenencia a una especie atlética y corpulenta, por eso sólo la escultura y la pintura pueden

vislumbrar esa experiencia, que nos convoca a afirmar la pertenencia a una familia divina.

Decía Sor Juana: "¡óyeme con los ojos, que están distantes tus oídos!" Y Carmen Parra nos hace

oír y ver en medio de un mundo de gritos y de sombras, los balbuceos y los trazos de Dios en esta

tierra que angustia y enamora.

Ser andariega y ser mística no son realidades contradictorias. Ni en Santa Teresa ni en Carmen,

su intérprete feliz e ilusionada.

4 Nota de EUropa Press, 18 febrero 2011.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Caja del corazón de Santa Teresa de Ávila.

15 x 22 x 7.5 cm.

Técnica mixta.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Serie Palimpsestos de Santa Teresa, 2015.

Técnica mixta / papel a mano.

60 x 78.5 cm sin marco.

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Metamorfosis (gusano de seda), 2015.

Óleo/tela

150 x 100 cm

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Los Morados – Sta. Teresa, 2015.

Óleo/tela

150 x 100 cm

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Carmen Parra

Castillo Interior, reflexión con el cráneo de Atapuerca, 2015.

Óleo/tela

150 x 100 cm

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.

Santa Teresa de Ávila. Obra de Carmen Parra.

Transverberación de Santa Teresa, 2015.

Óleo/tela

150 x 100 cm

Colección Carmen Parra Rodríguez Peña.

Buen estado de conservación.