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Día 1 FIESTA DE TODOS LOS SANTOS EEste día es una fiesta en la que recordamos que Dios nos llama a todos a la santidad. Para ser Santos sólo necesitamos hacer las cosas cotidianas y ordinarias, extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Esto es verdad, porque ello nos lleva a ser conscientes de que ser buenos no es fácil, es necesario luchar con algunos obstáculos, tales como los vicios y especialmente a ese que llamamos nuestra pasión predominante, que podría ser la soberbia, la ira, la lujuria, el desánimo, el cansancio del trabajo, el pesimismo, la rutina y aquello que ya no queremos hacer simplemente por irresponsabilidad o pereza. en compañía de los Santos ...del mes de Noviembre

Santos del mes noviembre

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Día 1FIESTA DE TODOS LOS SANTOS

EEste día es una fiesta en la que recordamos que Dios nos llama a todos a la santidad. Para ser Santos sólo necesitamos hacer las cosas cotidianas y ordinarias, extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Esto es verdad, porque ello nos lleva a ser conscientes de que ser buenos no es fácil, es necesario luchar con algunos obstáculos, tales como los vicios y especialmente a ese que llamamos nuestra pasión predominante, que podría ser la soberbia, la ira, la lujuria, el desánimo, el cansancio del trabajo, el pesimismo, la rutina y aquello que ya no queremos hacer simplemente por irresponsabilidad o pereza.

en compañíade losSantos

...del mes deNoviembre

Hoy celebramos a tantos millones de personas que han llegado al cielo, y que por su testimonio de vida, sus escritos y vida de oración les damos el nombre de Santos. Es por eso que podemos pedir a Dios que intercedan por nosotros y por el mundo entero, que nos alcancen los favores de Dios, ya que ellos están gozando de su presencia y están íntimamente unidos a Cristo, por tanto pueden interceder por nosotros ante Dios, Nuestro Padre.

La santidad es gracia, es decir un don, pero también es la principal tarea de todo cristiano bautizado, lo cual incluye la cooperación y responsabilidad humanas, el poner nuestro máximo esfuerzo y heroísmo cotidiano, porque la gracia no anula la naturaleza humana ni las consecuencias del pecado original. Todos los santos han luchado y sufrido como nos pasa a cada uno de nosotros; los santos, cuando estuvieron en esta vida, también tuvieron sus problemas y defectos que lograron vencer y dominar; tuvieron sus tareas, pues ninguno se ganó el premio sin haber cargado su cruz; no se fugaron del mundo sino vivieron y asumieron las problemáticas que les tocó vivir; las tentaciones y dificultades los acompañaron, pero ellos lograron vencerlos; cayeron, pero lograron levantarse; hacían penitencia y mucha oración; otros, por la inocencia de su corazón, vivieron el amor de Dios. Todos totalmente diferentes. Todos aceptados por Dios y ahora ya están con El, en su gloria.

Por eso los honramos este día.

Día 3 SAN MARTÍN DE PORRES (1569-1639)

Martín nació el 9 de diciembre de 1569, en Lima Perú. Su padre fue un noble español, Don Juan de Porres, y su madre, una mujer de color de descendencia africana. Desde que nació, su condición de mulato fue motivo de discriminación en la sociedad de su tiempo.

Al crecer, Martín aprendió el oficio de farmacéutico y peluquero, siempre tenía muchos pacientes por su conocimiento y fina atención para curar enfermedades y también por el amor con que recibía a todas las personas, especialmente a los pobres. Cada día asistía a la Santa Misa y recibía la Sagrada Comunión, lo cual le daba la fuerza para la entrega que hacía de su persona a sus enfermos.

En 1594 pidió ser aceptado en el convento de los Dominicos, pero la respuesta a su petición se prolongó hasta el año 1603. Sin embargo, debido a su color de la piel obscura, lo aceptaron sólo como hermano lego, sin la posibilidad de ser ordenado sacerdote jamás.

Ya en el convento con los Dominicos, Martín siguió ejerciendo su oficio de enfermero, peluquero, recaudador de limosnas y con una vida de extrema penitencia, oración y obras de caridad tanto dentro como también fuera del convento, particularmente en favor de los más pobres de toda raza, especialmente de los niños huérfanos.

Su sabiduría y santidad llamaron la atención de mucha gente, el mismo Virrey solicitaba los consejos de Fray Martín. A los ricos y poderosos les encomendaba siempre a los más pobres. Fue un hombre que llegó a adquirir gran fama de santidad, aunque él siempre lo negaba porque era muy humilde y sencillo. Tuvo el don de bilocación, ya que nunca salió de Lima y lo veían en otros lugres, aún lejanos como China o Japón animando a los misioneros, consolando a los enfermos. También podía hablar con los animales; cuando oraba tenía éxtasis y se elevaba del piso. Muchas otras gracias especiales le concedió Dios y sin embargo él siempre se mantuvo manso y sencillo con todo mundo. Fue considerado “Apóstol de la justicia”.

Finalmente el 3 de noviembre de 1639 a los 60 años murió mientras rezaba el Credo y besando el Crucifijo. Toda la Ciudad acudió a su entierro.

El 6 de mayo 1962 el Papa Juan XXIII lo canonizó. Y los milagros empezaron a obtenerse por su intercesión.

Día 3 SAN JOSÉ ISABEL FLORES VARELA (1866-1927)

Mártir de la persecución cristera

José Isabel nació en San Juan Bautista de Teúl, Zacatecas, México, el 28 de noviembre de 1866. Sus padres fueron Vidal Flores y Sixta Varela, familia piadosa y de origen humilde. Al día siguiente de su nacimiento fue bautizado por manos del sacerdote Vicente Marín, párroco del lugar.

Ingresó al seminario conciliar de Guadalajara el 14 de febrero de 1887, donde destacó como estudiante. El 21 de junio de 1889, ingresó a la Congregación de la Purísima Concepción y de San Luis Gonzaga, y fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 1896.

Su ministerio lo vivió con integridad y bondadosa entrega haciendo opción por la pobreza. Fue siempre amable, cariñoso, atento, ordenado y puntual, nunca regañaba ni trataba a nadie con desdén; era, además estudioso y culto. Su rectitud le ganó el respeto y aprecio de la gente. Fue obediente y aprendió a dominar su temperamento; elocuente y edificante con su palabra y el testimonio de su vida limpia, abnegada y fecunda. Dedicó particular atención a los enfermos.

Durante la persecución religiosa en la guerra cristera de México, en 1926, él se negó a abandonar a sus feligreses. Sin embargo alguien puso precio a su vida ya que fue traicionado por un ex seminarista llama¬do Nemesio Bermejo, “hombre de mal carácter y peor corazón”, como lo definen los testigos del proceso de beatificación. El traidor actuó motivado por la recompensa que ofrecían a quienes denunciaran a los sacerdotes, entonces lo delató ante J. Rosario Orozco, presidente municipal de Zapotlanejo y cacique de esa región, quien había sido mayor del ejército carrancista y que odiaba con ardor y saña a la Iglesia y a los sacerdotes. Nemesio indicó al cacique político citado el lugar en donde se encontraba el padre José Isabel.

De inmediato lo aprendieron y lo llevaron al curato que habían convertido en cuartel. Durante tres días lo torturaron, sin permitirle comer o beber nada a fin de obligarlo a aceptar la ley anticlerical del gobernante

Plutarco Elías Calles. El humilde sacer-dote soportó con fe y valentía todos los tormentos físicos y morales, diciendo: “Si Dios quiere que sea así, que se haga su voluntad.”

En la madrugada del 21 de junio de 1927, los soldados lo llevaron al cementerio municipal, eligieron un árbol y, poniéndole la soga en el cuello, jugaban con él, levantándolo y luego bajándolo, cansados de esta operación y viendo que así no moría, les dijo: “Yo les voy a decir cómo me maten, pero si alguno de ustedes recibió de mi algún sacramento, no se manche las manos”. Y uno del grupo no aceptó matarlo porque el padre José Isabel le había administrado el Bautismo; el jefe de este soldado, indignado le dijo: “Pues te matamos también a ti”, y de un balazo le quitaron también a él la vida.

Siguieron con el sacerdote, pero al intentar fusilarlo, las armas no hicieron fuego, por lo que uno de los soldados le cortó el cuello y entonces quedó muerto.

Fue beatificado el 22 de noviembre de 1992 y fue canonizado el 21 de mayo del 2000 por el Santo Padre Juan Pablo II.

Día 26 BEATO SANTIAGO ALBERIONE (1884-1971)

Fundador de la Familia Paulina

Santiago Alberione nace en San Lorenzo de Fossano, Cúneo, Italia el 4 de abril de 1884. Su papá Miguel y su mamá Teresa, junto con sus hermanos, formaban una familia campesina profundamente cristiana y trabajadora. Desde temprana edad Santiago experimenta la llamada de Dios y decide llegar a ser sacerdote. Desde entonces, todo lo orienta hacia este fin. A los 16 años fue admitido en el seminario de Alba encontrando ahí a su guía espiritual y consejero, el canónigo Francisco Chiesa.

Interpelado por la Encíclica de León XIII “Tametsi Futura”, la noche del año 1900, puente entre los dos siglos, el joven seminarista se queda en oración cuatro horas seguidas ante el Santísimo Sacramento en donde recibe una luz especial de Dios que marcarán su futuro, como él mismo lo expresará años más tarde: “Una luz especial” vino de la Hostia, y desde aquél momento se siente profundamente obligado a prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo”. Se sintió, obligado a servir a la Iglesia con los nuevos medios que el ingenio humano presentaba, como lo eran en esos tiempos la prensa escrita y la radio.

Después de realizar los estudios correspondientes a su futuro ministerio pastoral, es ordenado sacerdote el 29 de junio de 1907; muy pronto comprende que el Señor le guía hacia una misión nueva: “Predicar el Evangelio a todos con el espíritu del Apóstol San Pablo, utilizando los medios modernos de la comunicación”. Dicha misión, para que pueda tener continuidad y carisma, debe ser asumida por personas consagradas. Mientras en Roma muere el Papa Pío X, en Alba Italia, el sacerdote Santiago Alberione da inicio en 1914 a la Familia Paulina con la fundación de la primera de las cinco congregaciones religiosas, la Sociedad San Pablo (los padres Paulinos), al año siguiente funda la primera congregación femenina, las Hijas de San Pablo (hermanas Paulinas); así continúa fundando otras tres congregaciones e Institutos Seculares compuestos de hermanos y hermanas presentes en los cinco continentes, con la certeza de que el Divino Maestro le dice: “No teman – Yo estoy con ustedes – Desde aquí quiero iluminar – Tengan dolor de los pecados”.

Vivió 87 años, cumpliendo la obra que Dios le había encomendado; el 26 de noviembre de 1971 dejó la tierra para ocupar su sitio en la casa de Padre. Hoy como ayer, la Familia Paulina desarrolla su misión en intensa comunión con el Papa, colaborando con sus varias formas de apostolado. Las directrices del Santo Padre a favor de la Iglesia, teniendo presente que, según la inspiración del padre Alberione, estamos al servicio de la Parroquia del Papa, pues “Nuestra Parroquia es el mundo”.

El 27 de Abril de 2003, el Papa Juan Pablo II beatifica al “Patrono de la Web” y uno de los apóstoles más creativos del Siglo XX.

Día 28 SANTA CATALINA LABOURÉ (1806-1876)

Vidente y propagadora de la Medalla Milagrosa

Catalina nació en Francia en el año 1806, en el seno de una familia campesina. Quedó huérfana de mamá a los 8 años y desde entonces se encomendó a la Santísima Virgen María, pidiéndole que fuera ella su madre, y la Virgen acepto su petición.

Tenía una hermana mayor y se fue de monja, por lo que Catalina se quedó para ayudar a su papá en los quehaceres de la casa y no aprendió a leer ni escribir.

Cuando cumplió 14 años, le pidió a su padre permiso para ingresar como religiosa, pero él no se lo permitió. Finalmente al cumplir 24 años logró visitar a su hermana

religiosa y, al llegar a la sala del convento, vio el retrato de san Vicente de Paúl y se dio cuenta que ahí estaba su vocación. Desde ese momento se propuso ser hermana vicentina e insistió tanto que finalmente fue aceptada en la comunidad.

Siendo aún una joven monja, empezó a tener apariciones de la Virgen María, de las cuales la más significativa fue la del 27 de noviembre en la que se le apareció la Santísima Virgen resplandeciente y derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. La Virgen le encomendó hacer una medalla que tuviera por un lado la imagen de la Virgen Milagrosa, y por el otro lado las iniciales de la Virgen María y una Cruz con esta

frase: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. Y prometió ayudas y favores especiales a quienes llevaran esta medalla y rezaran esta oración. Después de muchas dificultades, Catalina obtuvo el permiso para hacer la medalla, y entonces comenzaron los milagros para quienes la portaban y rezaban con devoción; así se realiza una cadena de prodigios y conversiones.

Catalina vivió escondida, ignorada y hasta maltratada y humillada durante 46 años en su comunidad, en donde se dedicó a prestar los servicios como cocinera, portera y atender a los ancianos y enfermos. Sólo ocho meses antes de su muerte, Catalina le contó todo a su nueva superiora sobre lo de las apariciones.

El 31 de diciembre de 1876, cuando tenía 70 años de edad, Catalina muere dulce y santamente después de recibir los Sacramentos de la Unción y Comunión, mientras rezaba las letanías de la Inmaculada.

En el año de 1933, cincuenta años después de su muerte, el cardenal Verdier ordenó abrir su sepultura para hacer el reconocimiento oficial de sus reliquias, y se realiza un milagro en su tumba, ya que al exhumar su cuerpo fue encontrado incorruptible y en perfecto estado, como si estuviera dormida. Entonces es colocado en una urna de cristal para que todo visitante a su tumba la pueda ver.

El Papa Pío XI la beatificó el 28 de mayo de 1933, y el Papa Pío XII la canonizó el 27 de julio de 1947.

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