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--:: _ - - -:! r' - - y I .... "1.. J '-11" ,J. I ••• . ..' .... lO:. .' JI L ... # ' •• 11 ' ___ , ... _,.J.. _ t . ------. ....... Edward Sapir EL LENGUAJE El lenguaje es algo tan familiar para nosotros que resulta dificil imaginar la cantidad de rela· ciones a que da nacimiento y, má.s aún , los múl· tiples contactos que debe mantener con los atributos más tipicamente humanos a fin de llenar sus funciones de medio comunicante , Porque el solo hecho de su existencia y funcionamiento supone una evolución cultural muy avanzada, en la cual se ha hecho una laboriosa simplificación de los resultados que ha obtenido la experiencia humana , agrupando y concretando conceptos que traducen la realidad que nos rodea, Y cuan · do, calando ya con hondura , se compar an ent re si dos o má.s lenguas, aparece claramente definido su contorno de fenómeno cultural. en cuya pro · ducción intervienen elementos étnicos y geográ· ficos, en no menor proporción que los espirituales, Los elementos del habla , los sonidos del len· guaje, los procedimientos y conceptos gramaúcales, los tipos de estructura lingüística, las transfomaciones históricas del lenguaje, sus leyes fonéti· cas, la mutua influencia de las lenguas , las relaciones entre lenguaje, raza y cultura, las exis· tentes entre lenguaje y literatura, son otras tantas cuestiones que magistralmente se desarrollan' en este libro de Edward Sapir, « ARTE. RELlGION y FILOSOFIA PSICOLOGIA y SOCIALES HISTORIA. LITERATURA. CIENCIA y TECNICA EL LENGUAJE EDWARD SAPIR BREVIARIOS Ve Fondo de Cultura Económica

Sapir, E. El Lenguaje, Cap. 1, 2 y 10.pdf

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    Edward Sapir EL LENGUAJE

    El lenguaje es algo tan familiar para nosotros que resulta dificil imaginar la cantidad de rela ciones a que da nacimiento y, m.s an, los ml tiples contactos que debe mantener con los atributos ms tipicamente humanos a fin de llenar sus funciones de medio comunicante , Porque el solo hecho de su existencia y funcionamiento supone una evolucin cultural muy avanzada, en la cual se ha hecho una laboriosa simplificacin de los resultados que ha obtenido la experiencia humana , agrupando y concretando conceptos que traducen la realidad que nos rodea , Y cuan do, calando ya con hondura , se comparan entre si dos o m.s lenguas, aparece claramente definido su contorno de fenmeno cultural. en cuya pro duccin intervienen elementos tnicos y geogr ficos, en no menor proporcin que los espirituales,

    Los elementos del habla , los sonidos del len guaje, los procedimientos y conceptos gramacales, los tipos de estructura lingstica , las transfor maciones histricas del lenguaje, sus leyes fonti cas , la mutua influencia de las lenguas , las relaciones entre lenguaje, raza y cultura , las exis tentes entre lenguaje y literatura , son otras tantas cuestiones que magistralmente se desarrollan ' en este libro de Edward Sapir,

    ARTE. RELlGION y FILOSOFIA PSICOLOGIA y SOCIALES HISTORIA. LITERATURA. CIENCIA y TECNICA

    EL LENGUAJE

    EDWARD SAPIR BREVIARIOS Ve Fondo de Cultura Econmica

  • Traduccin de

    MARGIT Y ANTONIO ALATORRE

    El lenguaje Introduccin al estudio del habla

    por EDW ARD __

    FONDO DE CULTURA ECONMICA Mxico

  • Primera edicin en ingls, Primera edicin en

    Primera Segunda reimpresin, Tercera reimpresin, Cuarta reimpresin, Quinta reinlprcsin, Sexta reinlpresin, Sptima reimpresin, Octava reimpresin, Novena reimpresin,

    Ttulo original: Lang'uage: An Inlroduclion lo lhe Sllldy of Speech :91921 (Harcourt, Braee and Ca., lnc.) Harcourl 13racc J ovanovich r nc., Nueva York

    D. R. e 1954 FONDO DE CULTURA ECONOM1CA Av. ele la Universidad 975; 03100 Mxico, D. F.

    ISBN 968- 1 6-0

    Impreso en Mxico

    1921 1954 1962 1966 1971 1974 1975 1977 1978 1980 1984

    PREFACI( Este librito aspira a situar el tema del lenguaje en cier-to panorama, y no propiamente a acopiar hechos acerca de l. Poco tiene que decir acerca de la base psicol6-gica ltima del habla; y de la historia o de la descrip-ci6n en sentido estricto de lenguas particulares no pre-senta sino los hechos indispensables para ilustrar los principios. Su prop6sito fundamental es mostrar de qu manera concibo yo la esencia del1enguaje, de qu modo vara en el espacio y en el tiempo y cules son sus re-laciQnes con otros intereses humanos primordiales: el problema del pensamiento, la naturaleza de la evolu-cin histrica, la raza, la cultura, el arte.

    Espero que la perspectiva que de este modo se abra sea til. no s610 para los interesados en la lingstica, sino tambin para el pblico extrao a ella, el cual tien-de a considerar las nociones lingsticas como pedan-teras propias de ingenios ociosos. El conocimiento de las conexiones ms amplias de su ciencia es esencial para los especialistas en estudios lingsticos que quie-ran liberarse de una actitud estril y puramente tcnica. Entre los escritores contemporneos que llan tenido al-guna influencia sobre el pensamiento ilustrado, Croce es uno de los poqusimos que han logrado comprender la significaci6n fundamental del lenguaje. Ha hecho notar la estrecha relaci6n que tiene con el problema del arte. Mucho es 10 que debo a su agudeza. Pres-cindiendo por completo de su inters intrnseco, las formas lingsticas y 105 procesos hist6ricos son extraor-dinariamente valiosos para diagnosticar y comprender algunos de los problemas ms difciles y escurridizos de la psicologa del pensamiento, y tambin algunos de los que plantea esa extraa corriente, ese acumulador que existe en la vida del espritu humano y que llama-mos historia, o progreso, o evoluci6n. Este valor de-pende sobre todo de la naturaleza inconsciente y no rncionalizada de la estructura lingstica.

    He evitado el empleo de la mayor parte de los tr 7

    Nuvia Betancourt Sabatini

  • 8 PREFACIO minos tcnicos y de todos los smbolos tcnicos de la erudicin lingstica; No hay en este libro un solo sig-no diacrtico. Siempre que ha sido posible, la exposi-cin se ha basado en ejemplos ingleses. Sin embargo, el esquema del presente estudio, que comprende un exa-men de las formas infinitamente cambiantes en que se ha expresado el pensamiento humano, exiga citar al-gunos ejemplos exticos. No me parece necesario justi-ficarme por ellos. Debido a limitaciones de espacio, he tenido que dejar a un lado muchas ideas o principios que me hubiera gustado tocar. Y en cuanto a otros puntos, tuve que limitarme a insinuarlos apenas en una frase pasajera. Creo, no obstante, haber reunido ele-mentos suficientes para estimular un estudio ms a fon-do de un terreno tan descuidado como el del lenguaje.

    Deseo expresar mi ms cordial agradecimiento por sus amistosos consejos y tiles sugerencias a varios ami-gos que leyeron el manuscrito de esta obra, y especlal a los prqfesores A. L. Kroeber y R. H. LowJe, de la Universidad de California, al profesor W. D. Wallis, de Reed College, y al profesor J. Zeitlin, de la Universidad de Illinois.

    EDW ARD SAPIR Ottawa, 8 de abril de 1921.

    ADVERTENCIA DE LOS TRDUCTORES

    Hemos preferido conservar siempre los eiemplos ingleses, an en los casos en que hubiera sido fcil cambiarlos por ejemplos espaJioles. Pero aadimos de vez en cuando (entre corchetes) alguna referencia al espaol, alguna aclaracin, al-guna nota al pie de la pgina, as como las traducciones de los ejemplos ingleses.

    1 INTRODUCCION: DEFINICION

    DEL LENGUAJE

    EL HABLA es un hecho tan familiar de la vida de todos los das, que raras veces nos preocupamos por definir-la. El hombre la juzga tan natural como la facultad de caminar, y casi tan I'Iatural como la respiracin. Pero slo hace falta un instante de reflexin para conven-cernos de que esta "naturalidad" del habla es una im-presin ilusoria. El proceso de adquisicin del habla es, en realidad, algo totalmente distinto del proceso de aprender a caminar. En este ltimo caso, la cultura -o, en otras palabras, el conjunto tradicional de h-bitos sociales- no entra propiamente en juego. Cada nio est preparado, por el complejo conjunto de fac-tores que llamamos herencia biolgica, para realizar to-das las adaptaciones musculares y nerviosas que produ-cen el acto de caminar. Puede decirse, de hecho, que la misma conformacin de los mlsculos y de las partes pertinentes del sistema nervioso est adaptada desde un principio a los movimientos que se hacen al cami-nar y al llevar a cabo actividades anlogas. En senti-do muy concreto, podemos decir que el ser humano normal est predestinado a caminar, no porque sus ma-yores lo ayudarn a aprender este arte, sino porque su organismo est preparado, desde el nacimiento, y aun desde el momento de la concepcin, para realizar todos esos desgastes de energa nerviosa y todas esas adapta-ciones musculares que dan origen al acto de caminar. Dicho sucintamente, el caminar es una funcin biol-gica inherente al hombre.

    No as el lenguaje. Es claro, desde luego, que en cierto sentido el individuo est predestinado a hablar, pero esto se a la circunstancia de que ha nacido no slo en medio de la naturaleza, sino tambin en el seno de una sociedad que est segura -y con toda razn- de hacerle adoptar sus tradiciones. Elimine-

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  • 10 DEFINICIN DEL LENGUAJE mas la sociedad, y habr todas las razones para creer que aprender a caminar, dando por supuesto que lo-gre sobrevivir. Pero igualmente seguro que n,unca aprender a hablar, esto es, a segun sistema tradicional de una socIedad deterrnmada. 0, SI no, separemos al individuo recin nacido del ambie.nte social a que ha llegado y transplantmoslo a nn ambien-te totalmente distinto. Desarrollar el arte de cammar. en su nuevo medio ms o menos como 10 hubiera desarrollado en el Pero su habla ser absolu-tamente diversa del habla de su ambiente primitivo. As pues la facultad de caminar es una actividad hu-ma;la que no vara sino dentro de muy circunscritos, segn los individuos. Su vanablhdad es involuntaria y sin finalidad alguna. El habla es una actividad humana que vara sin lmites en los distintos grupos sociales, porque es una pura-mente histrica del grupo, producto de un habIto. so-cial mantenido durante largo tiempo. Vara del mismo modo que vara todo esfuerzo creador, quiz no de manera tan consciente, pero en todo caso de modo tan verdadero como las religiones, las creencias, las bres y las artes de los diferentes .. El. cammar es una funcin orgnica, una funclOn mstmhva (aun-que no, por supuesto, un inst!nto en s habla es una funcin no instintIVa, una funclOn adqUI-rida, "cltural". . ,

    Existe un hecho que muy a menudo h.a a impedir que se reconozca en el lenguaJe un sIstema puramente convencional de s.mbolos sonoros, un hecho que ha engaado a la mentalIdad el pun-to de hacer atribuir al habla una base mstmhva que en realidad no posee. Nos referimos a la cin de que, bajo el impulso de la emOClOn -por plo, de un dolor agudo y repentino o una SI11 freno- emitimos involuntariamente cIertos somdos que quien escucha interpreta como indica.dores .de la emocin misma. Pero hay una.. enorme dIferenCIa en-tre esta expresin involuntaria del sentimiento y aquel tipo normal de comunicacin de ideas que es el ha-

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 11 bla. La primera de esas expresiones es ciertamente ins-tintiva, pero no simblica; en otras palabras, el sonido emitido al sentir dolor o alegra no indica, en cuanto tal sonido, la emocin; no se pone a cierta distancia -digmoslo as- para anunciar que estamos sintiendo tal o cual emocin. Lo que hace es servir de expan-sin ms o menos automtica de la energa emocional; en cierto sentido, el sonido emitido entonces es parte integrante de la emocin misma. Ms an, esas excla-maciones instintivas no constituyen una comunicacin en el sentido estricto de la palabra. No se dirigen a nadie; apenas se entreoyen -si acaso se oyen- como el ladrido de un perro, el ruido de pasos que se acercan o el silbido del viento. Si transmiten ciertas ideas al oyente, esto es slo en el sentido muy general en que decimos que cualquier sonido, y aun cualquier fenme-no ocurrido a nuestro alrededor, transmite una idea a la mente que lo percibe. Si el involuntario grito de do-lor que convencionalmente se representa con" I ay!" se . considera como un verdadero smbolo del habla, equi-valente a una idea ms o mcnos como sta: 'siento un fuerte dolor', entonces ser igualmente lcito interpre-tar la aparicin de nubes como un smbolo equivalente, portador del mensaje concreto 'es probable que llueva'. Sin embarao, una definicin del lenguaje tan amplia que cualquier modo de deduccin pierde todo sentido.

    No hay que cometer el error de identificar nuestras interjecciones convencionales (nuestro" oh!" y "ah!", nuestro "chist!") con los gritos instintivos en s mis-mos. Esas interjecciones no son ms que fijaciones con-vencionales de sonidos naturales. De ah que difieran ' muchsimo en los diversos idiomas, de acuerdo con el genio fontico peculiar de cada uno de ellos. En cuan-to tales, se las puede considerar como parte integrante del habla, en el sentido propiamente cultural de este trmino, pucsto que no se identifican con los gritos instintivos en s, tal como cuckoo y killdeer 1 no se iden-

    1 [El cuckoo es el cuco o cnclillo ; el killdeer es un ave norte

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  • 12 DEFINICIN DEL LENGUAJE tifican con el grito de los pjaros que esas voces desig-nan, y tal como la msica con que Rossini representa una tempestad en la obertura de Guillermo Tell no es en realidad una tempestad. En otras palabras, las in-terjecciones y palabras imitativas de sonidos del habla normal se relacionan con sus prQtotipos naturales del mismo modo como el arte, producto puramente social o cultural, se relaciona con la naturaleza. Podr obje-tarse que, aunque las interjecciones difieren en cierta medida de una lengua a otra, presentan, sin embargo, semejanzas asombrosas y que, por lo tanto, se las pue-de considerar como emanadas de una base instintiva comn. Pero el caso de las interjecciones no difiere en naua, pongamos por ejemplo, de las diversas formas na-cionales de representacin pictrica. Un cuadro japer ns que represente una colina difiere de un cuadro moderno europeo que represente una colina muy seme-jante, y al mismo tiempo se le parece. Uno y otro se han inspirado en el mismo tipo de paisaje, y uno y otro lo "imitan". Ni el uno ni el otro son exactamente la misma cosa que el paisaje, ni son, en sentido estricto, una continuacin directa del paisaje natural. Si las dos formas de representacin no son idnticas es porque proceden de diferentes tradiciones histricas y se han ejecutado con distintas tcnicas pictricas. Del mismo modo, las interjecciones del idioma japons y del idier ma ingls proceden de un prototipo natural comn, los gritos instintivos, y por 10 tanto, de manera inevitable, se sugieren el uno al otro. Difieren a veces mucho, a veces poco, porque se han construdo con materiales o tcnicas histricamente diferentes: las tradiciones lin-gsticas respectivas, los sistemas fonticos y los hbitos de lenguaje de cada uno de los dos pueblos. Sin em-bargo, los gritos instintivos, en cuanto tales, son prc-ticamente idnticos en toda la humanidad, del mismo modo como el esqueleto humano o el sistema nervioso son, desde cualquier punto de vista, un rasgo "fijo" del americana llamada as por "onomatopeya"; en el mismo caso estn el tldo, pajarillo mexicano, y el benteveo, pajarillo argentino.]

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 13 organismo humano, es decir, un rasgo que no vara sino de manera muy leve o "accidental".

    Las interjecciones se cuentan entre los elementos menos importantes del lenguaje. Su examen es pro-vechoso principalmente porque se :uede demostra.r que aun esos sonidos, que todos convIenen en conSIderar como los ms cercanos a la expresin instintiva, slo tienen naturaleza instintiva en un sentido superficia1. As, pues, aunque fuera posible demostrar el le.n-guaje todo se remonta, en sus pnmordm-les, histricos y psicolgicos, a.las se seguira de ello que el sea una actlVldad ms-tintiva. De hecho, todos Jos mtentos de explIcar de esa manera el origen del si?o, sos. No existe una prueua tangible, m hlstonca de ninguna otra especie, que demuestre que. el. de los elementos del habla y de los procedimientos lm-gsticos ha surgido de las stas tituyen una parte muy redUCida y funCIOnalmente m-sigrificante del de idiomas; en ninguna poca y en mnguna provmcla hngmstica que tengamos noticia una table a convertir las mteqecclOnes en urdimbre mclal dellengllaje. En el mejor de los casos, !la de ser la orla decorativa de un amplio y complicado teJIdo.

    Si esto puede decirse de las interjecciones, .ma-yor razn cabe decirlo de las palabras onomatopeylcas. Palabras como whippoorwill,Zto mew ['maunar'], to caw ['graznar'] no son de ninguna manera sonidos naturales que el hombre haya .instintiva y automti-camente. Son creaciones del espmtu humano, vuelos de la fantasa, en el mismo sentido en que lo es otro elemento del1enguaje. No brotan directamente de la natuf

  • 14 DEFINICIN DEL LENGUAJE lejos del plano instintivo como el lenguaje en su fonna actual. En cuanto a la teora misma no es ms digna de fe que la teora paralela del origen 'interjeccional. De

    palabras que ahora no. nos parecen onomatop-yIca;; se .puede demostrar, es Cierto, que en otro tiempo

    temdo fontica en que se ve que fueron ongmalmente lmltaclOnes de sonidos naturales. Talocu. rre con la !nglesa to laugb ['rer']. Sin embargo,

    todo Imposible demostrar -y ni siquiera parece mtrmsecamente razonable suponerlo- que el aparato

    lenguaje se derive de una fuente onomato-ppca; SI algo sta, ser ,una parte nfima de los element?s .. Por mas dispuestos que

    en pnnclplO, a consIderar Corno de importan-CIa las. lenguas de los pueblos primiti-vos la ImltaclOn de somdos naturales, la realidad es que estas lenguas no. t;Ina preferencia particular

    .Ias palabras ,Entre los pueblos ms pri- I de la Am7nca abongen, las tribus athabaskas, en el no hablan lenguas en que apenas hay

    palabras ese tIpo, o en ':lue faltan por completo; y en cambIO, lenguas tan refmadas corno el ingls o el a!emn emplean a manos llenas las onomatopeyas. Este

    revela qu importancia tiene la simple ImItaCIn de los somdos para la naturaleza esencial del habla.

    Con. e?t? ha quedado allanado el camino para dar una defInICIn del lenguaje. El lenguaje es _. un humano, y no instintivo, d.e Ideas, y deseos por medio de un sIstema, de slmbolos produCIdos de manera deliberada. Estos slmbolos son ante todo auditivos, y son produ-cidos por los llamados "rganos del habla". No hay en el habla humana, en cuanto tal una base instintiva apreciable, si b.ien es cierto que expresiones instin-tIvas y el ambIente natural pueden servir de estmulo para el desarrollo de tales o cuales elementos del ha-bla, y que tendencias instintivas, sean motoras o de otra espeCIe, pueden dar a la expresin lingstica una extensin o un molde predetenninados. La comu-

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 15 nicacin, humana o animal (si acaso se puede llamar "comunicacin"), producida por gritos involuntarios instintivos, nada tiene de lenguaje en el sentido en que nosotros lo entendernos.

    Acabo de hablar de los "rganos del habla", y po-dra parecer, a primera vista, que esto equivale a admi-tir que el habla misma constituye una actividad instin-tiva, biolgicamente predetenninada. Pero nQ debernos dejarnos extraviar por esa simple expresin; no existen, en sentido estricto, rganos del habla; lo que hay, son slo rganos que, de manera incidental, pueden servir para la produccin de los sonidos del habla. Los pul-mones, la laringe, el paladar, la nariz, la lengua, los dientes y los labios se emplean para ese objeto, pero no se les debe considerar corno organos primarios del h'abla, del mismo modo que los dedos no pueden con

    -siderarse como rganos esencialmente hechos para tocar el piano, ni las rodillas corno rganos de la oracin. El habla no es una actividad simple, realizada por uno o ms rganos biolgicamente adaptados para ese ob-jeto. Es una red muy compleja y siempre cambiante de adaptaciones diversas --en el cerebro, en el sistema nervioso y en los rganos articulatorios y auditivos-que tiende a la deseada meta de la comunicacin de ideas. Podernos decir que los pulmones se desarrona-ron para llevar a cabo la funcin biolgica indispensable que se conoce con el nombre de respiracin; la nariz corno rgano del olfato; los dientes como rganos ti-les para triturar los alimentos y dejarlos listos para la digestin. As, pues, si estos y otros rganos se .em-pIean constantemente en. el habla, es slo porque CUJ1-quier rgano, desde el momento en que existe, y en la medida en que puede ser gobernado por la voluntad, es susceptible de una utilizacin para finalidades se-cundarias. Desde el punto de vista fisiolgico, el habla es una funcin adyacente, o, para decirlo con mayor exactitud, un grupo de funciones adyacentes. Aprove-cha todos los servicios que puede de ciertos rganos y funciones, nerviosos y musculares, los cuales deben su

  • 16 DEFINICIN DEL LENGUAJE origen y su existencia a finalidades muy distintas de las lingsticas.

    Es cierto que los psico-fisilogos hablan de la loca-lizacin de la palabra en el cerebro. Esto no puede significar otra cosa sino que los sonidos del habla estn localizados en el centro auditivo del cerebro, o en una parte circunscrita de este centro, tal como estn locali-zadas all otras clases de sonidos; y que los procesos motores que intervienen en el habla (como son los mo-vimientos de las cuerdas vocales en la laringe, los movi-mientos de la lengua necesarios para la pronunciacin de las vocales, los movimientos de los labios necesarios para articular ciertas consonantes, y muchos otros) se encuentran localizados en los centros motores, exacta-mente como los dems impulsos de que dependen acti-vidades motoras especiales. De la misma manera, en el centro visual del cerebro radica el comando de todos los procesos de reconocimiento visual que entran en juego en la lectura. Naturalmente, los puntos e gru-pos de puntos particulares de localizacin que se en-cuentran en los diversos centros y que se refieren a un elemento cualquiera del lenguaje, estn' conectados en el cerebro por ramajes de asociacin, de tal manera que el aspecto exterior o psico-fsico del lenguaje con-siste en una vasta red de localizaciones asociadas en el cerebro y en los centros nerviosos secundarios; y, desde luego, las localizaciones auditivas son las ms impor-tantes de todas en lo que se refiere al lenguaje. Sin embargo, un sonido del habla localizado en el cerebro, aun cuando est asociado con los movimientos parti-culares de los "rganos del ha bIa" necesarios para pro-ducirlo, dista mucho todava de constituir un elemento del lenguaje; es preciso, adems, que se asocie con al-gn elemento o con algn grupo de elementos de la experiencia, por ejemplo con una imagen visual o una clase de imgenes visuales, o bien con una sensacin de relacin, antes de que adquiera un significado lin-gstico, por rudimentario que sea. Este "elemento" de la experiencia es el contenido o "significado" de la unidad lil1gstica; los procesos cerebrales asociados con

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 17 l, sean auditivos, motores o de otra naturaleza, y. que sirven de respaldo inmediato al de pronuncIa; y al acto de escuchar el habla son Simplemente, un slm-bolo complejo de o un Signo que los expresa. De los SIgnIfIcados a hablar ms adelante. As, pues, 10 que vemos mmedlatamente es que el lenguaje, en no se encuentra loca-lizado de manera defImda, m puede I?t;les c?n-siste en una relacin simblica -fiSIOlgIca-mente arbitraria- entre todos los posibles. elementos de la consciencia por una parte, y por otra ciertos otros elementos particulares, en los centros cere-brales y nerviosos, sean motores o, de otra naturaleza. Si se puede considerar el lenguaje como "localizado" de manera definida en el cerebro, es s610 en ese sentido general y sin mucho inters en que se puede decir "en todos los aspec-tos de la consClencla, todo mteres humano y toda a;-tividad humana. Por consiguiente, no tenemos mas remedio que aceptar el lenguaje como un cional plenamente formado dentro de la constitucin psquica o del homb.re. No podemos .de-finirlo como una entIdad en trmmos puramente pSlCO-fsicos, por ms que la sea esencial para su funcionamiento en el mdIvlduo. . .. Por supuesto que, desde el pU,nto de vIsta del lago o del psiclogo, estamos haCIendo una abstra,cc16n injustificable cuando as nos proponemos el tema del lenguaje sin una constante y exphcIta .refe-rencia a la base psico-fsica. No semejante abstraccin es justificable. Podemos dlscurru con. bue,n provecho acerca de la intencin, la forma y la del habla, de la misma manera, como diS-currimos acerca de la naturaleza de otra .fase de la cultura humana --el arte o la rehglOn, por elem-plo-, esto es, como una entidad. ral, dejando a un lado los orgamcos y PSi-colgicos por ser cosas .obvIas y sm mters para nuestro objeto. En consecuenCia, debe quedar de una vez por todas, que esta introduccin al estudIO del habla

  • 18 DEFINICIN DEL LEN!.. _ '
  • 20 DEFINICIN DEL LENGUAJE O imgenes posibles que acerca de la casa en cuestin '" se han formado o pueden formarse seres sensibles.;; Esta primera simplificacin de la experiencia se encuentra en la base de gran nmero de elemento del habla, los llamados nombres propios, o palabras que designan individuos u objetos individuales. Es, en lo esencial, el mismo tipo de simplificacin que constituye el fun-damento o el material bruto de la historia y del arte. Pero no podemos contentarnos con este procedimiento de reduccin de algo que, como la experiencia, es infi-nito. Debemos llegar hasta la mdula de las cosas, de-bemos poner en un solo montn, de manera ms o me-nos arbitraria, masas enteras de experiencia, viendo en ellas un nmero bastante de semejanzas para que nos autoricen a considerarlas idnticas (10 cual es errneo, pero til para nuestro objeto). Esta casa y aquella otra I casa v miles de otros fenmenos de carcter anlogo se aceptan as en cuanto tienen un nmero suficiente de rasgos comunes, a pesar de ,grandes. y diferencias de detalle, y se claSIfIcan baJO un nllsmo rtulo. En otras palabras, el elemento lingstico 110use es primordial V fundamentalmente, no el smbolo de percepcin' aislada, ni siquiera de la nocin de un objeto particular, sino de un "concepto", o, di?ho en otra forma de una cmoda envoltura de pensamIen-tos en la cu;l estn encerradas miles de experiencias distintas y que es capaz de contener muchos otros mi les. Si los elementos significantes aislados del habIa son los smbolos de conceptos, el caudal efectivo del habla puede interpretarse como un registro de la fija-cin de estos conceptos en sus relaciones mutuas. Muchas veces se ha planteado la cuestin de si se-ria posible el pensamiento sin el habla y tambin la cuestin de si el habla y el pensamiento no sern otra cosa que dos facetas de un mismo proceso psquico. '..,La cuestin es tanto ms difcil cuanto que se la ha 'rodeado de un seto espinoso de equvocos. En primer lugar, conviene observar que, independientemente de si el pensamiento exige o no el (es. de-cir, el habla), el caudal mIsmo del lenguaje no SlCm-

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 21 pre es un indicador de pensamiento. Hemos visto que el elemento lingstico tpico sirve de rtulo a un con-cepto. De ello no se sigue que los usos a que se destina el lenguaje sean siempre conceptuales, ni que lo sean de manera predominante. En la vida ordinaria no nos interesamos tanto por los conceptos en cuanto tales, sino ms bien por particularidades concretas y relacio-nes determinadas. Por ejemplo, cuando digo 1 had a good breakfast this moming ['me desayun muy bien esta maana'], es evidente que no estoy sintiendo las congojas de un pensamiento laborioso, y que 10 que tengo que comunicar a quien me escucha no pasa de ser un recuerdo placentero, traducido simblicamen-te siguiendo los carriles de una expresin habitual. Cada uno de los elementos de mi frase define un concepto separado, o una relacin conceptual separada, o las dos cosas juntas, pero la frase en s misma no tiene la me-nor significacin conceptual. Es ms o menos como si un dinamo capaz de generar una corriente elctrica su-ficiente para mover un ascensor fuera utilizado casi ex-clusivamente para alimentar el timbre de una puerta. y el paralelo es ms sugestivo de 10 que podra parecer a primera vista. Se puede considerar el lenguaje como, un instrumento capaz dc responder a una enorme serie de empleos psquicos. Su corriente no slo va fluyendo paralela a la de los contenidos internos, de la cia, sino que fluye paralela a ella en mveles dlstm tos, que abarcan desde el estado mental en que dominan imgenes particulares hasta el estado en que los con-ceptos abstractos y sus relaciones mutuas son los nicos en que se enfoca la atencin,.lo cual suele .Ilamarse razo-namiento. As, pues, lo nico constante que hay en el lenguaje es su forma externa; su significado interior, su valor o intensidad psquicos varan en gran medida de acuerdo con la atencin o con el inters selectivo del espritu, v asimismo -ocioso es decirlo---- de acuerdo con el dsarrollo general de la inteligencia. Desde el, punto de vista del lenguaje, el pensamiento se puede definir como el ms elevado de los contenidos latentes o potenciales del habla, el cOI1tenido a que podemos

  • 22 DEFINICIN DEL LENGUAJE llegar cuando nos esforzamos por adscribir a cada uno de los elementos del caudal lingstico su pleno y ab-soluto valor conceptual. De aqu se sigue inmediata-mente que el lenguaje y el pensamiento, en sentido estricto, no son coexistentes. A lo sumo, el lenguaje puede ser slo la faceta exterior del pensamiento en el nivel ms elevado, ms generalizado, de la expresin simblica . Para exponer nuestro punto de vista de manera algo distinta, el lenguaje es, por su origen, una funcin pre-racional. Se esfuerza humildemente por elevarse hasta el que est latente en sus clasificaciones y en sus formas y que en algunas ocasio-nes puede distinguirse en ellas; pero no es, como suele afirmarse con tanta ingenuidad, el rtulo final que se coloca sobre el pensamiento ya elaborado, 1

    La mayor parte de las personas, cuando se les pre-gunta si pueden pensar sin necesidad de palabras, con-testarn probablemente: "S, pero no me resulta fcil hacerlo. De todos modos, s que es algo posible." I De manera que el lenguaje vendra a ser simple, ropaje! Pero y si el lenguaje no fuera ese ropaje, sino ms bien una ruta, un carril preparado? Es muy probable, en realidad, que el lenguaje sea un instrumento desti-nado originalmente a empleos inferiores al plano con-ceptual, y que el pensamiento no haya surgido sino ms tarde, como una interpretacin refinada de su conteni-do. En otras palabras, el producto va creciendo al mis-mo tiempo que el instrumento, y quiz, en su gnesis y en su prctica cotidiana, el pensamiento no sea con-cebible sin el lenguaje, de la misma manera que el razo-namiento matemtico no es practicable sin la palanca de un simbolismo matemtico adecuado. Ciertamente nadie va a creer que hasta la ms ardua proposicin matemtica depende estrechamente de un conjunto ar-bitrario de smbolos; pero es imposible suponer que la inteligencia humana sera capaz de concebir o de re-solver semejante proposicin sin la ayuda del simbolis-mo. Por lo que a l toca, el autor de este libro. rechaza decididamente, como algo ilusorio, esa sensacin que tantas personas creen experimentar, de que pueden

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 23 pensar, y hasta razonar, sin necesidad de palabras. La

    se debe seguramente a una serie de factores. El mas sl,mple de ellos es la incapacidad de distinguir entre la Imagen y el pensamiento. En realidad, tan pronto como esforzamos por poner una imagen en relacin consciente Con otra, vemos que, sin darnos cuenta, estamos un silencioso fluir de pala-bras . El pensanlJento podr ser un dominio natural separado del dOI?inio artificial del habla, pero en caso el habla viene a ser el nico camino conocido para llegar hasta el pensamiento. La ilusoria sensacin

    que e.l hombre puede prescindir del lenguaje cuando piensa tIen,e. fuente todava ms fecunda, que es la f:ecuentlslma J.ncapacidad de comprender que el len-guaJe no es la misma cosa que su simbolismo auditivo. E.l simbolismo puede ser sustitudo, pieza tras

    por un. SimbolIsmo motor o por un simbolismo Visual (por ejemplo, personas pueden leer en un sentido puramente Visual, esto es sin el vnculo intermediario de un flujo interno de imgenesauditi-

    que corr.espondan a las palabras impresas o manus' cntas), o bIen por algn otro tipo de comunicacin ms sutil y huidizo y menos fcil de definir. As, pues; la pretensIn de que se puede pensar sin necesidad de palabras, simplemente porque uno no se da cuenta de la coexistencia de imgenes auditivas dista mu-cho ele ser vlida. Podemos ir todava ms' lejos, y sos-pechar que,. en casos, la expresin simblica del pensa111lento sigue su ruta fuera de los lmites de la inteligencia consciente, de manera que la sensacin ?e flujo pensamiento libre y extra-lingstico se

    slo relativamente) para cierto hpo de mtehgenCla. Desde el punto de vista

    esto viene a significar que los centros del ce.rebro o los. centros visuales o ,motores

    Junto con los apropiados conductos de aSOCiaCin, que son los equivalentes cerebrales del ha-bla, son afectados de manera tan imperceptible duran-te el proceso del pensamiento. que no alcanzan a subir al plano de la consciencia. Este sera un caso excep-

  • 24 DEFINICIN DEL LENGUAJE cianal: el pensamiento cabalgando ligeramente sobre las crestas sumergidas del habla, en vez de trotar tran-quilamente con ella, lado a lado. La psicologa mo-derna nos ha mostrado la tremenda actividad que el simbolismo realiza en el espritu 'inconsciente. Por lo tanto, ahora es ms fcil de comprender que hace vein-te aos 3 cmo el pensamiento ms intangible puede ser tan slo la correspondencia conscien te de un sim-

    , bolismo lingstico inconsciente. Digamos todava dos palabras acerca de la relacin

    entre lenguaje y pensamiento. El punto de vista que he-mos venido desarrollando no excluye de ningn modo la posibilidad de que el desenvolvimiento del habla de-penda en muy alto grado del desarrollo del pensamien-to. Podemos dar por sentado que el lenguaje ha sur-gido pre-racionalmente -de qu manera concreta y en qu nivel preciso de actividad mental es algo que no sabemos-, pero no debemos imaginar que un sistema bien desarrollado de smbolos lingsticos haya podido elaborarse con anterioridad a la gnesis de conceptos claramente definidos y a la utilizacin de los concep-tos, o sea el pensamiento. Lb que debemos imaginar es ms bien que los procesos del pensamiento entraron en juego, como una especie de afloramien'to psquico, casi en los comienzos de la expresin lingstica, y que el concepto, una vez definido, influy necesariamente en la vida de su smbolo lingstico, estimulando as el desarrollo del1enguaje. Este complejo proceso de la in-teraccin entre el lenguaje y el pensamiento no es ima-ginario: seguimos viendo positivamente c6mo se efecta ante nuestros ojos mismos. Si el instrumento hace posible el producto, el producto, a su vez, refina al ins-trumento. Al nacimiento de un concepto nuevo prece-de, invariablemente, un empleo ms o menos restrin-gido o extenso del viejo material lingstico; el concepto no adquiere vida individual e independiente sino cuan-do ha encontrado una envoltura lingstica. En la ma-yor parte de los casos, el nuevo smbolo no es ms que

    s [La primera edicin de este libro es de 1921.]

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 25 un objeto forjado a base de material lingstico ya exis-tente, segn procedimientos elaborados por precedentes extraordinariamente despticos. Tan pronto como la palabra queda lista, sentimos de manera instintiva, con una especie de suspiro de alivio, que tambin el con-cepto est listo para que 10 manejemos. Mientras no poseamos el smbolo, no podremos sentir que tenemos en las manos la nave capaz de abrir el conocimiento o la comprensin inmediata del concepto. Acaso esta-ramos tan prontos a morir por la "libertad", a luchar por nuestros "ideales", si las palabras mismas no estu-vieran resonando dentro de nosotros? Y la palabra, co-mo sabemos, no es slo una llave; puede ser tambin una traba.

    El lenguaje es, primordialmente, un sistema auditivo de smbolos. En cuanto es articulado, es tambin un sistema motor, pero el aspecto motor del habla es, con toda evidencia, algo secundario en relacin con el as-pecto auditivo. En los individuos normales, el impulso a hablar toma forma, primero, en la esfera de las im-genes auditivas, y de ah se transmite a los nervios mo-tores por los cuales se gobiernan los rganos del habla. Sin embargo, los procesos motores y las sensaciones motoras que los acompaan no son la culminacin, el punto final de descanso. Son tan slo un instruniento, una palanca mediante la cual se provoca la percepcin auditiva, tanto en el hablante como en el oyente. La-comunicacin, o sea el objeto mismo del leguaje, no se lleva a cabo satisfactoriamente sino cuando las per-cepciones auditivas del oyente se traducen a una ade-cuada e intencional serie de imgenes o de pensamien-tos, o de las dos cosas combinadas. Por consiguiente, el ciclo del lenguaje, en la medida en que se le puede considerar como un instrumento puramente externo, comienza y acaba en el terreno de los sonidos. La con-cordancia entre las imgenes auditivas iniciales y las percepciones auditivas finales es como la sancin o la garanta social del satisfactorio resultado del proceso. Como ya hemos visto, el desarrollo tpico de este pro-ceso puede sufrir innumerables modificaciones o trans-

  • 26 DEFINICIN DEL LENGUAJE ferencias a sistemas equivalentes, sin perder por ello sus caractersticas formales esenciales.

    La ms importante de estas modificaciones es la abreviacin que supone el proceso lingstico durante el acto de pensar. Esta abreviacin puede realizarse indudablemente, en muchas formas, de acuerdo con peculiaridades estructurales o funcionales de cada inte-ligencia. La forma menos modificada es esa que se l!ama "hablar consigo mismo" o "pensar en alta voz". El hablante y el oyente se confunden entonces en una sola persona, la cu'al, por as decirlo, se comunica con-sigo misma. De mflyor importancia es la forma toda-va ms abreviada, en que los sonidos del habla' no se a:ticuJ:m en absoluto. A ella pertenecen todas las va-rIedades de lenguaje silencioso y de pensamiento nor-mal. As, los nicos que a veces reciben una excitacin son los centros auditivos; o bien, el impulso hacia la expresin lingstica puede comunicarse igualmente a los nenias motores que estn en conexin con los r ganas de la palabra, pero queda inhibido, ya sea en los msculos de estos organos, ya en algn punto de los mismos nervios motores; o, si no, los centros auditivos pueden quiz ser afectados de modo muy ligero, si aca-so llegan a serlo, y entonces el proceso del habla se manifiesta directamente en la esfera motora. Adems de stos existen sin duda otros tipos de abreviacin. La excitacin de los nervios motores es muy frecuente en el habla silenciosa, de la cual no resulta ninguna arti-culacin audible o visible; ese hecho se demuestra por la conocida experiencia de la fatiga de los rganos del habla, sobre todo de la laringe, despus de una lectura particularmente estimulante, o tras una intensa medi-tacin.

    Todas las modificaciones consideradas hasta aqu estn absolutamente confonnes al proceso tpico del habla normflL De gran inters y de suma importancia es la posibilidad de transferir el sistema todo de sim-bolismo del habla a trminos distintos de 105 que su-pone el proceso tpico. Este proceso, como hemos visto, es una cuesti6n de sonidos y de movimientos cuya

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 27 finalidad es la producci6n de sonidos. El sentido de la vista 110 entra en juego. Pero supongamos que no slo se oigan los sonidos articulados, sino que .se vean las artictnaciones mismas a medIda que las va elecutan-do el hablante. Es evidcnte entonces que, si uno puede adquirir un grado de destr;za en la per-cepcin de tales movImIentos de los organos del ha-bla, queda abierto el camino para un nuevo tipo de simbolismo en que el sonido es reemplazado por la imagen visual de las.articulaciones que al sonido. Este nuevo sistema no ofrece gran !il[ers para la mayor parte de nosotros, porque. estamos como encerrados dentro del sistema audItivo-motor; en el mejor de los casos, aqul sera simplemente una tra-duccin imperfecta de ste, puesto no .todas las articulaciones son perceptibles para el oJo. Sm embar-go es muy bien conocido el excelente empleo que los so;domudos pueden hacer de 1a "lectura de los labios", que resulta as un medio subsidiari? de El ms importante de todos los Sllnbohsmos lmgmsh-cos visuales es, por supuesto, el de la palab:a manus-crita o impresa, al cual, desde el punto de :VIsta de la.s funciones motoras, corresponde toda la sene de movI-mientos exquisitamente coordinados, cuyo resultado .es la accin de escribir, a mano o a maquma, o cualqmer otro mtodo grfico de representar el habla. En nuevos tipos de simbolismo, el rasgo .qu.e es mente importante para nuestro reconocImIento, S!il tar el hecho de que ya no son productos secundan?s del habla normal en s misma, es que dentro del SIS-tema cada uno de los elementos (letra o palabra es-crita) corresponde a un elemento determinado (sonido o grupo de sonidos o palabra . del sistema primario. As, pues, el lenguaje escnto eqUIvale, punto por punto, a ese modo inicial es el lenguaje' ha-blado. Las formas escritas son 51mbolos secundanos de las habladas -smbolos de smbolos-; y es tan estre-cha ]a correspondencia, que no s610 en teora, sino tam-bin en la prctica de ciertas personas a la lectura puramente visual, y tal vez en cIertos tipos

  • 28 DEFINICIN DEL LENGUAJE de pensamiento, las fonnas escritas pueden sustituir del todo a las formas habladas. Sin embargo, es pro-bable que las asociaciones auditivo-motoras siem-pre cuando menos latentes, esto es, que entren en juego de manera inconsciente. Aun aquellos que leen o piensan sin el ms ligero empleo de imgenes sono-ms, dependen, en ltima instancia, de esas imgenes. Estn manejando simplemente el medio circulante, la moneda de los smbolos visuales, como un cmodo sustituto de las mercancas y servicios de los smbolos auditivos fundamentales.

    Las posibilidades de transferencia lingstica son ili-mitadas. Un ejemplo de todos conocido es el alfabeto Morse empleado en el telgrafo, en el cual las del lenguaje escrito estn representadas por una sene, convencionalmente establecida, de golpes ms o menos largos. AqU la transferencia se lleva a cabo a partir de la palabra escrita y no directamente a partir de los sonidos del lenguaje hablado. En otras palabras, la letra del cdigo telegrfico es el smbolo del smbolo de un smbolo. Por supuesto que de ello no se sigue, en modo alguno, que, para llegar a comprender un mensaje telegrfico, el operador. experimentado necesidad de transponer una sene dada de a una imagen visual a fin de captar su imagcn audItIva normal. El mtodo preciso de descrifrar el lenguaje transmitido por va telegrfica vara muchsimo, como es natural, de acuerdo, con los individuos. Hasta es concebible, aunque no muy probable, que c}ertc?s tele-grafistas puedan llegar a t,al gra.do de expenencIa,

  • 30 DEFINICIN DEL LENGUAJE otra, nos est ' indicando por s sola que los sonidos del habla, en cuanto tales, no son el hecho esencial del lenguaje, sino que ste consiste ms propiamente en la clasificacin, en la fijacin de formas y en el esta-

    , blecimiento de relaciones entre los conceptos. Repi-tmoslo una vez ms: el lenguaje, en cuanto estrutura, constituye en su cara interior el molde del pensamien-to. Este lenguaje abstracto, y no propiamente los he-chos fsicos del habla, es lo que va a ocuparnos en nuestro estudio.

    Entre los hechos generales relativos al lenguaje, no hay uno que nos impresione tanto como su universalic dad. Podr haber discusiones en cuanto a si las activi-dades que se realizan en una tribu determinada son merecedoras del nombre de religin o de arte, pero no tenemos noticias de un solo pueblo que carezca de lenguaje bien desarrollado. El ms atrasado de los bos-quimanos de Sudfrica se expresa en las formas de un rico sistema simblico que, en lo esencial, se puede comparar perfectamente con el habla de un francs culto. No hay para qu decir que los conceptos ms abstractos no se hallan representados tan abundante-mente, ni con mucho, en la lengua del salvaje; y sta carece asimisI)lo de esa riqueza de vocabulario y de esa exquisita matizacin de conceptos que caracterizan a las culturas ms elevadas. Sin embargo, esta especie de desenvolvimiento lingstico que va corriendo parale-lamente al desarrollo histrico de la cultura , y que en sus etapas ms avanzadas asociamos con la literatura, no pasa de ser algo superficial. La armazn bsica del

    constitucin-'de, un sistema fontico bien definido," Ja: asociacin concreta de los elementos lin-gsticos con los conceptos y la capacidad de atender co'n eficacia ala expresin formal de cualquier elase de relaciones, todas estas cosas las encontramos per-feccionadas y sistematizadas rgidamente en cada uno de los idionias que conocemos. Muchas lenguas pri-mitivaS 'poseen una riqueza de formas, una latente exu-berancia de expresin que eclipsan cuantos recursos po-seen los idiomas de la civilizacin moderna. Hasta en

    DEFINICIN DEL LENGUAJE 31 el simple terreno del inventario lxico de una lengua, el profano tiene que estar preparado para las ms ex-traas sorpresas, Las opiniones que suele tener la gente en cuanto a la extrema pobreza de expresin a que estn condenadas las lenguas primitivas son puras f-bulas. La increble diversidad del habla es un hecho casi tan impresionante como su universalidad. Quienes hemos estudiado francs O alemn, o, mejor an, latn o griego, sabemos en qu formas tan variadas puede expresarse un pensamiento. No obstante, las diver-gencias formales entre el plano ingls y el plano latino son relativamente desdeables en comparacin de lo que sabemos de moldes lingsticos ms exticos. La universalidad y la diversidad del habla nos llevan a una deduccin muy importante. Sin entrar en la cuestin de si todas las formas de habla se desprenden histri-camente o no de una sola forma prstina, debemos con-venir en que el lenguaje es una herencia antiqusima I del gnero humano. Es dudoso que alguna otra pose-sin cultural del hombre, sea el arte de hacer brotar el fuego o el de tallar la piedra, pueda ufanrse de mayor antigedad. Yo me inclino a creer que el lenguaje es anterior aun a las manifestaciones ms rudimentarias de la cultura material, y que en realidad estas manifes-taciones no se hicieron posibles, hablando estrictamen-te. sino cuando el lenguaje, instrumento de la expre- I sin y de la significacin, hubo tomado alguna forma . '

  • JI LOS ELEMENTOS DEL HABLA

    Nos HEMOS referido en ms de una ocasin a los "ele-mentos del habla", entendiendo por esta ex "-presin, en trminos generales, lo que se conoce con el nombre de "palabras". Ahora debemos considerar ms de cerca estos elementos y familiarizamos con la materia prima del lenguaje. El ms sencillo de los elementos del ha-bla --y por "habla" entenderemos en lo sucesivo el sistema auditivo del simbolismo lingstico, el conjun-to de palabras habladas- es el sonido aislado, aunque, segn veremos ms adelante, el sonido no es en s mis-mo una estructura simple, sino el resultado de una serie de adaptaciones independientes, pero estrechamente re-lacionadas, que se realizan en los rganos del habla. Y sin embargo, hablando en sentido estricto, el sonido aislado no es en modo alguno un elemento del habla, pues el habla es una funcin significante, y el sonido en cuanto tal no tiene ningn significado. Sucede al-gunas veces que el sonido aislado es un elemento do-tado de significacin independiente (como en francs a 'tiene' ya 'a', o en latn i, imperativo de "ir"),l pero tales casos son coincidencias fortuitas entre sonido ais-lado y palabra significante. La coincidencia suele ser fortuita no slo en teora, sino tambin atendiendo al hecho histrico mismo: as, Jos ejemplos citados no son sino formas reducidas de grupos fonticos que en

    origen eran ms complejos (latn babet y ad, e in-doeuropeo ei, respectivamente).2 Si el lenguaje es un edificio y si los elementos significantes del lenguaje son los. ladrillos de que est hecho el edificio, entonces los sonidos del habla no pueden compararse sino con el barro, todava sin modelar y sin cocer, con el cual se fabrican los ladrillos. En el presente captulo no ten-

    1 [Yen todas las vocales: a como preposicin y o (11), y (e) como conjunciones.]

    2 [Yen el caso del espaol, latn 3d. et Y aut-]-32

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 33 dremos que ocuparnos para nada de los sonidos en cuan to sonidos.

    Los verdaderos elementos del lenguaje, los elemen-tos significantes, son por lo general series de sonidos que constituyen palabras, o partes significantes de pa-labras, o bien grupos de palabras. Lo que distingue entre s a estos elementos es que cada uno de ellos resulta el signo externo de una idea determinada, ya sea un concepto nico (o una imagen nica), ya cierto nmero de conceptos (o de imgenes) claramente co-nectados y que forman un todo. Algunas vcces la pa-labra aislada podr ser el elemento significante ms sen-cillo de que tendremos que ocuparnos. Pero otras veces no ser as. Cada una de estas palabras inglesas: sing ['cantar'], sings [' (l) canta'], singing ['cantando'], singer ['cantante'] expresa una idea bien definida e in-teligible, aunque la idea est desconectada y, funcional-mente, carezca por lo tanto de valor prctico. No hace falta pensar mucho para reconocer que estas pa-labras pertenecen a dos categoras. La primera, sing, es una entidad fontica indivisible que expresa la idea de cierta actividad concreta. Todas las otras palabras en-cierran la misma idea fundamental, pero, debido a la adicin de otros elementos fonticos, esta idea va recibiendo cambios particulares que la modifican o la definen de manera ms precisa. Representan, en cierto sentido, conceptos compuestos que han brotado del fun-damental. Por consiguiente, podemos analizar las pa-labras sings, singing y singer como expresiones binarias que encierran un concepto fundamental o de contenido general (sing) y un nuevo concepto de categora ms abs-tracta: concepto de persona, de nmero, de tiempo, de condicin, de funcin, o de varias de estas cosas a la vez.

    Si simbolizamos un trmino como este sing por el signo algebraico A, deberemos simbolizar los trmi-nos sings y singer por la frmula A + b. 3 El elemento A puede ser una palabra completa e independiente

    3 Reservaremos las maysculas para los elementos radicales.

  • 34 LOS ELEMENTOS DEL HABLA (sing), O bien la snstanei" fundamental, la llamada raz4 o "elemento radical" (sing-) de una palabra. El ele-mento b (-s, -ing, -er) indica un concepto subsidia-rio y, por regla general, ms abstracto; en el sentido ms lato de la palabra "forma", impone al concepto fundamental una limitacin formal. Podemos llamarlo "elemento gramatical" o afijo. Como ms adelante vere-mos, el elemento gramatical -o incremento gramati-cal, como sera mejor decir- no necesita forzosamente estar agregado como sufijo al elemento radical. Puede ser un elemento colocado como prefijo, como el un- de unsingablc ['incantable'], o puede estar metido como infijo en el cuerpo mismo de la raz, como la -n- del latn vinco 'yo venzo' que falta en viC 'yo venc'; ade-ms, puede ser una repeticin completa o parcial de la raz, o consistir en alguna modificacin de la forma interna d' la misma raz: cambio de vocal, como en sung ['cantando'] V song [' (el) canto'J; cambjo de con-sonante, como en' dead ['muerto'] y death ['muerte'], cambio de acento; abreviacin. Todos y cada' uno de estos tipos de elemento o modificacin gramatical tie-nen la peculiaridad de que, en la mayora de los casos, no pueden emplearse independientemente, sino que necesitan ir adheridos de algn modo al elemento ra-dical, o soldados con ste, a fin de expresar una idea inteligible. Por 10 tanto, sera mejor cambiar nuestra frmula, y en lugar de A + b hacerla A + (b), em-pleando los parvtesis. para simbolizar que el ele:nento encerrado en ellos es mcapaz de sostenerse por SI solo. El elemento gramatical s610 puede existir . condicin de asociarse con un elemento radical; y adems, su sig-nificado concreto depende, por lo comn, de la clase de elementos radicales con que vaya asociado. Por ejemp10, la -s del ingls he bits ['l golpea'] y la -s de books ['libros'] simbolizan ideas por completo distintas, simplemente porque hJt y book pertenecen, en cuanto a su funcin, a categoras muy diferentes.

    4 Esta palabra no se emplea aqu en un sentido estrictamente tcnico.

    LOS ELEMENTOS DEL. HABLA 35 Sin debemos apresurarnos a observar que si el- demento radical, en ciertas ocasiones, puede iden-tificarse cono la palabra, ello no quiere decir que pueda emplearse siempre, ni aun habitualmente, como una palabra. Por ejemplo, e! llOrt- 'huerto' que aparece en las formas latinas hortus, horti y horto es una abstrac-cin tan completa coma el -ing de singing, aunque es cierto que hort- ofrece un significa.do mucho ms fcil de captar. Ni hort- ni -ing existen en cuanto ele-mentos lingsticos inteligibles y satisfactorios por s solos. As, pues, tanto el elemento radical como el ele-mento gramatical se obtienen nicamente por un pro-ceso de abstraccin. Parece ms propio dejar la frmula A + (b) para simbolizar sing-er, y simbolizar hort-us con esta otra: (A) + (b).

    Hasta aqu, el primer elemento de! habla del cual podemos decir que "existe" realmente, es la palabra. Sin embargo, antes de definirla, debemos considerar un poco ms de cerca el tipo de palabra ejemplificado por sing. Bien mirado, tendremos razn para identi-ficar a sing con un elemento radical? Representa en efecto una simple correspondencia entre concepto y expresin lingstica? Y ese elemento sing-, que hemos abstrado de sings, singing y singer, y al cual podemos atribuir, justificdamente, un valor conceptual general y siempre el mismo, es en verdad el mismo hecho lingstico que la palabra sing? Parecera casi absurdo dudar de ello, y sin embargo no hace falta ms que un poquito de reflexi6n para convencernos de que la duda es muy legtima. De hecho, la palabra sing no puede emplearse en cualquier caso para denotar su propio contenido conceptual. Sin ir ms lejos, ]a existencia de formas evidentemente relacionadas, como sang [pre-trito de to sing 'cantar'] y sung ['cantado'], demuestra ya que sing no puede denotar un tiempo pasado, sino que, cuando menas en 10 que toca a una parte impor-tante de su uso, se limita al presente. Por otra parte, el empleo de sing como "infinitivo", en expresiones co-mo to sing ['cantar'] y he will sing ['l cantar'], nos est indica,ndo que ]a palabra sing tiene

    . " .. \' w"\IIf..

  • 36 LOS ELEMENTOS DEL HABLA tendencia a representar la amplitud total y sin trabas de un dado. Ahora bien, si la palabra sing. en algun adecuado, fuera la expresin fija del

    mta,cto, no habra justificacin para esas abe-rraCIOnes voca]cas que hemos encontrado en sang, en

    y en song, ni tampoco se limitara sing a denotar tIempo para todas las personas, excepto la tercera de smgular (sings).

    Lo que ocurre en realidad es que sing es una pa-labra, dos luces, una forma que titubea entre la condlclon radical y la de una p,alabra modificada del hpo de smgmg. Aunque ningn signo externo nos haga ver que sing expresa algo ms que una idea general, como que hay a su alrededor una fluctuante lllebla de valor adicional. As

    la, simple frmula A no parece ser su representa: clOn mas adecuada, y es mejor pensar en esta otra: + (O). Se podra considerar que sing pertenece al hpo + (b), pero Con esta reserva: que (b) ha des-aparecido. Este modo de "sentir" la palabra dista mu-

    ser caprichoso, pues existen pruebas histricas me.batIbles que qu.e sing es, en su origen,

    palabras dlstmtas, del tIpo A + (b), que han reul1ldo en uno solo sus valores respectivos. La porcin (b) de cada una de ellas ha desaparecido en cuanto

    fontico tangible; sin embargo, su fuerza sub-sls,te en forma debilitada. ,El sing de 1 sing ['yo can-to J. correspo?dc al si?ge; el infinitivo sing, a sITI%,an; el Imperativo s!ng, a 8111g. A partir de la al-teraClOn las formas mglesas que se inici ms o menos haCIa la poca de la conquista nonnanda la len-gua inglesa ha venido esforzndose por crear palabras-c?nceptos muy sencillas, complicadas por connota-clOne,s .formales, pero .t,odavla no ha logrado realizar su P!OposIto, con excepclOn, tal vez, de algunos adverbios

    y de otr?s de la misma especie. Si la tIplca palabra mana]zable del lenguaje-fuera en efec-to una pura palabra-concepto --del tipo en vez de ser un curioso tipo de transicin --el que hemos simbolizado por A + (0)-, entonces las palabras co-

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 37 mo sing, work, house y otros miles ms se podran com-parar con las autnticas palabras-races de otras muchas lenguas.5 Tomemos, al acaso una vcrdadera palabra-raz: la palabra nootka6 hamot, que significa 'hueso'. La palabra inglesa correspondiente no se puede com-parar con ella sino de manera muy superficial. Hamot significa 'hueso' en un sentido enteramente indefinido; a la palabra inglesa va adherida la idea de singularidad. El indio nootka puede expresar la idea de pluralidad, si as 10 desea (tiene para ello varias maneras), pero no necesita hacerlo forzosamente; /wmot puede servir lo mismo para el singl\lar que para el plural, cuando no hay algn inters especial en marcar la distincin. La persona de habla inglesa que dice bone (prescindiendo del empleo secundario de esta palabra para denotar un material) no est especificando simplemente la natura-leza del objeto, sino que, quiralo o no, est dando a entender que slo uno de esos objetos entra en con-sideracin. Y en este incremento de valor radica toda la diferencia.

    Conocemos ahora cuatro distintos tipos formales de palabras: tipo A (nootka hamot), tipo A + (O) (in-gls sing, borre), tipo A + (b) (ingls sillging) y tipo (A) + (b) (latn hortus). Un solo tipo, adems de stos, es 'fundamentalmente posible: A +1

  • 38 LOS ELEMENTOS DEL HABLA .carcter de un elemento gramatical. Podemos simbo-lIzar esto .con la fnnu]a A + b, tipo que, por prdida de coneXIn externa entre el elemento subordinado b y el elemento independiente B, puede caer gradual-mente en el tipo A + (b), mucho ms comn. Una palabra como beautiful ['hemlOso'; 'lleno de hennosu-si se atiende a sus elementos] es un ejemplo del tipo A + b, pues el -fuI conserva todava la huella de ,origen. palabra como home1y ['casero, ordina-no ], en cambIO, pertenece. al tipo A + (b), nadIe, excepto un 11l1gUlsta, puede saber la ca-.que ,hay entre ese -Iy y .la palabra indepen-dIente lIke [semejante'].

    . Por. supuesto que, cn el uso normal, estos cinco (o se.ls) bpos fundamentales pueden complicarse indefi-mdamente de muchas El (O) puede tener un valor mltiple; o, dicho de otro modo la modifi-cacin formal inherente a la idea de la palabra puede afectar a ms de una categora. Por ejem-plo, en la palabra latina C?f 'corazn' no slo se expresa un .concepto SInO que a esa forma, que en realIdad es mas breve que su propio elemento radical (cord-), van adheridos trcs conceptos formales distin-tos, aunque ntimamente entrelazados: el de nmero (singul?r el de gnero (neutro) y el de caso (subje-hvg-obetIvo). En consecuencia, la frmula gramati-cal para cor es A + (O) -1-- (O) -1-- (O), aunque la formula puramente externa, la frmula fo-ntica, sera (A)-, donde (A) indica la "raz" cord-, y el signo menos una prdida de material. Lo que hay. de .notable en una palabra como COI es que las tres lImItaCIOnes conceptuales que hemos mencionado no se simplemente por implicacin cuando la bra \?ene a tomar lugar en una frase, sino que estn fundIdas, y para SIempre, con las entrmlas misnns de la. palabra, y ninguna posibilidad de empleo las puede elIminar. Otras complicaciones resultan de una proliferacin de las partes. En una palabra dada puede h;ber va-rios elementos de la categora A (ya hemos simbolizado

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 39 esto por el tipo A + B)" de la ca tego,ra. (A), de 'categora b y de la categona (b). Por ultImo, los d.l-versos tipos pueden combinarse unos con otros de ma-neras infinitas. Un idioma relativamente sencillo, co-mo el ingls -y aun el latn- no puede ilustrar sino unas cuantas de estas posibilidades tericas. Pcro si para tomar nuestros ejemplos acudimos al vasto alma cn del lenguaje, 10 mismo a los que a aquellos con los cuales estamos mas famlhanzados, encontraremos que apenas habr una posibilidad que no se cumpla en. el uso real. Un ejemplo bastar para ilustrar miles de casos, y un hpo complejO para cen-tenares de tipos posibles. Lo tomo del p.aiute, idioma que hablan los indios de las mesetas ndas dd oeste de Utah. La palabra wii-to-kuclwm-punku-rgam--yugwi-va-nt-m(Y es de una longitud desacostumbrada, aun dentro del paiute, pero no por ello cs una mons-truosidad psicolgica. Significa 'los que van a sentarse para destazar con un cuchillo una vaca ncgra (o bl!ey negro)', o, atendiendo al de los e1cmel!tos mdl?S, turo-partici;io-plural de ser La co-rrespondiente a esta palabra, segun nuestro SimbolIsmo, sera (Fi -1- E -1-- e -1- d + A -1- B -1- (g) -1- (h) -1- (i) + (O). Es el plural del participio futuro de un verbo compuesto que significa 'sentarse y destazar', o sea A + B. Los elementos (g) -que expresa la idea de futuro--, (11) -que es un sufijo participial- e (i) -que un plural de ser animado- son elementos que, separados de una pa!abra, no expresan nmguna idea. Con la frmula (O) queremos dar a entender que, adems de lo que de manera defi.niela se la palabra completa denota una nueva Idea de relaclOn, o sea la idea de suhjetividad; en otra? pahbras, la forma citada slo puecle emplearse como sUjeto dc una oraCIn,

    7 En este y otros ejemplos tomados de lenguas cxcas me ,"ea obligado, por consideraciones. prcticas, a las formas fonticas vcrdadcrns. Esto no tiene mucha lInpOr,anCiJ, pucs lo que nos interesa son las formas cn

  • 40 LOS ELEMENTOS DEL HABLA en .una relacin objetiva o de otra especie sintc-

    tIca. El elemento radical A ('destazar'), antes de entrar en combinacin con el elemento coordinado B ('sen-tarse'), se compone a su vez de dos elementos (o grupos de elementos) nominales, que son, primero, una raz (F) \ 'cuchillo'), empleada de manera instrumental, que puede usarse perfectamente como elemento radical de formas sustantivas, pero no como sustantivo absoluto en la forma que herpos dado, y, segundo, un grupo (E) + e + d ('vaca o buey negros'), empleado de manera objetiva. Este ltimo consta, a su vez, de dos partes, que son: un elemento radical adjetivo (E) ('negro'), el

    no puede emplearse de manera independiente (la Idea absoluta de 'negro' slo puede expresarse mediante el participio de un verbo que significa 'ser negro'), y el sustantivo compuesto e + d ('bfalo domesticado'). El elemento radical e significa propiamente 'bfalo', pero el d, sustantivo que se da de manera mdependlente y que significa 'caballo' (primitivamente 'perro' o 'animal domstico' en general), se usa por lo comn como elemento cuasi-subordinado que indica que el animal dcnotado por la raz a la cual se adhiere es propiedad de un ser humano. Se observar que todo este complejo (F) + (E) + e + d + A + B no pasa de ser, desde el punto de vista funcional, una base Ycrbal correspondiente al sillg- de una forma inglesa como singing; que este complejo conserva su calidad verbal en virtud de la adicin del elemento temporal (g) -este (g), dicho sea de paso, debe entenderse como algo referido no nicamente a B, sino a todo el com-plejo bsico en cuanto unidad-; y que los elementos (h) + (i) + (O) transforman la expresin verbal en un sustantivo bien definido desde el punto de vista formal.

    Pero ya es hora de decidir qu cosa es exactamente 10 que se entiende por una palabra. Nuestro primer impulso hubiera sido, sin duda, definir la palabra como el correspondiente simblico, lingstico, de un concep-to nico. Pero ahora sabemos que semejante definicin es imposible. En realidad, no hay mallera de dar una

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 41 definicin de la palabra desde el punto de vista fun-cional, pues la palabra puede ser muchsimas cosas, desde la expresin de un concepto nico --concreto, .abstracto, o puramente "relacional" (como en oi ['de'], by ['por'] o and ['y']) - has ta la expresin de un pensa-miento completo (como en la palabra latina dico 'yo digo', o bien, con mayores complicaciones de forma, en un verbo de la lengua nootka que significa 'yo he estado acostumbrado a comer veinte objetos redondos [por ejemplo manzanas 1 al mismo tiempo que me ocu-po [en hacer esto o lo otro]'). En el ltimo caso, la palabra viene a ser lo mismo que una oracin La palabra es simplemente una forma, una entIdad moldeada de manera definida, que absorbe, del material conceptual del pensamiento ntegro, una parte mayor o menor, segn se lo permita el genio del idioma de que se trata. Por eso es que los elementos radicales y los elementos gramaticales, esto es, los portadores de con-ceptos aislados, son susceptibles de comparacin en todas las lenguas, mientras que las palabras completas no lo son. Elemento radical (o gramatical) y oracin: tales son las unidades funcionales primarias del habla, la primera como un mnimum que se abstrae, la se-gunda como la estructuracin estticamente de un pensamiento unificado. Las verdaderas umdades formales del habla, o sean las palabras, pueden identifi-carse en algunas ocasiones como una u otra de las dos unidades funcionales; pero las ms de las veces estn a medio camino entre los dos extremos, pues al mismo tiempo encarnan en si mismas una o ms ideas radicales y una o ms ideas subsidiarias. Podemos concretar todo esto en pocas palabras diciendo que los elementos radi-cales y gramaticales del lenguaje, abstracciones hechas a partir de las realidades del habla, responden al mundo conceptual de la el cual es una. hecha a partir de las re

  • 42 LOS ELEMENTOS DEL HABLA pleto, pero slo a condicin de que se la sienta corno constituda por los elemen tos radicales y gramaticales que acechan en los escondrijos de sus palabras. Es el correspondien te psicolgico de la experiencia, del arte, cuando se la siente -yen circunstancias normales se la siente ciertamente de ese modo-- como el juego acabado de una palabra con otra. Cuanto ms intere-sados estemos en definir el pensamiento nica y exclu-sivamente en cuanto pensamiento, tanto ms intil nos resultar para ese objeto la palabra. As, pues, po-demos compr.ender muy fcilmente por qu razones los especialistas en matemticas y en lgica simblica se ven forzados a presciridir de las palabras y a construir su pensamiento con ayuda de smbolos que, cada uno de por s, tienen un valor rgidamente unitario.

    Pcro, se podr objetar, acaso la palabra no es una abstraccin en el mismo sentido en que lo es el ele-mento radical? Acaso no est sacada de la oracin viva de mancra tan arbitraria como de la palabra se saca el demento conceptual mnimo? Algunos lingistas, en efecto, han considerado la palabra en cuanto tal como una simple abstraccin, aunque csto, en mi opi-nin, no tiene ningn fundamento slido. Es verdad que en ciertos casos particulares, sobre todo en algunos de los idiomas sumamente sintticos de la Amrica abo-rigen, no siempre es fcil decir si un elemento deter-minado del lenguaje ha de interpretarse como palabra independiente o como parte de una palabra ms extensa. Estos casos ele transicin 110S ponen a veces, sin el uda, en gran perplejidad, pero a pesar de todo no materialmente los argumentos de la valIdez pSlcologlca de la palabra. La experirncia lingstica, t;! como se ex-presa en la form; convencionalmente unificarla -la for-ma escrita- y tal como se ejercita en el uso diario, nos est indicando con fuerza ;:brum;:dora que, por regla ge-neral, no existe la menor dificultad para llevar la polabr;, en cuanto realidad psicolgica, a la esfera de la con s-cicncio. No podra desearse prueba rns convincente que sta: el indio ingenuo, sin la menor familioridacl con el concepto de la palabra escrita, no experimenta,

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 43 a pesar de ello, ninguna dificultad seria para dictar,le a un lingista, palabra por palabra, un texto cualqmera; tiende, como es natural, a ligor unos con las palabras, tal como lo hace en el habla comun y ca rriente pero si el lingista lo invita a detenerse un

    y le hace enfender qu cosa desea, aislar muy fcilmente las palabras unas de repI-tindolas en cuanto unidades separadas. CasI SIempre se niega, en cambio, a aislar el elemento radical o gra-matical, pues dice que eso "no tiene sentido".8 As, pues, cul es el criterio objetivo de la por sentado que el hablante y el sle?ten a palabra, pero cmo justificar ese sentimiento? SI la ,fun-cin no es el criterio ltimo de la palabra, cual es entonces?

    Es ms fcil formular esta pregunta que contestarla. Lo mejor que podemos hocer es decir que la palabra es uno de los pedacitos ms pequeilos, y comp1etamente satisfJctorios, de "significado" oislado en que se. resuelve la oracin. Lo palabra no puede fragment;rse sm que el sentido se trastorne; uno de los fragmentos en que la he-

    8 Esta3 experiencias orales, que yo he, tenido no po-cas veces al estudiar sobre el terreno 1111511]1) Jos dlOmas de los indios norteamericanos, est3n' confirmadas de manera muy clara por experiencias personajes de otra ndole, En dos ocas,rones he enseado a indios jvenes e intelIgentes a su propia lengua de acuerdo con el sistema fontico de que yo me :",\'0. , Me he limitado a enseiarles de qn manera deban transcnbIr fIelmente los sonidos en cuanto tales, Los dos muchachos se encontraron con ciertas dificultades para aprender a dividir una palabra en .sus sonidos constifuvenrcs. pero absolutamente ninguna paTa dete,nnmar las palabras, Esto ltimo Jo hicieron a,mbos con espontanea. y completa fidelidad, En el texto manllscnlo en (de, vanos centC113res de p,oinas) que obtuve 3d de uno de los Jovenes mdlOs, las palabras, prcticamcnlc sin cxcep'cin, es';n aisladas, ,mIsIll: manera CJUC 1'0 o clla'ql1:er otro espccl1]sta en ,lmgulstIca lao hubiramos aislado: y no s610 entIdades abstractas, In,dIcadoras . de una relncin coma el that ['q,l1c'] y el but 1 Ingleses, SinO tambin palabras-frases comp'eas, como el ce:np.o nootka arrrba citado, Estas experiencias hechas con hablantes o "e,cTibien.tes" ingenuos mucho ms senos en favor de la umdad definidamente plstica de la palabra qne una andanada de razona-mientos puramente te6ricos.

  • 44 LOS ELEMENTOS DEL HABLA mos dividido, o los dos, quedan en nuestras manos como residuos intiles y desamparados. En la prctica, este cri-terio tan modesto presta mejores servicios de 10 que pu-diera suponerse. En una frase como it is unthinkable ['es impensable'], no hay manera de agrupar los ele-mentos en forma diferente, con "palabras" distintas y ms pequeas que las tres indicadas. Pueden entre-sacarse de all formas como think o thinkable, pero como ni un-}Ji -able ni is-un ofrecen un sentido ms o menos satisfactorio, nos vemos obligados o dejar un-thinkable como un todo ntegro, como una obrita de arte en miniatura. A menudo, pero no de manera invariable, ni mucho menos, se encuentran, aadidas al "sentimiento" de la palabra, ciertas caractersticas fonticas externas. La principal de estas caractersticas es el acento. En muchos idiomas, quiz en la mayor parte, la palabra aislada va marcada por un acento unificador, una fuerza especial que se pone en una de las slabas, a la cual se subordinan las dems. Este papel predominante, intil es decirlo, puede correspon-der a cualquiera de las slabas de la palabra: la eleccin depende del genio particular de cada idioma. Laim-portancia del acento como rasgo unificador de la pala. bra es evidente en ejemplos ingleses como unthinb.ble o como characterizing. La larga palabra paiute que hemos analizado arriba constituye una rgida unidad fontica en virtud de varios factores, los ms impor-tantes de los cuales son el acento en su segunda slaba (wi-, 'cuchillo') y la pronunciacin borrosa (la "re-lajacin", para emplear el trmino tcnico de la fon-tica) de su vocal final (-m, indicacin de plural de un ser animado). El acento, la cadencia, el tratamiento de consonantes y vocales dentro del cuerpo de una pa-labra y otros factores anlogos son a menudo muy tiles para la demarcacin externa de la palabra, pero de ningn modo hay que interpretarlas, segn suelen hacer algunos. como causantes por s mismos de la existencia psicolgica de la palabra. Lo nico que hacen, a 10 sumo, es robustecer un sentimiento de unidad que ya existe por razones distintas.

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 45 Hemos visto que la ms de. las

    funcionales del habla, o sea la oraClOn, tIene, al Igual que la una .psicol,?gica l? qnc una eXIstenCIa puramente loglca o abstralda '. La finicin de oracin no es difcil. Es la expresIn lm-gstica de una proposicin. Intervie!len ella un sujeto del cual se afirma a!go y !a gue hace con rcspecto a ese sUJeto. SUjeto y predicado pueden hallarse fundidos en una sola palabra, como en el latn dico, o pueden expresarse por separado, en su equivalente ingls 1 say ['y? ?igo'l,; .tanto el. SUjeto como el predicado pueden reclblf adICIones dIVersas, de manera que resulten proposiciones complejas de mu-chas especies. Poco importa de estos elementos calificativos (palabras o partes funCIOnales de palabras) se aadan a la oracin: sta seguir conservando su unidad, con tal de que cada una de la.s cosas aadidas venga a caer en su lugar propio y contnbuya a la mayor definicin del sujeto de la frase O del nueleo del pre-dicado.o Una oracin como The mayor oi New York is aoing to deliver a speech oi welcome in French ['El

    de Nueva York va a pronunciar un discurso de bienvenida en francs'] se siente inmediatamente como una proposicin bien unificada, que no admite una reduccin mediante el traslado de algunos de sus elementos, en la forma que tienen, a la orac!n que precede o que sigue. Hay trcs ideas ac1aratonas --:-of New York, al welcome, in French- que pueden narse sin menoscabo del flujo idiomtico de la oracIn.

    9 Las "oraciones coornadas" como I shall remain but yOIJ mar go ['yo me quedar, pero t puedes no consi-derarse sino nluy dudosamente como propOSICIOnes umhc,adas, como verdaderas oraciones. Son oraciones en un sentIdo est!lIst!co, pe:o no si nos ponemos en el punto de vista que es estrIc, tamente formal. El ejemplo citado puede en esta r shall remain. Bu! you may go, la cual esta tan JustIfIcada mlrlO-secamente como esta otra: 1 shaII rema;Il. Now you m.ay go ['Yo me quedar. Ahora t puedes. irte']. Entre las dos prImeras pro-posiciones se siente UIla conexIn ms estrecha que entre las dos ltimas y ello da lugar a una representacin visual convencIOnal que nd debe engaar al espiritu analtico.

  • 46 LOS ELEMENTOS DEL HABLA The mayor is going to de1iver a speech es una. proposi-cin perfectamente inteligible. Pero no podemos ir ms all en el proceso de reduccin. No podemos decir, por ejemplo, Mayor is going to, deliver.10 frase, segn ha quedado reducida,' se resuelve en dos partes: sUjeto de la oracin (the mayor) y predicado (is going to deli-ver a speech). Se suele deeir que el verdadero sujeto de una oracin como sta es mayor a secas, que el ver-dadero predicado es is going y aun i5, y que los dems elementos son estrictamente subordinadds. Sin embar-go, semejante modo de analizar la oracin es muy es-quemtico, y carece de valor psicolgico. Es mucho mejor reconocer con toda franqueza el hecho de que muy a menudo no es posible expresar alguno de los trminos de la oracin-proposicin, o ninguno de los dos, mediante palabras aisladas. Existen idiomas que s pueden expresar todo lo que est expresado por The--mayor is-going-to-deliver-a-speec11 mediante dos palabras, una palabra sujeto y una palabra predicado, pero el ingls no es un idioma tan sinttico. Lo que realmente nos proponemos demostrar con todo esto es que, por debajo de la oracin completa, existe una oracin tipo, una oracin viva, con caractersticas formales bien fijas. Estos tipos fijos o cimientos de la oracin en el terreno de la realidad pueden estar obstrudos por toda cla:;e de materiales adicionales, tantos como la persona que ha-bla o escribe tenga a bien poner, pero en s mismos son algo tan rgidamente "dado" por la tradicin como los elementos radicales y gramaticales que abstraemos de la palabra completa. A partir de estos elementos fundamentales pueden crearse conscientemente lluevas palabras, por analoga con las antiguas, pero es muy difcil que lleguen a crearse nuevos tipos de palabras. De la misma manera se estn creando sin cesar nuevas oraciones, pero siempre de acuerdo con esquemas es-trictamente tradcionales. Sin embargo, por regla gene-ral, la fase agrandada deja bastante libertad para el

    10 Excepto, quiz4, en un encabezada de peridico. Pero se-mejantes no son lengu.aje sino pbr extensin,

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 47 empleo de lo que podernos llamar partes "no les". Este margen de libertad es lo que hace pOSible un estilo individual.

    La asociacin habitual de elementos radicales, ele-mentos gramaticales, palabras y oraci?nes con o grupos de conceptos que se r,e1aCIonan en umd,ades ms complejas es lo que constItuye el hecho mismo del lenguaje. Es importante observar. q,!: en las lenguas existe cierta libertad de aSOClaClOn. plo, la idea de 'ocultar' puede mglcs no s610 mediante la palabra hicle, smo tamblCn con la palabra concea!, y la idea de 'tres veces' las palabras three times y tnrice. Todo el mundo comclde en ver en esta expresin mltiple de un solo fuente de vigor y de variedad lingstica, no una mu.tIl gancia. Ms es .. anarqUl: ca entre idea y expreSlOn lmgmshca en el terreno de los conceptos abstractos y de relacin, sobre todo el concepto se encarna en un elemento, gramatIcal. ejemplo, yo me imagino que la anarqma de la expresin de prurnlidad en palabras como books r plural de book 'libro'], oxen [plural de ox 'buey'], de sheep 'oveja'] y geese lplural de goose .ganso] se mucho ms como una necesidad y tradiCIO-nal que como una riqueza pr?vechosa. un idioma no puede llegar smo hasta cierto }Junto en esta c1ase de formas anrquicas. Es verdad que mu-chas lenguas llegan increblemente lejos en tal respec-to, pero la historia lingstica demuestra. d: manera concluyente que, tarde o las que aparecen con menor frecuencia quedan ehmmadas a expensas de las ms vitales. otras todos los idiomas tienen una tendenCia hacJa la eco-noma de la expresin. Si esta tendencJa fuera mente inoperante, no existira :;rmatica .. La eXIsten,cm de la gramtica, rasg? universal no es SIllO la expresin generaJzada del de que con-ceptos y relaciones anlo:;os se slV1bo]zan de la. manera ms conveniente mediante formas anlogas. SI"alguna vez llegara a haber una lengua completamente grama-

  • 48 LOS ELEMENTOS DEL HABLA tical", sera una mquina perfectsima de expreslOn conceptual. Por desgracia -o por fortuna-, ningn idioma es tirnicamente coherente. Todas las gramti-cas tienen sus escapes.

    Hasta aqu hemos estado suponiendo que el mate-rial del lenguaje refleja simplemente el mundo de los conceptos, y tambin -sobre el plano que yo me he arriesgado a llamar "pre-racional"- el mundo de las imgenes, que son la materia prima de los conceptos. En otras palabras, hemos dado por supuesto que el len-guaje se mueve por completo en la esfera de la forma-cin de ideas o del conocimiento. Es hora de que am-plifiquemos nuestro cuadro. En el lenguaje se atiende tambin explcitamente, en cierta medida, al aspecto volitivo de la consciencia. Casi todas las lenguas poseen medios especiales para expresar rdenes (por ejemplo mediante las formas imperativas del verbo) y deseos, irrealizables o no realizados an ("1 Ojal viniera!", "Ojal ya tstuviera aqu!"). Las emociones, en su conjunto, parecen haber recibido un medio de expresin menos adecuado. Es verdad que, como proverbialmente se dice, la emocin tiende a exprcsarse en silencio. Casi todas las interjecciones, si es que no todas, tienen que ponerse en el rengln de la expresin emocional, y otro tanto hay que decir quiz de muchos elementos lingsticos que expresan ciertas modalidades, por ejem-plo las formas dubitativas o potenciales, que pueden interpretarse como reflejos de los estados afectivos de vacilacin o de duda, es decir, de miedo atenuado. En trminos generales, es preciso admitir que la ideacin reina soberanamente en el lenguaje, y que la volicin y la emocin estn en l como factores secundarios. Lo cual, en resumidas cuentas, es perfectamente com-prensible. El mundo de la- imagen y del concepto, el cuadro interminable y siempre cambiante de ]a realidad objetiva es el tema forzoso de la comunicacin humana, puesto que slo dentro de ese mundo, o principalmente dentro de l, es posible la accin efectiva. El deseo, el propsito, la emocin son el color personal del mun-do objetivo; son cosas que pone de su parte el alma

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 49 individual, y carecen relativamente de importancia para el prjimo. Pero esto no quiere decir que la volicin y la emocin no se expresen. Hablando en sentido estricto, nunca estn ausentes del habla nOffilal, pero su expresin no es de ndole autnticamente lings.tica. Los matices de nfasis, ele tono y de fraseo, la vanable rapidez y continuidad de lo que se dice, los movimien-tos corporales que acompaan al discurso, todas estas cosas expresan algo de la vida interna de impulsos y sentimientos, pero como estos medios de expresin, en ltimo anlisis, no son sino formas modificadas de la expresin instintiva que el hombre comparte con los animales inferiores, no se les puede considerar como elementos de la concepcin cultural esencial del len-guaje, por inseperables que sean de su vida real. Y esta expresin instintiva de la volicin y de la emocin es suficiente en su mayor parte, y a menudo ms que suficiente, para las finalidades de la comunicacin.

    Existen, es verdad, ciertos lingistas especializados en la psicologa del lenguaje 11 que niegan su carcter pr

  • 50 LOS ELEMENTOS DEL HABLA ciaciones personales de cada UQO, y vara, desde luego, en la consciencia de un solo individuo de un momento a otro a medida que sus experiencias lo van modelando y a medida que cambia su estado de nimo. Existen, p,or supuesto, tonos afectivos o categoras de tono afec-tivo la sociedad sanciona para muchas palabras, por encIma y ms all de la fuerza de la asociacin individual, pero, en todo caso, stas son cosas suma-mente variables e imprecisas. Pocas veces tienen' la rigidez del central y primario. Por ejemplo, to-dos convemJllOS en que storm r,'tormenta'], tempest ['tempestad'] y hurricane ['huracn'], prescindiendo de Sus l!geras ?iferencias de significado real, poseen tonos afectrvos dIferentes, captados de manera ms o menos equivalente por todos los hablantes o lectores de in-gls que tengan alguna sensibilidad. Sentimos que storm es una palabra ms general y decididamente me-nos "pomposa" que las otras dos; tempest no slo se asocia con el mar, sino que es posible que, en much03 espritus, tenga un brillo suavizado a causa de una aso-ciaci?n el gran ?rama de Shakespeare;

    es termmo mucho mas directo que sus sin-mmos, con connotacin de cosa ms horrible. Sin em-bargo, es seguro que los tonos afectivos individuales que matizan estas tres palabras varan enormemente. A al-gunos, tempest y hurricane podrn parecerles palabras "blan?as", literarias, mientras que storm, ms simple, tendra para ellos un valor fuerte y spero que las otras no poseen. Si en nuestra infancia hemos ledo libros que hablan del Mar Caribe, es seguro que hur-ricane tendr para nosotros un tono agradablemente vigoroso; y si hemos tenido la mala suerte de quedar cogidos por un huracn, no es muy remoto que sinta-mos la palabra como algo fro, lbrego, siniestro.

    Hablando estrictamente, los tonos afectivos de las palabras n? son de ninguna utilidad para la ciencia; para el filosofo que desea llegar a la verdad y que no quiere tan s610 persuadir, son sus ms insidiosos ene-migos. Pero pocas veces est ocupado el hombre en la ciencia pura, en el pensamiento por s mismo. Por lo

    LOS ELEMENTOS DEL HABLA 51 general sus actividades mentales estn bafiadas en una clida corriente de sentimiento, y se vale de los tonos afectivos de las palabras como de dciles instrumentos que le ayudan a llegar a la deseada excitacin. Son, por supuesto, sumamente valiosos para el artista literario. Es interesante observar, sin embargo, que aun para el artista representan un peligro. Una palabra cuyo tono afectivo habitual est aceptado de manera demasiado unnime se transforma en una especie de comodn, en un clich. A cada momento, el artista literario tiene que. luchar contra el tono afectivo para que la palabra signifique 10 que desnuda y conceptualmente tiene que

    pues quiere que el efecto sentimental de-penda de la fuerza creadora de una yuxtaposicin indi-vidual de conceptos o imgenes.

  • 231 LA .'IlUTUA INFLUENCIA VE LAS LENGUAS importancia, a saber, que casi siempre se trata de adi-ciones superficiales, que no llegan al nclco morfol-gico de la lengua. Mientras los testimonios histricos directos con que contamos no nos ofrezcan ejemplos realmente convincentes de una profunda influencia morfolgica dcbida a la diseminacin dc rasgos cstruc-turales, haremos bien en no confiar demasiado en las teoras de la difusin.

    En trminos generales diremos, pues, que las prin-cipales coincidencias y divergencias de las formas lin-gsticas -sistema fontico y morfologa- son pro-ducto de la corriente autnoma de transformacin del lenguaje, no de rasgos aislados y diseminados que se agrupan al acaso en un lugar o en otro. El lenguaje es quiz el fenmeno social que ms se resiste a in-f1ucncias extraas, el que ms se basta a s mismo. Es ms fcil suprimir del todo una lengua que desinte-grar su fonm individual.

    en el alto chinook, debida evidentemente a la influencia de las vecinas lenguas sahaptin. Otro caso es el del takelma, que emplea prefijos instrumentales por influencia de las hokan (shasta y karok) que se hablan en las inmediaciones.

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    I:.!

    f I X

    LENGUAJE. RAZA y CULTURA EL LENGUAJE tiene su escenario. Las l?ersonas que ha-blan una lengua pertenecen a determma.d.a raza (o a diversas razas), es decir, a un grupo que por ciertas caractersticas fsicas. Ademas, las dlstmtas lcnguas no se dan independientemcnte de la esto cs, del conjunto de costumbrcs y que constituye una herencia social y que determma la con-textura de nuestra vida. Los antroplogos suelen estu-diar al hombre bajo tres -aspectos: raza, lengua y cul-tura. Cuando se cnfrentan a una zona natural como el Africa o como las islas de los mares del Sur, co-mienzan por dividirla de acuerdo con t.res puntos de vista. Sus estudios rcsponden a las sigUIentes pre-guntas: 1) Cules son las principales especies en

  • 236 LENGUAJE, RAZA y CULTURA posicin que ocupa dentro del esquema general de la humanidad. Se da cuenta de que representa una parte vigorosamente integrada del gnero humano --conccbido unas veces como "nacionalidad" y otras como "raza"-, y que todo lo que le pertenece a (1, en cnanto representante tpico de ese grupo, forma en eicrto modo un conjunto bien integrado. Si se tratol de un ingls, se considerar miembro de ia raza "al1-glosajona", de la cual es expresin la lengua inglesa. La ciencia, cn cambio, es ms fra: lo que trata de saber es si esos tres tipos de clasificacin -racial, lingstica y cultnral- son cohcrentes, si su asociacin cs inhe-rente y forzosa o slo un asunto de historia extcrna. La respuesta a tales interrogaciones IJO favorece mucho a los quc tienen una preferencia scntimental por la "ra-za". Los historiadores y los antroplogos han llegado a la conclusin de que las razas, las lenguas y las cnl-tm;s no cstn distribudas en forma paralela, que las zonas de distribucin de los tres aspectos 'se cntrecru-z:m de la manera ms desconcertantc, y que la historia de cada uno de ellos cs muy distinta de la de los de-ms. Las razas tienden a mezclarse en fornla muy di-ferente de como se mezclan las lenguas; stas, por su parte, suelen traspasar sus fronteras primitivas e in-vadir el territorio de otras razas V de otras esferas cul-turales. Hasta puede ocurrir que una lengua desapa-rezca del lugar quc le di origcn y sobreviva en pueblos violentamente hostiles contra los individuos a quienes perteneca csa lengua como patrimonio original. Por otra parte, los accidentes de la historia cstn rcajustando de manera continua las fronteras de las zonas cultura-les, sin que por eso desaparezcan forzosamente las. di-visiones lingsticas. Debemos convencernos, de una vez por todas, de que las razas, en su nico sentido coherente, que es el biolgico, son soberanamente in-diferentes a la historia de las lenguas y de las culturas, de que para dar una explicacin de stas es tan intil la raza como las leyes de la fsica y de la qumica. Slo as llegaremos a tener una perspectiva que, si bien

    LENGUAJE, RAZA Y CULTURA 237 concede cierta atencin a los conceptos msticos de "ge-nio eslavo", "mentalidad anglosajona", "teutonismo", "alma latina", etc., se niega rotundamente a caer en la trampa de alguno de ellos. No hay mejor manera de desinflar esos prejuicios sentimentales que ponerse a estudiar de cerca la distribucin de las lenguas y la his-toria de esa distribucin.

    Es f:kil demostrar que un grupo de lenguas no co-rresponde necesariamente a un grupo racial ni a una zona cultural. Ms an: podemos haccr ver que una so-Ja lengua se habla entre distintas razas y distintas eultnras. No cs una raza nica la que habla la lengua inglesa. En los Est3dos Unidos hay varios millones de negros que no conocen .otro idioma; el ingls es su lengua materna, la vestidura de sus scntimicntos y pensamientos ms ntimos, es tan "de cllos", les per-tenece tanto como al mismsimo rcy dc Inglaterra. Y, por su parte, los hombres blancos de habla inglesa que viven en los Estados Unidos no constituyen tampoco una raza nica v bien definida, a no ser que se pueda decir eso por ontraste con la raza negra. Segn la antropologa fsica, hay en Europa tres razas blancas principales, que