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28 A fondo · Enterprise Mobility Luis Altés Director General de IDC Iberia A nadie se le escapa que vivimos un tiempo de grandes avances tecnológicos que están impactando en todos los ámbitos de nuestra vida. En los medios de comunicación se escribe y se debate de manera habitual y recurrente sobre la denominada revolu- ción digital, y sobre el cambio en la forma en que se hacen y cierran los negocios, sobre las nuevas formas en que consumimos bienes y servicios o sobre las úl- timas tendencias de organizar y entender el trabajo. Han pasado muchos años desde la aparición de los primeros dispositivos móviles, que ya empezaron a cambiar nuestro mundo, pero es ahora cuando la convergencia de tres poderosas tendencias (movili- dad, medios sociales y comunicación en tiempo real) ha modificado muchos usos sociales. En el mundo laboral este cambio de escenario es muy evidente. Hoy en día, en cualquier empresa conviven tres generaciones que son fácilmente iden- tificables con solo observar su distinta propensión al uso de la tecnología. Por un lado, encontramos a aquellos nacidos después de los años 80, a los que los sociólogos suelen denominar generación del milenio o nativos digitales, hombres y mujeres que ya no piden conciliar vida laboral y profesional sino que exigen poder combinarlas a su antojo. Se trata de personas —y profesionales— siempre conectados. Otra generación es la compuesta por los nacidos entre las décadas de los 60 y 80. Los medios suelen etiquetarlos como inmigrantes digitales. En realidad, se trata de un colectivo muy heterogéneo donde coexisten desde techies hasta analfabetos digitales, pasando por todos los niveles intermedios de amor-odio a la tecnología. Por último, encontramos a los nacidos antes de que toda esta revolución empezara. Por lo general, son personas poco habituadas a las nuevas tec- nologías, salvo notorias excepciones. Independientemente de la generación a la que pertenezca cada uno, y de la mayor o menor propensión al uso de la tecnología, es un hecho que la movilidad es una realidad que ha impactado sobre todos ellos porque esos pequeños dispositivos han cambiado de forma radical la manera en que todos nos comunicamos y compartimos información. Se hace difícil comprender el tiempo en que vivi- mos si intentamos obviar el impacto de la movilidad en nuestras vidas. La movilidad se ha convertido en una de las piedras angulares de la sociedad actual por sus múltiples utilidades y aplicaciones. Cierto es que no faltan detractores que alertan sobre posi- bles deficiencias relacionadas con aspectos como la seguridad en este tipo de dispositivos o de infraes- tructura que la soporta. Entre los pros de la movilidad, hay uno que me gusta especialmente, el hecho de poder trabajar desde cualquier lugar, en cualquier momento. Evi- dentemente, implica aprender a fijarse límites para no convertirnos en esclavos modernos, pero creo sin- ceramente que contribuye a mejorar nuestra calidad de vida, a flexibilizar nuestros horarios, a aprovechar tiempos muertos como los que se generan en los divertidos atascos propios de las grandes urbes. En los últimos tiempos, dos años a lo sumo, hemos visto cómo aparecían unas nuevas siglas que aún complican todo este panorama un poco más (o lo simplifican, depende de con quién uno hable). Me refiero a las siglas BYOD, o lo que es lo mismo Bring Your Own Device. Esta imparable tendencia del BYOD implica com- plejidad adicional, y ha acabado de un plumazo con la amada estandarización promovida por los señores del departamento de tecnología, que ahora se en- frentan a un entorno mucho más difícil de gestionar, donde se entremezcla lo personal y lo profesional. Personalmente, considero que somos afortuna- dos por vivir en el tiempo que vivimos. Las noticias negativas que inundan los medios de comunicación apenas dejan hueco para hacer foco en las positivas, pero, sin duda, una de ellas es que somos partíci- pes del mayor cambio que ha vivido la humanidad en sus siglos de historia. El fin del mundo habitual ofrece grandes oportunidades para aquellos que sepan adaptarse a lo que Brian Solis gusta denominar darwinismo digital. Espero que nos veamos todos en el nuevo mundo. BYOD Bring Your Own Device

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A fondo · Enterprise Mobility

Luis Altés Director General

de IDC Iberia

A nadie se le escapa que vivimos un tiempo de

grandes avances tecnológicos que están impactando

en todos los ámbitos de nuestra vida. En los medios

de comunicación se escribe y se debate de manera

habitual y recurrente sobre la denominada revolu-

ción digital, y sobre el cambio en la forma en que se

hacen y cierran los negocios, sobre las nuevas formas

en que consumimos bienes y servicios o sobre las úl-

timas tendencias de organizar y entender el trabajo.

Han pasado muchos años desde la aparición de

los primeros dispositivos móviles, que ya empezaron

a cambiar nuestro mundo, pero es ahora cuando la

convergencia de tres poderosas tendencias (movili-

dad, medios sociales y comunicación en tiempo real)

ha modificado muchos usos sociales.

En el mundo laboral este cambio de escenario

es muy evidente. Hoy en día, en cualquier empresa

conviven tres generaciones que son fácilmente iden-

tificables con solo observar su distinta propensión al

uso de la tecnología.

Por un lado, encontramos a aquellos nacidos

después de los años 80, a los que los sociólogos

suelen denominar generación del milenio o nativos

digitales, hombres y mujeres que ya no piden

conciliar vida laboral y profesional sino que exigen

poder combinarlas a su antojo. Se trata de personas

—y profesionales— siempre conectados.

Otra generación es la compuesta por los nacidos

entre las décadas de los 60 y 80. Los medios suelen

etiquetarlos como inmigrantes digitales. En realidad,

se trata de un colectivo muy heterogéneo donde

coexisten desde techies hasta analfabetos digitales,

pasando por todos los niveles intermedios de

amor-odio a la tecnología.

Por último, encontramos a los nacidos antes de

que toda esta revolución empezara. Por lo general,

son personas poco habituadas a las nuevas tec-

nologías, salvo notorias excepciones.

Independientemente de la generación a la

que pertenezca cada uno, y de la mayor o menor

propensión al uso de la tecnología, es un hecho que

la movilidad es una realidad que ha impactado sobre

todos ellos porque esos pequeños dispositivos han

cambiado de forma radical la manera en que todos

nos comunicamos y compartimos información.

Se hace difícil comprender el tiempo en que vivi-

mos si intentamos obviar el impacto de la movilidad

en nuestras vidas. La movilidad se ha convertido en

una de las piedras angulares de la sociedad actual

por sus múltiples utilidades y aplicaciones. Cierto es

que no faltan detractores que alertan sobre posi-

bles deficiencias relacionadas con aspectos como la

seguridad en este tipo de dispositivos o de infraes-

tructura que la soporta.

Entre los pros de la movilidad, hay uno que me

gusta especialmente, el hecho de poder trabajar

desde cualquier lugar, en cualquier momento. Evi-

dentemente, implica aprender a fijarse límites para

no convertirnos en esclavos modernos, pero creo sin-

ceramente que contribuye a mejorar nuestra calidad

de vida, a flexibilizar nuestros horarios, a aprovechar

tiempos muertos como los que se generan en los

divertidos atascos propios de las grandes urbes.

En los últimos tiempos, dos años a lo sumo,

hemos visto cómo aparecían unas nuevas siglas que

aún complican todo este panorama un poco más (o

lo simplifican, depende de con quién uno hable). Me

refiero a las siglas BYOD, o lo que es lo mismo Bring

Your Own Device.

Esta imparable tendencia del BYOD implica com-

plejidad adicional, y ha acabado de un plumazo con

la amada estandarización promovida por los señores

del departamento de tecnología, que ahora se en-

frentan a un entorno mucho más difícil de gestionar,

donde se entremezcla lo personal y lo profesional.

Personalmente, considero que somos afortuna-

dos por vivir en el tiempo que vivimos. Las noticias

negativas que inundan los medios de comunicación

apenas dejan hueco para hacer foco en las positivas,

pero, sin duda, una de ellas es que somos partíci-

pes del mayor cambio que ha vivido la humanidad

en sus siglos de historia. El fin del mundo habitual

ofrece grandes oportunidades para aquellos que

sepan adaptarse a lo que Brian Solis gusta denominar

darwinismo digital. Espero que nos veamos todos en

el nuevo mundo.

BYOD Bring Your Own Device

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EntrevistaEnrique Solbes,Director GeneralHP Enterprise Services

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