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^•»ei^ Año III - SEMANARIO SATÍRICO — Núm. 118 SE PUSUCA TODOS LOS SÁBADOS m^ORID, 24 DE ñQR]l DE 1915 FACTOR, 4. antresnelo.- Apartado, 51&.- Teléfono SSM Sutoripción «n provincias, 5 pe»et«ia »fío. para anuncio* y reclamos, « é a « « tmrttm» 33 O •^^A^Ki.Xi.mt.mí. XO o^xxtlxicxoa». 3VE a. XX or £1 o n t r o <3.c:>s... o s t a . dlslJ^-is . S É e Alterando por una vez el aspecto de nuestras portadas, queremos que en esta de hoy sólo aparezcan tres fieuras: la de Maura^ en calidad de espíritu elevado; la de Dato, en calidad de espíritu simple, y la de Romanones, en calidad de espíritu vivo. Como recuerdo de la semana en que uno habló, y los otros dos se hicieron la ilusión de que hablaban, queremos que la conserven los lectores. Las tres figuras son un símbolo. Con saber que los dos que aquí aparecen abajo son los que están arriba, en el favor, hay bastante para que se sepa por qué se liundió Espafía, J

SE PUSUCA TODO S LOS SÁBADOS DE 1915 ^ »ei^ · FALTABA UN COMPLEMENTO ... CeratOi Relímente no me preoiupa lo que ha diclio Maura. También es verdad que no lo lie entendido. Asi

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Año III - SEMANARIO SATÍRICO — Núm. 118

SE PUSUCA TODOS LOS SÁBADOS

m^ORID, 2 4 DE ñQR]l DE 1915 FACTOR, 4. antresnelo.- Apartado, 51&.- Teléfono SSM

Sutoripción «n provincias, 5 pe»et«ia »fío. para anuncio* y reclamos, « é a « « tmrttm»

33 O •^^A^Ki.Xi.mt.mí. X O o ^ x x t l x i c x o a » .

3VE a. XX or £1 o n t r o <3.c:>s... o s t a . dlslJ^-is . S

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Alterando por una vez el aspecto de nuestras portadas, queremos que en esta de hoy sólo aparezcan tres fieuras: la de Maura en calidad de espíritu elevado; la de Dato, en calidad de espíritu simple, y la de Romanones, en calidad de espíritu vivo. Como recuerdo de la semana en que uno habló, y los otros dos se hicieron la ilusión de que hablaban, queremos que la conserven los lectores. Las tres figuras son un símbolo. Con

saber que los dos que aquí aparecen abajo son los que están arriba, en el favor, hay bastante para que se sepa por qué se liundió Espafía,

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Ct MÜNTiDERO

Don Antonio habla y' Mamporro escribe.

•fári !

Apunte de un palco del Reai.

¡Dios le conseivi; VA vista a in:estro dibujante y ojalá acierte para bien del país!

Nuestro insigne director. Don Feliz del Mamporro, Hega a la Redacción liecho un brazo de mar del Norte; el hongo aobre la nuca, los pelos del [uñar alborotados, ta vista extraviada y el garrote en la postura de presenten.

—jA ver! Cuartillas y pluma. Asombro general. Don Feliz se sienta y escribe, con una

rapidez y una corrección qne le envidiaría el propio Julio Burell.

—Pero ¿sabe usted escribir, querido di­rector?

—Estimable troncho: si después de oír hablar a ese hombre que acaba de endilgar­nos en el Real un discurso de dos horas, diciendo cosas estupendas, no se qutda uno escribiendo de corrido, di que ea uno tal­mente de \& claae mular y dizno de que le esporten.

—Le ha gustado a usted don Antonio, ¿eh?

—Me ha vulnerado la neutralidad políti­ca, hijo. Ya sabes que vivo eii la feroz in-depen<lencia; pero hoy me siento maurista, por Tcinticuatro horas al menos. Porque yo me pregunto: jQu¿ clase de país C8 éste? ¿De imbéciles? jDc sinvergüenzas? ¿De lo­cos? jDe inocentes engañados? Oye uno a Romaoones, y se echa a reir; a Dato, y Hora; a Mciquiades, y le suena a hueco. Oye uno a Uaura, y dice: "Este hombre es su-peri«r.¿Por qué no pue¿e gobernar, si to­dos esperan lo que ¿! diga para atemperar fiíí conducta a lo que piense y resuelva Maura ? "

—[Ahí Pero ¿no lo sabe usted? —Del todo, no. —Pnes ahí va, en cuatro frases.

FABSICA DE OOBBATAS,Cijtllvin. IZ, Ca-«iiaSr giumtcB, pañuelos, géneros de puai-

Sleffancíi Surtido Economía. PlttW FUI

HISTORIA BREVE Y SENCILLA En España se robaba un poco para poder

politiquear un mucho; pero había un gran número de monárquicos con vergüenza, y otro gran número de republicanos también. Don José Nakens puede decirlo. Los jefes se hacían la vista gorda cuando había que satisfacer alguna pequeña ambición; algu­nas veces, una necesidad. Pero ellos pro­curaban no cmpucrcarse. Pi Kfargall, Cáno­

vas, Salmerón, Sagasta, Gamazo, Silvela, Villaverde...

Los jefes fueron desapareciendo, y a me-diiia que bajaba el nivel de los caudillos, la nincupiscencia se fue acentuando. LleR-ó im momento en que entraron en la 'políti­ca hombres que huían de la Guartlia civil, y n los que les era indispensable la inmu­nidad para seguir viviendo fuera de la cár­cel. El país empezó a sentirse abrumado, porque lodos esos hombres necesitaban di­nero, y lo pedían a los gobernantes, y los gobernantes, entre la amenaza que hacía pe­ligrar el orden público y la sangría abierta en el Tesoro nacional, optaron por esto úl­timo.

Cuando el vicio empezaba a tener carac­teres peligrosos, entró a gobernar D, An­tonio Maura.

Maura tapó las grietas, y entonces pudo escribir Benavcntc "Los intereses creados".

;De modo que aquel señor austero y so­brio, elegante y recio, elocufjnte y cortés, todo bondad y rectitud, cariíio&o e inflexi­ble a la vez, se proponía no soto hacer de España un país culto y trabajador, sino de­fender el dinero del contribuyente y adecen­tar la política, limpiándola de roedores?

¿De modo que ya loa vagos no podrán co­mer la sopa boba, ni los chanchulleros ha­cer sus negocios, ni loa defraudadores de­fraudar, ni los enchufistas llevarse el dinero del Estado? ¿De modo que ya no podrían vivir sino los comerciantes de buena fe, los periodistas de verdad, los industriales hon­rados, los empleados que trabajaran? ¡Ahí no! De ninguna níanera.

Y .empezó la campaña para clcminarle de la política, y surgió la semana sangrienta, y los que en el triunfo de todo aquello veían .HU porvenir de oro, arengaron a las pobres masas engañadas para recluir en su retiro al gobernante.

¿Qué obra del teatro clásico le gusta a usted más?, preguntamos a uno de nuestros más ilustres burócratas. —"La vida es sue­ño"—respondió. —¿ Por qué ? —Pues, por­que duermo en una cama que he comprado en el Gran Bazar de Camas y Muebles de Antonio Mercadal, donde me paso delicio­samente día y noche, y comprendo las ra­zones que asistieron a Calderón para idear ese título. Atocha, 8, lO y 12.

DE ENTONCES A HOY Desde entonces acá se ha desatado sobre

e¡ país la plaga de los vividores, aunque nc lodos los que mangonean en la política lo son, porque ha habido muchos tontos y mu­chos engañados.

Pasad revi.sta, y veréis que muchos dt los que en ]tíOf>—no muchos a secas, sinc muchos centenares—apenas podían malco­mer, hoy son millonarios, o van camino de serlo. Preguntadle cómo han adquirido esas fortunas, y no podran justificarlas, porque no ejercen más profesión que la de políti­co, que no es retribuida.

Si no sois tontos, adivinaréis que las for­tunas las han sacado de vuestros bolsillos-con malas artes. Lo que el vulgo desconsi­derado llania robar.

Otros, que poseen fortunas, se sumaron a ese movimiento, afanosos de medro y pre­ponderancia política.

Y otros, en fin, que no eran ricos, pert> que tampoco aspiraban a robar, sino sim­plemente a vivir con pocos quebraderos de cabeza, invocaron el refrán de "A río re-viielto...", y al río se lanzaron a ver que pasaba.

Total, que unos pensaban: "Si gobierna un hombre recto, decidido a defender los comunes intereses, yo no podré seguir en­riqueciéndome". Otros: "Si gobierna un hombre sabio, yo no podré lucir a su lado como figura de primera magnitud"; y los últimos: "Si gobierna un hombre que no re­vuelva el rio, yo no pescaré sin esfuerzo ni el modestísimo pez a que aspiro."

Resumen: ¡Maura, not Y antes que Maura, el bloque, la revolu­

ción, la anarquía, los besugos.,, Cualquier cosa.

FALTABA UN COMPLEMENTO

Sin embargo, el "¡Maura, no I" sólo tení;i eficacia en su sector de !a política, y la Co­rona podia inclinarse al otro sector. Era indispensable buscar en el sector del "Mau­ra, sí" hombres que colaboraran a la obra del "Maura, no", para que fuese completa y definitiva. Y los hombres—¡qué tristeza!— no faltaron,

— Usted, al lado de Maura, no podrá ser nunca el primero; usted no podrá pasar de cuarto; usted será siempre un quinto. En cambio, con nosotros... Aquí nos tuteamos todos.

Don Antonio analizando la política española.

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rf M r \ fíMf Htr

V '

CeratOi—Rel ímente no me preoiupa lo que ha diclio Maura. También es verdad que no lo lie entendido.

Asi se hizo la conquista, porgue cuando tío el ])a]it.'cillü. la vanidad tiene una tuerza lie a t racción irre&islibk' para los es tóma-iíos y para los espíri tus mal a l imentados .

Aquellos hombres olvidaron que al laclo lie Maura las ea r ieras y las L) i re e clones eran lo de m e n o s ; que lo de más era la obra de adecenlamienlo y de redención.

Y así ¡mdo decírsele a ¡a Corojiia que uo letiia dónde elegir, porque liberales, con­servadores y repiiljlicajios y,i-itaban: " '¡Mau. ra. no I"

P e r o Maura aun podía gobernar , porque ellos le reconocían la superioridad, siem­pre a condición de que fíritase lambíéu "¡Maura, i io l " ; es decir, " M a u r a bará lo que todos nosot ros , oU'Jdaiido sus a]tlccedtínte5, para consciilir la cx]>lotaci6n y la ruina Át\ pa ís" .

Maura niíró desdeñosamente el Podei', y •ie ettcerró en su casa.

M\ " ¡Maura , n o ! " estaba Iriunfajite; |.iero...

EL NUDO DEL CONDE Cuando Roma non es empezó sii discurso

'le Palma, ,se le olvidó un párrafo -'de Ar-ijente, y detei i icndose aforadís imo, -dijo a ios que le rodeaban: '" N'o puedo cont inuar ; '.engü un nudo en la garííanta. . . '" Y se aga­rraba el de la corbatH, que resistió los deses­perados t irones, gracias a que ,era de " PZl Globt to" , Monte ra , ló. ,

N O C O N T A B A N C O N E L PUTEBLO

Maura na quiso hablar, porque tuvo la visión Certera-de que si el país no desper­naba solo. iiHcerle despertar , frente a tan tos iuyestiotiíidores. • seria tarea imposible. La lucha no podía establecerse con a rmas tan ilesiguales, De un lado, poderosas Hmpre--ns de,' pi.iblicidad, resortes del Poder , Inies-Tes ije- bar ios , éngañfidores de mul t i tudes bien payados, Dti otro, un bombre , un pro-viratmi y yinn.^ cnujitns adictos, que no qiii-derpii. ;üiri:idiiii;ir 'ni qiio parecía' vencido, ijrji ftuo icjil;'.!! íi' cu. él.

Pero ir. \w¿\\\\ lenbi qiul estallar, y csiallú. El puiiáíln de hoiubres l anzó le a ía p>?lea. •;¡n acordai'^f; de lo que perdían, ni ])iM:.-ar 1:7] premi'./. • Y Cí'i:;ii .-.orí.! t\v i]eU-/.ij;,liU -y nii:i la nr-

¿.•ii]Í'¿acióJí 'le enl'ri'nri-. liue. di.'íp.iüicjuj.i i ' l lá d''•!>• - '••lÍMi'ir,-.. fif la,-; •!V,i'-li'le7:'"í. di ' b"'-

víveres y de los voceros, aquellas docenas fie hombres le abr ieron paso a la verdad en la conciencia pública.

Al llegar aquí. Main])orro suelta una ex­clamación fuert.e, y dice:

—Yo soy de esos que lian abier to algo. —Sí, ilustre Don Feliz, d i rec tor y ami-

y;o: usted es de los que, sol tando estanipi-dos a u]i lado y otro, a s t racanadas y ver­dades, chistes y crudezas, le han abier to los ojos al [jaí.s.

— Ya me figuraba yo que, en medio de mis cogorzas honestas , había hecho algo bue]io en este mundo.

— H a contribuício usted a que el pueblo ilespcrtara, porque el pueblo. . .

A L F I N H A D E S P E R T A D O

La genie , a medida que pasaba el t iempo, iba pensando ; " ¡Pues es verdad! A nú me íian centiqjlicado las cargas y me han dis­minuido los ingresos, Yo no puedo vivir como antes. £ n cambio, Fulaui to , que no nene almacén, ni bufete, ui empresa fabril, ni talleres, ui más ocupación cjue la de chis­morrear en el Salóit de Contercncias y ad-mini.strarnu: lo mío, se cnri(|uece, \ Es tos 1Í0.S son unos s invergüenzas !"

Y sin ser políticos, com]>rciu[icron que era indispensable hacer política decente, pa-i'a salvarse. Pero ¿con quién, si todos pa­recían iguales, unidos para los inisntos lines? '

Vieron a M;iura, a le jado de totioa elloa. Y no se afiliaron al mauris ino, a la jíolíti-ca de aquel l iombre silcnciuso, que había sopor tado , sin pestañear , las injurias, los a tentados , las ])rocacidades, las traiciones;-que había pasado, junto al Poder desdeñán­dolo, an tes que claufiicar; que ante el con-,i;lüUierado de unos déspotas con cascos li­berales, había proc lamado la igualdad an­te la ley y ia indiscutible soiicranía fiel puc. blo, no como halago de miiin, .sino como pi'áctica de gobierno.

N o se ardiaron al m a u r i s m o ; pero empe­zaron a comprender , v iendo los apabullan­tes aulomóvi ie* y los soberbios palacios de a lgunos [joliiicos, lo (¡iic dignificaba cd " ¡Maura , no !" .

Y asi ]ia podido llegar Maura, .en medio • le la o?í|ionl.acii'n' de t^.spaña entera , a l es-i-cnurii.i drl leair í . Real, a li; hora e]t que el ]-i;'.!-:. c.Ni)li'i;',i!ti por lo.- í iiidii 'atos políiiens y di.- pnlilJciiUif!. iiareee ;iü'- 'iiii:a:i!e..-

•OiK- bien no-; b:i s:i!ir|i.. '-^u,', rt 'd'í 'z!

¿ Q U E P A S A R A ?

Y habló Maura, sin minucias, sin peque­neces, sin alardes, sin retos, con la sereni­dad del jns io , con sinceridades que rompen el velo de hipocresía CLI que se envuelven los vividores.

N o es cosa de reproducir aquí su discur­so, cpie ya se saben de memor ia cuantos es­pañoles tiejien el alto lu-nor de leer E L MENTÍ DERÜ,

,; Qué consecuencias tendrá este d i scurso ; A n t e s de pronunciado, cada cual hizo sus augurios y ]io pocos hasta planearon lo que Dotí Anton io debía decir para que de su ac­titud se derivasen es tas o las o t ras conse­cuencias. H a s t a de crisiá se liabló.

Crisis ¿para qué? ¿Para cambiar las per­sonas? Y las personas ¿qué significan eu todo es to? Lo mismo dan Ronianones , que JJato, que Melquíades, L o mismo daría Ga-ribaldi. T o d o ello no pasa de ser un episo­dio burlesco de nuestra vida. Lo que impor-ta no es susti tuir las decoraciones y los cómicos, .sino cambiar .de raíz el a rgumen to de la obra, t ransformar la medula de iiues-ira política. Y eso no se hace eji unas horas, con que le den la boleta al pobre Cerato. Para eso es necesario que venga la inun­dación de! pa t r io t i smo y de la decencia pú­blica.

Pero las consecuencias injuediatas ya las Catamos -tocando. Se p reparó la comedia con veinte dias de anticipación, donde se vienejí j j reparando todos los g-olpcs de ha­bilidad. Ln los salones reservados del '• t rus t" .

E n t r a r o n en la combinación Dato , l<<>-manones , Lerrou.v: y IJon Mclqniadcs.

Romanones iría a Pa lma para hacer uu discurso resuci tando el bloque, que ha dado de comer a tanta gente y ha matado de hambre y de deshonra al país; los perió­dicos de la confabulación le dar ian mucho aire al asunto, como ya se ha visto. Al mis­mo tiempo, Dato, p ro teg ido por Lerroitx, aspirar ía las auras populares en Barcelona, después de una comedia repugnante de ame­nazas y regateos . ¡ Oh, qué sucesos m á s emoc ionan tes ! La preiisa l iberal-idónea-re-volucionaria les consagrar ía planas enteras , p rocurando no inser tar ni u]i sólo anuncio del discurso de Maura ; pero sin decir tam­poco que aquí, en Barcelona y en Baleares, se habían dado órdenes aeverísimas para que todos los funcionarios piiblicos, sin ex­cepción, hicieran a l iomanones y a J 3 a t o los recibimientos que los pueblos respect ivos no habían de dispensarles.

Y cuando Maura hablara, o se le haría el silencio, o no se le daría importancia o se ar remeter ía contra él, scgim lo que díjest.

^felqu¡adcs iría a Granada para recoger iiábilniente, sin llegar a sellar el ]jaclo, las invitaciones de Romanones .

N o ha fa l lado 'aun n inguno de los ]>rcpa-rativos.

Y así podrán ir de la mano todos los d i rec tores ' de esta farándula, en la que el pueblo no tiene más part icipación que el asco de presenciarla, a decirle al f-^ey:

—vSeñor: Ya lo ve V. M. Apenas Íia ha­blado ese hond-ire, nos liemos unido, todos para defender la Liber tad.

No ; sed sinceras y decid: —Apenas ha hablado ese bombre , que no

deja clianchullear a nadie, nos hemos uni­do todos para ver si logramos sacarle hi? tiltiuias pc-ietas que i¿- quedan al contribu­yente español , ' porque todavía Iniy a lgunos de nues t ros amigos que no han llegñdo al millón y eso no puede ser.

V o m i l o s r i í K A N Colera Ti us j Piarrpas J , ? L Disc«r.rias

INQiaPENSABLe A l O S V I A J C K ü S

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r v U M l U C K j

H A B L A M O S N O S O T R O S

Xüiitítros no somos niauí ' istas; pei'O co­m o los coi]ierci;i[Uc3 que no pueden vivir, como los lahratioi'es esquilmados, como to­dos loí hombrea de buena voluntad a quie­nes les asfixia el tufo de este basurero dt' coucupiscencia.s, de enjuagues, de negocios, de prevaricacioiies, de engañoe 3- de pira­tería libre, c reemos que España se derrum-ijará [)i^¿honradíí y que en el derrumbamien­to pereceremos lodos, si dirij^idos por un

í^ fmmbre superior no nos d;.::idimo3 jjrontu a üalvar los intCJeses y el nombre de lu

-f-'atria. Noso t ros áonios más monárquicos que

todos esos, porque nue&lro monarqu i smo nu depende de la cantidad de pese tas , que nos lle\-amos a casa. '^' porque queremos al Rey, somos incapaces de eniy;añarlc, como le en­cañan los faranduleros.

Noso t ros le deciinos, r e spe tuosamen te : —Señor : Se intenta liacer con !a Monar­

quía española, lo que se hixo c<i]i la ])orlu-yuesa. Muchos de los l iombrcs que os ro-rean 'están enl re i janJo la Patr ia y la Nfo-narquia a vues t ros enemifíos, y el dia que esos enemigos acaben de conquistar mansa­mente tas posiciones, sin un tiro, sin un mo­tín, irán a deciros que lea dejéis libre el T rono , p¡arque necesitan ese pues to para un correl igionario carga<lo de familia, que está sin colocación. Vues t ro mejor amigo es el que os dice la \ 'crdad y no cobra por de­cirla,

Mampor ro se poíR- en pie y nos esirecba la mano,

—¡Has es lao super! .•\hora afiade la si­guiente sollama:

Españo les : Ante los ojos tenéis la silua-cíóii, I l u d i o s cientos de millones de déficit, mucíios mercaderes , que en un quinquenio de ¡Maura, no ! se Iian hecho millonarios. La industr ia cslá en quiebra, la agr icul tura en ruinan, la docencia en crisis, los impues­tos y las gabelas centuplicados. Lo esta­mos perdiendo todo, incluso el honor.

La salvación [Icpende de vosotros . ¡Sed h o m b r e s ! Y .si no queréis serlo, mo­

rios de asco, .-\ mi me iuíporta un pimiento.

i ^ ^ p i

Ei fuego de la Comedia. IZl fuego no respetó nada del prccio.so tea­

t ro de la Coinetüa; todo lo dest ruyó. Úni­camente quedaron intactos varios trajes de uno de l'is actores más elegantes, contra Jos que nada pudieron las l lamas y eran de los que coitt'eccioua Víctor González, el po­pular' sastre de la calle de la' Cruz, 42.

^y^ L O D E L 2 D E M A 7 0

5u miaja de ridículo.

La plancha que han hecho los cipayillos ' revolucionarios los acredi ta una vez más de previsores, sesudos y resueltos.

Aunque los grandes ro ta t ivos de la coa­lición r o mano-ce ratíst ica-r evolucionaría, no han d icho ni " p o r ahí te pudras ' ' , ha basta­do lij campaña de Eh M E M T I D E R O para que se venga al suelo la proj 'cctada excur­sión de los rcvoUicioniírillos chupópteros a Francia el J de Mayo,

L o s pobrecil ios con t ra tados para la lar-sa fraiicónia, creyeron que aquí se ¡ba a callar iodo el mundo y que ellos ¡lodrian llegar a l í ihesal tes diciendo: " Y a veis si te­nemos hiii-rT.ii. eji Esjjaña, tjuc eJ propia Dos de Aiayu venimos en representación de nues t ro ]>aís a rendiros eí b-^-menaje esti­pulado tm' la condición qninta tie liucstrfi t ra tado de al ianza."

i ja . ja, j , ' : . ' Estáis mocli;iles. pollns. ,'\ijiu mieniras impere [I11JI .lüjliz del Mampor ro , no he^ liucen tornerías ni yor r inadas de csu oaliliré. ' •

L'i íTaci'"pso e.s el ;ip'ii'o qi"p han ¡iji-adi'

los cipayillos para salir del a t ranco . Re­uniones, cabildeos, consul tas . Al lin, la em- ' bajada francesa, ccm más sent ido común que los de la com[)arsa radical-conjuncionista, dio la solución en forma de ñola del Go­bierno francés, diciendo (¡ue agradecía n\u-cho el homenaje, pero que lo aplazaran. , , pa en cenando.

Total , que después de todo les hemos lie­d l o im favor a los franceses, a los que les ilja a costar un jjíco !a excursioncita .

Porque hubo quien pidió mes ade lan tado y mes de fianza.

Pe ro. en fin, lie ni o s d e j ado b ie n ¡mes t o el pabellón de Jíspaña, cont ra ios Jarsaii-lillos. como es nuestra cos tumbre ,

Y. de todaá maneras , ce lebraremos la ma-niíestación patr iót ica del " D o s de Mayo" , para que no baya dudas.

Señores : ;qué tio es este M a m p o r r o ! Cada día le vemos más grande.

f% •

Un teatro menos y un cómico más. El domingo pasado desa[jarec!Ó el tea t ro

de laComedia y habló en I 'a lma de Mallor­ca el Conde de Romanones , que sacó a re­lucir la unión de las izquierdas, cüíncidien-do con una cart i ta de Don Melquíades. La verdad es que la cartita 110 causó o t ra sor­presa que la de ijue iba escrita en un mag­nífico jjapel, ¡Como que era de la I 'apelería Alemana, de Madrid, establecida en la calle de Espar t e ros , i, conocida pr inc ipa lmente por el magnífico materia! c ins t rumentos de Topograf ía y Dibujo ([ue vende y que coni-¡írun todos los es tudiantes madrileñtis.

Ruizy abucheado. ¡Vaya una vista que t enemos! La pr imera sesión <le la Cátnara de la

Propiedad, que lia jjresídido el notable can. tante Don Tit la Ruífo líniz J iménez, ha si­do un éxito loco.

Jiuiz empezó declarando que él no era propietar io, ni falta que le hacía para des­empeñar la Presidencia, porque el regla­men to está bien claro al preceptuar que sólo podrán per tenecer a l a Cámara los propietar ios . (Ovación, areja y puros de a 0,15.)

Asegnró que del impues to de a lcantar i ­llado no sabía palabra, porque no había te­

nido t iempo de estudiarbí), si bien es ciertc* que fué él e! alcalde que ordenó se les co­b ra ra a los propietar ios , sin contemplacio­nes. (Doble ovación, t res vueltas al ruedo y pi ropos de Moral .)

Ruiz se enfada y dice que él no permane­cería dos minutos en la Presidencia si ob­servara el menor gesto, de contrar iedad en la Asamblea.

Todos los asociados empiezan a hacer ges tos de contrariedad,, y en vista de que iíuiz no abandona la Presidencia, le hacen una ovación indescriptible, a r ro jando so­bre el pitillos, caramelos y manojos de vio­letas.

JÍ.UÍZ saluda emocionado y se levanta. Todos gr i tan : " ¡Va a d imi t i r !" Ruiz exc lama: "Señores , agradecidís imo

y hasta la próxima. '" Aclamaciones, ]íalnias y sombre ros por

el aire. r*ara la siguiente, se prepara un iiuevo es­

pectáculo, con pitos del Santo y aleluyas alusivas.

Eres grande, Riiiz.

Ustedes perdonen. Con humildad que no nos sienta bien, y

hasta con su miajilla de finura, que nos sienta peor, t enemos que pedir perdón a los 32.4:^0 espías y quejosos a los cuales no podeinos complacer en este número pu-blicaiulo stis cosas.

La política tíos tiene absorc ionados , como dice D, Melquíades.

Pero todo irá saliendo, si Dios quiere, que si querrá, porque nos es t ima mucho.

i 'or algo somos buenos, aunque no lo crean Fresquera y Cerato.

De los r iegos del Al to A r a g ó n no pode­mos decir hoy más que una cosa:

Al propie tar io del p royec to le quieren pa­gar el millón dosc ientas mil pese tas en diez anualidades, o sea 120.000 pese tas cada año.

Y como existe una Empresa que se cree con derecho a 400,000 pesetas , por haber gest ionado cerca del Sr. U g a r t e la adjudi­cación al au tor de ese p royec to , velay por qué el au to r se niega a que le paguen en plazos.

¿ N o lo sabían en el minis ter io? Pues ya lo saben.

E3 n ^ 1 1 ^. TVI a. X* -

V e n t i l a d o r . - ¡Arrea, miincoí ¡l-a qtie se viene tiicirita! Habrá que virar... .

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ÉL MlíPniDCRu

Se sahó CeraííMlis. j Q u é valor de h o m b r o !

El viaje de Cera to a BarceEon.t lia sido de lo más hípico que registra ' la historia de la presente Era .

Es t ábamos todos con el alma en un hilillo de coser, desde que Ceratíbilis, mesándose los rizos, exc lamó gaHardamentc :

— I r é (vive Dios!, cueste lo que cueste. Bugalla], que es hombre metódico y pro­

cura adminis t ra r la Hacienda lo mejor que se puede, se puso rojo comprendiendo el sentido fatal de estas frases,

—Si cuesta más de 1,30 por barba. . .— aventuróse a decir.

— H e dicho que cuésteme, lo que me cués-teme—replicó Da to .

Y ya los pobres minis t ros no pudieron comer, ni dormir , ni firmar. Las al tas esfe­ras se es t remecieron . ¡Qué intrepidez la de este hombre ! ¡Atreverse a ir a Barcelona, después del revuelo que él mismo había pre­pa rado val iéndose de Cambó y de Ler roux .

L a noclie de la salida, pus imos la esta­ción hecha un mar de lágrimas. Mampor ro , por sus graves ocupaciones, no pudo con­currir, y le envió una carta lacónica, pero lo suyo de expresiva. Decía as i : "Que r ido Ceral ibí l is : Buen viaje y que gastes poco. Espero con emoción la llegada del primer mantecoso de mi país. Te osculea.—Feliz,"

Cerato se enterneció, calóse u]ia go r ra a cuadros y subió al tren.

¡Qué valor! 3,7$ lo menos. Cuidado que ir a Barcelona ¿eh? Una tonter ía de arrojo.

Así es tuvo Sánchez Guerra toda la no­che del domingo, al pie del telégrafo, es­perando las noticias de Andrade .

-* • • L a información oficial N o ha podido ser más chistosa la infor­

mación oficial. Domingo , madrugada ,—Las nubes ame­

nazan lluvia que podría deslucir recibimien­to. E s p e r o instrucciones V, E .

Contes tac ión del minis t ro.— Diga V. S. San Ped ro necesi tamos buen t iempo.

Domingo , mañana .—Llegó presidente . ¡Qué eniociónl ¡Qué ovación I ¡Qué chapa­r r ó n ! jAl i rónl ¡Pon, pon, poní

Domingo , 11 mañana ,—Pres idente llegó Gobierno civil. Tone ladas ovaciones, des­pilfarro entus iasmo. Es tá bien y sonríe.

Y asi todo el día y toda la noche : " P r e ­sidente comió, bebió, ahora fuma, ahora es­tá en. . . —Comprendido—contes ta Sánchez Guerra . —Ya ha sal ido—responde a los pocos mo­mentos Andraáe ,

—¿Con felicidad? —Completa . Y al l legar las dos de la madrugada , el

úl t imo p a r t e : "P re s iden t e ronca Itigar s e g u r o . " —¡Gracias, Dios míol—gri ta Sánchez

Guerra . Y aga r rándose a todos los teléfo­nos oficiales, empieza a decir : " E l presi­dente, due rme . "

El m u n d o oficial lanza un ¡aaaabl de sa­tisfacción y se en t r ega al sueño.

España se ha salvado. ¡Viva España !

L a información de los periódicos. Esa si que ha sido de buten. P lanas a to ­

do meter , por las que nos hemos en te rado has ta de los calcet ines que llevaba S. E. P a r a lo que cuesta, ¿verdad?

L a gente que no está en el inter ior de es­tas moj igangas , se ha hecho cruces.

— P e r o , señor, ¿qué pasa con el viaje de D a t o a Barcelona? ^Dependía de él que se arreglase nuestra Hacienda, que t e rminara la guerra, que se adecentara la política, que se consolidase el r ég imen?

N o s o t r o s también nos hemos qui tado la

cabeza cuatro o cinco veces y la hemos sa-cndido a ver si alguna telaraña nos impe­día apreciar la importancia del g randioso viaje, ¡y nadal

Barcelona no es la capital de Cafreria, que nosot ros s epamos ; a Barcelona van to­dos los que tienen algo que hacer allí. ¿Qué le va a impor tar a la gente que vaya Don Cera to y que le aplaudan, le silben o le to­men de pito?

¡ Misterios que hay! Pero , en fin; ya hemos salido de! apuro .

El régimen está consol idado, la Hacienda saneada, Cerato en t re nosot ros .

¡Gracias, Sant ís ima Virgen de la Merced, que no se lo han comido en escabeche.

La verdad es que no sabemos cómo no se le ha ocurr ido al minis t ro ái Gracia y Jus ­ticia dictar una Real orden para que se can­te el Te Deum en todas las iglesias del Reino.

Vivimos en plena opereta bufa bailable. ¡Que bai le!

Nues t ro s espías. Y ahora unas miajas de imíormación pro­

pia Barcelona. 18.—.A. la llegada de Cerat i l lo

Ceralín en Barcelona.

llovía a mares . Sin embargo , liabla calor. El entus iasmo.

En los árboles del Paseo de Colón y de las Ramblas , aparecieron unos carteles pi­diendo las zonas neutrales .

Muchos de los 48 que reciben a Ce-rato, recibier»n el o t ro ¿ía a Fresquera . Es lo mismo.

Una compañía de ca radores rinde hono­res. También está la compañía del T e a t r o Nuevo.

Mucha policía en traje de calle y todos los empleados del Es tado , a los que se dJó la consigna de vi torear al presidcEite.

Una máquina piloto a r r a s t r a el breack a una vía especial. Después de la miaja de re­cibimiento, Don Cera to sube al coche ¿es-cubier to del gobe rnador y se cala.. . se cala porque llueve a mares .

Un redactor del "Día Gráfico", que va en el pescante , le cubre con un paraguas de familia.

El escuadrón de seguridad rodea el co­che.

Un t ranseúnte pasa si lbando, distraído, y el apoderado de la Vaselina. palidece-

F r e n t e al gobierno se forma un grupo, en el que figuran casi todos los dueños y em­

pleados de de te rminados espectáculos d* Barcelona. Ccratíbilis se asoma al balcÓB. se emociona y se constipa.

Coro de pañuelos y desfile general . Algunas personas que no están efltera-

daa, al ver el personal , p r egun tan : — P e r o ; e s que van a j u g a r en la calle a)

siete y medio? Porque es tán todos los banqueras . La frase de un inspector de policía, resu­

me lo que ha sido el a c to : " P a r a un recibi­miento .de t res pesetas, no se puede pedir m á s . "

íDefinitivo!

P a r a abreviar. Como los anter iores son los detalles que

nos envía, de todo lo ocurrido, nn espía con­cienzudo.

Pero como no queremos ser tan latosos como los ro ta t ivos de la coalición, hacemas punto.

Baste saber que Don Cera t» fué, puso la pr imera piedra y volvió satisfecho.

,1 Cuánto nos habrá cos tado, Dios mío? A nosot ros , por lo pronto , un dolor de es­

tómago de tan to reír leyendo gansadas , ¡Ahí La últ ima no ta de los ro ta t ivas des­

pa t a r r a : " E l presidente ha tenido el valor de decir que no concedía las zonas p»r de­c re to . "

¿Cómo valor? ¡Si es taba de acuerdo con los regional is tas , que han dicho lo propio en la P rensa de Barce lona!

Valor entendido. Y ganas de hacer el ganso.

^ W i

Las emociones de Barcelona. Nada ha agradec ido tan to D a t o e» Bar­

celona, como el abrazo que le metió Ju-noy y una taza de chocolate marca " L a España" , que le dieron en un m o m e n t o en que se iba a desmayar . Se vende (el choco-hile) en todos los Ul t ramar inos .

tf^pi

Fantasías municipales. Desde hace días andamos que no nos lle­

ga la camiseta ai cuerpo y a punto de de­c lararnos locos interinos.

L o hemos leído y lo creemos menos que si nos dijeran que Romanoncs sabe quién fué Flor idablanca.

¿Somos nosot ros? ¿Somos un pariente.^ Nues t ra cabeza es un caos, nuestfó corazón late a [20 por minuto.

D igamos con aquella música Ac " p ñ s t n por el p u e n t e " :

¡Ay de .Miguel! ¡Ay de Miguel, qué cosazas tiene us ted!

Porque el Sr. de Miguel, concejal y pre­sidente o cosa asi de la Sociedad de docño's de coches de plaza, ha a segurado en plena sesión, ¡agarrarse! , que el servicio de c«chc5 de punto es de la mejor qae en Eurapa existe .

¿A cómo cuestan las carcajadas sardóni­cas? Porque neces i tamos gran cant idad de ellas.

Pero , señor, si los coches de p u n t b y, sobre todo, los caballos, t ienen fama de ser ]o3 peores del mundo . ¡Si hasta en a lgunas provincias españolas los hay mejorest

P r e g u n t e el Sr. de Miguel a sus compa­ñeros de Municipio que han es tado en Pa­rís, i n te r rogue a alguien que conozca Lon­dres o Berlín, y luego no vuelva a decir eso.

¡Porque se lo van a rechiflar en plena se­s ión!

Como es tán haciendo todos los vecinos de Madrid a estas lloras. Pa labra de honor.

B O D A S - - B A U T I Z O S No dfjen de ver los escaparales de ROLDAN, o pidan muestrarií^ de cía", platos, etc. coLixotaa , a s .

L l |L I ^ I ^ 1 1 A Jl i-iVariedad de calidades y dibujos, rrecios ventajosos* I rM L i L. El U I V i i-iHijos de M. Grases.--Atochai 16 y Fuencarral, 8 i-i i-i

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CL MENTIDERO

LOS ALIADOS ADELANTAN. . . D I N E R O Scrvifflos de tapadora.

Lios periódicos de Bilbao protestan in-dignadÍBimos dc la conducta que siguen los ingleses desde que les entró la jinda por mor de los submarinos alemanes.

Ya no se limitan a enarbolar la bandera cipañola, los escasos buques británicos que se aventuran a navegar, sino que borran los nombres ingleses y los sustituyen por otros españoles.

En Bilbao lian recibido la gran sorpresa al ver que se aumentaba la flota con un bu-^ue de aquella matrícula, titulado el "Ga-nekogorta-Mendi".

Y luego resultó que no había tal, sino que se trataba de un vapor ingles, el "Ca­yo Romano", que liabía sustituido el nom­bre, para sscapar al bloqueo.

Tratándose de un timo y de un timo in­glés, ya podían haberlo llamado más pro­piamente, el " Garrakogorza-Menda", que parece una frase de Mamporro.

Corao estas suplantaciones perjudican el crédito y la neutralidad de lispaña, los bil­baínos piden al Gobierno que tome medidas.

¡Sí, sí... inedidasl ¡Como no sea para cortar un traje!

Otro abuso coJisiste en que los barcos mercantes ingleses vienen artillados, lo que se llama en pie de guerra.

Y así permanecen en nuestros ]>uertoS| ¿in que se les desarme.

En Bilbao han estado el '•Ro]nsdalen" y el '"Craigendoran".

Pues, como si no. En cambio, apenas entra un alemán con

un par de pistolas, no sólo se le desarma, sino que se les iníerna en los puertos.

Hay que tirar de la cuerda para todos, Don Cerato.

O dejarlos que se las arreglen.

La muepte en las tablas. ¿Ustedes ven lo bien que se muere Bo-

rr is en escena? Pues el día que le apli­quen algunas dosis del gran compuesto ar-senical X2, ya no puede fingir ese momen­to, porque las personas que acuden a este medicamento se encuentran después tan sa­nas y robustas, que no podrían fingir, aun­que se lo propusieran, el molesto instante del fatJeciniicnto.

El contrabando i r é , Desde Elizondo.

Parece ser que a los exportadores de ga­nado de «sta región no les amedrenta lo di­cho p©r "Un clizondarra" en nuestros das númcr«s anteriores; pero para que vean que estarnas bien informados y documentados, les enviamos varios botones:

Primer botón.—¿Por qué hay tanto ci-nisiKO para que pase el ganado por en me­dio de Elizondo, como pasó el día 10 por la n&chc?

Segundo botón.—¿Por qué, no hace mu­chos días, se detuvo a un macho en la^ re-irata de Irurita" y lo "Boltaron" mediante la sBBia de 15 duros?

¿Cínj» es que no se puede detener el cvntrabundo cuando tiene qnc pasar por ciertas sitioa, entre precipicios, dejando un c«inino de menos de un metro de anchura?

jQué rae contestan a esto los eeñores A. A., J. G,, P. G-, A. E., F. O. y S. E ?

¿Hoj "jinda" ahora "u qué"P

averiguar estas cosas, ¿no nos podía aclarar !o siguiente?

Hace varios ]iieses que falta en Elizondo un individuo de la policía secreta, que siem­pre ha habido aquí, pero fué llamado a Irún y no ha regresado todavía, y, sin em­bargo, raro es el día que no viene por el correo algún oficio dirigido a el, y hasta algún teftgrama.

¿Lo habrán quitado de encima por el jue­go, por el contrabando o por las dos cosas?

¿Si será que alguno se "fuma" sus habe­res desde que desapareció? Tengo interés en averiguarlo.

dáñelos a l,i del Bosforo Iiay sobre 220 ki­lómetros en línea recta.

También sería interesante saber qué bar­cos montan tales cañones, si bien sobre es­te particular iio.'i creemos orientados y su­ponemos serán los fantásticos buques que, partiendo del Cairo y Alejandría, hacen rumbo al Bosforo, sin preocuparse del Es­trecho de los Dardanelos y el Mar de Már­mara, "para expugnar la joya de Estambul".

Muy reconocidos a su amabilidad, quedan sus afectísimos seguros servidores que be­san su mano,

H. G. A. y M. G.

Después de escribir estas cuartillas, veo que ya lian encontrado [a fórmula para el libre paso del ganado. Este procedimiento consiste en enviar el ganado por la carre­tera, a la luz del día; el ganado viene con destino a Elizondo, y desde aquí va de con­trabando a Francia,

¡Siempre es más fácil que el contrabando sea desde Elizondo que desde Tafalla!

Lo que me extraña es que no haya llama­do la atención que para 1.500 habitantes que somos ¡iciui, vengan más de 500 machos y caballos diarios.

En este momento hay más de 100 machos de alzada, atados junto al Motel Maitena. (Son las dos de la tarde).—Un Elizondarra.

Para "epatar" a los americanos. El incendio destruyó todo el mobiliario

del teatro de la Comedia; pero nos consta que Tirso Escudero va a adquirir otro muy completo y elegantísimo, para la tournee por América, en el Hotel de Ventas, de la calle de Atocha, 34, donde se venden los mué liles más sólidos y económicos.

"No me hable de la guerra". Las medallitas que se venden por ahí 110

tienen razón de ser, porque si nn se habla de la guerra, no queda más recurso que com|)rarse un Gramophone en casa de Ure-ña y pasarse agradablemente uno sólito las veladas. Prim, í.

Preguntas del público. Sr. Director de EL MENTIDERO,

Muy señor nuestro: Agradeceríamos a usted tuviera la bondad, si lo encuentra acertado, de preguntad en ese simpático pe­riódico, al redactor militar de "El Impar-cial". dónde se fabrican los monstruosos cañones con que, según dice en artículo publicado el 5 de los corrientes, en el pe­riódico citado, la escuadra atacante "bom­bardea desde el mar Egeo las costas del Bosforo", pues tenemos entendido, como puede comprobar por el adjunto croquis (calco hecho sobre la carta 50 del Atlas de Stielers) que desde la entrada de loa Dar-

¡Aflílc el desaliogol Ya hemos llegado a una temperatura tal,

que puede uno sonreírse de la Siberia. En el periódico iinglófilo "Diario de Ali-

caulc ", leemos; "Viajero ilustre.—En el correo de hoy ha

llegado Lord Flcrbert Hervey, delegado del ministerio de Estado inglés.

El ilustre viajero permanecerá en Alican­te hasta c! i^róxima sábado.

Hoy lia conferei'iciado detenid;:imente con los cónsules de Francia e Inglaterra, seño­res Calviere y Tato.

El viaje de Lord Hcrbert debe estar re­lacionado con el problema del abasteci­miento de los ejércilos aliados."

Así, clarico, para que no haya dudas. E! señor delegado inglés viene a llevarse

lo poco que nos han dejado los otros dele-gaditos hispano-franceses-revolucionarios-sinvergüenzas.

¡Y viva el hambre! Menos mal que en Alicante, país de las

patatas, se han puesto más caras que en Madrid, y que de ganado se encuentran peor que aquí.

A pesar de ello, e! mes pa.'iado se tlevó el "Bcnlliure", con destino al África fran­cesa, 300 bueyes, cuando toda la vida el ga-natio vacuno se ha traído de allí para acá.

El Gobierno ¿qué opina? Que estamos frescos.

CscsU f. 3700000

IjBt persona que tiene la obligación de

A I r v / % I Insuperable para limpiar metalea. lio confundirse y í f ' ' * " ' ! * ' " i „ í ^ i V " ' S I D O L * . í ^ - I - .1 - Conceiíioiiario. para Eapañai Híjom 4e M. Gra»«--mailr id -

imitsoioiMa. 9- • • • " I " • • «

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FL MtNTIDERü

Lo que presentarán en Va prójima Exposición. ^

I Don Cerato: Un pastel, retrato del luminoso Sr. Lem •.

*'Sc cose a niáf]ii¡iia., Amsterdam o Ams-de-copas, 23.—Con

motivo ele las fiestas de Pascua, que aquí no las han podido celebrar ,todos, aunque muchos estén heclios la ídem, los soidaclos belgas han recibido un presente que consis­te en un práctico neceser de costura.

Este ejemplo será pronto imitado por otros generosos donantes, que enviarán a las trincheras algodón de zurcir, planchas para brillo, plumeros y algunas escobas sueltas.

Los soldados, aunque agradeciendo mu­cho loa regalos, han contestado que aque­llos envíos no parecca propios para gue­rreros, sino par:i criadas para lodo, y que ellos prefieren tabaco.

En esto no podría complacérseles, pues todos los pitillos que había se han reparti­do entre las cocineras que van al mercado.

sTairLloiéii por d-ecreto^ Se asegura que Dato piensa establecer

por decreto el consumo obligatorio de los lamosos vinos de las Bodegas Gallegas de Los Pcares (Orense), Tinto Tres Ríos y Blanco Brillante. Pídanse en hoteles y rcs-tauranes y en "El Sanatorio", Cruz, 21.

La ílisciplina ú m m , París, 33.—Un ropavejero que regresa del

boulevard Clichy de comprar una levita a un cómico sin contrata, ha dado detalles sobre la disciplina entre los soldados ale­manes, E! no los ha visto, pero ha hablado con el cómico, que tampoco los conoce, y sus impresiones, si no son preciosas, están bien imitadas.

Dice que los soldados, ante la presencia de los oficiales, tiemblan como si fuesen flanes de café o vainilia.

Los oficiales los atormentan metiéndoles carros do mudanza por las ventanillas de la nariz, obligándoles a leerse de un tirón loa artículos de Ibáñez de Ibero o pinchán­doles con las verjas de los hoteles más pró­ximos,

Cuaado ven a un oficial, los soldados se cuadran, y cuando están cuadrados, los je­fes los largan un pinchazo en el pescuezo, cotno hace et "Gallo".

IÍ.U es [a posición, que, como se ve, es peor que las que ocupan en España los Montero Villegas, permanecen los soldados largo tiempo, citándose el caso de que va­rios soldados que en Berlín pertenecían a un círculo aristocrático, llevan cuadratlos ochenta y cinco días, con lo que han re-auello la cuadratura del círculo.

iíuchas personas que han oido estos re­latos al ropavejero, le han felicitado y le han encargado que pase por sus casas, pues tienen algunos trastos viejos que de-sean vender.

kñm PD Düíilífiríiiic. Dunlf erque, 23.—Siguen desembarcando

ingleses. Últimamente han llegado tres za­pateros, dos sastres y siete mozos de café. Todos traen facturas sin cobrar; por eso son ingleses.

Como buenos pelmazos, se proponen re­sidir aquí hasta que hagan efectivas sus cuentas, y se han instalado lo más cómoda­mente posible, coino quieii va a vivir hasta que echen a los alemanes de Francia. ¡Y que va para largo I

Algunos se han traído hasta las zapati­llas, otros un acordeón y no falta quien ha pensado en echarse novia, para entretener­se en algo.

Todos dicen que no tienen prisa en que la guerra termine, a lo que contestan los-franceses que lo creen: puesto que las bron­cas son en casa del vecino y a ellos no les cstro[)can los muebles.

La presencia de los ingleses presta gran animación a la ciudad y ellos se proponen cobrar un siete por ciento de este prés­tamo, porque, ante todo, son prácticos.

Los alemanes continúan a 82 kilómetros de París.

Éxitos en toda la h'nea-LoH éxilos de los alemanes son una ton­

tería al lado de los éxitos que obtienen las sefioras cuando enseñan, como al descuido, un poco de media, £Í usan las que se ven­den en lo.-i grandes almacenes de San Ci­nes, Arenal, 11, junto a Eslava, que son trasparentes y de un negro sólido y garan-•tizado, mucho mejor que el tinte que usa Don Saturnino.

¡Angelito iiiicslrol París, 21.—Siguen conociéndose detalles

de las visiones del niño Luis Pelat, de ocho años, natural de Lenne.

Últimamente vio en el techo de su estan­cia una uña, como de concejal o ile aaure-ro, que iba escribiendo en letra fótica: "Queso de Cantal a 80 el kilo-"

interrogados sobre este letrero, lae per­sonalidades del pueblo, aseguraron que eso quería decir que la victoria de Francia está próxima, tan pronto como se les acabe a tos alemanes los hom.bres y los a.-mamentos.

Otro día, el niño Pelat, que por cierto, hasta ahora no babia visto más visiones que las de su familia, vio otro letrero que tlccia: "Se alquila un sotabanco." Y aun­que al principio pareció uji aviso seguro de qiie los rusos iban a obtener una victoria en las Kárpatos, resultó que era, efectiva­mente, un anuncio puesto por et portero.

IvUego \'ió mías banderas y, por último, el ; de Marzo, el niño leyó otra inscripción que decía; "Vete al cuerno."

Consultado el párroco y los clérigos de Lenne, se han abstenido de formular jui­cios; pero no falta quien crea que e. to, más que profecías, son lombrices y que el niño, en vez de interpretar letreros simbólicos, de­bía toniar la hipecacuana.

Lfl FALTA De ESPACIO... Sí pudiera reunirse en una columna de

liumo el que se traga un fumador durante toda su vida, sería mayor que la del incen­dio de la Comedia; necesitaríamos muchas columnas para poder e.Kpresarto, y por fal­ta de espacio diremos que debe usarse siem­pre la Boquilla desintoxicadora del docíor .Vlexiadcs, Infantas, 13.

^^•P*

Mamporro en la Exposición. Nosotros seniimos "debilidaz" por el ar­

le, sea pictórico, escultór:co, músico o bai­lable. Puestos a sentir, no nos dejamos pi­sar ni por el propio Saturniíio Co 11 antes, que se pinta solo para estos menesteres.

Por eso hemos dejado por un momento la garrota, y nos hemos enternecido ante la próxima apertura de la Exposición de Pinturas, que, por cierto, está este año admirablemente instalada y organizada por el director de Bellas Artes, Poggio. ante quien Mamporro no puede itienos de in­clinarse.

Por eso, no por Poggio, sino por nuestra "debilidaz", no queremos que los colegas nos ganen piiblicando cuadros de tal o cual artista, o a éste pintando nus obras.

Nosotros, gracias a estirpendos esfuerzos, on que nos han ayudado el portero de la Redacción y un mozo de cuerda de la cs-([uina, hemos conseguido obtener una in­formación piramidal.

¡Kuestros políticos pintando los cuadros que presentan! ¿Qué tal? ;No es esto un esfuerzo superior al de levantar 12 kilos con el dedo meñique, o sostener una familia entera con el sueldo de un temporero de Hacienda?

Pues ahí va nuestra información. En el presente número podéis admirarla, y si creéis que hemos cumplido con nuestro de­ber, decirlo, y nos tomaremos otros quince, completamente satisíecbos.

«Ar

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EL MENTÍ DERÜ

Ventilador ha estudiado.

( P o r calilc, ratiio y cubo) Gran surt ido en entusiasmo

P A L M A DF, M A L L O R C A , i8.—Me gas-raría una. forliiiia si os t t legra t ía ra los di-veraos enttiEÍasmos a que asistimoíi deadc que Hcfíó c;l srauíHoso Veuti lador , decidi­do a estudiar Baleares.

No hemos lieclio o t ra cosa que oír vivas y comer. Solire todo, coíner.

Don Alvaro ?c lleva un estudio couiple-ro de la cocina balear.

Ademári. salie a d mi rabie mente cómo ae liace la sobreasada y cómo se fabrican los zapatos.

Los pueblos han salido eu masa, deseo­sos de conocer al grande hombre.

Además de entus iasmo, ¡la habido su po­co de pi torreo.

Cada v e / que llegaba a un caserío, don Alvaro pregunta l ia :

—^Cuántos veciuo>i ]-.ay aquí? ,;Cuántos votan? ; H a y alcalde? ¿ H a y cura?

Y lo ilja a])unlando lodo en una car te­ra para cuando llegue al Poder ,

.•\susta peii.sar la obra (|ue realizará el insigne eíítadista con datos tan elocuentes de las necesidades de este país.

Seguimos comiendo. Detal les y rasgos

P A L M A IJI' M A L L O R C A , iS.—Sifíue el entusiasmo, sin decaer ni im minuto.

Sin embargo , en las calles se ven miles de individuo.^ lunibados. jadeantes , eu las aceras.

Son homlfres ([ue están reventados de dar vivas a Venti lador.

Po r todas par tes se ven carteles que di­cen: "¡Blurra al coloso español !" .

No telegrafío que tambitln se ve en todas las calles "¡ Roma nones, no ! i Maura, sí!", porque tal vez no quisieran ustedes publi­carlo, como le octirre al " ' t rust".

T a m b i é n doy cuenta de a lgunas bromi tas pesadas que le han gas tado al excelso go­bernante , como la de soltarle cohetes sin rabo para verle sal tar .

En uno de los pueblos que visitó el sá­bado se le había ]>reparado el consabido en­tusiasta recibimiento, aleccionando a los que tenían que gr i ta r ; pero unos guasones te di­jeron a la pobre gente que lo que tenían que decir era " ¡Viva ViHanuevaí" , y así lo hi­cieron.

¡Había que ver la cara del conde 1 Don Alvaro ha tenido var ios rasgos . En Es ta l lenchs le dio diez cént imos a un

pobre, causando el hecho en tus iasmo deli­rante.

Luego resul tó que la perra go rda era de plomo.

Regocijo general P A L M A D E M A L L O R C A , i8 .—Aparte

lodo el delirio y los millones de conquis tas que ha hecho en cua t ro días Romanoful . la verdad es que el pueblo se ha reído una bu­rrada, y nosot ros también.

Tenía que ver el regocijo público cada vez que Ven t i l ador desembocaba en la pla­za de un pueblo.

Las carcajadas se oían en dos k i lómetros a la redonda, porque la gente, a la que se hahki hablado de un gránele hombre , asi que se cebaba a la cara a don .Alvaro, con guardapolvo y sombre ro de alpinista, no po­dían contenerse ,

•Ha sido ima juerga triunfal. Lo.s' caciques estaban abroncados , A tal punto llegó el pi torreo, que el do-

• mingo, comprendiendo el fracaso, anunc:/ ' i:onde que se volvía a Madrid.

-Algunos ex maur is tas , conver t idos al ido-iieísnio, le p repara ron en sus fincas var ios aplausos para contentar le .

Esta es la verdad de lo ocurr ido. El viaje ha sido un éxito, pero de risa.

£ 1 discurso P A L M A D E M A L L O R C A , i8 .—Empe-

' cé a tomar notas del discurso chiatoaísimo

que esta larde ha pronimciado el conde ; pero un compañero me ba l lamado primo, diciéndonit que 3"a lo t ienen compues to en Madrid.

No ta de la Redacc ión .— Efect ivaníente; pociemos certificar que el día en que don . \ lvaro salió de Madrid quedó en las Re­dacciones de todos los periódicos aféelos tma copia del discurso que el gran estadis­ta improvisó en Palma seis días después.

En el " H e r a l d o " anrlaban locos el domin­go, p regun tando a cada instante si se había recibido el telegrama, para meter el discur­so, con aplausos y todo.

Y en efcclo; el te legrama circular, o poco menos, que llegó a Madrid, decía únicamen­te: " Pronunc iado discurso como esperá-ba.se."

¡Lo que discurre ese h o m b r e !

Regreso

P A L M A D E M A L L O R C A , 23.—El gran conde regresa a Madrid.

Al pasar pnr Mahón. p regun tó si aun se conservaba allí la casa en que h.ahía nacido el célebre Mac-Mahón.

Lleva apuntes graciosísimos de todas las bolas que aquí le han colocado.

r^a visita de Venti lador a Palma no se ol­vidará nunca.

Ni cuando han hecho aquí "F.l orgullo de .Mhacete" se ha reído lau to la gente.

U L T I M A H O R A

P A L M A D E M A L L O R C A , j^ .—Calma­dos un poco los entusiasmos delirantes, liar, e tnpezado a llover las bajas en los Comi­tés liberales.

Son muchas las b romi tas pesadas que les gastan aquí a los correl igionarios del viaje­ro, y constiliiiria un acto de heroísmo se­guir llamánfiosc liberal,

¡Buena la ha hecho don .Alvaro! La t empera tu ra ha vuelto a subir.

M m\ mi Mmñul Este Don Hcterodo. \o , que cada día se

pone más hueco (suponemos que de satis­facción), ha tenido ima frase como para morder le la corbata y que se compre otra.

El viernes pasado estaba dándose el pos­tín de raz(>nar anle Lamana, el poeta To­más l í o m e r o y Zancada Paquín .

De pronto puso los ojos en blanco, como hace al sentir lo que el llama el espasmo orator io , y exc lamó:

-—Qué gran idea me bulle en el cerebro creador, ¡oh. amigos 1

Zancadita so desabotonó el chaquet y Ro­mero se quedó con las .gafas en el dedo ín­dice.

—Ron:anones hace un discurso en Pal­ma, Dato otro en Barcelona, Maura otro en el Real. Yo haré el resumen en Granada. ¡ Gran mn me Jilo ]jara la unión de las iz­quierdas!

Y se quedó tan frcíco, como si hubiera acabado de ílrniar una minuta a la odiosa plutocracia.

A nosol ros se nos ocurre pensar, de qué habrá creído este hombre que están forma­rlos los cerfdjros españoles.

¡Don Heterudo.vo haciendo el resumen de un discurso de Maura 1 Vamos , una co.ia así como Garibabli, el nuestro, juzgando 1* i;strategia del general Hindenbnrg .

¡Te dalia asi, co tor ra ) . . . Claro que todo eso es una es t ra tagema,

preparada en los salones del " t r u s t " para eon t ra r res ia r el movimiento maurísta , qut ya no es maurisla , siiio tle España entera.

Bien, l]ombre, bien. La cuestión es pasar el ra to y acabarse de comer lo que ' 'ha iga" , antes de tjue echen la llave.

Pedid Anís LA OOLtRES V Liciir MONASTERIO DE PIEDBA

O 33. : E * a . i i x i st -

]Y u n t o que em... Palma: Lo malo es que n - ha curtseguido^peacar gran cosa, a pesar del sebo.

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10 CL MCNTIUCIKU

LAS AGUAS REVUELTAS Ya decíanlos iiosolrod que eso de que uo

íe hablara de las famosas ayuas de Dos-Rkis en veinte días y que de ijroaLa, al dis­ponerse a tnareliar a Barcelona Don Cerato, saliese la noLicia de que el liquido era exce­lente, nos olía a perros muertos.

Claro que no creímos uutica, ni lo cree­mos hoy, que el precio de la tranquilidad para que Don Cerato se pasease por Bar­celona, era la concesión del repufínanle ne­gocio de los 75 millones, o sea el de la pa­tente para el envenenamiento libre de la Ciudad; pero, en fin, la coincidencia se las trae.

Primero ^fritan los mangonead o res re-gionalistas, diciendo que Don Cerato no irá, si no concede tales y cuales cosas, al mismo tiempo que los radicales imponen también sus condiciones.

De pronto se callan todos y aparece una brevísima nota que dice: "Las aguas de Dos-Ríus lian sido declaradas potables."

Al siguiente dia sale Don Cerato para Rarceloi;a.

Ovación y vuelca al ruedo. Sin ser besugos, nos escamamos.

V ahora unas miajillas de historia. Declarada por una Comisión de compe-

centes lécnicos que las aguas captadas en las fuentes públicas (por no haber [jermiti-do el gobernador civil que la caplación se hiciera en los Llepó.-iitüs) aparecían conta-niiiiada= con el bacilo de ICbcrth y el del coli-comuni, el laboratorio municipal pti-blicó otro análisis diciendo que las aguas eran purísima.^ y liaata medicinales.

Ante escándalo tan manifiesto y para evi­tar que el pueblo de Barcelona, escarnicnia-do por la terrilile epidemia, arrastrase a unos cuantos mercaderes, se nombró uiia Comisión, formada ])or los doctores Cajal, Tello y Mouriz.

Cajal no fué y a los Sres. Tello y Mou­riz, competentes y honorables, procuraron las autoridades de Barcelona que no se les pusiera en contacto cojí los médicos denun­ciadores, sino con el Laboratorio,

Pasaron dias y más días, .sin que apare­ciera el análisis.

Este resulta favorable a las aguas; pero ea el caso, que mientras esa Comisión ba­cía el análisis, adcinás de los cinco bacte­riólogos que las habían declarado infecta­llas, hacían el estudio otros cinco laborato­

rios, y todos ellos dictaminaron que las aguas están infectadas,

¿Qué lia ocurrido, no pudiéndose dudar de la competencia y lionradez tle los seño­res Mouriz y 'I'ello?

I- ues, sencillamente, que cuando se supo que los bacteriólo.gü3 madrileños iban a hacer las captaciones, se avisó a la Com­pañía Dos-Ríus, y la Compañía se previno, como había hecho en la primera captación de los bacteriólogos catalanes y las aguas resultaron perfectamente desinfectadas.

Frente a tantos análisis contrarios, uno favorable, hcclio en esas coitdiciones, ¿pue­de ser argumento bastante para que el Go­bierno se sonría de los peces de colores?

Es inútil. Kn Barcelona está todo el mim-do convencido de que las aguas produjeron el tifus y de que las mismas aguas son el germen que va despoblando poco a poco a Barcelona.

V como esto es así y como estamos vien­do el intento de consumar el chanchullo más escandaloso que se ha hecho en Es­paña, arrecia]iios en nuestra tarea.

F.l Gobierno sabe perfectamente que la concesión significa un regalo xJe 75 millones hecho a los contratistas de la tranquilidad [Hiblica y a beneficio de las funerarias; pero debe saber asimismo que «lantener el "sta-cu quo" es lan inmoral como afirmar la con­cesión, porque del statu-quo está viviendo mucba gente política y muriendo muchos ciu I la ríanos.

Ante un asmito tan gi'ave como este, que ha producido y está produciendo en Bar­celona un gran exceso de mortalidad, nos­otros nos atrcveviamos a calificar de puni­ble toda vacilación.

Hs inútil que se intente ocultar, por estos o por los otros medios, lo que en Barcelo­na sabe todo eí mundo: que este es un ne­gocio de los más sucios que se lian, inten­tado en toda blspaña y que alrededor de ese negocio gira boy todo el politiqueo catalán.

¿Es posible que un Gobierno no acabe de una ve?, con todo eso, dictando la resolu­ción denegatoria que punga fin a tanta con­cupiscencia y tan escandalosas baladrona­das?

¿No comprende que siempre que quiera tratar con determinados políticos catalanes, saldrá a relucir, como precio de transacción, ese enjuague?

Y lo que es peor. ¿No comprende que un día se levantará Barcelotia entera contra ese asesinato lento que la destruye?

Tomás Romero, poeta-

fiemos recibido la siguiente carta, que con mucho gusto y en prueba de impar­cialidad, publicamos.

Hay un membrete que dice: Tomás R<--niero, senador y poeta reformista.

"Sr. Director_de EL MKNTIDERO. Muy señor mío: Aunque comprendo que

el estilo de su semanario no se presta a la seriedad, me parece que hay momentos en la vida en los cuales debe hablarse seria-Jiietite.

Me gastaba usted unas cuantas bromas 4 propósito de haber dicho un periódico fran­cés que yo era académico y poeta. Pues bien, en lo de académico, se equivocó; pe­ro no en lo de poeta, si poeta se debe lla­mar al hombre que ha escrito y publicado versos.

Para que no tenga usted ninguna duda. le acompaño los tres tomos de poesías "E! lirio azul", "Botones de oro" y "La revan­cha", obras modestas, como mias; pero que constituyen la justilicación de que los pe­riódicos franceses, más cotiocedores de b literatma esjjañola que los nuestros, me den el honroso título de poeta.

De usted atento s. s.—T. Romero." Después de saborear la carta de T. Ro­

mero, que es un té que hasta hoy no cono­cíamos, empezarnos la lectura de sus Ire^ libros, que en realidad son muy notables.

Del titularlo "La revancha", copiamos:

EL TRIUNFADOR A mi ilustre jefe Mel­

quíades Alvarcz. Naciste, ¡oh, tribuno! en la montaña

do Pelayo el audaz, con fiero brío, supo reconquistar aquesta Es])aña, señora del honor y el poderío.

]''ueron sus armas la fuerza y el arrojo; son las tuyas, talento y elocuencia; por eso en mis cantares yo recojo, latidos del poder y de la ciencia.

F.res coloso iJe palabra ardiente, como lo fué aquel hombre de bravura, y si bichas cual él, sin un desmayo, te aseguro que España, solamente tendrá dos nombres a la misma altura: el tuyo, ya inmortal, y el de Pelayo.

Rcabnenle, nos arrepentimos de haber dudado que el amigo líomero fuera poeta.

Le reinlegraiuos en su categoría parna­siana, porque el soneto es de los que hacen una reputación.

• í^pi

Ha fracasado la manifestación francófila del 2 de Mayo; ha fracasado la expedición a Bruselas,,, Lo único que no ha fracasad» ni fracasará, es el Linoleum de los grandes almacenes de la Plaza eje Bilbao, núm. 2. que no se rompe ni deteriora jamás.

^m

E x p o s i c i d n II.—Mamporros Uti retrato del estadista en ^cuar/zf.

p^tronio^ eon e5coba. Madrid se elegantiza y se pone a la altu­

ra de las capitales europeas. Dos mctro.i cuarenta y cinco.

El Ayuntamiento ha acordado la confec­ción de mil trajes para los barrenderos— ¿hay inil barrenderos en Madrid?—, pagan­do por cada traje setenta y cinco pesetas

Pero ¿van a ir de chaquet y cuello de pa­jarita?

Porque parece mentira que esos ordina­rísimos trajes de pana cuesten eso. Enton­ces, uno de los elegantes temos de Pepite La Morena, debe de salir en veinticuatro mil reales.

;Ay, qué guapos van a estar los de la limpieza hechos unos gomososl Porque pa-gnndo a quince duritos cada traje, calcu­lamos que estarán como para hacerse pos­tales.

Falta hace que, a pesar del trajecito, ba­rran bien, porque ¡hay tanta basural

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S-u-egra. 57- ^ r e r a i o , p e r r o j r g-a to —

(Curitatura de BAÜATÜA.)

POR TIERRAS DE ESPAÑA

( UQnía caminante..„

Recorriendo yo ayer la calle principal de esta población, con el popular comerciante íle tejidos D. Antonio González, y con el liueño de la fonda donde ine hospedo, don Gabriel Gutiérrez, que tantas atenciones me consagran, hasta e! punto de que no sabré pagarles nunca lo que !es debo, vi a una hermosa con un soberbio abanico.

A mi me encantan las mujeres con aba­nico. Como, g-racias a Dios, soy un chiqui­llo, siento ai ver una mujer española la sensación hormigueante de que hablaba el cáustico Camile Fritté—llamado por otros Camele Frite—. Esta sensación la he expe­rimentado, lo mismo en Buenos Aires que en Montmartre, en los palacios reales como

El ilustre general Inglés Pinklíng.

en los cabarets, en los claustros conven­tuales como en Ifs camerinos de las más célebres ardstas del mnndo.

¡Ah, la mujer, la mujcrl Por estas tierras del Mediodía, adonde me lia enviado LA TRIBUNA para ir dando en esas columnas un reflejo de la vida española, se ven mu­jeres atolondrantes, análogas a las que vi en Oviedo, en Játiba, en Bujalance y en los alrededores del Monasterio de Piedra.

Pero en el Monasterio no llevaban aba­nico, y aquí, sí. Quede, pues, reflejado en esta crónica un aspecto de la vida de Mo­tril.

Eduardo ZAMACOIS Motril, rs de Abril de 191=;.

Diario de ia guerra. Mañana, pasado, el otro, cuando los ni­

ños de hoy sean púberes, cuando los que están por nacer hayan nacido o Hevcn con impúdica obstinación ese camino, ¡cómo re­cordarán aquello de los encargos a Parísl París ya no será el centro de expendición infantil. ¿Lo será Burdeos, Soupthanton, Nueva York? Pensando esto me cojo la ca­beza con las dos manos, me la retuerzo y después quedo pensativo y fluvial. [Hom­bres, mujeres, niños, militares sin gradua­ción!... ¡ Mi madre!

- • -La nariz no es una locomotora... En esta

calle de Trafalgar Squarc lo pienso, abru­mado por el ruido de los tranvías y de los peatones con suelas claveteadas,.. ¿Por qué no ae pararán los tranvías? Esto me obliga a cogerme la nariz y pienso, metafísico y sanguinolento: ¿Seré yo un imbécil o un rictus silente de las TÍejas Pirámides?

]Ah, la guerra! Ramón Gómez de la Sema.

NUESTRO CORRESPONSAL

nflVflMORCUENDe NAVAMORCUENDE. — Parece confir­

marse que en la próxima feria torearán los Gallos y Bclmontc. porque la alcaldesa aca­ba de adquirir en Madrid una mantilla blan­ca. Reina una emoción enorme.

NOTICIAS Y COMENTARIOS

LA POLÍTICA ül Sr. Sánchez Guerra ha desmentido U

información qnc ayer publicamos referente a la próxima criáis ministerial, con salida de los señores conde de Esteban Collantes,

• Burgos y Mazo y el propio ministro de la Gobernación.

Coraprendejoos las razones que asisten ni Sr. Sánchez Guerra para no admitir su innegable e iiimediatí) sacrificio; pero nos­otros sostenemos nuestras afirmaciones, cjue proceden de buen origen, y que es in­fantil negar con esa ligereza, que es la ca-racleríeíica del señor ministro de la Gober­nación.

De todas formas, aunque los hechos que anunciamos no se vieran confirmados, nadie quitará al Sr. Sáncliez Guerra la bochor­nosa sombra que sobre si.s prestigios, muy discutibles, de poeta y de gramático, ha arrojad'o la publicación de las desdichada.'^ poesías sobre el articulo determinado.

NUEVA DIRECCIÓN

Menú. Judías estofadas.

Tajadas de bacalao. Cocido. ,

Callos ( I ) . Í Queso gallego.

Naranjas. '•. Agua de Lozoya. '• •'

Palillos fregados todos los ¿^3.

( I ) Hay pedicuro.

Nuestro compañero Tomasit» BorrAa.

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12 CL : tNTlDCRO

S A M A T O

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r.L M C N U U C R U 13

Un discurso en columnas. Entre las faenas de Joselito en ScvilUí

y de Jiomatioiics c¡^ Palma, t'l lulégrafo lia irabíijatio tanto que hasta st- le lian hiticha-Jo los postes.

Estadistiquemos, o, un sencillo Icng-uaje. más sencillo que el de Sánchez de Toca, lÜganios que lia Helado el niDineiilo de ha­cer algo de estadística, o sea acusar las cua­renta a [03 periódicos que tan liien han scr-\'ido a sus lectores.,, y al conde.

Dejemos a Joselito a nn lado y vamos con las faenas de! conde.

" í\l ¡ntparcial" publicó siete columnas. " K) Liberal" ÜCÍS columnas. "A B C" cua­tro columnas, "'La Correspondencia" odio Columnas, "Kl Radical" I res columnas y "La Mañana." tres cohimuas.

Señores ¡31 coinnuias! ¡Más que un •:ticrpo de ejército!

¡Las pesetas que se habrán gastado los colegas en esa cantidad enorjiíe de tele­gramas!

F'orcjuc nu telec^rama que ocupa siete n Mcho columnas, viene a costar más de K.oin} ueselas.

Nos figuramos el írahajo enorme de los telejírañstas, de los redactores y de los ca­jistas, unidos todos los esJ'uerzos para pro­pagar las ideas tan Inminosamente vertidas en Baleares por el eminente político gna-dalajareiío.

i V'-aya nuestro aplauso, no sólo cerrada, íino hasta echado el cerrojol

Así se sirve a la opinión, con actividad y dinero de lary:fi.

Ahora, que si luego resulta que los pe­riódicos tenían las galeradas facilitadas por " Diario L^nivcrsal", desde el viernes por la tarde, cabe hacer ^'arias deducciones. Una lie ellas, que es muy tácil el dar el queso al país; otra, que lo publicado no es exacta­mente lü dicho en Palma, y, por íiltirno, que si 31 cpliunuas se dedican a im discurso pro­nunciado a muchos kilómetros de Madrid, .cuánlas deberían darse del dicho en sitio tan cercano a la? redacciones, como la pla­za de Isabel 1 i.

¡Argente, Arg-cnte, eres iHaljólico!

¿Qué ha sido de Trompeta? Hace ticntpo que 110 suena Trompeta, ni

como munícipc ]ii como convidado. Di­cese que, perdido el estómago en los ban­quetes, ensaya su curación con_ un rétí'-men de Nesfarina, alimento sencillo pro-pío para niños, ancianos y convalecienlcs.

Lñ VIDA EN 1940 (NoTlciaa que conocemos con veinticinco

años de anticipación.) La prensa de hoy publica íntegro el dis­

curso que el Sr. Conde de Roinaiiones ha de pronunciar ¡jasado mañana en Valla-dolid.

En él se ve interrumpido con frecuentes aplausos, y al lina!, numerosas personas actideu a felicitarle.

Ha sido nombrado con.serje de la 'Alian­za", de Barcelona, un pobre anciano I Ja­mado Eduardo Dalo, que lletiú ayer a la ciudad condal a pie y sin dinero,

GOKSEBVAS TREVIJANO - • *

Ante el triunfo arroMador de los maiu'ís-cas en las últimas elecciones, el "trust" vuelve a lanzar la idea de la reconstitución del bloque de todas tas izquierdas esjiaño-las y aljfLinas extranjeras, con objeto de contrarrestar dicho movimiento,

Al efecto se organizarán niitines en pro­vincias, se ofrecerá, por doquier la cons­trucción de obras hidráulicas y s.e pedirá la revisión del proceso Perrer.

Son comentadísimas las dcclaracii-incs que 1I;L hecho en el Círculo de Pasteleros y Jicposteros sobre los actuales procedimien­tos para la fabricación de la ensaimada, el e.\ presidente del Consejo Don Eduardo PJato.

Todo el mtmdo conviene en que estuvo sencillamente heroico y que la temeridad demostrada por el Sr. Dato, al afirmar que la masa debe moldearse en tierno, le acre­dita de un valor enorme.

Será propuesto para la cruz laureada de San Fernando.

En Sevilla se ha celebrado una corrida de toros que ha durado doce minutos escasa-inen Ce,

Todos los toros fueron retirados al corral.

EL CONDE, ILUMIHADO Cuando el Conde se disponía a marchar a

Baleares, oyó hablar de bombas y a poco no va. Era que se proponían recibirle coir nna soberbia instalación eléctrica, como las qíie hace Jaime Ruiz, dueño de los grandes almacenes de lámparas y olijclos de elec­tricidad, de la calle del Arenal, 22, y sucur­sales de Coya. 4 y Princesa, 4,3 (Madrid); Correo, 6 (Bilbao), y Plaí:a de la Adua­na. I, (Santander).

Ho se ímno, piro se mm Los estanqueros de Vigo, con sus firmas,

elevaron hace tinos ocho meses un escrito de queja a la Compañía Arrendataria de Tabacos, contra el admítiistrador en aquel pueblo, Dojt Casto Pazos Várela.

Las denuncias que fornndaban los estan­queros era para que la Compañía se pre­ocupase seriamente, porque se decía que a los estanqueros no se les daba más que Iia-sLira, mientras se vendía la flor en el estan­co del arlministrador de Vi;,;o.

Que las cajas llegaban a los estancos con los precinto.^ rolos, faltando una tagarni­na en cada mazo y un macillo en cada rueda.

Qwe en las cajas de cigarrillos superiores se ponen "de ])ie" los pac¡uetc5 para disi­mular los que faltan, sin que se les pernii-la a los estanqueros contarlas;

Luego relataban una serie de cosas estu-¡sendas, que aquí no podemos reproducir ahora, y hacían la afirmación categórica y

rotunda de quiénes realizaban todos esos actos.

Todas es'as quejas las recogieron los ins­pectores Don Carlos Torres y Don Wen­ceslao Delgado, y la Arrendataria ofreció que haría justicia; pero, sí, sí... a estas ho­ras todavía la están esperando, annque con cierto lenior, porque otra vez, a unos po­bres estanqueros a los que reventaban y se quejaron, les respondieron ¡dejándoles .sin estanco!

Las quejas que los estanqueros lian for­mulado por escrito a los inspectores, son de tal gravedad, incluso en lo que se refiere a efectos timbrados y documento.^ públi­cos, que aunque las conoce todo Vigo, no nos atrevemos a estamparlas aquí, jorque ellas constituirían un enorme descrédito fa-ra la Arrendataria.

f-'ero si nos obliga, no poniendo reiticdio al mal. incluso van a tener que interyenir los Tribunales.

;Está bien que no se ])ueda fuaaar; pero que por lo merms le dejen a uno escupir, caramba!

Silba a Fresquera.

Los ¡leriódicos que han consagrad» ocho y diez columnas diarias al viaje de Don Al­varo, 110 han tenido tres centímetros de es­pacio para decir que el 16. a las ocho de la noche, se celebró en Palma un concierto aéreo de .silbatos y cuernos marinos, eii ho­nor del insigne estadista,

Fucro]i pocas las azoteas de Palma don­de no se situó el público para contribuir a la cencerrada.

Tampoco han dicho que en toda la ciu­dad y en los pueblos no se veían más que carteles enormes, con la inscripcián de "¡.Maura, sí!".

Ambas noticias las copiamos de "La Al-mudaina", que publicándose en Palma, de­be estar enterada.

También han omitido los informadores que la íuncióu de gala en el Principal fué nn fracaso, porque las familias más distin­guidas adquirieron las localidades y no fue­ron.

Y tampoco han dicho nada de la silba que se preparó en la plaza de toros ni de fas desagradables voces de la despedida.

¿Para qué contarle al público la verdad? La •cuestión es cumplir el contrato.

Expos ic ión I I I .—Romanonesi Un f^e^co. ¿Quién no lo sabe?

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14 h.L MtNTlDíiRÜ

Sonriáiiuonos del agfeute e j ecut ivo . Breve preámbulo

N» podrá quejarse nuestro amigo don Carlos Prast del sinnúmero de meses que heinos esperado a que cayese de su burro y se dejara de tonlcrías de inquilinato. Pe­ro como no cae, le tenemos que tirar, con enorme dolor de nuestros corazones.

Comprendemos que Garlitos quiera man­tenerse en sus trece, porque, además de Carlos, se llama Robustiano, íle segundo nombre. No crean ustedes que es broma, ¿eh? Se llama Carlos Robustiano, y, natu­ralmente, que un hombre que se llame don Robustiano no es posible que dé su brazo a torcer.

Hace divinamente; pero comprenderá que tampoco lo bacemos nosotros mal de­fendiendo los intereses de los inquilinos, y defendiéndolos con una declaración más so­lemne que las declaraciones de amor.

Cnanto se dice de que los agentes eje­cutivos ptieden entrar en los domicilios, es mentira.

Los agentes ejecutivos que entran en los domicilios sin mandamiento judicial, son unos vulgarísimos delincuentes.

Prueba al canto

y al aportar la prueba, aunque Mampo­rro es im chirigotcro, quiere demostrar que sabe una brutalidad de leyes, y que todos los qne dicen que loa agentes pueden entrar, embargar y fastidiar, son unos tronchos, con permiso de ustedes,

Allá va. Dice la Constitución vigente; "Nadie podrá entrar en el domicilio de

un tíipafio! o extranjero residente en Espa-i a BÍB SU consentimiento, excepto en los casos y en la forma expresamente previs­tos por las leyes."

Por tanto, la inviolabilidad del domicilio, reconocida de manera tan terminante en nuestra Constitución, admite como excep­ciones sólo las previstas en los casos, y dentro de ellos, en la forma expresamente determinada en las leyes, y este concep­to i e leyes, como caso de excepción, nos dicen lo que de esto entienden que sólo son leyes las que diclan las Cortes, y san­ciona, además, el Rey.

Para que nadie se riera del precepto cons-titncional, se inventó en el Código un ar­

tículo, el 2[5, en el cual se dice que incu­rrirá en las penas de suspensión, en sus grados mínimo y niedio, y multa de 325 a 3.250 pesetas, el funcionario público que, no siendo autoridad judicial, y no estando en suspenso las garantías constitucionales, entrare en el domicilio de un español o ex-

, tranjcro sin su consentimiento. La cosa está clara, ¿no? Pero es que los

defensores del inquilinato, al verse cogi­dos, dicen;

—iAlil Es que se olvida usted de la Ins­trucción de 26 Abril de icjoü, en cuyo ar­tículo 7[ se dispone que los alcaldes au­toricen la entrada a los agentes ejecutivos en los domicilios de los deudores, para ve­rificar embargos.

Efectivamente; eso dice la Instrucción; pero la Instrucción es un timo desvergon­zado e intolerable, porque eso de la Ins­trucción se dictó como una especie de gan­zúa, vulnerando la Constitución, cuando nuestra Hacienda peligraba, después del de­sastre nacional; pero el Real decreto sancio­nándola, cu circunstancias que eran una justificación,, decía que para que el proce­dimiento tuviera carácter definitivo babía que dictar otra Instrucción, oído el Consejo de Estado.

No se lia oído al Consejo, no se ha dic­tado otra Instrucción. Esa no sirve para nada.

¿Está ciaron

A otra COSÍ

Y esta otra cosa es por qué los dignos jueces de Madrid no dan autos judiciales para las entradas de los inquilinatcros.

Pues, sencillamente, porque la ley orgá­nica del Poder judicial, en su articulo sép­timo, dice:

" No podrán los jueces, magistrados y Tribunales: primero, aplicar los reglamen­tos generales, provinciales o locales ni otras disposiciones, de cualquier clase que sean, que estén en desacuerdo con las leyes."

Ahora le explicarás, lector simpático, por qué los jueces no prestan apoyo al alcalde, a pesar del enipujoncito que se le dio con la famosa Real orden de to de Febrero de 1913, y no es que los jueces se rieran de tal disposición, pues son personas muy se-

rías, sino que saben que no constituye deli­to ni falta, sino, por el contrario, cumpli­miento de su obligación el no acatar man­datos administrativos, que encierran ana infracción manifiesta, clara y terminante de un precepto constitucional.

Y como punto final, por boy, bueno Cb que sepamos que los alcaldes de barrio, se­gún el art. ]i(j de la ley municipal, están a las ordenes de los tenientes, y ejercen la parte de funciones "administrativas" que éstos les deleguen; y como el ordenar a un cerrajero que eche una puerta abajo, con ganzúa o palanqueta, jamás puede tener el concepto de funciones "administrativas", está más claro que el agua filtrada que los alcaldes de barrio no tienen autoridad pa­ra lo que les manda hacer el alcalde pre-aídc]itc, y ya que los agentes ejecutivos se sacuden el polvo de la responsabilidad di­ciendo que ellos no son los que abren, sino que es el alcalde de barrio, btieno es que es­tos infelices exijan a su respectivo teniente la orden expresa y terminante en cada caso particular. Y ya verán cómo esos señores, que ya tienen algo que perder, no se arries­gan, como el impune senador alcalde, a con­ceder esas inconstitucionales autorizacáo-nes.

Ahora, lector, ya sabes más que un aboga­do, para discutir con nuestro amigo don Robustiano y para sonreirte del impuesto.

ñi lo pagas es que has nacido tonto. En el próxinio número te daremos ins­

trucciones claras y precisas, para que, sin violencia alguna y sin que puedan moles­tarte, porque se trata de un procediniienío legal, chulas cómodamente el pago del ri­dículo impuesto.

Una cortesía y un consejo. Don Feliz del Mamporro, qiie, como_ to­

dos los españoles, ha ido a ver a Mariano de Cavia, aunque no haya salido en "El Im-parcia!, desea fervientemente el restableci­miento del enfermo, y le recomienda que. para la convalecencia, use el TÓNICO KOCH. Pídase en farmacias.

^k^

Exposición IVa—lfianBaprié0uezi Un agua futirte y una acuarela hidráulica del todo.

Vida española. La lectura de los periódicos del domiago

pasado nos produjo honda pena, porque nos pareció el reflejo de la España sin se­sera y sin preocupaciones.

Ni un artículo de política internacional. ni una nota de asuntos económicos, ni UB destello literario.

Todas las planas se componían 4t la in­formación malsana, correspondiente a eitos títulos a tres columnas:

' 'Pastor, Gallo y Celita, en Madrid." "Ro-manones, en Palma." "Joselito y Bel-monte, en Sevilla." "Dato, en Barcelona."

Y nos lamentamos de que en el extranje­ro nos llamen país de pandereta.

¿Qué quieren ustedes que digan de »QS-otros, cuaiulo ven que lofi periódicos e*pa-ñoles no hablan más que de toreros^ niale-las y clowns?

¡Cuidado que dedicarle una plana a las piruetas de Romanones en Palma y otra a ¡os juegos malabares de Ceratíbilíi *n Bar-celonal

Menos mal que entre todo eso descftU* un titulo emocionante: "La Comedia íes-truída".

Ahora, que los periódicos K ap la s t a ­ron un poco, porque la comedia na ^nedi destruida el domingo, sino el mi¿rcolc«, a las cuatro y media de la taráe.

En Getafe continúan los eecíndaloi 4el cacíquiEtno, con persecuciones o ^ o u s • ^ s industríales que denuncien alitisos del Aytm-tamiento.

Aquello es el puerto de Arrebatacapaa. Hablaremos de todo.

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^ í MiP-NTtr : í \ 15

X j i . i l . JÉIS A. Ill^X^ A.

Cómo [>asó Ceralíbilis las noches hasta ti üf i veintiuno.

BIBLIOMANÍA El Sr. Garniel ea el jefe del personal de

Telégrafos. Ustedes dirán que no ven la relación de esta noticia con los asuntos bi-bliwgrificos... jEsperarse, carambal Porque el Sr. Garniel no es sólo en el mundo y, aparte otras personas de la familia, tiene un hij» ^ue se llama Emilio. Y este Emilio, bastante más joFcn en muchos cientos de años qna Emilio Thuiller, es poeta. ¿Se van ustedes enterando? Pues he ahí cómo paede existir una estrecha relación entre eí jefe del personal de Telégrafos y la bibliografía poética.

e>iili« Gumiel se ha permitido el lujo Je publicar no libro de versos, que se ti­tula "Trazos", y no hay que decir que le lia ^ e s t o prólogo Jackion Veyán, inventor del Morse aconsonantado. ¡Oírse una re­dondilla en Telégrafos y no salir el buen Jaclcsonl...

El libro de Emilio Gumiel (aunque no lo lia confeccionado en nuestra imprenta, que esto ya es una nota desfavorable) nos des­cubre a un poeta de inspiración y de bríos— chirigotas aparte—, que merece palabras de aliento y hasta un golpecito en el hombro, ic esos que se dan gratis, a! mismo tiempo que ee dice: "¡Adelante, miichachol"

Emilio Gumiel se lanza al mundo litera­rio, que viene a ser una cosa así como si nos tiráramos de cabeza a un pozo, con una condición que le hace acreedor (¡tan joven y ya acrccdorl) a toda nuestra bene­volencia: c3 claro y breve.

Porque [cuidado como andan ahora de oscuros y laberínticos los alujados de las Musas! Se han puesto al nivel de los pin­tores futuristas. Coge usted un libro de ver­sos y leer

Penitente incinerado en tu críptica mansión, que en las liiélícas paredes

niverinas de la plúmbea caverna niestchiana

desfloreces,.,

Buen-í, y esto está muy claro para lo que se lee por aíií.

Pues Gumiel, no. Tiene la manía de lla­mar las cosas por su nombre, y, ademia, em­plea el menor número posible de palabras, a ñn de no darle al lector la jaqueca 4c un modo dcBcsperante- Vamos, que huye de la hojarasca y va al cogollito, que es lo chi­pén, adornándolo con los ingredientes ne­cesarios para que nos resulte gabroso pist«-

Ei nuevo poeta es un chiquillo, y ^ r q u e lo es y porque empieza bien, a pesar de to­das las inexperiencias de la edad, no ^uede aplicársele lo que él dice del mundo, con acierto:

...Los hombres y la esperanza, prometen mucho y no cumplen.

De la señorita Esperanza no sabemos ni tanto así, porque no tenemos el gusto de tratarla. Del pollo poeta, sí sabemos que promete.

Y ¡ay de él sí no cumplel ¡Porque se va a llevar cada estacazo!...

¡Aht ¿Pero ustedes creen que eso es un timo y que es ntievo?

Pues si que andan atrasados de noticias.

Los periódicos conceden estos días gran importancia a una denuncia que se ha pre­sentado contra un individuo que ofrecía en­cargarse de la declaración de inutilidad de los quintos, mediante determinadas canti­dades.

Y a eso lo llaman los periódicos: "Un timo nuevo".

También califica un colega Je timo nuevo el de ofrecer credenciales a cambio de H pesetas.

Vamos; nstedes no han sido canccjalea nunca.

Ni otras cotat BS&S altas. Que ie dan casos. Y ae saben.

l ia estafa libre. Llegan a un centenar las cartas que lie­

mos recibido eitos días ée primavera cen­tra el intctto comercio que realizan desde Madrid muchas áe e»ai catas que ofrecen destinos, coIocacioncB 4e capital, regalfti y medios para hacer fortuna o para ganarce quinieiitis pesetas áiarías coa cinc* 3aima-tos de trabajo.

En todas esas combinas lo primero ^ue se exige a los primos es una remesa Je fondos, que será el comienzo de la felicidad

De la felicidad del que los recibe. Claro que los anuncios están redactados

en forma que se pueda eludir fácilmente la acción del Código penal y que las dichosai casitas tienen sus abogados y todo, íncluio para meter en la cárcel a ios "clientes" ai se ponen pesados.

Así, por ejemplo, ae antmcia: "Aparato para ganar de 5 a 6 pesetas diarias sin mo­verse de casa y con solo una hora de tra­bajo. Se remite contra envío de 20 pesetas."

El primo manda las 20 pesetas y recibe un molde de latón (precio 75 céntimos) pa­ra hacer flanes. ¿Quién duda que cuajando flanes durante una hora se pueden ganar, sin salir de casa, 5 0 6 pesetas diarias?

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16 í:L jM£:.N'níJnKí.t

¿Quién le va a decir al negociante que ha engañado al cliente? ¿Que éste no sabo hacer 11 anea, ni puede hacerlos fiorqne es oficial de sastre o maestro de obras? ¡Ah!...

Por esto mismo debe ser niayor la tutela que las autoridades ejerzan sobre los in­cautos.

Nosotros decimos que por medio de uti Binnt'imcro de Centros de esa naturaleza se está ejerciendo en Madrid libremente la es--tafa y que en algunas ncasiones esa indus­tria está protegida por personas a quien

lodo c] mundo conoce. Es necesario acabar con eso, cosa que se­

rá fácil si el Sr. Méndez Alatlis, a quien le ?ol)ra entereza, se Ha una tarde la inanta a la cabeza y da con un juez de guardia que le ayude a hacer una limpia.

Si no se acaba así, lo acabaremos nosotros abriendo una ¡sección permanente para que los lectores encjañados nos cuenten la for­ma de que se han valido para engañarles y nos indiquen el Centro de donde el engaño partió.

EL DISCURSO DE MAURA APOTEOSIS

Ya nuestro director, Don Feliz, que está congestisnaáo hasta las espinillas, ha dicho en las primeras páginas de este ni'uncro lo que piensa de la personalidad de Maura y del antinianrismo.

Ahora vamos a dar nosotros unos cnanto.i toques calcados en el discurso, y empeza­mos p«r la apoteosis, aunque parezca des­atinado, porque la opoteosie, con su tníaja de delirio, fué !o primero que nos echamos a. Is cara en el Real.

¿Se acnerdan uste4es de la tempestad aquella cuando lo de las Tablas de la Ley. de nuestro distinguido compañero Moisés? Pues sonríanse pensando en la trepidación que eufrió la sala del regio coliseo cuan­do se presentó nuestro monstruoso conciu­dadano. ¡Una cosa asi como los aplausos a Ccratfbilis en la estación de Barcelona! Y eso que aquí no se habían pagado a tres pe­setas, unos con otros, y que en el público habla un sinnúmero de idóneos, liberales y republicanos, que no pudieron resistir los ardores del entusiasmo.

Corao que eso no es un hombre. K. un imán con toda la carga.

EL^DISCURSO Aunque todavía no hemos leído los pe­

riódicos que se entienden directanieiite con contaduría, como si los hubiéramos leído. Que estuvo flojo en esto. Que no se metió a fondo en lo otro... Que si la libertad... Que si la reacción... Qtie si estuvo inuy monárquico... ¡Vayan ustedes a! cuerno, so cursis!

Las afirmaciones del di.scurso no han po­dido ser más rotundas y aplastantes.

España está enferma, y su ideal es sajiar de la doleticia. Para contribuir a qtie esc ideal se realice, lejos de ]>ararnos en recri­minaciones. pracLiqucmos la austeridad.

El mal radica en el divorcio del país y del Kstado. Sólo la ]>ráctica de la ciudada-nía, que llevará al i'oder Gobiernos fuer­tes y dignos, establecerá e!. contacto entre el pueblo y el Estado.

] a Monarquía es el núcleo 'que simboliza la nacionalidad. Es menester rectificar el error de la pugiia entre la Monarquía y la República.

Para ello, el partido conservador está olíligado a atraerse a las .derechas. El lil)e-ral, a las izquierdas; pero no dando de merendar, sino llevando a las prácticas de gobierno . las esüncias dcmocrúlicas, dentro de los principios constitucionales.

Ea política conservadora tiene, como una de sus más firniea bases, el sentimiento re­ligioso.

Para que los partidos, ios Gobiernos y las Cortes funcionen provecbosaniciitc, y loa ciudadanos tengan n toíla hora ía garantía de sus derechos, es ina¡iULzsliie id deseiiaje del caciquismo. .

Vivimos en tui sislenia de mentira. Gu-bicrno y oposición son una mentira, una mentira con casa ¡jiiesta, que no deja vi^"r • al réginuMi, que rinde a la autoridad y que roba libertadc:^ al golK'rnaule.

Es neeesariii desterrar el favor de 1;Í-co&iun<bres púliliea.'í. iiara que el huiuiUle pueda 'Jvir, segLiro tic qt"- se le liará jus-licia, ann contra hi> inipnsiciüne.^í del caci­

que. Kl despilfarro para : a1i.-;íacer iiuercse.^

individuales desangra la nació]]. No está el remedio en reforzar Ibs ingresos, sino en administrar bien.

La neutralidad no es un descubrimiento qtic pueda envanecer a nadie. Es una im­periosa consecne3]cÍa de las condiciones del país. \''acilar en este cami]io es una botara­tada.

España tiene su orientaciói] determinada en el compromi.so tle Cartagena, porque ni entonces ni ahora podíamos elegir. Nues­tras costas del Mediterráneo y del Atlánti­co nos imponían la orientación.

En Marruecos, desde el Miiluya hasta La. rache, no puede haber un grano de arena que, al dejar de ser mora, no seo española.

El protectorados como se implantó, es tin absurdo, porque la llave de la zona está en Tánger, y «in ella no habrá paz.

Este movimiento maurista (él no quie­re que se le llame maurista, sino acciden­talmente} es concreción de los anhelos pa­trióticos y de los anhelos regeneradores.

A servir esos fines consagrará él toda su vida...

Y ¿para qué vanaos a seguir, sino habría medio humano de reproducir la substancia de este discurso del gran estadista?

Es Jiecesario leerlo íntegro, como él lo pronunció, y releerlo, porque es el tratado del patriotismo, de la austeridad, de la cla­rividencia, del valor.

Siempre habló Maura bien. Nunca tan claramente, con tanta seguridad en el diag­nóstico, con tan implacable manejo del bis­turí, cumpliendo sus deberes de cirujano.

¿QUE DIRÁN A H O R A ; » AI terminar el discurso tic Maura, pen­

samos: í qué dirán ahora esos pobres co-leópte]os, ipie. sin recibir una mortifica­ción personal, porque Maura les ha guar-ilado un respeto que UD merecen, ban que­darlo ante e! ijai',í romo el sinibohi "de la ¡jonzoña que hay que arjojar del cojazón de itspaña"?

¿Aun habrá hombres cie;j;i)S. ]nulliiudes engañadas, individuos C[ue disculpen su pro­ceder, atribuvéndolo a ignurancia de la rea­lidad?

Seguramente, no. Pero pillos, los habrá siempre. Y la pillería, esa pillería organiza­da, ]nitad ladrones, mitad mentecatos, que 3e come al país, í¡ue ]nata de hambre a las clases obreras, que saquea a las clases aco­modadas, que deshonra y ensucia a la ]ia-ciún, ha empezado a revolverse en algimos comentarios babosos, despreciables, hasta por la mezquindad con que son pagados.

¡ADELANTE, POLLOS! Por lü me]ios hoy teiicmus que sentirnos

maurislas, ]jorque no es posible resistir la sugestión de ese hombre-cerebro, del que diríamos que está todo hecho de sesos, si no tiiviéranio.s t|ue añarlir mucho dt; í-tra co­sa liara eomijlctar el clásico plato de frito.

Maura se lia pucslu af frente de! ]nov¡-inieiito, no ]iiaur¡sta, ?iiK) uacio]ial, cnnde-iiadf' el sistema ener\a]ile y e.stti])idn del si­lencio, tra.s el cual se parapetan, para .vivir, lus pillos y los calab:ieines.

nspañoles: pernntid qtie D,Ü¡I Feliz del -Mamporro y de hi Sunrisa. grande enlrí: los grandes, rinda por una ve;: su garro'.e ante ese fiombre c.Kcepcional, y os diga:

Tenéis tra/íadi' el .caminip, la carretera al rravér de la maniíiiui, para salvaí' a la I'a-

tria en peligro, para que podáis vivir sín el agobio de esta miseria que nos rodea.

Ni las cniboscadas, ni el desconocimiento del terreno, ni los peligros de caer en la lucha, deben haceros vacilar, porque per-n]aneciendo quietos, perderéis más.

El caudillo os ha dado, poniéndose a vuestro frente, cuanto bacía falta; orienta­ción y aliento, no para que conquistéis cosa tan mezquina como el Poder, sino para qui-salvéis a España.

¡Duro, que es tarde, ciudadanos! Si retrocedierais, seríais más desprecia­

bles que quienes nos bai] esquibnado y nos han envilecido,

Y no decimos que más tronchos, por­que eso es imposible.

,-Ah! Un final que nos interesa. Diceu al-gui]os que D. .\ntonio se declaró ¡gernia-nóíobo!, o por lo menos francófilo entusias­ta, al hablar del tratado de Cartagena,

¡No seáis besugos, hijitos! Don Antonio dijo que la realidad interna­

cional no había permitido optar. Eso es declararse español y estadista se­

rio. •Pero ¿qué tienen que ver las sopas de ajo

con las corbatas de nudo, so borricos?

•^^

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rt«^

Ultimas notas. Itl discurso que Uoinanones improvisó en

-Palma, el domingo, y que los periódicos tem'an compuesto con seis días de anticipa­ción, lo escribieron, cu la parle política, Ro­yo Yülanova. que tiene mucho talento, y en-la internacional, Pérez Caballero.

La noche que Dato salió de Barcelona se cerraron las puertas de la estación y no se períniíió a nadie tomar billete para venir a Madrid en el expreso, en que viajaba el sociólofiío.

La protesta de ioí viajeros se 03'e todavía en Barcelona.

-«-I-a noche del martes se dejó en completa

libertad a los que quisieron llenar las callc.-de letreros insultando a Maura y glorifi-e;indo a Ferrer.

A los que escribían, no les decimos na­da, porque para eso habrán cobrado.

A los que lo consintieron, sí tenemos qne decirles al.iío.

Le.s diremos que son uno-, cochinos. No se nos ocurre otra co«;i,

LijaBat'^pM^K»*

Gran fábr ica de soELbreroc de paja, de

Ka^aa l ena i Z2, p r imero .

Exposición en el BAZAR X, Espoi v TTIIna, 6.

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«1 nBNTIDIIO 17

Uice " A lí C"'. en '"Noticias de s o c i t d a d " ; " S e es t renó el drama histórico, en verso,

" L a cam]>ana de Huesca" , oriuciriat del ni­ño Jo¿¿ Aii lünio [ 'rimo de Rivera.

Esta olira, que es casi ran l)ueiKi conm las de Aíarqiiina... "

¡ Defiiiiii^'ci! - . , • . •

'• El Lihcra i" , del viernes ' i6, publicó nii a r t iculo íecliatto en L a H a y a el 24. a sea .jclio (lias después.

; Olí, poder del correo." [Bien por O r l u ñ o ! Aliora sí que merece

un liomljo superior ai de haber asegurado iná coinuiñcaciones con Anio íagas ta .

- • -"A B C": "DÍL;amos como en ' "Marina" :

Todo es tá igua l . . , " N o ; como en " L a Bru­ja", y en tonces .s i que está igual.

Dice un periodista madri leño de los que han ido a Barce lona : " H o y " i r f í i los" a Ba-üalona a inaugurar una escuela.""

H o m b r e , no ; irá el pres idente del Con-.-ícjo, y usted le acompañará .

" iVociainada. desde el principio de la cuJitienda actual, la iiiás cslricLa neutral idad de " El Acreedor del Es tado" , nos liinita-nios a. . ."

;Bien ])or '" El ^Vcrccdor"! ; Que le per­done la deuda al Es t ado y a quien l iene esos rasgos!

•"Encuéntrase en esta cor te el dist inguido abogado lucense D. J. T., que viene a pasar, sin limitación de tiempo, una temporada en

Madr id ." N o diga ttsted más. ¡Has ta que se le aca­

be eí dinero para la fonda! , • • ¿ -« -

Del crít ico taur ino de " L a Correspon­dencia ":

"¡Hcvilla!... ¡Guadalguivir! . . . Cuál ator-meiuáis mi m e n t e . "

,íCuál? N o lo sabemos. ¡Si hubiera usted dicho "cuan" , que us lo que escribió el poeta! ,

*»-Jiíicc " l íafael en el " H e r a l d o " : " N o os aroütíáis de aquel que en el mer­

cado vendía loa peces que pescaba frescos?" .:T'ucs cómo quiere usted que los pesca­

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lÉ f i n de los is Fundada en 1886

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Carrera de San Jeró

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k Delegación para Cataluña y Bal ares ^ Pues*la del Ángel, I y 3 , pr>al.

Sí.

max H^m^vomí^xxmk

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