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Circo de noche es una inquietante reflexión crítica acerca de la condición humana y del tiempo en que vivimos. Pacheco se vale de esta metáfora para mostrar un espejo en el que todos nos reflejamos: el domador, la trapecista, los payasos, los siameses, el contorsionista, el hombre bala, el ilusionista. Nadie queda fuera de este circo, afir- ma José Emilio en el sugestivo poema “Las jaulas”: En la arena del mundo somos tigres y leones. Nacemos con las garras bien afiladas. No hay nadie que no tenga agudos colmillos, disposición para la lucha, talento innato para la herida, para el desprecio y la burla. Unos cuantos alcanzan el doctorado, grandes torturadores o asesinos en serie. Pero todos ganamos nuestro diploma en la escuela del desamor, en el colegio del odio, el seminario de la intolerancia. Los lectores somos incluidos en su descripción, fie- ras de ese circo cortadas con la misma tijera. Todos es- tamos incorporados a este trazo animal. Ésa es nuestra condición: hacer daño a los otros, despreciarlos, bur- larnos de ellos. A partir de las perturbadoras imágenes de Circo de noche, Vicente Rojo crea Circo dormido. Cuando los po- derosos personajes verbales de José Emilio Pacheco han actuado ya y la pista se queda dormida, Vicente Rojo arma una serie de construcciones para recrear al circo cuando su drama cotidiano ha finalizado y queda a la espera del regreso de sus actores. Esta serie de jugue - terías —como él mismo las llama— muestra la vida que transcurre una vez que esa otra vida, la que poetiza José Emilio Pacheco, ha sucedido. Pacheco y Rojo, amigos solidarios por la naturaleza de sus concepciones en la lírica y en el espacio, en la pa- labra y en la imagen, unen sus talentos en el libro Circos, al que el trabajo de Vicente Rojo Cama dio unidad con las fotografías que conforman las páginas de este bello objeto y que se muestran en el reportaje gráfico. Estas imágenes acentúan aún más la magia del circo y envuel- ven con un halo nocturno las construcciones nacidas a partir de la palabra poética de José Emilio, quien con- tundente en su poema continúa: El gran tema del mundo es la venganza. Me haces algo, contesto, me respondes. Perpetuamos el ciclo interminable. Y termina: Pero entonces, señores, no habría Circo, no habría historia ni drama ni noticias. No estaría bajando esa cuchilla que ahora mismo cercena mi cabeza. 56 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO Rojo ilustra a Pacheco Circo de noche Circo dormido José Emilio Pacheco / Vicente Rojo, Circos, Ediciones Era / El Colegio Na - cional, México, 2010. Fotografía y diseño de Vicente Rojo Cama.

sec 01 ok Revista UNAM 02/08/10 06:39 p.m. Page 56 … · Nadie queda fuera de este circo, afir-ma José Emilio en el sugestivo poema “Las jaulas”: ... derosos personajes verbales

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Circo de noche es una inquietante reflexión crítica acercade la condición humana y del tiempo en que vivimos.Pacheco se vale de esta metáfora para mostrar un espejoen el que todos nos reflejamos: el do mador, la trapecista,los payasos, los siameses, el contorsionista, el hombrebala, el ilusionista. Nadie queda fuera de este circo, afir-ma José Emilio en el sugestivo poema “Las jaulas”:

En la arena del mundo somos tigres y leones.Nacemos con las garras bien afiladas.No hay nadie que no tenga agudos colmillos,disposición para la lucha, talento innatopara la herida, para el desprecio y la burla.

Unos cuantos alcanzan el doctorado,grandes torturadores o asesinos en serie.Pero todos ganamos nuestro diplomaen la escuela del desamor,en el colegio del odio,el seminario de la intolerancia.

Los lectores somos incluidos en su descripción, fie-ras de ese circo cortadas con la misma tijera. Todos es -

tamos incorporados a este trazo animal. Ésa es nuestracondición: ha cer daño a los otros, despreciarlos, bur-larnos de ellos.

A partir de las perturbadoras imágenes de Circo denoche, Vicente Rojo crea Circo dormido. Cuando los po -derosos personajes verbales de José Emilio Pacheco hanactuado ya y la pista se queda dormida, Vicente Rojoarma una serie de construcciones para recrear al circocuando su drama cotidiano ha finalizado y queda a laespera del regreso de sus actores. Esta serie de ju gue -terías —como él mismo las llama— muestra la vida quetranscurre una vez que esa otra vida, la que poetiza JoséEmi lio Pacheco, ha sucedido.

Pacheco y Rojo, amigos solidarios por la naturalezade sus concepciones en la lírica y en el espacio, en la pa -labra y en la imagen, unen sus ta lentos en el libro Circos,al que el trabajo de Vicente Rojo Cama dio unidad conlas fo tografías que conforman las páginas de este belloobjeto y que se muestran en el reportaje gráfico. Estasimágenes acentúan aún más la magia del circo y en vuel -ven con un halo nocturno las construcciones nacidas apartir de la palabra poética de José Emilio, quien con-tundente en su poema con tinúa:

El gran tema del mundo es la venganza.Me haces algo, contesto, me respondes.Perpetuamos el ciclo interminable.

Y termina:

Pero entonces, señores, no habría Circo,no habría historia ni drama ni noticias.No estaría bajando esa cuchillaque ahora mismo cercena mi cabeza.

56 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

Rojo ilustra a Pacheco

Circo de nocheCirco dormido

José Emilio Pacheco / Vicente Rojo, Circos, Ediciones Era / El Colegio Na -cional, México, 2010. Fotografía y diseño de Vicente Rojo Cama.

sec 01 ok_Revista UNAM 02/08/10 06:39 p.m. Page 56