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116 DERECHO EN SOCIEDAD, N.º 2. Febrero de 2012 Revista Electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica La soberanía del inversionista: una visión económica de la prudencia Rodrigo Matarrita Venegas 1 Al amigo, Dr. Gastón Certad Maroto in memoriam Resumen El inversionista, en tanto toma decisiones, es soberano sobre estas, y muy concretamente cuando valora los beneficios, costos y riesgos que derivan de aquellas. Un inversionista cauteloso debe buscar información y tomar consciencia sobre las consecuencias de sus decisiones. Palabras clave: soberanía, responsabilidad y prudencia. Abstract The investor, as a decision maker, is sovereign over them, namely, it takes on the moment of making a decision, the benefits, costs and risks that may arise from it. Leads to a cautious investor to seek information and acquire culture on the implications of their decisions. Keywords: sovereignty, responsibility, prudence. 1 Master en Ciencias Económicas. Experto en Mercados Financieros, Fondos de Inversión y Operaciones Bancarias; así como en Mercados Bursátiles. Director Ejecutivo de FUNDEVAL, S.A., filial de la Bolsa Nacional de Valores de Costa Rica. E-mail: [email protected] / NOTA DEL AUTOR: Los comentarios aquí expuestos no representan, necesariamente, los de la institución en la que laboro. Este artículo está dedicado al Dr. Gastón Certad Maroto, quien falleciera en los días cercanos a su redacción. De don Gastón muchas cosas buenas pueden decirse, fue un gran jurista y abogado, un buen docente y un gran maestro. Pese a no haber sido su alumno, ni colega o colaborador cercano, por esos avatares de la vida, tuve la oportunidad de asociarme con él y puede apreciar su gran nobleza como persona y su siempre alegre disposición a compartir lo que sabía. Con humildad, aprecio y admiración. Además, agradezco los comentarios de mis amigos, Carlos Serrano y María José Chaves, amigos también de don Gastón. SECCION ESPECIAL: DERECHO BURSÁTIL FUNDEVAL, BOLSA NACIONAL DE VALORES - ULACIT

SECCION ESPECIAL: DERECHO BURSÁTIL FUNDEVAL, BOLSA NACIONAL DE VALORES - ULACIT La ... · 2014-11-24 · Resumen El inversionista, en tanto toma decisiones, es soberano sobre estas,

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Revista Electrónica de la Facultad de Derecho, ULACIT – Costa Rica

La soberanía del inversionista: una visión económica de la prudencia Rodrigo Matarrita Venegas1

Al amigo, Dr. Gastón Certad Maroto

in memoriam Resumen El inversionista, en tanto toma decisiones, es soberano sobre estas, y muy concretamente cuando valora los beneficios, costos y riesgos que derivan de aquellas. Un inversionista cauteloso debe buscar información y tomar consciencia sobre las consecuencias de sus decisiones. Palabras clave: soberanía, responsabilidad y prudencia. Abstract The investor, as a decision maker, is sovereign over them, namely, it takes on the moment of making a decision, the benefits, costs and risks that may arise from it. Leads to a cautious investor to seek information and acquire culture on the implications of their decisions. Keywords: sovereignty, responsibility, prudence.

1 Master en Ciencias Económicas. Experto en Mercados Financieros, Fondos de Inversión y Operaciones Bancarias; así como en Mercados Bursátiles. Director Ejecutivo de FUNDEVAL, S.A., filial de la Bolsa Nacional de Valores de Costa Rica. E-mail: [email protected] / NOTA DEL AUTOR: Los comentarios aquí expuestos no representan, necesariamente, los de la institución en la que laboro. Este artículo está dedicado al Dr. Gastón Certad Maroto, quien falleciera en los días cercanos a su redacción. De don Gastón muchas cosas buenas pueden decirse, fue un gran jurista y abogado, un buen docente y un gran maestro. Pese a no haber sido su alumno, ni colega o colaborador cercano, por esos avatares de la vida, tuve la oportunidad de asociarme con él y puede apreciar su gran nobleza como persona y su siempre alegre disposición a compartir lo que sabía. Con humildad, aprecio y admiración. Además, agradezco los comentarios de mis amigos, Carlos Serrano y María José Chaves, amigos también de don Gastón.

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1. El concepto de ‘soberanía’ en las decisiones financieras

El concepto de ‘soberanía’ tiene que ver con la facultad de ejercer poder o autoridad suprema con respecto a una acción particular, por ejemplo, en lo que concierne a una decisión específica.

No obstante, la soberanía, así como facultativa en cuanto al ejercicio del albedrío de quien la posee, es también generadora de una aparejada responsabilidad que se da como consecuencia del mero ejercicio de tal soberanía; así, la libertad de ejercicio (la soberanía) implica, concomitantemente, responsabilidad.

La soberanía faculta a su poseedor aún de la oportunidad de no actuar; sin embargo, tal inacción es ya de por sí una decisión y por tal aporta su cuota de responsabilidad. De esta forma, se haga o no algo, hay una decisión subyacente de actuar o no hacerlo, y la soberanía de que goza el actor lo responsabiliza de la decisión que tome, ya sea que esta genere o no una acción específica.

Por lo general, en lo que respecta a la toma de decisiones financieras, se ha creado un halo mítico que las ubica como algo difícil de comprender y en donde se requiere siempre un experto, de allí que muchas veces el tema de las inversiones financieras sea visto como un tema tabú, del que se supone debe tenerse un conocimiento muy amplio, para tomar decisiones eficaces, cuando no eficientes.

No obstante, el asunto de administrar un capital financiero ha de verse como el hecho de tener un auto: su dueño no solo debe desarrollar la destreza de conducir, sino que termina sabiendo algo de mecánica, de aspectos técnicos y de asuntos legales (traspasos, licencias, partes, etc.); con las inversiones financieras ocurre algo similar, se termina conociendo algo de economía, de matemática ¡y hasta del marco legal!

El que el inversionista asuma su rol de soberano de las decisiones es algo similar a la soberanía del consumidor o a la del chófer en el momento de conducir un auto. Es necesario que se entienda que tal soberanía implica responsabilidad, y la responsabilidad a su vez, conocimiento de la cosa, con claridad meridiana suficiente acerca de los costos y riesgos que trae consigo una inversión, lo cual delimita aspectos tales como la ética de la labor de asesoría, los conflictos de interés y el tema de la responsabilidad en cuanto a las consecuencias de una decisión de inversión específica.

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El ejercicio soberano que impone la existencia del albedrío responsabiliza al hombre no solo del resultado individual de sus decisiones, sino también del impacto que tales decisiones tengan sobre otros, lo cual trasmuta el asunto de la soberanía a un plano ético en el que los efectos públicos de las decisiones privadas ponen limitaciones de orden moral al ejercicio del albedrío.

Lo anterior establece, necesariamente, que el albedrío como tal no existe como una dimensión infinita, sino que lo que comprendemos como albedrío se limita a lo que podríamos denominar como el albedrío moral: soy soberano (libre) de tomar decisiones en el tanto asuma la responsabilidad de tales, y ellas no afecten a otros de forma distinta a la manera en la que desearía me afecten a mí las decisiones de los demás.

2. La prudencia: una perspectiva financiera

Las decisiones que asume el actor no siempre son claras con respecto a los efectos y responsabilidades que conllevan, lo que devela conflictos de orden ético, en caso de darse efectos no deseados, y si tales fueron previstos por quien ejerció el derecho soberano y desencadenaron la serie de eventos que trajeron consigo aquel efecto pernicioso.

El asunto de la responsabilidad que acarrea consigo la soberanía puede verse afectado por la prudencia que posea el actor. Entenderemos por ‘prudencia’, la cualidad de prever el fin desde el principio y actuar de forma congruente con tal conocimiento. Es decir, la facultad del actor de considerar apropiadamente las consecuencias de sus decisiones y acciones aún antes de asumirlas 2 , este poder predictivo llevará indubitablemente al actor a no asumir decisiones en donde la contabilización de costos y beneficios no le sea favorable3.

Si el actor es capaz de prever el resultado último (tanto económico como ético) de sus decisiones y acciones, en la mayoría de las ocasiones optará por actuar con prudencia, toda vez que una comprensión más amplia (transversal y longitudinal) le permitirá apreciar con mayor claridad los costos y beneficios involucrados en sus decisiones.

2 Esta cualidad de presciencia es cercana al supuesto de ‘perfecta predicción’ que permitía la posibilidad de equilibrio (contemporáneo e intertemporal) de los modelos de competencia pura y perfecta en los ejercicios de estática comparativa, en nuestros primeros pasos de formación económica. 3 De nuevo aquí emerge un matiz ético del asunto, pues pueden mediar situaciones en las cuales existan diferencias entre los verdaderos costos y beneficios imputables a una decisión del actor soberano, de los cuales verdaderamente asume. La presencia de un riesgo moral se hará manifiesto en el tanto el actor pueda trasladar, diluir o eludir los costos de sus decisiones y pueda aprovecharse de la obtención de los beneficios sobrenormales.

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Por ejemplo, en el ámbito financiero, ¿cuál inversionista, si pudiera prever que el resultado de su inversión abriga un riesgo de impago, la hará, si no existe una adecuada compensación en términos del rendimiento esperado? Si el inversionista, como actor, pudiera prever esta situación, su prudencia haría que la decisión decantara en pos de la opción de no hacer la inversión evaluada.

Lo anterior permite exponer el componente necesario para el ejercicio de la soberanía de parte del inversionista en forma prudente: la existencia de un objetivo previamente definido. El inversionista ha de tener claro qué es lo que persigue y debe ser capaz de precisar de la mejor manera posible tal propósito, con el fin de minimizar el riesgo de selección adversa (el riesgo de escoger mal) en el momento de tomar una decisión.

En tanto la comprensión de estas cosas sea más amplia y profunda, más precisa será la definición del objetivo que se persiga y más prudente será el inversionista en el momento de tomar sus decisiones. Así, ante la carencia de la presciencia que permita tener la certeza de alcanzar eficiencia en sus decisiones, el inversionista ha de ver en la prudencia el ayo que ofrece la confianza como mejor paliativo de certidumbre (Matarrita, 2009). 3. La prudencia: una perspectiva económica

Como se ha visto, la imposición de la prudencia trasciende la mera concepción justa y precisa de un objetivo financiero, implica considerar las consecuencias económicas y éticas, y su adecuado conocimiento.

Dado que la responsabilidad es intrínseca a la soberanía, ha de considerarse más que conveniente que el inversionista se apropie de información y conocimiento, de manera que conciba más correctamente los beneficios, los costos y los riesgos que acarreará su decisión, a fin de potenciar con ello la posibilidad de calibrar los riesgos ante la presencia de la incertidumbre.

Pero, ¿es la experiencia la única ruta de aprendizaje en los términos que dicta la prudencia? Si de prudencia se trata, ha de haber una forma más prudente que la experiencia propia: ¡la experiencia ajena!

En virtud de la prudencia, la consideración de los efectos perniciosos de lo que podría denominarse un exceso de confianza ha llevado a unos a adquirir conocimientos que otros podrían aprender por contemplación y observancia. De esta forma, la educación

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permite tener acceso a un estadio superior de la curva de aprendizaje, obviando con ello el peregrinar que supone la necesidad de la experiencia vivida.

En otras palabras, la prudencia apunta hacia la necesidad de capacitar al inversionista en las destrezas y habilidades que le sean propias para sus actividades y tomas de decisión, lo que puede extrapolarse al rol del estado como aquel llamado, si bien no a hacer del horizonte de toma de decisiones, un horizonte infinito, al menos sí indefinido como condición inhibidora de la presencia del riesgo abuso por parte de los agentes (Matarrita, 2005).

En otras palabras, la prudencia ha de admitirse como una condición para un equilibro perfecto en subjuego, de otra manera, aún y cuando los agentes actúen en virtud del autocumplimiento de sus propias profecías, en forma intertemporal sus acciones no serán eficientes, es decir, no serán prudentes.

En otras palabras, la prudencia se refiere a una necesaria condición de orden económico con respecto a la eficiente toma de decisiones, esta es la cualidad que posee el inversionista al actuar como soberano, al establecer la relación concomitante y biunívoca entre tal libertad de ejercicio y la responsabilidad con respecto a las consecuencias ulteriores que determinarán los correspondientes beneficios, costos y riesgos de las decisiones asumidas. Referencias

⎯ Matarrita, R. (2005). La supervisión financiera como un equilibrio perfecto en subjuegos. Recuperado de http://www.rodrigomatarrita.com/?action=papers&id=194.

⎯ Matarrita, Rodrigo (2009). Confianza, riesgo e incertidumbre. Recuperado de http://www.rodrigomatarrita.com/?action=comentarios&id=224.