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Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales ISSN: 0186-0348 [email protected] Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora México Lanteri, Sol Un vecindario federal. Políticas oficiales y "servicios a la patria" en la frontera sur bonaerense durante el gobierno de Rosas Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 81, septiembre-diciembre, 2011, pp. 95-127 Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127440005 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Secuencia. Revista de historia y ciencias

sociales

ISSN: 0186-0348

[email protected]

Instituto de Investigaciones Dr. José María

Luis Mora

México

Lanteri, Sol

Un vecindario federal. Políticas oficiales y "servicios a la patria" en la frontera sur bonaerense durante

el gobierno de Rosas

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 81, septiembre-diciembre, 2011, pp. 95-127

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127440005

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

, ,,' Sol Larüeri '"

Doctora en H istoria por la UNCPBA, Tandil, y magíster en H istoria Iberoamericana por el CSIC,Mad rid, H a realizado estudios posdoctorales en la U niversitat de Girona, Ha recibido becas ysubsidios de investigación de la Fundació n Antorchas, la uNMdp, la Fundación Carolina y elCONICET. Ha sido docente de H istoria Argentina e Iberoamericana en la UNMdp, la UBAy dietadosemi narios y conferencias en la UAH, la udc y el Instituto Ortega y Gasset , España. Miembro delCONICET y secretaria de la Red de Estudios Rurales en el Instituto Ravign ani , UBA. Miembro dela AsAIH, la SAA y la LASA. SU área de interés es la historia rural del siglo XIX. H a publicado art ícu­los y capítulos de libros en Argentina y España, como en QllintoSo!, ¡¡'I/tIldo Agrario, Probistoria,Estndios Trasandinos, A 11IIariode Estndios Americanos, Historia Agraria y Revista de Indias.

Resumen

En este trabajo se sostiene que la implementa­ción de políticas singulares de colonización enla frontera sur de Buenos Aires (Azul y Tapal­qué) por el gobierno de Rosas contri buyó, juntocon otras cuestio nes, a generar un "vecind a­rio federal" que legitimó y defendió el territoriofronterizo y la federación rosista mediante elservicio de armas, inclusive hasta su caída en1852. Mediante un análisis cualitativo y cuan­titati vo de fuentes complementar ias, se recons-

tru ye el perfil y la praxis efectiva de diversosagentes que intervinieron en el proceso --comocampesinos e indíge nas-, destaca ndo las reci­procidades y contraprestaciones de bienes yrecursos por servicios pú blicos entabladas entreel gobierno y la población vernácula, que com­plican las lecturas historiográficas tradiciona­les de corte unilateral y coercitivo en la relaciónentre los caud illos y las sociedades rurales enIberoamérica.

Palabras clave:Frontera sur de Buenos Aires, gobi erno de J uan Manuel de Rosas, polít icas oficiales,

sociedad rural, servicio mil iciano, contraprestaciones y reciprocidades.

Fecha de recepción:junio de 2010

Fecha de aceptación:diciembre de 20 10

A Federal Neighborhood. Official Policiesand "Services to the Nation"

on the Southern Border of Buenos Airesduring Rosas' Government

SolLanteri

P h. D . in H isrory from UNCPBA, Tandil, and MA in Lat in American Histo ry from CSIC, Madrid .H as pursued pos t-doctoral stu d ies at rhe Universiry of G iron a. H as received research g rant s andsu bs idies from Fundación Antorchas , UNMd p, Fu ndación Caroli na and CONICET. H as raughrArgentinean and Lat in Ame rican h istory at UNMdp , UBA and given sem ina rs and lectures ar UAH,udo and th e In stituto Ortega y Gas ser, Spain. Member of CONICET and secrerary of th e N etworkof Rura l Studies of th e Instituto Ravignani, UBA. Member of AsAIH, SAA and LASA. H er field of inre­rest is 19[hcenrury rural history. H as published ar ricles and book chapters in Argentina and Spain,in QlIintoSol, MundoAgrario, Probistoria, Estadios Trasandinos, /uutariode Estndios Americanos, HistoriaAgraria and Revista de Indias.

Abstraet

This paper holds thar th e implernenrarion ofun usual colonization po licies on th e southernborde r of Buenos Aires (Azul and Tapalqué) byRosas' governme nt contribu red , among ot herthings, to th e crea tio n of a "federal neighbor­hood" which leg it im ized and defend ed th e bor­der terri to ry and th e Rosas federa t ion throughthe arm s serv ice, until h is defeat in 1852. Aqualitati ve and quanrirar ive ana lys is of com ­pl ernen rary sourc es is used to reconstruct th e

p rofil e and effective praxis of va rious agenrsrhar inr ervened in rhe process, such as peasa ntsand ind igenous peopl e, h ighlighting the reci­proci t ies and compensations of goods and ser­vices by public services esrablished be tweengovernme nt and th e vernacular popularion, tharadd a degree of com plexity to th e trad itiona lunilateral and coercive historiographical inrer­pretarions of relations between caudi llos andru ral socie ries in Lat in Ame rica.

Key words:Sourhern border of Buenos Aires, govern me nt of] uan Manuel de Rosas, officia l policies,

rural society, rni li tary serv ices, compensa tio ns and reciprocity.

Final subm iss ion:June 2010

Acceprance:Decemb er 2010

Un vecindario federal. Políticas oficiales y"servicios a la patria" en la frontera sur

bonaerense durante el gobierno de Rosas*

SolLanteri

I NTRODUCCIÓN

La participación de indígenas y cam­pesinos en la conformación de losEstados republicanos y la ciudada­

nía en Iberoamérica durante el siglo XIX

está siendo reexaminada por la historio­grafía desde hace algunos años. Así, cues­tiones tales como el servicio armado enlos ejércitos, mil icias o guardias naciona­les, su participación en revoluciones olevantamientos, su intervención en losprocesos electorales, la defensa de sus inte­reses territoriales, sus tradiciones cultura­les y adscripc iones étnicas frente a lasimposiciones estatales, entre otras, consti-

* Este artfculo constituye un resum en de! capí­tu lo 4 de mi tesis doctoral en H istoria "Un vecinda­tia federal. La construcc ión del orden rosisra en lafront era sur de Buenos Aires. Un estudio de caso(Azul y Tapalqu é)", lEH5-UNCPBA, Tandil, Argent ina,2008, que fue d irigid a por e! doctor J orge Ge!ma n(Cosn cnr/Insncu ro Ravignani-u na ), y se entron­ca con mi proyecto de investiga ción posdocroral y

de ingreso a Carrera de Invest igador Cient ífico de!CONICET. Agrade zco a la doc to ra Flavia Mncías(CO NICET/uNT) por sus aport es temát icos y al licen­ciado J uan J osé Santos (Insti tuto Ravignani-una) porsu colaboración en la confección del mapa. En estaversión la g rafía de los textos citados fue actua lizaday corregida.

tuyen temas aún abiertos en la agenda his­toriográfica actual. 1

Para el caso argentino, la renovaciónde los estudios sobre historia política, ruraly de fronteras desde la década de losochenta ha producido fecundos resulta­dos en lo relativo a la complejidad querevistió el proceso de conformación esta­tal poscolonial luego de la revoluciónindependentista, en vinculación con dife­rentes agentes y sectores urb anos y ru­rales.? En este marco, la tem ática de loscaudillismos decimonónicos ha sido reexa­minada en el Río de la Plata -tanto parael Litoral como para el Interior- desde

I Entre otros, Escalante, Ciudadauos, 1992;Josephy Nugenr, Eueryday , 1994; Peralta e Irurozqui ,Concordia, 2000 ; Quijad a, Bernand y Schneid er,Homogeneidad, 2000; M all ón, Campesino , 200 3 ;Irurozqui, "Ciudadanos", 2006, pp . 35-46; Ménde z,"Paradojas", 2006, pp . 17-34; Gar da, Estado, 2007;Mandrini, Escobar y Ortelli, Sociedades, 2007, YIanreriy Sanrilli, "Consag rando", 20 10.

2 Estado s de la cuestió n resp ect ivamenre enSábaro, "Ciudadanía", 2000; "Political", 2001; "Vida",2003, pp . 9-22 , y Plleblo, 2005; Garavaglia y Gelman,"M ucha", 1998 , pp. 29-50 ; Frad ki n y Ge lman ,"Recorridos", 200 4, pp . 31-54 ; Fradkin , Historia,2006 ; Mandr ini, "Ind ios", 1992, pp . 59-73; "Fron­teras", 1997 , pp , 23-34; "Hacer", 2003, pp. 15-32,YRareo, "Debate", 2003 , pp . 105-1 26.

Secuencia [97] núm. 81, septiembre-diciembre 2011

nuevas perspectivas analíticas que conside­ran aspectos institucionales, de legalidady legitimidad política y de relación com­pleja y condic ional con diversos sectorescomo centrales en la constitución de losmi smos, esto por encima de la arbitra rie­dad, la anarquía y el uso exclusivo de lacoerción que planteaban las visiones tradi­cionales ancladas en el paradigma sar­mientino de "civilización o barbarie'l.' Es­tas conside raciones son, ergo, extensivasal "caudillo de caudillos",Juan Manuel deRosas, que gobernó la provincia de BuenosAires y la Confederación Argent ina duran­te 20 años (1829-1832 y 1835-185 2),hasta su caída bajo el Ejército Grande li­derado por Justo J osé de Urquiza en labatalla de Monte Caseros, el 3 de febrerode 1852.4

Dentro de esta revisi ón dis ciplinar,pesquisas recientes sobre el ordenamient opolítico y militar en la campaña porteñaindependiente han recalcado el efecto dis­ruptivo de las continuas g uerras y con­flieros para el forjamiento y manutenciónde un orden social estable, además de laregularidad con que los sectores ruralesmigrantes y de men ores recursos era nreclutados en el servicio militar provin­cial, a diferenci a de los que tenían resi­dencia estable. " Se ha planteado asimismola relevancia que insumieron los gastosmilitares en la conformación estatal, quehabría implicado una gran continuidaden el control y reclutamiento de la pobla-

3 Ent re orras Lynch,jlla ll, 1997..j G oldman y Salvarore, Caudillismos , 1998;

Goldman, Nueua , 1998; Fuente, Cbi ldreu, 2000 ;Salvatore, \Vallderillg, 2003; Schm ir, Ruina, 2004;Buchbinder, Caudillos, 2004; Gelman, Rosas, 2005 , yFradkin, Historia , 2006, ercérera.

5 Míguez, "Gu erra", 2003, pp. 17-38.

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ci ón campesina entre los periodos rivada­viano'' y rosista, recayendo tanto en losmigrantes de menores recursos como enlos vecinos domiciliados de la campaña;aunque con una consideración diferentepor parte del gobierno de Rosas que, alcontrario de sus predecesores, habría sidomás deferente y cuidadoso con ellos, porhaber sido cent rales en el mantenimientodel orden estatal.7

La importancia del ejército y la mil i­cia durante el rosismo ha sido destacada,afirm ándose además su fracaso en tanto"escuelas de disciplina social" impuestaspor el gobierno para fomentar en los pai­sanos nociones de orden, jerarquía, obe­diencia y respeto a los derechos de pro­piedad de corte liberal, planteando unagran interdependencia con el mercado detrabajo, donde habrían aprendido a nego­ciar con sus pa trones ante la escasez demano de obra y recibido paga e incenti vosque hab rían reproducido en su relacióncon estas instituciones públicas. Se ha sos­ten ido que tanto la estancia como el ser­vicio militar, en vez de haber actuadocomo lugares de confinam iento y de rege­neración social y moral , fueron urili zadospor los agentes subalternos -especialmen­te por la clase "peón de campo", en quienrecayó mayormente el servicio obligato­rio- para negociar y resistir el contratocon sus superiores, mediante distintasestrategias ind ividuales y colectivas, gene­rando espacios de nivelación social y decreación de identidades y solidaridades

6 Por per iodo rivadaviano aludimos a los prime­ros años de la década de 1820, cuando se dieron sus­ranciales reformas en los niveles de la adminisrraciónestata l, Para más deralles véase Ternavasio, "Refor­mas", 1998 , pp . 159- 199.

7 Garavaglia, "Ejército", 2003 , pp . 153-187 .

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horizontales y vert icales, aunque atrave­sados también por d icotomías no iguali­tari as como vecinos-transeúntes, soldadosde línea-milicianos , etc éte ra."

Con todo, pese al relevante aporte deestas investigaciones, hasta el momentose han realizado escasos estud ios particu­lares que permitan confrontar estas consi­deraciones con las realidades locales, espe­cialmente en lo referente al perfil social yla práctica efect iva de los agentes, sob retod o para áreas de frontera. El objet ivo deeste traba jo es analizar la importancia quelas políticas oficiales de colonización enAzul y Tapalqué tuvieron en el desarro­llo de un "vecindario federal" que, siendolegalmente excep tuado del servicio mili­tar provincial, defendió mediante el servi­cio armado al" territorio fro nterizo y alrégimen rosista en las principales coyun­turas crít icas que atravesó, inclusive hastasu caída en 185 2. Se intenta desvelar ade­más la composición y el perfil de la mili­cia y las implicaciones que este servi ciopúblico tuvo en la relación entre el Estadoprovincial y la sociedad rural , especialmen­te con los grupos campesino e ind ígena,pues si bien la coerción no estuvo ausen­te, las reciprocidades y contraprestac ionesfueron medulares en su interacción ,

D e esta forma , en primer lugar descri­biremos los rasgos centrales que presentóla colonización vern ácula, signada por laintervención estatal y la creación de unespacio fronterizo de población civil mayo­ritar iamente criolla e indígena. Luego,analizarem os la composición y el perfilsocioeconómico que presentó la milicia;

H Salvatore, "Reclutamiento", 1992 , pp. 25-47 ;"Mercado", 1993, pp. 59-92; "Expresiones", 1998,pp. 189-222; "Consolidación", 1998, pp . 323-380,y \'(fcmc!erillg, 2003.

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y finalmente, abordarem os su partici­paci ón armad a en d efensa del espacioterritorial y del régimen resista en lasprincipales coyunturas crí t icas que atra­vesó, hasta su finalización en 185 2 .

RESGUARDANDO LA FRONTERA A TRAVÉSDE SU POBLAMIENTO

Si bien la colonización de la campa ña bo­naerense se reali zó en diferentes oleadasdesde el periodo colonial, a partir de 1820el Estado provincial de Buenos Aires desa­rrolló distintas medidas de avance haciael territorio al sur d el río Salado, hastaentonces límite natural con las poblacio­nes ind ígenas, que se vieron acompañadase incluso precedidas por el poblamientoesponráneo.? En pleno proceso de expan­sión austral y de forma casi coincidentecon la realizac ión de su campaña militaren el río Colorado, 10 Rosas dispuso la en­trega de parcelas públicas de pequeñas­medianas dimensiones en forma de "dona­ciones cond ic io nadas" en el ár ea rurallindante con el ejido del pueblo de Azul ,establecido oficialmente a fines de 1832 ,mientras el cantón militar de Tapalquéhabía sido erig ido en 183 l.

Las "donaciones condicionadas" cons­tituyeron un a modalidad singular estab le­cida desde el Estado provin cial , porquea pesar de que ya había habido asignacio­nes de tierras realengas o públicas a manosde particulares desde la época colonial, suentrega no había sido tan sistemática niconcentrada geográficamente, además depresentar un tamaño medio mucho más

9 Ban zaro y Lan reri , "Forjando", 2007, pp . 43 5­458.

10 Rosas, Diario, 1965.

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reducido, de 2 025 hectáreas cada una.Estas fueron denominadas "condi ciona­das" debido a que, para obtener los títu­los de propiedad, los pobladores debíancumplir con condiciones de asentamien­to reg ula r, puesta en producción y de­fensaarmada, que se detallan en los decre­tos de 1829 y 1832 que permitieron estosrepartos .11

Aunque la colonización de la fronteraa través de donaciones sistemáticas de tie­rras como aliciente para el establecimientode pobladores hispano-criollos constituyó,entre otras, una de las políticas centralesdesarrolladas durante el proceso de cons­trucción del Estado y la nación, tanto enArgentina como en otras regiones deAmérica durante el siglo XIX, su concre­ción exitosa durante el primer tramo dela centuria en la región bonaerense seadvie rte , segú n la información con quese cuenta hasta el momento, exclusiva­mente durante el gobierno de Rosasy parala zona de estudio.12

En jun io de 1832, Rosas advi rtió lanecesidad de concretar la normativa de1829 debido a las condiciones de pobrezaque el levantam iento de diciembre de1828 13 y la sequía de 1829-1 832 habían

11 Infesta, Pampa, 2003, y Lanteri , "Vecindario",2008 .

12 Gara vaglia, "P ropied ad", 2004, pp . 65 -106 ;H alperín, Proyecto, 199 5; Gallo , Pampa, 1983 , yDj end eredji an , Agricnlttrra, 2008 . De hecho, hubodiferentes int ent os de fundació n de colonias ruralespara inm igra nt es y criollos por part e de los gobier­nos rioplatenses desde finales del dominio hispánicoy du rant e el periodo ind ependiente, en su mayoríatruncados por d iversas razones. Una sínt esis act ua­lizada en Djend eredjian , Agrim/tllra, 200 8, cap. IV,

pp . 183-243.'-' La "revolución decernbri sta", o sea, el derroca­

miento de Manuel Dorrego por una revolución enea-

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prod uc ido en la población ru ral. Pormedio de un nuevo decreto, el gobiernoestableció la voluntad de constituir unapoblación regular en Azul y en la nuevalínea de campos fronterizos del estado,otorgando cuatro leguas de tierra para laconstrucción del ejido del pueblo, que nose permitirían que fuesen disputadas porlos pobladores. Además, se propuso la anu­lación de los derechos de los enfiteutas!"cuyas tierras estuvieran comprendidas enel área, a cambio de su compensación conuna o dos "suertes de estancia" , que se­rían otorgadas según las disposiciones deldecreto de 1829. Asimismo, hasta la de­signación de los juecesde paz, el gobiernose encargaría de nombrar a una personaresponsable para dis t ribuir los terre nospara el ejido y los campos fiscales de Azuly los ejidos de las g uardia s Argentina,Blanca y Mayo.15

El ítem 12° del decreto de 1829 es­tablecía que: "Queclan exentos el pobla­dor, su familia y peones de todo serviciomilitar, que no sea para la defensa de lafrontera en que se halle poblado"; mien­tras el 14° sostenía: "Se habil itarán porahora de armas a los pobladores; pero en

bezada por el general Juan Lavalle, un itario, con elapoyo de secrores port eños del parti do.

14 La enfiteusis fue una modalidad instaurada de1822 a 1843, qu e consistía en el usufructo de amp liasextensiones de tierras por parte de parti culares conuna renovaci ón temporal pautada a cambio del pagode un bajo canon al Estado, que era su propietario.Infesta, Pampa, 2003 .

15 Decreto del 9 de junio de 1832, en Registro,187 4 , pp . 17- 21. l as g uard ias Arg entina, Blanca"Grande" y Mayo estaban simadas en los actuales par­tid os de Bahfa Blanca, Ol avarr ía y 25 de Mayo, res­pect ivamente. l a primera se fun d ó en 18 28 y lasegunda tuvo una corra existencia debido a su situa ­ción front eriza.

SOL L ANTERI

lo sucesivo estarán obl igados a acudir a ladefensa de sus respectivas fronteras , consus armas y sus propios caballos 't.!? Estascon sideracion es resultan centrales paraentender la voluntad del gobierno de crearuna estruc tura de poblamiento y defensade la frontera que recayera en las propiasmanos de los vecinos' ? que se asentaranen ella, q ue se rían excep t uad os nadamenos que del servicio mili tar provin cialy obligados conforme el tiempo a acud ira la custodia del territorio con sus propiosrecursos. Si bien la estrateg ia de resguardodel espacio provincial mediante la línea defuertes, forti nes y de poblados civiles asícomo la implementación de cuerpos regu­lares, erc., tiene raigambre colon ial, en lazona de estudio la concreción de las cesio­nes gratui tas de terrenos fiscales ge neróel esta blecim ient o efectivo de poblacióny la p uesta en marcha de la producciónagra ria, además de la relevanc ia del servi­cio m il ician o local frente a las fue rzasreg ulares, que como verem os más ade ­lante, fue un a constante durante todo elperiodo.!"

Esta idea de conver tir al soldado envecino y propietario mediante la ent regade tierras públicas para evitar su migra­ción pos terior a otros partidos luego delcumplimiento de su servicio m ilitar, jun­to con el esta blec imiento de poblacióncivi l criolla e indígena, puede rast rearseen los escr itos de Pedro Andrés Garcfa,fun cion ari o de importante trayector ia

16 Decreto del 19 de septiembre de 1829, enRegistro, 1874, pp . 17-21.

17 Nos referimos a los pobladores arraigados terri­torialment e y con obligaciones y derechos adquiri­dos. Véase Cansanello, "Súbditos", 1995, pp. 113­139, YSlÍbdilos, 2003.

IX Lanteri, "Vecindario", 2008.

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rardocoloni al y de las p rimeras décad asindependientes, a quien el mismo Rosasadmiraba y del cual tomó varios aspectospara la definición de sus propios proyec­tos fronterizos . Como se ha indicado opor­tunamente, García propugnaba una polí­tica de defensa de la front era a través delpoblamiento, que ten ía precedentes en lalínea de fortines de Vértiz o en las pro­puestas de Azara para la Banda Orien­tal , asegura ndo su resguardo mediante alarraigo territorial y al cuidado de las fami­lias de estos campesinos-soldados dedica­dos a actividades productivas y al come r­cio con los indios. Adem ás, afirmaba queno sólo constituiría la mejor forma de pro­tección sino la menos onerosa, ya que estafuerza miliciana local no debería ser man­tenida constanteme nte por el fisco com oen el caso de las tropas regulares."?

Vemos ent onces que estas cuestio nesfueron revitalizadas por Rosas en su polí­t ica de fronteras, pues la zona de estudiopareciera adecuarse casi literalmente a suspropuestas, siendo, como destacamos, uncaso singular en el contexto de poblamien­to de la campaña bonaerense. F" En unmarco de guerras y conflictos constantes yde precar iedad mat erial del Estado pro­vincial en ciertas coyunturas cr íricas;"cuya soberanía se estaba expandie ndo y

19 Gelman, Funcionario, 1997 , pp. 33.21l Sabemos que en Federación se entregaron cha­

cras de cult ivo a tribus ind ígenas, aunque no a lossoldados, que contaban para su subsistencia con unaquinta del Estado de forma colectiva (Ra t to , "Po­blamiento", 2002), Yque hubo premios y donacionesen orros partidos, pero no se conoce hasta el momentoun ejemplo concreto de colonización oficial con lasparticularidades del de Azul.

2 1 Míguez, "Guerra", 2003 , pp . 17-38, YHal­perín, Guen», 2005.

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consolidando en la frontera sur, la utili­zación de recursos existentes como tierraspúblicas y los m igrantes que iban esta­bleciéndose con el incentivo del repartogratuito no constituye un a cuestión me­nor, ya que de este modo podía disponerde sus ingresos para utili zarlos en otrosfrentes, controlando el gasto fiscal sin dejarde atender sus principales objetivos . Elaparato coercitivo oficial y su control re­caerían, por consiguiente, en el plano local-con estricta y d irecta incumbencia delgobierno provincial- y, además, se articu­laría el espacio austral al proceso de expan­sión ganadera. 22

Según nuestra pesquisa, hemos com­probado que a fin de hacer más efectivala asignación de las suertes, el ros ismoanuló los derechos de los enfiteutas esta­blecidos in sitn desde 1820, no los indem­nizó con suertes ni con otras tierras segúnesta blecían los decretos respectivos, nopermitió ni siquiera que otros pobladores"unitarios" fueran considerados como talesy estableció claramente que no se permi­tiría que personas de esta tendencia polí­tica admi nistrasen o sirviesen en los esta­blecimientos de las suertes, teniendo lasautoridades locales un papel destacado enel proceso. Esto porque la distribución delas suertes era de vital importancia políti­ca para el rosismo, en cuanto le permit íaampliar su base social en un a coyunturade fortalecimiento de sus bases de poder,además de contribuir a expandir la sobe­ran ía oficial sobre el territorio austral eincorporar tierras y recursos al procesopecuario en marcha."

La implementación de las donacionesestuvo estrechamente vinculada a la pol í-

22 H alperín , "Expansión", 196 3, pp. 57 -110.23 Lanceri, "Vecindario", 2008.

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tica indígena g ubernamenral.i" El "nego­cio pacífico de ind ios" consistió en unacontraprestación de b ienes y serviciosentre el gobierno y alg unas t ribus q ueim p li có que , a cambio d e asis tenciamédica para sus caciques y ent regas perió­dic as de ganado (equino y vacuno), ves­timenta y "vicios de costumbre" (yerba,azúcar, ag uard iente, tabaco, sal , etc.), los"indios amigos" debían ayudar en las mi­licias provinciales y en las campañas con­tra los "unitar ios'? ", cumplir servicios dechasque y laborales, custodiar las fron­teras y controlar a los "indios aliado s" ylos "indios enem igos" establecidos en laprovincia.i "

En el marco de estos acuerdos inter ét­nicos, las tribus de "indios amigos" de loscaciques Catriel y Cachul m igraron enagosto de 18 32 del esta blec im iento deRosas , "Los Cerrillos " -en Monte, don­de estaba n asentados con sus to lde ríasdesde la década de 1820- a Tap alqué,donde permanecieron por muchos años,incluso hasta finales de la centuria pese a

24 Lanteri, "Pob ladores", 2002, pp. 11-42 ; "Esra­do", 2005, pp. 251 -283, Y"Verdad era" , 2007.

25 Para la parricipació n de gmpos indígenas en lasm ili cias y conflicro s criollos de faccio nes duranrelas primeras décadas indepe ndienres véase Bechi s,"Fuerzas", 1998, pp . 29 3- 317.

26 Los primeros fuero n los que conciliaron rrara­dos de paz (orales, como era cosru mbre del goberna­dor) y esraban esrablecidos denrro de la zona de fron­rera cercana a los fuertes o pueblos, como las rribus delos caciques Venancio, Catrie l y Cachul, que esruvie­ron asenrados en Azul y Tapalqué; los seg undos com­prend ieron los grupos qu e se ubicaban en las pam ­pas fuera del rerrirorio provi ncial y realizaban rareasde espionaje para el gobierno , y los úlr imos, fueron losque no pactaron con esre y pudi eron manrener suauro nomía polít ica y territorial, como los indios tan­queles. Rano, "Experiencia", 2003, pp. 19 1-222.

SOL LANTERI

algunos interreg nos.V Antes de la funda­ción del pueblo de Azul estaban estable­cidas en el lugar las tolderías de Venancio,que partic ipó de la expedición fund adorade Bahía Blanca en 1828 y migraría luegoallí, dado el gra n crecimie nto demográ­fico de aquel, en la década de 1830, queestaba ya "invadiendo las tolderías".28

La región de Azul , Tapalqué e Inde­pendencia fue el centro del "negocio pací­fico" dentro de la provincia de BuenosAires. En Tapalqué había 2 638 aboríge ­nes asentados en 1832 (899 indios de pe­lea, 970 mujeres y 769 niños); 2650 en1836, y 1 833 hacia 1840 (655 indios depelea, 658 mujeres y 520 niños respect i­vamente), luego que malones previos diez­maron en par te a la población de "indiosamigos" . Sin em bargo, mani festó paratodas las fechas la mayor cantidad de estossobre los otros fuertes como Federación,Mayo, Independencia y Bahía Blanca;"?not ándose de forma ostensible la nada des­deñable fuerza militar indígena acompa­ñada de signi ficativas estruct uras familia­res. Acorde al censo provincial efectuadoen 1854, Tapalqué albergaba la significa­tiva cifra de "6 000 indios", frente a unapoblación criolla local, mucho más redu ­cida, de 515 habitantes.é''

La numerosa población indígena coe­xistió con la criolla de una forma bastantearmónica pese a algunos periodos conflic­t ivos durante el periodo. Si bie n huboasentamiento "blanco" previo en la regiónmediante el usufructo enfitéutico desde eldecenio de 1820, el establecimiento de

27 Ianreri y Pedrotta,"Mojones", 2009, pp. 101-129.28 Rano, "Negocio", 1994, p. 39, las cursivas son

mías.29 Rano, "Experiencia", 200 3, p. 210.3(1Primer, 1872, p. 18.

U N VECINDARIO FEDERAL

población criolla fue notable en la primeramitad del siglo y concomi tante al pobla­miento de las "suertes de estancia" a par­tir de 1832, con una tasa de crecimientoporcentual anual del 4. 1% ent re 1838 y1854, sin gra ndes ajustes territoriales."

Las suertes fueron rápidamente ocu­padas y puestas en producción por partede dist intos tipos de pobladores dedica­dos a actividades productivas y comercia­les, siendo en su mayoría productorespeq ueños y medianos, aunque junto conotros muy gra ndes con diversificación enla campaña. Tanto el análisis del perfilsocioeconóm ico como el de la tenenciade la tierra a nivel local coinciden en estepunto, incluso hasta 1860. 32 Con todo,aunque la mayoría de los donatarios pudopoblar, poner en producción sus camposdes de el m ismo m omento en que losadquirieron del fisco y aun transferir susderechos de posesión sin haber obtenidolos títulos formales, fue a partir de la leydel 21 de octubre de 185733 y en las dé­cadas siguientes que pud ieron legitimarsus derechos como propieta rios legalesmediante la escrituración, ya sea los dona­tarios originales, sus herederos u otros po­bladores posteriores.34

Vale destacar finalme nte que la adj u­dicación de los terrenos estuvo en manosde las autoridades vernáculas designadaspor el gobierno provincial. El estudio del

3 1 Lanreri, "Pobladores", 2002 , pp . 11-4 2.32 Ianteri, "Estado", 2005, pp. 251-283; "Pobla­

dores", 2002, pp . 11-42, Y"Vecindario", 2008.33 Esta norma permitió el acceso legal a los cam­

pos, en caso de que [os pobladores hubiesen cumplidocon las condiciones de poblamiento y defensa armadaestablecidas por el decreto de 1829.

3·1 Infesta, Pampa, 2003 ; Lanreri, "Vecindario",2008 , y Estado , 2009-20 11 Y20 11-20 12.

103

elenco regional de au toridades políticas,rel ig iosas y m ilit ar-milicianas ha desve­lado la relevancia de las relaciones perso­nales y familiares en su designación porparte del gobernador, además de la estabi­lidad de sus funciones durante el periodo.La resignificación del vínculo y la con ­fianza, a través de incentivos materialesy/o sim bólicos como tierras fiscales, ascen­sos, medallas, exenciones impositivas, etc,fue constante, si bien tam poco faltó laimposición de coerción, de particular rele­vancia en Azul y Tapalqué dado su carác­ter de frontera, donde hubo una impor­tante diversidad socioétnica y un dominioestatal en construcción personalizado prin­cipalmente en las autoridades regionales.P

H ab iendo descrito entonces las carac­terís ticas centrales del poblamiento local,a continuación analizaremos los rasgos quepresentó la milicia.

COMPOSICIÓN y PERFIL DE LA tvULICIA

Según hemos referido hasta aquí, la singu­lar política de colonización vernáculageneró que en esta región fronteriza hu­biera mayoría de fuerzas milicianas sobreregulares, estando además exentas de rea­lizar el servicio armado provincial. Lanorma legal q ue regía para la composi­ció n y ordenamiento de aq ue llas . teníaanclaje en el periodo rivadaviano que, asícomo otro utillaje institucional provenien­te de esta etapa, fue revitalizada por elrosismo. Vale subrayar que en 1821, entreel conj unto de reformas efect uadas por la"feliz experiencia" para paliar el gasto fis­cal, una vez term inada la guerra de Ind e-

35 Lanteri, "Vecindario", 200 8.

104

pend encia, la reforma militar implicó labaja de más de 200 oficiales del ejército delínea y su pase a retiro conforme a la anti­güedad de su servicio y la reorganizaciónde l servicio miliciano para acompañara las fuerzas regulares, que se orientaron ala defensa de la frontera en plena etapa deexpansión ganadera.36

La ley de milicia de diciembre de 1823estableció la dist inción entre la activa yla pas iva, recayendo la primera sobre loshombres preferentemente solteros conarraigo en el país, o los casados que ru­vieran menos hijos, entre los 17 y los 4 5años, para suplir la insuficiencia del ejér ­cito permanente -que tenía la poderosaBuenos Aires a dife rencia de otros Esta­dos provincia les- para la defensa y segu­ridad del territorio. El enrolamiento seharía con la intervención de la justicia civila ocho años de servicio pero sin estar obli­gada una misma fuerza a prestar más deseis meses de servicio de armas continuoy, m ientras este durare, recibirían la mis­ma paga que el ejército regular en cumpli­miento del código militar. En tanto, lam ilicia pasiva comprendería a los habi­tantes de entre 4 5 y 60 años y sería con­vocada sólo ante casos de invasión o re­be lión . Fuera del alistamiento activose encontraban los enfermos impedidosde cump lir el servicio y los extranjerost ranseúntes, entre otros. ?"

A partir de este momento fueron crea­dos los regimientos de caba llería de mili­cias de campaña, que llegaron a ser seisen total, formados por cuatro escuadronescada uno, y a su vez cada escuadrón pordos compañías, con d istinta jur isd icción ,

36 Ternavasio, "Reformas", 1998 , pp. 159-199.37 Cansanello, Slíbditos, 2003, p. 80, YRegistro,

1874.

SOL LANTERI

según los partidos, y compuestos de unaplana regular y una miliciana con sus res­pectivos jefes y oficiales. Las fuerzas mili­cianas fueron creadas para complementarel auxilio de las regulares cuando les fuerarequerido y tenían una gran variedad detareas que consistían en actividades des­de la asiste ncia m ilitar o a los jueces yotras au to ridades locales , la vigilanciade cárceles y polvorines, hasta el transpor­te de víveres y animales , la participación enguardias, celadores del campo en partidasmenores, etc.; pues fue justamente la ver­satilidad su característica común. Además,recibían adoctrinami ento regular en el usode las armas y de la discip lina militar, re­glado incluso por el Registro Ofi cial dela Provin cia:" así com o también conti­nuas arengas militares desde las cuales seles trataban de imponer normas y valorescomo fide lidad, obedi encia a la causa ysus autoridades, etc. Vale cit ar a modo deejemplo el discurso de inicio a la miliciade in fantería efectu ado por Manuel Cap­devila en 1846, quien proclam aba:

¡Mi[jtares! Qu e nos queda sólo en fama vues­rros primeros ensayos, ya es llegada la oca­sión de hacer resplandecer el juramenro queprestaro n los padres de la parria. Consrancia,m ilirares, el valor y la forraleza un ida a lavir tud y subordinación; deben ser vues rradivisa. Si esto efectuases y cumplieses conrecti tud . H abeis llenado los deseos del que

3H Por ejemplo, según los decreros núm . 1 691 ,del 26 de agosro de 1845; núm. 1696, del 25 deocrubre, y n(101. 1697 , del 26 de ocrubre del co­rriente, Registro, 1874, pp. 49-51 y 57-59, respecri­varnente; el núm . 1749, del 19 de septiembre de1846, ibid., pp. 58-59 , y el núm . 1801 , del 12de julio de 1847, que modificó los anter iores, ibid. ,1'1'. 73-79.

U N VECINDARIO FEDERAL

hoy com o delegado sup remo de la naciónpreside vuerros desrinos.t?

Asimismo, ha sido señalado que sibien en la práctica muchas veces la mi li­cia se mezclaba con el ejército regular ypod ía ser receptora de las mismas carenciasmateriales y/o abusos por parte de la ofi­cialidad, recibían otro trato y respeto, dadoel carácter simbólico que implicaba la con­trapartida de su servicio público obligato­rio en un derecho como el de votar y for­mar parte de la "ciudada nía" coetánea, oel de avecindarse y trabajar, etc., contandocon un capital social distinto al de los sol­dados regulares, menos enraizados terri ­rorialrnente."?

En la zona de estudio observamos queestos argumentos son acertados, pues estosvecinos-milicianos no sólo fueron recep­tores de las cesiones gratuitas de las suer­tes sino que participaron en gran medidaen la legitimidad del régimen a nivel elec­toral," constituyendo adem ás el pilar don­de se asentaba la defensa territorial de lareg ión por sobre las fuerzas regulares. Enun ámbito fronterizo con gran magnitudindígena y con personas capaces de ar­marse y rebelarse constantemente o de nocooperar con las asistencias requeridas porsu eventual incompatibilidad con el tra­bajo rural u otras razones , el consenso , ladeferencia y las reciprocidades debían serparticularmente contempladas, además dela coerción impuesta por el régimenmediante las autoridades locales.

39 AI-IPBA, Ju zgado de Paz de Azul y Tapalqué, 9de enero de 1846, 39-1-3A.

40 Cansan ello , Stíbditos, 2003; Salv aror e,\,(lclllderi/lg, 2003, y Sábaro, Pueblo, 2005.

4 1 Lanreri, "Fronrera", 2008, pp. 15-40, YLanteriy Santil li, "Consagrando", 20 10_

105

Entonces, en la región fue predomi­nante la fuerza miliciana por sobre la regu­lar, aunque hubo algunos piquetes de líneade los regimientos 3°, 5° Y6° de mil i­cias de campaña , que tuvieron jurisdic­ción en el sur.42Según un estado de fuerzaenviado por el coronel en jefe del 6° Re­gimiento de Milicias Patricias de Campa­ña, Prudencio Rosas, que bimestralmentelo hacía a su hermano menor el goberna­dor, le comentaba que durante el periodocorrespondiente a septiem bre y octubrede 1835 la cantidad de fuerza enroladahabía estado compuesta por la significativasuma de 1 226 milicianos entre los escua­drones 1° de Quilmes, 2° de San Vicente,3° de Ensenada y 4° de Magdalena, más289 patricios de infantería (entre soldadosy ofi ciales) ent re la 1" Compañía deQuilmes y la T de Ensenada. Por su parte,el escuadrón de línea de dicho regimientose encontraba en su hacienda de SantaCatalina, en Azul, compuesto por dos com­pañíascon un total de 435 individuos.v' Esimportante destacarademás que fue el pro­pio Prudencio el encargado de reorgani­zar a los regimientos 5° y 6° y nomb rary disciplinar a sus oficiales, luego de la de­puración de los cuadros que realizó Rosasa partir de la crisis producida al interiordel federalismo porteño y la campaña enel río Colorado entre 1833 y 1834.44

42 El 5° Regimiento fue creado en 1826 con juris­dicción en el parrido de Mansalva, y el 6° Regimientorenía jurisdicción en los parrido s más ausrrales con­forme la expansión fronteriza, y su plana mayor resi­día en Azul, comandada por Prudencia Rosas.

43 Carra de Prudencia Rosas a Juan Manuel deRosas, hacienda de Sama Caralina del Azu l, 2 denoviemb re de 1835, en AGN, x, 25-1-4.

4·1 Lanteri, "Vecindario", 2008, y Gelman y Lan­reri, "Sistema", 2010, pp . 8 1-98 .

106

Asimismo, en los primeros años de lacolonización regional hubo un importantecrecimiento de la población mil itar entre1836 y 1838 por decisión política, pasan­do la tropa de estar compuesta por 92individuos a estarlo por 607 y la familia detropa de 19 a 22, contribuyendo al nota­ble aum ento poblacional registrado en elpartido en el breve lapso de agosto de1836 a febrero de 1838, en que fueronefectuados los padrones respect ivos, yconstituyendo 22.2% del total de habi­tantes del part ido en 1838 . Est a cifracorresponde con la que se ha registradopara el estudio de los malones de 1836 y1837, de 660 milicianos de los regimien­tos 5° y 6° en Azul y Tapalqué para estaúltima fecha,45 y tambi én con la del juz­gado de paz de Azul, que destacó la exis­tencia de 655 milicianos al 1 de junio de1838.46

El carácter civil y local de las fuerzasmilicianas puede apreciarse mejor conalgunos datos cuantitativos que hemospodido recabar. Veamos entonces la infor­mación que tenemos sobre la 1"Compañíadel 5° Escuadrón del 5° Regimiento deMilicias de Caballería de Campaña en ser­vicio activo alrededor de 1840 (cuadros 1a 6).

¿Qué revelan estos cuadros? En pri­mer lugar, comprobamos que representanuna muestra acabada de la realidad sociallocal,47 siendo los miembros de la compa­ñía tanto fuerza de trabajo como propi e­tarios rurales, antiguos militares , post i-

45 Rarro, "Soldados", 200 3, pp. 142-143.·16 Carra de Capdevila a Corvalán, Fuerre Azul, 1

de junio de 1838, en AGN, x, 20-10 -1. De los 655efectivos, 550 eran de caballería activa, 25 de infan­rería acriva y 80 de la milicia pasiva.

·17 Cansanello, SlíbdilOS, 2003 .

SOL LANTERI

Cuadro l . Ocupación

OClfpación Ntim. %

Capataz 27 21.9Peón 27 21.9Propietario 26 21.1Militar 14 11.4Postillón 11 8.9Otros 13 10.6S/D 5 4.1

Total 123 100.0

Fuente: AHPBA, J uzgado de Paz de Azul,1839-1842, 39-1-1".

Cuadro 3. Edades

Cohorte de edades Ntilll. %

15-20 22 17.921-30 47 38.231-40 33 26.841-50 16 13.0+50 5 4.0

Total 123 100.0

Fuente: AHPBA, Juzgado de Paz de Azul ,1839-1842, 39-1-1".

Fuente: AHPBA, Juzgado de Paz de Azul ,1839-1842, 39- 1 - 1~

llones, etc.48 En segundo lugar, observa­mos que los reclutados eran mayoría desolteros pero también hombres casados yviudos, y con un piso etario menor al esti­pulado para el reclutamiento según la leyde l 17 de di ciembre de 1823 (20-45

Condición

Solt eroCasadoViudo

Total

Cuadro 2. Estado civil

Ntinr.

7843

2

123

%

63.434.9

1.6

100.0

años), e incluso excediéndole, aunque conparte en la milicia pasiva."? En tercer lu­gar, en cuanto a su perfil socioétnico, huboun predominio de "trigueños" sobre "blan­cos" pero con aporte de ot ras etn ias, concasi 60% proveniente de Buenos Aires,aunque con gran caudal de migrantesinternos e incluso de países linderos. Fi­nalmente , todos estaban domiciliados enlos distintos cuarteles del partido, aunquecon preeminencia de los circundantes alfuerte de Azul .

Estos rasgos son similares a los presen­tados por la 2' compañía y asimismo porla milicia de infantería del mismo escua­drón para ese entonces, pues sabemos quede la primera, 49 sobre 80 personas pro­venían de Buenos Aires, pero también dela campaña y del interior; 54 eran solte­ros y 24 estaban casado s; tenían entrequince y 56 años de edad; había 45 "tri ­gueños", 30 "blancos" y el resto eran "par­dos y morenos", y todos tenían domicilio

4H L1. cantidad de dependientes registrada se debea que algunos lo eran de los mismos propietarios regis­trados en el escuadrón, aunq ue seguramente otrosdeben haber sido personeros de sus pat rones.

U N VECINDARIO FEDERAL

4Y L1. ley estableció un piso de 17 años para lainfantería y de 20 para la caballería.

107

Cuadro 5. Procedencia geográfica

Fuente : AHPB A, Juzgado de Paz de AZLII,1839-1842, 39-1-1 ".

Fuente: AHPBA , J uzgaelo ele Paz ele Azul ,1839-1842, 39-1-1".

Patria N lílll. %

Buenos Aires 72 58.5Córdoba 17 13.8Santiago del Estero 14 11.4Santa Fe 6 4.9Tucumán 4 3.2Meneloza 2 1.6Puntano 1 0.8Entre Ríos 1 0.8Salra 1 0.8Caramarca 1 0.8Chile 1 0.8Paraguay 2 1.6O riental 0.8

Total 123 100.0

Cuadro 6. Domicilio

Lllgar Nlílll. %

Arroyo Azul ~ ? 26.0J-Fuerte Azul 1 0.8Loma Verde 22 17.8Arroyo Chapaleofú 21 17.1Arroyo de Los Huesos 13 10.6Las Cortaderas 10 8.1Gualicho 8 6.5Mostazas 8 6.5Cacharí 5 4.1Tres Lagunas 2 1.6Posta de Génova 1 0.8

Tota l 123 100.0

Fuente: AHPBA , Juzgado de Paz ele AZLII ,1839 -1842 , 39- 1-1".

19 Y40 años.'? Vale destacar que los per­files anteriores son afines a los registradostambién para Azul, mediante otra fuentesimilar, y a los de las regiones de Areco-en la campaña porteña- y el oriente de laprovincia de Entre R íos.?'

Pese a la parquedad de fuentes exis­tentes para la reconstrucción del perfilsocial de la milicia , la muestra obtenidapermite establecer que la ciudadanía ar­mada coetánea, lejos de haber sido censa­taria, fue mucho más laxa y ampli a en lapráctica que lo que estipulaba la legisla­ción, movilizando a una gran cantidad dehombres en momentos arduos y agluti-

53.644 .0

1.60.8

%

100.0

6654

21

123

Nlílll.

Cuadro 4. Condición étnica

Etnia

TrigueñoBlancoPardoMor eno

Toral

en la región. En tanto, de los ocho milicia­nos de infantería del fuerte Azul, seis eransolteros y dos estaban casados, seis eran"blancos" y dos "trigueños" y tenían entre

50 AH PBA, J uzgado de paz de Azul y Tapalqué,1839-1842, 39-1- 1A, ca, 1840.

5 1 Salvarore, \Vdl/deril/g, 2003, p. 471; Garavaglia,"Ejércico", 2003, p. 182, YSchmi t, Rllil/el, 2004, p.178, respectivamente.

108 S OL LANTERI

nando a un amplio espectro socioétnico yeconómico, al igual que lo sucedido con laciudada nía electoral en el ámbito riopla­tense, y comparable -con las salvedadesrespectivas- a la Francia revolucionaria,en contraposición a otras lat itudes ibe­roamericanas, de ostensible carácter res­tric tivo. V

H abiendo analizado la composición yel perfi l de la milicia, veamos ahora suparticipación efectiva en las principalescoyunturas críticas que atravesó el régi­men hasta su finalización en 1852.

"HASTA DERRAMAR LfI ÚLTIMA GOTA

DE SANGRE . . . JJ DEFENSA ARMADA DEL

TERRITORIO Y DE LA FEDERACIÓN ROSrSTA

El apoyo de ciertas figuras a la federaciónrosista, que fueron esenciales a nivel local,puede rastrearse ya desde el levantamientode 1829 que llevó a Rosas al poder pro­vincial y desde la campaña militar en el ríoColoradodurante 1833-1834, central tam­bién para el accesoa su segunda goberna­ción.53 Además, las fuerzas milicianas ylos "indios amigos" de la región tuvieronun importante desempeño en la defensade la frontera sur durante la fuerte coyun­tura de malones ocurrida entre octubre de1836 y enero de 1837. Según se ha plan ­teado, Azul y Tapalqué presentaban unagran cantidad de efectivos sobre otraszonas de la campaña como Federación, 25de Mayo, Independencia y Bahía Blanca.

52 Ternav asio, Reuolnciiin, 2002; Rosanvallon,Consagración, 1999 ; Lanreri, "Frontera", 2008, pp .15-40 . Lant eri y Santilli , "Consagrando", 2010 , yMalamucl, Legitimidad, 2000 .

5.\ Lanteri, "Vecindario", 2008, y Gelman y Lan­teri , "Sistema", 20 10, pp . 81-98.

U N VECINDARIO FEDERAL

Aquellos partidos aunaban 1 311 en 1836,sobre un total general de 4 081; es decir,concentrando 32.1%, de los cuales 899(68.6%) eran "indios amigos", 390 mili ­cias (29.7 %) y sólo 22 (1.70%) fuerzasregulares. Para 1837 el guarismo se habíaincrementado pero manteniendo las pro­porciones anteriores; de un total de 1 613individuos, 900 eran "indios am igos "(56%),660 milicianos (40.7%) y sólo 53soldados regu lares (3.3%), reuniendo lamayoría de las fuerzas mili tares con res­pecto a los otros partidos, con 36.4%sobre un monto total de 4427, siguién­dole Bahía Blanca con 24 .2%, aunqueexclusivamente con fuerzas de línea e"indios amigos".54

La significativa defensa terr itoria l deestas fuerzas locales ante las invasionesde "indios enemigos" chilenos en coa­lición con ranqueles, boroganos, etc., su­cedida en esa coyu ntura puede hacerseextensiva también a otro episodio críticopara la estabilidad del régimen, generadoesta vez fundamentalmente dentro de susprop ias filas, como fue el levantamientode los Libres del Sud en octubre de 1839.Este suceso - causado, entre otras cues­tiones, por los efectos negativos que elbloqueo francés al puerto por teño estabaocasionando a los interesesdel sector gana­dero exportador, la reforma fiscal y de enfi­teusis, así como por el masivo recluta­miento mil itar gubernamental- ha sidoreexaminado recientemente, proponién­dose que constituyó la expresión más dra­mática de una coyuntura de crisis de lasbases de sustentación del poder de Rosas.Se ha subrayado, además, que este episo­dio y la invasión de Lavalle en 1840 pusie-

5'1 Rareo, "Soldados", 2003 , pp. 132 Y142-143.

109

ron de manifiesto que la capacidad decoerción mili tar del gobierno residía másen los apoyos sociales que podía obtenerque en un cuerpo separado sujeto a aquelo al Estado, y se destacó la relevante actua­ción que tuvieron las tropas de PrudencioRosas y los "indios amigos " de Azul y Ta­palqué en el dominio de los sublevados yen la defensa de la causa federaP5

Según nuestra propia pesquisa, hemospodido establecer que en vísperas de labatalla de Chascomús -sucedida el 7 denoviembre de 1839 y que definió en granmedida el triunfo de las fuerzas federalesoficiales sobre las enemigas-, el total deefect ivos q ue tenía la prov incia enterade Buenos Aires en la frontera y en lacampaña, a principios de ese mes , ascen­día a 6 736 personas , siendo mayoría delínea - tal como podía costear el solventeEstado de Buenos Aires en comparacióncon el resto de los Estados prov inciales dela confederación-56, pero con un impor­tante componente de fuerzas milicianasen los reg imientos de mi licias de caballe­ría, especialmente en el 5° y el 6°, con ju­risdicción en el área austral.??

Si consideramos que el total de pob la­ción de la campaña para 1838 ha sido esti­mado en 88232, 58 estaríamos refiriendoque el servicio activo habría incluido apro­ximadamente 7.6% del total, pero si se

ss Gelm an, "Rebelión", 2002, pp . 113-144 , YRosas, 2009 .

S6 Gelman y Ianreri, "Sistema", 2010, pp. 81-98.S7 Sin considerar a las fuerzas urbanas, sino sólo

a los regimienros de campaña y las guarniciones defronrera. N o figura la canridad de "indios amig os"en las listas de revisra consulradas. AGN, IJI, Listas deRevisra, 1839, cajas 133, 134 Y 135.

5H Moreno y Mateo, "Redescubrimienro", 1997,pp. 4 1.

110

tomara sólo al conjunto de hom bres en lacohorte de edad respectiva (17-45 años),este último guarismo sería mucho mayor.Vale advertir que los totales recabados sonen gran medida coherentes con los desta­cados para 1837 y 184 1, pues para la pri­mera fecha las fuerzas milicianas de losseis regimientos de milicias de campañafue estimada en un total de 2267 indivi­duos, y para la segunda en 1 576 , aunquejunto a las fuerzas reg ulares esta cifraascendía a 4 054; y según nuestros datosel monto de milicianos de los seis regi­mientos de caballería de campaña era de2269 para 1839, y junto con los vetera­nos ascendía a 4 368.59

Si ajustamos aún más la información,advertimos que en la zona de estudio te­nían jurisdicción los regimientos 3°, 5° y6°, así como el de D ragones, Escolta deGobierno e infantería de marina, impli­cando para Azul sólo dos escuadrones demi licias del fuerte , con 31 efectivos quese encontraban a cargo del servicio de lascaballadas del escuadrón de línea del 6°reg im iento y del ganado del estado, delas yeguas y del estaqueo de los cuerosdel consumo, y 29 efectivos recorriendoel campo al exterior de las sierras bajo elmando del coronel Ventura Miñana. Entanto, en Tapalqué el escuadrón de línea

59 Para 1837 la composición miliciana fue muyparecida a la que registramos en 1839 en los seis regi­mienros de campaña, excepto en el 3°, que fue mayoren 1839, y en el 5°, que lo fue en 1837: 1° Reg .150/162; 2° Reg. 480/414; 3° Reg. 470/85 1; 4° Reg.290/250; 5° Reg. 317/105; 6° Reg. 560/487, respec­tivamenre. Rareo, "Soldados", 2003, p. 142. En cama,en 1841 las proporciones qu e pudimos esrablecersegún los datos disponibles serían: 1° Reg. 162/128;2° Reg. 4 14/497; 3° Reg. 851/262; 6° Reg. 487/369,por lo que se observa coincidencia también salvo en el3°. Garavaglia, "Ejército", 2003, p. 181.

SO L L ANTERI

del 3er. regimiento sumaba 264 personasen sus tres compañías, más su plana mayorcon 44 y 84 milicianos al servicio, com­prendiendo las fuerzas mi licianas del regi­miento un total de 251 efectivos entre lasdos compañías del 4° escuadrón y la planamayor. Por su parte, del 5° reg im ientohabía 103 milicianos de caballería y lasfuerzas veteranas in sitn aunaban once indi­viduos del Regimiento de Dragones; 378entre los tres escuadrones del Regimien­to Escolta del Gobierno; 20 artilleros y18 infantes de marina. Finalmente, ha­bía además en la región 313 milicianosdel 2° escuadrón del 6° regimiento en elfuerte Independencia y 232 del escuadrónde línea de l "campament o en marcha",junto con 31 milicianos. Es decir, que enla zona de estudio, según las list as derevista , el monto total era de 1 809 hom­bres, de los cuales 967 eran regulares y842 milicianos, que correspondería casia 27 % del total ge neral de fuerzas mi li­tares provinciales en 18 39, ya 2 1.6%de las regulares y 37 .1% de milicianos,respectivam enre.P"

Empero, por más que esta haya sidola composición mil itar-m iliciana de la pto­vincia y de la zona a inicios del mes denoviembre de 1839 ; como es sabido y hasido destacado, se produjo una gran movi­lización social, autónoma e impuesta, des­de el mismo momento del descubrimien­to del levantamiento de los estancieros afines de octubre y su relación con la inva­sión de Lavalle desde Urug uay en 1840,dentro de una ardua coyuntura que yahabía comenzado en 1838 con el bloqueofrancés del puerto, y si bien la batalla deChascomús fue importante para sofocar la

GO Lanreri, "Vecindario", 2008.

U N VECINDARIO FEDERAL

rebelión, el proceso duró varios días, inclu­sive meses, hasta principios de 1840.6 1

Según una carta de Luis Gómez, ca­pitán encargado del cantón Tapalqué,a Vicente González, coronel en jefe del3er. reg imiento, escr ita el 2 nov iembre1839, le decía:

El que firma, señor coronel, riene el placer decom uni car a vuesrra señoría que los caci­qu es, capiranejos y demás indios amigos queen esre punro se hallan , en el momenro desaber la sub levación ocasionada por hom­bres enreramenre y desnaruralizados enemi­gos declarados de nuesrro sisrema federa l,se agolparon anre mí pid iéndome les hicierasaber lo que había y por consigui enre ofre­ciéndose a servir en un roda como asimismoobligaron al vecino don Isidro J urado qu eles vend iese cañas pa ra armar lan zas, loqu e ha renido don Isidro el cederles rodaslas qu e ellos han necesirado. En una pala­bra, señor coronel , rodas esrán pronros a laprimera voz qu e se les llame, siendo en auxi­lio y pro tecci ón de nuesrro ilusrre restaura­dar y sagrada causa, habiendo romado elinfrascripro las medidas qu e le han parecidomás convenienres .s?

En efecto, se produjo una importantecongregación voluntaria y compulsiva depersonas en toda la campaña, dispuesta asofocar la rebelión, con directivas precisasde par te del gobernador, su oficialidad yotras figuras sobre las medidas a tomar,ostensibles en los diversos intercam biosepistolares. El edecán Corvalán sosteníael 4 de noviembre en virtud d el alis -

6 1 Saldías, Historia, 1968 ; Carran za, Reuolnci á»,1988; Gelman, "Rebelión", 2002, pp. 113-144, YRosas, 2009.

62 Carranza, Reuolsciá», 1988, pp . 158- 159 .

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tarn ienro que: "y a las demás divisiones yescuadrones mandados reunir; corren lospaisa­nos y los soldados licenciados a incorpordrselesdiariamente".63

Elll de noviembre, Corvalán le escri­bía al juez de paz Capdevila q ue ha bíarecibido orden de Rosas para avisarle quehab ía tomado su nota del 5 de noviem­bre do nde le indicaba que al rec ibi r lanoticia de la sublevación:

no omitió un instante en trasmitirla de mo­do que al mismo tiempo ordenó la reuniónde los vecinos y se puso en camino paraesepunto donde se hallacon todos los vecinosque ha podido reunir dispuestos a defenderel punto hasta derramar la última gota desangre, continuandose la reunión de la mili­cia y vecinos para los efectos que más con­venga en beneficio a la sagrada causa federal,libertad de la patria y sosténde su excelen­cia el digno gobernador que nospreside.r"

Como se advierte, los oficiales hacenexplícita su lealtad a la causa y a la figuradel gobernador, llegando incluso a com­prometer hasta su propia vida, lo que hasido des tacado como la expresión másradical de adhesión entre las distintas afec­ciones e identidades que tuvo el federa ­lismo ros ista.P?

63 1bid, p. 164, cursivas en el original.&1 Carra de Corvalán a Capdevila , Buenos Aires,

10 de noviembre de 1839, en AGN , x, J uzgado depaz de Azul, 20-1O- l.

65 Salvarore, "Expresiones", 1998, pp . 189-222.El auror mosrró la existencia de distintos ripos de "serfederal" en la comunidad políti ca coetánea, pese alcarácter de unanimidad y al discurso orgánico e igua­lirario del gobierno, d istingu iendo ent re "federales deopinión", de "bolsillo" y de "servicio" y estableciendoun orden de prioridad , donde sostuvo que para medir

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Sin embargo, más allá de estas act itu­des y de la pro nta reuni ón de los dist intosgrupos socioérnicos para el servicio de ar­mas, los nunores y la incertidumbre sobrela fide lidad de algunas figuras fueroncomunes, inclusive has ta de conocidosfederales como el m ismo Prudencia Rosasy Manuel Morillo, ten iendo el gobiernoque emplear distintas estra tegias para ase­g urar sus in tereses , como promesas deresarcimientos m ater ial es u honores ,cuando no también, di rec tamente, elespionaje y la coerción mediante el confi­namiento, ejecucionesJ¿ú blicas o amena­zas de expropiaciones . ()

la afección al régimen, aún más impo rtante qu e las"apariencias" federales (vestimenta de los paisanos ala usanza gaucha, uso de las insigni as federales comola divisa y el cinti llo pun zó, realización de adulacionespúblicas, erc.) eran las contribuciones mareriales, siendoel cumplimiento del servicio mi litar el prin cipal fac­ror para ponderar la cuesrión. Los "federales de bolsi­110", habrían estado conformados prin cipalmente porlos grand es estancieros y los pequeños-medianos pro­ductores-propietarios rurales, contrapuesrosa los "fede­rales de servicio", que habrían parricipado en la causafederal medianre otro ripo de asisrencias más compro­meridas, como la intervención armada en la miliciay/o en el ejérciro regular, que recayó en los secroresmedio s y subalternos. Sobre las identidades y expe­riencias federales y unitari as en la provincia puedenconsultarse también los trab ajos de J . Gelm an , R.Fradkin , F.H errero e 1. Zubizarrera, ent re orros.

66 El 11 de noviembre, Rosas recomend aba quese prem iase al médico de la tropa Manuel Ramos, aloficial de Tapalqué Pedro Ramos, a varios alcaldes ya los coroneles García y Miñana por su labor realizadaen la defensa de la causa, centrales en la zona de esru­dio, véase Gelman, "Rebelión", 2002, pp. 113-144.En ot ra m isiva del mismo día, Corvalán le comen­taba a Capdevila, luego de la información sobre unpreso, que "los adjuntos impresos de una proclam ade su excelencia dice el exce lentísi mo supe rio rGobernador que puede ver si algun oponenre al efecro

SOL LA NTERI

En tanto, el 12 de ese mes el edecánle refería al juez de paz que había recibidosu carta sobre la toma del fuerte Inde­pendencia por los sublevados y que habíanganado en la batalla de Chascomús , perocom o los dispersos se habían fugado aDolores y de allí a Independencia y el ejér­cito los segu ía persiguiendo "de muerte",le decía en su virtud que:

Debe usted , por lo tant o mante nerse firm een ese pu nto y defenderlo con roda bizarr íay ardoroso ent usiasmo, con tanta más razóndesde que el excelentísi mo marcha ya a ocu­par roda esa part e de la Campaña. Tambiénordena su excelencia qu e los indi os am igosrodas con sus familias, se replieguen a esep untO, a fin de que rodas las fuerzas cristia­nas y los ind ios formen una respetable fuerzaque pueda defenderse en caso necesario.v?

y mandaba para ese fin chasques a Ta­palqué. Vemos aquí, nuevamente, la im­portancia de los "indios amigos" y de losvecinosdel lugar en el amparo del régimen.

Al día sig uiente , el juez Capdevilaescribía a Corvalán agradeciendo las feli­citaciones del gobernador por el triunfosobre los unitarios . Según exponía:

El infrascrip ro ha recibido la nora de 8 delque rige, en qu e su excelenci a nuestro ilus-

marcha de oculro, a ver si 10 5 desparrama por el campoen que ande o se asegure alguna part ida de 10 5 paisa­nos sublevado, a quienes rienen enganados los sal­vajes unitarios amarinados en Dolores y Mansalva".Carta de Corvalán a Capdevila, Buenos Aires, 11 denoviembre de 1839, en AGN, x, Ju zgado de paz deAzul, 20-10-1.

67 Carta de Corvalán a Capdevila, Buenos Aires,12 de noviembre de 1839, en AGN, x, J uzgado depaz de Azul, 20-10-1.

U N VECINDAR IO FEDERAL

t re restau rador de las leyes, me felicita y aroda este virru oso federal vecindario por eltriunfo obtenido por las armas libres de ladignidad am ericana contra los m iserabl esesclavos salvajes unitarios, cuyo triunfo yfeli citación hi ce prese nte a este virtuosoy federal distinguido vecinda rio [. .. ] y dana su excelenc ia juntamente con el qu e sus­cribe las mas expresivas gracias por las dis­tinciones con que somos favorecidos lo quevues tra señoría tendrá a bien elevar a cono­cimie nto de nuestro ilus tre restaurador delas leyes.68

Además , Capdevila agregaba :

En este momenro que son las tres de la tardeacab a de rec ibir el que firm a la nota queincluye del ten iente coronel don BernardoEcheverr ia que el día 13 del corr iente mar­cho de este punro con el mayor don EugenioBu sros y cua trocientos indios amigos - yciento y tantos soldados de este punto y Ta­palqu é- y un ap ra [sic] de Arrillerfa aromara los enem igos de la libert ad e independ en­cia americana los salvajes uni tario s subleva­dos el indi cado fuerte y corta rles la retiradahacia bahía Blanca a los derrotados en Chas­com us, segú n lo hab ia indicado era conve­niente esta medid a el ciudadano don PedroRosas y Belg rano ."?

Se advierte otra vez en esta misiva latrascendencia de los soldados e "indiosamigos" de la zona de estudio en el pro­ceso , sum and o más de 500 efectivosen conjunto, y constituyendo, junto con

(,"Carca de Capdevila a Corvalán, Fuerre Azul, 13de noviembre de 1839, en ibid.

69 Carca de Capdevila a Corvalán, Fuerte Azul, 15de noviembre de 1839, en ibid.

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Monte, los bastiones más fieles en el res­guardo del r égimen."?

Una vez asegurado el triunfo, el go­bierno otorgó premios en tierra y honoresa los oficiales y soldados que se mantu­vieron leales a la causa durante la suble­vación."! En el m ismo mes, Capdevilasostenía que había recibido la nota del 18

en que me felicita por orden de su excelen­cia nuestro ilustre restaurador de las leyes, ya roda este virtuoso y federal vecindario in­cluyéndonos diez ejemplares de la gaceta deaqu ella fecha cuyas prósperas notici as y ar­tícu los importantes a nuestra sag rada causade la independencia y dignidad americanase presente a todo este decidido y federalvecindario haciendo formar roda la mi liciade mi mando acantonada en este punto qu eunos y otros prorrumpieron en vivas a nues­tro ilustre restaurador de las leyes, a la sa­grada causa federal a la independencia y dig­nidad americana, acompañados de repetid asdianas, retr ibuyendo por el órgano de vuestraseñoría mis cordiales felicitac iones y las deroda este decidido y federal vecindario paraque se dign e elevarlo a nuestro ilustre restau­rado r de las leyes.?

7 0 Según decía el mismo Vicente Gon zález algobernador "porque unos salteadores como esos, esvergüenza que tengan asustada media campaña, peroel Monte, excelent ísimo señor, firme y consta ntedefensor de la importante persona de vuest ra exce­lencia y de la federación, a más de las pru ebas qu eciene dadas, espera rarificarlas lanceando y acuchi­llando a esos salvajes un irarios afrancesados". Cartade Gon zález a Rosas, Monte, 4 de noviembre de1839, en Carranza, Revolución, 1988, pp . 163-164 .

7 1 Ley del 9 de noviembre de 1839, Registro,1874, pp . 118-119.

n Cartade Capdevila a Corvalán, Fuerte Azul, 25de noviembre de 1839, en AGN, x ,J uzgado de paz deAzul, 20-10-1.

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Estas congratulaciones y resarcimien­tos se hicieron extensivos a los "ind iosamigos", cruciales en el sofocamiento de larebelión. J uan Ortiz de Rosas, el propiohijo del gobernador, escribía al juez depaz de Azul :

para decir a usted que ha mandado [elgober­nador, SI] felicitar al cacique Catrié , y rodaslos demás caciqu es amigos, por los nuevos eimportantes triunfos obtenidos, por nu es­tras armas, sobre los salvajes unitarios, por elgeneral Pacheco, y el general Aldado; y quehaga n una función, para dar g racias a D ios,por la protección que nos presta debiendoocurrir a usted por roda lo preciso para ella.En su virtud , su excelencia ordena a usted lede a dicho caciq ue Cat ri é roda cuenro pre­cise para ella .73

Aunque vale destacar también que losmismos "indios amigos" cometieron robosen las estancias de la región aprovechandolos desmanes de la coyunt ura, y su "alta­nería" tuvo que ser negociada por Rosascon los caciques , premiando con ganadosegún su jerarquía a los que no lo hubie­ran hecho, y contemplando aquel a par­tir de ento nces, de forma más objetiva, lacontrapartida no deseada que implicabael auxilio mi litar de la fuerza nativa.?" La

73 Carcade Juan Ortiz de Rosas al Juez de paz deAzul, Sant os Lugares, 20 de enero de 1840, en ibid.

7·1 Vale advertir asimismo que la revuelca habíamenguado el armamento y las muni ciones con quecontaba la zona, y escando siempre larenre el peligroen la fronte ra, había que volver a armarse. El 30 denoviembre de 1839, una carta de Corvalán a Capde­vila le comunicaba que había recibido su nora dondele avisaba al superior gob ierno "que hacen falta 200carabinas, 300 sables, y 6 000 carruchos carabina abala para armar la milicia y vecinos del part ido, parala defensa de nuest ra sagrada causa federal, y la de

SOL LANTERI

rebelión de los estancieros y la invasiónde Lavalle produj eron , además, unaampliación de la base social del régimeny un agudo conflicto entre Rosasy las eli­tes que se habían situado ent re sus filasenemigas, favoreciendo una mayor separa­ción del Estado y la sociedad y la consoli­dación de un importante ejército federalcont rolado por una oficialidad depurad ay adep ta al gobernador, qu e se orientóhacia el control de las provincias disiden­tes del inrerior.?"

División de Azul y batalla de Caseros

Luego de la extinción de la rebelión delos hacen dad os se produjo un lapsode relativa estabilidad hasta mediados deldecenio de 1840, con el comienzo del blo­queo anglofrancés (1845-1848) y el sitioa Montevideo, en que la movilización yel gasto militar estatal se incrementaron-aunque de forma proporcional con res­pecto a la etapa anterior, ya que el ejér­cito de 1841-1844 no se anuló durante laépoca de guerra permanente-, alcanzan­do 61.95% del total respectivo duranteel periodo entre 1845 y 1848.76 En 1845,

nuest ro ilustre restaurador de las leyes, en caso nece­sario, y conera los indios enem igos", pud iendo elgobierno daeles sólo 200 lanzas con bandero las, 40tercerolas y 2 000 carruchos de carabina. N ótese quelas cifras son coincidenees con la de la fuerza mi litar­mi liciana reg ional reg ist rada, Gelman, "Rebelión",2002, pp . 113- 144 .

75 Gelman, Rosas, 2009. Sobre el sistema mili tar­mil iciano del rosismo y de los gobiernos de la etapafederal puede consulta rse Gelm an y Laneeri, "Sis­tema", 20 10.

76 Los gascas militares habrían comprendi do32.20% en el periodo 1822-1824 ; 35.17% en 1835­1836; 55.74% en 1837- 1840; 43.75% en 1841-1844;

U N VECINDARIO FEDERAL

tenemos datos de que en Azul había 591hombres de mili cia reunida en los cuar­teles del partido , ent re caballería e infan­tería, además de 28 personas del piquetede "indios amigos", cinco artilleros y 14soldados argentinos , que segu ían consti­tuyendo el pilar de la defensa territorialregional así como de las actividades pro­ductivas en plena expansión ganadera,teniendo las autoridades locales un impor­tante papel en la compa tibilidad de losrecursos humanos para estos dos frentes."

Sabemos también que los "indios ami­gos" se alistaron para servir en esa coyun­tura . Según una carta enviada por PedroRosas y Belgrano al edecán Corvalán ,fechada en el fuerte Azul el 1 de noviem­bre de 1845 , le decía que:

habiéndose le presentado voluntaria mente10 5 indios que hay en este punto para seralistados como la milicia, 105 he arregladohasta la superior disposición de su excelen­cia, haciendolo pasar revisra al Lenguarazqu e hace cinco años sirve al Estado a lasinmedia tas ordenes del que firrna.?"

En el marco de la importante movili­zación de recursos humanos para el servi­cio de armas que se produjo en esa coyun­tura, Pedro Rosas y Belgrano escribía aCorvalán en febrero de 1846 que por or-

6 1.95% en 184 5-1848 y 53.07 % en 1849-1850,según Halperín, Guerra , 2005 , p. 245 .

77 Estado de fuerza del Fuer te Azul , 31 de di­ciem bre de 1845, en AHPBA, J uzgaclode paz de Azuly Tapalqué, 1843-1845, 39- 1-2A.

78 AHPBA, Juzgado de paz de Azul y Tapalqu é,1843- 1845, 39-1-2B. El lenguaraz era Dororeo Arro­yo, receptor de una suerte de estancia y sufraganreen las eleccio nes . Lanteri , "Vecindario", 2008 , Y"Frontera", 2008, pp . 15-40.

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den de Narciso del Valle remitía al mili ­ciano de la l a compañía del 1er. escua­drón, Concepción Fredes, engrillado comoperteneciente al regimiento de su mandoy agregaba:

que tanto este como otros mu chos mil icia­nos del Escuadron 5° del Fuerte Azul , quehan sido tomados y alisrados en el regimien­to núm. 5° son de aquel escuadr ón:pero co­mo la línea divisoria es el Arroyo Chapaleufúy este lo pasan de una y ot ra banda los tra­bajadores, no ha querido el que firma inco­modar las inmensas atenciones de su excelen­cia con esra clase de reclamaciones, dejandosolo al superior coronel don Narciso delValle dirija sus quejas a la superioridad.??

En tanto , el 6 de agosto de ese mismoaño, mediante una orden del día, el mis­mo comandante Pedro Rosasdisponía quetodos los capitanes y oficiales de com­pañía sirvieran en el campamento de ladivisión a partir del día siguiente, y que ,excluyendo los días de fiesta o sagrados,harían ejercicios un día la tropa y otro díalos oficiales de armas respectivamen­te. Asimismo, establecía categóricamenteque no se contemplaría ninguna excusasalvo su propio consentimiento como co­mandante.P"

79 Carta de Pedro Rosas a Manuel Corvalán ,Fuerte Azul, 4 de febrero de 1846, en AHPBA,J uzgadode Paz de Azul y Tapalqu é, 1846 -1847 , 39-1-3A. Ladeno minación de "trabajadores" para los mi licianosy la estrec ha relaci ón ent re el servicio militar y elmercad o de trabajo fue des tacada por Salvatore,"Reclutamiento", 1992, 1'1'. 25-47; "Mercado", 1993,pp. 59-92 , Y \'(/(lllderillg, 2003.

HU Orden del d ía de Pedro Rosas y Belgrano,Azul , 6 de agosto de 1846, en AHPBA,Juzgado dePaz de Azul y Tapalqu é, 1846 -1847 , 39- 1-3A.

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De hecho, a part ir de abril de 1846 laDivisión del Azul, que aunaba las fuerzaslocales, comenzó a ten er paga mensua lregular por sus servicios, inclusive hastajulio de 1851 , por cuenta del comisariopagador del sur don Tomás Blanco y Ar­guibel ."! Valesubrayar el estipendio regu­lar a los milicianos activos, semejando losucedido con el ejército de línea - a dife­rencia del periodo rivadaviano, cuandosólo cobraban cuando estaban en cam­paña- que fue destacado también en laprovincia para el año 1841. 8 2 Esta cues­tión se alejaría en parte de lo planteadopor la ley militar de 182 3 y denota laimportancia que la mi licia de fronte ratenía para el gobierno rosista y la solven­cia del Estado provincial porteño , quepodía canalizar event ualmente recursospara defensa en tiempos arduos.P''

La división se encontraba a cargo delpropio Pedro Rosasy Belgrano, hijo adop­tivo del gobernador, juez de paz y coman­dante de milicias de todo el partido yadesde 1840, estando conformada por unaplana mayor que presidía, junto con otrosoficiales, dos compañías de cuatro escua­drones cada una, más una de infant ería,un piquete de artillería y otro piquete deindios. Esta estructura se mantuvo duranteel lapso, así como su plana mayor, aun-

H1 AGN , 111 , D ivisión del Azul , Rend ición deCuentas, 1846-1851, 17-9-6 . El expediente terminael 27 de julio de 185 1 y sabemos que encontrándoseaprobado, volvió a contaduría firmado por Insiarre el3 de enero de 1852. No encontra mos la fecha exactade su creación, pOt más qu e posiblement e se hayadenom inado así ant es a las guarniciones locales, perofigura a part ir de marzo de 1846 con ese nombre enel Departamento de Gu erra del Registro Oficial.

82 Garavag lia, "Ejército", 2003, p. 181.H3 Gelman y Lanteri, "Sistema", 20 10, pp. 8 1-98.

SOL LANTERI

que seguramente debió haber habido ro­tación entre la tropa miliciana, para evitarel recargo y poder compatibilizar el ser­vicio armado con el trabajo rura l. Sin em ­bargo, con base en el análisis nominal delas listas de revista, hemos tom ado comoaño testigo el de 185 0 - por ser uno de losmás completos en información serial entrelos meses de enero a septiembre y estarmás cerca de 1852- y pudimos compro­bar q ue se produ jo una escasa ro taciónentre la tropa miliciana. Asimismo, hemosverificado que pese a esta situación, ladeserción en todas las fuerzas de la divisiónfile casi nula, de sólo 22 soldados y un sar­ge nto, entre centenares, durante el lapsoentre 1846 y 185 1, cuestión que difiere,en líneas generales, de la resistencia de lapoblación rural a integ rar las un idadesmilicianas planteada habitualmente, y quese explicaría, entre otras motivacionesposibles, por la gran fidelidad de los ofi­ciales y soldados a la federación rosista y elincentivo de la paga regular recibida juntoa otros recursos en coyu nturas crí ticas.

De hecho , pese a que -como vimos­los vecinos de la zona de estud io estabanexentos de realizar el servicio militar pro ­vincial, salvo la defen sa ar mada local ,advertimos que se movili zaron en amparode la causa inclusive hasta para el propiocombate de Caseros, que recordemos, pu­so fin a la experiencia rosista . En noviem­bre de 1851, meses desp ués del conocidopronunciamiento de Urquiza de mayo,desde el campamento del Potrerillo, par­tido de Mansalva, Pedro Rosas le solicita­ba armas y municiones a Antonino Reyesen virtud de la misiva recibida por el pro­pi o gobernador el 21 de junio de 1849para eq uipar a la divi sión de su mando, ytambién por haberse acrecentado esta conindivid uos presentados espontáneamente

U N VECINDARIO FEDERAL

a ella.84 Es más, el mismo día de la bata­lla de Caseros, el 3 de febrero de 1852,desde el campamento en las Tres Cruces,Pedro Rosas le escribió nuevamente a Re­yes para avisar a Rosas -que todavía eradenom inado como "superior go bernadory jefe supremo de la Confederación Arge n­tina"- que había arribado su misiva sobrelas municiones y el vestuario para equi­par a la guarnici ón.f"

Con base en el examen de la composi­ción de la división y su plana mayor enlos pro legómenos de la batalla de Caseros,a pri ncipios de febrero de 1852 en el cam­pamento del Potrerillo, hemos podido de­terminar que la d ivisión estaba al mandode Pedro Rosas y otros ayudantes, jun­to con los oficiales que comandaban losescuadrones de las distintas compañías yel pique te de ind ios. Vale destacar q uemuchos de ellos habían sido beneficia­dos con las suertes de estancia donadasa partir de 1832, o recibido otros premiosmateriales y ho nores como contrapres­taciones a sus servicios, como tierras fis­cales en otros lugares de la provincia,medallas, ascensos, exenciones impositi­vas, erc érera.f"

H'¡ Carta de Pedro Rosas y Belgrano a Anr oninoReyes, campamenro del Porrerillo, 5 de noviemb re de1851, en AHPBA, Juzgado de paz de Azul y Tapalqu é,1850-1851 , 39-1- 5.

H5 Carta de Pedro Rosas y Belgrano a Anr oninoReyes, campa menro en las Tres Cruces, 3 de febrerode 18 5 2 , en AHPBA, Juzg ad o de Paz de Azu l yTapalqu é, 18 52- 1855, 39-1-6.

Hú Esto s son los casos del mi sm o Pedro Rosas,Marcos J osé Gari , Sixto Zarza, Prudencia O yuela yPedro Rerolaza de la plana mayor, y Santiago Espinosa,Marias Cabrera , Manuel Revilla, J osé Baigorria, Ge­rón imo López,J osé Ni eves, Leandro Coronel, BacilioV ásquez. Tusro Marrínez, Andrés Espínclola, DonaraCruz , Mar iano Silva, Dororeo Arroyo, encre var ios

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En segundo lugar, cabe subrayar laimportante cant idad de efectivos alista­dos en armas para entrar en combate endefensa de la causa a principios de febrerode 1852, como se observa en el cuadro 7-excediendo además el plazo de su remu­neración, si consideramos que habría fina­lizado, según el expediente , en julio de1851- , sumando 1 086 individ uos enconjunto (y sin poder contar el piquetede artillería), cifra casi idént ica a la reca­bada sobre la misma guarnición para enero(1 082) y mayor a la de m arzo de esemismo año (870).87 Considerando que eltotal de población de Azul , con base enel censo provincial de 1854 , fue de 5 912personas, de las cuales 3 439 eran hom­bres, estaríamos hablando de que 31.6%de ellos se habría movilizado en ese enton­ces, lo que ascendería casi a 53% si seto ma ra la franja eraria de 15-60 años,const ituida por 2 060 varones, es decir,más de la mitad de los mismos.:" Esteguarismo es realmente notable, pues sabe­mos por ejemplo que el Batallón Restau­rador, compuesto por m ilicias urbanasporteñas, tenía 512 efectivos en diciem­bre de 185 1,89 y si consideramos que se haestablecido un total de fuerzas federalesque fueron cong regadas a partir de no­viembre de 1851 de "no menos de 10 000hombres",90 estaríamos hablando - concierto margen de error pero no de tenden­cia general- de que la División del Azul

ot ros del resto de las compañías y piquetes de ladivisión.

s7 Esta baja seg uramente se debió a muertes,deserciones, etc., suced idas luego de la batalla deMonte Caseros.

ss Primer, 1872.S9 AGN, IlJ, Listas de Revista, 1851- 1852, caja258.90 Salvarore, "Consolidación", 1998, pp. 377-378.

118

habría comprendido per se un monto cer­cano a 10% del total.?'

Si bien no sabemos a ciencia cierta quetodos ellos hayan combatido efectivamen­te en la batalla de Monte Caseros, puesha sido señalado reiteradamente qu e lasg uarn iciones resistas no llegaron a darplena batalla frente al Ejército Grande lide­rado por Urquiza,92 el hecho de que hayanestado movilizándose en armas por la cam­pa ña durante meses par a defenderal régimen en esa coyuntura no es menor,y recordemos que tampoco estaba contem­plado por el decreto de 1829, que sóloplanteaba la defensa armada de la fronteralocal, intentando resguardarla mediante lafijación geográfica de la pob lación.

De hecho, no todos los oficiales otroralea les al gobie rno se aperso narop enCaseros, como el mentado caso de AngelPacheco, aunque Pedro Burgos, el funda­dor del fuerte Azul en 1832 y compadredel gobernador, murió en el transcurso del

9 1 Por su part e, e! comando en jefe de! ejércitoestimó un total de 7 500 soldados en la División Nor­te, 5 800 efectivos en la División Cent ro, 2 800 en laSud, 17 800 soldados en la ciudad -enrre mi licianosde policía y tropas veteranas- y 12 700 veteranos más,alojados en Palermo y Santos Lugares, lo que bajaríael porcentaje relativo de la División Azul dentro de lasfuerzas rosisras, aunque no su relevancia casuística.Comando, Reseña, 1971, p. 385 . Por otro lado, decíaCarranza en su estud io sobre 1839, refir iénd ose aVicente Gonz..í.lez y Pedro Burgos: "Este, dejando unaparte del sur a su cuidado, sClbie/ldoPOI' élqlledebía CO/l­/ClI' siellljlreCO/l la diIJi.rió/I delAZIII, se contra jo a recon­centrar las fuerzas de! norte y oeste, en expecrnrivade las ulterioridades de ese pronunciamiento, que ca­lificó de 'brote aislado, que no era de extrañar en unpueblito como e! de Dolores, plagado de uni rariossalvajes desde su fund aci ón'... Carranza, Reiolncidn,1988, pp. 131-1 32, las cursivas son mías.

92 Halperín, Reuohuidn, 1998; Salvatore, \íf,1/I­

deri/lg, 2003; Sarmiento, CCllllp((J/a, 1997, entre otros.

SO L LANTER I

Cuadro 7 . D ivisión de Azul , febrero de 1852

Compañia Escnadrán Oficialidad Soldados Totales

1a 1° 40 73 1132° 26 76 1023° 23 82 1054° 24 79 103

2a 1° 24 89 1132° 23 81 1043° 24 74 984° JO 77 100-J

Compañíade Infantería 36 98 134Piquere de Indios 24 82 106

Plana Mayor 8 8

Toral 275 811 1086

Nora: no figura el piquete de artillería.Fuente: AHPBA, Juzgado de Paz de Azul y Tapalqué, 1852-1855,39-1-6.

cornbare.f" En fin, como decía elocue nte ­mente otro oficial federa l --que sí sobrevi­vió a la bata lla y UIVO funciones luego de lacaída del régimen- al mismo J uan Manuelde Rosas durante su exilio inglés, desdeSan Nicolás, más de veinte años desp ués:

Sabe usted que he sido militar y no polírico;como tal, mi adhesión siempre es profundahacia usted y mi más ínt imo deseo seríaverlo y abrazarlo, pero ya que esto es impo­sibledesdeaquí tengo el placer de saludarlo,deseándole roda la felicidad y que cuentecon el profundocariñode su másafectísimoservidor y amigo."!

9.' CU[Qlo, Nnero, 197 1.9·1 Carta de Prudencio Arnold a J uan Manuel de

Rosas, San Ni colás, 20 de abril de 1873, en Arnold,SOÚkll~, 1970 ,p. 126.

U N VECINDARIO FEDERAL

CONCLUSIONES

En el marco del estud io de la conforma­ción esta ta l posindependiente en vincu­lación con la sociedad rural en el Río de laPlata, en este t rabajo hemos establecidola importancia que tuvieron las políticasoficiales de colonización local implemen­tadas por el gobierno de Rosas en una por­ción de la frontera sur de Buenos Aires enel desarrollo de un "vecindario federal", quesiendo legalmente exceptuado del servi ­cio mi litar provincial, defendió medi anteel servicio armado el territorio fronte rizoy el rég im en en las principales coyuntu­ras críticas que atravesó, inclusive hasta sucaída en 1852. Hemos desvelado ademásla composición y el perfil de la milicia y lasimplicaciones q ue este servicio públicotuvo en la relación entre el estado provin-

119

cial y la sociedad rural, especialmente en loreferido a los gmpos campesino e indígena.

Como d emostramos , la p restaciónm iliciana exclus ivame nte para la defensareg ional fue medular y estuvo instituidanorm arivamente desde el inicio de la co­lonización oficial , en contrapartida a laentrega de tierras p úblicas, lo que contri­buyó a diluir el plano castrense en el civil,que consti tuyó el p ilar del ord enamientopúbl ico, anclado en la figura del vecino ."D e hecho , advertimos cómo en un con­texto de construcción estatal y de preca­riedad material , el rosismo se valió fun­damentalmente d e recursos y factoresexistentes, así como de relacion es perso­na les y de parentesco, para constru ir sudo minio en la frontera, tratando de con­trolar el gasto fiscal, m ismo qu e se orientóprincipalmente a los cuerpos vetera nos ya otros frentes en una época de g ue rraconstante.P"

El significativo apego al rosismo y sudefensa mediante el servicio de armas quehem os comp robado, tanto de parte de lasauto ridades como de otros gmpos sociales,y la gran afección de este "vecindario fede­ral" al régimen desde sus inicios e inclu­sive hasta su caída en 1852, puede enten­de rse, en g ran medida, por intercam biosde bienes y recursos por servicios públi­cos, además de otras prácti cas discurs ivasy de disciplina social, que coadyuvaron acimentar un senti do de pert enencia al sis­tem a federal identificado con la patria.?"Esta afección no sólo se dio entre Rosas ylas autoridades locales sino también entreestas y los di ferentes sectores de la socie-

9) Cansanello, SlÍbdifos, 2003.96 Halperín, Gnerra , 2005 .97 Myers, Orden, 1995, y Salvatore, "Expresiones",

1998, pp . 189-222.

120

dad vernácula, quien es, m ás allá de lacoerción eventualmente ejercida, tambiénrecibieron incentivos y contraprestacionesa sus serv icios públicos, como el auxiliomiliciano, la intervención en los comic iosanuales, en fiestas y liturgi as religiosas ypatrióticas y mediante contribucionesmateriales no forzosas a la causa.?" En estesentido, se adv ierte de form a ostensible elcompo nente "clasista" y la multipli cidadde suj etos que involucró el federal ismorosista , que ap untó especialme nte a sec­tores medios y subalternos,"? tanto criolloscomo indígenas, aptos para ser movili za­dos políticamente, a partir de ciertos ali­cientes y resarcimientos efectuados.

De hecho, a partir de la entrega de tie­rras fiscales, ganado, exenciones imposit i­vas, el frecuente desarrollo de festiv idadesy rituales, prácticas discursivas de adhesióna la fig ura del gobernador y a la enteracausa federal resista, y de un organizadosistema de representación político-electo­ral basado en el "unanirnismo", ent re otrascuest iones, se generaron espacios de inte­rrelación, homogenización y cont rol social,de pa rti cular relevancia en Azul y Tapal­qué dado su carácte r de frontera, dondehubo una importante diversidad socioér­nica y un domi nio estatal en construcciónpersonalizado funda me ntalme nte en lasautori dades regi onales, que fue ostensi­blem ente exitoso para el go bierno , a juz­gar por la notable adhesión y leg it im idadotorgada por la sociedad vernácula. I00

En este sentido, es dable destacar lavariedad y amplitud de los sectores socia-

9S Lanreri, "Vecindar io", 2008; "Frontera ", 2008,pp. 15-40, Y"Const rucci ón", 2009.

99 Salvat ore, "Expresiones", 1998, pp. 189­222 , Y \\iclllderillg, 2003.

)(lO /bid.

S OL LANTERI

La campaña de Buenos Aires en la primera mi tad del siglo XI X

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Océano Atlántico

Fuente: Elaboración prop ia con base en Infesta, Pampa, 2003, p. 16.

U N VECINDARIO FEDERAL 121

les que participaron en la constitución dela ciudadanía armada vernácula, siendotanto propietarios como dependientesrurales, de dist into origen étn ico e inclusopertenecientes a tribus indígenas y am­pliando el piso etario estipulado por lalegislación en épocas de necesidad dehombres. Estas cuest iones refieren a lalaxitud de la ciudadanía armada coetánea,a la no correspondencia directa entre lanorma y la praxis y a la arbitrariedad de lasautoridades encargadas del reclutamiento,de forma coincidente con lo sucedido res­pecto a la ciudadanía electoral en la fron­tera, las cuales estuvieron lejos de ser res­trictivas en la región rioplatense, comopasaba de forma concomitante en otraslatitudes iberoamericanas.l '"

Las consideraciones expuestas se ale­jan entonces de las tesis que planteabanel Estado rosista como la "estancia amplia­da en exten sión" -con un monopolio ex­clusivo de la fuerza y los recursos por partedel gobernador y sus acólitos frente a lossectores más desprotegidos de la pir ámidesocial, carentes de derechos, participaciónpolítica e intervenc ión en los asuntospúblicos-,10 2 por otra que se focaliza enlas interacciones y reciproc idades regula­res entre el gobierno y los distintos sec­tores socioétnicos, que fueron medularesen la construcción del orden fronterizomediante su praxis social, ya sea volunta­ria o compulsiva.103

Esto no implica negar la existencia decoerción y clientelismo, sino entenderlos

IlI I Ternavasio, RellO!IIcilíll, 2002; Lanreri, "Fron­rera", 2008, pp. 15-40 ; Lanteri y Sanrilli, "Consagran­do", 20 10, y Malarnud, Legitimidad, 2000.

1lI~ Lynch,}lIall, 1997.1lI .' ) oseph y Nugenr, Euryday, 1994, y González,

Clientelismo, 1997.

122

como parte constitutiva de esas relacionescomplejas y condicionales entre los dis­tintos sectores y agentes rurales con el cau­dillo y el orde n esta ta l in depe ndiente.Implica, asimismo, considerar a sectoressubalternos, como indígenas y campesi­nos, como agentes dinámicos y hacedoresde los procesos coetáneos, part icipantes dela constitución del republicanismo deci­monónico con relativa independenciahasta fines de la centuriaI04 y como ciuda­danos efectivos del Estado nacional argen­tino desde entonces hasta la actualidad.Implica, en fin, a la luz del bicentenario dela Revolución de Mayo que inició la expe­riencia soberana de la república, concebirsus recientes reclamos sectoriales, territo­riales y de restitución de restos humanosy bienes patrimoniales al Estado nacionalcomo una deuda a saldar que ya lleva doslargos siglos de lucha e historia.

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