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Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales ISSN: 0186-0348 [email protected] Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora México Rodríguez, Miguel El Sagrado Corazón de Jesús: imágenes, mensajes y transferencias culturales Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 74, mayo-agosto, 2009, pp. 145-168 Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127432006 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Secuencia. Revista de historia y ciencias

sociales

ISSN: 0186-0348

[email protected]

Instituto de Investigaciones Dr. José María

Luis Mora

México

Rodríguez, Miguel

El Sagrado Corazón de Jesús: imágenes, mensajes y transferencias culturales

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 74, mayo-agosto, 2009, pp. 145-168

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127432006

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Miguel Rodríguez

Profesor de la Universidad de París IV-Sorbonne. Miembro del Centro de InvestigacionesInterdisciplinarias sobre el Mundo Ibérico Contemporáneo. Se ha interesado en el estudio de lahistoria cultural del mundo hispánico conremporáneo e historia comparada enrre Europa y AméricaLatina. Sus principales líneas de investigación son: relaciones internacionales, "lugar de la memoria",conmemoración y uso del pasado, celebraciones rituales y construcción del tiempo social, creenciasy devociones . Entre sus publicaciones destacan Celebración de la raza: tina historia comparativa del12 de octubre, Universidad Iberoamericana, México, 2004; "De la moda de los centenarios a unaniversario: el 12 de octubre en España" en Erika Pani y Alicia Salmerón (coords.), Concepttlalízarlo que .leue: Francois-Xaoier Guerra historiador: homenaje, Instituto Mora, México, 2004; "Le lecteurer la réforme de 1'0rthographe:ó'Cuál esla ortografíaqse másfa1JOrece a nuestroslectores?" en La qms­tion dtl lecteur, XXXIe Congres de la Société des Hispanistes Francais, Presses Universitaires deMame-Ia-Vallée, mayo de 2003, pp. 341~354.

Reswnen

El culto al Sagrado Corazón ha estado presenteen todo tipo de impresos desde el siglo XlX hastanuestra época, pero el alcance de la devociónque ha generado a nivel mundial no puede serreducido a su carácter meramente religioso, puestambién hay que considerar la dimensiónpolítica que conlleva. Este fenómeno ha llamadola atención en el campo de las transferenciasculturales entre Europa y América y el presentetrabajo forma parte de un proyecto de historiacomparativa que pretende analizarlo en diversos

contextos; en concreto se intenta mostrar que,simultáneamente a su dimensión universal, elsimbolismo del Sagrado Corazón adquiererasgos particulares en cada uno de los paíseslatinoamericanos. Asimismo, en la segundaparte del trabajo se ve cómo las directivas quellegan de Europa se moldean en una AméricaLatina independiente, cuyos lazos con el papadofueron difíciles durante el siglo que siguió a lasguerras de independencia.

Palabras clave:Sagrado Corazón, culto, consagración nacional, simbolismo, liberalismo,

El Memajerodel CorazóndeJes!;s, Iglesia, Esrado, Concilio Vaticano 11.

Fecha de recepción:enero de 2008

Fecha de aceptación:mayo de 2008

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The Sacred Heart ofJesus: Images, Messagesand Cultural Transfers

Migue!Rodríguez

Professor ar rhe Un iversiry of Paris IV-Sorbonne. Member of the Cerne r of lmerdisciplinaryResearch on che Conremporary Iberian World. H as been inreresred in rhe srudy of rhe culturalh ist ory of che comemporary H ispan ic wo rld and com pararive Eur opean and Larin Am ericanhistory. Main lines of research: inrernarional relacions, "place of rnernory," com memorarion and useof rhe past , rirual celebrarions and consrrucrion of social rim e, beliefs and worsh ip . Publicarionsinelude Celebración de la raza:una historiacomparativa del 12 de octubre, Uni versidad Iberoamericana,México, 2004 ; "De la moda de los centenarios a un aniversario: el 12 de ocrubre en España" in ErikaPani y Alicia Salmerón (coords.), Conceptualizar lo que seve: Frani ois-X auier Gnerra historiador:homenaje, Instituto Mora, México, 2004; "Le lecreur er la réforme de l'orthographe : e·Cuál esla ortograf ía q1le más[auorece a nuestros lectores?" in La question du lecteur, XXXIc Congrcsde la Sociéré des Hispanisres Francais , Pre sses Universiraires de Marne-la-Vall ée, May 2003 ,pp . 34 1-354.

Abstraet

Worship of rhe Sacred H eart has been presenrin all kinds of prin ted work since rhe 19rhcenrury, bur rhe amoum of devor ion it hasel icired wo rld wide cannot be reduccd ro irspu rely religious narure, since one m usr alsoconsider irs politi cal dimensionoThi s phenorn­enon has attracted norice in the field of culturalrransfers berween Europe and Ame rica and rhispap er form s part of a compara rive hi sroryprojecr rhar see ks ro ana lyze ir in var ious

con rex rs , spe cifica lly, ir tri es ro show, th artogerher wi rh irs un iversal d imen sion , rhesymbolism of che Sacred H earr acquires partic­ular fearures in every Lat ín Am erican coumry.Likewise, rhe second pare of rhis paper arrernpr sro show how rhe inst ructions th at carne fromEurope were shaped by an independeut LarinAmerica, whose links wi rh th e papacy duringth e century following the wars ofindependencewere complicared .

Key words:Sacred Hearr , Worship , N arional Consecration, Symbolism , l. iberalism,

Tbe l\1eJJenger of tbe Heart ofJesJlJ, Church, Stare, Varican Council Il .

Final sub m ission:January 2008

Acceptance:May 2008

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El Sagrado Corazón de Jesús: imágenes,mensajes y transferencias culturales

Miguel Rodríguez

En la América Latina actual son in­numerables las huellas de la difu­sión del culto al Sagrado Corazón:

altarcitos domésticos en la sala de la casa,placas de metal que, fijadas detrás de lapuerta principal, protegen el hogar, estam­pitasque se conservanen la cartera... En lasiglesias construidas, sobre todo desde haceun siglo, esra figura sólo es superada enMéxico por la de la Virgen de Guadalupe-según estadísticas personales de Jaimedel Arenal Fenocchio. Por otra parte, bas­ta una revisión de la prensa en los añosrecientes para observar que, por ejemplo,durante la visita papal a Cuba la imagenmonumental del Sagrado Corazón fue laque dominaba la Plaza de la Revolución;o para encontrar sorprendentes fotogra­fías como aquella que, para simbolizar unacuerdo de paz firmado entre bandasrebeldes en El Salvador, se muestra ungran póster con el Sagrado Corazón trans­portado por un miembro de esas bandas.1

Sin contar con tantas imágenes piado­sas que han servido, a través de la parodiay del juego, a la representación identita-

1 Imágenes reproducidas, respectivamente, en LePigaro, París, 26 de enero de 1998, p. 6; La jornada,18 de abril de 1996, p. 19, YReforma, "Cultural", 18de ocrubre de 1998, p. 1.

ria de chicanos y de latinos en EstadosUnidos.:'

Es un motivo icónico omnipresente,polivalente, cuya aparente trivialidad ocul­ta sus connotaciones y su dimensión his­tórica. Al mostrar la imagen que decoraun calendario o al describir el interiorde una iglesia o de una casa se habla así de"un" Sagrado Corazón, como si fuera unnombre común. Se trata en efecto de unafigura fuertemente codificada, que a finde cuentas presenta menos variacionesque, por ejemplo, la de María en sus múl­tiples advocaciones (véase imagen 1).

El culto al Sagrado Corazón desde elsiglo XIX y hasta nuestra época se materia­liza en una abundantísima producción deestampas y láminas, de imágenes de calen­darios y almanaques, de ilustraciones derevistas y periódicos, en suma, en todotipo de impresos. Este objeto de devoción-que se considera por sus orígenes comofrancés, pero trasciende rápidamente lasfronteras nacionales y muestra un renova­do vigor a lo largo y lo ancho de los paíseslatinoamericanos- tiene un papel similary al mismo tiempo diferente en cada uno.Es por ello un ejemplar objeto de estudioen el campo de las transferencias cultura-

2 Dos catálogos de exposiciones, por ejemplo: Lo

del corazón, 1986, y Debroise el al., Bteeding, 1992.

Secuencia [147] núm. 74, mayo-agosto 2009

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Imagen l . Un Sagrado Corazón en cualq uier lugar... Colecci ón parti cu lar.

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les entre Europa y América. " Como avancede investigación de un proyecto de histo­ria comparariva que pretende analizardicho culto en diversos conrextos, esteartículo intenta mostrar que, simultánea­mente a su dimensión universal, el simbo­lismo del Sagrado Corazón adquiere rasgosparticulares en cada uno de los países lati­noamericanos.

Por otra parte, esta devoción -que seha extendido en los últimos dos siglos atodo el orbe católico- está particularmentemarcada por la orientación que le ha dadoRoma. La segunda parte de este trabajotrata de ver cómo las directivas que vienende Europa se moldean en una AméricaLatina independiente, cuyos lazos con elpapado fueron difíciles durante el sigloque siguió a las guerras de independen­cia. Para el caso de México -aunque seríapertinente presentar también los casos deColombia y Ecuador-, se cuenta con unafuente documental muy valiosa: El Men­sajero delCorazón de]estís. Cabe anotar queen este trabajo se tratará sólo del Corazónde jesús y no del Sagrado Corazón deMaría (que ha dado lugar a una devociónparalela, si se considera el simbolismo delcorazón), pero que forma más bien partede la mariología. Este culto, nacido tam­bién en Francia, ha sido estudiado porJaime del Arenal Fenocchio .4 A pesar desu importancia no tiene los mismos ras­gos, sobre todo en la dimensión políticasubrayada en este artículo.

3 Avance de invcstigación de un proyecto dehistoria comparativa, este texto forma parte delprograma franco-mexicano Impresos y Transferenciasen el Siglo XIX, proyecto del cual forman parte inves­tigadores del Insrituto Mora.

4 Arenal, "Devoción", 1998, pp. 161-194.

¿UNA DEVOCIÓN FRANCESA?

Cuando se habla del Sagrado Corazón deJesús, se trata generalmente de una tra­dición devocional que se construyó entrelos siglos XVII y XVlII, aunque ya desdetiempos muy lejanos y en diversas culturasexiste una visión religiosa del corazón. Porejemplo, al final del medioevo, sobre todoen regiones germánicas, se conocen devo­ciones a las cinco llagas del Cristo de laPasión. No obstante, la figura del SagradoCorazón de jesús aparece como tal en laFrancia del siglo XVII, con Juan Eudes yluego con Margarita María de Alacoque.Perteneciente a la orden de la Visitación,esta mística vivió en la segunda mitad delsiglo XVII (1647-1690) en una pequeñaciudad de Borgoña, Paray-Ie-Monial, Suvida y sus escritos son una de las variantesdel culto cristiano al Corazón de jesús,pero a través de esta religiosa el simbo­lismo de este culto ha adquirido los ras­gos que se le conocen hasta nuestrosdías y con los que llega a los más amplioshorizontes.

Sin duda este predominio de la versióndevocional centrada en Paray-le-Monialse explica por el hecho de haber estadomuy ligada a la importancia y a los vaive­nes de los jesuitas, propagadores principa­les de la devoción francesa. Desde Claudiade La Colombiere, el confesor de Marga­rita y su primer promotor, hasta el padreAuguste Hamon, autor de su historia, enuna monumental suma de cinco tomosque apareció a partir de 1919,S la Com­pañía de Jesús ha considerado, hasta laactualidad, la propagación de este culto

5 Harnon, Histoire, 1919-1939; y para AméricaLatina, Matees, "Principios", 1961, pp . 205-216.

IMÁGENES, MENSAJES Y TRANSFERENCIAS CULTURALES 149

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como una de sus misiones. En Méxicotambién los jesuitas lo hicieron conocerdesde épocas tempranas, ya que en 1732apareció un escrito firmado por el poblanoAntonio de Mora con este título Devotoculto, quedebe dar el Chri.rtiano a elSagradoCorazón deCbristo Diosy Hombre. Sacado dellibro quedeeste argumento escribió enRomaydedicóa nuestro Muy Santo P. BenedictoDécimo tercio el R. P. J osepb de Galiffit delaCompañía de Jesús, asistente de la provinciade Francia .

Es el culto de la imagen de Jesús, quehabría mostrado su corazón a la místicafrancesa en las numerosas ocasiones quese le habría aparecido. De hecho, la ima­gen que se venera generalmente es, apartir de los relatos de la sama, la de uncorazón ardiente, símbolo del amor divi­no. Los trabajos de Leonor Correa Etche­garay sobre los inicios de la devoción enMéxico" muestran cómo en torno a larepresentación de este órgano del cuerpohumano se elaboró una enunciación dis­cursiva nueva. Correa la analiza paralela­mente a la representación científica de laanatomía del cuerpo humano, a partir dela descripción de William Harvey Delmovimiento del corazón y de la sangre en losanimales, publicado en 1628. En el sigloXVIII circuló y se difundió como objeto deculto el corazón aislado, separado del cuer­po. Como un icono lo representó en Méxi­co el famoso lienzo de Miguel Cabrera. Yen las series iconográficas de los vía crucisque se hallan en algunas iglesias mexica­nas del siglo XVIII (como en Atotonilco),el corazón autónomo sustituyó, en unaaudaz metonimia, a la figura de Cristo.En épocas más recientes y en otras latiru-

"Correa, "Corazón", 1997, pp. 91-122, y Correa,"Rescate", 1998, pp. 369-380.

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des encontramos esta tendencia a la feti­chización. Los soldados franceses en laépoca de la revolución -xorno más tardelos de la primera guerra mundial- utiliza­ron el corazón como amuleto, como unsigno protector del combatiente que lollevaba precisamente colgado o prendidoen la ropa, en el lugar de su propio cora­zón. En España, durante la guerra civil, aesos escapularios se les llamó "detente"-detente, bala... (véase imagen 2).

Desde entonces fueron frecuentes lascríticas y burlas de los enemigos tradicio­nales de los jesuitas, los jansenistas, quie­nes tacharon a los creyentes de cordícolas,o sea, de idólatras del corazón; más tardelas mofas fueron de los anticlericales. Porsu parte, las autoridades eclesiásticas recha­zaron el fetichismo del corazón, órganodesconectado del cuerpo. A fines del sigloXVlll empezó a codificarse la imagen ve­nerada al aparecer toda una serie de textosque, para simbolizar el amor de Dios porlos hombres, sentaban la necesidad derepresentar aJesús mostrando su corazón.En el siglo XIX fue aún mayor la preocu­pación de la institución eclesiástica pordenunciar las imágenes consideradas como"vulgarfsirnas y vigilar las imágenes co­rrectas, para que correspondieran estas asu sentido. Fueron variadas las versionesdedicha imagen canónica , pero en Américaa menudo se retomó, se copió y se reim­primió la representación iconográfica quese elaboró entre fines de los siglos XVIII yprincipios del XIX en sus manifestacionesmás conocidas, tanto el cuadro de PompeoBaroni (venerado en el Gesu, la iglesiaromana de los jesuitas) como la esculturade cuerpo completo y con los brazos abier­tos, del danés Bertel Thorvaldssen. Nin­gún trabajo sistemático parece haber sidorealizado sobre la difusión de este modelo

MIGUEL RODRíGUEZ

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Imagen 2. Detente... Colección panicular.

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cristológico -de piel muy blanca, rubio,barbudo, de ojo claro-- en este continentede mestizos, ni sobre la reproducción y lacirculación de esta imagen.

Las desventuras de los jesuitas, expul­sados de los reinos de España y de Franciay víctimas de muchos ataques, aun enRoma, no hicieron que se extinguiera ladevoción. Al contrario. Esta figura reli­giosa que permitió enfrentar el exilio y elregreso a los territorios de los que fueronexpulsados se interpretó como un signodivino. En la Francia revolucionaria, ade­más, el culto a esta figura adquiría singu­lar importancia en las regiones donde loscampesinos se rebelaron contra el gobier­no. El cariz manirológico de la devociónse fue ligando paulatinamente con la con­trarrevolución y por ende con el regresode la monarquía absoluta. Tanto en Fran­cia como en el mundo hispánico, la to­ponimia, o las nuevas órdenes que sefundaron bajo la advocación del SagradoCorazón, o los nombres propios que sedieron los religiosos al tomar el hábito,dan cuenta de la difusión del culto en laprimera mitad de! siglo XIX . Se multi­plicó la edición de devocionarios y otrosimpresos apologéticos y en los almana­ques populares se empezó a incluir la fiestadel Sagrado Corazón. Se trata de un díaen el calendario, que en Polonia, en Espa­ña y en sus territorios americanos se cele­braba desde hacía varias décadas, exacta­mente el viernes de la Octava del Corpus.Al restablecerse la monarquía en España,después de la invasión napoleónica, Fer­nando VII obtuvo la concesión de unamisa, correspondiente a esa fiesta . Pero sibien es posible apreciar en e! contexto dela restauración -tanto francesa comoespañola- una connotación monárquica yantirrevolucionaria del culto, este se man-

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terna en los márgenes de la piedad privada(véase imagen 3).

UNA DEVOCIÓN POLfTICA

En la segunda mitad del siglo XIX, el lar­guísimo pontificado de Pío IX (1846­1878) impulsó la devoción al SagradoCorazón, al extender en 1856 su fiesta atoda la Iglesia y alelevar luego a los altaresa Margarita María de Alacoque. Ese día,móvil en el calendario religioso, condensa­ba un conjunto de símbolos y de prácticasindividuales (repetición de jaculatorias) ocolectivas (ceremonias de consagración yde oración en los hogares) que, en el apo­geo de la devoción, se practicaban durantetodo el mes de junio (llamado así "mesdel Sagrado Corazón") e incluso durantetodo el año ~ya que, cada primer viernesde mes, el devoto se acercaba a la comu­nión (véase imagen 4).

La visible propagación de este culto ysu reconocimiento oficial deben explicarsecomo otras formas de piedad durante estaépoca, debido a los problemas que enfren­tó la Iglesia católica. Fueron años en queel pontífice romano, en lucha con la evolu­ción de su tiempo y progresivamente ais­lado por los avances de la unidad italiana,lanzó su famoso SyllabuJ contra los peli­gros de la civilización moderna. En ladécada de los setenta, después de la derrotade los franceses en su guerra contra Prusiay de la entrada de las fuerzas italianas enRoma, el papa se encerró en el Vaticano,en un cautiverio cuyo carácter no por vo­luntario era menos legítimo para la propa­ganda católica. Una manifestación de laatmósfera escatológica de estos años fueronlas grandes peregrinaciones que se organi­zaron en Paray-le-Monial, proclamándose

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Imagen 3. "Ent re la salvac ión y el peligro, J esús no du dó en morir pornosot ros." Estampa piadosa pub licada en Poiriers, Francia, a med iados delsiglo XIX. Colección part icular.

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VIVE ~~ JÉSUS!

-_.~

VEN:SZ TOUS A MOL.. . . .Vous qui eles faligués etaffligés

el jevous soulaqerai .• - - ..--- MllIh.X1,26

Parloul oucelle Ima.ge,~rd. e.rposeéel~ elleyallj~¡olllessa-Ies deÓf'ilWc!Jons.-N. S. a S.. Marg. Mc1I'lc.

Imagen 4. Voilá CI! C(J!III" qni a tant Ailllé les Hommes. Colección part icular.

M IGUEL R ODRíGUEZ

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entonces: "la Iglesia y la sociedad ya notienen más esperanza que en el SagradoCorazón de Jesús, que será la salvación delmundo", Con estas palabras se dirigierona Pío IX los devotos para que de modooficial --en las ceremonias del año santode 1875- consagrara la Santa Iglesia aldivino Corazón de jesús." El inicio delsiglo xx fue para su sucesor, Léon XlII,un pretexto para hacer un balance de unsiglo considerado como criminal, compa­rado, por su culto al progreso y por suobsesión del desarrollo cienrífico y técnico,a la rorre de BabeL Para preparar los fes­tejos el papa publicó la encíclica Annumsacrum, en el que se consagraría ya no laIglesia, sino el género humano, al SagradoCorazón. Paralelamente se llevaba a caboen Roma el primer concilio plenario lati­noamericano, importante no sólo por serla primera ocasión en que se reunieroncasi rodos los obispos del grancontinentecatólico, sino también porque ese conciliomaterializó la apertura del pontífice roma­no hacia el mundo de su época, mundomoderno y exrraeuropeo. En Hispanoamé­rica fueron luego muchas y fastuosas lasfiesras para abrir el siglo en esta dimensiónpolítico-religiosa.

León XIII veía en la imagen un signo-parecido a la cruz que se manifestó aConstantino-- que debía convertirse, alabrirse el siglo xx, en un símbolo devictoria, en el signo distintivo del cristia­nismo. El uso del término labarum, ellábaro sobre el que Constantino colocó lacruz con la inscripción boc signo vinces ("coneste signo vencerás"), frecuente en la lite­ratura de la devoción, fue contemporáneo

7 Le Messager du Sacre-Cteur dejésm , Toulouse,1875, pp. 425, 542 .

del debate, particularmente animado enFrancia, sobre la necesidad de un estan­darte del Sagrado Corazón. La imagenreligiosa se vivía entonces como signo deidentidad de los católicos que, en abiertamilitancia, se enfrentaban a las tenden­cias laicizadoras de la evolución social y,en muchos casos, a los intentos de limitarel poder de la institución eclesiaL Comosignos de identidad, como manifestacionessimbólicas alternativas al emblema de lanación, surgieron en Francia, en las últi­mas décadas del siglo XIX, banderas tri­colores con el corazón de Crisro en mecliode la franja blanca . Más tarde, durante lasdos guerras mundiales que asolaron Fran­cia, se depositó en "la bandera del SagradoCorazón" la esperanza popular de salvar ala nación del desastre y de darle la victoria.Pero suscitaron una amplia polémica, aunen el mismo seno de la jerarquía católica,las iniciativas en los frentes de batalla paraponer a los soldados de una república quese proclamaba laica bajo la protección deuna figura religiosa. En México la apro­piación de los símbolos se dio tambiénesporádicamente, al colocarse en mecliode la bandera nacional a la figura guada­lupana. En Francia, como en la Españafinisecular, como después en México du­rante la segunda década del siglo xx, lasoposiciones políticas y sociales se convir­tieron así en una verdadera guerra deimágenes cuando los católicos se preocu­paban en inscribir su credo en placas debronce o de aluminio, con declaracionesexpresivas que se colocaban orgullosa­mente sobre puertas y balcones; o cuando,saliendo a la vía pública, iban ocupando elespacio colectivo de un modo ostentoso ya veces beligerante, en procesiones y con­centraciones multitudinarias que desafia­ban a los poderes esrablecidos.

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La lit eratura rel ig iosa así com o losdocumentos papales -desde Pío IX, casitodos los papas, de un modo u otro- con­side ra ron el culto al Sagrado Corazóncomo esencial al catolicismo moderno, enun periodo que podríamos sit uar entremediados de! siglo XIX y el concilio Vati­cano II o, más precisamente, ent re 1856- año de instauración de la fiesta en elcalendario religioso de la Iglesia w1iversal­y 1956 -la encíclic a Haurietis aqlla qu ePío XII publicó justamente para celebrare! cente nario de la iniciat iva de su prede­cesor. Pero en los escritos apologéticos queacompañaron este centen ario se hacían yafrecuentes comentarios en esos años ante­riores al Concilio Vaticano JI, sobre unacrisis que vivía la devoción en el mundocontemporáneo.

Entre estas fechas es pues un largosig lo de historia de la Iglesia confrontadacon la sociedad mod erna. Al convertirs een un arma cont ra las políticas de laiciza­ción de los Estados nacionales, este culto ,cada vez más pol it izado, planteó en suevolución durant e la segu nda mitad de!XIX el problema de las relaciones con lasociedad de la Ig lesia y del Estado. Porqueel laicismo no era sólo la separación delpoder eclesiástico y del poder políti co,sino también una visión no religiosa delind ividuo y del mundo que suponía cierroideal moral y cívico que moldearía a lacolectividad y legitimaría su ejercicio dela sobe ranía . Pero hay q ue pl antearseobviamente si las formas de laicismo y lastendencias a la secularización son las mis­mas en las diversas reg iones del mundo.En la medida en qu e a t ravés de la poliri­zación del culto se planteó el papel delcatolicismo en las sociedades modernas,en la medida también en que se ha exten­dido este culto a latirudes muy diversas,su

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esrud io nos permiti ría avanzar en la com­pr en sión de las lóg icas laicizadoras yde las relaciones ent re religión y naciónen los países de importante poblacióncatólica.

A diferencia de otras devociones (comolas de las diversas advocaciones de María),la del Sagrado Corazón se extend ió a todoel uni verso católico -en la época de lasmisiones y del ascenso de los imperia­lismos- con una sola im agen , con unamisma enunciación discursiva. Y lo hizocon una rapidez qu e ningún culto tuvohasta entonces, gracias a la difusión indus­tr ial de imágen es y de impresos devocio­nales y gracias también a la organizaciónmasiva de sus prácticas devocionales en elespacio público.

CONSAGRACI ÓN y VOTO NACIONAL

En torno a 1870 se fue forjando la ideade una consagración colectiva al SagradoCorazón, ya no en el marco eclesial sinoen el de la entidad civil y polít ica. Antesde esos años ya habían tenido lugar con­sagraciones colectivas paraenfrentar desas­tres naturales, epidemias (como la de pesteen Marsella, en 1720) o enemigos exte­riores. Pero la política defensiva que fuetomando el ponti ficado de Pío IX y lapublicación de documentos inéditos atr i­buidos a Margarita María de Alacoque (enla época de su beatificación, en 1862),popu larizaron el llamad o mensaje divinoa Luis XIV de Francia. En efecto, a travésde la santa el Sagrado Corazón habría tras­mitido una serie de "grandes promesas",así denominad as en sus escritos, y con ellasun mensaje más político . Habría pedidoque el mon arca cumpliese un ,::oto, queconsagrara su reino a J esús: "El quiere

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reinar en su palacio, ser pintado en susestandartes y grabado en sus armas parahacerlas victoriosas frente a todos susenemigos.?" En la década posterior a laderrota de 1870, se pensaba que precisa­mente el hecho de no haber respondido aesta solicitud divina le habría acarreadoa Francia todos los males que sufrió pos­teriormente, desde las turbulencias en laépoca de la revolución hasta la pérdidade Alsacia y Lorena. Urgía, por lo tanto,reparar la falta y cumplir ese voto real,llevando a cabo "una expiación de lasculpas nacionales como un acicate ~ra lanecesaria regeneración" del país. Pararegenerarse era necesaria la "expiación" delos males propios y de los ajenos en unaceremonia religiosa de reparación quecalmara la ira divina. Hay que recalcar ladimensión penitente que tenía la devociónal Sagrado Corazón. Al rechazar los malesdel siglo, era entonces un remedio a laangusria que se tenía ante la descompo­sición del mundo antiguo.

En la inmensa bibliografía sobre eltema del voto, la idea de la consagraciónde la nación católica a través de los lazosprivilegiados del rey con la divinidad -queen Francia interesaba sobre todo a los mo­nárquicos-, se fue desplazando hacia lanecesidad de una ceremonia solemne ene! espacio público. A escala de la familia,de! gremio o de la empresa, de la diócesiso de la nación, en suma de la res pub/ica, elvoto se volvió un lazo ritualizado quecomprometía a los miembros de dichacomunidad en una proclamación de fe

R Carta del 17 de junio de 1689, en Alacoque,Vie, 1867, p. 199.

9 Charles de Freycinet citado en lonas,"Monurnent", 1993, p. 486.

colectiva, que la constituía como entidadde forma ideal. Cumplir e! voto era mani­festarse a través de un acto de consagra­ción, acto que consistía en darle a unacolectividad un carácter sagrado que ladesprendía '---podríamos decir- del usocomún, que le otorgaba una especie decarácter religioso. Y en la medida en queconsagraba una colectividad, dicho ritualsólo podía ser realizado por aquel quegozaba ya de una autoridad, política omoral, cuyo poder así se reconocía: elpadre de familia, el jefe,el obispo o e! pre­sidente de la república...

El acto de consagración se planteó asírepetidamente en e! ambiente de zozobrade la década de los años 1870: sólo enFrancia, entre octubre de 1870 y diciem­bre de 1871 se dedicaron catorce diócesisal Sagrado Corazón; yen 1873 un grupode dipurados lanzó la iniciativa de consa­grar oficialmente a la nación francesa.Según la literatura de devoción, la "hijamayor" de la Iglesia, que es Francia, debíaser la nación indicada para consagrarse alSagrado Corazón por varios motivos: porser la primera cronológicamente, desdeClodoveo, entre las naciones cristianas,por ser luego la cuna de la mediadora quetransmitió el mensaje divino -MargaritaMaría de Alacoque-, pero también porser la culpable de haber engendrado lospecados del mundo moderno - la in­credulidad, la revolución, el liberalismo.Aun los misales de principios de! siglo xxinsistían, en sus imágenes, en la perspec­tiva franco-centrista de la tradición deParay-le-Monial, que alimentaba el sen­timiento del creyente de pertenecer aunanación privilegiada.

No obstante, tal sentimiento de serdesignado como pueblo elegido, en lamedida que cumplía con un designio, lo

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encontramos con igual intensidad en otrasnaciones. "Reinaré en España y con másveneración que en otras muchas partes",era el mensaje que el Sagrado Corazónhabría trasmitido, en 1733, en términossimilares a los de la monja de Paray-le­Monial, a un seminarista de Valladolid,Francisco Bernardo de Hoyos, conside­rado como el protagonista de la difusióndel culto en España. Los textos que ali­mentan la devoción en la península usarontérminos muy semejantes, percibiéndoseclaramente, tanto en Francia como en elmundo hispánico, una continuidad en latemática, en las formas y en la propaga­ción del culto. Desde la segunda mitaddel siglo XIX, en muchos otros países sehabía invocado su integridad nacionalconstruyéndola en torno al símbolo reli­gioso, insistiéndose en la consagración dela nación al Sagrado Corazón: en Bélgicaen 1868, en Irlanda en 1873, y en Amé­rica Latina, en Ecuador, también en 1873,en Colombia en 1902 -que se preciabanambas de ser "repúblicas del SagradoCorazón'v-, y en Costa Rica, por citar losejemplos más conocidos. En España, enun cerro cercano a Madrid que representael centro geográfico de la península, sellevó a cabo la ceremonia, el 30 de mayode 1919, de la consagración encabezadapor el mismo rey Alfonso XIII, por ser lafiesta de San Fernando Rey, figura impor­tante en la reconquista. En los años si­guientes siguieron organizándoseperegri­naciones al cerro así corno actos religiososque pretendían, en ese "día nacional deEspaña", renovar y "cerrar" (dicen los tex­toSI O

) un pacto establecido con "el rey

10 Por ejemplo, El Mensajero delCorazón deJesús,España, 1928, p. 414.

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divino" a través del monarca católico, pro­clamado como cabeza y representante dela nación, en una clarísima dimensiónmonarquista.

En México, entre los siglos XIX y xx,esas iniciativas seguían estando limitadasa lo privado, tanto más que la legislaciónliberal restringía las manifestaciones pú­blicas de la Iglesia. Durante el porfiriatono fue posible organizar una ceremoniade consagración nacional, a pesar del modusvivendi conciliador con la jerarquía ecle­siástica y de la tolerancia relativa del go­bierno de Díaz. Si la diócesis de León fijela primera en llevar a cabo un acto de con­sagración en 1875, fue seguida por otrasen la década posterior; por ejemplo, laarquidiócesis de México en 1889. Noobstante, la prensa religiosa se lamentabacontinuamente de ello y,cuando ese año sefestejó el centenario de la revolución fran­cesa y el tricentenario del mensaje a labeata Margarita, los católicos mexicanosintentaron imitar las iniciativas de otrospaíses para una ceremonia nacional de"expiación, consagración, coronación" queno pudo rebasar entonces los límitesdel espacio privado. Al abandonarse laidea de una consagración oficial, presi­dida por las auroridades civiles, y la cons­trucción de un templo expiatorio en lacapital, los propagandistas del cultose consolaron con la posibilidad de que"si no se consagran oficialmente las na­ciones al Sagrado Corazón de Jesús, que lohagan las familias cristianas". Fueronrabiosas las polémicas de esos años, delaque es un ejemplo un artículo de ElSiglo XIX que arremetía contra la prensareligiosa, en particular contra El Heraldo,que trataba de convencer al presidentede permitir la ceremonia pública de con­sagración:

MIGUEL RODRíGUEZ

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El Heraldo nos hace saber que ha de procurar ­con el mayor empeño que el Corazón deJesús reine socialmente en México. Es unadeterminación como cualquier otra. Encuanto a la forma adoptada para llegar a esteresultado, no puede ser más sencilla , brevey compendiosa. El Hr:ratdo la explica : "con­ságrese el mes de junio actual o cualquierotro mes del año al Divino Corazón deJesús!" Ya ven ustedes que el procedimientoes perfectamente practicable l. ..] en México,de donde entre paréntesis, dice El Heraldoque hemos lanzado oficialmente a Jesucristo.Pero no lo crea usted, amigo Heraldo, no locrea. El artículo 33 de la Constitución nolegisla en el mundo espiritual. Hasta allíno llegamos."

En el México de estos años, a diferen­cia de lo que pasaba en otros países, esposible que el lazo entre la identidadnacional y un símbolo religioso haya sidoacaparado por la Virgen de Guadalupe,cuya coronación el 12 de octubre de 1895fue una ceremonia suntuosa, práctica­mente apoyada por el gobierno de Díaz.12

Sólo en 1911, después de las primerasconvulsiones revolucionarias y de la caídadel dictador, se volvió a plantear la cues­tión de la consagración. Losobispos duda­ban sobre su pertinencia y sobre la figurareligiosa que convenía invocar: la Virgen,el Sagrado Corazón, incluso el EspírituSanto... El obispo de Cuernavaca rehusaba

II El SiK!o XIX, 14 de juniode1889, Editorial,p.1, texto que se refiereal Heraldo de México, 1 y 8 dejuniode1889, México (Segundacartapastoralque elobispoJosé Ma.deJesús Portugal dirige a susdioce­sanoscon motivode la consagración de la diócesisalSagradoCorazónde Jesús).

12 Al respecto, Adame, "Significado", 1997, yCeballos, "Siglo XIX", 1998.

que la república como tal fuera consagradapara no tener que asociar sus autoridades,el nuevo gobierno, a las ceremonias; el deSan Luis Potosí se oponía al estableci­miento de un voto nacional, por irrealista:

es tan hermoso que degenera en utópico. Elhacer un voto que no se podrá cumplir especaminoso. Negros días aguardan a laIglesia en ~ic] Méjico y mientras no se aclareel horizonte es pueril el formar tales planes.Los católicos franceses a quienes parece quese quiere imitar, hicieron el voto relativo aMonrmarrre terminada la guerra. Aguarde­mos nosorros igual oportunidad.lo

Esta se presentó durante el periodo queen México gobernó Victoriano Huerta, en1914, cuando Pío X accedió a una solici­tud episcopal pidiendo la consagraciónnacional y fijó una fecha que en sí era yaun símbolo: el día de la Epifanía, manifes­tación de Cristo a los gentiles. En la cate­dral metropolitana tuvo lugar así, el 6 deenero, una ceremonia presidida por elarzobispo de México, quien colocó coronay cetro a los pies de una estatua del Sa­grado Corazón, en una especie de corona­ción. Enfatizando su carácter nacionalista,integró a la consagración una banderatricolor mexicana que llevabaen su centrono el águila tradicional , sino la imagende la Guadalupana. Las autoridades civilesno participaron en la celebraciónpero per­mitieron unos días más tarde que, conti­nuándola de algún modo, un importantecortejo saliera a las calles para "entroni­zar" -verbo utilizado entonces- el SagradoCorazón en el espacio público y proferir

13 Archivo del Arzobispado de México, D. F.,ca­rrespondenciaMoray Del Río, 1911-191.) (cursivasdel original).

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,el grito que años más tarde dio su nombrea las guerras cristeras, "[Viva Cristo Rey!"La proclamación de este "eslogan", en elsentido etimológico de grito de guerra,ha sido considerada por los historiadoresde la Crisriada, como Jean Meyer, comoun importante antecedente de las luchasposteriores entre Iglesia y Estado (véaseimagen 5).

Para materializar la nueva alianza entrela divinidad y la nación , se requería tam­bién la construcción de un lugar de culto,la erección de monumentos justamentellamados "votivos" o también templosexpiatorios. A fines del siglo XIX se mul­tiplicaron en el mundo católico las nuevasiglesias dedicadas al Sagrado Corazón yen el interior de las ya existentes se acon­dicionó un espacio pata darle un lugarcentral a las estatuas de Jesucristo que allíse instalaron. En el exterior este protago­nismo era aún más visible al coronarse lascúpulas con figuras colosales o al erigirsemonumentos gigantescos en sitios defuerte carga simbólica: o bien promonto­rios y montañas o bien en lugares quesimbolizaban el centro de un territoriocuya comunidad se construía así imagi­nariamente. En Francia, un ex voto colosalerigió para dominar París, en el lugar car­gado de historia que representaba Mont­martre --etimológicamente el monte delos mártires-, considerado como "el cen­tro, el hogar de la vida religiosa de lanación elegida".14 El historiador MauriceAgulhon ha insistido en el combate sim­bólico que frente al emblema de la rnoder­nidad, de los valores del laicismo y de la

14 Un trabajo muy completo, que es además unabuena introducción al esrudio de! culto: Benoist, Sacre­Ceur, 1992.

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república triunfante que representaba latorre Eiffel -elevada precisamente en1889-, se dio con la construcción de labasílica del Sagrado.Corazón, construc­ción que duró décadas (en su interior, lainscripción que decora la cúpula insisteclaramente en la valorización, en términosreligiosos, de la nación gala: Gallia penitenset devota).15

En otras naciones , consagradas tam­bién al del Sagrado Corazón, fueronparecidos los ejemplos, aquí y allá: en elTibidabo, que domina Barcelona, un tem­plo expiatorio; en Valladolid, una estatuaque coronó el lugar donde vivió el propa­gandista español de la devoción; en el cen­tro geográfico de la península, en el cerrode los Angeles, un monumento que diopie a una polémica puesta en escena, entrenacionalistas y republicanos, durante laguerta civil, etc. De los Alpes a los Andes,del Corcovado en Río, al cerro del Cubi­lete, en el centro geográfico de nuestropaís, numerosos son los lugares elevadosdonde se erigieron espectaculares estatuasde Cristo con los brazos abiertos, a vecesen forma de cruz, que permiten por cienoapreciar la evolución, entre los veinte ylos treinta, del Sagrado Corazón a la figurade Cristo Rey. La instalación de esros mo­numentos, centrales, nacionales y colosa­les, no se hizo sin dificultades ni marcadosconflictos, que reflejaban obviamente losdebates sobre el papel de la religión ysobre el predominio de la Iglesia católicaen las sociedades modernas. Habría queseguir un análisis comparativo más mi­nucioso que planteara el papel que desem-

IS Véase, en particular, la sección Hauts lieux (loscapitulas "Sacré Cceur", "Tour Eiíiel") del tomo III

de Nora, Lieux, París, 1984-1994.

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Imagen 5. E/SagmdoCora zdn deCristo Rey )' /a cOIlJagraáóllde [a diócesis de Leon. Ó leode Antonio Segoviano,

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peñan dichas ceremonias en el simbolismode los Estados-naciones iberoamericanos.Además, en una época en que las proezastécnicas y la dominación de la naturalezase consideraban como signos del progresohumano, lo gigantesco del monumentoreligioso, lo multitudinario de su atrac­ción, coincidían con la de su razón deser: la centralidad hegemónica de Cristosobre la nación. ¿Contribuyó la Iglesia a lalegitimación del Estado independiente yrepublicano, a la consolidación de la enti­dad nacional? Es seguro que la devoción alSagrado Corazón, católica en su sentidomás etimológico -universalista-, en suépoca de mayor apogeo adquirió rasgosque contribuían, paradójicamente, aconstruir dispositivos simbólicos de ordennacionalista.

Al estudiar el caso ecuatoriano, YvesSaint-Geours y Marie-Danielle Demélas,en un trabajo corto pero muy sugerente, 16

mostraron que en Ecuador la devoción alSagrado Corazón, transmitida por los je­suitas ya tempranamente en el siglo XVlll,

retomó una gran fuerza entre 1860 y1875, por el apoyo oficial que le dio el ré­gimen dictatorial y paternalista de Ga­briel García Moreno. Su larga estancia enFrancia a principios de los años cincuenta,sin duda influenció profundamente el ca­tolicismo integrista de este autócrata. Si laconsagración oficial del Ecuador comorepública del Sagrado Corazón, en 1873,fue seguramente influenciada por la oleadade peregrinaciones de aquel año a Paray­le-Monial, a su vez los diputados francesesse inspiraron en ese modelo que represen­taba la "república del Sagrado Corazón"para insistir en la necesidad de cumplir

16 Demélas y Saint-Geours ,jémsalem, 1989 .

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en Francia "el voto nacional" . Garcfa Mo­reno fue asesinadoen 1875 -y su presiden­cia seguida de una época de conflictosintensos entre clericales y laicizadores.Pudo así ser calificado, ya en su época demártir del Sagrado Corazón, su vida defrancófilo y su obra teniendo un gran ecoen Francia . En todo caso, como lo subra­yaron tanto Demélas como el especialisraen historia religiosa, recientemente desa­parecido, Michel Lagrée.!? el modeloecuatoriano sirvió para que los católicosfranceses terminaran por aceptar la pree­minencia de la república, régimen quetriunfó en esa década de los años 1870que dudaba entre el proyecto monárquicoy el republicano. Al evolucionar el mitodel "voto del rey" al voto nacional, al ela­borarse así, en torno al Sagrado Corazón,una devoción nacionalista, el gran símbolocatólico del siglo contribuyó a edificar unproyecto nacional. Por orra parte, si seinsiste aquí en el origen europeo del cultoy en el modelo de su versión francesa noes posible hablar de influencias cultura­les en un solo sentido. Al contrario, elejemplo de las "repúblicas del SagradoCorazón" latinoamericanas confirma quela relación fue más bien de transferencias,en un intercambio dinámico de significa­dos y en una adecuación cruzada a diversascoyunturas.

DE LE MESSAGER DU CCEUR DE}ÉSUS,

A LA MULTIPLICIDAD DE MENSAJEROS

Más que las cofradías y las asociacionespiadosas que existían desde el siglo XVIII,

más que las órdenes religiosas que se fun-

17 Lagrée, "García"', 1994, pp. 203-213.

MIGUEL RODRrGUEZ

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daron en el siglo XIX para alimentar ladevoción de Paray-le-Monial, una orga­nización de seglares desempeñó un papelfundamental para su difusión. Fue ellla­mado Apostolado de la Oración que nacióy creció justamente durante el pontificadode Pío IX. Cuando se fundó en 1844 enun seminario jesuita del centro de Franciapor el padre Gautrelet, se pretendía quelos jóvenes seminaristas, que por su edadno podían llevar una vida de misioneros,pudieran contribuir ya al "apostolado" me­diante la oración, en torno a una intencióncolectiva. El padre Henri Rarniere, undiscípulo de Gautrelet, unió esa Obra delApostolado de la Oración con el culto alSagrado Corazón, tan importante en la es­piritualidad de la época y, como se hadichoanteriormente, muy ligado a los jesuitas .

Ramiere le dio así a la devoción unnuevo impulso, particularmente cuandofundó, en 1861, Le Messager du Cear de]ésus. Esta revista mensual de amplia difu­sión rápidamente suscitó traducciones,adaptaciones, en todos los países y en todaslas regiones lingüísticas donde se hallabanimplantados los jesuitas. "Regiones lin­güísticas" porque en el territorio español,por ejemplo, se publicaron, además de unaversión en castellano que apareció en1866, Memajeros en catalán yenvascuen­ce. La filiación del Memajero del CorazóndeJesús español se enunciaba claramente:

boletín mensual de la Obra del Apostoladode la Oración, bajo la dirección del R . P. Ra­rniere de la Compañía de Jesús, traducidoal español y arreglado a las costumbres y ne­cesidades de España con permiso de su autor.

En una primera época lo animó enBarcelona José Morgades i Gili . En losaños ochenta se trasladó a Bilbao, conser-

vándose una edición en catalán, propia aCataluña. En México, en los años ochenta,un Mensajero mensual, "extendido ya portodo el país, era además un arma de com­bate en que se rebatían, especialmente enla Hoja de Propaganda, los errores mo­dernos y las mentiras propaladas por losprorestanres't.!" La difusión fue rápida yeficaz en otros países: a la muerte de Ra­rniere, en 1884, existían ya catorce edi­ciones extranjeras y en 1890 la Obra delApostolado de la Oración contaba enel mundo con 28 000 centros y cerca de10 000 000 de asociados; en 1922, cuandose trasladé la sede de esta organización,de Toulouse a Roma, a la casa general delos jesuitas -lo cual ligó aún más ladevoción a las orientaciones y a las preo­cupaciones del papado-, a 80 000 centrosestaban asociados 26 000 000 de católicos,quienes leían El Mensajero en alguna desus 52 ediciones distintas, escritas en 35lenguas. Eran impresionantes las cifras: laedición en Cracovia era de 180 000 ejem­plares, el de Dublín de 250000, la deNueva York rebasaba 400000... 19 EnHispanoamérica se publicaban Memajerosdiferentes en México, en Colombia, enEcuador, en Argentina, en Nicaragua,en El Salvador, y en Venezuela existíandos títulos...

Aunque la sección local o nacional dela Obra del Apostolado de la Oracióntenía la responsabilidad de la publicación,en los primeros números de cada ediciónera todavía clara la huella francesa, orien­tándose poco a poco hacia una mayorautonomía. Se repartían los artículos enrúbricas inspiradas de un mismo modelo:

18 Decorrne, "Sagrado", 1961, p . 98.19 Cifras publicadas en MenJajero de!Corazón de

jffús,11anagua, 1922,p. 278.

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textos doctrinales sobre la devoción ,algunos firmados por el mismo Ramiére,art ículos que apreciaban los avances delculto en la sociedad, frente a los problemasque en ella se planteaban. Cada númerotenía luego páginas literarias -odas, sone­tos, cantos- sobre el Sagrado Corazón , asícomo noti cias de las misiones, jesuitas ensu mayor ía, que permitían apreciar quecon la evangelizació n se difundía estafigura religiosa en los países más recón­d itos. Lo que consolidaba la un idad de losd iversos Mensajeros en el mundo era lasección de la revista con la qu e invaria­blemente abría cada número: las "inte n­ciones" de oración del papa, señaladas porRoma desde fines del siglo XIX. Es usual,hasta nuestros días, que este ent regue algeneral de la Compañía de J esús -y porello el director del Apostolado de la Ora­ción-, el 31 de diciembre, la lista de susintenciones para cada mes del año subsi­guiente, de tal modo que se pu eda difun­dir en su oportunidad a través de los diver­sos Mmsajeros sucesivos. Su temática, muyvariad a, suponía el compromiso de loscristianos en la vida pública y planteaba suacción en el mundo; recorrer la evoluciónde estas intenciones -cada una de las cua­les se resume en un enunciado sintét ico,expresado como un dese(}- da una visiónde las preocupaciones papales a lo largode un sig lo, en materia política y social.

Enunciadas así para todo el orbe cató­lico, las int enciones se explicaban y jus­tificaban según las características y las tra­diciones locales, de las que cada Mensajeroera vehículo. Un mot ivo ún ico, señaladopor la identi ficación por el t ítulo, adap­tado a culturas muy diversas es lo que daa esta revista una gran importancia. Órga­no de prensa y de propaganda ausp iciadopor la orden religiosa que nació con la

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modernidad, El Mensajero constituía unextraordinario medio, único y un iversal.Pero al mismo tiempo, sus diversasedicio­nes estaban moldeadas siempre por lascostumbres y las circunstancias de cadapaís . Habría que profundizar en sus dife­rencias, que remitían tanto a los contextospolíticos particulares como a las condicio­nes determinadas por el personal, por elpresupuesto local, etcétera.

De entrada variaba la presentaciónmaterial: delgada y rudimentaria en ElSalvador o en Paraguay, más suntuosa enla calidad del papel y en sus ilustracionesen Argentina. Las fotografías que mos ­traban paisajes del Río de la Plata, en laedición de Buenos Aires, contrastaban con10 austero y anticuado del Mensajero deCentro América. El Mensajero argentino seinteresaba más por la producción litera­ria que su homónimo colombiano, inclu­yendo menos pág inas de apologética queotros. Losartículos señalaban sin duda unaformación cultural diferente del públicolector, abriéndose la revista a otros aspectosque no eran estrictamente relig iosos. Elcontenido de los artículos trataba de locotidiano, ya recomendando a las madresque escogieran nom bres cristianos parasus hijos en vez de los que se estaban po­niendo de moda en los veinte, ya pregun­tándose si era lícito que bailaran los jóve­nes. En Colombia, en la misma época, unautor condenaba el boxeo, atentado segúnél cont ra el pudor, la vida y la civilización,al cual habría que prefer ir aun la tauro ­rnaquia."? Otros Mensajeros contemporá­neos ilustraban sobre las orientaciones

20 El Mensajero delCorazóndc]estis, Buenos Aires,mayo de 1924; Bogará, junio de 1924 , y Managua,1921.

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morales que daba la Iglesia sobre la evo­lución de las sociedades latinoamericanas.

Una perspect iva sin duda muy rica loconstituía la sección de consultas que abríaEl Mensajerocolombiano para responder alas preocupaciones de sus lectores: ¿podíallamarse católico alguien que cumplía susdeberes religiosos pero que tenía ideas ins­piradas por el liberal ismo? Cuando lasrepúblicas centroamericanas se plantea­ron su unión en una federación, al celebrarel centenari o de su independencia, lasrevistas de la regi ón se hicieron eco deldebate polírico: el que no se invocarael nombre de Dios en el preámbulo de laConstitución de la nueva federación justi­ficaría que entre N icaragua y Costa Ricase rompieran los tratos. En 1925 , en laedición de Buenos Aires el español Sebas­tián de Vizcarra, conocido por sus posi­ciones conservadoras, se opuso medianteargumentos jurídicos a los intentos delgobierno argentino de recobrar el derechode patronato que tenía la corona durantela época colonial. En cuanto al Mensajeroparaguayo, mucho más discreto en asuntosde política interna, la situación del paíspodía explicarlo: sólo una carta pastoraldel arzobispo de Asunción, denunciandola creciente influencia de los protestantesen el país, se destacaba entre los reportessobre las ceremonias de consagración delas familias y las colectividades.

Fue sin duda la "prensa internacionalmás considerable que existe" -y no sólocatólica. Su razón de ser única, trasmitirlos mensajes del culto al Sagrado Corazóndeclinándolos en idiomas y formas cultu­rales propias a cada nación , hacen de estapublicación un medio de propaganda par­t icularmente eficaz que justificaría unestudio compararivo y más minucioso. Enel campo hispanoamericano sólo existe el

de Franc isco ]. Gómez que, basándose enel caso de Guatemala a partir del Mensajerocentroamericano y de otra revista jesuita ,EeA , trata de comprender el proceso dereconstrucción de la Iglesia local despuésde sus conflictos con los gobiernos libe­rales. Por la amplia difusión que proclamóla revista, por el número mayúsculo desus lectores y porque cubrió un siglo- hasta Vaticano II , cuando en el aggior­namento de la Iglesia católica cambió enmuchos lugares de nornbre'" y de orien­tación- , una colección tan importantepuede ser base para una investigacióncomparatista sobre el cul to y sobre elmodo como se adapta y se moldea unmodelo devocional , y no sólo como fuentede información sino en su redacci ónmisma. Desde la perspectiva de la historiade la Iglesia, el estudio del Mensajero per­mitiría analizar cómo se adoptaron lasdirectivas provenientes de Roma, a travésde la jerarquía eclesiástica y g racias a lapresencia local de los jesuitas, y cóm o suadaptación al contexto nacional aportóelementos nuevos a las relaciones entreIgles ia y Estado.

EL SAGRADO CORAZÓN EN TIEMPOS

ACTUALES

Al recordar la omnipresencia de la imagen .del Corazón de Jesús en el mundo actu al,punto de partida de este artículo, pareceríaque, después del concilio, esta devociónsigue existiendo en las formas y con elvigor que tuvo durante más de un siglo.Perdura el Apostolado de la Oración, pro-

2 1 En Francia es ahora Prierel servir, en A rg entin a

Oración y apostolado, etcétera.

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moviendo las prácticas del primer viernesy las oraciones en torno a las intencionespapales. Tanto en la Compañía de Jesúscomo en otras órdenes existen especialis­tas en la propagación del culto, que siguenorganizando reuniones y congresos, publi­cando folletería y literatura de devoción,aunque el nombre del Mensajero ha desa­parecido. En la misma línea de sus pre­decesores, el pontificado de Juan Pablo IIvio aparecer diversos documentos anali­zando el valor que puede tener la devociónen tiempos actuales.

Sin embargo, las características que ledieron en su momento una gran impor­tancia a este culto, la han hecho evolucio­nar. Si bien la Iglesia insiste más quenunca en la importancia de su magisterioen la sociedad contemporánea, el simbo­lismo del Sagrado Corazón parece haberdejado de tener la función defensiva, sudimensión beligerante contra la evolu­ción del mundo. Ya no representa la exi­gencia de la Iglesia por regir la orienta­ción de la vida colectiva ni ram pocosupone la necesidad de ser oída por partedel Estado, lo que a menudo sigue procla­mando la jerarquía eclesiástica. Si se evocael debate que existe en diversos países his­pánicos sobre la evolución de la legislaciónrelativa a las costumbres, a la moral sexualo familiar, si se abren furibundas polémicassobre la función de lo religioso en el mun­do laico y pluricultural de las sociedadescontemporáneas, es obvio que en esas dis­cusiones el Sagrado Corazón hadejadode ser un símbolo, que ha perdido esadimensión política delineada en estaspáginas. Como tal parece un culto del pa­sado. En la Francia actual el simbolismoparticular que representa el estandarte delSagrado Corazón se limita, muy minori­tariamenre, a actitudes integristas; yen lo

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general habiéndose esfumado sus rasgosmarcadamente políticos, la devoción a estafigura se pierde entre muchas otras quepractica el católico. En México, a pesar deque su presencia en templos y altares nose ha borrado, ya no es una figura religiosa-como la "Morenita del Tepeyac" o aunSan Judas Tadeo- en que pueda recono­cerse el creyente . Precisamente si compa­ramos con la Virgen observamos que elSagrado Corazón no moviliza las capaci­dades de reacción, de defensa, ante elultraje que habría representado reciente­mente el uso paródico de su imagen enexposiciones artísticas (véase imagen 6).

No obstante, durante los años del papapolaco -el mismo que publicó al pocotiempo de su elección su primera encíclicaDioes in misericordia (980), que tratabade la devoción al amor divino--, se ha di­fundido en muchos países del mundocatólico el culto a la imagen del Señor dela Misericordia, asociado a la beatificacióny a la rápida canonización de María Faus­tina Kowalska 0905-1938). Como lasanta de Paray-Ie-Monial, esta religiosapolaca aparece a través de sus escritos co­mo mediadora de la relación de los hom­bres con el amor divino. ¿Podría hablarsede una filiación entre ambos cultos?, ¿có­mo se plantea dicha devoción, nueva orenovada, para una Iglesia siempre activay deseosa de conservar su papel en elmundo actual?

FUE~ltSCONSULTADAS

Archivos

AAM Archivo del Arzobispado de México, D. F.APMc] Archivo de la Provincia Mexicana de la

Compañía de Jesús, México, D. F.

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Imagen 6. J esús de la Misericordi a. Estampa act ual. Co lección pan icular.

IMÁGENES, MENSAJ ES Y TRANSFERENCIAS CULTURALES 167

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AOAO Archivo de la Obra del Apostolado dela Oración, Roma.

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