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© La voz de mis hermanas y otros poemas, 2021© María Antonieta Flores, 2021© LP5 Editora, edición digital, 2021Segunda edición revisada y ampliada
LP5 Editora / Gladys Mendía editoraColección Poesía para descargar
Diseño, maquetación e ilustración:María Gabriela Lovera Montero
Está publicada bajo la licencia:Creative Commons
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
Santiago de Chile, 2021
La voz de mis hermanasy otros poemas
María Antonieta Flores
La voz de mis hermanas
{ 7 }
•
mujeres de juniomis hermanas
espigas encendidas
la pregunta que me hizo mi hermana mayor me hizo llorar
había dejado crecer mis cabellosno respondí a su llamado
{ 8 }
•
soy un desconciertoy cada tirita de mi piel ondea en busca de tregua
hállame y no me dejesy yo muera antes de morir
•
la pañoleta se desliza de mis hombros
la línea más débil de mi manose quiebra
una de mis hermanas me observano me toca el consuelo
la estrella más brillante se oculta
{ 9 }
•
en tsárskoie sieló
folio errantehoja de papel que arde
•
¿y si me dibujo el punto exacto del corazón y mi cuerpo cae al helado río de mi pasión? bajo los tilosy en ninguna parte
{ 10 }
•
no sin antes mirarteno sin amarte antes
marina tsvietáieva te visitasin anunciarse
existes porque estás en sus poemasella sólo puede regresar en otra voz
•
el mismo dolor cruza los sigloslas horas traen el mismo incendio
ama es corto el tiempo
y otra tierra reclama
•
esta corriente nos hace sombras de luzes nuestro origen el río nos trae
hermanasen el frío y en el fuego ardemos igualhabitamos un relámpago
ustedes me enseñaron la sabiduría para hacer la piel del amadoel fuego de la palabra en el atardecer
más allá de sus cuerpos y en ellosmujeres de junio
{ 12 }
•
fieles a su destinocompartían un trago al final de la tarde
—resisteruega esta tierra donde me encuentro
la grieta descubre el hilo blanco que nos une
•
y una mujer asíse cubre el rostro con las manosmientras te detienes para mirarla lenta se desnudará para mostrarte lo herida que está
te buscará con cuerpo ansioso se sabe pronta a partir
no podrás sostener su mano para que se quede
{ 13 }
•
reposan en el sonido de las hojassin dejar de llamarme
—prepárate para regresares ésta tu pertenencia
y yo hermana menorla más pequeña de todasdesobedezco me detengo a la orilla del camino
•
y esta mañanauna de ellasme deja la menuda flor de la violeta
el beso de la aprobaciónel aroma del neva
yo que no veré a tsárskoie sieló
•
he visto tu rostro los negros cabellosla angustia el gesto de tu boca la pertenencia
un hombro desnudo asoma en un vestido negro todo el placer aguarda desde una infancia pagana
humo sutil de la ofrenda
más allá de sus poemasvienen del mismo camino
{ 15 }
•
y una mujer muestra su cuerpomusita su poema
mientras encuentra tu piel y tu mirada para decirte que está aquí
y puedas extender tus raíces
•
en el jardínbajo la sombra de los árboles no teníamos idea del tiempo que nos aguardaba
conocimos el atardecer el silencio nos hacía callar
acompañadas en la inquietudhermanas
no queríamos pagar el precio
{ 16 }
•
¿se te ha olvidado que allí nos vimos y por primera vez?
yo me traje aquella rosa y sobre mi cabello el polen y la miel
•
como si no fuera tu voz la que me llama tu voz la que me ordena
•
aquella que necesita ser salvadala errante que huye de la belleza
alejandra una piedra extraída de la locura
hermanaa dónde irán los poemas estas palabras
{ 17 }
•
mis hermanas fieles a la otra voz
hasta en mi última palabra
•
—vengo de tsárskoie sielóy había tanto frío no pude entender por qué estabas allípero te seguí bajo la noche
te nombré con débil quejido era la desesperada y conocía la belleza
•
hice de la piedra la arena más fina del deseo
de la palabra firmeun hilo tenso
de los tiemposun fuego que deja sin luz
•
allá los pasos de mis hermanascubiertas por los trajes negroslas palabras que me donaron
{ 19 }
•
me iréy de todos los poemas
mis cenizas
con las manos en la humedad
como una mujer de junioenciendo la llama de una antigua fiesta de solsticio
•
lo cubro con mis palabras hasta quedarme sin piel —mujeres, ¿lo han visto?
lleva uno de mis poemasy el fuego que me ha robado
esta noche dormiré con angustias largas
•
me entrega la llave
el camino todo lo borra
¿cómo decirte que es asunto de mujerescuando sólo puedo estar contigo?
•
el dibujo es una línea cerrada esta noche alejandra y carolina se han sentado bajo las estrellas
{ 21 }
•
entrega una corona de flores —te bendice el amorno estás perdida mientras se aleja con el inicio de la nochecae su verso
—y las sombras atraen ávidas a otras sombras
desde las orillas de su río heladocarolina hoy me ha cantado
•
sylviaen una llamarada tiende su mano
voy regresando
{ 22 }
•
con un gesto se incendia un cuerpomis hermanas son una sola voz
•
bebí el vino blanco de las celebraciones
ellas me traían miely una piedra transparente
me pusiste el anillo
en aquel tiempoquebrantabas sus leyes
pedí piedad
{ 23 }
•
cuando visitábamos los misteriosbajo un ciprés se hallaba el don
siempre esperé encontrar una palabrapero lo oscuro de mi piel era un presagio
•
quisiera haberte visto a los ojos ese díatal como hoy te veo, anne
desde esta neblina
•
en ese lugar donde los ojos se cansansólo el lamento de mis hermanas cubre mis hombros
pero no soy más que estos sonidos tu nombre en las corrientes
{ 24 }
•
con el cabello aún húmedoalzaré los ojos ¿aún hoy quiero buscar el río que me habitadejarme arrastrar por la tormenta?
•
en una campana de cristalentre su pesadilla y el bosque la cierva que sostuvo mi dolor en ella lacerada
canté mi más preciado verso
{ 26 }
•
en círculo se reúnen
una sola voz se eleva clara voz de mis hermanas éste es el cantonos mira dentro de la llama
contando los pasos que hemos dado
el fuego tiene una sola voz
1996 - 2003
{ 27 }
post scriptum
la voz de mis hermanas da cuenta de mi deuda con poetas cuyas voces me iluminaron el camino, también sus vidas. La versión incluida en el libro editado en 2005 y en ésta su segunda edición, son fragmentos de la versión original de junio de 1995, escrita en un fluido e impetuoso lenguaje con el que sólo ahora me puedo reconciliar. Un verso como éste: «de la estirpe desusada de las pasionantes» es ejemplo de lo crudo que el tiempo ha cocido. No quise regresar a la versión original por respeto a la versión publicada hace ya 16 años y que fue trabajada a partir de una revisión que data de 1996. Sin la mujer que escribió este poema en 1995, no hubiera alcanzado el trato que ahora tengo con la palabra.
Mi escritura ha estado y está muy marcada por el imaginario bíblico. Referencias al Cantar son estos versos: «—mujeres, ¿lo han visto?» y «lo oscuro de mi piel» para recordar lo de «Negra soy, pero graciosa» (1: 5 y en la versión de la Biblia de Jerusalén) y lo de «hermana pequeña» (8:8). El poema se construye sobre el drama de la novia que busca al amado y por esa búsqueda abandona a sus hermanas mayores.
Preciso algunas referencias que oscurecí en aquella época. Algo se gana con los años.
Anna Ajmátova marca el ritmo y por ello estos versos son fundamentales: «—vengo de tsárskoie sieló / y había tanto frío». El verso «compartían un trago al final de la tarde» se refiere a Sylvia Plath y Anne Sexton, quienes se reunían al atardecer para conversar y beber un trago en una época de sus vidas. El poema que comienza con «he visto tu rostro» es sobre Anna Ajmátova. El poema que inicia con «en una campana de cristal», en referencia directa a la novela de Plath, se cruza en diálogo con el cuadro de Frida Khalo titulado La venadita, el primero que conocí de ella en el lejano 1974 cuando apenas se empezaba a hablar de su obra y su vida: «la cierva que sostuvo mi dolor / en ella lacerada». La carolina que aparece en algunos de los poemas es Karoline von Günderrode (1780-1806) quien se suicida a los 26 años: se clava un puñal en el corazón a las orillas del Rhin, un río que soñé conocer desde la adolescencia y ha quedado como deseo incumplido. Las primeras noticias que tuve de ella fue gracias a En ningún lugar, en parte alguna de Christa Wolf , a quien le rindo homenaje al citar el título de su libro Bajo los tilos. Luego encontré una novela de Javier García Sánchez titulada Última carta de amor de Carolina von Günderrode a Betina Brentano que completó mi visión sobre esta poeta vinculada al Sturm and Drang. Este verso le pertenece: —y las sombras atraen ávidas a otras sombras. La referencia a Alejandra Pizarnik es obvia, se construye sobre uno de sus títulos más conocidos: Extracción de la piedra de la locura.
Quizás éste es uno de mis poemas más vinculado con el mundo literario.
y otros poemas
{ 30 }
dust
el caliente sabor de la ternuraThiago de Mello
hoy me duele demasiado el amorsu ausenciasu certeza de instantesu mentirael bagazo de unos díasla intensidad que me colgó en este dolor largoinexplicablecon hambre de muertebebo el vino blancoy pienso en la exactitud de las palabrasen lo simple de una metáforaobscenay me digosólo un polvo
{ 31 }
la fatalidad
siempre serán los vientos del mar del nortey tus labios pronunciando su nombre
siempre será tu cuerpo bajo su cuerpo sorprendido
siempre será amar en una lengua extranjera
padeciendo la intemperiefrisando las palabras con dolor
tres noches escritas en el presenteun siempre del instante
tu lenta saliva deglutida en angustia
las paredes filtradas por el deseosiempre la señal
siempre desventura
y un temblor en los sedientos labios
{ 32 }
brasas de retama
¿Qué te va a dar, qué te va añadir,oh lengua pérfida?Flechas afiladas de guerrero,y brasas de retama. Salmo 120, 3-4
la ceniza de la muerte tan blanca como el silencio
comes brasas amargas
tus deseos se alejancaminan en sentido opuesto y te observan
un abrazo donde se pierda tu miedoun cuerpo que te sostenga
penetrando tu dolor azularrancando gemidos al amor
{ 33 }
cabrilleo
a ezequiel moreno le estoy pidiendo en este día horribleen esta capilla de esclavos encuentro una imagen de san rafaelrota la vara de peregrinola piedad se la ha rodeado de tristes flores de plásticode antiguo polvo hoy, ayer de blanco su mirada desviadaperdidaen la mano izquierdael pezel traje, verdele prendo una vela y ruego a mi almala hecha añicos que no sabe cómo lleva a este cuerpoy lo obliga a cumplir
prendo la vela y toco su pie derecho
—dame fuerzas para fingirimploro
ducha en actos de la piedad popularespero que caiga la espermacoloco la vela junto a las otras
—rafael, digo no más
en mi alma hay una culebra irredenta
el ángel de la pasión tiene los dedos quebrados
en la Capilla de la Santísima Trinidad
{ 34 }
áulide
buitres buitressacrificios
criar para matar
una piedra que pesara lo suficientetus labios pronuncian con lentitud su nombre
huesos sagrados
eres un animal que quieren hacer pasar por humano
tienes un destino que no te pertenecellevas la mortaja de los reyes
buitres buitres
alguien inventa tu historiatus pasos encontraron la obsidiana
un animal muerto puede decirnos algo sobre el futuro
llevas una cuerda en torno de tu cuelloy cantas una canción
labras en los sueños tu regreso la puerta está cerradaempujas con cuidado
buitres buitres
vas cayendo de nuevo
las alas son un sonido peculiar
vivirás otra vez, ifigenia,dice el sacerdote
viento que arrasa los anhelossólo quedan tus deseos
{ 36 }
pa´ amb oli
vienen a ti los sabores simples
sin mucha esperasin mucho gesto
vienen de la tierrade buenas creaturas
del sabor de la piellos gestos agotaron la noche
cuerpos simplessabores únicos
{ 37 }
valldemosa
a tu espalda un campanario azuly un aroma de cipreses
clavas la mirada en el silenciolos olivos han estado en tu camino
la geografía del mediterráneosu sabor ahora la sierra
las voces extranjerasdispersas en el veranote aturden
te distanciasentras a tu secreto
en la herida echas arena quieres una gruesa cicatriz para el recuerdo
si tienes suerte
{ 38 }
domingo ocho a.m.
mojada por la lluvia de la mañanaclemente en su escasezregresas con el sonido de la mujer violenta
en su enjuto cuerpo con la grasa del sucio de los díassu deseo de matar a ese hombre
tanta violencia que has aprendido en la larga semanaanhelas sosiegos para la angustia
la rápida compra del panlos periódicosla caminata bajo la lluvia
alejándote del grito de una mujer que exige su dinero
esta amenaza de los despojados enloquecidosestas mujeres de cuerpos cortados
furiosas furiosas
en otra calle dos hombres no muy lejos uno del otroduermen en la acera bajo los signos de la miseria
violento sueño de la resaca
y no muy lejos (lo sabes lo presientes)alguna esgrime el pico de una botella rota
en una esquina ella bebe la botella más barata de alcohol mientras su cuerpo en pie convulsiona
mientras escribes y arrecia la lluvia
{ 40 }
las marcas que en su cuerpo han quedado
sigues sudando angustias te dices
mientras te preguntas en su silenciopor los tránsitos de su cuerpopor las huellas que amor habrá dejadoinclemente
recibirás su historia en cada arremetida
destejiendo tu miedoen los fuegos
abierta a todo lo que ha pasado ante sus ojosy en su carne
una gota cae sobre la maderaangustia tras otra
en un cuerpo puede encerrarse el infiernoextremo dolor
el deseo que sólo se sacia en lo imposible
toda su historia te penetrarálo sabes
mientras bajas los hilos extremos de tu esperaen la detenida goteante angustia se escapa el sollozo
sabes más allá de la carney eso te inquieta
{ 41 }
y llegan los deudos
tanto silencio en la calle te llena de sospechas
has dejado en prenda tus deseos, los de tu carne, la impaciencia de tu corazón. llevas al lado derecho un escapulario. vendrán luego las oraciones. un olor de hombre lento te acompaña, el aroma del duende, la intensa fragancia del mago. enciendes varas de incienso. te prometes la suerte de los peregrinos. te arrodillas muy atrás en la memoria. una guirnalda de pinos, una corona de eucaliptos. tu desnudo cuerpo en el amor. solo. un relámpago rompe el cielo y nombras cada uno de los que así te someten, con amor te doblegan, con pasión te hacen. desconocida
un talismán puede ser este saquito con el ombligoy sólo saben los labios del fuego tus manos ansiosas de ausencia duelen quieres su piel y su alma él escapará y no lo detendrás, te dices su piel de bronce llena de frío y silencio siempre demasiado llena de luz
{ 42 }
memoria de otra tierra
por la moneda que entregaste a un prisionerome llevaste amarradaen frágil hilo de palmeraa merced del odio de tus mujeres que empezaron a cavar lámparas oscurascon furia sobre mi recuerdo
mi piel carece de parientes mis ancestros se han alejado
los tuyos me abrazany sólo a ellos les pregunto mi nombre
las palabras tensan el cueropalabras bajo las manos que tocanlos rastros de caolín en el rostro
tu padre acerca sus manospide la ofrenda de las hijasen el plato donde todos comemosdonde tu vida se salvaen privilegio de heredero
un cuenco con agua
vienen los guerreros de beninel antiguo reino
en tus manos hierros y tuercas su sangre hizo tu sangre
{ 43 }
ahora despierto el dolor cruza la respiración
la sombra sobre el tiempo
rota la tranquilidad no hay sangre sino polen
{ 44 }
hablan las ancianas
nosotras que nos creíamos mujeresy ahora lo sabemos
juntamos semillas y palabrasbagazo de esperanzas
llevamos una cojera y un hombro que se quejade nuestros huesos, la sal
un pergamino con nuestros nombressecretos en la estría del corazón
en nuestra hendija, el deseo
perseguimos los andrajos de la tardela misericordia
no tuvimos hijosni buenas acciones que ofrecer
la torpeza era un atributo de nuestra condición
el gesto suspendido, una cautelaamar fue el precio del pellejo
el manojo oxidado de las llavesera nuestro símbolo
creímos ser aquello que no éramosy ahora somos
un gotear permanente y el rumbo robado
{ 45 }
ellos os expulsarán (sexto domingo después de pascua)
si tu cuerpo desnudo reposaray un ave fuese un trino lejano entre las hojasy la luz de la tarde iluminara tus ojos entreabiertospodrías tejer un paño de altarbordar espigas y uvas
si tus labios dolieran después de la última caricia la que precede al sueñopodrías caminar por la nave central llevar rosas rojas y orar
si mientras tu cuerpo se estremece bajo el amadoel nudo de las almas se empequeñecepodrías verter agua bendita sobre la frente de tus ahijadosy regalar monedas voz sonora que clama salmos
ellos te han señalado la puerta de la izquierdahan escupido tus manos extendidashan danzado burlas a tu alrededorcon sus dedos han descascarado tus palabras temblorosasy han clavado incontadas veces la punta de la daga
(tu cuerpo marcado por las heridas)
ellos se han adelantado y han tumbado los puentesborrado el caminoescrito señales falsascon hilos engañosos te han mirado
{ 46 }
húmedos de odiopronunciando desde atrás los secretos
ellos separan con saña y te alejanen la hoguera arrojan las uñas que te arrancarony el cabello que te mesaronmientras a tu llegada besaban tu rostroy celebraban los colores que portabasy contaban tus pasos para encerrarte
austera y lúgubre te portas
aquellos que os asesinen, cantan,pensarán así rendir culto a un dios
tú te sabes condenada y te levantassueltas tus cabelloslas grandes aflicciones
tú has puesto tus manoscruzando los brazos sobre tu pechoy los pies desnudos sobre la arena
cuánto desconsuelo
un rincón para tu llantopides sin rogar y te lo nieganlas piernas pesan por la sangrela cadera ancha se quiebra
sin una bendiciónun roce mágico y santouna jauría de perros se abre y corre a tus flancos
{ 47 }
vas cayendo
florecerás como palmerate dice la anciana
atributo de mártir, le dices
los dulces frutos de la palmerason una promesa
y estás muerta
in jail
guárdate en una cajauna cajita de madera
habítate pozo secoextrae tus raícesaléjalas de los árboles de la rama incluso
aprende el sabor de tu vilezael de tus manos
entiende tu imposibilidadlas líneas torcidas de tu destino
tu naturaleza de cautiva
{ 49 }
incendios sobre las piedras y en los abismos
una neblina de arena
la bruma sobre una ciudad hundida en el miedo
la historia regresa en la violenciala argamasa se disuelve en las palabras
encajo en el silencio de tus ojoslos corceles no tienen piedad
hay algo que me aterra de su nombrela amenaza de estar sin mi lengua
este relámpago
la respiración rompe mi noche
{ 50 }
morada antigua
yo vengo de una estirpe de mujeres solas eficacesinembargablesderrotadas antes de nacerpor la muerte siempre guardadas como semillas que arrastra el viento entregadas al sacrificio de la vida sin un futuro ni un presentesin vástagos que las resguardenaprendidas en soledadellas mismas amamantándosehaciendo de cada día una victoria estérilmujeres que hablan desde muy lejos ahogadas en su torpeza y en la bruma del deseomujeres solas que arruinaron sus manos en el oficio duro que le entregaron las prendas blancasy perdieron sus días entre toses y dolores de pechoconociendo todo de la pobrezaadministrando los silencios y el alimento diarioentrando en las jornadascon un dolor irremediable estirpe sin grandes ambicionesdulces mujeres que amaron sin respuestay fueron una tras otra mano con manofundando la cadena del desamparo
{ 51 }
de la palabra amor, querer y afines
justo en el momento cuando puedo decir que nunca he tenido cuerpo y ahora envejececuando veo los dolores en mis manosla distancia en la miraday cruza rápida la sombra del deseoy cruza rápido el día encuentro que aquel hombre que nunca me dijo ni me ha dicho te amo en absoluta sinceridad me amó porque no jugó con las palabraslas sagradas ni, con lo menos importante en este juego,que se reduce a lo que pueda creer o sentir un ser humanoporque él habita el secreto de las palabras y no las usa
y en esta mañana de julio iluminada por un largo sueñoparece que logro entender algo de la vida
{ 52 }
diálogo de arcanos
—eres la postergadadice mientras muestra el arcano sexto
pero yo sólo tengo el colgado la baraja que escogí
ella me recuerda su advertencia:—no te acerques a ese niño
mientras las llamas de las velas señalaban hacia el norte
una mujer parecida a mí pero viva repetía en voz muy lenta y oscura: —pero sólo tengo el poder de la poesía
{ 53 }
la orante
vas encendiendo velaspor aquél que está perdidopor aquél que te llama en la noche alta
una vela de iglesia por el amor
cantemos al amor de los amores dicen los fieles del recuerdo
la ruta en penumbras para los orantesla angustia contenida en el respirar
la sacristía llena de secretos y en tus manos, velas
oras al santo de su nombre
la virgen antigua te observa
resplandece un cuenco con miel y agua bendita
tú llevas a sus labios un trozo de pan mientras en tu gargantael trago de vino arde
y te llegan las viejas oraciones de la infancialas que piden protección
en el regazo del silencio cae una hoja diminutate santiguas frente a sus sueños y le cantas poemas
{ 54 }
liberia
un combatiente de la lluvia en las calles de monrovialos niños con armas y en lucha
se estremece tu tejidoentramado con un continente desamparado por todos los hombres son designios en las diez yemas de tus dedoslas manos que añoran la caricia la espalda que recorrían con deseo
aquí tú también eres un combatiente de la lluvia
colocas la mano sobre el vidrio de la ventanapero no viene la respuesta
una voz te implorasin saber que tú también le imploras
la hierba santa crece a lo lejosy las lluvias van en creces
¿pondrán señales blancas sobre sus tumbas?
los hallazgos de la calle
un mazo de cartas, rotolos rastros de la basura y de la muerte
cinco hombres duermen en la callesiempre en el mismo lugaren el mismo orden
nadie leerá el futuro:barajas españolas
como aquellas que una vez tuve en las manossin saber qué pregunta hacer
{ 56 }
no le digas la historia que sabes
La desaparición de Felicitas Alcántara sucedió el último mediodía de 1899 Tomás Eloy Martínez
lávale la cabezase sequen al sol los cabellos que ya se acerca el último mediodíay su belleza será ahogada
guijarros saldrán de su boca arena y silencio
que sea con jabón de hierbaspara el viaje desenreda sus cabellos con peine de carey
{ 57 }
la cartuja
quién no sueñaante las montañas lejanasmientras las contempla desde lo alto de un convento
no ha sido fácil llegar allí
por sus estanciasregresan los amantes famosos
se escuchan los pasos del poetaentre las fuentes que despiertan al amanecer
no está aquella mujer rota por el tiempo
las manos de un pianista reposan en lo perdido permanece el leve amarillo de las uvasel olivo centenario
para los peregrinos del amorresguarda las promesas
se suspira en la esperanzabajo el árbol rústico y sombríode mallorca en el nombre no pronunciado en la ceniza de las horas
{ 58 }
jail fever
por la luz que llega y luego se pierdey porque recuerda
entra en él y respira
así pasan los días que van cascando
altas fiebres hambre y abandono
un trébol ha encontrado lugar cerca de una piedra
y la carne vuelve como traición anunciada con un tejido austero
la delación arrincona
{ 59 }
zurcido para el lugar donde ya no habitas
la arenisca que el viento se lleva te hace más ruina
como cuando la lluvia va penetrando dándote la forma de su deseo
de tu boca brotan arenay piedrecillas de río
cuando decidiste ser una ahogada
cautiva en esta ruina que te convierte en cangrejo
para que no haya mano profundate han secado los pozos de salomé
caen los hilos que nada urdieron
¿quién quemó los arcanosla historia la suerte?
me arrebatan la lumbrey adentro un animal escarba
¿quién untó sobre mi nombre la ceniza de la muerte?
{ 60 }
corazón intempestivo
pongamos entre nosotros unas tazas de café o de té los rostrosy las cartasésas que tenemoslas únicas quizás perdidas o muy desalojadas de la vidaruinas con las que vamos al juego lo único que hemos ganadolo único que hemos podido conservar
pongamos un mínimo estremecimientoel que nos visita en la madrugada
que no haya juegos ni burlasni uso
los escarceos de la ternura si no hay otra cosalos oleajes del deseo si los hubierala posibilidad dentro de la imposibilidad juego inevitable
sea aceptado el miedola miseriaaquello inconfesable asalto de la angustia en el desvelo
también lugar para el misteriolo inesperado si así tú lo prefieres
{ 61 }
el mío sin azúcaren tu caso remuevesmezclando los sabores
me quedo silenciosano parezco encontrar nada apropiado que decir
la elocuencia abandona asíabrupta
evoco los lugares del encuentro
te digo no descubras que estás muerto
camina y anda dice la voz que trae la tarde
yo que he salido del sepulcro y caminoobligada a tocar campanitas de leprososvolteo y te miro fuera de tu tumba
necrología advertencia
regresamos de la muerteuna palabra se atenaza en cualquier lugar del cuerpo
un gesto el tuyo el mío
intempestivos corazones
{ 62 }
morada santa
hebrada en el escondrijo del silencio
aquí llegaste perdiday partirás
tendrás apenas el sosiego de unos díasque no rompieron tus cadenas
ni llegarán respuestas a tus angustias
sólo habrá llegado a tus portalesla quietud de la luzel viejo fragor que incendió tu infanciay sobre cuyas cenizas yaces
la imagen del hombre que amasleyendo con la luz de una vela
su precario mundotu deseo que cruza
la santa morada de sus brazosla morada santa de este templo
orantes que cruzan tu camino
aquí has llegado lejos de toda esperanza y redencióninvocando tu vieja creenciareconociendo la luz antigua
{ 63 }
la cruz de cenizael signo de los perdidos
ladran los perros a lo lejos
cruzarás los corredoresentrarás al templopara escuchar sin ser pronunciada
{ 64 }
cementerio de benedictos
cuida que los insectos no escuchen tus pasoscamina sobre las piedrascumple el círculo con pasos lentosadiestra el silencio que te quedahaz señales que marquen tu retorno
la piedra fue cruzada por líneas blancasdibujada por el tiempo que te arrojó de lado
no esperes que algo de esta paz te acompañeno intentes robarte la luz del amanecer
sólo recuerda que aquí estuvisteque tus manos recogieron piedras y plegarias
{ 65 }
sáname con aceites y bálsamo sagrado
como si llevara a mi bocalos cristales rotosy tascara lentamente
—¿podré regresar a mis viejos hábitos?
ya he empezado a olvidar los sabores,
le hablan de sueñosallá, donde es imposible
un umbral de árboles frondosos
el sonido de los murciélagos en lo alto del templo
en las manos sólo piedras
bajo el dominio del polvo
las astillas se han ido quebrando
agujas que ahora descosen
{ 67 }
viento contrario
le imploras a los árbolesque reciban los males que sobre ti han caído
las hojas lentasapenas el tributo de la lluvia
tu respiración sibilante desencadenala historia que asesina tus días
el vacío que encierran tus vísceras
entre el follaje el vuelo de los pájaros
urgida por la serenidadte detienes a escribir este poema
cautiva túen los tendones desgarrados
{ 68 }
las grandes aflicciones
las palmeras cuanto más peso llevanmás alto ascienden
tú del orden de los tréboleste extiendes sobre una tierra roja
al borde del caminoseco y flaco el rastro de un arbusto
la higuera
tu mano extendida bajo su sombra
en la otra tierralos eucaliptos se mecen bajo el viento rojo
hoy te despiertas con certezas
la luz del amanecer te contradicediez lirios abrirán hoy
regresas de días de lluvia
las palmas se han secado en tus jardines
ellos te expulsaron
un niño canta
el zumo dulce de la naranja se seca en tus labiosy apenas comienza el día
{ 69 }
pitesti
tilos que todo lo perfumanaromas de miel amparan esta ciudad
la esquirla de una palabrairá separando el corazón
los venerables dibujan un círculo con la arcilla blanca del río madre
sus dedos trituraron hierbas negras y amargas
ahora arrancan sus dientes para darle forma a un vaso sagrado
sin fuerzas para retener la luz voy dejando un hilo aúreo
no sé encontrar la semilla
bajo el menguante
corto mis cabellos podo mis plantas
guardo las esquirlas de aquel tiempo
{ 70 }
detrás de las montañas(transilvania)
vivirán bajo los salmoshojas de tilo entre sus manosafinarán los sonidos de la ausenciaverterán la sal amarga del caspio
así te obligarán a ir al lugar nombrado detrás de las montañasy sacudirás las migajaslo más lejos posible del deseodemoliendo la gran piedra de tu amor en granos de arena
mientras rogabas que volviera a la ceniza el sueño limpio que llegó a tu cama
ardías con aromas de tomillo y romeropero tu boca seguía pronunciando su nombre
los nombres
te desnudas en calidad de enferma
ni siquiera puedes
prender una vela en un templo ortodoxotal tu torpeza
la llama encuentra lugar gracias a otras manos que sí llevan los signos
signos que la maldad y el tiempo han borrado
{ 71 }
labor
son los vinos blancosy este nudo
con la mano izquierda sostengo la tripacon la derecha doy las puntadas
en el centro, el silencio
se deshacen los bordados de la faldalas ternuras de las piedras llevan historias al río
de mi mano derecha pende un hilo sangrientoen mis ojos germina una semilla
mis manos arrancan hojas a las cayenas
desconozco las artes del colibríy las flores se secarán con su misterio
las ventanas se abren cuando escribo
se extienden los nombrespara no regresar jamás
la menuda flor del tilo reposa en mi cabello
{ 72 }
a los enemigos le dije
que me dejaran tranquilaque me iría porque ya estaba mi destinocumpliéndose
pero insistieronsobre la carne deshiladay los huesos quebrantados
elloslos enemigosmis mejillas besaron
palabras de aliento susurraronpalabras que desde atrás maldecían
y yo que no estorbabapues de la sombra no tengo ni el linajefui mordida desgarradaentera apariencia me otorgaronmientras mis manos trataban de enceder una velapara llamar la piedad
apenas el rastrojo de la piedad
pero ellos manejaban el hierrolas palabras que pervertían el duro metal de los sueñoshasta hacerlo líquido
yacían mis manos asombradas
{ 73 }
insistía en salir por la puerta de la pazla puerta de goréeen cuyo corredor mezclé la sangre y el llantopara que alguien recordaraen un siglo que llamaría al regresoa todos los esclavizados
pero mi destino había sido jugado en detalle y en secretomis misterios, traicionadosmientras un libro de falsas tapas rojasrecibía en sus hojas las huellas de sus dedos
los ríos de mi sangre te cantaronmientras mis enemigos lo invitaban a la mesay trataban de encontrar los sabores
un mínimo plato de entradaun flagelo rojo en el paladarmi dolor en la airosa textura
se habían repartido con sañalas torpes pertenencias de mi palabray yo, encerrada en los baños de piedrame encontraba sin lengua y sin manos rápido el giro de mi cuello
una limpia semilla del olivo en mi gargantalas hojas del laurel sobre mi lecho
ni un gemido escapó de mi boca
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los tribunos son blancos
me voy pronunciando tu nombre al revés para deshacer el conjuro que me ajoró al vientre de un insecto sin élitros
y coloco la carta del ahogadoen la cruz de los tiempossobre el paño negro de las adivinacionesallí en el centrodonde pregunto quién soymientras el eremita mira el desiertoy un grano de arenase posa justo en el centro de mi lengua
a la derecha de la cruz, invertidala carta del perro
así veo que a otras protegesresguardas sus nombres mi historia toda recogida en el ahorcado
y me llaman los bufones a ocupar el antiguo lugar de mi jerarquía
se están borrando las líneas de mi mano
ellos por primera vez callany te miran
yo, salida por la puerta equivocada del laberintome siento ante un camino sin encrucijadas
dobles son los pasos de la maldad
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¿de dónde te arrancan?
el que tendió su mano y me instauróes el mismo que me está dejando caer
nada detiene el aroma que pasa
el dolor de tus ubres no es el de la madre que ha perdido su críani el de la hembra que desea
un surco en el encierro de tu cuerpo
él se sentó y contó los añosy puso las monedas sobre la mesa
dijo en su lengua materna
cuatropara que te vayas
cuatro para que mueras
él se sentó y supo que el tiempo era largoy puso el mazo sobre la mesa
once cartas en seguidilla
al mismo tiempo dijeron la misma palabray no se conocen el que tendió su mano y me instauró
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es el mismo que me está dejando caer
la luz me despierta
ella dice: tú naciste sin suerte
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cementerio de cruces rojas
saben lo que han hechose entretienen con los signos de las hojas del té
no están pidiendo que te adentres en su tiempo
un trozo de papel es arrastrado por el aguala luz estremece las hojas de un árbol
saben de la mujer que sigue muriendoahora en huelga de hambre
tiene veintitrés añosy no hay justicia que la redima
ellos, que son más viejos, ven los leones
Linda Loaiza, víctima de violación, mutilación y torturas en 2001, hizo una huelga de hambre de trece días ante las puertas del Tribunal Supremo de Justicia en 2004, pues su caso no recibió la atención que merecía. Es este episodio al que se refiere el poema. Años después, en 2018, presentó su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un hecho sin precedentes. Loaiza, quien se graduó de abogada en su búsqueda de justicia, se convirtió en defensora no sólo de su causa sino de los derechos humanos.
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después de noches de poesía
las mujeres portan lirios de tallos largosestán a mi derecha y en fila
en voz baja cuentan su historia no encuentras el sueño ni la vigilia
en verano, la tierra de pálidas montañas los caminos, ríos, cementerios las carretas de campesinosvan con la serenidad que anhelasel cuerpo en una cruz que no pertenece al orden de la maderani de los elementosuna muerte sobre la otraun tiempo se encierra en lo alto de una montañael camino de los empalados
dos mujeres muestran su amoruna en piernas de otramientras sus cuencos de barro rojoestán a la venta
las largas rutas que viste en el mapa son horasa todo se reduce esto
en él piensas y te vas enhebrando
y en este domingo calurosouna estrella de belén se está abriendosolitariaen el centro de una mesa polvorientallena de recuerdos
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intento detener lo que se va
el cuerpo del hombre que contuvomientras llorabaslas manos en el tiempoel agua se evapora bajo el sol de septiembrey te detienebesas el único rosario que tienesmarcado por los roces de otras manosperdidas todas las prendas de la infancialos eslabones con tu historialloras en el país de los rumanoste castiga el dolorla luz encendidacomo si esperaras que él llegaraabrigada por el desorden
mañana comienzas de nuevo sobre la almohada no tienes la respuesta
la violencia de la naturaleza todo lo desgarrareposas en una cueva subterráneaoyendo aguas secretasgravita la nube que los uneaún contra los vientos contrariosde pececillos plateados se urde el deseo
y los altos ancianos llegan con los bastones para limpiar el espacio mínimo de tu respiracióngolpean ritualmente los lugares señaladosen tu piel hay una marcadices adiós porque te sabes única en la atadura
los campos de girasoleslos girasoles todos señalando el sol
cúbrete y oraél te enseñó cuando te dijo respira
el óleo sobre tu cabezala bendición de un monje ortodoxo
tratas de prender una vela larga en un pozo de agua
te aguardan los periódicos del domingo
ya es hora de desayunarte dices
el aroma de los tilos te saluda en curtea de arges
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prontitud de los huesos
a Odia Ofeimun
nos hallaremos en la puerta del regresoprometes y la jugada es perfecta
con un jarro de aguamiel te sentabas en el puesto del amo
era en mi mesa y te servía el panel aprendizaje de mis manos te encontraba
así de lenta recorría tu historia en mí el aire que exhalabasen mis dedos las líneas de tu rostro
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niger
rumbo al deltaa los incendios y a la guerra
rezumando sangre rasgando el hambre y la furiaen las voces de los muertosla marcha de los desheredados
de una vasija manaba la sangre del sacrificiocantos voces eran una sola
el plato de donde todos comían para protegertelos algodones tintados al vientopúrpura hierros de las hojas, mieles
lo supe cuando te retuve
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los tatuajes del viento en la piel
nos habíamos destiladosin tocarnos los labios
con cuidado borras la huella que tu cuerpo ha dejado en mi cama
temes que atrape tus palabrasque te traiga a mí con certeza
a la mañana siguiente sé también de tu deseo por el regreso
bajo mi cama has dejado tu razón
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lacryma christi del vesuvio, 2003
apenas un dibujo de luz una niña cubierta por un velo amarillo
el sabor en un vino arcaicosemilla iluminada
llevo los nombres amadosy un tejido muerto tempranamente
ausculto mi hígadoen busca de presagios
mi vida ha cambiadomis rumbos ya no son tranquilos
las señales blancas conducen a los designios
líneas tenues aparecen en el espacio en blanco la yema de un dedo se adentra en el temblor del deseo
los desechos del tiempo entre las aguaslas armas de la guerra y la violencia
muñecas rotas acompañan los sueños de los niños
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las aguas violentas
en tus manos coloco mi poca fortunaimpalpable y mínima
no cuento con más bienes
éstos son tiempos de desgraciade cuerpos deformados que luego regresan a la tierraamontonados en fosasnutriendo una nueva capa de la vida
ya no ven con delicia la lluvia pues traen de regreso a los ríos
-todo vuelve a su caucedice la anciana que limpia granos y teje
yo, que soy un animal de agua,conozco apenas su naturalezalos seres que la habitan en sueños o en vigilia
en ella sembramos el infortunio
cuando dos ríos se unen se distinguen sus aguas
las lagunas oscuras y densasencierran el silencio que las corrientes roban
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las aguas empozadas y las ocultasdulces o saladas destilan la voz de su profundidad
vendrán las aguas más plenas en su furia
cambian la geografía y el almaaún esa lágrima que queda en tu palmao esa gota que huella la pared
en las aguas hirvientes echas un puñado de hierbassosieguen así tu violencia
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las treguas reposan
prendes las velas
la sangre regresa a la tierra
los tres decapitadoscayeron vencidos bajo la lunacon el crepitar de los ángeles furiosos que clamaron justiciallevabas túnica de penitentey el cabello recogidoellos se habían ensañado los evidentes pactos del mal los sosteníanpero fuiste al templo de los altos árboles con ofrendas y oración los vencisteellos cayeron primero con las rodillas destruidasy no hubo piedadcuando el verdugo cortó certeramente las cabezasde espaldas al tiempo las colocaron como señal de advertencia
sus actos los habían maldecidoy ahora eran escarnio
sus cuerpos quedaron con las uñas enterradas en la tierra enrojecidalas aves de rapiña los despreciaronpacientemente aguardaron a las hormigas y a los gusanosy sus huesos nunca encontraron sepultura
así lo contaban los altos árboles que resguardaban el sonido de los ángeles
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así regresó lo que te arrebataroncomo una sombra adoloridaa sabiendas las heridas de guerra no se olvidany son de las honduras
por ello no encontraste alegría en el ajusticiamientosólo el viento que alejó de tu rostro los cabellosy te recordó que entre tus pechosel esternón era una espada
las velas ardiendo no ocultan difíciles estrategias de luchani aquello que queda después de la batalla
dicen que luchas con silencios afiladosy te enmascaras con voces bajas
tu miedo es famosoalgunos lo han cantado
desde tus temblores te inclinas para agradecer las bendiciones
dios misericordiosoque no cesa al cobrar
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en el patio
reúnen sus historias de mujeres solasmientras sus hijos fueron por distintos trazos
a veces en silencio ven el árbol del patiosus rumores crecen con las hojas que el viento atraviesa
cuerpos de las islas
palabras que ahora llegansubiendo por la sangre
una de ellas escudriña el futuroy otra deja caramelos a los pies de la cama
de sus mal de humores no viene la respuestasino de la dureza que entregan los días
se han quedado en las curvas angostas del recuerdo
sus manos agobiadas se extienden todavía
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el duro metal de los sueños
lo sólido se vuelve líquido en las altas temperaturas
las armas para la guerralos utensilios domésticos los aretes y las sortijas para el amor
cuidas de ti mismopero mis ojos vigilan tus movimientosqueriendo alcanzarte
por eso me he hilado una túnica para hacerme opaca
sigo tus pasos como un espectro
el cuerpo se hincaimplorando clemencia para los suyos
el tejido se desgarra con la esperapara que sus hilos sean del viento
mi rostro se recoge tras el abanicoy deposita el amor en celdillas de cera
una mujer ha perdido cinco horas de tu vigilia
escribe
siempre debe lavar los metalesorar caminar en el atardecer
el cuchillo en el piso señala un rumbo
2000 - 2005
La obra de María Antonieta Flores es ejemplar en el panorama de la nueva poesía venezolana por su continuidad y su coherencia interna; de hecho, cada uno de sus poemarios aporta al conjunto matices que alteran el significado general de lo hasta entonces publicado y abren senderos insospechados para la proyección futura de la lectura. La voz de mis hermanas permite entrever el sereno final de un ciclo creador, un presentimiento de totalidad y acabamiento sabiamente sugerido por la imagen del círculo que surge en los momentos culminantes de uno de los poemas del libro. Es esta, tal vez, la conclusión que ha ido preparándose a lo largo de la trayectoria de Flores, en medio de historias de viaje en el tiempo y el espacio, inmersiones muy dramáticas en la soledad y la violencia de la Caracas actual, y en el laberinto solo aparentemente inconexo de las múltiples versiones de una subjetividad lírica. La poeta que ha ido articulando los fragmentos de su decir diseminados en varios libros llega aquí, acaso, a una madurez de su búsqueda que seguramente activará sentidos latentes en sus versos. Uno de ellos funda una poesía responsable y política, en la acepción menos estridente de estas palabras; una poesía donde un sujeto que se rehace a partir de la dispersión simbólica se propone un valiente enfrentamiento con su entorno, donde los colectivismos han estado ofreciendo precarios substitutos de identidad que tarde o temprano revelarán sus falacias.
Miguel Gomes
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