SEGUNDO AÑO 2008 DESARROLLO Y DINAMISMOS ARQUETIPICOS PROF. DR. MARIO E. SAIZ El Modelo del desarrollo en Psicología Analítica DINAMISMOS ARQUETIPICOS

SEGUNDO AÑO 2008 DESARROLLO Y DINAMISMOS ARQUETIPICOS PROF. DR. MARIO E. SAIZ

El Modelo del desarrollo en Psicología Analítica

DINAMISMOS ARQUETIPICOSDINAMISMOS ARQUETIPICOS

CARLOS BYINGTON

Prof. Dr. Mario Eugenio Saiz

FACULTAD DE PSICOLOGIA – UCU - 2008


“El símbolo presupone siempre que la expresión elegida es la mejor designación o la mejor fórmula posible para un estado de cosas relativamente desconocido, pero reconocido como oculto y profundo.” Jung, CW 6 , (1912)

“Toda la eficacia de un símbolo, la energía disponible, sólo es liberada cuando conseguimos envolvernos con él emocionalmente.” Verena Kast (1988)

¿ Cómo definir lo simbólico?...

SIMBOLO Y ELABORACION SIMBOLICA

PSICOLOGIA ANALITICA Prof. Mario E. Saiz

SIMBOLO

VIVENCIA

Symbolon - symbálein = juntar, reunirsinn-bild = sentido e imagen

SIMBOLO = [ ( IMAGEN + SENTIDO ) VIVENCIA ]

ESTRUCTURA ESTRUCTURANTE

IMAGEN SENTIDO


YO-OTRO

ARQUETIPO CENTRALPATRONES DE ORGANIZACION

CONCIENCIA

SOMBRA SIMBOLOSestructurantes

INCONSCIENTE

EJE

CorporalesCognitivosAfectivosOníricosSociales

Esquemas cognitivos

SENTIDO

VIVENCIA


IMAGEN

SIMBOLO

MODELO PSICODINAMICO Y ESTRUCTURAL DEL PSIQUISMOSIMBOLOS - ARQUETIPOS - INCONSCIENTE COLECTIVO

EGO

SELF


YO-OTRO

ARQUETIPO CENTRALPATRONES DE ORGANIZACION

CONCIENCIA


INCONSCIENTE

EJE


MODELO ESTRUCTURAL DEL PSIQUISMOSIMBOLOS - ARQUETIPOS - INCONSCIENTE COLECTIVO

Patrones cognitivos

SENTIDO

SIMBOLO

VIVENCIA


CIRCUMBALATION

AMPLIFICACION

IMAGEN

EGO

SELF


1. DINAMISMOS ARQUETIPICOS


YO-OTRO

ARQUETIPO CENTRAL

CONCIENCIA


INCONSCIENTE

EJE


MODELO SIMBOLICO-ARQUETIPICO

CUATERNIO ARQUETIPICO

MATRIARCAL ALTERIDAD

PATRIARCAL

TOTALIDAD

ARQUETIPOGRAN MADRE

ARQUETIPOANIMA-ANIMUS

ARQUETIPO DEL PADRE

ARQUETIPO TOTALIDAD

(EGO)

(SELF)CAMPO ARQUETIPICO

DINAMISMOS ARQUETIPICOS


YO-OTRO

ARQUETIPO CENTRALCAMPO ARQUETIPICO

CONCIENCIA


INCONSCIENTE

EJE


MODELO PSICODINAMICO DEL PSIQUISMO

EGO

SELF

ARQUETIPO DE LA

G. MADRE

ARQUETIPO DE TOTALIDAD

Viejo/a Sabio/a

ARQUETIPO DE ALTERIDAD

Anima - Animus

ARQUETIPO DEL

PADRE

ARQUETIPO CENTRAL Arq. de Vida y Muerte


YO-OTRO


CONCIENCIA


INCONSCIENTE

EJE


MODELO PSICODINAMICO DEL PSIQUISMO

EGO

SELF

ARQUETIPO DE LA

G. MADRE

ARQUETIPO DE TOTALIDAD

Viejo/a Sabio/a

ARQUETIPO DE ALTERIDAD

Anima - Animus

ARQUETIPO DEL

PADRE

ARQUETIPO CENTRAL Arq. de Vida y Muerte

DINAMISMOMATRIARCAL

DINAMISMO DE TOTALIDAD

DINAMISMODE ALTERIDAD

DINAMISMOPATRIARCAL

YO - OTRO


YO-OTRO


CONCIENCIA

SOMBRA

CONDUCTAADECUADA

SIMBOLO

CONDUCTAINADECUADA

SINTOMA

INCONSCIENTE

EJE

MODELO PSICOPATOLOGICO SIMBOLO - SOMBRA - SINTOMA

EGO

SELF

ESTRUCTURASDEFENSIVAS

SOMBRA

PERSONA

SIMBOLO


YO-OTRO


CONCIENCIA

SOMBRA

CONDUCTACONDUCTAADECUADAADECUADA

SIMBOLOSIMBOLO

CONDUCTACONDUCTAINADECUADAINADECUADA

SINTOMASSINTOMAS

SIMBOLO

INCONSCIENTE

EJEEJE

EGOEGO

SELFSELF

ESTRUCTURASDEFENSIVAS

EJE NEURO – INMUNO - ENDOCRINOEJE NEURO – INMUNO - ENDOCRINO EJE EGO - SELF O EJE SIMBOLICOEJE EGO - SELF O EJE SIMBOLICO EJE ONTO - AXIOLOGICOEJE ONTO - AXIOLOGICO

SOMBRA

PERSONA


Sí- mismo SELFARQUETIPO

CENTRAL

SELF

YO-OTRO

EGO

ARQUETIPOCENTRAL

ARQUETIPOCENTRAL

YO-OTRO

YO-OTRO

ESTRUCTURAS Y DESARROLLO PROCESO DE INDIVIDUACION

ARQUETIPOS:

Yo

CENTRAL

G.MADRE PADRE VIEJO/A SABIO/A

ANIMA-ANIMUS

TOTALIDADALTERIDADPATRIARCALMATRIARCALUROBORICODINAMISMOS:


EJE EGO - SELF . E. EDINGER

El diagrama 1 corresponde al estado urobórico original de Neuman. No existe nada más que el mandala Self. El germen del ego está presente sólo como una potencialidad. Ego y Self son uno, lo cual significa que no existe ego. Este es el estado total de la identidad primaria ego-Self.

El diagrama 2 muestra un ego emergente que está empezando a separarse del Self, pero que todavía tiene la mayor parte de sí y su centro en la identidad primaria con el Self.

El diagrama 3 presenta un estado más avanzado de desarrollo, sin embargo todavía queda un resto de identidad ego-Self. El eje ego-Self, que en los dos primeros diagramas era completamente inconsciente y, por lo tanto, no distinguible de la identidad ego-Self, ahora empieza a ser en parte conciente.

El diagrama 4 es un límite teórico ideal que probablemente no existe en la realidad. Representa una separación total del ego y el Self y una conciencia plena del eje ego-Self.


EJE EGO - SELF . E. EDINGER

El hecho es que la concepción del Self es una paradoja. Es al mismo tiempo el centro y la circunferencia del círculo de la totalidad. Considerar al ego y al Self como dos entidades separadas es solamente un recurso racional necesario para distinguir estas cosas.

En las primeras fases, que representan aproximadamente la primera mitad de la vida, el ciclo es experimentado como una alternancia entre dos estados: inflación y alienación. Más adelante aparece un tercer estado, cuando el eje ego-Self alcanza la conciencia (diagrama 3), el cual se caracteriza por una relación dialéctica conciente entre el ego y el Self. Este estado es la individuación.


El Modelo del desarrollo: Relación EGO - SELF

El Self es el centro ordenador y unificador de la psiquis total (conciente e inconsciente), así como el ego es el centro de la personalidad conciente. O, dicho de otra manera, el ego es el asiento de la identidad subjetiva, mientras que el Self es el asiento de la identidad objetiva.

Jung ha demostrado que el Self tiene una fenomenología característica. Es expresada por ciertas imágenes simbólicas típicas que se denominan mandalas. Todas las imágenes que enfatizan un círculo con un centro y generalmente con la figura adicional de un cuadrado, una cruz o alguna otra representación de la cuaternidad, caen en esta categoría


ARQUETIPOS: CENTRAL G.MADRE PADRE ANIMA-ANIMUS VIEJO/A SABIO/A

DINAMISMOS: UROBORICO MATRIARCAL PATRIARCAL ALTERIDAD TOTALIDAD

POSICIONES: INDISCRIMINADA INSULAR POLARIZADA DIALECTICA CONTEMPLATIVA

SELF SELFARQUETIPO

CENTRAL

SELF

YO-OTRO

EGO

ARQUETIPOCENTRAL

ARQUETIPOCENTRAL

YO-OTRO

YO-OTRO

PSICOPATOLOGIA Y DESARROLLO PROCESO DE INDIVIDUACION


La dinámica arquetípica inconsciente-consciente se caracteriza por cuatro patrones de organización o estrategias para el desarrollo:

PATRON MATRIARCAL PATRON PATRIARCAL PATRON DE ALTERIDAD PATRON DE TOTALIDAD

Carlos Byington, La construcción amorosa del saber (2003:VI)

¿ Cuáles son los Cuatro Dinamismos Arquetípicos básicos en el desarrollo humano y en toda elaboración simbólica? ...


La intimidad de la relación Ego-Otro en la posición insular es característica del patrón matriarcal, las funciones simbióticas estructurantes trabajan con esos polos muy próximos en la elaboración simbólica, para formar la identidad del Ego y del Otro.

¿ Cuáles son las características del dinamismo matriarcal? ...

Es necesario diferenciar entre lo es la percepción consciente y abstracta de los símbolos, y por otro lado, su fuerza simbólica estructurante, que puede ser ejercida también de manera literal e inconsciente. No debemos, pues, reducir la simbolización exclusivamente a la abstracción y a la Conciencia. Cuando lo hacemos, favorecemos una falsa superioridad del patrón patriarcal en detrimento del matriarcal.

Carlos Byington, La construcción amorosa del saber (2003:VI)


Todas las formaciones de identificaciones primarias de la polaridad Ego-Otro, que son las bases de la personalidad, ocurren en la posición insular, que expresa la elaboración simbólica coordinada por el Arquetipo Matriarcal.

Nosotros nos identificamos con nuestras imágenes parentales y con nuestras experiencias fundamentales de vida por lo que los padres significan simbólicamente para nosotros.

Carlos Byington, La construcción amorosa del saber (2003:VII)



La literalidad senso-perceptiva del símbolo vivenciado en el patrón matriarcal dificulta mucho su abstracción y, por consiguiente, la formación de cadenas lógicas que reúnan las funciones estructurantes en sistemas estructurantes de inteligencia lógica abstracta. Una cosa es decir que una zanahoria es comestible y enseñar una receta especial para hacer con ella un soufflé.

Otra, es situarla en su familia botánica, interrelacionándola y diferenciándola de otras especies, géneros y familias. Pero lo esencial es que una abstracción menor no coincide con un efecto menor del símbolo estructurante en la formación de la identidad del Ego y del Otro. Frecuentemente, lo contrario puede ocurrir.




La literalidad del símbolo puede contener gran carga simbólica estructurante. La proximidad de todas las polaridades, inclusive las del Arquetipo del Maestro-Aprendiz, confiere al patrón matriarcal la primacía en la pedagogía de imitación. Esta pedagogía no es aquella cínica del “haga lo que digo, mas no lo que yo hago” sino otra más auténtica y, por tanto, mucho más eficaz del “haga lo que digo, vivenciando lo que hago”.

La función estructurante de la imitación no está aquí subordinada a una finalidad patriarcal abstracta, preformulada y autónoma, sino al desempeño global del Ser. Lo que envuelve e impregna la metodología simbólica es el hecho de que el Ego esté íntimamente relacionado con el Otro en la posición insular, más que el contenido de la propia enseñanza.




Ese énfasis en la identificación de los hijos con los padres por la convivencia precoz y duradera en la posición insular es la base de la pedagogía imitativa. Como ya señalé, la Psicología Simbólica Junguiana considera arquetípicas a todas las defensas y variaciones patológicas de las funciones estructurantes normales.

Considero que las identificaciones primarias, positivas o negativas, de los hijos con el padre y la madre ocurren en la posición insular, preceden a la vivencia polarizada del Complejo de Edipo y son, por tanto, la base más arcaica y profunda de la formación de la identidad.




En otras palabras, la identificación se da más con la reacción, con el significado simbólico del evento, que propiamente con su aspecto literal. Lo que afecta más que todo a la formación del Ego es la vivencia simbólica, mucho más que el hecho en sí.

Esta influencia de las reacciones de la personalidad en la formación de la identidad, más intensa que los propios acontecimientos, tiene una explicación en el hecho de que una de las mayores, si no la mayor función estructurante del Arquetipo Central, es la función de elaboración de los símbolos estructurantes. De hecho, la personalidad humana y la cultura son grandes fábricas de elaborar símbolos. Por eso, lo que más interesa para nuestro desarrollo no es el conocimiento de las cosas en sí, sino cómo nos conducimos con ellas dentro del proceso de aprendizaje, sea en la escuela o en la vida.




La dimensión corporal es la dimensión más arcaica y primaria para vivenciar símbolos. Esto hace que la dimensión corporal exprese símbolos principalmente por la inteligencia senso-perceptiva, con la polaridad Ego-Otro intensamente indiscriminada.

La Medicina, a partir del Psicoanálisis, ha rotulado erróneamente toda expresión corporal de una emoción como síndrome conversivo, conversión histérica, buffers o equivalentes, como si el cuerpo no pudiese expresar naturalmente contenidos psíquicos.

No es ésa la posición de la Psicología Simbólica Junguiana. Para ella, el cuerpo es una de las dimensiones expresivas de símbolos, que completan la totalidad del Self. La expresión simbólica del cuerpo es normal, natural y necesaria. Nuestra postura corporal ya es un lenguaje completo dentro de la vida cotidiana.



El simple hecho de ser bípedos y tener cuatro de los cinco sentidos en la cabeza ya matiza las polaridades arriba-abajo y superior-inferior con innumerables características. La presencia de los ojos y de la nariz al frente de la cabeza influye mucho también la polaridad frente-atrás. Por ser la mayoría diestra, la derecha tiende a ser considerada normal y la izquierda, extraordinaria, y así sucesivamente. Todo el simbolismo del lenguaje y el funcionamiento de la Conciencia son influidos por esas y muchas otras características de nuestro cuerpo.

Nuestro sufrimiento también se expresa normal y metafóricamente a través del cuerpo. Tenemos dolores de cabeza frente a problemas, tenemos náuseas y hasta vomitamos ante situaciones que no aceptamos, tenemos diarreas y orinamos de miedo, nuestro corazón late de amor y de odio, nuestra columna duele cuando estamos soportando cargas emocionales excesivas y una infinidad de reacciones por el estilo.



La expresión corporal defensiva anormal ocurre cuando su expresión creativa simbólica es disociada y negada. De lo contrario, es muy normal. Esa patologización indebida del cuerpo proviene de la disociación histórica sujeto-objeto que describimos.

En la tradición médica de occidente, las emociones quedaron vinculadas a lo subjetivo y las características físicas con lo objetivo. Este cuerpo-objeto disociado ya no puede tener emociones en circunstancias normales, sino apenas en el contexto patológico.

Esa actitud médica cultural que no acepta la expresión del cuerpo simbólico, lamentablemente aún muy frecuente en la actualidad, es una gran inductora de la canalización de la expresión simbólica corporal hacia la patología.




Cualquier emoción expresada por el cuerpo ya es etiquetada como patológica tanto por médicos como por pacientes. Muchas personas, así, recurren al médico ya con su expresión corporal simbólica rotulada dentro de un síntoma clínico.

Si el médico no está preparado para “oír” la expresión corporal a nivel normal, emocional y simbólico, puede simplemente medicar la manifestación corporal y entonces sí transformarla en síntoma y perpetuarla. En esos casos, el lenguaje del cuerpo simbólico no es comprendido.




El cuerpo abriga desde las reacciones más arcaicas e indiferenciadas hasta las más diferenciadas. Nuestras heces y orina forman parte del ecosistema, así como el oxígeno que inhalamos y el gas carbónico que exhalamos. Más de cuatro minutos separados de la atmósfera, sin inhalar su oxígeno, puede lesionar nuestro cerebro. Sin exhalar gas carbónico, se paraliza nuestro centro respiratorio.

Oxígeno, carbono, nitrógeno e hidrógeno nos mantienen absolutamente dependientes e inseparables de la naturaleza. Nuestra separación del medio ambiente, en ese nivel, significa muerte. Al mismo tiempo, sin diferenciación ninguna nunca habríamos podido descubrir los microbios y los átomos, ni llegar a la contemplación de las estrellas o vivenciar el éxtasis de una puesta del sol.




Por el hecho de expresar significados simbólicos de forma muy arcaica, nuestro cuerpo puede expresar las funciones estructurantes todavía en la posición Ego-Otro indiferenciada.

Estando con rabia, podemos expresar nuestra agresividad dando, sin querer, un codazo en un mueble o apretándonos la mano en la puerta. El dolor oriundo del desamor conyugal ha sido relacionado con el cáncer de cuello de útero y de mama.

El cuerpo es, al mismo tiempo, el Ego y el Otro en esa agresión. En situaciones extremas, hay personas con tanto odio por alguien que cometen suicidio.




Para trabajar con el cuerpo en esas zonas y funciones que expresan la vida psíquica indiferenciada, es necesario percibirlo más allá de su apariencia literal. Es imprescindible conocer el cuerpo simbólico y sus significados.

Es necesario saber que, para ciertas personas, determinados asuntos son dolores de cabeza. Algunos no consiguen digerir determinados ananás. Otros permanecen rumiando problemas hasta formar úlceras. Otros se endurecen reumáticamente. El cuerpo simbólico es un cuerpo cuya anatomía y fisiología tiene muchos significados metafóricos. Se puede trabajar ese cuerpo simbólico de varias maneras




La dimensión simbólica del cuerpo se presta fantásticamente para la interacción de la polaridad racional-irracional, en la Pedagogía Simbólica, debido a la existencia de las dos partes conjugadas del sistema nervioso. Por un lado, el sistema nervioso cerebro-espinal voluntario, que controla los movimientos y los sentidos, sujeto a la corteza, a la Conciencia y a la voluntad. Por otro lado, el sistema nervioso vegetativo o visceral, poco alcanzado por la voluntad y que opera inconscientemente, inclusive durante el sueño y el estado de coma.

Sucede que esos dos lados del cuerpo, aparentemente separados, están integrados por el sistema nervioso y glandular en un todo común que se expresa y es afectado simbólicamente. Tanto mi rabia puede afectar la velocidad de la circulación de la sangre o las secreciones de mi estómago, cuanto la rabia que presencio en otra persona.




Inclusive en la corteza cerebral ya registramos esa polaridad. Conocemos actualmente la tendencia a una mayor racionalidad del hemisferio izquierdo del cerebro, más verbal, lógico y analítico en contraposición al derecho, que tiende a ser más imaginativo, intuitivo, analógico, gestáltico y musical.

Todas las culturas emplean el arcaísmo del cuerpo para elaborar culturalmente sus símbolos. La antiquísima ciencia del Yoga en la India, compilada en el siglo II a.C. por la Escuela Patanjali en los Yoga-Sutra, data posiblemente de más de cuatro milenios. Ella reúne conocimientos incontables sobre el cuerpo simbólico y la capacidad de elaboración de sus funciones estructurantes. Prácticamente cada órgano y función del cuerpo son usados con sus innumerables significados simbólicos.




Solamente, como ejemplo, citemos la respiración. Por un lado, ella está sujeta a la voluntad, es decir, al sistema voluntario cerebro-espinal. Inspiramos más cuando queremos y hasta contenemos la respiración. Por otro lado, funciona visceral y automáticamente, hasta cuando dormimos o cuando entramos en coma (sistema nervioso vegetativo). Esa dualidad nos abre un canal, un lenguaje, una técnica para elaborar las vivencias más indiferenciadas, por medio de la respiración (pranayana, o camino del prana). Por medio de ella, podemos elaborar cualquier función estructurante, desde la rabia, la envidia, la ansiedad hasta el sueño o su falta.

El dinamismo matriarcal ocurre durante toda la vida, y el cuerpo simbólico es una función estructurante creativa de forma permanente.



La gran proximidad entre las polaridades, inclusive las polaridades Ego-Otro, y consciente-inconsciente, en el patrón matriarcal, dificulta la abstracción y la formación de sistemas característicos del planeamiento apriorístico patriarcal.

Esto hace que la Conciencia Matriarcal se organice en islas de vivencias, que se articulan entre sí por las necesidades de la vida y no por la abstracción lógica de sus significados.

Ese tipo de coordinación arquetípica de la elaboración simbólica aporta gran libertad para la preservación de la diversidad, de la exuberancia, de lo lúdico y de la espontaneidad psíquica.




En el campo psíquico del patrón matriarcal siempre cabe una función estructurante más. Distinguimos, entre innumerables otras, el sentimiento, la intuición, la afectividad, el bienestar, los cinco y sexto sentidos, lo lúdico, la imaginación y el placer.

Describí la tipología arquetípica matriarcal-patriarcal-alteridad-totalidad en el individuo y en la cultura para resaltar la importancia del predominio de uno o de otro patrón en el funcionamiento del Self, sobre todo en lo que respecta al Proceso de Elaboración Simbólica.

El Cuaternio Arquetípico Regente continúa siendo el mismo en el predominio matriarcal o patriarcal, pero su funcionamiento es muy diferente. Sea en el funcionamiento normal, sea en la formación de las disociaciones y defensas de los cuadros patológicos, el predominio matriarcal, patriarcal, de alteridad o de totalidad, hace una gran diferencia.



No se debe entender, con eso, que algunas funciones o símbolos estructurantes sean exclusivos de cualquier arquetipo. Todas las funciones y símbolos estructurantes son expresados por todos los arquetipos. Sucede sin embargo que ciertas funciones son particularmente aptas para expresar determinado arquetipo en circunstancias históricas específicas del individuo o de la cultura.

La función estructurante del sentimiento regula la relación afectiva entre el Ego y el Otro. La abstracción aleja al Ego del Otro en el patrón patriarcal, lo que propicia el ejercicio de la función pensamiento. La proximidad del Ego y del Otro en el patrón matriarcal propicia una intimidad que privilegia la función sentimiento e impregna de Eros a las relaciones. La ausencia de codificaciones apriorísticas desalienta la conducta deductiva y favorece la intuición, haciendo que se experimente a las cosas con afectividad y sensualidad, que son grandes fuentes de placer.



El patrón matriarcal, debido a la proximidad de los polos, tiende a formar islas Ego-Otro en la Conciencia, cada una con sus funciones particulares. Una isla ejerce la rabia, otra la afectividad, otra trabaja con una persona, otras islas con otras personas, cosas y tareas.

Entre las islas, hay corrientes de energía psíquica inconsciente. Por el hecho de que su comunicación sea en parte inconsciente, esas islas expresan el Todo existencial, pero no pueden ser reunidas por la abstracción.



El Ego y el Otro están muy íntimos y en simbiosis, lo que impide la abstracción. Esta división no está estancada. A través de la intuición consciente-inconsciente, se pasa de una isla hacia otra todo el tiempo, en función del deseo que expresa las necesidades de la vida.

Esto nos trae un entusiasmo, una sensualidad, una novedad, aun cuando se repite lo que siempre se hizo. Esos cambios dentro de lo habitual son fuente constante de juego y placer. Cada cosa que se hace nos lleva a salir de una isla, mojar el pie en el agua de lo desconocido y de la emoción



La intimidad, la afectividad, lo lúdico y el placer fueron de tal forma identificados con el patrón matriarcal y con lo subjetivo que el predominio patriarcal prejuicioso los expulsó de la enseñanza.

El psicoanálisis llegó frecuentemente al prejuicio extremo de identificar muchas expresiones del patrón matriarcal con el narcisismo primario, con el principio del placer inmaduro y sin límites, con la infantilidad irresponsable, liviana, indiferenciada e inconsciente y a contraponer esas manifestaciones a la seriedad, a la responsabilidad, que son pomposa y prejuiciosamente identificadas con el principio de la realidad, sobre el cual se construiría la madurez.



Y esa proximidad de la relación Ego-Otro, que tanta intimidad, afectividad y magia aporta a la cultura y a la vida, trae también un apego sensual al hábito capaz de tornarlo extraordinariamente reaccionario al progreso. Conductas y creencias absurdas son perpetuadas y resisten al cambio, simplemente porque “nosotros siempre hicimos así y creímos así”.

Cambiar una superstición o una costumbre cultural arraigada, como hábitos alimenticios, es muy difícil. Tan difícil como cambiar los síntomas de los cuadros clínicos de predominio matriarcal, como la adicción a las drogas, alcoholismo, los disturbios de carácter, los desórdenes alimenticios y la dependencia emocional neurótica. Una cosa es emplear el patrón matriarcal para transmitir el conocimiento, otra es intentar cambiarlo, una vez arraigado en el hábito popular o individual.



La intuición es una función estructurante especialmente temida y rechazada junto al patrón matriarcal porque, debido a su tendencia a la omnisciencia y a la ubicuidad, ella es capaz de interconectar las islas de la Conciencia Matriarcal inconsciente, irracional e inexplicablemente. La intuición nunca puede ser racionalmente deducida.

Ella simplemente irrumpe en la Conciencia, como las islas volcánicas surgen en medio del océano. La intuición es imprevisible y, por tanto, sentida como irracional por el Ego. Sabemos que ella expresa alguna parte del Todo, pero no sabemos porqué la parte fue escogida de aquella manera, en aquel momento.

El sentimiento y la emoción que unen el Ego al Otro en la intimidad, al resistir y prescindir de la abstracción del pensamiento, estimulan a la intuición bajo la forma de adivinación. Su gran característica es unir una cosa a la otra o al Todo, invisiblemente para la Conciencia, como si fuese una corriente eléctrica



Es importante recordar siempre que las islas de la Conciencia Matriarcal se formaron dentro del Proceso de Elaboración Simbólica del Self y, por ello, aunque sin memoria consciente, están unidas coherentemente por la memoria de la vida, dentro del proceso del ser-en-el-mundo.

La intuición es capaz de recorrer ese camino y de detectar esas uniones misteriosas. Debido al hecho de que el pensamiento abstracto sea poco favorecido en el patrón matriarcal, la intuición es propiciada e, inclusive, elegida junto con el sentimiento como la función de unión de las partes entre sí y con el Todo.



. Su enorme aceptación y su ejercicio habitual en el patrón matriarcal favorecen el desarrollo de la mediumnidad, del sexto sentido, es decir, de la percepción de la relación de las partes entre sí y con el Todo, inconscientemente.

Ese estado de videncia es una visión que atraviesa el inconsciente. Se trata de la visión del “tercer ojo”, como se lee en la literatura esotérica. Cuando la intuición es expulsada de la Conciencia, ella surge en la Sombra como expresión de “fuerzas ocultas y brujerías”.



Los juegos tienen un alto poder estructurante, proporcional a su capacidad de movilización emocional inherente a las funciones estructurantes de la suerte, de lo lúdico y de lo imprevisible.

En ese sentido, la introducción de técnicas expresivas como imaginación, música y danza, artes plásticas y dramatización, es muy creativa para ritualizar innumerables fases del curso, que marcan el tiempo del proceso y, con eso, la identidad etaria de los alumnos



Si fue el predominio del Arquetipo Matriarcal el que pobló al Planeta, fue sin duda la preponderancia del Arquetipo Patriarcal la que formó los imperios y, mal o bien, formó las naciones en la subdivisión socio-política del Planeta.

El patrón patriarcal comenzó a volverse predominante en varias culturas a partir de la construcción de las primeras ciudades, en el quinto milenio antes de nuestra era.

Fue, sin duda, la invención de la rueda, del arado y de los silos, luego combinados con la irrigación, lo que posibilitó el asentamiento definitivo de los pueblos y la organización del Self Cultural en villas y después en ciudades, lo que permitió el amplio predominio patriarcal.

¿ Cuáles son las características del dinamismo patriarcal? ...


Exactamente en razón de su capacidad de organización, el Arquetipo Patriarcal se expresa en la Conciencia por la posición polarizada Ego-Otro y Otro-Otro, en la cual un polo es elegido como cierto, bonito, limpio, legal, edificante, virtuoso, y el otro polo, como errado, feo, sucio, vergonzoso y pecaminoso.


Esa organización psicológica forma una Persona creativa muy unilateral, que excluye la elaboración simbólica de muchas vivencias importantes.

Por eso el Arquetipo Patriarcal, que es tan poderoso en la elaboración simbólica, se torna también, por sus disfunciones que resultan en fijaciones, la mayor fuente generadora de Sombra en la personalidad y en la cultura.


Algunas de esas fijaciones y formaciones defensivas generaron una Sombra tan destructiva que amenaza incluso la vida de nuestra especie, como es el caso de las armas de destrucción masiva, del agotamiento de reservas, del desequilibrio devastador del ecosistema y la contaminación.

Al comprender los principios arquetípicos y la relación Ego-Otro en el patrón patriarcal, comprendemos lo que quiero decir con su gran tendencia a la abstracción y organización, junto con la mayoría de sus manifestaciones individuales y culturales.


El patrón patriarcal, en ese caso, deja de ser identificado con los hombres, el padre y la herencia patrilineal, como ocurrió históricamente, y pasa a ser percibido como un patrón arquetípico de funcionamiento psicológico que incluye una relación polarizada típica entre el Ego y el Otro y entre todas las polaridades en el Self Individual y Cultural


La asimetría en la relación Ego-Otro, mantenida por el poder controlador del patrón patriarcal, es la condición para esa elaboración simbólica tan delimitadora.

Lo que Freud no percibió fue que existen otros tres patrones (el matriarcal, el de alteridad y el de totalidad) que rigen la elaboración simbólica sin esa presión delimitadora y sublimadora que caracteriza al patrón patriarcal.

De hecho, cuando el gran maestro, al final de su obra, se queja de la infelicidad de la humanidad, por su tendencia al dominio y a las guerras, él basa sus quejas en la necesidad de reprimir a Tanatos, el Instinto de Muerte, y no en la necesidad de elaborar y trascender el predominio patriarcal de nuestra cultura. Si él hubiese hecho eso, tal vez su pesimismo filosófico no hubiese sido tan grande (Freud, 1929).



La fantástica inserción humana en la transformación del mundo por el trabajo, una de las maravillas de la creación, se convierte en ese contexto en la expresión de un crimen a ser castigado.

El patrón patriarcal defensivo, por la amplitud de su poder, transforma el propio suelo en que el ser humano pisa y el aire que respira en una gran obligación. Es la maldición del cultivo de la tierra y del trabajo en general, que subordina todas las actividades humanas al reinado de la culpa.

Esas vivencias en sí no son necesariamente imbuidas del crimen de la transgresión, pues, en realidad, son las grandes maravillas de la humanidad. La manera en que son elaboradas y ejercidas dentro del patrón patriarcal defensivo, sin embargo, es lo que las impregna de obligación, perfeccionismo, sobre exigencia, culpa, transgresión y castigo.



Debido a su extraordinaria importancia arquetípica en la elaboración simbólica, esto sería evidentemente imposible. Lo que necesitamos es mantenerlo en su debido lugar, subordinado al patrón de alteridad en el constructivismo, en la ciencia, en la creatividad y en la democracia.

La libertad sólo puede prosperar si una clara distinción entre las fronteras del Ego y del Otro fuera patriarcalmente establecida y respetada.



El patrón patriarcal es de extrema utilidad cuando se necesita abstraer, organizar y planear. Su empleo sólido en la informática es la única manera eficiente de operar innumerables necesidades de la sociedad moderna, sin lo que la vida en las grandes ciudades y en el Planeta hace algún tiempo se habría vuelto inviable.

Los servicios bancarios, de producción, comercialización, transporte, abastecimiento, salud, seguridad, de la vivienda, higiene y toda la vida institucional en las sociedades industrializadas no sobreviven treinta minutos sin la organización abstracta patriarcal.


La propia moral democrática de alteridad no puede ser ejercida sin los componentes sensuales de supervivencia del patrón matriarcal y sin los componentes de coherencia y responsabilidad abstractas del patrón patriarcal.


El Arquetipo de la Alteridad propicia el máximo de productividad del Proceso de Elaboración Simbólica. Esto lo realiza a través de la interacción dialéctica cuaternaria del Ego y del Otro, interacción ésta desempeñada no sólo en función de la circunstancia en sí, sino siempre también por estar vinculada con la totalidad del proceso.

La relación cuaternaria del Ego y del Otro sólo es posible cuando ambos admiten sus polaridades, como, por ejemplo, la polaridad cierto-errado. En ese caso, el Ego se abre para percibirse cierto o errado, tanto como el Otro.

Se trata del arquetipo de la dialéctica del proceso, de la reciprocidad, de la conjunción y del encuentro y, por tanto, el Arquetipo de la Alteridad rige la diferenciación de la Conciencia para integrar lo verdadero y lo falso, el Bien y el Mal, y todas las demás polaridades en la sabiduría de vivir.

¿ Cuáles son las características del dinamismo de alteridad ? ...


Todos los arquetipos actúan siempre en función del Todo, gracias a la coordinación del Arquetipo Central. Sin embargo, al coordinar la interacción dialéctica cuaternaria del Ego y el Otro en función del Todo, el Arquetipo de la Alteridad puede conseguir un rendimiento en la elaboración de los símbolos, que es incomparable en extensión y profundidad a cualquier otro arquetipo.


El arquetipo de la Alteridad incluye los Arquetipos del Anima y del Animus, descritos por Jung como “psicopompos”, es decir, como los arquetipos que lideran el Proceso de Individuación en la segunda mitad de la vida. Considerando que la imaginación es la función que mejor expresa el alcance de la totalidad psíquica, esa capacidad de producir el máximo de significados a partir de los símbolos convierte al patrón de alteridad en el principal arquetipo para coordinar lo objetivo y lo subjetivo a través de la imaginación


Al coordinar la interacción dialéctica cuaternaria de las polaridades, el Arquetipo de Alteridad favorece el máximo de diferenciación del Ego y del Otro y, por consiguiente, es constelado en todas las situaciones existenciales que buscan esa diferenciación total.


La expresión de que es una relación cuaternaria hace referencia a cuando una persona puede relacionarse con otra, como, por ejemplo, un profesor con un alumno, mostrando su Sombra dentro de la expectativa de que el Otro también mostrará la suya. Lo mismo ocurre en la relación Ego-Otro en el Self Individual y entre las instituciones en el Self Cultural. Así, tenemos el encuentro del Ego con el Otro y también con la Sombra del Ego y la Sombra del Otro .



En la Medicina, permite comprender las interacciones antígeno-anticuerpo, centrales en la inmunología. En la Ecología, coordina el entendimiento de las interacciones complejas de retroalimentación en un ecosistema, y en la educación, es el Arquetipo del Constructivismo.

En las religiones, vemos el Arquetipo de la Alteridad activado especialmente en el Hinduísmo, Sufismo, Budismo, Taoísmo, Cristianismo, Hasidismo, y en la Cábala Judía entre otros. En la dimensión socio-política, es el Arquetipo de la Democracia (Byington, 1992b).

El patrón de alteridad es también el principal patrón arquetípico que permite a la Conciencia la concepción de la visión científica de la relación certeza-error, sobre todo cuando ésta incluye también la interacción sujeto-objeto, como es el caso en el paradigma de la Ciencia Simbólica (Byington, 1990c).


La relación dialéctica entre las polaridades, en el patrón de alteridad, no quiere decir que los polos, inclusive el Ego y el Otro, se consideren iguales. Lo que este patrón favorece es que los polos interactúen teniendo la misma oportunidad de expresar sus semejanzas y diferencias, esto es, que el Ego y el Otro y las demás polaridades tengan la libertad de vivenciar toda su realidad.


El patrón de alteridad, debido a su naturaleza dialéctica arquetípica, fue vivenciado, de una forma o de otra, por todos aquellos que profundizaron en el misterio existencial de la vida humana en el Cosmos, mucho antes de ser ejercido en el método científico. Su gran paradoja en la humanidad, desde tiempos inmemoriales, siempre fue el hecho de que seamos tan fugaces e ínfimos y, al mismo tiempo, que podamos percibir la inmensidad del espacio-tiempo cósmico.


El patrón de alteridad trasciende el patrón matriarcal (sensualidad) y el patriarcal (organización y poder), en la productividad de la elaboración simbólica proporcionalmente a su capacidad de desapego a la sensualidad y al poder. Es necesario comprender eso para entender en qué medida el patrón de alteridad es la esencia de la ciencia.


De hecho, si algo es fundamental para la ciencia, es el desapego de las apariencias subjetivas y objetivas para buscar las grandes verdades y leyes universales.

La lógica de la alteridad es la que nos explica la sabiduría de la paradoja. ¿No fue ése el camino que llevó al descubrimiento de la teoría atómica y al conocimiento de la combinación de los elementos al demostrar el denominador atómico común de la materia, bajo las apariencias más diversas posibles?


La igualdad de los opuestos es percibida también en la Psicopatología, cuando la estudiamos en el patrón de alteridad. De esa manera penetramos en el misterio de los síntomas como símbolos y funciones estructurantes defensivos para descubrir sus características creativas que desmontarán la neurosis.


Para descubrir cómo se produce una vacuna a partir de un microbio, hay que penetrar profundamente en la relación inmunológica dialéctica entre antígeno y anticuerpo. Es lo que hacemos cuando percibimos los síntomas de la patología psíquica como símbolos estructurantes y estudiamos su funcionamiento en el Self. Sólo allí podemos retirarlos de las estructuras defensivas (Sombra Cronificada y síntomas) y elaborarlos a través de estructuras creativas (crecimiento normal de la personalidad).


El patrón de alteridad es tan profundo y maravilloso cuanto puede ser inadecuada, terrible y grotesca su Sombra. En presencia de la maravilla de una ciudad iluminada por la energía atómica o del milagro de la erradicación epidemiológica de la parálisis infantil, por un lado, y de los horrores de Chernobyl, por otro, se ve la extensión y el poder constructivo y destructivo de este Arquetipo

La gran Sombra formada por el Arquetipo de la Alteridad, sea en la política, en la ciencia, en la educación o en el amor, es la traición, la impostura y la demagogia, en las cuales el encuentro para la elaboración de la vida es falsificado y se convierte en una deformación de aquello que podría ser.



Una de las funciones más importantes del patrón de alteridad en la psicodinámica del Cuaternio Arquetípico Regente es favorecer la interacción creativa entre el patrón matriarcal y el patriarcal.

Una cosa es patrocinar el encuentro dialéctico entre el Ego y el Otro en determinada situación en la Conciencia y en la Sombra; otra es administrarlo entre las innumerables situaciones existenciales coordinadas por el Arquetipo Matriarcal y por el Arquetipo Patriarcal de forma generalizada, como propone la democracia

De hecho, en la lista de los grandes males de la vida individual y de la civilización, muchos, entre los más importantes, se deben a las heridas y deformaciones oriundas de los conflictos entre el patrón matriarcal y patriarcal en la elaboración simbólica.



El desequilibrio del ecosistema de la Madre Tierra, agotando sus reservas vegetales, minerales y animales, contaminando su aire y sus aguas, y el armamentismo desenfrenado son ejemplos exuberantes de tales conflictos en que el Arquetipo de la Alteridad no puede coordinar la elaboración simbólica creativa entre la naturaleza tan diversa de esos dos grandes arquetipos.


Para hacerlo, el patrón de alteridad necesita tener un alto poder de trascendencia para propiciar desapego tanto en el nivel matriarcal (desapego a la sensualidad), cuanto patriarcal (desapego a la performance del poder para controlar, organizar, conquistar y producir cada vez más), a fin de percibir su denominador común y la importancia relativa de cada uno en el desarrollo del Todo.

Al mismo tiempo, es necesario comprender la esencia de estos dos patrones para poder coordinarlos. Es difícil ejercer la alteridad si no se tiene la vivencia profunda y exuberante de la naturaleza de los patrones matriarcal y patriarcal en nuestro propio proceso existencial.


La imaginación es la esencia creativa de la Psique, pues reúne todas la polaridades, inclusive consciente e inconsciente, en la elaboración simbólica. Su amplitud desconoce fronteras, pues su alcance intuye la eternidad y el infinito. La creatividad artística es su ejercicio a nivel predominantemente subjetivo, y la creatividad científica, a nivel predominantemente objetivo, pero ambas trabajan con lo subjetivo y lo objetivo a nivel simbólico.

La fantasía es la imaginación de la vigilia y las sensaciones corporales son la imaginación del cuerpo. Las estructuras creativas tienden a expresar plenamente la imaginación, y las estructuras defensivas tienden a limitarla debido a la fijación. El delirio es la imaginación de los locos, los mitos son la imaginación de las culturas, y los sueños, la imaginación del sueño.



El patrón de alteridad se distingue de los demás patrones del Cuaternio Arquetípico Regente por su capacidad de buscar el mayor número posible de significados de los símbolos. Por eso el patrón de alteridad es el patrón privilegiado para el método de la Pedagogía Simbólica.

la amplificación de lo objetivo con lo subjetivo no necesita ocurrir predominantemente dentro del patrón matriarcal, como sucedió en la historia de la humanidad. De hecho, el animismo, que es la forma religiosa más antigua, consiste en atribuir características subjetivas a las fuerzas de la naturaleza, dentro de un patrón matriarcal dominante, sin ningún otro criterio más allá de la subjetividad. Esto hizo que toda suerte de creencias y supersticiones, objetivamente absurdas, fuesen desarrolladas y practicadas, debido a la fusión espontánea de contenidos subjetivos y objetivos.



Cuenta una leyenda que un maestro hindú peregrinaba por un camino, conversando con un discípulo sobre el desapego a la sensualidad (desapego matriarcal). En el momento de atravesar un riachuelo, vieron que una linda joven vacilaba en atravesarlo con miedo de mojarse el vestido. El maestro no pestañeó. La tomó en los brazos y la cargó hacia la otra orilla. Caminaron silenciosos y, de repente, exclamó el discípulo indignado: “Maestro, ¿por qué quebró la regla del desapego?”. Le respondió el maestro: “Para no continuar apegado a la joven hasta aquí como tú lo estás!”.


El discípulo estaba practicando el desapego matriarcal, basado en el predominio patriarcal, según el cual él debería eliminar totalmente el patrón matriarcal y, de esta forma, ni siquiera mirar a la joven, ¡mucho menos cargarla! Al hacerlo, el maestro se desapegó del predominio matriarcal y también patriarcal y, así, enseñó al discípulo el camino del medio, esto es, la práctica del patrón de alteridad.


El patrón de alteridad propicia la elaboración simbólica, expandiendo los símbolos para comprender sus incontables significados, en función del proceso de desarrollo del Ser.

En el caso de la Pedagogía Simbólica, el patrón de alteridad es empleado para transmitir el saber ampliando el conocimiento objetivo con su animización subjetiva en función de la formación racional, emocional, creativa y ética del Ser. En esta función, el patrón de alteridad recurre a la riqueza de los patrones matriarcal y patriarcal, coordinándolos dialécticamente, y refrenda su subordinación al Todo, cimentando su tarea en el patrón de totalidad.

Al reunir el arte y la ciencia en el patrón de alteridad, nos confrontamos con aquel gran fantasma que masacró a la cultura en Occidente: la disociación sujeto-objeto. Para intentar tal proeza de enfrentamiento, necesitamos recurrir a la fantasía y a la imaginación creativa de nuestro Ser



El método iniciático es al mismo tiempo vivencial y comprensivo y, por eso, tan profundo, que muchas religiones y prácticas esotéricas (vivencias simbólicas sin explicación racional) lo mantuvieron hermético (restringido a los iniciados).

Su dificultad se arraiga en la complejidad y dificultad de comprensión de lo que es vivenciado, principalmente en lo que respecta a la interrelación de las partes entre sí y simultáneamente con el Todo, pues es allí donde reside la capacidad ilimitada del Arquetipo de la Alteridad para operar significados simbólicos en el desarrollo del Ser.

La amplitud de elaboración simbólica del Arquetipo de la Alteridad se basa en su capacidad de elaboración cuaternaria. Jung describió el cuaternio como uno de los grandes símbolos de la totalidad psíquica



La importancia del patrón de alteridad y su profundidad en el funcionamiento de la Conciencia ha sido alabada en muchas culturas como el estado de mayor diferenciación posible de la humanidad al cual aspiran los que emprenden con dedicación los caminos de la sabiduría.

El Tao del Taoísmo, el Camino del Medio del Budismo, el Zen del Budismo Zen, la sabiduría del Sufismo, el Nirvandha, Samadhi o Moksha del Hinduísmo, el Metron de los Griegos, la sabiduría de la Caballa y el “estado de gracia” del Cristianismo se refieren específicamente a ese estado de iluminación que percibe el conflicto entre los opuestos y su igualdad para expresar significados.



Siendo el Arquetipo de la Dialéctica y del Encuentro, el Arquetipo de la Alteridad lleva a la Conciencia a vivenciar tan profundamente la relatividad del Ego y del Otro, que hasta aprende a cambiar sus posiciones.

Se trata del Arquetipo que propicia que la Conciencia se desapegue relativamente de las partes, de manera que pueda vivenciar las partes y el Todo sistémica y simultáneamente.



Síntesis de las Antítesis (Tao Teh King, verso 2)

Sólo tenemos Conciencia de lo belloCuando conocemos lo feo.Sólo tenemos Conciencia del bienCuando conocemos el mal.Por cuanto el Ser y el Existirse engendran mutuamente.Lo fácil y lo difícil se completan.Lo grande y lo pequeño son complementarios.Lo alto y lo bajo forman un todo.El sonido y el silencio forman la armonía.El pasado y el futuro generan el tiempo.



Síntesis de las Antítesis (Tao Teh King, verso 2)

He aquí porqué el sabio hace por el no-hacer.Y enseña sin hablar.Acepta todo lo que le sucede.Produce todo y no se queda con nada.El sabio todo opera - y nada considera suyo.Todo hace - y no se apega a su obra.No se apega a los frutos de su actividad.Termina su obra y está siempre en el inicio.Por eso, su obra prospera.



El Arquetipo de la Alteridad coordina la experiencia de Totalidad por medio de la interacción creativa de las polaridades en el proceso de transformación.

Por consiguiente, el I Ching es apropiadamente considerado el Libro de las mutaciones. El Arquetipo de la Alteridad experimenta la totalidad por la posición dialéctica, mientras que el Arquetipo de la Totalidad la vivencia total y directamente por medio de la posición contemplativa de la polaridad Ego-Otro.



El Arquetipo de la Totalidad opera, dentro del Cuaternio Arquetípico Regente y alrededor del Arquetipo Central, coordinando vivencias de totalidad.

¿ Cuáles son las características del dinamismo de totalidad ? ...

Durante el largo y complejo proceso de desarrollo simbólico del Self Individual o Grupal, son innumerables las situaciones que propician la vivencia de totalidad. A nivel individual, tenemos momentos de percepción del Todo con sus aspectos positivos y negativos, su interacción, su dirección, su equilibrio y desequilibrio, sus pérdidas y posibilidades creativas, que forman una gestalt global. Esta síntesis nos permite vivenciar el estado general momentáneo de nuestro proceso de Ser


A pesar de que generalmente no advirtamos su importancia, el impacto de esas vivencias de totalidad es esencial para mantener nuestra dirección del proceso o replantearla. Es fundamental percibir esta gestalt totalizadora junto a la función centralizadora y coordinadora del Arquetipo Central.


Es necesario imaginar que los cuatro arquetipos que componen el Cuaternio Arquetípico Regente son fuerzas o campos psíquicos que elaboran los símbolos de una forma típica a partir de la función centralizadora y coordinadora del Arquetipo Central.

Esto quiere decir que cada vivencia se torna un símbolo del Ser, en la medida en que es centralizada y coordinada con las vivencias del pasado, del presente y aquellas ya preconizadas para el futuro.


Postulado de esta forma, el Arquetipo Central abarca la totalidad del Self.

Esa función elaboradora, integradora y coordinadora, sin embargo, se abre en abanico en el Cuaternio Arquetípico Regente y es ejercida en los cuatro patrones arquetípicos regentes.

Esos cuatro patrones son cuatro estrategias principales del Arquetipo Central para coordinar el proceso de elaboración de la vida simbólica: en el patrón matriarcal, básicamente por la sensualidad; en el patriarcal, por la organización; en la alteridad, esencialmente por la dialéctica de los opuestos, y en la totalidad, por la vivencia directa del Todo.

Cada patrón expresa al Arquetipo Central y, así, opera a partir del Todo, a pesar de tener características propias.



La ventaja de destacar la inteligencia de cada uno de los arquetipos regentes es, por un lado, enmarcar las cuatro grandes dimensiones de la elaboración simbólica y, por otro, resaltar la complejidad de la inteligencia centralizadora del Arquetipo Central, que incluye la competición entre los cuatro patrones por la elaboración simbólica.


Esa conceptualización des-idealizada de la inteligencia del Arquetipo Central adviene de la concepción teórica y de la vivencia existencial y clínica de que la principal función psíquica es la expresividad simbólica. De este modo, muchas veces el Arquetipo Central ejerce su función incluyendo incluso el patrón psicótico

¿Cómo puede este arquetipo privilegiar una estructura defensiva neurótica, psicopática, borderline y hasta psicótica en detrimento de su contrapartida creativa?


Es el Ser que se arrastra en carne viva en el fondo de los abismos para proseguir su camino (Byington, 1992c). En medio a la inadecuación existencial relativa de la neurosis o a la inadecuación extrema de la psicosis, persiste la expresividad de los símbolos y el esfuerzo del Self para existir, coordinando los significados de las vivencias, de cualquier forma posible: en la salud y en la enfermedad, en la virtud y en el pecado, en el Bien y en el Mal, en la Consciencia y en la Sombra. Es necesario comprender que la capacidad expresiva de las funciones vitales trasciende y mucho las fronteras de la normalidad. El sistema nervioso y el metabolismo celular, ¿no continúan operando en un miembro gangrenado? ¿El resplandor de la luna llena y el amanecer no acontecieron sobre Hiroshima y Nagasaki devastadas?



Dentro de la propuesta de reunión de lo subjetivo con lo objetivo, en la elaboración simbólica, está la integración mente-cuerpo en la vivencia creativa o defensiva del cuerpo simbólico.

Debido a esa enorme complejidad de funcionamiento del Arquetipo Central, que abarca tantas cosas diferentes, escogí el Arquetipo de la Totalidad como cuarto patrón arquetípico del Cuaternio Arquetípico Regente, para destacar exclusivamente la vivencia de la inteligencia psíquica totalizadora en la Conciencia. A través de él podemos enfatizar esa estrategia totalizadora del Arquetipo Central que elabora los símbolos estructurantes y trae a la Conciencia la noción global del momento psíquico, verdadera auditoria contable, cuya gestalt es un balance momentáneo.



La diferencia entre el Arquetipo de la Totalidad y el Arquetipo Central puede ser difícil de comprender por el hecho de que muchos autores empleen a este último para expresar todas las vivencias psíquicas de totalidad.

Para la Psicología Simbólica Junguiana, el concepto de Arquetipo Central expresa la totalidad indirectamente por medio de todos los símbolos y arquetipos, mientras que el Arquetipo de Totalidad se refiere a la elaboración exclusiva de la experiencia directa de totalidad por el Arquetipo Central.

La inclusión del Arquetipo de la Totalidad entre los cuatro patrones principales de la Psique está destinada a computar específicamente la relación directa de la Conciencia con el fenómeno de la totalidad del Arquetipo Central en la elaboración simbólica.



Es muy importante darse cuenta de cuánto la percepción de la acción implícita del patrón de totalidad es propiciada por el patrón de alteridad. Es que, debido a la confrontación de las polaridades en sintonía y en conflicto, sobre todo aquellas relativas a los gigantes matriarcal y patriarcal, se esboza en todo momento la vivencia del desapego y de la trascendencia de la literalidad. En el patrón de alteridad, como ya vimos, el Ego es orientado por un patrón psicológico, en el cual ninguno de los polos tiene razón exclusiva, porque los dos opuestos componen la vida. Eso conduce al desapego, quiera de un polo quiera del otro, y remite el Ego a la vivencia de que eso sólo puede acontecer porque una fuerza mayor los gobierna. Esa vivencia constante de desapego y trascendencia en el patrón de alteridad propicia extraordinariamente la elaboración de los símbolos y funciones estructurantes en el patrón de totalidad.



La vivencia del patrón de totalidad es fundamental para la orientación del Ser. Para dónde seguir, qué hacer, qué posiciones tomar, todo esto es influenciado por él. Es claro que el patrón matriarcal nos guía por el deseo sensual, el patriarcal por las reglas de la ley y del orden, y la alteridad por la confrontación dialéctica.

De forma subliminal, con características omnipresentes y omniscientes, el patrón de totalidad afecta siempre también nuestras vidas por la necesidad de integridad, completitud, autenticidad y coherencia, reuniendo todo lo que respecta al proceso de Ser.



Pero hay una vivencia de totalidad que aparece de forma misteriosa en la elaboración de situaciones importantes del proceso existencial y que a cada momento puede contribuir para estructurar la Conciencia.

Esa vivencia de totalidad, como ya vimos, es momentánea, pero su amplitud se esparce en la dimensión espacio-tiempo con la tendencia de captar las consecuencias, las posibilidades, la dirección y sentido de todo el proceso existencial.



La Conciencia de la existencia del patrón de totalidad y su ejercicio a través de posiciones adecuadas del Ego puede aumentar bastante la vivencia de integridad de la personalidad y la sabiduría de vivir. Esta es una de las funciones inestimables de la meditación, cuya práctica ya aportó tanta profundidad y crecimiento al desarrollo psicológico de los individuos y de las culturas.


El arte de meditar nos enseña con el tiempo la apertura del Ego para el desapego de las partes, para vivenciar la trascendencia y el Todo, y esto propicia de forma creciente la constelación del patrón de totalidad en la elaboración simbólica.

La paciente escogió el camino del autoconocimiento para reencontrar el sentido de su proceso existencial. La obra de Adler describe con minuciosidad el camino de la psicoterapia simbólica tomado por la paciente a partir del poema.


Cuando creativas, las funciones estructurantes elaboran símbolos que forman y transforman la identidad del Ego y del Otro en la Conciencia. Así funciona el lado normal de la personalidad.


Todas las funciones psíquicas, como atención, curiosidad, motivación, afectividad, competición, agresividad, vergüenza, envidia, celos y todas las que imaginemos, pueden ser creativas o defensivas.

Cuando defensivas, las funciones estructurantes expresan símbolos fijados que forman los complejos problemáticos y la Sombra en la personalidad y que, como ya describimos, puede ser Circunstancial o Cronificada.


La confusión existente entre el Arquetipo de la Alteridad y el Arquetipo de la Totalidad ha causado indiscriminación en muchos estudios sobre símbolos, mitos y religiones.

Eso no ocurre solamente en el estudio de las culturas de Oriente, sino en el simbolismo de manera general, porque ambos arquetipos enfatizan el desapego, tanto de la sensualidad matriarcal como del poder organizador del Arquetipo Patriarcal.



Esa característica común a ambos, entre tanto, no debe ser un impedimento para que el especialista distinga la diferencia entre esos dos arquetipos.

La principal diferencia se encuentra en el grado de desapego y abstracción presentes en el padrón arquetípico.

Mientras que en el Arquetipo de la Alteridad el desapego mantiene el vínculo Ego-Otro en una relación dialéctica, lo mismo no sucede con el Arquetipo de la Totalidad, que coordina la relación Ego-Otro en la posición contemplativa.



PRINCIPIO DE BIPOLARIDAD

PRINCIPIO DE COMPENSACION

PRINCIPIO DE AUTOREGULACION

PRINCIPIO DE INDIVIDUACION

““PRINCIPIOS EN LA CONSTRUCION DEPRINCIPIOS EN LA CONSTRUCION DE UNA PSICOPATOLOGIA SIMBOLICA”UNA PSICOPATOLOGIA SIMBOLICA”


Muchas Gracias

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SEGUNDO AÑO 2008 DESARROLLO Y DINAMISMOS ARQUETIPICOS PROF. DR. MARIO E. SAIZ El Modelo del desarrollo en Psicología Analítica DINAMISMOS ARQUETIPICOS