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SECRETARÍA NACIONAL DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN Programa de Fomento I+D 2005 Segunda Etapa El impacto de las políticas pesqueras panameñas (Informe preliminar) PROYECTO INCIDENCIA SOCIOCULTURAL Y ECONÓMICA DE LAS POLÍTICAS PESQUERAS PANAMEÑAS ENTRE LOS PESCADORES ARTESANALES DEL GOLFO DE PARITA: UN MODELO DE INVESTIGACIÓN. El caso de El Rompío de Aguadulce como avance y sustento de la propuesta Preparado por: Kevin Evandro Sánchez Saavedra Contrato No.: P-06-0030-A Panamá, 15 de noviembre del 2007

Segundo Informe-El impacto de las políticas pesqueras, sept. 2007 final

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Esta investigación intenta contribuir en el manejo de los recursos marino-costeros. En el fomento de la pesca sustentable es necesario tomar en cuenta no sólo el aspecto de los recursos por sí mismos. Hace falta considerar otros componentes distintos y complejos que se relacionan entre sí (naturaleza, economía, cultura y poder, por ejemplo). La investigación se enfoque en aspectos sociales, culturales y económicos de los pescadores artesanales como una manera de contribuir en el manejo de recursos marino-costeros.El área geográfica de estudio ha sido la comunidad de El Rompío. El análisis constituye un estudio de caso, sobre la comunidad pesquera de El Rompío, ubicada en el corregimiento de Barrios Unidos, distrito de Aguadulce, en la provincia de Coclé. Aunque, el proyecto macro inicial incluye otras comunidades que también comparten mayoritariamente la denominada Bahía de Parita, en el litoral Pacífico.El proyecto macro tiene como objetivo general: analizar los cambios, dilemas y oportunidades que han experimentado los pescadores artesanales de la Bahía de Parita en sus prácticas cotidianas, relacionadas con el proceso productivo pesquero, a partir de la implementación de políticas relacionadas con el manejo de los recursos marino-costeros (ver anexo). No obstante, como ya lo dijimos en el primer informe, para este avance de investigación y sustento del proyecto, se decidió adelantar exclusivamente los dos primeros objetivos específicos del proyecto macro. En ese sentido, sólo reconoceremos las manifestaciones concretas de las políticas pesqueras panameñas y la forma como las perciben, conciben e interpretan los pescadores artesanales en El Rompío.Un agradecimiento especial a la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) por el apoyo económico brindado para la realización de este avance de investigación.

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SSEECCRREETTAARRÍÍAA NNAACCIIOONNAALL DDEE CCIIEENNCCIIAA,, TTEECCNNOOLLOOGGÍÍAA EE IINNNNOOVVAACCIIÓÓNN

Programa de Fomento I+D 2005

Segunda Etapa

EEll iimmppaaccttoo ddee llaass ppoollííttiiccaass ppeessqquueerraass ppaannaammeeññaass ((IInnffoorrmmee pprreelliimmiinnaarr))

PROYECTO

INCIDENCIA SOCIOCULTURAL Y ECONÓMICA DE LAS POLÍTICAS PESQUERAS PANAMEÑAS ENTRE LOS PESCADORES ARTESANALES DEL GOLFO DE PARITA:

UN MODELO DE INVESTIGACIÓN.

El caso de El Rompío de Aguadulce como avance y sustento de la propuesta

Preparado por: KKeevviinn EEvvaannddrroo SSáánncchheezz SSaaaavveeddrraa

Contrato No.: P-06-0030-A

PPaannaammáá,, 1155 ddee nnoovviieemmbbrree ddeell 22000077

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ÍNDICE DE CONTENIDO

Página I. Preámbulo ……………………………………………………………………............................... 4 II. Objetivo específico desarrollado ………………………………………………………………..... 5 III. Actividades realizadas ……………………………………………………………………………... 5 IV. Método aplicado ……………………………………………………………….............................. 6 V. Resultados preliminares ……………………………………………………………….................. 7 5.1. La teoría y la práctica antropológica sobre la pesca: el punto de partida ……………………… 7 5.1.1. Antecedentes de investigación ……………………………………………………………………… 8 5.1.1.1. Investigaciones clásicas …………………………………………………………………………… 8 5.1.1.2. El caso Latinoamericano …………………………………………………………………………... 10 5.1.1.2.1. México ……………………………………………………………………………………… 10 5.1.1.2.2. Brasil ……………………………………………………………………………………….. 10 5.1.1.2.3. Argentina …………………………………………………………………………………... 11 5.1.1.2.4. Costa Rica ……………………………………………………………………………….... 11 5.1.1.2.5. Nicaragua ………………………………………………………………………………….. 11 5.1.1.3. El caso de España ………………………………………………………………………………..... 11 5.1.1.4. El caso de Panamá ………………………………………………………………………………… 12 5.1.2. Los pescadores ………………………………………………………………………………………. 12 5.1.3. El proceso productivo pesquero ……………………………………………………………………. 14 5.2. Breve descripción de la pesca en Panamá ………………………………………………………... 17 5.2.1. La productividad del sector pesquero ……………………………………………………………… 17 5.2.2. La pesca artesanal …………………………………………………………………………………… 18 5.2.3. Detalles biogeográficos de la pesca en el Pacífico ……………………………………………..... 18 5.3. Aguadulce y su incorporación al sector pesquero ………………………………………………... 20 5.3.1. Los inicios del distrito de Aguadulce ……………………………………………………………….. 20 5.3.2. Algunos aspectos de la población de Aguadulce durante el siglo XX ………………………….. 22 5.3.3. La economía actual de Aguadulce ………………………………………………………………..... 31 5.3.3.1. La industria azucarera ……………………………………………………………………………... 31 5.3.3.2. La producción de sal ……………………………………………………………………………….. 31 5.3.3.3. La industria camaronera …………………………………………………………………………… 32 5.4. Formación de la comunidad de El Rompío ………………………………………………………... 33 5.4.1. La conchuela y la comunidad de El Rompío ………………………………………………………. 36 5.5. Revelando el impacto de las políticas pesqueras entre los pescadores artesanales de El

Rompío ………………………………………………………………………………………………… 39 5.5.1. Entre David y Goliat: la visión de la legislación pesquera desde los pescadores artesanales

de El Rompío ……………………………………………………………......................................... 40

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5.5.1.1. Categorías significativas de los pescadores artesanales de El Rompío ……………………... 40 5.5.1.1.1. Conocimiento y práctica de la pesca ………………………………………………….... 42 5.5.1.1.2. La conservación de los recursos marinos ……………………………………………… 47 5.5.1.1.3. Las mallas de pesca y su tamaño ………………………………………………………. 49 5.5.1.1.3.1. Redes de la pesca artesanal …………………………………………………………….. 51 5.5.1.1.3.2. Redes de la pesca industrial …………………………………………………………….. 53 5.5.1.1.3.3. Características de las redes ……………………………………………………………... 54 5.5.1.1.3.4. Refutando los informes científicos ……………………………………………………… 55 5.5.1.1.4. Los períodos de veda …………………………………………………………………..... 59 5.5.1.1.5. La pesca industrial versus la pesca artesanal ……………………………………….... 63 5.5.1.1.5.1. Comparación entre la pesca industrial y la pesca artesanal …………………………. 63 5.5.1.1.5.2. La denuncia de la pesca ilegal de barcos industriales ……………………………….. 66 5.5.1.1.5.3. La influencia de la industria camaronera en la política pesquera …………………… 68 VI. Conclusiones ………………………………………………………………………………………….. 70 Bibliografía ……………………………………………………………………………………………………. 72 Anexos

ÍNDICE DE CUADROS Página Cuadro Nº 1- Nacionalidades que habitaban el distrito de Aguadulce para 1911 …………………..... 23 Cuadro Nº 2- Nacionalidades que habitaban el distrito de Aguadulce para 1920 …………………..... 23 Cuadro Nº 3- Oficios en el distrito de Aguadulce, censo de 1920 ……………………………………… 25 Cuadro Nº 4- Poblamiento de El Salado entre 1970-2000 ……………………………………………… 35 Cuadro Nº 5- Comparación de la efectividad de las diferentes mallas sobre la población del camarón en el Golfo de Parita, por el porcentaje del total de captura por malla, según tipo de población: año 2005 …………………………………………………………………………………………. 57

ÍNDICE DE GRÁFICAS Página Gráfica Nº 1- Rangos de edad de la población del distrito de Aguadulce en 1930 …………………... 26 Gráfica Nº 2- Porcentajes de viviendas ocupadas en el distrito de Aguadulce: 1950-2000 …………. 28 Gráfico Nº 3- Población del distrito de Aguadulce: 1950-2000 ………………………………………..... 29 Gráfica Nº 4- Tendencia de desocupados en el distrito de Aguadulce: 1970-2000 ………………….. 30 Gráfico Nº 5- Comparación de la efectividad de las diferentes mallas sobre los camarones en el Golfo de Parita ……………………………………………………………………………………………….. 58

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ÍNDICE DE VISTAS SATELITALES Página Vista Satelital Nº 1- República de Panamá ……………………………………………………………….. 6 Vista Satelital Nº 2- Ubicación geográfica de Aguadulce ………………………………………………... 20 Vista Satelital Nº 3- Imagen que señala la ubicación de El Salado …………………………………….. 33 Vista Satelital Nº 4- Un acercamiento a El Rompío ……………………………………………………… 38

ÍNDICE DE FOTOS Página Foto Nº 1- Vista de la boca del Estero Salado en El Rompío …………………………………………... 46 Foto Nº 2- Pescadores de trasmallo de El Rompío ………………………………………………………. 50 Foto Nº 3- Reparación de trasmallo en El Rompío ………………………………………………………. 60 Foto Nº 4- Barco camaronero pescando cerca de El Rompío ………………………………………….. 65

ÍNDICE DE IMÁGENES Página Imagen Nº 1- Red de enmalle de dos tres cuartos (2 ¾ ) pulgadas ……………………………………. 52 Imagen Nº 2- Red de enmalle de dos y media (2 ½ ) pulgadas ……………………………………....... 52 Imagen Nº 3- Red de enmalle de tres (3) pulgadas ……………………………………………………… 52 Imagen Nº 4- Red de arrastre con luz de malla de una un cuarto (1¼) pulgadas ……………………. 53 Imagen Nº 5- Red de arrastre con luz de malla de tres cuartos ( ¾ ) pulgadas ………………………. 53 Imagen Nº 6- Red de arrastre con luz de malla de una tres cuartos (1¾ ) pulgadas ………………... 53

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II.. PPrreeáámmbbuulloo

Cuando presentamos el primer informe de esta investigación hicimos referencia histórica, no exhaustiva, a las políticas pesqueras panameñas que se conciben, instrumentalizan y se ponen en práctica, principalmente, mediante una serie de resoluciones, decretos, decretos-ley y leyes dictadas por autoridades e instituciones gubernamentales (Sánchez Saavedra, 2006b).

Desde su inicio, esta investigación intenta contribuir en el manejo de los recursos marino-costeros. En el fomento de la pesca sustentable es necesario tomar en cuenta no sólo el aspecto de los recursos por sí mismos. Hace falta considerar otros componentes distintos y complejos que se relacionan entre sí (naturaleza, economía, cultura y poder, por ejemplo). La investigación se enfoque en aspectos sociales, culturales y económicos de los pescadores artesanales como una manera de contribuir en el manejo de recursos marino-costeros. El área geográfica de estudio ha sido la comunidad de El Rompío. El análisis constituye un estudio de caso, sobre la comunidad pesquera de El Rompío, ubicada en el corregimiento de Barrios Unidos, distrito de Aguadulce, en la provincia de Coclé. Aunque, el proyecto macro inicial incluye otras comunidades que también comparten mayoritariamente la denominada Bahía de Parita, en el litoral Pacífico. El proyecto macro tiene como objetivo general: analizar los cambios, dilemas y oportunidades que han experimentado los pescadores artesanales de la Bahía de Parita en sus prácticas cotidianas, relacionadas con el proceso productivo pesquero, a partir de la implementación de políticas relacionadas con el manejo de los recursos marino-costeros (ver anexo). No obstante, como ya lo dijimos en el primer informe, para este avance de investigación y sustento del proyecto, se decidió adelantar exclusivamente los dos primeros objetivos específicos del proyecto macro. En ese sentido, sólo reconoceremos las manifestaciones concretas de las políticas pesqueras panameñas y la forma como las perciben, conciben e interpretan los pescadores artesanales en El Rompío. Es oportuno agradecer el apoyo brindado por el señor José M. Miranda G., “representante de los pescadores artesanales del Golfo de Parita”, a los pescadores artesanales de la comunidad de El Rompío por sus amenas e ilustrativas conversaciones y a un sinnúmero de personas en Aguadulce, con quien también sostuve conversaciones informales sobre el problema de investigación y la historia de Aguadulce. Especialmente a: Simple, Colombia, Alberto, Geño y Gollo. Así como también a Roger, por su valiosa aporte en el conocimiento de los acopiadores locales en El Rompío. Al biólogo A.C., en el puerto de Vacamonte, por sus valiosos comentarios. De igual manera, a los funcionarios de la Dirección General de Recursos Marinos y Costeros (DIGEREMA) por la facilidad brindada para obtener información pertinente a la investigación. No menos importante es el agradecimiento especial a la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) por el apoyo económico brindado para la realización de este avance de investigación. El agradecimiento también es dirigido a la gran paciencia que Luz Cruz, coordinadora del programa de Investigación y Desarrollo, ha mantenido para la presentación del presente informe. En este trabajo se podrá encontrar una introducción a los análisis de las sociedades de pescadores desde la teoría antropológica sobre la pesca, para justificar el punto de partida. Luego, se describirán algunas características del distrito de Aguadulce y el proceso de incorporación de su población al mundo de la pesca. También se discurre sobre la formación del poblado de El Rompío y algunas de sus características, principalmente de su población pescadora. Posteriormente podrá conocerse el punto de vista de los propios pescadores artesanales de El Rompío y categorías

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significativas, el conocimiento que mantienen sobre el impacto de las políticas pesqueras en sus vidas, principalmente en su actividad de trabajo. Sus puntos de vista frente a los conflictos entre la pesca artesanal y la pesca industrial. Finalmente, brindaremos algunas conclusiones preliminares sobre toda esta compleja realidad y los posibles ajustes que debería guardar el proyecto macro. IIII.. OObbjjeettiivvoo eessppeeccííffiiccoo ddeessaarrrroollllaaddoo • Analizar las formas en que entienden y perciben los pescadores las políticas relacionadas con el

manejo de los recursos marino-costeros. IIIIII.. AAccttiivviiddaaddeess rreeaalliizzaaddaass

En este momento de investigación el punto principal de enfoque son los pescadores artesanales y su grupo doméstico. En ese sentido, las principales actividades fueron los constantes viajes a la comunidad de Aguadulce y El Rompío, en la costa, para establecer las fechas de entrevistas con pescadores artesanales, dirigentes, moradores del distrito, entre otros, y organizar un posible taller comunitario donde se discutiría la legislación concerniente a la pesca y los principales problemas a los que se enfrentan los pescadores artesanales de Aguadulce.

Una actividad importante en el poblado de El Rompío y en Aguadulce, fue la observación de todas las actividades relacionadas con la pesca. Desde el trabajo con las artes de pesca, el equipamiento de las lanchas para salir a pescar, la reparación y fabricación de las lanchas, la pesca en el mar, la descarga del producto, la venta del mismo a los acopiadores locales o extralocales, la preparación del pescado y el camarón, los momentos de ocio y recreación, entre otras muchas actividades más.

Se llevaron a cabo entrevistas con pescadores artesanales de varios años de residencia en la comunidad de El Rompío. Inclusive una entrevista grupal donde se discutieron aspectos relacionados con la legislación pesquera panameña (ver anexo). Para esto se elaboró una guía de entrevista que ayudara al desarrollo de la misma, pudiendo incluir todos los aspectos de interés para la investigación.

También, en la ciudad de Aguadulce se visitó y solicitó información en algunas instituciones públicas, tales como: la dirección de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), el Centro de Investigaciones Enrique Enseñat de la Dirección Nacional de Acuicultura, la oficina local de la DIGEREMA y de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP), la oficina local del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), entre otras.

En la Ciudad de Panamá, se hicieron distintos recorridos, en diferentes instituciones públicas, tales como: la DIGEREMA, la Contraloría General de la República, la Universidad de Panamá, entre otros, para recabar información útil a nuestros propósitos de investigación. De gran utilidad fue una visita que se realizó a una de las plantas procesadoras de camarón, para la exportación, en el puerto de Vacamonte.

El tiempo utilizado para todas estas actividades fue bastante extenso, después de haber entregado el primer informe de investigación, para indagar sobre el fenómeno de la pesca. Lo cierto es que tanto como investigador social como visitante, se cuenta con una larga experiencia de conocimiento sobre el desarrollo de la comunidad de El Rompío.

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Vista Satelital Nº 1

República de Panamá

Nota: Vista satelital de Panamá y la ubicación de la Bahía de Parita. Fuente: Google Hearth.

IIVV.. MMééttooddoo aapplliiccaaddoo

En el primer informe se habló del método etnográfico como el principal para conocer esta realidad compleja de la pesca. Nuestra elección del método, no solamente se debe a nuestra formación profesional, sino también al tipo de técnicas que principalmente han acompañado el método etnográfico, las cuales son: la entrevista y la observación participante. Definitivamente se ha nutrido de otras técnicas, no menos importante.

Esta parte de la investigación que ahora se presenta aquí, estaba orientada a un breve trabajo de campo en la comunidad de El Rompío, en la Bahía de Parita, distrito de Aguadulce (Coclé). Ahora, la investigación tomó un rumbo diferente al analizar una realidad donde las políticas mantenían un impacto directo. Es decir, se observó y analizó los efectos prácticos en la vida cotidiana de la comunidad. Es preciso recalcar que principalmente el enfoque estuvo en los pescadores artesanales y sus familias. Esto no significó la participación de otros actores sociales y su interacción. De tal manera, al igual que en la primera etapa, también aquí se respondió a algunas inquietudes que se encontraban entremezcladas. Sin embargo, para este avance de la investigación

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macro se decidió ver: Perceptivo propio1: ¿Cuánto o qué conocen los pescadores artesanales sobre las políticas? ¿Cómo las perciben? ¿Qué piensan de ellas? ¿Sienten que los favorece o los perjudica? ¿Cumplen con ellas o no? Observación participante: esta se centró no sólo en las actividades de alta mar, sino también en tierra. Las labores de pesca, de reparación del equipo, de enseñanza de la actividad a los hijos, la percepción sobre el ambiente, las relaciones (de poder, de producción, de parentesco, etc.) entre los diferentes miembros de la comunidad y de éstos con otros fuera. Fue necesario ajustarse al tiempo de la comunidad y de los pescadores. Un tiempo, no tanto condicionado por las horas del reloj sino por “el que hacer” y los ritmos de la naturaleza. “Los pescadores costeños tienen que integrar sus vidas con las mareas y los vientos, deben adecuar sus “horarios” para atender sus lanchas […], los peces” (Gatti, 1986: 11). Eso incluye otras actividades ya expuestas arriba. Supone también jornadas de trabajo que se alargan o se contraen, tiempos de pesca abundante o de escasez, de mayor o menor ingreso. Entrevistas semi-estructuradas: se mencionó antes que la atención se centró en los pescadores artesanales. Las pregunta clave aquí fue: ¿cuáles de todos ellos debían ser tomados en cuenta para ser entrevistados? Es decir, ¿qué características debíamos considerar, y tenían que reunir para poder entrevistarlos?

Algunos criterios de selección que fueron importantes son: primero, los pescadores debían ser personas que tuvieran muchos años de vivir en la comunidad, esto aportó en la entrevista una continuidad en el discurso que manejan sobre los diferentes aspectos de la comunidad. Fue importante considerar el liderazgo de ellos dentro de la comunidad, lo cual permitió hacer algunas inferencias con respecto a sus relatos. Otro factor importante que se tomó en cuenta fue el grado de interés por parte de los candidatos a ser entrevistados, lo cual propició obtener una mayor cantidad de información y un aporte mucho más grande por parte del entrevistado. Tal y como se ha señalado, los pescadores fueron los principales “candidatos” a ser entrevistados. Sin embargo, también fueron entrevistados otros actores sociales, tales como: acopiadores locales, visitantes de la comunidad y un representante de los pescadores artesanales. VV.. RReessuullttaaddooss pprreelliimmiinnaarreess 5.1. La teoría y la práctica antropológica sobre la pesca: el punto de partida

Desde la antropología social se han utilizado diversas teorías y enfoques para el estudio de los pescadores (Galván y Pascual, 1996). El estudio de las sociedades de pescadores no se ha eximido de la larga discusión sobre la Cultura, en que la antropología como disciplina ha estado envuelta. Por un lado, algunos se muestran a favor de la cultura como determinante del sistema social y por el otro, la cultura determinada por los recursos, productos, modos de producción y relaciones de producción (Rubio-Ardanaz, 1994). No se pretende hacer una discusión extensa sobre este aspecto, sólo se mencionará que en la investigación se tratará de hacer una combinación de estos aspectos, pero brindando mayor importancia al segundo aspecto. En ese sentido, además de analizar lo que sería el proceso productivo pesquero se verá en él las relaciones sociales que se establecen, así como también algunos aspectos socioculturales que están detrás de las políticas pesqueras.

1 Como se puede notar, este ámbito se presenta en referencia directa a las políticas ambientales. Es decir, busca la opinión de los pescadores artesanales haciendo alusión a ellas por si solas.

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5.1.1. Antecedentes de investigación

En esta primera aproximación al fenómeno de la pesca y las sociedades pesqueras, pareciera que el análisis sistemático de las sociedades humanas que se organizan en torno a la pesca, desde la antropología social y su práctica en diferentes países, no ha sido abordado hasta épocas recientes. Países con una considerable producción literaria en torno al tema han sido: Canadá, Estados Unidos, España y en menor medida, México. En Centroamérica, las investigaciones se han concentrado en mayor número en Costa Rica y la mayoría de ellas fueron llevadas a cabo por extranjeros provenientes de Canadá o Estados Unidos hace ya varios años. De los trabajos hasta ahora revisados, ninguno parece enfocarse directamente en el tema que se pretende analizar. Sin embargo, presentan aspectos importantes para el análisis de las sociedades pesqueras que obviamente se deben tener presente a manera de comparación. 5.1.1.1. Investigaciones clásicas

Se mencionó lo reciente del análisis sistemático de las sociedades humanas que se organizan en torno a la pesca, porque “ya en los trabajos de los evolucionistas y de los difusionistas se mencionan diversos grupos cuya supervivencia dependía principal y secundariamente de las actividades haliéuticas” (Breton y Estrada, 1989: 42). Pero el interés de éstos antropólogos no implicaba una riqueza de análisis, ni mucho menos una persistencia en el estudio de las sociedades de pescadores. Antes, los primeros estudios de las sociedades pesqueras contribuyeron más a la discusión de problemas disciplinarios generales, que al fomento de un interés vigoroso en el estudio de estas sociedades.

Los trabajos eran sobre todo de un carácter descriptivo, haciendo especial referencia a la tecnología. Es decir, enfocaban su atención en la variada y compleja gama de aparejos utilizados por los pescadores, o los tipos de embarcaciones, por ejemplo (Rubio-Ardanaz, 1994).

Como mencionan Erick Breton y Raúl López Estrada (1989), en esas épocas la antropología mantenía un curso de investigación ecléctico y exploratorio. Además,

“Como los efectos de la industrialización eran visibles sobre todo entre las poblaciones agrícolas, y como la búsqueda de la especificidad antropológica respondía a un contexto de diferenciación empírica del mundo occidental y no occidental pero siempre basada en el descubrimiento de condiciones universales para comprender la realidad humana, el continuum esquemático caza-recolección-agricultura-industria, reforzado por los descubrimientos de la paleontología y de la arqueología, tenía mayor fuerza de atracción que la evolución interna del sector haliéutico” (p. 43).

En esta primera etapa descriptiva, a principios del siglo XX, puede mencionarse los trabajos

de Alfred Kroeber y Clark Wissler sobre las tribus californianas, o los de Franz Boas entre los inuit o los kwakiulst en la Colombia Británica. También, aquellos realizados por Bronislaw Malinowski en las Islas Trobriand o los de Raymond Firth entre los pescadores malayos (Breton y Lopez Estrada, 1989; Rubio-Ardanaz, 1994).

Posteriormente, en los años de 1950 y 1960, el análisis de las sociedades de pescadores sigue manteniendo una orientación funcionalista, recurriendo al material ilustrativo proveniente de diferentes sociedades de pescadores para así desarrollar teorías más dinámicas. Los trabajos de Roy Rappaport o Conrad P. Kottak son un ejemplo de estas décadas en donde el reconocimiento de la fluidez de las relaciones sociales en la pesca fue muy importante (idem).

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A partir de la década de 1970 se muestra una consolidación mayor de la antropología

marítima. En la actualidad existen principalmente tres posiciones teóricas en el análisis de las sociedades de pescadores:

La primera de ellas, la destacan como “un planteamiento a caballo del procesualismo, la

etnometodología y el intercambio simbólico”. Los temas que prevalecen en este enfoque son la interacción tierra-mar y “la función social del secreto”2. Así como también, “el análisis de los componentes simbólicos y cognitivos de la pesca, la topología de los sexos, el orden moral, la percepción de la suerte. Se Sostiene “que el transaccionismo ha dominado gran parte de la producción reciente sobre la actividad pesquera” (Galván y Pascual, 1996: 129). Lamentablemente, estas posturas teóricas parecen no ver estas sociedades desde un panorama mucho más amplio que comprenda, por ejemplo, las condiciones del mercado nacional e internacional o la estructuración de las comunidades como un proceso.

La segunda, influenciada por la antropología ecológica y por la denominada teoría de los juegos, se interesa en cómo los individuos enfrentan las eventuales perturbaciones del entorno ambiental mediante “estrategias adaptativas”. “Desde esta perspectiva, denominada ecología procesual, las estrategias deben entenderse en un sentido amplio, haciendo referencia a ‘estrategias económicas’ donde la pesca no es necesariamente la única actividad. Tal planteamiento supone, por ejemplo, que las actividades productivas de los individuos pertenecientes a una familia de pescadores artesanales deben ser analizadas desde el punto de vista de la ‘reproducción’ social y económica de toda la unidad doméstica, que constituiría la unidad adaptativa fundamental” (ibidem: 130). En esta perspectiva “la cultura misma” forma parte del “entorno ecológico”. Por tanto, contendría “factores tales como situación del mercado, recursos humanos, cambios tecnológicos, o legislaciones gubernamentales sobre artes y zonas de pesca”. “Se debe tener en cuenta... la inserción del sector pesquero en el conjunto del sistema económico global, abordando análisis diacrónicos que combinen diversas unidades de estudio a fin de poder captar en una dimensión más amplia las causas y la naturaleza de las estrategias de las unidades domésticas” (ídem). En cuanto a la teoría de los juegos, el concepto básico que es la noción de estrategias, aparece como un procedimiento concreto que señala el comportamiento de los jugadores en sus posibles circunstancias a lo largo del juego (Rubio-Ardanaz, 1994: 54). En esta última teoría se corre el riesgo de no analizar las estructuras que hacen posible que el juego exista; además, de someter las relaciones sociales a la correlación de probabilidades entre el mar y los pescadores, si entendemos que las relaciones sociales entre los pescadores va mucho más allá del entorno natural.

La tercera, procede del marxismo y reclaman “la necesidad de insertar las sociedades pesqueras en el debate sobre la persistencia de la pequeña producción mercantil en las sociedades capitalistas avanzadas. Consideran que es más productiva la inserción del análisis de los pescadores en aquellos temas que también involucraban al campesinado en vez de insistir en “la especificidad cultural o económica de los pescadores” Sin embargo, hay una contradicción en su propuesta, porque aun cuando desacreditan enunciar la especificidad de los

2 A diferencia de la tierra donde la demarcación no es tan compleja y los recursos se pueden concentrar artificialmente en determinada área, lo que en muchos casos permite la propiedad privada de las tierras y su adecuada defensa; en el mar esta demarcación resulta ser mucho más difícil, por no decir imposible y el recurso aparentemente se encuentra diseminado en todas partes y su apropiación es libre. Por tanto, teóricamente los pescadores no poseen un pedazo de mar sino el conocimiento sobre las áreas de pesca o concentración de mayor cantidad de peces. Esta información es la que en muchos casos pasa a ser privada y es lo que se llama “el secreto”.

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pescadores sí insisten en “la especificidad del proceso de trabajo y de la articulación de los factores de producción en este sector”. “El estudio histórico de las diversas formas de apropiación del recurso, desde las más informales a las más formales, constituye un tema de enorme interés, pues incide en múltiples aspectos de la organización social y económica de la actividades pesquera” (Galván y Pascual, 1996: 130-31).

5.1.1.2. El caso Latinoamericano

A nivel de Latinoamérica existen una serie de investigaciones entre los pescadores artesanales que merecen siquiera mencionarse. Muchas de ellas corresponden a investigaciones hechas por antropólogos canadienses o norteamericanos en estos países, principalmente en México y Brasil. La importancia que tienen es que se refieren a realidades no muy alejadas de las que se enfrentan los pescadores artesanales en El Rompío. 5.1.1.2.1. México

A mediados de 1980 el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en Conjunto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia en México, inauguraron una serie de Cuadernos de la Casa Chata, en donde se tocaban diversos aspectos de los diferentes pescadores de México. El cuaderno más representativo sería el de José M. Gatti (1986), bajo el título de Los pescadores de México: la vida en un lance, en él pretende reunir aspectos como la historia, el espacio, la economía y la vida cotidiana de los pescadores de este país. Es un trabajo de vital referencia para conocer aspectos prácticos y culturales en la vida de los pescadores, que pueden extrapolarse al caso de los pescadores artesanales en Panamá.

Otro intento posterior por querer hablar en general sobre los pescadores de México es el de Graciela Alcalá (1995) —quien antes ya había participado en las investigaciones del CIESAS— con artículo bajo el título de Situación y perspectiva de los pescadores artesanales de El Soconusco. Define los pescadores por región geográfica y por el tipo de recursos que explotan. Su definición de la pesca artesanal resulta muy útil para nuestro trabajo. 5.1.1.2.2. Brasil

Durante la década de 1990, con el auspicio de la Universidad de Laval (Québec), se realizaron investigaciones por parte de Steve Plante en la comunidad costera de Trindade, en el litoral pacífico brasileño, justo en la frontera entre los estados de Río de Janeiro y São Paulo (Plante y Breton, 1994). El tema principal de ese momento era el impacto del turismo en la actividad de la pesca y las transformaciones de la comunidad. Algo parecido había hecho el antropólogo norteamericano C. P. Kottak, en las décadas de 1960, 1970 y 1980, en la comunidad pesquera de Arembepe, en Bahía. Allí estudio el cambio social y ecológico, mediante el análisis de: formas de trabajo, división laboral, la pesca, el turismo y las desigualdades económicas.

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5.1.1.2.3. Argentina

De importancia para mi investigación es el trabajo del antropólogo argentino Fernando A. Balbi (1995), quien se refiere al proceso productivo pesquero en su artículo titulado Las paradojas de la regularidad: algunas consideraciones en torno del papel de los intermediarios en el proceso productivo pesquero del área del Delta entrerriano. A pesar de que se refiere a una actividad pesquera que no ocurre en el mar, su trabajo sigue siendo importante por el análisis que hace de lo que él llama el Proceso Productivo Pesquero. Un concepto que pretendo utilizar en mi investigación macro. 5.1.1.2.4. Costa Rica

A finales de la década de 1980 y principios de 1990 en Costa Rica, a través del apoyo financiero de la Universidad de Laval (Québec), se realizan diferentes investigaciones sobre pescadores artesanales de distintas partes del Pacífico costarricense. El encargado de dichas investigaciones fue el antropólogo canadiense Yvan Breton. La intención de estos estudios fue buscar distintas realidades a las que se enfrentan los pescadores artesanales como por ejemplo: el cambio tecnológico, el impacto del turismo, la diversificación de la economía, entre otros. Y. Breton es un antropólogo de gran experiencia en el campo de la antropología marítima y ha formado a muchos otros, incluyendo investigadores latinoamericanos. Ha dirigido trabajos de investigación en Costa Rica, Brasil, Venezuela y México. Sus escritos y los que ha dirigido son de referencia obligatoria para nuestro trabajo. 5.1.1.2.5. Nicaragua

Con una fuerte descripción de la actividad económica y una importancia del componente étnico, el antropólogo norteamericano Mark Jamieson (2002) realiza su trabajo de campo en los primeros años de 1990 en una comunidad miskita del caribe nicaragüense, su artículo, La reproducción desigualdades internas y la economía del camarón en una comunidad miskita, habla de varios casos de pescadores y la importancia que para ellos tiene la captura del camarón. Él intenta recoger los nombres populares dados tanto a las especies como al procedimiento que se utiliza para que sean procesados. 5.1.1.3. El caso de España

En este país existen diferentes antropólogos que ya han empezado a realizar trabajos en lo que al tema de la gestión de la pesca se refiere. Existen grupos de investigación surgidos desde la Universidad de La Laguna (Galván y Pascual, 1996). Otros desde la Universidad de Girona (Alegret 1998, 2000) y otros desde el País Vasco (Rubio-Ardanaz, 1994). Es más, en los últimos años se han sucedido una serie de Jornadas de Antropología Marítima dedicadas a distintos temas de interés, principalmente en la pesca artesanal, donde han participado investigadores de distintas partes de España (Rubio-Ardanaz, 2003). David Florido del Corral es otro representante de estudios de la antropología marítima en Andalucía, con un sugerente análisis glocalista (Florido del Corral, 2002a).

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5.1.1.4. El caso de Panamá

Desde la antropología, el único trabajo que se ha encontrado y que analiza algún aspecto del sector pesquero panameño es el de Jhon Bort y James Sabella (1986). Este puede servir para contemplar el probable panorama histórico del poblamiento de El Rompío y el aumento de la importancia de la pesca del camarón.

En resumen, su trabajo, realizado entre otras comunidades de la Bahía de Parita, señala que antes de 1960 la captura de peces —que implicaba técnicas sencillas y de bajo costo— se efectuaba a través de “anzuelo y cuerda, barredores y corrales”. Era una gran variedad de peces la que se obtenía y la cual era vendida a muchos “compradores de pequeña escala” que revendían el producto en zonas cercanas. La captura de peces resultaba ser más importancia que la del camarón. Los pescadores intercalaban esta actividad con otras como: la agricultura, la ganadería o el trabajo asalariado.

Sin embargo, en el transcurso de 1960 la demanda internacional del camarón progresivamente aumento. Esta paulatina expansión del mercado internacional del camarón encausó cambios en las estrategias de pesca y en todos los contextos relacionados a ésta actividad. Un beneficio mutuo fue la construcción de caminos. Además, la implementación de equipos de refrigeración fue otro cambio que propició la importancia del camarón. Para 1986 la pesca del camarón resultó ser más importante que la captura de peces con aleta entre los pescadores de la Región de Azuero (Bort y Sabella, 1986: 383).

Los llamados compradores de pequeña escala empezaron a revender el camarón a unas cuantas compañías grandes que procesaban y congelaban el camarón para ser exportado. “Debido a requisitos de capital y equipo necesario, es típico encontrar que sólo hay uno o dos compradores de camarón en cualquier área local. Como el mercado local de camarón es extremadamente limitado, los pescadores no tienen otra alternativa que vender su pesca al comprador local. Los compradores, a su vez, no tienen otra opción que vender a los pescadores” (ibidem: 384). 5.1.2. Los pescadores

En el manejo de los recursos marino-costeros intervienen diferentes actores sociales que juegan un papel diferenciado. Esta investigación se enfoca principalmente en los pescadores. Cuando aquí se habla de pescadores se intenta hacer entender que el trabajo entre ellos no sólo incluye aquellos que salen a pescar, sino ellos en conjunto con sus familias, sus relaciones sociales y con otros grupos familiares o individuos fuera de la comunidad de El Rompío.

La investigación centró su atención en aquellos que realizan un tipo de “pesca artesanal”. Principalmente ha sido caracterizada así en el ámbito de las instituciones del Estado. Es probable que aquellos pescadores que se incluyen aquí tengan otras maneras de llamarse así mismos, y de seguro es de importancia rescatar este aspecto en futuras investigaciones [Así lo pudieron hacer notar investigaciones hechas en Golfito de Costa Rica, definiéndose los pescadores de la costa como “pichorchos” en contraposición a los de alta mar (Bozzoli de Wille y Chávez, 1987)]. De manera preliminar se les continuará llamando pescadores artesanales. Sin dejar de hacer notar que este término no deja de ser ambiguo, pues también existen diferencias entre todos los pescadores que son llamados de esa manera (Breton y López Estrada, 1989: 65).

A este tipo de pesca también se le ha llamado costera para referirse a aquellos pescadores o comunidades de pescadores que trabajan, casi exclusivamente, en la zona del mar territorial, pero sin dejar de considerar sus desarrollos históricos y económicos locales y su geografía particular que

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también influyen en sus características. En estudios hechos por un equipo de investigadores, patrocinados por la Universidad de Laval (Canadá), sobre comunidades de pescadores costeros entre 1989 y 1990 se concluyó, por ejemplo, que “los productores se caracterizan por una relativa heterogeneidad en cuanto a las especies capturadas, del tiempo dedicado a la actividad y el apogeo de su oficio” (Breton, et. al., 1991: 117). En España, algunos antropólogos se refieren a este tipo de pesca como pesca de bajura, para diferenciarle de la pesca de altura (Rubio-Ardanaz, 1994; Alegret, 1998, 2000). En suma, la pesca artesanal, la pesca costera y la pesca de bajura parecen tener casi las mismas connotaciones.

En esta investigación, los pescadores artesanales son aquellos que en el mar sus medios de transportes son los botes, cayucos o pangas con un tamaño que oscila entre los 5 y 10 metros de eslora (largo). Para el caso de los botes y cayucos, estos son hechos con madera de una sola pieza. Las pangas son hechas a base de fibra de vidrio, mucho más livianas que las anteriores. Se pueden operar a través de remos o con motores fuera de borda. Las artes de pesca, generalmente consisten de trasmallo (red agallera) para peces, o un trasmallo con una luz de malla más reducida para la pesca de camarones. También se utilizan diferentes tipos de líneas (palangres) que pueden ser tanto de superficie como de profundidad, o en todo caso el más usual que sería la cuerda de mano. El tiempo en que operan no sobrepasa un día y su tripulación es de entre 2 y 3 personas (González A y otros, 1993). La gran mayoría trabaja en el ámbito familiar o escoge la tripulación de acuerdo al parentesco. Principalmente el tipo de pesca que realizan es múltiple, o sea, que capturan indistintamente diferentes tipos de especies, aunque muchos se especializan en la pesca del camarón.

Esta definición podría complementarse con la que ofrece G. Alcalá (1995) para el caso de los pescadores de México. Para ella, el pescador artesanal es “aquel que utiliza artes de pesca no automatizada y embarcaciones de pequeño calado (cayucos, pangas, lanchas de fibra de vidrio), que captura en aguas ribereñas (patrimoniales), y cuya captura se destina a la subsistencia y/o a la venta en un mercado local, regional o nacional” (p. 343).

Una definición de la pesca artesanal, no tan alejada de las que ya hemos mencionado, la presenta José Regalado de la Cruz (2004b) para el caso de Panamá, que esta amparada en la legislación panameña. Esta se delimita mediante el tipo de embarcación y las artes de pesca que utilizan. Así tenemos: los botes, “conocido en otros países como cayucos o canoas. Son pequeñas embarcaciones hechas del vaciado de un árbol, impulsadas por remos, velas y en algunos casos con motores fuera de borda. Son ocupadas para actividades de pesca muy cercanas a la costa y de baja autonomía”. Las pangas, “conocidas también como “lancha”. Construidas de madera, fibra de vidrio o aluminio, usando generalmente motor fuera de borda, aunque alguna de ellas ha sido equipadas con motor interno. Los pescadores las utilizan para jornadas de uno o más días en promedio y aunque se alejan más que los botes, los pescadores procuran no distanciarse más allá de donde se vean las montañas del continente. Por último, las lanchas, que “son pequeños barcos construidos de madera, hierro o fibra de vidrio, con motor central y cabina de tripulantes, teniendo una mayor autonomía con una capacidad de pesca que va de 5 a 10 días”.

Tomando en cuenta estas definiciones y conceptos, actualmente los pescadores artesanales de El Rompío, en su mayoría se agrupan en lo que sería Las Pangas, construidas en su mayoría de fibra de vidrio, de un tamaño que va de los 5 a 7 metros de eslora. La tripulación está compuesta de no más de 3 personas. Las artes de pesca más utilizados son los trasmallos o redes agalleras. El principal producto de captura es el camarón. Efectivamente sus faenas no sobrepasan de un día y la pesca la realizan sin distanciarse más allá de puntos de referencias continentales preestablecidos. Buena parte de la captura resulta para la comercialización. Sin embargo, otros pescadores también

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utilizan los Botes, que generalmente son hechos de madera, de no más de 4 metros de largo. Sus principales artes de pesca son la atarraya para la pesca de camarón o la cuerda de mano. No se distancian mucho de la costa, faenando principalmente en el Estero Salado o en su boca, que se encuentra justo frente a la comunidad. Su producción es principalmente para el consumo. 5.1.3. El proceso productivo pesquero

Estos pescadores artesanales, en conjunto con otros sujetos sociales, intervienen en lo que F.A. Balbi (1995) ha llamado proceso productivo pesquero, un concepto que pretendemos analizar más ampliamente, reconociendo todas sus facetas, en el proyecto macro (por ahora sólo nos limitamos a describirlo teóricamente).

Esos otros sujetos serían: los acopiadores extralocales, quienes cuentan con los medios técnicos, económicos, los contactos y la capacidad de gestión necesarios para acceder a los centros de consumo, en general no viven en la comunidad (Balbi, 1995: 143). Están también los acopiadores locales o intermediarios, los cuales cuentan con una capacidad personal para negociar entre los pescadores y el extralocal. No compran el producto al pescador debido que no cuentan con el capital para ello, sino que se lo ofrecen al extralocal y aseguran que éste se los compre. Ellos sí viven dentro de la comunidad (ibidem: 151-153).

Para nuestra investigación, este concepto lo hemos readaptado de F. A. Balbi (1995) quien se refiere al papel que juegan los intermediarios en él. En ese sentido, nuestra investigación tendría un sentido diferente, ya que en nuestro caso, como mencionamos ya, nos enfocamos mucho más en las pescadores y en el impacto que tienen las políticas pesqueras en dicho proceso productivo, aspectos que este investigador no considera en su estudio.

Este autor define el proceso productivo pesquero como:

“un sistema de actividades productivas que se basa en un amplio conjunto de relaciones sociales que sirven de sostén a las diversas actividades concretas que lo conforman. Por cierto, la distinción entre las actividades y las relaciones es solamente una operación teórica, puesto que lo que de hecho observamos es simplemente un conjunto de acciones: así que cuando hablamos de características del proceso productivo pesquero nos referimos tanto a rasgos del sistema de actividades como a particularidades del conjunto de relaciones” (Balbi, 1995: 140).

Él considera que para que este proceso exista debe haber una cierta regularidad, sólo que

paradójicamente para que ella exista debe actuar el intermediario. Su definición está más íntimamente ligada a las relaciones sociales que se dan entre estos tres actores sociales. Debido a nuestra experiencia en la comunidad de El Rompío, hemos notado que no están presentes acopiadores locales tal y como los define. Allí los acopiadores locales son aquellos que sí poseen el capital y los medios técnicos para obtener el producto, además de vivir en la comunidad. Algunos son pescadores en la actualidad, otros, poseen pequeños comercios de abastecimiento.

Por otro lado, las relaciones sociales de las que él habla sólo tienen que ver con las relaciones de producción, sin hacer notar por ejemplo, aquellas que se establecen entre los mismos pescadores o al interior de sus familias. Con todo y esto su trabajo resulta importante para definir algunos actores sociales que intervienen en El Rompío, así como también para definir ese cúmulo de actividades productivas en torno a la pesca.

Se ha considerado que, para el caso de los pescadores artesanales, la pesca, como parte del proceso productivo, consiste en un conjunto de actividades productivas, las cuales serían: apropiación, consumo, transformación y comercialización del recurso marino-costero.

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En el caso de la apropiación intervienen otros aspectos que no son meramente económicos,

sino que están caracterizados por aspectos socioculturales relacionados con el aprendizaje del conocimiento que permiten llevar a cabo la actividad de la pesca. Al respecto, varios trabajos de investigación se han enfocado en este aspecto.

El aprendizaje supone un profundo conocimiento de los tiempos que, digamos, implica la capacidad de anticiparse a las tormentas reconociendo ciertas características del oleaje, de las nubes, del color del cielo, de la presencia o ausencia de determinadas aves o peces, etc. Tal y como señala J. M. Gatti:

“El conocimiento que se empieza a adquirir desde muy joven, prácticamente desde niño, es el fundamento de esta sabiduría que tienen los pescadores. Ella exige reconocer no solamente los cambios de tiempo y los cambios de clima, si no los efectos que esto tiene sobre la presencia o ausencia de peces, la posibilidad de pescarlos según su comportamiento” (Gatti, 1986: 16).

Este consiste en un conocimiento, que aun con los cambios, es transmitido de generación en

generación y les ha permitido dedicarse a la actividad de la pesca. La asociación entre el tiempo y el clima está a su vez asociada con la migración de los peces, las áreas de pesca, la abundancia de peces y épocas de pesca. Resulta entonces un calendario casi preciso manejado por casi todos los pescadores y con gran exactitud como el de cualquier biólogo marino. Aunque es necesario tomar en cuenta que no necesariamente el conocimiento sobre las áreas de pesca es de tipo colectivo. “Cada pescador de acuerdo a su experiencia, ha desarrollado un conocimiento de sus lugares de pesca preferidos y funciona de manera autónoma en sus decisiones” (López Estrada y Breton, 1991: 31). A todos estos aspectos de la pesca, envueltos en los aspectos de la apropiación y hasta aquí mencionados llamaré en mi investigación conocimiento ambiental.

No sólo resulta importante el saber sobre el clima, el tiempo, las mareas, las migraciones de peces o las épocas de pesca, en suma el conocimiento ambiental, sino que también es fundamental la orientación en el mar, que en definitiva está íntimamente ligada a esta otra sabiduría. Por tanto, el aspecto geográfico, el paisaje, es crucial. Hasta podría decirse que este saber determina la orientación en el mar en conjunto con el conocimiento ambiental. Este “saber orientarse” en conjunto con el “saber del paisaje” es lo que llamaré conocimiento geográfico.

Todo este conocimiento está íntimamente ligado al técnico. Es decir, aquel relacionado con las artes y aparejos que son utilizados para la pesca. Su utilización y función depende mucho del tipo de pesca al que se quiera dedicar, la época del año y el lugar donde se realiza. La misma forma de cómo saber utilizarlas y en cuáles circunstancias involucra un sinnúmero de decisiones asociadas a otros aspectos, tanto socioculturales como económicos.

“Estos conocimientos que combinan lo meteorológico con lo biológico alcanzan a ser sabiduría —y no un mero conocer parcializado—, por el hecho de que estos fenómenos se complementan con un saber técnico acerca del tipo de arte de pesca a utilizar para obtener suceso en la actividad; estos conocimientos muy finos y muy precisos que todo pescador termina adquiriendo son los determinantes del buen desempeño en el oficio […] del pescador” (ibidem: 16-17).

En otros términos muy simples, este conocimiento está asociado a la naturaleza. Entre estos

dos ámbitos existe una estrecha relación. Sin embargo, en la determinación de las artes de pesca también intervienen otros factores como por ejemplo: las exigencias del mercado, la introducción de nueva tecnología y la intervención del Estado (López Estrada y Breton, 1991: 35). A estos aspectos de la tecnología es lo que llamaremos en la investigación el conocimiento técnico.

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Si el conocimiento técnico, el geográfico y el ambiental están relacionados y el primero se ve

influido a su vez por otros factores, sería también probable que su incidencia se extienda a los otros. En ese sentido, tratar de entender la incidencia que tienen las políticas relacionadas con el manejo de los recursos marino-costero en estos aspectos resulta crucial.

Al igual que, en el ámbito económico, la administración de la unidad de producción. Esto tiene que ver con el cuándo, dónde y cómo se realiza la pesca. Estas decisiones en cierta medida están mediadas por lo lucrativo de la pesca. El cuándo involucra el conocimiento ambiental; el dónde también, pero además la información sobre sitios de pesca que se capta a través de la cooperación entre pescadores; el cómo se refiere a actividades de tierra y mar en donde se define como armar la pesca, quiénes realizaran esta operación, el número de mallas de las redes o el tipo de material que será usado, el tipo de la embarcación, cómo se efectúa el mantenimiento del motor, del bote, de las redes y cómo se seleccionarán los pescadores ayudantes ((López Estrada y Breton, 1991: 45). La idea es optimizar la pesca, de manera que el riesgo de pérdidas económicas sea menor. En resumen, la pesca es mucho más que salir al mar para recoger el producto, implica actividades fuera del mar que incluyen costos económicos y energéticos importantes que deben ser evaluados por los pescadores (Breton y López Estrada, 1989: 60).

En el aspecto de consumo y transformación dentro del proceso productivo pesquero, para el caso de los pescadores artesanales, tiene especial importancia la organización familiar en ellos. Es decir, cómo se distribuye el trabajo al interior de la familia. De hecho, dada la naturaleza frágil del producto, es preciso transformarlo o escurrirlo rápidamente, estas operaciones requieren de un trabajo intenso que puede impedir cualquier otra actividad durante cierto período, por tanto debe recurrirse a la mano de obra familiar o doméstica para completar estos procesos (ibidem).

Se Considera que es en el aspecto de la comercialización donde tiene mayor relevancia el análisis que hace F. A. Balbi sobre el proceso productivo pesquero y en específico las relaciones sociales que se desarrollan en torno a las actividades productivas. Las relaciones entre los pescadores y los acopiadores extralocales son totalmente desiguales. “El intercambio es desigual en la medida en que el pescador, que no puede conservar fresco el pescado, se ve forzado a aceptar los precios que impone el extralocal, quien cuenta con el camión término y el hielo necesario para hacerlo” (Balbi, 1995: 144). En ese sentido, las acciones de cada actor contribuyen a delimitar las posibilidades de acción de los demás en el seno de cualquier sistema de acción: permiten ciertas prácticas e imposibilitan otras. Es decir, aun cuando el extralocal impone el tipo de relación, las prácticas de los distintos actores sociales conservan un margen de maniobra, debido entre otras cosas a que también existen otras fuentes de recursos que los actores pueden utilizar en sus prácticas, las cuales no siempre están en manos de los extralocales (ibidem).

Inclusive, opera lo que Nuria Gamboa y Allen Cordero (1989) han convenido en llamar redes de ayuda mutua. La ayuda mutua viene a representar un tipo de relación social entre unidades domésticas y tiene un valor monetario cuya función es “ser un mecanismo para la reproducción de la fuerza de trabajo” (p. 70). Está basada en un principio de generosidad y solidaridad, de economía de recursos para satisfacer necesidades de reproducción de la población (Gamboa y Cordero, 1989: 71). Esto no implica que esté exenta de intereses, pues se espera implícitamente que si se brinda la ayuda se retribuya el favor. Sólo que, por ejemplo, el hecho de que sea intercambiable en términos monetarios no implica que la ayuda y lo pagado por ella tengan un valor equivalente. Aspectos simbólicos como lo oportuno de la ayuda, el agradecimiento, el reconocimiento o la aceptación social, son más importantes. La ayuda mutua lo que permite es redistribuir el ingreso global de los grupos familiares, coadyuvando de esta manera a la sobrevivencia del grupo en su conjunto.

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En suma, “las relaciones sociales que se tejen en torno a la ayuda mutua se expresan

concretamente en un fenómeno social y organizativo al que llamamos redes de ayuda mutua, que es una relación social que está ‘más allá’ de la familia nuclear tradicional y ‘más acá’ del estrato o la clase social” (idem). Es más, la actividad de la pesca, al ser un proceso inestable que depende de múltiples factores inciertos, obliga a mantener este tipo de relaciones sociales, más aun cuando muchos de los pescadores provienen de un sector empobrecido. Desde la antropología marítima, John A. Barnes (1954), en Noruega, ya había hecho estudios relacionados con este aspecto, utilizando el concepto de redes comunales o entramado social (Barnes en Rubio-Ardanaz, 1994: 50). 5.2. Breve aspectos de la pesca en Panamá

Panamá es un país con una población de poco más de 3 millones de habitantes y territorialmente pequeño con una extensión de 75,517 Km2. Sin embargo, esto es compensado por los 319,832.8 Km2 de mar territorial (Mckay, 1993), los 180,200 Km2 de zona económica exclusiva en el litoral Pacifico y los 139,624 Km2 en el Caribe (PRADEPESCA, 1995); donde la costa en el Mar Caribe tiene una longitud que se extiende por 1,287.7 kilómetros y la costa Pacífico por 1,700.6 kilómetros (Mackay, 1993). 5.2.1. La productividad del sector pesquero

Es la pesca industrial y comercial la que juega el principal papel en la exportación. “El sector pesca tuvo un buen desempeño en el año 2003 al crecer 12.6%. Creció notablemente la captura de peces en alta mar, principalmente atún. Se registra un aumento significativo de 51.5% en el volumen exportado de atún de aleta amarilla, pescado fresco y filete. Las exportaciones de anchovetas y arenques utilizados en la producción de aceite y harina de pescado crecieron en 77.3%” (MEF, 2003: 49).

Esa bonanza del 2003, ha ido disminuyendo año tras año. En el 2004, este sector tuvo un modesto crecimiento de 1.5%. Lo que ha afectado esto ha sido los bajones de los precios internacionales del camarón, producto de la competencia por el mercado estadounidense que ha sostenido la producción nacional para la exportación de camarones con países exportadores asiáticos (MEF, 2004) [China es el país en el mundo con mayor producción pesquera]. Para el 2005, este sector tuvo un crecimiento de 2.6%, principalmente por el aumento de la demanda exportadora de camarones a pesar de que los precios del mercado se mantuvieron bajos, el aumento del cultivo de camarón fue significativo. Sin embargo, el crecimiento del sector pesca se ve limitado por los altos costos de producción (MEF, 2005). Únicamente el volumen exportado de aceite y harina de pescado fue lo que aumentó durante el 2006. Tanto el volumen como el valor de las exportaciones de camarones disminuyeron. También lo hizo el pescado y las larvas de camarones, éstas últimas con una caída del ¡76.1%! en su valor (MEF, 2006). Aún se mantiene bajo el precio internacional del camarón y la competencia del mercado con países de Asia. El Informe Económico Anual del 2006 observa el sector pesca de la siguiente forma:

Es evidente que el ritmo de crecimiento del sector pesca se ha frenado debido al efecto de los altos costos de operación, por el alza del combustible, que ha ocasionado una disminución en la dinámica de captura y exportación de especies de alta mar y algunas restricciones impuestas a las redes para proteger los delfines han desplazado en alguna medida la flota pesquera. Además, la crisis que hoy enfrenta la exportación del camarón también se atribuye a factores ambientales como la contaminación de las costas y el exceso de sedimento en los pantanos y manglares donde la especie crece y se reproduce. Sin embargo, la producción de

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camarones de estanque sigue siendo muy productiva respondiendo a su máxima capacidad, lo que atenúa en gran medida el deterioro del sector (p. 56).

Lo anterior señala un panorama poco halagador de la producción pesquera para la exportación. Aunque el alza del precio del combustible también afecta a los pescadores artesanales, por su bajo costo de operación la pesca artesanal aún sigue siendo un buen medio de subsistencia para ellos, no les genera grandes ganancias, pero les permite una mejor vida. 5.2.2. La pesca artesanal

En tanto, los productos del mar (camarones, pescados, y conchas, principalmente) que son consumidos por la población panameña, tanto de las áreas rurales como urbanas, en su mayoría provienen de pescadores artesanales de pequeñas embarcaciones con técnicas y equipos muy sencillos3. Según informes gubernamentales del 2006, la pesca artesanal extrae cerca de 4 millones 731 mil 102 kilogramos de pescado al año; entre un 47 y un 49% es para el autoconsumo. Mientras, entre un 50 y 53% es para su comercialización local, rural, urbana o la exportación (El Panamá América, 22/10/2006). “La pesca artesanal se disemina por las aguas costeras de los golfos de Panamá y Montijo y por las del oriente del golfo de Chiriquí”, así como también por muchas islas en el lado Pacifico. “En el Caribe, la pesca artesanal es menos productiva y se concentra en Bocas del Toro y Costa Arriba de Colón” (Mackay, 1993: 48).

En el litoral Pacífico, según datos arqueológicos, el consumo y explotación de los recursos marinos fue muy importante para los primeros asentamientos humanos que se ubicaron en la región central del país (Cooke, 1981, Cooke y Ranere, 1994). Actualmente, alrededor del 83% de la población panameña se ubica en el área de influencia del litoral Pacífico (ANAM, 2003; ANAM, 2004). Una gran cantidad de comunidades pesqueras se encuentran diseminadas por casi toda esta costa. La población total de pescadores artesanales en el Pacifico para 1986, según la Dirección General de Recursos Marinos, ascendía a 6,562 personas (Turner y Carranza, 1987). En 1995, la población creció a 9,370 personas dedicados a la pesca artesanal (PRADEPESCA, 1995)4. Para el 2004, existían en todo el país 6,116 embarcaciones artesanales y 18,348 pescadores artesanales (ANAM, 2004: 65). 5.2.3. Detalles biogeográficos de la pesca en el Pacífico

En los golfos del lado Pacífico aparecen “diferencias biológicas entre los ambientes rocosos, los arenosos y los fangosos. Estos últimos, organizados sobre acumulaciones fluviomarinas, poseen manglares o asociaciones costeras en las que Rizophora mangle (mangle rojo) es la especie dominante. En ellas hay varios géneros de moluscos y distintas especies de crustáceos, colúbridos, saurios y algunos mamíferos como los Procyon o gatos mangleteros” (Mckay, 1993: 24).

En la Península de Azuero (región central del país) el mar ofrece “una diversa y abundante variedad de recursos marinos. La combinación de un oleaje fuerte, salinas, y de extensos estuarios de mangle crean condiciones que estimulan alta producción biológica y proveen criaderos naturales a muchas especies. Las aguas de baja profundidad cercanas a la costa, proveen también,

3 Del cultivo del camarón también se emplea una gran parte para el consumo local y regional del producto. 4 Es probable que estas dos encuestas realizadas para la obtención de estos datos no contemplaran aquellos pescadores que se dedican a la pesca, pero que no se encuentran habitando en comunidades de pescadores y combinan esta actividad con otros tipos (agricultor, trabajo asalariado, funcionario público, pequeño comerciante, etc.).

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excelentes condiciones para los pescadores que usan pequeñas embarcaciones y equipo sencillo” (Bort y Sabella, 1986: 382).

En efecto, las poblaciones costeras —tal y como sucedió en el pasado— se benefician abundantemente del ecosistema marino de esta región. Por ejemplo, “las hojas de los manglares, al descomponerse, liberan nutrientes que son aprovechados por procesos oceanográficos que producen un fitoplancton consumido por especies marinas de gran valor comercial. Los estudios indican que casi todas las especies de camarones marinos de importancia comercial en Panamá pasan los primeros meses de su ciclo de vida, refugiados en estuarios bordeados por manglares, donde abunda la materia orgánica que le sirve de alimento. Se reconoce también que unas 30 especies de peces de importancia comercial en el golfo de Panamá viven en estuarios y manglares durante las primeras etapas de su vida” (Mckay, 1993: 28). En estas zonas costeras, estuarinas y poco profundas abundan “las especies de los géneros Polydactiylus (bobos), Cynoscion (corvinas) y Lufjanus (pargos), al igual que Scomberomorus maculatus (sierra). Otro grupo de gran valor alimenticio pero de menores rendimientos está representado por Caranx (jureles) y por las familias Mugelidae (lisas), Centropomidae (robalos), Ariidae (congos, babres), Mullidae (salmonetes) y Serranidae (meros)” (ibidem: 33). Esto se una al hecho de que alrededor de 140 de las 1, 351 especies de peces marinos en Panamá son de interés comercial (ANAM, 2004).

Sin embargo, “el desarrollo de las actividades agropecuarias, acuícolas, turísticas y urbanísticas, en los últimos treinta años han provocado la pérdida de 5,647 hectáreas de mangle, por efectos de la construcción de enormes estanques para cultivo de camarones, rellenos para proyectos urbanos y turísticos, construcción de espigones, rompeolas, contaminación industrial, doméstica, por agroquímicos, derrames petroleros, así como por la producción de carbón vegetal, postes e insumos de construcción” (ANAM, 2003). Además, “se observa que las descargas de aguas residuales en los cuerpos de aguas cercanos a ciudades y comunidades urbanas va en aumento” (ANAM, 2004: 62). La Autoridad Marítima ha comprobado contaminación de la zona costera en varias ciudades costeras del Pacífico, incluida Aguadulce, cuidad donde se concentra este estudio. En el 2005, pescadores artesanales del Puerto de Aguadulce denunciaron la contaminación de los manglares y esteros, productos de la actividad del mismo puerto, las compañías camaroneras y azucareras, muy cercanas al área (El Panamá América, 22/04/2005).

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Vista Satelital Nº 2

Ubicación Geográfica de Aguadulce

Nota: Nótese la amplitud de esta bahía y la forma en que limita con Aguadulce. Fuente: Google Hearth.

5.3. Aguadulce y su incorporación al sector pesquero

El distrito de Aguadulce política y administrativamente pertenece a la actual provincia de Coclé, una de las cuales forma el bloque de las provincias centrales del país (Herrera, Veraguas y Los Santos son las otras), y posee una extensión aproximada de 4,827.3 km2. Junto con el distrito de Aguadulce, está además conformada por los distritos de: Natá, Olá, Penonomé, La Pintada y Antón. El censo del 2000 registró una población de 202, 461 habitantes en dicha provincia. Fue creada en 1855 con el título de departamento, y en 1886 su nombre definitivo de provincia de Coclé. Según el censo de 1870, su población era de aproximadamente 31,888 habitantes. Actualmente, limita al norte con las provincias de Colón y Veraguas, al sur con la Provincia de Herrera y el Océano Pacífico, al este con la provincia de Panamá y al oeste con la provincia de Veraguas.

5.3.1. Los inicios del distrito de Aguadulce Oficialmente Aguadulce fue fundada, como distrito parroquial, el 19 de octubre de 1848,

separándose del distrito de Natá de los Caballeros. Para aquel entonces su importancia como poblado radicaba en la presencia de un puerto natural, en la Bahía de Parita, que comunicaba esta parte de la región central del país con la Ciudad de Panamá. Por este Puerto, principalmente, salían

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materias primas y llegaban objetos suntuarios y herramientas de trabajo. Muchos viajeros y nativos utilizaban esta rada para sus travesías hasta la capital y para el envío de mensajes.

A principios del Siglo XX, Mariano Prado, maestro y escritor de Natá, lo describe de la siguiente manera:

“Visitado regularmente todas las semanas su puerto por uno o varios vapores de la Compañía Nacional, por el Taboga cada quince días y con frecuencia por no pocos buques de vela siendo los principales: el San Juan, la Mary Hill, El Ligero, El Triunfo, ora demuestra el tráfico activísimo de la población, ora importando los productos extranjeros, ora exportando los propios” (González Bazán, 1996: 24-25).

Un poco, después, en 1926, uno de los fundadores del distrito de Aguadulce, Sebastián Sucre, menciona la utilidad del Puerto y el trasiego de mercancías desde el Siglo XIX:

“Desde el comienzo del siglo pasado…, la navegación se practicaba en lo general en ‘canoas’, buques de una sola pieza con velas de trapo; así se hacía todo el comercio de cabotaje. Los productos de exportación consistían en sal, canela, azúcar ‘de pilón’, quesos, cueros, suela, monturas ordinarias, granos, aves, huevos y carne ‘de macito’ (salada y seca al sol) que se llevaban principalmente a Panamá, Taboga, y puertos intermedios. En buques inseguros como aquellos, la navegación se hacía por toda la costa, gran parte a palanca, en pleno día, pues en la noche se suspendía para echar ancla” (p. 45).

Este trasiego de manufacturas, materias primas, personas y productos importados a través del Puerto de Aguadulce contribuía enormemente a la economía local; facilitando a los ganaderos y terratenientes la venta de la carne del ganado vacuno, ocupando un buen cúmulo de personas en el transporte, estiba y cuidado de las cargas, abonando al negocio de posadas y otra serie de servicios ligados a las dinámicas de puertos. Sin embargo, en Aguadulce también se practicaba la agricultura de subsistencia y en mayor medida la ganadería. La ciudad de Panamá era abastecida por carne procedente de la región central del país que en su mayoría zarpaba en embarcaciones desde Aguadulce. “Tiene en primera línea el ganado vacuno que por exportación deja una renta regular al distrito y es una de las fuentes de riqueza local”, manifestaba M. Prado a principios del Siglo XX (Gonzáles Bazán, 1996: 25). “¿Qué panameño existe que no haya usado la sal de Aguadulce? Elaborada en la inmensa marisma situada al Este, pingüe es el rendimiento que produce a sus propietarios”, otra vez vuelve a recalcar M. Prado (idem). Un producto que desde el mismo Siglo XIX ya se comercializaba en otras regiones fuera de Aguadulce. Que mantendría un buen auge en su volumen de producción hasta finales del siglo XX (nótese cómo se describe como un producto “pingüe en rendimiento”, lo cual denota el bajo costo en que era comercializado).

Ese auge comercial de Aguadulce, ligado a su puerto, se vio desmejorado entre 1899 y 1902 a causa de la Guerra de los Mil Días: una guerra civil entre liberales y conversadores que asoló a Colombia, y a Panamá como parte de ésta, durante el Siglo XIX. Aún hoy se recuerda la Batalla de Aguadulce de 1901, donde el ejército liberal vence al conversador, apostado en la ciudad de Aguadulce. Las consecuencias del conflicto armado continuaron hasta después de la separación de Panamá de Colombia, en 1903. De esta manera describe M. Prado el asunto:

“¿Cuántas familias gimen hoy en la miseria gracias a la revolución?... Lástima daba ver a Aguadulce al siguiente día de firmarse el tratado Wisconsin, el 21 de noviembre de 1902… Calles enteras completamente destruidas. Madres rodeadas de hijos hubo que tras la pena de haber perdido a su esposo querido, al salir de sus garitas, en donde pasando penalidades sin cuento, tuvieron que implorar caridad pública para hospedarse habiendo caído su vivienda, víctima del proyectil destructor. Otra sería la riqueza del país si las numerosas reses que apacentaban en el llano no hubiesen caído unas veces bajo la mano de un enemigo personal que en

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ellas saciaba su venganza, otras sirviendo de blanco al desocupado soldado que en eso hallaba su pasatiempo. Todo eso aparte de las necesidades por ambos ejércitos” (Gonzáles Bazán, 1996: 27-28).

No obstante, sin duda existió una recuperación de las secuelas de la guerra y el Puerto de

Aguadulce continuó siendo un gran polo comercial del distrito y de la región central del país. Más cuando a partir de 1920 inicia la fuerte introducción de la agroindustria capitalista mediante la instauración de ingenios azucareros. Para 1911, los Del Valle Henríquez contaban con un moderno ingenio para la elaboración a vapor de azúcar de caña. A mediados de la década de 1910, entre los poblados de Natá, Pocrí y Aguadulce (como existe actualmente), se encontraba la finca más grande de caña de azúcar, propiedad de Rodolfo Chiari (presidente entre 1924-1928), denominada La Estrella; la cual poseía maquinaria para el beneficio de éste rubro, así como también automóviles para el transporte de las cañas durante los períodos de zafra (Quintero, 1993: 8). En resumen, en las primeras décadas después de la fundación del distrito de Aguadulce y en los inicios del Siglo XX y Panamá como república independiente, tanto la vida cotidiana como la actividad comercial estuvieron ligadas al Puerto de Aguadulce. A su vez, la ganadería, la producción de sal y azúcar de caña fueron otra serie de actividades que emplearon a se población, que, para 1911, era de 5, 986 personas en todo el distrito. La pesca no resultaba una actividad importante y empleaba a pocas personas, sobre todo para la subsistencia económica, para lo cual se usaban como técnicas de pesca: el cordel, los atajos, corrales y pequeñas redes. Dicho sea de paso, debemos recordar que la primera Constitución de 1904 ni siquiera contemplaba la regulación ni el fomento de la actividad pesquera (Sánchez Saavedra, 2006b). 5.3.2. Algunos aspectos de la población de Aguadulce durante el siglo XX

Al constituirse la ciudad de Aguadulce en un puerto nacional importante durante el siglo XIX y, por lo menos, hasta la primera mitad del siglo XX (cuando se sustituye definitivamente el trasiego de mercancías mediante el uso de la carretera que conectaba a la ciudad de Panamá, iniciada en la década de 1920 y terminada durante la Segunda Guerra Mundial), su población era bastante diversa y con influencia de personas de distintas nacionalidades, a pesar de ser minoría. “Es la población más cosmopolita del interior, debido a su situación central con respecto de las provincias de Coclé, Veraguas y Los Santos. Varios hoteles, aunque pequeños, pueden dar alojamiento cómodo a los viajeros a precios módicos”, advierte M. Prado (González Bazán, 1996: 27). Sin embargo, la población del distrito mayoritariamente era mestiza y panameña, según lo estimado en los tres primeros censos del siglo XX.

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Cuadro N° 1

Nacionalidad Hombres Mujeres TotalColombiana 24 1 25Costarricense 3 0 3Cubana 5 0 5China 3 0 3Española 8 0 8Norteamericana 3 1 4Francesa 4 0 4Británica 1 0 1Italiana 16 1 17Mexicana 1 0 1Otras 3 0 3Totales 71 3 74

Diferentes Nacionalidades que habitaban el Distrito de Aguadulce para 1911.

Nacionalidad Hombres Mujeres TotalColombiana 26 3 29Costarricense 2 5 7Cubana 4 0 4China 19 0 19Española 5 2 7Norteamericana 2 0 2Antillana (francés) 5 1 6Antillana (inglés) 28 2 30Francesa 5 1 6Holandesa 1 0 1Italiana 13 4 17Mexicana 1 0 1Nicaragüense 2 0 2Peruana 0 2 2Venezolana 2 2 4Otras 2 1 3Totales 117 23 140

Diferentes Nacionalidades que habitaban el Distrito de Aguadulce para 1920.

Estos Cuadros N° 1 y Nº 2, a modo de ejemplo, muestran las distintas nacionalidades que habitaban en el distrito de Aguadulce. Puede notarse que la mayoría de ellos eran de nacionalidad colombiana, italiana, española y china. Para 1920, aumentan la cantidad de población china y antillana, resultado del cese de los trabajos de la construcción del Canal. Hay que notar también que la mayoría eran hombres, que seguramente fueron formando sus hogares con la población de mujeres presentes en Aguadulce. Dicho sea de paso, la población de mujeres registradas en los tres primeros censos nacionales muestra una diferencia cuantitativa por arriba de 200 personas, con respecto a los hombres.

Cuadro N° 2

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Aunque la dinámica comercial de puerto influía en la vida de sus pobladores, lo hacía mucho

más de forma directa en la propia ciudad. Para 1920, el Censo determinó que un 29.9% de la población del distrito era urbano, o sea 2,075 personas, mientras que 4,852 personas, el 70.06%, era población rural. Lo cual sugiera que gran parte de su población, que sumaba 6,927 habitantes, dependía de la agricultura de subsistencia, así como también del trabajo como jornalero durante los períodos de zafra de los ingenios azucareros presentes en la zona. Posiblemente también, por la cercanía a la costa, la pesca era practicada de forma esporádica y para el consumo local, junto con la producción de sal para la comercialización. Los denominados barrios que componían la ciudad de Aguadulce, en 1920, eran los siguientes: Aguadulce cabecera, con una población de 2, 025 personas; El Puerto, poblado por 38 personas; Estero Salado con 86 personas; El Coco con 240; Loma del Pájaro con 163; en La Cruz, 39 personas; Palo Blanco, 58 personas; Las Salinas con 67 personas, y Panchillo con unas 34 personas, para un total de 2, 750 habitantes. Unos datos que van indicando ya la existencia de pobladores y sus viviendas cerca de toda esa zona llana de salinas, cocoteros, esteros, manglares y lagos salobres naturales en la costa, donde hoy se encuentran la Playa El Salado, El Rompío y las Salinas de Aguadulce. El Coco, como aún hoy se le conoce, actualmente es atravesado por la vía que va hasta la playa. Aunque con la debida reserva en la confianza de los datos5, Se observa cómo en el Cuadro N° 3 (página siguiente) prevalecen los oficios de agricultores, jornaleros, comerciantes y domésticos, que aglutinan a la mayor cantidad de personas ocupadas. Nótese entonces cómo la labor doméstica era un oficio predominantemente femenino. Eran los hombres quienes principalmente se ocupaban de actividades que eventualmente serían remuneradas en dinero. Destaca también la existencia del oficio de pescador. El Cuadro muestra a un total de 28 Improductivos, a los que habría que agregarle, la población de niños y niñas menores de 10 años, que suman 1,194. 5 Para el Censo de 1911, Nicolas Victoria Jáen dice lo siguiente sobre el Censo: “Hablando en rigor, la perfección en los censos es cosa que no han alcanzado aún los países adelantados, por lo que nada de particular tendría que el que acaba de hacerse en Panamá adoleciera de defectos…” (1917: vi). Sobre el Censo de 1930, José A. Zubieta nos dice: “No tengo la pretensión de creer que el Censo de 1930 sea una obra perfecta…” (1931: 7). Estos dos personajes, en su momento estuvieron encargados de la elaboración del Censo, de acuerdo a lo que cada uno menciona, mal haríamos si creemos ciegamente en los datos que proporcionan. De hecho, el Censo de 1940 considera que los cálculos de población hechos en los Censos de 1911 y 1920 fueron sobreestimados y por decreto se exageró la cantidad de población (Censo de Población de 1940, 1944).

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Cuadro Nº 3

Oficio Hombres Mujeres TotalAgricultores 479 10 489Jornaleros 826 1 827Vaqueros 5 0 5Ganaderos 24 0 24Hacendados 0 0 0Pescadores 16 0 16Tejedores de sombrero 1 0 1Curtidores de Cuero 11 0 11Panaderos 4 16 20Carniceros 7 0 7Sastres 1 0 1Costureros 0 78 78Zapateros 5 0 5Carpinteros 25 0 25Pintores 3 0 3Carroceros 17 0 17Talabarteros 7 0 7Comerciantes 157 4 161Empleados de comercio 11 2 13Oficios domésticos 17 1828 1845Improductivos 12 16 28TOTALES 1628 1955 3583

Oficios en el Distrito de Aguadulce, Censo de 1920 Para la década de 1930, había en el distrito un total de 1,454 viviendas y una población de 7,118 habitantes. Lo que resulta un crecimiento población bastante bajo de 2.7%6. Las cantidades de población con algún nivel de preparación educativa y de población analfabeta, casi eran similares. Había 3,099 personas con enseñanza primaria, 164 con segunda enseñanza y 45 profesionales. En cambio, 3,810 habitantes no tenían ningún tipo de enseñanza formal. En otros términos, el 46.5% de la población tenía algún nivel de preparación educativa (de ese porcentaje, el 93.7% enseñanza primaria) y el 53.5% no tenía ningún nivel de instrucción. 6 Posiblemente sea un error del mismo Censo de 1930 o una severa emigración de la población a otras regiones del país: ¿será el efecto de la gran depresión económica mundial de 1930? El análisis del Censo de 1940 sobre los datos de los censos anteriores es revelador, refiriéndose a lo bajo del aumento poblacional para los distritos de Penonomé, Aguadulce y Olá: “Indudablemente no pueden explicarse estos aumentos tan pequeños, dada las circunstancias de que las condiciones locales continúan más o menos en el mismo plano de 1920, sino por una creciente migración de individuos de estos distritos, penonomeños y aguadulceños especialmente hacia las ciudades de Colón y Panamá… Recuérdese que el censo de 1930 se levantó durante el período de depresión económica mundial…” (Censo de Población de 1940, 1944: 26). De hecho, el distrito de Panamá tuvo un aumento del 24% de su población, con respecto al censo de 1930.

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2.8517.21

23.9511.96

15.1311.51

8.234.99

2.801.00

0.310.070.00

1

Rang

os de

edad

Porcentaje

Menos de 1 año de 1 a 6 años de 7a 15 añosde 16 a 20 años de 21 a 30 años de 31 a 40 añosde 41 a 50 años de 51 a 60 años de 61 a 70 añosde 71 a 80 años de 81 a 90 años de 91 a 100 añosmás de 100 años

Gráfico N° 1 Rangos de Edad de la Población del Distrito de Aguadulce en 1930

El Gráfico N° 1 muestra claramente que la población del distrito de Aguadulce para 1930 estaba compuesta, en su mayoría, por menores de edad. Personas de menos de un año hasta 15 años representan el 44% de la población del distrito. Si tomamos en cuenta que la mayoría de edad se cumplía oficialmente a los 21 años, entonces sería un 56% menores de edad. Por otro lado, el censo de 1930 muestra una variedad mayor de oficios, como no lo hizo el de 1920. Sin embargo, siguen repuntando los oficios de agricultores, domésticos, jornaleros y comerciantes como los que ocupan la mayor cantidad de personas. Se une a ello el aumento en el número de estudiantes que llega casi a las mil personas. Otros oficios que 40 personas o más lo ejercen, son: carpinteros, choferes, cocineros, carretilleros, criados, empleados públicos, lavanderas, mecánicos y maestros. Desaparece el registro del oficio de pescador, que había sido consignado en el censo anterior. ¿Migraron también los pescadores? Probablemente no. Quizás un cambio en la actividad, producto de la crisis económica de la época. Recordemos que la pesca era para subsistir. Para la década de 1940, la consolidación de la agroindustria y la ganadería es un hecho en las provincias centrales, principalmente en lo que tiene que ver con la producción de azúcar. Se convierten en polos de atracción de población tan distante como Chiriquí e inclusive de áreas indígenas, que en el aquel momento se ubicaban en Chiriquí y Veraguas. Las zafras se convierten en medios suplementarios de la economía familiar en el distrito de Aguadulce y en otros como: Natá, Olá y La Pintada. De esta forma lo señala el mismo censo de 1940, hablando en general sobre la provincia de Coclé:

“Además de la industria ganadera que cuenta con unas 50,000 cabezas…, se desarrolla con muy halagadoras esperanzas la industria azucarera, que en los terrenos del Río Chico y del Santa María cuenta con los dos mejores ingenios del país: El ingenio “Ofelina” y el “Santa Rosa”” (Censo de Población de 1940, 1944: 16).

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En ese momento, la población total del distrito era de 8,449 habitantes. El 49% era población masculina y el 51% femenina. Dentro del corregimiento se registró que vivían: en Aguadulce 2,829 personas, en el Panchillo vivían 41 personas y en el Puerto de Aguadulce unas 30. El crecimiento de la población del distrito fue de un 16%, cinco veces mayor de lo registrado en el censo anterior. Para ese momento es señalado que: “la producción de sal marina en las de Aguadulce se desarrolla también considerablemente, y suple con creces las necesidades del país” (ídem). Inclusive se menciona que una industria que se desarrolla, aunque de escasa importancia, es la pesca, tanto en las costas de Antón como en las de Aguadulce. Lo cual nos indica que ya para 1940 existe un buen cúmulo de pescadores en el distrito, haciendo visible la actividad. Con un aumento considerable de población de casi el 28% en la década de 1950, la población del distrito de Aguadulce alcanza la cifra de 11,700 habitantes. El total de viviendas para ese momento era de 2,314. En tanto, el corregimiento de Aguadulce casi duplicó su población con un total de 4,418 personas. Dicho corregimiento sigue manteniendo el doble de población con respecto a los corregimientos de: El Cristo, Pocrí y El Roble, los otros tres corregimientos que para aquel entonces conforman el distrito de Aguadulce. A partir de 1960, hay un incremento del valor internacional del camarón y de su demanda por países desarrollados, principalmente Estados Unidos. En la década anterior, la pesca del camarón en el Golfo de Panamá inicia la explotación industrial del recurso, principalmente por ocho barcos. Después de la segunda mitad de la década de 1950, se comienza a percibir el efecto pesquero en la disminución de la captura por unidad de esfuerzo (D’Croz y otros, 1979). Para esta década, la pesca comercial del camarón representaba el segundo lugar en las exportaciones importantes para el país y una de las principales en la región (Memoria 1963-1964 del Ministerio de Agricultura, Comercio e Industrias). Igualmente, en la segunda mitad de 1960, se da inicio al Proyecto Regional de Desarrollo Pesquero que buscaba fortalecer el aspecto administrativo de las pesquerías, el desarrollo pesquero y el estudio de los recursos marinos (Memoria 1968 del MICI). En ese contexto se inscribe un acercamiento mayor de la población aguadulceña hacia la pesca del camarón y la dedicación en esta actividad. Es en ésta década cuando se instaura en el distrito la primera compañía de capital norteamericano, dedicada al cultivo del camarón. A finales de 1960 y principios de 1970, la, hoy extinta, Agromarina de Panamá inicia su actividad. De hecho, la compañía se instaura pocos años después de haberse asfaltado la carretera que va de la ciudad de Aguadulce hacia la playa, hasta la comunidad de El Rompío. En el pasado, la carretera era de tierra, comúnmente la gente viajaba hacia la playa caminando, en carretas, bicicleta o en caballo. Las salinas de Aguadulce eran habitadas por algunos pobladores del barrio conocido como El Coco, y muchos tenían sus fincas muy cerca de El Rompío, donde practicaban la agricultura y en menor medida la pesca. Un pasaje común era ver a gente, sobre todo de muy bajos recursos, y principalmente los hombres, viajando hasta el lago salado natural en el sector de El Gallo, a las salinas, los esteros o hasta la misma playa, al final de la carretera. Allá cultivaban la tierra, atarrayaban, colocaban sus trampas de pesca, pescaban con cuerda o limpiaban sus destajos (lagos hechos artificialmente para la producción de sal). Una buena parte del camarón que se pescaba era vendido a un residente permanente del sector de El Gallo. Allí los secaba al sol, para después vender camarón seco, que servían para condimentar las sopas. La pesca en pequeña escala complementaba o era parte de la economía doméstica, tal como ahora, en un buen número de familias de los distintos barrios del corregimiento de Aguadulce e, incluso, de Pocrí. Sin embargo, a partir del aumento del precio internacional del camarón, la mirada hacia la costa de Aguadulce y sus recursos cambio. Las

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estancias eran más permanentes, los viajes más constantes y la pesca artesanal como actividad económica, más estable, especializada y alternativa, toma su auge.

Gráfico Nº 2 Porcentaje de Viviendas Ocupadas en el Distrito de Aguadulce: 1950-2000

Viviendas del Distrito de Aguadulce en 1950

36%

18%

20%

26% Aguadulce

El Cristo

Pocrí

El Roble

Viviendas del Distrito de Aguadulce en 1960

38%

16%

19%

27% Aguadulce

El Cristo

Pocrí

El Roble

Viviendas del Distrito de Aguadulce en 1970

41%

13%

21%

25% Aguadulce

El Cristo

Pocrí

El Roble

Viviendas del Distrito de Aguadulce en 1980

43%

11%

23%

23% Aguadulce

El Cristo

Pocrí

El Roble

Viviendas del Distrito de Aguadulce en 1990

43%

10%

25%

22% Aguadulce

El Cristo

Pocrí

El Roble

Viviendas del Distrito de

Aguadulce en 2000

21%

10%

27%

21%

21% Aguadulce

El Cristo

Pocrí

El Roble

Barrios Unidos

En este panorama, la población del distrito de Aguadulce, para 1960, aumentó a 15,076 habitantes; con un crecimiento poblacional del 22.4%, más bajo que en 1950. El corregimiento contaba con una población de 6,053 personas: 48.5% eran hombres y 51.5% mujeres. Por su parte, el distrito mantenía un total de 2,915 viviendas; 1,122 de ellas correspondían al corregimiento de Aguadulce. En otros términos, el 38.5% de las viviendas en el distrito de Aguadulce se encontraban dentro del Corregimiento del mismo nombre. Siendo así, El Cristo contaba con un 15.5% de las viviendas del distrito, Pocrí con 19.3%, y El Roble con 26.7%. Nótese cómo en la serie del Gráfico Nº 2 se observa una disminución de la cantidad de viviendas en El Cristo y El Roble, tras un leve aumento en Aguadulce y sobre todo Pocrí. Estos dos últimos corregimientos se convierten paulatinamente en receptores de población de los otros. La década siguiente, caracterizada por el mando político y gubernamental de militares, pero también por un gran endeudamiento nacional, presenta un panorama de crecimiento poblacional del distrito de Aguadulce un tanto más establece con relación al censo de 1960, pero con variaciones a lo interno, entre los distintos corregimientos que lo componen. La población total del distrito para 1970 era de 20,236 habitantes. De ese total, el 50.5% es población masculina y el 49.5% femenina. Un cambio en el balance de los sexos con respecto a los censos anteriores, que siempre marcaron una diferencia en el total de mujeres del distrito. El total de viviendas era de 3,692, de las cuales: el 14% carecían de agua potable, el 9.5% sin servicio sanitario, 28.4% tenían piso de tierra, 45.5% no tenía luz eléctrica.

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Los datos anteriores mantienen su variación también al nivel de corregimiento. De tal manera, Aguadulce cabecera mantiene una población de 8,395 personas. El segundo corregimiento con mayor cantidad de personas era El Roble con 4,959 habitantes. Aunque el crecimiento poblacional de los corregimientos de El Roble y El Cristo parecen ser lineales, en detalle no tienen el impulso de los de Aguadulce y Pocrí. Se notan variaciones en los datos que parecen sugerir una migración interna desde los corregimientos de El Cristo y El Roble hacia Aguadulce y Pocrí (posiblemente también a otras ciudades como Chitré y Santiago). Muy probablemente de mujeres, pues en el corregimiento de El Cristo la diferencia del número de hombres con respecto al de mujeres aunque no muy pronunciada, sí es evidente.

0

2000

4000

6000

8000

10000

12000

14000

Cantidad

1950 1960 1970 1980 1990 2000Años

Población del Distrito de Aguadulce 1950-2000

AguadulceEl CristoEl RoblePocríBarrios Unidos

Gráfico Nº 3 Para 1980 se evidencia una crisis económica mundial, que en Panamá se agrava por la crisis política y sanciones económicas norteamericanas a que es sometido a finales de la década (ver Gandásegui, 1989). Si en la década de 1970 la tasa de desempleo abierto era de 5.2%, para 1980 subió a 8.9% (La Prensa, 10/5/2003). Para ese momento, la población del distrito era de 26,192 habitantes. Su crecimiento respecto a 1970 baja a un 22.7%. En total existían 5,334 viviendas ocupadas. Con las cifras de paro, el empleo informal era una de las principales salidas para enfrentar los efectos de la crisis. A finales de esta década e inicios de la siguiente se da un considerable aumento del número de pobladores en áreas de la costa de Aguadulce. Aunque la desocupación no era tan grave, alcanzó su punto más agudo en 1990. Por cierto, en 1980 el corregimiento de Aguadulce contaba con una población de 11,087 habitantes. De los cuales, el 48.6% eran hombres y el 51.4% mujeres. Vale la pena destacar que para ese momento el censo registra tan sólo a 305 personas de 10 años y más dedicadas a actividades agrícolas en el corregimiento. Definitivamente la década atrae a mayor población del distrito hacia actividades relacionadas con el sector pesquero y la acuicultura, que para ese momento tenía un buen desempeño en el distrito. Las compañías camaroneras empleaban a un buen número de personas como: celadores, recolectores y alimentadores de camarones, mantenimiento, manejo de equipo pesado, chóferes, manipuladoras o descabezadoras de camarones, empacadoras, entre otros. A inicios de la década de 1990, el país aún no se recuperaba de la crisis política y económica de la década anterior. A penas se reestructuraba la administración gubernamental luego

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de la Invasión a Panamá. La tasa de desempleo en el país se duplica hasta llegar a 16%. En este momento la población desocupada en el distrito de Aguadulce, con respecto a la década anterior, aumentó en 151% (ver Gráfica Nº 4). La pesca artesanal era practicada por un buen número de pobladores del distrito, pero principalmente del corregimiento de Aguadulce. El uso de trasmallos para la pesca del camarón ya había sido introducido y se ofrecían capacitaciones relacionadas con el mejoramiento de la capacidad técnica y organizativa, por parte de la Misión China-Taiwán y su apoyo al sector pesquero artesanal (Memoria 1989 MICI). Sin embargo, es a partir de esta década que inicia la regulación mayor de la pesca artesanal y un impacto sobre ellos en cuanto a las capturas y su ingreso.

Gráfica Nº 4 Tendencia de desocupados en el distrito de Aguadulce: 1970-2000

0

100

200

300

400

500

600

700

800

1970 1980 1990 2000

Años

Cant

idad

Aguadulce

El Cristo

El Roble

Pocrí

Barrios Unidos

Evidentemente la cantidad de población del distrito de Aguadulce es mucho mayor que la década anterior, con un total de 32,434 habitantes, según el censo de 1990. No obstante, su crecimiento es menor, siendo del 19.2%. La proporción entre la cantidad de hombres y mujeres es casi igual. Para ese momento había en todo el distrito un total de 9,948 viviendas particulares ocupadas. En el corregimiento de Aguadulce vivía un total de 13,741 personas, del cual 51.6% son mujeres y el 48.4% hombres. A inicios del siglo XXI, el censo del 2000, registra entonces una población de 39,290 habitantes en el distrito de Aguadulce. Se registra ahora los datos del corregimiento de Barrios Unidos7, como una fragmentación censal y político-administrativa del anterior corregimiento de Aguadulce. Entre estos dos corregimientos se registra una población de 16,317 habitantes. Un total de viviendas ocupadas de 3,952. Es decir, el 42% de las viviendas del distrito (ver Gráfico Nº 2). Es muy probable que para esta década el desempleo aumentó localmente, producto del terrible flagelo de la mancha blanca que afectó enormemente la cría de camarones. Por ejemplo, la Empresa Agromarina de Panamá, S.A. se dio a la quiebra sin pagar prestaciones a alrededor de 250 empleados (ver, por ejemplo, La Prensa 2002/6/3; Panamá América 2001/5/5). Debe agregarse 7 La ley que crea el corregimiento de Barrios Unidos se promulgó durante el gobierno del presidente Ernesto Pérez Balladares (1994-1998). Lo que implica toda la organización para este nuevo corregimiento (corregidurías, organización electoral) se dio en la administración de la presidenta Mireya Moscoso (1999-2003).

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también el efecto adverso que tuvo a mediados de la década de 1990, la rebaja de los aranceles para la importación de sal. Esta decisión en el gobierno de Ernesto Pérez Balladares afectó enormemente a por lo menos unas 400 familias que dependían de la producción y comercialización de este producto (ver La Prensa 1992/12/5, 1998/5/2, 1998/12/2). 5.3.3. La economía actual de Aguadulce

Como se pudo notar a lo largo del desarrollo del tema anterior, Aguadulce es un distrito agro-industrial cuyos principales rubros de producción son la Caña de Azúcar, la Sal y el Cultivo del Camarón. También en él se desarrolla un pequeño sector comercial que ha permitido el establecimiento de su propia área bancaria. Brevemente se menciona el desarrollo de sus agroindustrias:

5.3.3.1. La industria azucarera

La producción de azúcar es una de las principales actividades económicas del área que se ha desarrollado en todo el siglo XX. Aguadulce cuenta con la más grande y más antigua compañía azucarera de Panamá, Azucarera Nacional S.A. (ANSA) (Ingenio Santa Rosa). Ésta posee inmensos cultivos de caña de azúcar que incluso se extienden a otras provincias. La producción del Ingenio se destina al consumo local y al mercado de exportación. Es importante destacar que esta industria emplea gran cantidad de mano de obra del distrito y de otras regiones del país durante los tiempos de zafra, que generalmente van de enero a abril de cada año. Igualmente muchos campesinos cultivan sus propios y pequeños campos con caña de azúcar que luego venden a éste Ingenio y el Ofelina (La Estrella), que administrativamente pertenece al distrito de Natá, pero se encuentra a tan solo quince minutos de distancia de la ciudad de Aguadulce (ver Vista Satelital Nº 3). 5.3.3.2. La producción de sal

La producción de sal en Aguadulce es la actividad más característica y de mayor antigüedad. Así lo pudimos notar cuando hicimos referencia a la población de Aguadulce a inicios del siglo XX. En lo que ahora es el actual corregimiento de Barrios Unidos, aproximadamente a unos 10 kilómetros al sur-este, existen cientos de hectáreas de albinas dedicadas a la extracción de sal de una manera casi tradicional, aunque se ha ido implementando el uso de plástico para sustraer la sal que queda producto de la evaporación del agua del mar. A pesar de que mantuvo un buen volumen de producción, buenos niveles de rentabilidad y a buena parte de la población ocupada en esta actividad, producto de políticas neoliberales puestas en práctica a partir de 1990, como ya hemos mencionado, la importación de sal casi hizo desaparecer la producción de sal en Aguadulce. Para el caso de la Cooperativa Marín Campos, R.L., que aglutinaba en aquel momento a 142 socios, era el cultivo del camarón para su comercialización el que prácticamente subsidiaba la producción de sal, hasta la introducción de la mancha blanca, que dio al traste con ambas actividades. En los últimos años, se ha visto una mejora significativa de la producción y comercialización mediante la implementación de nuevas técnicas de producción, pero a cambio muchos se han quedado sin empleo.

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5.3.3.3. La Industria Camaronera

Las grandes albinas de Aguadulce han sido también un medio y terreno propicio para la cría de camarones langostinos (Penaeus vannamei). Ya antes mencionamos el auge que se dio a partir de la década de 1960 en la pesca y reproducción del camarón, a partir del aumento de su precio. La mayor parte de la producción se destina a la exportación. Aunque esta industria generaba millones de dólares al año, fue severamente impactada por la aparición del virus de la Mancha Blanca, en 1997. La enfermedad provocó una mortandad casi completa en los estanques de cultivo y grandes pérdidas económicas, con dramáticas consecuencias para todos aquellos y aquellas que dependían de la actividad. A partir del 2002, mediante el uso de técnicas mejoradas de cría y de larvas resistentes al virus, la industria se ha podido levantar poco a poco.

En el distrito de Aguadulce, principalmente en los corregimientos de Barrios Unidos y Aguadulce, la pesca artesanal es una actividad que subsiste al mismo tiempo que el cultivo del camarón (camaronicultura) a grande, mediana y pequeña escala. Para el año 2003, de las 9,254 hectáreas poligonales de producción a nivel nacional, la provincia de Coclé mantenía 5,813 hectáreas, es decir un 62.8 %; las cuales produjeron 7,859,054.19 kilos de camarones enteros. De este porcentaje de la provincia de Coclé, el distrito de Aguadulce se adjudicó aproximadamente el 52%, es decir 3,724,402.49 kilos de camarones enteros (MIDA-DINAAC / CL, 2004). En este distrito las cuatro compañías que se dedican a la exportación del camarón (VIGOMAR, S.A., CAMACO, S.A.8, PRODELMAR, S.A. y PANAMA PACIFIC PACKERS, INC.), hasta septiembre del 2005, reportaron un total de 2,236,063.66 kilos de camarones por un valor de 20,880,255.94 dólares (MICI, 2005).

Una evaluación sobre la industria camaronera en Panamá durante el 2005, patrocinado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo, estimó: “que más de la mitad de las 4.000 personas empleadas en la industria camaronera trabajan en Agua Dulce o cerca de allí. Esto significa que la industria probablemente provee alrededor de un tercio del empleo en Agua Dulce” (Rackowe, 2006: 2-3).

Esta actividad de la camaronicultura además de mantener beneficios económicos para el país y una buena cantidad de empleos en la región, también conlleva la destrucción de grandes extensiones de manglares y una cierta cuota en la contaminación de esteros y manglares ubicados en esta sección del litoral Pacífico. Sin que hasta la actualidad existe un efectivo control. 8 Camaronera de Coclé, S.A. (CAMACO, S.A.) es una compañía que está ubicada en el distrito de Natá (colindante y de mucha relación comercial, política y social con Aguadulce), sin embargo, reporta todas sus exportaciones en la Agencia del Ministerio de Comercio e Industrias en Aguadulce. Para efectos de los datos que proporcionaré aquí los incluiré como si fueran parte del distrito de Aguadulce.

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Vista Satelital Nº 3

Imagen que señala la ubicación de El Salado Nota: La flecha indica su ubicación. Observe otros puntos equidistantes de Aguadulce.

Fuente: Google Hearth. 5.4. Formación de la comunidad de El Rompío

Con la visión de todo ese panorama anterior, se dispone a ver en detalle algunos aspectos de la formación de la comunidad de El Rompío. El nombre que comúnmente se utiliza para llamar al sector donde se ubica la comunidad de pescadores, en la Bahía de Parita, del Golfo de Panamá, que fue parte de nuestro trabajo de investigación. Junto con otros sectores forma parte del reconocido lugar llamado El Salado. Según datos de la FAO, para el 2002 existe en esta comunidad un número aproximado de 75 embarcaciones y un total de 146 pescadores artesanales9.

Este poblado se puede observar frente a un gran estero sinuoso formado por la entrada del mar costa adentro y bordeado por bosques litorales o manglares. La división político-administrativa del país lo sitúa en el corregimiento de Barrios Unidos10, distrito de Aguadulce, provincia de Coclé. La formación de este poblado, a diferencia de otras comunidades de pescadores artesanales del Pacífico, es bastante reciente. Por la experiencia de visita por más de 17 años y el trabajo de campo para esta investigación, se han ido reconociendo los cambios que se han dado tanto en los aspectos de organización del poblado y sus pobladores como de aquellos que se dan en el ambiente natural. También de lo importante que resulta como suplemento los recursos marinos para por lo menos los 9 Ver www.fao.org/fi/fcp/es/PAN/body.htm (recuperado en enero 2007). 10 Décadas anteriores El Rompío pertenecía al corregimiento de Aguadulce, que en el pasado abarcaba todo lo que hoy corresponde al de Barrios Unidos.

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corregimientos de Barrios Unidos y Aguadulce. De estos corregimientos existe un grupo considerable de individuos y familias que intercalan sus actividades económicas con la pesca artesanal. La mayor parte de los grupos familiares en El Rompío mantienen algún vínculo de parentesco con gente de los corregimientos.

Como han sugerido Bort y Sabella (1986), antes de 1960 la pesca era una actividad que se hacía con técnicas sencillas y bajo costo, utilizando anzuelo y cuerda, barredores, redes y corrales. Se obtenía una buena variedad de peces y éstos eran vendidos, en algunos casos, a compradores de pequeña escala, que revendían el producto en zonas cercanas. La pesca de peces, en ese momento, era más importante que la del camarón. La pesca como actividad económica se intercalaba con otras como: la agricultura, la ganadería o el trabajo asalariado.

No obstante, durante la década de 1960 y las décadas siguientes la demanda internacional del camarón aumentó. Ello conllevó transformaciones en las estrategias de pesca y en todo lo relacionado con la actividad. Según Bort y Sabella, para 1986 la pesca del camarón era más importante que la captura de peces con aleta en la región de Azuero. Aunque un evento natural importante, al que haremos referencia adelante, permite relativizar esta afirmación, por lo menos para El Rompío.

Aquellos compradores locales de pequeña escala empezaron a comprar el producto a los pescadores y revender a unas cuantas compañías que se dedicaban al procesamiento, congelación y exportación del producto. Debido a que no todos contaban con el equipo refrigerado necesario para la colecta, y el producto es bastante perecedero, los pescadores forzadamente tenían que vender su producto a los compradores locales que sí habían podido conseguir su equipo. Además, el mercado local de camarón era muy limitado y por ello eran poco los compradores locales.

Este panorama ofrece contemplar algunas similitudes en el poblamiento y desarrollo pesquero de El Rompío. Para 1970, según el Censo, sólo fue registrada una sola casa en esta área. Esto quizás indica que los pescadores no tenían sus residencias a orilla del estero sino que hacían sus viajes desde Aguadulce hasta la costa para obtener el pescado. Sin embargo, la demanda progresiva de camarón, implicó también una explotación intensiva del recurso, para lo cual se hizo necesaria la ubicación cercana y permanente a la orilla del mar. A partir de allí los cambios que se han registrado están vinculados directa o indirectamente con la obtención de los recursos marinos y la organización de los pescadores en su obtención.

La misma permanencia de gente en El Rompío ha llevado también con el tiempo una serie de consecuencias y cambios en el entorno. Lo que quiere decir, que los pescadores también contribuyen y hasta a veces deciden sobre la transformación de las circunstancias sociales y ambientales. La disminución en las capturas de productos del mar, la reducción del bosque de mangles y su fauna, la proliferación de intermediarios, la contaminación del estero y otras, son realidades a las cuales los pescadores se han enfrentado, pero también en las que intervienen activamente a que se presenten y subsistan.

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Cuadro Nº 4

Poblamiento de El Salado entre 1970-2000

Años 1970 1980 1990 2000

Pob. Pob. Pob. Pob. Lugares Poblados

Viv. H M T

Viv. H M T

Viv. H M T

Viv. H M T

Bella Vista (Playa) 6 9 12 21 7 10 16 26 El Gallo 4 6 1 7 9 17 14 31 El Salado 3 7 3 10 7 8 7 15 27 45 34 79 40 72 50 122 Los Indios (Punta Piedra) 3 9 8 17 3 5 1 6 6 13 6 19 Hacienda la Istmeña 2 7 2 9 La Caleta (Playa la Caleta) 3 3 2 5 10 17 13 30

El Rompío 1 2 2 4 TOTALES 4 9 5 14 10 17 15 32 43 68 50 118 74 136 101 237

Claves: H: hombre M: mujer

T: Total Pob.: población Viv.: viviendas

La información del Cuadro Nº 4, proveniente de los cuatro últimos censos nacionales, brinda una imagen del aumento paulatino de la población y sus viviendas en El Salado y en sus distintos sectores. Curiosamente en el censo de 1970 se registra el sector de El Rompío, pero en los tres censos siguientes no. Es de suponer entonces, que la población de ese sector se integra en las cifras de El Salado. Se observarán algunas variables más que brindan algunas otras imágenes sobre la formación y poblamiento permanente de El Salado, y en perspectiva de El Rompío. Para 1970, esa vivienda que aparece en El Rompío (ver Cuadro Nº 4), con piso de tierra, no tenía: agua potable, servicio sanitario, luz eléctrica. En este sector, el censo registro una persona ocupada en actividades agrícolas. Las tres viviendas de El Salado, también con piso de tierra, sí tenían, en cambio, agua potable. Aunque también carecían de servicio sanitario y luz eléctrica. Aún el alumbrado eléctrico no llegaba hasta la costa. Existían cuatro personas ocupadas en actividades agrícolas. Para 1980, de las siete viviendas de El Salado, cinco seguían manteniendo piso de tierra. Todas ya con agua potable, pero sin luz eléctrica aún. Escasamente todas mantenían su radio, seguro de baterías. Seis, de los quince que vivían en este sector, se mantenían ocupados en actividades agrícolas. Puede verse cómo se dio un aumento de la cantidad de viviendas que existían en El Salado para 1980. Muy probablemente serían más casas de las que consignó el censo, sólo que muchas de ellas no eran de residencia permanente. Muchos pobladores de Aguadulce tenían sus viviendas en El Rompío o en El Salado, pero eran viajes itinerantes sólo por la actividad de la pesca. Pasar algunos días y volver al pueblo. Fue un molusco, un factor natural que se convino con otros de carácter social y económico (como en general la crisis política y económica de la época, el aumento internacional del precio del camarón), el que llegó a cambiar ese patrón de asentamiento, para hacerlo permanente y aumentar el número de viviendas y personas en El Rompío. Un aspecto que miraremos en mejor detalle más adelante. Para 1990, veintiún casas de las veintisiete que existían en El Salado tenían piso de tierra. Todas con agua potable, pero veintidós sin servicio sanitario. Notablemente diez no contaban con luz eléctrica, dieciocho sin televisor, trece sin radios, pero ya existían dos de ellas que sí tenían

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teléfono. En un total de dieciséis viviendas cocinaban con leña. En ninguna de ellas se registró persona alguna que estuviera ocupada en actividades agrícolas, contrario a los censos anteriores. ¿Cuál era la economía principal de estas personas que habitaban El Salado y El Rompío? Evidentemente su sustento provenía de la pesca, eran pescadores. Para el 2000, el fenómeno es casi parecido. De las cuarenta casas de El Salado, veintinueve de ellas aún tenían piso de tierra. Todas con agua potable y más de la mitad con servicio sanitario. Siete sin luz eléctrica, dieciocho sin televisor y quince sin radio. Ni que decir que ya nadie estaba ocupado en actividades agrícolas. Hay que hacer notar aspectos importantes de los datos que se presentan para éstas dos décadas siguientes. Primero, llama la atención que ya para este momento se registra la existencia del alumbrado eléctrico. De hecho, la luz eléctrica en El Salado y El Rompío está desde la década anterior, pero en años posteriores al censo. Un servicio que permitió el aumento del asentamiento permanente y de la cantidad de personas en El Salado. Segundo, el agua potable como un servicio público, que resto la tarea de cargar agua en tanques hasta El Salado; y que muchos, en décadas anteriores, realizaban. Tercero, la aparición del teléfono, que facilitó la comunicación con la ciudad de Aguadulce y el resto del país. Aunque pocos tenían un teléfono en sus viviendas, sí podían contar con públicos. Uno de ellos, desde la década de 1980, aún está en El Rompío y es muy utilizado por sus pobladores. 5.4.1. La conchuela y la comunidad de El Rompío

A mediados de la década de 1980, ocurre un gran auge de la pesca de conchuela (Argopecten circularis) en la Bahía de Parita. La extracción de este molusco-bivalvo trajo grandes ingresos para cientos de personas en el distrito de Aguadulce. De hecho, este fenómeno del aumento del producto atrajo a gente de diferentes comunidades de la bahía hacia El Salado. Así, llegaron personas de: Antón, Río Hato, Monagrillo, Santa María, entre otros lugares del país.

Frente a este hecho debe recordarse los niveles de desempleo nacional y local que existían. Para esta época una gran crisis económica asolaba el país, producto del embargo impuesto por los Estados Unidos. La extracción de la conchuela resultó una alternativa importante para muchos y así poder enfrentar la crisis a nivel local y familiar en el distrito de Aguadulce. Por ejemplo, en 1986, cuando la producción alcanzó su punto más alto, esta actividad generó 11 millones de dólares para el país, producto de la exportación y su gran valor comercial (ver por ejemplo La Prensa 05/09/2002).

Inclusive, resultado del auge de la actividad, se generó el Decreto Ejecutivo Nº 6 del 5 de febrero de 1987 que dictaba medidas transitorias para la pesca de la conchuela en el Océano Pacífico. Permitía la pesca de conchuela durante el período de veda del camarón (entre febrero y marzo, establecida en 1977), siempre y cuando las embarcaciones sacaran sus respectivos permisos. En su considerando Nº 1, el Decreto Ejecutivo dice lo siguiente:

“Que la pesca de conchuelas… en aguas territoriales del Océano Pacífico, experimentó durante el año 1986 un gran auge, lo que trajo como consecuencia el establecimiento de significativas inversiones e instalaciones para el manejo y procesamiento de este molusco, actividad esta que se ha constituido en un importante rubro de exportación y de generación de empleos directos, principalmente en las áreas más afectadas por el problema del desempleo” (Decreto Ejecutivo Nº 6 del 5 de febrero de 1987).

El flagelo de la conchuela, como algunos pescadores de El Rompío lo llaman, provocó un

cambio en el poblamiento de El Rompío. Más gente comenzó a vivir de forma permanente, se fueron construyendo más viviendas y la dependencia de la pesca fue mucho mayor. Luego del auge de la

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conchuela muchos se fueron, pero una buena parte permaneció en El Rompío, sobre todo por lazos afectivos creados mientras estuvieron allí. De hecho, la cantidad de viviendas en El Salado aumento en 1980 un 150% con respecto a 1970; y en 1990 creció a 330% con respecto a su década anterior. Para el 2000, el crecimiento de la cantidad de viviendas bajo a 72.1% con respecto a 1990. Un hecho que está relacionado con la disminución del recurso para aproximadamente 1994 en el país. Aunque en El Rompío su disminución fue mucho antes de ese año. Posiblemente la extracción no controlada de manera adecuada o la sobre-explotación de la conchuela agotó la disponibilidad. A esto hay que agregar los seguros cambios oceanográficos que se dieron y la contaminación que también pudo haber ocasionado la merma del recurso.

Los beneficios económicos de la actividad alcanzaron a personas de diversas edades, género y ocupación en El Rompío. Estaban aquellos que salían al mar a pescar las conchuelas, los que compraban el producto, y las que se dedicaban a abrir las conchas para extraer su comida o callo. Largas mesas se colocaban donde las mujeres al ritmo del trabajo establecían conversaciones distintas. Muchas relacionadas con la pesca o la familia.

El caso de Roger11, un acopiador local de El Rompío y pequeño comerciante, nos confiesa el cambio de su vida en esta comunidad de pescadores: “Yo estoy aquí desde el ochenta y cinco, que deje de viajar. Ya yo permanente estoy aquí, desde el ochenta y cinco. Ya Rogelito tenía como dieciocho años, éste tenía como trece…” Desde ese momento hasta el presente año, tiene su pequeño negocio de venta de víveres y mercancía seca. Al mismo tiempo compra el producto a los pescadores. Presta sin intereses a varios pescadores lo necesario para la pesca (gasolina, hielo y otros), pero a cambio ellos están obligados a venderle el producto.

Otro ejemplo, de ricos detalles del auge de la conchuela y su relación con establecimiento permanente en El Rompío nos lo brinda Colombia, quien: “ahorita mismo ahora me dedico a la atarraya y a la cuerda”. Su historia de vida nos demuestra su diversidad de actividades económicas, hasta finalmente dedicarse a la pesca. Procedente de Puerto Obaldía (de ahí su sobrenombre), viajó a ciudad de Panamá, trabajó en un almacén de ropa, luego como pescador en barcos. En la década de 1970 se hizo policía, para luego renunciar a mediados de la década de 1980 y llegar como pescador de conchuela a El Rompío. Hablándonos de su recorrido hasta su llegada definitiva a la comunidad nos dice:

“Vine de vacaciones y acá había más plata, en el momento fue lo que vi. Vine a donde mi sobrino que vivía allá en aquella esquina. Que fue que yo vine acá de vacaciones, la primera vuelta en el ochenta y tres. Bueno pues, después de que Paredes haciende a Noriega a General. Bueno, después ya el ambiente acá y me quedé acá. Volví a Puerto Obaldía porque mi mamá estaba enferma en el Hospital Santo Tomás. Se puso mala y ya le llegó la hora. Tuve que viajar con ellos allá y allá me tuve, en el ochenta y cinco, como tres meses y algo. Cuando regreso acá es que viene el flagelo de la conchuela… La conchuela fue en el ochenta y cinco, hasta el ochenta y siete, ochenta y ocho, por allá. Ya estaba Noriega entonces haciendo cagada en Panamá, ¡Tramposo! En el ochenta y cinco prácticamente ya me vine pa’ cá. Que acá había más plata, pero lo pensé ahí, en el momento. Esta vaina aquí ahora, ¡qué va hombe! ¡Oh! ¡Como había la gente! Billeterererío, una semana de doscientos y pico de dólar, trescientos y pico de dólar. Entre más grande era el bote que cargabas así mismo ganabas. ¡Si trabajas, no! Con la rastra de treinta y pico, cuarenta y pico de dientes. A cobala compa, y cuando se llenaba el bolso, ¡allá la vida!, ¡por allí andan cáscaras, ve! Que es lo único que ahora se ve. ¡Sí había gente a lo perro por aquí! ¡Bastante! Aquí bajo gente de Monagrillo, bajó gente de Remedios de

11 Para éstas y otras citas de las historias de vidas y entrevistas de pescadores utilizaré sus respectivos sobrenombres o apodos. De hecho, son más conocidos por ellos que por sus nombres. Esto se hace con la intención de guardar, en lo posible, la identidad del entrevistado.

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Chiriquí, de Chorrera, de Colón, de Antón. Cuando aquí mermó la gente fue emigrando para San Miguel. Y allá había conchuela a lo perro, había más que acá, lo que faltaba era gente pa’ sacar el callo. Porque se botaba así como ve la piedra. Después que mermó, ya la cosa era diferente, yo tenía mis ahorritos, yo jodía y to’, pero siempre encaletaba algo. Tas viendo, porque yo en realidad no pensaba quedame por acá. Entonces, bueno, ya después de ahí me enamoré de la chola esta de Natá. Ya tamos hablando del ochenta y seis y algo…”

Sin duda, la pesca de la conchuela fue uno de los eventos ambientales y económicos que

desató el poblamiento permanente de El Rompío, junto con la pesca del camarón y su valor comercial. A ello hay que agregar la crisis económica y política de la época, el aumento del desempleo como otros elementos detonadores y subyacentes que se encadenan a los auges de la pesca de los recursos del mar. La pesca artesanal como la conocemos hoy en El Rompío, con todo su procedimiento técnico y la incorporación de artes y equipos más modernos, como las embarcaciones hechas con fibra de vidrio o pangas, los trasmallos y bollas, entre otros, comenzó a ser más consistente a inicios de la década de 1980. Así mismo se fueron generando regulaciones y tomando medidas para este sector pesquero, por parte de los distintos gobiernos y autoridades.

Vista Satelital Nº 4 Un acercamiento a El Rompío

Nota: Su ubicación es estratégica para la salida al mar, casi en la boca del Estero Salado.

Fuente: Google Hearth.

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5.5. Revelando el impacto de las políticas pesqueras entre pescadores artesanales de El

Rompío

El primer informe sobre los resultados de la investigación, definió brevemente lo que son las políticas pesqueras relacionadas con el manejo de los recursos marino-costeros (Sánchez Saavedra, 2006b). Son aquellas que tienen que ver no solamente con el uso y protección de los recursos marinos sino también con la promoción del desarrollo económico y tecnológico del sector pesquero. La investigación se ha enfocado principalmente en las políticas pesqueras que tienen que ver con el uso y protección de los recursos marino-costeros.

También, se consideró que las políticas pesqueras constituyen políticas públicas específicas, y que éstas tienen que ver con: qué hacen los gobiernos, por qué lo hacen y qué diferencias producen cuando lo hacen. Como un detalle importante se partió del supuesto de que las políticas públicas no necesariamente son las únicas respuestas a un problema público específico. Son sobre todo el resultado final de la manera como se enfrentan problemas no resueltos, según los intereses de cada actor social que tiene que ver con su formulación. De hecho, el último informe sobre el Estado Mundial de la Pesca, en cuanto al tema de la asignación de derechos de pesca, nos dice: “Aunque los principios fundamentales son los mismos, no hay un único diseño perfecto que pueda aplicarse de manera indiscriminada a diferentes tipos de pesca” (FAO, 2007: 91). Por otro lado, en la descripción histórica sobre la legislación nacional sobre la pesca y el fomento de esta actividad, se notó que la explotación de los productos del mar, la costa y su ordenación no era prioridad para los gestores de la organización del país en los primeros años como república. Resultaba más importante el desarrollo de la economía en asociación a las actividades del canal, y un fomento importante de la agroindustria. En la primera década del siglo XX, la regulación de la actividad pesquera y el aprovechamiento de los recursos marinos y costeros se hicieron mediante la promulgación de Decretos, principalmente. Además, aquel informe señaló que el interés por el desarrollo del sector pesquero, principalmente el industrial, comenzó sobre todo a partir de la segunda mitad de la década de 1940. Esto estuvo unido a una denuncia constante del aumento y descontrol de la pesca ilegal de barcos foráneos. Desde ese momento se establecen estrategias para que puedan finalmente ayudar a elaborar un Proyecto de Ley General que regule la actividad pesquera. Llama la atención la preocupación de las autoridades competentes por la protección de los pescadores artesanales, que resultaba entonces una minoría, que utilizaba “técnicas y elementos más rudimentarios” (Sánchez Saavedra, 2006b: 12). Era importante no sólo desarrollar la industria pesquera sino también “darle prioridad al bienestar y desempeño del pescador artesanal” (ibidem). Surge entonces, en 1959, la Ley Básica de Pesca que intentó crear un marco normativo para ordenar las pesquerías. No queremos repetir aquí todo lo que ya se señaló en el informe anterior. Únicamente recordar las razones para la promulgación de este Ley, las cuales están sobre todo ligadas al fomento de la industria de la pesca, cuyo interés por su desarrollo proviene de dueños de barcos de otras nacionalidades que insisten en realizar la pesca en aguas territoriales panameñas. Regular de forma activa el impulso y desarrollo de la industria pesquera era de importancia para el estado, sobre todo lo que tenía que ver con la pesca de atún. Se buscaba entonces, tratar “el problema de la pesca ilegal, el fomento de la industria pesquera, la creación de un engranaje administrativo que regulara el desarrollo de la pesquería y actuara como asesor en la toma de decisiones y medidas al respecto, al igual que el establecimiento… de una política reglamentaria para la pesca y todo lo concerniente a ella…” (Sánchez Saavedra, 2006b: 16).

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Una vez más debe recordarse el auge del precio internacional del camarón a partir de la década de 1960, a partir de allí se inicia también un reconocimiento de la disminución del recurso o por lo menos se visualizaba la importancia que tenía el recurso y la regulación para el fomento de la pesca y su desarrollo. En esta época igualmente se establecen medidas para la investigación sobre la pesca del camarón. Conocer la biología del mismo para minimizar el impacto de la pesca industrial. No preocupaba tanto la pesca artesanal, sino la de tipo industrial. Por el contrario se buscaba apoyar técnica y financieramente a los pescadores artesanales. Lo mismo podría decirse con respecto al Decreto Ejecutivo Nº 1 del 19 de enero de 1977, que aunque establece un período de veda del camarón, entre los meses de febrero y marzo, su espíritu está dirigido al control de los barcos camaroneros e industriales. No así, con referencia directa a los pescadores artesanales. Los estudios técnicos sobre la disminución del recurso se apoyaban en información estadística de las capturas de los barcos camaroneros, no de los artesanales (ver por ejemplo D’Croz y otros, 1979). En cuanto a las regulaciones panameñas para la pesca, el informe anterior hizo notar que es a partir de la década de 1980 que la legislación en torno a la pesca del camarón repercute directamente entre los pescadores artesanales. Agudizándose en la década de 1990. De hecho, se considera que fueron especialmente creadas para ellos al referirse a lo que la ley llama pesca ribereña. Así, comenzó la discusión en torno a la longitud en pulgadas del tamaño de la malla de la red agallera o trasmallo, se da el aumento del tiempo de veda, quedando desde principios de febrero hasta principios de abril; finalmente, a partir de 1990, se exige el uso de malla de longitud de 3 pulgadas de las redes agalleras o trasmallos, cuando no hay período de veda, y cuando lo hay, sólo el uso de una malla de 3 ½ pulgadas. Además, establece que todo pescador artesanal debe sacar su permiso de pesca. Los decretos ejecutivos que se generan al respecto, son los siguientes: Nº 16 del 30 de marzo de 1981, Nº 31 del 30 de junio de 1982, Nº 124 del 8 de noviembre de 1990, Nº 1 del 18 de enero de 1991, Nº 41 del 4 de octubre de 1991. A estos decretos se suma el Nº 88 del 17 de julio del 2002, que establece un segundo período de veda que va de principios de septiembre a principios de noviembre. 5.5.1. “Entre David y Goliat”: la visión de la legislación pesquera desde los pescadores

artesanales de El Rompío

Desde el trabajo de campo se pudo ir extrayendo categorías significativas en torno a la percepción que los pescadores artesanales de El Rompío mantienen sobre la legislación pesquera (de la que se ha hablado antes) y sobre la realidad que viven. Aspecto patente y constante en nuestra investigación es el conflicto de intereses entre la pesca artesanal y la pesca industrial. A pesar de ello, este trabajo no inició con un enfoque directo en este conflicto. Aunque sí se consideró la importancia de una investigación de este tipo, en el contexto de la agudización, entre el 2005 y 2006, de protestas y denuncias de pescadores artesanales de El Rompío por los abusos de poder ejercidos por las autoridades locales de la Dirección General de Recursos Marinos y Costeros (DIGEREMA), y por la pesca de barcos camaroneros que operan muy cerca a la costa, contraviniendo la legislación nacional pesquera (ver Anexos). 5.5.1.1. Categorías significativas de los pescadores artesanales de El Rompío

Volviendo al asunto de las categorías significativas, éstas son retazos de sentidos que aparecen en el discurso de los pescadores artesanales de El Rompío y que se relacionan en general con la actividad de la pesca, con la legislación pesquera, su vida cotidiana o los momentos de

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recreación. En este caso, se han seleccionado aquellas que tienen que ver directamente con la percepción que se tiene sobre el impacto de las políticas pesqueras. Aunque el criterio para la selección de las categorías significativas se basó en el objetivo específico de investigación (ver título II), muy probablemente éstas tengan el mismo sentido en la realidad cotidiana de los pescadores artesanales de Aguadulce, por lo menos en lo que se refiere a la legislación pesquera. Las categorías son: 1) el conocimiento y la práctica, 2) la conservación del recurso, 3) las mallas y su tamaño, 4) los períodos de veda, y 5) la pesca industrial versus la pesca artesanal. Se pudo notar que esta última adquiere una fuerte correlación con todas las anteriores. Veamos entonces, los detalles de estos discursos.

Sin embargo, antes es necesario tener en cuenta aspectos sumamente importante relacionados con estos discursos, y son los asuntos de la confiabilidad y la autoridad. Cuando esta investigación fue diseñada se preguntaba que si en el caso de la gestión de los recursos marino-costeros panameños, si es el estado el que intenta generar medidas para el manejo de los recursos, pero son los pescadores los que directamente se apropian, usan y se aprovechan de ellos con qué frecuencia son tomados en cuenta para crear políticas en el uso y conversación de los recursos marino-costeros. Es decir, ¿son sus percepciones sobre la disminución del recurso pesquero analizadas para la implementación de políticas pesqueras? De hecho, se intuyó que ese no era el caso o por lo menos no se hacía de la mejor forma.

Se consideró que, al igual que Juan Luis Alegret (2000) para el caso de España, la definición del problema relativo al agotamiento del recurso, por lo general ha correspondido a los biólogos. En ese sentido, tal definición sólo es dada desde las ciencias naturales. Es decir, un conocimiento científico cuyo análisis depende mucho, para el análisis del estado de los recursos, de un orden periódico y una linealidad en todos sus cambios y evoluciones. “La linealidad es un concepto muy importante en los modelos de análisis sobre el agotamiento de los recursos que se utilizan en la gestión de la pesca” (Alegret, 2000: 2). Sin embargo, sucede que existen diferentes modelos sociales de construcción del tiempo, y debido a esto son criticables los modelos de agotamientos de los recursos tal y como lo elaboran los biólogos y subyacen en las políticas pesqueras. Muchas veces, los modelos no recogen los cambios, los ciclos naturales y otras muchas incidencias que se producen en la evolución de la vida marina y no marina (ídem).

Por su parte, los pescadores, en muchas ocasiones, generan una percepción de la disminución del recurso que en cierta forma es cíclica y empírica. A través de su trabajo cotidiano, la experiencia acumulada a lo largo de generaciones, y el sentido común, han podido generar un conocimiento “apto” para enfrentar al medio natural e interpretar los procesos naturales en el mar. No se pretende con esto idealizar el saber de los pescadores artesanales, que tampoco es infalible. Antes, se considera que en la valoración y/o combinación de ambos aspectos (científico y empírico) podrían disminuirse los niveles de incertidumbre en la constitución y ejecución de políticas pesqueras. De parte de muchos quienes se ven directamente involucrados en la generación de políticas ha faltado un serio reconocimiento sobre este aspecto debido al exceso de confianza que se le ha tenido a las ciencias naturales.

En la mayoría de los casos, las políticas que se generan para el manejo de los recursos y por ende, en la percepción que se tiene sobre el agotamiento, son aplicadas debido a que se piensa que son los propios pescadores quienes tienen que ver directamente con ese agotamiento. Se omiten otras causas que también están relacionadas con ese aspecto y se decide en cambio, que sean los pescadores artesanales —en general, social y económicamente muy vulnerables— quienes se ajusten a medidas restrictivas de uso del recurso como una forma de impedir su disminución. Es dentro de esta argumentación que resulta importante conocer y analizar las siguientes categorías

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significativas. También se debe tomar en cuenta que la pesca, al ser una actividad humana, involucra relaciones sociales y aspectos culturales que también deben ser comprendidos. Dicho sea de paso, dentro de estudios técnicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación se ha considerado esto como un aspecto clave para la ordenación pesquera y la seguridad alimentaria (FAO, 2002). 5.5.1.1.1. Conocimiento y práctica de la pesca

Cuando se describió teóricamente lo que era el proceso productivo pesquero, se aclaró que él involucra también actividades de apropiación del producto marino, el cual conlleva una serie de conocimientos sobre el ambiente, la geografía y la técnica que permiten ejercer la actividad; y que también son importantes otras decisiones o evaluaciones en torno a la inversión y la ganancia (ver el subtítulo 5.1.3. de este trabajo). Hay que agregar que estos conocimientos también están condicionados al tipo de pesca que uno realice. Es decir, si es en el mismo estero de El Rompío o algunos kilómetros más afuera de la costa, pero dentro de la misma Bahía.

En cuanto al conocimiento sobre el ambiente, hay un saber bien acumulado entre los pescadores de El Rompío sobre la misma Bahía, sobre las mareas y su relación con las fases de la luna y de cómo esto influye en una buena o mala pesca. Al respecto Geño12, pescador artesanal de 57 años, con varios años de experiencia, nos dice:

“Exactamente. Hay marea y uno tiene que buscar la marea. Por lo menos ahora, cuando no hay luna, es el problema que el agua brilla mucho, a penas sale agua clarita, es una ‘candelera’ que tiran los trasmallos. Sí, y esto aquí na’ más es ‘candelera’, pero cuando hay luna no. El mismo brillo de la luna alumbra… Cuando hay luna, sí, pa’ este trasmallo. Entonces, pa’ pescar con las redes hay que pesca’ en oscuro, cuando no hay luna. Ya ahora no. Ahora pescamos con ésta. Ya dejamos de pescar con hilo de ese. Tú sabes que la luna siempre aguanta más, y uno ya le ha cogido el golpe, que en las oscuras de boca de orilla, el agua sucia, ella no brilla mucho. Antes era uno la luna. Esta semana, ve, que paso, ya no había luna. Sale como ya mañana, pasa’o mañana. Ya es que va saliendo, entonces ya no sigo en la orilla, ya puedes pesca’ por fuera. Si no tienes conocimiento estas perdi’o”.

Hay que notar en este discurso la relación que existe entre el conocimiento ambiental y las decisiones para salir a pescar. Saber dónde ubicarse cuando hay luna llena y cuando hay luna nueva. De hecho, algunos consideran que ir a pescar con luna nueva es perder el tiempo, como nos dice Beto, otro pescador de El Rompío quien inicio la actividad desde sus 10 años y ahora tiene 35 años: “Cuando no hay luna es mejor no ir a aguantar sueño allá y la silampa. La silampa es el frío”. Como se mencionó también, es importante la orientación en el mar. Dicha orientación no proviene, como en el caso de los barcos industriales, de una brújula, de una carta de navegación o de un moderno sistema de posicionamiento geográfico. Depende completamente del conocimiento que brinda la experiencia sobre la geografía, las corrientes, las cordilleras y otros puntos importantes que permiten al pescador artesanal de El Rompío, con su bajo nivel tecnológico moderno, sentir el mar como si fuera su propia casa. Con respecto a las corrientes, esto nos afirma Geño: “Las corrientes también tienes que conocerlas, si no las conoces estás perdido”. De día o de noche para ellos es sencilla la orientación:

12 Es importante volver a recordar que se estará utilizando los sobrenombres de los pescadores artesanales entrevistados.

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“Ya los conocemos. ¡De noche! Si esta oscuro, de noche, ya uno se ubica, y ahora nos ubicamos mejor porque hay torres por to’as partes. Ya nos guiamos: allá ‘ta el Cerro Vigía, por aquí hay una, allá abajo hay dos, por aquí por los la’os de unos cerritos, El Rincón de Parita, más a’lante está Boca ‘e Parita, Chitré, el Agallito, Los Santos; ya uno va. Pa’ ca ‘rriba está Antón, ya Farallón por ahí, Decayeron, ya uno el área esa uno la conoce bien”

De una forma simple, Simple, otro pescador artesanal de El Rompío, originario de Río Hato, explica:

“Te voy a poner un ejemplo. Tú conoces to’ Panamá, nosotros no conocemos to’ Panamá. Nosotros vamos a Panamá, nos perdemos. Nosotros en el mar no nos perdemos, tú vas al mar ahora mismito y tú te pierdes porque no lo conoces”.

Sin embargo, a pesar de todo este conocimiento y la experticia del pescador artesanal, por su tipo de tecnología, las salidas al mar para obtener el producto sigue siendo una cuestión del azar. Aun cuando sea un riesgo que se minimiza por la experiencia. Al respecto, esto nos dice Geño:

“¡Ahí es donde está el detalle! Tú sabes que la pesca es un…, ¿cómo se dice? Un… No es lago que tú vas fijo. Eso es, ¿cómo te digo?, un albur13 pues, una vaina que tú no vas seguro que vas a coger pesca’o ahí. ¡Tú lo tiras por si acaso! Porque hay veces que tú ves al pájaro cayendo, ahí va la sardina, por lo menos uno tiene más idea, donde va el pájaro, va la sardina y ahí va el pesca’o comiendo, ya uno tiene la idea ahí. Pero bueno, uno le busca; hay veces que lo oye canta’ abajo”. “La corvina se oye, distintas clases de pesca’o se oyen. Ya uno le conoce el modo de cantar. Uno que le dicen sargento, ya uno lo conoce, y la corvinita esa más chica también. Ya uno se lo va grabando…”

Definitivamente, como ya lo había acotado Gatti (1986), el saber pescar es un producto de la

experiencia y un conocimiento, que como parte la cultura, se transmite de generación en generación. De hecho, así ha sucedido para muchos de los pescadores con quienes en esta investigación se mantuvo un mayor acercamiento. La labor de pescador parece augurar un aumento de la cantidad de pescadores artesanales entre los miembros de El Rompío. La educación formal como el inicio de un futuro distinto y más prometedor no parece tener cabida entre muchos niños, principalmente hombres, de la comunidad. Al respecto, Roger (se hizo referencia a él en el subtítulo 5.4.1. de este trabajo) nos menciona un hecho de interés, refiriéndose a los niños:

“Van haciéndose pescadores porque los padres de familia los comienzan a llevar al mar, ya ellos ven el real, ven esa cuestión, no quieren seguir la escuela y eso es lo que está sucediendo aquí. Las mismas personas aquí no le dan educación a los hijos. La verdad es esa. Porque, ese Jesús, ese que ‘ta hay, tiene un pela’o hay. Él se lo lleva a pescar, to’ los fines de semana y na’ más tiene doce años. Así que ese pela’o ‘ta viendo la plata: quince, diez dólar. ¿Qué escuela va a querer? Sigue la pesca. Han deja’o de estudiar por eso. Porque ven dónde ganar el real y ya se apartan de to’. Siguen la pesca, no quieren estudiar, no quieren nada”.

La historia de cómo Beto se hizo pescador abona mucho más a esta imagen que ahora se presenta como una posible realidad de El Rompío, y quizás de muchas otras comunidades de pescadores artesanales en el país:

13 Según el Diccionario esencial de la lengua española (2006), de la Real Academia Española, la palabra albur, en su primera definición, tiene el siguiente significado: “Contingencia o azar a que se confía el resultado de alguna empresa” (p. 59).

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“Yo empecé a pescar desde diez años. Tenía diez años, ¡imagínate! Yo aprendí a pescar por mi papá. Fue una vez que mi papá no tenía el ayudante, yo ‘taba en la escuela… hay en Boca de Parita. Y dice mi papá ‘si yo me atrevía a ir a pescar con él’. ‘¡Papa, pero voy a perder la escuela!’, ‘No, dale, un día, dale’. Y me meto a la pesca. Pa’ ese tiempo ‘taba el camarón a cuatro y pico, cinco dólar. Qué pasa, que cuando mi papá me dice: ‘Coge ve, el hijo, te toca tanto’”. A mí me gustó la pesca, porque él me dice: ‘nombre el hijo si yo veo que usted tira más trasmallo que el peón que yo cargo, ¿por qué usted no sigue trabajando conmigo?’ ‘Papa, ¿y la escuela?’ ‘No el hijo, pero vamos esta semana y la otra semana entonces usted termina, pues’ Y me puse a seguir la pesca. Que terminará la semana esa arrancando con él; pa’ la otra semana yo iba a caer en la escuela de nuevo, pero yo caí en los billetes: ‘no, yo no voy más pa’ la escuela. Yo en la escuela no gano na’. Yo voy pa’ la pesca’. De ahí fue el error más grande…”

Roger habla de una realidad actual, Beto nos habla de su realidad ocurrida en la década de 1980, cuando el auge del camarón avivaba las comunidades en la Bahía de Parita. Durante el trabajo de campo se pudo conversar sobre las impresiones de Carlos, uno de los hijos de Simple (del cual ya hicimos referencia), que actualmente tiene 12 años. En la pregunta sobre lo que quería ser cuando era adulto, confirmó que quería ser pescador. La pesca es una actividad que además de poder ejercerse desde muy temprana edad, genera ingresos inmediatos. Casi todos los relatos anteriores reflejan una imagen del uso de artes de pesca. Principalmente del uso del trasmallo. También se pudo reconocer, mediante el relato de Beto, la cantidad de personas que regularmente realizan la operación de pesca. Por lo general, en El Rompío salen a pescar dos o tres personas por embarcación; lo que ellos llaman el dueño de equipo y el peón o ayudante. No laboran los lunes ni los fines de semana, que se dedican a actividades de recreación o de reparación de los botes y los aparejos de pesca. Como ya se ha reportado en otras investigaciones que hablan de la introducción de la economía capitalista en las actividades de pesca (ver la lista de autores en el título 5.1.), igualmente en El Rompío se utiliza el sistema de pesca a la parte, en donde las ganancias se divide en partes iguales, pero una parte se destina al mantenimiento del equipo. Refiriéndose a la definición de lo que es un peón, Beto explica lo siguiente:

“Bueno, desde que yo llegué aquí la gente me buscaba de ayudante, pa’ peón, que esto, que el otro. Porque aquí to’ el mundo habla es dizque de peón. Peón es el ayudante. Aquí to’ mundo le llamamos es peón. ‘Mi peón no ha llega’o pa’ ir a pescar, mi peón no ha llega’o’. El peón, el ayudante, pero si los dos estamos haciendo el mismo trabajo, si los dos podemos llamarnos peón. Pero como uno es de la máquina y es del otro, uno se cree que uno es más alto. Yo te puedo decir que no somos más altos que nadie. Yo soy dueño de equipo, yo le digo: ‘no, el peón, si nosotros trabajamos igualito. Tú haces esto, yo hago aquello y vamos, trabajamos por parejo’. Yo no voy a reventar al ayudante y yo na’ más viéndolo a él. Ah, pa’ veni’ y dizque: ‘coge lo tuyo y yo vea… venga pa’ cá’. No. Es más, yo hago cuatro partes, pero si salimos mal yo hago tres partes. Si le iba a tocar cinco dólar, le va a tocar diez.

Se nota cómo valora el peón como uno más de la tripulación, a pesar de que en el caso de

la división de las partes sí se saca una para el equipo. Aunque la división en partes es una lógica que está generalizada en casi todos los pescadores artesanales, e incluso entre sus esposas, existen sus excepciones y no todos la comparten. Al respecto, Colombia (de quien hicimos referencia en el subtítulo 5.4.1) nos dice:

“Sí, en un tiempo sí salíamos mar afuera, que llegué a pescar trasmallo con Pepilla, pesqué con Pelota, manes de Monagrillo, y llegué a pescar en un bote que tenían las Rosales. Pesqué con trasmallo y to’, y a la cuerda, pero después me di cuenta que no funcionaba. Entonces bueno, adquirí el pedazo de palo que tengo

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por ahí, y me di cuenta que para mí es mejor para mí mismo y yo no tengo que compartir sino con mis hijos. Muchas partes, pa’ aquí y pa’ llá, muchas olas”.

La pesca a las partes, es una forma de distribuir las ganancias. Sin embargo, es la introducción de la economía capitalista dentro de la pesca. El dueño del equipo recibe dos tipos de remuneraciones, una por haber salido a pescar y otra por ser dueño del equipo. De hecho, muchas veces no es hasta necesario que tenga que ir a pescar, el simple hecho de ser dueño le brinda el derecho de poder recibir su doble remuneración. A esta distribución debe sumarse lo que los pescadores llaman el gasto, que no es más que la inversión hecha en tierra para poder salir a pescar, esto está comprendido entre la gasolina, el aceite, el hielo y otros insumos más. Gollo, pescador artesanal de El Rompío, de avanzada edad, uno de los fundadores de la comunidad de El Rompío, nos explica cómo se calcula el gasto y las partes:

“El gasto pues. Vamos a decirte, por lo menos agarramos, un ejemplo na’ más, cien dólar de producto, veinte dólar son de gasto, hielo y gasolina pues. Quedan ochenta, o sea, de los ochenta la mitad le queda al equipo, son las cuatro partes pues, la mita’ es del equipo, entonces las otras dos mita’ es media y media pa ‘l capitán y pa ‘l marino”.

Beto nos da un complemento importante a la explicación que ofrece Gollo sobre las partes:

“Como dice él, si son cien dólar, son veinte dólar pa’ la gasolina, pa ‘l gasto, queda en ochenta dólar. De esos ochenta dólar vengo yo, vamos a decir que yo soy dueño de equipo: ‘miren, muchachos sacando el gasto que eran veinte dólar, quedan en ochenta dólar. Bueno, miren: haciendo cuatro partes, veinte dólar cada uno. Tú me pediste cinco dólar, tú me pediste diez’. ¡Entiendes! Se descuenta lo de él, pero como el dueño del equipo como soy yo, yo agarro mis dos partes. Aunque yo no ‘te pescando, pero el equipo mío es el que está. Aunque no vayas a pescar te toca las dos partes”.

En esta práctica debe incluirse la labor del acopiador o comprador local. Él también participa de esta cadena, cuando hay una dependencia económica con respecto a él. Facilita la tarea de pesca, pero a cambio compromete el pescador a venderle el producto, como se puede entrever de la explicación de Roger, acopiador local:

“Digamos, a Roberto ahí le trajeron ahora camarón, como doscientas libras de camarón. Ellos se llevan de aquí: diez, once tanques de gasolina con su aceite, seis barras de hielo, seis quintales. Ellos van a pescar, ellos traen, él le compra el camarón a tres dólar. Trae trescientas libras, a tres dólar viene siendo novecientos dólar; de los novecientos dólar se llevo, un ejemplo, doscientos dólar en gasto. De los novecientos dólar tiene, le tan quedando setecientos. Esos setecientos tiene él que repartilo con el dueño de la lancha y con los peones”. “Le ayudamos a dale los gastos, lo pagan; si ellos llegan, ni Dios quiera, tienen una necesidad, necesitan una plata para una enfermedad o pa’ compra otro bote o algo, si el hijo mío tiene la plata se la presta. Ellos se la pagan con el producto, sin intereses. Solamente que nos vendan el producto. Así es que estamos trabajando nosotros. Sí, (hay como un acuerdo de que usted le presta, pero después el producto) se lo vendan a uno”.

En el pasado, Roger participaba en el proceso de apropiación del recurso como dueño de equipo de pesca y de botes. Sin embargo, notaba que quienes salían a pescar únicamente le traían el producto exacto para pagar los gastos. Su consideración es que la pesca artesanal es rentable siempre y cuando el pescador sea dueño del equipo y de la embarcación, como lo hace notar el propia Colombia en su discurso. El ejemplo que ofrece Roger es bastante ilustrativo del nivel de ganancia que puede tener un pescador si la pesca resulta efectiva. Además, de la cantidad aproximada de producto que se obtiene en una semana dedicada a la actividad.

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Actualmente en El Rompío y en Aguadulce, aunque la pesca no se hace exclusivamente con la intención de pescar camarón, pues se valora también la pesca de peces con aleta, sí tiene una importancia considerable por el precio que adquiere en el mercado local y nacional. Gran parte de los pescadores en Aguadulce dependen de la pesca del camarón en áreas de la costa. Aunque, a pesar de que sí están vinculados al mercado, la lógica económica sigue siendo aún más doméstica que mercantil. De allí su protesta constante con respecto a la práctica en la pesca industrial. Tal y como nos menciona José Miranda, representante de los pescadores artesanales del Golfo de Parita:

El Pescador artesanal es como el indio aquel de la jungla que vive por la tierra. El pescador artesanal vive con el mar. Él ve si hay mal tiempo, él se va para su casa. Hay resaca, hay mal tiempo, se llama mal de leva, él se va para su casa. Él, por ejemplo, agarra una especie que no es comestible, él la suelta viva, él agarra una especie pequeña, que no se puede vender, entonces él la suelta viva. Entonces él trabaja en esa armonía con el mar. Es impactante para todos los pescadores artesanales el ver que estos grandes empresarios, estos grandes barcos industriales, llámese camaronero o bolichero, que ellos por donde pasan agarran absolutamente todo, y es lamentable. Hemos visto pescadores en cantinas, llorando por la masacre que están haciendo los barcos, porque en el momento que salieron a pescar vieron millones de peces de toda clase flotando en el mar, y entonces son cosas muy impactantes”.

El conocimiento y la práctica de la pesca artesanal esta ahora ligada a la pesca industrial en el sentido en que se ven amenazadas las áreas tradicionales de pesca, las estadías nocturnas en la costa mientras faenan los pescadores industriales, las especies que generalmente conservan y la misma competencia por el recurso. Para J. Miranda, el enfrentamiento entre la práctica de la pesca industrial y la pesca artesanal es una lucha entre David y Goliat.

Foto Nº 1 Vista de la boca del Estero Salado en El Rompío

Nota: Al fondo, pescadores de camarón con atarraya regresan de la faena. Foto: KESS, 2007.

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5.5.1.1.2. La conservación de los recursos marinos

Tal como muestra el relato anterior, sí existe una cierta consciencia por la conservación del recurso. Por la preocupación que existe en cuanto a la práctica misma de la pesca industrial y la explotación de los recursos. También puede notarse en los discursos la posible sobre-explotación que ellos como pescadores pudieran ejercer. No obstante, sus argumentos reflejan las debilidades en los discursos de conversación que se generan hacia ellos. Es decir, por un lado sienten que se les exige conservar, pero por otro se permite malas prácticas a la pesca industrial que atentan contra la sostenibilidad de los recursos.

A pesar de lo anterior, también entre los pescadores artesanales de El Rompío existen algunas malas prácticas que atentan contra la sostenibilidad. Las contradicciones y discursos encontrados se perciben hasta entre pescadores artesanales de distinto objetivo de pesca, entre los que pescan con atarraya y a la cuerda en pequeñas embarcaciones de madera, dentro del estero salado y entre aquellos que se aventuran en zonas de pesca mar afuera, con embarcaciones de fibra de vidrio y motor fuera de borda.

Un aporte importante de la biología en el estudio de la reproducción de peces y crustáceos es que gran parte de éstos, sobre todo de aquellos que tienen un valor comercial, en las primeras etapas de sus vidas se desarrollan en áreas de estuarios, como es el caso de El Rompío y su gran estero salado frente al poblado. En ese sentido, resulta importante la protección de estas áreas como una medida que permita garantizar la permanencia del ciclo de vida de las distintas especies. En El Rompío, desde la década de 1980 se ha prohibido la pesca con trasmallo dentro del estero y la mayoría de los pescadores han estado de acuerdo con esta medida. De hecho, el Decreto Ejecutivo Nº 124 de 1990, prohíbe la pesca con cercos y atajos de cualquier malla en los manglares, esteros o cauces de los ríos. Sin embargo, unos pocos pescadores en El Rompío no acatan esta disposición. Colombia, pescador de atarraya y cuerda nos expresa lo siguiente:

“Porque anteriormente, en este tiempo de invierno, nosotros pescábamos aquí mismo en la punta del manglar, acá de este la’o, y cogíamos revoltura: jurel, bagre, barbú, ahí, pesca’o de revoltura cogíamos ahí. Cuarenta, cincuenta libra. Sí, ahí afuera, porque ahí hay un muñequero: piedra de arena con lodo…, y entonces…, ¡pero ahí le meten trasmallo también! No les importa un carajo , ahí le meten los mallu”.

Cómo recuerda lo sencillo que era la pesca en el mismo estero y la pesca abundante de distintas especies. Colombia no entra en polémica con ningún otro pescador con respecto a esta mala práctica de utilizar el trasmallo para pescar en el estero, pero sí toma sus propias medidas:

“Yo lo que siempre he dicho es que cuando yo voy pa’ llá (para adentro del estero): ahí en el tanque yo cargo mi cuchillo. Desde que yo me monto allí, ahí yo lo pego ahí en la borda del aparato. Trasmallo que yo me encuentro, lo trasmocho. Voy jalando y voy dando, ¡castígalo de una vez! Lo voy castigando, y el pesca’o fino también viene pa’ cá. Ahí le voy dando a la revoltura. Sí, yo le doy a la revoltura, lo que es bagre, de to’ lo que es la revoltura. Yo quiero lo fino. Y le doy cuchillo con eso”.

Tal parece que la misma mala práctica de pesca con trasmallo lo afecta a él y a muchos otros más que realizan la pesca con atarraya y con cordel en todo el estero salado. Las consecuencias del uso de trasmallo en el estero salado son perjudiciales, según lo explica Colombia:

“¡No ‘mbre, cómo no! ¡Ajo! Si tú vienes en la mañana aquí, tu ves to’ esa gente que pesca camarón, ¡ahí ve!, que ‘tan peleándose la punta hasta allá. Pa’ este la’o acá, en frente donde estaba la bomba, habían piedras

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que la encontrábamos ahí y le sacábamos róbalo, pargo, corvina, hasta mero, acá fuera en el centro del estero. Con el trasmallo la han tapa’o. Mira tú, la han ido tapando con la arena que le van echando encima y los palos. Si les tiran desde allá desde la playita donde uno ‘tarraya, de allá le tiran hasta acá, hasta el canto acá. La misma vaina. Quiere deci’ que por aquí no hay na’ que los traben los trasmallos. To’ eso ‘ta pela’o ahí”.

“Es lo que pasa aquí, con el trasmallo. Empezaron metiendo en los esterillos. Ah, si lo meten en los esterillos, no importa, allá entra pesca’o fino y to’, pero del estero grande. Oye, cuando de momento, ¡la gente en el estero grande! Sí, en el estero grande, y entonces justamente donde pesca uno. Si el trasmallo se queda ahí, en la rama del palo, que se rompió ahí, ese trasmallo, mientras él está haciendo ahí: ¡pao, él caza! Y si es de pellejo, pues: el bagre, el barbú, la cominata, el congo, ¡están en vaina! Porque ese más rápido se enreda ahí. Ahí él va listo y se muere. Hasta cuando ese hueso no lo tapa la arena o el lodo, el agua podri’a ahí, porque por los huesos que adquiere de los pesca’o que mata, y eso se va pudriendo ahí, el pesca’o que va llegando ahí también va emigrando. Hasta que esa ‘podriziña’, esos huesos no se entierren, ahí no va a ver pesca… Todo eso es la frecuencia. A ellos se les dice, pero a ellos no les importa, si ellos dicen que esto no se acaba. ¡Sí se acaba! Porque esto es como pa’ refugio. Pa’ la cuerda, vamos pa’ la cuerda”.

Los conflictos por las malas prácticas de pesca que en general enfrentan los pescadores artesanales con los industriales, los enfrentan también aquellos pescadores artesanales que se dedican a la pesca con atarraya y cuerda. Sin embargo, hay una lógica que intenta justificar esta práctica o que por lo menos saca a relucir aquel asunto de las contradicciones que los pescadores artesanales de trasmallo perciben en los discursos de conservación. Ello está relacionado con el cultivo de camarón en estanques o lagos, los cuales se encuentran muy cerca a El Rompío (puede observarse las Vistas Satelitales Nº 3 y 4). Al respecto, Luis, un visitante constante de El Rompío y pintor de Aguadulce, compadre de Beto, dice lo siguiente:

“Pero las bombas que están puestas en los esteros, ¿de quién son? De to’ esos lagos que tienen las compañías de camarones, que jalan el pesca’o. To’ eso lo jalan pa’ llá y allá cosechan corvina, pargo, robalo, to’ esa vaina lo cosechan allá. To’ eso lo cosechan allá. Mi mujer ha llevado a la casa Corvina. Ella trabaja en Altrix14 y qué no llevan… Y nuevecitos así ve, Corvinitas así, chiquititas así…”.

“To’ esos lagos jalan agua del mar, al jalar esa agua viene toda la semilla que están en los esteros. Porque esos jalan de los esteros, el agua la jalan de los esteros”.

Ciertamente, los lagos de camarones que mantienen las compañías camaroneras se alimentan del agua del mar que proviene de los esteros. Desde 1960 que se instauró la Agromarina de Panamá, primero, y luego Panama Pacific Packers15, a inicios del siglo XXI, se ha bombeado agua del estero salado de El Rompío. Si bien es cierto esta región es de grandes albinas, también lo es que por tres décadas se ha ido degradando el bosque de manglar debido a la actividad de la camaronicultura. Debido a ello, Beto pregunta:

“Yo quiero que usted me diga a mí: ¿alguno de esos de Recursos Marino recogió un conteiner de producto pa’ sembra’ en los esteros, igual como siembran los conteiner en los lagos? ¿Quién sembró un conteiner de Robalo, de Corvina, de Pargo en un estero de eso? Nadie, ah. Ninguno de esos dizque Recursos Marinos…”

14 Altrix de Panamá S.A., es una planta procesadora de camarones, capaz de procesar 100,000 libras de camarones por día. Actualmente se ubica vía al puerto de Aguadulce. 15 Para conocer un poco más sobre la actividad y ubicación de esta compañía pueda acceder a: www.pacfarm.com/pages/finca.html Las imágenes que muestran en esta página hacen reconocer la amplitud de los lagos y la expansión constante de la actividad. Sin duda hay un uso considerable del agua de mar.

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La propia Ley 58 de 1995, que define la acuicultura y dicta incentivos y otras disposiciones de la actividad, no establece una medida como ésta, que menciona este pescador artesanal. Únicamente sugiere, que en el caso de que una compañía realice el repoblamiento al mar de organismos juveniles y/o adultos, entonces se ve merecedora de un deducible de la renta gravable. Más que una obligación es un incentivo. El Anteproyecto de Ley de 2006 que pretende reformar el Decreto Ley Nº 17 de 1959 o Ley Básica de Pesca, contempla, dentro de las disposiciones en torno a la pesca artesanal, el repoblamiento de los recursos marinos que son más explotados por los pescadores. Aunque no de forma correcta, Simple, otro pescador artesanal, hace alusión a una posibilidad como esta:

“Hay una ley, que esa ley el gobierno todavía no la ha saca’o. Que todos estos lagos cada diez meses, ellos tiene que sembra’ algo pa’ l mar. Tira’ al mar y eso no lo están haciendo. Cada diez meses ellos tienen que sembra’ el mar. Todos los lagos. Porque ellos ‘tan sacando del mar. Toda la semilla viene de ahí. Y tú como investigador puedes averiguar esa ley de resembra’ el mar”.

Evidentemente una práctica obligatoria como esta seria importante para que los pescadores

artesanales de El Rompío reconozcan que no solamente a ellos se les impone sanciones. Para que puedan reconocer que también hay medidas de manejo del recurso que el Estado hace cumplir. Por otro lado, sin duda el punto más álgido, en lo que a conversación de los recursos marino-costeros se refiere, son las artes de pesca, los períodos de veda y la pesca industrial. Para iniciar el diálogo con los pescadores artesanales de El Rompío sobre la sostenibilidad o agotamiento de los recursos, es necesario solventar los puntos de conflicto que esto conlleva. 5.5.1.1.3. Las mallas de pesca y su tamaño

Al inicio de este apartado se señaló que a partir de la década de 1980 inicia la regulación de la pesca para los pescadores artesanales en el país, que utilizan como arte de pesca principal la red agallera o trasmallo. La discusión estuvo en torno al uso de una malla de 2 ¾ pulgadas de longitud. El Decreto Ejecutivo Nº 16 de 1981 estableció como malla de uso estándar la de 3 ½ pulgadas, pero el Decreto Ejecutivo Nº 31 de 1982, por intermedio de la asamblea de representantes, instauró el uso de la malla 2 ¾, hasta 1990. Recordemos que el Decreto Ley Nº 124 de 1990, deroga los anteriores y consiente el uso de una luz de malla de 3 pulgadas cuando no hay periodo de veda. Cuando lo hay, la malla permitida es de 3 ½ pulgadas de longitud. Decretos posteriores, que derogan este Decreto Ley Nº 124, se refieren principalmente a la pesca de camarones de profundidad, permitida para barcos industriales (Decreto Ley 50 de 1992 o Decreto Ley 56 de 1995).

En los discursos de los pescadores de El Rompío salen a relucir diferentes aspectos relacionados con el tema de las mallas, principalmente en lo que respecto al tamaño reglamentario de las mismas, que ha sido establecida. Existe un conocimiento sobre lo que las leyes permiten y no permiten, aunque el malestar estriba en la comparación que se hace entre la longitud de la malla de los trasmallos y aquellas redes de arrastre que utilizan los barcos camaroneros, las cuales tienen una longitud de malla mucho menor que la permitida por un pescador artesanal.

El uso de trasmallos de monofilamento comenzó a introducirse a finales de la década de 1960. Antes, la pesca se realizaba con redes agalleras, pero de hilo de algodón. El Proyecto para el Desarrollo Pesquero en Centroamérica, financiado por un aporte del Fondo Especial de las Naciones Unidas, proveyó una serie de demostraciones prácticas de técnicas modernas de pesca y entrenamiento a pescadores, con el propósito de acrecentar la eficacia de la pesca artesanal (Memoria MICI 1966). Esto definitivamente incluía el uso del trasmallo. Desde la década de 1970, la

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Agencia de Cooperación Internacional de Japón, así como también la Cooperación China-Taiwán también han impulsado la sustitución de las redes de hilo de algodón por el trasmallo de hilo de nylon entre los pescadores artesanales en la Bahía de Parita, lo que incluye El Rompío. Geño, por ejemplo, explica su proceso de pesca con el trasmallo, el cual demuestra su movilidad laboral en el oficio de pescador:

“Bueno, yo comencé a pescar fue con cuerda, ‘tarraya. La cuerda y la ‘tarraya y de ahí, poco a poco, hemos ido. De ahí nos fuimos a pescar para Guararé. De Guararé nos fuimos directo a pescar entonces pa’ San Carlos. De Guararé pa’ San Carlos. Tuvimos un par de años allá; unos cuantos años, sacando corvina, robalo. Pescando con red… A pescar con redes de hilo como este, pero más grueso. Con redes de esta, pero de ahí no salía mucha vaina pa’ lla. Tiramos entonces pa’ San Carlos. Ahí nos quedamos un par de años. Ahí si había producto. Bueno, entonces nos quedamo’ allá. Allá vivíamos alquila’o. De ahí, yo tenía…, yo compré un equipo acá de camarón. Seguí pescando camarón. Ya el señor allá no quería pesca’ más y nos vinimos pa’ca. Pa’ ca pa’ la playa. Yo seguí pescando camarón entonces con el equipo mío, en un botecito.”

En San Carlos, Geño pescaba en calidad de peón, pero al comprar sus equipos propios pudo empezar a pescar para él mismo. Cuando el dueño del equipo en San Carlos quiso dejar la actividad, Geño regresó a la comunidad de El Rompío y continuó con la pesca de camarón.

Foto Nº 2 Pescadores de trasmallo de El Rompío

Nota: pescadores artesanales realizan labores de limpieza del pescado.

Foto: KESS, 2006.

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Conoce muy bien cuáles trasmallos utilizar y en qué época. Se puede reconocer que no sabe exactamente cuáles son los decretos que establecen el uso del número de malla, pero sí tiene presente la época en que fueron instaurados y los momentos de su uso.

“De tres pulgadas, no está prohibida; está prohibida de dos tres cuartos pa’ bajo. Con malla tres y media puede pescar en tiempo de veda. De tres y media pa’ rriba, en tiempo de veda”. “Con malla tres puedes pescar, pero en tiempo de veda no puedes pescar con eso, porque este coge camarón. Donde hay profundidad este coge camarón grande”.

Aunque de forma esporádica, también utilizan mallas más grande para la pesca de peces con aleta de hasta siete pulgadas de longitud. “Tenemos esa bolichera también, alta de trescientas mallas, esa na’ más que usan dos paños de eso. Son altos, esos bichos se van como de aquí allá, al palo aquel, de profundidad”. Al trasmallo que se refiere Geño es uno bastante grande que debido a su tamaño se asemeja a aquellas redes que utilizan los barcos industriales. Durante el 2005 y el 2006, en Aguadulce se sucedieron una serie de enfrentamientos entre pescadores artesanales y autoridades locales de la DIGEREMA (ver Anexo). En períodos de vedas, varios trasmallos fueron decomisados a los pescadores artesanales y quemados posteriormente. Estas acciones de choque movilizaron a una buena cantidad de pescadores de El Rompío, el Puerto de Aguadulce y Farallón. En aquel momento, el representante de los pesadores artesanales del Golfo de Parita, presentó ante autoridades y ante diputados, sus argumentaciones en torno a las artes de pesca permitidas para la pesca artesanal y la industrial. Intentaba demostrar el sinsentido en el tamaño de una y otra malla de pesca, entre la práctica de pesca de uno y otro sector. También discute algunos estudios de muestreo que se llevaron a cabo en la Bahía de Parita, por parte de la DIGEREMA, para sustentar las prohibiciones del uso de mallas menores de 3 pulgadas. En cuanto a las redes, J. Miranda (2006b) se tomó la tarea de medir, comparar y escanear las redes de pesca de los barcos industriales y los artesanales. Su comparación es la siguiente: 5.5.1.1.3.1. Redes de la pesca artesanal16 Redes de enmalles prohibidas por ley

Imagen N° 1- Red de enmalle de dos tres cuartos (2 ¾ ) pulgadas: Que según el Decreto Ejecutivo N°124 de 8 de Noviembre de 1990, “no se podrá utilizar en la pesca ribereña redes agalleras o de enmalle y trasmallos con longitud de malla menor de tres (3) pulgadas medida de nudo a nudo con la malla completamente extendida”. 16 Tanto las imágenes y leyendas que acompañan al apartado de pesca artesanal, como lo que corresponde a la pesca industrial, proceden casi textualmente del documento elaborado por J. Miranda (2006b). Lo mismo aplica para el caso de la exposición de las características de las redes de pesca, que se exponen en las páginas siguientes. La intención, como ya mencionamos, es explicar las categorías significativas que son inherentes al punto de vista de los pescadores artesanales en El Rompío y en Aguadulce sobre la legislación pesquera y su instrumentalización.

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Imagen N° 2- Red de enmalle de dos y media (2 ½ ) pulgadas Red enmalle permitida por ley

Imagen N° 3- Red de enmalle de tres (3) pulgadas: Establecido por el Decreto Ejecutivo N°124 de 8 de Noviembre de 1990, modificado en su artículo octavo por el Decreto Ejecutivo N°41 de 4 de Octubre de 1991.

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5.5.1.1.3.2. Redes de la pesca industrial Redes de arrastre prohibidas por ley

Imagen N° 4- Red de arrastre con luz de malla de una un cuarto (1¼) pulgadas: que según el Decreto Ejecutivo N°162 de 6 de Julio de 1966, se prohíbe el uso de redes de arrastre con luz de malla inferior de una tres cuartos (1¾) pulgadas. Imagen N° 5- Red de arrastre con luz de malla de tres cuartos ( ¾ ) pulgadas Red de arrastre permitida por ley

Imagen N° 6- Red de arrastre con luz de malla de una tres cuartos (1¾ ) pulgadas: Establecido por el Decreto Ejecutivo N° 162 de 6 de Julio de 1966.

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La comparación que hace J. Miranda sobre las redes de pesca entre la pesca industrial y la pesca artesanal nos brinda mayores argumentos para evidenciar el conflicto que existe entre estos dos sectores. Además, nos demuestra cómo los pescadores artesanales de El Rompío, y de la Bahía de Parita, se han valido de este profesional para defender su actividad y mostrar sus puntos de vista. Como mencionamos, adelante veremos en mejor detalle el proceso de lucha de los pescadores artesanales. Sin duda alguna, las imágenes demuestran una diferencia considerable entre el tamaño de la malla de una y otra arte de pesca. Como el mismo J. Miranda menciona, no es lo mismo hablar únicamente y de manera genérica sobre la pesca industrial y la pesca artesanal que evidenciar estas diferencias en las características y tamaños de las redes. Veamos ahora la comparación que este representante de los pescadores hace en cuanto a las características de las redes. 5.5.1.1.3.3. Características comparativas de las redes

BARCOS INDUSTRIALES CAMARONEROS Y BOLICHEROS PESCADORES ARTESANALES

Red de arrastre de una tres cuartos (1 ¾ ) pulgadas permitida por Ley. Está construido a base de hilo de fibras sintéticas, son de naturaleza química e inorgánica. Entre sus características tenemos: no absorben agua, mantienen su forma, apropiada para encierros (cercos) y arrastres, no

es selectiva, tienen poco peso, resisten a la luz solar y al calor, resistentes a la ruptura y a la presión, resisten a la incrustación de organismos, soportan todas las variaciones del clima, son durables y sus nudos no se corren ni se deforman.

Red de enmalle de tres (3) pulgadas permitida por Ley. Está construido a base de hilo monofilamento, es un sólo filamento que funciona como hilo único. Entre sus cualidades tenemos: es delgado y resistente a cierta presión, no visible bajo el agua, de tipo enmalle, su captura es específica (atrapa

sólo las especies apropiadas para la malla), elástica, no resiste la luz solar y al calor.

En su documento, J. Miranda intenta demostrar que aún la red de arrastre de los barcos industriales permitida por ley, sigue siendo mucho más pequeña que las que han sido prohibidas para la pesca artesanal, como es el caso de la malla de 2 ½ pulgadas y la de 2 ¾ pulgadas de los trasmallos. Desde este punto comparativo es lógico entender las razones por las cuales los pescadores artesanales se muestran reacios a acatar el Decreto Ejecutivo Nº 124 de 1990, que establece que en períodos de veda no se pueda usar trasmallo con mallas menores de 3 ½ pulgadas. Además, que utilicen redes con mallas por debajo de 3 pulgadas, como es el caso de los trasmallos con mallas de 2 ½ y 2 ¾ pulgadas de longitud. La exposición de J. Miranda es el punto de vista argumentado de la mayoría de los pescadores artesanales de Aguadulce y El Rompío. Su petición es que se puedan volver a utilizar las mallas de 2 ¾ pulgadas, como lo establecía el Decreto Ejecutivo Nº 31 de 1982. Para sustentarlo, dialoga con declaraciones periodísticas hechas por el director de la DIGEREMA en el 2006, el ingeniero George Novey. Mantiene un diálogo con aquellas declaraciones y opiniones que únicamente intentan responsabilizar a los pescadores artesanales de la disminución de la pesca del camarón. En su sustentación de la vuelta al uso de mallas de 2 ¾ pulgadas no solamente se limita a comparar las artes de pesca y las prácticas que conllevan la pesca artesanal y la industrial, sino que

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también cuestiona resultados de investigaciones hechas por la DIGEREMA en Aguadulce, que intentan demostrar el impacto negativo del uso de mallas menores de 3 pulgadas. A continuación se presentan sus puntos más destacados: 5.5.1.1.3.4. Refutando los informes científicos

Según J. Miranda, “El sustento por el cual se prohíbe la utilización de la red de enmalle o trasmallo de dos tres cuartos (2 ¾) pulgadas radica únicamente en que éste atrapa camarones juveniles, y decimos únicamente porque la Autoridad de Recursos Marinos no ha brindado otras razones en lo referente al caso” (Miranda, 2006b: 33). En el primer informe de esta investigación (Sánchez Saavedra, 2006b) presentamos la opinión del oficial de información de la Autoridad Marítima de Panamá, en cuanto al establecimiento del segundo período de veda del camarón, a partir del 2002, y el impacto de la pesca artesanal.

Su opinión era que la veda respondía a: la sobre pesca y la disminución del recurso. En aquel momento mencionó el descenso de las capturas que se reflejaron en los desembarques, a partir de 1974. Además, que “el pescador artesanal tiene mucha responsabilidad en la sobreexplotación del camarón, por muchos factores como el no respetar las leyes y restricciones, sobrepoblación de pescadores artesanales que dificulta su control y además la falta de recursos para implementar un efectivo sistema de vigilancia” (Sánchez Saavedra, 2006: 30).

Algo similar han señalado J. Regalado de la Cruz (2004b) y Darío López M. (2007). Nos dicen que en 1974 los desembarques de camarón blanco (Litopenaeus occidentales, Litopenaeus stylirostri y L. vannamei) sufren una disminución de 1,742 toneladas, cuando operaban un total de 236 barcos camaroneros. De tal manera, se establece una veda para los barcos industriales en 1975. Que el desarrollo de la pesca artesanal en una modalidad de acceso abierto, unido a sus bajos costos de operación, influyen (junto con el exceso de capacidad de la pesca industrial) en la disminución del recurso. Según, D. López M: “existen poblaciones de pescadores artesanales reconocidos por la utilización de artes de pesca ilegales aunado al desconocimiento del creciente poder de pesca en términos de cantidad de trasmallos utilizados y de un número de embarcaciones que operan sin permiso de pesca ribereña” (López M., 2007: 200).

Definitivamente sí hay pescadores artesanales que utilizan redes no permitidas por ley, sin embargo, su interpretación es que la ley, en cuanto al tamaño de las redes, sólo favorece a la pesca industrial, la cual, según ellos, es mucho más perjudicial y destructiva del ecosistema que las redes utilizadas por los pescadores artesanales. Lo cierto es, que los estudios bioeconómicos sobre la disminución del recurso provienen principalmente del análisis del desembarque, especies de camarones, insumos, aparejos y artes de la pesca industrial, de los camaroneros. No así de la pesca artesanal. Sobre la base de los resultados de los estudios de la pesca industrial se ha definido las restricciones a la pesca artesanal. Pues evidentemente, existe un menor control y contabilización de los desembarques en la pesca artesanal (ver PRADEPESCA 1995; FAO, 2001; Regalado de la Cruz 2004b, 2004c; López M., 2007).

A mediados del 2005, la DIGEREMA realizó un estudio de muestreo que buscaba identificar el trasmallo con tamaño de malla que proporcione un equilibrio entre rendimiento y conservación de la fauna marina, en este caso del camarón (Miranda, 2006b). Es decir, determinar el trasmallo óptimo para la pesca del camarón en la Bahía de Parita. Del trabajo en campo surgió el “Informe del Proyecto de Selectividad de malla en las poblaciones de camarones del área de Aguadulce”. Cabe destacar, que este estudio surge a raíz del conflicto que los pescadores artesanales de Aguadulce

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mantenían con las autoridades locales, en cuanto al uso de redes de enmalle para la pesca de camarones.

El análisis del estudio, por parte de J. Miranda (2006b), sugiere que la intención de reconocer el trasmallo con malla de 3 pulgadas como el óptimo para la pesca del camarón, en cuanto a la protección de camarones en su etapa juvenil y en cuanto a rendimiento, no se sustenta de acuerdo al porcentaje de las capturas. Además, que las capturas según cada tamaño de malla (2 ½, 2 ¾ y 3 pulgadas) fueron realmente bajas, lo cual demuestra la dificultad que enfrentan los pescadores en cuanto a la rentabilidad de la pesca. Obsérvese el siguiente ejemplo:

“A continuación veremos un ejemplo de el mejor día de captura del primer muestreo realizado del 21 al 24 de Julio de 2005:

FUENTE: Apuntes del estudio muestreo tomados por el Lic José Miranda.

Día 23 de julio de 2005 Lances Mallas 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

3 1(p) 1(p) 6(c) 2(c), 1(p) 1(c) 1(c) 2 ¾ 1(p) 1(p) 2(c), 1(p) 1(c), 2(p) 1(c) 3(c) 2(p) 1(c), 2(c) 1(c) 3(c) 2 ½ 1(p) 4(c) 5(c) 3(p) 7(c) 9(c) 3(c) 8c 4(c) 2(p) Clave (c): camarones. (p): alguna especie de pez.

Total de captura por malla: Malla 3 pulgadas: 10 camarones y 3 especies de peces. Malla 2 ¾ pulgadas: 12 camarones y 9 especies de peces. Malla 2 ½ pulgadas: 40 camarones y 6 especies de peces. Por todo, la pesca del día fue de 62 camarones que en libra se traduce a 5 libras de camarones aproximadamente. La libra estaba a $3.25, lo que quiere decir que tendríamos $16.25. El gasto del día fue de $20.00 como gasto mínimo, que corresponde a 5 galones de gasolina, hielo y aceite fuera de borda. Entonces tenemos que en el mejor día de pesca del primer muestreo hubo una pérdida de $3.75” (Miranda, 2006b: 34).

Las capturas fueron bajas, según J. Miranda y según el informe, a pesar de que los biólogos que realizaron el estudio contaban con la ayuda de un motorista de la embarcación que anteriormente había sido pescador artesanal de Aguadulce, por lo cual conocía muy bien los sitios de pesca. Aunque el ejemplo anterior demuestra, en particular, que tanto la malla de 2 ¾ como de 2 ½ pulgadas fueron las que más capturas hicieron, de forma general, la suma de todas las capturas de las mallas no suplen el gasto hecho en insumos. Demostrando la poca rentabilidad de la pesca en este estudio. Los datos generales del estudio, en cuanto a porcentajes de captura, demuestran conclusiones interesantes. Como ya advertimos, para J. Miranda, quien es pescador artesanal y representante de los pescadores en el Golfo de Parita, los porcentajes totales de captura demuestran un mejor resultado de la malla de 2 ¾ pulgadas, en cuanto al equilibrio entre rendimiento y conservación. Por ello, argumenta a favor del uso de este tipo de malla. Es necesario analizar el Cuadro Nº 5 (página siguiente), con gran detenimiento para reconocer la argumentación de J. Miranda en torno a la defensa del uso de trasmallo con tamaño de

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malla de 2 ¾ pulgadas. La captura total del muestreo fue de 561 camarones. Para ello se hicieron 160 lances en total. Así, el trasmallo de 2 ½ pulgadas capturó el 57.7%, el de 2 ¾ pulgadas pescó el 30.8% y el de 3 pulgadas enmalló el 11.5%. De la captura se hizo una división de acuerdo a: 1) hembras en desarrollo, 2) hembras inactivas, y 3) Otros (machos, desarrollados, etc.).

Cuadro Nº 5 Comparación de la efectividad de las diferentes mallas sobre la población del camarón en el Golfo de Parita, por el porcentaje del total de captura por malla, según tipo de población: año

2005

Fuente: Informe del proyecto de selectividad de malla en las poblaciones de camarones del área de Aguadulce.

Cantidad Malla Población Total %

Hembras en desarrollo 123 38Hembras inactivas 142 44Otros (machos, desarrollados, etc.) 58 18

Malla de 2 ½ pulgadas

Suma total 324 100Hembras en desarrollo 75 43Hembras inactivas 0 0Otros (machos, desarrollados, etc.) 98 57

Malla de 2 ¾ pulgadas

Suma total 173 100Hembras en desarrollo 36 56Hembras inactivas 11 17Otros (machos, desarrollados, etc.) 17 27

Malla de 3 pulgadas

Suma total 64 100

Evidentemente el trasmallo con tamaño de malla de 3 pulgadas fue el que menor cantidad de camarones capturó. Desde una posición conservacionista radical, podría decirse que es el que menos impacto mantiene sobre el ecosistema. Sin embargo, el estudio media el equilibrio entre productividad y conservación. Es decir, mantener un buen rendimiento económico del uso del trasmallo que permita la extracción del recurso camaronero sin afectarlo, hasta su total desaparición. En ese sentido, los resultados pueden analizarse de forma distinta y brindan otros resultados. Eso es lo que hace J. Miranda:

“Según el informe recibido, es favorable la utilización del trasmallo de luz de malla dos tres cuarto (2 ¾ ) pulgadas. Primero, porque es la malla que presentó el porcentaje más bajo de captura de camarones hembras en desarrollo, de acuerdo al total de su captura. Segundo, porque presenta el porcentaje más alto de captura entre camarones machos, desarrollados, etc., de acuerdo al total de su captura”

Como se había mencionado, la comparación que realiza este pescador artesanal y dirigente es entre los porcentajes de las capturas. Lo cual le permite ver el equilibrio entre rendimiento y conservación, tal como había sugerido el estudio desde el inicio.

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Gráfico Nº 5 Comparación de la efectividad de las diferentes mallas sobre los camarones en el Golfo de

Parita

44%43%

56%

18%

0%

17%

38%

57%

27%

0

10

20

30

40

50

60

porc

enta

je

Hembras en desarrollo Hembras inactivas Otros (machos,desarrollados, etc.)

Malla de 21/2 pulgadas Malla de 2 3/4 pulgadas Malla de 3 pulgadas

Fuente: Miranda, 2006b, pág. 36. Indudablemente estos estudios presentan un vacío fundamental que es necesario reconocer. Para determinar cuál tamaño de malla es óptimo para la pesca del camarón no basta con un sólo muestreo, de unos cuantos meses y en un sólo año. Los estudios sobre el esfuerzo pesquero y el rendimiento máximo sostenible de la pesca industrial del camarón evidencian un análisis de las capturas a lo largo de un ciclo anual de pesca y de varios años (ver D’croz y otros, 1979). Los resultados de este estudio de muestreo son parciales y no pueden brindar información para argumentaciones contundentes. Son necesarios muestreos más sistemáticos, a lo largo de varios años, en distintas áreas de pesca.

No se puede sugerir fehacientemente que es el trasmallo de malla de 2 ¾ pulgadas o el de 3 pulgadas el más óptimo para la pesca artesanal del camarón. A pesar de que los resultados porcentuales del estudio brinden los mejores resultados para la malla de 2 ¾ pulgadas, en cuanto al equilibrio entre rendimiento y conservación. Su porcentaje de capturas de machos, desarrollados, etc. fue el más alto, mientras que el porcentaje de captura de hembras en desarrollo fue el más bajo, como ya lo ha señalado J. Miranda. Sin embargo, en aquel entonces, la DIGEREMA señaló que es el trasmallo con tamaño de malla de 3 pulgadas el que evita que se atrapen camarones juveniles. “De acuerdo con Novey, estudios realizados por el laboratorio de su entidad revelan que a través del uso de trasmallos menores de tres pulgadas se captura mayormente camarones "juveniles" en su etapa de crecimiento, los cuales no han alcanzado la madurez sexual para poderse reproducir” (La Prensa, 24/04/2005). Se vislumbran entonces las lógicas encontradas y los puntos en conflicto entre los pescadores artesanales de Aguadulce y la DIGEREMA. Como se ha dicho ya, éstos pescadores perciben mayores restricciones a sus prácticas, en comparación con la pesca industrial. Para ellos, si el objetivo de la conversación de los recursos marinos es evitar la captura de organismos juveniles,

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entonces no conciben la debilidad en la vigilancia a los barcos industriales, que en muchas ocasiones se dedican a la pesca en zonas costeras, en desembocaduras de ríos y esteros, donde la actividad esta vedada para ellos. Consideran que las acciones tendrían que ser mucho más enérgicas hacia ellos, cuando sus redes de arrastre poseen tamaños de malla mucho más pequeñas que las utilizadas por la pesca artesanal, como ya se pudo conocer en páginas precedentes.

“No comprendemos porque se permite, mediante Ley, que los barcos industriales arrastren con redes más chicas (Decreto Ejecutivo N° 162 de 6 de Julio de 1966) y al pescador artesanal, que han demostrado hasta la saciedad las ventajas del trasmallo de luz de malla dos tres cuarto (2 ¾ ) pulgadas, no se les permitan mediante Ley su utilización, al grado que se les persigue como si fueran delincuentes para quemarles los trasmallos” (Miranda, 2006b: 37).

Aún cuando J. Miranda dice no comprenderlo, sí mantiene, al igual que otros pescadores de El Rompío, algunos supuestos con respecto a la manera como las circunstancias, las leyes y las autoridades locales favorecen la práctica de la pesca industrial. Intuyen que detrás de barcos industriales, empresas y leyes existen personas que determinan fuertemente las restricciones hacia la pesca artesanal. Sin que ellos tengan mayor participación en la toma de decisiones. Por ejemplo, uno de los pescadores entrevistados nos dice:

“Le voy a decir la verdad, que Federico Humbert es el man que nos tiene los huevos adentro. Le dice qué es la malla que se va a usar y que es lo que no se va a usar. Y las mallas de los barcos se pueden usar to’ lo que le de la gana. Porque él es el hombre de la plata más grande. Es el hombre de la flota de los barcos más grandes”.

Se debe apreciar que hace referencia al actual Embajador de Panamá en Estados Unidos. Sus aseveraciones son bastante fuertes, en el sentido de que otorga a una sola persona el peso de las restricciones en el uso de las mallas. Aunque no se puede asegurar por completo en esta investigación que la percepción de este pescador sea totalmente acorde con lo que ocurre, en el apartado sobre la pesca artesanal versus la pesca industrial se ahonda más en este aspecto que él señala, para el caso de las restricciones en el uso de las mallas. Se notará que sí existe un protagonismo importante del actual embajador en la pesca industrial. 5.5.1.1.4. Los Períodos de Veda La cuestión de las redes de pesca y su tamaño está relacionada con ésta categoría significativa de los períodos de veda. Como se mencionó, la legislación establece que durante la veda del camarón, los pescadores artesanales únicamente pueden utilizar trasmallos con tamaño de malla de 3 ½ pulgadas en adelante. El establecimiento de la veda de la pesca del camarón blanco, tiene su impacto directo en los pescadores artesanales a partir de 1977, cuando se instaura el Decreto Ejecutivo Nº 1, que ubica la veda entre el primero de febrero y el treinta y uno de marzo de cada año. En el primer informe de esta investigación (Sánchez Saavedra, 2006b) se señaló que su espíritu hacia mayor referencia a la pesca industrial. A pesar de ello, desde la década 1980 hasta la actualidad, la veda del camarón es aplicada tanto a la pesca industrial como a la pesca artesanal. Sólo que algunos decretos, generados a principios de 1990, sí permitían y siguen permitiendo el permiso especial de pesca de camarones de profundidad a algunos barcos industriales.

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Para el siglo XXI, es evidente que aún con la instauración de la veda, el aumento de las

capturas no son las añoradas, por lo menos para la pesca industrial. Además, los mismos estudios biológicos, desde décadas anteriores, han sugerido que dos de las especies de camarones blancos (Litopenaeus stylirostri y L. vannamei) se encuentran en mayor cantidad en su etapa juvenil entre septiembre y diciembre de cada año (D’croz y otros, 1979). Por tanto, el Decreto Ejecutivo Nº 88 del 2002 establece un segundo período de veda desde el primero de septiembre hasta el primero de noviembre de cada año. Además, reformula la fecha del primer período, quedando así: del primero de febrero al primero de abril de cada año. En suma, existen dos periodos de veda cada año. Uno que va de febrero a marzo, y otro, que va de septiembre a octubre.

Foto Nº 3 Reparación de trasmallos en El Rompío

Nota: El alto costo de la paca de trasmallo de 3

pulgadas, lleva a una reparación constante. Foto: KESS, 2007.

El fiel cumplimiento de los períodos de veda en Aguadulce y en la comunidad de El Rompío ha sido un aspecto muy conflictivo, en los últimos años. Aunque la pesca del camarón sí resulta de libre acceso para aquellos pescadores de atarraya no resulta, en cambio, para los que se dedican a la pesca del camarón con trasmallo. Aunque la mayoría de los pescadores no conocen con exactitud los decretos ejecutivos que establecen los períodos de veda, sí saben los términos de tiempo de su vigencia. Además, a pesar de que muchos consideran injustas algunas medidas en las restricciones de pesca y sinsentidos que subyacen en la legislación, muchos consideran la importancia del

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establecimiento de medidas para asegurar la sostenibilidad de la pesca del camarón, mientras probablemente ello no afecte su economía doméstica17.

“La pesca…, antes había una sola veda, ahora hay dos. Una en marzo-abril, la otra en octubre, pero eso ta’ bien, yo estoy de acuerdo. Eso es bueno porque ‘tamos acabando con el producto. Se está acabando. Mucho equipo, mucho trasmallo”.

Se aprecia en este discurso una responsabilidad en la disminución del recurso y también, aunque no de manera exacta, un conocimiento sobre el tiempo en que corresponden los períodos de veda. En los resultados preliminares de esta investigación, sí parece existir una consciencia del pescador artesanal sobre su posible impacto. A pesar de ello, su punto comparativo de responsabilidad siempre tiende a ser la pesca industrial, lo cual opaca por completo un diálogo más amplio sobre el impacto de la pesca artesanal en el recurso marino-costero. Así, Roger, acopiador local y comerciante, expresa claramente la dificultad para llegar a un fiel cumplimiento de los pescadores artesanales hacia los períodos de veda:

“Yo de los períodos de veda digo que si la ley entrara por casa es muy buena. Pero si no entra por casa, ¿por qué es con los más chiquitos que lo atropellan más? Lo que pasa es que hay barcos, como ellos son grandes, pagan sus impuestos, hay cinco o seis barcos que sí puedan ‘ta pescando. Tan cogiendo dizque camarón vivo y el muerto que se muere qué lo hacen: ¿lo van a botar? Eso no lo botan ellos, ellos se quedan con ese camarón o lo venden en otro la’o y lo van pasando pa’ otro la’o. Si to’ los barcos lo paran acá se cumple la ley también. La gente no quieren cuida’ la veda por motivos de los barcos. Ellos que no tienen necesidad. Cómo le van a dar licencia a cinco o seis barcos aún en períodos de veda. Puedes preguntarle a cualquier pescador la cuestión de esto que le dicen lo mismo. Yo acepto que si entra por casa, que entre.”

Una de las contradicciones que él encuentra, y que otros pescadores artesanales de El Rompío también lo hacen (incluyendo el mismo J. Miranda), es el permiso que reciben algunos barcos camaroneros industriales para realizar la pesca cuando hay períodos de veda. Como se menciona al inicio de este apartado, actualmente durante los meses de períodos de veda, es permitida la pesca de camarón fidel (Solenocera agazzisii, S. florea) y cabezón (Heterocapus vicarius), mediante permiso especial de pesca de camarones de profundidad a un máximo de 12 barcos18. 17 Este aspecto es importante considerar en la continuidad de la investigación. Un buen cúmulo de pescadores artesanales consideran como muy importante la conservación del recurso. Sin embargo, algunas prácticas, como pescar con trasmallo en los esteros, aún continúan, incluso por aquellos que manejan discursos de conservación. Resulta importante entonces analizar ¿por qué ocurre esa contradicción entre el discurso y la práctica de la conservación del camarón? ¿Existen factores de economía doméstica que determinan estas contradicciones? 18 Debido a la proliferación y ambigüedad de decretos ejecutivos que intentan regular la pesca industrial del camarón, este asunto de la pesca especial en períodos de veda debe rastrearse en distintos decretos establecidos desde la década de 1970 hasta el presente. Como son alrededor de diez decretos que hacen referencia a la pesca de profundidad, se fomenta la confusión o la posibilidad de interpretaciones distintas entre lo que es un permiso especial durante el período de veda y lo que son propiamente licencias de pesca de camarones de profundidad. Veamos: el Decreto Ejecutivo Nº 1 de 1977 estableció que ninguna especie de camarón podía ser capturada entre febrero y marzo de cada año, a partir de su promulgación. Sin embargo, cuatro años después, se promulga el Decreto Nº 2 del 28 de enero de 1981 que crea una excepción de pesca del camarón durante los períodos de veda para las especies fidel y cabezón, las cuales debían ser pescadas en profundidades mayores de setenta brazas. En 1985, se instaura el Decreto Nº 10 del 28 de febrero, el cual considera a la pesca de camarones de profundidad como una pesquería distinta a las demás y que sería la Dirección General de Recursos Marinos (DIGEREMA) quien determina el número de licencias y tipo de embarcaciones que se dedicarían a la actividad. A finales de la década, se establecen el Decreto Nº 68 del 20 de diciembre de 1988 que faculta al Ministerio de Comercio e Industrias para establecer decretos especiales que regulen la pesca de profundidad año tras año, y el Decreto Nº 3 del 1 de marzo de 1989, el cual, luego de presentar un considerando amplio, determina la veda de las especies de camarones fidel y cabezón entre el primero de marzo y el treinta de abril de ese mismo año. Casi dos años después, el Decreto Ejecutivo Nº 1 del 18 de enero de 1991 determina que las especies de camarón mencionadas podrán ser pescadas en períodos de veda por un máximo de

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Frente a estos argumentos de los pescadores artesanales se puede notar la debilidad que

mantiene el acatamiento de los períodos de veda. La voluntad de los pescadores artesanales en El Rompío para aceptar los períodos de veda se debilita considerablemente cuando en sus prácticas cotidianas deben enfrentarse a la faena de barcos con permisos especiales de pesca de camarones de profundidad. Principalmente cuando dichos barcos industriales faenan cerca de la costa, a distancias menores a lo que establece la legislación. Mientras no exista una explicación coherente, una vigilancia precisa y un análisis más detallado e interdisciplinario de la pesca de profundidad y su permisividad, los esfuerzos para el acatamiento de la veda, por parte de las instituciones gubernamentales encargadas de velar por la sostenibilidad y preservación de los recursos marinos y costeros no tendrían los impactos esperados. La permisividad de la pesca de camarón de profundidad por parte de algunos barcos industriales durante los períodos de veda conlleva a los pescadores artesanales a pensar en intereses creados por parte de empresarios industriales. Así, por ejemplo, vuelve a relucir la imagen de Federico Humbert.

“Federico Humbert fue el Ministro de Comercio e Industrias cuando nos puso la veda. Cuando estaba Endara de presidente. Exacto, Federico Humbert, él es el que tiene ¡los barcos camaroneros! Él fue que le dio a Endara y Endara firmó la veda del camarón. O sea, que la veda del camarón ya venía bastante avanzada porque Arellano Lenox fue el que comenzó. O sea que yo estaba oyendo aquí en RPC, a la una o dos de la mañana que estábamos pescando allá fuera, en la radio que estaba diciendo este Arellano Lenox diciendo sobre los mares, sobre los arrecifes y to’ esa vaina. Porque Arellano Lenox es biólogo marino.

Sin duda, a principios de 1990 Carlos Arellano Lenox, biólogo marino, fue legislador de

Panamá y uno de los impulsores del Decreto Ejecutivo Nº 124 de 1990. Mientras que en definitiva Federico Humbert no fue ministro durante aquella época. Lo que aquí llama la atención es que otra vez vuelve a surgir su nombre entre otro de los pescadores artesanales entrevistado en El Rompío. Para este pescador artesanal:

“Federico Humbert, ese es el hombre. Fue de Comercio e Industria, fue cuando pusieron la veda a su conveniencia, porque él es dueño de barco. Salió cuando Endara, salió y listo, se acabó. Yo creo que ahora lo pusieron allá, de embajador en Estados Unidos”.

Según su percepción, al ser éste dueño de barcos y ministro de estado (evidentemente no fue ministro) la veda fue puesta a su conveniencia, pero ello tiene que ver con dos aspectos: una veinte barcos. Dentro de ellos tendrían prioridad quienes ya se dedican a la pesca de estas especies de profundidad. Además, cada nave autorizada debería llevar un inspector designado por la DIGEREMA. Posteriormente, el Decreto Ejecutivo Nº 55 del 28 de septiembre de 1993, que modifica el Decreto Ejecutivo Nº 124 de 1990, reafirma el otorgamiento de veinte permisos especiales de pesca de camarón (fidel y cabezón), pero a profundidades mayores de cien brazas. Estos permisos se conceden de acuerdo al orden de la solicitud, donde se puede otorgar no más de cinco permisos a una sola empresa, excepto cuando los cupos no se llenen. Igualmente cada nave debe llevar a bordo un inspector y la empresa correrá con sus viáticos. Un año después, de forma bastante curiosa y llamativa por lo contradictorio de establecimiento de dicho decreto, se instaura el Decreto Ejecutivo Nº 36 del 28 de julio de 1994, que busca reglamentar el Decreto Nº 10 de 1985. Este Decreto Ejecutivo Nº 36 ahora limita el número de licencias de pesca de camarones de profundidad a diez embarcaciones. Curiosamente vuelve a hablar de la pesca en profundidades mayores de setenta brazas, indicando que las embarcaciones que posean licencias de pesca de camarones de profundidad no podrán dedicarse a la pesca otras especies. Establece que las naves deben tener un motor con potencia continua de no más de novecientos caballos de fuerza SAE. Decreto Ejecutivo Nº 56 del 26 de junio de 1995, además de definir la pesca de camarones de profundidad como aquella que se realiza a más de ciento sesenta brazas de profundidad, limita el esfuerzo de pesca a un máximo de doce barcos. Agrega que estos barcos deben desembarcar el producto en los puertos seleccionados. Como aspecto importante e intrigante, este decreto elimina la posibilidad de pescar el camarón fidel en períodos de veda. Intrigante porque no parece muy sencillo poder pescar únicamente camarón cabezón cuando se encuentra también en las profundidades del fidel. Aunque se faene por lapsos de tiempo cortos, para la pesca de camarón vivo, siempre habrá un buen cúmulo que no sobrevive.

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mayor vigilancia hacia los pescadores artesanales y una permisividad en la pesca de camarones de profundidad hacia la flota industrial en períodos de veda. Aunque no cabe duda que Humbert es dueño de barcos camaroneros y mantiene filiaciones con empresas que se dedican a la exportación de camarones congelados. Se puede contemplar este aspecto en el siguiente apartado. 5.5.1.1.5. La Pesca Industrial versus la Pesca Artesanal

Se ha podido notar a lo largo de la presentación de estas categorías significativas, una pugna constante entre la lógica de la pesca artesanal y la pesca industrial. Obviamente el punto de enfoque en la investigación ha sido la pesca artesanal. Sus consideraciones son que las leyes son impuestas contra la pesca artesanal, a pesar de que ésta última resulta menos perjudicial para la preservación del recurso marino. La dificultad, según J. Miranda, es lo que permite la ley a los barcos industriales, lo cual trae como consecuencia:

“La lucha entre quién: entre David y Goliat. La lucha entre el poderoso que quiere eliminar, así es como los pescadores se han sentido, que quieren desplazarlos, los industriales quieren quedarse ellos con la pesca del camarón”.

La experiencia de campo demuestra claramente que la interpretación que hacen los pescadores artesanales de El Rompío sobre la política pesquera es que se quiere eliminar su actividad y permitirle únicamente la extracción del recurso camaronero a los barcos industriales, los cuales definitivamente han aportado mucho más al fisco nacional y cuentan con mayor incidencia en las decisiones sobre el sector pesquero. Para el pescador artesanal de El Rompío, las características y la práctica de la pesca industrial son mucho más devastadoras de la fauna y flora marina que la pesca artesanal, como se ha señalado. Debido a ello ven como una injusticia que no se frene mucho más algunas malas prácticas de la pesca industrial y es lo que determina su resentimiento con las leyes. Al respecto, J. Miranda ha presentado una comparación entre estas dos actividades, que representa su argumentación principal para defender la pesca artesanal. 5.5.1.1.5.1. Comparación entre la pesca industrial y la pesca artesanal

BARCOS INDUSTRIALES CAMARONEROS Y BOLICHEROS PESCADORES ARTESANALES

Tipos de naves diseñadas para pescar en profundidades; pero con capacidad para pescar en las costas.

Tipo de naves diseñadas únicamente para pescar en las costas.

Estos barcos trabajan las 24 horas del día (día y noche) y no son afectados por las condiciones del tiempo ni de las mareas. Realizan sus arrastres impulsados por enormes

motores. La ley les impide realizar pesca durante los dos

períodos de veda. Se les permite en tiempos de vedas, realizar “solamente” capturas de camarones vivos.

La pesca se realiza durante el día en un período de 6 horas:

Su pesca depende de las corrientes marinas que desplazan las redes de enmalle. Se pesca sólo cuando hay corrientes.

Se pesca camarón sólo cuando hay luz del día. El mal tiempo trae como consecuencia el “mar de

leva” conocido como resaca o bolillos de marejadas. Éstos son constantes durante los meses del año y duran entre 4 días a 2 semanas. Período en que la pesca se torna muy difícil porque las capturas se hacen imposibles. Muchos optan

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por no pescar.

Además la ley les impide realizar pesca en los dos períodos de veda, aproximadamente por cuatro meses

Cuando pescan de noche por las costas, realizan sus actividades sin importarles quien o que cosa esté al frente de ellos. La faena la realizan con las luces apagadas para que no sean identificados.

Cuando pescan de noche deben, además de cuidarse de los peligros que conlleva la faena, cuidarse de no ser atropellados por los barcos que arrastran de noche sin luces por las costas.

No son selectivos en las capturas. El tipo de arte que utilizan encierran o arrastran todo lo que encuentren, sin importar el tamaño y su forma ( peces, camarones, otras especies, corales, troncos, piedras, etc.). Los camarones que capturan van desde la etapa de huevo (al final de las redes queda lo que parece ser una pelota de polifón, se trata de una pelota de larvas y huevos), a hembras embarazadas.

Es de tipo enmalle. Su pesca es selectiva. Los camarones que capturan son de la etapa juvenil a desarrollados.

Toda la captura que suben al barco está muerta. Solamente cuando pescan camarones vivos para tiempos de vedas, un porcentaje de especies llega vivo, debido a que el arrastre es de pocos minutos.

Todo lo capturan vivo. De manera tal que lo que no se necesite ya sea por su especie, tamaño, etc., se devuelve vivo al mar y en muy buenas condiciones.

Sus redes de arrastre trabajan con el sistema de pesca tipo bolsa o encierro (cerco), lo que quiere decir que arrastran sus enormes bolsas y todo lo que entra no tiene posibilidades de quedar vivo, sin importar su tamaño. Todo lo que les “sirve” lo almacenan en cuartos fríos y lo que no les “sirve” lo botan al mar como desperdicio. Es tan letal que se ha tenido que crear un sistema para que al menos las tortugas puedan escapar. Sus redes de arrastres no trabajan con la luz de malla abiertas. Al momento que el barco ejerce presión con sus enormes motores, las mallas se recogen. Todo lo que atrapan se muere.

Sus redes de enmalle o trasmallos, trabajan bajo un sistema con boyas y plomos el cual hace que la luz de malla, es decir el hueco de las redes, permanezcan siempre abiertos. Opera de forma lineal, no como cerco ni bolsa, esto quiere decir que toda especie ya sea más grande o pequeña que la luz del trasmallo puede retirarse con facilidad sin ser capturado (puede pasar por arriba, retroceder, o en todo caso pasar por los extremos). Es impulsado por la corriente marina permaneciendo en el agua entre 7 a 15 minutos y la razón obedece a que el camarón al ser atrapado por las redes, después de cierto tiempo, se cae debido a que se cansa o se muere. Lo que nos obliga a capturarlos vivos. Solamente capturan aquellos camarones que, en el preciso momento que pasan por la malla se doblan y le ejercen presión a la malla. Esto nos indica que es mínima la captura que realizamos.

Actividad protegida por los Gobiernos. Actividad que los Gobiernos han querido eliminar. Se puede notar cómo en esta comparación sobre las características de la pesca industrial y artesanal se indica una mayor sostenibilidad de la pesca artesanal en cuando al bajo impacto que tiene sobre los recursos marinos. Es este el principal cuello de botella en la aceptación de las regulaciones para la pesca artesanal. Esta muy claro que las medidas de vigilancia no han sido las mejores y que mantienen un costo bastante elevado en su fiel cumplimiento, que muchas veces las autoridades gubernamentales pertinentes no han podido suplir19. Si hay algo que ya se conoce con mucha certeza es que en muchas ocasiones y realidades variadas los legalismos han resultado estériles. Estos legalismos han buscado cambiar la primacía ética de la consciencia personal por el dictamen externo de las autoridades (Tornos). Han querido, en este caso, que las sociedades de pescadores artesanales funcionen por obediencia o miedo al poder (lo que ha fracasado), más que 19 Por ejemplo, en declaraciones hechas por el director general de DIGEREMA, durante el 2005 existía registrado un total de 249 embarcaciones camaroneras. En el puerto de Vacamonte la institución sólo contaba con 10 funcionarios para la inspección (ver La Prensa 05/06/2005).

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por el libre convencimiento de la importancia en la protección de los recursos marinos y costeros. Una afirmación que también aplica para los pescadores de la pesca industrial. Los pescadores artesanales de El Rompío sostienen que la imposición de la obediencia en las leyes pesqueras nacionales, instrumentalizadas mediante decretos ejecutivos, tiene una lógica de beneficio directo hacia la pesca industrial.

“El pescador artesanal quiere que se le defina su situación, que se le resuelva su situación, ¿por qué? Porque por parte de las autoridades se dan constantes decomisos. Le decomisan el trasmallo, le decomisan todo eso. Volviendo un poquito atrás, las leyes injustas. Cuando a un barco se le sanciona, ese barco es mandado para Vacamonte. A ese barco no le quitan nada, se van pa’ Vacamonte y no le quitan nada. Ellos una vez están allá, si le hacen la multa ellos pueden apelar, se van en apelación y nunca le hacen nada a los industriales. A los botes artesanales es una injusticia muy grande, ¿por qué? Porque cuando el artesanal comete una infracción le quitan el producto, le quitan los trasmallos y se los queman. Entonces podemos hablar de que el pescador artesanal es sujeto a muchas injusticias”.

No existe, según los pescadores artesanales una real vigilancia sobre la pesca industrial y las infracciones que cometen. De hecho, uno de los aspectos más fuertemente denunciados por los pescadores es la faena de barcos industriales cercanos a costas, desembocaduras de ríos y esteros.

Foto Nº 4 Barco camaronero pescando cerca de El Rompío

Nota: se encontraban realizando su faena cerca al estero salado

de forma ilegal, a menos de las 12 millas permitidas por ley. Foto: J. Miranda, 2006.

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5.5.1.1.5.2. La denuncia de la pesca ilegal de barcos industriales

El Decreto Ejecutivo Nº 124 de 1990 prohíbe la pesca en desembocaduras de ríos y esteros. Establece, además, zonas prohibidas para la pesca industrial. Una de ellas es precisamente en la Bahía de Parita: “desde Punta Lisa a la Boya de Aguadulce y de la Boya una línea perpendicular a la costa”. Además, los barcos industriales tendrán que pescar a una distancia de 12 millas náuticas de la costa20. Menos de allí esta prohibido y es sancionado mediante ley. Debemos recordar que las investigaciones biológicas sobre el camarón han demostrado que éstos en su etapa juvenil se desarrollan en zonas costeras, principalmente en áreas cercanas a desembocaduras de ríos y esteros.

A pesar de lo anterior, existe una denuncia constante por parte de los pescadores artesanales sobre la actividad de los barcos industriales, muy cercano a las costas, en desembocaduras de ríos o esteros. Esta realidad conlleva una pugna por sitios de pesca y por el recurso entre pescadores artesanales e industriales. Sin embargo, según los pescadores artesanales ellos tienen las peores consecuencias, pues en muchas ocasiones las redes de arrastre de los barcos industriales también arrasan con sus artes de pesca que son de deriva, es decir, con sus trasmallos. Se exponen también a ser arrollados en el mar por los propios barcos industriales, que en muchas ocasiones no utilizan luces, para no ser identificados cuando realizan una pesca ilegal en áreas cerca de la costa. Nótese esta afirmación en el discurso de Beto, un pescador artesanal de El Rompío:

“Siempre los perjudicados somos nosotros. To’ el tiempo lo hemos dicho, ¿por qué a un camaronero no le llega la inspección que deben de hacer? Cuando él levanta esa rastra… to’ esa semilla que él agarra ahí, tanto de camarón tanto como de pesca’o. Si fuera mar afuera, fuera mucho mejor pa´ nosotros, pero si ‘tamos ahí que estamos peleando. Viene el barco, levanta el trasmallo porque nos va a pasar por encima ese condena’o. Yo quiero otro, yo mismo personalmente lo voy a lleva’ allá, no dizque cámara ni na’, na´ más es pa’ que usted vea. ¡Tenemos que quitazno, tenemos que quitazno a la orilla”.

Un aspecto que este pescador señala es que lo importante es reconocer la existencia de esta realidad, más que tomar fotos y recoger pruebas de que ocurre. De cierta forma, sus denuncias de esta actividad ilegal no parecen ser tomadas muy en cuenta por las autoridades. Según Geño, otro pescador artesanal de El Rompío: “eso lo hemos denunciado por cantidad de veces, y ellos lo saben21”. Lo que se les exige son pruebas, como ya lo ha señalado Colombia, otro pescador artesanal en El Rompío:

“En el golfo, ¡el industrial se mete al mar nacional! Si se mete ahí mismo, de este la’o de la boya, que la pata ‘e gallina del camaronero la lleva afuera. ¡Ahí Sí!, los bolicheros sí aquí ahí, adentro de la barra, los bolicheros. No, pero la gente de Comercio e Industria, que anteriormente eran Recursos Marinos, dicen: “pero tienen que llevarnos pruebas (de) los barcos por la noche”. En el tiempo de la veda, los barcos en la noche: ¡Tun! ¡Tun! ¡Tun! ¡Tun! Oscuro. ¡Coño, los barcos están ahí! Pero ustedes tienen que darnos pruebas de que los barcos ‘tan ahí. Claro nosotros no tenemos, ¿quién tiene una cámara? Pero un bote sí estaba. Sí. Y máquina pa’ ir allá. A ponele la luz y cojele la placa, y nombre y todo. Pero, ¿quién tiene la cámara? Claro, pa’ podele’ lleva’ a ellos pruebas, a Comercio e Industria. Siempre y cuando ellos digan: “si no nos presentan

20 El Decreto Nº 202 del 14 de octubre de 1965 ha establecido dicha prohibición para barcos con10 toneladas o más. Este precepto no solamente se limita a los camarones sino a todo tipo de especies marinas. En el Decreto se mencionan el río Estero Salado y el río del Puerto de Aguadulce, así como también de una zona comprendida entre punta Coronado y Río Chico. Todas estas referencias justamente situadas en la Bahía de Parita. 21 Efectivamente los pescadores artesanales de Aguadulce han denunciado constantemente esta mala práctica, ver por ejemplo: La Prensa, 03/09/2005. Además revisar el informe de J. Miranda en el Anexo.

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pruebas, na’”. Y la gente: “¡coño, que el barco está pescando camarón vivo”. Tú ‘tas pescando camarón vivo, ¿y los muertos? El que más plata hace: ese es el inspector que ponen de veda en un barco, y porque es de Hans o de Hanny o de Shajani, pa’ que pesque camarón vivo…”

Como ya se ha señalado en el apartado sobre los períodos de veda, ciertos barcos camaroneros tienen permiso especial de pesca de camarones de profundidad durante los períodos de veda. Es éste uno de los aspectos que este pescador artesanal señala y parece sugerir que los barcos faenan lo más cerca posible de la costa. Violando las disposiciones legales. Igualmente parece desconfiar de los inspectores que pueden colocar en cada barco camaronero para efectuar esta pesca de profundidad en períodos de veda. Los pescadores artesanales necesitan más información sobre estas disposiciones y sobre la labor de los inspectores de la Dirección General de Recursos Marinos y Costeros (DIGEREMA). Su desconfianza es aceptable si tomamos en cuenta que existen debilidades en la cantidad de inspectores con que cuenta la DIGEREMA para la fiscalización de la pesca industrial en los propios puertos. Cada percepción sobre el conflicto entre la pesca industrial y la pesca artesanal abona detalles complementarios sobre esta realidad. Pero siempre sale a relucir la pesca ilegal en las costas, como, por ejemplo, en esta descripción que hace Roger, acopiador local de El Rompío:

“Otra cosa que tienen los barcos camaroneros es que son de empresarios grandes, de plata, que llegan aquí mismo a la costa y son trescientas millas fuera de la costa que debían estar pescando. ¡Llegan aquí mismo, aquí cerquita que se ven aquí. Aquí se ven la carga de barcos. Pa´llá donde usted se hace allá ‘rriba es peor, pa’ llá ‘rriba eso es peor. Entonces, esas mallas que usan los barcos son chicas. Cuando eso cierra no se salva nada. Ese es el problema que tenemos aquí ahora mismo”.

Para los pescadores artesanales de El Rompío y de Aguadulce, la forma de poder explicar la

subestimación de sus denuncias y sus percepciones sobre el favoritismo legal hacia la pesca industrial es mediante los lazos que unen estrechamente la industria camaronera, las políticas pesqueras y los cargos públicos. Es la incidencia política y el poder económico que mantienen los dueños de barcos camaroneros y empresas procesadoras. Para ellos, son estas circunstancias las que hacen pasar por alto grandes anomalías de la pesca industrial, se permite una práctica mucho más destructiva que la pesca artesanal y públicamente se culpa principalmente de la disminución del recurso a los pescadores artesanales. Relacionado con lo anterior, Geño explica lo siguiente:

“Los industriales tú sabes que ellos pagan impuestos, ellos tienen que ver de dónde sacan el producto. Pero también ‘tan acabando con el mar. Tan acabando. Esos industriales te arrastran día y noche, y ahí es donde está el detalle. Esos barcos bolicheros, esos están prohibido pa’ lla pa’ Europa, esa vaina allá lo prohibieron, entonces lo trajeron pa’ ca. To’ esos barcos que están elimina’o por allá los han traído pa’ cá”. Que va, esos han acaba’o con to’ por allá. Esos industriales son los que…; y entonces, el camaronero se te mete acá en la orilla, en la orillita a’ onde está la gente pescando”.

Para Colombia, el hecho de que los dueños de barcos tengan un enorme poder económico influye mucho en las decisiones políticas sobre la pesca. Un poder económico con el cual ellos no cuentan:

“Porque ellos tienen mucho más plata que nosotros, los doscientos cincuenta mil o los trescientos mil pescadores que habemos a nivel nacional. Sí, somos pescadores artesanales. Entonces, ¡ellos tienen mucho más plata! Si un barco cuesta cincuenta mil, setenta mil dólar, y hasta más. ¿Cómo va a ser posible? Si yo compro un coño de cuerda que me cuesta cuatro cincuenta o seis dólar, y saco cuatro o cinco cuerdas, pero

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las redes también se acaban. ¿Qué las redes? pero ¿cuántas redes no dio ya el barco? ¡Sí! O sea, allí es donde viene la pega, que ellos hicieron la ley de la veda pa’ conveniencia de ellos”.

Se nota que habla de una cantidad elevada de pescadores artesanales. Es posible que se refiera entonces a aquellos que se dedican a la pesca como una actividad de subsistencia, aquellos que dependen de los productos del mar cuando su situación económica familiar desmejora. Aunque su percepción sobre las cifras, se ajuste o no a la realidad, lo importante en su discurso es la relación que guarda con la impresión que tienen la mayoría de los pescadores artesanales. Lo cual ha definido J. Miranda, representante de éstos pescadores, como la lucha entre David y Goliat. Una lucha de la cual se pregunta Luis, pintor de Aguadulce:

“Yo no soy pescador, pero yo digo: ¿por qué presionan más al pescador artesanal que al pescador de esos barcos grandes? A los barcos grandes no los presiona la ley como presionan al pescador artesanal”.

En lo que sigue se intentará acercarse a esta pregunta que no deja de ser compleja e involucra una gran cantidad de variables que necesitan más tiempo de indagación y otros datos complementarios a los que presentaremos aquí. Ahora únicamente se expondrán ciertos detalles sobre el poder económico de dueños de barcos industriales. De uno de ellos ya los pescadores han hecho referencia. 5.5.1.1.5.3. La influencia de la industria camaronera en la política pesquera

Los pescadores encuentran nexos cercanos entre funcionarios gubernamentales y empresas de la industria camaronera y pesquera en general. Tal como hemos presentado en páginas anteriores. En esta ocasión, J. Miranda manifiesta lo siguiente:

¿Qué beneficios le podría traer Recursos Marinos, la autoridad encargada, al pescador artesanal si sus altos directivos tienen nexos con la pesca industrial? Ellos dicen que ellos no son dueños de los barcos. ¡Claro que no son dueños de los barcos! Pero son dueños de consorcios o accionistas de ellos. Entonces, ¿quiénes son dueños de esos barcos? Son los accionistas y sus nombres están dentro de esos accionistas. Ellos son dueños de la flota. Entonces dicen: ‘ah, yo no tuve na’ que ve con eso, el capitán del barco tuvo la culpa’…”

Como se pudo notar en los apartados sobre tamaño de las redes y períodos de veda, varios pescadores artesanales de El Rompío hicieron referencia directa a Federico Humbert Arias, actual embajador de Panamá en Washington. Según sus percepciones, F. Humbert Arias es uno de los que ha tenido que ver con la instauración del uso de redes de malla de 3 pulgadas y de 3 ½ pulgadas, además de la permisividad de la pesca a algunos barcos industriales en períodos de veda. Una de las preguntas que salta a la vista es, ¿las percepciones que los pescadores artesanales mantienen se ajustan a la realidad? En la investigación documental y en el trabajo de campo se ha podido reconocer como propietarios de más de diez barcos camaroneros, no solamente a Federico Humbert Arias, sino también a otros tales como: la familia Rusodimos, Fotis Lymberopulos Cossiori y la familia Karnakis22. Tal parece que el negocio de la pesca de camarones y su exportación lo heredó F.

22 De todos estos personajes (exceptuando a los Karnakis) se encuentran varios detalles de nexos e intereses económicos, familiares y políticos en Hughes y Quintero, 2000.

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Humbert Arias de su padre23, quien también lleva el mismo nombre. Federico Humbert Arias es dueño de más de cuarenta barcos camaroneros. Por ejemplo, tiene una flota de nombre Mariscos que van desde el uno hasta el dieciocho. El embajador en Washington24 es presidente de la Compañía de Mariscos Islas de las Perlas, S.A., que tiene su sede en el puerto de Vacamonte. Hasta el 2004, fue presidente de la junta directiva de Corporación La Prensa, S.A. Juan R. Humbert Arias, familiar del embajador, esta vinculado a la empresa procesadora Promarina, S.A. y funge actualmente como tesorero de la misma. Curiosamente George Novey de la Guardia es secretario de dicha empresa. G. Novey G. es también vice-presidente de la empresa Conservas del Mar, S.A., cuyo estado es de fusión, según el Registro Público de Panamá. F. Humbert Azcarraga es directivo en esta empresa25.

Por su parte, Fotis Lymberopulos Cossiori y familia son dueños de la flota de nombre Pescador26, que va desde el I hasta el XIII. Además, es presidente de Procesadora Marpesca, S.A., empresa que se dedica al procesamiento de harina de pescado. Su padre, estuvo vinculado, junto con Fotis A. Taquis, al Banco Trasatlántico, S.A. Dicho sea de paso, por lo menos durante el 2002 F. Lymberopulos Cossiori fue miembro de la junta directiva de la Autoridad Marítima de Panamá27.

En tanto, la familia Rusodimos cuenta con alrededor de quince o más barcos camaroneros. Ellos también se encuentran vinculados con la Compañía de Mariscos Islas de las Perlas, S.A. Los hermanos Constantino y Demetrio Rusodimos forman parte del grupo económico más importante del país28 (Hughes y Quintero, 2000: 119). C. Rusodimos es directivo, al igual que F. Humbert Arias, de la Empresa General de Inversiones, S.A. Para el 2000 C. Rusodimos aparecía como miembro de la junta directiva del Banco General, S.A. (Hughes y Quintero, 2000: 80). En la indagación en el Registro Público de Panamá, sobre la propiedad de los barcos, se pudo notar que los barcos no aparecen directamente a nombre de las personas a las cuales se ha hecho referencia. En general, cada barco cuenta con su propia sociedad anónima, al final de la investigación sus nombres aparecen como presidentes de las respectivas sociedades. En el caso de F. Lymberopulos Cossiori y sus barcos Pescador ellos se encuentran a nombre de Procesadora Marpesca, S.A. Colocar los barcos a nombre de sociedades anónimas representa no solamente una estrategia económica sino también legal. También permite que estos dueños de casi la mitad de la flota camaronera registrada permanezcan en el anonimato. Todo lo anterior, ofrece un panorama del poder que pueden ejercer estos dueños de barcos y empresarios en la formulación de la política pesquera panameña. Permite que muchas malas prácticas de la pesca industrial, que definitivamente tocan a estos grupos de poder, permanezcan sin ser corregidas. Ejemplo de ello resulta la posible sanción que el gobierno de los Estados Unidos casi

23 Federico Humbert Azcarraga, padre Humbert Arias, por algún tiempo lideraba el Grupo Delta, S.A. Con él se incorpora en la década de 1980 a Banco General, S.A. A partir de allí es el miembro más importante de dicho banco, siendo el presidente de la junta directiva. Tanto él, como su hijo mantienen intereses en: Empresa General de Inversiones, S.A.; Compañía de Mariscos Islas de las Perlas, S.A., entre otros. Actualmente, es representante del órgano ejecutivo en la comisión ad-hoc sobre el Programa de Ampliación del Canal. 24 Para I. Roberto Eisenmann, Jr. el puesto de embajador en Estados Unidos como el segundo en importancia después del de ser presidente de Panamá. Confirma además la amistad de Humbert Arias con el actual presidente de la república (ver La Prensa, 08/01/2004). Sobre la amistad personal de F. Humbert Arias con Martín Torrijos Espino también puede verse La Prensa 06/21/2004.25 Para conocer detalles de nexos económicos Humbert-Novey puede verse, Hughes y Quintero, 2000: 159. 26 Ver Foto Nº 4, en la página 65 de este documento. 27 Ver La Prensa 08/13/2002. 28 Federico Humbert también forma parte de este selecto grupo, compuesto por cerca de 80 personas y representado en más de 150 empresas.

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impone a Panamá para la exportación de camarones a ese país, por el incumplimiento en el uso del Dispositivo Excluidor de Tortugas (TED). VVII.. CCoonncclluussiioonneess Pudimos notar cómo la pesca artesanal y el cultivo del camarón en la región de Aguadulce se

fue constituyendo en una actividad importante para gran parte de su población. Finalmente, el aumento del precio y la demanda del camarón a partir de 1960, lo cual impulsó que mucho más personas de las distintas comunidades en la Bahía de Parita fueran dedicándose a la pesca de forma más permanente y motivó el poblamiento de la comunidad de El Rompío, desde donde se ha basado el estudio. La pesca de la conchuela fue un evento que impulsó mucho más el poblamiento de El Rompío y se constituye una válvula económica de escape para distintas personas de comunidades costeras durante la gran crisis económica de la década de 1980.

Es precisamente a partir de la década de 1980 que inicia un proceso de mayores regulaciones hacia la pesca artesanal. Frente a este panorama la percepción de los pescadores artesanales de El Rompío es que la legislación pesquera panameña tiende a ser mucho más impositiva y perseguidora de sus prácticas. Las cuales consideran menos perjudiciales al ecosistema marino de lo que puede ser la pesca industrial. Sus percepciones se pueden ver reflejadas en cinco categorías significativas que se seleccionaron para presentar dicha problemática: 1) el conocimiento y la práctica, 2) la conservación del recurso, 3) las mallas y su tamaño, 4) los períodos de veda, y 5) la pesca industrial versus la pesca artesanal. Se notó una gran influencia de esta última en todas las demás.

Se pudo detallar los cuellos de botella en cada una de ellas y se consideró que la legislación ha buscado que las sociedades de pescadores artesanales funcionen por obediencia o miedo al poder, más que por el libre convencimiento de la importancia en la protección de los recursos marinos y costeros. Una afirmación que también aplica para los pescadores de la pesca industrial.

Las alusiones que los pescadores artesanales hacen con respecto a la influencia que tiene la industria camaronera en las tomas de decisiones en la política pesquera panameña queda bastante evidenciado. Sus alusiones al favoritismo legal de la pesca industrial y su preocupación de ser señalados como los principales causantes de la disminución del recurso camaronero son totalmente válidas cuando se analiza todo el panorama que de forma preliminar hemos presentado hasta el momento.

En partes de la presentación de las categorías significativas se ha sugerido que la única manera de poder concebir una política pesquera eficaz es atendiendo esos puntos conflictivos señalados por los pescadores artesanales de El Rompío. Sin embargo, nuestra percepción como investigador es bastante desalentadora al tomar en cuenta los enormes intereses económicos y lazos familiares que se tejen en la industria camaronera panameña. Más aún cuando este sector ha entrado en una crisis como producto de la baja en los precios del camarón, la gran competencia mundial por el mercado estadounidense y el alza del combustible.

Definitivamente la pesca industrial ha aportado mucho al desarrollo nacional tanto en impuestos como en fuentes de empleo. Otro tanto ha hecho la pesca artesanal, que en momentos de crisis económicas nacionales ha podido mantener a flote a muchas familias panameñas que se asientan en comunidades y ciudades cercanas a las costas. Dicho sea de paso, la mayoría de

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las ciudades y comunidades del país se ubican en zonas cercanas a la costa y cerca del ochenta por ciento de la población reside en la vertiente Pacífico.

Para la continuidad de esta investigación es necesario, en una segunda fase, además de prestar atención al proceso productivo pesquero de las comunidades en la Bahía de Parita (como se ha sugerido en el diseño de la investigación macro), resulta fundamental una mejor comprensión del punto de vista de la pesca industrial. Reorientar nuestro enfoque hacia la pesca industrial. Si hay algo que se ha podido evaluar en esta investigación es el nexo que existe entre la pesca industrial y la pesca artesanal. Debido a ello es necesario explorar más profundamente este aspecto.

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