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1. SEGURIDAD Y PSICOLOGIA EN LOS RESCATES La Definición de rescate significa, quitar a las víctimas de una situación peligrosa que puede poner en riesgo su vida, pero sin importar el tipo de rescate, la seguridad siempre es lo más importante. Hay que considerar que a pesar de la urgencia y angustia que representan las emergencias de rescate, siempre los rescatistas deben tomar en cuenta todas las precauciones necesarias, para prevenir que ellos mismos sean parte de la lista de lesionados o muertos. Es esencial que todos los elementos que estén involucrados en este tipo de rescates sean entrenados en los procedimientos básicos, ya que esto permitirá que se maneje el mismo protocolo de seguridad y nos dará la certeza, que no dejaremos nuestras vidas en manos de personas incompetentes. El rescatista esta instruido de la siguiente manera: El rescatista es el número uno. El grupo de trabajo es el número dos. El paciente es el número tres. Es por ello, que no hay excusas por la cual el rescatista sea una víctima más, no importa si se está en proceso de rescatar a una víctima o se quiere rescatar un cuerpo. Se debe estar pendiente del grupo de trabajo y observarlo todo el tiempo que se encuentre dentro de la zona del incidente, considerando, que dentro del área de trabajo, donde se está llevando a cabo el rescate, existen herramientas, objetos, rocas y escombros, que pueden ser peligrosos para el personal que está laborando en ese momento. Y como última consideración que puede sentirse un poco cruel, hay que tener siempre en cuenta, que el paciente ya

Seguridad y Psicologia en Los Rescates

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Seguridad y psicología en los rescates

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1. SEGURIDAD Y PSICOLOGIA EN LOS RESCATES

La Definición de rescate significa, quitar a las víctimas de una situación peligrosa que puede poner en riesgo su vida, pero sin importar el tipo de rescate, la seguridad siempre es lo más importante.

Hay que considerar que a pesar de la urgencia y angustia que representan las emergencias de rescate, siempre los rescatistas deben tomar en cuenta todas las precauciones necesarias, para prevenir que ellos mismos sean parte de la lista de lesionados o muertos.

Es esencial que todos los elementos que estén involucrados en este tipo de rescates sean entrenados en los procedimientos básicos, ya que esto permitirá que se maneje el mismo protocolo de seguridad y nos dará la certeza, que no dejaremos nuestras vidas en manos de personas incompetentes.

El rescatista esta instruido de la siguiente manera:

El rescatista es el número uno. El grupo de trabajo es el número dos. El paciente es el número tres.

Es por ello, que no hay excusas por la cual el rescatista sea una víctima más, no importa si se está en proceso de rescatar a una víctima o se quiere rescatar un cuerpo.

Se debe estar pendiente del grupo de trabajo y observarlo todo el tiempo que se encuentre dentro de la zona del incidente, considerando, que dentro del área de trabajo, donde se está llevando a cabo el rescate, existen herramientas, objetos, rocas y escombros, que pueden ser peligrosos para el personal que está laborando en ese momento.

Y como última consideración que puede sentirse un poco cruel, hay que tener siempre en cuenta, que el paciente ya está en problemas, lesionado o muerto y que el personal de rescate es más importante si la situación se agrava o el escenario no permite una intervención segura y rápida.

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2. PSICOLOGÍA DE LA EMERGENCIA

El constante crecimiento Industrial y competitivo de la sociedad, ha conducido a los equipos de rescate, a desarrollar acciones de salvamento y rescate cada vez más especializadas. Esto Implica cada vez, mayor preparación del personal que atiende estas emergencias tanto técnica, como Psicológicamente. Es por ello, que si bien muchos tienen la capacidad técnica para enfrentar una situación de emergencia, ya sea simple o extrema, no todas logran alcanzar la adecuada preparación psicológica, debiendo los jefes de Grupos de Rescate realizar constantes evaluaciones de su personal y ser estrictos al momento de seleccionar a nuevos integrantes.

Si bien el entrenamiento repetitivo de técnicas enseña y vuelve al rescatista una persona diestra y hábil, la misma repetición se vuelve en su contra, ya que se provoca un acostumbramiento mental a un tipo fijo de situación, existiendo la posibilidad de un quiebre mental, al momento de enfrentarse a una situación extrema.

De ahí que la preparación de los rescatistas no sea sólo repetir técnicas tras técnicas, sino que además adicionarle diferentes ambientes, en forma gradual ir aumentando el “peligro” en su trabajo, de manera tal de lograr una suerte de de sensibilización emocional a situaciones que, para la mayoría pueden ser chocantes.

De esta manera, el rescatista se volverá un ser racional y plenamente consciente del medio en el que opera, pudiendo mantener el control propio y así lograr el del grupo, actuando de manera profesional y segura.

Además de la actitud frente al aprendizaje de un equipo de rescate, el aprendizaje parte en la imitación de lo que se observa. Es por eso, que muchos métodos de enseñanza centran su metodología en ese mecanismo. Nunca olvide su primera vez al realizar rapel o ingresar a una emergencia, de seguro lo hizo porque vio a alguien más experimentado, realizarlo primero con total naturalidad.

Cuando un compañero este dudando de sus capacidades, pudiendo dar más, usted debe apoyarlo anímicamente, quizás un espaldarazo o una palabra de aliento basten, logrando con ello estrechar la relación del equipo.

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2.1 Fases de la emergencia

Algunos Psicólogos, describen varias fases en una emergencia por las cuales pasa el rescatista.

La Primera de ellas, es el Estado de alerta que de un estado de reposo pasamos bruscamente a un estado cargado emocionalmente con gran derroche de energía y carga anímica.

La segunda etapa comienza a nuestra llegada al lugar de los hechos, la llamaremos heroica, donde comenzamos a percibir lo que está a nuestro alrededor, estimulándonos a actuar con prontitud y arrojo, una vez terminada nuestra labor, viene la etapa del trabajo cumplido, estamos satisfechos y orgullosos de nuestra labor; sin embargo, luego comenzamos a sentir el peso de la situación, si se perdieran vidas o los bienes destruidos, una especie de depresión, que en menor o mayor grado afectará a los miembros que estuvieron expuestos al trabajo.

Finalmente viene la evaluación, que no es más que el análisis racional del trabajo realizado, un análisis objetivo y muy por sobre intereses personales, que tienen por principal función, consolidar el trabajo del equipo en futuras emergencias; aquí es donde se realizan las consultas, sin importar cuan insignificante parezca, ya que la piedra filosofal de uno, puede ser sólo un grano de arena para el otro y sin embargo están en el mismo equipo.

2.2 EL RESCATE

No se debe olvidar que el objetivo principal del Rescate, es dar una segunda oportunidad a una vida en peligro, o permitir que otra vida siga existiendo. Muchos rescatistas se sienten impulsados a demostrar sus habilidades técnicas y conocimientos en el área durante el desarrollo del rescate. Se debe reconocer, sin embargo que el ver a un rescatista que demuestra conocimiento y manejo del tema tranquiliza a cualquiera, sin embargo, atenta contra el rescatista porque está perdiendo su horizonte funcional, el cual es rescatar a la víctima. En el rescate hay tres actores principales:

a) La Victima:

De una total angustia por verse atrapada en una situación que amenaza con terminar su vida, provocando toda una serie de cuestionamientos acerca de su filosofía de vida, la persona pasa a un estado de alivio, entrega y confianza. Sin embargo, aquí es donde la interacción del rescatista con su víctima cobra máxima importancia. El rescatista debe saber MOTIVAR a la víctima, de manera tal, que ésta se mantenga aferrada a la vida, nunca mostrando una actitud de derrota.

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Es necesario mencionar que existen diferentes tipos de víctimas, hay dos grandes grupos: Las Activas y las Pasivas. La activa será positiva si colabora con el rescatista, obedeciendo instrucciones y manteniendo la calma; será activa negativa, si predomina una actitud autodestructiva en la víctima provocando un rescate extremadamente difícil para el equipo. La pasiva será positiva, si colabora sin hacer esfuerzo alguno, será pasivas negativas, si se mantiene indiferente el rescate mismo.

b) El rescatista:

Es la pieza fundamental del Grupo de Rescate. Si los miembros están adecuadamente entrenados, aparecerán como un grupo cohesionado entregando a la víctima una imagen tranquilizadora, y el entorno será favorable a la acción del Grupo. No se debe actuar corriendo, pero si apresurado, de manera segura y con pleno control de la situación.

c) Los observadores:

Ineludiblemente siempre estarán presentes, por lo que su permanencia no debiera estorbar a un rescatista entrenado adecuadamente, ya que sabrá reconocer los dos tipos de observadores que hay: los positivos y los negativos. Los primeros son aquellos que obedecen órdenes y que en un momento dado pueden colaborar favorablemente; los segundos sólo estorban y complican el trabajo del rescatista. A estos últimos, en ocasiones es necesario darles tareas inútiles que los hacen sentir importantes, cuando en realidad lo que se está logrando es alejarlos del lugar.

3. INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN EMERGENCIA

Hay muchas situaciones traumáticas que una persona a lo largo de su vida puede experimentar, una de esas situaciones es la de estar y sentirse atrapado. Es una experiencia fuerte que puede ocasionar marcas imborrables a un nivel emocional y que son difíciles de controlar por parte de la persona que la padece.

3.1. Imagínese usted la siguiente situación:

Cuando logra recuperar la conciencia encuentra que su posición corporal es incómoda y está impedida de movimiento, aún la cabeza le da vueltas, sus labios están secos, siente sed, está como sofocado, le falta oxígeno. No hay sonidos ni luces; de pronto se da cuenta que está atrapado entre escombros, recuerda lo que le sucedió, grita y no le escuchan, la ansiedad comienza a apoderarse de Ud., no puede hacer absolutamente nada por su situación, se encuentra atrapado…

Una situación como la descrita, provoca un impacto anímico y emocional estresante que requiere de un comportamiento y de un discurso especial por parte del grupo de rescate, es decir, el manejo psicológico que se le otorgue a la víctima va a estar relacionado con sus futuras conductas. Por tanto como rescatista Ud., puede ayudar a reducir, en el terreno mismo de los hechos, las posibles secuelas psicológicas que la víctima pueda

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presentar a corto, mediano o largo plazo como consecuencia de la situación que le tocó vivir. La capacitación en este tema nos ayuda a mitigar el sufrimiento de un ser humano (lo que nos enriquece como personas) y por otro lado nos puede ayudar a agilizar el proceso mismo del rescate, ya que es menos complicado rescatar a una persona calmada (activa o pasiva positiva) que a una persona descontrolada (activa negativa), la cual incluso puede poner en riesgo la seguridad de todo el grupo.

El estrés gatillado por la situación desfavorable que vive la víctima, la hace ver y creer cualquier cosa, se produce una alteración de la conciencia.

La tarea entonces será hacer ver y creer algo conveniente a la labor del rescate, y que tiene que ver con minimizar la magnitud de lo ocurrido por grande que esta sea, entrando así en lo que se conoce como “el poder de la SUGESTIÓN”, esto significa que lo que usted y su grupo digan, será considerado como dogma de fe por parte de la víctima ya que de algún modo en el instante que se le otorga ayuda y seguridad a un afectado, éste presenta en algunos casos, un rol de dependencia absoluta del grupo de rescate y específicamente del rescatista que entable una relación afectiva con la víctima, especialmente si de un niño se trata.

Por lo tanto se recomienda que un rescatista sea quien entable una relación directa con la víctima, así se convertirá en el nexo entre ésta y su grupo de trabajo, para esto se requiere de:

Un autocontrol por parte del personal de trabajo Una predisposición positiva para trabajar con una víctima.

Se debe evitar todo movimiento brusco y toda agitación, hablando de manera calmada y clara. La tranquilidad y dominio sobre si tendrán un efecto terapéutico sobre la víctima ya que estaremos exteriorizando una imagen de seguridad que el afectado introyectará, lo que permite un mejor manejo de la situación.

Lo que se pretende es, que el socorrista conozca las emociones y procesos psicológicos por los que pasa una víctima, para que lo pueda manejar a su favor y que no sea presa de ellas, así podrá en un momento determinado tomar decisiones técnicas y no impulsivas, subordinando la ansiedad propia que generan las emergencia donde hay víctimas que socorrer.

REFLEXION SOBRE EL TRABAJO EN CUERDAS

Los rescatistas que se dediquen al trabajo en cuerdas, deberán tener un sólido conocimiento de las características del material involucrado en ésta tarea, como también, de las diversas estrategias que existen para desempeñar esta labor de manera eficiente y segura.

Es una actitud que requiere de preparación, es decir, de estudio y entrenamiento, en principio no es una labor de soluciones rápidas, ya que, se trata de una tarea delicada. Por tanto, un factor psicológico facilitador del rescate en cuerdas, es la concentración, es

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decir, lograr que la atención del rescatista se focalice en las características de la emergencia y del recurso humano y material del que se dispone.

La seguridad al momento de la evaluación de los hechos, es una cualidad a la que el rescatista en cuerda debe recurrir, para optar a una visión clara del cómo, cuándo y dónde se hará el trabajo. Así, poco a poco, podrá optimizar los tiempos de respuesta.

RECUERDE QUE CUANDO EL SER HUMANO APRENDE A CAMINAR BIEN, ESTÁ LISTO ENTONCES PARA CORRER.

ESPACIOS CON FINADOS

Existe la creencia que los accidentes en espacios confinados es un incidente aislado; pero no es así. La potencialidad de accidentes en estos lugares no tiene límite y las fatalidades han ocurrido tanto en áreas rurales, como industrial y aeroespacial, las situaciones que rodean accidentes fatales en espacios confinados, son tan diversas y variadas como los espacios en sí mismos.

Cada año hay más rescatistas muertos, que personas rescatadas ya que en el intento de salvar víctimas en un espacio confinado, se vuelven víctimas ellos mismos. El 60% de todas las fatalidades en espacios confinados, ocurre con los que tratan de ser rescatistas fortuitos; esto es importante recalcar, ya que, los rescatistas calificados, muy difícilmente dejan de evaluar las condiciones potenciales que pongan en riesgo sus vidas.

Una de las principales razones que lo hacen peligroso, es el ambiente de dicho espacio, que no soporta vida y es peligroso para el ser humano, por esta razón, normalmente se requiere de un permiso especial en empresas e industrias, para poder entrar en un espacio confinado y en los rescates debiera seguir el mismo procedimiento.

La trágica pérdida de vidas en los intentos de rescatar a víctimas, enfatiza la necesidad de más entrenamiento apropiado, vigilancia y manejo de técnicas de rescate, aplicados con anterioridad o estudios; si las personas que intentaron el rescate hubieran tenido algún tipo de capacitación, probablemente no hubiera existido ninguna fatalidad en ellos.

Los factores que determinan, cómo puede reaccionar el personal en una situación dada, están basados en la experiencia previa. El rescate, es básicamente el 95% entrenamiento y 5% la situación en ese momento.

No hay área en que se evidencie más la necesidad de entrenar, que en la de espacios confinados, ya que, es donde se pierden más vidas; por ello para reducir el riesgo de muertes, es necesaria la participación activa de los rescatistas, que se involucran en este tipo de situaciones en los programas de entrenamiento implementados de acuerdo a

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normas o estudios preestablecidos en diferentes situaciones y con ello poder conseguir el desempeño eficaz del personal que lo ejecute.

El entrenamiento, otorga la implementación de un método sistemático de reconocimiento de espacios confinados, que nos permite su identificación y el establecimiento de procedimientos, para llevar a cabo adecuadamente el rescate en diferentes situaciones. Este enfoque, consiste en cuatro factores básicos: reconocimiento, evaluación, identificación y control. Cada uno de estos factores es igualmente importante.

2. RECONOCIMENTO

Este es el primer paso que se necesita, para comprender mejor los peligros involucrados en las operaciones de rescate de espacios confinados. La gran cantidad de peligros relacionados a este tipo de operaciones, está basada en las estimaciones de las personas que año con año se exponen a esta áreas. Sin embargo, el número total de accidentes relacionados a espacios confinados no se puede precisar, y es en parte, porque no existe una clasificación estándar bajo la cual se informen las incidencias.

Por ello, lo primero es reducir el peligro de fatalidades, reconociendo que constituye un espacio confinado. El criterio para definir un espacio confinado es:

“Una estructura que por el diseño ha limitado aperturas para la entrada y salida, provoca una ventilación desfavorable, que puede producir el confinamiento de aire peligroso y que no está destinado para la ocupación continua de una persona”.

Los espacios confinados incluyen, pero no están limitados a tanques de almacenaje compartimientos de buques, embarcaciones de proceso, entierro, silos, cubas, desgranadores, embarcaciones de reacción, calderas, pozos, conductos de descargo y ventilación, alcantarillados, túneles, cañerías subterráneas y bóvedas de utilidad, etc.

De otra forma se puede definir también un espacio confinado, como una estructura que posea una o más de las siguientes características:

a) Tener medios limitados para entrar y salir:

No permite una entrada y salida en forma segura y rápida de todos sus ocupantes.

b) No tiene una ventilación natural que permita:

Asegurar una atmósfera apta para la vida humana. Inertizarlo de manera de eliminar toda posibilidad de incendio y/o

explosión.

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c) No está diseñado para ser ocupado por seres humanos en forma continua:

Todo el personal de respuesta de emergencia, rescate y servicios médicos, sea empleado o voluntario, puede enfrentarse con un espacio confinado de incidencia en cualquier momento. Por ello, la manera en que se acerquen a esos espacios, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, no solamente para víctima inicial, sino también, para los rescatistas y el personal de emergencia.

Mucha gente muere inútilmente en accidentes, y las razones más frecuentes son:

La falta de criterio y conocimiento para reconocerlo como un espacio confinado.

El no reconocer los peligrosos involucrados en un espacio confinado de entrada, como la acumulación de gases tóxicos, mortales y explosivos.

La tendencia a confiar en los sentidos físicos. La tendencia a subestimar el peligro. La actitud complaciente. El intento de salvar a un compañero de trabajo. El no utilizar el equipo pertinente para atender la operación.

La sociedad como una totalidad, tiene la tendencia a adoptar una actitud de “no me puede pasar nada a mí”, cuando se atienden operaciones de emergencia. Esto puede ser una actitud mortal.

4. EVALUACIÓN:

Este segundo paso, indicará los riesgos que existen en los espacios confinados, indicando las precauciones que se deben seguir para realizar un rescate seguro. El análisis de estos riesgos, permitirá posteriormente la identificación del espacio confinado y los pasos a seguir.

Riesgos Generales de Seguridad

La seguridad general, está compuesta de los riesgos mecánicos, problemas de comunicaciones y peligros físicos.

Una vez más, hay una variedad ilimitada de configuraciones, que pueden constituir un peligro de seguridad; en los riesgos mecánicos, si la puesta en funcionamiento de algún equipo mecánico o eléctrico puede causar un daño, es un peligro que debe ser protegido con algún procedimiento de cerraduras de algún tipo. Por otro lado, los problemas de

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comunicación, son muy propios de espacios confinados, sin embargo, una comunicación adecuada entre la persona en el espacio y la persona de seguridad, puede asegurar un nivel razonable de protección en caso de accidente.

En los riesgos físicos, se pueden mencionar elementos como: vapores calientes, serpentinas, superficies resbaladizas o muy inclinadas, etc. Todos estos riesgos deben ser eliminados, si no es posible, debe informarse al personal que ingresa sobre los riesgos existentes y los posibles daños que pueden ocasionar.

Frecuentemente se pierden vidas en el intento de recuperar un cuerpo, esto no puede aceptarse; ya que, la principal responsabilidad de todo personal debe ser siempre la de sí mismos y sus compañeros. Colocar en peligro al personal, complica la operación y podría resultar en una tragedia.

En la preparación de una operación en espacios confinados, una buena organización y la estructuración de comando es una reserva absoluta, ya que, la organización de la respuesta de emergencia y la práctica para rescates en espacios confinados, es un deber. La cantidad de tiempo que se toma para conducir una operación, es muy importante; cada miembro del equipo debe saber su responsabilidad, mucho antes de llegar a la escena de un accidente.

Es necesario un procedimiento operativo escrito y estándar para emergencias de espacios confinados, como guía mismo que todo el personal que vaya a intervenir, esté familiarizado con él. Este procedimiento estándar escrito, deberá incluir directivas que nos permitan la identificación del peligro, pruebas, evaluaciones, procedimientos de entrada, ventilación, suministro de oxígeno para los aparatos de respiración, equipos protectores y sistemas de remoción y rescate, no solamente para la víctima, sino también para el rescatista. Una lista de control para la entrada, debe ser una herramienta utilizada.

5. IDENTIFICACIÓN

La identificación de la clase de un espacio confinado, está basada en el riesgo o peligro que presenta para la vida humana un espacio en particular, esta identificación, es realizada con la evaluación previa de los Riesgos Atmosféricos y los Riesgos Generales de Seguridad, Detallados en los puntos anteriores. Siempre que no se haya identificado la clase de un espacio confinado, éste deberá ser considerado como uno de clase A, hasta que pueda demostrarse que pertenece a otra clase.

Los espacios confinados se dividen en tres clases, en base de acuerdo a la severidad de los peligros asociados con un espacio en particular.

Clase A Este espacio presenta una situación que es inmediatamente peligrosa a la vida o a la salud, estos incluyen pero no son limitados a: La deficiencia de oxígeno, atmósfera combustible o explosivo y/o concentración de sustancias tóxicas o mortales.

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Clase B Es un espacio confinado, que tiene la potencialidad para ocasionar daño y enfermedades si las medidas preventivas no se utilizan, pero no es inmediatamente peligroso a la vida y a la salud.

Clase C Es un espacio confinado en que el peligro potencial, no requeriría ninguna modificación especial al procedimiento de trabajo.

Es de suma importancia, que todo el personal de rescate que dé respuesta a una emergencia, puede reconocer la clasificación de un espacio confinado.

a) Los espacios confinados siempre deben ser tratados como Clase A, hasta que se reconozca por medio de equipo espacial que es de otra clase.

b) Hay que determinar qué clase de espacio confinado se tiene, identificando y evaluando los peligros en cada situación en particular.

Frecuentemente los rescatistas actúan espontáneamente, sin considerar primero el riesgo y terminan siendo víctimas ellos mismos. Tanto el personal de rescate, como los compañeros de las víctimas, ingresan al espacio confinado para ayudar, sin tomar en cuenta el riesgo y sólo provocan muertes y daños adicionales. Sin las precauciones adecuadas y los equipos de protección necesarios no podrá llevarse a cabo un rescate eficiente y seguro, no importa si la víctima parece estar cerca de la salida, los gases tóxicos o la falta de oxígeno, puede afectarnos con el simple hecho de estar cerca del lugar.

Además, por los peligros que representa un lugar confinado, se requiere que se utilice un sistema de permisos antes de entrar; en ellos viene un listado de las cosas que hay que revisar y apuntar antes de entrar, para controlar al personal y los riesgos posibles.

6. OPERACIONES DE RESCATE:

Por su diseño, los espacios confinados tienen limitadas sus entradas y salidas, las mismas que contribuyen a que las operaciones de rescate se vuelvan complejas.

Cuando se reparten las operaciones de rescate en espacios confinados, las tácticas prioritarias deben observarse y los pacientes deben de ser movidos al lugar, únicamente después de que la escena se ha evaluado completamente. Una vez que los riesgos en la acción y los pacientes se han identificado, se debe tomar el tiempo para clasificar la situación, y que sea segura para el personal que va a entrar en el espacio confiando y poder protegerse de todos los peligros posibles.

Si el espacio confinado es una máquina o donde puede ocurrir movimiento, se debe asegurar que la corriente eléctrica, flujos de gases, líquidos u otros peligros no interfieran con la entrada del personal al lugar. Normalmente se pueden usar candados en las llaves de flujo o en las cajas eléctricas para asegurar que nadie pueda abrir la

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llave o prender la corriente eléctrica. Además se puede quitar la conexión total poniendo una placa blindada para interrumpir el flujo.

Todo el personal de rescate que entra en un espacio confinado, debe vestirse con Clase 3, arnés de cuerpo con anillas laterales, donde se encordará la línea primaria y secundaria y un dorsal para la cuerda o línea de vida; esta última, nunca deberá separase del rescatista. Un sistema de recuperación deberá estar en el lugar, antes de que el rescatista ingrese al espacio confinado.

Debe mantenerse comunicación constante, entre la persona que entre y las personas en el exterior, aunque debe exponerse al peligro la menor gente posible. No debe subestimarse la importancia de sistemas pre-aparejados de rescate. En cuanto menos tiempo se sitúe en el lugar y lo haga operacional, menos tiempo requerirá para que el personal pueda introducirse al espacio. Una persona suplente con el equipo completo de aire y cuerdas, debe estar listo para entrar antes que nadie, facilitando el apoyo del rescatista, si algo imprevisto llegara a ocurrir.

El tamaño de las aberturas del lugar puede impedir la entrada del personal con el aparato respiratorio puesto. Los rescatistas deben tener mayor pericia, para poder quitarse la mochila con la botella, introducirse y colocárselo de nuevo, obviamente la práctica es la única manera de hacerse competentes en esto.

Para poder entrar en estos espacios pequeños, se tiene que colocar el equipo normal de mochila con botella, suspendido arriba del rescatista con el pedazo nominal en el lugar. La mejor manera de realizar esto, es adjuntarlo a la cuerda de seguridad de vida del rescatista, utilizando una línea prusik adjunta al marco del equipo con un mosquetón, para evitar que se caiga y esto permite que el equipo sea ubicado y descendido sobre la misma línea que el rescatista y a exactamente la misma velocidad. La persona que entra, no debe soltar la correa izquierda del hombro del empaque de aire, ya que, al ir manteniendo contacto con ésta, puede simplemente meter su brazo izquierdo mediante la correa y ponerse el empaque de aire, hay que considerar que con este equipo de respiración, el rescate se limita al tiempo de autonomía o suministro de aire disponible en la botella.

Como en todo rescate la condición de la víctima y la situación determinan el tipo y la velocidad del rescate. Existen protocolos estándares para el cuidado del paciente, éstos pueden ser modificados a causa de la condición de la víctima o de las condiciones ambientales.

Por ejemplo, si los rescatistas se encuentran en un sitio con oxígeno deficiente y el paciente no respira, todos los otros daños que se le puedan ocasionar, al trasladarlo a una atmósfera mejor donde la respiración sea normal, se vuelven secundarios. El interés en la inmovilización cervical y espinal y las otras consideraciones tomarían demasiado tiempo y podrían resultar en su segura muerte, estas consideraciones pueden tomarse, ya que, el paciente esté en un lugar seguro.

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Así como el equipo especializado es indispensable para realizar operaciones en espacios confinados, las técnicas de rescate deben también ser especializadas, estos van mejorando conforme al tiempo y los nuevos métodos.

No existe una forma única de realizar un trabajo de cuerdas en un espacio confinado, varían tanto como para cualquier rescate, va a depender de muchas condiciones y características, tales como, si el acceso es superior o inferior, espacio de las entradas y salidas, altura del espacio confinado, tipo de productos que contengan, etc. La habilidad y la práctica del rescatista, va a ser fundamental para realizar una exitosa aplicación del trabajo de cuerdas en estas condiciones.

Existen algunas prácticas comunes para trabajar en espacios confinados, como el uso de trípodes o escalas para realizar sobre éstos un sistema de desmultiplicación de peso, que permita el descenso del rescatista y el retiro de las víctimas y el rescatista, para poder realizar esta maniobra el espacio confinado deber tener una entrada superior. Cuando existan estas condiciones, otra técnica utilizada es introducir una escala, siempre que la entrada lo permita, y sobre ésta un sistema de poleas móviles.

En cuanto a la inmovilización de la víctima, se debe evaluar la necesidad de utilizar una camilla integral o solo un arnés de rescate, para la extracción de la víctima, esto va a depender primero de los riesgos generales y atmosféricos, y en segundo lugar el tamaño de la abertura de ingreso, y las lesiones del paciente. En el primer caso, si se utiliza una camilla integral para la extracción de la víctima, se debe tener en cuenta que el proceso es más lento, ya que, se debe realizar un empaque sobre estos, su ventaja es que se realiza una mejor inmovilización al paciente, consiguiendo evitar posibles lesiones posteriores.

Por el contrario, si se decide utilizar un arnés de rescate para el retiro de la víctima, debe existir la precaución de utilizar los separadores de arnés para facilitar su extracción a la víctima, este sistema se recomienda cuando existen riesgos inminentes para la vida de la víctima, o bien no ha sufrido algún tipo de trauma.

A continuación, se presenta un resumen de los pasos a seguir que debería permitir a los rescatistas lograr un rescate exitoso.

1. Reconocimiento del Espacio Confinado

Accesos para la entrada y salida. Características de la atmósfera. Diseño de la estructura.

2. Evaluación del Espacio Confinado

Riesgos atmosféricos. Riesgos generales de seguridad.

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3. Identificación del Espacio Confinado

Recopilación y análisis de los antecedentes. Clasificación del espacio confinado.

4. Procedimiento de Rescate

Utilizar equipo necesario de protección, según clase del espacio confinado.

Establecer oficial de seguridad. Definir accesos y lugar de trabajo. Definir el tipo de trabajo a realizar. Emplazar sistema de arrastre para recuperación del rescatista. Preparar un rescatista totalmente equipado y anclado, para entrar en caso

de alguna emergencia. Iniciar el acceso a la víctima de un rescatista permanentemente anclado

al sistema de recuperación de emergencia. Definir como se extraerá a la víctima (camilla o arnés). Retirar a la víctima a un lugar seguro. Retirar al o los rescatistas. Recuperar el material.

TOLERANCIA A LA PRESION INTERPERSONAL Y TEST DE BENDER

Lic Eduardo Maggio.

Lic Marcela Alvarez.

Frecuentemente  una de las competencias que debemos valorar en una Evaluación Psicotécnica es la Tolerancia a las Presiones, a la que podemos definir básicamente como la capacidad que tiene el empleado o funcionario en una empresa o Institución para mantenerse firme, con buen autocontrol en sus reacciones, con la suficiente habilidad para seguir actuando y realizando con eficacia sus tareas más allá del incremento de de las exigencias.

En este material nos gustaría reflexionar particularmente  sobre la tolerancia a la presión en las relaciones interpersonales y su valoración particularmente en el Test de Bender.

Es necesario comentarles que es importante al considerar la evaluación de esta competencia diferenciar y tomar en cuenta que una persona  puede tener una tolerancia adecuada a las presiones de trabajo, a ciertos estresores ambientales, sin embargo tener un menor umbral de tolerancia cuando el tipo de presión proviene de las relaciones interpersonales, sean estas simétricas (compañeros) o asimétricas (jefes, gerentes) que forman parte de su ambiente laboral.

En lo cotidiano las personas ocupan una franja importante de su tiempo disponible en la actividad laboral en donde comparten tareas y rutinas con otras personas, por ello también es importante  ver las habilidades sociales al menos en un nivel básico que le permita al sujeto

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interactuar adaptativamente con otros mas allá de la flexibilidad, empatía que serian deseables, por lo menos mínimamente sería importante que no se observen  en el postulante rasgos de carácter como agresividad, oposicionismo, intolerancia de modo exacerbado.

La valoración del ajuste conductual es un aspecto importante dentro de la Evaluación Psicotécnica.

Hemos elegido para considerar estas cuestiones el Test de Bender porque a diferencia de otros Test proyectivos gráficos el Bender al constar de varias figuras a reproducir conlleva y ejerce en cierto modo una presión en el evaluado. Cada figura a copiar le demanda además de la reproducción un aspecto organizativo espacial, que será el lugar en que ubicará la próxima figura, esa es una presión implícita porque además la persona no sabe cuántas figuras tendrá que copiar ya que en la consigna no se le dice el número sino que se le dice que son algunas figuras.