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jorgeandrespinoza
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Ecos del Tiempo
Mdulo VI. Transmutaciones del individuo moderno a partir de las tendencias artsticas sudamericanas.
VI Sesin: Transmutaciones del individuo en la Dcada del 50.
Luis Vidales, Calarc, Colombia, 1900. Bogot, Colombia, 1990.
Oracin de los bostezadores
Dedicado a Leo Le Gris Bostezador
Seor.
Estamos cansados de tus das
y tus noches.
Tu luz es demasiado barata
y se va con lamentable frecuencia.
Los mundos nocturnales
producen un psimo alumbrado
y en nuestros pueblos
nos hemos visto precisados a sembrarle a la noche
un cosmos de globitas elctricas.
Seor.
Nos aburren tus auroras
y nos tienen fastidiados
tus escandalosos crepsculos.
Por qu un mismo espectculo todos los das
desde que le diste cuerda al mundo?
Seor.
Deja que ahora
el mundo gire al revs
para que las tardes sean por la maana
y las maanas sean por la tarde.
O por lo menos
Seor si no puedes complacernos
entonces
Seor te suplicamos todos los bostezadores
que transfieras tus crepsculos
para las 12 del da.
Amn.
(De Suenan Timbres, 1926)
La noche
El da es lo ms ciudadano que hay. Eso no me lo puede negar
nadie. El da tiene gentes y casas y pegados en las cintas vertiginosas
de las calles tiene tranvas coches autos etc. etc. Cualquier da de la semana llmese lunes o sbado est siempre lleno de ciudades. Pero la noche ah! caray! la noche es lo ms inculto que se conoce hasta hoy. La noche est bien en
los matorrales. La noche primitiva selvtica reacia a la civilizacin es el ltimo resto de salvajismo en el mundo. No habr quin colonice la noche?
(De Suenan Timbres, 1926)
Aurelio Arturo Martnez, La Unin, Nario; 22 de febrero de 1906 - f. Bogot; 24 de
noviembre de 1974.
Arrullo
La noche est muy atareada
en mecer una por una,
tantas hojas.
Y las hojas no se duermen
todas.
Si le ayudan las estrellas,
cmo tiembla y tintinea la infinita
comba eterna.
Pero quin dormir a tantas,
tantas,
si ya va subiendo el da
por el ro?
(Dnde canta este pas
de las hojas
y este arrullo de la noche
honda?).
Por el lado del ro
vienen los das
de bozo dorado,
vienen las noches
de fino labio.
(Dnde el bello pas de los ros
que abre caminos
al viento claro
y al canto?)
La noche est muy atareada
en mecer una por una,
tantas hojas.
Y las hojas no se duermen
todas.
Si le ayudan las estrellas...
Pero hay unas ms ocultas,
pero hay unas hojas, unas
que entrarn nunca en la noche,
nunca.
(Dnde catan este pas
de las hojas,
y este arrullo de la noche
honda?)
(Publicado en la Revista De La Universidad Nacional,
ao 11, No 7, 1945, dirigida por Jaime Ibez)
Cancin de hojas y lejanas
Eran las hojas, las murmurantes hojas,
la frescura, el rebrillo innumerable,
Eran las verdes hojas -la clula viva,
el instante imperecedero del paisaje-
eran las verdes hojas que acercan en su murmullo,
las lejanas sonoras como cordajes,
las finas, las desnudas hojas oscilantes.
Las hojas y el viento.
Hojas con marino ritmo ondulaban,
hojas con finas voces
hablando a un mismo tiempo, y que no eran
tantas sino una sola, palpitante
en mil espejos de aire, inacabable
hoja hmeda en luces,
reina del horizonte, gil
avecilla saltante, picoteante por todos
los aros del horizonte, los aros cintilantes.
Las hojas, las bandadas de hojas,
al borde del azul, a la orilla del vuelo.
Eran las hojas y las murmurantes lejanas,
las hojas y las lejanas llenas de hablas,
las lejanas que el viento tae como cuerdas:
oh pentagrama, pentagrama de lejanas
donde hojas son notas que el viento interpreta.
En las hojas rumoraban bellos pases y sus nubes.
En las hojas murmuraban lejanas de pases remotos,
rumoraban como lluvias de verdeante alborozo,
rean, rean lluvias de hablas clarsimas
como aguas, hablas alegres de hadas, vocales de gozo.
Y las lejanas tenan rumores de frondas sucesivas,
las lejanas oan, oan lluvias que narran leyendas,
oan lluvias antiguas. Y el viento
traa las lejanas como trae una hoja.
(Publicado en la Revista De La Universidad Nacional,
ao 11, No 7, 1945, dirigida por Jaime Ibez)
Januario Eduardo Carranza Fernndez, Villavicencio, Colombia, 23 de julio de 1913 -
Bogot, Colombia, 13 de febrero de 1985.
Azul de ti
Pensar en ti es azul, como ir vagando
por un bosque dorado al medioda:
nacen jardines en el habla ma
y con mis nubes por tus sueos ando.
Nos une y nos separa un aire blando,
una distancia de melancola;
yo alzo los brazos de mi poesa,
azul de ti, dolido y esperando.
Es como un horizonte de violines
o un tibio sufrimiento de jazmines
pensar en ti, de azul temperamento.
El mundo se me vuelve cristalino,
y te miro, entre lmparas de trino,
azul domingo de mi pensamiento.
(De Azul en Ti, 1944)
Alhambra1
A Luis Rosales
Fue cuando el alma apareci en columnas.
Fue cuando el aire se agrup en ventanas.
Y la luz en techumbre que sostienen
muros de amor.
Fue cuando la gacela sideral
lleg sedienta al agua inextingible.
Y hall, por fin, donde poner los ojos
la poesa.
Cuando una mano dibuj el ensueo
y lo perdidamente femenino.
Cuando la luna se olvid en el da
de primavera.
Cuando el espacio se asom a su reino
y volaba la recta tras la curva,
y la curva se abra como un ngel
quieto y volando.
Cuando el jardn so su desenlace
mientras cantaba un pjaro y cantaba
al extremo del mundo en que vivimos.
Cuando la luna.
Cuando lo areo, cuando lo ligero.
Cuando el jazmn subi a sus miradores
y el amor a sus torres espirales
y el azahar.
1 Alhambra es una ciudad palatina andalus situada en Granada, Espaa
Cuando la msica se hizo visible.
Cuando fue el tiempo de ver el aroma.
Y amaneci el delirio en geometra
transfigurado.
Cuando la reina, cuando los suspiros.
Y cuando tuvo el cielo azul un patio
para morar y con el vino rojo
y las palomas.
Fue cuando un cuento se qued dormido.
Cuando la msica entorn los prpados.
Cuando la juventud, cuando la noche,
oh, cuando el agua!...
(De Alhambra, 1957)
Gonzalo Rojas Pizarro, Lebu, 20 de diciembre de 19161 Santiago, 25 de abril de 2011.
El poeta maldice a su cadver
Fuiste la libertad de salvarte o perderte.
Viste el mundo sin ver lo que era el mundo.
Por qu fu deformada en tus pupilas
la luz fundamental? Perdiste la razn
antes de resolverse la raz de tu origen?
Maldita sea tu naturaleza
que sopl por tu boca la hermosura
de la imaginacin. Maldita sea
la belleza que hablaba por tu boca.
Maldito el yacimiento de todas tus palabras.
Por qu ests disfrazado bajo el vidrio,
como un libro sellado para siempre,
letra intil, fatdica escritura?
Por qu tras de tus ojos ya no est el fuego eterno,
mscara del gusano?
Esta es tu boca. -Dnde estn tus besos?
Esta es tu lengua. -Dnde tu palabra?
Estas, tus piernas. -Dnde estn tus pasos?
Este tu pelo. -Dnde tu lujuria?
Este, tu cuerpo. Dnde tu persona?
Estas, tus manos. -Dnde est tu fuerza?
Todo esto fuiste t. -Dnde ests t?
Dime: dnde hubo un hombre?
Ya no puedes llorar como los rboles
cuando el viento trastorna sus sentidos.
Ya no eres animal, ni adivino del mundo.
Te ests secando poco a poco. Ests
quemando tus acciones, hasta ser
polvo del torbellino.
(De La miseria del hombre, 1948)
Carta del suicida
Juro que esta mujer me ha partido los sesos,
porque ella sale y entra como una bala loca,
y abre mis parietales, y nunca cicatriza,
as sople el verano o el invierno,
as viva feliz sentado sobre el triunfo
y el estmago lleno, como un cndor saciado,
as padezca el ltigo del hambre, as me acueste
o me levante, y me hunda de cabeza en el da
como una piedra bajo la corriente cambiante,
as toque mi ctara para engaarme, as
se abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
unas sobre otras hasta consumirse,
juro que ella perdura, porque ella sale y entra
como una bala loca,
me sigue adonde voy y me sirve de hada,
me besa con lujuria
tratando de escaparse de la muerte,
y, cuando caigo al sueo, se hospeda en mi columna
vertebral, y me grita pidindome socorro,
me arrebata a los cielos, como un cndor sin madre
empollado en la muerte.
(De La miseria del hombre, 1948)
Pablo de Rokha, seudnimo de Carlos Daz Loyola, Licantn, Regin del Maule, 21 de
marzo1 de 1894 Santiago, Regin Metropolitana de Santiago, 10 de septiembre de 1968.
Pao de lgrimas de chile.
Como una gran lluvia de plvora
el lenguaje internacional socava la tierra del mundo,
araa la tierra, la arranca
del cuajo inmortal del pueblo con lamentos de atardecer
Brama el trigo y el pan muerde al hombre como un perro de fuego,
Los rgidos del vino dan a la Humanidad un clima de espanto,
Y las aguas furiosas hierven como sangre o como corazn de soldado de-
sertor en la derrota;
el chacal del oro, al rojo resplandor de las cuchillas, de la gran dentellada
al trabajador;
conduciendo los soberbios elementos
de donde dependen la esclavitud y el crepsculo.
Un arrastramiento de cadenas de vergenza
alla por los caminos, y rboles de carne azotada y humillada como mujer de
criminal
alumbran de sombra las tinieblas.
As Chile est, desventurado y polvoroso,
tocando la estructura funeral del hambre encima de un pueblo de muertos, y las
abandonas estatuas
tienen coronas grandes de crepsculos;
sin embargo, entre chalecos verdes se derrite el violn del ro, azul como
el techo del mundo en tierras del roto
y hay trigales que parecen montaas de pan echadas como vacas al sol chileno
o minas llorando porque les arrebataron los americanos a sus hijitos enterrn-
doles un pual medio a medio del vientre:
animan el mar los perros y ladran las olas
a los gobernantes que parecen mercaderes y a los mercaderes que parecen
gobernantes
y los volcanes enfurecidos del Sur orinan veneno caliente.
El muralln de las aldeas cra lagartos grandes como toros, como
Tiburones que deviene parlamentarios equivocados, parasitarios,
Como el camarn del espanto, como el cura de la parroquia mundial que es el
papa huevo de pato, como el buey castrado del establo del Estado
y hay piezas inmensas pobladas de palabras y aparecidos
o difuntos tremendamente ancianos que llenan los caminos de sonidos de
eternidad y la casa vaca que nunca existi.
Los tontos se rascan los piojos en las piedras de las cunetas
componiendo sonetos de la feligresa con viejo incienso que huele a ba-
bas benditas
y las beatas desaforadas dicen: qu hermoso!, verso tan bello, pero qu hermoso! Si es sencillo como el caballo de mi marido y hasta las
bestias lo entienden al Seor Colibr .
tanto como cuanto al seor Juan Lanas, tonos los dos tontos, tan tontos o
ms que nosotros!; la tierra entera est podrida como una papa sucia en el basural doloroso
y la solucin no es la lgrima
sino la lucha por el pan, la paz y la libertad del mundo;
(Fragmento Pao de lgrimas, en Fusiles de sangre, 1950)
Pablo Neruda, seudnimo de Ricardo Elicer Neftal Reyes Basoalto, Parral, Regin del
Maule, 12 de julio de 1904-Santiago, Regin Metropolitana de Santiago, 23 de septiembre
de 1973.
IV
Los ros acuden
Amada de los ros, combatida
por agua azul y gotas transparentes,
como un rbol de venas es tu espectro
de diosa oscura que muerde manzanas:
al despertar desnuda entonces,
eras tatuada por los ros,
y en la altura mojada tu cabeza
llenaba el mundo con nuevos rocos.
Te trepidaba el agua en la cintura.
Eras de manantiales construida
y te brillaban lagos en la frente.
De tu espesura madre recogas
el agua como lgrimas vitales,
y arrastrabas los cauces a la arena
a travs de la noche planetaria,
cruzando speras piedras dilatadas,
rompiendo en el camino
toda la sal de la geologa,
cortando bosques de compactos muros,
apartando los msculos del cuarzo.
Amazonas
Amazonas,
capital de las slabas del agua,
padre patriarca, eres
la eternidad secreta
de las fecundaciones,
te caen ros como aves, te cubren
los pistilos color de incendio,
los grandes troncos muertos te pueblan de perfume,
la luna no te puede vigilar ni medirte.
Eres cargado con esperma verde
como un rbol nupcial, eres plateado
por la primavera salvaje,
eres enrojecido de maderas,
azul entre la luna de las piedras,
vestido de vapor ferruginoso,
lento como un camino de planeta.
(De Canto general, 1950)