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ALFONSINA STORNI (Suiza, 1892 –Buenos Aires, 1938) Tú me quieres blanca Tú me quieres alba, me quieres de espumas, me quieres de nácar. Que sea azucena sobre todas, casta. De perfume tenue. Corola cerrada. Ni un rayo de luna filtrado me haya. Ni una margarita se diga mi hermana. Tú me quieres nívea, tú me quieres blanca, tú me quieres alba. Tú que hubiste todas las copas a mano, de frutos y mieles los labios morados. Tú que en el banquete cubierto de pámpanos dejaste las carnes festejando a Baco. Tú que en los jardines negros del Engaño vestido de rojo corriste al Estrago. Tú que el esqueleto conservas intacto no sé todavía por cuáles milagros,

Selección de Poemas de Alfonsina Storni

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ALFONSINA STORNI (Suiza, 1892 Buenos Aires, 1938)

T me quieres blanca

T me quieres alba,me quieres de espumas,me quieres de ncar.Que sea azucenasobre todas, casta.De perfume tenue.Corola cerrada.

Ni un rayo de lunafiltrado me haya.Ni una margaritase diga mi hermana.T me quieres nvea,t me quieres blanca,t me quieres alba.

T que hubiste todaslas copas a mano,de frutos y mieleslos labios morados.T que en el banquetecubierto de pmpanosdejaste las carnesfestejando a Baco.T que en los jardinesnegros del Engaovestido de rojocorriste al Estrago.

T que el esqueletoconservas intactono s todavapor cules milagros,me pretendes blanca-Dios te lo perdone-,me pretendes casta-Dios te lo perdone-,me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,vete a la montaa;lmpiate la boca;vive en las cabaas;toca con las manosla tierra mojada;alimenta el cuerpocon raz amarga;bebe de las rocas;duerme sobre escarcha;renueva tejidoscon salitre y agua:Habla con los pjarosy llvate al alba.Y cuando las carneste sean tornadas,y cuando hayas puestoen ellas el almaque por las alcobasse qued enredada,entonces, buen hombre,pretndeme blanca,pretndeme nvea,pretndeme casta.Hombre pequeito, hombre pequeito...Hombre pequeito, hombre pequeito,suelta a tu canario, que quiere volar...Yo soy el canario, hombre pequeito,djame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeito,hombre pequeito que jaula me das.Digo pequeito porque no me entiendes,ni me entenders.

Tampoco te entiendo, pero mientras tantobreme la jaula que quiero escapar;hombre pequeito, te am un cuarto de ala;no me pidas ms.

As

Hice el libro as:Gimiendo, llorando, soando, ay de m.

Mariposa triste, leona cruel,Di luces y sombra todo en una vez.Cuando fui leona nunca recordCmo pude un da mariposa ser.Cuando mariposa jams me pensQue pudiera un da zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos despusSangraron mi vida y a sangre mat.S que, ya paloma, pesado ciprs.O mata florida, llor y ms llor.Ya probando sales, ya probando miel,Los ojos lloraron a ms no poder.Da entonces lo mismo, que lo he visto bien,Ser rosa o espina, ser nctar o hiel.

As voy a curvas con mi mala sedPodando jardines de todo jaez.Cuadrados y ngulos

Casas enfiladas, casas enfiladas,casas enfiladas.Cuadrados, cuadrados, cuadrados.Casas enfiladas.Las gentes ya tienen el alma cuadrada,ideas en filay ngulo en la espalda.Yo misma he vertido ayer una lgrima,Dios mo, cuadrada.

Capricho

Sbado fue, y capricho el beso dado,capricho de varn, audaz y fino,mas fue dulce el capricho masculinoa este mi corazn, lobezno alado.No es que crea, no creo, si inclinadosobre mis manos te sent divino,y me embriagu. Comprendo que este vinono es para m, mas juega y rueda el dado.Yo soy esa mujer que vive alerta,t el tremendo varn que se despiertaen un torrente que se ensancha en ro,y ms se encrespa mientras corre y poda.Ah, me resisto, mas me tiene toda,t, que nunca sers del todo mo.

Dulce torturaPolvo de oro en tus manos fue mi melancolasobre tus manos largas desparram mi vida;mis dulzuras quedaron a tus manos prendidas;ahora soy un nfora de perfumes vaca.

Cunta dulce tortura quietamente sufridacuando, picada el alma de tristeza sombra,sabedora de engaos, me pasaba los dasbesando las dos manos que me ajaban la vida!

El clamorAlguna vez, andando por la vida,por piedad, por amor,como se da una fuente, sin reservas,yo di mi corazn.

Y dije al que pasaba, sin malicia,y quiz con fervor:-Obedezco a la ley que nos gobierna:He dado el corazn.

Y tan pronto lo dije, como un ecoya se corri la voz:-Ved la mala mujer esa que pasa:Ha dado el corazn.

De boca en boca, sobre los tejados,rodaba este clamor:-Echadle piedras, eh, sobre la cara;ha dado el corazn!

Ya est sangrando, s, la cara ma,pero no de rubor,que me vuelvo a los hombres y repito:He dado el corazn!

El engaoSoy tuya, Dios lo sabe por qu, ya que comprendoque habrs de abandonarme, framente, maana,y que bajo el encanto de mis ojos, te ganaotro encanto el deseo, pero no me defiendo.Espero que esto un da cualquiera se concluya,pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres.Con voz indiferente te hablo de otras mujeresy hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya.Pero t sabes menos que yo, y algo orgullosode que te pertenezca, en tu juego engaosopersistes, con un aire de actor del papel dueo.Yo te miro callada con mi dulce sonrisa,y cuando te entusiasmas, pienso: no te des prisa.No eres t el que me engaa; quien me engaa es mi sueo.El ruegoSeor, Seor, hace ya tiempo, un daso un amor como jams pudierasoarlo nadie, algn amor que fuerala vida toda, toda la poesa.

Y pasaba el invierno y no vena,y pasaba tambin la primavera,y el verano de nuevo persista,y el otoo me hallaba con mi espera.

Seor, Seor; mi espalda est desnuda,haz estallar all, con mano rudael ltigo que sangra a los perversos!

Que est la tarde ya sobre mi vida,y esta pasin ardiente y desmedidala he perdido, Seor, haciendo versos!

Un lpiz

Por diez centavos lo compr en la esquinay vendimelo un ngel desgarbado;cuando a sacarle punta lo ponalo vi como un can pequeo y fuerte.Salt la mina que estallaba ideasy otra vez despuntlo el ngel triste.Sal con l y un rostro de alto broncelo arri de mi memoria. Distradalo ech en el bolso entre pauelos, cartas,resecas flores, tubos colorantes,billetes, papeletas y turrones.Iba hacia no s dnde y con violenciame alz cualquier vehculo, y golpeandoiba mi bolso con su bomba adentro.

Voy a dormirDientes de flores, cofia de roco,manos de hierbas, t, nodriza fina,tenme prestas las sbanas terrosasy el edredn de musgos escardados.Voy a dormir, nodriza ma, acustame.Ponme una lmpara a la cabecera;una constelacin, la que te guste;todas son buenas, bjala un poquito.Djame sola: oyes romper los brotes...te acuna un pie celeste desde arribay un pjaro te traza unos compasespara que olvides... Gracias... Ah, un encargo:si l llama nuevamente por telfonole dices que no insista, que he salido.(24 de octubre de 1938)