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DELEGACIÓN EPISCOPAL
PASTORAL LITÚRGICA DIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ
Tel: 8523010
Página | 1
La Pascua 2017 está matizada por la invitación de la
Conferencia Episcopal de Colombia para hacer de este el “Año de la Reconciliación”
En las celebraciones estamos
llamados a dar el primer paso en una experiencia de perdón que nace desde la fe en Cristo
Muerto y Resucitado, solo así será posible una paz verdadera y estable, cuando en el alma
hay lugar para la Reconciliación.
SEMANA
SANTA 2017
DELEGACIÓN EPISCOPAL
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SEMANA SANTA 2016
DOMINGO DE RAMOS
EN LA PASIÓN DEL SEÑOR 09 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN
DEL SEÑOR1 Comienza la Semana Santa con gloria y pasión
Damos inicio hoy a la "Semana Santa" o
"Semana Grande", que es mitad Cuaresma (hasta
la Eucaristía del Jueves) y mitad Triduo Pascual (desde esa Eucaristía hasta la Vigilia Pascual y
luego todo el domingo).
La empezamos con este domingo que, como su nombre compuesto refleja -"domingo de Ramos en
la Pasión"-, tiene dos dimensiones muy distintas:
las alabanzas que la multitud dedicó a Jesús en su entrada a Jerusalén, con palmas y Hosannas, y luego la Eucaristía, más adusta, con la lectura
de la Pasión del Señor.
1 Cfr. ALDAZABAL, José. “Enséñame tus caminos” Domingos del Ciclo A. Dossiers CPL, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona. 2005. Edición digital.
Por eso, la Eucaristía de este domingo tiene
estos dos elementos específicos: la entrada procesional y el evangelio de la Pasión. A veces,
resulta difícil conjugar estas dos actitudes, sobre todo en comunidades en que abundan los niños,
que tienen en esta fiesta un protagonismo evidente, como el que tuvieron en Jerusalén.
Pero es una sucesión de aspectos que está bien pensada: la entrada de Jesús en la ciudad santa
fue acompañada por un entusiasmo tal vez inesperado por parte de la gente sencilla, pero él
iniciaba esta última semana de su vida dispuesto a cumplir su misión con su muerte en
la Cruz. Las dos cosas se unen en la celebración de hoy, a pesar de su contraste.
Todavía estamos en Cuaresma, y hoy vamos a
escuchar lecturas muy profundas que retratan el camino de Jesús hacia su Pascua, con el poema
de Isaías y sobre todo con la pasión según Lucas. Ya desde la oración colecta de la Misa,
nada más terminar la procesión, el discurso es diferente: "tú quisiste que nuestro Salvador se
anonadase, muriendo en la cruz, para que todos nosotros sigamos su ejemplo".
COMENTARIO BÍBLICO (Antes de la procesión)
Mateo 21, 1-11. Bendito el que viene en nombre del Señor
La lectura evangélica antes de la procesión nos cuenta lo que sucedió aquel día, cuando,
sabiendo que había llegado su hora, Jesús decide entrar en Jerusalén. Montado en un
borrico, entra en la ciudad acompañado de las
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aclamaciones de los discípulos: "bendito el que
viene como rey, en nombre del Señor".
Esta procesión en honor a Cristo el domingo de Ramos tuvo su origen en Jerusalén, ya desde el
siglo IV, y luego se difundió a toda la Iglesia. Las comunidades que pueden hacerlo organizan
hoy una procesión partiendo de un lugar diferente, mientras van dedicando cantos de
alabanza a Cristo como los que resonaron en Jerusalén: "hosanna al Hijo de David, bendito el que
viene en nombre del Señor".
Lo principal no son los ramos benditos, sino que la comunidad "acompaña a Cristo
aclamándole con cantos", agitando, eso sí, esos
ramos que han sido "bendecidos" porque se les da
un significado simbólico de fe.
Isaías 50, 4-7.
No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado
En la memoria de los momentos importantes de
la historia de la salvación, llegamos al tercer "cántico del Siervo del Señor", del "segundo Isaías".
Un poema que nosotros vemos cumplido en Jesús de Nazaret. El cuarto, el más
impresionante, lo proclamamos entero el Viernes Santo.
Se afirma de este Siervo que tiene "una lengua de
iniciado, para saber decir al abatido una palabra de
aliento". Pero también se dice que antes, "cada
mañana, me espabila el oído para que escuche como
los iniciados". Escucha para luego poder
comunicar las palabras de Dios. El Siervo es, además, consciente de que su misión va a ir
acompañada de oposición: "ofrecí la espalda a los
que me golpeaban", siempre, eso sí, con la ayuda
de Dios: "mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba
confundido".
A esta lectura, que ya preludia la Pasión, le
hace eco uno de los salmos más impresionantes: "Dios mío, ¿por qué me has abandonado", el salmo
que los evangelistas ponen en labios de Jesús en
la cruz. En verdad, la pasión de Jesús está narrada después como siguiendo la pauta de los
versículos de este salmo: "se burlan de mí... acudió al Señor, que lo libre... me taladran las manos y los
pies... echan a suertes mi túnica". Incluida también
la confianza en Dios: "tú, Señor, no te quedes lejos,
ven a ayudarme".
Filipenses 2, 6-11.
Se rebajó: por eso Dios lo levantó sobre todo
En su carta a los cristianos de Filipos, Pablo
incluye un himno cristológico que seguramente ya se cantaba en las primeras comunidades. Un
himno que habla del proceso "pascual", su "paso"
o "tránsito". Desde su condición divina se rebaja
a la humana y a la humillación de la muerte, el
anonadamiento total. Desde ahí la fuerza de Dios lo eleva como Señor de toda la creación.
Es un resumen poético y teológico de toda la Pascua de Cristo. No es de extrañar que en las
vísperas de cada sábado recitemos este himno, cantando el misterio pascual de Cristo con su
muerte (viernes), su estancia en la sepultura (sábado) y la resurrección en la madrugada del
domingo.
Mateo 26, 14 - 27, 66. Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
El relato de la Pasión -en el que se ve cómo se
cumplen a la perfección las anteriores lecturas-
presenta en Mateo unos matices propios. Por ejemplo, es el que más citas bíblicas aporta,
para demostrar, como pretende en todo su evangelio, que en Jesús se cumplen las
promesas del AT. Es el único
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que nos habla del remordimiento y suicidio de
Judas; pone énfasis en los espectaculares fenómenos que suceden a la muerte de Jesús en
el velo del templo, en la tierra, en las rocas y en la resurrección de muertos; también se detiene
en los ultrajes que dirigen a Jesús en la cruz la gente, las autoridades y los ladrones ajusticiados
con él.
La pasión empieza en Mateo en la última cena de Jesús con los suyos, el anuncio de la traición
de Judas, las palabras y gestos sobre el pan y el vino, la advertencia a Pedro sobre su negación;
para seguir con la oración y la agonía en el huerto, la traición de Judas y la detención por
los enviados de las autoridades, el episodio de las negaciones de Pedro, el juicio ante las
autoridades religiosas y luego ante las civiles, la condena a muerte por Pilato, el camino hacia el
Gólgota y la muerte en la cruz, gritando las palabras del salmo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?", para terminar con la
sepultura del cuerpo de Jesús por parte de José
de Arimatea.
El impresionante relato es muy conveniente leerlo por entero, y con los mejores recursos de
una buena lectura y comunicación: es lo que más bien puede hacer a la comunidad cristiana,
año tras año, poniéndonos ante la gran lección de generosidad que Cristo nos dio al entregarse
como reconciliación entre Dios y la humanidad. Aunque lo escuchemos cada año -y por
duplicado, porque también se proclama el Viernes-
nunca deja de impresionarnos.
COMENTARIO PASTORAL
Pascua es muerte y vida. La procesión de hoy no es sólo la entrada a la
Eucaristía: lo es para toda la Semana Santa. Cada Misa la empezamos con una "entrada",
pero la de hoy es especial, recordando la de Jesús cuando llegó a Jerusalén para su semana
decisiva. Sus discípulos seguramente pensarían que este era el momento decisivo para
proclamar rey a su Maestro. Pero Jesús sabe que, aunque parece entrar como Señor y Rey,
en realidad, antes tiene que sufrir como el Siervo, y que en vez de un trono le espera la
cruz.
Las dos dimensiones son importantes para hoy y van íntimamente unidas. Tal vez algunos de
los que hoy vienen a "bendecir ramos", no acudan
después a las celebraciones del Triduo Pascual.
Por eso es bueno que se unan en la celebración de hoy el recuerdo de la muerte, con la lectura
de la Pasión, y también el adelanto de la resurrección, que aparece en varios textos, y se
escenifica de alguna manera en la procesión.
La Pascua son las dos cosas: cruz y vida. El prefacio de hoy dice, por una parte, que "Cristo,
siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y aceptó la injusticia de ser contado entre
los criminales", pero a la vez da gracias a Dios
porque "de esta forma, al morir, destruyó nuestra
culpa, y al resucitar, fuimos justificados". En la
oración colecta pedimos a Dios "que las
enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio y que un día participemos en su resurrección gloriosa".
Nosotros también nos unimos a las
aclamaciones de la gente de Jerusalén, expresándole a Jesús, al comienzo de "su"
Semana Grande, toda nuestra admiración y
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gratitud, dispuestos a acompañarle esos días en
su camino de cruz a la alegría de la Pascua.
"Por eso Dios lo levantó sobre todo"
Jesús camina decidido a su Pascua, a la Pascua completa, que es muerte y resurrección. Y nos
da una gran lección desde la cruz.
Para Isaías, la misión del Siervo es "decir una palabra de aliento a los abatidos", pero él
mismo tiene que asumir el dolor y el castigo de la humanidad: "ofrecí la espalda a los que me
golpeaban". Aspecto que ha subrayado fuertemente el salmo: "Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?". Pero el poema del Siervo no sólo se puede considerar figura de
la muerte de Cristo, sino también de su glorificación: "mi Señor me ayudaba... sé que
no quedaré avergonzado".
Lo mismo sucede con Pablo, que describe el "viaje pascual" de Cristo Jesús: "se despojó... se
rebajó... y muerte de cruz... Dios lo levantó sobre todo". Muerte y resurrección. Al contrario que Adán y
Eva, que querían "ser como dioses", Jesús se rebaja,
se despoja de su rango, hasta la muerte.
El relato de la pasión nos ha presentado toda la
seriedad del camino de Jesús, por solidaridad con los hombres, hasta la muerte en cruz. Pero
no va a ser esa la última palabra: en la Vigilia Pascual escucharemos el evangelio más
importante del año, el de la resurrección, que será la respuesta de Dios a la entrega de Jesús.
De momento, color rojo: rojo de sangre, rojo de
cruz, rojo de fiestas de mártires, rojo de Viernes Santo. Para desembocar dentro de una semana
en el blanco de la vida y de la Pascua.
¡Desde el "hosanna" de hoy hasta el "crucifícale"
del Viernes y el "aleluya" de la noche pascual!
Cruz y gloria también en nuestra vida La impresionante lectura de la Pasión nos
afecta a todos. Iniciamos una semana de acompañamiento a Jesús en sus días cruciales.
Y eso se refleja también en nuestra vida, a lo largo del año.
Nuestro seguimiento de Cristo comporta, a
veces, imitarle también en cargar con la cruz. Seguramente no será tan dramático nuestro
camino como el de él: abandonado de todos, incluso con silencio o ausencia aparente de
Dios, azotado, escarnecido, clavado en la cruz, ejecutado injustamente. Pero sí tendremos días
en que se acumulan los motivos de dolor y desánimo.
Por eso también nosotros necesitamos reafirmar hoy de alguna manera, con la procesión de
ramos, la confianza en el triunfo de Cristo y nuestro. También nosotros estamos destinados,
no a la cruz, sino a la vida. No al sufrimiento, sino a la alegría perfecta. Aunque el camino sea
como el que nos ha señalado Jesús. No todo el año será Semana Santa. O si lo es, también irá
acompañada de Pascua. Las celebraciones de esta Semana, sobre todo las del Triduo Pascual,
son como el faro que da orientación a la vivencia de todo el año.
En la monición que el sacerdote dice, según el
Misal, antes de la procesión, se expresa bien el sentido de este domingo: "recordando con fe y
devoción la entrada triunfal (en latín, "salutiferi", entrada salvífica) de Jesucristo en la ciudad santa, le
acompañemos con nuestros cantos, para que, participando ahora de su cruz ("per gratiam consortes effecti crucis", hechos por la gracia partícipes de la
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cruz), merezcamos un día tener parte en su
resurrección ("resurrectionis et vitae", de la resurrección y de la vida)".
El texto de Pablo a los de Filipos es breve. Si
leyéramos el versículo inmediatamente anterior a este "himno", veríamos la intención con la que
Pablo incluye este himno de la comunidad en su carta: "tened entre vosotros los mismos sentimientos
que Cristo: el cual, siendo de condición divina...". Se
trata de que cada uno de nosotros haga suya
esta actitud de Jesús en su Semana Santa. La Pascua de Cristo -su paso por la muerte a la
vida- es también la Pascua de la Iglesia, y de la Humanidad, y de cada uno de nosotros
INDICACIONES LITÚRGICO
PASTORALES
Recomendaciones para la Celebración…
En el lugar de la bendición de los ramos:
Un atril desde donde se proclamará el
Evangelio
Misal (Allí se encuentra el Evangelio)
Incensario y naveta
Cruz procesional y ciriales
Caldereta e hisopo, agua bendita
Sonido ó Megáfono
Cantorales
Para la misa:
Ornamentos Rojos
Todo lo empleado de costumbre para la
Santa Misa
Tener dispuesto el lugar de la proclamación
del Evangelio (micrófonos suficientes) y
quiénes son los encargados. Preparar los
textos para la proclamación (Leccionarios
suficientes)
Esquema de la celebración
1.- CONMEMORACIÓN DE LA
ENTRADA DEL SEÑOR A JERUSALÉN FORMA 1ª. LA PROCESIÓN
A la hora señalada se reúnen todos en un templo menor o en otro lugar apto fuera de la
iglesia a la que se va a ir en procesión. Los fieles tienen en sus manos los ramos. El sacerdote y
los ministros se dirigen al lugar donde se ha congregado el pueblo. El sacerdote, en lugar de
la casulla puede colocarse la capa pluvial, que se quita una vez acabada la procesión.
Mientras tanto se canta una antífona o canto
apropiado. El sacerdote, al llegar, saluda al pueblo como de
costumbre; y seguidamente hace una breve monición en la que se invita a los fieles a
participar activa y conscientemente de la celebración de este día.
Monición presidencial tomada del misal.
Luego el sacerdote dice la oración propia de la procesión.
Y en silencio rocía con agua bendita los ramos.
Seguidamente el sacerdote proclama el Evangelio de la entrada del Señor a
Jerusalén, según corresponda el ciclo Litúrgico: Ciclo A: Mateo 21, 1 - 11.
Después del Evangelio oportunamente se puede
tener una breve homilía. Antes de comenzar la procesión, el sacerdote, u otro ministro idóneo,
puede hacer una monición para cantar y comienza la procesión hacia el templo donde se
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va a celebrar la misa. Si se emplea el incienso va
adelante el turiferario con el incensario, seguidamente el que lleva la cruz adornada, en
medio de los ministros con velas encendidas. A continuación el sacerdote con los ministros, y
por último los fieles, que llevan los ramos en las manos. Durante la procesión la coral motiva a
la participación con himnos de júbilo y exaltación.
El Sacerdote, al llegar al altar lo venera, y si lo
juzga oportuno lo inciensa. Después va a la sede, se quita la capa pluvial y se pone la casulla
y omitiendo otros ritos para terminar la procesión dice la oración colecta de la misa que
seguidamente ya se desarrolla de costumbre.
FORMA 2ª. ENTRADA SOLEMNE
Cuando no se ha hecho procesión fuera del templo, la entrada del Señor se celebra dentro
del templo, por medio de la entrada solemne antes de la misa principal.
Los fieles se reúnen en la puerta del templo o en el mismo, teniendo los ramos en la mano. El
sacerdote, los ministros y una representación de fieles se dirigen al lugar más apto del templo -
fuera del presbiterio- donde la mayor parte de los fieles pueda ver el rito. Mientras el sacerdote
se dirige al sitio oportuno se canta. Se tiene seguidamente la bendición de los ramos y la
proclamación del Evangelio de la entrada del Señor en Jerusalén, como se ha indicado antes.
Después del Evangelio el sacerdote con los ministros y unos cuantos fieles se dirigen solemnemente por el templo hacia el
presbiterio, mientras se canta. Cuando se ha llegado al altar, el sacerdote lo venera, después
va a la sede y omitiendo los ritos dice la oración colecta de la misa, que seguidamente se
desarrolla como de costumbre.
FORMA 3ª. ENTRADA SIMPLE
En las restantes misas sin pueblo y en las otras misas en que no se puede tener canto de
entrada, se hace memoria de la entrada del Señor en Jerusalén por medio de la entrada
simple. Mientras el sacerdote se dirige al altar, se canta, luego llega al altar, lo venera, se dirige
a la sede y saluda al pueblo. Seguidamente la misa se desarrolla como de costumbre
2.- MISA
RITOS INICIALES Tener cuidado porque los acostumbrados ritos
iniciales quedan suprimidos, obviamente si ha tenido lugar la procesión o la entrada solemne,
entonces se continúa la celebración a partir de la Oración colecta
LITURGIA DE LA PALABRA
Isaías 50, 4-7
Salmo 22 (21) Dios mío, Dios mío, por
qué me has abandonado?
Filipenses 2,6-11.
Evangelio: Mateo 26,14-27,66. La historia de la pasión del Señor se
lee sin cirios, sin incienso, sin saludo y sin signación del libro. Es leída por el diácono o en su defecto, por el
sacerdote. Puede ser leída también por lectores laicos, reservándose el
sacerdote, si es posible la parte correspondiente a Cristo.
Se dice el Credo
Oración Universal
LITURGIA EUCARÍSTICA
Oración sobre las ofrendas
Prefacio Propio: La Pasión del Señor.
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Plegaria Eucarística
Monición a la Comunión
Oración post-Comunión
RITO DE CONCLUSIÓN
Bendición solemne.
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SEMANA SANTA 2017
DOMINGO DE RAMOS
EN LA PASIÓN DEL SEÑOR 09 DE ABRIL
MONICIONES
Entrada Hermanos y hermanas, bienvenidos a las
celebraciones de Semana Santa 2017. Durante estos días tendremos la
oportunidad de acercarnos a la experiencia de la Reconciliación con Dios y con los
hermanos, el primer paso para una paz estable y verdadera.
Ofrezcamos nuestras plegarias durante esta
Semana Mayor por nuestra patria Colombia y todas las realidades que la integran,
sedienta del don de la Reconciliación. Participemos con devoción.
Liturgia de la Palabra A la luz de la Palabra contemplemos la
obediencia de Cristo que, ha venido al mundo a Reconciliarnos con el Padre.
Aceptando su plan salvífico, se encaminó con determinación al suplicio de la Cruz.
Liturgia Eucarística (Ofertorio) No podemos olvidar que este tiempo de Cuaresma es un tiempo para el compartir y
para el perdón, aún estás a tiempo para ofrecer tu contribución en la campaña de la
comunicación cristiana de bienes.
Comunión Al momento de recibir al Señor en el don de la Eucaristía, tengamos presente nuestro
compromiso solidario por hacer de nuestra parroquia una comunidad de perdón y
reconciliación.
Salida No podemos olvidar que el Plan de Salvación no termina en la Cruz, sino en la
luz nueva de la Resurrección, sigamos participando de las celebraciones de estos
días.
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DOMINGO DE RAMOS
EN LA PASIÓN DEL SEÑOR 09 DE ABRIL
ORACIÓN UNIVERSAL
Presidente: Hermanos y hermanas: Oremos a
Dios Padre, que por nosotros entregó a su Hijo
Jesús a la muerte y lo levantó sobre todo, como
mediador nuestro. Digamos:
R/ Sálvanos y escúchanos, Señor.
Por la Iglesia, que sufre en sus miembros, que quiere hacer suyo el sufrimiento de
toda la humanidad: para que sepa decir al abatido una palabra de aliento.
Por los pueblos de la tierra, que sufren
por las desigualdades y las injusticias: para que a través de sus gobernantes se
establezca un nuevo orden social desde la caridad.
Por los hermanos que pasan por
momentos de tribulación: para que, aceptando el cáliz del dolor, a semejanza de Cristo, tengan la firme esperanza de
participar en su gloria.
Por nosotros, que nos disponemos a
participar de la Pascua del Señor: para que su muerte y resurrección se
evidencien en nuestro perdón y Reconciliación.
Oración Conclusiva
Escucha, Padre,
la oración de tu pueblo,
que conmemora la pasión de tu Hijo,
haz que, se cumpla siempre
en nosotros, tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén.
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LUNES SANTO 10 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
SENTIDO DE LA CELEBRACIÓN
Lunes Santo2 No gritará, no voceará por las calles...
En esta Semana Santa como primera lectura leemos los cuatro cantos del Siervo de Yahvé,
del profeta Isaías. Los tres primeros, del lunes al miércoles. El cuarto, en la impresionante
celebración del Viernes Santo. Son cantos que nos van anunciando la figura de ese Siervo, que
podría referirse al mismo pueblo de Israel, pero que, poco a poco, se va interpretando como el
Mesías enviado por Dios con una misión muy concreta en medio de las naciones.
El primer canto, que escuchamos hoy, presenta
al Siervo como el elegido de Dios, lleno de su Espíritu, enviado a llevar el derecho a las
naciones y abrir los ojos de los ciegos y liberar a los cautivos. Se describe el estilo con el que
2 Cfr. ALDAZABAL, José. “Las Ferias de Cuaresma”. Dossiers CPL, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona. 2005. Edición Digital.
actuará: «la caña cascada no la quebrará, el pábilo
vacilante no lo apagará».
Como la misión de ese Siervo no se prevé que
sea fácil -y así aparecerá en los cantos siguientes- el salmo ya anticipa la clave para
entender su éxito: «el Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?... Cuando me asaltan los
malvados, me siento tranquilo: espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor».
Déjala! Tenía guardado este perfume para el día de
mi sepultura…
La entrañable escena de Betania sucedió «seis
días antes de la Pascua», en Betania, y por eso se lee precisamente hoy.
La queja de Judas sirve para señalar la intención del gesto simbólico: Jesús es consciente de que su fin se precipita, e interpreta
el gesto de María como una unción anticipada que presagia su muerte y sepultura.
La muerte de Jesús ya se ve cercana. Además, sus enemigos deciden matar también a Lázaro.
Jesús es el Siervo verdadero.
El enviado de Dios para anunciar su salvación a
todos los pueblos. El Mesías que demuestra ser el Siervo entregando su propia vida por los
demás. El pasaje que hemos leído en Isaías resuena casi
al pie de la letra en los relatos que los evangelistas nos hacen del bautismo de Jesús en
el Jordán: también allí se oye la voz de Dios diciendo que es su siervo o su hijo querido, y
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aparece el Espíritu sobre él, y empieza una
misión de justicia y buena noticia.
También de él se puede decir que no quebró la caña que estaba a punto de romperse, sino que
se mostró siempre lleno de paciencia y tolerancia (no como Santiago y Juan, que quieren
hacer llover fuego del cielo sobre el pueblo que no les recibe, o como Pedro, que saca su espada y hiere a los
que detienen al Maestro). Más tarde Pedro, con un
conocimiento mucho más profundo de Jesús,
podrá decir que «pasó haciendo el bien» (Hch 10).
También de él se podrá decir que devolvió la vista a los ciegos y se preocupó de liberar de sus
males a toda persona que encontraba sufriendo. Y de esto somos más conscientes precisamente
en vísperas de celebrar el Triduo de su muerte en la Cruz y su resurrección a la nueva
existencia.
Ayer celebrábamos con él su entrada en Jerusalén, con un gesto decidido de asumir
sobre sus hombros el destino que nos hubiera correspondido a nosotros. El Siervo camina
hacia su muerte. Con unción previa incluida. Nuestros ojos estarán fijos en él estos próximos
días, llenos de admiración. Dispuestos a imitar también nosotros, en su seguimiento, sus
mismas actitudes de fidelidad a Dios y de tolerante cercanía para con los demás.
Dispuestos a vivir como él «entregados por».
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SEMANA SANTA 2017
LUNES SANTO 10 DE ABRIL
ORACIÓN UNIVERSAL
Presidente: Hermanos y hermanas: Oremos y
supliquemos la clemencia de Dios
Todopoderoso, para que nos conceda cuanto
pedimos con fe.
R/ Señor, escucha y ten piedad.
Para que el Redentor del mundo, que se
entregó a la muerte por su grey, libre a la Iglesia de todo mal y peligro, que siga
exultando en la misericordia divina.
Para que el Redentor del mundo, que oró con lágrimas en la cruz, interceda ante el Padre
por todos los hombres, especialmente por los que se encuentran más lejos de su amor.
Para que el Redentor del mundo, que tuvo
tanta angustia y tristeza, socorra a los que sufren, les dé paciencia en la tribulación y
alivie sus dolores, asociándolos al camino doloroso de la redención.
Para que el Redentor del mundo, que nos
salva con la fuerza de la resurrección,
reanime a quienes recordamos el valor de la cruz, y que decididamente sigamos sus pasos
en estos días de gracia.
Para que el Redentor del mundo, que conoce
nuestras necesidades, nos conceda según nos
convenga, y aceptemos con beneplácito sus designios, viendo en ellos su voluntad.
Oración Conclusiva
Que lleguen a tu presencia, Dios eterno,
las súplicas de los que te invocan,
para que vivamos siempre
de aquel mismo amor
que movió a tu Hijo
a entregarse a la muerte
por la salvación del mundo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
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MARTES SANTO 11 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
SENTIDO DE LA CELEBRACIÓN
Martes Santo3
Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra. Hoy leemos el segundo «canto del Siervo» en
Isaías.
El Siervo es llamado por Dios ya desde el seno de su madre, con una elección gratuita, para
que cumpla sus proyectos de salvación: «me llamó desde las entrañas maternas y pronunció mi
nombre».
Dos comparaciones describen al Siervo: será como una espada, porque tendrá una palabra
eficaz («mi boca, una espada afilada»), y será
como una flecha que el arquero guarda en su
aljaba para lanzarla en el momento oportuno.
3 Cfr. ALDAZABAL, José. “Las Ferias de Cuaresma”. Dossiers CPL, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona. 2005. Edición Digital.
La misión que Dios le encomienda es «traerle a
Jacob, reunir a Israel... más aún: ser luz de las naciones, para que la salvación de Dios alcance hasta el confín de la tierra».
En este segundo canto aparece ya el
contrapunto de la oposición, que en el primero de ayer no aparecía. El Siervo no tendrá éxitos
fáciles y más bien sufrirá momentos de desánimo: «yo pensaba: en vano me he cansado, en
viento y en nada he gastado mis fuerzas».
Le salvará la confianza en Dios: «mi salario lo
tenía mi Dios». Confianza que subraya muy bien
el salmo: «a ti, Señor, me acojo, no quede yo derrotado para siempre... sé tú mi roca de refugio...
porque tú fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud».
Uno de vosotros me va a entregar…
Fidelidad / Crisis Jesús es el verdadero Siervo, luz para las
naciones, el que con su muerte va a reunir a los dispersos, el que va a restaurar y salvar a todos.
También en él podemos constatar la «crisis» que
se notaba en el canto de Isaías. Jesús no tuvo aparentemente muchos éxitos. Algunos
creyeron en él, es verdad, pero las clases dirigentes, no.
Hoy escuchamos que uno le va a traicionar: lo
anuncia él mismo, «profundamente conmovido».
También sabemos qué van a hacer sus
seguidores más cercanos: uno le negará cobardemente, a pesar de que en ese momento
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asegura con presunción: «daré mi vida por ti».
Los otros huirán al verle detenido y clavado en
la cruz. La queja del Siervo («en vano me he
cansado») se repite en sus labios: «¿no habéis
podido velar una hora conmigo?... Padre, ¿por qué
me has abandonado?». En verdad «era de noche». A
pesar de que él es la Luz.
Nuestra atención se centra estos días en este Jesús
traicionado, pero fiel. Abandonado por todos, pero que no pierde su confianza en el Padre: «ahora es glorificado el Hijo
del Hombre... pronto lo glorificará Dios».
A la vez que admiramos su camino fiel hacia la cruz, podemos reflexionar sobre el nuestro: ¿no
tendríamos que ser cada uno de nosotros, seguidores del Siervo con mayúsculas, unos siervos con minúsculas que colaboran con él en la evangelización
e iluminación de nuestra sociedad? ¿Somos fieles como él?
Tal vez tenemos momentos de crisis, en que sentimos la fatiga del camino y podemos llegar
a dudar de si vale o no la pena seguir con la misión y el testimonio que estamos llamados a
dar en este mundo.
Muchas veces estas crisis se deben a que queremos éxitos a corto plazo, y hemos
aceptado la misión sin asumir del todo lo de «cargar con la cruz y seguir al maestro».
Cuando esto sucede, ¿resolvemos nuestros
momentos malos con la oración y la confianza en Dios? ¿Podemos decir con el salmo: «mi boca contará
tu auxilio... porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza»?
Estos días últimos de la Cuaresma y, sobre todo, en el Triduo de la Pascua tenemos la
oportunidad de aprender la gran lección del
Siervo que cumple con radicalidad su misión y por eso es ensalzado sobre todos.
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SEMANA SANTA 2017
MARTES SANTO 11 DE ABRIL
ORACIÓN UNIVERSAL
Presidente: Hermanos y hermanas, Cristo
colgado en la cruz intercede por todos los
hombres. Es el mediador entre el cielo y la
tierra, reconcilia a todos los hombres con Dios.
Unidos a él oremos diciendo:
R/ Escúchanos y fortalécenos, Señor.
Por la Iglesia de Dios: Especialmente por su
Santidad el Papa FRANCISCO, para que se disponga a celebrar el misterio pascual
siguiendo fielmente los pasos de Jesús.
Por todos los pueblos de la tierra: Para que llegue a ellos el anuncio de la redención
consumada en el árbol de la Cruz.
Por aquellos miembros de la humanidad que sufren: Para que su dolor no sea inútil y
puedan alcanzar la plena salvación.
Por los que en estos días se acercan al
sacramento de la reconciliación: Para que conserven y custodien la gracia del perdón concedido.
Por los aquí reunidos: Para que nuestro
arrepentimiento y penitencia sean camino de
gracia y redención.
Oración Conclusiva
Dios Padre nuestro,
que te apiadas de la humanidad
hasta entregar a tu propio Hijo
a la muerte, acude en nuestra ayuda
para que lo que te pedimos
sea realidad en todos los hombres.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
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SEMANA SANTA 2017
MIÉRCOLES SANTO 12 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
SENTIDO DE LA CELEBRACIÓN
Miércoles Santo4
No oculté el rostro a insultos y salivazos. Hoy leemos el tercer canto del Siervo (el cuarto y último, más largo y dramático, lo escuchamos el
Viernes Santo). Sigue la descripción poética de la
misión del Siervo, pero con una carga cada vez
más fuerte de oposición y contradicciones.
La misión que le encomienda Dios es «saber decir
una palabra de aliento al abatido». Pero antes de
hablar, antes de usar esa «lengua de iniciado»,
Dios le «espabila el oído para que escuche».
Esta vez las dificultades son más dramáticas: «ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a
4 Cfr. ALDAZABAL, José. “Las Ferias de Cuaresma”. Dossiers CPL, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona. 2005. Edición Digital.
los que mesaban mi barba, no oculté el rostro a
insultos y salivazos».
También en este tercer canto triunfa la confianza en la ayuda de Dios: «mi Señor me
ayudaba y sé que no quedaré avergonzado». Y con
un diálogo muy vivo muestra su decisión: «tengo
cerca a mi abogado, ¿quién pleiteará conmigo?».
El salmo insiste tanto en el dolor como en la confianza: «por ti he aguantado afrentas... en mi
comida me echaron hiel. Señor, que tu bondad me escuche en el día de tu favor... miradlo, los humildes,
y alegraos, que el Señor escucha a sus pobres».
El Hijo del Hombres se va como está escrito de
Él… La comunidad cristiana vio a Jesús descrito en esos cantos del Siervo. Su entrega hasta la
muerte no es inútil: así cumple la misión que Dios le ha encomendado, al solidarizarse con
toda la humanidad y su pecado.
En el evangelio leemos de nuevo la traición de Judas, esta vez según Mateo, ya que ayer
habíamos escuchado el relato de Juan. Precisamente cuando Jesús quiere celebrar la
Pascua de despedida de los suyos, como signo entrañable de amistad y comunión, uno de ellos
ya ha concertado la traición y las treinta monedas (el precio de un esclavo, según Ex 21,32).
Se aproxima el fin de la Cuaresma Concluirá mañana, Jueves Santo, por la tarde, antes de la Misa vespertina- y en puertas de
celebrar el misterio de la Pascua del Señor,
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junto a la admiración contemplativa de su
entrega podemos aprender su lección: espejarnos en el Siervo de Isaías y sobre todo en
Jesús, que cumple en plenitud el anuncio. ¿Somos buenos oyentes de la palabra, tenemos ya de buena mañana «espabilado el oído» para escuchar la
voz de Dios? ¿Somos discípulos antes de creernos y actuar como maestros?
Y luego, cuando hablamos a los demás, ¿Es para
«decir una palabra de aliento a los abatidos»? Es lo
que hizo Cristo: escuchaba y cumplía la
voluntad de su Padre y, a la vez, comunicaba una palabra de cercanía y esperanza a todos los
que encontraba por el camino. ¿Sabemos ayudar a los que se hallan cansados y animar a los desesperanzados? ¿Estamos dispuestos a ofrecer nuestra espalda a los golpes cuando así lo
requiere nuestro testimonio de discípulos de Cristo? ¿A recibir los insultos que nos pueden venir de este mundo ajeno al evangelio? ¿O sólo buscamos consuelo
y premio en nuestro seguimiento de Cristo?
También nosotros, amaestrados por la Pascua de Jesús, debemos confiar plenamente en Dios.
Estamos empeñados en una tarea cristiana que supone lucha y que es signo de contradicción.
Pero, de la mano de Dios, no debemos darnos
nunca por vencidos: ¿quién podrá contra mí? Si
alguna vez nos toca «aguantar afrentas» o «recibir
insultos», basta que miremos a Cristo en la cruz
para aprender generosidad y fidelidad. Incluso
cuando alguien nos traicione, como a él.
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SEMANA SANTA 2017
MIÉRCOLES SANTO 12 DE ABRIL
ORACIÓN UNIVERSAL
Presidente: Hermanos y hermanas, dirijamos
nuestra mirada a Jesús, levantado en la cruz,
para que todos los hombres que creen en él
tengan vida eterna, y oremos por todos los
hombres diciendo:
R/ Perdona a tu pueblo, Señor.
Para que el Señor, que por nosotros murió en la cruz, tenga misericordia de su Iglesia.
Roguemos al Señor.
Para que aquel que con su sangre preciosa salvó al mundo, se muestre amigo y defensor
de todos los hombres. Roguemos al Señor.
Para que todos los que participan de la cruz
de Cristo por sus sufrimientos, encuentren fuerza en la pasión del Señor.
Para que cuantos en el bautismo fuimos
sumergidos en la muerte de Cristo,
participemos también en su resurrección.
Para que nosotros discípulos-misioneros de Cristo, en este tiempo de gracia demos
testimonio de su acción redentora, no solo de palabras sino con obras.
Oración Conclusiva
Dios Todopoderoso y eterno,
que quisiste que el mundo
obtuviera la redención
en la muerte de tu Hijo,
concede a los que recordamos la Pasión
obtener los dones que te hemos pedido.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
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SEMANA SANTA 2017
MISA VESPERTINA DE LA
CENA DEL SEÑOR 13 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL
SEÑOR5 La Eucaristía del Jueves: Inicio al Triduo
Pascual Con la Misa vespertina de hoy damos por concluida la Cuaresma e iniciamos el Triduo
Pascual, que abarcará los tres días siguientes: Viernes, Sábado y Domingo.
Tradicionalmente en la mañana de este Jueves,
en vísperas ya de Pascua, se celebraba la Misa de reconciliación de los que durante la
Cuaresma habían hecho el camino de los "penitentes". Y también la Misa Crismal, en la
que se bendicen o consagran los óleos y el
5 Cfr. ALDAZABAL, José. “Enséñame tus caminos” Domingos del Ciclo A. Dossiers CPL, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona. 2005. Edición digital.
crisma que se utilizan, a partir de la nueva
Pascua, en cuatro de los sacramentos: Bautismo, Confirmación, Unción de enfermos y
Orden. Ambas celebraciones, la penitencial y la Crismal, se suelen celebrar ahora uno de los
días anteriores, siempre en la cercanía inminente de la Pascua.
Aunque la celebración principal de estos días, y
por tanto de todo el año, es la Eucaristía de la Vigilia Pascual, la de hoy es también entrañable
para el pueblo cristiano: recuerda la institución de la Eucaristía, el mandamiento del amor
fraterno -con el gesto simbólico del lavatorio de los pies- y la institución del ministerio
sacerdotal.
En esta celebración hay otra particularidad: consagramos más cantidad de pan, para poder
comulgar mañana, Viernes, día en que no celebramos la Eucaristía, pero sí podemos
comulgar. Esto hace que la "reserva" eucarística en el sagrario sea hoy particularmente
significativa: se ha convertido con los siglos en un acto de fe y de amor por parte de la
comunidad, que dedica unas horas a la adoración agradecida al Señor Jesús por su
gesto de entrega continuada en la Eucaristía.
COMENTARIO BÍBLICO Éxodo 12,1-8.11-14.
Prescripciones sobre la cena pascual
El texto del Éxodo describe cómo celebraban y siguen celebrando los judíos su cena pascual,
empezando por aquella noche decisiva de su historia, cuando Moisés, con la ayuda de Dios,
los sacó de Egipto y empezó el éxodo de su
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liberación. Esta cena histórica está descrita con
los ritos que luego se harían usuales, en tiempos más pacíficos: la reunión familiar, el sacrificio
del cordero y el pan ácimo, sin acabar de fermentar (símbolo de pan de mayor tristeza,
pan precipitado).
Esta celebración es cada año para los judíos un memorial en honor del Señor, en recuerdo y
actualización del amor de Dios que salva a su pueblo. Es también la que celebró Jesús con los
suyos antes de dar a sus gestos y palabras un sentido nuevo: el memorial de su Pascua.
"Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus
fieles", dice el salmo de hoy. Pero su amor y su poder logran lo que parecía imposible: liberar al
pueblo de la esclavitud. La copa de la salvación, que para el salmista era acción de gracias "por
todo el bien que me ha hecho", es para nosotros la seguridad de que "el cáliz de la bendición es
la comunión con la sangre de Cristo".
1 Corintios 11, 23-26.
Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor
Nosotros ahora celebramos ya la Pascua
cristiana, la que Cristo nos dejó en testamento antes de iniciar su Pasión: la Eucaristía.
En Corinto dejaban mucho que desear las
reuniones eucarísticas. Pablo les acusa duramente: "os resulta imposible comer la Cena
del Señor", eso que celebráis no es la Eucaristía que Cristo pensó. El pecado de los corintios era
la falta de fraternidad. No esperaban a que llegaran los pobres, no les hacían partícipes de
lo que sobraba a los ricos en la cena previa a la celebración: "despreciáis a la comunidad y
avergonzáis a los pobres". Lo que leemos hoy es el razonamiento que él emplea para
desautorizar tales celebraciones. Lo que pensó
Cristo con la Eucaristía es precisamente lo contrario: él ofrece a todos su Cuerpo y su
Sangre y les encarga que hagan el "memorial" precisamente de esa entrega. Lo que hacen en
Corinto no parece memorial, sino anti-memorial.
Esta situación de la comunidad de Corinto hace
que Pablo describa por primera vez en todo el NT el relato de la Ultima Cena de Jesús, la
institución de la Eucaristía, que todavía no han tenido ocasión de escribir los evangelistas. Es
lógico que esta noche se proclame en todas las comunidades de la Iglesia este pasaje. Jesús ha
dado a ese pan partido y a esa copa de vino un sentido trascendental: son su propio Cuerpo y
Sangre.
Juan 13,1-15.
Los amó hasta el extremo
Juan, cuando inicia el relato de la Ultima Cena,
no nos cuenta la institución de la Eucaristía, como hacen los demás evangelistas. Dice que
Jesús, "sabiendo que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre", o sea, de su
éxodo personal, para manifestar a todos su amor "hasta el extremo", antes de ir a su
Pasión, realizó el gesto simbólico del lavatorio de los pies: "se quita el manto, toma una toalla,
se la ciñe, echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos".
Pedro, incapaz de comprender cómo el jefe y
maestro del grupo pueda humillarse de esa manera, se niega a que le lave los pies, hasta
que Jesús le "amenaza" con lo que Pedro no podía de ningún modo admitir: "si no te lavo,
no tienes nada que ver conmigo".
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El final de la escena es el "mandato" de que le
imiten también ellos en su vida: "pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies,
también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros".
COMENTARIO PASTORAL Inauguramos ya el Triduo Pascual Cristo inició su "Triduo Pascual" con la Cena.
Nosotros, también. Cristo, cuando iba a emprender su Pasión, quiso anticipar
sacramentalmente, con los signos del pan y del vino, su entrega en la cruz. Así ahora su Iglesia,
en miles y miles de comunidades en todo el mundo, celebra en esta Eucaristía el prólogo de
la Pascua. En ese Pan partido y en ese Vino compartido quiso Cristo que participáramos
cada vez de su muerte y su resurrección.
Esta celebración no tendríamos que considerarla "autónoma" (algo así como "el día
de la caridad fraterna", o "de la Eucaristía", o "del sacerdocio"), sino todo eso en relación
íntima con la Pascua, con la muerte y resurrección de Cristo: la Eucaristía la instituyó
"la noche en que fue entregado". Esta Eucaristía es la inauguración del Triduo Pascual. En una
de las oraciones del Jueves en la liturgia hispánica se dice: "venimos, Señor, con la
asamblea de todo el pueblo, para dar solemne inicio a la celebración de la Pascua".
Desde hace siglos, el canto de entrada de hoy no apunta, como uno pudiera pensar, ni a la
Eucaristía ni a la caridad fraterna, sino a la Pascua de la muerte y resurrección: "nosotros
hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y
resurrección". Como decimos en la oración del día, "celebramos aquella memorable cena en
que tu Hijo, antes de entregarse a la muerte...",
y la Eucaristía la vemos como la celebración de la Alianza que Jesús selló en la cruz: "el
banquete de su amor, el sacrificio nuevo de la Alianza eterna".
La variante del Canon romano para este día
también relaciona nuestra celebración con la cruz del Viernes: "el cual, hoy, la víspera de
padecer por nuestra salvación y la de todos los hombres, tomó pan...". También el gesto
simbólico del lavatorio de los pies, que realizamos hoy después del evangelio y de la
homilía, apunta claramente a la muerte del Siervo, que se entregó por todos en la cruz.
La Eucaristía es siempre, también el Jueves
Santo, memorial y actualización de la muerte salvadora de Cristo: "el cual, al instituir el
sacrificio de la eterna alianza, se ofreció a sí mismo como víctima de salvación (en la cruz) y
nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya (en la Eucaristía). Su
carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por
nosotros, es bebida que nos purifica" (prefacio I de la Eucaristía).
En la oración sobre las ofrendas resumimos la
teología de la celebración eucarística: "cada vez que celebramos este memorial de la muerte de
tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención".
Pascua para Israel, para Cristo, para nosotros
La celebración de esta tarde nos introduce en la Pascua. Para Israel la Pascua fue una experiencia única,
que recuerdan siempre con fe y gratitud: ante todo fue Yahvé el que "pasó" por las casas de
Egipto, y luego el pueblo el que "pasó" a través del Mar Rojo y del desierto hasta la tierra
prometida y la libertad.
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De ese acontecimiento histórico irrepetible
celebran anualmente, en la cena pascual, un memorial lleno de alegría. La primera lectura de
hoy nos introduce en esa perspectiva.
Esa Pascua primera se cumplió plenamente en el "paso" de Cristo a través de la muerte a la
Vida: "antes de la fiesta de Pascua (la fiesta judía que celebró con los suyos, sea en el mismo
día que los demás o en otro anterior), sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre...".
En la Eucaristía participamos de la Pascua
La Pascua es también nuestra. De la Pascua de Cristo se nos hizo partícipes ya el día de nuestro
Bautismo: "¿o es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos
bautizados en su muerte? Fuimos con él sepultados por el bautismo en su muerte, a fin
de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del
Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva" (Rm 6,3-4).
Pero además nos encargó que celebráramos,
hasta su vuelta, un memorial de esa Pascua en forma de comida, participando de su Cuerpo
entregado y de su Sangre ofrecida por la humanidad. Es lo que nos presenta hoy san
Pablo: "haced esto en memoria mía". La última frase del apóstol define bien lo que es la
Eucaristía en ese "tiempo intermedio" entre la Pascua primera de Jesús, hace dos mil años, y
la última, al final de los tiempos: "cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que
venga". La Eucaristía es un "hoy" siempre en dinámica tensión entre el "ayer" de la muerte
pascual de Cristo y el "mañana" de su vuelta gloriosa.
Tenemos motivos para alegrarnos de que Cristo
instituyera un sacramento en el que participamos de su Cuerpo entregado y de su
Sangre derramada. Los varios prefacios de la Eucaristía describen la finalidad de este
sacramento. Ante todo, es alimento para nuestro camino: "en la última cena con los
apóstoles, para perpetuar su pasión salvadora, se entregó a sí mismo como Cordero
inmaculado y Eucaristía perfecta... con este sacramento alimentas y santificas a tus fieles"
(prefacio II), "su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre,
derramada por nosotros, es bebida que nos purifica" (prefacio I).
Con ello Cristo nos quiere dar fuerza para que
culminemos el camino de esta vida y lleguemos con él a la Pascua eterna: "nos reunimos en
torno a la mesa de este sacramento admirable, para que la abundancia de tu gracia nos lleve a
poseer la vida celestial" (prefacio II); "has querido que tu Hijo nos precediera en el camino
del retorno a ti... y en la Eucaristía él se hace comida y bebida espiritual, para alimentarnos
en nuestro viaje hacia la Pascua eterna" (prefacio III).
Será bueno, en la jornada de hoy, releer la
encíclica que Juan Pablo 11 firmó el Jueves Santo del año 2003 sobre la Eucaristía: "La
Iglesia vive de la Eucaristía", en la que, entre otras cosas, nos invita a no perder nuestra
capacidad de admiración, asombro y estupor, ante lo que significa que Jesús haya pensado
dejarnos este sacramento como factor de unidad con él. Y como alimento para nuestro camino.
El mandato del amor fraterno
Pero hoy no podemos olvidar otra entrañable lección que nos dio Jesús, en el momento en
que se disponía a iniciar su Pasión: una lección
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de caridad servicial y de amor fraterno, sobre
todo para los que ejercen en la comunidad alguna clase de autoridad.
El lavatorio de los pies tiene una clara relación
con la muerte del Siervo, que se entrega totalmente por los demás. En la cena se despoja
del manto y lava los pies a sus discípulos. En la cruz se despoja incluso de su vida, para dar vida
a todos. Tanto en la cruz como en la Eucaristía, destaca su lección de amor fraterno universal.
Lo que en la cruz sucedió dramáticamente, en la Eucaristía se celebra y participa cada vez de
un modo sacramental: "mi Cuerpo por vosotros".
Es un gesto simbólico que de forma plástica
expresa la lección que nos quiere dejar como testamento. Tanto el relato que los evangelistas
hacen de las palabras y gestos de Jesús con el pan y el vino como el lavatorio de los pies
terminan con la misma recomendación: "haced esto como memorial mío... os he dado ejemplo
para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis".
Celebrar la Pascua del Señor debe tener un
reflejo en nuestra existencia. Y el aspecto que más debería notarse, en nuestra "vida pascual",
es el de la caridad fraterna, servicial, si hace falta con sacrificio, como la de Cristo Jesús.
La caridad no es algo añadido a la Eucaristía (o
a la Pascua): es algo que está muy dentro. Pablo reprende a los Corintios que puedan entender la
celebración eucarística sin progreso en la fraternidad. Por eso preparamos nosotros cada vez la comunión con Cristo con la petición del
Padrenuestro "perdónanos como nosotros perdonamos", con el gesto de la paz, y con el
gesto simbólico del Pan partido y compartido, lo mismo que el del Cáliz que también
compartimos.
¿Somos, queremos ser, discípulos de Jesús? Él mismo nos ha indicado el camino: haced lo que
yo he hecho, celebrad la Eucaristía en mi memoria, recibid mi Cuerpo y mi Sangre como
alimento, y luego lavaos los pies los unos a los otros, amándoos como yo os he amado.
Esto nos compromete a todos, en la vida
eclesial y en la familiar, a una actitud de servicialidad y entrega. Si celebramos bien la
Eucaristía y crecemos en el amor fraterno, entonces sí que se podrá decir que hemos
aprendido la lección de Cristo y estamos celebrando bien la Pascua.
INDICACIONES LITÚRGICO
PASTORALES
Recomendaciones para la
Celebración… Indicaciones pastorales para este día:
El monumento debe estar dispuesto
Mantener el Sagrario vacío y abierto,
antes de la celebración.
Consagrar suficiente pan para el jueves
y el viernes santos.
Llevar la comunión a los enfermos a
cualquier hora del día.
En el monumento el Sagrario debe estar
abierto, llevar un solo copón, los otros se pueden dejar en el oratorio
En la sacristía:
Ornamento blanco
Incensario y Naveta.
Velo humeral blanco
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Ciriales (para la procesión al monumento)
El palio
En el presbiterio o un lugar adecuado:
Doce sillas para los apóstoles
Floreros bien arreglados que se llevarán
después al monumento
En la credencia:
Todo lo habitual para la Celebración de
la Eucaristía.
Campanilla para el momento del gloria.
Hostias Suficientes y varios copones.
Jarra y palangana, agua y jabón, para el
momento del lavatorio de los pies.
Esquema de la Celebración
a.- Ritos Iniciales
Canto festivo de entrada
Incensación
Saludo del presidente
Monición de entrada
Acto penitencial
Gloria cantado y repique de campanas
Oración colecta
b.- Liturgia de la Palabra
Monición a la Palabra
Proclamación de la Palabra:
Ex. 12, 1-8.11-14; Sal.115; 1 Cor. 11,23-26;
Juan 13, 1-15.
Homilía
Monición al lavatorio de los pies
Lavatorio de los pies
Cantos
Oración universal
No se dice el Credo.
c.- Liturgia Eucarística
Monición de ofrendas
Canto y procesión de ofrendas
Oración sobre las ofrendas
Prefacio I de la Santísima Eucaristía
Plegaria I, II o III (no se toca la campanilla durante la consagración).
Monición para la distribución de la Comunión
Cantos
Oración Post-Comunión
d.- Traslado del Santísimo Sacramento al
Monumento
Monición del traslado
Incensación por tres veces
Oración
Monición para la procesión
Procesión al Monumento y cantos
Incensación y cantos
e.- Se despoja el altar.
Monición (indica porque no se da la
bendición)
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SEMANA SANTA 2017
MISA VESPERTINA DE LA
CENA DEL SEÑOR 13 DE ABRIL
MONICIONES
Entrada En torno a la mesa de Jesús, nos encontramos como discípulos y misioneros para compartir
esta Cena santísima. Es la cena de la reconciliación, en la que ritualmente
celebramos la Pascua del Señor. Bienvenidos.
Liturgia de la Palabra Jesús ha hecho de toda su vida un testimonio de la Misericordia del Padre, especialmente en los
signos de la Eucaristía, el Sacerdocio y el Amor. Aprendamos de Él.
Al lavatorio de los pies El discípulo-misionero de Jesús y de la Iglesia debe estar dispuesto a servir, a dar la vida,
como nos enseña el Maestro. Recordemos la lección con este significativo gesto del lavatorio
de los pies.
Ofrendas En esta tarde presentamos pan y vino para el
sacrificio de la redención y dones para nuestros hermanos menos favorecidos.
La ofrenda de hoy se destina para el fondo de Pastoral Diocesano. Colaboremos.
Comunión El auténtico discípulo-misionero comulga con el Cuerpo de Cristo, comulga con su experiencia
de vida, comulga en la paz que se comparte vitalmente a quien nos rodea.
Acerquémonos con devoción.
Procesión hacia el lugar destacado de la
Reserva Eucarística Con actitud de adoración, vayamos en
procesión hasta el lugar que se ha dispuesto para destacar solemnemente la Reserva Eucarística.
Salida Retirar el mantel del altar y omitir la bendición final de la Eucaristía quiere significar que en
estos días la Iglesia se priva de la celebración Eucarística hasta la noche de la Vigilia Pascual.
Permanezcamos en oración y adoración.
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MISA VESPERTINA DE LA
CENA DEL SEÑOR 13 DE ABRIL
ORACIÓN UNIVERSAL
Presidente: Hermanos y hermanas, oremos al
Padre, que en Jesucristo su único Hijo nos ha
reconciliado. A cada súplica nos unimos
diciendo, (o cantando):
R/ Te rogamos, óyenos.
Por la Iglesia, Santa, Católica, Apostólica y Romana, Cuerpo de Cristo: para que guarde
la unidad en la caridad que quiso para ella Jesucristo, y así el mundo crea.
Por el Papa, los Obispos, los presbíteros y
todos los que ejercen algún ministerio en la Iglesia: para que su vida sea siempre, imagen
de Cristo, servicio y entrega a sus hermanos.
Por los niños y los jóvenes a quienes diriges
tu llamada con predilección: para que dóciles a tu voz, respondan generosamente en la
entrega de sus vidas por la construcción del Reino de los cielos.
Por los gobernantes de todas las naciones,
especialmente de nuestra patria colombiana: para que sirvan a las comunidades a ellos
confiadas, promoviendo la paz, la justicia y la reconciliación.
Por nosotros, reunidos hoy para participar en
la Cena del Señor: para que siguiendo su ejemplo, respondamos generosamente a la
urgencia del perdón entre los hombres.
Oración Conclusiva
Dios y Padre nuestro,
atiende la oración
que tus hijos te dirigen
al inicio de este Triduo Santo,
haz que sus vidas sean
un permanente servicio,
a ejemplo de tu Hijo.
Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
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VIERNES SANTO EN LA
PASIÓN DEL SEÑOR 14 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
VIERNES SANTO EN LA PASIÓN DEL
SEÑOR6 La centralidad de la cruz de Cristo
Hoy empezamos en pleno el Triduo Pascual, ya inaugurado a modo de prólogo con la
Eucaristía vespertina de ayer. Y lo hacemos dirigiendo nuestra mirada hacia la cruz de
Cristo.
El Viernes y el Sábado no tienen Eucaristía: se celebran, junto con el Domingo, como un único
día, y la Eucaristía central de los tres días es la de la Vigilia, en la que afirmaremos que "Cristo
Nuestra Pascua, ha sido inmolado" (prefacio). El Viernes, y también a ser posible el Sábado, se
vive austeramente, con el ayuno llamado
6 Cfr. ALDAZABAL, José. “Enséñame tus caminos” Domingos del Ciclo A. Dossiers CPL, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona. 2005. Edición digital.
"pascual", porque no tiene color penitencial,
sino de inicio ya cúltico de la Pascua.
El esquema de la celebración de hoy, que no es Eucaristía, sino una liturgia de la Palabra
seguida de la adoración de la cruz y de la comunión, es: después de una entrada austera,
sin canto de entrada, y con una postración, pasamos ya a escuchar las lecturas bíblicas,
sobre todo la Pasión, la Palabra termina, hoy con más solemnidad, con la Oración Universal,
pidiendo a Dios, precisamente el día de la muerte de nuestro Sacerdote e Intercesor, que
su salvación alcance a toda la humanidad; a continuación realizamos un gesto simbólico
muy expresivo: después de mostrar solemnemente la cruz de Cristo, la adoramos
con un gesto -la genuflexión, el beso- que signifique bien nuestra gratitud y admiración; y,
aunque hoy no haya Eucaristía, desde 1955 sí podemos participar en la comunión del Cuerpo
de Cristo que se consagró para hoy en la Eucaristía del Jueves.
Al principio, nadie comulgaba en este Viernes,
ya que no se celebra la Eucaristía; luego, durante siglos, comulgó sólo el sacerdote; Pío
XII, en su reforma de la Semana Santa, introdujo la posibilidad de que la comunidad
comulgara hoy.
Como dice Jesús Castellano en su presentación de este día, las etapas de esta celebración son la
Pasión proclamada (en las lecturas), la Pasión invocada (en la oración universal), la Pasión
venerada (en el gesto de la adoración de todos) y la Pasión comunicada (en la comunión eucarística).
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Todo el día de hoy (y el de mañana) preside los
lugares de culto la cruz del Salvador, centro de la atención de los fieles, como en la tarde-noche
de ayer Jueves lo fue la Eucaristía.
COMENTARIO BÍBLICO
Isaías 52,13 - 53,12.
El fue traspasado por nuestras rebeliones
Las lecturas apuntan claramente a la muerte salvadora de Cristo. Empezando por el cuarto
cántico del Siervo (el domingo de Ramos leímos el 3o, y entre semana también los otros dos), el
poema que directamente se centra en la actitud de entrega del Siervo hasta la muerte.
La descripción que hace el profeta del Siervo
que carga con los males de la humanidad es en verdad dramática: "despreciado y
desestimado... él soportó nuestros sufrimientos... leproso, herido de Dios y
humillado, traspasado por nuestras rebeliones".
El salmo parece como un eco del cántico de Isaías, expresando el dolor del justo: "soy la
burla de mis enemigos", y, a la vez, de su confianza: "pero yo confío en ti, Señor, haz
brillar tu rostro sobre tu siervo". Repetimos como antífona las palabras de Cristo en la cruz:
"Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu".
Hebreos 4,14-16; 5, 7-9.
Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna
El autor de la Carta a los Hebreos anima a sus
lectores a la perseverancia en su seguimiento de Cristo.
El argumento que les pone es que "no tenemos
un Sacerdote incapaz de compadecerse de
nuestras flaquezas", porque las ha
experimentado él mismo en su vida. Describe la crisis de Jesús ante su muerte con palabras más
expresivas todavía que las de los evangelistas (que hablaban de tristeza, miedo, pavor y
tedio), cuando dice que "a gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía
salvarlo de la muerte" y, "a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo a obedecer". También dice
que fue escuchado en su petición: no porque se le libró de la muerte antes, sino después de
experimentarla.
Juan 18,1 - 19,42.
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
El Viernes Santo leemos cada año la Pasión
según Juan, mientras que el domingo de Ramos se van alternando los otros tres evangelistas. De
nuevo, hoy, una lectura pausada, expresiva, de la Pasión es el momento culminante de la
celebración de la Palabra. La comunidad cristiana queda siempre impresionada por este
relato del camino de Cristo a la cruz.
La escena queda interrumpida en el punto más bajo del camino pascual de Cristo: la
crucifixión, la muerte y la sepultura. El relato se completará en la noche de Pascua con el de la
resurrección.
COMENTARIO PASTORAL La gran lección de la cruz
Juan termina su relato con las palabras del profeta Zacarías: "mirarán al que traspasaron". Nosotros estamos hoy mirando impresionados
a ese Cristo clavado en la cruz, el mismo a quien Pilato ha presentado al pueblo diciendo:
"ahí tenéis al hombre" ("ecce homo"). Ahí está: perseguido como un criminal, calumniado,
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torturado física y moralmente, muerto. Las
lecturas nos ayudan a entender toda la profundidad de este acontecimiento.
Hoy dedicamos particular atención a la muerte
de Cristo, el primer acto del "tránsito" o del "paso" pascual. La celebración la hacemos con
vestiduras rojas, el color de la sangre, por la muerte del Primer Mártir, Cristo Jesús. No
estamos de luto, sino que, en una celebración sobria e intensa, contemplamos con fe y
admiración la entrega generosa de Cristo en solidaridad con el género humano.
También el dolor de la Humanidad. Las lecturas nos han presentado la teología del
dolor de Cristo, como el Siervo que ha cargado sobre sus hombros el mal de toda la
humanidad, como el que, enviado por Dios para salvarnos, aunque con gritos y lágrimas
deseara ser librado de la muerte, obedeció hasta el final, experimentando en sí mismo todo el
dolor que puede sufrir una persona. Dios nos salva asumiendo él con su propio dolor el
desfase que se da entre su plan salvador y nuestra debilidad. Es el pensamiento que
desarrolla con densidad teológica Juan Pablo II en su "Salvifici doloris" ("el sentido cristiano del
dolor") de 1984.
Las lecturas y textos del día de hoy apuntan también al dolor de toda la Humanidad. En la
cruz de Cristo se puede decir que están representados todos los que han sufrido antes y
después de él: los que son tratados injustamente, los enfermos y desvalidos, los que no han tenido suerte en la vida, los que sufren
los horrores de la guerra o del hambre o de la soledad, los crucificados de mil maneras.
También en nuestro caso el dolor, como en el de Cristo, tiene valor salvífico, aunque no
acabemos de entender el sentido que pueda
tener en el plan de Dios.
Dios no está ajeno a nuestra historia. No es un Dios inaccesible, impasible. Por medio de su
Hijo ha querido experimentar lo que es sufrir, llorar y morir. Nos ha salvado desde dentro.
Cristo no sólo ha sufrido por nosotros, sino con nosotros y como nosotros. No nos ha salvado
desde la altura, sino que ha asumido nuestro dolor. Es un ejemplo, como quiere el autor de la
carta a los Hebreos, para todos los que se sienten cansados en su camino de fe y tentados
de dimitir: este Cristo que camina hacia la cruz es "capaz de compadecerse de nuestras
debilidades, porque ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el
pecado".
El salmo de hoy nos invitaba a los que experimentamos alguna vez el dolor y el
desánimo: "sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor". Con el ejemplo de
Cristo, tenemos más motivos todavía para aceptar en nuestras vidas el misterio del dolor y
del mal.
"Jesús, aun siendo Hijo, con lo que padeció, experimentó la obediencia. ¡Con cuánta más
razón la deberemos experimentar nosotros, criaturas y pecadores, que hemos llegado a ser
hijos de adopción en él! Pedimos a nuestro Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo
para cumplir su voluntad, su designio de salvación para la vida del mundo. Nosotros
somos radicalmente impotentes para ello, pero unidos a Jesús y con el poder de su Espíritu Santo, podemos poner en sus manos nuestra
voluntad y decidir escoger lo que su Hijo siempre ha escogido: hacer lo que agrada al
Padre" (CCE 2825).
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Pero con la esperanza de la Vida
Pero hoy no celebramos sólo la cruz. Celebramos la totalidad del Misterio Pascual.
Aunque pongamos énfasis en la primera etapa del único movimiento pascual, la muerte en la
cruz, los textos de hoy nos invitan a mirar hacia delante, hacia la resurrección. Ese Cristo
muerto en la cruz resucitará por el poder de Dios, y el destino de gloria que le espera a él es
también el que nos espera a nosotros.
Las oraciones de hoy hablan también de la resurrección: "Jesucristo tu Hijo, a favor nuestro
instituyó por medio de su sangre el misterio pascual" (oración inicial); "nos has renovado
con la gloriosa muerte y resurrección de Jesucristo" (poscomunión). En la oración sobre
el pueblo, se dice que esta comunidad "ha celebrado la muerte de tu Hijo con la esperanza
de su santa resurrección".
También las lecturas dejan la puerta de la esperanza abierta. La de Isaías, con el canto del
Siervo, ya asegura que este Siervo que "tomó el pecado de muchos e intercedió por los
pecadores... que justifica a muchos cargando con los crímenes de ellos", luego "verá su
descendencia y prolongará sus años".
Para la carta a los Hebreos, después del momento crítico de Jesús en su dolor, que
terminó en la obediencia y en la entrega de la cruz, cambia el panorama: "y llevado a la
consumación, se ha convertido para todos los que obedecen en autor de salvación eterna".
La muerte de Jesús se celebra con seriedad, pero con aires de victoria. Durante el gesto de la
adoración de la Cruz, se cantan antífonas como esta: "tu cruz adoramos, Señor, y tu santa
resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo", o
cantos como el "Victoria, tú reinarás". Uno de
los himnos clásicos del Viernes Santo es el
"Vexilla Regis prodeunt", "los estandartes del Rey avanzan". Según el Misal Romano, en su
tercera edición de 2002, también se puede cantar, durante esta adoración, el Stabat Mater
dolorosa, porque la Madre del Salvador es la mejor maestra en nuestra sintonía con el dolor
de Cristo Jesús.
Lo que celebramos hoy da sentido a toda nuestra vida, también a nuestros momentos de
dolor y fracaso. No se nos ha asegurado que los que creamos en Jesús no vamos a tener
dificultades, o no vamos a experimentar la enfermedad o la soledad o el fracaso o la
muerte. Pero sí se nos ofrece luz y fuerza para que nuestra vivencia de todos esos momentos
sea en sintonía con Cristo. Aunque no entendamos del todo el misterio del mal o de la
muerte, no son en vano, sino que tienen una fuerza salvadora y pascual, hacia la nueva vida
que Dios nos prepara.
Ese Cristo clavado en la cruz, que dedica palabras de perdón a sus vecinos condenados
con él y ofrece su vida al Padre, es nuestro Modelo más vivo y convincente. Cuando hoy
besamos la cruz, en signo de adoración a Cristo, le pedimos también que nos enseñe a vivir la
nuestra, nuestra pequeña o gran cruz, con la misma entereza con que él la vivió. Cuando en
la comunión participamos de su "cuerpo entregado por todos", nos alegramos que la
muerte salvadora de Cristo se nos comunique continuamente en este sacramento admirable de
la Eucaristía.
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RECOMENDACIONES PARA LA
CELEBRACIÓN
Indicaciones pastorales para este día:
Es un día de penitencia obligatorio por medio del ayuno y la abstinencia.
Está prohibido celebrar cualquier sacramento, a excepción de la
penitencia y la unción de los enfermos. Las exequias han de celebrarse sin
canto, sin música y sin tocar campanas.
No se da el signo de la paz.
Puede terminada la celebración despojarse el altar, dejando la cruz con
cuatro candelabros. Dispóngase en el templo un lugar adecuado para colocar
allí la cruz, a fin de que los fieles puedan adorarla, besarla y permanecer en
oración y meditación.
Se recomienda que para el momento de
la adoración de la cruz no se recoja la ofrenda. Hacerlo después, anticipando
el momento con una monición.
En la Sacristía:
Ornamento Rojo
Crucifijo (cubierto con un velo)
En el Presbiterio
Totalmente descubierto, sin cruz, ni
mantel, ni candelabros.
Cojines para la postración del presidente
(alfombra)
Misal, 3 leccionarios para la lectura de
la Pasión.
En la Credencia
Mantel sencillo para el altar o corporal
proporcional al altar.
Corporal y purificador
Vinajera con agua para purificar
En el Monumento
Velo humeral blanco
Dos candelabros con cirios encendidos
(los demás apagados)
No es indispensable el Palio.
ESQUEMA DE LA CELEBRACIÓN
a.- Ritos Iniciales
Monición de ambientación, antes de
salir los ministros.
Silencio (signo de contemplación, se
debe respetar)
Monición a la Postración
Postración de los ministros, la asamblea se arrodilla
Oración (sin decir oremos)
b.- Liturgia de la Palabra
Monición
Proclamación de la Palabra: Is. 52, 13 – 53, 12;
Sal. 31 (30) Heb. 4,14-16; 5,7-9;
Jn 18,1-19,42.
Para la proclamación de la Pasión no se emplea ni incienso, ni cirios ni se dice el
Saludo habitual “el Señor esté con ustedes“, ni
se signa el libro.
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Comienza la proclamación el comentador
diciendo “Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según
san Juan”
Homilía breve
Silencio de interiorización.
Oración Universal tomada del Misal.
El sacerdote o un ministro invita a orar
por intenciones particulares que se expresan en la intención, después todos
oran en silencio y seguidamente el celebrante dice la oración, a la que
todos responden: Amén. Son 10 intenciones propuestas por el Misal.
Monición a la colecta.
Cantos penitenciales.
c.- Adoración de la Cruz
Monición
Dos formas de adoración: Se va descubriendo ante el altar
Procesionalmente.
Cantos de acompañamiento o los
improperios
d.- Rito de la Comunión.
Se cubre el altar, se coloca un mantel
pequeño, purificador, corporal y misal.
Se trae del monumento la Reserva,
acompañado con dos cirios.
Monición presidencial al Padre Nuestro
Oración del Padre Nuestro
Monición
Distribución de la Comunión.
Cantos – silencio
Oración después de la comunión
Oración sobre el pueblo
No hay bendición ni canto de salida.
Puede haber una monición sobre el
silencio. Salida en silencio.
Se despoja el altar en el momento más
indicado.
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SEMANA SANTA 2017
VIERNES SANTO EN LA
PASIÓN DEL SEÑOR 14 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
Entrada o Ambientación (Antes del ingreso de
los ministros)
En este año 2017, cuando celebramos el Año de
la Reconciliación, este Viernes Santo adquiere un carácter especial, porque la Reconciliación
implica el perdón y la muerte al propio yo. Vinimos en esta tarde a reconocer con
humildad y gratitud todo el amor de Dios por la humanidad para salvarnos y redimirnos en su
Hijo Jesucristo. Participemos, especialmente con el silencio, signo de contemplación.
Recibamos al ministro, colocándonos de pie.
Postración Jesús nos ama hasta el extremo, hasta la muerte
y una muerte de Cruz. Respondamos a su amor, acompañando de rodillas al ministro que
se postra ante el altar.
Liturgia de la Palabra La escucha de la Palabra es lo que nos permite
entrar de manera más profunda en el misterio de la reconciliación, de Dios que ofrece su vida
por nosotros, por nuestra salvación.
Oración Universal Nuestra oración se hace universal, para confirmar nuestra confianza en el Reino que
viene y para participar en los sufrimientos de todos los que hoy en el mundo continúan en sí
mismos la Pasión de Cristo.
Adoración de la Santa Cruz Reconocemos en el signo de la Cruz, el signo de
nuestra Salvación. Nuestra Fe en el crucificado es el fundamento de nuestra esperanza.
Acerquémonos procesionalmente a adorarle.
Ofrenda Comisaría de Tierra Santa La colecta de este día se destina al sostenimiento de los lugares santos, la
Comisaría de Tierra Santa extiende su saludo de gratitud para agradecer de antemano la
colaboración que podamos ofrecer.
Distribución de la Sagrada Comunión La Iglesia, Cuerpo místico de Cristo está
llamada en este día a hacerse partícipe de la entregada redentora del Señor, comulgando con
la Eucaristía que fue consagrada en la celebración de ayer.
Acerquémonos con devoción.
Salida Nos hemos hecho partícipes de los sufrimientos
de Cristo y hemos comprendido que toda nuestra vida como comunidad eclesial ha de ser
donación y entrega. Regresemos a casa en silencio y en oración.
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SEMANA SANTA 2017
VIERNES SANTO EN LA
PASIÓN DEL SEÑOR 14 DE ABRIL
ORACIÓN UNIVERSAL
Las siguientes introducciones o invitaciones a la plegaria pueden ser proclamadas por un ministro laico, la segunda parte de cada una de las preces se encuentra en el Misal y corresponde al presidente de la celebración.
1.- POR LA SANTA IGLESIA Oremos, hermanos, por la Iglesia santa de
Dios, para que el Señor le dé la paz, la mantenga en unidad, la proteja en toda la tierra, y a todos nos conceda una vida
confiada y serena, para gloria de Dios,
Padre Todopoderoso. (Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
2.- POR EL PAPA Oremos también por nuestro Santo Padre el Papa FRANCISCO para que Dios, que lo
llamó al orden episcopal, lo conserve libre de todo mal, lo asista y proteja para bien de la Iglesia como guía del pueblo santo de
Dios. (Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
3.- POR TODOS LOS MINISTROS Y
POR LOS FIELES Oremos también por nuestro Obispo
MONSEÑOR HÉCTOR CUBILLOS PEÑA, por todos los obispos, presbíteros y diáconos, por los que ejercen algún ministerio en la Iglesia, y por todos los
miembros del pueblo santo de Dios. (Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
4.- POR LOS CATECÚMENOS Oremos también por nuestros catecúmenos, para que Dios nuestro Señor les ilumine
interiormente, les abra con amor las puertas de la Iglesia, y así encuentren en el Bautismo el perdón de sus pecados y la incorporación plena a Cristo, nuestro
Señor. (Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
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5.- POR LA UNIDAD DE LOS
CRISTIANOS Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros, que creen en Cristo,
para que Dios nuestro Señor asista y congregue en una sola Iglesia a cuantos viven de acuerdo con la verdad que han conocido.
(Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
6.- POR LOS JUDÍOS Oremos también por el pueblo judío, el primero a quien Dios habló desde antiguo por los profetas, para que el Señor
acreciente en ellos el amor de su Nombre y la fidelidad a la Alianza que selló con sus padres. (Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
7.- POR LOS QUE NO CREEN EN
CRISTO Oremos por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo,
encuentren también ellos el camino de la salvación. (Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
8.- POR LOS QUE NO CREEN EN
DIOS Oremos por los que no creen en Dios, para
que viviendo rectamente según su conciencia alcancen el premio de llegar a Él.
(Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
9.- POR LOS GOBERNANTES Oremos por los gobernantes de todas las naciones, para que Dios nuestro Señor,
según sus designios, les guíe en sus pensamientos y decisiones hacia la
auténtica paz y libertad de todos los hombres. (Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
10.- POR LOS QUE SUFREN Oremos, hermanos, a Dios Padre
Todopoderoso, por todos los que en el mundo sufren las consecuencias del pecado, para que cure a los enfermos, dé alimento a los que padecen hambre, libre de la
injusticia a los perseguidos, redima a los encarcelados, conceda volver a casa a los emigrantes y desterrados, proteja a los que viajan, y dé la salvación a los moribundos.
(Oración en silencio, prosigue el presidente de la celebración… Dios Todopoderoso)
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SEMANA SANTA 2017
SÁBADO SANTO 15 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
CON MARÍA DOLOROSA
Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte y aquel “descenso a los
infiernos” - al lugar de los muertos – que confesamos en el credo y que prolonga la
humillación de la Cruz, manifestando el realismo de la muerte de Jesús, cuya alma
conoció en verdad la separación del cuerpo y se unió a las restantes almas de los justos. Pero el
descenso al reino de la muerte es también el primer movimiento de la victoria de Cristo
sobre la misma. Hoy no se celebra el sacrificio de la misa, ni se recibe la comunión – a no ser
en caso de viático – aunque se reza la liturgia de las horas. El altar permanece por todo ello
desnudo hasta que, después de la solemne Vigilia o expectación nocturna de la
resurrección se inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los
cincuenta días pascuales.
RECOMENDACIONES PARA ESTE DÍA Indicaciones pastorales para este día:
Todo lo que se haga en el día sábado
tiene que ser sobrio. Es día de ausencia de ruido. Hoy la Iglesia se abstiene
absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada Comunión puede darse sólo
como viático. No se conceden otros sacramentos fuera de la penitencia y la
Unción de los enfermos, insistir en la importancia de confesarse para
participar en la Pascua.
Una buena tradición considera el silencio de la Virgen María y su soledad;
puede ser el modelo a imitar y la fuente de dónde beber el agua fresca del
sentido de este día que dura hasta la Vigilia Pascual.
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NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
A lo largo de su vida, Nuestra Señora tuvo
alegrías y dolores. Grandes alegrías, grandes dolores…
La cuaresma y sobre todo la Semana Santa,
es una época oportuna para acompañar los dolores de Nuestra Señora. Lo invitamos a usted para estar al lado de la Virgen Dolorosa en los siete dolores que ella tuvo.
Aunque los dolores fueron muchos, no solamente siete.
Aquí están los episodios de los Santos Evangelios. Ellos formaron el camino de dolores de la Hija amorosa de Dios Padre que sufrió en su alma padecimientos
semejantes a los de la Pasión de su Divino Hijo.
Es imposible comparar los dolores que Ella
sufrió junto a Jesús. Ninguna criatura vivió con tanto amor esos dolores. Además, ¡sólo Ella puede ser llamada corredentora! ¡Solo Ella puede ser llamada Omnipotencia
Suplicante!
Unamos nuestros dolores imperfectos a los sufrimientos de Ella. Considerando los padecimientos de la Madre Dolorosa,
encontraremos la fuerza para soportar las dificultades de nuestro día a día, tendremos fuerza para subir a lo más alto de nuestro propio Calvario.
Corona de los Siete Dolores de Nuestra
Señora
La Corona de los Siete Dolores de Nuestra Señora recuerda los principales dolores que
la Virgen María sufrió en su vida terrenal, culminando con la pasión, muerte y sepultura de Su Divino Hijo. Y es junto a la Cruz que la Madre de Jesús se torna Madre
de todos los hombres y del cuerpo Místico de Cristo: la Iglesia Católica.
Unirse a los dolores de María es unirse
también a los dolores de Nuestro Señor Jesucristo.
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CONSIDERACIÓN INICIAL
Al pie de la Cruz la Virgen María, perfectamente unida a su Hijo, pudo compartir de modo singular la profunidad del dolor y del amor del sacrificio y nadie mejor que Ella puede
enseñarnos a amar la cruz. A la Virgen de los Dolores encomendamos a los jóvenes y a las familias, a las naciones y a la humanidad entera. De modo especial, le pedimos por los enfermos y
los que sufren, por las víctimas inocentes de la injusticia y la violencia, y por los cristianos perseguidos a causa de la fe. La gloriosa Cruz de Cristo sea para todos, prenda de esperanza, de rescate y de paz.
OFRECIMIENTO
Dios mio, meditando tus dolores y los de tu Santísima Madre, ofrezco estas oraciones para tu mayor gloria y pido me obtengas las gracias necesarias para aprender de Ella la conformidad
amorosa a tu santa Voluntad. Queremos aprender de tu Madre Santísima el amor a Ti, la humildad, la confianza inquebrantable en el valor infinito de tu redención.
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Primer Dolor de Nuestra Señora: Presentación de Jesús en el Templo y la profecía de
Simeón
Al presentar al Niño Jesús en el Templo, Simeón los bendijo y dijo a María su madre: He aquí que éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel y para señal de contradicción, para que sean descubiertos los pensamientos de
muchos corazones. Y una espada traspasará tu
misma alma (Lc 2, 34-35)
Unidos al dolor que María sintió en esa
ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida, aceptarlos con serenidad, fortaleza y esperanza, para así mantener
siempre encendida en nuestras almas la luz de la fe y la confianza en su perpetuo socorro.
1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.
Oremos Virgen María, por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor
atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús te acompañamos en este dolor. Y por los méritos de estos sufrimientos, haz que nos comportemos siempre con la dignidad de los que te reconocen como madre, y sepamos imitar tus virtudes, sobre todo en los momentos en que un dolor o un disgusto se presenten ante nosotros.
R/. Amén.
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Segundo Dolor de Nuestra Señora: La Huída a Egipto
Después que ellos partieron, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José, diciendo:
“Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. Entonces José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliese lo que
habló el Señor por medio del profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi hijo. (Mt 2, 13-14).
Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para
soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida, aceptarlos con serenidad,
fortaleza y esperanza, y para así mantener encendida en nuestras almas la luz de la fe y
la confianza en su perpetuo socorro. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.
Oremos Virgen María, por el dolor que sentiste cuando
tuviste que huir precipitadamente a tan lejanos
lugares, pasando grandes penalidades y zozobras, pedimos que nos fortalezcas cuando nos veamos lejos de nuestros seres queridos y de nuestros hogares. Te pido por todos los que están en esa dolorosa situación. No permitas que desfallezcamos en nuestra fe, y haz sentir siempre su maternal presencia.
R/. Amén.
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Tercer Dolor de Nuestra Señora: La pérdida del Niño Jesús en el Templo
Una vez acabados los días de la fiesta, mientras ellos volvían, el niño Jesús se quedó en Jerusalén; y sus padres no lo supieron. Suponiendo que él estaba en la caravana, fueron un día de camino y le buscaban entre los parientes y los conocidos. Como no le encontraron, volvieron a Jerusalén
buscándole. Aconteció que después de tres días, le encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían se asombraban de su entendimiento y de sus respuestas. (Lc 2, 41-46)
Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de
nuestra vida y para mantener siempre
encendida en nuestra alma la luz de la fe y la confianza en su perpetuo socorro. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.
Oremos Virgen María, por las lágrimas que derramaste y
el dolor que sentiste al perder a tu Hijo durante
tres días, te pido nos obtengas la gracia de volver a encontrarlo cuando de Él nos separe el pecado, la ingratitud o el olvido. Te pedimos también, Señora, por todas las madres que han perdido a sus hijos y no los encuentran y por esos hijos para que vuelvan a su hogar.
R/. Amén.
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Cuarto Dolor de Nuestra Señora: El encuentro con Jesús camino al Calvario
Uno de los momentos más punzantes de la Pasión es el encuentro de Jesús con Su
Madre en el camino del Calvario. Las lágrimas que María derramó, el cambio de miradas con su Hijo, la constatación de las
crueldades que Él estaba sufriendo, todo ocasionaba un inmenso dolor en Su Corazón de Madre.
Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados
del pecado. 1 Padre Nuestro,
7 Ave María y 1 Gloria al Padre.
Oremos Virgen María, cuando viste a tu Divino Hijo
cargando la cruz, comprendiste que Él estaba
cargando con nuestros pecados. No pediste que la abandonara, sino que aceptaste la siguiera llevando, pues sabias que lo hacía con infinito amor por nuestra redención. En memoria de ese encuentro te pedimos que nos fortalezcas y animes cuando tengamos que llevar la cruz. En este momento te pedimos que, llenes nuestra
alma de amor, valentía, ánimo y esperanza. Igual favor te pedimos para nuestros seres queridos y para todos los que sufren. R/. Amén.
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Quinto Dolor de Nuestra Señora: María queda de pie junto a la Cruz de Jesús
“Estaban junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María esposa de
Cleofás y María Magdalena. Jesús viendo a su madre y al discípulo que tanto amaba que estaba allí, dijo a la madre: “Mujer, he ahí a tu hijo”. Después dice al discípulo: “He ahí a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”. (Juan 19, 25-27)
Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos también de
pie, como Ella, al pie de la cruz y de nunca desfallecer. 1 Padre Nuestro,
7 Ave María y 1 Gloria al Padre.
Oremos Virgen María, por el dolor que sentiste y las
lágrimas que derramaste al ver a tu Divino Hijo
clavado en la Cruz, te pedimos que sepamos comprender que es en la cruz donde esta nuestra salvación. Que sepamos ver también que por detrás de todos nuestros dolores, está siempre viva la promesa de la resurrección, es decir, la promesa no solo de los bienes eternos, sino también el premio prometido a quienes cumplen tu
voluntad. R/. Amén.
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Sexto Dolor de Nuestra Señora: María recibe el cuerpo de Jesús muerto en sus brazos
Nuestra Señora de la Piedad, es así como el pueblo católico invoca a María en este
momento de la Pasión. “Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con las especias, de acuerdo con la costumbre judía de
sepultar”. (Juan 19, 40)
Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para soportar con paciencia todos los dolores de
nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado y mantener siempre encendida en nuestra alma la luz de la esperanza. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.
Oremos Virgen María, por el dolor que sentiste y las
lágrimas que derramaste al tener en tus brazos a
tu Divino Hijo muerto y lleno de heridas, te pedimos nos hagas comprender el infinito amor de quien sufrió todos esos tormentos por mi y por todos. Entender también la dimensión de tu amor, ya que esos tormentos también fueron tuyos, pues ¿Qué madre no moriría de amor en ese momento?
Por esas demostraciones de amor divino y del tuyo como madre, te pedimos que jamás la desesperanza, la aflicción o el desánimo invadan nuestra vida. Te pedimos que nos comuniques algo de la fortaleza que tuviste en ese momento, y que confiemos siempre en tu protección y amparo maternal.
R/. Amén.
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Séptimo Dolor de Nuestra Señora:
María deposita a Jesús en el Sepulcro
El sepulcro de su Divino Hijo fue el último dolor que María sintió durante la Pasión: “En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto había un sepulcro nuevo, en el cual todavía no se había puesto a nadie. Allí,
pues, por causa del día de la Preparación de los judíos y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús”. (Juan 19, 41-42)
Unidos al dolor que María sintió en esa ocasión, pidamos fuerzas y gracias para
soportar con paciencia todos los dolores de nuestra vida y para mantenernos apartados del pecado y mantener siempre encendida en nuestra alma la luz de la caridad fraterna.
1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria al Padre.
Oremos Virgen María, llegó el momento de depositar el
cuerpo de tu Divino Hijo en el sepulcro. Se hace
de noche, la piedra se corre, la soledad llega a su auge. Todo está consumado y todo parecía terminado. Sin embargo, era el momento en que todo comenzaba, pues en breve rayaría la mañana de la resurrección y volverías a encontrarte con tu amado Hijo.
Así también, Señora, que sepamos nunca desfallecer cuando todo parece haber acabado, pues para quienes tienen fe y están bajo tu amparo, siempre rayará en su vida, la mañana de la resurrección. Señora nuestra, te pedimos llenes nuestra alma de esa esperanza inquebrantable.
R/. Amén.
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ACTO DE CONSAGRACIÓN
Santísima Virgen, Madre de mi Salvador, te escojo hoy como mi soberana, mi protectora y mi abogada junto a Jesús, tu Divino Hijo.
Tomo la resolución de nunca abandonar tu servicio y de buscar con todas mis fuerzas, la honra y la gloria que te son debidas. Como prenda de la profunda veneración que te tengo, te entrego, después de Dios, todo lo que me
pertenece, especialmente mi corazón. Imprégnalo de ese amor, de esa fe, de esa fortaleza en los momentos difíciles. En una palabra, penétralo de todas las virtudes que vivían en tu corazón, para de esa manera ser cada vez más de Jesús y cada vez más tuyo.
Te suplico la gracia que me recibas en el número de quienes te sirven con amor, ya que, al pie de la Cruz, a todos nos recibes como hijos tuyos.
Asísteme en todas mis acciones, sobre todo en la hora del sufrimiento y en la hora de mi muerte, a fin de que, viviendo en la constante fidelidad a tu servicio, pueda merecer por la imitación de tus virtudes, participar eternamente de tu felicidad y de tu gloria en el cielo después de haberme unido
a tus dolores en esta tierra.
R/. Amén.
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ORACIÓN FINAL:
La Madre piadosa estaba junto a la cruz, y lloraba mientras el Hijo pendía.
Cuya alma triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía. ¡Oh, cuán triste y afligida se vio la Madre escogida, de
tantos tormentos llena Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena! ¿Y ¿cuál hombre no llorara
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor? ¿Y ¿quién no se entristeciera, piadosa Madre, si os viera sujeta a tanto rigor?
¡Oh Madre, fuente de amor,
hazme sentir tu dolor para que llore contigo! Y que por mi Cristo amado mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.
Y porque a amarte me anime en mi corazón imprime las llagas que tuvo en sí. Porque me inflame y me encienda y conmigo me defienda en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte de Cristo cuando en tan fuerte trance vida y alma estén:
Porque cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
(Extractos del famoso poema Stabat Mater,
atribuido a Fray Jacopone de Todi, Siglo
XIII)
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SEMANA SANTA 2016
SOLEMNE VIGILIA
PASCUAL 15 DE ABRIL
INDICACIONES
PASTORALES
SOLEMNE VIGILIA PASCUAL7 La celebración principal del Año Cristiano.
Después de un día transcurrido en la oración y el silencio, el Sábado, en torno al sepulcro del
Señor, la comunidad se reúne esta noche para la celebración principal de todo el año.
Cambiamos de horario: iniciamos la Vigilia
después de caída la noche, para "velar" con el Señor y celebrar con él el paso de la muerte y
del sepulcro a la vida nueva.
Toda la Cuaresma, con su itinerario de conversión, nos ha preparado para esta noche.
El proceso catecumenal de la iniciación cristiana tiene también su culminación en los
7 Cfr. ALDAZABAL, José. “Enséñame tus caminos” Domingos del Ciclo A. Dossiers CPL, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona. 2005. Edición digital.
sacramentos de esta noche, sobre todo con el
Bautismo y la Eucaristía. A su vez, esta Vigilia es el punto de partida para la Cincuentena
Pascual, siete semanas de prolongación festiva que nos llevarán a la solemnidad conclusiva,
Pentecostés.
Los judíos tienen toda la razón en alegrarse en la celebración de esta noche, como memorial de
su liberación. Nosotros, los cristianos, además, tenemos otro motivo fundamental: la
resurrección de Cristo.
El esquema de la celebración de esta Vigilia tiene una hermosa coherencia interior,
dinámica, progresiva, con varios momentos de énfasis que conducen "in crescendo" hasta la
Eucaristía final:
Ante todo, desde fuera de la iglesia, con el fuego nuevo, iniciamos una procesión siguiendo
al Cirio Pascual, símbolo de Cristo Luz del mundo, y progresivamente con cirios
encendidos en manos de los fieles; y escuchamos el pregón inicial de la fiesta
pascual; es el rito de entrada, hoy más solemne: lo que podríamos llamar fiesta de la luz o el
"lucernario".
La proclamación de la Palabra tiene hoy más lecturas, sobre todo del AT, que nos van
conduciendo desde la creación hasta la nueva creación o resurrección de Jesús; aquí se cumple
lo que Jesús dijo a los de Emaús: "todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y
salmos acerca de mí, tenía que cumplirse"; es la fiesta de la Palabra.
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La parte sacramental de esta noche es más rica:
ante todo celebramos el Bautismo, junto con la renovación de las promesas bautismales por
parte de los ya bautizados; es la fiesta del agua y entonces pasamos a la Eucaristía, la principal
de todo el año, en la participamos del Cuerpo y de la Sangre del Resucitado;
Es la fiesta del Pan y del Vino; también es
especial esta noche la conclusión de la Eucaristía, con los "aleluyas" de la despedida, el
saludo cantado a la Virgen y la prolongación, si es posible, de un pequeño ágape de los
participantes; antes de la Vigilia, con la concentración de los fieles en torno al fuego,
debería "funcionar" ya la fiesta de la comunidad; y al terminar, con el ágape y la
dispersión, debería comenzar la fiesta de la vida pascual, a la que nos envía esta celebración.
COMENTARIO BÍBLICO
Génesis 1,1 - 2,2.
Vio Dios todo lo que había hecho y era muy bueno
Empezamos la escucha de la Palabra con el
relato de la creación del mundo y del género humano según el primer libro de la Biblia, el
Génesis. Con un lenguaje poético y popular que se puede compaginar bien con las teorías más
avanzadas de la evolución y del origen del cosmos, el Génesis, que tiene una finalidad
religiosa y no científica, nos dice que todo es obra de la sabiduría y del amor de Dios. "Y vio
que era bueno", es la frase que se repite cada "día", excepto cuando crea al hombre y la
mujer: "vio que era muy bueno".
En esta noche nos disponemos a celebrar el "nacimiento" a la vida resucitada del segundo Adán, Cristo, el primogénito de la nueva
creación. La fuerza creadora de Dios se
manifiesta poderosamente en la resurrección de Cristo, y su Espíritu, que aleteaba sobre las
aguas primordiales llenándolas de vida, es el que hace renacer a Jesús de su sepulcro y a los
cristianos de las aguas del Bautismo. Todo es nuevo en la Pascua. Todo es génesis. Y Cristo,
el nuevo Adán.
El salmo 103 nos ayuda a expresar nuestra admiración por la creación cósmica: "Bendice,
alma mía, al Señor. Dios mío, ¡qué grande eres! ¡Cuántas son tus obras, y todas las hiciste con
sabiduría!". Nos sale espontáneo pedir a Dios: "envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la
tierra", para que vayan surgiendo "los cielos nuevos y la tierra nueva".
La oración que sigue conecta esa primera
creación con la segunda: "que tus redimidos comprendan cómo la creación del mundo no
fue obra de mayor grandeza que el sacrificio pascual de Cristo" o, como dice la otra oración
alternativa: "con acción maravillosa creaste al hombre y con mayor maravilla lo redimiste".
Génesis 22,1-18.
El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe
El sacrificio de Isaac es figura de la pasión de
Cristo. Abrahán, nuestro padre en la fe, puesto a prueba, dio un magnífico ejemplo de fidelidad
y de confianza en los planes de Dios. Finalmente pudo evitar el sacrificio del hijo,
pero en el NT, Dios sí entregó hasta las últimas consecuencias a su Hijo en solidaridad con la
salvación del mundo. Como dice el Exsultet de esta noche, "para rescatar al esclavo, entregó al
Hijo".
El salmo 15 se aplica fácilmente a Cristo en su sepultura y en su resurrección, dando a su
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sacrificio un tono de esperanza confiada: "mi
carne descansa serena, porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la
corrupción". Todos necesitamos repetir a Dios nuestra oración de súplica: "protégeme, Dios
mío, que me refugio en ti".
La oración con que el sacerdote concluye esta 2a lectura pide que los cristianos sepamos imitar
la disponibilidad de Abrahán: que nos conceda responder a la llamada de Dios, o sea, a nuestra
vocación de cristianos en medio del mundo, dando testimonio como el que dio Abrahán.
Éxodo 14,15 - 15,1. Los israelitas en medio del mar a pie enjuto
La salida de Egipto y el paso del Mar Rojo, camino de la libertad, es el acontecimiento
fundamental en la historia del pueblo israelita y el mejor símbolo para todos los procesos de
liberación de un pueblo. En el Éxodo esta liberación está contada con un
tono épico, popular, con las aguas formando un muro a derecha e izquierda. De las dos
versiones que escuchamos, seguramente la 1ª es más verosímil: un viento cálido que en algunas
horas seca el cauce del mar de modo que se puede pasar sin demasiadas dificultades,
circunstancia que los israelitas saben aprovechar.
En el pregón pascual de esta noche se cantan las
tres perspectivas de este pasaje: a) la de los judíos: "esta es la noche en que sacaste de
Egipto a los israelitas y les hiciste pasar a pie el Mar Rojo"; b) la de Cristo: "esta es la noche en
que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo"; c) la nuestra:
"esta es la noche en la que los que confiesan su fe en Cristo son arrancados de los vicios del
mundo y de la oscuridad del pecado, son
restituidos a la gracia y agregados a los santos". El salmo es esta vez un pasaje del mismo libro
del Éxodo: "cantaré al Señor, sublime es su victoria". Nosotros pensamos en la liberación
de Israel, y también en la de Cristo, y deseamos que pueda ser también nuestra propia
liberación, más profunda en esta Pascua que en las anteriores: "mi fuerza y mi poder es el
Señor, él es fue mi salvación".
La oración compara la liberación "de un solo pueblo de la persecución del Faraón" con la que
sucede ahora: "hoy aseguras la salvación de todas las naciones haciéndolas renacer por las
aguas del bautismo". La segunda se fija más en el simbolismo del paso por las aguas: "el Mar
Rojo fue imagen de la fuente bautismal". Hacemos bien en pedir a Dios "que todos se
regeneren por la participación de tu Espíritu".
Isaías 54,5-14.
Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor
Terminadas las tres lecturas "históricas", el primer pasaje de Isaías nos habla de la fidelidad
con que Dios nos quiere. A pesar del pecado humano, continúa firme el amor de Dios, con
símbolos muy expresivos: la mujer abandonada que es acogida por Dios -"con misericordia
eterna te quiero"-, la ciudad en ruinas reedificada por Dios y los oprimidos que
encuentran quien defienda su causa.
El salmo 29 nos hace repetir que Dios es misericordioso y salvador: "te ensalzaré, Señor,
porque me has librado... sacaste mi vida del abismo... cambiaste mi luto en danzas".
La oración nos vuelve a asegurar que Dios es
"fiel a su palabra" y está dispuesto a "aumentar con su adopción los hijos de la promesa", para
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que "la Iglesia vea en qué medida se ha
cumplido ya cuanto los patriarcas creyeron y esperaron".
Isaías 55,1-11. Venid a mí y viviréis; sellaré con vosotros alianza
perpetua
El segundo pasaje de Isaías nos hace ver cómo
Dios nos promete una alianza renovada, que nos llevará a la vida. El profeta se sirve de la
metáfora del agua que sacia la sed nunca satisfecha de la humanidad. La Pascua de
Cristo es el cumplimiento de todas las promesas, y en el Bautismo somos hechos por primera vez partícipes de esa alianza que Dios
nos ofrece. Esta noche renovaremos esa alianza, y además participaremos de ella en la Eucaristía
comulgando con el mismo Cristo Jesús.
El salmo, que aquí es un cántico del mismo Isaías, nos centra en Dios, nuestro salvador,
también con la imagen del agua viva: "sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación".
Con las palabras del profeta, también nosotros bendecimos a Dios por todo lo que ha hecho
por nuestra salvación.
La oración pide a Dios que cumpla hoy plenamente "los misterios que había anunciado
por la voz de los profetas" y que nos haga "progresar en la virtud" con la ayuda de su
gracia.
Baruc 3, 9-15.32- 4,4.
Camina a la claridad del resplandor del Señor
El profeta Baruc nos invita a caminar a la luz de Dios, porque esa es la sabiduría verdadera. El
que abandona ese camino no encuentra paz, sino fracaso: "vuélvete... camina a la claridad de
su resplandor". Nosotros, que escuchamos al
Maestro auténtico enviado por Dios, su Palabra
viviente, Cristo Jesús, tenemos la suerte de conocer mejor los caminos de esa sabiduría.
Con más razón que el mismo salmista podemos
decir con el salmo 18: "la ley del Señor es perfecta... alegra el corazón... y da luz a los
ojos". Y podemos ir repitiendo las palabras que dijo Pedro a Jesús: "Señor, tú tienes palabras de
vida eterna".
La oración se acuerda de los que en esta noche reciben el bautismo, y de todos nosotros, que ya
estamos bautizados, y pide a Dios que a los que va agregando a la Iglesia como nuevos hijos,
nos defienda con su constante protección a lo largo de la vida.
Ezequiel 36,16-28. Derramaré sobre vosotros un agua pura y os daré un
corazón nuevo
La última lectura del AT es del profeta Ezequiel, testigo, en el siglo VI antes de Cristo,
del destierro del pueblo a Babilonia. De parte de Dios él anuncia el perdón a su pueblo, y le
promete un agua pura y un corazón nuevo, una nueva creación y un nuevo espíritu. A pesar de
los fallos del pueblo de entonces, y los nuestros ahora, Dios tiene planes de vida, perdón y
restauración. Sus planes son siempre de renovación y de Alianza: "vosotros seréis mi
pueblo y yo seré vuestro Dios".
El salmo 41 se alegra ya con la vuelta del destierro, "hacia la casa de Dios, entre cantos de
júbilo y alabanza", "al Dios de mi alegría". Y nos hace repetir, como haciendo eco al tema del
agua pura: "como busca la cierva corrientes de agua...". O bien, si se prefiere, con el salmo 50,
"Oh Dios, crea en mí un corazón puro", que también hace eco a la página de Ezequiel.
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La oración, que puede considerarse la mejor de toda la noche, pide que hoy se cumplan para
nosotros todas estas promesas: "lleva a término la obra de la salvación humana: que todo el
mundo experimente y vea cómo lo abatido se levanta, lo viejo se renueva y vuelve a su
integridad primera, por medio de Cristo, de quien todo procede".
Romanos 6,3-11. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no
muere más
Ahora pasamos a las lecturas del NT, después del canto festivo del Gloria. En verdad, como
dice la oración después del Gloria, Dios "ilumina esta noche santa con la gloria de la
resurrección del Señor", que ahora vamos a escuchar proclamada solemnemente.
De la carta a los Romanos leemos hoy el pasaje
en que Pablo compara la experiencia del bautizo en agua con la Pascua del Señor:
incorporados a la muerte, sepultados con él, resucitados con él "para que andemos en una
vida nueva... ¡si hemos muerto con Cristo, también viviremos con él!".
Mateo 28,1-10. Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea.
Después del aleluya, solemnemente entonado hoy después del largo ayuno de la Cuaresma, y
prolongado por algunos versículos del salmo pascual 117 -"dad gracias al Señor porque es
bueno... la diestra del Señor es poderosa... no he de morir, viviré... la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular"-, se
nos proclama el evangelio más importante de todo el año: la resurrección del Señor de entre
los muertos.
Después de escuchar dos veces la Pasión, el domingo de Ramos y el Viernes Santo, se
completa ahora el segundo acto de la Pascua con esta Buena Noticia de la Resurrección.
Lucas subraya que sucedió "el primer día de la semana". Empieza no sólo una nueva semana,
sino una nueva época: desde ahora ese "primer día de la semana" va a ser "el día del Señor", el
"domingo", que va a marcar el tiempo de todas las generaciones.
A las mujeres que van con aromas al sepulcro y
que lo encuentran vacío, el misterioso ángel del Señor les dice: "no temáis: ya sé que buscáis a
Jesús el crucificado. No está aquí: ha resucitado". Las mujeres, presurosas, van a
anunciarlo a los apóstoles, pero en el camino les sale al encuentro el mismo Señor: "no tengáis
miedo: id a comunicar a mis hermanos...".
COMENTARIO PASTORAL No está aquí: Ha Resucitado.
En un mundo lleno de noticias preocupantes, que nos inclinan al desánimo; en medio de una
sociedad indiferente, que estos días piensa tal vez más en las vacaciones que en la Pascua del
Señor, nosotros nos hemos reunido y hemos escuchado la Buena Noticia de la resurrección de Cristo Jesús.
Las mujeres fueron a buscarle "entre los
muertos", al sepulcro. Pero el Espíritu de Dios lo había sacado de ahí definitivamente. Ahora,
dos mil años después, sigue vivo, y sigue presente, aunque no le veamos, dando ánimos a
su comunidad. Tal vez nosotros también necesitemos oír la palabra del ángel: "no
temáis... no está aquí", y la que repite a las
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mujeres el mismo Jesús: "alegraos... no tengáis
miedo...".
Este es el acontecimiento que da sentido a nuestra fe. Si somos cristianos es por eso,
porque Jesús no se quedó en el sepulcro, sino que la fuerza de Dios lo hizo pasar a su nueva
existencia, en la que está para siempre, y desde la que se nos hace presente continuamente, por
ejemplo en la Eucaristía. Es la noticia -un "credo" abreviado y rotundo- que los demás
discípulos transmitieron a los dos discípulos que volvían de Emaús: "era verdad, ¡ha resucitado
el Señor!".
Vale la pena que nos dejemos conquistar por la alegría de esta noche y que entremos en el
acontecimiento de la Pascua también nosotros, junto con Jesús. Ese "sepulcro vacío" es un
símbolo elocuente de la victoria total de Cristo sobre la muere. No seguimos a un muerto, por
importante que hubiera sido en vida. Seguimos a uno que está vivo. . El aviso del ángel es una
consigna para todas las generaciones cristianas: "ha resucitado de entre los muertos y va por
delante de vosotros...".
Para una ambientación de estos días sería bueno leer lo que dice el Catecismo sobre la
resurrección de Cristo: CCE 639-647.
La Palabra de Dios nos señala el camino de la
Vida Nueva Las diversas lecturas de hoy nos ayudan a
orientarnos en la línea que Dios quiere, apuntando a la nueva vida del Resucitado:
La admiración agradecida por la creación cósmica y de la familia humana por parte de
Dios, obra de su sabiduría, de su poder y de su amor, que ahora nos concede conocer y seguir
al nuevo Adán, Cristo Jesús, cabeza de la nueva
humanidad;
La fidelidad de un hombre creyente como Abrahán, que tendríamos que copiar nosotros
incluso cuando nos parece que Dios nos pone a prueba y se nos acumulan las dificultades y los
contratiempos;
El deseo de que también para nosotros suceda el "paso del Mar Rojo" y la liberación, porque
nuestra vida es un continuo éxodo; con la ayuda de Dios, podemos ir renovando siempre
más nuestra libertad interior, venciendo a todos los "faraones" que se nos puedan cruzar en
nuestro camino de seguimiento de Cristo, el nuevo y definitivo Moisés, pasando en esa
noche pascual de la esfera del pecado a la de la gracia;
La voz de los profetas, en sus cuatro lecturas,
nos anima a confiar en la misericordia y el amor de Dios, que nos es siempre fiel a pesar de
nuestros fallos; que nos ofrece su Alianza renovada ahora en Cristo Jesús; que nos lleva a
corrientes de agua fresca para que saciemos nuestra sed de felicidad; que nos hace conocer
la verdadera sabiduría, la que proviene de su Palabra; y que nos promete un corazón nuevo y
un espíritu nuevo;
Pablo nos invita a refrescar la gracia que Dios nos hizo el día de nuestro bautismo,
haciéndonos sus hijos; nosotros, esta noche, renovamos nuestras promesas bautismales, con
la renuncia al mal y la profesión de fe en Dios; pero, sobre todo, lo que más nos interpela es el evangelio de la resurrección de Cristo; si somos
cristianos es porque Cristo ha resucitado y ha inaugurado un nuevo orden de cosas y nos
anima continuamente con su gracia a seguir su camino.
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El paso a los sacramentos y a la vida pascual
La alegría y la esperanza de esta noche deben recordarnos también el sentido que tienen los
sacramentos pascuales.
El Bautismo es nuestra Pascua personal inicial: el sacramento que nos introduce, por el baño en
agua y la acción del Espíritu, en el misterio de ese Cristo que atraviesa la muerte y pasa a la
vida. Por eso renovamos esta noche las promesas bautismales y pedimos a Dios que nos
renueve él la gracia que nos concedió el día de nuestro Bautismo: "aviva en nosotros el espíritu
filial" (oración colecta antes de la lectura de Romanos).
Pero también tiene particular sentido esta noche
la Eucaristía, el don de sí mismo que nos hace el Señor Viviente para que tengamos su fuerza
en nuestro camino.
A la vez, esta noche pascual nos introduce en siete semanas de fiesta, la cincuentena, hasta el
día de Pentecostés. Lo cual supone que nos estimula a una vida nueva, una vida pascual,
una vida conforme al Señor Resucitado.
En esta Pascua se tiene que notar que algo ha cambiado, que hay en nosotros más energía,
alegría, libertad interior, esperanza, dinamismo, entrega solidaria por los demás. Los dos
discípulos de Emaús, que lo veían todo negro y estaban desencantados ("nosotros
esperábamos...") empezaron a cambiar de visión después de haber acogido al caminante
amigo en su casa (la caridad nos predispone a la fe), y luego supieron reconocerle en la fracción
del pan, en la palabra (¿no ardía nuestro corazón cuando nos explicaba las Escrituras?) y en la comunidad a la que volvieron.
Toda la celebración ha podido ser
contemplativa, admirando y alabando los planes de Dios, pero debe conducirnos a una
traducción vivencial de lo que nos ha dicho la Palabra de Dios y lo que supone la celebración
de la Nueva Vida del Resucitado.
RECOMENDACIONES PARA LA
CELEBRACIÓN
En el lugar de la Bendición del Fuego:
Cirio Pascual preparado con sus orificios para colocar los cinco
granos de cera de incienso. Bracero, pinzas para recoger las
brasas, mecha para prender el Cirio Pascual, cirios para los ministros,
naveta e incensario, granos de incienso, megáfono, linterna,
punzón, misal.
En la Sacristía: Ornamentos blancos
En el Altar:
Manteles Blancos Cirios (no encendidos hasta el
momento del Gloria)
En la credencia:
Lo necesario para la misa y una campanilla para el Gloria
En el Ambón:
Texto del Pregón Pascual (Leccionario)
Base para el Cirio Pascual (junto al Ambón)
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En el Presbiterio:
En una mesa auxiliar a un lado del Altar: recipiente con agua, caldereta,
hisopo. Si hay bautismos: óleo de los
Catecúmenos y Crisma. Ritual del Bautismo, toalla y algodón.
ESQUEMA DE LA CELEBRACIÓN
A.- LITURGIA DE LA LUZ
Bendición del Fuego con las luces
apagadas. Monición presidencial Inicial. Saludo y exhortación
presidencial tomada del misal. Bendición del Fuego
Se enciende el incensario con brazas de la fogata.
Preparación del Cirio
Monición
Signación del Cirio con el punzón.
Incrustación de los granos de
incienso. Se enciende el Cirio con la luz
extraída del Fuego Nuevo
Procesión con el Cirio
El presidente por el centro del Templo canta “luz de Cristo” en
tres sitios. En la segunda vez se prenden
los cirios de la Asamblea.
En la tercera vez las luces del Templo, no los cirios del Altar.
Pregón Pascual
Monición El presidente está en la sede o en
el ambón si es quien lo canta y el Cirio Pascual en su base.
Incensación del Cirio y del Pregón.
Proclamación del Pregón. Concluido el Pregón, se apagan
los cirios y se sientan.
B.- LITURGIA DE LA PALABRA
Monición general presidencial a todas
las lecturas se toma del Misal.
El esquema general es: el lector
proclama el texto, el salmista canta el
salmo y luego el presidente invita a la asamblea a orar, después de una pausa,
realiza la fórmula propuesta en el misal. Luego viene la proclamación de la
siguiente lectura.
Así se proponen 7 lecturas del Antiguo
Testamento y 2 del Nuevo Testamento, por razones pastorales pueden reducirse
las del Antiguo Testamento hasta 3. Hay una lectura obligatoria: la del
Éxodo de la salida de Egipto, el paso del
mar Rojo, al final de ésta NO se dice Palabra de Dios porque el Salmo que
sigue conforma con ella una unidad.
Vio Dios lo que había hecho y era muy bueno.
Gn 1,1-2,2 ó Gn 1,1.26-31ª. (Forma breve)
Salmo 32
R/ Oh Señor, envía tu Espíritu que
renueve la faz de la Tierra
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El sacrificio de Abraham, nuestro padre en la
fe.
Gn 22,1-18 ó Gn 22,1-2. 9a.10-13.15-18 (Forma breve)
Salmo 15
R/ Protégeme Dios mío que me
refugio en ti
Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto
Ex 14,15-15,1 (Nunca se puede omitir) Salmo Éxodo 15,1-2.3-4.5-6.17-18.
R/ Cantaré al Señor sublime es su
victoria.
Con misericordia eterna te quiere el Señor tu
redentor.
Is. 54, 5-14
Salmo 29
R/ Te ensalzaré Señor porque me has
librado.
Venid a mí y viviréis sellare con vosotros
alianza perpetua
Is. 55, 1-11
Salmo Is. 12,2-6.
R/ El Señor es mi fuerza, mi roca y
salvación.
Camina a la claridad del resplandor del
Señor
Ba. 3, 9-15.32-4,4 / Salmo 18
R/ Tu Palabra me da vida confío en ti
Señor.
Derramaré sobre vosotros un agua pura y os
daré un corazón nuevo.
Ez. 36,16-17.18-28
Salmos 41 y 42.
R/ Como busca la cierva torrentes de
agua, así busca mi alma a ti oh Dios
mío.
Después de la última oración se encienden los cirios del altar, se entona
el Gloria, se tocan las campanas, y se colocan flores.
Oración Colecta
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos ya no muere más.
Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6,3-11
Aleluya.
Salmo de Aleluya 117
Evangelio Ciclo A Ha resucitado y va por delante de vosotros
a Galilea
Mateo 28,1-10 (No se llevan Cirios porque está el Cirio
Pascual)
Incensación del Cirio y luego del Evangelio.
Homilía.
C.- LITURGIA BAUTISMAL
El sacerdote con los ministros se dirige a
la fuente bautismal, si es que ésta se
encuentra a la vista de todos los fieles reunidos de lo contrario se coloca una
fuente con agua en el presbiterio.
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Exhortación presidencial tomada del
misal
Hay que tener en cuenta: la liturgia
presenta tres posibilidades: Bendición de la fuente bautismal
y bautismos Bendición solamente de la
fuente bautismal (Sin bautismos)
Bendición del agua común (No
se empleará para los bautismos)
Si hay bautismos o la bendición de la fuente bautismal:
Letanías (de pie)
Bendición del agua bautismal ,
tres veces se sumerge el Cirio Canto de Aclamación.
(Eminentemente Bautismal)
Renuncia a Satanás, profesión
de fe y bautismos
Si es sólo la bendición del agua común: Oración del misal
Renovación de los compromisos Bautismales: Renuncia al
pecado y profesión de fe Aspersión, acompañada de uno
o varios cantos bautismales
Oración Universal
D- LITURGIA EUCARÍSTICA
Monición de ofrendas
Procesión de ofrendas
Oración sobre las ofrendas
Prefacio I de Pascua
Monición antes de la Comunión
Oración Post- Comunión
Rito de Conclusión,
Bendición solemne y doble Aleluya.
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SOLEMNE VIGILIA
PASCUAL 15 DE ABRIL
MONICIONES
ENTRADA (En la página 194 del Misal Romano se encuentra
esta monición que es presidencial).
PREPARACIÓN DEL CIRIO PASCUAL El Cirio Pascual se convierte para nosotros,
desde esta noche, en el signo por excelencia de Cristo Resucitado. Nos acompañará
solemnemente durante los próximos 50 días.
PROCESIÓN CON EL CIRIO PASCUAL Cristo, luz del mundo, guía los pasos de su Iglesia en medio de la oscuridad de este mundo,
es sencillamente la luz de la Reconciliación.
PROCLAMACIÓN DEL PREGÓN
PASCUAL El canto del Pregón Pascual rompe el silencio
de esta noche santa y proclama las maravillas que Dios sigue obrando también entre nosotros.
LITURGIA DE LA PALABRA (En la página 204 del Misal Romano se encuentra
esta monición que es presidencial).
LITURGIA BAUTISMAL (En la página 209 del Misal Romano se encuentra esta monición que es presidencial).
RENOVACIÓN DE LOS COMPROMISOS
BAUTISMALES (En la página 215 del Misal Romano se encuentra esta monición que es presidencial).
OFRENDAS En esta noche tan solemne y especial, presentamos junto con el pan y el vino nuestra propia vida, para que transformada por la Pascua de Cristo, se convierta también en sacrificio agradable al Padre.
COMUNIÓN La presencia de Cristo resucitado, es real en el
sacramento de la Eucaristía. Cuando la Iglesia se acerca a recibirle en la sagrada comunión
participa de esta vida en gracia. Gozosos, unámonos al canto.
SALIDA Es el compromiso de todos los discípulos- misioneros de Cristo Resucitado que la alegría
que ha caracterizado esta celebración se mantenga.
¡Felices Pascuas de Resurrección para todos!
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SOLEMNE VIGILIA
PASCUAL 15 DE ABRIL
ORACIÓN UNIVERSAL
Presidente: Hermanos y hermanas: Por medio
de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte
por el poder del Espíritu Santo, dirijamos en
esta noche santa nuestras súplicas al Padre
diciendo:
R/ Señor de la Reconciliación
y del perdón, escúchanos.
Por la santa Iglesia, Católica, Apostólica y
Romana comunidad que vive la experiencia de la Reconciliación, para que anuncie de palabra
y de obra la nueva vida que le proporciona Cristo resucitado.
Por los gobernantes de las naciones, llamados a construir una gran comunidad en la fraternidad, para que iluminados por la luz de Cristo resucitado busquen la paz y el bien de sus pueblos.
Por los que sufren y continúan llevando en sus cuerpos y almas los signos de la cruz y del dolor, para que por el encuentro con Cristo resucitado, sean fortalecidos en su ofrecimiento personal.
Por nuestra Comunidad parroquial que avanza por los senderos del Plan de Renovación pastoral, para que la celebración de la Pascua ofrezca vida nueva a todos sus agentes.
Por nosotros que hemos renovado las promesas bautismales y hemos reafirmado como Iglesia nuestro compromiso en la caridad, para que vivamos la nueva vida inaugurada por Cristo resucitado.
Oración Conclusiva
Señor y Dios nuestro,
tú que, por el poder del Espíritu,
resucitas a Jesús del reino de la muerte
para tu gloria y para nuestra salvación,
escucha la oración de tu Iglesia
en esta noche,
y concede que nuestra vida se renueve
al dar comienzo a las fiestas pascuales.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
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SEMANA SANTA 2017
DOMINGO DE PASCUA 16 DE ABRIL
INDICACIONES LITÚRGICO
PASTORALES
MOTIVACIÓN
Ocho días vividos como uno solo8 Hoy es el "tercer día" del Triduo Pascual y a la vez el
primero de la Cincuentena. Hoy es el domingo
más importante del año, del que reciben sentido todos los demás.
Para bastantes fieles este es el día en que
comienzan a celebrar la Buena Noticia de la Resurrección del Señor, porque no han acudido a la Vigilia Pascual. Vale la pena que la celebración
de hoy sea particularmente festiva y expresiva. El Cirio Pascual, encendido por primera vez la noche
anterior, va a acompañarnos a lo largo de siete semanas, y todos tendrían que captar su sencillo y
simpático mensaje de alegría y estímulo.
8 Cfr. ALDAZABAL, José. “Enséñame tus caminos”. Domingos Ciclo A. Dossiers CPL, 104. Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona. 2004. Edición digital.
La "octava" de Pascua, los ocho días que abarcan
el domingo 1 y 2 y los días intermedios, se viven en la comunidad cristiana como un solo día. En el
prefacio de todos estos días se dirá cada vez "en este día en que Cristo, nuestra Pascua...". Y cada
día recibiremos la bendición solemne al final de la celebración, como si cada uno fuera realmente
"solemnidad" en la clasificación de los días litúrgicos. Esta semana no admite ninguna otra
festividad de Santos. Si coinciden, se recuperarán en la semana siguiente.
COMENTARIO BÍBLICO
Hechos 10,34a.37-43. Hemos comido y bebido con él después de su resurrección
El libro de los Hechos de los Apóstoles es una óptima lectura para el tiempo pascual. Aquellos
primeros cristianos fueron la "comunidad de Jesús
Resucitado", nacida de la Pascua. El Señor sigue
actuando en ella, invisiblemente, por medio de su Espíritu, y visiblemente por medio de su
comunidad.
No les faltaron dificultades, persecuciones y martirio. Pero en verdad, primero los apóstoles y
luego otros discípulos, como los diáconos o Pablo y Bernabé, dieron un valiente testimonio de Cristo
Jesús y fueron edificando comunidades llenas de fe y alegría. Hace bien la comunidad cristiana en
mirarse al espejo de los Hechos de los Apóstoles en estas semanas, para estimularse a seguir su ejemplo
de firmeza en la fe y en su maduración.
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El primer pasaje que leemos es el testimonio de
Pedro, en casa del pagano Cornelio, sobre la resurrección de Cristo. Lucas da mucha
importancia a este episodio de la conversión de Cornelio: le dedica dos capítulos enteros, el 10 para
narrar cómo sucedió, y el 11 para explicar cómo Pedro dio cuenta a la comunidad de Jerusalén de
lo acontecido. Es un hecho fundamental para motivar la apertura universalista de la comunidad
cristiana también a los paganos.
El testimonio principal de Pedro, que repite en todas sus "catequesis" o discursos, delante del pueblo
o de las autoridades, y aquí en casa de unos paganos, es: "lo mataron colgándolo de un madero, pero
Dios lo resucitó al tercer día", y "los que creen en él, reciben el perdón de los pecados".
El salmo no podía ser otro que el 117, el más
"pascual" del Salterio: "este es el día en que actuó el Señor... la diestra del Señor es poderosa... no he de morir,
viviré... la piedra que desecharon los arquitectos es ahora
la piedra angular". De las actuaciones poderosas de
Dios en la historia de la salvación, para nosotros la principal es esta de la resurrección de Jesús.
Podemos repetir con convicción: "sea nuestra alegría y nuestro gozo".
Colosenses 3,1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo
El pasaje de Pablo en su carta a los de Colosas es el
más apropiado para este domingo. Es breve pero denso y estimulante: "ya que habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de allá arriba".
Celebrar la Pascua del Señor es asumir coherentemente lo que representa de novedad de vida en el Espíritu: "aspirad a los bienes de arriba",
porque caminamos hacia la misma meta que
Cristo: "entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria".
(o bien) 1 Corintios 5,6b-8. Quitad la levadura vieja para ser masa nueva -
También se puede elegir como 2a lectura este otro
pasaje de Pablo a los cristianos de Corinto, que hace referencia a Cristo como "nuestra pascua". La
levadura o el fermento del pan lo compara Pablo con la malicia o la corrupción, y quiere que las
comunidades cristianas estén libres de esa mala levadura. Un pan sin levadura es pan "ázimo". Así
debería ser la comunidad, un pan sin malicia. Ya que "Cristo, nuestra Pascua (o nuestra víctima
pascual) ha sido inmolado", tenemos que evitar toda
maldad y "celebrar la Pascua con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad".
Después de la 2A lectura, como anticipo del
evangelio, esta semana cantamos la Secuencia que
en latín tiene el nombre de "Victimae paschali
laudes", "a la víctima pascual alabanzas...",
probablemente del siglo XI. Es un simpático
poema, que además de esa alabanza a Cristo como nuestra víctima pascual, "dialoga" poéticamente con
María Magdalena sobre cómo se encontró en el camino con el Resucitado.
Juan 20,1-9. Él había de resucitar de entre los muertos
Hoy tenemos tres evangelios a elegir:
a) El de Jn 20, con la visita de María Magdalena y de Pedro y Juan al sepulcro
vacío; b) El que ya hemos leído la noche pasada, de
Mateo, con el anuncio de la resurrección
(sobre todo si vemos que la mayoría de los que participan en la Misa del domingo no
han acudido a la Vigilia); y c) Si la celebración es por la tarde, el
evangelio de Lucas 24, con la escena de Emaús.
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Si optamos por el evangelio de Juan, nos
encontramos con la experiencia de María Magdalena, testigo del sepulcro vacío, que corrió a
anunciarlo a los apóstoles, convirtiéndose así en "apóstol de los apóstoles", la primera evangelizadora
de la Buena Noticia de la Pascua. También Pedro y
Juan ven el sepulcro vacío. Ninguno de ellos se acaba de creer que Jesús haya resucitado: "no
habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos".
Mateo 28,1-10. Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea
Si elegimos repetir el evangelio de Mateo, ya
proclamado anoche, c£ la reflexión que hacíamos en la Vigilia.
Lucas 24,13-35. Quédate con nosotros, porque atardece
En las misas vespertinas se puede leer el evangelio de Lucas con la escena de los discípulos de Emaús, muy propia para este día y hora.
Es magnífico el relato "catequético" que hace Lucas,
en el último capítulo de su evangelio, del viaje "de
ida y vuelta" de aquellos dos discípulos que van a
Emaús y luego vuelven a Jerusalén. El viaje de ida
es triste, en silencio, con sentimientos de desilusión ("nosotros esperábamos..."). No reconocen al
caminante que se les junta. El viaje de vuelta es lo contrario: corren presurosos, llenos de alegría, los
ojos abiertos ahora a la inteligencia de las Escrituras, impacientes por anunciar su experiencia
a la comunidad.
En medio ha sucedido algo decisivo: el Señor Jesús les ha salido al encuentro, dialoga con ellos, les
explica las Escrituras y finalmente le reconocen en "la fracción del pan", aunque luego recuerdan que ya
"ardía su corazón cuando les explicaba las Escrituras".
COMENTARIO PASTORAL
"Este es el día en que actuó el Señor". ¡Aleluya!
Naturalmente, el mensaje de este día de Pascua es
la resurrección de Cristo: la noticia mejor de todo el año para los cristianos. La que cambió la vida de
los primeros discípulos. La que proclamó con valentía Pedro, en su catequesis en casa de
Cornelio: que a ese Jesús, el Ungido por el Espíritu, "a quien mataron colgándolo de un madero, Dios
lo resucitó al tercer día y lo nombró Juez de vivos y muertos". Contagiándonos de su entusiasmo
cantamos en el salmo nuestra alegría: "este es el día en que actuó el Señor".
Vale la pena que resuene, también en las misas de
este domingo, el anuncio gozoso del ángel a las mujeres (según el evangelio de la noche): "¡No está
aquí: ha resucitado!". Es bueno detenernos en esta convicción -"Cristo es el que vive"-, porque nos
hace falta para seguir con más ánimos nuestro camino cristiano. Lo mismo que, si leemos el
evangelio de Emaús, la tarde del domingo, nos tenemos que dejar convencer también nosotros y
llegar a "reconocer" al Resucitado en su Palabra, en su Eucaristía, en su comunidad y luego dar
testimonio de esa experiencia en nuestra vida. Ojalá el canto de entrada que elijamos refleje bien
las antífonas que ofrece el Misal "He resucitado y aún
estoy contigo", o bien "Era verdad, ha resucitado el
Señor, aleluya".
No puede ocultar su alegría la oración colecta: "en
este día has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte", y pide que esta
Pascua histórica que estamos celebrando nos oriente hacia la eterna: "que renovados por el
Espíritu, vivamos en la esperanza de nuestra resurrección futura". La alegría de la Pascua es
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evidente también en la oración sobre las ofrendas:
"rebosantes de gozo pascual, celebramos estos sacramentos".
El prefacio describe lapidaria y magistralmente el
contenido de la fiesta de hoy: "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado: muriendo, destruyó
nuestra muerte, resucitando, restauró la vida". ¿Se puede expresar en menos palabras el misterio de la
redención que Cristo ha obrado en su Pascua? Parece un "parte de guerra", el telegrama de una
victoria anunciada a la comunidad.
Dios ha dicho "sí" a su Hijo y a la humanidad. El grano de trigo, sepultado en la tierra, ha muerto,
pero ha renacido y dará fruto abundante. Es también la fiesta de nuestra liberación y nuestra
resurrección. Podemos manifestar con aleluyas solemnes y flores nuestra alegría de cristianos
seguidores del Resucitado. Haciendo caso del salmo de hoy, que nos invita a que este día, "en que
actuó el Señor", también "sea nuestra alegría y nuestro gozo".
Carácter bautismal de la Pascua
Pascua es la fiesta bautismal, porque en el Bautismo es cuando por primera vez nos
sumergimos en la muerte y resurrección, en la nueva vida del Señor. Pablo, con una comparación
"botánica" muy expresiva, decía que, por el Bautismo, hemos sido "injertados" ("complantati
sumus") en la nueva vida de Cristo. En la Vigilia de
anoche se han celebrado probablemente, si no se
han dejado para las misas de este domingo, los bautizos, después de la preparación de la
Cuaresma.
Este día, y todo el Tiempo Pascual, tiene carácter bautismal. En la oración sobre las ofrendas
hablamos de "estos sacramentos en los que tan maravillosamente ha renacido y se alimenta tu
Iglesia", o sea, los sacramentos de la iniciación
cristiana. La oración poscomunión insiste: "tu
Iglesia, renovada por los sacramentos pascuales".
Por eso es lógico que, al comienzo de la Eucaristía de los ocho domingos del Tiempo Pascual,
realicemos el gesto simbólico de la aspersión bautismal. En vez del acto penitencial y del "Señor
ten piedad", nos dejamos "mojar" en recuerdo del sacramento por el que fuimos "sumergidos" por
primera vez en Cristo muerto y resucitado.
Por la tarde, como les ha parecido a bastantes comunidades, se puede recuperar la antigua
costumbre de las "vísperas bautismales", yendo en procesión, durante el Magníficat, a la fuente
bautismal y santiguándose todos con su agua bendita.
Los apóstoles, testigos
Leyendo, desde hoy, el libro de los Hechos de los
Apóstoles durante el Tiempo Pascual, se nos propone el ejemplo de aquella comunidad que dio
testimonio de su fe en Cristo Jesús y se dejó guiar por su Espíritu en su expansión al mundo
conocido.
Las primeras "evangelizadoras" fueron las mujeres. En el evangelio de la noche, son las mujeres que
acudieron al sepulcro las que oyeron de labios del ángel la noticia: "no está aquí, ha resucitado". En el
evangelio de Juan es Magdalena la que va al sepulcro, lo ve vacío, y corre a anunciarlo a los
apóstoles. Para los discípulos de Emaús fue aquel "viajero peregrino", Cristo mismo, a, quien de
momento no supieron reconocer, quien les explicó las Escrituras y les aseguró la verdad de su
resurrección.
Luego van a ser los apóstoles, los ministros de la comunidad, los que más oficialmente aparecen en
el libro de los Hechos como anunciadores de la
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Pascua. Pedro, en casa de Cornelio, es consciente
de que Cristo les ha encomendado este anuncio: "nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los
testigos que él había designado, a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de la
resurrección". E insiste: "nosotros somos testigos... nos encargó predicar al pueblo, dando solemne
testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos". En verdad los apóstoles dieron
con valentía este testimonio.
El libro de los Hechos nos recuerda que la historia continúa. Se puede decir que no tiene último
capítulo: nosotros mismos, a inicios del siglo XXI, seguimos escribiendo estos "hechos". En el rito
copto, que celebran los cristianos sobre todo de Egipto, cuando se proclama este libro en Misa, el
lector dice al final, a modo de aclamación: "Y la Palabra de Dios sigue creciendo, en esta Iglesia y
en todas las Iglesias".
Ahora somos nosotros los que en nuestro siglo nos comprometemos a anunciar a Cristo a este mundo,
a nuestra familia, a nuestros amigos, a la sociedad. Los cristianos no sólo debemos ser buenas
personas, sino además "testigos" de la resurrección de Cristo, con nuestra conducta y con nuestra
palabra. En casa de Cornelio, un pagano, o en medio de una sociedad también paganizada,
tenemos que dar testimonio de que Jesús es el Salvador: en nuestra familia, en el mundo de
educación, en el cuidado de los ancianos y enfermos, en la actividad profesional, en los
medios de comunicación.
Vida pascual
La Pascua de Cristo debe contagiarnos también a nosotros y convertirse en Pascua nuestra, de modo
que imitemos la vida nueva de Jesús.
Es lo que le preocupa a Pablo. En su carta a los
Colosenses les invita a que, ya que en el orden del ser -ontológicamente- han recibido la vida de Cristo
en el Bautismo, ahora en la práctica la vivan pascualmente. Para Pablo eso significa vivir como
resucitados, "buscar los bienes de allá arriba", "aspirar a los bienes de arriba, no a los de la tierra".
Si celebramos bien la Pascua, también nosotros debemos morir a lo viejo y resucitar a lo nuevo,
morir al pecado y vivir con Cristo la novedad de su vida. Al final seremos resucitados, pero ya ahora
vivimos como resucitados, alimentados como estamos con la Eucaristía, que nos hace participar
de la vida ya definitiva del Señor.
Vivimos en este mundo, y nuestro compromiso con la tarea que aquí tenemos encomendada es
serio, pero los cristianos "buscamos los bienes de allá arriba", porque estamos en camino y somos
ciudadanos de otro mundo, el mundo en el que ya ha entrado Cristo Resucitado.
(También en la otra carta alternativa, a los
Corintios, Pablo nos invita a que eliminemos de nuestra comunidad toda levadura vieja, toda
malicia y corrupción, y vivamos una vida nueva, en la sinceridad y la verdad).
Una instrucción que se publicó en 1964, Inter
Oecumenici, para la recta aplicación de la reforma litúrgica, daba una feliz definición de lo que es una
liturgia bien celebrada, sobre todo de la liturgia pascual: "ut Mysterium Paschale vivendo exprimatur",
que expresemos el misterio pascual con nuestra vida. Con nuestra alegría, nuestra entrega por los
demás, nuestra energía para el bien, nuestra valentía en la lucha contra el mal y contra toda
injusticia, nuestra esperanza y novedad de vida.
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DOMINGO DE PASCUA EN
LA RESURRECCIÓN DEL
SEÑOR 16 DE ABRIL
MONICIONES
ENTRADA Hagamos de esta Pascua, como comunidad Eclesial el tiempo de gracia para experimentar
la presencia de Jesús, Señor de la Reconciliación presente entre nosotros. Bienvenidos.
LITURGIA DE LA PALABRA La Buena Nueva de que Jesús debía resucitar de entre los muertos resuena hoy intensamente.
Escuchemos y convirtámonos en testigos de este acontecimiento siempre actual.
OFRENDAS Nuestra ofrenda en esta Pascua consiste en los
primeros frutos de una vida renovada en Cristo Resucitado, somos los discípulos – misioneros
del perdón y la reconciliación.
COMUNIÓN La presencia de Cristo resucitado, es real en el
sacramento de la Eucaristía. Cuando la Iglesia se acerca a recibirle en la sagrada comunión
participa de esta vida en gracia. Gozosos, unámonos al canto.
SALIDA Hemos iniciado estas fiestas de Pascua que se
prolongan por cincuenta días. Propongámonos participar constantemente de la celebración
dominical y a procurar el perdón y la reconciliación con el que me rodea.
¡Felices Pascuas de Resurrección!
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DOMINGO DE PASCUA EN
LA RESURRECCIÓN DEL
SEÑOR 16 DE ABRIL
ORACIÓN UNIVERSAL
Presidente: Hermanos y hermanas: Cristo
Resucitó y con Él resucitamos también
nosotros, sus discípulos misioneros. Con
inmensa alegría, oremos diciendo:
R/ A ti Señor, lo pedimos con fe.
Tú que haces que el mundo entero desborde de
alegría con esta abundante efusión de gozo pascual, haz que la Iglesia, sus ministros, los
religiosos y los laicos proclamen esta gran noticia actual y siempre nueva.
Tú que quieres que busquemos los bienes de allá arriba, haz que mediante el manejo adecuado de los bienes temporales, por parte de quienes nos gobiernan, podamos alcanzar los bienes del cielo.
Tú que en esta Pascua 2017, nos permites contemplar tu perdón y tu paz, haz que cuantos sufren por hambre, enfermedad, pobreza, desplazamiento, secuestro o cárcel se llenen de esperanza y caridad.
Tú que nos has escogido para ser testigos de la Resurrección del Señor, haz que nos llenemos de valentía para dar razón de nuestra fe como discípulos - misioneros de la reconciliación y la paz.
Oración Conclusiva
Te pedimos Dios de bondad,
que estés siempre a nuestro lado
y que la luz de la Resurrección de tu Hijo
abra caminos de paz y misericordia
en medio de todos los hombres.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/ Amén.
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SOLEMNE VIGILIA
PASCUAL 15 DE ABRIL
PREGÓN PASCUAL
La- Sol La-
Exulten.... los coros de los Ángeles Do La-
Exulte la asamblea celeste Sol
Y un himno de gloria La-
Aclame el triunfo del Señor Resucitado. Fa Mi7
Alégrese la tierra Fa Mi7
Inundada de la nueva luz
La-
El esplendor del rey
Sol
Destruyo las tinieblas
Fa
Destruyo las tinieblas
Mi7
Las tinieblas del mundo. (BIS)
La- Sol
Que se alegre nuestra madre la Iglesia La- Do La-
Resplandeciente de la gloria de su Señor Sol
Y que en este lugar resuene unánime La-
La aclamación de un pueblo en fiesta.
Sol La-
V/ EL SEÑOR ESTE CON VOSOTROS Sol La-
R/ Y CON TU ESPÍRITU Fa Mi7
V/ LEVANTEMOS EL CORAZÓN Fa
R/ LO TENEMOS LEVANTADO HACIA EL Mi7
SEÑOR La-
V/ DEMOS GRACIAS AL SEÑOR NUESTRO
DIOS Sol La-
R/ ES JUSTO Y NECESARIO. (BIS)
La- Sol
Realmente es justo y necesario La- Do La-
Exaltar con el canto la alegría del Espíritu Sol
Y elevar un himno al Padre Todopoderoso La-
Y a su hijo Jesucristo. Sol
Él ha pagado por todos al Eterno Padre La-
La deuda de Adán. Do
Y con su sangre La-
Derramada, derramada por amor Sol La-
Ha cancelado la condena antigua del pecado
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Fa Mi7
Esta es la pascua Fa Mi7
En que se inmola el cordero Fa Mi7
Esta es la noche Fa
En que fueron liberados Mi7
Nuestros padres de Egipto
Fa Mi7
Esta es la noche Fa Mi7
Que nos salva... de la oscuridad del mal
La-
Esta es la noche
Sol
En que Cristo ha vencido la muerte
Fa
Y del infierno
Mi7
Retorna victorioso (bis)
La- Sol
¡OH admirable condescendencia La-
de tu amor! Do La-
¡OH incomparable ternura y caridad Sol
por rescatar al esclavo La-
has sacrificado al Hijo. Fa Mi7
Sin el pecado de Adán Fa Mi7
Cristo no nos habría rescatado.
La-
¡OH feliz culpa
Sol
Que mereció tan grande Redentor
La-
OH feliz culpa! (BIS)
Sol
¡OH noche maravillosa en que despojaste al faraón La-
y enriqueciste a Israel! Sol
¡OH noche que destruyes el pecado La-
y lavas todas nuestras culpas! Sol
¡OH noche realmente gloriosa Fa
que reconcilias Mi7
al hombre... con su Dios
La-
Esta es la noche
Sol
En que Cristo ha vencido la muerte
Fa Mi7
Y del infierno retorna victorioso (BIS)
La- Sol
En esta noche... acepta Padre Santo La-
Este sacrificio de alabanza Do
Que la Iglesia La-
Te ofrece por medio de sus ministros Sol
En la liturgia solemne de este cirio La-
Que es signo de la nueva luz
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Fa Mi7
Te rogamos Señor La-
Que este cirio Sol
Ofrecido en honor de tu nombre La-
Brille radiante...
Llegue hasta Ti Sol
Como perfume suave La-
Se confunda... con las estrellas del cielo
Lo encuentre encendido Sol
El lucero de la mañana Fa Mi7
Esa estrella que no conoce el ocaso
La-
Que es Cristo tu Hijo
Sol Fa
Resucitado, Resucitado
Mi7
De la muerte. (BIS)
La- Sol La-
AMEN, AMEN, AMEN.