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Semiótica de Borges

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Page 1: Semiótica de Borges

Miguel Sánchez

“El pensar de Borges es el pensar de todo un país, de todo un continente”.

A través de siguiente ensayo se criticará con argumentos el planteamiento de las

categorías y conceptos que la autora, Graciela N. Ricci, ha desarrollado a la luz de

un escrito de Jorge Luis Borges. Borges sistémico o la pasión de de un mir(o)ar

sin centro, ensayo semiótico de esta compilación, será abordado desde los

principios y categorías semiológicas fundamentales de Iuri Lotman; desde su

definición de semiósfera, frontera como un proceso dinámico, irregularidades de la

organización interna, estructuras particulares culturales, entre otra terminología.

En la primera parte de este ensayo se desarrollarán, a detalle, cuáles son los

conceptos semiológicos con los que la autora abordó el pensamiento de Borges y

su construcción narrativa. Al finalizar su desglose se criticarán desde un referente

teórico, fundamentado en la delimitación conceptual y la relación entre la

aplicación metodológica de sus respectivas categorías.

El constante en la obra de Borges, según Graciela Ricci, es la oscilación continua,

es decir, la repetición cíclica hacia lo alusivo, un modelo narrativo en razón de una

construcción laberíntica, con un rasgo fundamental: la ausencia de un centro y por

lo tanto, una dirección para encaminar su pensamiento e ilación narrativa. En esta

aseveración se hallan incluidos dos principios semiológicos: el primero de ellos,

aquél que ubica a la obra de Borges como un modelo laberintico constituido por

una estructura especular binaria y aquella que lo describe en la ausencia de un

centro en la esfera en que se inscribe.

La Literatura fantástica es el tema central del ensayo de Borges, para la

exposición del contenido del mensaje recurre a la descripción a través de

sucesivas encarnaciones narrativas, ejemplos de la Literatura Universal. Cada

tema incide una evocación histórica ajena, cuya función es parecida a la de un

sistema de espejos que revelan poco a poco otra historia. Este proceso no exige

una reflexión propiamente dicha, sino una ejemplificación de los actos, cuyo fin es

indagar para descubrir, en su totalidad, una estructura profunda del discurso.

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CRÍTICA CONCEPTUAL: DE LO SIMPLE A LO COMPLEJO.

La Literatura Fantástica es la temática abordaba por el ensayo de Borges. Los

varios niveles significantes en su estructura, su núcleo conflictivo y una poética del

distanciamiento son un aspecto esencial de sus ensayos literarios. El ensayo de

Borges, analizado por Ricci, es una alusión a los temas de la Literatura Fantástica,

a su pertenencia a las temáticas de Oriente, desplegadas en sucesivas

encarnaciones textuales.

Cada tema elegido por Borges es ejemplificado con el uso de dos recursos de la

Literatura Universal, utiliza un texto para desarrollar la esencia de la idea y

presenciar la aparición de un tercer elemento en una instancia global. Ricci sitúa a

las formas del pensamiento borgesiano como elementos que parten de cualquier

punto de la esfera-laberinto y que se encaminan a peculiaridades más complejas,

cerradas y sin salida.

En esta premisa, la autora cae en un error al utilizar los conceptos semiológicos; al

aseverar que el pensamiento literario de Borges y sus estructuras dentro de la

semiósfera parten de cualquier punto y se dirigen hacia una mayor complejidad.

En el mismo error caen las dos corrientes predominantes en un terreno semiótico:

Peirce y Saussure partían del análisis de elementos simples como base.

En el caso de Peirce, el estudio parte del signo aislado y todos los fenómenos de

signos son considerados como sucesiones de signos; desde la postura de

Saussure se considera el acto comunicacional aislado como el elemento primario

y el modelo de todo acto semiótico. “El objeto complejo se reduce a una suma de

sus objetos simples”1.

Estos métodos carecen de un rigor teórico para conceptualizar y jerarquizar el

conocimiento de los signos. No es lo más conveniente ascender de lo simple a lo

complejo, suponer que el objeto complejo es la suma de los objetos simples

(conveniencia heurística) y tomar todo lo demás como semejante al objeto-signo

1 Iuri Lotman, Acerca de la semiósfera en La Semiósfera, Ed. Cátedra, Madrid España, 1996, Vol. I. p. 133.

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primigenio. Las estructuras de la organización interna de la semiósfera no parten

de cualquier punto como afirma Ricci y, mucho menos, incrementan su

complejidad con la suma de elementos simples.

El análisis semiótico parte de la búsqueda del elemento de mayor complejidad, y

no de cualquier punto como dice la autora; el principio fundamental radica en

hallar los límites del sistema y no el suponer que todos los objetos pertenecen a

un sistema ya determinado. Afirmar que la suma de objetos-signo simples

constituye un sistema de mayor complejidad implica la subjetividad de creer que

los límites ya están asignados o, peor aún, aseverar implícitamente la inexistencia

de éstos.

El sistema semiológico de partida no tiene aún determinados sus límites, hay que

considerar que “ninguno de ellos (los sistemas), tomado por separado, tiene, en

realidad, capacidad para trabajar. Sólo funcionan estando sumergidos en un

contiguo semiótico completamente ocupado por formaciones semióticas de

diversos tipos y que se hallan en diversos niveles de organización”2.

FRONTERA.

Todo aquello que está fuera de los límites de la semiósfera, es un espacio

alosemiótico y extrasemiótico, donde la semiosis no puede ser realizada. Las

formas de pensamiento borgesianas y su narrativa son concebidas, en su función

orgánica, como una semiósfera dentro de otra: la Literatura Latinoamericana.

Borges recurre a proyectar un constante conflicto en el núcleo de todas sus obras,

en este caso, aquel que describe la Literatura Fantástica, existente dentro una

dualidad con un mundo real, y ambas como productoras del ciclo laberintico de la

Literatura Latinoamericana.

Por lo tanto, “la frontera del espacio semiótico no es un concepto artificial, sino una

importantísima posición funcional y estructural que determina la esencia del

mecanismo semiótico de la misma”3. La naturaleza de la Literatura Fantástica

2 Ibíd., p. 134 3 Ibíd., p. 137.

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mantiene sus propiedades particulares dentro de su mecanismo semiótico y

adquiere sentido en su composición y esencia al verse comparado con otro; se

diferencia de la Literatura Realista y por lo tanto, tiene una significación

determinada. La Literatura Fantástica existe porque la presencia de otro externo

lo determina.

N. Ricci plantea adecuadamente la premisa: la ausencia de un centro en el

pensamiento borgesiano es, precisamente, la dirección del mismo, y aquello que

lo diferencia del resto de composiciones no latinoamericanas. Las narrativas

cíclicas laberínticas son, por ejemplo, aquellas descritas en Las acciones

paralelas, alusión a la temática de este ensayo: dos reyes que juegan al ajedrez

en lo alto de la montaña mientras sus ejércitos combaten en el valle. Cuando uno

de ellos es derrotado por un jaque mate de inmediato le informan que sus

hombres han perdido la batalla.

En dicho principio, la autora no reside en un error, la ausencia del centro es,

precisamente, el indicador primordial de la direccionalidad de las formas de

pensamiento borgesianas. El perder la batalla de manera simultánea, es decir,

sincrónica, es un ejemplo de la completud cíclica de la narrativa borgesiana. El

reflejo de las piezas de ajedrez en soldados reales en el campo de batalla como

efecto del arte combinatorio entre dos semiósferas, una vez más, la real y la

fantástica.

El cruce transitorio de estas estructuras especulares binarias y el distanciamiento

con el que Borges trata las temáticas son el conjunto que le da sentido a su obra.

Por lo tanto, la ausencia de un centro univoco y lineal que dirija la obra desde un

solo punto es, precisamente, el carácter que le otorga sentido a la perspectiva

borgesiana. Asimismo, las semiósferas de las que parte dicho relato pueden ser

consideradas como formaciones semióticas de una esfera más grande, la de la

Literatura Latinoamericana.

Dentro de la irregularidad de la organización interna, carácter propio de toda

semiósfera, fungirían como estructuras nucleares. “La obligatoria irregularidad

Page 5: Semiótica de Borges

interna como ley de organización de la semiósfera: el espacio semiótico se

caracteriza por la presencia de estructuras nucleares (con más frecuencia varias)

con una organización manifiesta y de un mundo semiótico más amorfo que tiende

hacia la periferia”4.

La interacción entre dichas estructuras sería un proceso dinámico y activo sin

jerarquías de lenguajes ni de textos: la batalla de ajedrez ocurre en el mismo nivel

de organización que aquella que se desenvuelve en un mundo concreto; son

producto de la interacción dinámica de carácter casi homogéneo entre los

miembros heterogéneos inscritos en su circularidad.

Asimismo, Ricci afirma que las formaciones semióticas internas tienen un carácter

cerrado y sin salidas. El carácter delimitado de la semiósfera, en la que se inscribe

el pensamiento borgesiano como una forma semiótica, no implica su rígida

estructura sin salidas, al contrario, una vez establecidos los límites de la frontera

general, mantiene una relación directa entre sus elementos; por lo tanto,

constituye un doble rasgo.

Sus elementos internos, heterogéneos, son de diversos tipos y se desarrollan

interactivamente entre ellos, mantienen una relación activa y dinámica. Dentro de

este espacio de la semiósfera, entre las diversas formaciones semióticas que la

componen internamente, se efectúa un ejercicio comunicacional y de producción

de información. “Las subestructuras que participan en ellas no deben ser

isomorfas una respecto a la otra, sino por separado isomorfas a un tercer

elemento de un nivel más alto en cuyo sistema no entran”5

De esta forma, es posible la relación estructural especular de sus formaciones

binarias. Al principio del ensayo, Borges hace referencia a la construcción de un

nuevo elemento surgido de dos mundos estructurales diferentes: un minotauro es

el producto de un animal ordinario y uno fantástico, sucede de igual forma en la

Literatura: existe una complicidad entre la Literatura Realista y la Fantástica. El

4 Ibíd., p. 139. 5 Ibíd., p. 142.

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resultado de esta combinación es el proceso central que Borges desarrolla en sus

cuentos, poesías y ensayos: el carácter combinatorio y sincrónico producto de la

intersección de dos estructuras particulares culturales.

ESTRUCTURAS CULTURALES PARTICULARES

Sin embargo, al recurrir a las estructuras especulares binarias, Ricci afirma que

dichas constantes hacen que los temas de lo fantástico se vayan transformando

en una estructura significante generadora de una segunda narración no

manifiesta, factible de señalar una dirección colectiva. Centra uno de los ejes de

su crítica en la construcción laberíntica de las estructuras binarias, unas no como

consecuencias de otras, sino como productoras de un tercer elemento que tiende

hacia la colectividad.

La premisa de Ricci es válida, pero no en completud. Lo fantástico como

estructura significante no genera nuevas narraciones, es verdad que adquiere un

carácter significativo (formación de sentido) respecto a las otras semiósferas; sin

embargo, éstas ya pertenecen a otras estructuras culturales particulares y no son

creadas por la semiósfera de la Literatura Fantástica. El mundo real del que se

nutre es otra semiósfera con la cual mantiene un proceso comunicacional de

transmisión de información, dentro de las cuales se ejerce un proceso dinámico de

transformación.

Lo fantástico no existe propiamente como un elemento real, la semiósfera de la

realidad empírica lo construye como una serie no semiótica hasta que es traducida

en un lenguaje propio; se creó su propio ambiente externo. “La frontera semiótica

es la suma de los traductores-filtros bilingüales el paso a través de los cuales

traduce un texto a otro lenguaje (o lenguajes) que se halla fuera de la semiósfera

dada […] traducirlos a uno de los lenguajes de su espacio interno o semiotizar los

hechos no semióticos”6.

La frontera que limita el espacio semiótico tiene como función la traducción de los

textos en lenguajes que puedan ser comprendidos por el sistema. Aquello 6 Ibíd., p. 136.

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fantástico sólo vive en nuestra mente porque es traducido a un lenguaje que

podemos comprender. La metamorfosis de una mujer en zorra, dentro de un

ejemplo de Borges, es posible porque el texto aislado de la fantasía es traducido

en un marco de decodificación comprensible en la semiósfera del mundo real.

Asimismo, la frontera general se interseca con fronteras espacio culturales

particulares, es decir, la unión de dos mundos culturales: real y fantástico en el

caso de Borges. Ambos interactúan dentro de un proceso dinámico dentro de su

carácter no homogéneo, estos mecanismos de comunicación permiten el

surgimiento de nueva información en la semiósfera. Sin embargo, siempre existe

la posibilidad que dichas estructuras localizadas en la periferia se alojen y

desplacen a las que se encuentran en el núcleo de la semiósfera.

Desde la perspectiva de la autoconciencia semiótica, no sólo el proceso de

semiosis une ambos rasgos de sus respectivas estructuras, sino que éstas son

factor para que sus elementos vitales se separen. “En diferentes momentos

históricos del desarrollo de la semiósfera, uno u otro aspecto de las funciones de

la frontera puede dominar, amortiguando o aplastando enteramente al otro […]

para ahí dirigirse a las estructuras nucleares y desalojarlas”7.

LA METODOLOGÍA.: ESTRUCTURAS NUCLEARES.

La metodología que la autora utiliza para analizar el ensayo de Borges es

parcialmente adecuada porque emplea los conceptos propios de una semiología

similar a la desarrollada por Iuri Lotman. Existen muchas referencias hacia el

autor, aunque hay categorías que no son propias de su pensamiento y, en

ocasiones, condujeron a una contradicción teórica en los razonamientos de la

autora.

Habrá que recordar que las formaciones semióticas internas son estructuras

isomorfas unas con otras; no así en relación con un tercero situado en otro nivel.

Ricci afirma equívocamente: lo real y fantástico tuvieron acceso en las periferias

inscritas en el proceso de la semiosis, mientras que situado en un nivel superior, 7 Ibíd., p. 138.

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considerando que el desarrollo de los procesos dinámicos de aceleración dentro

de la semiósfera trascurren del centro hacia la periferia, se localiza la simetría y

asimetría de la isotopía de la muerte, y la ausencia de un centro como rasgo

formador de sentido de la literatura latinoamericana.

Dentro de la circularidad de Borges, los elementos fantásticos y reales no son

aquellos que se encuentran en la periferia como caracteres que pueden en algún

momento desplazar aquello que se ubica dentro de la semiósfera, como afirma

Ricci; son sólo metalenguajes que describen el centro: el carácter conflictivo del

Thanatos. De ambas resulta un tercer elemento colectivo como la sustitución de

las formaciones semióticas alojadas en las estructuras nucleares por aquellas que

estaban en la periferia: el carácter criminal producido por una actividad violenta

como consecuencia de una acción de igual rasgo.

En cada uno de los ejemplos de literatura universal empleados por Borges, se

hace alusión a un carácter violento presente, también, en las formas del

pensamiento borgesianas y de la Literatura Latinoamericana como estructuras

nucleares. Estas estructuras especulares binarias que constituyen la circularidad

laberíntica sostienen y organizan la simetría y sincronicidad del texto, poseen a la

isotopía de la muerte como forma semiótica nuclear.

Así, el final de las historias consiste en un acaecer de desagracia, incluso, en

aquella ejemplificada en su segunda temática: Contaminación de la realidad con el

sueño sobre Chuang-Tzú, quien soñó era una mariposa y no sabía al despertar si

era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora

soñaba con ser hombre.

Son ciertas las palabras de la autora, en verdad la isotopía de la muerte constituye

la estructura nuclear de la semiósfera, es una instancia hallada en la profundidad

de su narrativa. Retomando el segundo ejemplo, Ricci considera que el concepto

mariposa/sueño es un referente al río como símbolo de aquel rasgo temporal que

afecta de forma directa al hombre. El río transcurre con una velocidad increíble, al

bajar hacia él nunca será el mismo. La velocidad con la que envejecemos es

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determinada por la presencia de un régimen temporal que deteriora y destruye

todo lo existente.

El término “horror”, utilizado por Borges a la par que introduce el símbolo de río,

son estructuras a nivel de la periferia, utilizadas en el cruce con lo real como otras

estructuras culturales. Este simbolismo, situado en la narrativa de una estructura

fantástica, se dirigirá desde un espacio periférico hacia el centro de la semiósfera,

a través del uso de los metalenguajes que el conflicto por la muerte utiliza para

describir esa angustia, a través de relatos fantásticos.

Los estados emotivos, las angustias y aflicciones son reales y se desenvuelven en

este mundo, se les expresa en elementos fantásticos inscritos en un proceso de

semiosis. La muerte como estructura nuclear es el resultado de un proceso

histórico que le condujo hasta dicha instancia como elemento primigenio de una

cultura en términos generales. La literatura de Borges sólo constituye una

pequeña semiósfera descriptiva de los comportamientos, angustias y miedos de

argentinos y, en una medida exagerada, la de los latinoamericanos. “Las

diferentes subestructuras de la semiósfera están vinculadas en una interacción y

no pueden trabajar sin apoyarse unas en las otras”8.

El latinoamericano sufre una constante angustia frente a la muerte; desde tiempos

ancestrales los nativos de diversas regiones mesoamericanas ofrecían rituales

partiendo de supuestos inciertos sobre este fenómeno. El miedo al envejecimiento,

y como consecuencia el tiempo como principal factor indicativo de la isotopía de

muerte, es un rasgo primario en la estructura nuclear del pensamiento cultural de

esta región.

De dicha estructura parten el resto de elementos situados en la periferia, “una de

las estructuras nucleares no sólo ocupa la posición dominante, sino que también

se eleva al estadio de la autodescripción, por consiguiente, segrega un sistema de

8 Ibíd., p. 144.

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metalenguajes con ayuda de los cuales se describe no sólo a sí misma, sino

también al espacio periférico de la semiósfera dada”9.

En este caso, Ricci no menciona la presencia de este elemento. La concepción

violenta (Thanatos) de la estructura nuclear logra describirse a sí misma y,

mediante el uso de un metalenguaje, es decir, la circularidad laberíntica como eje

simétrico de la semiósfera, describe a las estructuras periféricas de la realidad y el

cruce con lo fantástico en la frontera como un proceso dinámico de interacción y

producción de nueva información.

FICCIÓN DENTRO DE LA FICCIÓN.

Ante dicha exposición, al finalizar, el ensayo de Borges cierra con dos preguntas

que dirige a su auditorio: 1) ¿en qué reside el encanto de los cuentos fantásticos?,

y, 2) ¿el universo, nuestra vida, pertenece al género real o al género de lo

fantástico? En estas dos cuestiones, Borges cierra la circularidad que en un

principio partió desde un punto de la semiósfera.

En un primer plano, la autora asigna a la Literatura el carácter simbólico como su

principal eje constructor. Las formas de pensamiento en Borges no son arbitrarias,

las manifestaciones fantásticas de toda la literatura de la que dispone son

“símbolos de nosotros, de nuestra vida, del universo, de lo inestable y misterioso

de nuestra vida y todo lo que nos lleva de la literatura a la filosofía”10.

No es arbitraria porque tiene un carácter propio del mundo de la realidad, no está

partiendo de una semiósfera fantástica desconocida para nuestros códigos; es una

exteriorización de la angustia, de los miedos, emociones y conflictos que el

hombre tiene que enfrentar. La literatura fantástica es una forma de transmitir,

simbólicamente, dichos sentimientos.

La motivación y eje central de la obra de Borges, radica en su concepción de lo

infinito, la circularidad de su narrativa es el ejemplo de aquello que nunca termina

9 Ibíd., p. 140. 10 N. Ricci Graciela, Borges sistémico o la pasión de de un mir(o)ar sin centro. p. 532.

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y está presente dentro de un proceso cíclico. El sueño dentro del sueño del

hombre que no podía distinguir en qué plano estaba actuando, si era mariposa

que soñaba ser hombre, o un hombre que soñaba era mariposa. La ficción de la

fantasía dentro de otro mundo de la fantasía, compuesto a su vez por muchos

mundos fantásticos.

Este es un rasgo distintivo y esencial en la temática borgesiana y en la literatura

fantástica propiamente dada. Con esta pequeña explicación, resolvimos la primera

cuestión que anteriormente había sido planteada como conclusión en el ensayo de

Borges. En cuanto a la segunda interrogante expuesta por el autor, se concluye

que la vida es una ficción, inscrita en un universo de ficción, que aglomera una

serie de ficciones. “Representan semiósferas como si puestas una sobre la otra,

cada una de ellas es, a la vez, tanto un participante (una parte de la semiósfera)

como el espacio del diálogo (el todo de la semiósfera)”11.

La vida sólo es percibida como una narración, esta circularidad, concebida en

Borges, es uno de los rasgos propios de la semiósfera. Con la última pregunta

formulada por Borges, la autora desarrolla una idea clara del tema, es verdad que

con este movimiento circular y manejo del tiempo se construyen significantes

nuevos. Una red de significantes es la base a nivel estructural, con una naturaleza

simétrica, sincrónica, “un metatexto que surge potente como única metahistoria de

todas”12.

N. Ricci dirige el objetivo de la investigación al introducir una vertiente muy propia

para el estudio de la semiósfera de Lotman, aunque es criticable el hecho de que

haya acogido una terminología ajena (la de Saussure) para desarrollar su premia

última, aún cuando anteriormente había sido descartada en uno de su principios.

Las ficciones, según la autora, connotan como significante total la estructura

laberíntica de la narrativa, es decir, la proyección de la forma estructuralmente

11 Iuri Lotman, Acerca de la semiósfera en La Semiósfera, Ed. Cátedra, Madrid España, 1996, Vol. I. p. 150. 12 N. Ricci Graciela, Borges sistémico o la pasión de de un mir(o)ar sin centro. p. 535.

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laberíntica del pensamiento especular borgesiano. Mientras que el significado

sería aquel que sitúa a los actos criminales, y a Thanatos como figura fantástica y

centro de la isotopía de la muerte.

Los principios antes citados corresponden, según la autora, a una enantidromía.

Desde la perspectiva antes mencionada como un rasgo metodológico de este

ensayo, se criticará y argumentará a favor o en contra de dicha lógica. Las

aseveraciones de la autora son verdaderas, desde un aspecto teórico, el concepto

de enantidromía más bien sería tratado por el de enantiomorfismo de Lotman, una

simetría especular cuyas partes son sólo iguales especularmente, pero son

desiguales cuando se pone una sobre otra.

Los elementos que utiliza con frecuencia dentro de sus ensayos son el libro y el

crimen, modelos de transgresión, ambos circunscriben la circularidad temporal y

espacial como elementos dinámicos en un proceso de aceleramiento entre las

estructuras periféricas alojadas en la frontera. Ambos conviven en una estructura

simétrica-asimétrica dentro de la semiósfera, lo que le permite cohesionar la

diversidad de la interacción dentro de la inestable organización interna.

Ricci lanza una pregunta al aire al aseverar implícitamente que son, precisamente,

el conocimiento y el crimen las problemáticas propias no sólo de la forma del

pensamiento de Borges, sino la de toda una nación entera e, incluso, la de un

continente. En este enunciado radica la centralidad de todo el texto, es la tesis

central del ensayo de Ricci, existen rasgos de esta lógica de una importante

luminosidad.

De la misma manera, aquella semiosis que se produce dentro de las estructuras

de la organización interna en sus respectivos niveles, describe a la esencia de la

semiósfera como aquella narrativa que no tiene un centro como tal. No sólo las

formas de pensamiento borgesianas carecen de un centro, mediante la semiosis,

también la Literatura Latinoamericana como consecuencia; éste es un

planteamiento erróneo por parte de la autora.

Page 13: Semiótica de Borges

La irregularidad de la organización interna, “hacia el aumento de la variedad

interna […], con ese aumento de la integridad de la semiósfera no se destruye,

puesto que en la base de todos los procesos de comunicación se halla un principio

invariante que los hace semejantes entre sí”13. La variedad de sus estructuras

internas no representa una alteración en la base simétrica-asimétrica que le

compone. La circularidad en que se basa la organización en forma de laberinto del

pensamiento borgesiano, es un movimiento giratorio en torno al eje de simetría y

válido, hasta cierto punto, desde una perspectiva teórica y metodológica.

La metodología que la autora, N. Ricci, propone es la adecuada para abordar la

estructura narrativa de este pequeño ensayo elaborado por Borges. La

terminología, desde una perspectiva general, es muy similar a la serie de

categorías empleadas por Lotman. Sin embargo, un grave error del planteamiento

del objetivo hacen de su metodología una serie de pasos fisurados. El pensar

borgesiano, característico por su circularidad laberíntica y los conflictos como

centro de la semiósfera dada, en realidad no es el pensar de toda una cultura.

CONCLUSIONES.

La autora proporcionó los elementos para el desarrollo de la semiósfera del pensar

ensayista borgesiano referente a la literatura fantástica, así como su relación

directa con los estados de angustia por la presencia de la muerte en un ambiente

real; no obstante, aquellas conjeturas son el producto de apenas una

subestructura de la semiósfera global que representa la Literatura

Latinoamericana, su cultura, su modo de pensar y actuar.

Las subestructuras que componen la semiósfera de la Literatura Latinoamericana,

como rasgo elemental de la cultura de América Latina, no pueden aseverase con

la precaria premisa de la autora; es decir, las formas de pensamiento de Borges,

y su alusión a lo fantástico para describir los estados de angustia y miedo que le

13 Iuri Lotman, Acerca de la semiósfera en La Semiósfera, Ed. Cátedra, Madrid España, 1996, Vol. I. p. 145.

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aquejan ante el saber de un fin de esta vida, no son suficientes para dilucidar el

problema.

La estructura narrativa de su discurso está dirigida hacia la alusión de mundos

paralelos, modos de transmitir información a través de las fronteras que separan

las formas semióticas internas, tanto de lo real como de lo fantástico; es posible

que esto suceda porque existen dichas subestructuras y no es necesaria la

inclusión de otros elementos.

Lo fantástico y lo real parten de un mismo sistema de decodificación fronterizo; lo

fantástico es descrito por el metalenguaje de lo real. No es necesaria la aparición

de otras estructuras de un carácter diferente dentro del proceso dinámico de

transmisión de información. Existe la posibilidad de que dichos elementos

aumenten de complejidad y al cruzarse generen nuevos niveles para abastecer el

centro de la semiósfera; pero siguen perteneciendo a la misma naturaleza.

La interacción en un proceder dinámico de ambas instancias genera un tercer

nivel, dirigido hacia la estructura nuclear de la semiósfera en un nivel más alto. Es

verdad que toda cultura tiene determinados núcleos que, a pesar de los cambios

suscitados en la periferia, se mantendrán en una cierta estabilidad; pero es

imposible saber en una instancia primera, y sin una intensa participación de un

gran número de semiósferas, que las formas borgesianas sean las formas de

pensar de la Literatura Latinoamericana, de los argentinos, o, en una instancia

más grave, de América Latina.

Lo ideal para solucionar este problema: la intervención de otras semiósferas

dentro de este proceso de otorgamiento de sentido. Después de este pequeño

análisis sobre las formas borgesianas, estudiadas en un campo ensayístico, la

significación adquirida mediante el proceso de semiosis es muy reducida y no

puede hablarse de una completud, aún faltan varios elementos a desarrollar

dentro de la configuración de la semiósfera.

Es verdad, para comenzar nuestro análisis semiológico es necesaria la

delimitación de la semiósfera en la que laboramos. No podemos partir de

Page 15: Semiótica de Borges

elementos simples, la suma de ellos no es el mejor método para comprender el

proceso de significación producto de la semiosis. Por lo tanto, partir de un ensayo

de Jorge Luis Borges para desglosar los principios generales de la Literatura

Latinoamericana no parece una acción verosímil.

El primer paso es estudiar el objeto desde su complejidad, no verlo como la suma

de las obras de los literatos, sino como un conjunto en sí; determinar los límites de

las semiósferas que corresponden a cada uno de ellos para desarrollarlas a

completud con la suma de varias perspectivas dentro del campo literario. Las

estructuras culturales particulares que circundan con las fronteras de otras

semiósferas son influyentes dentro de la formación de sentido, por lo tanto, habrá

que considerar la participación de elementos no literarios.

La simetría especular es uno de los principios estructurales básicos para la

organización interna generadora de sentido; es necesaria su participación para

que la simetría de sus miembros, específicamente la estructura laberíntica circular

y el centro de la muerte como representante de lo real a través de la fantasía,

consigan un equilibrio en la base estructural. La complicidad de estas diversas

subestructuras otorgará forma y sentido a cada una de las semiósferas que se

construyan en el proceso de la semiosis.

Bibliografía:

N. Ricci Graciela, Borges sistémico o la pasión de de un mir(o)ar sin centro

en Ensayos Semióticos, dominios, modelos y miradas desde el cruce de la

naturaleza y la cultura, Compilador Adrián Gimate-Welsh, Universidad

Autónoma de Puebla, Primera Edición, México DF, 2000, p. 523-538.

Iuri Lotman, Acerca de la semiósfera en La Semiósfera, Ed. Cátedra,

Madrid España, 1996, Vol. I. pp. 133-150.