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ESUMEN La producción de shale gas o gas natural de lutita en los Estados Unidos ha sorprendido al mundo por su rápido desarrollo y repercusión en la disminución del precio del combustible y el aumento de reservas de hidrocarburos. Este desarrollo ha crecido junto con la oferta de petróleo y de condensados de gas natural. Se estima que los Estados Unidos serían autosuficientes en petróleo y superavitarios en gas natural en menos de 30 años. El renovado impulso de los hidrocarburos no- convencionales empieza a ser visto como una “revolución energética” que dará nuevo dinamismo a la economía de ese país. Por su novedad, la evaluación completa de estos desarrollos confronta dificultades metodológicas, estadísticas y de conocimiento científico, tecnológico, social y económico. Las regiones de los Estados Unidos y Canadá con yacimientos de shale gas comprobados son muchas. Sin embargo, dado lo novedoso de su explotación, no existe historial suficientemente largo para sacar conclusiones sobre procesos de exploración, picos y declives de producción y técnicas de recuperación de los recursos. Las analogías y extrapolaciones de las experiencias varían entre plays o conglomerados de yacimientos. Las dudas crecen ante la discordancia entre la creciente producción de gas y precios de mercado inferiores a los costos. También se escuchan advertencias sobre los potenciales efectos nocivos de su explotación en el medio ambiente y comunidades aledañas. Hay dudas sobre los posibles efectos de la técnica de “fracturamiento hidráulico” (fracking) y los disolventes químicos empleados en mantos freáticos y agua potable. Este documento se compone de cinco capítulos. En el primero se aborda el tema de la explotación de shale gas, desde el origen, la producción, la economía y los impactos de la exploración y producción de shale gas, hasta algunas peculiaridades del entorno de negocios y de los sistemas legal, financiero e impositivo. Dada su vasta experiencia en producción de hidrocarburos, los Estados Unidos cuentan con

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ESUMENLa producción de shale gas o gas natural de lutita en los Estados Unidos ha sorprendido al mundo por surápido desarrollo y repercusión en la disminución del precio del combustible y el aumento de reservas dehidrocarburos. Este desarrollo ha crecido junto con la oferta de petróleo y de condensados de gas natural.Se estima que los Estados Unidos serían autosuficientes en petróleo y superavitarios en gas natural enmenos de 30 años. El renovado impulso de los hidrocarburos no-convencionales empieza a ser visto comouna “revolución energética” que dará nuevo dinamismo a la economía de ese país.Por su novedad, la evaluación completa de estos desarrollos confronta dificultadesmetodológicas, estadísticas y de conocimiento científico, tecnológico, social y económico. Las regionesde los Estados Unidos y Canadá con yacimientos de shale gas comprobados son muchas. Sin embargo,dado lo novedoso de su explotación, no existe historial suficientemente largo para sacar conclusionessobre procesos de exploración, picos y declives de producción y técnicas de recuperación de los recursos.Las analogías y extrapolaciones de las experiencias varían entre plays o conglomerados de yacimientos.Las dudas crecen ante la discordancia entre la creciente producción de gas y precios de mercadoinferiores a los costos. También se escuchan advertencias sobre los potenciales efectos nocivos de suexplotación en el medio ambiente y comunidades aledañas. Hay dudas sobre los posibles efectos de latécnica de “fracturamiento hidráulico” (fracking) y los disolventes químicos empleados en mantosfreáticos y agua potable.Este documento se compone de cinco capítulos. En el primero se aborda el tema de la explotaciónde shale gas, desde el origen, la producción, la economía y los impactos de la exploración y producciónde shale gas, hasta algunas peculiaridades del entorno de negocios y de los sistemas legal, financiero eimpositivo. Dada su vasta experiencia en producción de hidrocarburos, los Estados Unidos cuentan connumerosas empresas proveedoras de bienes y servicios para la exploración y explotación de shale gas.Legisladores y autoridades de todos los niveles aplican instrumentos legales y procesan debates yopiniones para ir encontrando soluciones a los retos y cuestionamientos relacionados.En el capítulo II se presenta un análisis de escenarios y proyecciones al año 2035. Se discuten lasdinámicas que pueden convertir a los Estados Unidos en exportador neto de gas natural. Se asume que elenergético menos costoso termina dominado el mercado. Sin embargo, el shale gas tiene un largo procesopor recorrer antes de desbancar a las grandes industrias de energía con muchas décadas en el mercado. Serevisa el crecimiento de reservas y producción en abasto a una demanda creciente, que a su vez requerirá

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que los sistemas de transporte, almacenamiento y distribución de combustible se sigan expandiendo y quelos precios de mercado continúen bajos o aumenten lentamente, mientras los del crudo seríansustancialmente mayores. Esta diferencia de precios está motivando la sustitución de combustibles. Lastecnologías de “gas a líquidos”, “gas comprimido”, “celdas de gas metano” y otras seguirán abriendoespacio, hasta sustituir las tecnologías basadas en hidrocarburos líquidos que han dominado el desarrolloenergético por más de un siglo.La etapa de transición hacia lo que los teóricos consideran que será la era de los energéticosrenovables se está volviendo realidad. Pero no hay indicios de que los combustibles tradicionalessimplemente desaparecerán para dar paso a los energéticos renovables. Más bien, el shale gas sedesarrolla como una nueva capa tendiente a envolver todo el mercado, sobre la cual se irá acomodandogradualmente el resto de los energéticos renovables. Así está sucediendo ya en la industria eléctricadebido a la flexibilidad de los ciclos combinados basados en gas natural, en especial su capacidad de8reducir e incrementar su carga, conservando altos rendimientos térmicos. Esta flexibilidad permitirá queel resto de las fuentes alternativas (eólica, solar, mareomotriz y las que se vayan incorporando), cuyacapacidad de generación es variable, se acomoden en forma combinada.En el III capítulo se describe la situación del gas natural en México, donde los bajos precios delcombustible, el avance tecnológico, el manejo político del marco legal ambiental y social, además de laexpansión de las redes de transporte, almacenamiento y distribución, también están cambiando. Se esperaque el shale gas sea una nueva fuente de riqueza y de energía a bajo costo, pero, el proceso tomará variosaños o décadas antes de que las expectativas se hagan realidad. Existen dudas sobre la forma dematerializar este potencial en el país.Un primer problema para México es su propia definición constitucional de la propiedad yexplotación de los hidrocarburos por un monopolio de Estado, Pemex. Este modelo resulta inadecuadopara explotar shale gas a gran escala. Otro problema está representado por los altos costos de logísticapresionados por la rapidez del ciclo de producción, cuyos picos y declives se alcanzan a pocas semanas deiniciada la perforación. El declive puede ser tan rápido hasta volver incosteable mantener los equipos enun solo lugar por demasiado tiempo. Pemex no parece adaptada para trabajar en una dinámica logística degran velocidad, en la que los equipos de perforación y de trabajadores deben desplazarse entre numerosasoperaciones. Por estas razones, México parece destinado a experimentar una primera etapa consumiendoshale gas barato importado de los Estados Unidos. Para ello se construyen redes de gasoductos a lo largo

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de la frontera, por donde se irá recibiendo el gas y acostumbrándose a él. Después vendrán los grandesdebates nacionales para decidir quiénes serán los protagonistas de este nuevo desarrollo, si Pemex oempresas privadas. Las reformas resultantes deberán plasmarse en la Constitución y reglamentarse enleyes secundarias; se diseñarán nuevos modelos impositivos y regulatorios. A esto se agregará lapreocupación por los impactos sociales y ambientales de esta industria, la escasez de proveedoresespecializados y la necesidad de capacitar gran número de trabajadores, los cuales podrían ser contratadospor Pemex o por el sector privado, dependiendo del modelo que se adopte en las reformas. El ritmo deaprovechamiento del shale gas mexicano será lento.Este reto no ha sido discutido en México. Se habla de los reacomodos del mercado de gas naturalcomo fenómeno de corto plazo, referido a los precios presentes. Mientras tanto, el desabasto de gasnatural se convierte en tema central de la política industrial. ¿Quién pagará el sobreprecio del gas naturallicuado (LNG) en las escasas terminales de regasificación del país?En el capítulo IV se presenta el balance de exportaciones e importaciones de gas natural deAmérica del norte. El reto de México a mediano plazo se perfila como la necesidad de desarrollar supropia industria gasera y extender las redes de gasoductos y de electricidad, hasta unir el sur y el norte delpaís, desarrollando simultáneamente la región oeste en la costa del Pacífico. Con el gas natural comopunta de lanza, la industria energética irá configurando una nueva geografía industrial. Ahora correspondeal sistema político crear las condiciones institucionales para que esa dinámica se extienda por todo elterritorio nacional.En el capítulo V se abordan algunas implicaciones y retos para los países de Centroamérica. Sediscute la posibilidad de consolidar consorcios regionales sólidos, capaces de negociar contratos conMéxico para abastecer gas natural a largo plazo, además de financiar los gasoductos necesarios. Tambiénse analizan algunos escenarios favorables en el caso de la negociación de suministros de gas natural en elmarco de los tratados de libre comercio que los países de dicha subregión tienen con los Estados Unidos.