Sieteaguas 01 - La Hija Del Bosque

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    JJuulliieett MMaarriilllliieerr

    SSIIEETTEEAAGGUUAASSII

    LLAA HHIIJJAA DDEELL BBOOSSQQUUEE

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    A las mujeres fuertes de mi familia:

    Dorothy, Jennifer, Elly y Bronya

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    NDICE

    NOTA DE LA AUTORA ....................................................................... 6

    Captulo I .................................................................................... 8Captulo II ................................................................................. 33Captulo III ................................................................................ 63Captulo IV ................................................................................ 97Captulo V ............................................................................... 117Captulo VI .............................................................................. 137Captulo VII ............................................................................ 158Captulo VIII ........................................................................... 182Captulo IX .............................................................................. 213Captulo X ............................................................................... 241

    Captulo XI .............................................................................. 267Captulo XII ............................................................................ 288Captulo XIII ........................................................................... 309Captulo XIV ........................................................................... 327Captulo XV ............................................................................ 350Captulo XVI ........................................................................... 364

    RESEA BIBLIOGRFICA ....................................................... 383

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    NNOOTTAA DDEE LLAAAAUUTTOORRAAEl marco narrativo de La hija del bosque es un cuento germnico, Los seis

    cisnes, de la compilacin de los hermanos Grimm. Tras los elementos de un cuentoclsico (una madrastra malvada, una transformacin, un voto de silencio), hay unahistoria de valor nacido de la prdida y de vidas transformadas para siempre. Con laimaginera de los cisnes y el remoto escenario boscoso, el relato germnico se asientafcilmente en el paisaje irlands y podra incluso deberle algo a la tradicin cltica,una influencia notable en los cuentos europeos desde el siglo XIII en adelante. Los

    hijos de Lir o el relato de Aengus Og y su novia-cisne son mitos irlandeses en los queel nio se vuelve cisne, y el cisne, hermosa doncella en un abrir y cerrar de ojos.

    En mi historia he buscado los dilemas humanos que se encuentran en el fondodel relato, pues tales narraciones contienen en su corazn las ms espantosas y durasexperiencias humanas, lo mejor y lo peor del comportamiento de los hombres.Honor, confianza, valor, amor verdadero. Engao, traicin, cobarda y odio. Nosentretienen, nos horrorizan y nos tranquilizan. Nos hacen rer y nos hacen llorar. Susverdades innatas percuten una cuerda en nuestro interior ms profundo y nosmuestran qu sutiles son los mrgenes entre el mundo tangible y aquello que

    siempre est presente, pero tambin es siempre ajeno. Y lo ms importante,despiertan en nosotros la maravilla, un reconocimiento de los misteriosos hbitos delser: la danza espiral del nacimiento, la muerte y el renacimiento.

    ** ** **

    El lector agradecer la correspondencia entre los antiguos nombres galicosirlandeses y los trminos utilizados en el relato. Facilitamos a continuacin unapronunciacin aproximada de algunos de ellos, con la slaba tnica acentuada.

    Diarmid - DarmidEamonn - imonEilis - ilishPadriac - PdricSeamus - ShimasSorcha - Sra

    Sorcha y sus hermanos sealan el transcurrir del ao segn las ochofestividades del calendario drudico. Las fiestas cristianas se celebraban en ocasiones

    en el mismo da, probablemente por razones meramente prcticas, por ejemploLugnasad (fiesta de las Cadenas de San Pedro) e Imbolc (la Candelaria). Hay cuatro

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    festividades mayores, en ocasiones llamadas festividades del fuego, as como lossolsticios y equinoccios.

    Samhain - Swan - 1 de noviembre

    Men Geimhridh (solsticio de invierno) - Mayawn gu-vri -21 de diciembreImbolc - Imolc - 1 de febreroMen Earraigh (equinoccio de primavera) - Mayawn h-ri - 21 de marzoBeltaine - Bltina - 1 de mayoMen Samhraidh (solsticio de verano) - Mayawn su-ri - 21 de junioLugnasad - Lnasa - 1 de agostoMen Fmhair (equinoccio de otoo) - Mayawn foh-wer - 21 de septiembre

    Otros trminos utilizados:

    Tath: comunidad tribal en los primerostiempos del cristianismo en Irlanda gobernada por un rey o seor. Sieteaguas espoco comn en el sentido de que lord Colum tiene pocos familiares varones apartede sus hijos y, por lo tanto, gobierna sin el fuerte respaldo de una familia oparentela extensa. Slo hay una gran fortificacin en su tath. Normalmente unatath estaba constituida por varias fortalezas controladas por los familiares onobles del rey que pagaban por el privilegio en ganado y servicios militares osociales.

    Brithem: en la antigua ley Brehonirlandesa, alguien que emite juicios.

    Finn-ghaill: literalmente, extranjerosrubios, los vikingos (en oposicin a dubh-ghaill, extranjeros morenos, los daneses).

    Ogham: alfabeto secreto de los druidas, de25 letras, cada una de las cuales tambin designa una planta, rbol o elementoconcreto. Los signos ogham pueden ser grabados en el tronco de un rbol, en unapiedra o indicados por gestos; los druidas no tenan otro lenguaje escrito. Eranutilizados ms desde un punto de vista simblico que para hablar o escribir en s.

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    Captulo I

    Tres nios descansan en las rocas junto al borde del agua. Una chiquillamorena. Dos chicos algo mayores. Esta imagen ha quedado grabada para siempre enmi recuerdo, como una frgil criatura conservada en mbar. Mis hermanos, yo.Recuerdo la manera en que el agua formaba ondas cuando acariciaba con los dedosla superficie brillante.

    No te arrimes tanto, Sorcha dijo Padriac. Te puedes caer.Era un ao mayor que yo y aprovechaba al mximo la poca autoridad que eso

    le otorgaba. Era comprensible, supongo. Despus de todo, tena seis hermanos en

    total, y cinco eran mayores que l.No le hice caso, alargu el brazo hasta las misteriosas profundidades.Se va a caer, verdad, Finbar?Un largo silencio. Mientras se prolongaba, ambos miramos a Finbar, tumbado

    todo lo largo que era sobre una clida roca. No dorma; sus ojos reflejaban el grisdespejado del cielo otoal. Sus cabellos se extendan por la roca en una maraa negray salvaje. Tena un agujero en la manga de la chaqueta.

    Llegan los cisnes dijo Finbar por fin. Se incorpor lentamente hastadescansar la barbilla sobre las rodillas levantadas. Llegan esta noche.

    Detrs de l, una brisa sacudi las ramas de roble y olmo, fresno y saco, ydesperdig una ventisca de hojas doradas, color bronce y marrn.

    El lago estaba entre un crculo de colinas vestidas de rboles, resguardado comodentro de un gran cliz.

    Cmo lo sabes? inquiri Padriac. Cmo puedes estar tan seguro?Podran llegar maana, o al da siguiente. O podran ir a cualquier otro sitio. Siempreests muy seguro de todo.

    No recuerdo que Finbar respondiera, pero aquel da, ms tarde, durante elocaso, me llev otra vez a la orilla del lago. A media luz sobre el agua, vimos a los

    cisnes llegar a casa. Los ltimos restos de sol atraparon un movimiento blanco en elcielo que se oscureca. Despus ya estaban lo suficientemente cerca para queadivinramos el dibujo de su vuelo, la formacin ordenada que descenda a travsdel aire fro mientras la luz se atenuaba. El aleteo, la vibracin del aire. El deslizarsefinal sobre el agua, los destellos argentados cuando se abri en dos para recibirlos.Mientras aterrizaban, el sonido era como mi nombre, una y otra vez: Sorcha,Sorcha. Mi mano se desliz entre la de Finbar; nos quedamos inmviles hasta queoscureci, y despus mi hermano me llev a casa.

    Si tenis la inmensa suerte de crecer como yo lo hice, poseeris gran cantidad de

    buenos recuerdos. Y algunos no tan buenos. Una primavera, mientras buscbamoslas ranitas verdes que aparecan en cuanto llegaba el primer viento clido, mis

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    hermanos y yo chapotebamos metidos en el riachuelo hasta la rodilla, haciendo elsuficiente ruido como para asustar a cualquier criatura. Tres de mis seis hermanosestaban all, Conor silbaba alguna vieja meloda; Cormack, su gemelo, se le acercabapor detrs para meterle por el cuello unos hierbajos. Los dos rodaban por la orilla,

    peleaban y rean. Y Finbar. Finbar estaba un poco ms all, corriente arriba, quietojunto a un estanque de rocas. No levantaba piedras para buscar ranas; esperaba, lasencantaba con su silencio para que salieran.

    Yo confeccionaba un ramito de flores salvajes, violetas, reinas de los prados ysas pequeas de color rosa que nosotros llamamos flores de cuco. Abajo, al bordedel agua, haba una nueva con preciosas flores en forma de estrella de un delicadoverde plido y hojas que parecan plumas grises. Trep hasta all y alargu la manopara coger una.

    Sorcha! No toques eso! espet Finbar.

    Sorprendida, levant la mirada. Finbar nunca me daba rdenes. Si hubiera sidoLiam, que era el mayor, o Diarmid, que era el siguiente, me lo habra esperado.Finbar se acerc a m corriendo, abandonadas las ranas. Pero, por qu tena yo quehacerle caso? Tampoco era mucho mayor, y slo era una flor. Le o decir Sorcha,no cuando mis deditos arrancaban uno de los tallos que tan suaves parecan.

    Sent fuego en mi mano: una agona de calor intenso que me hizo retorcer dedolor el rostro y aullar mientras me tambaleaba por el camino, el ramilletedesperdigado a mis pies. Finbar me detuvo sin demasiadas contemplaciones, mepuso las manos sobre los hombros y me detuvo en seco.

    Estrelladadijo, mientras me examinaba la mano, que se estaba hinchando yenrojeciendo de manera alarmante.

    Para entonces mis gritos haban atrado corriendo a los gemelos. Cormack mesostuvo, pues era fuerte, y yo berreaba y me retorca de dolor. Conor se arranc unatira de su mugrienta camisa. Finbar haba encontrado un par de ramitas afiladas, yempez a extraer, delicadamente, una a una las pequeas espinas que la estrelladame haba clavado en la blanda piel. Recuerdo la presin de las manos de Cormack enmis brazos mientras aspiraba bocanadas entre sollozos, y an puedo or las palabrasde Conor, hablando, hablando con voz queda mientras los dedos largos y hbiles deFinbar proseguan con su tarea.

    y se llamaba Deirdre, la Dama del Bosque, pero nadie la haba visto nunca,slo bien entrada la noche, si se recorran los caminos bajo los abedules, se podaapreciar por un momento su esbelta figura bajo una capa del azul de la medianoche,su larga melena, salvaje y oscura, flotando tras ella, y su pequea corona deestrellas

    Cuando terminaron, me cubrieron la mano con el vendaje provisional de Conory unos cuantos ptalos machacados de calndula, y por la maana ya estaba mejor. Y

    jams dijeron a mis hermanos mayores, cuando llegaron a casa, qu tonta haba sido.A partir de entonces aprend qu era la estrellada y empec a aprender yo sola

    sobre otras plantas que podan daar o curar. Una nia que se cra medio salvaje enel bosque aprende los secretos que all crecen sirvindose slo del sentido comn.

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    Entre setas comestibles y venenosas. Entre lquenes, musgo y enredadera. Entrehojas, flores, races y cortezas. Por todos los dominios infinitos del bosque, grandesrobles, fuertes fresnos y dulces abedules daban cobijo a una mirada de seres quecrecan. Aprend a encontrarlos, cundo cortarlos, cmo utilizarlos en blsamo,

    ungento o infusin. Pero todava quera saber ms. Hablaba con las ancianas de lasgranjas hasta que se cansaban de m, estudi todos los manuscritos que cayeron enmis manos y experiment por mi cuenta. Siempre haba ms que aprender, y no pocotrabajo por hacer.

    Cundo empez todo? Cuando mi padre conoci a mi madre, ella le rob elcorazn y decidi casarse por amor? O fue cuando yo nac? Debera haber sido elsptimo hijo de un sptimo hijo, pero la diosa tena ganas de hacer de las suyas, y fuiuna chica. Y despus de darme a luz, mi madre muri.

    No puede decirse que mi padre se dejara arrastrar por la pena. Era demasiado

    fuerte para eso, pero cuando la perdi, se apag un poco. Todo eran consejos, juegosde poder y negociaciones a puerta cerrada. Eso era todo lo que vea y todo lo que leimportaba. As que mis hermanos crecieron salvajes en el bosque, alrededor de lafortaleza de Sieteaguas. Puede que no fuera el sptimo hijo de los viejos cuentos,aqul de poderes mgicos y la suerte de las hadas, pero yo les segua a todas partes yellos me queran y me criaron tan bien como poda hacerlo un grupo de cros.

    Nuestro hogar reciba su nombre de los siete arroyos que confluan desde lascolinas en el enorme lago rodeado de rboles. Era un lugar remoto, tranquilo,extrao, bien protegido por hombres silenciosos que patrullaban los bosquescamuflados de gris y mantenan afiladas sus armas. Mi padre no dejaba cabossueltos. Mi padre era lord Colum de Sieteaguas, y su tath era la ms segura y la mssecreta a este lado de Tara. Todos lo respetaban. Muchos lo teman. Fuera del bosquenadie estaba realmente seguro. Guerreaban entre s, jefe contra jefe, rey contra rey. Ytambin se sucedan los asaltos desde el otro lado del mar. Fueron saqueadas casascristianas de sabidura y contemplacin, cuyos pacficos moradores fueronasesinados o huyeron. Ms de una vez, en la desesperacin, hasta los hermanostomaron las armas. La antigua fe se convirti en clandestina. Los noruegosreclamaron nuestras orillas, y en Dubln instalaron un campamento junto al mar,donde pasaron los inviernos, de modo que ninguna poca del ao era segura. Hasta

    yo haba contemplado su obra, pues haba unas ruinas en Killevy en donde losasaltantes haban asesinado a las mujeres sagradas y destruido su santuario. Slo fuiuna vez. Se presenta una sombra sobre aquel lugar. Mientras caminaba por entre laspiedras derruidas, oa el eco de sus gritos.

    Pero mi padre era distinto. La autoridad de lord Colum era absoluta. Dentro delanillo de colinas, cubierto por un manto de antiguos rboles, las fronteras eran tanseguras como podan serlo en aquellos tiempos de agitacin. Para aquellos que no lorespetaban, que no lo comprendan, el bosque era impenetrable. Un hombre o unacompaa de hombres que no conocieran el camino se perderan irremediablemente,

    presas de las nieblas repentinas, del enramado, de los senderos engaosos y de otrascosas, mucho ms antiguas, cosas que un vikingo o un britano no podran ni aspirar

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    a entender. El bosque nos protega. Nuestras tierras estaban a salvo demerodeadores, fueran asaltantes del otro lado del mar o vecinos enfrascados enaadir unos cuantos acres ms de tierra de pastoreo o algn estupendo rebao a susposesiones. Contemplaban Sieteaguas con temor y nos eludan siempre que podan.

    Pero padre tena poco tiempo para hablarnos de los noruegos o de los pictos,pues mantenamos nuestra propia guerra. Nuestra guerra era con los britanos. Enconcreto con una familia de britanos, conocida como Northwoods. Esta contienda seremontaba a muchos aos atrs. A m no me preocupaba en exceso. Despus de todo,yo era una nia y tena cosas mejores en que emplear mi tiempo. Por otro lado, en mivida haba visto a un britano, noruego o picto. Para m eran menos reales que lascriaturas de los cuentos de antao, dragones y gigantes.

    Padre estaba fuera la mayor parte del tiempo, forjando alianzas con los vecinos,comprobando sus puestos y torres de viga, reclutando hombres. Yo prefera esas

    temporadas, cuando podamos pasar el da haciendo lo que queramos, explorandoel bosque, trepando por los altos robles, organizando expediciones al lago, pasandofuera toda la noche si nos apeteca. Aprend dnde encontrar moras, nueces ymanzanas silvestres. Aprend cmo encender una hoguera aunque la maderaestuviera hmeda y a cocer entre las brasas calabazas y cebollas. Saba construir unrefugio con helechos y conducir una balsa por un curso recto.

    Me encantaba pasar tiempo fuera y sentir el viento en el rostro. Con todo,segua estudiando el arte de las curanderas, pues mi corazn me deca que se serami autntico trabajo. Todos sabamos leer, aunque Conor era con mucho el mejor, yhaba antiguos manuscritos y rollos almacenados en el piso de arriba de la fortalezade piedra que nos serva de hogar. Yo los devoraba ansiosa de conocimiento y no mepareca nada extrao, pues era el nico mundo que haba conocido. No saba que lasdems chicas de doce aos aprendan a bordar con primor y a trenzarse el cabello enintrincadas diademas, a bailar y cantar. Desconoca que pocas saban leer, y que loslibros y pergaminos que se amontonaban en nuestra tranquila habitacin del piso dearriba eran un tesoro muy preciado en una poca de destruccin y pillaje. Un nidoseguro entre rboles guardianes, oculto al mundo por fuerzas ms antiguas que eltiempo, nuestro hogar era sin duda un lugar aparte.

    Cuando mi padre estaba all, las cosas eran diferentes. No es que se interesara

    demasiado por nosotros; sus visitas eran breves y se le iba todo el tiempo en consejosy reuniones. Pero observaba a los chicos practicar con la espada y la vara o lanzandoel hacha al galope y dando la vuelta. Nunca se poda saber qu pensaba padre, puessus ojos no delataban nada. Era un hombre de constitucin robusta y aparienciasevera, y todo en l inspiraba disciplina. Vesta con sencillez; aun as, haba algo en lque indicaba, al instante, que era un cabecilla. Se recoga la melena castaa en unacola bien tirante a la espalda. Dondequiera que iba, del saln al patio, de losaposentos a los establos, sus dos enormes perros lobo lo seguan en silencio. Aqul,supongo, era su nico capricho. Pero tambin ellos cumplan un cometido.

    Cada vez que volva a casa, se entregaba a las tareas de saludarnos y controlarnuestros progresos, como si furamos una cosecha que en cualquier momento podra

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    recogerse. Detestbamos ese desfile ritual de identidad familiar, aunque a los chicosles result ms fcil a medida que fueron alcanzando la juventud y padre empez averlos como algo til. ramos llamados al gran saln, despus de haber sido aseadospor el sirviente que en ese momento se encargara de la desagradecida tarea de

    cuidarnos. Padre se sentaba en su imponente silla de roble, rodeado por sus hombresa una distancia respetuosa, sus perros a los pies, relajados pero atentos.Llamaba a los chicos uno a uno, los saludaba con suficiente cario, empezaba

    por Liam e iba bajando. Indagaba brevemente sobre los progresos y actividades detodos desde la ltima vez. Esto llevaba un tiempo; despus de todo, eran seis, ytambin estaba yo. Como no conoca ninguna otra forma de gua paterna, lo aceptabacomo si fuera lo normal. Si mis hermanos recordaban una poca en la que las cosaseran diferentes, no hablaban de ello.

    Los chicos crecieron rpido. A los doce aos, Liam ya segua un entrenamiento

    intensivo en las artes de la guerra, y pasaba cada vez menos y menos tiempo ennuestro alegre e indisciplinado mundo. No mucho despus, la especial habilidad deDiarmid con la lanza le gan un puesto junto a su hermano, y bien pronto,demasiado, empezaron ambos a patrullar con las partidas de guerreros de padre.Cormack apenas si poda esperar el da en que alcanzara la edad para unirse a estaspersecuciones; el entrenamiento que todos los chicos reciban del maestro de armasde nuestro padre no pareca satisfacer su sed de destacar. Padriac, el ms joven de loschicos, tena talento con los animales y un don para reparar cosas. Tambin laprendi a cabalgar y a empuar una espada, pero con mucha frecuencia se le veaayudando a parir un ternero o atendiendo a un toro semental que hubiera herido unrival.

    Los dems ramos diferentes. Conor era el gemelo de Cormack, perodifcilmente poda ser ms distinto en temperamento. A Conor siempre le habaencantado aprender, y ya de muy pequeo haba hecho un trato con un ermitaocristiano que viva en una cueva de la colina encima de la orilla sur del lago. Mihermano le llevaba al padre Brien pescado fresco y hierbas medicinales del huerto, ya lo mejor una o dos rebanadas sacadas de la cocina, y a cambio le enseaba a leer.Recuerdo aquella poca muy claramente. All estaba Conor, sentado en un banco

    junto al ermitao, metido de lleno en alguna discusin sobre algn matiz del

    lenguaje o la filosofa, y en la esquina Finbar y yo, con las piernas cruzadas sobre elsuelo de tierra, tan callados como ratones de campo. Los tres nos empapbamos desaber como esponjas y creamos, en nuestro aislamiento, que eso era lo normal.Aprendimos, por ejemplo, la lengua de los britanos, un habla dura y entrecortada sinmusicalidad alguna. Mientras aprendamos la lengua de nuestros enemigos,escuchbamos tambin su historia.

    Haban sido en un tiempo un pueblo muy parecido al nuestro, fiero, orgulloso,rico en canciones y relatos, pero su tierra era abierta y vulnerable, y los habaninvadido una y otra vez, hasta que su sangre se mezcl con la romana y la sajona, y

    cuando al final lleg algo parecido a la paz, la antigua raza de aquella tierra habadesaparecido, y en su lugar haba llegado nueva gente procedente del mar. Todo esto

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    nos cont el bendito del padre Brien.Todos tenan una historia sobre los britanos. Se les reconoca por el pelo claro,

    su elevada estatura y su carencia absoluta de todo sentido de la decencia; habanempezado la disputa al apropiarse de algo tan intocable, tan profundamente sagrado

    para nuestra gente, que el hurto fue sentido como si nos arrancaran el corazn. seera el motivo de nuestra guerra. La Pequea Isla, la Gran Isla y la Aguja. Lugaresmisteriosos. Lugares de secreto inmenso; el corazn de la antigua fe. Jams britanoalguno tendra que haber puesto el pie sobre las islas. Nada volvera a estar bien amenos que los expulsramos. As es como lo contaba todo el mundo.

    ** ** **

    Estaba claro que Conor no iba a ser guerrero. Mi padre, rico en hijos, lo acept aregaadientes. Quiz viera que un estudioso en la familia podra resultar de alguna

    utilidad. Siempre haba eventos que resear, cuentas que realizar y mapas queconfeccionar, y el escribano de mi padre era mayor. Conor, por lo tanto, encontr sulugar en la casa y se adapt a l satisfecho. Sus das estaban completos, pero siempreencontraba tiempo para Finbar y para m, y creci entre nosotros la intimidad,unidos por la sed de conocimiento y un entendimiento mutuo tan profundo que nonecesitaba de palabras.

    En cuanto a Padriac, vala para todo, pero su gran aficin consista en examinarlas cosas y averiguar cmo funcionaban; haca preguntas hasta que te sacaba de tuscasillas. Padriac era el nico capaz de pillar a padre con la guardia baja; en ocasiones

    se poda sorprender el fantasma de una sonrisa en las adustas facciones de Columcuando miraba a su hijo pequeo. A m no me sonrea. Ni a Finbar. Finbar deca queera porque le recordbamos a nuestra madre, que haba muerto. Nosotros doshabamos heredado su pelo rizado y salvaje. Yo tena sus ojos verdes, y Finbar, sudon de la quietud. Adems, al nacer, yo la haba matado. No es de extraar que apadre le costara mirarme. Pero cuando hablaba con Finbar sus ojos eran como elinvierno. En una ocasin en concreto. No faltaba tanto para que ella llegara ynuestras vidas cambiaran para siempre. Finbar tena quince aos; an no era unhombre, pero ya no era un nio.

    Padre nos haba convocado y estbamos todos reunidos en el gran saln. Finbarestaba en pie ante el silln de lord Colum, con la espalda tiesa como una lanza,esperando el interrogatorio ritual. Liam y Diarmid ya eran hombres, as que se lesahorraba este suplicio. Pero se hallaban presentes a los lados, conscientes de que elgesto nos daba confianza a los dems.

    Finbar, he hablado con tus instructores. Silencio. Los inmensos ojos grisesde Finbar parecan mirar directamente a travs de padre. Me cuentan que tusaptitudes se desarrollan bien. Eso me satisface.A pesar de las alabanzas, la miradade padre era de hielo, su tono, remoto. Liam mir a Diarmid y ste le devolvi una

    mueca, como para decir: all va

    . Tu actitud, no obstante, al parecer deja bastanteque desear. Me cuentan que has obtenido estos resultados sin emplear demasiado

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    esfuerzo ni inters y, en concreto, que con frecuencia y sin motivo te ausentas de tuentrenamiento. Otra pausa. En ese momento, desde luego lo ms convenientehabra sido decir algo, slo para evitarse problemas: S, padre habra bastado. Elsilencio absoluto de Finbar era un insulto en s mismo. Qu explicacin tienes,

    muchacho? Y no seas insolente, quiero una respuesta!Padre se inclin hacia delante, acerc el rostro al de Finbar y la expresin de sucara me hizo estremecer y acercarme ms a Conor. Era una mirada que habraaterrorizado a cualquiera.

    Ya ests en edad de unirte con tus hermanos a mi lado, al menos mientras yoest aqu; y a no mucho tardar, en el campo de batalla. Pero no hay espacio para lainsolencia estpida en una campaa. Un hombre tiene que aprender a obedecer sincuestionarse nada. Bueno, habla! Cmo explicas tu actitud?

    Pero Finbar no pensaba responder. No tengo nada que decirte, no voy a

    hablar. Saba que tena las palabras en la cabeza. Apret la mano de Conor. Yahabamos visto antes la ira de padre. Era una insensatez provocarla.Padre. Liam se haba adelantado un paso diplomticamente. A lo

    mejorBasta! orden padre. Tu hermano no necesita que hables por l. Tiene

    lengua y mente propias, djale que las use.Finbar pareca mantener intacta la compostura. Por fuera, tena un aspecto

    bastante calmado. Slo yo, que comparta su respiracin y saba de todos susmomentos de dolor y alegra como si fueran los mos, sent su tensin y comprend elvalor que emple para tomar la palabra.

    Os dar una respuesta dijo. Su tono era tranquilo. Aprender a manejarun caballo y a usar espada y arco es bastante til. Esas habilidades me servirn paradefenderme a m o a mi hermana, o para ayudar a mis hermanos en tiempos depeligro. Pero tenis que evitarme las campaas. No pienso ir.

    Mi padre no se lo poda ni creer; estaba demasiado sorprendido para enfadarse,por el momento, pero se le helaron los ojos. Fuera lo que fuese lo que esperaba, no setrataba de una confrontacin de aquel tipo. Liam abri la boca para volver a hablar,pero padre lo silenci con una mirada brutal.

    Sigue ilustrndonos le invit con amabilidad, como un depredador que

    animara a su almuerzo a entrar en una trampa de miel. Tan poco consciente eresde la amenaza que se cierne sobre nuestras tierras, el mismsimo tejido de nuestrasvidas? Has sido instruido en todas estas materias, has visto a mis hombres volverensangrentados de la batalla, has visto los estragos que esos britanos siembran ennuestras vidas y nuestra tierra. Tus propios hermanos consideran honorable luchar

    junto a su padre para que el resto podis gozar de paz y prosperidad. Arriesgan susvidas para recuperar nuestras preciosas islas, arrebatadas a nuestro pueblo por esachusma hace ya aos. Tan poca fe tienes en su juicio? Dnde has aprendido esasarta de estupideces? De campaa?

    De lo que veo respondi simplemente Finbar. Mientras vos pasisestacin tras estacin persiguiendo a ese tal enemigo por mar y por tierra, vuestros

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    aldeanos enferman y mueren, y no tienen seor al que dirigirse para pedir ayuda.Los que no tienen escrpulos explotan a los dbiles. Las cosechas estn malatendidas, los rebaos descuidados. El bosque nos protege. Y menos mal, porque deotro modo hace aos que habrais perdido hogares y gente a manos de los finn-

    ghaill.Padre inspir hondo. Sus hombres dieron un paso atrs.Por favor, sigue dijo con una voz como la muerte. Por lo que veo, eres un

    experto en noruegos.A lo mejorintervino Liam.Silencio! El rugido detuvo a Liam en seco casi antes de que abriera la

    boca. Este asunto es entre tu hermano y yo. Venga, chico, sultalo! Qu otrosaspectos de mi administracin encuentras deficientes, en tu gran sabidura? Noescatimes, ya que eres tan franco!

    No os parece suficiente?

    Detect, por fin, un deje de inseguridad en la vozde Finbar; despus de todo, an era un muchacho. Valoris perseguir a unenemigo lejano por encima del orden en vuestro propio hogar. Hablis de los

    britanos como si fueran monstruos, pero, no son hombres como nosotros?Difcilmente los dignificara con el ttulo de hombres respondi nuestro

    padre, al fin acicateado por la respuesta directa. Su ira creca en forma de vozronca. Llegan con malos pensamientos y modos brbaros a arrebatarnos lo que eslegtimamente nuestro. Te gustara ver a tu hermana sometida a sus salvajadas? Tuhogar invadido por su escoria? Tus argumentos demuestran tu ignorancia de loshechos, los lamentables vacos en tu educacin. De qu vale tu preciosa filosofacuando te yergues con una espada desnuda en las manos ante un enemigo listo paraembestir? Despierta, chico. Ah fuera est el mundo real, y los britanos se alzan sobrel con las manos manchadas de la sangre de nuestros compatriotas. Es mi deber, y eltuyo, vengarlos y reclamar lo que nos corresponde por derecho.

    La mirada fija de Finbar no haba abandonado en ningn momento el rostro depadre.

    No desconozco estos hechos respondi, an calmado. Tanto los pictoscomo los vikingos han perturbado nuestras costas. Han marcado nuestros espritus,aunque no puedan destruirnos. Eso lo reconozco. Pero los britanos tambin sufrieron

    la prdida de tierras y vidas por esas incursiones. No acabamos de comprender suobjetivo al hacerse con nuestras islas, al mantener esta contienda. Quiz sera mejorunirnos a ellos contra nuestros enemigos comunes. Pero no: vuestra estrategia, comola suya, es matar y mutilar sin buscar respuestas. Con el tiempo, perderis a vuestroshijos como habis perdido a vuestros hermanos, en una bsqueda ciega de unobjetivo mal definido. Para ganar esta guerra, tenis que hablar con vuestro enemigo.Aprender a comprenderlo. Si os cerris, siempre acabar burlndoos. Habr muerte,sufrimiento y muchos aos de arrepentimiento en vuestro futuro, si segus esecamino. Muchos irn con vos, pero yo no me contar entre ellos.

    Sus palabras sonaron extraas, su tono me hel. Saba que deca la verdad.No pienso seguir escuchando nada de esto! rugi padre, alzndose de

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    puntillas. Hablas como un idiota sobre asuntos que no puedes comprender. Meestremezco al pensar que un hijo mo puede estar tan mal informado y ser tanpresuntuoso. Liam!

    S, padre?

    Quiero a este hermano tuyo equipado para cabalgar con nosotros la prximavez que viajemos al norte. Encrgate. Expresa un deseo de entender al enemigo.Puede que lo haga cuando contemple el derramamiento de sangre de primera mano.

    S, padre. La expresin y el tono de Liam eran de una adiestradaneutralidad. Aunque la mirada hacia Finbar era comprensiva. Le bast conasegurarse de que padre no estaba mirando.

    Y ahora, dnde est mi hija?Di un paso al frente a regaadientes y cuando pas junto Finbar roc su mano.

    Su rostro palidecido albergaba unos ojos llenos de furia. Me ergu ante padre,

    desgarrada por sentimientos que apenas comprenda. No se supona que padretena que querer a sus hijos? No saba cunto valor haba tenido que reunir Finbarpara hablarle as? Finbar vea las cosas de una manera que ninguno de nosotrospoda. Padre tendra que haberlo sabido, pues la gente deca que nuestra madreposea el mismo don. Si se hubiera molestado en dedicarle tiempo, lo habra sabido.Finbar vea ms all y ofreca avisos que t ignorabas por tu cuenta y riesgo. Era unaextraa habilidad, peligrosa y pesada. Algunos la llamaban la Visin.

    Acrcate, Sorcha. Estaba enfadada con padre. Aun as, deseaba sureconocimiento. Quera sus alabanzas. A pesar de todo, no poda ahogar el deseo tanarraigado en m. Mis hermanos me queran. Por qu no poda padre? En esopensaba cuando alc la mirada. Para l yo deba de ser una figura pequea y dignade lstima, delgaducha y sucia, con los rizos desordenados sobre los ojos. Dndeestn tus zapatos, nia?pregunt padre cansado. Empezaba a impacientarse.

    No necesito zapatos, padre contest, sin pensar apenas. Tengo los piesduros, mirad. Y levant un pie estrecho y mugriento para enserselo. No haynecesidad de matar a ninguna criatura para que yo me calce. Haba utilizado eseargumento con mis hermanos hasta que se cansaron y me dejaron ir descalza cuandome apeteciera.

    A cargo de quin est esta nia? espet padre irritado. Ya no est en

    edad de andar suelta por ah como, como el pillastre de un hojalatero. Cuntosaos tienes, Sorcha? Nueve, diez?

    Cmo poda no saberlo? No coincida mi nacimiento con la prdida de lo quems haba querido en el mundo? Pues mi madre muri el da del solsticio deinvierno cuando yo an no contaba ni un da de vida, y la gente deca que habatenido suerte de que Janis la Gorda, nuestra cocinera, tuviera un hijo y pecho y lechesuficiente para los dos, o tambin yo habra muerto. Quizs ese detalle midiera elxito de padre en dar carpetazo a su vida pasada; ya no contaba cada noche solitaria,cada da vaco, desde que ella haba muerto.

    Cumplir trece la vspera del solsticio, padre respond irguindome tantocomo me permita mi estatura. A lo mejor, si me consideraba lo suficientemente

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    mayor, empezara a hablarme adecuadamente, como haca con Liam y Diarmid. Ome mirara con ese atisbo de sonrisa que a veces dedicaba a Padriac, al que ms meacercaba en edad. Por un instante, sus ojos oscuros y profundos se cruzaron con losmos, y yo le devolv una mirada verde y clara que, ojal lo hubiera sabido, era la

    viva imagen de mi madre.Basta cort por lo sano, y su tono denotaba hartura. Sacad a estos nios

    de aqu, hay trabajo por hacer.Y nada ms volvernos la espalda, se sumergi rpidamente en algn enorme

    mapa que desplegaban sobre la mesa de roble. Slo Liam y Diarmid podanquedarse; ya eran hombres y tenan acceso a las estrategias de mi padre. Para el resto,haba terminado. Me apart de la luz.

    Por qu lo recuerdo tan bien? Quiz su desagrado por aquello en lo que nosestbamos convirtiendo provocara la eleccin de padre, y precipitara as la serie de

    acontecimientos ms terrible que nadie hubiera podido imaginar. Desde luego,nuestro bienestar fue una de sus justificaciones para traerla a Sieteaguas. Noimportaba que el razonamiento no tuviera ninguna lgica: tena que saber en sucorazn que Finbar y yo estbamos hechos de pasta dura, ya conformados en mentey espritu, aunque an algo tiernos, y que esperar que nos doblegramos a lavoluntad de otro iba a ser como intentar alterar el curso de la marea o detener elcrecimiento del bosque. Pero le influenciaban fuerzas que era incapaz decomprender. Mi madre las hubiera reconocido. A menudo me pregunt, msadelante, cunto saba del futuro. La Visin no siempre muestra lo que una personaquiere ver, pero creo que ella deba conocer, mientras se despeda de nosotros, elextrao y tortuoso camino que habran de recorrer los pies de sus hijos.

    Tan pronto como padre nos ech del saln, Finbar desapareci: una sombra quese desvaneci en los escalones de piedra de la torre. Cuando me volv para seguirlo,Liam me gui un ojo. Por soldado primerizo que fuera, segua siendo mi hermano.Y Diarmid me dedic una sonrisita, pero borr cualquier expresin de su rostro,aparte del respeto, cuando volvi a mirar a padre.

    Padriac se habra pasado todo el da fuera; tena en los establos una lechuzaherida que cuidara hasta que sanara. Era increble, deca, todo lo que aquella tarea leestaba enseando sobre los principios del vuelo. Conor trabajaba con el escribano de

    mi padre, le ayudaba en los clculos; no lo veramos demasiado durante un tiempo.Cormack practicaba con la espada o la vara a todas horas. Estaba sola cuando sublos escalones de piedra y me met en la sala de la torre. Desde all poda subirse msarriba, hasta un tramo de techo de pizarra con una almena baja a su alrededor,probablemente insuficiente para impedir una cada, pero eso jams nos habadetenido. Era un lugar de relatos, de secretos; para estar solos, juntos y callados.

    Estaba, como esperaba, sentado en la pendiente ms insegura del techo,abrazndose las rodillas con los brazos, una expresin ilegible posada sobre lospastos amurallados, los graneros, establos y granjas, sobre el verde plido y el azul

    neblinoso del bosque. No demasiado lejos, las aguas del lago emitan destellosargentados. La brisa era fra, y se me meta por las faldas mientras suba las tejas y

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    me acomodaba junto a l. Finbar estaba totalmente quieto. No tena que mirarlo paraleer su estado de nimo, pues estaba unida a la mente de este hermano como el arcolo est a la cuerda.

    Estuvimos all callados mucho tiempo, mientras el viento nos enredaba el pelo y

    una bandada de gaviotas sobrevolaba nuestras cabezas, llamndose entre ellas. Lasvoces suban hasta all de vez en cuando, y el metal se estrellaba contra el metal: loshombres de padre combatan en el patio, Cormack entre ellos. Padre estarasatisfecho.

    Poco a poco, Finbar regres desde las lejanas de su mente. Se enrosc unmechn de pelo entre los largos dedos.

    Qu sabes de las tierras al otro lado del agua, Sorcha? pregunt conmucha calma.

    No demasiado contest perpleja. Liam dice que los mapas no lo

    muestran todo, que hay sitios de los que ni siquiera l sabe demasiado. Padre diceque hay que temer a los britanos.Teme lo que no entiende repuso Finbar. Qu hay del padre Brien y los

    suyos? Vinieron del este, por el mar, y mostraron gran valor en ello. Con el tiempofueron aceptados aqu, y nos dieron mucho. Padre no quiere conocer a sus enemigosni comprender sus pretensiones. Slo ve la amenaza, el insulto, y por eso pasa todasu vida persiguiendo, matando y mutilando sin preguntar. Y por qu?

    Medit un instante sobre lo que acababa de decir.Pero t tampoco los conoces aventur, con bastante lgica. Y no slo

    padre piensa que son un peligro. Liam dijo que si las campaas no se dirigandirectamente al norte, un da nos barreran y perderamos todo lo que tenemos.Puede que no slo las islas, sino tambin Sieteaguas. Y entonces desaparecern parasiempre las costumbres de antao. Eso es lo que dice.

    En cierto sentido es verdad dijo Finbar, y me sorprendi. Pero hay doscaras en toda lucha. Empieza como algo pequeo, un comentario casual, un gesto a laligera. Y a partir de ah va creciendo. Ambas partes pueden ser injustas. Ambascrueles.

    Cmo lo sabes?Finbar no respondi. Sus pensamientos me resultaban totalmente opacos; en

    aquel momento nuestras mentes no se cruzaban, el intercambio de imgenessilencioso que a menudo tena lugar entre nosotros, mucho ms sencillo que el habla.Pens un rato, pero no se me ocurri nada que decir. Finbar se mordisque la puntadel pelo, que llevaba atado en una cola a la nuca, largo. Sus rizos oscuros, como losmos, tenan voluntad propia.

    Creo que nuestra madre nos leg algo dijo por fin. Dej una pequeaparte de s misma en cada uno de nosotros. Tambin a ellos, a Liam y Diarmid, ellostambin lo tienen. Les impide crecer como l. Saba a qu se refera, aunque nocomprenda del todo sus palabras. Liam es un lder prosigui, como padre,

    pero no exactamente igual. Liam tiene equilibrio. Sabe cmo valorar un problemaequitativamente. Los hombres moriran por l. Algn da probablemente lo hagan.

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    Diarmid es diferente. Lo seguiran al fin del mundo slo por lo bien que se lo iban apasar.

    Pens en ello; record a Liam defendindome ante padre, a Diarmidensendome a cazar ranas y luego a soltarlas.

    Cormack es un guerrero intervine. Pero generoso. Amable. Despus detodo ah estaba la perra. Una de los perros lobo haba tenido un desliz y haba paridounos cachorritos mestizos; padre los habra ahogado todos, pero Cormack rescatuna y se la qued, una escuchimizada chuchilla pinta a la que llam Linn. Su bondadhaba sido recompensada con la devocin profunda e incuestionable que slo unperro puede dar. Y luego est Padriac.

    Finbar se recost sobre las tejas y cerr los ojos.Padriac llegar lejosdijo. Llegar ms lejos que cualquiera de nosotros.Conor es diferente observ, pero fui incapaz de expresar esa diferencia con

    palabras. Algo en l se me escapaba.Conor es un estudioso dijo Finbar. A todos nos gustan las historias, pero

    l atesora el conocimiento. Madre contaba algunos cuentos antiguos maravillosos, yacertijos, y deca cosas rarsimas de las que luego se rea, as que nunca sabas sihablaba en serio o no. Conor sac de ella su amor por las ideas. Conor es es lmismo.

    Cmo te acuerdas de todo eso? pregunt, porque no estaba segura de si selo inventaba para m. Slo tenas tres aos cuando muri. Eras un nio.

    Me acuerdorespondi Finbar, apartando la cara.Quera que siguiera, pues me fascinaba que hablaran de nuestra madre, a quien

    yo nunca haba conocido. Pero se haba vuelto a callar. Se estaba haciendo tarde; lasalargadas sombras de los rboles estiraban las puntas sobre la hierba que tenamosdebajo, a lo lejos.

    Volvi a surgir el silencio, durante tanto tiempo que pens que se habadormido. Me retorc los dedos de los pies, se haca tarde. A lo mejor s iba a necesitarzapatos.

    Y t qu, Finbar? No haca falta preguntarlo. l era diferente. Diferente detodos nosotros. Qu te dio a ti?

    Se dio la vuelta y me sonri, la curva de su amplia boca transform su rostro

    por completo.Fe en m mismo respondi sin ms. Hacer lo que es justo y no desistir,

    por difcil que sea.Hoy ha sido bastante difcil dije, mientras pensaba en la mirada fra de

    padre y en el modo en que haca aparecer a Finbar.Ser mucho ms difcil con el tiempo. No s si este pensamiento sali de mi

    mente o de la de mi hermano. Me provoc un escalofro por toda la columna.Despus dijo en voz alta:Quiero que lo recuerdes, Sorcha. Acurdate de que siempre estar ah para ti,

    da igual lo que ocurra. Es importante. Ahora ven, ya es hora de que volvamos.

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    Cuando rememoro los aos de nuestra infancia, el rbol parece lo msimportante. Acudamos all a menudo, los siete, en direccin sur a travs del bosquede la orilla de arriba del lago. Cuando era un beb, Liam o Diarmid me llevaban a laespalda; en cuanto pude andar, un par de hermanos me cogan de las manos y meayudaban a correr, a veces me balanceaban con un un, dos, tres mientras los demscorran por delante camino del lago. Cuando nos acercbamos, todo se volvatranquilo. La orilla en la que creca el abedul era un lugar profundamente mgico, ynuestras voces se acallaban a medida que nos reunamos sobre el csped que lorodeaba.

    Todos aceptbamos que aquella tierra era la puerta a otro mundo, el reino delos espritus, los sueos y las hadas, sin lugar a dudas. El lugar en el que crecimosestaba tan lleno de magia que era casi algo que formaba parte de la vida cotidiana: no

    te suceda cada da que salas a coger bayas o a sacar agua del pozo, pero todo elmundo que conocamos tena un amigo de un amigo que se haba alejado demasiadopor el bosque y haba desaparecido; o se haba metido en un anillo de setas ydesaparecido un tiempo, y despus haba vuelto sutilmente cambiado. En esoslugares pueden ocurrir cosas extraas. Puedes desaparecer durante cincuenta aos yvolver todava nia, o irte no ms de un instante de nuestro mundo y regresararrugado y encorvado por la edad. Estos cuentos nos fascinaban, pero no servanpara que tuviramos cuidado. Si te tena que pasar, te pasara igual, quisieras o no.

    El abedul, de todos modos, era un asunto distinto. Contena su espritu, el de

    nuestra madre, pues lo haban plantado los chicos el da en que muri, a peticin deella. En cuanto les dijo lo que tenan que hacer, Liam y Diarmid, de seis y cinco aos,cogieron sus palas hasta el sitio que les haba descrito, excavaron la tierra blanda yplantaron all la semilla, en la margen plana y cubierta de hierba de la parte de arribadel lago. Los pequeos ayudaron a nivelar el terreno y a regarla con sus manitasmugrientas. Ms tarde, cuando se les permiti sacarme de la casa, bamos todos

    juntos. Aqulla fue mi primera vez y, despus, dos veces al ao, en el solsticio deinvierno y el de verano, nos reunamos all.

    Podran haber acabado con el rbol los rumiantes, o los fros vientos de otoo

    haberlo partido en dos, pero estaba encantado, y en pocos aos empez a crecerhacia arriba, lleno de gracia tanto en la desnuda austeridad del invierno como en laargentada y susurrante belleza del verano. Ahora recuerdo perfectamente el lugar,claro en mi mente, y a los siete sentados con las piernas cruzadas en la hierbaalrededor del abedul, sin tocarnos, pero unidos tan firmemente como si nuestrasmanos se cogieran con fuerza. Ya ramos ms mayores, pero an nios. Yo tendraunos cinco aos, ms o menos, Finbar, ocho. Liam haba esperado a que furamos losuficientemente mayores para comprenderla antes de contarnos la historia.

    pero haba algo en la habitacin que daba miedo. Ola diferente, rara. Se

    haban llevado a nuestra nueva hermanita, y haba sangre y gente que entraba y salacorriendo con caras de pnico. El rostro de madre estaba palidsimo, all tumbada

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    con la melena extendida a su alrededor. Pero nos dio la semilla y nos dijo a Diarmidy a m: Quiero que la cojis y la plantis junto al lago, y en el momento en quemuera, la semilla germinar con nueva vida. Y entonces, hijos mos, estar siempreall con vosotros y, cuando vayis a ese lugar, sabris que formis parte de la gran

    magia nica que nos une a todos. Nuestra fuerza proviene de esa magia, de la tierray el cielo, del fuego y el agua. Vuela alto, nada hondo, devuelve a la tierra lo que teentrega.

    Estaba cansada, perda su sangre vital, pero nos sonri a los dos y nosotrosintentamos corresponder entre las lgrimas, sin entender apenas lo que nos deca,pero conscientes de que era importante. "Diarmid, cuida de tus hermanos pequeos",dijo."Comparte con ellos tu risa", su voz se volvi ms dbil. "Liam, hijo. Temo queva a ser duro para ti, durante un tiempo. Sers su cabecilla y su gua, y eres jovenpara cargar con ese peso." "Puedo hacerlo", respond tragndome las lgrimas. La

    gente se mova por la habitacin, un mdico murmuraba algo para s y sacuda lacabeza, las mujeres se llevaban las sbanas ensangrentadas y traan otras limpias, yen ese momento alguien intent que nos marchramos. Pero madre dijo que no, anno, e hizo que salieran todos, por un momento. Despus nos reuni alrededor de sulecho, para decirnos adis. Padre estaba fuera. Incluso entonces se guard para s lapena.

    As que habl con cada uno de nosotros en voz queda, cada vez se volva msy ms baja. Tena a los gemelos a cada lado, inclinados hacia delante, cada uno unaimagen especular del otro, los ojos grises como el cielo invernal, el cabello trigueooscuro y brillante como una castaa madura. "Conor, corazn mo", dijo. "Recuerdasel verso del ciervo y el guila?" Conor asinti, sus pequeos rasgos la viva imagen dela seriedad. "Rectamelos entonces", susurr. "Mis pies caminarn despacio como unciervo en el bosque", comenz Conor, con ceo concentrado. "Mi mente ser limpiacomo el agua del manantial sagrado. Mi corazn ser fuerte como un gran roble. Miespritu abrir sus alas de guila y saldr volando. ste es el camino de la verdad.""Bien", dijo ella. "Recordadlo y ensedselo a vuestra hermana cuando sea mayor.Lo haris?"

    Otro asentimiento solemne. "No es justo", estall Cormack, las lgrimas defuria se apoderaban de l. Le rode el cuello con los brazos y se agarr fuerte. "No te

    puedes morir! No quiero que te mueras!" Ella le acarici el pelo y lo tranquiliz conpalabras suaves, y Conor se acerc para que tomara sus manos gemelas en las suyaspropias, y Cormack se qued callado. Despus Diarmid cogi a Padriac en alto paraque el brazo de madre pudiera abarcarlos a los dos por un momento. Finbar, inmvil

    junto a su almohada, estaba tan quieto que pasaba desapercibido, mientrasobservaba en silencio cmo madre dejaba marchar a sus hijos, uno a uno. Se volvi al por ltimo, y no dijo nada esta vez, pero le indic que cogiera la piedra labradaque llevaba en el cuello y se la pusiera. No era mucho mayor que un beb; el cordel lellegaba por debajo de la cintura. Cerr el puito alrededor del amuleto. Con l no le

    hacan falta palabras. "Mi hija", susurr al final. "Dnde est Sorcha?" Yo sal apreguntar y Janis la Gorda vino y le coloc a la recin nacida en los brazos, para

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    entonces ya casi demasiado dbil para acurrucarse alrededor del pequeo hatillo detrapos de lana. Finbar se le acerc para sostener con sus manitas la frgil carga. "Mihija ser fuerte", dijo madre. "La magia es poderosa en ella, as como en todosvosotros. Sed sinceros con vosotros mismos y entre vosotros, hijos mos." Entonces se

    recost con los ojos cerrados y salimos poco a poco, as que no presenciamos elmomento de su muerte. Plantamos la semilla en el suelo y el rbol sali de ella yempez a crecer. Se ha ido, pero el rbol vive y a travs de l nos sigueproporcionando fuerza, la fuerza de todos los seres vivientes.

    ** ** **

    Mi padre tena tantos aliados como enemigos. Toda la tierra del norte estabadespiezada en taths como la suya, algunas mayores, la mayora mucho mspequeas, cada una mantenida por su seor en una tregua precaria con unos cuantos

    vecinos. Bastante al sur de Tara moraban el gran rey y su consorte, pero alaislamiento de Sieteaguas no afectaba su autoridad, ni a ellos, por lo que pareca,nuestras rencillas locales. Las alianzas se hacan en la mesa del consejo, se reforzabancon los matrimonios, se rompan con frecuencia por disputas sobre ganado ofronteras. Haba incursiones y campaas de sobra, pero no contra nuestros vecinos,que tenan a mi padre un respeto considerable. As que exista cierto acuerdo entreellos para unirse contra britanos, pictos y noruegos por igual, dado que todosamenazaban nuestras costas con sus lenguas extraas y sus modos brbaros. Perosobre todo contra los britanos, que haban hecho lo impensable y se haban salido con

    la suya.A duras penas poda ignorar que en ocasiones se hacan prisioneros, pero los

    encerraban y los vigilaban con eficiencia adusta, y ninguno de mis hermanos lomencionaba jams. Ni siquiera Finbar. Era raro, porque la mayor parte del tiempome abra su mente, y mis propios pensamientos jams le eran vedados. Conoca susmiedos y sus alegras, senta con l los espacios soleados y las profundidadesmsticas de nuestro bosque, el latido de la diosa en sus caminos veteados y su frescorprimaveral. Pero all estaba, aun entonces, una parte de s mismo que mantenaoculta. Es posible que intentara, incluso ya tan pronto, protegerme. As que los

    prisioneros eran para m un misterio. La nuestra era una casa de altas figurasarmadas, intercambios breves, llegadas y partidas apresuradas. Hasta cuando padreestaba fuera, y pasaba fuera la mayor parte del ao, dejaba atrs una poderosaguarnicin, con su maestro de armas, Donal, al mando, que ejerca con control frreo.

    sa era una parte de la casa; la otra, la domstica, era secundaria. Los sirvientesatendan sus tareas con la eficiencia suficiente, y la gente de la poblacin colaboraba,pues haba murallas de piedra que mantener, tejados de paja que confeccionar yfaena en el molino y la lechera. Haba que conducir los rebaos montaa arribadurante el verano, para aprovechar los pastos que hubiera, los porquerizos deban

    arreglrselas para seguirles la pista por el bosque a sus caprichosos pupilos y lasmujeres tenan que hilar y tejer. Nuestro administrador cay vctima de unas fiebres

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    y muri; entonces Conor se hizo cargo de las finanzas y las cuentas mientras padreestaba ausente. Sutilmente empez a asumir autoridad en la casa; ya a los diecisisposea esa sobriedad sagaz que ocultaba su edad y pareca inspirar confianza inclusoa los soldados ms curtidos. Estaba claro que Conor no era un mero escribano. En

    ausencia de padre, empezaron a producirse cambios discretos: a los granjeros leslleg antes del invierno un apropiado suministro de turba seca, me instal unadestilera para mi uso, en la que me ayudaba una mujer que tambin llevaba los

    bebedizos y las pociones a los enfermos. Cuando los habitantes del bosque sellevaron al marido de Madge Piepequeo se ahog en el lago al caerse de unasrocas altas (as es como el Salto de Piepequeo adopt su nombre), fue Conorquien dispuso que Madge viniera a trabajar para nosotros, amasando y pelandogallinas en nuestras cocinas. Era poco, pero era un principio.

    Finbar no intervino en la campaa de otoo de aquel ao. A pesar de las

    rdenes de padre, fueron Liam, Diarmid y, para su alborozo, el joven Cormackquienes partieron una brillante y despejada maana. La llamada a las armas fuetemprana e inesperada. Aunque no era nuestra costumbre, tenamos invitados:nuestro vecino ms cercano, Seamus Barbarroja de Glencarnagh, y parte de susquito. Seamus era de confianza, el mejor aliado de mi padre. Pero tampoco l habaentrado en el bosque sin una escolta de los hombres de padre, que fueron a recogerloa su frontera y lo escoltaron hasta la fortaleza de Sieteaguas.

    Seamus haba trado a su hija, que tena quince aos y una melena de la mismatonalidad sorprendente que la de su padre. Sus rizos podran parecer fieros, peroEilis era una chica tranquila, regordeta y de mejillas sonrosadas; de hecho, yo laencontr bastante aburrida en comparacin con mis hermanos. Nuestros invitadosllevaban unos diez das con nosotros y, como Eilis nunca quera subirse a los rboles,nadar en el lago y ni siquiera ayudarme a preparar pociones o a conservar, prontome cans de su compaa y la dej con sus cosas. Me fascinaba que los chicos seinteresaran tanto en ella, por su conversacin; si hablaba slo era de lo msinmediato y superficial. Desde luego no poda interesarles. Y sin embargo, se vea aLiam, Diarmid y Cormack escoltarla por la fortaleza y los jardines, inclinndose confascinacin evidente para no perderse ni una palabra, cogindola de la mano para

    bajar unos escalones que yo habra salvado en dos saltos.

    Era raro y cada vez se fue volviendo ms, aunque lo ms raro de todo fue queme costara tanto reparar en lo que estaba sucediendo. Pasados los primeros das,mostr sus preferencias y se adhiri con firmeza a Liam. l, a quien yo hubierasupuesto el ms ocupado, siempre pareca tener tiempo para Eilis. Detect algonuevo en su rostro, ahora desarrollado hasta la dureza de largos huesos de la edadadulta. Era un aviso a sus hermanos de que no se acercaran; lo acataron. Eilis sala apasear por el bosque con Liam cuando no lo haca conmigo. Eilis, de lo ms recatadaen la mesa, senta cundo los ojos oscuros de Liam se fijaban en ella desde el otrolado del saln, alzaba la mirada con timidez, lo miraba a los ojos un instante y

    enrojeca apropiadamente, antes de que sus largas pestaas cubrieran de nuevo elazul de sus ojos. Aun as, segu sin percatarme hasta la noche en que padre golpe el

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    tablero para pedir silencio.Amigos mos! Mis buenos vecinos! Los chitones se extendieron entre los

    congregados, las copas se detuvieron a medio camino de labios a la espera y yo sentla expectacin, como si todos supieran lo que padre iba a decir menos yo. Es

    bueno, en estos tiempos atribulados, que nos divirtamos juntos, que bebamos, riamosy compartamos los frutos de nuestros pastos. Pronto, durante la luna llena,volveremos a partir, puede que esta vez para asegurar nuestras orillas de una vezpor todas. En ese momento tuvieron lugar unos cuantos gritos y aclamaciones,pero estaban claramente esperando algo ms. Mientras tanto, sois bienvenidos enmi saln. Haca mucho tiempo que no se celebraba aqu una fiesta similar.

    Se ensombreci por un instante. Seamus Barbarroja se inclin hacia delante,tena el rostro enrojecido.

    Colum, sois un anfitrin magnfico, que nadie os diga lo contrario

    proclam, y su habla sufra un poquillo a causa de la calidad de nuestra cerveza.Eilis estaba colorada y volva a mirar hacia su plato. Por el rabillo del ojo,sorprend a Cormack dndole trozos de carne a su perra, Linn, que habacomprimido su cuerpo de largas extremidades bajo la mesa. l sostena con muchanaturalidad un trocito de buey o pollo entre los dedos; un instante despus, elenorme y bigotudo hocico apareca y desapareca, y Cormack apoyaba la mano vacaen el borde de la mesa, con los ojos cuidadosamente puestos en otra parte y loshoyuelos ligeramente ms visibles.

    Y as os digo: bebamos por la feliz pareja! Que su unin sea larga y fructfera,un smbolo de amistad y paz entre los vecinos.

    Me haba perdido algo; Liam estaba de pie, bastante plido pero incapaz decontener la sonrisa en su por lo general serio rostro, y tomaba a Eilis de la mano. Porfin vi la manera en que se miraban uno a otro y supe a qu se deba.

    Liam, casado? dije a nadie en concreto. Con sa? Pero todos se reany se felicitaban, incluso mi padre pareca de lo ms satisfecho.

    Vi al viejo ermitao, el padre Brien, hablar tranquilamente con Liam y Eilisentre la multitud. Me guard mi dolor para m y sal del saln, lejos de las antorchas,los cirios y el ruido; me fui a la destilera, que era mi nico lugar propio, pero no atrabajar: me sent en la profunda tronera de la ventana con un nico resto de vela

    como compaa y me qued mirando el jardn aromtico. Haba una rodaja de luna yalgunas estrellas detrs; lentamente los rostros familiares del jardn se me fueronapareciendo, aunque los conoca tan bien que podra haberlos adivinado con nochecerrada: el verde azulado del ajenjo, que alejaba a los insectos, las puntas amarillas dela hierba lombriguera, la delicada lavanda gris coronada de puntas prpura y azul,los bastos muros de piedra recubiertos de verde suave donde floreca la enredadera.Haba muchas ms y, detrs de m, en las estanteras, brillaban sus aceites y esenciasdentro de botellas, tarros o crisoles, para sanar o como paliativo; sus hojas y floressecas colgaban encima de m en manojos ordenados. Un delicado aroma a curacin

    penda del aire. Inspir profundamente. Haca mucho fro; la vieja capa que habacolgado de un gancho tras la puerta me abrig un poco, pero el fro se me meta

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    directamente en los huesos. Lo mejor del verano haba terminado.Deb de quedarme all sentada bastante tiempo, pasando fro incluso entre el

    confort de mis cosas. Era el final de algo que no quera que terminara. Pero no sepoda hacer nada. Era imposible no llorar. Las lgrimas discurran en silencio por mis

    mejillas y yo no haca esfuerzo alguno por secrmelas. Al cabo de un rato, sonaronunos pasos y un suave golpe en la puerta. Claro, habra venido uno de ellos.Estbamos tan unidos, los siete, que ninguna herida de la infancia pasabadesapercibida; por insignificante, real o imaginario, no haba dao que se soportarasin consuelo.

    Sorcha? Puedo entrar? Cre que sera Conor, pero era mi segundohermano, Diarmid, quien se agach bajo el dintel, entr y sent su larga osamenta enun banco junto a mi ventana. La llama titilante me mostr su rostro con marcadosclaroscuros; enjuto, con la nariz recta, una versin ms joven de Liam salvo por la

    boca ms carnosa, siempre dispuesta a iluminarse en una sonrisa de pillo, pero ahoraestaba serio. Tendras que volver dijo en un tono que me indicaba que a l,personalmente, la cortesa le daba igual. Han notado tu ausencia.

    Tragu saliva y me sequ las mejillas con una esquina de la vieja capa. En esemomento mis sentimientos se parecan ms a la ira que a la pena.

    Por qu tienen que cambiar las cosas? dije enojada. Por qu nopodemos seguir como estamos? Liam era muy feliz antes No la necesita!

    En su favor dir que Diarmid no se ri de m. Estir las piernas, al parecer muyconcentrado.

    Liam es un hombre dijo despus de un rato. Los hombres se casan,Sorcha. Aqu tendr responsabilidades, una esposa puede compartirlas con l.

    Ya nos tiene a nosotrosrespond vehemente.Entonces Diarmid s sonri, desplegando unos hoyuelos que rivalizaban con los

    de Cormack en encanto. Me hicieron preguntarme por qu Eilis no lo habra escogidoa l en lugar de al serio Liam.

    Escchame, Sorcha. No importa dnde estemos o qu hagamos, nosotrossiete jams podremos separarnos. Siempre seremos los mismos para nosotros. Peroestamos creciendo y la gente que crece se casa, se va y deja entrar a otra gente en susvidas. Tambin t lo hars algn da.

    Yo!Estaba horrorizada.Tienes que saberlo. Se me acerc y me cogi de la mano; repar en que la

    suya era grande y spera, la mano de un hombre. Tena diecisiete aos. Padre yaplanea un matrimonio para ti, en unos cuantos aos, y sin duda partirs a vivir con lafamilia de tu marido. No todos nos quedaremos aqu.

    Marcharme? No pienso irme nunca de Sieteaguas! sta es mi casa! Antesmorir que irme de aqu!

    Mis lgrimas volvieron a brotar. Saba que me estaba comportando como unatonta; no era tan ignorante como para no comprender los matrimonios y las alianzas

    y lo que se esperaba de m. Era slo que el repentino golpe del compromiso de Liamme haba impactado; mi mundo cambiaba y yo no estaba preparada.

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    Las cosas cambian, Sorcha dijo Diarmid sombro. Y no siempre como nosgustara. No todos nosotros habramos elegido a Eilis para Liam, pero as es ydebemos aceptarlo.

    Pero por qu quiere casarse con ella? pregunt de un modo infantil. Es

    aburridsima!Liam es un hombre respondi Diarmid con severidad, claramente

    apartando sus propias objeciones. Y ella es una mujer. Su matrimonio fueconcertado hace bastante. Tienen suerte de quererse, puesto que estn prometidos segusten o no. Ser una buena esposa para l.

    Yo nunca me casar por conveniencia repuse enardecida. Nunca. Cmopasar la vida entera con alguien que odias o con alguien con quien no puedes hablar?Prefiero no casarme.

    Y ser una vieja bruja entre sus remedios y esencias? Mi hermano sonri.

    Bueno, eres lo bastante fea para este trabajo. De hecho, me parece que ya se te notanlas arrugas, abuela! Le pegu un puetazo en el brazo, pero tambin yo estabasonriendo. Me dio un abrazo rpido, lo suficientemente fuerte para detener lasnuevas lgrimas. Venga dijo. Lvate la cara, pinate y enfrentmonos a lafiesta un ratito ms. Liam se preocupar si desapareces durante toda la noche.Necesita tu aprobacin, as que mejor ponle buena cara.

    No bail durante el compromiso, pero me pase entre los invitados, bes lamejilla sonrosada de Eilis y le dije a Liam que me alegraba por l. Los ojos rojosdebieron de traicionar mis autnticos sentimientos, pero con el humo y las antorchas,despus de algo ms de cerveza de la que sola beber, Liam no pareci darse cuenta.Los otros me observaban; Diarmid, con cario, me traa aguamiel y se aseguraba deque no me quedara sola demasiado tiempo; Conor, un poco severo, como sientendiera mis sentimientos egostas demasiado bien. Padriac y Cormack estabanaprovechando al mximo la rara visita de una corte de mujeres y bailaban con lasms guapas de las damas de Eilis; por la cantidad de risas y guios, estaba claro quela juventud de mis hermanos no era ningn impedimento para su popularidad.Finbar estaba concentrado en una discusin con un viejo guerrero canoso, uno delsquito de Barbarroja.

    Padre se haba relajado; haca mucho tiempo que no lo vea as. Abrir su casa a

    los invitados haba sido una prueba, pero necesaria, por el inters de una alianzaestratgica con su vecino. Padre haba observado mi regreso e incluso asinti conaprobacin al verme conversar con la anciana carabina de Eilis. Estaba claro, penscon amargura, que lo que quera era una hija exactamente igual que Eilis: dcil,suave, una ricura sin mente propia. Bueno, no me importaba, por Liam, simular elpapel, pero mejor que no pensara que iba a durar mucho ms.

    La noche prosigui, la cerveza y el aguamiel corrieron, las bandejas de comidaentraban y salan. Se ofreca de lo mejor: cerdo asado, pan de trigo suave, frutasespeciadas y un queso tierno de leche de oveja. Hubo ms msica y baile, los

    intrpretes formaban parte del squito de Seamus y compensaban con vigor su faltade sutileza. El que tocaba el bodhrn tena los brazos de un herrero, y el flautista,

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    querencia por el aguamiel. Era tanto el jaleo de pisotones, silbidos y gritos de jbilo,que pasaron unos minutos antes de que los invitados repararan en el escndalo de lapuerta, el estrpito del metal y los gritos. Poco a poco el sonido de la celebracin sefue amortiguando y la multitud se abri para acoger a una pequea compaa de los

    hombres de padre, an con la armadura de batalla y las espadas desenvainadas. Seacercaron hasta el silln de mi padre, arrastrando entre todos a un prisionero a quienno le pude ver la cara, pero cuyos cabellos, agarrados por detrs por un puoenguantado en malla, reflejaban la luz de las antorchas como ondas de oro.

    Mi seor Colum! retumb la voz del capitn. Lamento interrumpirvuestros festejos.

    Desde luego respondi mi padre en su tono ms fro. Ser un asuntorealmente urgente para requerir de una intrusin tal. Qu queris? Tengo invitados.

    No le complaca la interrupcin, pero llev su mano hasta el cinto de la espada.

    Lord Colum conoca bien a sus hombres, no iban a arriesgarse a su enfado de aquellamanera. Haba en l una alerta instantnea que slo denotaba profesionalidad. A sulado, Seamus Barbarroja estaba desplomado sobre su silln, con una sonrisa beatficapor nada en particular. Aunque l se haba permitido relajarse generosamenteaquella noche, su anfitrin estaba totalmente sobrio.

    Un prisionero, mi seor, como veis. Lo encontramos en la orilla norte dellago, solo; pero seguro que hay ms cerca. Este hombre no es un mercenario, lordColum.

    Hubo un movimiento violento, y la voz del soldado fue acallada cuando elcautivo intent liberarse. La gente se arremolinaba para ver mejor, pero todo lo queyo alcanzaba a vislumbrar entre los cuerpos apretujados era el cabello dorado, elenorme puo del hombre que lo tena sujeto y la manera en que el prisionero semantena erguido, como si l fuera la nica persona en el mundo que importara.

    Me met por debajo de unos cuantos brazos, apart a un grupo de chicas quecuchicheaban y trep al banco de piedra que rodeaba el gran saln. Despus di otropaso precario hasta el reborde del pilar y consegu una vista libre de obstculos porencima de las cabezas de la multitud, que murmuraba pendiente de la escena. Loprimero que vi fue a Finbar, colgado en un sitio idntico al mo al otro lado. Sumirada pasaba de largo de m y estaba centrada en el prisionero.

    La cara del prisionero tena buenos moratones, le haba sangrado la nariz y,cuando lo inspeccionabas con mayor atencin, veas que sus brillantes rizos estabanenmaraados con sangre y sudor. Detrs de ellos, sus ojos ardan como brasas alposarse sobre mi padre. Era joven, estaba herido y desesperado por el odio. Era elprimer britano que vea jams.

    Quin eres y cules son tus intenciones? exigi mi padre. Habla ahora,pues el silencio no te ha de hacer ningn bien, eso lo prometo. No hay bienvenidasino muerte para los de tu pueblo, pues slo os conocemos una intencin en nuestrastierras. Quin te ha enviado?

    El joven se irgui, forceje con desdn con las sogas que le ataban las manosfuertemente tras la espalda. Escupi con una puntera sorprendente a los pies de

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    padre. Al instante, uno de los captores tens la cuerda, retorciendo ms fuerte susbrazos, el otro emple toda la fuerza del puo enfundado en malla para golpear elrostro del prisionero y le dej un verdugn rojo en la boca y la mejilla. Elresentimiento y la furia hervan en los ojos del joven, pero cerr con fuerza los labios

    y se qued callado. Padre se puso en pie.Esta exhibicin no es espectculo para damas y no debe tener lugar en este

    saln de celebracionesdijo. Quiz sea momento de retirarse.Recorri el saln con una mirada de circunstancias, logrando as agradecer y

    despedir a sus invitados en un instante. Hombres, preparaos para una partidaantes de hora. Al parecer nuestra incursin ya no puede esperar a la luna llena.Mientras tanto, veremos qu tiene que decirnos este visitante indeseado; que seacerquen mis capitanes, los dems podis retiraros. Invitados mos, lamento este finalprecipitado de nuestra fiesta.

    La casa, en un instante, volvi a su estado de campaa. Aparecieron lossirvientes; jarras, copas y bandejas desaparecieron. Eilis y sus damas partieron a susaposentos con presteza, Seamus no tard en seguirlas, y en breve slo quedaronpadre y un puado de sus hombres de confianza. En algn lugar en medio deaquello, arrastraron al prisionero, an callado y encendido por la furia. Si susguardias recibieron instrucciones, me las perd. Y en el saln a oscuras, Finbar y yo,cada uno a un lado, confundidos entre las sombras, pues ambos sabamos bien cmohacerlo. No puedo explicar por qu me qued, pero el esquema que iba a conformarnuestros destinos estaba ya en marcha; ojal lo hubiera sabido.

    si ya estn aqu, tan cerca, significa que tienen suficiente informacin denuestras posiciones para suponer una amenaza real para

    erradicadlos, pero rpido, antes de que la informacinEs primordial que hable. ste era padre, su voz estaba cargada de

    autoridad. Dselo. Y tiene que ser esta noche, pues la rapidez es esencial. Partimosal alba. Di a tus hombres que duerman mientras puedan, despus comprueba queest todo listo. Se volvi a uno de los hombres ms mayores. T supervisars elinterrogatorio. Y asegrate de que quede vivo. Un prisionero como l podra resultartil como rehn despus de cumplir su funcin. Est claro que no es un soldado deinfantera corriente. Podra incluso ser familia de Northwoods. Diles que vayan con

    cuidado.El hombre asinti y abandon el saln, el resto volvi a enfrascarse en sus

    planes. Me dio pena Liam, recin comprometido y ya de campaa otra vez. A lomejor la vida de los hombres era as, pero pareca muy injusto.

    Sorcha! Un susurro a mis espaldas casi me hizo gritar y revelar miescondite. Finbar me tir de la manga y me arrastr en silencio hasta el patio.

    No te me acerques as sin avisar! le grit entre dientes. Sus dedos sobre mislabios me silenciaron al instante y, hasta que no giramos la esquina y hubocomprobado con cuidado que no haba nadie a la escucha, no habl.

    Necesito que me ayudes susurr. No quera pedrtelo, pero no puedohacer esto solo.

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    Hacer qu?Capt mi atencin al momento, aunque no tena la menor ideasobre qu hablaba.

    Ahora no podemos hacer demasiado dijo, pero podramos sacarlo por lamaana, si puedes darme lo que necesito.

    Qu?dije. A qu te refieres?Veneno repuso Finbar. Me conduca con rapidez por la arcada hasta los

    jardines. Ambos poseamos la habilidad de desplazarnos rpido y en silencio porcualquier tipo de terreno, por haber crecido medio salvajes. De hecho, tenamos unascuantas habilidades inusuales.

    En cuanto estuvimos en la destilera y tanto la puerta interna como la externaestuvieron cerradas, hice que Finbar se sentara y me lo explicara. No quera, su rostrotena esa expresin tozuda que a veces adoptaba cuando la verdad era dolorosa perotena que contarla. Una habilidad que ninguno de nosotros adquiri nunca fue la

    capacidad de mentir.Tendrs que explicrmelo dije. No puedes decir slo veneno y callarte.

    En cualquier caso, s lo que ests pensando. Ya tengo doce aos y medio, Finbar, soysuficientemente mayor para que confes en m.

    Confo en ti, Sorcha. No es eso. Es slo que si me ayudas ahora, corrers unriesgo y, adems, esSe retorca las puntas del pelo con los dedos otra vez. Dejla frase a medias, pero sintonic con sus pensamientos, que por un momento olvidocultarlos.

    En la oscuridad de la silenciosa sala vislumbr por un instante la terrible visinde un brasero al rojo y carne quemada, destrozada, y o a un hombre gritar. Me echhacia atrs de un sobresalto, temblaba. Nuestras miradas se cruzaron en el horror dela visin compartida.

    Qu tipo de veneno? pregunt vacilante mientras mis manos buscabanyesca para encender una vela.

    No para matar. Una pcima lo suficientemente fuerte para dormir a unhombre toda la maana. Suficiente para cuatro hombres, que sepa bien, para que sela beban en la cerveza y no noten la diferencia. Y lo necesito antes de la salida del sol,Sorcha. Desayunan temprano y la guardia cambia a media maana. Es muy pocotiempo. Sabes preparar esa pocin?

    En la oscuridad, asent a regaadientes. Nosotros dos no necesitbamos vernos,excepto con el ojo de la mente, para alcanzar un acuerdo.

    Me lo vas a tener que contar dije lentamente. Dime para qu es. Es l,no? Ese prisionero?

    La vela ardi y la proteg con la mano. Ya era muy tarde, bien pasada lamedianoche, pero fuera se oan ruidos amortiguados de actividad, caballos que erantrasladados, armas que se afilaban, provisiones que se cargaban; ya estabanpreparndose para la salida al alba.

    Ya lo has vistodijo Finbar con una intensidad queda. Slo es un chico.Es mayor que t no pude resistirme a sealar. Por lo menos diecisis,

    creo.

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    Suficientemente mayor para morir por una causa repuso mi hermano, y yosent lo recto que era, cmo lo guiaba su determinacin por hacer las cosas bien. SiFinbar hubiera podido cambiar el mundo con su sola fuerza de voluntad, lo habrahecho.

    Qu quieres que haga? Que ponga a dormir al britano? Repasaba misestanteras a la tenue luz de la vela, el paquete que quera estaba bien escondido.No habl. Y as seguir, si no me equivoco. Eso le va a costar lo suyo. Britano

    o no, merece una oportunidad de libertad dijo Finbar con seriedad. Tu pocinpodra comprrsela. No hay manera de ahorrarle el dolor, ya llegamos tarde paraeso.

    Qu dolor? A lo mejor saba la respuesta a mi pregunta, pero mi mente senegaba a encadenar las pistas que tena, se negaba a aceptar lo inaceptable.

    La pocin es para los guardias. Finbar hablaba a regaadientes. Estaba

    claro que quera que estuviera lo menos al corriente posible

    . T hazla, yo meencargar del resto.Mis manos encontraron el paquete casi automticamente: belladona, utilizada

    con moderacin y bien mezclada con otras hierbas, producira un sueo profundocon pocos efectos indeseados. El quid era acertar la dosis; si te pasabas, la vctima nose volvera a despertar. Me detuve, tena delante las bayas secas sobre la losa depiedra.

    Qu pasa? pregunt Finbar. Por qu te demoras? Sorcha, tengo quesaber que lo hars y debo irme. Hay otros asuntos que tengo que atender.

    Ya estaba de pie, ansioso por irse, con la mente en pleno proceso de trazar elresto de su estrategia.

    Qu le van a hacer, Finbar? Seguro que no seguro que no sera eso quehaba visto en la visin y que me haba mareado tanto.

    Ya has odo a padre. Dijo que lo mantuvieran vivo. Yo me preocupo de eso,Sorcha. T encrgate slo de la pocin. Por favor.

    Pero cmo puede padre?Resulta fcil contest Finbar. Es el entrenamiento, la habilidad para ver

    al enemigo como algo distinto a un hombre real. Es de una raza inferior, lo definensus creencias: aprendes a hacer con l lo que quieres y a doblegarlo a tu voluntad.

    Not mi horror. Est bien, Sorcha dijo. A ste lo podemos salvar, t y yo. Hazlo que te pido y djame el resto.

    Qu vas a hacer? Y qu pasar si padre se entera?Demasiadas preguntas! No nos queda mucho tiempo. No puedes hacerlo y

    punto?Me volv para mirarlo a la cara, con los brazos cruzados. A decir verdad, estaba

    temblando y no era slo de fro.S que no mientes, Finbar. No tengo ms remedio que creer lo que me dices.

    Pero jams he envenenado antes a nadie. Soy sanadora.

    Levant la mirada para observar su rostro silencioso, la boca ancha y nerviosa,los ojos gris claro que siempre parecan puestos en un camino futuro que no contena

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    certidumbre alguna.A veces ocurre dijo con calma. Forma parte de la guerra. A veces hablan.

    A veces no. A menudo mueren. Slo de vez en cuando escapan.Pues mejor vete y acaba de arreglarlo pronunci con una voz que sonaba

    como la de otra persona. Mis manos buscaron un cuchillo afilado y empezaron arebanar y picar los ingredientes de mi pocin del sueo. Beleo. Gorro de bruja. Laspequeas setas azules que algunos llaman semilla del diablo. Belladona, nodemasiada. Vete, Finbar.

    Gracias. Por un instante destell una sonrisa, la generosa sonrisa que leencenda el rostro. Despus se fue, escabullndose entre las sombras tan silenciosocomo un gato.

    Fue una noche larga. La conciencia de que el ms leve error poda convertirmeen una asesina me mantuvo alerta y, antes del alba, la pocin del sueo estaba

    preparada y sellada en una pequea botella de piedra apropiada para ocultarla en lapalma de la mano, y la destilera estaba inmaculadamente limpia, haba desaparecidotodo rastro de mis actividades. Finbar vino a buscarme cuando el ruido de arnesestintineantes y botas apresuradas aument fuera.

    Creo que es mejor que hagas t tambin esta parte susurr. Es menosprobable que reparen en ti.

    Record, vagamente, que en teora tena que unirse a la campaa, no lo habaordenado as padre? Despus estuve demasiado ocupada para pensar, mientras mecolaba discretamente en las cocinas siguiendo las instrucciones susurradas de mihermano, esquivando a sirvientes y hombres de armas que buscaban un ltimo

    bocado que echarse a la boca, mientras preparaban raciones de viaje, llenabanbotellas y jarras de vino. Janis la Gorda, haba dicho Finbar, ve donde Janis laGorda tiene la olla de hierro en el fuego. Si han trabajado por la noche, les llevarcerveza aguada a primera hora de la maana. Su bebida especial. Dicen que tieneinteresantes efectos secundarios. Se la lleva ella misma, puede que consiga favores acambio. Qu tipo de favores?, le pregunt. No importa, contest Finbar. Tslo asegrate de que no te vea.

    Haba un par de cosas en las que era buena. Una eran las pociones y losvenenos, la otra quedarme callada y permanecer invisible cuando me convena. No

    supuso ningn problema aadir la pocin a la cerveza aguada; Janis se volvi uninstante, al contarle un chiste el hombre de armas ms alto mientras engulla laltima salchicha y sala por la puerta, al tiempo que se abrochaba la hebilla del cintode la espada. Haba terminado y me haba ido antes de que se diera la vuelta, sinverme ni un instante. Ha sido fcil, pens, mientras me escabulla por la puerta.Deba de haber unas quince personas all y no me haba visto ni una sola. Ya casiestaba fuera cuando algo me hizo volver la vista. Justo al otro lado de la cocina,mirndome directamente a los ojos en aquel momento, estaba mi hermano Conor. Enpie, en la otra esquina de la sala, medio en sombra, sostena en una mano una lista y

    una pluma en la otra. Su ayudante, de espaldas, estaba cargando vveres en unasalforjas. Me qued helada: desde donde estaba mi hermano tena que haberlo visto

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    todo. Cmo no haba reparado antes en l? Paralizada entre el instinto de salirdisparada a buscar refugio y la necesidad de justificarme, vacil en el umbral. YConor volvi a bajar la vista hacia sus escritos y continu con la lista como si no mehubiera visto. Estaba demasiado aliviada para preocuparme por una posible

    explicacin y sal disparada como un conejo asustado, temblando de los nervios.Finbar no estaba por ningn sitio. Me met en el mejor refugio que se me ocurri, elviejo establo donde mi hermano ms joven, Padriac, mantena su circo de bichosabandonados y extraviados. All encontr un rincn clido entre la paja bien seca, yla vieja burra que ostentaba el derecho con anterioridad se hizo a un lado aregaadientes, dejndome espacio junto a su ancha espalda. Hambrienta, con fro,confundida y agotada, me evad, por el momento, en el sueo.

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    Captulo II

    Nuestra historia no puede ser contada sin hacer mencin al padre Brien. Hedicho que era un ermitao y que intercambiaba un poco de conocimiento por unahogaza o una bolsa de manzanas. Eso era cierto, pero en el padre Brien haba muchoms de lo que pareca a simple vista. Se deca que una vez haba sido guerrero y se leatribuan unos cuantos crneos vikingos; se deca que haba venido del otro lado delmar, desde Armrica, para poner sus habilidades con la pluma y la tinta al serviciode la casa cristiana de oracin en Kells; pero llevaba mucho tiempo viviendo solo y

    era viejo, por lo menos tena cincuenta aos. Era un hombre pequeo, enjuto, de pelocano, cuyo rostro posea la aceptacin calmada de aquellos cuyo espritu hapermanecido entero tras una vida de pruebas.

    Las visitas al padre Brien eran una aventura en s mismas. Viva en la ladera surdel lago y nos llevaba nuestro tiempo llegar all, pero eso era parte de la diversin.Haba un tramo en el que tenamos que cruzar un arroyo con una cuerda,columpindonos a lo bestia entre los grandes robles. Cormack se cay dentro unavez; por suerte, era verano. Haba otro tramo en el que haba que trepar por unachimenea de roca, que se cobraba peaje en rodillas y codos, por no hablar de los

    agujeros que nos haca en la ropa. Tenamos elaborados juegos del escondite. Dehecho, se poda llegar all en la mitad de tiempo por una pista para carretas, peronuestra manera era mejor. A veces el padre Brien no estaba en casa, el hogar estabafro, el suelo barrido y desnudo. Segn Finbar, que por algn motivo saba de estascosas, el buen hombre suba a la cumbre del pico Ogma, un buen trecho para unanciano, y se quedaba all como una piedra, mirando hacia el este, al mar y ms all,a la tierra de los britanos, o hacia las islas. Desde all no se vean las islas, pero si lepreguntabas a cualquier hombre o a cualquier mujer dnde estaban, los veas sealarcon una confianza total hacia el este y un poco hacia el sur. Era como si tuvieran un

    mapa grabado en su espritu que ni la distancia ni el tiempo podan borrar.Cuando el ermitao estaba en casa, le gustaba hablarnos de aquella manera

    comedida y tranquila y trocaba conocimiento por las necesidades bsicas de la vida;saba muchas lenguas, sus conocimientos sobre plantas tambin eran notables ycolocaba huesos en su sitio con pericia. De l aprend la mayora de los rudimentosde mi arte, pero mi obsesin por las propiedades curativas de las plantas me llevms lejos, y pronto lo super en ese aspecto.

    Haba ocasiones en las que nos ayudbamos mutuamente a atender a losenfermos: l tena la fuerza para colocar una articulacin en su sitio o entablillar una

    extremidad rota; yo, la habilidad para cocer una pocin o preparar una locin paraun cometido concreto. Entre ambos ayudamos a muchas personas, y la gente empez

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    a acostumbrarse a m, an una nia, mirndoles las gargantas y prescribiendoremedios. Funcionaban, y eso era lo nico que les importaba.

    Haba algunos a quienes era muy difcil ayudar. Cuando las hadas se tellevaban, poco se poda hacer. Una vez hubo una chica que perdi a su enamorado a

    manos de la reina bajo la colina. Salieron a festejar por la noche al bosque, los muytontos, y se metieron en un crculo de setas pensando en otra cosa. La reina se lo lleva l, pero no a ella. Todo lo que lleg a ver fue la pluma roja de su sombrerodesaparecer por una grieta en las rocas, y sus voces agudas riendo. Cuando la chicalleg a nosotros, haba perdido la mitad de la cabeza, y ni las oraciones del padreBrien ni mis pociones para dormir le proporcionaron demasiada paz. El padre hizo loque estuvo en sus manos, pues trataba a una amante hechizada y a un vagabundodesorientado con la misma entrega que a los granjeros y herreros heridos yquemados. Era de manos fuertes, voz delicada, todo en l eminentemente prctico.

    Escuchaba mucho y hablaba poco.No hizo ningn intento de imponernos su religin, aunque tuvo numerosasoportunidades. Entenda que nuestra casa segua las viejas costumbres, si bien laobservancia de ellas dej algo que desear desde la muerte de nuestra madre. De vezen cuando le escuchaba discutir con Conor los puntos en los que se diferenciaban lasdos fes y qu base comn compartan, pues amaba tanto como Conor el debate. Enocasiones me preguntaba si la tolerancia del padre Brien habra sido la causa de sumarcha de la casa de oracin en Kells, pues se deca en otras partes de Erin que laexpansin de la fe cristiana se haba acelerado a sangre y fuego y que las antiguascreencias eran apenas ya un recuerdo. Sin duda, el padre Brien jams intentconvertirnos, pero s le gustaba dirigir unas oraciones antes de cada campaa,porque pensara lo que pensara de los objetivos de mi padre, no poda hacerles daoenviar a los hombres a su tarea con una bendicin.

    Un estrpito metlico me despert. Me levant an adormilada, tuve quequitarme briznas de paja del pelo. La burra tena el hocico bien metido en elcomedero.

    Te lo has perdido todo coment Padriac, enfaenado en reponer paja frescacon una horquilla. Finbar se la va a cargar otra vez. No haba manera deencontrarlo esta maana. Padre estaba de lo ms disgustado. Se ha llevado a

    Cormack en vez de a Finbar. Tendras que haberle visto la sonrisa. A Cormack, claro,no a padre. No volver a sonrer hasta que las ranas cren pelo, mira lo que te digo.De todos modos, han acabado marchndose, despus de que el viejo les dijera suspaternsters y sus amenes, y podemos volver a la vida normal. Hasta la prxima. Nome gustara estar en la piel de Finbar cuando padre lo pille.

    Dej la horquilla a un lado y fue a echarle un vistazo a la lechuza, agarrada auna percha en un rincn oscuro del granero. Ya tena el ala casi sana y Padriacconfiaba en poder soltarla pronto. Yo admiraba su persistencia y paciencia, aunqueapartaba los ojos de los ratones vivos que ya le haba preparado para la comida.

    Finbar haba desaparecido. Pero no era infrecuente en l salir al bosque, o allago, y nadie coment su ausencia. Yo no tena idea de dnde haba ido y no saqu el

  • 7/28/2019 Siete