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f IDEAS R A SIR ÞL --- --- - --- --- - O CO (Conversación con Ilya Pgogine) Enrico Arosio D etrás de su escritorio destacan unas máscaras rituales aicanas y algunos agmentos arqueológicos romanos. Un iso, en particular, que se remonta a los primeros siglos del Cristianismo, recuerda en su desconcertante modernidad a una confi- guración de órbitas atómicas. Ilya Prigogine, premio Nobel 1977, químico, sico teórico y fi- lóso de la ciencia, es un hombre lleno de in- quietudes. Nacido en Moscú en 1917, Prigogine es un exhaustivo investigador del saber cient- co del siglo XX: es decir, del tránsito histórico que va desde la racionalidad clásica a la ciencia de lá complejidad. Según Prigogine, el hombre del siglo XX tendrá que cambiar. Tendrá que aprender una ciencia, y un arte nuevo: la lección creativa de la Naturaleza. -Prosor Prigogine, según usted, lel siglo XX es un siglo para el olvido o, por el contrario, debe ser glorificado? -«Es dicil responder. El siglo XX ha produ- cido la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica, y también la revolución de la termodi- námica. El siglo XX se caracteriza por no tener ningún campo en concreto que pueda ser consi- derado como una continuación del XIX. Preci- samente, a la luz del desarrollo de la termodiná- mica y de los sistemas complejos, podemos afir- mar que se sobreentiende el concepto clásico de Ciencia, es decir, la idea de que la Naturaleza nciona como una máquina bien engrasada, que obedece a leyes implacables, deterministas y controlables. Hoy está tomando cuerpo la vi- sión de una realidad compleja, sorprendente y sólo en parte previsible». -Luego, lha terminado la representación del mundo como un reloj? -«Por supuesto. Así era el mundo hasta el si- glo XIX, un mundo que llevaba necesariamente a una alienación del hombre. lCómo encontrar el lugar adecuado en un universo preciso como un reloj?, lsomos quizá nosotros mismos relo- jes, tal y como se preguntaba Spinoza? Hoy, en un univirso de fluctuaciones y de bircaciones, el hombre se adapta de un modo natural. Vivi- mos en un mundo de alternativas, de evolucio- nes. Y la historia avanza delante de nuestros ojos: pensemos en el Este. Casi se puede sentir cómo pasa el tiempo. El tiempo de un universo que es histórico y evolutivo». -lCuáles son las revoluciones científicas del 12 siglo XX que a su juicio han cambiado nuestra visión de la Naturaleza y del Universo? -«Yo distinguiría tres ses. La primera mitad del siglo está caracterizada por las revoluciones de la mecánica cuántica y de la relatividad. Des- de entonces, sabemos que el mundo no está re- gido por las mismas leyes en todos los niveles. Un átomo no se comporta como un planeta, ni un objeto lento como un objeto que viaja a la velocidad de la luz. La segunda se empieza mediado el siglo, y son varios los ctores que la caracterizan. Podría citar el descubrimiento de las partículas elementales. A menudo se recuer- da la ase que Isidore Rabi pronunció en el mo- mento del descubrimiento del muan: 'Pero, la quién le sirve este objeto?' Es verdad: lqué ne- cesidad tiene nadie de esa enorme variedad de partículas? Y sin embargo, ha revolucionado nuestro concepto de la materia. Otro aspecto es la cosmología, el descubrimiento de que nuestro universo (que, por otra parte, ignoramos si es el único que existe) es histórico y no eterno, como se consideró desde los tiempos de Aristóteles. Y luego está la genética, la vida que incluye ade- más nómenos de autoorganización. La vida como rma irreversible ...» -En este punto, estamos ya en la tercera se del siglo XX, lno? -«Sí, es la se en la que nos encontramos ac- tualmente. Es el momento en el que intentamos construir una imagen nueva y coherente del universo. Una imagen que abarque un campo enorme, es decir, el conjunto de los nómenos que están a nuestro alrededor y que yo definiría como de orden y de desorden: el orden de la es- tructura del cerebro y el desorden de los tones en el espacio. La coherencia y la incoherencia. Y quisiera insistir en el hecho de que esta revolu- cionaria transrmación del universo nos ha si- do impuesta. Nadie ha deseado la expansión del universo, ni de las partículas elementales. Es el diálogo con la naturaleza el que nos impone una visión nueva de la propia naturaleza. La ciencia de este fin de siglo será cada vez más una cien- cia de los nómenos globales». -Demos un paso hacia atrás. El siglo XX ha sido quizá el más destructivo de la historia, es posible que debido a las diversas 'ciencias de guerra', desde las cámaras de gas hasta las armas nucleares y químicas. lQué tipo de ciencia im- plica hoy los mayores peligros? -«No estoy en absoluto de acuerdo con esta valoración. Hubiera sido adecuada hace veinte o treinta años. Sin embargo, me pregunto si las guerras de nuestro siglo no son sino el resultado de las ideologías del siglo XIX, manistaciones de un nacionalismo que hoy es mucho menos agresivo. Quisiera recordar que el siglo XX es la era de la superación de la desigualdad. No hay que olvidar el holocausto ni las cámaras de gas. Pero no olvidemos tampoco, en épocas anterio- res, el exterminio de los indios, los colonialis- mos europeos en Aica o la esclavitud en Rusia

SIGLO ESPECTACULO · las aventuras era 'Tintín en el Congo'. Recuerdo que Tintín, cuando veía pasar un antílope, dis-¡ sf paraba. lQue pasaba una manada entera? Seguía disparando

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Page 1: SIGLO ESPECTACULO · las aventuras era 'Tintín en el Congo'. Recuerdo que Tintín, cuando veía pasar un antílope, dis-¡ sf paraba. lQue pasaba una manada entera? Seguía disparando

f IDEAS PARA SIR DEL--------------

SIGLO ESPECTACULO

(Conversación con Ilya Prigogine)

Enrico Arosio

Detrás de su escritorio destacan unas máscaras rituales africanas y algunos fragmentos arqueológicos romanos. Un friso, en particular, que se remonta a

los primeros siglos del Cristianismo, recuerda en su desconcertante modernidad a una confi­guración de órbitas atómicas. Ilya Prigogine, premio Nobel 1977, químico, físico teórico y fi­lósofo de la ciencia, es un hombre lleno de in­quietudes. Nacido en Moscú en 1917, Prigogine es un exhaustivo investigador del saber científi­co del siglo XX: es decir, del tránsito histórico que va desde la racionalidad clásica a la ciencia de lá complejidad. Según Prigogine, el hombre del siglo XX tendrá que cambiar. Tendrá que aprender una ciencia, y un arte nuevo: la lección creativa de la Naturaleza.

-Profesor Prigogine, según usted, lel sigloXX es un siglo para el olvido o, por el contrario, debe ser glorificado?

-«Es difícil responder. El siglo XX ha produ­cido la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica, y también la revolución de la termodi­námica. El siglo XX se caracteriza por no tener ningún campo en concreto que pueda ser consi­derado como una continuación del XIX. Preci­samente, a la luz del desarrollo de la termodiná­mica y de los sistemas complejos, podemos afir­mar que se sobreentiende el concepto clásico de Ciencia, es decir, la idea de que la Naturaleza funciona como una máquina bien engrasada, que obedece a leyes implacables, deterministas y controlables. Hoy está tomando cuerpo la vi­sión de una realidad compleja, sorprendente y sólo en parte previsible».

-Luego, lha terminado la representación delmundo como un reloj?

-«Por supuesto. Así era el mundo hasta el si­glo XIX, un mundo que llevaba necesariamente a una alienación del hombre. lCómo encontrar el lugar adecuado en un universo preciso como un reloj?, lsomos quizá nosotros mismos relo­jes, tal y como se preguntaba Spinoza? Hoy, en un univirso de fluctuaciones y de bifurcaciones, el hombre se adapta de un modo natural. Vivi­mos en un mundo de alternativas, de evolucio­nes. Y la historia avanza delante de nuestros ojos: pensemos en el Este. Casi se puede sentir cómo pasa el tiempo. El tiempo de un universo que es histórico y evolutivo».

-lCuáles son las revoluciones científicas del

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siglo XX que a su juicio han cambiado nuestra visión de la Naturaleza y del Universo?

-«Yo distinguiría tres fases. La primera mitaddel siglo está caracterizada por las revoluciones de la mecánica cuántica y de la relatividad. Des­de entonces, sabemos que el mundo no está re­gido por las mismas leyes en todos los niveles. Un átomo no se comporta como un planeta, ni un objeto lento como un objeto que viaja a la velocidad de la luz. La segunda fase empieza mediado el siglo, y son varios los factores que la caracterizan. Podría citar el descubrimiento de las partículas elementales. A menudo se recuer­da la frase que Isidore Rabi pronunció en el mo­mento del descubrimiento del muan: 'Pero, la quién le sirve este objeto?' Es verdad: lqué ne­cesidad tiene nadie de esa enorme variedad de partículas? Y sin embargo, ha revolucionado nuestro concepto de la materia. Otro aspecto es la cosmología, el descubrimiento de que nuestro universo ( que, por otra parte, ignoramos si es el único que existe) es histórico y no eterno, como se consideró desde los tiempos de Aristóteles. Y luego está la genética, la vida que incluye ade­más fenómenos de autoorganización. La vida como forma irreversible ... »

-En este punto, estamos ya en la tercera fasedel siglo XX, lno?

-«Sí, es la fase en la que nos encontramos ac­tualmente. Es el momento en el que intentamos construir una imagen nueva y coherente del universo. Una imagen que abarque un campo enorme, es decir, el conjunto de los fenómenos que están a nuestro alrededor y que yo definiría como de orden y de desorden: el orden de la es­tructura del cerebro y el desorden de los fotones en el espacio. La coherencia y la incoherencia. Y quisiera insistir en el hecho de que esta revolu­cionaria transformación del universo nos ha si­do impuesta. Nadie ha deseado la expansión del universo, ni de las partículas elementales. Es el diálogo con la naturaleza el que nos impone una visión nueva de la propia naturaleza. La ciencia de este fin de siglo será cada vez más una cien­cia de los fenómenos globales».

-Demos un paso hacia atrás. El siglo XX hasido quizá el más destructivo de la historia, es posible que debido a las diversas 'ciencias de guerra', desde las cámaras de gas hasta las armas nucleares y químicas. lQué tipo de ciencia im­plica hoy los mayores peligros?

-«No estoy en absoluto de acuerdo con estavaloración. Hubiera sido adecuada hace veinte o treinta años. Sin embargo, me pregunto si las guerras de nuestro siglo no son sino el resultado de las ideologías del siglo XIX, manifestaciones de un nacionalismo que hoy es mucho menos agresivo. Quisiera recordar que el siglo XX es la era de la superación de la desigualdad. No hay que olvidar el holocausto ni las cámaras de gas. Pero no olvidemos tampoco, en épocas anterio­res, el exterminio de los indios, los colonialis­mos europeos en Africa o la esclavitud en Rusia

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que no fue abolida hasta el 1860. El siglo XX también intenta superar ideas de desigualdad heredadas de los siglos precedentes».

-Y o me refería sobre todo a las relaciones, amenudo dramáticas, entre ciencia y poder.

-«Precisamente con eso no estoy de acuerdo.Pienso que existe una estrecha relación entre ciencia y democracia. La democracia, sin la con­tribución de la ciencia, es vacua».

-lN o teme ser acusado de optimismo cien cis­ta, o de ingenuidad?

-«No veo por qué. La vida de los hombres yaha experimentado importantes cambios en di­versas partes del globo. Cada vez más personas pueden participar en las decisiones relacionadas

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con su futuro. Lejos de mí la idea de ser consi­derado un tecnócrata según el cual sólo la cien­cia podrá decidir nuestro porvenir. Pienso que el porvenir dependerá de la imagen mental que nosotros tengamos de la ciencia. Esta imagen debe inspirarse en un sentimiento de solidari­dad entre los hombres, y entre hombre y natura­leza. Es un sentimiento que ya está creciendo. Le doy un ejemplo. Cuando mis hijos eran pe­queños les leía las aventuras de Tintín. Una de las aventuras era 'Tintín en el Congo'. Recuerdo que Tintín, cuando veía pasar un antílope, dis-

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¡ IDEAS PARA sf R DEL

paraba. lQue pasaba una manada entera? Seguía disparando. Al final, Tintín, después de haber matado cincuenta antílopes, se plantaba altivo delante de aquella montaña de cadáveres. Pues bien, hoy una escena de este tipo ya no se puede concebir. No quiero decir que no existan otros peligros, pero la imagen del exterminio de la na­turaleza resulta insoportable».

-Volviendo a las ciencias de los próximosaños, lcuál de ellas contiene el mayor factor de riesgo: la genética, por ejemplo, o la informá­tica?

-«Tomemos la biología molecular. Antes ha­bíamos hablado de las calamidades del siglo XX, pero lpor qué olvidar las grandes calamidades del siglo XIV, como la peste, que mermó la po­blación en Europa? Hoy, gran parte de estas ca­tástrofes se pueden evitar gracias precisamente a la biología molecular. Por supuesto que hay que llevar las fronteras cada vez más lejos. Y o res­pondería lo mismo que el Nobel James D. Wat­son delante del Congreso de los Estados Uni­dos: 'lCómo es posible no hacerlo?' Hoy somos bastante más conscientes de los riesgos que nos depara el futuro. Me acuerdo muy bien del día en que Joshua Lederberg me enseñó una probe­ta que contenía millones y millones de micro­bios: llegó un virus y, en menos de una hora, los mató a todos».

-lQué consecuencias debemos sacar?-«Que nos encontramos en un mundo en el

que los microorganismos se desarrollan abrien­do camino a nuevas enfermedades. El Sida es el ejemplo más evidente. Nos encontramos en un estado de inseguridad en relación al clima, a los cambios de temperatura, a la salud. Prepararse es un compromiso ético».

-lQué imagen escogería para una nueva éticacientífica?

-«Diría que la imagen que hay que abando­nar es la del hombre como rey del universo, co­mo único ser racional en medio de todo tipo de esclavos. En realidad, hoy el hombre no es más que parte de un entresijo muy complejo de inte­racciones. A pesar de su inteligencia, su éxito ecológico permanece precario: existen animales que pueden alardear de un éxito ecológico mu­cho mayor. Por ejemplo, las hormigas. Puestas todas juntas, tienen una biomasa diez veces mayor de la de los hombres, y están por todas partes, mientras que los hombres están en su mayoría en las ciudades. El siglo XXI será el si­glo del medio ambiente. El problema de la inte­racción hombre-naturaleza se planteará en tér­minos específicos y requerirá indagaciones que hoy sólo están empezando».

-lAún considera válida la imagen extraída deEl azar y la necesidad de Jacques Monod, según la cual el hombre descubre ahora su soledad, «como un gitano que está al margen del univer­so en el que debe vivir»?

-«Para el título del libro que he escrito conIsabelle Stengers, La nueva alianza, me inspiré

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en una frase de Monod, que precisamente dice que la antigua alianza había sido infringida. ¿y cuál era esa antigua alianza? Era, yo diría, la dis­tinción absoluta entre hombre y naturaleza, y la identificación del hombre con los poderes supe­riores a la naturaleza. La nueva alianza, en cam­bio, es la del hombre con la naturaleza en la que vive».

-lEl hombre se encuentra, entonces, menossolo?

-«El hombre ya no se encuentra en los lími­tes del universo, ya no está solo. Con esto no quiero decir que la situación del hombre resulte más clara. Hoy nos fascina el mundo. Más que nunca estamos sorprendidos, porque el mundo es más hermoso, más complejo y diría que ines­perado. Sólo quisiera recordar que, hace algunas decenas de años, personajes inteligentes como Emile Durkheim escribían que ya no tendría­mos que sorprendernos por nada, que el mundo había sido reducido a algunas leyes fundamenta­les. Y aún hoy existe la tentación de poner la pa­labra 'fin' a la historia. Es evidente que nos te­nemos que defender de estas imágenes. Entre estos autores con la manía del fin -del tiempo, de la historia, de la naturaleza-, también hay al­gunos físicos, como Stephen Hawking, que con su libro Historia del tiempo, va aún más allá: aprenderemos a leer el pensamiento de Dios y al llegar a este punto será el fin de la ciencia. Y o creo que es una postura ingenua. No nos encon­tramos en el principio. Estamos en una era de transición».

-El científico, ltendrá que valerse, en el futu­ro, de recursos de tipo «humanístico»?

-«Esta pregunta exige una respuesta pruden­te. Para catalogar las partículas no hace falta ser humanista. Pero preguntarse cuál es el origen de la búsqueda de la unión entre las partículas, esto sí es cultura. Fue Einstein quien empezó, y lo hizo ins­pirándose en ideas de simetría y de belleza, nocio­nes absolutamente extracientíficas».

-La ciencia, durante los próximos años, lse­guirá siendo un producto típicamente occiden­tal? lO habrá algo más?

-«Existen libros ingenuos que hablan del'Tao de la física' (el libro de Fritjof Capra). Me parecen un poco tontos, está claro que no nos hace falta el Tao para entender la física, ni la física para entender el Tao, las analogías son de­cididamente superficiales. Sin embargo, sí es verdad que hoy los problemas más interesantes son de tipo global. Y la idea de estudiar un siste­ma en su conjunto, desde el punto de vista «olístico», es una idea china. Una idea de armo­nía, de globalidad. Estoy convencido de que otras civilizaciones aportarán contribuciones fundamentales. Japón ya lo ha demostrado. No es verdad la difundida idea de que los japoneses no hacen otra cosa que desarrollar ideas nacidas en Occidente».

-lNo comparte usted el creciente temor, enEuropa, de la invasión japonesa?

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-«No entiendo ese miedo. Durante siglos,Europa ha sacado provecho de una serie de na­ciones, y ahora que Japón goza de la primacía económica, todos gritan escandalizados. Si pre­tendemos limitar ciencia y tecnología conser­vándolas celosamente para nosotros, nuestro mañana será muy desagradable. Asia ya no es un continente en su mayoría subdesarrollado. Ni siquiera la India está subdesarrollada, y pron­to ni la misma China ... ».

-lY las opciones de Europa?-«Unificando sus propias fuerzas, Europa po-

drá permanecer, creo, en una condición de privi­legio. Para el joven indagador europeo, la cien­cia es aún una filosofía, un modo para situarse

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en el mundo. Y me atrevo a especificar que existen pocos países en el mundo en los que se perciba esta unidad de cultura y ciencia como en Italia. Desde el punto de vista de la vida cultu­ral, me siento feliz de decir, según mi opi- � nión, que Italia se ha convertido en uno de •� los países más interesantes del mundo». �