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Silva - La Batalla de Gualan

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Coron«l CéMr Auftuto Sttv» Otrón.

1954 fue un «Ao nefasto para G«a>témala. La Invaatón marcanaiia ü^vada a cabo por los EatadM UnkkMde Norteamértca. por latenla cía. frenó el desarrolloco del pequeño pata etBtHno, ocaaloiumdo «1 rtIOfBO «na

uarKo para mm ntmmmmn»-o de lo acoaUoáo «n •»ha pemuMcMp •» lo PO>el porqué y tátoú mnlmé

época qu« a* erayó avporada parasiempre. B coloao dol norta tratóde tender un valo aobra al vargon-zoso hecho, pero la opinión mundialno se engaAÓ y lo calificó como"atraco a Guatemala".

Sin embarco para loa (valMBalta*eos mucho de

~

entoncesnumbra;y los grandes taii

en Juego.

"La Batalla da Gualán". el libroque a más de dos décadas de diatan*cía de los acontecimientos escriba alCoronel de Infantería César AufuatoSilva Girón, viene a poner en clarovarias de aquellas Interrogantes deinapreciable valor histórico para laanuevas generaciones, tanto clvUeacomo militares. El entonces Tenien-te SUva Girón recibe la orden da

Concluye en la otra aolopa.

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in 2011 with funding from

Universidad Francisco IVIarroquín

http://www.archive.org/details/labatalladegualOOsilvguat

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LA BATALLA DE GUALAN

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Page 7: Silva - La Batalla de Gualan

CESAR AUGUSTO SILVA GIRÓNCORONEL DE INFANTEJUA

LA BATALLA DEGUALAN

JUNIO DE 1954

Colección Luis Lujan MuñozUniversidad Francisco Marroquín

www.ufm.edu - Guatemala

-» GUATEMALA, C. A.

^j.« 1977.

•m

Page 8: Silva - La Batalla de Gualan

Todoi los derechos reservados.

Este libro no puede reproducirse en todo o en parte alguna,

escrita o representada, sin permiso escrito del autor.

IMPRESO EN IMPRENTA EROS, 5a. CALLE 0-38, ZONA 1.

Page 9: Silva - La Batalla de Gualan

Dedico el presente trabajo

al Coronel Diplomado en Estado Mayor

ERNESTO PAIZ NOVALES

con mi admiración

y profunda simpatéa.

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Page 11: Silva - La Batalla de Gualan

lu.v

La "Batalla de Gualán", es la historia de un combate,

que hizo morder el polvo de la derrota al enemigo . .

.

dentro del marco obscuro de una guerra fracasada.

Page 12: Silva - La Batalla de Gualan
Page 13: Silva - La Batalla de Gualan

*\r 'aHAO

índice

PÁG.

Dedicatoria 13

Prólogo 17

CAPITULO I

La Epopeya de Octubre 21

CAPITULO II

El Ejército de Guatemala durante los Gobiernos Re-

volucionarios 25

CAPITULO III

Acciones preliminares a la batalla 31

CAPITULO IV

No todo era comedia: *'Surge un ralor' 39

CAPITULO V

La situación en Gualán y la orden de defensa 53

CAPITULO VI

Destitución del Jefe de Comisionados Militares 65

u

Page 14: Silva - La Batalla de Gualan

PÁ6

CAPITULO VII

Un incidente inesperado 75

CAPITULO VIII

U iMUna (In. íate) tS

CAPITULO IX

amito (2a. faao) t6

CAPITULO X

Otro hecho de Guerra 108

CAPITULO XI

La inopeamcia del refueno ^l).^,r»v* ^^

CAPITULO XII

Captura del eomando invaaor ISl

CAPITULO XIII

Incineración de cadáveres en Gualán 141

CAPITULO XIV

Bl cafo IpUka 147

CAPITULO XV

Relevan del cargo al Teniente Silva Girón 151

Conclusiones 157

3**' ,

12

Page 15: Silva - La Batalla de Gualan

DEDICATORIA

La trascendencia histórica que contiene la Ba-talla de Gualán, apasionante hecho de armas ocu-

rrido en el año de 1954 en el oriente de la Repú-blica de Guatemala, Villa de Gualán, hoy munici-pio del departamento de Zacapa, durante una épo-ca de luz en que nacía un sol evolucionarlo y la

libertad en Guatemala amparada por la magnífi-ca vivencia de la gesta revolucionaria de Octu-bre de 1944, era evidente y clara.

Por esta razón al entregarla al estudio analítico

de la historia, JURO SOLEMNEMENTE ante mibandera azul, blanco y azul, ante la dignidad su-

blime de mi pueblo y la magestad suprema de miPatria, que la presente narración es, con sus he-chos y personajes, totalmente verídica.

No habrá ni una sola palabra que señale enforma perversa a nadie, pero tampoco quedará al

margen ni un solo hecho que deba conocer la his-

toria.

En el año de 1954, fui nombrado por mis supe-riores para encargarme de la defensa de la pobla-

ción de Gualán, contra una de las columnas quepreparó y envió la agresión extranjera de los EUAa Guatemala.

13

Page 16: Silva - La Batalla de Gualan

Fui hafita aquel lugar, precioso jirón de tierra

guatemalteca y allí cumplí con la orden de defen-

sa, tal como debe hacerlo en estas cu-cunstancias

y en cualquier tiempo todo miembro del Ejército.

Se combatió porque así lo quiso el enemigo; él

atacó iniciando las hostilidades y sobrevino unaconfrontación armada hermosa, digna y valiente

para los defensores de la dignidad de la Patria.

No estoy arrepentido de haber luchado con fer-

viente ardor en aquella oportunidad, porque esta-

ba cumpliendo órdenes y el deber hidalgo de todosoldado en tiempo de guerra se reduce a eso y noestoy arrepentido además, porque estaba total-

mente consciente de que al pelear defendía a miPatria. Ahora más que nunca, después de sufrir

increíbles como injustas vicisitudes por combatir,

me siento sumamente orgulloso, tanto, que si la

Patria requiriera nuevamente de mis servicios encircunstancias como aquella, mil veces volvería

con lealtad a pelear por mi bandera y por la li-

bertad de mi nación.

Al presentar los detalles de la Batalla de Gua-lán ante la crítica de la opinión pública, se haceimperativo canalizar desde sus orígenes algunasconsecuencias que incidieron en la debacle nacio-

nal.

El inexplicable arrodillarse negativo de pueblo

y ejército ante una agresión sin elementos tácti-

cos, ni estratégicos ni mucho menos idealistas, tu-

vo que tener fundamento lógico. El silencio de las

armas de la defensa y la raquítica fisonomía de

todo un pueblo llegada la hora, fue efecto de la

corrupción moral que se mantuvo latente dentro

del desarrollo revolucionario.

La Revolución nació con bellas metas, pero no

hubo Escuela Revolucionaria; la epopeya de Octu-

14

Page 17: Silva - La Batalla de Gualan

bre no logró depurar los procedimientos para de-

fender sus grandiosos postulados. No hubo conso-

lidación para imponer el concepto de aquella enor-

me transformación; la filosofía del magnífico lo-

gro cívico quedó durmiendo en las conciencias delos políticos y los gobernantes responsables direc-

tos de la muerte de la Democracia en Guatemala.Dada esta falsa fisonomía revolucionaria, el po-

deroso pueblo norteamericano levantó el látigo ycastigó al infante pueblo guatemalteco, porque le

afectaba, aunque fuera en mínima parte, el queesta parcela centroamericana reclamara su inde-

pendencia económica, social y política a través

de sus programas vanguardistas.Fue evidente el esfuerzo manifestado en las

obras emprendidas; hubo orgullo de guatemalte-cos, honestidad en la gallarda empresa, valentía

en la búsqueda de la misión revolucionaria. Segeneralizaba en el ambiente nacional un singular

amor hacia lo nuestro. Se empezaba a valorizar

con interés los tesoros que fulguran en las entra-

ñas de esta ubérrima tierra de la eterna primave-ra. Se había enfilado por un sendero maravillosohacia un destino nuevo y mejor: Obras y Reno-vación.

Al tomar la decisión de narrar la BATALLADE GUALAN. que motiva la aparición de este pe-

queño relato histórico, lo dedico: primero a miPatria, con fervor inmenso, porque mi Patria des-

pués de Dios es lo que más amo en la vida.

A la memoria de mis ilustres padres.

A mi esposa, Julia Estrada de Silva, con muchoamor.A mis hijos todos, a quienes adoro ardiente-

mente.A los estudiantes guatemaltecos de todos los

15

Page 18: Silva - La Batalla de Gualan

niveles, porque en esas juveniles vidas descansa

la maravillosa esperanza de la redención de la

patria, bajo el signo virtuoso de la superación.

A la gloriosa centenaria Elscuela Politécnica queme dio un acerbo de conocimientos, la llave de la

dignidad y el pundonor militar.

Al indio guatemalteco que es estampa del dolor

en todas sus trágicas expresiones; mi pensamien-

to est¿ puesto en él, mi fe también lo está y misdeseos son ardientes por que algún día alcance el

plano evolutivo que merece, siendo libre y sobe^

rano, altivo como otrora lo fuera, viril e inteligen-

te, digno, evolucionado y admirado por el mundoentero. Para ese indio, patria, va mi mejor saludo.

César Augusto Silva Girón

Page 19: Silva - La Batalla de Gualan

PROLOGO

Han pasado veintidós años desde que ocurriera

el hecho de armas que motiva el presente libro.

Durante estos años he guardado vivos en mimente todos y cada uno de los momentos más im-portantes y asimismo los mínimos detalles queconjugaron la batalla que aún la historia esperaconocer y hela aquí, desnuda de toda clase de pre-

siones y convencionalismos, real y patética, en-

tregada por la única persona que puede hacerlo

para la patria: SU PROPIO PROTAGONISTA.En cada segundo, en cada minuto y cada hora

estuvo comprometida mi vida, estuvo enormemen-te comprometida la vida de los humildes pero va-lientes soldados que me acompañaron en aquella

heroica misión.

Cayeron muchos de ellos en el esfuerzo supre-mo y porque vi sus ojos campesinos sin luz en las

pupilas, el pecho desangrándose por los impactosdel acero de la muerte y porque también sostuve

entre mis manos la cabeza de soldados moribundosque al exhalar el último suspiro pensaban todavía

en la patria ultrajada. Por esta razón no he olvi-

dado las noches sin estrellas bajo una pertinaz llu-

via castigando los techados de las casas, las ace-

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Page 20: Silva - La Batalla de Gualan

ras y las calles empedradas de Gualán, con silencio

de agonía, estruendo de granadas, tabletear de ar-

mas automáticas y mil relámpagos nacidos del ac-

cionar infernal de los fusiles. Y todo ese apretarsede gritos convulsionados, bajo el mortal mensajede los aviones piratas. Por esa sangre roja de in-

vasores y defensores confundida en el gran even-to de la muerte, cayendo como cascada de arre-

boles en el dintel soberano de la gloria. Por eso,

no olvido, porque en cada esquina de Gualán hu-bo siempre una voluntad contraria que vigilaba

mi presencia, atisbando un mínimo descuido y noolvido la Batalla de Gualán, que ahora narro, por-que hubo armas de francotiradores que agotaronsus municiones y su paciencia en un vano esfuer-

zo por acallar mi fe patriótica, mi ardor de comba-tiente definido, mi lealtad inquebrantable en la

defensa de la difícil plaza.

Había llegado a Gualán para defender su suelo

y a sus habitantes ante una agresión enemiga yespecíficamente eso hice y lo hice con voluntad desoldado y de patriota, con fe en el triunfo; y pen-sando en Guatemala, vencí.

vencí y me enorgullezco de ello; vencí por-

que a eso me envió mi ejército.

Vencí, porque con esa victoria, le ofrecía unaflor perdurable y fragante al altar de mi patria.

Muchos no reconocieron aquella gallarda victo-

ria, muchos, casi todos; el Ejército mismo olvidó

la proeza; y olvidaron, porque nadie, aparte de

aquellos treinta soldados heroicos, estuvieron en

aquel escenario iluminado por la aureola simbó-

lica de los grandes hechos anónimos de guerra.

Olvidaron porque no supieron de las fatigas

causadas por largas noches de vigilia y cruenta

lucha.

18

Page 21: Silva - La Batalla de Gualan

Olvidaron, porque no sintieron el trepidar delas balas rasgando sus músculos y porque no vie-

ron caer mortalmente heridos a sus soldados.

Olvidaron porque NO PELEARON.Olvidaron porque los premiaron para eso, para

que olvidaran.

Pero yo lo recuerdo todo y lo escribo ahora sin

temor alguno escudado en la trinchera del honory la lealtad, como lo hice allá. Escribo pues, nocon belleza literaria, porque no soy escritor, sinosoldado. Escribo sintiendo la dramática batalla re-

correr el templo de mis recuerdos, desde el fondode mi ser, pulpito sagrado de mis caros sentimien-tos de guatemalteco.

Recuerdo la escena toda y la reconstruyo, he^cho por hecho, detalle por detalle, hasta formarel pentagrama de aquel acontecer con sus soles ysus lunas; con sus días nublados de veinticuatrohoras en la aspillera de la lucha; días sombríoscon olor a sangre y pólvora; días con grito de de-rrota y de victoria; días con plenitud de patria enlos pechos descubiertos frente al acero invasor.

La historia de Guatemala vive y se nutre dehechos como éste para perdurar y consolidarse enel concierto de las naciones y si una vida más queserá la mía, aún falta por caer, bendito sea Diosque me permite esta enorme satisfacción de mo-rir por la patria, por esta patria guatemalteca, pa-tria hermosa que lo merece todo, porque aunquegolpeada, es inmensamente grande, soberana e in-

mortal.

El Autor.

19

Page 22: Silva - La Batalla de Gualan
Page 23: Silva - La Batalla de Gualan

CAPITULO I

LA EPOPEYA DE OCTUBRE

En la paz se medita y se planifica el desarrollo

integral de un país. En esas horas de serenidad los

hombres se sientan a la mesa redonda del diálogo

multifacético con el objeto de crear logros positi-

vos en beneficio de la gran comunidad. Cuandoesto sucede con nobleza y sinceridad, todas las fi-

losofías coadyuvan para engrandecer a la nación,

pero si dentro de esta maquinaria una sola pieza

cobra desbalance, las corrientes se precipitan ha-cia un infortunado cúmulo de errores y sobrevie-nen grandes males.

El hombre entonces pierde el norte del ideal yse impone la reclamación colectiva entre la confu-sión, el dolor, la tragedia y la desesperación; es

como si se estrangulara a los pueblos. Pero la evo-lución jamás retrocede, acaso se estacione paramedir el daño y sopesar el embate, para rectificar

y proseguir indefectiblemente en la búsqueda del

bienestar y la estabilidad. DENTRO DEL TIEM-PO, HAY TIEMPO PARA TODO.A la Revolución Guatemalteca le toca el tumo

de meditar, hacer el inventario y planificar. Está

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Page 24: Silva - La Batalla de Gualan

detenida, pero no vencida, ya volverá su aliento

de superación al derrotero inexorable, inevitable,

a continuar sus pasos dentro de la cósmica espiral

de la vida.

Cuando todo parecia brillar con esplendor deestrellas siderales para Guatemala; cuando caía

el plenilunio sobre la faz alegre de la patria y toda

su soberbia vivencia se llenaba de ella, inexplica-

blemente se rompió el dique y se interrumpió el

proceso heroico de la gesta revolucionaria. La pazfue herida en el blanco pecho de su pureza y se

detuvo el vuelo magestuoso de la libertad sobreel árbol de la amargura y allí en ese ramaje desingular negrura nos encontramos todavía, su-

friendo el vendaval de la dolorosa experiencia;

pero se hará el día, sacudirá su melena el árbol

del dolor y otra vez saltarán al viento los paj ari-

llos que del viento son. Vendrán las nuevas gene-

raciones a enmendar los errores de los hombresagobiados por las pasiones y tomarán el timónreencauzando la nave hacia un destino mejor, ma-ravilloso y excelso; porque este es el único desti-

no de la Revolución, que es el espíritu de la patria.

La epopeya de Octubre de 1944, vestía sus me-jores galas, demostrando al mundo sus alcances yproyecciones. La familia guatemalteca se encon-

traba sentada a la mesa grande de la evolución

saboreando los manjares exquisitos de la libertad

y la abundancia; pero este bienestar no pareció

agradar a los nunca satisfechos poderosos del Nor-

te, preocupados por el despertar esplendoroso de

un pequeño pueblo que tenía el derecho de nacer

como pueblo y decidieron recuperar su ancestral

hegemonía —casi destrozada ahora en la supera-

bundante y ubérrima tierra del quetzal—,para

22

Page 25: Silva - La Batalla de Gualan

atarla otra vez a su viejo carretón, lleno de vani-dades y pasiones insanas.

Los pueblos chicos con generosas virtudes deproducción en sus entrañas, son pulmones de los

pueblos grandes que se ahogan bajo la carga de suspropias cadenas de ambiciones y es entonces quese transforman en pasto de la rumiante necesidadde nutrirse y alimentarse para vigorizar su predo-minio con respecto a otros pueblos, y GvxLtemalano fue, la excepción.

El General Divisionario Jorge Ubico, Presiden-te de Guatemala, entraba a su catorceavo año dedictatorial gobierno; a esta altura, en el año de1943, el destino de este gobernante había llegado ala curva descendente de su imperio y la capitula-

ción de su grandeza se encontraba muy cercana.

Estaba por cerrarse el largo capítulo de su his-

toria política y no era en realidad sino la resul-

tante lógica de mantener inalterable el imperio dela dictadura. Esa mentalidad enfermiza y ciega pa-sión por absorver los hilos del tinglado político

lo atraparon en las redes de una clásica autodes-trucción.

El movimiento es ley universal de la vida; éste

crea, inspira y produce, renovando valores cons-

tantemente. Los pueblos no pueden permanecerestáticos permanentemente. El carro universal dela evolución los hala ineludiblemente. Crecen ymarchan hacia el ignoto porvenir atados a la espi-

ral de la vida en un permanente progreso y la di-

námica de éste los destruye.

El triunvirato que asumió el poder a la caída

del general Jorge Ubico, fue efímero en esa opor-

tunidad. Ponce Vaides, el presidente de los 100

días, por sus errores dio paso a la epopeya de Oc-tubre y con este hecho de armas que conoce ple-

23

Page 26: Silva - La Batalla de Gualan

ñámente el pueblo, se rompió la cadena de la es-

clavitud, dejando oír, diáfana y maravillosa, la

oración apasionante de la LIBERTAD.El 20 de Octubre de 1944 amaneció en las calles

de Guatemala multitud de cadáveres sobre unaalfombra de sangre guatemalteca iluminando co-

mo tea hermosa el destino añorado: la libertad dela patria.

Los tanques y los obuses de la artillería habíanimpuesto con su lenguaje de pólvora su categoría

inobjetable. Los Generales claudicaron y por ese

boquete de minutos, todo un pueblo agobiado porsiglos trasladó su vivienda a un terreno de seño-

rial grandeza. Esto es innegable, noble pueblo mío.

24

Page 27: Silva - La Batalla de Gualan

CAPITULO II

EL EJERCITO DE GUATEMALA DURANTELOS GOBIERNOS REVOLUCIONARIOS

La Revolución concedió al Ejército el privilegio

de enmarcarlo dentro del profesionalismo comoInstitución del Estado; esto por intermedio de la

Escuela Politécnica, aunque para ello hubo de su-

primir los ascensos a Oficiales del Ejército en los

cuarteles, obligando a los ya ascendidos a efec^

tuar estudios en la Escuela Politécnica, cuyas au-las se vieron muy concurridas por estos Oficiales.

Referirse al Ejército, es caer indiscutiblementeen un campo difícil, por cuanto es necesario en-contrarse específicamente documentado y prepa^rado para ello. El desarrollo de esta Institución del

Estado ha sido muy compleja, aunque su misiónes única y fija para justificar su vivencia dentrode la sociedad. De todos es conocido que sus linea-

mientos son elevados y legítimos, desde luego sien-

do único e indivisible, es esencialmente apolítico

y no deliberante; es una Institución destinada amantener el imperio de la Constitución,, velar porla independencia, la soberanía y el honor de la na^ción, la integridad de su territorio y la paz de la

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Page 28: Silva - La Batalla de Gualan

república. Su organización es jerárquica y se basaen los principios de obediencia y disciplina.

Estos son mandatos constitutivos, sin embargo,no hay necesidad de mucho cavilar para recordarla situación, postura y desarrollo del Ejército du-rante los gobiernos de la Revolución, desde la

Junta Militar, hasta Arévalo y Arbenz. Está todotan reciente y tan claro que ni siquiera los sim-ples comentarios de los ciudadanos, se alejan mu-cho de lo sucedido en aquella época.

En los famosos tiempos de Rafael Carrera, el

ejército se caracterizó por su agresividad y su enor-

me espíritu aguerrido. Igualmente se manifestó el

Ejército del General Justo Rufino Barrios, habien-

do dejado para la historia gloriosos e inolvidables

hechos de armas que engrandecen a la patria, sin

que se recuerde que estos Ejércitos hayan recibido

exageradas prestaciones o dádivas para formar unbastión de alta dignidad castrense.

No sucedió lo mismo con Manuel Estrada Ca-

brera, cuya larga y oprobiosa dictadura desfiguró

la fisonomía del Ejército para apagar su ímpetu

y desarrollo natural. Lo ahogó dentro de los casti-

llos medioevales San José y Matamoros, sumer-

giéndolo en un estancamiento denigrante y absur-

do; lo mantuvo harapiento y con hambre, en una

verdadera situación de miseria y calamidad, ha-

biendo perdido lo más valioso y digno: LA VO-LUNTAD, es decir, carente de acción y de estatu-

ra táctica y estratégica.

El Presidente Lázaro Chacón, acudió al Ejérci-

to, pero tampoco le dio el apoyo indispensable

para su desarrollo y el oficial continuó siendo cie-

go, sordo y mudo; de tal suerte que era inofen-

sivo '^' *""^^

26

Page 29: Silva - La Batalla de Gualan

El General Jorge Ubico, atrapó en sus hábiles

redes a los incautos oficiales y a base de una ri-

gidez disciplinaria excesiva, los utilizó como ins-

trumento para mantenerse en el poder por varios

períodos consecutivos, haciendo incluso que los

soldados asistieran a las urnas electorales vestidos

de paisano; sin embargo, se preocupó un poco máspor mejorar la presentación del soldado.

Vino la Revolución de Octubre de 1944 y se pro-

dujeron en las filas del Ejército cambios radicales

que deslumhraron a sus miembros en forma tal,

que el mundo de éste, era fascinante. El Ejército

no logró de inmediato captar la onda de evoluciónen la que de pronto despertó en medio de exage-radas dádivas y una modalidad sustancialmentenegativa porque el demasiado recibir distorsiona

la mentalidad del hombre, alejándolo de sus ver-daderas metas y objetivos.

Durante los gobiernos revolucionarios el ejér-

cito se encontró ocupado más que todo en sus altos

salarios, vistosos uniformes, costosos vehículos,

atractivos clubes y un plan de descaso y vacacio-nes muy mejorado; condecoraciones a granel y unabuso excesivo de becas al extranjero, que agravóla situación por el mal planificado sistema de apro-vechamiento, pues más parecían paseos, que a la

postre perjudicaron el espíritu real de la Institu-

ción, porque a su regreso los Oficiales se encon-traban en sus cuarteles con enseñanzas disímiles,

que no lograban unificar.

Se ambicionó tanto y se querían logros tan ur-

gentes, que se incurrió en errores de cálculo. To-do proceso evolutivo siempre va por caminos decordura y razonamiento analizado, deduccioneslógicas y serenos estudios, que formen un caudalpositivo sobre bases firmes; pero la revolución se

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Page 30: Silva - La Batalla de Gualan

desbordó prematuramente en todas sus formas ymanifestaciones, olvidando la planificación. Losoficiales del Ejército, por ejemplo, rompieron la

barrera del tacto y abusaron de la oportunidadbrillante que tuvieron ante sí; fue un instante enel que todos a la vez quisieron sacarse la lotería

con becas al extranjero; salieron a tecnificarse aEscuelas Militare3 de Francia, Inglaterra, Italia,

Estados Unidos de Norteamérica, México, Argen-tina, Brasil. Chile, Venezuela, Colombia y tambiéna Escuelas Militares de países centroamericanos yde Panamá.

Todos salieron, o casi todos; pero al volver nose discutió aquí jamás las ventajas o desventajas

de tan variadas modalidades de enseñanza. Losoficiales que iban a especializarse en caballería,

por ejemplo, al volver eran destinados a Unidadesde Infantería u otra arma cualquiera; los que iban

a buscar conocimientos y adiestramiento en para-

caidismo, eran destinados, al volver, a Unidadesde Artillería u otros servicios alejados de su espe-

cialidad, por lo qiie al poco tiempo ya nada record

daban de lo que habían aprendido en el extranje-

ro, perdiéndose no sólo el valor intrínseco de la es-

pecialización, sino que también el valor económi-co que representaba al Estado la inversión y el

esfuerzo. La Revolución lo dio todo y al final na-

da, lo cual quedó plenamente demostrado cuandoal Ejército se le presentó la única gran oportuni-

dad de robustecer su imagen ante la opinión pú-

blica propia y extranjera, presentando al invasor

una verdadera fuerza de choque y un elevado ni-

vel de conocimientos, valor moral y alto espíritu

de cuerpo para brillar a lo grande ante los ojos del

mundo, sin embargo, perdió la oportunidad pre-

sentando una negativa y perjudicial desorganiza-

28

Page 31: Silva - La Batalla de Gualan

I

ción, tibieza y confusión en su planteamiento ycayó, cayó sin pena ni gloria, arrodillado parabesar las manos del agresor.

El orgullo del Ejército y su vanidad recibió el

merecido castigo de su equivocado desarrollo. Lamisión sagrada de la defensa de la Patria fue unfantasma en manos del Ejército; "La vehemenciadel patriotismo, lo fue también". El vigor y la hon-radez fue fulminado por su inconsistencia y deahí los penosos resultados, cuya responsabilidad

fue del Ejército Nacional de aquel entonces.

:>h

29

Page 32: Silva - La Batalla de Gualan
Page 33: Silva - La Batalla de Gualan

I J'<>'- '¿r.

CAPITULO III

ACCIONES PRELIMINARES A LA BATALLA

La Zona Nororiental del país se vio afectadapor un movimiento no acostumbrado de personasen su región, que consistió en el tránsito ilegal porla frontera de Honduras, el cual se complementócon la propaganda de los EE. UU. sobre una po-sible invasión al territorio nacional establecien-

do a Carlos Castillo Armas en Copan, Repúblicade Honduras, con suficientes armas, hombres yaviones.

Transcurrieron algunos días empeñados en reu-

nir un número suficiente de hombres, medianteuna excelente paga, con el objeto de dar una apa-

riencia de Ejército en entrenamiento para empu-jar una acción de guerra contra Guatemala. El

éxodo de hombres por ese sector aumentaba con-

siderablemente por lo novedoso de la oferta eco-

nómica a los mercenarios. Esto y no otra cosa fue

el atractivo, de donde muchos delincuentes fugi-

tivos de la acción de la justicia, resultaron atrapa-

dos en las redes de ese imán poderoso, encami-

nando sus pasos en busca de aventuras.

31

Page 34: Silva - La Batalla de Gualan

En Guatemala mientras tanto, no se tomabaninguna medida de segundad; los días se suce-

dían con un marcado aumento de propaganda porparte de los mercenarios y una excesiva como per-

judicial indiferencia a la situación dada, por parte

del gobierno de Guatemala. Una emisora clandes-tina vociferaba noche y día ante los oídos sordos

del pueblo guatemalteco.El Ejército aseguraba que controlaría la situa-

ción y que nada grave podría suceder en Guatema-la, puesto que se trataba de unos cuantos sombre-nidos y delincuentes comunes. Los corazones delos guatemaltecos palpitaban ansiosamente por es-

trechar una colaboración al gobernante, ofreciendo

su participación expontánea y decidida, para de-

fender juntos pueblo y ejército la soberanía de la

nación; sin embargo, el Ejército no consideró con-veniente aceptar tal propuesta ciudadana, llegán-

dose al extremo que ni siquiera en la Zona Militar

No. 2, responsable directa del avance enemigodentro de su área, se notara alguna preocupaciónante el anuncio incansable del ataque.

El Señor Presidente de la República, CoronelJacobo Arbenz Guzmán, a última hora se le ocu-

rrió enviar al extranjero a una comisión militar

para la búsqueda y adquisición de armamento pa-

ra contrarrestar la agresión.

Vano intento éste, porque habiendo sido adquiri-

do el armamento y embarcado con destino a Gua-temala, fue interceptado por los Estados Unidosde Norteamérica, en la más descarada como abusi-

va actitud, por lo que este armamento jamás lle-

gó a su destino o sea a las manos de los hombresde la defensa.

El exceso de confianza estaba siendo desde el

principio un factor por demás poderoso y conclu-

92

Page 35: Silva - La Batalla de Gualan

yente en la derrota que ya había nacido dentrode la matriz deformada de la DEFENSA.Los mercenarios fijaron la hora cero para su

agresión y llegado el momento desbordaron la

frontera de la hermana república hondurena,esta vez convertida en cómplice y traidora, bur-lando los tratados de mutuo respeto entre los paí-

ses centroamericanos.La agresión pisó suelo guatemalteco por el la-

do de la tierra santa esquipuleña, en donde un re-

ducido destacamento militar al mando del Capi-tán Carlos Maldonado, inesperadamente se hizo

ojo de hormiga, desapareciendo en las profundi-dades de una cobarde y desleal retirada.

Lo mismo estaba sucediendo en ese momentoen el destacamento militar de EL FLORIDO, conel Teniente Juan Francisco Contreras, joven ofi-

cial a quien se le había dado en calidad de muer-to por su inesperada ausencia o capturado porel enemigo, pero ni una ni otra cosa sucedió enrealidad, porque no hubo presencia de las armaspara intentar por lo menos una defensa.

El Teniente Contreras había abandonado su

puesto sin gloria, y únicamente con la feliz alter-

nativa de salvar su vida.

Estas dos entregas de puntos estratégicos mili-

tares y la caída del destacamento también mili-

tar, de La Unión, fueron los primeros hechos bo-

chornosos de alta traición a la patria. Claudicar

sin lucha no es precisamente un acto de heroísmo,

sino, tal como lo conciben los códigos militares

penales, son hechos punibles que se castigan con

la muerte; sin embargo, no se recuerda que a na-

die se le haya juzgado por estos hechos de trai-

ción.

33

Page 36: Silva - La Batalla de Gualan

Las armas en las manos de los militares conlle-

van un destino grandioso y se entregan a estas

manos bajo juramentos sagrados, en los cuales

queda calcada principalmente la defensa de la so-

beranía territorial, pero en esta oportunidad el

prmcipio fue defectuoso.

En la capital de Guatemala no se notaba nin-

guna impaciencia por apresurarse para controlar

y contener o destruir el avance franco y alegre del

enemigo. Hubo pues exceso de confianza, graveerror táctico; hubo además manifiesta negligencia,

lentitud y desorden. iPOBRE PATRIA MÍA!Despacio, pero muy despacio, se empezaron al

fin los preparativos, y eso algo desdeñosamente;el Señor Presidente de la República en este mo-mento fatal de su vida político-militar volvió acometer un segundo mayúsculo error, al demos-trar a su pueblo poca vivacidad, energía y eficien-

cia en la escogencia del que llevaría su representa-

ción como Jefe de Operaciones en el área ocupada.Este hombre fue el principal motor de la derrotade principio a fin en la contienda. El nombramien-to había recaído en la persona del Coronel de Ar-tillería Víctor M. León, singular personaje sin tra-

yectoria alguna dentro de la Institución castrense,

sin convencimiento, sin consistencia militar, sin

virtudes ni valores humanos y sobre todo debili-

tado por un inexplicable y culposo temor.Así había nacido a esta altura la defensa de la

Patria, definitivamente frustrada, inoperante e

inútil.

¿Qué llegarían a hacer entonces al frente de

combate aquellos hombres oscuros que ni siquie-

ra se acordaron de entonar el hermoso y más be-

llo himno del mundo antes de partir a tan noble

como gloriosa tarea que siempre ha significado pa-

34

Page 37: Silva - La Batalla de Gualan

ra cualquier nación en la faz de la tierra la de-fensa de su suelo?¿Qué llegarían a hacer al frente del enemigo

aquellos pseudohombres que no se acordaron debesar al glorioso pabellón nacional azul, blanco yazul, que es el símbolo más sagrado de la patria,

antes de partir?

¿Qué llegarían a hacer al frente de combateaquellos hombres sin inteligencia, cuando tampo-co se acordaron de intentar una expresiva arengaal personal de tropa, con el objeto de motivarlo o

al menos orientarlo en aquellos instantes supre-mos de la nación herida por las plantas del ene-migo?

Sin embargo, llegaron exabruptamente a la con-tienda para enredarse en las telarañas de una in-

fantil e incomprensible entrega de la dignidad so-

berana de la patria.

Llegaron con Víctor M. León, además, un esta-

do mayor de gelatina, incapaz de sugerir, de crear,

de construir un plan táctico para oponer un fren-

te. Un estado mayor sin cohesión entre sí, sin fer-

vor, sin clase, sin fisonomía militar, perdido total-

mente para mal de la patria, pero como así lle-

garon estos Coroneles cuyos nombres no omitopor la justa razón de que sobre ellos descansó la

responsabilidad de la misión encomendada, la

misma que no se cumplió para mal de la patria. ¿Ono es así pueblo mío? Escribo aquí de mi puño yletra, para que la historia analice el espíritu deaquel acontecer, sus candidos nombres; fueron

ellos: Coronel Gustavo Solares, "G-P' de Opera-ciones. Coronel Enrique Ruiz García, "G-2" deOperaciones. Coronel Eduardo Llerena Miuller

"G-3", también de Operaciones. Coronel JuanMartínez, "G-4", de Operaciones.

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Page 38: Silva - La Batalla de Gualan

A estos hombres responsables de la defensa dela patria los acompañó además, una falange bienequipada, con tropas pertenecientes al batallón

Guardia de Honor y la Base Militar, hoy Regi-miento Mariscal 2^vala, con sus respectivos Co-mandantes a la cabeza, los también Coroneles Pa-blo Díaz y José Barzanallana. Marcharon con ellos

los servicios de Sanidad Militar, Ingenieros del

Ejército, Comunicaciones Militares, Finanzas del

Ejército, etc., etc., más o menos ciento cincuentaoficiales del Ejército, con mil quinientos elemen-tos de tropa.

La sede que seleccionó este singular Comandopara dar principio a sus operaciones, fue la cabe-cera departamental de Zacapa y no fue precisa-

mente el lugar adecuado y justo para dar comba-te, porque las tropas que vivaquean, jamás debencomprometer la vida de los habitantes de un po-

blado donde se encuentran mujeres, niños y an-cianos; deberán hacerlo definitivamente a camporaso, para presentar limpiamente un frente de lu-

cha valiente, un objetivo legítimamente militar;

pero allí quisieron refugiarse como buscando unadefensa con la vida de los ciudadanos, ajenos éstos

totalmente a la contienda que se avecinaba; allí

entre las casas y las vidas civiles enarbolaron el

pabellón de la cobarde entrega, hecho increíble-

mente sucedido por esos ingratos caprichos del

destino de los pueblos.

Aquí mismo y antes de apreciar la situación,

ocurrió otro hecho de trascendencia negativa in-

finitamente lamentable, como lo fue la increíble

como inexplicable deserción del Comandante dela Zona Müitar No. 2, Coronel Bernardo Ordóñez,quien puso la pauta de pánico a sus Oficiales ypersonal de tropa que tendría que combatir.

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Page 39: Silva - La Batalla de Gualan

No delato a nadie en este libro; ya indiquéantes que me concreto simplemente a narrar he-

chos que ocurrieron y nombres de personajes quecontribuyeron a la caída del Ejército Nacional deGuatemala, ante la imprecisa agresión.

Hablo como soldado, para la historia, y no mien-to porque la verdad aunque fuere negada, seguirásiendo una verdad.EL SOLDADO SE FORMA PARA LA GUE-

RRA Y LA GUERRA SE HIZO PARA EL SOL-DADO.

Sin embargo, el triste principio de la defensadel territorio nacional en el año de 1954, aunquehubo soldados en el frente para guerrear, no hu-bo guerra y aunque guerra significó la llegada delos mercenarios, no hubo soldados para guerrear.

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Page 41: Silva - La Batalla de Gualan

CAPITULO IV

;, NO TODO ERA COMEDIA:''SURGE UN VALOR"

Esa vez caía sobre los tejados de las casas unaavalancha de sombras venida de los siglos, dejan-do allí su negrura de ébano definitivamente mis-teriosa. Tal vez no había amargura debajo dede aquel mensaje negro, pero había pena y des-

concierto, quedando atrapadas bajo aquel alud si-

niestro, las conciencias aturdidas de los hombres.Asimismo en actitud incontrastable desde la epi-

dermis de la tierra de los cactus, también se es-

capaban por las puertas y ventanas de la ciudad,

por las esquinas de las calles desiertas del fulgorde la vida, por los campos y los bosques, una trom-ba de negrura y de silencios.

No había encendido un solo candil en la áreaocupada por las fuerzas gubernamentales. La luz

del día había agonizado a las seis de la tarde, que-dando en la mochila de los recuerdos, una tempes-

tad de incertidumbre. La orden era: Luces apaga-das en toda la república.

La patria se arropaba febril entre los pliegues

crueles de una inclemente espera. Todo era una

39

Page 42: Silva - La Batalla de Gualan

laguna de inquietudes y vaguedades, un apretar-

se de minutos y horas que nacían y morían sin

principio ni destino. El alto mando de operacionesestuvo ahí en esa misma circunstancia de infini-

tos desconciertos y ahí mismo, entumecido en sussilencios, vio despuntar al nuevo día, acariciandoel impresionante mundo de sus desdichas. Atur-dido aquel grupo desafortunado de militares, nosabían por dónde comenzar su tarea de defensa,

no la llegaron a principiar jamás, lamentablemen-te para la patria.

Recibe el nombre de "EL TAMARINDAL" unbarrio de gente humilde en la ciudad de Zacapa;allí al empezar un nuevo día dentro de la convul-sión nacional, el temor y la incertidumbre, juga-ban frente a sus sencillas viviendas varios niñosbulliciosos sucios de polvo y de sol, ajenos total-

mente a los hechos de guerra que esa misma ma-ñana darían principio en aquella área afectadapor la invasión, inmediatamente después de la

guerra fría que antecedió y la cual ya había per-

dido el país en manos del titubeante ejército na-cional. Era un nuevo día que comenzaba entre in-

mensas dudas, esta vez la gente había preferido

no salir de sus casas como lo hacían de costum-bre, de donde se produjo un ausentismo bastantebien marcado en el comercio; muchos almacenesno abrieron sus puertas al mercado y el ir y venir

de los ciudadanos mostraba una actitud nervio-

sa, sumamente medrosa, sin duda alguna porqueya la gente sabía que los invasores habían tras-

puesto las fronteras patrias y las hostilidades se

habían declarado. Esta misma gente buscaba an-

siosamente una respuesta en la postura del ejér-

cito que hasta ese momento se mantenía en pas-

mosa indiferencia enconchado en sus cuarteles.

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Page 43: Silva - La Batalla de Gualan

En una elevación rodeada de maleza y matorra-les que se levanta a unos 300 metros de este barrio,

El Tamarindal, había tomado posesión para la de-

fensa del área militar un puesto adelantado de ame-tralladoras antiaéreas COLT calibre 50 mm., el

cual se encontraba a esa hora en actitud de espe-

ra, preparada para abrir el fuego contra cualquierataque enemigo. El Comandante de este nido deametralladoras, era el joven Teniente de Infante-

ría César Augusto Silva Girón, quien en lo alto

de la colina atisbaba el firmamento preocupadopor el bullicio de niños y gente que a sus pies veía

y la indiferencia que mostraban ante lo crítico dela situación. De repente, bajo aquel cielo despe-jado, de pureza inagotable y señorial azul, se des-

prendió un punto luminoso que rápidamente cobródimensiones mayores hasta mostrar su clara silue-

ta entre un ensordecedor roncar de motores. Eraun avión pirata sin identificación alguna. Habíallegado el momento deseado de actuar; para contra-

rrestar cualquier ataque, estaba allí precisamen-te, el Teniente y el ataque se presentó en esos ins-

tantes, porque el avión pirata perdió altura convelocidad vertiginosa y a escasa distancia de los

techos empezó a hacer fuego sobre la indefensaciudad.

La faja de 500 cartuchos estaba colocada en la

ametralladora y los sirvientes de la pieza automá-tica estaban listos y atentos a las instrucciones desu Comandante para entrar en acción; este mismoauscultaba con avidez los movimientos del avión,

siguiéndolo a su vez con la boca de fuego de la

ametralladora.

Empezaba un juego de cálculo y de hábil apli-

cación de las técnicas; el avión sobrevolaba a baja

altura exactamente sobre el centro de la población

41

Page 44: Silva - La Batalla de Gualan

e inexplicablemente no atacó el objetivo militar,

sino midió y preparó su fuego, ante la estupefac-ción y el terror de los habitantes, sobre la ciudad.La gente buscaba apresuradamente refugio dondepodía, los niños en cambio querían ver los movi-mientos del avión, muy lejos de la tragedia quese ensañaría sobre sus cabecitas infantiles. La des-

carga de plomo castigó el área por unos segundosy luego el avión repitió la maniobra, pero siemprepasando lejos de la ametralladora antiaérea, es

decir, no se ponía al alcance de sus proyectiles,

todo lo cual desesperaba al Teniente; sin embargo,en un momento dado el avión flanqueó el nido.

Entonces vibró en el aire el tableteo del arma te-

rrestre antiaérea, los proyectiles abandonaban la

boca de fuego como una chispeante serpentina ro-

ja hacia el objetivo. La recámara de las piezas se

tragaba la faja de cartuchos, pero lamentablemen-te el avión incursor no fue tocado y abandonandoel área peligrosa cobró nuevamente altura y se

alejó rumbo a su base.

El corazón del Teniente Silva latía acelerada-

mente, viendo como entre pequeñas nubéculasdesparramadas en el espacio, se alejaba definiii-

vamente. Se esperó una nueva incursión. Largas,tediosas horas se sucedieron en los que todos los

elementos humanos que integraban el nido deametralladoras estuvieron con la vista clavada enel firmamento, los nervios en tensión, la fe inspi-

rada en el patriotismo y la abnegación en la sangre,

pero la oportunidad de pelea se había esfumadoaquel día 17 de junio de 1954.

El Teniente sentía inmensos deseos de gritar

ante lo alevoso y despiadado del ataque aéreo lle-

vado a cabo momentos antes sobre la población,

sin embargo se encontraba como amarrado a aquel

Page 45: Silva - La Batalla de Gualan

puesto fijo en donde nada podía hacer por los afec-

tados y dijo para sí: "Vuelvan, vuelvan otra vezcobardes asesinos de niños y hagan frente a misbalas, entonces no tendrán tiempo de elevarsenuevamente.Cuando el sol, inmenso disco rojo, empezó a

buscar el regazo de las montañas, cuando su luz

de oro se desvanecía detrás de la alta cordillera

de Los Andes, para dar paso a la magnitud sober-bia de las sombras donde impera siempre la plati-

nada belleza de la luna, el Teniente Silva fue sor-

presivamente relevado del puesto que cubría enaquella elevación, habiendo recibido al mismotiempo la orden de presentarse ante el Jefe deOperaciones para recibir nuevas instrucciones.

Es importante conocer, antes de proseguir esta

narración, lo que aconteció en Camotán y Joco-tán, departamento de Chiquimula, cuando le fueencomendada la defensa de aquel sector nororien-tal al Capitán de Infantería JORGE JIMÉNEZ.

Este oficial se había desplazado con dos peloto-

nes de fusileros hacia el área aludida con el obje-

to de contener y destruir el avance de los invaso-res, pero aconteció que en forma inaudita e in-

comprensible Jiménez no cumplió con la ordenrecibida y ante el asombro de sus soldados, des-

pués de haber retrocedido por varias horas entre

los bosques escondiéndose y eludiendo la accióndel combate, se preparó para enarbolar la banderablanca de la claudicación sin ni siquiera haber in-

tentado un despliegue de sus fuerzas y por lo me-nos haber disparado algunos proyectiles para jus-

tificar su presencia en esa región. De esta manerasonrió arrodillándose para besar las plantas del

enemigo, sirviéndoles en bandeja de plata la fuer-

za de 60 valiosos elementos del ejército nacional,

43

Page 46: Silva - La Batalla de Gualan

asi como el equipo inilitar que portaba. Jiménez,cobardemente, se puso a la orden del enemigo pen-sando que con esto salvaría su vida y efectivamen-

te la salvó, porque integrado, dadas sus labias ymentiras, a la falange agresora, había caminadojuntamente con ellos de regreso por el camino dela traición hacia la plaza de Chiquimula, en dondepor su proeza recibió el nombramiento de Instruc-

tor de los mercenarios, aunque a esta altura to-

davía se encontraba de alta en el Ejército Na-cional. ¿Qué nombre podría dársele a este hechoinjustificable? ¿Cómo, Dios mío, pudo habersequedado sin castigo este desleal como punible he-

cho de armas? Sin embargo, es la historia patria

quien debe condenarlo o absolverlo al conocer tal

actitud del Capitán Jiménez.Precisamente cuando el Capitán Jiménez salió

a cumplir con la comisión anteriormente explica-

da, asimismo, se le impartían al Teniente César

Augusto Silva Girón, órdenes para la singular de-

fensa de la población de Gualán, la cual es el ob-

jeto esencial del presente libro.

Aquella noche en el puesto de mando del ejér-

cito en operaciones y en medio de una semi-oscu-

ridad, apenas iluminada por la titilante luz de unavela, hablaba el Coronel DEM Jorge Hernández,

dirigiéndose al Teniente en los siguientes térmi-

nos:

—Teniente Silva, este Comando de Operacio-

nes, tomando en cuenta sus características de va-

liente militar y lealtad a la patria, ha decidido

encomendarle la defensa de la valiosa e importan-

te plaza de la Villa de Gualán, la cual se sabe será

atacada por el enemigo de un momento a otro.

—Está muy bien mi Coronel —dijo Silva— , es-

44

Page 47: Silva - La Batalla de Gualan

toy a sus órdenes y dispuesto a recibir las instruc-

ciones que tenga para mí este Comando.—Siendo así, proceda usted a presentarse al al-

macén de guerra de esta Zona Militar para que le

entreguen allí, el equipo siguiente: Una caja dogranadas de mano, 4 tolvas para su ametralladora

y una subametralladora Schmeidser. Efectuado es-

to, se dirige a la estación de ferrocarriles de esta

ciudad, en donde lo espera un motor de línea, el

cual lo conducirá hasta la población de Gualán.Una vez haya llegado a su destino, deberá proce-der en forma reglamentaria, a relevar al CapitánGilberto Aldana, quien a su vez ha recibido yainstrucciones telefónicas para que le entregue a

Ud. sin mayores contratiempos el puesto de Co-mandante de aquel destacamento. Allí se encuen-tran 30 elementos de tropa, este personal a sumando ya conoce la situación imperante en Gua-lán, por lo que no tendrá usted ningún inconve-niente en organizar, planificar y mantener unadefensa ante la amenaza existente del enemigo.Tenga Ud. mucho cuidado con sus determinacio-nes y decisiones, porque además se sabe que allí

existe un fuerte foco civil rebelde, el cual debecontrolarse decididamente para sofocarlo de inme-diato antes de que puedan llegar a esa poblaciónlos elementos de la agresión. Procure tomar pri-

sioneros a los líderes o cabecillas de ese movimien-to interno y al lograrlo remítalos hacia este Co-mando, en donde se tomarán las medidas proce-

dentes. Para información de Ud., el enemigo queestá por llegar a Gualán, es muy posible que lo

haga por los caminos de La Unión y El Florido.

Este Comando espera que Ud. cumpla con un tra-

bajo de defensa efectivo y que finalmente si Ud.llega a ser atacado destruya al enemigo total o

45

Page 48: Silva - La Batalla de Gualan

parcialmente, pero lo importante es que Gualán,no debe caer en manos enemigas. Debe mante-nemos informados de todo lo que allí suceda, conel objeto de que nosotros tengamos en este Co-mando, una imagen clara de la situación en ese

frente. Son ahora las 21.00 horas. Si Ud. no tiene

preguntas, puede marcharse con el objeto de al-

canzar la Tilla de Gualán hoy mismo por la no-

che. Es urgente que cuanto antes controle la si-

tuación en ese lugar.

—Mi Coronel —dijo el Teniente Silva—, hága-me el favor de explicarme la cantidad de hombresque este Comando ha apreciado integra la colum-na que me atacará. También necesito saber si yaconocen la clase de armamento que traen y la

moral que a esta altura tienen esas tropas.

—Sí, Teniente, la falange es numerosa y ha au-

mentado en las últimas 24 horas. La moral quetrae se considera muy buena por cuanto aún noha tenido bajas en sus filas y tampoco ha encon-trado contratiempos en su avance. Las armas quetraen son de tipo portátil, granadas de mano y pe-

queños morteros de etiqueta norteamericana.El Teniente interrumpió en este momento pre-

guntando: —¿No le parece a Ud. mi coronel, quecon 30 elementos de tropa que se encuentran enGualán y se supone quedarán bajo mis órdenes,

sea un número insuficiente para contener y des-

truir como Ud. me lo ha ordenado, una falange

totalmente superior y que aumenta a cada mo-mento su número y además de esto controlar al

mismo tiempo un fuerte foco rebelde residente enGualán, enviar prisioneros y mantener una supre-

macía inclaudicable en aquel lugar?

—Como observación me parece muy bien miTeniente, pero no me venga ahora, dadas las apre-

46

Page 49: Silva - La Batalla de Gualan

miantes circunstancias por las que atravezamoscon que tiene miedo de pelear y defender a la Pa-tria. Esos hombres que entran no tienen ningunamoral combativa y tampoco se les conoce organi-

zación alguna, será como si Ud. tratase de contro-

lar un tumulto. Por otro lado mi Teniente Silva,

nosotros aquí tenemos mucho que atender y nopodemos distraer tropas sin necesidad, pero le

ofrezco que si llegara a tener que reforzar su des-

tacamento, haremos lo posible por resolverle deinmediato ese problema que desde ahora es sola-

mente suyo. Ud. debe retirarse cuanto antes, por-

que la situación apremia y las consecuencias se-

rían desastrosas para nosotros, compréndalo así

mi Teniente, si esta plaza llegara a caer en manosde los invasores. Recuerde muy bien que ante to-

do las circunstancias o factor SACRIFICIO for-

man parte de la integridad de todo oficial del

Ejército Nacional.—Muy bien mi Coronel Hernández, dentro de

pocos instantes yo estaré en marcha hacia Gua-lán, tal como usted me lo ha ordenado, sin em-bargo, quiero dejar bien claro —dijo el TenienteSilva tocado en su amor propio— si ustedes mehan seleccionado para esta difícil misión, tengala seguridad que la cumpliré, yo no le tengo mie-do al enemigo si me encuentro en una trinchera deguerra para contenerlo, por el contrario he desea-

do vehemente esta oportunidad y si he de moriren mi intento, lo haré cumpliendo fielmente conmi deber de militar.

Dicho esto por el Teniente Silva, solamente se

escuchó en el dintel de la puerta el taconazo re-

glamentario y luego los infaltables vocablos, acos-

tumbrados en el Ejército, A LA ORDEN DE UD.MI CORONEL.

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Page 50: Silva - La Batalla de Gualan

£1 motor de línea se deslizaba sobre unos rie>

les humedecidos por la constante tenue lluvia.

Sombras era todo lo que rodeaba aquel panoramade insospechados peligros. Parecía que en cadacurva del camino surgiría una emboscada enemi-ga. El motor rugía en la negrura inmensa de la

noche disparando hacia adelante la luz penetran-te de sus faroles que de pronto rebotaban contra

la sensación de aglutinados árboles, ya en el taluddel camino, o bien hería el vacío horizonte negrosobre las cansadas aguas del río Motagua. Los mi-nutos transcurrían tensos y definitivamente mo-nótonos en medio de un silencio impresionante su-

mamente hostil.

De pronto, al entrar a una recta del camino,apareció la claridad de un resplandor de luces

fluorescentes elevándose sobre la espesura de la

noche. Era Gualán, era la meta del principio deuna gran aventura de guerra.

Allí estaba efectivamente la Villa de Gualán;estaba quieta y silenciosa; sin embargo, ese era el

Gualán rebelde, el Gualán conquistado por el ene-

migo, el Gualán de los grandes acontecimientos.

Los nervios hasta ahora serenos del Tenientese crisparon de pronto, porque había un contraste

insospechado relativo a la orden de luces apaga-das en toda la república. La nación completa se

encontraba de confín a confín, con sus luces apa-gadas. Esta era la orden militar en un territorio

en pie de guerra y con un enemigo ya en sus pro-

pias entrañas, entonces, ¿qué era lo que sucedía

esta noche en Gualán?, no cabe duda que era el

primer indicio de rebeldía del cual le habían ha-

blado en la orden de defensa al Teniente Silva

Girón. El pueblo cooperaba con la agresión. Erasumamente importante comenzar con energía y

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Page 51: Silva - La Batalla de Gualan

decisión todo acto en adelante. El Teniente Silva

pensó: Habrá que recuperar antes la plaza demanos del latente enemigo para así poderla de-

fender del monstruo invasor. —Motorista, ordenóel Teniente Silva, entre Ud. a la estación aunquetengamos que morir allí.

El motor lanzó un largo chirrido al frenar fren-

te al viejo caserón de madera que constituía la es-

tación. Allí se encontraban varios personajes queya esperaban la llegada de la pequeñísima comi-tiva integrada por un Oficial del Ejército y unconductor de ferrocarril.

Se destacaba la figura del regordete CapitánGilberto Aldana, acompañado del Teniente Ma-nuel Aldana; el primero. Comandante que debíaentregar su puesto al Teniente Silva; el segundo,Jefe de Comisionados Militares de Gualán. Estosdos personajes eran primos hermanos y los prin-

cipales gestores juntamente con otros civiles, dela rebelión en aquella plaza. Completaban el co-

mité de recepción, unos cuantos comisionados mi-litares. Lugartenientes de los Aldana.

Los hechos daban principio por demás en for-

ma singular; fue verdaderamente un momento demucha tensión nerviosa y era urgente emplear a

fondo toda la serenidad e inteligencia para resol-

ver la acción favorablemente.Antes de saludar a aquellos personajes que pa-

recían echar lumbre por los ojos, el Teniente Sil-

va dijo en voz alta y con mucha firmeza para ser

escuchado por los allí presentes:

—Señor motorista, no se mueva de este lugar,

pues dentro de unos momentos tendrá Ud. quevolver a Zacapa llevando al Capitán Gilberto Al-

dana a quien vengo a relevar de su puesto porórdenes superiores.

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Page 52: Silva - La Batalla de Gualan

—Sí señor —respondió el motorista— , aquí esta-

ré hasta nueva orden.

—Señores —continuó el Teniente con voz firme

y clara— , creo que ustedes me están esperando;pues bien, aquí me tienen y me parece que de in-

mediato debemos pasar al destacamento donde se

encuentra el personal de tropa. Es urgente cum-plir con las órdenes superiores.

Los hombres que esperaban a Silva llevabantodos sus armas fuertemente empuñadas, pero an-

tes de que pudieran articular palabra los aludi-

dos, el Teniente Silva se puso a un lado del Capi-tán Aldana. —Caminemos compañero —dijo—, aUd. le esperan en Zacapa, porque le necesitan paracomandar un Batallón que cubrirá otro frente deguerra. Esta era una mentira, pero asimismo el

ardid necesario para tranquilizar al Capitán Al-dana que se notaba en esos instantes muy nervio-

so y esto sucede casi siempre cuando se tienen pe-

cados tan graves escondidos. Los nervios delatan

y el Capitán Aldana estaba con la TRAICIÓN, pe-

ro como aún no llegaban las huestes invasionistas

a Gualán, éste se sintió sin apoyo y casi perdidoel equilibrio, creyó que había sido descubierto su

delito y lo rodeó inmensamente un mundo de du-das y confusiones al escuchar que le estaban to-

mando en cuenta para comandar un batallón enZacapa.Todos los planes que hasta ese momento hubie-

sen tenido estos hombres, se vinieron al suelo, con

la incertidumbre que se le escapaba en cada acti-

tud al languidecido Capitán Aldana.

Aquel grupo de hombres empezó a caminarcuesta arriba con dirección al enorme edificio pú-

blico enclavado frente al parque central de Gua-lán. Todos iban prisioneros de sus propios pensa-

50

Page 53: Silva - La Batalla de Gualan

mientos, las cosas estaban al rojo vivo en ese mo-mento. Era una hora decisiva y trascendental. SiAldana se negaba a entregar su puesto en formavaliente y se definía en su postura de rebeliónante el Ejército Nacional, podía tomar prisioneroal Teniente Silva, esto era sumamente fácil, dadoel grado del compromiso adquirido con la invasión,pero al parecer no estaba esta gente segura de la

pronta o lejana presencia en aquel suelo de los

agresores y este factor fue determinante y podero-so en aquel instante supremo en que la ventajaera evidente al lado del Capitán Aldana, Silva se

estaba jugando el todo por el todo, metido hasta lo

profundo en aquella marejada de traición. Estepensando en esto, decididamente quitó el segurode su arma portátil y desde ese momento se trazóun objetivo: MORIR O VENCER.

Mientras quedaba atrás el viejo caserón de ma-dera se estaban acercando al destacamento mili-

tar y entre este espacio de minutos^ se aventuróa hablar el notoriamente molesto Teniente Aldanay diciendo al vuelo:

—Es un absurdo que a esta altura el Comandode Operaciones proceda a efectuar esa clase decambios; y continuó: Ud. mi Teniente, no conocela situación imperante en Gualán y en cambio el

Capitán Aldana está empapado de ésta. No con-viene esta disposición de última hora. Ud. —dijo

el Teniente Aldana— , ha venido a esta tierra co-

mo carne de cañón.

—Esta ha sido una disposición del Jefe de Ope-raciones, respondió Silva, y conservando al máxi-mo el aplomo, se dirigió al Teniente Aldana: —^Ud.

mi Teniente no es el Jefe de Operaciones, por lo

tanto, todo comentario a esta hora, sale sobrando.

Solamente hay una alternativa, tenemos que li-

51

Page 54: Silva - La Batalla de Gualan

mitamos a cumplir órdenes superiores y máximeque no6 encontramos en pie de guerra. Adelanteme terminará de explicar quién es usted y porquérazones se ha expresado en esta forma.La balanza empezaba a equilibrarse, pero fal-

taba indudablemente lo principal, y esto era que86 hiciera la transmisión del mando del Destaca-mento Militar.

La actitud desconcertante del Teniente Silva

los mantuvo en ascuas y se U^ó finalmente al

relevo de Comandante. La tropa que se encontra-

ba metida en sus camas, presurosa se levantó a

una orden del Capitán Aldana para formar en lí-

nea el pelotón de fusileros. Acto seguido los for-

mulismos de rigor y Silva quedó investido del

cargo.

Unos minutos más tarde entre las sombras de la

noche, rumbo a Zacapa, se perdía de nuevo con suronco zumbar el motor de línea, llevando consigo

al Capitán Aldana, éste que iba acompañado deabrumadoras penas y un mundo de confusiones,

dejando atrás el resultado desconcertante de su

traición que pronto sumergiría al infante pueblogualanteco dentro de una tremenda borrasca.

tt

Page 55: Silva - La Batalla de Gualan

CAPITULO V

LA SITUACIÓN EN GUALAN Y LA ORDENDE DEFENSA

El alumbrado eléctrico en la población de Gua-lán se encontraba encendido, como ya se manifes-tó anteriormente, contraviniendo en todas sus for-

mas la enérgica orden del gobierno de mantenerluces apagadas. Claro está, Gualán a esta altura

obedecía órdenes del invasor.

Todo el mundo en Gualán conocía de sobra lo

que estaba sucediendo, solamente los soldados del

Destacamento Militar ignoraban la magnitud delos acontecimientos que estaban por suceder; a és-

tos se les había mantenido, tras agotar toda clase

de argucias, al margen del complot, porque así

convenía a los fines de la conspiración.

Los 30 elementos de tropa estaban destinados a

morir sorprendidos en su cuadra, no sólo con el

objeto de acallar su potencial humano, sino comotambién de capturar sus armas, anulando de untodo la acción de estas 30 voluntades.

Los 200 Comisionados militares de Gualán, ha-

bían estado siendo dirigidos hábilmente por el Te-

niente Manuel Aldana y se encontraban prepara-

53

Page 56: Silva - La Batalla de Gualan

dos para entrar en acción dado el caso. Así las co-

sas, había impaciencia por la llegada de las tropas

de ocupación. En la Villa de Gualán se había es-

condido previamente suficiente material bélico endiferentes domicilios particulares que colabora-

ban con la acción invasionista. Sin embargo, nadie

allí se decidía a iniciar ninguna acción armada,debido a la falta de verdaderos líderes y cuandotodo les favorecía, perdían el valioso factor detiempo y espacio, el cual ganaba el nuevo coman-dante del Destacamento Militar.

El Teniente Silva estaba en estos momentosaprendiendo grandes claves en la inconmensura-ble filosofía de la guerra, ésta que no sólo se con-

juga con los conocimientos tácticos y el valor para

aplicarlos, sino al aprovechamiento de indecisiones

enemigas, falta de firmeza y seguridad, falta de

conceptos y madurez, falta de ideal y organiza-

ción, postulados estos negativos que reducen al

enemigo a la impotencia.

Mientras tanto en el ánimo del Teniente Silva,

cobraban realidad todos y cada uno de los pecados

de aquella gente sin solidez y vigor para amparar-

se en un vasto campo abierto a la lucha y en él

venciera el mejor y eso es lo que acontece indis-

cutiblemente en todos los hechos de armas, en to-

dos los tiempos y circunstancias. Siempre gana el

que tiene la mejor disposición y el que está com-

penetrado del ideal que lo lleva a aquel punto.

Aquella noche tampoco se presentó el invasor,

se desconoce si esto sucedió por errores tácticos

de tiempo y espacio o porque tenían la gran con-

fianza del desajuste que se observaba en la ma-

quinaria de la defensa.

Las luces eléctricas fueron apagadas por orden

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Page 57: Silva - La Batalla de Gualan

del nuevo Comandante y la ciudad quedó a oscu-

ras, tal como debió estarlo desde un principio.

Aconteció un nuevo intento del Teniente Al-dana y este por poco causa estragos en los planesdel Teniente Silva. El Jefe de Comisionados Mi-litares necesitaba a toda costa mantener la hege-monía sobre el Teniente Silva y se ofreció solícito,

aprovechando su condición de Jefe de Comisiona-dos Militares, para organizar y colocar las armasautomáticas del Destacamento, según él, en luga-res estratégicos y responder con violencia al ata-

que anunciado. Este era un ardid en el cual nov^ayó el Teniente Silva, pero lo dejó hacer paraconfirmar de una vez por todas, la infidelidad deaquel Jefe de Comisionados. El Teniente Aldanaempezó a colocar las armas de la defensa en luga-

res totalmente contrarios a los campos de tiro pordonde vendría supuestamente la invasión, es de-

cir, las piezas darían la espalda a los atacantes.

Hasta ahí llegó todo, el Teniente no podía perdermás tiempo en esas pruebas y no queriendo entor-

pecer sus propios planes, se decidió por darle las

gracias al Teniente Aldana, recomendándole quefuera a descansar a su casa y que si en acciones

futuras llegara a necesitarle, le llamaría. Ardidcontra ardid. Voluntad contra voluntad. Hombrecontra hombre y al final el destino de la batalla.

El Teniente Silva ordenó la reconcentración delas mal colocadas armas automáticas y ordenó a

su personal que lo siguiera a un lugar alejado de

aquel viejo centenario edificio que albergaba en

su interior servicios públicos diversos, así comohasta ese momento le sirvió de vivienda a la tropa

del Destacamento.Bajo una luna ausente de luz, casi a la vera de

un camino, entre la yerba y las piedras, la sorda

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Page 58: Silva - La Batalla de Gualan

canción eterna del ramaje de los árboles y el su-

surro del viento al pasar, el Teniente Silva mo-tivó a sus soldados diciéndoles:

—La dimensión del peligro está ya medida ycalculada con serenidad de combatientes, sin em-bargo, el tiempo transcurre y los pasos de noso-tros son fríamente vigilados y cuidadosamentecontrolados; tengan cuidado muchachos, desdemuchas ventanas hay ojos que rompen el espacio

para clavarse arteros en nuestros pechos, detrás

de esos ojos, muchas bocas de fuego podrán arro-

jar su mensaje de muerte en cualquier momentode un infortunado descuido nuestro —continuó sin

apresurarse— : SOLDADOS, la soberanía de la

Patria está en peligro y lo que vais a escuchar enestos instantes decisivos para la Patria ES LAORDEN DE DEFENSA de este poblado gualante-co. Solamente pueden suceder dos cosas, o el ene-

migo triunfa en su intento de invasión o nosotros

logramos cumplir con la misión encomendada quees la defensa del suelo patrio; sin embargo, de es-

tas dos cosas sólo habrá una resultante, un logro

o sea un vencedor y como nosotros no podemoshuir ni tampoco debemos morir, sólo nos quedauna alternativa: VENCER.—^Pronto vendrán las tropas enemigas y nos en-

contrarán preparados para recibirlos. Recordemosahora más que nunca el supremo amor que le de-

bemos a la Patria, ésta misma que nos dará el

aliento y el vigor necesarios en la contienda quese avecina. El plan que les presentaré es sencillo,

pero sumamente difícil de aplicar, sin embargo,

es magnífico si sabemos aprovecharlo y explotar-

lo hasta el máximo.—Un alud desordenado de hombres se nos echa-

rá encima desde esas colinas que están enfrente

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Page 59: Silva - La Batalla de Gualan

—y señaló un par de elevaciones que se desdibuja-

ban en la penumbra de la noche— . Vean a su iz-

quierda, allí está la ciudad en esa otra colina. Apa-rentemente duermen, sin embargo, no es así, ellos

se desvelan preparando un mortal ataque hacianosotros y se soltarán en cualquier momento. Creoque nos buscarán cuando estemos colocados ennuestras posiciones listos para contener el ataqueque vendrá de afuera. Estemos tranquilos, ellos

tienen urgencia de darnos el zarpazo y no descan-zarán hasta alcanzarlo, esto soldados, es sumamen-te importante, tenemos que canalizar ese desbordepara conducirlos hacia un encuentro, pero no con-

tra nosotros, sino contra los que entrarán.

—Fíjense bien, nosotros estaremos colocadoscuerpo a tierra en línea de tiradores a unos 50

metros de la vía férrea. Es preciso que ustedesse aguanten en sus respectivos puestos sin dispa-

rar un solo cartucho, los cuales se harán efectivos

cuando yo lo disponga. Ahora observen con dete-

nimiento el corredor que se forma al fondo de las

dos elevaciones, en él estaremos nosotros como unfeliz atractivo para las dos fuerzas. Abriremosfuego primariamente sobre el enemigo que viene

y aguantaremos esta presión por dura que sea el

tiempo necesario, para que estos mismos agudicensu esfuerzo sobre nosotros. Recuerden que nos es-

tará protegiendo una noche oscura, pero de todos

modos nuestros movimientos tendrán que ser su-

mamente cautelosos.

—Yo iré hasta la última posesión para recoger

uno por uno a todos ustedes y llevarlos hasta el

campamento de caminos completamente a rastras.

Si alguno de ustedes llegara a correr o levantarse

para moverse de un lugar a otro, estaría práctica-

mente denunciando nuestra posición y esto sería

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Page 60: Silva - La Batalla de Gualan

fatal para todos. El Campamento de Caminos se

localiza a solamente 500 metros a nuestra izquier-

da y es el único abrigo útil que tenemos disponi-

ble. Trataremos de alcanzar los tubos de cemen-to que se encuentran hacinados allí y los usaremoscomo refugio hasta nueva orden.—Quiero que me comprendan esto: Hay un fac-

tor determinante para el feliz logro de mi plan, el

ataque de los rebeldes de la ciudad será colina

abajo para alcanzar la línea ferroviaria y noso-tros hasta ese instante allí estaremos y dando me-dia vuelta sobre nosotros mismos abriremos fue-

go para denunciarles nuestra presencia. Ellos nose detendrán en su febril avance y mientras tan-

to volveremos hacia el frente del enemigo que en-

tra y cuando ellos salten sobre la plataforma del

ferrocarril para pasar de este lado, dejarán verclaramente sus siluetas; entonces es cuando noso-tros debemos medir, calcular y apuntar bien nues-tra arma para no fallar un solo disparo. Repetire-

mos la acción cuantas veces sea necesario, no pier-

dan la calma por el enemigo que tendremos haciala espalda, porque esta gente es la que continuaráel combate por nosotros ante los ya enardecidosinvasores y creo que sucederá lo que yo estoy pen-sando: Se encontrarán frente a frente para des-

truirse entre ellos mismos.—En el Campamento de Caminos les dictaré

una nueva orden, esta vez será de asalto a la po-

blación. Todo debe salir bien, cualquier olvido al

cumplimiento de la orden, podría ser fatal. Consi-

dero que esta estrategia es demasiado riesgosa, pe-

ro es nuestra única carta de posibilidades de éxi-

to. Distancia entre hombres será de 10 metros pa-

ra cubrir un frente de 300 metros más o menos.

Y mientras estemos en acción en la hondonada el

Page 61: Silva - La Batalla de Gualan

fuego se distribuirá así: El sargento Isabel Ma-rroquín tendrá que hacer acopio de toda su habi-

lidad para el empleo de la única ametralladora30/30 que tenemos disponible, disparando prime-ro desde el flanco izquierdo solamente unos 3 mi-nutos y luego se movilizará con la pieza hasta el

centro de la posición con suma rapidez y cuidado;en este mismo lugar abrirá nuevamente fuego nu-

Impartiendo la orden de operaciones.

trido sin descanso otros 3 minutos, igualmente lo

hará trasladándose hasta el ala derecha de nuestralínea y aquí silenciará su ametralladora por unoscuantos minutos para que se enfríe un poco, perocuando note la reconcentración del personal haciael Campamento de Caminos, deberá abrir nueva-

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Page 62: Silva - La Batalla de Gualan

mente fuego nutrido sobre las posiciones que en-tran, esto solamente mientras se despeja el co-rredor.

—Si llegara a acontecer por el contraio que nosresultara un solo frente, es decir, el de afuera y el

enemigo de la población no se desbordara sobrenosotros, entonces quedaríamos en una situaciónde combate regular, o sea que estaríamos en des-ventaja numérica y más que todo en la hondona-da atrapados sin remedio. Sin embargo, mucha-chos no podremos abandonar nuestra posición ytendremos que sostener y contener en una luchacuerpo a cuerpo al enemigo hasta morir o ven-cer. Esta sería una situación completamente di-

ferente, pero espero, por los cálculos que he hecho,que el ataque lo tendremos en dos direcciones.Yo quiero a toda costa llevar a estos dos agresivoscombatientes a un enfrentamiento entre sí.

-—En la guerra hay que tomar las decisionesmás arriesgadas y difíciles solamente que bien di-

rigidas. Hay que hacer lo que el enemigo cree se-

rá imposible que se realice, buscando el caminomás escabroso para llegar a él. Estos factores se.

rán los que menos cuiden concentrando su esfuer-zo principal por las vías más fácil €s de acceso. Sinembargo, nuestro empeño no será débil, tenemossuficientes granadas de mano, usen éstas hasta el

cansancio sin retroceder un solo paso; somos po-cos, pero valientes y decididos. Recuerden: QUELOS ERRORES EN LA GUERRA, SE PAGANCON LA VIDA, pero si en cambio tenemos coor-

dinación justa y precisa podremos salvar la misma.—^Los Cabos Jefes de Escuadra serán los respon-

sables de la conducción de la tropa y no podremosenmendar ninguna falla durante la acción porquelos muertos ya no pueden hacerlo.

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Page 63: Silva - La Batalla de Gualan

Esa noche quedó cubierta totalmente el área

indicada en espera de realizar la sublime defensaen la forma planificada. Una vez más hubo de re-

petir la orden el Teniente a sus soldados, con el

objeto de que éstos la comprendieran y la retuvie-

ran definitivamente grabada en sus mentes. Estosiempre se hace cuando el enemigo proporcionael tiempo y el espacio necesarios para hacerlo.

La maniobra se ensayó marchando la primeraescuadra hacia su posición exactamente frente a

las yardas (viviendas de los ferrocarrileros) , éstas

todas virtualmente abandonadas por sus ocupan-tes. La segunda escuadra de fusileros marchó enseguida también a ocupar su posición frente al vie-

jo galerón de madera y lámina que servía de esta-

ción y la tercera escuadra se posesionó frente a los

patios de estacionamiento de los vagones y máqui-nas de ferrocarril que también estaban hacía días

prácticamente detenidas por la destrucción del

puente y la línea férrea; se estaba cubriendo prác-ticamente una extensión de 300 metros.En la orden de combate no se había estipulado

hora de ataque, porque virtualmente la defensano la lleva sino es el enemigo el que la impone al

iniciar su asalto.

Durante largas horas reinó el silencio en aque-lla área; fueron horas desesperadas de agonía ycuando principió a caer una débil lluvia despren-dida del techado de nubes negras que deambula-ban bajo el cielo de aquella ciudad de Gualán,también estaban ya palpitando en sus puestos 30

corazones patriotas delirantes de fe y ansias por

resolver la actuación del triunfo. Mientras la llu-

via monologaba en el espacio, su rumor monótonoantes de estrellarse en la tierra, a lo lejos, desde

algunos ranchos arropados en la espesura de las

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Page 64: Silva - La Batalla de Gualan

nocturnas horas, se dejaba oír al viento el cantode algunos gallos desvelados; más cerca aún, se

levantaba la sinfonía singular de las ranas, los

grillos, la cigarras y otras aves de la noche, fondopor demás alentador que contribuía en la subleva-ción de los sentimientos ante el oponente silencio

de la noche. Todo era contraste a esa hora: bos-

que dormido, fiesta de vientos, juguetear inter-

mitente de relámpagos lejanos, era tal vez la ru-

bia cabellera de mil siglos contenidos en las sie-

nes ofendidas de los soldados en espera.

El Teniente se paró en medio de la noche, le*

vantó su mirada hacia el cielo y recibió en plenorostro un poco de lluvia que resbaló lentamentedesde su frente pensativa hecha gotas acarician-

tes hasta perderse en la solapa del verde olivo desu uniforme de soldado. . ., respiró profundamen-te, pensó en todo en un momento; pensó en sus

hijos y su esposa concibiéndolos llenos de angus-tia y de temor; pensó en los minutos, las horas ylos días vividos intensamente en la Escuela Poli-

técnica, recordó a sus padres también en aquellos

momentos de tensa angustia y luego pensó inmen-samente en la enorme responsabilidad que se ha-

bía congelado en sus hombros cuando ahora te-

nía ante sí la difícil como importante tarea de la

defensa de aquel jirón de suelo gualanteco, parte

palpitante de la patria y pensó en la sangre útil

que mancharía la limpia alfombra de aquella fér-

til tierra, pero al pensar en todo esto, evocó coi)

devoción profunda al Creador del Universo: Diosmío, dijo, resolved de la mejor manera este dra-

ma. Tus hijos estamos ahora en medio de un alud

de trágicas incertidumbres. Iluminad la mente de

los hombres en este duro lance. Mis soldados yyo tenemos que defendernos del reto enemigo.

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Page 65: Silva - La Batalla de Gualan

Estamos esperando vuestra bendición en esta ho-ra de amarga prueba. La guerra no es necesaria,

pero vos sin embargo no la evitáis y si los proyec-tiles enemigos visitan nuestras trincheras, los

nuestros hablarán con claridad humana; luego en-tonces, si hemos de morir, os pido en holocaustovuestra piedad nos alcance a todos por igual. Mehan mandado a pelear los egoísmos absurdos delos hombres que no entienden de vuestro inmensoamor, me han mandado a defender causas incom-prendidas, deformando así, la gran filosofía de

vuestras enseñanzas y espirituales disciplinas.

Dadnos fuerzas Señor en la lucha que no po-

demos evitar; que mueran los que deban morir yque vivan los que deben vivir como saldo de este

irrespeto a vuestros excelsos postulados. Yo os ju-

ro Señor, que mis armas responderán con el si-

lencio o con el grito estruendoso de su pólvora,

según me lo pidan los hombres que en estos mo-mentos ganan terreno dentro del suelo nacional

manchando la majestad de la patria y cuando ma-ñana haya amanecido vencedores y vencidos re-

cojamos vuestro perdón, porque vos sabéis, Señor,

que los hombres, vuestros hijos, nunca sabemoslo que hacemos y porqué lo hacemos. No sabemoslo que buscamos; ni porqué nacemos, ni porquémorimos con estos signos sangrientos de la guerra.

Dadnos valor para morir, Señor, porque es ley

inexorable de vuestro reinado excelso y majes-

tuoso navegar por el camino de la muerte hacia

el regazo de vuestro amor.

Amaneció sin que nada hubiese transformado

la rutina de la vida. Los árboles sacudieron su

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Page 66: Silva - La Batalla de Gualan

melena despeinada para lanzar al viento la car-cajada de mil pájaros felices. Las sombras de la

noche desfilaron derrotadas por la pujanza de la

luz inevitable del nuevo día.

El taller de la vida abrió sus puertas al movi-miento sistemático de la evolución. Vida gritó la

fauna y la flora en el campo. Vida exigió el terne-ro aferrado a la teta de la madre. Vida regó el

perfume de las flores en el vaso multiforme delpaisaje del alba. Vida cantó rumoroso el riachueloabandonando su hamaca de rocas para juguetearentre las pequeñas heridas sobre la epidermis dela tierra. Vida dijo el Motagua a nuestras espal-

das imponiendo su singular presencia en el viejocauce de su eterna vivencia en la búsqueda de sudestino hacia el mar inconmensurable que bañapor las mañanas las arenas de la playa donde co-

mienza la ingratitud del hombre.Mientras tanto, en la ciudad de Gualán, la gran

mentira empezaba a aletear con sus enormes alas

negras sobre las calles estrechas y empedradas,porque sus habitantes tejieron una vez más, bajola juvenil sonrisa de un sol esplendoroso, la far-

sante comedia de su castidad.

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Page 67: Silva - La Batalla de Gualan

> -- CAPITULO VI

íTi . DESTITUCIÓN DEL JEFE DECOMISIONADOS MILITARES

El Comandante del Destacamento Militar, aho-ra convertido en Jefe de Operaciones de ese fren-

te de lucha armada, llevaba en su rostro la pali-

dez de una larga vigilia y clavadas como puñalesen su alma las dudas profundas acerca de la ver-

dad de aquella gama conspirativa.

Se encaminó hacia el edificio de dos niveles ubi-

cado frente al parque central de la localidad, enmedio de las miradas curiosas de la gente; lo acom-pañaba el sargento Chabelo Marroquín y mien-tras avanzaba trataba de encontrar en la actitud

de las personas, la respuesta a sus dudas. Apa-reció de pronto rodeado de sus hombres de con-fianza, hostilmente de pie en la banqueta de aqueledificio, estrujando entre sus dedos un humeantecigarrillo, el personaje que manejaba aquella te-

laraña de traiciones, MANUEL ALDANA. Parecíainquieto y nervioso, esperando la llegada del Te-

niente Silva y éste llegó resuelto, sin precipitarse,

sereno y seguro definitivamente controlado. Que-dó frente a frente con el Jefe de Comisionados Mi-

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Page 68: Silva - La Batalla de Gualan

litares, los dos se cruzaron miradas retadoras, erandos hombres solamente y estaban diciéndolo todoa través del espacio sin abrir ni una milésimalos labios; fue un mensaje de reto contundente,claro y real. Este encuentro estaba creando otromomento culminante y decisivo también en el de-

sarrollo de los hechos. Allí estaba pendiendo en el

vacío todo el odio contenido por largas horas, mu-cho odio se respiraba en aquel espacio que sepa-raba a los dos Tenientes, imo tratando de acapa-rar la ventaja que le era necesaria para la conso-lidación de sus planes conspirativos, el otro im-poniendo sobre todas las cosas su integridad comoJefe de Operaciones, con el objeto de llevar defi-

nitivamente el timón de su tarea y el logro del

cumplimiento de su deber. Solamente era cuestiónde firmeza en aquellos segundos, acopio de valorpersonal y mucho criterio, puesto que estaba roto

definitivamente el factor respeto y obediencia decargo jerárquico.

Uno era Comisionado Militar tan sólo, el otro.

Jefe de Operaciones, pero ahora sin embargo, se

encontraban nivelados en el plan de duelo. Unotenía hasta ese momento el respaldo que da el

valor para conspirar abiertamente; el otro, con-taba con una orden de defensa clara y precisa ycon esto la razón por completo en el desarrollo delas acciones; de allí en adelante la situación que-daría sólidamente dependiente de uno de aquellos

dos hombres que lograra imponer su talento, su

audacia, su estatura estratégica y su categoría de

combatiente. La guerra fría había empezado aquí,

dos hombres frente a frente y el destino de unabatalla en juego.

El Teniente Manuel Aldana fue el primero en

lanzar su ataque, sabedor de que se encontraba

Page 69: Silva - La Batalla de Gualan

en clara desventaja después de sus débiles inter-

venciones, sin embargo, dijo:

—Mucho se ha desvelado usted mi TenienteSilva, pero no creo que haya logrado algo en con-

clusión, porque usted es comunista. Lo hemos vis-

to toda la noche preparando a sus soldados consus moscovitas ideas para echárnoslos encima co-

mo lobos hambrientos y después asesinarnos. Dí-

galo de una vez aquí en las calles de Gualán.El Teniente Silva observó un momento a su in-

terlocutor en rápido sondeo y vio la pasión intensa

desbordarse por sus poros todos y sintió muchalástima por aquel pobre ser, vio también a su al-

rededor donde parecía que estaba rodeado de unajauría presta al desbordamiento de la sangre. Va-rios hombres se encontraban a corta distancia

conteniendo a duras penas un silencio de inquie-

tudes alarmantes que denotaba claramente un ma-lestar indefinido. Atentos esperaban un ligero ti-

tubeo del Teniente Silva para intervenir alevosa-

mente.Todo este alboroto estaba previsto y el Tenien-

te Silva se había preparado para actuar rápida-

mente y de acuerdo a su delicado cargo de Coman-dante. Era ágil para resolver situaciones de peli-

gro como ésta, era valiente y más que todo detes-

taba a los traidores.

Aquellas frías frases expresadas de improvisopor un subalterno, constituían el insulto supremoen una situación de guerra como aquella y aun-

que la situación la había hecho suya desde la no-

che anterior, el Comandante del Destacamento, le

contestó al instante:

—Señor Aldana, yo me encuentro en esta pobla-

ción cumpliendo órdenes superiores, las que in-

cluyen la defensa de la plaza si el anunciado asal-

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Page 70: Silva - La Batalla de Gualan

to armado se produce. Esto es lo único que haré,pero lo haré aunque me cueste la vida. Señor Al-dana, como usted forma parte de esta agresión,queda totalmente destituido de su cargo y le su-giero que si aún respeta su vida, debe retirarse

a su casa de habitación inmediatamente, dentrode la cual tendrá que permanecer y si intentare

salir estará exponiéndose a morir. No tengo nin-

guna obligación de darle explicaciones. Tiene unminuto para cumplir la orden que acabo de darle.

Las frases fueron expresadas por el TenienteSilva con tan profunda determinante energía, queel Teniente Aldana a pesar de estar armado y ro-

deado de sus compinches ayudantes, dejó que unapalidez de derrota recorriera toda su vacilante va-

nidad; tembló tanto, que ni siquiera pudo volversea llevar el cigarrillo a los labios. El Teniente Silva

observó el fuerte impacto psicológico que habíancausado sus palabras y martilló fuerte diciendo:

—Retírese usted o hablará en este instante miarma.

El temor que era manifiesto en aquel hombrelíder, se contagió de inmediato a sus hombres,transformando aquel ambiente en un rumor sordode cobarde claudicación. Nadie más dijo nada, rei-

nó un silencio infinito de estupor el cual tampoconadie intentó romper. Todos vieron al Jefe de Co-misionados Militares principiar un presuroso ca-

minar hacia su casa, iba vacilante y no se atrevió

tan sólo a volver la vista. Desapareció tras unapuerta cercana casi enfrente del parque.

La balanza de la justicia se había inclinado in-

exorablemente hacia el lado de la razón. Esto nofue todo para resolver definitivamente la situa-

ción, el Teniente hubo de lanzarse a fondo y lo

hizo diciendo:

Page 71: Silva - La Batalla de Gualan

—Señores Ayudantes de Comisionados Milita-res, conozco plenamente la participación de uste-

des en este complot y no puedo exigirles lealtadpor ahora cuando ya han faltado a ella, sin em-bargo les exijo quedar al margen de las accionesde guerra que en adelante puedan sobrevenirse.El país está en pie de guerra y fusilaré inmedia-tamente a los traidores a la patria. El que no hayaentendido esta orden que se quede en donde está

ahora que volveré a repetírsela, los demás debenretirarse sin pérdida de tiempo a sus labores ha-bituales. Tienen un minuto para hacerlo.

—En cuanto a los civiles, dijo Silva, les ruegoserenidad ante lo crucial de la hora. Les mando yordeno estrecha colaboración con este Comando.Les ofrezco que entregaré mi vida y la de mis sol-

dados en la noble tarea de la defensa antes quecomprometer la tranquilidad de ustedes. Este es

mi esfuerzo y agotaré en él todo mi aliento, perono olviden que el que trate de sabotear el trabajoque tengo trazado, pagará con su vida tal delito.

Por ahora están todos en libertad para desenvol-verse como siempre en sus actividades regulares.

Con esta intervención quedó encauzada unanueva fisonomía de la situación en Gualán; sin

embargo, vagaba aún en el ambiente una escondi-da interrogante de congoja y de aglutinadas du-das.

Poco a poco pero definitivamente fue quedan-do despejada el área frente al edificio principal.

Los Comisionados Militares se habían alejado to-

dos cautelosamente y la gente civil que se habíaagrupado noveleramente en aquel lugar, tambiénvolvió sobre sus pasos devorando un mundo deinquietudes con un silencio contenido en sus co-

razones.

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Page 72: Silva - La Batalla de Gualan

Cuando eran las once horas en el reloj de la

iglesia, se vio entrar al Teniente Silva al edificio

principal directamente hacia la Oficina de Telé-grafos, descolgó el teléfono para comunicarse conZacapa. En aquel lugar le estaba escuchando aho-ra sorprendido el propio Comandante de Opera-ciones; éste fue enterado de todos los pormenoresocurridos hasta ese instante en Gualán, incluyen-do la reciente y determinante destitución del Te-niente Manuel Aldana del importante cargo deJefe de Comisionados Militares; luego el Tenien-te Silva dijo, tomaré mis precauciones, seguiré in-

formando. Si no hay nada para ésta, CAMBIO YAFUERA.Se le vio colgar el teléfono y acompañado del

Sargento Marroquin, salió del edificio a continuarun estudio más a fondo de la situación que enGualán ya era por demás tensa.

La rebelión en Gualán no obstante marchababajo la conducción de líderes escondidos, que se

decidieron por la búsqueda de un punto débil,

para abrir un boquete hacia mejorar sus posicio-

nes, mientras llegara el invasor; pero para conse-guir esto tenían que hacer algo importante y pen-saron en eliminar físicamente a] Teniente Silva,

a este hombre que en pocas horas se había trans-

formado en un serio escollo para la concepción desus planes.

Estos líderes se reunieron durante el transcursodel día en un lugar secreto, en donde deliberaron

por largas horas y se decidieron finalmente porenvenenar en forma inteligente al Comandante del

Destacamento Militar, preparando para él, una há-

bil trampa mortal.

Se empezaron los arreglos para llevar a caboun alegre almuerzo en la casa particular del li-

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Page 73: Silva - La Batalla de Gualan

cenciado en farmacia Lisandro Acevedo, arguyen-do como motivo el cumpleaños del alcalde de la

ciudad, al cual lógicamente fue invitado con mu-cha cortesía el Teniente Silva y cuando éste re-

corría la ciudad practicando un reconocimientode rigor, midiendo, calculando y analizando todaslas ventajas y desventajas que el terreno podríaofrecerle para el logro de sus planes, inesperada-mente se le presentó una pequeña comitiva conel objeto de anunciarle y pedirle el permiso co-

rrespondiente para llevar a cabo una reunión deconfianza en el lugar ya indicado y motivo ex-

puesto y desde luego no faltó la atenta invitación

para que el Teniente asistiera a la fiesta.

—Señores, me parece que ustedes no están com-penetrados de las difíciles circunstancias en quenos encontramos. El país está ahora en pie deguerra y resulta ilógico llevar a cabo festejos co-

mo si nada estuviese ocurriendo, de manera quelamento mucho no poderles dar el permiso que mesolicitan.

—Claro que estamos empapados de todo, peroaquí en Gualán no pasará nada porque es un pue-blo muy tranquilo y nosotros todos estaremos dis-

puestos a colaborar con usted en cualquier mo-mento que fuere necesario. No queremos pertur-

bar sus planes, pero esta vez se trata únicamentede una reunión en familia en donde no habrá nin-

guna manifestación fuera del orden. Somos gentecomprensiva y esperamos que no nos niegue aun-que fuera por una hora conmemorar el cumplea-ños del señor alcalde con un pequeño y muy sen-

cillo almuercito. Además no creemos que nos nie-

gue el privilegio de su asistencia.

—Vuelvo a repetirles que me complace tal in-

vitación, pero por mis delicadas funciones en este

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Page 74: Silva - La Batalla de Gualan

momento, solamente les puedo asegurar que lo

pensaré. De todas maneras vuelvan tranquilos a

continuar los preparativos que el permiso está

concedido y háganme el favor de adelantar misfelicitaciones al señor alcalde.

Algunos campesinos que empezaban a colaborar

con el ejército, decidieron acercarse al TenienteSilva para exponerle vejámenes y otras quejas deproblemas que habían ocurrido entre algunas gen-

tes adineradas y ellos, en los que muchas veces se

les amenazó de muerte, quitándoles sus terrenos

y destruyéndoles sus siembras. Le dijeron al Co-mandante:—Nosotros le aconsejamos que usted no se re-

lacione mucho con esta clase de gente que algo tie-

nen qué ver con lo que se habla de invasión a es-

te territorio. No queremos que le vaya a sucedernada a usted poroue hemos visto que es sincero

y que es valiente. Ellos son capaces de todo, hasta

de matarlo.

—Claro que sí, yo ya tengo conocimiento deque quieren eliminarme y les agradezco mucho sus

informes y recomendaciones espontáneas. Procu-ren mantenerse cerca de este comando, porque es-

trechando voluntades podremos defendemos me-jor. Me parece que más adelante tendré que re-

currir a ustedes para organizar un eficiente servi-

cio de seguridad.La música de un tocadiscos alegraba la reunión

en la casa de los Acevedo, en donde se notabaclara evidencia de festividad. Se encontraba allí

reunido lo más granado de la sociedad gualanteca.

En el interior de la casa había muchas damasque corrían de un lado a otro afanadas en los arre-

glos de ima larga mesa cubierta por un lindo man-tel, flores y finos trastos. Por otro lado los caba-

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lleros también se habían reunido al filo de las

13 horas en singulares grupitos que charlaban detópicos diversos. Un jaihol era repartido entre

todos los asistentes, cuando el teniente aparecióde improviso por el dintel de la puerta principal,

en este momento se le acercaron presurosas varias

personas para recibirlo y atenderlo de maneraamable y especial. La comedia parecía darles ex-celentes resultados, porque el Teniente se presen-tó absolutamente solo, aunque con su equipo mi-litar correspondiente, es decir, tomando todas sus

precauciones de seguridad personal. La visita del

Teniente abrigaba un especial objetivo, que eraparticularmente conocer al detalle las fisonomías

y la identidad de los personajes comprometidosen la subversión y comenzó por grabarse muy bien

los detalles que pudieran darle mayor abundanciaen la clave de la información.

Nadie se atrevió a decirle o insinuarle nadaacerca del equipo bélico que llevaba consigo, na-

turalmente esto no les pareció un obstáculo, por-

que el juego era otro, haciéndolo llegar hábilmen-te hasta el plato de la muerte. Los minutos trans-

currieron en pláticas baladíes; de pronto fue ofre-

cido el almuerzo, indicándole al Teniente su silla

le ofrecieron una copa, la que él cortésmente acep-

tó manteniéndola en sus manos por largo rato,

para abandonarla después, sin haberla saboreado

y cuando las conversaciones se ponían más ani-

madas y parecía que iban a comenzar los brindis,

el Teniente inesperadamente presentó sus discul-

pas a la concurrencia porque debía retirarse a

cumplir con su deber, pretextando que precisa-

mente a esa hora estaba esperando una llamadatelefónica del Comando.

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Mayúscula sorpresa para todos, que no pudieronesconder su asombro fue esta inesperada retirada;

se les estaba escapando la presa, la reacción fueinmediata y casi todos al unísono hicieron un es-

fuerzo supremo por retenerlo.

—No, Teniente, no se nos vaya sin almorzar,esto será un grave desaire para el señor alcalde,

iéntese por favor, en este mismo momento le

servimos para que pueda pronto cumplir con sudeber.

Pero acontecía un hecho singular, mientras másel Teniente insistía en retirarse, la concurrenciaaumentaba sus ruegos.

—Agradezco profundamente se hayan molesta-do por mi persona, sin embargo, definitivamenteno puedo quedarme, mi deseo es tan solo que con-tinúen divirtiéndose en esta maravillosa reunión,

cuyo motivo es altamente importante. Quiero ma-nifestarles que pueden estar totalmente tranqui-

los, porque mis soldados y yo estaremos vigilan-

tes y dispuestos a defender esta solemne paz. Aeso me han mandado y tengan la seguridad queagotaré todos mis recursos por lograrlo. Muy bue-nas tardes, hasta la vista.

No hubo poder humano que lo hiciera desistir

a pesar de que la presión continuaba para que se

quedara a saborear el mortal manjar.

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CAPITULO VII

UN INCONVENIENTE INESPERADO

Otro grave inconveniente hubo de surgir aque-lla tarde. Tal parecía que el Teniente estaba sien-

do sometido a las pruebas más duras y difíciles

por el Dios de la guerra, antes de aquel histórico

combate. La orden de defensa estaba dada y re-

machada en la mente de los soldados para nofallar.

Centenares de civiles habían emigrado de mu-chos lugares hacia Zacapa, para presentarse a la

Zona Militar No. 2, con el objeto de colaborar conel Ejército en la defensa del país. El Comandantede Operaciones y su Plana Mayor, decidieron em-plear a esta gente inexperta en algunas misiones,antes que sacrificar personal de tropa, el cual con-tinuaba un largo descanso dentro de los cuarteles

y fue así como el día 19 de junio se decidió or-

ganizar dos pelotones con esta gente voluntaria,los equiparon con fusil checo calibre 7m/m, y 100

cartuchos hábiles enviando hacia Gualán dos deestos pelotones al mando del Capitán Carlos Al-fonso Chajón, quien a eso de las 15 horas se pre-

sentó en aquella plaza entregando un mensaje es-

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crito al Teniente Silva el cual decía: "TENIENTEECOS, de inmediato haga usted entrega de su

puesto al Capitán Nube; luego tome el mando de

los civiles que él lleva y con este personal aban-

done Gualán y marche hacia el norte para hacerle

encuentro al enemigo, se sabe que éstos avanzan

por Morales y Bananera dirigiéndose a esa plaza.

Ud. debe contener ese avance, destruir al enemi-

go si es posible o expulsarlo hacia la frontera.

Agote los medios a su alcance y de lo ocurrido

informe a este Comando. Zacapa, 19 de junio de

1954. TIGRE'*.El Teniente Silva Girón quedó perplejo luego

de haberse enterado del contenido de aquel men-saje y meditando un momento el caso, actuó con

serenidad. Levantó la vista del papel y la clavó

en aquellos hombres, todos de edad madura, luego

preguntó a los civiles ¿Por lo menos, señores, sa-

ben ustedes cargar y disparar ese fusil que traen

consigo?Unos cuantos dijeron que ya habían disparado

con armas similares y los demás contestaron re-

sueltamente que no conocían el manejo de aquel

fusil, sin embargo, agregaron que ellos no le te-

nían miedo al enemigo y que estaban decididos a

dar pelea hasta con las uñas si era posible.

—Esto no es fácil señores, dijo el Teniente, hay

que tener ciertos conocimientos tácticos y estra-

tégicos, pero de todas maneras yo tengo entre mis

manos una orden escrita del Comando de Opera-

ciones y la cumpliré a costa de todo. Me parece

que podemos ensayar aunque sea por una hora el

manejo del fusil y algo sobre formaciones y pa-

trullas de combate y agregó: Ojalá, señores, que

ustedes logren asimilar lo más que se pueda, por-

que es nuestra vida la que está en juego.

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Todo se hizo, la transmisión del mando y la pre-paración para partir a las 16.30 horas hacia el

nuevo destino que de pronto se asomaba en el pa-norama turbulento de la vida militar del jovenTeniente.

El Teniente caminó unos 3 kilómetros sobre los

durmientes de la línea férrea con aquellos hom-bres que nada más eran corazón, pero que en rea-lidad no llevaban en sus alforjas la experienciapara el combate. De pronto hubo de darse cuentael Teniente de que no era ese el camino que le da-ría las mayores ventajas para un enfrentamientocon el enemigo, porque a los lados estaban gran-des plantaciones de banano que le negaban visi-

bilidad y campo de tiro, quedando además expues-ta su gente a cualquier ataque por sorpresa, peroes que el Teniente aún se encontraba actuandocomo sonámbulo por lo inaudito de aquella dispo-sición del Comando, estaba pues cometiendo ungrave error y hubo de rectificarlo en el acto al

entrar en lucidez. Volvió sobre sus pasos y se di-

rigió hacia la ruta del atlántico, sin embargo noera fácil alcanzarla sin antes enfrentar los riesgos

que ofrecía cruzar las aguas crecidas del enormerío Motagua. Fueron grandes los esfuerzos que se

hicieron para cruzar el río y sobre ésta avanzabanaquellos hombres dispuestos a vender caras sus

vidas. Pobres hombres pensó el Teniente y con la

mirada fija en el horizonte los contempló un ins-

tante; vio en ellos un despojo combativo. Si bien

había espíritu, faltaba la habilidad; si bien había

voluntad faltaba la técnica; si bien había ardor

patriótico, no había estrategia. En una palabra

el nivel combativo se reducía a cero, un fatídico

cero.

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Page 80: Silva - La Batalla de Gualan

£n la guerra ya no se puede aprender, porquelos muertos nada pueden asimilar y nada mástendrán que ofrendar. La patria no vive de los

cadáveres, vive de los hombres que aún piensan,planifican y actúan en función de Patria.

Caminaban lentamente. ¿Cuáles serian los re-

sultados de un enfrentamiento en estas condicio-

nes? Aunque el enemigo también andaba en las

mismas circunstancias de analfabetismo combati-vo, definitivamente habría negación del concepto,habría un despilfarro de sangre humana y útil

con desajustes inoperantes para los dos bandos yen este caso la misión era vencer. Una vez másmidió el Teniente los alcances de aquella absur-da aventura; se imaginó a toda esta gente pelean-

do ardorosamente, pero sin control alguno ni dis-

posición formal de combate. Vio caer uno tras

otro heridos mortalmente a sus hombres, allí que-daban sobre el piedrín de la carretera, unos do-blados boca abajo inermes desangrándose agoni-

zando. Otros con la faz hacia el cielo, tendidoscon los brazos abiertos en tierra, la mirada quieta

y sin luz en las pupilas. Imaginó la zana de los

combatientes que triunfan pasando sobre los cuer-

pos de los adversarios y clavando aún la ballo-

neta de su fusil en los pechos de los caídos. Ima-ginó todo esto y pensó en sus hogares, el dramade las esposas viudas y la tragedia de un centenarde niños huérfanos, porque aquellos no eran sol-

dados sino en realidad 60 cadáveres ambulantes.

Caminaba hacia el encuentro con la muerte.De pronto a la distancia vio aparecer cuatro hom-bres que corrían sobre la franja de tierra de la

carretera e inmediatamente el Teniente ordenó undespliegue de su personal y cuerpo a tierra quitan-

do el seguro del arma listos para entrar en acción

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Page 81: Silva - La Batalla de Gualan

Envió rápidamente a tres elementos adelantadospara marcar el alto a aquellos que venían. Erancuatro policías de la Guardia de Hacienda quehabían logrado salvar sus vidas en Morales, lugarocupado ya por los agresores. Los policías fuerondetenidos en su loca carrera e interrogados por el

propio Teniente.—¿Qué les sucede a ustedes?, ¿por qué corren

de esa manera? ¡A ver si pueden empezar a ex-

plicarse ya!

Los policías jadeantes de cansancio casi nopodían articular palabra dando la sensación deestar poseídos de un pánico exagerado, dijeron al

fin:

—Ellos son muchos mi Teniente, son salvajes,

fusilan a la gente en la calle, invaden viviendas,

destrozan comercios y provocan la locura dispa-

rando sus armas sin razón, porque nadie les está

haciendo frente. Dicen que hoy por la noche ata-

carán y tomarán a Gualán aunque se encuentreallí el mismo diablo. Continuaron diciendo: —MiTeniente, el personal que usted lleva no es sufi-

ciente y a usted no le conviene enfrentarse contra

ellos. Debe regresarse porque de lo contrario los

matarán. Nosotros nos vamos a la capital a comodé lugar en este mismo momento. Aquí intervino

el Teniente diciendo:

—Ustedes no van a continuar hacia Guatemala;tampoco van a tener más miedo. Todos los guate-

maltecos de corazón estamos en la obligación dedefender a la patria en estos momentos de duraprueba y ustedes no van a ser la excepción. Defi-

nitivamente se agregan a mis tropas y pelearánconmigo, no en este lugar, pero sí lo haremos des-

de Gualán hoy por la noche.

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Page 82: Silva - La Batalla de Gualan

Puedo morir yo —dijo para si el Teniente—,pueden morir los soldados en activo, pero estoshombres no deben morir. Puede morir el atributode la lealtad antes que enviar a la muerte a estas

personas que no merecen morir, sino vivir parasus hijos como gentes de paz. Yo debo pelear ytengo que hacerlo pero con los hombres de uni-forme y así lo haré esta noche. En Gualán estánmis soldados. En Gualán está mi plan de defensa.En Gualán está mi puesto; y dirigiéndose a sugente les habló así:

—Señores, yo les necesito a ustedes porque meserán muy útiles, pero los necesito vivos; muertosno me harán falta. Volveremos a Gualán inmedia-tamente y no por cobardía, volveremos porqueGualán es el lugar indicado para recibir al inva-sor. Abordaremos nuevamente los lanchones pa-

ra atravesar el río. Les juro que la agresión rom-perá sus lanzas y sus ansias contra la voluntadgranítica de mi lealtad esta noche y todas las no-ches mientras aliente vida. No tengo ninguna des-

confianza de ustedes, pero la razón se impone. Mehan encomendado defender un jirón maravilloso

de tierra nacional y lo haré con estoicismo, conbravura, con dignidad, pensando en mi patria yen mi bandera, pensando en ustedes, en sus espo-

sas y sus hijos. Volvamos a Gualán, ustedes meayudarán en la replanificación de la paz, en aquel

pedazo hermoso de suelo guatemalteco que se lla-

ma Gualán.Esto era desobediencia, porque no tiene otro

nombre en la guerra el no acatamiento de una or-

den. En aquel momento culminante en el destino

de una batalla, solamente se podía hacer lo mejor

para evitar el estrepitoso derrumbarse de todo

aquel esfuerzo empeñado de contención.

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Page 83: Silva - La Batalla de Gualan

Silva volvió a Gualán casi al filo de las 21 ho-

ras con aquella gente que le había comprendidolo suficiente para apoyarlo en su última determi-nación, pensaba muchas cosas, pero principalmen-te pensaba en lo que le diría al Capitán AlfonsoChajón sobre su presencia en Gualán y resuelta-

mente lo buscó para enterarlo de su decisión decombatir con él en esa plaza.

Lo buscó por largos minutos sin encontrarlo, el

tiempo apremiaba y Chajón continuaba sin apare-cer por ningún lado. En el caserón de lámina ymadera que constituía la Estación del Ferrocarril,

se encontraban la mayor parte de la tropa, fal-

tando únicamente el sargento Marroquín y dossoldados.

El Teniente preguntó a los soldados por el Ca-pitán Chajón, quienes nada pudieron decirle acer-

ca de éste y previendo lo peor, una deserción; el

Teniente Silva buscó una treta para no desmorali-zar a su personal, y mintiendo deliberadamente,dijo: —El Capitán Chajón no se encuentra en Gua-lán; fue llamado a retaguardia de emergenciay no tuvo tiempo para despedrise de ustedes,

sin embargo, por esta razón vuelvo a hacerme car-

go de la defensa, y la haremos ustedes y yo esta

misma noche, por cuanto el enemigo lo tenemosya entre la camisola.

En esos momentos apareció en la penumbra dela noche la silueta del sargento Marroquín y los

dos soldados. Estos mucho se sorprendieron tam-bién de encontrar nuevamente allí al Teniente Sil-

va, pero vueltos a la realidad le dijeron al Tenien-te que no habían podido encontrar por ningunaparte al Capitán Chajón.—Bien —dijo el Teniente Silva—, eso no es de

importancia por ahora, el Capitán Chajón no se

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Page 84: Silva - La Batalla de Gualan

encuentra en Gualán y no es tiempo de entrar encomentarios. Sargento —ordenó el Teniente—

,

reúna de nuevo a todo el personal en este mismolugar para confirmar la orden de defensa, porqueestamos a escasos minutos de entrar en acción.

Todo se ejecutó tal como lo había ordenado el

Teniente, se repitió todos y cada uno de los pun-tos de la orden.

Ganando t«rr«no hacia la Ruta al Atlántico.

—Yo estaré en la tercera escuadra durante todoel desarrollo de la batalla. Escuchen soldados: De-ben estar convencidos de una sola cosa y es quese puede morir a manos del enemigo, pero se debemorir peleando con pundonor de soldado. Claudi-

car sin esta justa razón del encuentro, es cobardía.

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—Nosotros nos encontramos ahora en esta cir-

cunstancia. Esperamos un ataque promovido des-de el exterior por enemigos de la patria; nosotrostenemos el respaldo claro de una orden de defensade esta localidad y esta es la única e indeclinableacción que tomaremos, no importa quién sea el

enemigo, ni cuan grande sea. No olviden que nues-tras armas permanecerán en silencio, sin embar-go, en el mismo preciso instante que el enemigoabriere fuego contra nuestras posiciones, éstos en-contrarán la respuesta de las armas de la defensaque están en nuestras manos, porque solamenteasí estaremos cumpliendo con nuestro deber. Ja-más nos arrodillaremos ante agresión alguna. Denuestro arrojo y habilidad depende ahora la vic-

toria final y yo los necesito a ustedes el día demañana sanos y salvos para consolidarla. Presien-to ya esa asquerosa agresión —y consultando sureloj agregó—, son en estos momentos las 22 ho-ras, si no tienen preguntas, todos a sus puestos.

Los soldados acostumbrados a las disciplinas

militares iniciaron el camino hacia una noche glo-

riosa de guerra; avanzaban expertos en estas lides

haciendo uso perfecto del camuflage, de los movi-mientos a rastras aprovechando al máximo las

ventajas que ofrece el terreno, haciendo uso ade-cuado de las formaciones y así se esfumaron en las

sombras hacia un inquietante espectáculo pro-

fundamente inhumano pero definitivamente lógi-

co, porque este es el destino de los hombres queno saben vivir en paz alejados totalmente de las

disciplinas espirituales y sublimes del Creador.Flotaba ahora en el ambiente un ligero rumor a

ramas que al cruzar el viento las mecía, quedabael monótono transcurrir de la llovizna chocandocontra las piedras, uno que otro ladrar de perros

Page 86: Silva - La Batalla de Gualan

lejanos y el quiquiriquí de los gallos trasnochado-res.

Todo esto dentro de una marcha impresionantede minutos que abordaban la nave hacia el inme-diato pasado para dejar una estela de inquieto e

incierto presente y un futuro de inevitable batalla.

El enemigo ya estaba allí decidido a dar batalla

metido en la maleza escudriñando ávido el trági-

co sendero de la sangre detrás de los arbustos.

Estaba allí apasionado, delirante, pensando única-

mente en aplicar el zarpazo feroz y contundentepara el éxito de sus fines.

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Page 87: Silva - La Batalla de Gualan

CAPITULO VIII

LA BATALLA

(la. fase)

La noche estaba volcada por completo expec-tante sobre el área ocupada por atacantes y defen-sores, dejando atrapadas en sus sombras a todasaquellas almas que ahora tenían ante sí un solo

destino: el sangriento encuentro. Solamente quea los primeros se les presentaba la situación con-trariamente a los planes pre-arreglados, porquelas luces del alumbrado eléctrico de Gualán ahorapermanecían apagadas y no como ellos lo espera-

ban, de donde ya tenían la mentalidad hacia uninevitable combate y entonces tomando una deci-

sión lógica, pues no podían permanecer indecisos

por más tiempo bajo los árboles de pie entre la

yerba y el agua del cielo, lanzaron una luz roja

de Bengala, clásico convencionalismo o claro len-

guaje entre dos fuerzas amigas que necesitan co-

municarse. No hubo ninguna respuesta en esta

oportunidad. Sin embargo, fue lanzada una se-

gunda luz, ésta de color azul, la cual surcó lo alto

del espacio cruzando toda el área en la tierra de

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Page 88: Silva - La Batalla de Gualan

nadie, pero el silencio cu.itinuó invadiendo el

tiempo y el espacio.

Era natural que había ocurrido cambios en lo

convenido y de ahí que surgió resueltamente la

orden de asalto.

Eran las veintitrés horas con treinta minutos

cuando se llenó el ambiente de un estruendo en-

sordecedor. Habían sido lanzadas al vacío varias

granadas de mano, éstas en vía de experimenta-

ción por parte de los invasores; luego, inmediata-

mente, atrás de las granadas, se dejaron escuchar

ráfagas cortas de ametralladora; sin embargo, se

encontraban aún bastante retirados de la vía fé-

rrea, pero lo más importante para el Teniente Sil-

va, fue el control que estableció desde el primer

instante sobre esas tropas, porque éstas estaban

prácticamente delatando su línea de avance. Es-

taban fuera del alcance de los proyectiles de la de-

fensa por lo que el Teniente mantenía el silencio

en sus filas.

Se acercaban a cada instante más y más; ahora

estaban a solamente 200 metros según lo estaban

indicando los puntos luminosos de los disparos en

medio de la espesura negra de ^a noche.

Unos minutos más y todo sería un desgraciado

contraste de fuego, sangre y muerte. La inquietud

había concluido, claudicando a su vez el ambiente

propicio para la meditación. El valor espiritual

del hombre en esos momentos era sólo un vago re-

cuerdo y ni eso era ya, ahora estaba allí metida

dentro de cada cuerpo humano, la bestia salvaje.

Había acontecido la primera derrota, el odio ha-

bía triunfado sobre el valor humano y el ambiente

era presa de convulsionadas pasiones. En medio

de todo esto, de pronto, a unos segundos se ilumi-

naría el área de combate con millares de serpen-

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Page 89: Silva - La Batalla de Gualan

tinas de fuego, resplandor de mil proyectiles queentrelazados en el aire tejerían la telaraña de la

muerte y el carnaval sangriento de la guerra.

Los hombres que avanzaban estaban ya hablan-do con sus armas; los hombres que esperaban enaquel corredor fatídico, también tenían su índice

pegado al disparador de sus armas. Ese era un hilo

de almas esperando el martillazo feroz ahora sola-

mente a 50 metros de distancia. Las respiraciones

agitadas del invasor contrastaban en este instante

con la serena tranquilidad de los defensores. Losatacantes principiaron a saltar por sobre los va-gones del ferrocarril y cuando las siluetas de éstos

estuvieron expuestas, el Teniente despedazó ensu pecho la última palpitación de compasión quele quedaba y levantando con firmeza su ametra-lladora hasta la altura de la cintura, dio la supre-ma orden de fuego soltando sin temor una larga

ráfaga de proyectiles y al punto todo el corredorse iluminó, como si hubiese sido nochebuena a las

24 horas, con deslumbrante luz que emergía de la

boca de fuego de los fusiles, las ametralladoras ylas granadas de mano de los soldados. Fue comouna enorme serpiente de fuego, desde las yardasde los ferrocarrileros hasta la bomba de agua dela estación. Todos y cada uno de los proyectiles dela defensa tenían ya un destino. El avance de la

agresión fue detenido momentáneamente por unmensaje de plomo que los hizo vacilar. Los queno fueron heridos lograron retroceder para reen-contrar el control perdido. A estos hombres sólo

les quedaba una alternativa, continuar hacia ade-

lante, porque siendo tan numerosa la falange, los

que venían atrás empujaban sin remedio y plani-

ficando rápidamente una nueva como furiosa aco-

metida se repitió el combate; pero allí en frente

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Page 90: Silva - La Batalla de Gualan

a escasos metros se levantaba un infierno de balas

como si fuese el mismo espinazo del diablo; fue unmstante nada más, pero un instante de espanto,

de terror y no sólo eso sino armado por el incon-tenible deseo de permanecer los soldados clavadosen sus puestos, la falange fue nuevamente deteni-

da. Pero era lógico que esto no pudiera durar pormucho tiempo, pronto ya no tendrían municioneslos soldados porque todo el ímpetu y esfuerzo, lo

ettaban dando mas que todo para impresionar al

invasor, sin embargo, la ametralladora 30 ^30 Bro-wuning terrestre estaba luciendo en todo su sin-

gular esplendor; primero, impresionante, habíadisparado sobre el flanco derecho del enemigo pa-

ra situarse aún más gallardamente en el centro deambas falanges y más tarde también se desbordócon derroche magistral sobre el flanco izquierdo

del enemigo, devorando frenéticamente las fajas

útiles de cartuchos. Este hecho de increíble he-

roísmo estaba surtiendo efectos contundentes so-

bre el desordenado y abrumado enemigo. El ca-

ñón de la ametralladora estaba al rojo vivo hir-

viendo de caliente, por lo cual, ya no podía con-

tinuar haciendo ftiego y no había un cañón dereemplazo. Sin embargo, todo estaba ya hecho yno tenía por lo tanto otra tarea que la de esperar

que se enfriara para poder continuar cumpliendoen forma efectiva en la acción. Mientras tanto las

armas v los hombres que se encontraban en la

ciudad habían organizado por su lado también unasalto, el cual estaría enfilado directamente hacia

la retaguardia de las tropas defensoras; éstas co-

locadas en la peor de las circunstancias allá abajo

en el corredor de la muerte. Los hombres de la

ciudad conocían de sobra su terreno y descendían

entre las sombras de la noche, confundidos con la

Page 91: Silva - La Batalla de Gualan

lluvia por i8s empedradas calles de Gualán con

ei ánimo resuelto pero sin coordinación alguna.

Era solamente el principio de una inmortal no-

che de guerra guatemalteca en el jirón de tierra

gualanteco. Rotas las barreras del miedo, los re-

beldes hicieron tabletear también sus ametralla-

doras en las propias espaldas de los soldados. Avan-

zaban rápidamente cruzando calles y esquinas ysoltando sin dirección alguna una que otra grana-

da de mano. Sus intenciones eran aviesas y suma-

mente desleales, por cuanto sabían la ubicación

exacta de los soldados y ahora aprovechando la

nocturnidad le hablaban con furia loca por las es-

paldas. No obstante esta tremenda situación, era

lo que estaba esperando el Teniente Silva. Este

era precisamente el plan. Esa acción era la clave

para el logro de su meta. A toda costa el Teniente

estaba atrayendo hacia sí a las dos fuerzas y rápi-

do como no queriendo desaprovechar aquella opor-

tunidad, se volvió hacia atrás, cada soldado sobre

sus propios talones y otra vez volvió a iluminarse

el corredor con un nutrido estruendo de proyecti-

les. El enemigo de la ciudad había recibido en su

propio pecho aquel saludo y se detuvo, no para

volver sobre sus pasos, sino para arremeter con

más furia, sabedores ahora que aún estaban allí

los soldados.

Estos instantes supremos en que la vida pende

de un hilo, fueron tal como se había planificado

aprovechados felizmente por el Teniente, éste hu-

bo de arrastrarse en fracción de segundos, rápido

como una gacela hasta el último de sus elementos

para darles la orden de reconcentrarse tomandotodas las medidas de seguridad hacia el Campa-mento de Caminos. Todo estaba saliendo a la per-

fección y los soldados se arrastraban como ser-

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Page 92: Silva - La Batalla de Gualan

píenles hacia el refugio dejando vacio el corredorpero no tanto, porque hubo de lamentarse la bajade tres valiosos elementos que quedaban parasiempre en aquella hondonada; hubo asimismo detrasladar a un tercer elemento herido en una pier-

na por las balas enemigas. No se pudo hacer na-da por los caídos, un beso nada más en la frenteque los compañeros imprimieron y cerrando susojos que aún estaban infinitamente abiertos, gran-des y expresivos, los dejaron allí, conteniendo ensus pechos un vendaval amargo. El Teniente mu-sitaba una pequeña oración entre sus labios poraquellas vidas patrióticas que habían escrito consangre un hecho histórico grandioso de guerra,aquella inmortal noche.

Las dos falanges, una que bajaba de la ciudad

y la otra que venía de afuera, habían reanudadoahora con ardor y furia un definitivo ataque, sin

pensar que ya había sido desocupado el fatídico

callejón de la muerte por los soldados del Tenien-te, llegaron con empuje inusitado hasta aquellalínea trágica y agotando sus esfuerzos ambas fuer-

zas, por inercia, se entregaron a un enfrentamien-to sin antecedentes en la historia del mundo, puesesta vez inteligentemente habían sido dirigidas

por un ofícial enemigo hacia un enfrentamientoentre sí y una clásica autodestrucción en la cualse llevaron algunas horas.

Los resultados de este enfrentamiento habíansido previstos, es decir, que si por inercia se bus-caron estas tropas, por inercia se encontraron. Na-die supo contra quién arremetía bajo las sombras

y la lluvia, el combate cobró dimensiones trági-

cas; por momentos se apagaba el ardor, por mo-mentos el estruendo abrumaba y sólo una era la

verdad, el ataque ardía frenético a cada instante

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con más vigor y no cabe la menor duda que todos I

en ese abrazo mortal estuvieron a la altura de los |

valientes. La causa aunque negativa para los dos J

bandos, los empujaba con fuerza inaudita hacia ]

una exigencia de victoria. Granadas de mano pordoquier con su estridente lenguaje de dolor, silvar I

de proyectiles perdidos en el espacio, rebotar de !

plomo en las paredes de las casas, caer de cuerpos |

destrozados por la metralla, gritos y lamentos, co- j;

rrer de san^e caliente por las aceras y las calles,

sombras veloces cruzando las esquinas; confusión,desorden y derrota, eso era el singular cuadro quepoco a poco fue menguando en su ardor. Los re-

beldes habían retrocedido hasta sus propios re-

ductos y los invasores aprovechando la debilitada •

ahora resistencia, habían avanzado algunos bus-cando la ciudad y otros se perdieron en los mon-tes aledaños para salvar sus vidas. Los que llega-

ron a la ciudad, no acertaban a coordinar ningúnplan, tocaban puertas, se escondían detrás de los

arbustos, corrían de un lado para otro, se acurru-caban en los quicios de las puertas, tartamudea-ban tratando por lo menos de conseguir auxilio.

Mientras tanto todo esto ocurría, la oscuridad los

castigaba aún más con el látigo de la lluvia que ^

caía sobre sus cuerpos, sobre sus ansias rotas, tra-'

tando de borrar el recuerdo de aquella estúpidapelea.

En el Campamento de Caminos estaba suce-

diendo mientras tanto transcurrían los minutos ylas horas, una nueva planificación para el asalto

a la población por las tropas del Teniente Silva,

con el objeto de aprovechar la confusión dentro delas fuerzas enemigas.

El Teniente y sus soldados como simples espec-

tadores que habían sido de aquella batalla infer-

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nal, no habían perdido ni un solo detalle de aquelacontecimiento y sabedores del estado de la mo-ral de sus adversarios, porque incluso tenían ensu poder cuatro prisioneros de guerra, que en unintento por salvar sus vidas y buscando tambiénrefugio, habían ido a parar al abandonado Cam-pamento de Caminos, en donde les habían recibi-

do en silencio pero con mucha energía e inteligen-

cia los soldados del Teniente.La original como valiosa táctica empleada por

el Teniente Silva, le estaba entregando en bande-ja de plata una ventaja suprema y con ella comoclarinada la victoria, no esperó que se hiciera el

día y a las tres de la mañana se habría de lanzarpor asalto sobre la ciudad para ser él ahora el queasestara un definitivo golpe.

El enemigo aunque confuso y diezmado, cansa-do y desarticulado, se mantenía adentro de la posi-ción, ésta que al clarear habría de ofrecerles bue-nos campos de tiro, reductos valiosísimos en las

propias viviendas y también porque contaban consuficiente arsenal bélico. Natural era entonces quese pensara en destronar al enemigo de esta opor-tunidad de reorganizar la plaza. Las ventajas queel Teniente tenía a su favor habían sido el menoresfuerzo empleado en la lucha, el tiempo que des-cansó en el Campamento de Caminos, el controlque mantuvo sobre el desarrollo de la batalla yla serenidad de sus tropas para la nueva situa-

ción. Todo lo que le faltaba por hacer, era apro-vechar de inmediato estas ventajas y lanzarse de-finitivamente a un asalto planificado y contun-dente.

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CAPITULO IX

EL ASALTO

(2a. fase).

Eran las dos de la madrugada cuando el Te-

niente estaba dando precisamente no una orden

de defensa, sino clara, completa y concisa, una or-

den de asalto a sus inspirados soldados. —Señores,

les dijo, el enemigo nos dio anoche el estartazo,

guerra querían y guerra encontraron, estamos enmitad de ésta y debemos concluirla en nombre denuestros primeros soldados caídos, por ellos y porla patria, seguiremos adelante, dado el alto estado

de moral en que se encuentran ustedes, la integri-

dad y el vigor, debemos de proceder al reamuni-cionamiento de nuestro equipo y de nuestro valor.

—Soldados —continuó— , al enemigo jamás hayque considerarlo inferior a las posibilidades pro-

pias. Ahora él está golpeado, está confuso y debi-

litado, pero puede reaccionar y recuerden que unafiera herida atacará con más furia, tal vez enlo-

quecidos por el dolor nos pueden dar una buenabatalla. Nosotros atacaremos a las tres de la ma-drugada en dos columnas, para aplicar el doble

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envolvimiento, esto con el fin de lograr algunascapturas. La primera escuadra marchará en co-

lumna sobre el flanco derecho de la población; la

segunda escuadra usará también la formación decolumna y marchará por el flanco izquierdo. Alcentro, en línea de tiradores, se moverá la tercera

escuadra aplicando EL FUEGO Y MOVIMIENTO,tratará de alcanzar el parque central de la pobla-ción. La Escuadra de Armas, se constituirá comouna reserva y apoyo cuando yo lo solicite. Unpoco más atrás marcharán los elementos civiles

que aún nos acompañan, éstos estarán dirigidos ycontrolados por el cabo Jesús Santiago. Este per-

sonal entrará en acción única y exclusivamente,cuando sus servicios sean muy necesarios, de lo

contrario guardarán absoluto silencio las armasque portan.

No está demás recordarles que una vida perdi-

da en combate, no se recupera en el plan táctico yel esfuerzo se debilita mientras más elementoscaigan en acción, pero si observamos exactamen-te todas las disciplinas de la guerra, tales comoel buen aprovechamiento del terreno, el camufla-ge, la habilidad personal, un criterio definitiva-

mente combativo y sobre todas las cosas, valentía

y decisión, el fruto será la victoria.

Nuestro punto de reunión será el parque cen-tral, lugar donde nos esperan otras tareas, tales

como reorganización, consolidación y persecucióndel enemigo, pero éstas se harán sólidamente pla-

nificadas y únicamente cuando yo haya emitidouna orden para cada tarea. Y finalizando, conti-

nuó: yo me encontraré en la tercera escuadra

mientras no se me necesite en otro lugar.

—Soldados, la orden está completa, la misión

es clásico asalto, esto quiere decir que ahora so-

96

Page 99: Silva - La Batalla de Gualan

mos nosotros los que atacaremos, por lo que tene-

mos que usar una agresividad lógica y extremada.Deben medir bien su tiempo, sus distancias entre

sí y la que nos separa del objetivo; esta última es

muy corta, pero escabrosa, difícil y como tal de-

ben aplicar todas sus habilidades. No se quedendetenidos en cualquier reducto que los entreten-

ga con sus disparos; descúbranlo, destruyanlo, or-

r-*v»ii

: , , ., ':;iim^Uno de los valiosos elementos de la Defensa en un pue»-

io avansado de combale.

ganícense y continúen. Todos nos necesitamos en-tre sí. Es urgente que terminemos con esta con-tienda negativa. Con este asalto debemos concluir

obteniendo la supremacía en la ciudad; pero porfavor, no expongan sus vidas sin razón. Los ne-cesito vivos y sanos. Buena suerte.

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Page 100: Silva - La Batalla de Gualan

La hora cero señalada por el Teniente acababade llegar clamarosa' y febril en esos instantes yse escuchó de pronto desde el fondo dei Campa-mento de Caminos, una ya muy conocida voz queretumbó en el atnbiente nocturnal. -^MUCHA-CBIOS EN ACCIÓN, ¡ADELANTE!Cuando se piensa como guerrero, solamente ^-

ceden dos cosas, o se ínunja o se muere.Silva Girón y sus soldados habían llenado su ce-

rebro con una aoialibneg^da obsesión: VENCER.Ahora a escasos segundos estaba la oportunidad

de sublimar aquel gionoso contenido del vocabloVBNCER -

Adelante entre las sombra y la lluvia se alza-

ba el objetivo singular, vago, latente, presto a re-

cobrar sus bríos, su ardor, su reputación de inva-

sor, dispuesto a levantarse del polvo de su derro-

ta más bravio aún, más firme, más -elocuente. Lafiera herida no huye, ataca con desesperación ful-

minante dispuesta á caer languidecida finalmen-

te, pero lo hace todo antes de exhalar el últimosuspiro.

Por esa misma razón, este ataque sería decisivo.

El Teniente lo sabía, fue y combatió sobre esta al-

ternativa.

El avance dio prindpio en silencio, ordenado ysin traumas psicológicos ... de repente el tabletear

de una ametralladora quebró el silencio. De la te-

TtBitL de una farmacia vomitaban proyectiles va-rías armas de fuego. Era un reducto poderoso, unatrinchera fuerte atestada de franco-tiradores. Dossoldados de la tercera escuadra, precisamentedonde se ubicaba el puesto de mando, cayeron pa-

ya no levantarse más. El reducto continuó su fe-

roz ataque y otra vez se llenó de estrépito y pól-

vora la ciudad.

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Page 101: Silva - La Batalla de Gualan

Era la Farmacia "ACEVEDO", su propietarioLisandro Acevedo, uno de los principales líderes

de la agresión.

—Fuego a ese reducto, gritó el Teniente entrela penumbra de la madrugada. Cuerpo a tierra yusen sus granadas de mano.Obligadamente tenían que acercarse mucho ba-

jo el fuego graneado de los atacantes para poderproyectar sus granadas por las puertas y ventanas

y luego tratar de penetrar, pero al mismo tiempo,era una estupidez hacerlo todos a la vez y esto

precisamente estaba sucediendo, fue un momentode descontrol y otro soldado cayó virtualmenteherido de muerte. Otra vez el Teniente gritó:

—Detengan el fuego, busquen refugio prontoaquí tras esta esquina, atentos a mi orden y con-tinuó: cúbrame las espaldas usted cabo Solares,

yo me arrastraré por esa zanja hasta la casa, pro-

curaré llegar a la altura de la puerta y humillaré,LO JURO, a estos anodinos traidores.

Fueron segundos de intensa agonía, más o me-nos había que cruzar unos 40 metros completa-mente pegado al suelo. Tal vez esto era una loca

e intrépida aventura, pero no obstante la única al-

ternativa.

Abandonar los provisorios refugios para conti-

nuar el avance o bien para retroceder, era suma-mente expuesto y no aplicable. En esos momentosestaban atrapados. El Teniente dejaba pedazos desu piel y sus ropas, arrastrándose sumamente pe-gado a la tierra; transcurrieron 25 segundos, 40,

50 segundos interminables. Mientras tanto rebo-

taban en las piedras los aceros de los proyectiles

venidos del reducto; inesperadamente éste se si-

lenció un momento, el cual aprovechó el Tenientepara alcanzar la acera opuesta, se paró de pronto,

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Page 102: Silva - La Batalla de Gualan

pegándose a la pared de la Farmacia, le quitó de

un solo tirón la argolla y pin del seguro a una gra-

nada de mano y buscando el claro de una ventana,lanzó con fuerza hacia el interior su mensaje deaceptado el reto, se tendió en tierra y contó: Uno,dos, tres, cuatro y el estruendo adentro fue demo-ledor volando por los aires astillas de madera, devidrio e infinidad de objetos y el Teniente sin de-

tenerse en reflexiones, porque ya todo estaba deci-

dido, arrancó otro seguro y voló otra granada con-

tra la puerta de la farmacia que saltó en mil peda-zos por los aires. Allí estaba el boquete, ahora otra

granada y otras más. No por gusto habían caídomuertos tres soldados, tenían que pagar con creces

esta afrenta. La farmacia quedó hecha jirones yen medio de la oscuridad el Teniente iba a pe-

netrar, pero un soldado le gritó:

—No mi Teniente, no haga eso, ellos huyen porlos tejados, allí van sus sombras.—Fuego a ellos gritó el Teniente, no los dejen

escapar. Se llenó entonces el ambiente de un atro-

nador silbar de proyectiles y luego el silencio.

El sargento Marroquín, sumamente conmovido,acomodó los cadáveres de sus compañeros caídos,

retirándolos de la media calle y acercándolos ai

quicio de una puerta cercana, acaso con la espe-

ranza de poder volver por ellos.

El Teniente estaba completamente seguro dehaber silenciado definitivamente este reducto, noquiso penetrar a su interior aunque sabía que en

él había muchas armas y municiones muy necesa-

rias para sus soldados, pero la orden que él mis-

mo había dado era: descúbranlo, destruyanlo ycontinúen, no queden atrapados en cualquier re-

ducto; por esta razón el Teniente hubo de conti-

nuar. ¿Cuántos más contratiempos iba a encontrar

loe

Page 103: Silva - La Batalla de Gualan

en su camino? No importaba cuantos fueran él

continuó su avance imperturbable hacia el objeti-

vo aunque también pensaba en lo que pudiera

estarle sucediendo a las escuadras encargadas de

complementar el envolvimiento. Se oía el table-

tear de ametralladoras por momentos y por mo-mentos asimismo languidecían. Sin duda algunaera objeto de alguna entrevista con el enemigo,aunque ya no lo había en realidad con el vigor yla fuerza que habían demostrado anteriormente.

Ya no era una fuerza bruta, demoledora e incon-

tenible, eran simplemente franco-tiradores ampa-rados por la protección de las casas y las sombrasque aparecían de pronto y con esa misma veloci-

dad se retiraban; sin embargo, el escenario era

impresionante, inmensamente lógico. Cuerpos des-

trozados en las calles en trágicas posiciones. Peroestos son los saldos que siempre quedan en los

campos de batalla, porque los hombres que llegan

hasta allí, no pueden encontrar otra cosa.

Aquella madrugada el Teniente se posesionó dela parte alta de la colina, la cual había encontra-

do desierta y llamando a su corneta de órdenes le

indicó que tocará reunión de tropa. Media horatranscurrió de aquel toque y pronto estuvieron

reunidos en el parque central de la localidad las

cuatro escuadras, cuyos jefes procedieron a dar sus

novedades, cuyo saldo fue el de tres soldadosmuertos y dos más heridos en la escuadra del

flanco izquierdo. El Teniente dijo entonces:

—Tenemos que tomar una posición defensiva ypara lograrlo adoptaremos la defensa PERIME-TRICA ESTACIONARIA.En esta situación los encontró el sol del nuevo

día. Aquello no era la ciudad que hacía 24 horas

aún conservaba su alegría, su movimiento, su

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Page 104: Silva - La Batalla de Gualan

afán de trabajo. Ahora era el espectro de la muer-te, no había una sola casa abierta, no había unsolo ciudadano circulando, ni siquiera las aves ylos perros daban señales de vida; era un cuadrodesolado y desgarrador, desgarrador por cuantosolamente había cadáveres desparramados por las

Defensa Perimiirica Estacionaria.

calles. La lluvia había amainado; también la lu-

cha había entrado en una tregua obligada, pero la

situación era por demás tensa en aquel paralelo

de muerte. La tarea que en adelante le tocaba

102

Page 105: Silva - La Batalla de Gualan

afrontar al Teniente, era sumamente difícil y de-

licada porque además del control que tenía queestablecer sobre sus adversarios, se le sobrevenía

la limpieza de cadáveres en la ciudad, así comotambién tenía que enviar a su retaguardia a los

prisioneros capturados y soldados heridos.

Para llevar a cabo esta operación, hubo de in-

tentar una llamada telefónica a Zacapa, pero cuál

no sería su asombro al entrar al edificio de Co-rreos y Telecomunicaciones al ver un hecho insó-

lito frente a sí. ¿Qué había sucedido adentro de

aquel edificio aquella noche? Era increíble, había

sangre regada por todos lados, en los corredores,

en los graderíos y pedazos de cuerpos humanosdesparramados a lo largo del viejo caserón. Eranlos cuerpos de cuatro infortunados policías nacio-

nales, los cuales fueron bárbaramente torturados ymuertos con exceso de sadismo, pensando tal vezlos enemigos del Teniente que éstos eran los sol-

dados que les tenían que entregar. Bueno, aquello

fue una orgía de sangre, ingrato recuerdo de la

cobarde agresión, valiente recuerdo, muy valiente

recuerdo en cuanto a bestialidad e ingratitud se

refiere.

El Teniente Silva musitó una plegaria intensa-

mente pálido y conmovido. Tal vez fue una senti-

da oración por el alma de aquellos que no pudie-

ron defenderse de la avalancha que se les sobrevi-

no de pronto.

Descolgó el auricular telefónico para informaral Alto Mando de Operaciones de todo lo que ha-

bía ocurrido en el estrecho margen de ocho horas;

no omitió detalle alguno, así como del envío de

prisioneros de guerra que acababa de despachar

a ese Comando. Resueltamente solicitó un refuer-

zo, porque su Unidad Táctica había dejado de ser-

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Page 106: Silva - La Batalla de Gualan

lo, por cuanto solamente le quedaban 21 soldados.En su mensaje telefónico agregó el Teniente:—Hemos calibrado la FUERZA y el PESO del

enemigo y puedo asegurar a ese Comando quemantendremos la hegemonía en este frente ante

el enemigo. Lo que me pidieron como MISIÓN,está ahora cumplido, sin embargo, la tarea queme espera es ardua y delicada, espero que el man-do me oriente, me sugiera y me envíe los refuer-

zos necesarios. CONSOLIDAR LA POSICIÓN, es

tarea que nos incumbe a ustedes y a mí en el te.

rreno.

Aquel emocionado informe era sumamente real,

porque todo esfuerzo humano en la guerra, nece-sita organizarse para perdurar y alcanzar otros

triunfos.

Los ejércitos de ocupación, suelen carecer deorganización eficaz e incluso sufren frustraciones.

Ahora en Gualán el enemigo era el más vulnera-ble, el más débil, sin embargo, estaba latente tras

una cortina de vagas esperanzas, había que traba-

jar fuerte, para mantener la situación de privile-

gio. Un error en aquellas circunstancias, significa-

ba abrir un nuevo camino de sangre y esto era lo

que tenía que evitarse antes que nada en Gua-lán. Entonces había que preparar muy bien el te-

rreno, medir el tiempo y auscultar el espacio

frente a las reacciones del enemigo. Se estaba ha-

ciendo lo que humanamente se podía: reconcen-

tración de armas y municiones capturadas y las

que voluntariamente estaban entregando algunas

familias arrojándolas por las ventanas de sus vi-

viendas a la calle.

La organización es el primer postulado de la

guerra y había que pensar además en adquirir unmínimo de abastecimientos y albergue para las

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Page 107: Silva - La Batalla de Gualan

tropas, pues en esta oportunidad, algo serio debía

estar ocurriendo en Zacapa, que a esta altura nose habían acordado de enviar apoyo logístico a

estas tropas . . ., pero el Teniente había logrado enlos días que subsiguieron a la toma de la posesión

un apoyo valioso de la población civil. El Tenien-

te puso en práctica un inteligente plan de CON-TRASABOTAJE en el área, evitando a toda cos-

ta los incendios, saqueos y asaltos por medio depatrullas en toda la ciudad, dando tranquilidad

para exigir confianza. Fue precisamente aquí don-

de sobresalieron tres inolvidables personajes gua-

lantecos y considero un imperativo señalar sus

nombres para la historia, tanto así como el esfuer-

zo, sacrificio y extraordinario empeño que pusie-

ron en la causa de la defensa al darlo todo sin

pedir nada que no fuera la libertad conculcadade la patria. Fueron ellos: RIGOBERTO ALDA-NA, quien se volcó con ardor inusitado en la i ta-

rea de recorrer las calles y áreas circunvecinas

de la población, demostrando con ello un elevadovalor moral y alto sentido patriótico; cuidó no-

che y día sin desóanso por las vidas de la pobla-

ción civil. Aún están presentes esas fisonomíasbarbadas con la marca de la vigilia en sus pupilas

y el mal trato de las lunas y los soles en sus hom-bros en aquellos días históricos; es por esta mis-ma razón que aquí en estas líneas estampo sus

nombres gloriosos para satisfacción de la patria,

porque también he de mencionar al héroe con di-

mensión infinita BAUDILIO AVILA (Pilo Avi-la)

, de quién se decía que se había constituido enLugarteniente del Comandante Silva, y en reali-

dad no fue así, sino que en su ambición por servir-

le a la patria, estuvo casi en todos los pequeñas ygrandes contactos que se tuvo con el enemigo,

[r-— --^^^—--^^'M- , >.,^.>,..»—,>^ 105

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pero ¡Oh!, ironía de la vida: ¡Baudilio Avila, yacuando no se estaba en guerra fue capturado porla mal llamada Liberación, lo torturaron en unaforma mil veces condenable, lo masacraron y nocontentos, estos criminales lo amarraron a la par-

te trasera de un Jeep para arrastrarlo en una ca-

rretera cercana al río Shusho, en Chiquimula, has-

ta descuartizarlo! ¡Qué valientes fueron les agre-

sores! ¿Verdad, pueblo de Guatemala? Esta mis-

ma agresión que más tarde para defenderse desus abominables extravíos, hubo de culpar de fal-

sas m.asacres a los defensores de la patria. Igual-

mente es digno de mención especial el profesor

OSWALDO GUERRA Y GUERRA, actualmenteLicenciado en Ciencias Políticas y Administrati-vas, porque inmortalizó su presencia en aquel tea-

tro de operaciones cumpliendo con ardor patrióti-

co la elevada misión de defender a su patria al

lado del Ejército leal de Guatemala.

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CAPITULO X

OTRO HECHO DE GUERRA

Fundamentalmente todo Comando de Operacio-nes debe darle la prioridad que requiere al vastocampo de la inteligencia militar, importante cua-dro que debe mantenerse vigente, claro y exactodurante la paz y con suprema magestad durantela guerra.

En la carta de la situación tendrá que operar-se al minuto justamente, todos los progresos obte-nidos durante el desarrollo de la misión, debien-do tomarse en cuenta cualquier cambio que hu-biere, analizándolo y clasificándolo en el mismomomento que sucede, haya ocurrido éste dentrode las filas enemigas o en las propias, con el ob-jeto de conocer exactamente las capacidades pro-pias y extrañas. Cuando este factor se descuida,se pierde indiscutiblemente el control del espio-

naje sagaz y acertado de los movimientos de am-bas corrientes y resueltamente se desemboca a

una situación de plurales males que a su vez con-

lleva debacles imperdonables, es decir, que el Ofi-

cial de Inteligencia G-2, debe mantenerse infor-

mado sobre la ubicación, cantidad, clase de arma-

Page 112: Silva - La Batalla de Gualan

mentó, posibilidades tácticas del enemigo e in-

tenciones de éstos, así como conocer también el

estado moral de sus propias tropas, su capacidadcombativa, etc., etc., con el fin de no enviar a

combatir Unidades Chicas contra Unidades PO-DEROSAS o lo contrario, enviar un excesivo nú-mero de tropas para combatir pequeñas unida-des enemicas. Lo primero representa enviar a unamuerte segura a sus elementos, lo segundo es de-

rroche de fuerzas en forma inoperante. En Gua-lán se cometió el imperdonable error de enviar a

30 hombres contra una Legión extraordinariamen-te superior en elemento humano y en armamen-to, aunque el Teniente Silva salvó la situación

aprovechando el analfabetismo estratégico deaquellas Legiones que sucumbieron infantilmen-

te para mal recuerdo de la agresión extranjera a

Guatemala en el año de 1954, pero algo peor lle-

vó a cabo el glamoroso Estado Mayor de Opera-ciones con el hecho insólito que provocó al en-

viar un refuerzo inoperante a Gualán, el cual a

continuación se narrará.

El Estado Mayor de Operaciones en Zacapa fue

puesto varias veces en alerta, sobre la difícil co-

mo delicada situación existente en la Villa de Gua-lán. Varias veces por la vía telefónica Silva Gi-

rón informó en forma detallada sobre el desarro-

llo de las acciones armadas y de los resultados decada una. El SOS. solicitando refuerzos fue tam-bién varias veces desoído.

La Batalla de Gualán había principiado con 30

elementos en la defensa contra unos 800 hombrespor parte de los atacantes, pero ahora ya no podía

decirse lo mismo. La pequeña Unidad Táctica se

había reducido a un pequeño grupo de 15 hombres,los cuales tuvieron que centuplicar su esfuerzo

lio

Page 113: Silva - La Batalla de Gualan

para mantener el imperio de su victoria en aque-

lla plaza infestada de enemigos, que constituía

para la defensa una constante pesadilla.

El asaltante enemigo aún estaba confuso en el

bosque por el rudo golpe recibido, pero esto nosignificaba que no pudiera reorganizarse e inten-

tar una recuperación de la plaza. Esto acontecía

en Gualán; sin embargo, en Zacapa, donde se en-

contraba el grueso de la defensa, no sucedía lo

mismo. Aquí los confundidos eran los miembrosdel Ejército Nacional; éstos nunca supieron lo quehacían, es decir, no conocieron, no quisieron in-

terpretar su misión; no pudieron organizarse co-

mo fuerza de contención, ni mucho menos comocuerpo de choque. No trataron de auscultar las

capacidades reales del enemigo, desconociendo sus

actividades y su fuerza, desgraciadamente se en-

claustraron en sus bases a imaginar al enemigopoderoso, temerario, enorme, audaz y fabuloso ypor todo ello, incontenible para autodestruirse de-

finitivamente en una vergonzante página históri-

ca nacional que nunca, nunca podrá borrar. Asílo concibió Silva Girón en este lado del hilo tele-

fónico, después de haber escuchado la voz del fla-

mante G-3 de Operaciones, Coronel DEM Eduar-do Llerena Miuller, singularísimo personaje queresolvió el problema contestando: —"Mira vosSilvita, no me estés creando fantasmas. Aquí enel Comando tenemos muchos frentes de combateque atender, la virgen no está para tafetanes, nosestán dando leña por todos lados. Por ahora nadapodemos hacer por vos, pero en caso de mejorarla situación, YA VEREMOS QUE TE PODEMOSMANDAR. Cambio y afuera.

En las filas del Teniente Silva Girón, habíacierto relativo espíritu de optimismo evidente, por-

111

Page 114: Silva - La Batalla de Gualan

que aún conservaba el terreno en su poder y por-que además también se mantenían con vida al-

gunos soldados y unos pocos civiles que colabo-raban. Resultaba sumamente difícil, casi imposi-ble, planificar estrategias para las acciones sub-siguientes. Mantener por mucho tiempo la situa-

ción de supremacía, dada esta circunstancia y enun frente que como aquél, era considerado por el

enemigo, una plaza de primerísimo orden, reque-ría pues, un máximo de esfuerzo supremo y el ago-tamiento de los soldados por las ininterrumpidasvigilias y constantes contactos, había logrado es-

tampar en su rostro, marcas indiscutidas de fati-

ga; sin embargo, la misión resueltamente era la

de defender aquella plaza y eso era lo que se ha-bía logrado y se estaba manteniendo con los mi-nutos, las horas y los días que el destino le seña-ló para aquel SACRIFICIO. Así permanecierondentro del marco grandioso de la lealtad, de pie

siempre frente a la adversidad, sin inmutarse, sin

declinar, obedientes a su patriotismo y a su fe.

Siete elementos habían muerto en combate, tres

más habían sido heridos y evacuados, cinco mástuvieron que marchar a retaguardia conduciendoprisioneros de guerra y heridos en acción. Si bien

no ocurrieron bajas por deserción, sí en cambioquedó en el ambiente el desafortunado recuerdo

de la desaparición del Capitán CARLOS ALFON-SO CHAJON —única deserción— en todo lo quefue el desarrollo de la batalla.

El Teniente Silva G. después de aquella desa-

gradable comunicación telefónica con Llerena

Miuller, había decidido hacerle frente a la adver-

sidad con la única legal alternativa de conquistar

la confianza de su población civil mediante la há-

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Page 115: Silva - La Batalla de Gualan

bil estrategia de mantener un respaldo irrestric-

to a la seguridad y tranquilidad de la ciudad.

Las armas y municiones capturadas al enemi-go las puso al servicio de los voluntarios colabo-

radores, a quienes también les dedicó algunas ho-

ras de enseñanza relativos a patrullas de comba-te, de exploración y seguridad. El Teniente Silva

Girón no sabía en esos momentos hasta que pun-

Un Servicio de Patrulla en acción de seguridad.

to se encontraba castigado su flamante ejército

nacional, mantenido éste dentro de su reducto porla acción de las incursiones aéreas enemigas. Has-ta ese momento no supo de la hecatombe sufridaen todos los frentes de combate, pero ya se dijo

que hubo puerta libre, paso franco a las huestes

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invasoras. Camotán y Jocotán fueron un obsequiopara el enemigo, dada la traición a su Ejército y a

su patria del Capitán JORGE JIMÉNEZ. La plaza

de Chiquimula también lo fue, por la misma cau-

sa, bajo la desleal responsabilidad histórica del

Coronel DEM JORGE HERNÁNDEZ, quien os-

tentaba el alto cargo de Ejecutivo de la Zona Mili-

tar de 2Uicapa.

£1 enemigo no era el fenómeno que crearon ensus ofuscadas mentes los miembros del Estado Ma-yor de Operaciones. La G-2. por ejemplo, coman-dada por el Coronel ENRIQUE RUIZ GARCÍA, de-

mostró un auténtico neofitibismo, en cuanto a in-

formación sobre el enemigo se refería. Ya se dijo

que el enemigo de tierra nunca demostró consis-

tencia militar, tampoco táctica definida, ni orga-

nización, ni agresividad combativa, ni mucho me-nos un ideal o razón lógica que justificara suagresión. Ruiz García estuvo en el frente comoun espectador y no en función de Asesor del Co-mando, actuando en función de enlace entre inva-

sores y defensores, habiendo confirmado este he-

cho punible con el OK que pronunció en la cum-bre de El Ingeniero, en el departamento de Chi-

quimula, juntamente con el Coronel VÍCTOR M.LEÓN, Comandante de Operaciones, para que el

invasor enarbolara su tricolor bandera en el co-

razón de la patria mutilada por la DESLEALTAD.Guatemala en ese instante fue herida de muer-

te, sus hijos en el campo de combate olvidaron

las bellas estrofas del HIMNO NACIONAL, piso-

teando todos los valores de dignidad que debe

mantener incólume toda nación. En Gualán en-

tre tanto quedaba un bastión heroico de pie ante

el altar de la patria. Un pequeño grupo de hom-bres con una sola voluntad escribían con la tinta

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Page 117: Silva - La Batalla de Gualan

imborrable del heroísmo sobre el piélago hermo-so de la nación, la gran filosofía de la grandezacontenida en tres maravillosos sentimientos: HO-NOR, VALOR, LEALTAD.

El día 23 de junio de ese año, apareció por el

lado del puente ferroviario de Gualán, una tropaque sin tomar las informaciones necesarias acercadel enemigo, emplazó sorpresivamente sus mor-teros y empezó a castigar enfurecidamente a la

población de Gualán. Fue una larga hora de des-

pachar obuses, tratando de mutilar aún más, la

moral de los habitantes. Hora trágica, pena, an-gustia, dolor, sangre y confusión, era el mensajede aquel llover de plomo. Primero experimenta-ron un tanteo con una sola pieza localizando blan-cos, después fueron 4 bocas de fuego en salvas debatería inmisericordes, despiadadas y más que to-

do eso injustas, las que flagelaban la faz adolori-

da de la población.

Por eso mismo se dice que Gualán vivió unaepopeya histórica como jamás otro pueblo guate-malteco la haya vivido. Gualán tiene una historia

maravillosa y debe escribirse con esa mentalidad,retratando los hechos más que narrándolos, por-

que una corona de espinas es inferior a aquellosminutos infernales que jamás serán olvidados porquienes los sufrieron en el propio teatro de opera-ciones.

El castigo de los morteros terminó para dar pa-so a un asalto no menos cruel, por estas mismastropas que en esos minutos irrumpieron violenta-

mente cuesta arriba en un avance sin objetivo,

inoperante y negativo. Decididamente estaban lo-

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C08 porque NO TENÍAN ENEMIGOS, parecía co-

mo si estuviesen peleando en el vacío o ensayan-do una operación táctica.

El envío de esta tropa fue la resultante de unaorden del Comando de Operaciones que actuandoen función de errores increíbles, había mandadoa aquellos elementos con una misión muy diferen-

te, como lo era reforzar, apoyar y obedecer, todaslas instrucciones del Comandante de Operacionesen Gualán, Teniente César Augusto Silva Girón.

Ahora bien, el asalto fue también la resultante deuna mentira que nació de labios del Capitán Car-los Alfonso Chajón, que agregado a estas tropas,

había informado al Comandante de la Unidad derefuerzo que la población de Gualán se encontra-

ba en poder del enemigo y que el Teniente Silva

Girón había sido muerto con todo y sus soldadosen una de las acciones de guerra. Por esta razón,

la Unidad que ahora golpeaba a la desnutrida pe-

ro valiente defensa de Gualán, tuvo cierta lógica

a su favor, pero, inexperiencia en el análisis parallegar a una decisión.

No se puede pensar que haya sido otro el mó-vil de tal actitud, porque sería verdaderamenteinaudito pensar que aquello obedecía a un inten-

to por destronar de su pequeño mundo de gloria

al Teniente Silva Girón; sin embargo, el hecho su-

cedió tal como se ha descrito y para este puntoqueda en libertad de aclaración la palabra de aquel

Comandante.Cuando el Capitán Rafael Sesán Pereira subía

dando órdenes a su tropa, se dio cuenta que esta-

ba equivocado, porque, frente a él había apareci-

do el Teniente Silva Girón; éste que no salía de

su estupor y asombro porque no lograba compren-der aquel absurdo. El efectivamente estuvo soli-

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Page 119: Silva - La Batalla de Gualan

citando refuerzos al Comando sin que se los en-

viaran cuando verdaderamente los necesitó; ahoraen cambio que más o menos ejercía un control so-

bre el enemigo, logrando mantener un marcadopredominio en aquella plaza, aparecía de improvi-so y sm aviso previo, la ayuda. Una ayuda querealmente equivocó en el último momento su mi-sión, trocándola en un inesperado ataque en con-tra de las fuerzas que tenía que apoyar.

Dos sensaciones humanas quedaron flotando enel ambiente sumamente tenso en aquel instante.

Estupefacción creciente en la finosomía de Perei-

ra, incredulidad en la imaginación de Silva. ¿Conqué palabras podían ahora entenderse aquellos

hombres, si ya habían hablado los proyectiles?

¿Cuáles serían los argumentos para justificar

aquel hecho tan desagradable? Sin embargo, noquedaba por ahora otra alternativa, sino suspenderinmediatamente la acción del asalto. Las tropas

de Pereira quedaron en esta forma, quietas en sus

puestos y pendientes de futuras acciones. Esta fuela primera orden del Teniente Silva, sobre las tro-

pas de refuerzo.

—Cuando venía hacia acá —dijo notoriamentecontrariado el Capitán Rafael Sesán Pereira— , meinformaron que la plaza de Gualán se encontrabadesde anoche en manos del enemigo y que ustedmi Teniente Silva, había sido muerto en acción.

Así las cosas, no tuve otra disyuntiva que deci-

dirme sobre un asalto planificado, de manera quelo siento mucho mi Teniente.

Poco a poco había vuelto la calma a la fisono-

mía del Teniente Silva G. y contestó a Pereira

con toda la serenidad:

—Pues si yo ya estoy muerto, ahora le hablami espíritu Capitán Pereira, por poco hasta mi al-

lí?

Page 120: Silva - La Batalla de Gualan

ma hubiera quedado definitivamente en Gualán,pero no podemos perder tiempo, me alegro queno haya sucedido algo peor, olvidemos la lamen-table equivocación y agregó en tono muy enérgi-

co: —Llega usted muy a tiempo; en estos momen-tos espero un ataque de un reducto rebelde que aúnse encuentra escondido en la población y que tie-

ne en su poder un fuerte lote de armamento quefue recogido el día de ayer, cuando cayó en para-caídas lanzado por los aviones piratas. Es seguroque de un momento a otro surge un intento de re-

cuperación de la plaza; y continuó diciendo: tengoinformación de las casas en donde se esconde el

enemigo con todo y el armamento. Tenemos quepreparar juntos un plan de cateo en esa área. El

Capitán Pereira se sentía responsable del graveerror cometido y queriendo rectificar dispuso res-

ponsabilizarse de esta acción futura, diciéndole al

Teniente Silva:

—M:s elementos vienen descansados y deseosos

de combatir, en cambio sus tropas deben de estar

justamente muy sacrificadas. Dcme la oportuni-dad de actuar con mi gente. Esta filosofía del Ca-pitán Pereira, era toda una verdad y en esc pre-

ciso instante, cuando aún no habían terminado dehablar los dos Comandantes, se dejó oír muy cer-

ca del parque central de Gualán, exactamente porel lado nor-oriente de éste, una ráfaga de ametra-lladora y luego otra y en el acto varios disparos

de fusilería. Esto era el reto del enemigo. Efecti-

vamente habían alcanzado la parte alta de la po-

blación tres camiones completamente llenos de ar-

mamento y conduciendo un numeroso grupo de

atacantes. De estos camiones nacían incandescen-

tes las líneas de los proyectiles. En ese instante el

Teniente Silva se dirigió a Pereira diciéndole:

118

Page 121: Silva - La Batalla de Gualan

—Allí en el parque tiene usted la oportunidadde reivindicarse. Es así como prefiere pelear el

enemigo, siempre en la ciudad y nunca a campoabierto, yo les conozco su modalidad, pero ahoraconduzca usted ese ataque para capturar al enemi-go. Le sugiero mucha coordinación, agresividad

y buen criterio. ADELANTE.Al Capitán Pereira no le quedaba margen de

tiempo para planificaciones, pero en cambio tenía

la ventaja de tener a su tropa desplegada en dis-

posición de combate, pues cuando recibió la ordende alto el fuego, así había quedado su unidad; notenía pues, sino continuar el ataque. Un Coman-dante además de valiente en el combate, debe ser

cauteloso, inteligente, hábil e intuitivo. El valorno lo es todo, es evidente que sin este factor lo

otro no sirve de nada, pero entonces habrá de con-jugarse todos estos valores para el logro exactodel objetivo.

La guerra es un arte, que frente a la ciencia,

constituye un conocimiento verificable, racional ypráctico en el cual el talento y la destreza hacenlas reglas a través de la técnica.

No se trata ahora de desestimar valores, perohay que razonar con lógica ciertos resultados ob-

tenidos por errores en aquellos días.

Pereira indiscutiblemente tenía la virtud del

valor, y en aquella oportunidad lo demostró am-pliamente, pero cayó casi mortalmente herido encuestión de minutos por no haber usado con acier-

to el talento y la destreza. El Teniente Silva Gi-rón, cuando vio caer a Pereira, acudió con despre-

cio de su propia vida en auxilio del Comandanteherido y bajo una verdadera lluvia de proyecti-

les lo retiró del área de peligro y ante la grave-

dad de sus heridas, hubo de ordenar de inmediato

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Page 122: Silva - La Batalla de Gualan

la evacuación de éste, a la zona de retaguardia, es

decir hacia Zacapa. de donde apenas hacía unaspocas horas, había salido al frente de combate.Pereira se expuso demasiado colocándose adelan-te de su tropa de donde precipitadamente ordena-ba al mismo tiempo que señalaba a sus soldadosla posición del enemigo. ¿Quién lo hirió? Fue el

enemigo, o fueron sus soldados. Esto no es posi-

ble establecerlo, pero él se encontraba en esos

momentos cometiendo un error de táctica coloca-

do entre dos fuegos que se cruzaban con violen-

cia. Los hombres de los camiones estaban dispa-

rando barbaridades, no podían retroceder porquese estaban jugando una última carta, tratando delevantarse de su castillo en ruinas. Estaban mu-riendo como deben morir los valientes, con el ar-

ma en la mano, enfrentando las balas con sus pro-

pios pechos; incluso lograron ocupar el alto cam-panario de la Iglesia y repicando fuertemente las

campanas en señal de victoria hubo de morir unode ellos cayendo desde lo alto abrazado a su he-

roísmo para siempre. Los soldados de Pereira tam-bién disparaban furiosamente; fueron solamenteunos minutos intensamente vividos entre el tre-

pidar de las granadas y el tableteo de las armasportátiles.

Los errores en combate se pagan con la vida

y en esta oportunidad ya había sido por ello eva-cuado el Capitán Rafael Sesán Pereira, sin em-bargo, es importante señalar que antes de perderel conocimiento, aún pudo decirle al Teniente Sil-

va, mientras éste lo conducía hacia la estación del

ferrocarril en Gualán:—**Me da mucha pena más que dolor haber re-

sultado herido en esta acción que no puedo conti-

nuar, yo sé que usted mantendrá a raya al enemi-

120

Page 123: Silva - La Batalla de Gualan

rgo, le quedan aún mis oficiales y mi tropa; hagalo posbile por salir adelante; y agregó: —el Eje-

cutivo de la unidad que comando es el Mayor Jai-

me Piedra-Santa Fuentes. Hágale saber lo que meha pasado y que asuma mi puesto tan pronto co-

mo sea posible y que juntamente continúe con Ud.la tarea de la defensa".

Todo fue realizado en esta forma mientras aúnse escuchaban los disparos en el parque central deGualán.

El enemigo no pudo resistir mucho; fueron si-

lenciados definitivamente y capturadas todas las

armas que conducían en los camiones.Piedrasanta Fuentes asumió el mando de aque-

lla Unidad, pero éste no tenía las agallas de Pe-reira y en todas sus actitudes demostró gran te-

mor; sin duda llevaba consigo muy buenos oficia-

les y tal vez una excelente tropa, porque estos eranelementos de la Guardia de Honor y la Base Mi-litar con muy buena preparación, pero este factor

se nulifica cuando el cerebro que lo constituye el

Comandante no toma decisiones de alto conteni-

do moral y valor y más que todo medidas opor-

tunas.

Piedrasanta Fuentes quedó en Gualán con los

Oficiales siguientes: Capitán Marco Aurelio Juá-rez, Capitán Silvestre Estrada, Teniente OsearDiemeke Galvez. Teniente Alfredo ValladaresChacón, Sub-Teniente Osear Morales Duval, ade-

más un oficial asimilado Jefe del Servicio de Sa-nidad, un radio operador y ciento setenta y dos

individuos de tropa, suficiente personal éste para

consolidar definitivamente la victoria con unaplanificación ordenada y esto en realidad hubiese

sido hermoso, pero desgraciadamente este refuer-

zo fue conducido en el terreno de la deslealtad,

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Page 124: Silva - La Batalla de Gualan

poca hombría y deshonor, porque al cambiar sumisión de refuerzo deliberadamente por el insus-

tancial abandono de la plaza marchando hacia la

búsqueda de un refugio en las Fincas La Blancay La Cartuchera dejaron nuevamente solos a los

elementos que defendían la plaza.

122

Page 125: Silva - La Batalla de Gualan

CAPITULO XI

LA INOPERANCIA DEL REFUERZO

Cuando se penetra al difícil campo de narrarhechos que hacen historia, se medita, se mide, se

analiza cada palabra, cada hecho, cada capítulo

para no incurrir en deformaciones de los aconte-cimientos; sin embargo, no puede omitirse detalles

que son la base de fenómenos importantes, aun-que estos detalles ocasionen pena por lo negativode sus procedimientos.Lamento ahora no poder prescindir de señalar

en estas líneas la postura del Capitán JAIMEPIEDRASANTA FUENTES, quien comandó la

Unidad de Refuerzo a partir de la baja del Capi-

tán Rafael Sesán Pereira. No decirlo todo con cla-

ridad sería tanto como deformar la imagen verda-

dera de aquellos hechos verídicos que ahora narro.

Un escultor para lograr el éxito de una obra de

arte, no omite detalle alguno, concentrándose de-

finitivamente en ellos, porque la falta de un solo

rasgo o una sombra, cambiaría por completo la

fisonomía de un busto escultórico.

Este libro es mi obra, como la ciencia es la obra

de los siglos y no será una obra perfecta en cuan-

123

Page 126: Silva - La Batalla de Gualan

to a literatura se refiere, pero desde el puntode vista de los hechos, personas y fechas, es au-ténticamente moral, real y humana. Representalos hechos que templaron mi carácter como hom-bre y por esta razón de altura, con el perdón demis amigos y compañeros de armas, aclaro que nodenuncio, sino narro un pedazo de mi vida atadopor el infortunio a la maldad de los hombres y lo

hago convencido de la limpieza de todos mis actos,

pensando en mis hijos que un día seguirán mis pa-sos defendiendo el honor que es la única causa quesalva al hombre. Pensanao en mi familia toda aquien le debo respeto y cariño. Pensando en misconciudadanos que merecen todos los bienes de la

vida y mi admiración y pensando también en esta

patria mía que debe perdurar por siempre inma-culada y soberana en el concierto hermoso de to-

das las naciones del mundo.

Las incursiones aéreas enviadas por el invasor a

diferentes puntos de la República, con el objeto depreparar el terreno para su futura invasión y conel objeto también de amedrentar a la población,surtieron efectivamente su cometido y en Gualán,tierra golpeadísima por el flagelo de la guerra, se

recibió la visita de estas incursiones aéreas, tres

veces mayor que en cualquier otro pueblo o lugar

de la república lo haya recibido, dejando en cadauna de estas visitas, una cauda de dolor, de agonía

y muerte. Estas incursiones asustaron a muchagente, pero en particular en la ciudad de Gualán,

hicieron estragos en la moral del Capitán JaimePiedrasanta, quien en un intento por salir de

aquel infierno, sugirió al Comandante Silva que

124

Page 127: Silva - La Batalla de Gualan

sería muy importante perseguir al enemigo derro-tado por los montes y bosques aledaños, aseguran-do que en esta forma el Teniente Silva Girón ob-

tendría más seguridad en la población para man-tener la tranquilidad y la hegemonía combativa;sin embargo, el Teniente Silva después de haberescuchado serenamente al Capitán PiedrasantaFuentes, trató de penetrar hasta el fondo de aque-lla alma atribulada por el terror para sondearla.Comprendió de inmediato la gran mentira que sa-

lía a flote por los hilos de un nerviosismo agudoque lo atrapaba en una ráfaga de pánico. Era muyimportante que las tropas que Comandaba el Capi-tán Piedrasanta F. se quedaran en Gualán paracumplir exactamente con su misión de refuerzo,

dadas las circunstancias ostensiblemente gravesde fatiga, vigilia y sacrificio en que se encontra-ban los soldados del Teniente Silva, sin embargo,el Teniente Silva pensó que LA GRAN FILOSO-FÍA DE LA GUERRA, es saber interpretar el va-lor moral de los subalternos. Se puede evacuar del

teatro de operaciones a un Comandante en esas

circunstancias, con el objeto de evitar que este

pequeño mundo de pánico se agigante cobrandomayores dimensiones dentro de la tropa y se torneaguda y grave una situación que en realidad no lo

es; sin embargo, esta medida resulta muy bene-volente para un cobarde. También se puede hacerfusilar a un Comandante poseído por el pánico,

con el mismo fin de salvaguardar la moral dentrode la tropa, pero esta medida se impone en mo-mentos muy críticos y resulta demasiado drástica.

En esta oportunidad la situación en Gualán se en-

contraba prácticamente timoneada por el Tenien-te Silva Girón, aunque contaba con muy poco per-

sonal, pero estaba muy lejos de ser absorvido por

J25

Page 128: Silva - La Batalla de Gualan

el miedo hacia un enemigo que a esta altura se

encontraba doblegado y derrotado en dos oportu-nidades consecutivas. El Teniente aplicó entoncesun gran principio filosófico de la guerra 'CONO-CE A TUS SUBALTERNOS".—Es muy importante su propuesta Capitán Pie-

drasanta --dijo entonces el Teniente Silva y con-tinuó—, aunque el personal de jefes y oficiales, así

como las tropas que usted comanda, han venidoa este lugar con el solo fin de reforzar a mi per-

sonal, le manifiesto francamente que no lo ne-

cesito por ahora. Haga un estudio de la situación,

serénese y evalúe su misión en este rastreo queme menciona. Haga bien las cosas, porque la avia-

ción enemiga muy bien puede cambiar sus pro-

pios planes y en lugar de atacar a la población,

muy bien puede perseguirlo a usted por esos mon-tes y entonces la suerte de usted y la de sus hom-bres no será tan afortunada. Sin embargo, tóme-lo solamente como una orientación y actúe comosu criterio de Comandante le dicte.

Piedrasanta no perdió el tiempo en contestar yesfumándose de Gualán con sus Oficiales y su tro-

pa, tomó el camino hacia las fincas de propiedadnorteamericana '*La Blanca" y **La Cartuchera",las que en esa época se encontraban abandonadaspor sus dueños; éstas mismas fueron las que le sir-

vieron a Piedrasanta y a su gente de refugio,

mientras sucedieron otros hechos en la historia dela guerra con motivo de la invasión a Guatemala,que vinieron a cambiar totalmente el estado decosas en cuanto a la descarada intervención se re-

fiere.

En Gualán había quedado otra vez tan solo co-

mo antes lo estuvo el Teniente Silva y sus valien-

tec soldados, estos mismos que noche tras noche

126

Page 129: Silva - La Batalla de Gualan

vieron caer desprendidos del gran reloj del tiem-po, inexorables, los minutos y las horas en unaconstante, dramática vigilia, sin precedentes. ElTeniente Silva tenía un destino fijo e inevitable

en Gualán, era el diálogo armado constante consus enemigos en la mesa redonda de la guerra. Ello sabía, estaba imbuido de ello y allí como unacolumna de granito se mantuvo para desafiar to-

das las eventualidades.Dos banderas frente a frente. Una azul, blanco y

rojo, este rojo que significa sangre, con un simbó-lico puñal en el centro que fue siempre signo dela muerte. La otra bandera, hermosa y flamígeracon tres colores excelsos: Azul, blanco y azul yun bello quetzal en el centro que ha sido, es y se-

rá por siempre el emblema de la libertad. Allí es-

taban enarbolados los dos pabellones. Uno en el

monte fracturadas sus esperanzas, pero con la idea

de mantenerse en pie de lucha; el otro al viento,

ondeando libre y soberano, triunfal e inclaudica-

ble en el corazón de la ciudad con la mentalidadinmarcesiblemente hermosa del patriotismo.

¿Qué sucedería en adelante? Parecía tal comosi se mantuviese una tregua, sin embargo, la se-

guridad era supervigilada constantemente y la

gente de la población había exhalado un suspiro

de confianza cuando vio aparecer nuevas tropasen la ciudad de Gualán, pero ¿y ahora?, ahora esa

misma gente había visto asimismo desfilar por el

viaducto de una cobarde retirada a esas mismasfuerzas de apoyo y entonces sucedió que la fe, el

entusiasmo se debilitó en aquellos cuerpos cansa-dos por la dureza de la guerra; el respaldo vigoro-

so de las armas se estaba esfumando de nuevo ydispusieron en la intimidad de sus humanos pensa-

mientos, organizar un éxodo hacia los montes, ha-

127

Page 130: Silva - La Batalla de Gualan

cía otros poblados, hacia la sustentación de su

propia supervivencia y cuando el 26 de junio deese fatídico año 1954, daban en el reloj de aquella

catedral exactamente las tres de la tarde, el Te-niente Silva vio desfilar una multicolor caravanade mujeres, niños y ancianos por la puerta dramá-tica de la evacuación. Este fue un día muy triste,

inolvidable y doloroso que ancló en las playas de-

soladas del espíritu convulsionado del Teniente yno era para menos el inmisericorde castigo que nocesaba de merodear en el destino de aquel hombre.

El Teniente subió a un pequeño montículo a la

vera del camino y desde allí intentó motivar en unúltimo esfuerzo para darles seguridad a aquellas

gentes; una recomendación en el sentido de queno comprometieran la vida de sus pequeños hijos,

tratando de no marchar en grupos por la carre-

tera; busquen —les dijo—, la cobertura de 4os bos-

ques, tengan cuidado porque podría causarles mu-cho daño un alevoso ataque de los aviones enemi-gos.

El Teniente no podía hacer lo mismo que esta-

ba haciendo aquella caravana, es decir, marchar-se, aunque lo pensó muy profundamente; fue untriste, amargo momento de desesperanza, pero al

levantar la mirada sobre el horizonte de abnega-ción y sacrificio que hasta ese momento habíancumplido sus soldados, sintió entonces, como si

una inmensa mano protectora invisible le inyec-

tara fe y valor suficiente. Por la defensa de la pa-

tria había llegado hasta ese suelo y en ese mismosuelo tendría que morir, si antes no era relevado

reglamentariamente.

Contempló a sus soldados, sucios, rendidos de

cansancio y de fatiga, sobre un suelo de sacrificio

y abnegación. Pensativos unos, con el rostro cabiz-

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Page 131: Silva - La Batalla de Gualan

bajo; otros, con la mirada interrogante, igualmen-te abatidos con el impacto de muchas horas decombate metidas en sus almas. Vio asimismo a al-

gunos elementos civiles, con el fusil en la mano,sin que denotaran el deseo de partir y entre éstos

a los héroes RIGOBERTO ALDANA Y BAUDI-LIO AVILA. Permanecían allí como si fuesen es-

tampas del deber imitando al Cristo en la Oracióndel Huerto, todos sin una palabra en los labios ytal vez con muchas, pero éstas escondidas en el

fondo de sus almas.Solamente quedaba bajo un cielo nublado un

vago recuerdo de caravana fugitiva en la últimacurva de la carretera.

TODO GUERRERO DEBE CONOCERSE A SIMISMO, valorar sus propias virtudes, analizar los

hechos que ocurrieron y pararse firmemente en el

presente para planificar los hechos que vendrán.Levantar un inventario y aferrarse a su haber conel objeto de salvaguardar su reputación comoSOLDADO.

Silva auscultó en el interior de su alma buscan-

do un solo hecho que pudiera manchar su reputa-

ción, mas no lo encontró y diciendo para sí, pensó:

no será esta la primera vez que se doblegue miespíritu ante la adversidad, están aquí conmigoestos hombres y la misión no está concluida, cum-plirla es mi meta y mi deber y cuando se ha cum-plido una misión, se ha escrito asimismo el verso

sutil y esplendoroso del deber, se está realizando

el poema más grande en el pentagrama de los he-

chos armados. Es el objetivo logrado a través delas grandes virtudes de valor, abnegación y sacri-

ficio. Es el lenguaje hermoso del combatiente quevuelve con el escudo o sobre él.

^9

Page 132: Silva - La Batalla de Gualan

—^Muchachos —balbuceó inesperadamente el

Teniente— ¿Cómo se encuentran ustedes?

—Con la moral muy alta mi Teniente —respon-

dieron los soldados.

—¿Creen que podremos mantenernos vigilantes

por más tiempo en este frente y además guerrear

como al principio lo han hecho, si llegara el mo-mento?—Sí, mi Teniente, pelearemos mejor, porque

ahora tenemos más experiencia combativa y pe-

learemos mejor porque si el caso llegara, lo hare-

mos en honor de nuestros compañeros muertos ypor la patria que es la razón de nuestra lucha.

—Gracias, mil gracias muchachos, tengan uste-

des la seguridad que la patria se los pagará —yagregó ya con un gesto inás animado— , está bien,

todo eso está muy bien, pero este día será de des-

canso, busquen por ahí un chompipe abandonadoy a cocinar se ha dicho, pues bien merecido se lo

tienen.

lao

Page 133: Silva - La Batalla de Gualan

m-

CAPITULO XII

CAPTURA DEL COMANDO INVASOR

En la Villa de Gualán se sentía la presencia del

enemigo merodeando por los bosques y montescercanos, perdido el control y su entusiasmo com-bativo, es decir, que su tricolor bandera, azul,

blanco y rojo estaba ya guardada en el Cuarto deBanderas. Ya no eran los felices invasores que lle-

garon seguros y confiados la noche del 19 de junio;

ahora cargaban una pesada cruz con la desgracia

de su equivocación, porque a estas fuerzas de ocu-

pación las hundió definitivamente en Gualán su

manifiesta incapacidad combativa, por un lado, ypor otro, la táctica al no saber disponer la combi-nación de las fuerzas de aire y tierra. Ellos debie-

ron lanzarse al ataque con una firme incursión

aérea primero, para doblegar a las fuerzas de la

defensa y posteriormente, aprovechando la confu-

sión, efectuar el asalto en forma valiente y deci-

dida, pero no se le puede pedir peras al olmo.

Ellos hicieron su asalto efectivamente, pero enforma desordenada y contrariamente al principio

táctico incursionarón aéreamente después; graveerror este, porque las fuerzas de aire no son de

131

Page 134: Silva - La Batalla de Gualan

ocupación, provocan sí, desconcierto, pánico ydestrozos, pero nunca consiguen la victoria si noes con la ocupación de las tropas de tierra y quéalejados estuvieron de este principio los señoresinvasionistas.

Cuando las derrotadas tropas de tierra en Gua-lán, buscaban la retirada hacia la frontera de Hon-duras, en donde habían conseguido paso hacia és-

ta, se encontraron con que ni siquiera habían pre-

parado un plan de retirada, de donde de pronto se

encontraron perdidos en los montes y cuando su-

ceden estas cosas, los ejércitos vencedores debenremachar su victoria encontrando los reductosenemigos para capturarlos o destruirlos. Esta me-dida es tan esencial en la consolidación de la po-sición, como el haberla ganado en una ardorosabaUUa.

El Servicio de Inteligencia en sus principios es

claro al aplicar reglas lógicas, como por ejemplolas siguientes secuencias: al enemigo hay que en-gañarlo, encontrarlo, atacarlo y liquidarlo.

En Gualán se aplicaron a la perfección las tres

primeras reglas y con respecto a la cuarta queordena liquidarlos, el Teniente Silva aplicó la deevacuar, tal el caso del Coronel retirado del Ejér-

cito Nacional JUAN CHAJON CHUA, importan-te personaje que comandó el ataque a Gualán.

Este militar juntamente con dos de sus Lugarte-nientes, se había perdido en los montes cuandointentaba la retirada. / ^ t*^

La guerra descansa sus mejores logros sobre los

fuertes eslabones de un superabundante servicio

de información, tratando de minar toda resistencia

enemiga por medio de la acción psicológica para

conquistar el apoyo y la simpatía del pueblo. El

Ejército debe tener disciplina, rapidez y exactitud

132

Page 135: Silva - La Batalla de Gualan

para alcanzar con esas ventajas la canalización dela información. De la iniciativa y el adiestramien-to surgen siempre efectos de valor incalculable.En la batalla de Gualán se aplicó la guerra psi-

cológica con suma efectividad, cuya fuerza y mag-netismo coadyuvaron en el triunfo; ya he di-

cho que había un gran desbalance en el potencialhumano que cada Comando presentó durante la

acción armada.El Teniente Silva como ya se ha dicho repeti-

das veces, al principio del combate contaba sola-

mente con 30 elementos efectivos y CERO encuanto al apoyo de la población se refiere; luegoios refuerzos llegados de Zacapa, protagonizaronel abandono de su misión al retirarse del teatro deoperaciones; sin embargo, días más tarde se con-seguía la cooperación de la población, la cual fuedecidida y ampliamente espectacular, llegandoabundante y continua, constituyendo esta impor-tante circunstancia, una gran ventaja que abrió al

Teniente Silva un camino amplio para la localiza-

ción y captura de elementos contrarios.

El Coronel Juan Chajón Chúa, abandonado porsus tropas, perdió todo el control sobre las mis-mas y para extremar sus penas, también perdió la

noción de la ubicación, quedando a la deriva cer-

ca de un poblado llamado La Vainilla. Lamenta-blemente en este instante llegaba al final de susintenciones la acción de los invasores contra Gua-lán, perdiendo con la captura del Comando defi-

nitivamente también la batalla.

Con esta narración pudiera cerrarse el hermo-so e histórico capítulo de la Batalla de Gualán; sin

embargo, es importante que la historia conozca al.

detalle la forma inteligente y limpia en que se cap-turó al Comando Invasor; y no solamente es© sino

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Page 136: Silva - La Batalla de Gualan

también equivocados comentarios y falsas asevera-

ciones surgidas a raíz de la recién terminada de-

fensa de Gualán, incidieron mucho perjudicandola limpia trayectoria del Comandante de Opera-ciones de Gualán, Teniente César Augusto Silva.

Las operaciones psicológicas en Gualán habíanlogrado conseguir la confianza de la población ci-

vil, de donde por cuyo canal se había logrado la

captura de varios líderes que en su oportunidadfueron enviados a Zacapa y ahora se conseguíapor e?te mismo conducto informativo la ubica-

ción donde se encontraba el Comando y fue fácil

preparar una inteligente trampa para capturarlo

vivo y sano; para tal efecto se prepararon dossoldados, magistralmente disfrazados de campe-sinos« que se acercaron al área de ubicación deaquel Comando para establecer el contacto y la

aplicación del ardid.

Dos hombres de azadón al hombro, machete a^

cinto, sombrero de petate, caites y jicara de atole,

resultaron caminando adelante de ellos entre la

maleza del lugar y lo abrupto del terreno; de pron-

to:

—¡Muchachos, oigan muchachoslEstas fueron frases que aventuraron los lugar-

tenientes de Chajón Chúa; p)ero los aludidos simu-laron no oír; apresuraron más el paso; y otra vez:

—¡Muchachos! ¿Son ustedes de por estos lu-

gares?—¿Cómo dice mi patroncite? f*^'

—¿Son nativos ustedes de por estos lugares?

—¡Por el amor de Dios Patroncites, sí sernos de

por acá! Vivimos por las faldas de aquellos cerros,

allí están nuestros ranchos y nuestras mujeres ynuestros hijites.

—¿Qué andan haciendo por aquí?* ***^*-^^*^*''^'

134

Page 137: Silva - La Batalla de Gualan

—Pos la mera verdad, vamos al potrero a arre-

juntar nuestros animalites, pos ahora con esta

guerra se nos están perdiendo al oír tanto ruido delas escopetas.

—Queremos un favor de ustedes. Nos encontra-mos un poco confundidos y no logramos dar con el

camino que va a la frontera de Honduras. ¿Cono-cen ustedes algún extravío?—Sí, claro que sí señores, nosotros conocemos

toda la región hasta el frontera.

—Nosotros tenemos bastante dinero que les va-

mos a entregar si nos sacan de aquí.

—Lueguito, lueguito llegaremos al punto, no-

más me siguen de cerca para ir bien siguros; notengan pena señores, nosotros les haremos el pa-

vor de Dios.

—Muy bien, muchachos, así se hace. Empece-mos a caminar que nos va a entrar la noche.

Los soldados muy bien preparados para esta

captura dieron principio al retorno con dirección

a Gualán, llevando consigo al Coronel Juan Cha-jón Chúa y sus dos lugartenientes definitivamen-te engañados. Largo rato caminaron entre el mon-te alto venciendo con relativa dificultad la enma-rañada maleza. Los corazones de los fugitivos

combatientes palpitaban a ritmo acelerado, gozo-

sos de conseguir al fin la oportunidad de escaparcon vida de aquel infierno que estaban viviendo.

No sentían los caminantes ni asomo de hambre yel cansancio se había ausentado de sus cuerpos;

saltaban con agilidad las zanjas y se deslizaban

con destreza tras los falsos guías. A sus pálidos

rostros había asomado un fulgor de luz, tal pare-

cía que renacían a la vida, porque en verdad ha-

bían vivido momentos de agonía mientras estuvie-

ron perdidos. La lucha en Gualán había sido cruen-

135

Page 138: Silva - La Batalla de Gualan

ta y muy difícil para ellos y especialmente fatal

y trágica.

Yo no quisiera recordar ahora lo que más tar-

de ocurrió con ellos en la ciudad capital de Gua-temala, en manoA de aquel gobierno tambaleante

y acobardado que cometió errores imperdonablesen su inesperada caída. Pienso que hubiese si-

do preferible que estas personas en verdad hu-biesen, en aquella ocasión, logrado su intento dereconcentrarse a sus Comandos.Condeno las ingratitudes y la zana en la gue-

rra. Mil veces me he sentido meralmente respon-sable de la masacre que con ellos cometió ROGE-LIO CRUZ WER. en aquel entonces Director de la

Policía Nacional. Nuevamente JURO PARA LAHISTORIA, que no pude imaginarme lo que iba

a sucederles en poder de estos criminales enlo-

quecidos que se convirtieron en malvados en el

momento de la caída. Envié a los prisioneros de

guerra a retaguardia, aplicando todas las reglas

legales esUblecidas en LOS TRATADOS DE GI-NEBRA, que rezan claramente que los prisione-

ros de guerra deben ser respetados en sus vidas.

Eran más o menos las 19 horas cuando lleva-

ron a los prisioneros ante la presencia del Tenien-

te Silva Girón y enseguida surgió un corto diálo-

go así:

—Mi Teniente —dijo Chúa a Silva—, es usted

muy listo, sinceramente lo admiro por su habili-

dad para combatir y concluir hasta con los últi-

mos detalles de la guerra. Ahora soy su prisione-

ro, mi vida está en sus manos y le ruego que se

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Page 139: Silva - La Batalla de Gualan

me trate como le corresponde a un prisionero deguerra según los tratados internacionales.

—Mi Coronel Chúa, no olvide que soy un Ofi-

cial de Profesión graduado en la misma gloriosa

Escuela Politécnica donde usted se graduó. Notenga usted ninguna pena, conozco muy bien las

reglas. Su vida será respetada mientras usted per-

manezca en este Comando a mi responsabilidad.Sin embargo, mi deber es interrogarlo sobre susintenciones pasadas, sobre lo que usted proyectópara futuras operaciones, asimismo necesito queme exponga con claridad la ubicación actual y po-

tencial de sus tropas. Debe también decirme si

considera la posibilidad de que sus Unidades in-

tenten un nuevo combate para lograr el rescate

de su persona, pero si no desea hablar sobre nadade esto, su obligación será únicamente decir sunombre completo, su rango y su número de serie.

Aunque usted sabe que en los escalones de reta-

guardia tendrá que ser interrogado por el Servi-cio de Inteligencia.

—Soy un combatiente derrotado, de tal suertehe perdido el control de mi tropa; en realidad yocomandé el asalto a Gualán, cuyos resultados sal-

tan a la vista. Mi intención después de mi derro-

ta era la de volver a Honduras, pero no obstante,

me desorienté en los montes como usted pudoapreciar. No creo que de manera alguna intentenmis hombres un rescate, porque a esta altura ni

siquiera han de estar enterados de que me encuen-tro prisionero. Tal vez lo harían si estuvieranreorganizándose, pero no lo creo, puesto que la

derrota no estaba prevista.

—^Eso es todo cuanto deseo saber mi CoronelChúa y además no está obligado a decirme más,comprendo muy bien su situación; hay una razón

137

Page 140: Silva - La Batalla de Gualan

más que justificable para que usted se encuentreofuscado y nervioso, pero le repito que aquí nadale pasará.

Chajón Chúa y sus dos lugartenientes, Villacor-ta y Víacovich, fueron enviados a retaguardia conlas seguridades del caso, y hasta aquí la interven-ción del Teniente Silva Girón en el caso de esasingular captura.

La historia recogió en sus páginas para siemprela forma inconcebible en que más tarde se les diomuerte a estos tres hombres en la Policía Nacio-nal en la capital de Guatemala.En Gualán hubo muchos prisioneros de guerra

y que lo digan ahora ellos; los invito para este

punto aclaratorio, pero que lo hagan sinceramen-te, sin la mezquindad del odio y los rencores; ellos,

éstos que tuvieron la suerte de quedarse prisione-

ros en Zacapa y que posteriormente fueron pues-tos en libertad, si es que es su deseo hablar, pue>den hacerlo.

Es la hora y el punto está en el tapete, abiertoa la discusión ¿Cuáles fueron las torturas que re-

cibieron antes de partir de Gualán hacia Zacapa?Los hombres que cayeron en Gualán para no

levantarse nunca, tanto de uno como de otro la-

do, quedaron en la tierra de nadie, en medio del

ángulo muerto que formaron unos y otros proyec-tiles. Murieron con el fusil en la mano peleandocon ardor cada quien por su causa, justa o in-

justa, pero combatiendo y el solo hecho de caeren esta circunstancia hace hombres a los hombres.Todos conquistaron, no el terreno que deseaban,

pero sí la gloria del heroísmo, porque héroes fue-

ron unos y otros y merecen que se les recuerde

con respeto y admiración; entregaron su vida sin

retroceder un solo paso, quedando en las aceras

138

Page 141: Silva - La Batalla de Gualan

y en las calles empedradas de Gualán, con una ob-sesión clavada en sus corazones rotos; el deseovehemente de vencer.

Atacantes y defensores son dignos del perdónde la patria, pero lo imperdonable, mil veces abo-rrecible, fueron las masacres de los hombres porlos hombres que después de la contienda quedaroncon vida y eso sí no alcanza perdón alguno.Permítaseme decir que los soldados anónimos

que no pudieron volver a Zacapa por haber caídomortalmente heridos en Gualán durante la acción,

se llevaron al ignoto arcano la inmensa gloria demorir defendiendo a su patria. Murieron con el

overol verde olivo puesto, con el casco y sus bo-tas negras, su fusil y la misión grabada en sumente. Murieron con la insignia de la 2a. ZonaMilitar colocada en su brazo izquierdo. Murieroncumpliendo definitivamente con su deber de sol-

dados. La orden había sido clara y terminante:DEFENSA DE GUALÁN y eso, únicamente esose hizo.

¡Loor a ellos, gloria a ellos, paz a ellos y vidaeterna en la tumba del soldado desconocido de la

patria I

139

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Page 143: Silva - La Batalla de Gualan

CAPITULO XIII

INCINERACIÓN DE CADÁVERES EN GUALAN

Muchas veces han ocurrido en la historia dela guerra desajustes cuando se reúnen informa-ciones para compilar los hechos que ocurrieron

y así deformados, por no haberse verificado, cubrenpasajes ilógicos en las páginas de un libro que undía servirá para orientación histórica a la juven-tud. Sobre la batalla de Gualán se comentó algu-

nos hechos por parte interesada pero por esta ra-

zón fue todo deformado.Debido a este fenómeno, tantas veces ocurrido,

se hace urgente y necesario aclarar equivocadasversiones acerca de la incineración de cadáveresen Gualán en aquellos trágicos días de la agresión

a Guatemala.¿Cuáles son siempre los saldos de toda lucha ar-

mada? Aparte del lado positivo que le pertenece

a los vencedores y el negativo a los vencidos, quedaen el campo de las acciones el saldo trágico demuertes irreparables, la sangre vertida útil o inú-

tilmente en aras de una u otra causa.

¿Quién carga con la responsabilidad de aquellos

seres caídos entre los que se encuentran tal vez

inocentes víctimas? Los derrotados naturalmente;

141

Page 144: Silva - La Batalla de Gualan

éstos son juzgados, nunca los vencedores; pero

además a los primeros se les juzga con saña, conod o inmoderado, como si se quisiera prolongar

aún más la contienda que atrás quedó definida.

EN GUALAN NO SE PERDIÓ LA BATALLA,perc perdió la guerra el ejército frente al invasor,

de donde éste hubo de rendirle cuentas a los se-

gundos y naturalmente en ninguno de los frentes

fantasmas hubo muertos, por la lógica razón deque no hubo resistencia armada; pero no sucedió lo

mismo en Gualán, en donde hubo un marco impre-

sionante de caídos en acción y otros que a diario

caían bajo las balas asesinas de los aviones pira-

tas norteamericanos.

• • •

A pesar del reducido personal que se multiplicó

en tareas en aquella plaza, bajo una diaria visita

de ios aviones piratas, el Teniente Silva Girónconstantemente venía pidiendo por la vía telefóni-

ca ^as instrucciones necesarias para el enterramien-to de los cadáveres, aunque para esta tarea especí-

fica en un ejército profesional, siempre se cuentatambién con Unidades Especificas; sin embargo,los días transcurrían y en el centro de operaciones,

dada la confusión manifiestamente permanente,siempre se limitaron a contestar que estaban pre-

parando una comisión que se encargaría de las

investigaciones de ley, ya que un cadáver siemprees una buena fuente de información, sin embargo,la Comisión nunca llegaba a tierra gualanteca, poruna razón lógica y era que la plaza estaba consi-

derada como un infierno de balas; por ello no lle-

gaban abastecimientos, ni visitas del Comando, ni

comisión alguna. Gualán estuvo durante todo el

m

Page 145: Silva - La Batalla de Gualan

desarrollo de su defensa completamente margina-do, aunque allí se estaba librando una valiente ehistórica resistencia.

Dentro de este estado de cosas que denotaba de-

finitivamente una manifiesta confusión en el Ejér-cito regular encargado de la defensa nacional, al

fin decidieron enviar a Gualán una Comisión In-

vestigadora para el caso de los cadáveres hacina-dos por tantos días bajo el depósito de agua de los

ferrocarriles.

La Comisión estuvo integrada por las personassiguientes: Coronel de Infantería G-2 del EstadoMayor de Operaciones ENRIQUE RUIZ GARCÍA,Jefe de la Comisión; Coronel de Infantería GUS-TAVO SOLARES, G-1 de la misma plana. Com-plementaron la Comisión el señor Juez de Paz deZacapa y un médico de servicio del Comando deOperaciones en esta oportunidad.A través de la presente narración he menciona-

do nombres de personas que aún pueden leer es-

te libro, que no se escribió con la idea de perju-

dicar a nadie, sino con una clara mentalidad deaclarar hechos y circunstancias que fueron co-

nocidas o concebidas en muy diferentes aprecia-

ciones por la ciudadanía «n aquellos confusos días,

pero ahora sin embargo se proyecta a la luz públi-

ca, certera y valiente, la única verdad, porque es-

tos hechos han sido recog'dos del propio escena-

rio de las acciones; antes se habló de eso ante los

tribunales de justicia; allí, en esos tribunales, que-

dó guardado como un secreto el contenido deaquellas revelaciones, por convenir así a los in-

tereses de los vencedores.

La INCINERACIÓN de cadáveres fue un hecho

que ocurrió en Gualán inmediatamente después

de varios días de combate en aquella ciudad; na-

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Page 146: Silva - La Batalla de Gualan

die lo ha negado nunca y mucho menos ahora quebc está dando para la historia lo que ésta necesita

saber íntegramente. Fue un hecho que salvó la

vida de millares de personas expuestas a moriralcanzadas por la fuerza demoledora de una ful-

minante epidemia.Las circunstancias en que aquel hecho ocurrió,

fueron legales y para confirmarlo he mencionadolos nombres de dos personas que jamás podrán ne-

gar su presencia en Gualán con aquella misión,

lamentando con mucha pena no recordar los nom-bres del señor Juez de Paz de Zacapa y del Doc-tor que los acompañó.

Sin embargo, sumamente importante resulta

la descripción de lo sucedido.

Los cadáveres habían entrado en descomposi-ción inevitablemente y era casi imposible acer-

carse a ellos por lo avanzado de su putrefacción.

El día 27 de junio de 1954 fue uno de los pocosdías de calma en Gualán y aprovechando esta si-

tuación puso pie en tierra gualanteca la Comisiónmencionada, con el objeto de tomar las impresio-

nes digitales de los cadáveres y estudiar la identi-

dad de los mismos y quizá otros detalles técnicos

de mucha importancia para el gabinete de identi-

ficación del Ejército de Operaciones. Pronto se

dieron cuenta, frente a aquel hacinamiento, quenada podrían sacar en claro por lo avanzado dela descomposición.

Se dictó la orden tras las conclusiones logradas

por el médico: INCINERACIÓN PRONTA e IN-

DISCUTIBLE. No podía en realidad ordenarse

otra cosa que no fuera esta medida inobjetable de

Sanidad y se llevó a cabo con los métodos, desde

luego no técnicos, que emplean otras naciones po-

derosas y evolucionadas, pero sí con los sistemas

144

Page 147: Silva - La Batalla de Gualan

a ]a mano en un país que como el nuestro carecede esos elementos y se ve obligado a usar métodoscasi primitivos.

Sin embargo, resulta curioso narrar para los

lectores el insólito hecho de que no fuera el Te-niente Silva el que recibiera aquella orden de la-

bios del Coronel Ruiz García, sino fuera precisa-mente el Mayor Jaime Piedrasanta Fuentes, quienen esos instantes regresaba con sus tropas de las

fincas "La Blanca" y "La Cartuchera", en las quese ha dicho, buscara abrigo. Se había acercado porel lugar de los hechos con la idea de hacerse pre-

sente, pero casualmente Ruiz García, buscaba aquién dictar la orden y lo encontró a él.

Piedrasanta Fuentes quedó estupefacto por unosinstantes. Naturalmente que él no esperaba esta

sorpresa y venía feliz y tranquilo de su refugio.

Cuando la Comisión se preparaba para regresara Zacapa, se pudo notar que uno de los cadáveresfue extraído del promontorio y subido al carrito

de h'nea que regresaría a los señores de la Comi-sión. Hechas las averiguaciones sobre este caso,

se logró confirmar que aquel cuerpo pertenecía a

un hijo del Juez de Paz de Zacapa, que había de-

saparecido de su hogar y se había enrolado comomercenario en las filas de Castillo Armas. Se lo

llevaron sin más comentarios.Piedrasanta antes de darle cumplimiento a la

orden, quiso obtener un concepto de aquello departe del Teniente Silva y comentó con éste la

situación.

Silva le dijo resueltamente:

—No puede usted seguir desobedeciendo órde-

nes Mayor Piedrasanta. Recuerde que usted, con

su tropa, llegó a Gualán con misión de reforzar

a mi Unidad materialmente diezmada y no lo hizo.

145

Page 148: Silva - La Batalla de Gualan

Ahora recibe clara, concreta y personalmente la

orden de incineración y eso mismo debe hacer enel acto, de lo contrario usted y su tropa corren el

riesgo de ser las primeras víctimas de una graveepidemia.La orden fue cumplida (y cabe aclarar que no

es la primera vez en la historia del país en queotros hombres han tenido que efectuar tareas queparecen absurdas pero que en el fondo son de be-

neficio para la colectividad).

En conclusión, el pueblo guatemalteco debe es-

tar plenamente convencido de que este hecho noconstituyó un delito ni por quienes lo ordenaron,ni mucho menos por quienes lo ejecutaron. Fueen cambio una medida oportuna de sanidad queevitó sustancialmente que se desencadenara unaepidemia cuyos alcances hubieran repercutido enel ámbito nacional. Las pestes no discriminan ja-

más, asolando ciudades completas en las que prin-

cipalmente mueren los niños, así como son vícti-

mas de ellas también mujeres y ancianos.

146

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CAPITULO XIVEL CASO IPIÑA

Un suceso imprevisto tenía deparado el destinola mañana que aconteció lo narrado en el Capí-tulo anterior.

Sucedió cuando la calma principiaba a vislum-brarse en el horizonte y nada hacía prever el im-pacto que el dolor de una madre causaría en el

ánimo de cualquier ser humano que se precie detal y en especial en alguien que siempre haya sen-

tido veneración por todas las madres, venerandola propia.

Y el caso fue ese.

Serían las ocho de la mañana del 27 de de junio

cuando anunciaron al Teniente Silva Girón la vi-

sita de una dama que vestía de riguroso luto y a

quien acompañaban dos niñas igualmente tocadas

de negro.

El teniente, que se encontraba en su tienda de

campaña, salió para atender la visita y saber el

motivo de la misma. Se encontró frente a la seño-

ra de Ipiña, que al verlo exclamó:

—;Mi hijo, señor teniente —le dijo— , se en-

cuentra entre ese montón de cadáveres, usted se

m

Page 150: Silva - La Batalla de Gualan

ha portado muy generoso aquí en Gualán y creoque no desoirá mi súplica en esta oportunidad!

—Sí, señora, tenga usted muy buenos días, digaen qué puedo servirle.

—^Quiero enterrar a mi hijo en el Cementeriode Gualán y no en una iota común en donde meparece que lo harán con esos cadáveres.

—Señora, le comprendo perfectamente pero dé-jeme explicarle, vea, yo . .

.

Fue interrumpido de improviso; esta vez la se-

ñora lloraba amargamente.—¡No me vaya a decir que no puede darme a

mi hijo! El tuvo la culpa yo lo sé, era menor deedad y tratamos por todos los medios de impedirleque se fuera, pero fue imposible, cuando sentimosse había ido para Honduras y ya ve usted en quéforma lo volvemos a ver.

El Teniente intentó de nuevo enterar a la seño-

ra de Ipiña del riesgo que corría al desobedecerórdenes superiores y le dijo:

—Yo quisiera poderla ayudar, pero este caso es

sumamente serio. Hoy o mañana vendrá a ésta

una Comisión de Sanidad con el objeto de recono-

cer a los cadáveres y es absolutamente necesario

que todos estén allí.

—Sí, pero haga usted una excepción, por favor

Teniente, se lo ruego.

—Yo también le quiero pedir un favor señora.

Le prometo que intercederé para que la Comisión,efectuado el reconocimiento, le entregue el cadá-

ver de su hijo. Vuelva usted cuando ellos estén

aquí. Se lo suplico.

Todo se hacía inútil, la insistencia de la señora

de Ipiña aumentó su intensidad y no hubo forma

de hacerla comprender, ante lo cual, el Teniente

Silva Girón, siempre humano, con sentimientos de

148

Page 151: Silva - La Batalla de Gualan

bondad y ahora en este caso más que nunca lo

puso de manifiesto con los vencidos.

—Señora de Ipiña —expresó finalmente el Te-niente— , llévese Ud. el cuerpo de su hijo, hágalopronto antes de que la Comisión llegue por acá

y es absolutamente necesario que le dé sepulturaen el acto, tomando desde luego las medidas deseguridad posibles para evitar cualquier propa-gación de epidemia.Dos horas más tarde apareció por Gualán la

tan esperada comisión en la forma que ya quedódescrita.

Cuando Piedrasanta Fuentes iba a proceder a

darle cumplimiento a aquella terminante ordenprovenida de una Comisión legítimamente nom-brada por el Comando de Operaciones, desgracia-

damente le fueron a decir que en una de las casas

de Gualán estaban velando un cadáver.Estoy seguro que el Mayor Piedrasanta Fuentes

aparte del carácter vago e indeciso que en las úl-

timas horas había manifestado en Gualán, siempredurante el tiempo de paz que lo conocí y traté

fue muy recto y disciplinado, tal vez diría yo, unpoco exagerado, pero en el fondo era muy buenapersona sin dejar de cumplir con su deber, lo quele valió siempre la confianza de sus superiores yel cariño de sus amigos y subalternos. Sin embar-go, en esta oportunidad me parece que tuvo unreflejo de esta característica militar, y antes detomar la medida que puso en práctica, difícil porcierto, meditó un instante ante aquel aviso im-previsto y en conclusión resolvió recuperar el

cuerpo del joven Ipiña para cumplir exactamentecon lo ordenado por Ruiz García.

Los argumentos para esta determinación cu-

brieron, en mi modo de ver las cosas, toda la ra-

149

Page 152: Silva - La Batalla de Gualan

zón de su parte para actuar amparado con la júS^

ticia y las medidas de seguridad necesarias queameritaron aquellos momentos. El corazón es aje-

no a estas desgracias.

Piedrasanta había dicho que no había ningunarazón para incinerar cadáveres en Gualán, si enel centro de la población quedaba un foco de in-

fección eminentemente grave para la salud del

pueblo, no importando si aquel cuerpo había caí-

do en las filas de la agresión o en las amigas, esto

era secundario —dijo— . pero las reglas de segu-ridad eran fijas y concretas.

El cuerpo de Ipiña fue incinerado juntamentecon los demás cadáveres.

Después de lo narrado juzgue la historia consu inalterable balanza aquel hecho ocurrido total-

mente en acción de guerra.

Se ha cumplido con narrar a vc'ntidós años dedistancia, pero se ha hecho al fin públicamente;porque todos estos hechos fueron descritos por el

Teniente Silva Girón ante los tribunales que lo

juzgaron para que éstos descargaran las culpas

que voluminosamente se tenían contra él cuandoestuvo encarcelado por defender a su patria.

r.. '.; . *

150

Page 153: Silva - La Batalla de Gualan

CAPITULO XVRELEVAN DEL CARGO AL TENIENTE

SILVA GIRÓN

Dos Coroneles, el uno Comandante de la Briga-da Guardia de Honor y el otro también Coman-dante de la ex-Base Militar, ahora RegimientoMariscal Zavala, llegaron a Gualán el día 28 dejunio de 1954, con el objeto de reconcentrar a sustropas que juntas integraron la fuerza que debióhaber reforzado a las tropas de Silva Girón, peroque en definitiva no lo hicieron. Todo fue cosade pocos momentos. Cuando los Oficiales supie-

ron el motivo de la presencia de aquellos dos altos

militares en Gualán, saltaron de gozo, hubo inu-

sitada alegría y pronto estuvieron dispuestos al

éxodo final dejando nuevamente solo al TenienteSilva y sus 13 soldados, restantes de lo que fuerael valiente Pelotón que como único patrimoniode la defensa nacional se había alzado invencible

en aquellas horas tremendas de prueba en la his-

tórica Villa de Gualán. Se marcharon sin pena ni

gloria y así como llegaron exabruptamente se es-

fumaron ahora como bribonzuelos muchachitosentre los pliegues de una absurda participación

m

Page 154: Silva - La Batalla de Gualan

armada se perdieron en un regreso sin corona cas-trense, aunque muchas condecoraciones habríande recibir más tarde por la gallarda cooperaciónprestada a las fuerzas de la agresión, tales comoel "Roble de oro" y "Fusil de Combatiente".Dos días más transcurrieron en aquella situa-

ción dramática sin apoyo logístico alguno.De pronto apareció en la Estación de Ferroca-

rriles el Teniente Enrique Danilo Henry, quiense presentó ante el Teniente Silva Girón con unaorden escrita del Comandante de Operaciones, la

cual contenía el cambio de mando en aquella pla-

za militar.

El Teniente Silva se enteró de su contenido ysu reacción fueron dos largas, profundas y dolo-rosas lágrimas, pero al final llevó el papel a suslabios y lloró abiertamente como lloran los valien-

tes entregando el corazón en cada lágrima.—Compañero Henry —balbuceó al fin— , en es-

tos momentos formaré el resto de lo que fuera míPelotón. Son únicamente 13 soldados, es decir, 13

héroes que sobreviven en este lugar; le entregaréla plaza que heroicamente fue defendida y quese conserva en poder del Ejército Nacional con la

hermosa bandera azul, blanco y azul de nuestrapatria ondeando en ese mástil gallardo del patrio-

tismo.

—Le ruego Teniente Henry que me permitadespedirme de los artífices del triunfo y al mismotiempo elevar una plegaria por los caídos en ac-

ción. Soy inmensamente feliz porque la vida medio una oportunidad de proyectarme en función

de soldado con lealtad y valor defendiendo a minación; luego dirigiéndose a sus soldados, ya reu-

nidos en plena calle gualanteca, el Teniente Silva

habló así: Q >

152

Page 155: Silva - La Batalla de Gualan

—¡Soldados: Hubiera querido que nos fuéra-mos juntos de este lugar, sin embargo, el mandoha dispuesto que antes que ustedes me retire yo!

—Los momentos intensamente dramáticos quejuntos vivimos en este campo de batalla no podréolvidarlos jamás. Vi el denuedo y la fe que mani-festaron ustedes al entrar en acción. La voluntad

y el arrojo manifestado en todo momento a lo lar-

go del combate. Todo eso, soldados, me llenó deorgullo y me inspiró profunda confianza en la vic-

toria.

—Los vi peleando a lo grande agigantados en la

obra de la DEFENSA, que fue nuestra misiónfundamental.—La patria está golpeada, pero sonríe, porque no

todos sus hijos fueron vencidos en la contiendaarmada. Por lo menos en este Gualán histórico se

alzaron hombres que no claudicaron y abrazadosa nuestra bandera que aún se conserva sin mácu-la en este jirón de tierra guatemalteca ondeandohonrosa sobre un ósculo de sacrificio y heroísmopodemos decir sobre las ruinas de una guerra:

"GUATEMALA INMORTAL".—Varios compañeros de armas fueron mortal-

mente heridos en medio del supremo esfuerzo, quesu descanso sea sublimemente tranquilo y eterno.

Los rigores del combate, soldados, están ahora

manifestados en sus cuerpos físicos, pero en

sus almas, ustedes llevan la gloria como baluarte

inmortal del honor y la lealtad. Que esta expe-

riencia soberbia los nutra para siempre de hidal-

guía.

—Yo los vi a ustedes, soldados, erguirse sobre

la sangre de sus compañeros hacia hechos inena-

rrables de valentía y aquí están de pie frente al

153

Page 156: Silva - La Batalla de Gualan

altar de la patria con la clarinada de la victoria,

el uniforme del Ejército Nacional manchado desangre y de pólvora, pero con el fusil en la manoy en el pecho la inmensa satisfacción del debercumplido.—Yo les doy las GRACIAS, expresión esta que

no es suficiente para demostrarles mi gratitud

que es incalculable y sin dimensiones.—Más que retirarme ahora, hubiera queridoMORIR en este frente, pero morir con orgullo yno volver al seno de mi Ejército que fue derrota-

do, porque con ellos juntamente en su caída ver-

gonzante tendré que hundirme en el abismo de sudesgracia.

. —^Adiós soldados y no les digo hasta pronto,

porque no sé lo que pueda sucederme; sin embar-go, yo sé que algún día nos volveremos a ver enaquel sitial inconmensurable que Dios le deparaa los hombres que nacieron predestinados paraamar a la patria, ¡Que Dios los bendiga! ¡Adiós!

La tarde aquella construida de agonías y de

dolor inmenso recogió las palabras de aquel sol-

dado, nacidas puras, cristalinas y diáfanas de sus

sentimientos hechos dolor y amargura.Era el 30 de junio cuando abordó el motor de

línea el joven Teniente; solamente llevaba dos

lágrimas de valiente en sus ojos y una página her-

mosa de gloria en su alforja castrense.

En Zacapa fue recibido con múltiples manifes-

taciones de elogio por el Coronel Femando Díaz

Cleaves, Gobernador departamental, y posterior-

mente fue llevado ante la presencia del más co-

barde y traidor Coronel Víctor M. León, Jefe de

Operaciones derrotado. Este lo abrazó como JudasIscariote lo hizo con Cristo para venderlo.

Page 157: Silva - La Batalla de Gualan

Víctor M. León ya había vendido al joven Te-

niente a la jauría de la violencia insana y grotesca

de los mercenarios.Otro será el libro que diga del viacrucis tre-

mendo que tuvo que sufrir el Teniente César Au-gusto Silva Girón por su lealtad en el cumpli-miento del deber.

Es un imperativo y mi deseo más ardiente al

finalizar esta narración para la historia hacer cons-

tar lo siguiente:

PRIMERO: La Batalla de Gualán quedó narra-

da en este libro tal cual aconteció; fue un hechode armas que ocurrió, pero que estaba sumido enel anonimato por circunstancias que obedecían a

fuerzas ocultas de la política. Sin embargo, aquí

está con la verdad precisa, clara, inobjetable y va-

liente, para Guatemala y los guatemaltecos.

SEGUNDO: Los aludidos en estas líneas que se

sientan ofendidos, deben meditar, recordar másque todo, aceptar y colaborar con la historia quesólo acepta los hechos reales y deben meditar se-

renamente, porque es el camino de las grandescausas; negar ahora lo innegable será confirmaruna verdad que aunque se niegue seguirá siendo

una verdad por siempre y para siempre para la

compensación final de los verdaderos valores.

Mi trinchera ha sido, es y lo será por siempre, la

LEALTAD a mi patria y ante ella de hinojos con

este libro, en mi alma le rendiré pleitesía mientras

aliente vida.

155

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CONCLUSIONES

En los capítulos anteriores ha quedado íntegra-mente expresado todo lo que corresponde a la

"Batalla de Gualán" con motivo de la defensa or-

denada en Zacapa para este municipio en el año de1954. Aunque no es en realidad voluminosa la na-rración, es en cambio muy importante y puedoasegurar que en ella no ha faltado detalle algunoque pueda dar lugar a lagunas innecesarias, yaque la historia está urgida de conocer todos y ca-da uno de los hechos ocurridos en tierras gualan-tecas en aquella época. Tampoco se habló en nin-gún pasaje de estos capítulos de sucesos singula-res que no hubiesen acaecido. Si esto hubiera ocu-rrido, hubiese sido tanto como destruir la hermo-sa odisea que allá se protagonizó.

Todo mi esfuerzo ha sido encaminado a crearuna imagen sumamente fiel de los hechos paraconstruir una base firmemente sólida que puedafacilitar el estudio analítico que la aparición deeste libro pudiera originar. Todo está claro desdecualquier ángulo que quiera enfocarse y como hemencionado nombres de personas que en una uotra forma participaron en aquel evento armadoy en primer lugar aparece mi nombre, este mismo

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Page 160: Silva - La Batalla de Gualan

nombre que rubrica lo expresado en el presentelibro, manifiesto que asumo plenamente las res-

ponsabilidades que la delicada narración conlleva

y agrego que me siento profundamente orgullosode poder entregar a mi patria los detalles desco-nocidos de la histórica batalla como una hermosaofrenda del más humilde de sus hijos. No soy unconsagrado a las letras, soy un soldado y comotal he escrito; por esta razón he pedido disculpas;

sin embargo, subrayo categóricamente que sola-

mente he dicho la VERDAD.Al concluir mi pequeño libro deseo agregar que

cuando fui relevado de mi puesto de Comandan-te de Operaciones de Gualán y encontrarme deconsiguiente en Zacapa, busqué inútilmente a los

jefes, que doce días antes me habían mandado a

Gualíkn, con el objeto de rendirles el parte corres-

pondiente de la MISIÓN CUMPLIDA. Uno deellos había desertado en las primeras de cambio,con el enemigo, éste fue el propio Comandante dela Zona Militar de Zacapa; otro se había pasadoal bando enemigo con todo y la plaza de Chiquimu-la, éste fue el ^gundo Jefe de la misma Zona Mi-litar; y otro jefe más lo fue, el siempre titubeante

Comandante de Operaciones que al final claudicó

sin lucha.

Entonces ¿qué hacer en aquellas circunstancias?

¿A quién darle aquel importante informe? ¿Quiénpodía recibirlo, si todo el mundo estaba ya de ro-

dillas? Tuve que tragarme mi emoción y callar miinforme de guerra; tuve que afrontar carceleadas

crueles e injustas, exilios dolorosos, persecuciones

desleales y cobardes. Tuve que callar mi informe

por largos veintidós años y ahora con este libro,

al fin, ante el sublime altar de mi patria, rindo el

parte de: MISIÓN CUMPLIDA, lanzado sin te-

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Page 161: Silva - La Batalla de Gualan

mor alguno a los cuatro vientos de mi nación paraque su contenido lo recojan los hombres que se-

pan interpretarlo, analizarlo y evaluarlo tal y co-

mo justamente debe hacerse.

Crecí dentro de las filas castrenses, en ellas for-

jé el acero que templó mi alma, en ellas aprendía amar a mi patria, en ellas viví mis dulces, caras,

esperanzas y sufrí las más amargas decepciones.El Ejército fue mi mejor escuela, pero mi másgrande verdugo; sin embargo, admiro al Ejército,

respeto al Ejército abnegada, apasionadamente,porque es el símbolo indeclinable de la rectitud

y del honor. Su misión es inigualable, porqueestá construida de virtudes maravillosas co-

mo lo son el valor y la lealtad. Creo en ese Ejér-cito que al despojarse de complejos y presiones ex-trañas constituye la garantía de la paz y la liber-

tad de Guatemala. Yo sé y lo digo de una vez,, el

Ejército no puede ni debe ser reprochado jamás,pero sí pueden serlo los hombres que transitoria-

mente envilecen su destino, sí pueden ser repro-chados los hombres que con la traición distorsio-

nan tan elevados contenidos morales. Son éstos,

los hombres que cruzan por el seno majestuosode su vivencia, los que opacan su límpido brillo

aunque hayan habido en cambio hombres que ha-gan sublime la innegable y necesaria presencia deéste dentro del desarrollo integral del país; poresta razón en mi libro me he referido exclusiva-mente a aquel Ejército que se desarrolló durantelos gobiernos revolucionarios; otros hombres, otro

Ejército, otra época, será la que salve a esta atri-

bulada actual patria mía y por eso el Ejército paramí siempre es maravilloso y es inobjetablemen-te extraordinaria su brillante misión frente al

destino del país, porque la majestad de la patria

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Page 162: Silva - La Batalla de Gualan

solamente se levantará preponderante sobre la ba-

0e de soldados dignos.

Guatemala merece un destino mejor, mereceun viaje dentro de la evolución pleno de garan-tías. Guatemala es un país hermoso que ha per-

dido el equilibrio en la lucha por alcanzar la li-

bertad; sin embargo, estoy seguro que recobrará

su estabilidad para bien de la posteridad. Gua-temala es un país de inmensa riqueza que actual-

mente está pobre porque se le ha legislado condesorden, pero sus ubérrimas, generosas, nobles

tierras al fin la salvarán. Guatemala es un país

de casta y abolengo sumergido ahora en la deses-

peración por las dolorosas intromisiones extran-

jeras, pero Guatemala es a la vez un país de ju-

ventud que demolerá los arcaicos sistemas ana-crónicos para reempezar la planificación de obras

que salven, tareas que dignifiquen, metas reali-

zables de profundo sentido moral y humano. Lafe dirigida salva, salva el estudio planificado, sal-

va el trabajo organizado salva la paciencia y la

voluntad.

Por eso al terminar mi libro defino mi mensa-je apelando a la cordura, el trabajo y la compren-sión de mis queridos compatriotas y en un esfuer-

zo común desterrar la violencia que destruye y la

delincuencia que hunde a las generaciones.

Siempre he pensado en el indio, pero no comoinstrumento de explotación.

Yo sé que el indio salvará a la patria y nuncalos políticos, ni los legisladores ambiciosos, ni será

el capital en manos de los avorazados; será el in-

dio y solamente él, pero este deberá ser el indio

ilustrado, vigoroso, ágil y valiente; salvará a la

patria el indio porque es fuerza creadora y a él le

160

Page 163: Silva - La Batalla de Gualan

toca el turno de salir adelante con la misión re-

dentora.

Ahora el indio está desposeído, ultrajado, en-

fermo y analfabeto, eso es cierto; el indio tiene

que mantenerse sometido a la oscuridad, ciego al

progreso que pasa frente a él como una ilusión

inalcanzable porque así conviene a intereses po-

derosos que manejan la averiada nave de la pa-tria; pero el indio es fuerza, tiene vigor físico yes valiente, posee el atributo de la resistencia ysumiso en su cueva espera la hora de su reden-ción. Creo en el indio porque es inteligente

aunque permanece estacionario sujeto a la volun-tad de la fuerza del dinero, viendo caer las eda-

des, sintiendo pasar el tiempo como si fuesen milotoños, en uno solo; sintiendo caer las lunas y los

soles sobre sus hombros como si fuese confeti enun eterno carnaval corrupto.

El indio aparentemente es pólvora sin fulminan-te, es acción sin espíritu, es sangre sin cuerpo; ellos

son manos sin movimiento, son mentes en blanco

y todo eso serán mientras los millonarios defor-

men su evolución, mientras brille el oro en los co-

fres de los antipatrias, mientras se mantenga des-

balanceado el metal amarillo como un torrente

para unos y como una ilusión para otros.

Pero el indio sin embargo, es la auténtica Gua-temala. En la época de la Revolución el indio

principiaba a participar en el desarrollo nacional.

Iba a poseer la tierra que siempre ha amado tanto

y que no es suya.

Su inmenso, largo grito de angustia ahogado ensus gargantas desde la conquista española que do-blegó la arrogante altivez de los mayas, iba a ter-

minar al fin, iba a brotar como cascada de la

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abrupta sierra, libre por los acantilados y los va-

lles hasta el mar inmenso de la evolución, perono fue así, no se logró la maravillosa conquista yel indio continuó siendo la fuerza esclavizada, el

vigor detentado, la virtud mancillada, el fruto queno logró nacer y esta es la razón del porqué Gua-temaui es eso: Voz sin eco, pensamiento atrope-

llado, libertad conculcada, lanza sin norte, ideal

sin deslino.

El indio es U mazorca, es el trigo, es surco cons-

truyendo edades, es eco de mil hachas quebrán-

dote en loa maderos de la montaña. El indio tiene

manot de maíz, tiene sus pies descalzos venidos

por el camino de los siglos hundiendo su huella

sobre el risco; el indio es producto del vientre ina-

gotable de los vientos. El indio es bandera de in-

mortalidad, por eso Guatemala es trigo, es mazor-ca, es eco de hachas y azadones. Guatemala está

construida de pies descalzos y manos de maíz ypor eso Guatemala es inmortal.

Guatemala es todo eso que es el indio: lamento,angustia, dolor, miseria, agonía; es verso compues-to de vocablos controvertidos.

Los millonarios no son Guatemala, porque den-tro de ellos no existe un corazón, una conciencia,

no existe el honor, la dignidad, la moral, la leal-

tad; y Guatemala sabe sentir las espinas del ca-

mino con humildad de Nazareno. Guatemala es

pasión; es flor; Guatemala es canto de las selvas,

es amor de anciano y es niño, es bella mujer desiglos recostada en el cojín de los Andes, es pen-samiento hidalgo entre el verde eterno de sus

campiñas y sus cielos vibrantes de estrellas ruti-

lantes y celajes de multifacética maravilla.

Guatemala es reina dentro de la dimensión desu eterna vivencia entre la secuencia eterna de

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sus noches gloriosas y sus inagotables días sem-piternos.

Guatemala es bendición de la naturaleza, es ala

de cien aves inmortales, es abismo magestuoso, es

imponente montaña, es volcán, es en fin todo lo

grande y excelso que no palpan los sentimientosmetalizados y corrompidos de los millonarios.

Guatemala, es jicara de atole, es sombrero depetate, es machete y caite; es güipil y rebozo; es

marimba, es tum-tum y chirimía; Guatemala es

himno de amor, es rubí en la frente del tiempo, es

paraíso zodiacal, es pureza y es maravilla, perosin la corrupción del rico que pudre todo cuantotoca, porque este es puñal de siglos.

Creo en el indio y cuando caigan los mil yugosde sus hombros habrá destino, habrá sendero, ha-brá fulgor, vida y grito eterno de libertad y pro-greso.

Creo en el indio que distruirá el falso razona-miento que conduce al error para alzarse pujanteun día engrandeciendo a Guatemala con sus pies

descalzos y sus manos de maíz. Mi pensamientoestá puesto en él, mi fe también lo está y mis de-seos son ardientes por que algún día viva libre,

altivo, soberano, viril e inteligente, fuerte y dig-

no, evolucionado y admirado por el mundo entero.

Guatemala merece un destino mejor a través desu indio que es oro inagotable, fuente permanente,virtud perdurable, fuerza creadora; es vida surgi-da del surco, es alimento de siglos.

¡Gracias, Guatemala!

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BtUlU d« Gualán" md« Imprimir •! 20

dt magro d« 1977 «n los

TaUorM d« OfÍMt c Im-

prvnU Eroi. 5a. Calle O 38

do U Zona 1, «n Guatoma*!•• Oantro Amérlea.

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defender de los Invasores la pobla-ción de Gualán —entonces Villa—que en crecido número han cruzadola frontera de la hermana Repúbli-ca de Honduras. Es informado asi-mismo que en el propio Gualán exis-te un fuerte grupo que opera comoquinta columna. Al digno militar,que no entiende de traiciones, com-ponendas ni cobardes entregas, no loarredra la magnitud del enemigo ycon solamente treinta elementos detropa derrota al enemigo de dentroy fuera, en brillante como arriesga-da jugada estratégica.

Veamos algunos datos que nos di-cen de la trayectoria del digno mi-litar: Inicia su carrera a los catorceaños de edad ingresando al CuartelGuardia de Honor; llega a Subtenien-te cuando solamente contaba dieci-siete años. Como tal comanda la la.Batería de Tanques; el 20 de Octu-bre de 1944 lo halla en ese puestotomando parte activa en el memo-rable acontecimiento desde su plani-ficación hasta el triunfo. Posterior-mente ingresa a la Escuela Politéc-nica como Caballero Cadete No.1,048, graduándose como Subtenientede Infantería en Noviembre de 1950.

"La Batalla de Gualán" es el pri-mero de sus libros que ve la luz pú-blica; el segundo, que puede decir-se continuación del primero, se en-cuentra en preparación. Ha colabo-rado en periódicos, revistas y radio-periódicos. Laureado en concursosliterarios en la Escuela Politécnicay otros centros militares.

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