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Simplifique su vida complicándola lo justo
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31.07.2011Tino Fernández. Madrid0
Jeff Smisek, CEO de la compañía aérea resultante de la fusión entre Continental y
United Airlines, asegura que para mantener a más de 86.000 empleados enfocados
hacia un mismo objetivo hace falta lo que él denomina el Go Forward Plan. Se trata
de una táctica muy simple, según Smisek, que consiste básicamente en “entender,
seas piloto, técnico o trabajador a pie de pista, que debes fijarte en lo que es
realmente importante”.
Para Sam Davidson, autor de Simplify your life, el Go Forward Plan de Jeff Smisek es lo
que el escritor llama Personal Strategic Plan (plan estratégico personal): “Perdemos
demasiado tiempo en cuestiones que no tienen importancia. Sabemos que no son
fundamentales, y aún así las seguimos atendiendo sin saber muy bien por qué”.
La respuesta de Davidson a una vida más simple (centrada en las cuestiones que
verdaderamente importan) no es caer en el minimalismo, sino hacer más de aquello que
está bien.
Hay quien piensa que una vida simple es seguir los presupuestos y modelos de los
downshifter, que son aquellos que, cansados de una existencia materialista, llegan a la
conclusión de que no merece la pena trabajar semejante número de horas porque lo que
se obtiene a cambio es difícil de disfrutar. Para ellos no hay dinero ni ascensos que
compensen el tiempo no ocupado en otras actividades, así que “abandonan” y simplifican
su vida al máximo.
Los downshifters son partidarios de dejar el trabajo, concentrarse en proyectos menos
estresantes y, eso sí, económicamente menos reconfortantes. Buscan mayor calidad de
vida, pasar más tiempo con la familia, evitar el estrés y huir de la frenética sociedad
conformada por las clases profesionales urbanas.
Sam Davidson no es precisamente un downshifter. De hecho, su filosofía puede calificarse
como más próxima a los happyshifter: frente a la idea milenaria de que el trabajo es una
condena, o algo así como morir un poco de lunes a viernes, los happyshifter emergen en el
panorama sociolaboral como una nueva tribu heredera de Rousseau o Benjamin Franklin,
los primeros que ya hace tiempo –en el siglo XVIII– argumentaron que la vida laboral
podría estar en el centro de cada deseo de felicidad.
Quienes lo defienden y practican han tenido algún momento de duda en el que han
cuestionado su carrera, lo que están haciendo, el modelo de mercado laboral o a su
empresa. Pero en vez de huir, actúan: deciden cambiar su compañía o se van de ella para
crear una propia. El objetivo es ser feliz, actuando y se cambia la queja por el
emprendimiento.
Davidson es un emprendedor en serie, que ha fundado compañías como Cool People
Care o Proof Branding Solutions. Y es asimismo autor de otro libro en esta misma línea: 50
cosas que no necesitas en tu vida. Cuando Davidson habla de simplificar nuestra
existenciaa sugiere vivir siendo más felices, con más pasión, sobre la base de hacer más
sencilla y eficaz la manera en la que invertimos nuestro tiempo. Se trata de ocuparse en
elementos emocionantes y verdaderamente significativos. “Centrarse en ellos nos inspira y
construye nuestra existencia alrededor de lo importante”.
Las empresas necesitan del talento, la creatividad, la adaptabilidad y la innovación de las
personas. Y a la vez, la gente requiere un trabajo que le llene y contribuya a incrementar
su nivel de felicidad. Es hacer lo correcto en el momento acertado. Cuando una persona es
feliz, no sólo se beneficia ella misma, sino que este estado resulta altamente contagioso y
beneficia a la salud de todos. Entramos en estado de fluidez y todo cuesta menos. El
happyshifting contribuye a aumentar el capital social de las naciones. Así, parece existir
una correlación entre los países más felices y su índice de competitividad.
El autor de Simplify your life asegura que “resulta infrecuente encontrarse con gente que
reconoce no estar muy ocupada. Hoy, cuando le preguntas a alguien cómo está, la
respuesta suele ser ‘no tengo tiempo para nada’ o cosas así. El problema no está en que
hagamos muchas cosas, sino en dedicarle demasiado tiempo y esfuerzo a las cuestiones
equivocadas”.
Estresados
En 2004, la mitad de los estadounidenses se declaraban preocupados por el estrés
presente en su vida diaria. Una enfermedad que la revista Time calificó como “la epidemia
de los años 80”.
Hoy, sólo en el mercado estadounidense, más de un tercio de los trabajadores asegura
padecer estrés crónico, de acuerdo con un estudio de la American Psychological
Association. El salario (insuficiente), la falta de oportunidades para avanzar en la propia
carrera o las jornadas extensas y las cargas de trabajo son las causas principales del
estrés.
Demasiado a menudo empezamos a encontrarnos reacciones excesivas o dramáticas a
las transformaciones vertiginosas que vive el mercado laboral. Nicolas Sarkozy, presidente
de Francia, aseguraba recientemente que su país, famoso por las jornadas laborales
reducidas y sus beneficios sociales, debería empezar a medir el progreso no en términos
financieros sino de felicidad y bienestar. “Una gran revolución nos espera”, aseguraba un
Sarkozy preocupado por el caso de los suicidios en France Télécom, como respuesta al
proceso de transformación de la firma.
Conviene que nos preguntemos qué talento y conocimientos tenemos, y cómo son
nuestros sueños. Dentro de nosotros están los recursos para solucionar el 70% de
nuestros problemas. El estrés es la diferencia entre lo que quiero hacer y lo que hago;
entre los objetivos y la acción. Y así, o cambio mis objetivos, o modifico mi acción.