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Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

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Este estudio es el resultado de la investigación realizada desde 1972 hasta 1979, alternando con tareas archivísticas en el Instituto de Investigaciones Históricas, dependiente del Centro de Planificación y Coordinación de la Investigación Científica y Tecnológica (CEPIC) de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. La mayor parte de la documentación inédita consultada se encuentra dispersa en el Archivo de La Paz (UMSA), Archivo Histórico de la Municipalidad de La Paz, Archivo Nacional de Bolivia (Sucre) y Archivo General de la Nación (Buenos Aires, Argentina).

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Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

Roberto Choque Canqui

La Paz - Bolivia2008

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© Roberto Choque Canqui

Publicado por el

Gobierno Municipal de La Paz

Gestión del Dr. Juan Del Granado Cosio

Alcalde Municipal de La Paz

Lic. Jaime Iturri Salmón

Delegado Municipal para el Bicentenario

de la Revolución del 16 de Julio de 1809

Primera edición: julio de 2008

Diseño y diagramación: Pedro C. Plata Jiménez

Corrección de estilo: Jean Claude Eiffel

Depósito Legal: 4-1-150-08 P.O.

I.S.B.N. 978-99954-0-392-8

Producción: Impresiones Gráficas “VIRGO”

c. Murillo Nº 1323 esq. Almirante Grau

Tel. 2370501 La Paz, Bolivia

Impreso en Bolivia

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

PRÓLOGO

Si la Historia es siempre historia presente, según apuntábamos en

la presentación del primer volumen de esta serie, glosando al notable

historiador británico E.H.Carr, no es menos cierto que la Historia son

historias, puesto que las hay tantas, sobre el mismo episodio claro está,

como puntos de vista puedan expresarse, partiendo en todos los casos de

una visión general de las cosas a la cual adecuamos nuestra lectura de los

hechos pretéritos.

Está por lo demás la Historia oficial, inevitablemente escrita por los

vencedores, y están las otras historias, más o menos clandestinas, donde

los vencidos guardan su propia memoria de los hechos, alimentando la

ilusión del desquite, tan humana como cualquier otra.

Las referidas generales de ley caben también por supuesto para los

eventos del 16 de julio de 1809. Y en esta colección dedicada al Bicentenario

de aquellos eventos queremos dar oportunidad a la mayor diversidad de

interpretaciones que nos sea posible acoger, sabiendo de antemano que aun

así no las abarcaremos todas.

Esta apertura es por añadidura consecuente con la tarea que nos

impusimos en el año 2000 al comenzar nuestra primera gestión al frente del

Gobierno Municipal de La Paz, modificando la tradicional denominación

de la Oficialía Mayor de Cultura, con el añadido de una s, cambio que lejos

de constituir un gesto cosmético entrañaba el necesario reconocimiento de

la pluralidad de culturas activas en el común espacio geográfico que nos

tocó gobernar.

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6

Aquella decisión expresaba asimismo la voluntad de poner los

instrumentos y medios de la gestión al servicio del diálogo intercultural,

anticipando lo que luego ocurriría en el escenario político nacional con

la emergencia de nuevos liderazgos construidos como fruto de una larga

acumulación histórica fecundada por el reclamo de la inclusión.

Nos adelantamos de igual manera a los hechos al establecer la

obligatoriedad del bilingüismo en todos aquellos espacios de la gestión

donde el contacto fluido entre los servidores públicos y la comunidad no

podía seguir estando bloqueado por las barreras de carácter lingüístico,

cultural en última instancia.

Estamos persuadidos por otra parte que las opiniones críticas, lejos

de menoscabar el significado y la trascendencia de la gesta julia más bien

la enriquecen y permiten devolverle plena vigencia al instalarla en la vida

cotidiana hoy y aquí como un referente pleno de lecciones útiles para

conocer mejor el pasado y así ahondar en el proyecto compartido de un

futuro común.

La visión aymara acerca del 16 de julio de 1809 no es en este sentido

“otra” mirada, es parte de una misma, que tiene la obligación de abrirse

a todos los matices y líneas de interpretación en una tarea de reflexión

colectiva ineludible para mantener vivo el fuego de la libertad encendido

entonces.

PEDRO SUSZ K.

DIRECTOR DE GOBERNABILIDAD

GOBIERNO MUNICIPAL DE LA PAZ

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

PRESENTACIÓN

La obra del destacado historiador aymará Roberto Choque Canqui,

Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio de

1809 en La Paz, originalmente una investigación realizada durante siete

años para cumplir los requisitos de Tesis de Licenciatura en la Carrera de

Historia de la Universidad Mayor de San Andrés, constituye un trabajo

crítico y tesonero, que permaneció inédito durante casi tres décadas. Ahora,

en esfuerzo coordinado y gracias a la disposición generosa que siempre

ha caracterizado a su autor, se publica como parte de una colección de

volúmenes con la cual el Municipio Paceño contribuye a conmemorar

el Bicentenario de las búsquedas de construcción de gobierno propio

y democrático, acuerdos consensuados y transformaciones sociales,

mediante las cuales una generación visionaria no libre de vacilaciones y

contradicciones, respondió a la profunda crisis de la dominación colonial.

El estudio realizado por Choque Canqui tiene carácter altamente

cuestionador y polémico, a la vez que riguroso y documentado. Está

basado en dedicada labor en el Archivo de La Paz, Archivo Histórico de

la Municipalidad, Archivo Nacional de Bolivia (Sucre) y Archivo General

de la Nación (Buenos Aires). La minuciosa revisión de centenares de

expedientes judiciales, registros económicos y transaccionales y procesos

de carácter político, es para elogiar. Resulta en complejo entramado que se

asemeja a tejido, en el cual múltiples elementos se combinan ofreciendo

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Antecedentes de

los Revolucionarios

imágenes generales, sin que se pierda lo específico o individual. Así es

que el autor se aproxima al perfil cuanto cotidianidad de la elite criolla

y mestiza y allegados que encabezaron el movimiento revolucionario

paceño de la primera década del siglo XIX. Lamenta que por carencia

de fuentes, no pudiera reconstruir de igual manera, con abundancia de

detalle, rasgos y circunstancias de las mayorías mestizas y originarias que

participaron de diversas maneras en las acciones. Además, en dinámica

interacción pasado-presente, constante es su llamada de atención que está

por debajo de la trama reconstruida, la cual se refiere a que la investigación

histórica al igual que los propios revolucionarios de 1809, no han tomado

debidamente en cuenta los proyectos originarios.

Un ya lejano 1979, en época de recuperación de la democracia y la

autonomía universitaria, aunque también de amenazas golpistas y toma de

poder que presagió lo que sucedería el siguiente año, forma el intrincado

marco en que Choque Canqui terminó y defendió su trabajo de Licenciatura

en San Andrés. Nuevas generaciones de historiadores/as, guiadas por

comprometidos/as docentes, comenzaban a hacer contribuciones,

revisiones y propuestas alternativas, dando nuevos o renovados sentidos

al estudio del pasado. Unos años antes, Alberto Crespo Rodas, René Arze

Aguirre, Florencia Ballivián de Romero y Mary Money, habían publicado

un volumen sobre la vida cotidiana en Chukiyawu Marka/La Paz durante

la lucha por la Independencia. También el segundo de los historiadores del

equipo mencionado, presentó su Tesis viendo los esfuerzos independentistas

desde abajo y destacando la “participación popular”. Era tiempo en

que se trataba de salir de una prolongada dictadura militar que hizo sus

manejos de un conocimiento histórico autoritario, académico y heroico

Presentación

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

como parte de la celebración del “Sesquicentenario de la República”. La

Carrera de Historia respondió crítica e inteligentemente. No sólo trabajó en

contribuciones que tuvieran más respaldo documental y profesionalismo,

cual muestra el tratamiento de temática tan tradicional pero también de

tantas posibilidades como la Independencia, sino en historias que fueran

más democráticas y contribuyeran a la democratización del país en proceso.

Choque Canqui ha sido parte de ese empeño. Además, por su identidad,

perteneciente a una notable generación de intelectuales e investigadores/

as aymaras, le ha preocupado de manera complementaria, una política y

educación “propias”, lo cual se ve en la Tesis que se publica. La instancia

de defensa no estuvo libre de polémica. Sin embargo, el autor la asumió

con el coraje y diplomacia que lo caracterizan. Solventemente respondió a

observaciones e interrogantes. Además, llevando adelante otros proyectos

de investigación sobre la época colonial y sobre el siglo XX, les dio aún más

fuerza y sentido, en lo que serían contribuciones a una historia aymara.

Así es que se empezaba a manifestar con fuerza, un historiador

originario de la provincia Pakajaqi. En un septenio, ya en épocas democráticas

y de afanes de recuperación económica así como de alternativas políticas,

saldría su libro sobre la sublevación de Jesús de Machaqa de 1921 y sus

repercusiones. Poco después, publicaría una compilación de sus trabajos

referidos a familias cacicales en la economía y sociedad de la colonia.

Seguiría con labor prolífica, y en co-autoría con Esteban Ticona y Xavier

Albó, prepararía una colección de volúmenes que contienen visión de largo

alcance de la Marka rebelde machaquiña. Recientemente, ha presentado

un estudio centrado en las luchas políticas aymaras de las últimas décadas

del siglo XIX y la primera mitad del XX y, conjuntamente con Cristina

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Antecedentes de

los Revolucionarios

Quisbert, un libro acerca de la educación originaria en el veinte. Se puede

decir, que la Tesis de 1979 y el diálogo que suscitó, fueron acicate e impulso

para el autor y nuevas generaciones, que han visto en él un referente tanto

en investigación como proyecto de vida.

Situación social y económica de los revolucionarios de 1809 en

La Paz, de Roberto Choque Canqui, es obra generadora. El contenido,

comprende tres partes. Se concentra en el accionar político de los que se

convertirían en revolucionarios, desde 1781 hasta 1809; además, presenta

un panorama de su ubicación, lazos y papel social; culmina con cuadro de

su actividad económica y propiedades.

La apertura detalla la participación política de la elite criolla y mestiza

a partir de la rebelión de Amarus y Kataris, enfocando varios momentos de

fines del siglo XVIII e inicios del XIX, hasta el movimiento revolucionario.

Analiza el papel de defensores del orden establecido y represores en

1781, que ya fuera conocido en la década de 1950 mediante documentos

transcritos y editados en aquella época. Considera, que se trató de decisión

para proteger familias y propiedades, aunque también concluye que fue

factor de derrota del mando qichwa y aymara rebelde. Ante situación de

arbitrariedades y discriminación sufridas, presenta un viraje político de

los que serían revolucionarios y su lucha contra autoridades peninsulares

arrogantes, a mediados de la década de 1790. Se acerca a la intervención

en una frustrada subversión vinculada al Qusqu en 1805, que ya expresara

el malestar y grado de la crisis. Explica cómo los afanes por parte de

algunas autoridades, de entrega a la princesa Carlota Joaquina ligada a la

corona portuguesa, en época de invasión francesa a la península y captura

del rey español, fueron los que llevaron al estallido. Muestra cómo los

PresentaciónPresentación

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

revolucionarios manejaron en diversos grados el argumento de defensa

del monarca prisionero, pero también, con base en escritos subversivos,

que buscaban construir un nuevo gobierno que tuviera un carácter paceño,

chuquisaqueño y americano, el cual sigue dando que pensar, dadas las

circunstancias de 1809.

Un segundo bloque reconstruye la configuración social en la cual

se encontraba inmersa la plana mayor, si cabe el término, revolucionaria.

Muestra sus orígenes criollos, en algunos casos españoles, y mestizos entre

los cuales están raíces cacicales que no se debe perder de vista. Ofrece

asimismo, un panorama de lugares de nacimiento, resaltando la ciudad

de Chukiyawu Marka/La Paz y partidos de la provincia, especialmente

los Yunqa. No deja de lado procedencia de Chuquisaca, Cochabamba,

Oruro, regiones del Perú, Río de la Plata y Chile. Rastrea cuidadosamente

antecedentes familiares, matrimonios, alianzas, redes sociales. Siendo el

autor historiador de la educación, otorga particular atención a los estudios

de colegio, seminario y universidad, en La Paz, San Francisco Xavier,

Córdoba, Qusqu, Arequipa y Lima. Sigue los cargos políticos y militares

en la ciudad y partidos que desempeñaron los revolucionarios, aparte de

actividad productiva y comercial. Se detiene en el proceso contra Pedro

Domingo Murillo, quien ejercía como abogado sin tener culminados

estudios aunque contaba con matrícula de la Audiencia. Resalta la

consiguiente prohibición de dicho desempeño, que había resultado exitoso

y fuente de prestigio. Además, da importancia a la actividad en partidos

como el Pakajaqi o el de Umasuyu, que habría permitido vínculos con

autoridades y población originarias, y sensibilidades que explicarían

decisiones y acciones posteriores como en el caso de Juan Manuel de

Cáceres y Pedro Cossío.

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Antecedentes de

los Revolucionarios

Cuadro de los recursos paceños y circunstancias económicas de

los revolucionarios, es el tercer bloque. Resalta la dinámica y diversidad

productiva y comercial, en los rubros agrícola, ganadero y minero. Enumera

y avalúa propiedades de diversas dimensiones, desde haciendas hasta

chacarillas, en tierras yunqiñas, zonas de valle, el altiplano y alrededores

de la ciudad. El comercio de la coca aparece como central en la actividad

empresaria de los paceños insurrectos. La minería aurífera, a su vez,

habría sido una fuente de garantía y seguridad. También el estudio incluye

relación de viviendas y locales comerciales en Chukiyawu Marka/La Paz y

poblaciones como Kuripata. De igual manera, brinda un esbozo del acceso

a mano de obra esclava. Al igual que en la anterior sección, explica cómo

Murillo no pudo disponer de su herencia paterna en el altiplano y valle, lo

cual lo llevará a dedicarse a labor minera en Chikani.

El autor deja temas a trabajar. Algunos los ha retomado en trabajos

después de 1979. Otros quedan a las nuevas generaciones de investigadores/

as. Ahí el carácter generoso y didáctico de la obra de Choque Canqui. Está

entre otra temática, la explicación de la crisis político-social y miserias

humanas de la post-rebelión de 1782-83 en adelante. También la presión

que ejerce una península embarcada en prolongadas guerras europeas en

la transición del siglo XVIII al XIX, agudizada por la sequía, hambruna y

epidemia de 1804. Merecen más tratamiento, los aprendizajes, sensibilidad,

solidaridades y afanes de acercamiento y alianza que se dieron en épocas

críticas como las señaladas. Las elites no fueron poder monolítico ni

inmutable; también hubieron sufrimientos y nuevas actitudes. Deudas y

presiones, humillaciones y persecución también afectaron a las familias

que adoptaron papeles revolucionarios no siempre con toda coherencia ni

PresentaciónPresentación

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

permanentemente. Líneas familiares cacicales tuvieron su participación en

busca de un gobierno propio que conformarían o en su contra; hay que

seguir investigando el porqué. Propuestas de inclusión/participación y

cambios como los que planteó Manuel Victorio García Lanza en los Yunqa,

que comprendían eliminación de los servicios, educación e igualdad fueron

base de alianzas y acciones conjuntas. Ya esto fue tocado en estudios con

énfasis en lo local como los de Humberto Fossati Rocha, de la década

de 1940, respecto a la lucha en ámbitos yunqiños Los revolucionarios

eran propietarios, es cierto; pero, cual muestra la propia investigación de

Choque Canqui, no invulnerables ni vivían en aislamiento. Al estar en

contacto con la población originaria y también atravesar por injusticias y

humillaciones, seguramente buscaban algo mejor.

El movimiento revolucionario de 1809, es trama humana que Roberto

Choque Canqui ha retratado e interpretado con profundidad y dinámica.

Incluso, hay secciones en las cuales aparece el manejo del estilo y sutil

ironía. Abundante información proveniente en su mayoría de fuentes

documentales, es presentada con ritmo, como la espiral de aquellos tiempos

en los que las ansiosas expectativas se entremezclaban con temores y dudas.

Reconstrucción polémica y con una opinión marcada, sin embargo, supera

la trivialización y llega a las complejas dimensiones de las decisiones

y vacilaciones de un momento pasado de definición y transición. Es de

algún modo expresión de los aportes de la Carrera de Historia y Archivo

de La Paz, ámbitos en los cuales el autor ha sido estudiante, investigador,

docente y director. Sobre todo, al tener todo trabajo sentido autobiográfico,

da a conocer una historia y proyecto de vida. Acertada y pertinente su

publicación como homenaje al carácter humano de los revolucionarios y

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sus familias que hace dos siglos se atrevieron, no libres de contradicciones,

a pensar en gobierno, participación, proyectos con carácter propio. Es una

investigación en la cual se marca una posición desde el inicio, pero en

la cual también se va más allá de una narrativa dominante y se invita a

que cada persona se convierta en historiador/a y saque sus conclusiones

respecto a un tema tradicionalmente tratado que es más que local o

regional, y al hacer pensar en el presente, con todas sus ambigüedades y

paradojas, todavía sugiere, de una u otra manera, posibilidades en cuanto a

democracia, acuerdos, identidades, diversidad y complementariedades.

RAúL CALDERóN JEMIO

DIRECTOR

CARRERA DE HISTORIA

UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS

Presentación

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

INTRODUCCIÓN

Este estudio es el resultado de la investigación realizada desde

1972 hasta 1979, alternando con tareas archivísticas en el Instituto de

Investigaciones Históricas, dependiente del Centro de Planificación y

Coordinación de la Investigación Científica y Tecnológica (CEPIC) de

la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. La mayor parte de la

documentación inédita consultada se encuentra dispersa en el Archivo

de La Paz (UMSA), Archivo Histórico de la Municipalidad de La Paz,

Archivo Nacional de Bolivia (Sucre) y Archivo General de la Nación

(Buenos Aires, Argentina).

La revolución del 16 de julio de 1809 en La Paz fue uno de los

acontecimientos transcendentales que generó el movimiento independentista

criollo en el Alto Perú contra la dominación de la Corona española.

Durante la revolución y después de ella, las autoridades reales, con el

propósito de establecer las causas que motivaron su estallido, con el fin de

descabezarla castigando a los promotores y a los demás comprometidos

en ella, acumularon una cantidad apreciable de documentación entre

expedientes judiciales, informaciones y correspondencia. Fuera de ello

los revolucionarios produjeron otra serie de documentos como proclamas,

correspondencia e instrucciones. La mayor parte de esa documentación

ha sido estudiada y publicada por prestigiosos historiadores como Manuel

Carrasco, Rosendo Gutiérrez, Manuel María Pinto, Humberto Vázquez

Machicado, Valentín Abecia, Arturo Costa de la Torre y otros. Pero la

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Antecedentes de

los Revolucionarios

situación social y económica de los protagonistas de la mencionada

revolución paceña no estaba estudiada por algún historiador. Indagar sobre

la problemática socioeconómica de los actores del 16 de julio de 1809 es

la mejor manera para conocer sus diferencias sociales y económicas por

estar involucrados en sus intereses familiares o particulares dentro de la

sociedad colonial paceña. Los aspectos económicos estaban relacionados

a la tenencia de haciendas en Yungas y en los valles, y por lo tanto a la

producción agrícola consistente en la hoja de coca y la producción de uvas

con vista a su comercialización.

Por otra parte, es muy difícil conocer todos los antecedentes de los

revolucionarios de extracción popular (como los soldados, artesanos, etc.)

por existir poca información, accesible sólo en casos excepcionales por

asuntos judiciales y policiales. Esto nos indica que esa mayoría no tenía

posesiones de valor ni tuvo participación en los cargos públicos, sino que

se desenvolvían al margen de los intereses del grupo pudiente involucrado

en la administración pública, en el ejercicio profesional, comercial y en

otros negocios de sus haciendas.

Los datos encontrados acerca de la tenencia de tierras o fincas, casas,

esclavos, etc. en la mayoría de los casos están consignados en la serie

documental del Registro de Escrituras o en algunos expedientes sobre

pleitos y visitas. Fuera de éstos, es difícil encontrar alguna documentación

que nos proporcione una información completa y detallada, por ejemplo

acerca de las cuentas sobre el empleo de la mano de obra, el precio y la

cantidad de producción de las haciendas o estancias pertenecientes a los

hacendados, renta sobre la vivienda, etc, salvo en los casos de pleitos por

motivos relacionados al pago de impuestos u otros asuntos. En suma, con

este trabajo pretendemos aproximarnos a la realidad social y económica de

Introducción

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

los revolucionarios en el momento de convulsionar la ciudad de La Paz el

16 de julio de 1809.

Para la presente publicación, después de 28 años, el autor se ha visto

obligado a revisar algunos aspectos de detalle y añadir algunos datos para

poder tener una comprensión del tema tratado. Se ha visto por conveniente

incluir algunos anexos de documentos de importancia histórica.

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Antecedentes

de los

Revolucionarios

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

ANTECEDENTES

DE LOS

REVOLUCIONARIOS

1.1 La participación de algunos revolucionarios de 1809 en la represión indígena de 1781 y 1782.

El gobierno colonial en los Andes, a fines del siglo XVIII, atravesaba

su última etapa histórica. Las causas de fondo fueron dos: por una parte, la

crisis económica, por agotamiento de las vetas de plata y la reducción de

los tributos que resultaba insostenible y, por otra, la escasez de mano de

obra indígena por su baja demográfica, especialmente como consecuencia

de la explotación en las minas de Potosí.

Mientras el poder económico y político de los criollos se mostraba

bastante fuerte, compitiendo con los intereses de la Corona, la explotación

desmedida de los indios tributarios era una realidad social, aunque la

Corona española trató de limitar la opresión indígena a través de sus

reiteradas cédulas, pero no se lograba contener los continuos abusos de los

corregidores, subdelegados, curas, hacendados, obrajeros y caciques en las

comunidades.

El servicio de la mita en las minas y los obrajes había ocasionado

una parte de migración del mitayo hacia los lugares donde podía declararse

libre de ese servicio. Al fin de cuentas la población indígena sometida a

los mecanismos de explotación colonial, se veía afectada en su estado

Page 23: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

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Antecedentes de

los Revolucionarios

físico y social empujándola a su pobreza1, especialmente en las provincias

altiplánicas. Esto “para los indios” significó la pérdida de su sensibilidad

humana y su personalidad mellada por el opresor, convirtiéndose en

verdaderos “miserables parias”2. Como consecuencia de esa situación, la

reacción indígena desembocó en “innumerables alzamientos parciales” en

diferentes lugares y años3. Hasta que por fin se produjo en los virreinatos

del Perú y Río de La Plata la llamada “Sublevación General de Indígenas

de 1780 y 1781”. Esta insurgencia, como es conocida, fue encabezada por

los caudillos indios Tomás Katari (en Chayanta, Potosí), Tupak Amaru y

Tupak Katari (en los distritos del Cuzco y La Paz). Este último conmovió

“hondamente la sociedad colonial de La Paz”4.

Por otro lado, como coadyuvantes a los movimientos revolucionarios

contra el régimen colonial, aproximadamente a mediados del siglo XVIII,

empezaron a aparecer los llamados “pasquines redactados en un lenguaje

accesible”, como medio de expresión hábil de las ideas contrarias a la

situación reinante, y a través de estos escritos –dijo Lewin– se “manifestaba

abiertamente el odio del nativo de América contra el explotador foráneo…

y proclamaba franca u ocultamente su propósito de libertad”5. En la ciudad

de La Paz, uno de los pasquines más antiguos vio la luz pública en enero

de 1780, “con un texto corto como ultimátum” dirigido al administrador de

la Aduana; otro se difundió el 4 de marzo del mismo año contra el poderío

virreinal del Perú6. La característica de éstos fueron las expresiones de

carácter satírico contra el gobierno o el régimen colonial imperante.

1 Roberto Choque Canqui. “Los mitayos de Pacajes y los azogueros de Potosí”. En: Retornos. Revista de Historia y Ciencias Sociales Nº 5. La Paz, La Pesada Ediciones, 2005, p. 23.

2 Manuel Rigoberto Paredes. Túpac Catari. La Paz, Ediciones ISLA, 1973, p. 26.3 Gabriel René Moreno. La Audiencia de Charcas. La Paz, Ministerio de Educación y Cultura, 1970a, p. 50.4 Paredes 1973, p. 84 y ss.5 Boleslao Lewin. La rebelión de Túpac Amaru y los orígenes de la independencia de Hispanoamérica.

Buenos Aires, Sociedad Editora Latino Americana, 1967, p. 143.6 Carlos Montenegro. Nacionalismo y Coloniaje. La Paz, Alcaldía Municipal, 1953, pp. 3 y 4.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

En esas circunstancias la ciudad de La Paz, ya en el mes de marzo

de 1780, fue convulsionada con la sorpresiva sublevación de los indios

Eugenio Quispe y José Chino, quienes sorprendieron a las autoridades

reales al vuelo de las campanas con sus manifestaciones revolucionarias,

obligándoles a refugiarse en la casa del obispo. Pero la situación se tornó

mucho más grave cuando llegaron cantidad de contingentes indígenas a la

ciudad. En vista de esta situación, se convocó a un cabildo abierto en el

que se “convino en suspender los impuestos que eran la causa inmediata

del motín”7. Sin embargo, los insurgentes persistían en sus acciones

subversivas y la sublevación no fue controlada totalmente, a pesar del

dicho acuerdo de transacción, puesto que en el mes de septiembre del

mismo año el campamento de Quenco [Q’inq’u], ubicado en las alturas de

Achocalla, fue asaltado por los rebeldes y sus ocupantes fueron derrotados

irremediablemente8.

El desarrollo de la sublevación indígena de 1780-1781 es sumamente

vasto y complejo; necesita un estudio aparte y más detenido; por ahora se

abordarán los hechos relacionados con los revolucionarios que participaron

en la defensa real y represión de los indígenas en rebelión.

Algunos próceres de la revolución del 16 de julio de 1809 que

intervinieron en la defensa de la causa real contra la mencionada sublevación

indígena, más tarde protagonizaron una nueva lucha violenta contra las

autoridades realistas en la ciudad de La Paz. En 1781 la organización

defensiva de los criollo-españoles contra la asonada indígena, tanto en la

ciudad de La Paz como en las provincias, fue espontánea con el fin de

resguardar los intereses de la Corona española y de ellos mismos. Caso 7 José Fellman Velarde. Historia de Bolivia. Tomo I, La Paz-Cochabamba, Editorial “Los Amigos del Libro”,

1968, p. 222. 8 ELP. EC. 1780 (2 fs.): Denuncia de Luis Maidana, cacique del pueblo de Achocalla, sobre el asalto del

campamento de Quenco por los rebeldes.

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Antecedentes de

los Revolucionarios

contrario, correrían el riesgo de ser aplastados por esa temible insurrección

de los indios encabezados por Tupak Katari con el cerco a la ciudad de La

Paz y los Amaru por el lado de Sorata.

En la provincia de Yungas, “con motivo del levantamiento del

cacique de Tungasuca, Jose Gabriel Tupa Amaro”, el corregidor José de

Albizure para la mejor defensa de la población criolla-española de Irupana

nombró comandante de las Milicias a José Ramón de Loayza, “vecino de

la ciudad de La Paz y hacendado en el pueblo de Irupana”, en reemplazo

de Pedro de Flores Larrea. Dicho nombramiento se realizó el 17 de marzo

de 1781 (en el pueblo de Chulumani) con aclamación de vecinos y mujeres

de aquel pueblo9.

José Ramón de Loayza, antes de ser nombrado Comandante, realizó

importantes preparativos para la defensa de la población de Irupana. El 8 de

marzo, luego de haber intentado una retirada hacia Caracato [Q’uraqhatu],

se vio obligado a volver a Irupana, echado por “los indios sediciosos que

venían” por el camino que baja a los Yungas “después de haber destrozado

los pueblos de Caracato y Sapahaqui”10. El día siguiente (9 de marzo), los

habitantes de Irupana fueron puestos en estado de sobresalto y confusión

con la “vocería” (grito de alarma) de uno de ellos, Francisco Carrasco,

diciendo que los enemigos estaban próximos a la población “ejecutando

varias muertes”. Para conjurar este peligro, Loayza puso inmediatamente

a la gente “sobre las armas” con el fin de repeler el supuesto ataque de los

indios sublevados. Pero no hubo enfrentamiento alguno con los rebeldes,

sino que se logró tranquilizar a los moradores del citado pueblo en aquel

9 AGN (Buenos Aires). División Colonia. Sección Gobierno. Intendencia de La Paz. Leg. 8, 1800-1805 (5-6-3). Expediente testimonio de José Ramón de Loayza sobre su actuación durante la sublevación indígena de 1781 y 1782. La Paz, 16 de diciembre de 1801.

10 AGN (Buenos Aires). Ibid.

Page 26: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

25

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

día con castigo de algunos indios sindicados de espías. Después de este

incidente, Loayza, para una mejor defensa de la población, organizó su

ejército en base a sus 400 soldados y con el reclutamiento de más gente

logró juntar alrededor de 600 hombres combatientes. Pero éstos, aunque

provistos de armas (lanzas y hachas, bocas de fuego con sus respectivas

municiones), no estaban aprovisionados suficientemente como para

defenderse de los ataques de los insurgentes que se hacían cada vez más

peligrosos. Según las declaraciones de los testigos, José Ramón de Loayza,

como Comandante militar en Irupana, no recibía ningún sueldo “ni otros

intereses algunos por sus servicios”, sino más bien él subvencionaba la

defensa con algún ganado de sus haciendas para la manutención de sus

soldados.

En vista de esta realidad, y al “hallarse imposibilitada aquella

provincia con la próxima falta de víveres”, Loayza determinó la retirada

de la gente a la villa de Cochabamba. Esta retirada en su primera fase se

cumplió casi sin dificultad hacia los límites con la provincia de Cochabamba.

El 6 de abril Loayza, “caminando a la vanguardia con un pequeño cuerpo

de soldados, llegó al pueblo de Caxuata” a las dos de la tarde. Allí recibió

el aviso de que en el próximo pueblo, Suri, “habían entrado más de mil

quinientos indios matando a algunos de sus habitantes, y que se acercaron

con intrepidez hacia la gente que iba de la provincia”. Ante esta noticia, el

comandante Loayza inmediatamente acudió desde Caxuata, al alcance de

los enemigos, con sólo 14 hombres, y en la hacienda de Toxra “resistió un

fuerte combate”; pero, con el refuerzo oportuno de otra parte de sus hombres,

logró derrotar a los rebeldes poniéndoles en precipitada fuga11. A pesar de

este incidente de poca magnitud, los afligidos moradores de Irupana, con

“las fuerzas de los demás pueblos” de los Yungas reunidos hasta “más de

11 AGN (Buenos Aires) Ibid.

Page 27: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

26

Antecedentes de

los Revolucionarios

cinco mil almas entre hombres y mujeres y niños, los curas doctrineros,

vecinos y demás españoles y mestizos”, bajo el mando de Loayza lograron

llegar a la mencionada villa sin mayor novedad, “poniéndose en salvo

sus personas y bienes”12. En esta empresa se encontraba Pedro Domingo

Murillo (o Pedro Murillo) que fue, en el pueblo de Irupana, capitán de la

primera compañía de fusileros y colaborador inmediato de Loayza en la

retirada “a la villa de Cochabamba”13.

Luego de la victoria de las tropas del Comandante General de la

Audiencia de Charcas, José de Reseguín, sobre las huestes de Túpak

Katari, definitivamente socorrida la ciudad de La Paz del asedio que duró

unos 173 días, con las fuerzas rebeldes replegadas en Peñas, el comandante

José Ramón de Loayza, desde Cochabamba, anunció a Reseguín, su deseo

de salir de aquella ciudad como voluntario en la próxima expedición a la

ciudad de La Paz con la intención de castigar a los rebeldes. Su pedido fue

aceptado y Loayza se trasladó de la villa de Cochabamba a las proximidades

de Peñas, en calidad de voluntario “en el ejército del rey”, para ponerse

inmediatamente a las órdenes de Reseguín.El 28 de octubre de 1781, Reseguín recibía en su campamento del

Ingenio, en el Alto de La Paz, al embajador de Bastidas, Manuel Villca Apaza, en compañía de Jacinto Zúñiga, cura del pueblo de Santiago (Chukiyawu), quienes portaban cartas para el mencionado comandante: una de Diego Cristóbal Túpak Amaru, una de Miguel Bastidas y otra de Túpak Katari. Como esas cartas traían una copia del indulto general librado por el virrey Jáuregui en Lima el 12 de septiembre, en el que concedía el perdón a Diego Cristóbal Túpak Amaru y a los demás promotores del levantamiento en la

12 AGN (Buenos Aires) Ibid.13 Carlos Ponce Sanginés y Raúl Alfonso García. Documentos para la Historia de la Revolución de 1809. Vol.

I. La Paz, Biblioteca Paceña, Alcaldía Municipal, 1953, pp. CII-CIV.

Page 28: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

27

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

provincias “de su distrito” en aplicación a ese libramiento los mencionados caudillos solicitaron también la paz a Reseguín. Asimismo le hicieron notar la existencia de la exención de “la contribución de los Reales Tributos” a los indios por el lapso de un año. Reseguín, luego de haber despachado a sus visitantes, ese mismo día comisionó al presbítero Bernardo Manchego y a José Ramón de Loayza, “como peritos en ambos idiomas”, para que pasara “al santuario de Nuestra Señora de las Peñas” a tratar las paces con los caudillos del movimiento indígena, Miguel Bastidas (Túpak Amaru), Julián Apaza (Túpak Katari) y los demás mandones indios; esto lo hizo con el objeto de persuadir a los rebeldes puesto que “no se podía estipular ni concertar por meras cartas sino hablando cara a cara y persona a persona”14.

El día 29 del mismo mes y año, Bastidas escribe a Reseguín

manifestando que, hasta que llegue la respuesta del Comandante para su

tío Diego Cristóbal Túpak Amaru, el licenciado Bernardo Manchego y José

Ramón de Loayza se quedaban en su compañía, a fin de que “determinen

como embajadores” de Reseguín “y se dirijan las cosas con mejor acuerdo

para comunicar” las novedades “con prontitud”15. El día 30, Reseguín le

contesta sobre las paces y le invita diciendo que venga “a su campo a tratar

y conferir la dicha paz en compañía de mis enviados doctor don Bernardo

Manchego y don José Ramón de Loayza, a quienes despaché para que me

pusieren a V.M. de mis buenos deseos y del santo paternal amor con que

me manda el soberano para que ejercite en los naturales más la piedad que

la justicia”16.Ese mismo día, a las 7 de la mañana llegaron al campamento del

Alto de La Paz dos indios con cartas de Bastidas “y de los enviados”:

14 AGI. Charcas 595. Diario de E. de Loza. Referencia proporcionada por María Eugenia de Siles.15 AGI. Buenos Aires 319. Referencia proporcionada por María Eugenia de Siles.16 AGI. Buenos Aires 319.

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28

Antecedentes de

los Revolucionarios

el licenciado Bernardo Manchego y José Ramón de Loayza, quienes manifestaron a Reseguín que Túpak Katari había desaparecido del Campo de las Peñas y que Miguel Bastidas no podía deliberar sobre la propuesta hecha por no haber respondido el Comandante a la carta que le había enviado Diego Cristóbal Túpak Amaru17.

Entretanto, José Ramón de Loayza y Bernardo Manchego, en cumplimiento de la misión encomendada por Reseguín, ambos al pasar al campo enemigo habían logrado “tratar las paces propuestas” con los mencionados jefes rebeldes. El 31 de octubre, las fuerzas de Reseguín trasladan su campamento y se dirigen a Patamanta a tres leguas del Alto de La Paz. Al llegar allí “encontró el Comandante al licenciado D. Bernardo Manchego y a D. José Ramón de Loayza que venían acompañados de dos indios de los rebeldes medio ladinos, y estaban de vuelta del santuario de las Peñas de haber hablado y comunicado con Miguel Bastidas Túpac Amaru, y aseguraron que estaban constante él y todos sus indios en pedir el perdón”18. Además decían que volvían al “campo de Patamanta con carta de Miguel Bastidas” en que se ratificaba las paces.

Al día siguiente, primero de noviembre,

“…volvieron a partir los dichos emisarios para el campo enemigo

con carta de su señoría, y el tres, a más de dos de la tarde, regresaron los

susodichos en compañía de dicho Bastidas, seis cholos que se titularon

coroneles, sus plumarios, que se nombraron, y miles de indios, y hasta

por la noche quedaron las pases asentadas mediante las cuales pasó el

ejército al Santuario sin el menor embarazo”19.

Recordemos que el campamento de los criollo-españoles estaba instalado en Patamanta (a 3 leguas del Alto de La Paz) y el de las fuerzas

17 AGI. Charcas 595.18 AGI. Charcas 595.19 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz. Leg. 8, 1800-1805 (5-6-3).

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29

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

rebeldes en la localidad de Peñas, distante a pocos kilómetros de Patamanta. Una vez realizadas las paces, con mucha habilidad y sigilo, las fuerzas reales inmediatamente pasaron a ocupar el santuario de las Peñas. Y, luego de esto, José Ramón de Loayza no encontró el menor obstáculo para aprisionar a Miguel Bastidas y sus coroneles entregándoles a las manos de las autoridades reales20. En esta forma se logró el descabezamiento de la rebelión indígena mediante la detención de sus principales jefes que estaban con el resto de las fuerzas indígenas en Peñas luego de participar en los dos cercos referidos.

De esta manera, José Ramón de Loayza, en cumplimiento de la

misión encomendada por José Reseguín, ejecutó su labor, en compañía del

licenciado Bernardo Manchego, en las citadas paces de paz con los jefes de

la rebelión indígena contra la población colonial de La Paz.

Además de Loayza, se tiene a dos personajes de la revolución del

16 de julio de 1809 que aseguraron su participación en la captura de

Túpak Katari y sus cómplices. Uno de ellos fue el licenciado Romualdo

Gemio (presbítero). Durante la rebelión de Túpak Katari actuó en calidad

de sargento en una de las compañías del comandante José de Reseguín

bajo el mando del capitán Martín García Lanza y también participó en el

traslado de la población de Yungas a Cochabamba. Después de su retorno

de Cochabamba a La Paz, le tocó tomar parte en la captura de “Julián

Apaza, alias Catari, y lo entregó para su castigo”21. El otro revolucionario

aludido, Pedro Domingo Murillo, posteriormente afirmó haber sido uno de

20 AGN (Buenos Aires) Intendencia de La Paz, Leg. 8, 1800-1805 (5-63) ALP. EC. 1781 (85 folios). Declaraciones de los coroneles de Miguel Bastidas. CF. Alberto Crespo R. “Coroneles de Túpac Catari”, La Paz, UMSA, 1972.

21 ALP. EC. 1796, s/f. Lic. Romualdo Gemio, clérigo presbítero de diócesis, pide que mediante un sumario ALP. EC. 1796, s/f. Lic. Romualdo Gemio, clérigo presbítero de diócesis, pide que mediante un sumario informativo reconozca sus méritos de “haber contraído en la pasada general irrupción de los naturales insurgentes”. La Paz, 30 de enero de 1796.

Page 31: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

30

Antecedentes de

los Revolucionarios

los “comisionados para el prendimiento de los Quistes y demás coroneles

y estar al reparto de las guardias en la prisión de Catari, otras –dijo– que

se fiaron a mi cuidado conociendo mi amor al servicio y el esmero con que

propendí a llenar mis obligaciones según todo consta por los documentos

presentados”22.

Sin embargo, la captura de Túpak Katari fue lograda con la traición de

Tomás Inca Lipe, puesto que éste con el destacamento de Ibáñez participó

en la celada al caudillo en la noche entre el 9 y el 10 de noviembre de 1781

en el lugar llamado Chinchaya.

La captura del caudillo fue comunicada por Fernando Márquez de

la Plata al virrey Juan Josef de Vértiz el 10 de noviembre del mencionado

año:

“Acava de saverse…, la prisión del rebelde Julián Apaza, alias

Túpac Catari, con su concuvina, varios indios principales y cargas por

un destacamento de nuestro Campo auxiliado de Indios fieles, cuya

agradable noticia causó en la ciudad el jubilo correspondiente, como

que ha sido el traidor que más la ha afligido: parece ser ha descubierto

asimismo la trama que tenían proyecto bajo del velo de solicitar perdón,

cuya traición sospechamos y viviendo con el mayor cuidado: estas

noticias aunque se comunican V.E. por quien Corresponde las repito

como tan interesado en las Armas de nuestro Augusto Soberano y de

tanta complacencia para V.E.”23.

A dos días de este suceso, el 12 de noviembre, Mariano Ibáñez, sin

referirse a la captura del citado personaje aymara, comunicó a Ignacio

22 Ponce Sanginés y García 1953, Vol. I. pp. CVI y CVII23 AGN (Buenos Aires). División Colonia. Sección Gobierno. Intendencia de La Paz. Leg. 2, 1779-1782

(5-5-3). Carta de Fernando Márquez de la Plata al virrey Juan Josef de Vértiz. La Paz, 10 de noviembre de 1781.

Page 32: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

31

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Flores (que se encontraba en Oruro) la misión cumplida por José Ramón de

Loayza, en compañía del licenciado Bernardo Manchego, como embajador

ante los rebeldes, el aprisionamiento de Miguel Bastidas y sus coroneles y

al mismo tiempo participó que Reseguín se encontraba enfermo24.Como es sabido, Túpak Katari, a los cuatro días de su apresamiento

y luego de un corto proceso seguido por el criollo Francisco Tadeo Diez de Medina (oidor de la Audiencia de Chile) y del fallo del 13 de noviembre fue descuartizado por cuatro caballos, en presencia de muchos indios y españoles, en Peñas el 14 del mismo mes de 1781.25

Con la muerte de Tupak Katari y el apresamiento de los otros

promotores de la insurrección indígena en el distrito de La Paz, la situación

empero no fue controlada por completo; la rebelión aún persistía en varios

pueblos, especialmente en las poblaciones de la quebrada de Río Abajo.

Con este motivo, el 6 de diciembre del mismo año Loayza fue requerido

por Ignacio Flores para que comandara la expedición de una fuerza a

los pueblos de Sapahaqui, Luribay y Caracato. Para su mejor empresa,

Flores ordenó a todos los oficiales, tenientes de curas, caciques, alcaldes

ordinarios y demás mandones de las provincias de Sicasica y Chulumani

que “le den y presten todo el auxilio que necesitaren gente, mulas y víveres

para facilitar la marcha de su ejército” sobre los indios rebeldes de los

mencionados pueblos. Mientras tanto, Segurola comunicaba a Loayza

que en la ciudad de La Paz se organizaba otra fuerza para realizar una

expedición a Río Abajo, por Ovejuyo, contra los indios de Collana y

Mecapaca, puesto que éstos después de haber recibido el indulto volvieron

a sumarse a la rebelión.

24 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz. Leg. 8, 1800-1805 (5-6-3). Citado anteriormente.25 Colección documental de la Independencia del Perú, Tomo II, Vol. 3º. La rebelión de Túpac Amaru, 1971,

p. 185.

Page 33: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

32

Antecedentes de

los Revolucionarios

Esta fuerza sin duda estaba auxiliada con los indios de Yungas

bajo el comando del capitán Martín García Lanza, y con los de Viacha y

Achocalla. Segurola había dispuesto su gente el 26 de diciembre de 1781

con los siguientes efectivos: una compañía de caballería de 151 hombres,

82 de infantería, 150 indios de Yungas y 1400 indios de Achocalla, Mallasa

y Viacha26. Sin embargo, la cantidad de los mencionados efectivos era

insuficiente; necesitaba más refuerzo de soldados y armamentos para

llevar a cabo una expedición exitosa. Entretanto, las fuerzas rebeldes del

Río Abajo, amenazaban “cada día con más obstinación en su rebeldía,

persiguiendo hasta las inmediaciones de la ciudad a todo género de gente

española, mestizos y cholos, en donde eran frecuentes las muertes y robos”,

extendiéndose sus acciones a los pueblos de Yungas de la cordillera, de

los valles y de muchas partes de la puna. En vista de esto, La Paz se vio

en la necesidad de solicitar el auxilio de las tropas de Arequipa, que se

encontraban en la provincia de Chucuito27.

Respondiendo a ese pedido de refuerzo, el 18 de noviembre de 1781

Ramón Arias (Comandante de las tropas de Arequipa) “salió de Arequipa a

la pacificación de las provincias sublevadas” con 2200 hombres del Perú28.

Después de haber recorrido varios días por la sierra peruana, llegó a Zepita,

en donde dejó “un destacamento de 400 y más hombres”, con el propósito

de asegurar la pacificación de aquella provincia (Chucuito) “y tener el paso

franco a Arequipa y a las provincias de abajo”, las que por su parte estaban

ya pacificadas. Luego, desde el pueblo de Zepita, Arias marchó sobre La Paz

con ochocientos hombres, entre los cuales estaban “350 hombres armados

26 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz. Leg. 8, 1800-1805 (5-6-3). Citado anteriormente.27 Gutiérrez 1879, p. 130. Cf. Ballivián y Roxas 1978, p. 107.28 ALP. EC. 1790-1791, ff. 4-5. Certificación que otorga Ramón Arias a Pedro Benavente. Arequipa, 30 de

agosto de 1782.

Page 34: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

33

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

de fusil y bayoneta, los restantes de espada y lanza con sus municiones

correspondientes y con un cañón de batallón con la metralla y bala rasa

necesaria”. El 27 de febrero de 1782, el citado comandante con sus fuerzas

llegó a la ciudad de La Paz provocando el júbilo y la alegría entre los

“afligidos vecinos”29. Y Segurola, que en ese momento se encontraba en

la ciudad, habría recibido a la mencionada fuerza con mucha alegría, con

la esperanza de recibir un valioso auxilio para la expedición a Río Abajo.

No obstante, esta empresa fue retrasada con la salida de Segurola “a la

provincia de Omasuyos”.

El 1 de marzo de 1782, Fernando Márquez de la Plata escribió al

virrey Juan Josef de Vértiz indicando que el comandante Segurola había

salido de la ciudad de La Paz a contener personalmente “el fuego que volvía

a encenderse” en los pueblos de Ancoraimes y Carabuco (jurisdicción

de la provincia de Omasuyos)30. En vista de esta situación, el capitán

Mariano Ibáñez, comandante del regimiento de Saboya, que comandaba

un destacamento en las inmediaciones de La Paz, se trasladó con su tropa

de Cochabamba al campo de Achacachi para unirse el 23 de febrero con

el comandante Sebastián de Segurola, y éste, después de incorporar el

destacamento a su fuerza marchó con él hacia Ancoraimes y otros pueblos

que nuevamente se habían sublevado. Y el 6 de marzo ya se encontraba en

la provincia de Larecaja con el objeto de “pacificar algunos de los pueblos

de ella, que volvieron a sublevarse”. Entretanto, Ramón Arias, en la ciudad

de La Paz, mantenía sus fuerzas en espera del regreso de Segurola para

disponer entre los dos “el ataque a los pueblos sublevados del Río Abajo”,

29 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz, Leg. 2, 1779-1782 (5-5-3). Carta de Ramón Arias al virrey Juan José de Vértiz. La Paz, 6 de marzo de 1782.

30 AGN (Buenos Aires). Carta de Fernando Márquez de la Plata al virrey Juan José de Vértiz. La Paz, 1º de marzo de 1792.

Page 35: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

34

Antecedentes de

los Revolucionarios

dado que perturbaban la entrada de las fuerzas reales a los Yungas y también

“interceptaban los naturales de ellos al basto de la coca”31.

El 6 de abril, Segurola, luego de su regreso de Larecaja, preparaba

en La Paz los últimos detalles necesarios para la expedición a Río Abajo

contra los “indios cotos atrincherados en la quebrada”. Pero Arias, antes

de realizar la proyectada expedición, fue requerido para auxiliar al pueblo

de Pucarani “y otros de su inmediación”, que estaban amenazados por “los

indios que salían de la quebrada; por aquella parte querían quemarles sus

casas y llevarlas sus ganados”. Frente a ello, Arias mandó a Pucarani, “con

cincuenta soldados de caballería” al capitán de caballería Francisco Suero

que llegó a tiempo al lugar de los sucesos. Sus soldados atacaron “a los

rebeldes que bajaron de unos cerros, y, a pesar de las muchas piedras que

las arrojaban”, lograron derrotarlos sin mayores dificultades. La tropa y

los oficiales, después de secuestrar alguna “porción” de ganados, coca y

otras especies a los indios y de repartirse el botín entre ellos, volvieron a

la ciudad.

El 10 de marzo, los rebeldes de Río Abajo, asomándose a las

inmediaciones de la ciudad, empezaron a atacar “a los arrieros y escolta”

de las tropas de Ramón Arias. Dicha escolta fue obligada a defenderse

en forma ardua hasta que, con el refuerzo oportuno de ochenta fusileros,

logró poner a los indios “en precipitada fuga”. Seguidamente, las fuerzas

de Ramón Arias persiguieron a los rebeldes hasta una distancia de dos

leguas, pero “como eran las cuatro de la tarde” y “a causa de un fuerte

aguacero, interpolado con granizo”, no se pudo seguir más adelante y

Arias, ordenó la retirada de su tropa a la ciudad. A su regreso Arias se

encontró con una escena que llamó su atención y que luego relató en los

siguientes términos:31 AGN (Buenos Aires). Carta de Ramón Arias al virrey Juan José de Vértiz. La Paz, 6 de marzo de 1782.

Page 36: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

“por todos los parajes por donde nos retiramos, no se encontraban

sino muertos, y muchos por no entregarse se despeñaban de los muchos

precipicios que por todas parte ay; se les cojieron tres armas de fuego

y algunas mulas de los que murieron; estas no reemplazan las muchas

que los rebeldes nos han robado; no tuve por mi parte muerto, ni herido

alguno en medio de la mucha confusión y gritería de los Indios, y las

nubes de piedras que nos tiraban interpolados con un tal cual fusil y

escopeta”32.

La resistencia de los indios de Río Abajo a la represión de las

fuerzas reales parece no limitarse a una ciega demostración de lealtad a los

caudillos Túpak Amaru y Túpak Katari (muertos éstos bárbaramente en

1781), sino que ellos seguramente estaban impulsados por los más caros

ideales de su causa libertadora para seguir luchando hasta las últimas

consecuencias, porque sabían que sus reclamos por la justicia nunca habían

de ser escuchados ni el indulto ofrecido había de ser cumplido por sus

opresores. La lucha librada por los rebeldes de Río Abajo fue interpretada

por Ramón Arias con estas palabras: “Aunque los indios ya no necesitan

de Túpac Amaru ni Cataris para rebelarse, pues han quedado aficionados

a la matanza y al robo”33. Claro está, tanto la matanza como el robo no

solamente eran atribuibles a los indios, puesto que las fuerzas reales en

todos sus ataques mataban a una multitud de indígenas y también robaban

cualquier cantidad de ganado y alimentos a los indios.

El 20 de abril, Ramón Arias, con uno de los cañones de campaña

de su tropa, logró desalojar a buen número de insurgentes que estaban

atrincherados en la estancia de Ovejuyo (camino a Palca), y luego persiguió

32 Ibid. Carta de Ramón Arias al virrey Juan José de Vértiz. La Paz, 6 de abril de 1782.33 Ibid.

Page 37: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

36

Antecedentes de

los Revolucionarios

a los rebeldes empujándoles hacia el camino a Collana y Cohoni, hasta las

faldas del cerro de Illimani, con sólo uso de fusil y artillería34. Tanto la

expedición sangrienta al Río Abajo como el desalojo de los indios del valle

de Calacoto-Ovejuyo fueron planificados y ejecutados de común acuerdo

por Segurola y Arias, aunque Fernando Márquez de La Plata sólo reconoce

la intervención del primero declarando:

“…todo a esfuerzos de su eficacia y desvelo, quien a pocos pasos

halló los enemigos armados, atrincherados, y resueltos en oposición a

los que repetidas encuentros venció y castigó, quemándoles sus pueblos,

matando muchos rebeldes, quitándoles armas, ganados, comidas, sin

pérdida de un hombre hasta el presente, excepto dicho Comandante que

persiguiendo un rebelde se hirió en un pie; hasta esta fecha se hallan

castigados los pueblos de Obejuyo, Palca, Collana, Mecapaca, etc. “35.

Prosiguiendo con la expedición hacia otro lado de la cordillera, Ramón Arias penetró a los Yungas con el objeto de pacificar a los pueblos sublevados de esa región subtropical. Mientras tanto, en Río Abajo la rebelión indígena aún persistía, de modo que el mismo Segurola tuvo que marchar al lugar de los acontecimientos y “lo pacificó sin combatir, y a mediados de junio de 1782 retornó a La Paz”36. A pesar de ello, se sabe que el 11 de enero de 1783 los indios rebeldes del sector de Calacoto en una de sus incursiones al campamento real consiguieron sorprender y derrotar a sus ocupantes37.

Sin embargo, en el altiplano, a fines de diciembre de 1781 la rebelión

indígena logró ser controlada con la pacificación de Ulloma, en la provincia 34 ALP. EC. 1790-1791, fs. 4-5. Certificación que otorga Ramón Arias a Pedro Benavente. Arequipa, 30 de

agosto de 1782.35 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz, leg. 2, 1779-1782 (5-5-3). Carta de Fernando Márquez de la

Plata al virrey Juan José de Vértiz, La Paz, 28 de abril de 1782.36 Valcárcel 1965, p. 200.37 ALP. EC. 1783, s/f. Denuncia de Hilario Mamani sobre unos trastes.

Page 38: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

37

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

de Pacajes. Esta misión fue encomendada al cacique de Copacabana,

Manuel Chuquimia, quien, en calidad de juez pacificador de la provincia

de Pacajes, en el pueblo de Calacoto, levantó las primeras diligencias sobre

la participación de algunos “indios principales” de Ulloma en la rebelión

katarista. Tenía como escribano a Juan Manuel de Cáceres, un hombre

quien acababa de participar como soldado voluntario en la defensa real

durante los dos cercos a la ciudad de La Paz. En Ulloma los hermanos

Pablo y Pascual Sánchez, con la eficaz colaboración de algunos hombres

importantes del lugar, habían sublevado a la gente en apoyo al movimiento

de Túpak Katari con sólo mostrar las copias de los autos seguidos por

Tomás Katari, de Macha, y la carta de “Gabriel Tupa Amaro”. Este hecho

fue confirmado por los testigos que prestaron su declaración informativa al

mencionado juez pacificador:

“… con cuyos documentos echaban gente a los altos de la ciudad

de La Paz a que diesen combate y los referidos papeles se encontraron

con rara casualidad en poder de dicho Sánchez cuyos originales no los

ha querido manifestar”38.

Pablo Sánchez (natural de Ulloma) era plumario de los sublevados

y Pascual Sánchez (hermano de aquél) Capitán Mayor de la provincia de

Carangas y del pueblo de Totora, Francisco Tito desempeñaba el cargo

de “apoderado” y Andrés Maldonado fue sargento mayor de la banda del

rebelde Julián Apaza”. Uno de los testigos aseguró que Pablo Sánchez

y el cura Antajosa lograron reunir “a los mozos en la estancia llamada

Saiguana”39, donde concentraron mucho gente para trasladarla a la ciudad

de La Paz.

38 ALP. EC. 1781, fs. 1-5. Autos seguidos contra los hermanos Pablo y Pascual Sánchez, indios de Ulloma, ante el juez pacificador, Manuel Chuquimia, por promover la rebelión a favor de Julián Apaza.

39 Ibid.

Page 39: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

38

Antecedentes de

los Revolucionarios

Por otra parte, podemos señalar que, durante la sublevación y después

de ella, hubo una serie de hechos violentos entre los contendientes, como

ser asesinatos, saqueo de bienes, secuestro de ganado, traiciones, etc. En

la región del lago Titicaca, Melchor Condori, indio del ayllu Sapana de

la jurisdicción de Guaqui, después de recibir el indulto en Peñas, el 13 de

noviembre de 1781 se enroló como soldado voluntario en una compañía

real de naturales cuyo cuartel estaba en Tiwanaku. Al encontrarse en su

nueva situación, no tuvo reparo en denunciar a los indios de Chucuito que

insistían en sublevarse “despreciando el perdón e indulto general”. Para

demostrar su fidelidad a los españoles y a la causa real, obsequió diez

ovejas de Castilla a las autoridades para la manutención de los soldados

voluntarios que se encontraban encuartelados en el pueblo de Tiwanaku40.

En Yungas uno de los principales capitanes de la insurgencia fue

Eugenio Tarifa, quien sacó del pueblo de Yanacachi y de los montes “a los

españoles y españolas, y a los demás que quedaron en el pueblo matándolos

a palos”. Después de realizar estos actos, marchó sobre La Paz, uniéndose

a los insurgentes de Chulumani y otros pueblos que llegaron hasta El

Alto41. Entre los caciques que peleaban en Yungas contra los insurgentes,

se distinguió el cacique y gobernador de Chulumani, Dionisio Mamani,

quien murió en una de las batallas de Río Abajo. El Subdelegado de Yungas

poco más tarde alabó sus méritos con estas palabras:

“Sin duda alguna son ciertos y constantes los méritos que

contrajo Don Dionisio Mamani Indio Principal de la comunidad de

Chulumani en todo el tiempo que sirvió de cacique y gobernador de las

40 ALP. EC. 1782, s/f. Licenciamiento de Melchor Condori. ALP. EC. 1782, s/f. Licenciamiento de Melchor Condori.41 ALP. EC. 1783, s/f. Autos seguidos por las autoridades contra José Mamani, oriundo de Jesús de Machaca, ALP. EC. 1783, s/f. Autos seguidos por las autoridades contra José Mamani, oriundo de Jesús de Machaca,

quien estuvo trabajando durante la rebelión en las chacras de Eugenio Tarifa, en Yungas.

Page 40: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

39

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

parcialidades de Yunca y Taxma; supo desde luego distinguirse entre

sus connaturales tanto por sus nombres procedimientos cuando por sus

notorias aplicaciones al servicio del Rey y la Patria”42.

Los indios que no colaboraban a la causa de la rebelión corrían la

misma suerte que los criollo-españoles. Por ejemplo, un “indio principal”

de Curahuara de Pacajes fue muerto por los rebeldes a la vista de su esposa.

Sus bienes fueron saqueados “hasta el extremo de dejar la casa vacía y sin

ningún corto polvo de utilidad”. Los participantes en esta represalia fueron

los de Curahuara y Callapa43.

El indulto otorgado por la Corona a los insurgentes no fue respetado

por algunos caciques. Así, un indio comerciante de la provincia de Pacajes

después de haber sido indultado regresó a su comunidad y luego reinició

sus acostumbrados viajes al valle de Cochabamba, llevando los productos

del altiplano para trocar con los productos del mencionado valle. Pero

cuando regresaba éste a su casa en compañía de su hermano, con cinco

fanegas de trigo embolsado en diez costales, fue apresado por el cacique

Francisco Carvajal. Este último, inmediatamente y “sin dar cuenta ni

razón ni conocimiento de causa, lo mandó ahorcar en la plaza pública”

de Caquiaviri en presencia de su hermano, y a éste dejó libre luego de

secuestrar todo el cargamento de trigo44.

Después de la muerte de los caudillos indígenas Tomás Katari, José

Gabriel Condorcanqui (Túpak Amaru) y Julían Apaza (Túpak Katari), a

pesar de la persistencia bélica de los indios en algunas regiones andinas,

42 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz, leg. 6, 1795-1796 (5-6-1). Expediente de Martín Romero Mamani sobre la confirmación “en el cacicazgo de Chulumani”, Partido de Yungas. La Paz, 17 de octubre de 1796.

43 ALP. EC. 1783, s/f. Andrea Apaza, viuda de Bernardo Mamani, pide la satisfacción de sus bienes y la muerte de su esposo, daños ocasionados por los rebeldes.

44 ALP. EC. 1786 (hoja suelta). Denuncia ante el Gobernador Intendente de La Paz de Agustín Condori contra Francisco Carvajal por la muerte de su hermano. La Paz, 26 de enero de 1786.

Page 41: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

40

Antecedentes de

los Revolucionarios

la rebelión indígena fue controlada por la fuerza regular. En 1784, entre

las provincias sublevadas, se encontraban apaciguadas las de Tinta,

Quispecanchi, Calca, Paucartambo, la mitad de Paruro, Lampa, Azangaro

y Caravaya en el Perú, y, en el Obispado de La Paz, Puno, Achacachi,

Pacajes, Sicasica y demás provincias.

Acerca de esta realidad, Rafael Sahuraura Tito Atauchi comentaba

que “todas las provincias predichas, con sus pueblos, hoy gozan de tal

suavidad con sosiego, comunicación, confraternidad y una total sujeción,

con rendimiento a la Corona de España; presumo estar hoy mejor sus gentes

y más humildes que antes; porque están muy convertidos, con rendimiento

serviciales…”45.

Sin embargo, la sublevación indígena dejó una profunda impresión

en los grupos sociales, en todo caso en el sector criollo. A la Corona

seguirá preocupando la crisis de la mano de obra indígena que afectaba a

la explotación de las minas de Potosí, porque su conservación dependía de

la contribución de la tasa real.

1.2. Las conspiraciones contra las autoridades reales en La Paz

Las conspiraciones criollas contra las autoridades reales eran

frecuentes a fines del siglo XVIII en la ciudad de La Paz, aunque no

llegaban a producirse levantamientos como en las ciudades de Cochabamba

y Oruro, con Calatayud en 1730, Flores en 1731, y Juan Vela de Córdoba,

Pachamira y Castro en 1739. Las conspiraciones además estaban secundadas

con unos panfletos llamados “pasquines” que a veces movilizaban a las

45 AGI. Audiencia de Lima, leg. 76. Cita en la colección documental de la Independencia del Perú. Tomo II, Vol. I. Lima, 1971.

Page 42: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

41

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

autoridades para dar con sus autores anónimos. Esas hojas escritas en un

lenguaje popular y humorístico, criticaban a las autoridades, sus actos de

gobierno y sus privilegios. Los protagonistas de estos hechos sin duda eran

los criollos y podían ser los mismos chapetones. Estos grupos formaban

dos partidos políticos de tendencias opuestas mostrando sus diferencias

ideológicas o de clase en sus manifestaciones públicas. Así, los criollos se

sentían -dice Otero- postergados, “llenos de resentimiento frente… a los

llamados aristócratas”46. Es decir, su descontento se mostraba a través de la

protesta abierta contra la situación reinante con acciones de hecho a veces

sin mayor trascendencia popular, mientras que otros se sentían ofendidos

o atacados por aquéllos.

Es cierto que en principio todos actuaban en nombre de la Corona, y

sólo más tarde uno de esos grupos manifestó su deseo por la independencia

de las colonias hispanas. Desde mucho tiempo atrás los criollos habían

estado reclamando su participación activa en los puestos claves de la

administración y política del gobierno colonial. Muchas veces, como no

conseguían sus objetivos, reaccionaban contra las autoridades del gobierno

real con más indignación. Pero la sociedad criolla, que necesitaba la mano

de obra indígena para sus granjerías, por sus intereses económicos, no

tenía interés en la liberación de las masas indígenas que estaban sometidas

a pesadas cargas de trabajo desde hacían dos siglos de coloniaje. Como

hemos visto anteriormente, el indígena supo demostrar su descontento al

levantarse en armas contra sus opresores en 1781 y 1782 porque después

de ese acontecimiento, las manifestaciones de protesta contra el régimen

colonial se generalizaron a todas las capas sociales del Alto Perú. Una

46 Gustavo Adolfo Otero. Vida Social en el Coloniaje. La Paz, Biblioteca del sesquicentenario de la República, 1975, p. 4.

Page 43: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

42

Antecedentes de

los Revolucionarios

de las demostraciones del antagonismo entre criollos y españoles, que se

menciona a continuación, fue protagonizada por un grupo de anticriollos.

El 24 de enero de 1776 un grupo de europeos (apodados “chapetones”)

encabezado por tres caudillos (Manuel Franco, Juan Bautista y Antonio

Hano y Protacio de Armentia) del regimiento de dragones de las fronteras

de San Antonio Abad de Zongo (provincia de Larecaja), alteraron el orden

público en la catedral de La Paz, al disputar el uso de las sillas con los

miembros del cabildo en ocasión de la fiesta de la Patrona de Nuestra

Señora de La Paz47. Este incidente no terminó ahí, sino que los citados

europeos, luego de abandonar la catedral, realizaron una manifestación

pública contra los miembros del cabildo originando un escándalo en las

plazas y calles de la ciudad. No contentos con esto, además, a voz en

cuello insultaron a los del cabildo en forma pública “sin reservar a nadie,

y que brotaban sentimientos de quejas contra el cabildo”. Según uno de

los testigos confidenciales, Manuel Franco vociferó “que tenía sus papeles

en su casa de quién era su persona; que mejor era la suela de su zapato

que todos los del cabildo eran esos unos pardos, unos cholos y unos hijos

de P”48. Este tipo de manifestaciones de los europeos contra los criollos

sin duda eran frecuentes, particularizando a los cholos, lo cual demuestra

la clara diferencia social que existía no solamente en la vida cotidiana o

particular, sino también en todos los actos oficiales y religiosos.

Por otra parte, Manuel Franco quien fue uno de los europeos que

participó en la defensa de la causa real durante la rebelión de Túpak

Katari, fue acusado de ser usurpador de tierras y cocales que tenían

47 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz, leg. 7, 1797-1799 (5-6-2). Testimonio de los autos seguidos por el Ayuntamiento contra los oficiales de plana mayor y demás subalternos de la doctrina de Zongo.

48 Para los europeos o chapetones, la gente del cabildo era una mezcla racial; hasta cierto punto los mismos criollos parecían unos pardos.

Page 44: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

43

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

descubiertos “unos indios miserables del pueblo de Zongo de la provincia

de Larecaja”. También se acusó a los chapetones que, encabezados por

José de Castillo (montañes de nacionalidad), habían suscitado un motín de

indios en la provincia de Pacajes49. Se dijo que la ciudad estaba infectada

de confederaciones que se prestaban fácilmente para levantar y fulminar

“con cualquier ápice”.

Otro de los desórdenes que conmovió a La Paz, aunque sin

mayores consecuencias fue el conato de José Pablo Conti, Gobernador

Intendente de la ciudad. El 8 de enero de 1795, Conti, después de conocer

los supuestos planes conspirativos del Comandante Militar de La Paz,

Joaquín Antonio Mosquera, contra su gobierno, denunció a éste por haber

intentado consternar y conmover la ciudad aumentando la munición de

guerra y poner “sobre las armas la guarnición de tropa” para prender al

gobernador, luego de haber realizado “largas y secretas conferencias” en

su casa con Diego Quint Fernández Dávila50. Ese mismo día, Conti, en la

casa del señor Tiburcio León de la Barra, se ocupó de la situación creada

por el comandante llamando a su presencia a los caciques de las parroquias

de San Pedro y San Sebastián, con el propósito de prevenir cualquier

desorden que pudiera producir contra su persona y gobierno. Para esto,

ordenó que “estuvieren prevenidos cada rato unos cuatro hombres buenos

para aprehender una cuadrilla de ladrones” que entrarían en la ciudad a

protagonizar robos. Pero como no ocurrió nada, los caciques de dichas

parroquias se retiraron a sus casas. El presunto tumulto por producirse

fue considerado como consecuencia de la elección de alcaldes, en la que

49 AGN (Buenos Aires) Intendencia de La Paz, leg. 1797-1799. Citado anteriormente.50 Carlos Ponce Sanginés. “El conato de José Pablo Conti en La Paz”. En: Jornadas peruano-bolivianas de

estudio científico del altiplano y del sur del Perú, Tomo V. La Paz, Editorial Casa Municipal de la Cultura “Franz Tamayo”, 1977, p. 37.

Page 45: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

44

Antecedentes de

los Revolucionarios

uno de los candidatos electos fue desconocido por Conti por ser deudor de

reales tributos. En esa ocasión fue elegido el señor Juan Pedro Indaburo

como alcalde ordinario de segundo voto.

La supuesta conspiración de Mosquera contra el mencionado

gobernador queda cuestionable, a pesar de que se rumoreaba que el

comandante “sería en breve gobernador” y que era evidente la alerta

puesta a la tropa sobre las armas. Hasta el momento de la aparición de

un pasquín anónimo en el mismo sentido, la denuncia de Conti parecía

reducirse sólo a su persona. Pero, luego de conocerse el contenido del

pasquín, la cosa cambió inmediatamente, porque el movimiento criollo

estaba conspirando contra Mosquera, tal como se puede apreciar en un

texto anónimo que decía: “los padecimientos de los miserables criollos

se han experimentado todos los días de los tiranos europeos, como hasta

el día de hoy bien sabe el hecho del triste albañil que llegó ayer, que ya

quiere ejecutar ó ha ejecutado de prender á un señor gobernador”. Más

adelante agrega: “si el señor Doctor Conti no le cuelga, serán colgados

todos sus inicuos perversos y sayones soldados, y el Comandantillo servirá

de vadajo con el se dará una campanada para trofeo de nuestra dicha y no

decimos mas hasta otras ordenes”51.

Como no podía ser de otra manera, el tribunal de la Audiencia de

Charcas, una vez analizados los antecedentes y la conducta de cada uno

de los jefes, reprobó la del gobernador calificándola de “punible”, “pues

preferido evitar el atentado que figuraba contra su dignidad, y carácter á la

quietud pública expuso á aquella ciudad aún trastorno y conmovió…”

Además, el tribunal solicitó al virrey Nicolás de Arredondo el

nombramiento de un nuevo gobernador interino y también otro comandante

51 Ibid. p. 157.

Page 46: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

45

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

de armas, en reemplazo de los señores Conti y Mosquera, para evitar las

futuras consecuencias que pudiera causar un trastorno violento en La

Paz. A este incidente no fueron ajenos algunos revolucionarios del 16

de julio como ser Juan Pedro Indaburo (alcalde ordinario de 2º. Voto),

Tomás de Orrantía (administrador general de las Reales Renta de tabacos

y naipes) y Josef Ignacio Ortiz de Foronda (alcalde de 1er. Voto de la Santa

Hermandad).

Ese mismo año, en la madrugada del 29 de marzo de 179552, en

ocasión de la fiesta de Ramos, fueron pegados dos pasquines en la ciudad

de La Paz; uno en la puerta del coronel Diego Quint y el otro en la puerta

de la catedral. Estos pasquines estaban dedicados al señor comandante

Mosquera. La ciudad de La Paz, ya alarmada por la mencionada denuncia

de Conti, además y desde el día anterior 28 de marzo, se encontraba

“sobrecogida” por la noticia de “haberse avistado bajeles francesas”

en la costa del océano Pacífico cerca al puerto San Marcos de Arica.

Efectivamente, la aproximación de estos supuestos navíos de guerra de

origen francés al citado puerto inquietó a las autoridades reales porque,

aunque no podía “cometer al centro de la sierra”, podía motivar a la gente

revoltosa a aprovechar circunstancias con el objeto de crear desasosiego

en la población paceña53.

Los antecedentes referidos nos permiten ver a Mosquera, en dos

oportunidades, como el blanco de los criollos de La Paz. Y es que los

pasquines, como manifestación anónima de ideas contrarias a la situación

reinante, trataban de reflejar la realidad social y política colonial en crisis.

Por ello calificaban a Mosquera de “triste albañil”, “comandantillo”,

52 Roberto Choque Canqui. “Dos pasquines de 1795”. Presencia Literaria. La Paz, 28 de noviembre 1976.53 Ibid.

Page 47: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

46

Antecedentes de

los Revolucionarios

“Moscon”. Acudían a un lenguaje metafórico como éste: “Vivid con todo

recelo y si quereis perecer Mosquera os podrá ofrecer con su comandancia

el cielo y acabó con su sentencia”54.

Las conspiraciones que acabamos de mencionar, si bien no se pudo

comprobar si tenían alguna conexión con otras similares en otros lugares

del Alto Perú, de cualquier modo marcaban los pasos progresivos hacia

un movimiento revolucionario criollo identificado con el suelo americano.

Apenas transcurrida una década después del supuesto complot de Mosquera

contra el gobernador José Pablo Conti, este último y los criollos de La

Paz Tomás Rodríguez Palma (uno de los destacados comerciantes entre

las ciudades de La Paz, Oruro y Cochabamba), Carlos Torres, Romualdo

Herrera, Pedro Domingo Murillo y otros, se vieron comprometidos

en un frustrado complot contra las autoridades reales de La Paz. Hasta

ese momento, no se había producido una conjura de mayor alcance

revolucionario y vinculado con otra similar en la ciudad del Cuzco. Pero,

como se indicó en la primera parte de este capítulo, en La Paz existían

varias confederaciones políticas. Indudablemente Tomás Rodríguez Palma

pertenecía a uno de esos grupos, ya que con frecuencia reunía gente en su

tienda con el propósito de proclamar la república en la provincia de La

Paz. Y la idea de un gobierno republicano fue difundida, además de otros

medios, a través de los pasquines que eran pegados en las esquinas o en las

puertas de los edificios de la ciudad para encender la revolución.

Sin embargo, el movimiento revolucionario del Cuzco fue develado

antes de su estallido a causa de la delación del teniente de granaderos del

regimiento de Pacuartambo, Mariano Lechuga, quien ante las autoridades

en su declaración del 27 de junio de 1805 confesó ser el principal delator:

54 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz. Leg. 6 (5-6-1).

Page 48: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

47

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

“Que los motivos de hacer la declaración son los sentimientos

de fidelidad, que le son imprescindibles, en memoria de las cenizas de

sus predecesores, que notoriamente han acreditado el mayor amor al

soberano. Que no tiene evidencia de poder acreditar su aserto, por no ser

fácil y si imposible que los acusados hayan comunicado su pensamiento

a persona alguna; y que con la advertencia el declarante de esta dificultad

hizo la declaración á precaución, y por no parecerle regular pasar en

silencio cosas de tanto peso, aunque de ridículos principios, por lo que

repite el declarante se resolvió á la declaración para solo cortar las

consecuencias o perjuicio que tal vez pudiera seguirse á la Corona, y los

fieles vecinos de esta república…”55.

A consecuencia de esta declaración, los principales cabecillas del

movimiento revolucionario fueron capturados y sometidos a un proceso

penal. El 5 de diciembre de 1805 los próceres del movimiento revolucionario

José Aguilar y Manuel Ubalde fueron ejecutados en la plaza mayor de la

ciudad del Cuzco56.En conocimiento de esta conjura, el movimiento conspirativo paceño

fue fácilmente develado por el gobierno con la delación de Carlos Torres a su cuñado Francisco Monterior que a su vez lo denunció a las autoridades de la Intendencia. Para evitar su inmediato estallido, el Gobernador Intendente Antonio Burgunyó decretó la detención de los Palma y Carlos Torres, con el allanamiento de sus domicilios e incautación de papeles y armas que pudieran existir. En cumplimiento de esta orden, el 30 de julio de 1805 a las 11 de la noche el ayudante mayor de batallón Juan Pedro Indaburo, con

55 AGN (Buenos Aires). 1805. Proceso seguido a Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde por la conspiración cuzqueña de 1805. Transcripción de G.C. Balsa y Carlos Ponce Sanginés. En: Illimani, No. 2, p. 118, 1972.

56 Revista Histórica del Cuzco, No. 1, p. 231, 1950.

Page 49: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

48

Antecedentes de

los Revolucionarios

varios soldados, sorprendió a Tomás Rodríguez Palma en su casa cuando éste “se encontraba enfermo de hernia, sin que sus hermanos se hallaran presentes”57. A pesar de su enfermedad, lo “llevaron a la cárcel en una manta”58. Mientras tanto, el chulumañeno Carlos Torres “Siete Jetas” logró escapar por “los texados”, ayudado por su amigo Manuel Rodamonte con quien se encontraba en ese momento, hasta acogerse en el convento de San Francisco. Pero Rodamonte fue tomado preso, aunque “se figuró enfermo” para no ser apresado, y fue conducido al “cuartel de la tropa veterano” por seis “hombres en una manta” en forma pública cumpliendo el “encargo particular del gobierno” para prevenir su fuga59. Indudablemente tanto Rodamonte como Torres vivían “en una misma casa”60, éstos además de Murillo, eran papelistas e intrépidos pasquineros.

El apresamiento de los conjurados por Indaburo suscitó el rencor de ellos y del mismo Murillo contra su captor. Evidentemente Indaburo se percató de ello y se quejó al virrey Marquez de Sobremonte, en su oficio del 17 de mayo de 1806, diciendo:

“Formose por el señor Gobernador Intendente un proceso de

insurrección contra algunos que la premeditación: comisionaseme como

Ayudante mayor del Batallón de milicias disciplinadas de esta ciudad, la

captura de los reos: se me encarga la prisión de Pedro Murillo: aseguro

a los unos, se me oculta este, y las activas diligencias que practicó en su

solicitud, lo irritas y exasperas, y hacen que me constituye el blanco de

sus iras y el objeto de sus venganzas”61.

Como no logró Indaburo la captura de Pedro Domingo Murillo,

57 Valentín Abecia Baldivieso. La revolución de 1809. La Paz, Biblioteca Paceña, Alcaldía Municipal, 1954, p. 49. Cf. ALP. EC. 1808, s/f. Declaración de Justo Saavedra.

58 ALP. EC. 1808, s/f. Auto criminal seguido por Manuel Rodamonte contra Angel Claros.tra Angel Claros.59 Ibid.60 Ibid.61 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz. Leg. 6 (5-6-1).

Page 50: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

49

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

molesto contra éste, solicitó al Intendente que ordenara su destierro de La

Paz a fin de que –decía– fuesen menos los enredos y disgustos. Además,

para justificar su actitud, informó al virrey sobre los antecedentes familiares

de Murillo y su práctica del oficio de abogacía frente a los juzgados, en los

siguientes términos:

“No es menester agitar esta causa para que el celo de V.E. pueda

ordenar su salida de esta Provincia; Pedro Murillo es casado: su consorte

se halla en la Villa de Potosí hace años; y el vive entregado en esta aun

público y escandaloso concubinato, de cuias resultas tiene una prole

bastante crecida, con total abandono de sus principales obligaciones.

Como es dable sufrir tantas calumnias de un sugeto de esta

naturaleza, sin hacer presentes sus excesos á esa superioridad... No

crea V. E. que Pedro Murillo sea profesor del derecho; no es mas que

un atrevido pendolista, que a la frente de los juzgados mantiene mas

despacho que los abogados de la mejor nota, sin temor el castigo que

merece, según las Leyes, como ruinas de los Pueblos”62.

Por su parte, el intendente Burgunyó comunicó al virrey del Río de

La Plata haber ordenado a Murillo que saliese de La Paz para juntarse

con su mujer que se encontraba en Potosí desde hace un año. En cuanto

a la queja de Indaburo contra Murillo, manifestó que no tenía claro los

motivos de acusación. Al contrario, aseguró que su autoridad no encontró

nada serio sobre la pretendida participación de Murillo en la conspiración

premeditada de 1805:

“… debo exponer á V.E. que desde mi ingreso á esta Provincia

encontré en ella con pública residencia á Murillo, no obstante que

en tiempos pasados hubiese cometido el delito de falsario, según de

62 Ibid.

Page 51: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

50

Antecedentes de

los Revolucionarios

asegura; … Por mi parte, no hubiera sido interrumpido su reposo si no

ocurre el grave suceso de la insurrección que premeditó en ella; pues

mediante á haberse recelado de la conducta de éste individuo, fue uno

de los que se trataron de asegurar hasta ver el resultado de la pesquisa;

y como lo obrado no presentase para más que un serio apercibimiento,

se decretó su soltura en los términos que contiene el proveído que en

copia incluyó á V.E. Sin embargo de hallarse en la causa principal

remitida y a ésa superioridad, en la qual advertirá su alta penetración,

se tuvo también presente corregirle sobre los excesos por incidencia

pudieron translucirse, y tal vez sean los mismos de que ahora le acusa

Indaburo; ello es que, despreciado el pretexto que me expungo de que

tenía promovida su instancia de divorcio, le obligué á que precisamente

saliera de ésta ciudad a la villa de Potosí, o á unirse con su mujer o á

seguir la instancia insinuada”63.

Sin embargo, no se sabe si Murillo, acatando la orden del gobernador

Burgunyó, salió de la ciudad de La Paz para unirse con su mujer en Potosí

o se quedó en ella con su concubina luego de divorciarse. En cuanto al

referido ejercicio de falso abogado o profesor de derecho, es evidente que

en 1787 algunos abogados de La Paz le siguieron un juicio al respecto en

la intendencia de esta ciudad, asunto al cual se volverá con mayor detalle

más adelante.

Las autoridades, una vez presos Tomás Rodríguez Palma y sus

cómplices, tomaron las respectivas declaraciones a los conjurados con

el objeto de averiguar el grado de participación de cada uno de ellos en

la mencionada conspiración. Según las confesiones de José Mariano

Montesinos, uno de los asistentes a las reuniones en la casa de Tomás 63 Ibid. Carta del señor Intendente Burgunyó al señor virrey Márquez de Sobremonte. La Paz, 17 de diciembre

de 1806.

Page 52: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

51

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Rodríguez Palma aseguró que las conversaciones versaban sobre el

establecimiento de un nuevo gobierno, y esto se debía lograr a través de una

revolución. Los principales motivos de esa revolución, según Montesinos,

fueron los siguientes:

No existía Rey en España, por consiguiente era la mejor 1.

oportunidad para quitarles de una vez por todas los “pechos”, es

decir los impuestos consistentes en alcabalas y sisas.

Y “la Corte” no se había dignado comunicar las novedades al Perú 2.

sobre los acontecimientos en la península y sólo lo hacían “a otras

Naciones”.

El nuevo gobierno, luego de la revolución, debía adoptar las medidas

económicas y sociales en los siguientes aspectos:

A ningún particular “se le debía quitar un medio real”; vale decir 1.

nadie podía ser objeto de algún despojo por causa de la revolución,

sino participaba en ella.

La plata depositada en las Cajas Reales, debía “servir para el bien 2.

de la República”, y debiendo esta institución en adelante llamarse

LA CAJA NACIONAL.

Los llamados “pechos”, que hemos mencionado, debían quitarse o 3.

abolirse.

Los indios debían seguir pagando los tributos con los cuales “podía 4.

correr el mismo señor Intendente si se avenía a ser republicano,

quedando siempre superior de todos”. Pero el tributo no solamente

debía ser para el beneficio de la República, sino también para los

mismos indios64.64 Ponce Sanginés y García 1953. Vol. I, p. IV. Ponce Sanginés y García 1953. Vol. I, p. IV.

Page 53: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

52

Antecedentes de

los Revolucionarios

Como se acaba de ver en la parte anterior, según las declaraciones de

Montesinos, la incidencia de los acontecimientos bélicos que acontecían en

Europa determinó a los revolucionarios acelerar sus acciones conspirativas

puesto que en esas circunstancias la derrota de Francia y España en Trafalgar,

frente a Inglaterra (21 de octubre de 1805), fue un suceso adverso para la

Corona española; como consecuencia de ello, el primer ministro de Carlos

IV, Manuel Godoy cambió su actitud al separarse de su aliado Francia

para aliarse con Inglaterra. En vista de ese semejante comportamiento de

Godoy, Napoleón Bonaparte tomó la resolución de acabar con la dinastía

borbónica en España, lo cual precipitó a la Corona española en su total

crisis.Los postulados de la revolución de 1805, según Manuel M. Pinto,

fueron resumidos en los siguientes puntos: “confederación de cabildos, constitución de repúblicas, municipales independientes, administración propia en los órdenes de justicia, hacienda, policía y gobierno; rehabilitación de la raza mediante el propio gobierno de los nativos sin excluir del advenedizo supedito por el elemento nacional”65. Los referidos postulados sin duda favorecían más a los criollos que a otros sectores sociales, puesto que a los indios se mantenía en el gobierno de sus caciques, perpetuando la servidumbre y el pago de los tributos. Mientras, para los criollos se propugnaba la liberación del pago de alcabalas y sisa, llamados los “pechos”, con el objeto de beneficiar sus intereses económicos, ya sea en el comercio y los productos de sus haciendas.

Las juntas o reuniones, como dijimos, se realizaban en la tienda de

Tomás Rodríguez Palma, de donde indudablemente Torres y Rodamonte

sacaban los pasquines y las cartas para enviar a diferentes provincias. Los 65 Manuel M. Pinto (h). “La Revolución de la Intendencia de La Paz”. En: Carlos Ponce Sanginés y Raúl Manuel M. Pinto (h). “La Revolución de la Intendencia de La Paz”. En: Carlos Ponce Sanginés y Raúl

Alfonso García. Documentos para la Historia de la Revolución de 1809, Vol. I. La Paz, Biblioteca Paceña, Alcaldía, 1953, p. 57.

Page 54: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

53

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

conjurados, para extender mejor sus acciones revolucionarias, organizaban

varias comisiones que iban a diferentes lugares con el objeto de convocar

a la gente a reuniones en las cuales comunicaban los propósitos de la

revolución. Los hermanos Nicolás y Melchor Palma se encargaban de

recorrer los lugares comprendidos entre La Paz, Oruro, Cochabamba y

Potosí. Además tenían personas comisionadas, en Oruro, a Montesinos;

Potosí, a Jacinto Loayza y Cochabamba, a Pascual Mendoza; mientras

Romualdo Herrera iba comisionado a Sorata para alistar tropas y comprar

armas. Puesto que, según la denuncia, el movimiento conspirativo ya

contaba con unos 800 hombres y armas66. Luego de terminar su recorrido

los mencionados Palma todos se dirigían a La Paz y remataban en la tienda

de Tomás Rodríguez Palma67. Las referidas comisiones debieron estar

encaminadas para interpretar los postulados de la revolución y más que

todo informar sobre los últimos acontecimientos generados en la península

ibérica y la situación crítica del régimen español en América.

Tomás Rodríguez Palma, a pesar de su activa participación en el

proyectado plan de declarar República a la provincia de La Paz, después

del resultado de los acontecimientos en la ciudad del Cuzco y en España,

en su confesión ante el teniente asesor Dr. Juan de la Torre Monje y

Ortega, al principio trató de no revelar la existencia de “un levantamiento

premeditado” en La Paz. Pero no pudo ocultar lo que estaba sucediendo

en la capital incaica al manifestar los acontecimientos convulsivos y las

noticias que llegaron a La Paz sobre el apresamiento de “varios sujetos en

el Cuzco por haber éstos querido levantarse contra las autoridades reales

en aquella ciudad”. En vista de esto, los señores Carlos Torres, Romualdo

66 Pinto 1953, p. 47. 67 Ibid. p. 47.

Page 55: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

54

Antecedentes de

los Revolucionarios

Herrera, José Montesinos y Tomás Rodríguez Palma se reunieron una

noche en la tienda de éste para tratar sobre lo ocurrido en el Cuzco. De

la plática salió un acuerdo determinando de seguir lo mismo que en el

Cuzco, “y aunque al parecer esto hacían cada uno -dijo Palma- por vía de

jocosidad”. Desde luego la declaratoria de República a la provincia de La

Paz era un hecho; lo cual debía realizarse, según Palma, sin derramamiento

de sangre y robos en los bienes de europeos, porque según Carlos Torres,

Palma había manifestado “hasta cuándo hemos de estar sufriendo tantos

pechos, y así hemos determinado hacer la República, porque el Rey está

muerto”68.

La frustrada revolución de 1805 tuvo otro personaje que fue Pedro

Domingo Murillo que no hizo mucha novedad en esa ocasión. Los señores

Montesinos, Rodríguez Palma y Torres hicieron notar en sus declaraciones

que Murillo también tuvo su participación en la mencionada conspiración,

aunque Rodríguez Palma y Torres en algún momento de sus confesiones

trataron de disimular manifestando haber averiguado “lo que había

a fondo”69, y que era difícil encontrar a Murillo “a solas” para saber si

existía su implicación. Sin embargo, se dejó entrever que ellos estaban

“sujetos a las disposiciones de Murillo”; para el asalto, haber ordenado

éste a los conjurados que “esperasen la resulta del Cuzco y las de España

de la coronación del Príncipe”. Esta presunta complicidad de Murillo

fue despejada por él mismo cuando, después de despistar a su captor

Juan Pedro Indaburo, se presentó en forma voluntaria en el cuartel para

someterse a disposición de las autoridades. Como no podría ser de otra

68 Ponce Sanginés y García 1953, Vol. I, p. XVII. Declaración de Carlos Torres.69 Ponce Sanginés y García 1953, vol. I, p. XVIII.

Page 56: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

55

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

manera, inmediatamente fue interrogado por el teniente asesor Dr. Juan

de Torre Monje y Ortega para averiguar sí era evidente su complicidad en

el frustrado levantamiento. Sin embargo, el mencionado asesor no logró

encontrar en Murillo ningún indicio de haber tenido parte en la frustrada

conjura, tal como ratificó el gobernador Burgunyó al virrey poco después

de haber ordenado su libertad.Mientras tanto, Tomás Rodríguez Palma, personaje principal del

movimiento de 1805, estuvo recluido en la cárcel pública de La Paz. El año siguiente (1806), desde la cárcel, dirigía una nota al secretario del comercio de la ciudad de La Paz, Crisóstomo de Vargas, solicitando que le extendiera un poder general con el nombre en blanco para todos “sus asuntos en la Villa de Oruro y demás lugares”70. Por otra parte, algunas personas, que pretendían tener asuntos pendientes con Rodríguez Palma, presentaban sus solicitudes a las autoridades para que atendieran los reclamos que tenían con el sindicado. Así un vecino de la ciudad de La Paz reclamaba que Tomás Rodríguez Palma había comprado una capa de paño que era suya y la cual fue robada por un salteador en la noche del carnaval de 1804. Dijo además que “este individuo, según notorio y constante a este gobierno, no ha sido la primera vez que ha comprado especies robadas ocultando ladrocinios y amparando a sus autores como que por ello fue excluido de las milicias, y que se le siguió causa criminal”71. Evidentemente el año 1804 Rodriguez Palma estuvo preso por esa causa72. Atendiendo a ese reclamo, el gobernador Antonio Burgunyó ordenó la búsqueda de la mencionada capa diciendo “siempre que esta se

70 ALP. RE. 1806, s/f. Solicitud de Tomás Rodríguez Palma al señor secretario Crisóstomo de Vargas.71 ALP. EC. 1806, s/f. Juicio seguido por Juan Santayana contra un indio salteador, sobre el robo de una

capa.72 Ponce Sanginés y García 1953, Vol. I, p. XVI. Declaración de Tomás Rodríguez Palma ante el Dr. Juan de Ponce Sanginés y García 1953, Vol. I, p. XVI. Declaración de Tomás Rodríguez Palma ante el Dr. Juan de

la Torre y Ortega. La Paz, 16 de agosto de 1805.

Page 57: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

56

Antecedentes de

los Revolucionarios

halle secuestrada en los bienes de Tomás Rodríguez Palma”73. Pero no se sabe si hallaron la reclamada especie o prenda puesto que entre los bienes secuestrados a Rodríguez Palma, inventariados por Mariano Graneros, no solamente se hallaban las capas sino también habían ponchos, pieles de chinchilla, vicuña, tigre y otras especies o mercaderías74. Posteriormente, otro salteador famoso, nombrado Francisco Ríos, alias QUITA CAPAS, se confesó ante las autoridades el 17 de agosto de 1810 de “haber quitado” en La Paz (a horas 8 de la noche en el año 1809), “la capa a un caballero nombrado Larramendi, sobrino del finado gobernador Antonio Burgunyó, en compañía de un platero llamado Toribio, la misma que vendió a Tomás Palma en veinte y seis pesos, de quien el dueño la recogió cuando el confesante, que declaró la verdad, y a su virtud el comprador entregó la capa perdiendo los veinte y seis pesos”75. Por su parte, Gabriel Cordero (padre de Juan Cordero, futuro revolucionario de 1809, en 1806 seguía un juicio ejecutivo contra los bienes de Tomás Rodríguez Palma por una deuda de cien pesos, importe de varias especies que había dado al fiado con destino a la venta en la tienda de éste76.

El proceso seguido por las autoridades de la Intendencia de La Paz

contra Tomás Rodríguez fue remitido al virreinato del Río de La Plata en

virtud del oficio de 26 de diciembre de 1805, y el 19 de diciembre del año

siguiente (1806) el expediente fue devuelto a La Paz. La sentencia fue

dictada por el gobernador Burgunyó el 13 de enero de 1807, condenando a

Palma a un “destierro perpetuo de la provincia…”77. De este modo Tomás

73 ALP. EC. 1806, s/f. Juicio seguido por Juan Santayana contra un indio salteador, sobre el robo de una capa.

74 Manuel Carrasco. Pedro Domingo Murillo: abanderado de la libertad. Buenos Aires, Editorial Ayacucho, 1945, p. 26.

75 Gunnar Mendoza. Causa criminal contra Francisco Ríos el Quita Capas 1809-1811. Sucre, Universidad Mayor de San Francisco Xavier, 1963, p. 40 y ss.

76 ALP. RE. 1806, s/f. Poder especial: Gabriel Cordero a José Miguel Abendaño, procurador de causas.77 Pinto 1953. “La Revolución de la Intendencia de La Paz”. En: Ponce Sanginés y García 1953. Documentos

Page 58: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

57

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Rodríguez Palma fue inhabilitado de poder seguir con sus actividades

comerciales en La Paz. Según Nicanor Arañases, además Palma había sido

condenado en todas las costas del proceso entregándole los demás bienes

embargados. Al tiempo de tasar las costas que alcanzaron a cuatrocientos

ochenta y dos pesos, dos y medio reales, el escribano confesó de haber una

rebaja de ciento cincuenta pesos, costo del testimonio que le entregó Juan

Ayeste Palma. De todos modos, Palma y los demás correligionarios sólo

pudieron salvarse de la crítica situación mediante el desembolso de fuertes

sumas de dinero por José Ramón de Loayza78.

Los levantamientos de los grupos contrincantes, entre criollos y

europeos, parece que derivaron al movimiento criollo y su afianzamiento

hacia los levantamientos revolucionarios contra el régimen imperante a

través de las conspiraciones antirreales. De este modo, el movimiento

revolucionario de 1805, por su organización y la estructura de sus objetivos,

mostró, con la idea de declarar República a la provincia de La Paz, su

carácter independentista de la Corona y de los españoles que pretendían

mantener sujetos a los pueblos americanos a su hegemonía.

para la Historia de la Revolución de 1809, Vol. I, pp. 53 y XXIV.78 Nicanor Aranzaes. Diccionario Histórico del Departamento de La Paz. La Paz, Editora Talleres Gráficos

“La Prensa”, 1915, p. 659.

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58

Antecedentes de

los Revolucionarios

1. 3 Síntesis de la revolución del 16 de julio de 1809

El descontento de las clases populares (criollos, mestizos e indígenas)

en las postrimerías del siglo XVIII fue creciendo cada vez más, por una

parte, contra las autoridades reales y, por otra, contra los abusos a que

estaban sometidos los segundos en las ciudades o poblaciones altoperuanas,

especialmente en las de La Plata y La Paz.

En este sentido la presencia de nuevas clases sociales (como son

la criolla y mestiza) en rebeldía en Hispanoamérica fue cuestionando a

la sociedad colonial y a la Corona española, reclamando un trato justo

y propia determinación política y social. Por eso iban surgiendo los

levantamientos en varias partes contra el “mal gobierno y sus chapetones”.

A la postre, surgió la idea de un gobierno republicano que fue propugnado

con mucha resonancia durante la frustrada revolución de 1805 en La Paz.

Después de haber transcurrido apenas cuatro años de este suceso, los

altoperuanos se sintieron capaces de llevar a feliz término la idea de la

independencia, a decir del historiador Lynch que “el primer movimiento

hacia la independencia política no se hizo en Buenos Aires, sino en el Alto

Perú”79.

Entre los años de 1805 y 1809 se perfilaron, además de muchos

otros de destacada actuación, sin duda los caudillos Jaime Zudañéz, en La

Plata, y Pedro Domingo Murillo, en La Paz. Estos, junto a otros, a pesar

de no declararse en contra de la monarquía española que estaba sometida

por el invasor napoleónico, al defender los derechos del señor Fernando

VII, propugnaron un nuevo tipo de gobierno altoperuano en manos de

79 John Lynch. Las revoluciones hispanoamericanas 1808-1826. Barcelona-Caracas-México, Editorial Ariel, 1976, p. 62.

Page 60: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

59

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

los criollos. Sin embargo, por otro lado, cuando se planteaba una nueva

realidad altoperuana, por la complejidad de fenómenos sociales, políticos

y económicos como consecuencia de la herencia colonial de tres siglos,

no les fue posible superar los obstáculos, porque esto requería una labor

de mucho tiempo. Sólo los cambios políticos de la península ibérica y

el movimiento de grupos revolucionarios que apresuraban la sucesión

de sus luchas en toda América española, podían dar mayores ventajas

para las causas libertarias que se desarrollaba en beneficio de los propios

americanos.

Los primeros pasos del grito libertario ocurrieron en la sede de la

Audiencia de Charcas; importante centro político, administrativo y jurídico

del gobierno español en el Alto Perú dependiente del virreinato del Río de

la Plata, cuya autoridad gubernamental representaba, al igual que otras

en Hispanoamérica, a los intereses de la Corona española. En ese centro,

los universitarios de Chuquisaca, entre altoperuanos y argentinos, se

contagiaron de las ideas liberales en base a algunos estudios filosóficos y

de derecho. Es cierto, esos estudios que realizaban en la universidad poco

podían servir a los pensadores para formular sus ideas de liberación sin

haber conocido las obras de los pensadores liberales de Europa, tal como

Moreno dice: “en Santo Tomás aprendían sin duda ninguna los estudiantes

de Chuquisaca sobre el derecho de resistencia al poder tiránico, sobre

nulidad de las leyes injustas, sobre formas que contenían oculto el germen

de opiniones que acabaron por concretarse en contra del yugo español”80.

Siendo que los jesuitas desde la fundación de la Compañía habían mantenido

a la Universidad de Chuquisaca en el estudio de la filosofía de Santo Tomás

80 Gabriel René Moreno. Últimos días coloniales en el Alto Perú, La Paz, Librería “La Juventud”, 1970b, p. 76.

Page 61: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

60

Antecedentes de

los Revolucionarios

de Aquino, su influencia fue una realidad notable en la mentalidad de los

doctores altoperuanos. Aunque la enseñanza tomística mantenía el estado

conservador medievalístico, pero sin los hechos convulsivos de mayor

envergadura ocurridos en América y España, además de la propagación de

las ideas liberales poco accesibles, no se hubiera alterado tal realidad en

forma radical y violenta en el pensamiento charquino.

Esta coyuntura favorable fue la crisis del gobierno de la Corona

española que afectó no solamente al espíritu nacional del pueblo español,

sino también a la fidelidad de los pueblos coloniales de hispanoamérica a

la Corona; puesto que, según Moreno, ya no existía un gobierno fijo “sino

despotismo, transtorno, variación continua, caos de cédulas, órdenes,

pragmáticas y declaraciones (etc.)”81. Villalba uno de los cerebros de

las ideas liberales, por su parte, reclamaba que el supremo consejo de la

nación “no debería componerse de individuos elegidos por el Rey, ni que

hubieran hecho toga o la milicia sino ciudadanos elegidos y sorteados

de las provincias”82. Entretanto, las ideas liberales debieron propagarse

rápidamente entre la gente criolla y su adopción fue muy propicia

aprovechando la crisis política de la Corona española. Concretamente,

los primeros brotes subversivos antirreales tuvieron que llevarse a efecto

debido a los acontecimientos en la península donde la invasión de Napoleón

y la abdicación de Fernando VII fue notoria, hecho que Abecia sintetiza en

los siguientes términos:

“Pero fueron ni Inglaterra ni España los agentes que perturbaron

en definitiva el orden colonial. Fue Napoleón quien se introdujo en la

política española y que, después de que Carlos IV renunció a la Corona a

81 Ibid. p. 77.82 Ibid. p. 77.

Page 62: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

61

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

favor de su hijo Fernando VII, y luego éste le restituyó a su padre, quien,

a su vez la pasó al Emperador francés y éste, finalmente la entregó a su

hermano José Bonaparte, últimas hallaron el camino de liberación”83.

Como es sabido, el pueblo español, a través de las juntas

tumultuarias, logró organizar una fuerte resistencia a la ocupación y al

gobierno impuesto por Napoleón en España. Mientras tanto en América

los grupos revolucionarios patriotas inquietaban a las autoridades con sus

primeras acciones bélicas en defensa de los derechos de Fernando VII

contra la pretendida medida de las autoridades de entregar estas colonias a

la princesa de Brasil.

Por otra parte, como preludio de la revolución criolla en el virreinato

del Río de La Plata, se dio la ocupación de Buenos Aires por las tropas

inglesas el 12 de julio de 1806 lo que causó una profunda tristeza, en la

sede de la Audiencia de Charcas, a las autoridades civiles y eclesiásticas

y no así a la “plebe”84, aunque la expulsión de los ingleses por las fuerzas

patriotas de reconquista dirigidas por Santiago Liniers dio un cierto alivio

produciendo una alegría corta en la ciudad de La Plata. Pero los ingleses,

después de haber tomado Montevideo, volvieron a ocupar Buenos Aires,

siendo que la expulsión definitiva fue lograda gracias a la labor desplegada

por las fuerzas improvisadas por el primer alcalde, el peninsular Martín de

Alzapa.

Convertido Liniers en héroe, fue nombrado Virrey interino del Río

de La Plata. Pero, posteriormente, los acontecimientos políticos de 1808

en España impactaron en hispanoamérica con el pronunciamiento de los

intendentes de las provincias a favor de la causa de Corona española en la

83 Valentín Abecia Baldivieso. El criollismo de La Plata. La Paz, Editorial Difusión Ltda. 1970, pp. 14-15.84 Gabriel René Moreno. Últimos días coloniales en el Alto Perú. La Paz, Librería “La Juventud”, 1970b, p. 91.

Page 63: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

62

Antecedentes de

los Revolucionarios

figura de Fernando VII. Esa oportunidad fue aprovechada por el gobernador

de La Paz, Tadeo Dávila para escribir el 17 de febrero de 1809 una carta

al Virrey Don Santiago Liniers sobre la oferta del envío de doscientos mil

combatientes indios de La Paz (de las provincias de Sicasica, Pacajes,

Larecaja y Caupolicán) para defender los derechos del señor Fernando

VII, costeados por ellas85. Como se podrá apreciar, Tadeo Dávila no formó

parte en el grupo revolucionario, sino se mantuvo en la causa realista

durante la revolución y después de ella.

A los pocos meses del mencionado ofrecimiento, el 25 de mayo de

1809, en la ciudad de La Plata, se produjo el primer grito libertario (a favor

de Fernando Séptimo) con el motín del pueblo a la cabeza de un grupo

de revolucionarios animado por el fiscal Jaime Zudáñez. Esto repercutió

rápidamente en la ciudad de La Paz y en otras ciudades del Alto Perú. Para

la mejor difusión de los sucesos, los revolucionarios enviaban comisiones

a las diferentes provincias de la Audiencia de Charcas y también fuera de

ella para comunicar el nuevo estado de cosas. A La Paz lo hicieron a través

del abogado Mariano Michel y éste por su parte se contactó con el grupo

revolucionario paceño.

A los pocos meses de los sucesos del 25 de mayo de 1809, estalló la

revolución del 16 de julio en la ciudad de La Paz la cual tuvo sus influencias

inmediatas, además de las conspiraciones de 1805 de las ciudades del

Cuzco y La Paz. Los participantes de ese levantamiento, fueron los criollos

en su mayoría; los residentes del interior y los de países vecinos, pocos

españoles y algunos mestizos. Su trascendencia fue mucho más grande en

comparación a la anterior, y por eso se movilizaron las fuerzas realistas

85 AGN. (Buenos Aires). Intendencia de La Paz. Leg. 10, 1809 (5-6-5). Carta de Tadeo Dávila al Virrey Santiago Liniers. La Paz, 17 de febrero de 1809.

Page 64: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

desde el Cuzco, en pro de mantener el régimen colonial, al mando del

Brigadier José Manuel de Goyeneche con el objeto de aplastar a los

promotores del movimiento revolucionario de La Paz. Su estallido también

impactó en la Intendencia de Puno, ocasionando zozobra a las autoridades,

ya que las noticias sobre los sucesos del movimiento revolucionario de

La Paz, llegaban a Puno con bastante rapidez por estar vinculadas ambas

poblaciones por el tráfico comercial86.

Pero, ¿cuáles fueron las causas de la revolución del 16 de julio de

1809?

Fuera de las conspiraciones que antecedieron, las causas de este

movimiento estaban relacionadas con los intereses políticos, económicos y

sociales de los criollos. Pero, los síntomas de la revolución fueron sin duda

a consecuencia de los últimos acontecimientos generados en España; pues

los revolucionarios para conseguir sus objetivos se valieron debidamente

del pretexto de la supuesta entrega de las colonias hispánicas por las

autoridades reales a la princesa de Brasil.

Según Juan Bautista Sagárnaga:

“… el señor Obispo tenía correspondencia con la señora Princesa

del Brasil, y que también el señor Don Tadeo Dávila conferenciaba con

el dicho señor, para que esta ciudad reconociese á aquella señora por

soberana, lo que ratificó el abogado Michel que vino de Chuquisaca”87.

Los señores del Cabildo, Justicia y Regimiento, por su parte, el 19 de

julio de 1809, “manifestaban al gobierno a hacer sus nobles sentimientos de

reunión”, ya que todos eran vasallos del señor Don Fernando VII dispuestos

a defender sus causas como ser la Religión y la Patria. Según el pedido del

86 Florencia Ballivián de Romero. “Repercusiones de la revolución de La Paz en Puno”. En: Historia y Cultura, Nº 3, La Paz, Academia Nacional de Ciencias de Bolivia, 1978, p. 192.

87 Boletín de la Sociedad Geográfica de Sucre, 1901, pp. 15-16.

Page 65: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

64

Antecedentes de

los Revolucionarios

Diputado y Representante del Pueblo, “la conmoción no tuvo otro origen

que el recelo que las asistía a estos nobles vasallos de ser entregados a la

Princesa de Brasil, ú otra potencia extranjera”88. Según el propio Murillo,

la causa de la revolución fue porque “el reyno se entregaba a la dominación

portuguesa estando vivo el señor Don Fernando VII”89. Del mismo modo,

Ramón Mariaca y el capitán Tejada en la defensa de los revolucionarios

del 16 de julio, sostuvieron que las causas de la revolución eran defender

y resguardar los derechos de Fernando VII contra las pretensiones de la

Princesa del Brasil con motivo de la invasión de Bonaparte a España90.

En fin, la mayoría de los revolucionarios en sus declaraciones,

además de los que se ha mencionado, afirmaron que ellos habían luchado

por la defensa de los derechos de Fernando VII.Pero el movimiento revolucionario no se limitó a la supuesta defensa

de los derechos de Fernando VII; entonces ¿cuál fue la intención de los revolucionarios en su aspiración ideológica?

Para responder a esta pregunta se señalan algunas razones que

impulsaron a los revolucionarios a protagonizar el levantamiento de

carácter independentista.

Mariano Urdininea aseguró “que su plan era la Independencia bajo

el aparente colorido de defender los derechos del Rey”91. Según José

Ramón de Loayza, “los insurgentes habían meditado sacudir el yugo de la

88 Carlos Ponce Sanginés y Raúl Alfonso García. Documentos para la Historia de la Revolución de 1809, Vol. II, La Paz, Biblioteca Paceña, Alcaldía Municipal, 1954, p. 138. Acuerdos sobre la formación de tropas y otros puntos. La Paz, 19 de julio de 1809.

89 Ponce Sanginés y García 1954, Vol. II, p. 243. Ponce Sanginés y García 1954, Vol. II, p. 243.90 Boletín de la Sociedad Geográfica de Sucre, 1901, Tomo III, Nº 32. Documentos históricos inéditos:

Defensa del señor Ramón Mariaca y del Capitán Ignacio Tejada, hecha a los reos José Antonio Medina, Pedro Domingo Murillo, Melchor Jiménez, Apolinar Jaén, Gregorio Lanza, Buenaventura, José Antonio Figueroa, Juan Bautista Sagárnaga y Juan Basilio Catacora, con motivo de los acontecimientos del 16 de julio de 1809 en La Paz, pp. 120-128.

91 Ponce Sanginés y García 1954, Vol. II, p. 125. Declaración del Alguacil Mayor D. Mariano Urdininea. La Paz, 17 de diciembre de 1809.

Page 66: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

65

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

soberanía y seducido a libertar independencia tratando estas materias en

varias casas”92.

Efectivamente, las acciones revolucionarias no podían limitarse sólo

a la defensa de los derechos de un rey que no era tal, sino que las ideas

libertarias iban más allá de las protestas de una posible entrega de estos

reinos a la princesa del Brasil. Un documento anónimo de esos días lo

confirmaba en la siguiente forma:

“Porque a la verdad que es un soberano que sólo se acuerda de sus

vasallos para dejar caer sobre ellos el peso de la contribución y tributos y

que sólo las hace sentir su poder para oprimirlos, autoridad para hacerlos

desgraciados? Es acaso digno de ceñir la diadema y empeñar el cetro?

Pero á donde voy un discurso que cabalmente retrata la conducta que

han observado los R. R. de España de tres siglos, sed Patriotas, sed

Americanos, sed fieles a vuestro suelo, esforzad vuestros brazos hasta

que se presente abatida para clamar a presencia del orbe entero diciendo:

Viva La Paz, Viva Chuquisaca y viva la América toda”93.

La proclama de la revolución de los insurgentes es otro de los

documentos más importantes que contiene precisamente el pensamiento

ideológico de la rebelión americana; sin duda refleja la reacción de los

americanos que habían permanecido durante tres siglos de coloniaje

español sin haber buscado su independencia de la Corona de España94. Del

referido documento se sintetizan los siguientes puntos:

92 Ibid. p. 116. Declaración del Alcalde Provincial Don José Ramón de Loayza. La Paz, 26 de diciembre de 1809.93 Ponce Sanginés y García 1953, Vol. I, pp. XXIV y XXX. Documento anónimo que corre a fs. 1 y 2 Ponce Sanginés y García 1953, Vol. I, pp. XXIV y XXX. Documento anónimo que corre a fs. 1 y 2

como cabeza de proceso en los autos Nº XIV, caratulados: “Expediente criminal”, etc. Fue entregado ese documento por el Presbítero Sebastián Figueroa al Presbítero Lorenzo Arteaga que lo conducía detenido al convento de la Merced el 3 de octubre de 1809.

94 Arturo Costa de la Torre. Estirpe y genealogía del protomártir Pedro Domingo Murillo. La Paz, Editorial Casa Municipal de la Cultura “Franz Tamayo”, 1977, p. 23. Primera proclama, 27 de julio de 1809.

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Antecedentes de

los Revolucionarios

1.- Tres siglos de coloniaje español fueron el tiempo de espera que soportaron los americanos, con humildad, las vejaciones, los trabajos, las indigencias; siempre manso y tranquilo como una especie de destierro en el seno mismo de su patria. Puesto que el español usurpador, injusto, inculto, en ese dilatado tiempo había sometido la libertad de los americanos al despotismo y la tiranía, considerándolos a ellos como a esclavos (grupo humano que ocupaba el último lugar en la escala social colonial). En este caso, estaría refiriéndose a la población indígena dentro de la sociedad colonial.

2.- Pero a causa de esa situación, los americanos, no pudiendo seguir esperando por más tiempo, resolvieron proclamar la revolución. No solamente se trataba de sacudir el yugo “funesto” impuesto por los españoles para la felicidad de los americanos, sino que al mismo tiempo podían organizar “un sistema nuevo de gobierno, fundado –decían– en los intereses de nuestra patria, altamente deprimida por la bastarda política de Madrid”. Desde luego, aprovechando las circunstancias coyunturales, supieron “levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor título y conservadas con la mayor injusticia y tiranía”.

El movimiento libertario e independentista tampoco podía estar circunscrito sólo a la ciudad de La Paz o a las provincias de ella sino que se propagaba también más allá de Yungas. Joaquín Revuelta escribiendo una carta desde Chulumani al virrey, dijo “con ellas (ideas) formar aquí la colonia independiente que deseaban extender hasta las misiones de

Mosetenes y Moxos”95.

95 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz. Leg. 10, 1809 (5-6-5). Carta de Joaquín Revuelta al virrey del Río de La Plata. Chulumani, 21 de noviembre de 1809.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Esta revolución, que al principio tuvo una repercusión trascendental por su contenido ideológico y su organización del gobierno, pronto llegó a su ocaso con la noticia de la venida de las fuerzas reales comandadas por el brigadier Manuel de Goyeneche a la ciudad de La Paz. En esa circunstancia Gregorio García Lanza señalaba que la Patria se encontraba entre dos espadas; una la actitud espiritual del obispo La Santa y la otra la llegada del señor presidente Goyeneche a Puno96. Desde entonces el jefe de la revolución, al encontrarse aislado y amenazado por los contrarrevolucionarios, se vio obligado escribir cartas tanto a Goyeneche como a Paula Sanz y al virrey del Río de La Plata (entre las fechas 4, 6, 27 de octubre y 6 de noviembre de 1809) manifestando que las fuerzas patriotas a su cargo estarán dispuestas a ponerse bajo las órdenes de Goyeneche; por ejemplo, prometió retirar las fuerzas de 200 hombres que custodiaban el Desaguadero. De esa manera Murillo reconoció a Goyeneche como a su máxima autoridad y “alta personalidad”, prometiendo al mismo tiempo su obediencia con el sacrificio de todos sus “desvelos e ideas”97. Y por último, reiterando su total sumisión a las órdenes de Goyeneche como un vasallo a las causas reales98.

Murillo, además de las mencionadas cartas, había escrito dos cartas al nuevo Virrey del Río de La Plata, el 17 de septiembre de 1809, con la intención de convencer a la máxima autoridad virreinal asegurando que él estaba gobernando al servicio de las causas reales. En una carta, felicita al Virrey por la posesión de su alto cargo y le manifiesta haber sido nombrado como Comandante en estos términos:

96 Ponce Sanginés 1953, Vol. I, p. CCIX. Ponce Sanginés 1953, Vol. I, p. CCIX.97 Carlos Ponce Sanginés. Documentos para la Historia de la Revolución de 1809, Vol. IV. “Expediente del

Obispo La Santa y Ortega” y “Documentos del Archivo del Conde de Guaqui”. La Paz, Biblioteca Paceña, Alcaldía Municipal, 1954, p. 348. Carta de Pedro Domingo Murillo a Goyeneche. Cuartel General de La Paz, 6 de octubre de 1809.

98 Ibid. p. 349. Carta de Pedro Domingo Murillo a José Manuel de Goyeneche. Cuartel General de La Paz, 6 de octubre de 1809.

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68

Antecedentes de

los Revolucionarios

“… en unos tiempos tan críticos que ha venido como el Arco Iris

para el alivio y consuelo de estas provincias, hice presente que la noche

del 16 de julio me nombró el Ilustre Ayuntamiento por Comandante

interino, obligándome a aceptarlo con responsabilidad sin admitirme

excusa ni súplica…”.

Después de señalar las fojas donde estaban insertadas sus

certificaciones, en el testimonio, acerca de su nombramiento, manifestaba

su vocación de fidelidad al Rey, al decir:

“… por el segundo testimonio consta mis servicios en la rebelión

general de los naturales y haber desempeñado varios grados de oficial,

sin que ellos haya exigido premio ni colocación el destino por parecerme

que el vasallo debe sacrificarse desnudo de todo interés por su Rey y

señor natural, como la Religión y la Patria”.

Finalmente parece que al estar muy agobiado por el peso de su actitud

asumida y haber tomado bajo su responsabilidad la revolución, solicitó su

retiro, diciendo:“Estos mismos sentimientos no ha degenerado de mi carácter, y

aunque en el día ha sido el peso más enorme a la cabeza [de] él una plebe

revoltosa entusiasmada por el amor de su soberano desnudo de auxilios

de oficiales que se conceptuaban efectivos en la tranquilidad, y que en

el espacio de veinte días no propendieron ayudarme siendo necesario

consultar sujetos aparentes que se han colocado en las compañías

nunca exijo premio ni colocado, sino el de un retiro que proporcione mi

descanso en [pre]mio [de] mis fatigas”99.

En la otra carta (aunque no se sabe cuál de ellas fue primera y segunda), escrita a las doce horas de ese día (17 de septiembre), Murillo

99 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz. Leg. 10, 1809 (5-6-5). Carta de Pedro Domingo Murillo al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. La Paz, 17 de septiembre de 1809.

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69

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

le manifiesta al virrey su preocupación sobre la actitud de Diego Quint, contra su autoridad en el pueblo de Copacabana, diciendo:

A pesar “de la tranquilidad con que he mantenido esta ciudad, y

todo su provincia con subordinación a las legítimas potestades se han

experimentado acciones hostiles por la provincia de Puno ocupando

el pueblo de Copacabana y subvirtiendo a los naturales con promesas

de relevarlos del tributo real por D. Diego Quint Fernández Dávila,

coronel propietario del batallón de esta ciudad quien según la voz común

habiendo sido el principal caudillo en la noche del 16 de julio se ha

trasladado a sus gentes a fomentar una (¿?) entre vasallos de un mismo

soberano”100.

Los argumentos usados por Murillo en las mencionadas cartas, demuestra su derrota tratando de convencer al nuevo Virrey su fidelidad a la causa real sin recibir ninguna respuesta. Más bien denuncia la subversión de Diego Quint Fernández Dávila contra su gobierno. Pero su intento de convencer resulta ser en vano, puesto que Goyeneche decidido en aplicar el castigo penal a Murillo era un hecho incontenible para de esta manera aplastar la revolución instaurada el 16 de julio en La Paz.

Por tanto, Murillo y otros revolucionarios del 16 de julio de 1809, a causa de la represión realista, trataron de resignar sus aspiraciones libertarias en la última instancia declarando ser fieles vasallos del Rey su causa. Pero eso no iría a impedir los primeros pasos dados por la revolución criolla, sino que encontrarían después de poco tiempo una próxima coyuntura más favorable para lograr la independencia como una realidad inobjetable.

100 Biblioteca Nacional (Madrid). Carta de Pedro Domingo Murillo al virrey Baltasar Hidalgo y Cisneros de la Torre. La Paz, septiembre 17 de 1809. En: Ms. 13150, folio 24.

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Situación Social

de los

Revolucionarios

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

SITUACIÓN SOCIAL

DE LOS

REVOLUCIONARIOS

2.1 Las clases sociales

La mayoría de los revolucionarios del 16 de julio de 1809, sin

duda eran criollos; aunque también, en el levantamiento participaron los

españoles (peninsulares) y mestizos en calidad de soldados especialmente.

Las clases sociales (desde la perspectiva étnico-social) a las que

pertenecían los revolucionarios, eran producto del entroncamiento inter-

étnico y social de tres siglos del coloniaje hispánico y las cuales, en orden

vertical, estaban conformadas por los peninsulares, criollos, mestizos,

indígenas y negros. Según Calderón Quijano, “la distribución de las clases

sociales en Hispanoamérica presenta un triple aspecto social, económico

y étnico. Lo social, lo económico y lo racial están íntimamente unidos en

el Nuevo Mundo”1. De esta manera es comprensible la posición social de

los revolucionarios, en la sociedad colonial del Alto Perú, de acuerdo a su

situación étnica, económica y social o cultural.

Por su abolengo, tanto españoles y criollos sentían el orgullo de ser

descendientes de sus abuelos o padres de origen español, distinción que

daba una posición privilegiada en la estructural social colonial. A pesar

1 José Antonio Calderón Quijano. “Población y raza en Hispanoamérica”. En: Anuario de Estudios Americanos, Tomo XXVII, Sevilla, 1970, p. 737 y ss.

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74

Situación Social de

los Revolucionarios

de ello, las diferencias sociales entre españoles de origen peninsular y

criollos o americanos eran bastante notables. Así el criollo por el solo

hecho de haber nacido en América ocupaba una posición inferior al

español nacido en la península ibérica. A causa de esta discriminación,

los criollos sólo podían ocupar los cargos de menor jerarquía siendo los

puestos altos otorgados a los españoles en el gobierno y la administración

pública. Como consecuencia de esa realidad, las aspiraciones políticas,

religiosas y sociales de los criollos fueron postergadas: lo cual creaba en

el criollo el odio al español a pesar que se invocaba la fraternidad y unión

entre ambos “bajo el solo de españoles”2.

Por su parte los mestizos, como producto de la mezcla de sangre

española o criolla e india, estaban colocados en el tercer lugar después de

los criollos en la sociedad colonial aunque solían compartir los mismos

elementos culturales de origen europeo con los españoles y criollos, como

la religión y las costumbres hispánicas.

La masa indígena (conformada por los caciques y tributarios:

originarios (mitayos), yanaconas y forasteros) por ser étnica, social y

culturalmente diferente de los demás grupos sociales de la colonia, fue

considerada menor de edad y marginada (racialmente discriminada) de

la participación en el gobierno, la política y administración pública del

Estado español en hispanoamérica, puesto que el indio desde la conquista

se vio forzado a la servidumbre en beneficio de los españoles, criollos,

mestizos e incluso de los caciques.

Los criollos ricos tampoco podían modificar su condición de

inferioridad social para aspirar a la escala superior o a los puestos

2 BN. (Madrid). Relación imparcial de los acaecimientos de la ciudad de La Paz en la noche del 16 de julio de 1809 y días sucesivos. Ms. 13150.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

asignados a los peninsulares por el gobierno real. Así la plana mayor de

los revolucionarios estaba compuesta de peninsulares y criollos, los que

ocupaban los cargos importantes, como: alcalde ordinario de 1er. y 2do.

Voto, regidor, alguacil mayor, escribano, subdelegado, asesor de la Real

Hacienda, etc. Ambos sectores pertenecían a la oligarquía paceña cuya

posición económica estaba formada en base a sus haciendas, casas, minas

y otros bienes adquiridos o heredados a sus abuelos. Su mejor situación

económica permitía a los insurgentes de 1809 de La Paz, al igual que otros

criollos hacendados, a compartir no solamente la riqueza con los pocos

españoles residentes, sino la comodidad y alcanzar el grado de educación

o formación profesional en las ramas de teología y derecho. En cuanto

a la situación cultural, era bastante notable la distinción que existía entre

la gente letrada e iletrada; así, los criollos del sector de la oligarquía que

participaron en la revolución del 16 de julio lograron instruirse en los

colegios y universidades que fueron establecidos en las ciudad de Lima,

Cuzco, La Plata (Chuquisaca) y Córdoba. Una minoría de los mestizos

también llegó a instruirse en los mencionados establecimientos superiores,

e incluso la élite indígena. La distinción de ser una persona instruida

representaba lo valioso en la sociedad colonial; así el grado académico

significaba el símbolo del status social y su valor aumentaba el prestigio

de quien había alcanzado una formación profesional o intelectual. Para

comprender mejor los puntos señalados de una manera conveniente, a

continuación, se presenta una breve relación social del comportamiento

familiar étnico, económico y cultural de los revolucionarios en la sociedad

colonial de La Paz.

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Situación Social de

los Revolucionarios

2.2 La familia y las relaciones sociales

En primer lugar veamos el comportamiento familiar de los

revolucionarios (paceños y residentes) y sus vinculaciones sociales con

otros sectores de la sociedad paceña (urbano y rural) o fuera de ella.

Origen peninsular

Juan Pedro Indaburo fue natural de Pastán del Obispado de Pamplona, alta Navarra (España). Sus padres fueron Nicolás Indaburo y María Martina Verindoaga. Poco antes de contraer matrimonio el 24 de enero de 1778 con María Diez de Medina, viuda de Juan de Obaya, tenía la intención de ser declarado hijodalgo porque heredaba de sus padres y antepasados “la nobleza e hidalguía” en el reino de Navarra3. Indaburo, gracias a su buena posición económica y social, fue uno de los españoles más ricos, “y de poderosa influencia en La Paz”4. Avecindado en la ciudad de La Paz estaba estrechamente vinculado con los familiares de su mujer de Diez de Medina; siendo que éste como hacendado era una de las familias más ricas de la sociedad colonial de La Paz por sus valiosas haciendas ubicadas en los Yungas y estancias en el altiplano. En cuanto a sus relaciones sociales, estuvo en permanente contacto con la gente de diferentes categorías sociales, ya sea en función pública y particular, por ejemplo, con el sector indígena de sus haciendas y las autoridades de distintos niveles.

3 Nicanor Aranzaes. Diccionario Histórico del Departamento de La Paz. La Paz, Editora talleres Gráficos “La Prensa”, 1915, p. 403. Cf. ALP. RE 1777. Poder para España. Dn. Juan Pedro Indaburo a Dn. Pedro Berindoaga (vecino de la Villa de Madrid en los reinos de España). f. 331.

4 Manuel Rigoberto Paredes. La fundación de Bolivia. La Paz, Ediciones ISLA, 1964, p. 86.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Hacia 1776, Indaburo siendo alcalde ordinario de primer voto,

seguramente por ser una persona muy ocupada, no tuvo suficiente tiempo

disponible para atender sus asuntos personales en los tribunales de justicia.

En vista de esto, se vio obligado nombrar a Juan Crisóstomo Vargas como

su procurador5 para que éste atendiera, por ejemplo, uno de sus asuntos

relacionados con la rebeldía de un indio de Pucarani6. Posteriormente, en

1797, anoticiando de una causa “de gravísimos capítulos entablada por

el Doctor Josef Toledo contra el Subdelegado –del partido de Yungas–

Don. Joaquín Rebuelta”, promovió un juicio de residencia contra éste

hasta suspenderlo de su empleo. En esa ocasión nombró, como a sus

procuradores y apoderados, a los señores Juan José Saavedra y Juan

Crisóstomo Vargas.

Indaburo, convencido que el mencionado subdelegado, con la

exigencia del servicio personal de los indios, afectaba a la gente yanacona

de su hacienda de Yungas, reaccionó diciendo: “no debiendo dudarse que

cualquiera del pueblo es parte legítima para personarse en los asuntos en

que tienen interés la quietud y vindicta pública” siendo que con mayor

“razón debo ser considerado parte legítimo, pues como hacendado del

partido me veo obligado a defender –a los– miserables indios de mis

haciendas y estancias de las violencias, injusticias y vejaciones que están

causados de sufrir del dicho Subdelegado”7.

Luego tenemos a Francisco Yanguas Pérez, natural de Freguaxastes

en Rioja de Castilla la Vieja (España), fue hijo de Cristóbal Pérez Yanguas

5 ALP. EC. 1796. s.f. Juan Crisóstomo Vargas, por Juan Pedro Indaburo, sobre las frecuentes juntas que unos indios realizan en la casa de Lorenzo Alapita.

6 Ibid.7 ALP. EC. 1797. Autos seguidos por Don Juan Pedro Indaburo contra Don Joaquín Rebuelta, Sub

delegado del Partido de Chulumani, sobre varios capítulos. F. 1.

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Situación Social de

los Revolucionarios

Ramírez y Sebastiana Pérez. Vino de España, aunque no se sabe cuándo,

con licencia real en calidad de comerciante. Formó su hogar, en La Paz, el

26 de julio de 1800 con Eulalia Rodríguez, en quien tuvo una hija llamada

María Josefa. Sus relaciones sociales indudablemente estaban vinculadas

con el sector de los comerciantes como también con las autoridades y los

vecinos de la ciudad de La Paz. Pero los indios de Laja lo denunciaron por

el despojo de tierras de Choque-Chilligua8 .

Los otros españoles, residentes en La Paz, que participaron en la

revolución del 16 de julio de 1809, fueron José Gabriel Castro (natural

de Galicia), Juan Santos Zavalla (natural de San Salvador, Vizcaya), José

Antonio Vea Murguía (natural de Marquina en Alava, Vizcaya), Cristóbal

García (natural de Málaga) y José María Valdéz (natural de Asturia).

Los mencionados españoles tenían actividades vinculadas con

las labores agrícolas, el comercio y rescate de la coca, los cargos de

subdelegación o en el Cabildo. La mayoría de ellos vinieron de España

solteros y todos se casaron en La Paz emparentándose de esta manera con

las diferentes familias paceñas.

Criollos

José Ramón de Loayza (1751-1839), natural de La Paz, hijo de

Miguel Loayza y María Gertrudis Pacheco Salgado, fue descendiente

de Alonso de Loayza, uno de los conquistadores del Perú que participó

en la batalla de las Salinas el 6 de abril de 1538 contra Diego Almagro.

José Ramón de Loayza estuvo casado –según Aranzaes– con Magdalena

8 ALP. EC. 1820. Naturales del ayllu Collana de Laja contra Francisco Yanguas Pérez, por despojo de tierras de Choque-Chilligua. F. 48.

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79

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Arescurenga. Pero ese matrimonio indudablemente fracasó, puesto que

Loayza después de poco tiempo apareció casado con Eusebia de Tellería9,

hija de Juan Manuel de Tellería. Éste posteriormente, en su testamento

declaró que durante su ausencia de la ciudad de La Paz, su mujer “había

entregado”, la dote correspondiente a su hija a José Ramón de Loayza.

En otra parte de su testamento Tellería afirma que el señor José Ramón

de Loayza le debe “más de doscientos cestos de coca” (libre de costa),

los cuales éste evidentemente había recibido de su suegra doña Juana

de Loayza. Además de esto, Loayza se apropió de algunos objetos de

su suegro entre los cuales podemos mencionar: un reloj cubrier (sic),

cuyo precio se estimaba en cien pesos, dos o tres marcos de plata y un

libro intitulado Manojito de Tallado10. Loayza, desde muy joven, fue

distinguiéndose como maestre de campo y hacendado en la provincia de

Sicasica, más tarde se convirtió en uno de los ricos más acaudalados entre

los paceños.

A Loayza, se suman los hermanos Gregorio y Manuel Victorio

García Lanza, hijos de Martín García Lanza y Nicolasa Mantilla. Ambos

eran naturales del pueblo de Coroico; el primero nació el 12 de marzo de

1775 y, el segundo, el 8 de diciembre de 177711. Los García Lanza, al igual

que el anterior, fueron descendientes del español Victorio García Lanza,

natural del Principado de Asturias. En 1801, Manuel Victorio contrajo

matrimonio con su prima María Dolores Mantilla12, y Gregorio el 27 de

marzo de 1803, con María Manuela Campos, viuda del doctor Francisco 9 ALP. RE. 1792-1793, s.f. Testamento de Juan Manuel de Tellería (suegro de José Ramón de Loayza).10 Ibid.11 Aranzaes 1915, pp. 314 y 322.12 Aranzaes 1915, p. 322. Cf. Ponce Sanginés 1954, Vol. III, p. 220.

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Situación Social de

los Revolucionarios

Idiáquez (teniente asesor en la Intendencia de La Paz). La ceremonia de la

boda se realizó en el palacio episcopal y las bendiciones nupciales fueron

solemnizadas por el obispo de la Santa y Ortega13. Martín García Lanza,

fuera de los hijos mencionados y naturales, en su segundo matrimonio,

tuvo un tercer hijo legítimo llamado Miguel. Como no podría ser de otra

manera, después de su muerte, sus hijos tuvieron problemas en la partición

y división de los bienes, puesto que los hijos naturales no dejaron de

reclamar la parte que le correspondía en los bienes de su padre común.

En otro aspecto social, los García Lanza estaban obligados a ayudar

en las actividades o necesidades de su pueblo, y así por ejemplo, el Dr.

Gregorio García Lanza proporcionó una cierta cantidad de tejas para el

techado de la iglesia parroquial que estaba construyéndose en el pueblo

de Coroico14.

José Domingo Bustamante, otro de los integrantes de la sociedad

paceña, fue natural de Arequipa; hijo del coronel Domingo de Bustamante

y Benavides y de Petronila Diez de Canseco. Contrajo matrimonio el

23 de noviembre de 1783 con María Josefa Peñaranda y Salgado15. Sin

duda, Bustamante desde su juventud formó parte integrante de la sociedad

paceña y no de la de Arequipa.Al igual que Bustamante hubo otros revolucionarios de origen

peruano tales como José Genaro Chávez de Peñaloza (Arequipa), Andrés José del Castillo (Lima), Tomás Domingo Garay de Orrantia (Lima),

13 Aranzaes 1915, p. 315.14 AHM. RE. 1802, s.f. Donación de 150 pesos y tejas para la construcción del templo en el pueblo de

Coroico por parte del Dr. Gregorio García Lanza.15 Aranzaes 1915, p. 149. Cf. ALP. 1800 (2 folios): Obligación de mancomún el señor alférez real Don José

Domingo Bustamante y su mujer legítima doña María Josefa de Peñaranda por los diezmos de la casa escusada de Chulumani a favor de la mesa capitular y a satisfacer la cantidad de 400 pesos. f. 209v.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

José Arroyo (Moquegua) y Sebastián Aparicio (Puno). Los argentinos, José María de los Santos Rubio, Ramón Policarpio Arias (Salta), José Antonio Medina (Tucumán), Pablo Gutiérrez (Buenos Aires) y Manuel Huisi (Chile). Es interesante conocer que la mayoría de ellos eran solteros cuando salieron de sus pueblos de origen, y para establecerse en La Paz, a excepción de los religiosos, se casaron con las paceñas al igual que los referidos españoles.

A continuación, tenemos a Juan Cordero quien nació en La

Paz el 24 de junio de 1779, y no así en 1759, como señala Nicanor

Aranzaes16. Fue hijo de Gabriel Cordero y Eusebia Ponce Santalla, aunque

posteriormente su padre aparece casado con Lucía Fernández Guachalla17.

Tuvo un hermano llamado Ignacio quien más tarde llegó a ser abogado;

y también una hermana. Gabriel Cordero fue descendiente de una familia

de bordadores venida de España, ejerció el mismo oficio y Juan Cordero

también heredó a su padre el oficio de bordador desde su adolescencia18.

En 1805, se dice que Juan Cordero era un “mozo soldado” de la tercera

compañía del batallón de Milicias de la ciudad de La Paz19. Entonces

su vida social, además de su vínculo familiar, estaba asociada a la vida

soldadesca. De esta manera su comportamiento, a diferencia de lo civil,

fue también de un militar o miliciano de la época, pues los soldados, a

veces, se convertían en unos individuos perturbadores del orden público

y que solían realizar reyertas callejeras en la ciudad en altas horas de la

noche20. De este ambiente, Juan Cordero difícilmente podía sustraerse. 16 Aranzaes 1915, p. 221. Cf. ALP. Exp. 1803. Juicio criminal seguido por José María Astorga contra Juan

Cordero y Justo Averanga, por unos maltratos que éstos le infirieron. F. 4v.17 Aranzaes 1915, p. 221. Cf. ALP. RE. 1803-1812, s.f. Solicitud de una escritura sobre la división y partición

de bienes entre Lucía Fernández Guachalla (mujer legítima de Dn. Gabriel Cordero) y José Guachalla, herederos del finado Capitán de Ejército Dn. Julián Fernández Guachalla.

18 Paredes 1964, p. 81. Paredes 1964, p. 81.19 ALP. EC. 1803, s.f. ALP. EC. 1803, s.f.20 ALP. EC. 1809, s.f. Auto criminal seguido contra varios individuos acerca de unos sablazos. ALP. EC. 1809, s.f. Auto criminal seguido contra varios individuos acerca de unos sablazos.

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Situación Social de

los Revolucionarios

Así, en 1803, una noche en una tienda de la calle de Chocata, en compañía

de un indio llamado Justo Averanga protagonizó una reyerta callejera con

José María Astorga, vecino de la ciudad de La Paz. Esta disputa sin duda

se debió al efecto de la embriaguez, la cual fue presenciada por la gente de

diferentes capas sociales21, hasta que una muchacha, aterrorizada al ver la

pelea de los mencionados protagonistas, emprendió una veloz carrera para

pedir el auxilio de la gente. A la distancia de casi una cuadra, encontró a

tres personas, a quienes solicitó diciendo “que a Juanico lo matan, y que

así fuesen a verlo”22.

Astorga, como uno de los contendores, denunció lo sucedido ante

las autoridades de la Intendencia de la Paz contra Juan Cordero y Justo

Averanga de haberle inferido maltratos, heridas e injurias. El Gobernador

Intendente, Antonio Burguayó y Juan, inmediatamente decretó el arresto

de Cordero y Averanga. Seguidamente, en cumplimiento del decreto

antecedente, el escribano Juan Crisóstomo Vargas pasó la notificación al

alguacil mayor, Mariano Graneros con la orden de detención y arresto de

los supuestos agresores. En los primeros días del año siguiente (1804),

Graneros ejecutó la detención de Juan Cordero y Justo Averanga. Al cumplir

su misión, Graneros informó diciendo: “los arresté el primero en el cuartel

de veteranos y al segundo en la Real Cárcel de mi cargo”23. Sin embargo,

Juan Cordero, desde su reclusión, reclamó al Gobernador que su arresto era

injusto, explicando que la acusación que le hizo el mencionado Astorga se

debió a consecuencia de su embriaguez y el resultado de “una reyerta” que

el mismo Astorga fue el causante24. Sostuvo que su denunciante no podrá

21 ALP. EC. 1803, s.f. Juicio criminal seguido por José María Astorga contra Juan Cordero y Justo Averanga por unos maltratos que éstos le infirieron.

22 Ibid. Ibid.23 Ibid. Ibid.24 Ibid. Ibid.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

comprobar lo que sindica, al no poder presentar el certificado médico ante

las autoridades, por no existir su hospitalización en ningún sanatorio para

evidenciar las supuestas heridas. De modo que la sindicación que le hacía

su enemigo –decía Cordero– es para “perjudicarme con larga detención

de mi persona, en perjuicio de mi trabajo” y “no es posible permitir mi

padecimiento por las suposiciones calumniosas”25. Dentro de pocos días, el

10 de febrero, Cordero fue puesto en libertad gracias a la fianza presentada

en su favor por el bordador Felipe Neve ante las autoridades, y como uno

de los testigos de dicho documento, firmaba el conocido personaje de la

revolución de 1809, Hipólito Landaeta26.En esta breve descripción biográfica de Juan cordero, se nota

claramente la interrelación de la familia Cordero con los diferentes sectores de la sociedad paceña; tales como la vinculación que mantenía con otros bordadores, los de la milicia, el indígena y algunos personajes que irían a ser los protagonistas de la revolución paceña de 1809.

Luego, tenemos a Juan Bautista Sagárnaga, quien nació en la

ciudad de La Paz el 23 de junio de 176627. Sus padres fueron Manuel

de Sagárnaga, natural de la villa de Durango, en los reinos de España

(señorío de Vizcaya) y María Carrasco, natural de la ciudad de La Paz28.

Sagárnaga fue uno de los típicos criollos del Alto Perú, considerado por

sus adversarios como el “encarnizado enemigo de los europeos”29, cuyo

parentesco pertenecía a dos familias de distinta nacionalidad: una, por

25 Ibid. Ibid.26 Ibid. Ibid.27 Alfredo Gutiérrez Valenzuela. “El Examen de Abogado de Juan Bautista Sagárnaga”. 1954, p. 762. En:

Documentos para la Historia de la revolución de 1809, Vol. III, 1954, p. 762. Cf. ALP. EC. 1801, s.f. Sobre el parentesco de los Sagárnaga.

28 Ibid.29 BN. (Madrid). Relación imparcial de los acaecimientos de la ciudad de La Paz en la noche del 16 de julio

de 1809 y días sucesivos. Ms. 13150.

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Situación Social de

los Revolucionarios

su padre, a España y, otra, por su madre, a La Paz, En sus relaciones

familiares de los hermanos Sagárnaga, como consecuencia de los prejuicios

sociales de la época, no podía faltar las divergencias entre ellos hasta

llegar a insultos. En 1804, en ocasión de la práctica del inventario de “los

papeles pertenecientes a la finada doña María Carrasco hecha por el señor

alcalde de 2do. Voto”, Juan Bautista Sagárnaga “insultó” a su hermana

María Manuela Sagárnaga, “con las expresiones de puta y quinientas

veces puta”30. No obstante este insulto, Juan Bautista incluso solicitaba

información contra su hermana diciendo: “por la calumnia suscitada por

la malicia de mi hermana digo: que conviene el que la justificación de

V. reciba la declaración del indio Julián, que sirve de pongo a dicha mi

hermana”31. Las divergencias familiares de los hermanos Sagárnaga, sin

duda alguna, no fueron más allá de las relaciones de los demás de su

familia. Sin embargo, esto muestra los mismos rasgos de la vida familiar

o cotidiana y social que existía en la sociedad colonial del Alto Perú.

De igual manera, se encuentra Juan Basilio Catacora Heredia.

Éste nació en La Paz el 12 de julio de 1760. Sus padres fueron Agustín

Catacora y María Heredia Aguayo, naturales de Ácora en Chucuito,

quienes por razones económicas se vieron obligados a salir de su pueblo

natal para establecerse en la ciudad de La Paz. Sin duda, Catacora fue uno

de los personajes más conocidos por sus valiosos servicios profesionales

y sociales prestados en la sociedad paceña especialmente. Su status social,

además de su posición económica no era conocida, aunque se lo conoció

por la idoneidad adquirida en su formación profesional e intelectual. 30 ALP. EC. 1804, s.f. Doña María Manuela Sagárnaga y Dr. Juan Baptista Sagárnaga sobre injurias. La

Paz, 7 de septiembre de 1804.31 ALP. EC. 1804, s.f. Doña María Manuela Sagárnaga y Dr. Juan Baptista Sagárnaga sobre injurias. Cf.

ALP. EC. 1804 (1 hoja suelta): Juan Bautista de Sagárnaga “en el expediente” por la calumnia con su hermana María Manuela Sagárnaga.

Page 86: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

85

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

En cambio, Pedro Cossío, al igual que Juan Manuel Cáceres

y Joaquín de la Riva, fue otro de los personajes que tal vez tuvo más

contacto social con la gente rural durante el transcurso de sus funciones de

subdelegado en las provincias de Pacajes y Omasuyos. Su personalidad,

entre otros aspectos de su status social como criollo, se complementaba

con el ejercicio del mencionado cargo, en el gobierno colonial, en las

mencionadas provincias de La Paz.

No se sabe exactamente la fecha y el lugar de su nacimiento, pero

en su testamento declaró que fue natural de Lima, hijo de Pedro Cossío y

Manuela Gadca de la “Provincia de Tarija”32. Su vida matrimonial tuvo

dos etapas diferentes: en la primera, estuvo casado con Ramona Garrino

y, en la segunda, con Teresa Calderón y Sanjinés33. Con Ramona tuvo tres

hijos: Andrés, Manuel y Bernardina; el primero y la última se quedaron

en la ciudad de Lima cuando sus padres se trasladaron a la ciudad de La

Paz. Sin embargo, con Teresa no tuvo hijo alguno. Pero sus enemigos de

la revolución decían que Cossío fue un “arriero de profesión en el Callao”;

además antes de venir a La Paz, en Lima “mantuvo concubinatos de que

resultaron algunos hijos”34.Otro de los personajes se denomina Pedro Rodriguez, nacido en

La Paz el 30 de enero de 1769. Fue hijo de Martín Rodriguez e Isabel Murillo, cuyo parentesco quizás tenga que ver con los familiares del padre de Pedro Domingo Murillo. En 1804 contrajo matrimonio con María Manuela Rocha. Uno de los testigos de su matrimonio fue el destacado abogado Juan Bautista Sagárnaga. Tuvo un solo hijo, llamado José, como el único posible heredero de sus bienes. En cuanto a su posición social,

32 AHM. RE. 1807-1809, Leg. 1052. Testamento de Pedro Cossío. F. 134.33 Ibid. F. 134v.34 BN. (Madrid). Relación imparcial de los acaecimientos de la ciudad de La Paz en la noche del 16 de julio

de 1809 y días sucesivos. Ms. 13150.

Page 87: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

86

Situación Social de

los Revolucionarios

además de lo familiar y a la clase a la que pertenecía, estaba en una buena posición económica por ser uno de los hacendados en los Yungas. De este modo, Rodriguez estuvo vinculado frecuentemente con los vecinos de la ciudad de La Paz, los hacendados de su sector y las personas que eran copropietarios de su hacienda llamada Cochuna.

Otro de los personajes de la pre-emancipación altoperuana, fue

Juan Manuel de Cáceres, nacido en La Paz el 9 de enero de 1750; sus

padres fueron Hilarión de Cáceres (Capitán de milicias) y Luisa Salcedo35.

Siendo huérfano de sus padres a la edad de 14 años, “fue criado y educado

por Rafael de Cáceres, hermano de su padre y rico comerciante de

aguardiente”36. En 1780 se casó con María Petrona Alvarez37. No se sabe

nada de sus descendientes.

Es interesante conocer sus relaciones sociales con los diferentes

sectores de la sociedad de su época. Cáceres pasó el mejor tiempo de

su juventud en la provincia de Pacajes, allí fue conocido como uno de

los vecinos de Caquiaviri. En 1781, después de la rebelión indígena, se

encargó de cobrar los “rezagos de tributos del tercio de Navidad” en los

pueblos de Callapa y Tiwanaku, correspondientes a 178038. A un año de

su residencia definitiva en la ciudad de La Paz, en 1793, dio una fianza

a favor de Cayetano Vega y Meza para que éste desempeñe el cargo de

cobrador de diezmos en el pueblo de Laja39. Posteriormente, en 1799,

cuando el subdelegado de Pacajes, Dr. Joaquín de la Riva, encarceló al

35 Aranzaes 1915, p. 156.36 René Arze Aguirre. “Las haciendas jesuíticas de La Paz en el siglo XVIII”. En: Historia y Cultura, Nº 1.

La Paz, Universidad Mayor de San Andrés, 1979, p. 111.37 Aranzaes 1915, p. 156.38 ALP. EC. 1782. Una queja de Juan Manuel Cáceres contra el señor General Dn. Manuel Inosencio de

Villegas (Justicia Mayor que fue de la Provincia de Pacajes) por no haber éste extendido ningún recibo por la entrega del tributo.

39 ALP. RE. 1793-1794. Fianza: Don Manuel Cáceres a favor de Don Cayetano Vega y Meza capitular por los diezmos de Laja. De satisfacer la cantidad de 1855 pesos. La Paz, 29 de noviembre de 1793.

Page 88: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

87

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

cacique de Santiago de Machaca en Caquiaviri a causa de malversación

de tributos (1400 pesos), Manuel Cáceres no escatimó en pagar de su plata

por la liberación de ese cacique40.

Los hermanos Pedro José y José Ignacio Ortiz de Foronda eran

hijos legítimos de Juan Antonio Ortíz de Foronda y Jerónima Ordoñes41.

Pedro José nació en La Paz el 2 de agosto de 1780. A la edad de 19 años

contrajo matrimonio con María Pérez el 2 de noviembre de 179942. Pero de

José Ignacio no se sabe la fecha de su nacimiento ni de su matrimonio. Sin

duda, como hacendados y vecinos de la ciudad de La Paz, sus relaciones

sociales estaban conectadas con las familias pudientes de la sociedad

paceña, tales como: Diez de Medina y Orrantia.

Sin embargo, la vida de Pedro Domingo Murillo es muy distinta de

los demás personajes de la revolución de 1809. Los historiadores murillanos

que se han ocupado acerca de la vida de Murillo hicieron esfuerzos para

esclarecer sus antecedentes familiares o de parentesco en base a las fuentes

primigenias. A pesar de ello, aún no se puede pensar que la investigación

haya terminado sino se sigue buscando más datos sobre muchos aspectos

de su vida. En este trabajo, además de los mismos puntos señalados por

los historiadores trataremos de situar a Murillo en la sociedad de esa época

y la situación social y económica que le correspondió vivir.

Para el historiador Valentín Abecia Baldivieso, “la vida de Murillo

tiene puntos no esclarecidos”43. Esos puntos serían indudablemente su

nacimiento, matrimonio, identidad, profesión, participación política en el 40 ALP. EC. 1799. Auto seguido contra Nicolás Condori, cacique de Santiago de Machaca, por el Dr. Juan

José Ceballos, Manuel Santos, Manuel Tarqui y otros.41 Aranzaes 1915, p. 156. Cf. ALP. Ms. 1797, s.f. Sobre el derecho de Patronato de una capellanía. En este

documento indica que “Don José Ignacio Ortiz de Foronda”. La Paz, 20 de abril de 1798.42 Aranzaes 1915, p. 566.43 Valentín Abecia Valdivieso. Adiciones documentadas sobre Pedro Domingo Murillo. La Paz, 1972, p. 21.

Page 89: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

88

Situación Social de

los Revolucionarios

movimiento criollo de 1805 y 1809, del mismo modo su situación social

y económica. De acuerdo a las fuentes consultadas, hasta el presente se

sostiene que Pedro Domingo Murillo y Salazar fue hijo del cura Juan

Ciriaco Murillo y Salazar. La fecha de su nacimiento más aceptada es el

17 de septiembre de 1757 en la ciudad de La Paz, y la de su bautismo, el

13 de octubre de 1758 en la catedral de la misma ciudad. Probablemente

se casó en 1778 a la edad de 21 años, porque él mismo se manifestó sobre

eso en dos oportunidades ante las autoridades; primero, el 12 de julio de

1803, dijo “tener más de 46 años, -y- estar casado el espacio de 25 años

con una sucesión crecida de hijos”44; y segundo, en 1809, indicó que se

llamaba “Pedro Domingo Murillo natural de esta ciudad /La Paz/, de oficio

minero y papelista de 52 años”45. Pero sus enemigos de la revolución

decían de él que era “casado en Potosí ha mantenido y mantiene en La Paz

un escandaloso concubinato con una india de la cual tiene varios hijos”46.

Acerca de la confusión de identidad de Murillo y su esposa, Valentín

Abecia señala que los nombres y apellidos de Pedro Francisco Murillo

y Salazar, o Pedro Domingo Murillo, “no se puede saber sin duda de que

ambos apelativos corresponden a la misma persona”47. Y del mismo modo,

Manuela de la Concha es la misma persona que Manuela Olmedo. “El

nombre completo de la esposa legítima era Manuela Josefa de la Concha

Olmedo”48. No es raro que los apelativos Concha y Olmedo hayan sido

anotados aisladamente por los copistas o escribanos en los documentos

de esa época. Desde 1803, Murillo aparece por primera vez como “don

44 Abecia Baldivieso 1972, p. 79.45 Abecia Baldivieso 1972, p. 75.46 BN. (Madrid). Relación imparcial de los acaecimientos de la ciudad de La Paz en la noche del 16 de julio

de 1809 y días sucesivos. Ms. 13150.47 Abecia Baldivieso 1972, p. 81.48 Abecia Baldivieso 1972, p. 70.

Page 90: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

89

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Pedro Domingo Murillo y Salazar, minero en el aventadero de Chicani”49.

Desde la conspiración de 1805, se lo conoce en forma pública como Pedro

Domingo Murillo puesto que él mismo después acostumbraba estampar

su firma con los mencionados nombres y apellido; así aconteció en 1807,

en la ciudad de La Plata, en un documento como apoderado de Francisca

Daza, vecina de la ciudad de La Paz50.

Esos antecedentes indican que Pedro Domingo Murillo era un

personaje algo controvertido y su posición social podía corresponder a la

de los criollos. Su formación intelectual o cultural era incluso superior a

los profesionales en materia de derecho especialmente. En relación a los

bienes que heredó a su padre éstos fueron embargados a favor de su tía;

ésta no le dejó poseer ningún bien paterno, sino algún otro bien que tuvo

fue producto de su trabajo.Luego tenemos a dos personajes que por su origen, abolengo y

posición social, se distinguían descendientes de una de las familias ricas de La Paz, Diez de Medina. Eugenio Leopoldo Diez de Medina fue hijo legítimo de Jacinto Diez de Medina y María Vicenta de Foronda y Peñaranda51. Después de la muerte de su padre, Leopoldo se quedó bajo la tutela de su madre. Por su parte Vicente Diez de Medina, nacido en La Paz el 4 de abril de 1750, fue hijo de Anastacio Diez de Medina y Ramona Hermosilla52. Estuvo casado con Bárbara de Medina Sánchez y en su vida matrimonial tuvo dos hijos varones y una mujer. El parentesco entre éstos y los demás Diez de Medina sin duda fue importante en sus relaciones

49 Abecia Baldivieso 1972, p. 81.50 ALP. EC. 1807 (hoja suelta). Francisca Daza, vecina de la ciudad de La Plata, otorga poder a Dn. Pedro

Domingo Murillo, vecino de la ciudad de La Paz. Plata, 21 de julio de 1807.51 ALP. EC. 1801 (hoja suelta). Pedido que hace María Vicenta Ortíz de Foronda para que le extiendan

el testimonio íntegro sobre unos autos. Ver: ALP. EC. 1796. Juicio ejecutivo de María Josefa Diez de Medina contra Vicenta Ortiz de Foronda. ff. 2-4 y 35. La Paz, 2 de abril de 1793.

52 Aranzaes 1915, p. 261.

Page 91: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

90

Situación Social de

los Revolucionarios

familiares, económicas y sociales de cada uno de ellos por pertenecer desde sus abuelos al sector de los hacendados más acaudalados de La Paz. Bartolomé Andrade es otro de los personajes de La Paz. Nació en La Paz el 4 de septiembre de 1769. Fue hijo del doctor Mariano Andrade y María Calderón. Por sus antecedentes familiares, ocupaba una buena posición social y económica en la sociedad colonial de La Paz.

Entre otros paceños tenemos a Mariano Ayoroa, nacido en Coripata

el 7 de diciembre de 1769. Su abuelo, Juan Ayoroa, fue natural de Castilla

la Vieja, corregidor de la provincia de Sicasica en 1707 y alcalde ordinario

de primer voto en 1730. José Landavere nacido en La Paz fue hijo del

capitán español, Pedro Angel de Landavere. Los demás paceños citadinos

fueron los siguientes: Antonio de Avila, Jerónimo Calderón, José Gavino

Estrada, Manuel Ortiz, Mariano Graneros, Juan de la Cruz Martínez

Monje Ortega, Romualdo Herrera, Hipólito Landaeta, Isidro Zegarra,

Manuel Rivero, Pedro Leaño (primo hermano de Cordero), José Benigno

Salinas, Joaquín de la Riva, José Ascarrunz, Francisco Monterrey, Manuel

Vera, Clemente Medina, Melchor León de la Barra, José María Yañez

Montenegro, Cayetano Vega, Juan Crisóstomo Vargas, Gregorio Umeres,

Francisco Monroy, Mateo Cañizares y los paceños provincianos: Manuel

Zapata (yungueño), Romualdo Gemio (natural de Coripata), Esteban

Cárdenas (natural de Irupana), Melchor Jimenez (natural de Caracato),

José Manuel Aliaga (natural de Chuma, Larecaja), Eusebio Condorena

(natural de Pacajes?), José Jimenez Pintado (natural de Chulumani), Rafael

Irusta (descendiente de antiguos caciques de Omasuyos), Luis Eustaquio

Balboa (natural de Pucarani, cacique de Laja y Achacachi), Eusebio Gayo

de la Penailillo (protector de naturales de Pacajes), Pedro Linares (natural

de Chulumani), Sebastián Alvarez Villaseñor (vecino de Yungas), y otros

Page 92: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

91

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

completarían el grupo de revolucionarios que participaron en la revolución

del 16 de julio de 1809.

Luego tenemos algunos revolucionarios del interior: primero, los

chuquisaqueños: Juan Manuel Mercado, Manuel Ruiz y Bolaños y Julián

Galvez de Oropeza; segundo: un cochabambino: Francisco Javier Iturri

Patiño (sacerdote), y tercero: un orureño, Apolinar Jaen.

2.3 La educación y la formación profesional

De acuerdo al régimen de la educación en la época, una parte de

los revolucionarios pertenecientes a la clase pudiente recibieron una

educación o formación profesional en las carreras de abogacía y teología,

mientras la otra parte sólo podía alcanzar una educación media o elemental,

y de la mayoría no se sabe su escolaridad. Los centros educativos eran

conventos, parroquias y capillas, donde funcionaban escuelas elementales,

Colegio Seminario para nivel medio (especialmente para la formación

de sacerdotes) y superior en las universidades. Vale decir, una parte del

grupo revolucionario del 16 de julio de 1809 fueron egresados de las aulas

de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca y de las otras

universidades, como ser la de Cuzco, Córdoba y San Marcos de Lima. Los

abogados formados por la universidad de San Francisco Xavier fueron

Juan Bautista Sagárgana, Antonio Avila, Jerónimo Calderón, Manuel Ortiz,

Juan de la Cruz Monje y Ortega, Joaquín de la Riva, Baltazar Alquiza, José

María Landavere, Manuel Ruíz y Bolaños, Antonio Diez de Medina. Los

otros abogados como Basilio Catacora y Gregorio García Lanza estudiaron

en la Universidad del Cuzco, pero Catacora se recibió de abogado en la

Page 93: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

92

Situación Social de

los Revolucionarios

Universidad de Chuquisaca. Por su parte José Gavino Estrada y Pablo

Gutiérrez estudiaron en la Universidad de Córdoba (Argentina); el primero,

obtuvo el grado de licenciado y, el otro, el de abogado. Falta conocer en

cuál de las universidades mencionadas realizó sus estudios académicos el

Dr. Mariano Castro. Los teólogos Melchor León de la Barra, José Antonio

Medina y Julián Galvez de Oropeza, estudiaron en la Universidad de

San Francisco Xavier53, Juan Manuel Mercado (hermano del presbítero

Michel) no se sabe dónde estudió, y Andrés José del Castillo estudió en

la Universidad San Marcos de Lima. Los religiosos (de formación no

universitaria) que estudiaron en el Colegio Seminario de La Paz, eran:

Romualdo Gemio, José Manuel Aliaga y José Benigno Salinas. Sebastián

Aparicio estudió en el Colegio Carolina de Puno y Buenaventura Bueno

lo hizo en el Colegio Seminario de la ciudad de Arequipa; quien después

de perfeccionarse en el idioma latín dictaba “una clase de gramática

de más de cuarenta estudiantes que cada uno de ellos contribuía cuatro

pesos mensuales por la enseñanza en La Paz”54. Juan Manuel de Cáceres,

con apoyo de su tío, asistió a las clases de latín “en el aula de gramática

del Colegio de Compañía de Jesús” en La Paz55. Entre otros estudiantes

universitarios paceños, se encuentra Isidro Zegarra que estudió en la

universidad chuquisaqueña hasta obtener el grado de bachiller, pero no

pudo continuar sus estudios a causa de la muerte de su padre. De los otros

revolucionarios que no pudieron alcanzar una educación superior, no se

53 Aranzaes 1915, p. 306 y 480.54 Aranzaes 1915, p. 371. Cf. ALP. Exp. 1808. Expediente de varios cargos de Real Hacienda con el Dr.

Gregorio y Victorio Garcia Lanza como herederos de su padre finado Don Martín García Lanza, f. 9v.55 Arze Aguirre 1979, p. 111. Cf. ALP. EC. 1764-1783. Expediente ejecutivo seguido por el teniente de

Capitán de la quinta Compañía del Regimiento de Dragones de la provincia de Pacajes y escribano de su Majestad, Juan Manuel de Cáceres a Pedro Vicente Valdivia que le adeuda de 1764, 1200 pesos.

Page 94: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

93

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

tiene noticias, sólo se puede presumir que muchos de ellos debieron haber

recibido por lo menos una educación elemental o mediana en los centros

educativos que se ha mencionado. Algunos de ellos quizás no recibieron

ninguna instrucción de tipo escolar, tal es el caso de Melchor Jiménez

que no tuvo la oportunidad de asistir a ninguna escuela de su tiempo.

Aranzaes, en relación a este caso, sostiene que por “la falta de recursos de

sus padres no le permitieron dar instrucción de ninguna clase”56.

Los hermanos Gregorio y Manuel Victorio García Lanza,

correspondiendo al buen deseo de sus padres de obtener “una educación

esmerada”, ambos, se fueron a la ciudad de Cuzco a estudiar derecho en la

Universidad de San Bernardo. En 1796 Gregorio alcanzó a graduarse de

doctor en ambos derechos (civil y eclesiástico)57. Pero su hermano, Manuel

Victorio, no logró concluir sus estudios en la mencionada universidad a

causa de la muerte de su madre razón por la que tuvo que regresar a su

patria natal, La Paz58. Miguel García Lanza (hermanastro de aquéllos),

hijo del segundo matrimonio de Martín García Lanza, con la venta de

los productos de su hacienda en los Yungas, logró costear sus estudios de

Filosofía en el Colegio de Córdoba, Argentina59.

Por su parte, Juan Bautista Sagárnaga estudió derecho en la

Universidad de San Francisco Xavier (La Plata). Después de obtener el

grado de Bachiller y practicante en la Academia Carolina, el 14 de enero

de 1790, luego de cumplir con los requisitos exigidos por la Audiencia de

56 Aranzaes 1915, p. 420.57 Aranzaes 1915, p. 322.58 Aranzaes 1915, p. 322.59 ALP. EC. 1789, s.f. Expediente sobre la sucesión hereditaria y la satisfacción de los réditos devengados

por los Lanza a doña Magdalena Mendoza. Cf. ALP. RE. 1803-1812. s.f. Solicitud de una escritura de venta por doña María Manuela Aparicio viuda del capitán Dn. Marín García Lanza y doña María Juana Aparicio mujer legítima del Dr. Josef Astete abogada de la Real Audiencia del distrito que hacen a favor de Dn. Lorenzo Rivero, la hacienda de Calacala situada en la jurisdicción del pueblo de Ayata de Larecaja.

Page 95: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

94

Situación Social de

los Revolucionarios

Charcas, ante el tribunal formado por Presidente, Regente y Oidores, dio

el examen de grado por medio de un “pleito que se le asignó y aprobado

que fue mandaron hiciese el juramento de fidelidad acostumbrado”60. Al

igual que otros, Juan Bautista Sagárnaga fue incorporado al cuerpo de

abogados de la Real Audiencia de Charcas.

Juan Basilio Catacora Heredia cursó estudios en la Universidad

de San Bernardo del Cuzco hasta obtener el grado de licenciado y luego

regresó a su ciudad natal, La Paz. Después, para concluir su carrera

académica en derecho viajó a la ciudad de Chuquisaca y se recibió de

abogado en la Universidad San Francisco Xavier.

Fuera de los profesionales legalmente reconocidos, tenemos a

Pedro Domingo Murillo; personaje que ejercía la abogacía en forma

ilegal aunque dice lo hacía con mayor eficiencia que los abogados de nota,

puesto que incluso tenía un “estudio público” para atender a sus clientes,

frente a los juzgados61. En el expediente seguido por ese motivo, Murillo

fue admitido al examen para optar la abogacía. Como no podría ser de otra

manera, después de haber demostrado su conocimiento sobre la materia de

derecho, fue aprobado su examen y luego fue matriculado como abogado

en la Real Audiencia de Charcas. Pero resulta que después de poco tiempo,

por el celo de algunos abogados, entre ellos, el Dr. Joaquín de la Riva

(uno de los revolucionarios del 16 de julio), denunciaron a Murillo de

falso abogado con el argumento que éste no habría realizado estudios de

derecho en ninguna universidad. A ello, Murillo al principio reaccionó

con un escrito ante la Intendencia, señalando: “que tengo manifestado en

60 Alfredo Gutiérrez Valenzuela. “El Examen de Abogado de Juan Bautista Sagárnaga”. En: Documentos para la Historia de la revolución de 1809, Vol. III, 1954, 762.

61 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz, 1806-1807, Leg. 9, (5-6, 4). Oficio de Juan Pedro Indaburo al virrey Márquez de Sobremonte. La Paz, 17 de mayo de 1806.

Page 96: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

95

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

debida forma el testimonio de la Real Provisión que se me sirva de Título

bastante para el ministerio de la abogacía”62. Sin embargo, a pesar de ello,

Murillo por no caer preso y complicar su situación, más tarde, tuvo que

huir de la ciudad de La Paz.

2.4. Actividades profesionales, culturales y el ejercicio de cargos públicos

No sabemos exactamente cuáles fueron las actividades culturales más

preferidas por los revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz. Pero

podemos asegurar que ellos estaban inmersos en la corriente cultural de la

época; vale decir, gustaban de las letras y artes transmitidas de la península

ibérica, como el estudio de la filosofía dogmática en las universidades y

la propagación del arte pictórico, escultórico y arquitectónico colonial,

barroco o estilo mestizo63. Los libros que divulgaban el pensamiento

humanístico en la península muy difícilmente podían llegar a América

puesto que estos estaban prohibidos por la censura del Santo Oficio.

Según el historiador Manuel Carrasco los libros que llegaban con

frecuencia y sin dificultad a América, entre los principales, eran: la

Biblia, los Evangelios, la Historia Sagrada, las Siete Partidas de Alonso el

Sabio, las Ordenanzas de Indias y el volumen de sermones o confesiones

religiosas64. Pedro Domingo Murillo, José Ramón de Loayza y Gregorio

García Lanza en sus bibliotecas poseían libros sobre los temas de religión,

62 ALP. EC. 1787-1790. Autos criminales seguidos de oficio de la Real Justicia contra Pedro Francisco Murillo por las falsedades que cometió.

63 Manuel Carrasco. Pedro Domingo Murillo: abanderado de la libertad. Buenos Aires, Editorial Ayacucho, 1945, p. 16. Cf. José de Mesa y Teresa Gisbert. Monumentos de Bolivia. La Paz, Gisbert y Cia. S. A. Libreros editores, 1972 y 1978.

64 Carrasco 1945, p. 17.

Page 97: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

96

Situación Social de

los Revolucionarios

historia de América y derecho indiano. Por otra parte, podemos señalar la

diferencia sociocultural que existía entre los grupos sociales a través de su

vestimenta, puesto que según los autores de la Vida Cotidiana en La Paz

(1800-1825) la vestimenta “era el signo exterior visible de la diferencia de

clases, los españoles y criollos, por una parte, e indios por otra y en medio

de ellos el mestizo que procuraba confundirse hasta donde podía con los

blancos”65. Los revolucionarios al igual que los otros criollos o mestizos,

tenían predilección por los mejores surtidos de trajes o telas traídos desde

España y otros países de Europa. Entre la indumentaria andina con más

frecuencia aparecen el uso de cumbis y llicllas. Los muebles preferidos

eran generalmente sillas hechas de madera de cedro importado de Europa

con barniz colorado; escritorios, desde ordinarios hasta “con coronación

dorada”, etc.Los revolucionarios de la plana mayor del 16 de julio de 1809,

además de sus actividades intelectuales y culturales, ejercían su profesión y cargos públicos en el ejército, el cabildo (civil-eclesiástico), la iglesia y la administración pública del gobierno real de La Paz. A continuación se presenta en forma breve, algunos pormenores acerca de las actividades profesionales y el desempeño de los cargos públicos por algunos revolucionarios más representativos.

Juan Pedro Indaburo era Ayudante Mayor del Batallón en la Milicia

de La Paz. Este cargo, que sin duda significaba su grado militar, se conoce

lo desempeñó concretamente desde 1805 cuando intervino en la captura de

los principales conjurados del fallido levantamiento revolucionario contra

las autoridades reales de La Paz. Primeramente, aparece en 1777 como

65 Alberto Crespo R. René Arze Aguirre, Florencia Ballivián de Romero y Mary Money. La vida cotidiana en La Paz durante la guerra de la Independencia (1800-1825). La Paz, Editorial Universitaria, UMSA, 1975, p. 120.

Page 98: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

97

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

maestre de campo y alcalde de la Santa Hermandad. También fue alcalde

ordinario de primer voto, probablemente desde 1795. El 24 de julio de

1798, Indaburo desempeñó interinamente los cargos de Gobernador

Intendente y teniente asesor en el gobierno de La Paz en ausencia de los

titulares. Hasta esa fecha, continuaba de alcalde ordinario de primer voto

en el Cabildo66. Durante la revolución de 1809, fue nombrado Teniente

Coronel de las tropas revolucionarias.

Gregorio y Manuel Victorio García Lanza, como se ha indicado

ambos recibieron formación profesional universitaria. Sus actividades

intelectuales probablemente estaban orientadas hacia las cuestiones

jurídicas, sociales y políticas. Se sabe que Gregorio García Lanza ejercía

su profesión de abogado, según Aranzaes, “con todo brillo; sus escritos

llamaron la atención de sus colegas, y puede decirse sin hipérbole que fue

un eximio abogado, cuya clientela aumentaba día a día”67. Su formación

profesional e intelectual estaba incrementada, indudablemente, con la

lectura de libros en su biblioteca particular que poseía en la ciudad de

La Paz con 827 volúmenes68. El Dr. Gregorio García Lanza, entre los

cargos públicos, ejerció el de asesor del Cabildo, cargo que ha debido

desempeñar con bastante responsabilidad y solvencia profesional. Por

su parte, su hermano Manuel Victorio García Lanza fue subdelegado de

Sicasica por unos ocho meses y en 1804 compró la vara de regidor (no se

por qué suma) “y se incorporó en el Cabildo como caballero veinticuatro

66 ALP. RE. 1777. Poder para España. Dn. Juan Pedro Indaburo a Dn. Pedro Berindoaga (Vecino de la Villa de Madrid). F. 231.

67 Aranzaes 1915, p. 314.68 Aranzaes 1915, p. 315. Cf. José Vicente Ochoa. “16 de julio de 1809” 1954, p. 317. En: Documentos para

la Historia de la revolución de 1809, Vol. III, 1954, p. 317. Ochoa ofreció publicar la cantidad de libros que poseía Gregorio García Lanza, no llegó a conocer el número exacto, sino limitó a decir: “más de 800 volúmenes”.

Page 99: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

98

Situación Social de

los Revolucionarios

o sea regidor perpetuo”69. Esos son los únicos cargos desempeñados por

Victorio como hombre público y no se conoce con exactitud qué otras

funciones tuvo durante el transcurso de su vida privada y pública, además

de dedicarse a las actividades agrícolas en sus haciendas de los Yungas.Juan Bautista Sagárnaga, abogado, fue regidor o caballero

veinticuatro. Obtuvo este cargo a través de un recurso realizado ante el virrey, en oposición al licenciado José Astete70. Además, en 1805 fue teniente de milicias de una de las compañías del batallón en la ciudad de La Paz71.

Juan Basilio Catacora Heredia era otro de los profesionales que logró alcanzar “notoriedad como hombre de talento y jurisconsulto”72. Como hombre de ideas renovadoras y revolucionarias, sus servicios profesionales e intelectuales estaban al desenvolvimiento de las cuestiones jurídicas, sociales y políticas. En el ejercicio de su profesión regentó cargos de suma importancia, tales como defensor de la Real Hacienda73, asesor de causas74, abogado defensor de menores75, y fiscal en la causa criminal promovida contra la zamba Lucía Roxas, “que habría sido ella la que perpetró la más sangrienta muerte en la persona del Dr. Dn. Matías de Oliden” abogado de la Real Audiencia de Charcas76. En vista de ese hecho tan lamentable, Catacora no dejó de comentar lo siguiente:69 Aranzaes 1915, p. 321.70 Aranzaes 1915, p. 673.71 ALP.RE. 1805, s.f. Poder. El Dr. Don Juan Baptista Sagárnaga otorga poder a un vecino de la ciudad de

Buenos Aires. 72 Guía de La Paz. IV Centenario y breve historia de la ciudad de La Paz, 1948, p. 90.73 ALP. EC. 796-1798. Expediente sobre cobro de pesos; en el cual Juan Basilio Catacora Heredia acepta el

cargo de defensor de la Real Hacienda. La Paz, 4 de marzo de 1796.74 ALP. EC. 1797, s.f. Testimonio compulsorio de los autos seguidos contra las casas de Don Juan Vicente

Guerrero. Basilio Catacora fue nombrado “para que preste su dictamen en calidad de asesor en esta causa”. La Paz, 7 de febrero de 1797.

75 ALP. RE. 1805-1812, s.f. Solicitud de una escritura de /cortado/ en favor de Manuel Palomino “con la intervención del abogado defensor de menores Dr. Don Basilio Catacora”. La Paz, 31 de octubre de 1807.

76 ALP. EC. 1805-1807. Auto criminal seguido de oficio contra Lucía Roxas por la muerte del Dr. Matías de Oliden. F. 100.

Page 100: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

99

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

“El público no es entre quimérico para que sea menos atendido

en derecho. El público es una sociedad de hombres que juntos y en

particular conspiran y consultan la seguridad de todos en general y de

uno en particular en sus vidas, bienes y estimación”.

Más adelante agrega:

“La humanidad no consiste en fomentar la injusticia, ni aspirar a

que queden impunes los delitos; y si en esto se reservara su constitución

formal; ninguno quedaría seguro con su vida; y el mundo se llenaría de

un instante a otro de malhechores; y todo lo habría arrasado la injusticia.

No estamos en ese estado; el público en el día es una sociedad bien

ordenada; y ella misma exige también el orden judicial para que no

quede impune un delito, como para que no se deprima la inocencia”77.

De modo que, para Catacora una sociedad bien ordenada requería

ser atendida en derecho, puesto que ella misma exigía, para seguridad y

bienestar de las personas, el ordenamiento judicial al fin que no quedasen

impunes los delitos.

En los mismos años (1805-1806) a Catacora le tocó defender a Tomás

Rodriguez Palma en el proceso seguido por las autoridades reales por haber

éste participado en la conspiración de 1805 conectado con la de Cuzco. La

“defensa, réplica y fundamentación de Catacora le manifiestan en su triple

carácter de literato, consumado jurista y entusiasta revolucionario”78.

Bartolomé Andrade, además de ejercer su profesión de abogado,

indudablemente fue uno de los gestores de las nuevas ideas políticas y

sociales antes del estallido de la revolución de julio de 1809 en La Paz

al propiciar la reunión de los revolucionarios en su casa. El 1 de enero

77 Ibid.78 Pinto 1953, p. 54. En: Documentos para la Historia de la revolución de 1809, Vol. I.

Page 101: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

100

Situación Social de

los Revolucionarios

de 1809, Andrade en el Cabildo fue nombrado segundo alcalde de la

Hermandad79; cargo que desempeñó hasta la convulsionada fecha de la

revolución y en la cual fue nombrado uno de los secretarios del Auditor

de Guerra.

Pedro Domingo Murillo, además de ser qillqiri (aymara) o

papelista, debió incrementar su conocimiento sobre la cultura de su época

con la lectura de libros que poseía en su biblioteca que versaba sobre la

historia, religión, leyes, filosofía, gramática, etc.80 Seguramente no quería

quedarse como simple papelista, entonces el oficio de abogacía en algún

modo podía servir para sostenerse y aliviar a su mujer e hijos puesto “que

desde sus tiernos años lo dirigieron sus padres sin otro oficio, ni enseñanza,

que el de las letras”81. Por sus antecedentes familiares, Murillo no ocupó

ningún cargo público antes de la revolución, sino que sus actividades se

limitaban a trabajos cotidianos o particulares.

José Ramón de Loayza, ejercía el cargo de alcalde provincial

y regidor en el Cabildo de la ciudad de La Paz82, cargo en el que fue

ratificado durante la revolución de 1809. Posteriormente, tuvo actuaciones

muy importantes en la guerra de la Independencia, y luego de ella, en la

nueva República de Bolivia. No se sabe donde estudió, pero poseía una

buena colección de libros entre los cuales podemos citar: dos tomos de

Comentarios de los Incas, tratados políticos, tres de Confesiones de San

79 Aranzaes 1915, p. 30.80 Humberto Vázquez Machicado, José de Mesa y Teresa Gisbert, La Paz, Gisbert y Cia. Librería editores,

1958a, pp. 106-109. 81 ALP. EC. 1788. (C.111.E-19). “Testimonio de los autos criminales seguidos de oficio de la Real Justicia

contra Pedro Francisco Murillo por las falsedades que cometió”, f. 3 v. Consta de 48 fojas y más 24 fojas sin foliar.

82 ALP. EC. 1806, s.f. Despojo, amparo y posesión de las aguas de los ríos de Caracato y Sapahaqui, suscitados entre José Ramón de Loayza y Juan Pedro Indaburo.

Page 102: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

101

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Agustín, un tomo de la Fundación de la Audiencia del Cuzco por Castro y

diez tomos de Feyjóo83.José Domingo Bustamante, vecino de la ciudad de La Paz, en 1796

aparece desempeñando el cargo de alférez real, que obtuvo probablemente por la suma de quinientos pesos. En ese mismo año está en función del cargo de alcalde ordinario interino de segundo voto en reemplazo del titular que fue Josef Marquez de La Plata84. Posteriormente en 1804, cumple varios cargos públicos desde teniente coronel de ejército y capitán de Granaderos de Milicianos hasta regidor, alférez real del ayuntamiento y alcalde ordinario de primer voto85.

Eugenio Diez de Medina, en 1807 aparece ejerciendo como alcalde de segundo voto en la administración de justicia de la ciudad de La Paz86. No se conoce otras actividades que hubiera tenido en el transcurso de su vida privada y pública.

Pedro Cossío, primeramente, se desempeñó como Subdelegado

interino del Partido de Pacajes87, cargo que fue oficializado a categoría de

titular en diciembre de 1794 por el virrey de Buenos88. Desde entonces se

quedó un tiempo prudencial en el gobierno del dicho partido en estrecho

contacto con los caciques e indios de su jurisdicción. Entre sus actos,

podemos mencionar lo siguiente: el 10 de enero de 1797 nombró un cacique

83 AHM. Exp. 1824. Incompleto. Consta de 70 folios. Expediente sobre el secuestro o embargo de los bienes de José Ramón de Loayza. La tasación de libros entre otras cosas fue realizada en la ciudad de La Paz los días 15 y 16 de julio de 1824. Fs. 103-105.

84 ALP. EC. 1796, s.f. En el juicio seguido por Juan de Dios Ortiz contra Isidro Lucero por el cobro de pesos, José Domingo de Bustamante en calidad de alcalde ordinario interino de 2do, voto, proveyó y firmó el decreto de ejecución en la ciudad de La Paz, el 11 de julio de 1799. Cf. Aranzaes 1915, p. 149.

85 ALP. EC. 1804, s.f. Expediente sobre la muerte de Juan Pérez, indio que se había ahorcado en el presidio de la pólvora. La Paz, 18 de febrero de 1804.

86 ALP. EC. 1812. Juan de Aguirre se compromete pagar la suma de 4400 pesos al señor alcalde de 2do. voto, Don. Eugenio Leopoldo Diez de Medina. La Paz, 7 de octubre de 1807. F. 1.

87 ALP. EC. 1795, s.f. Oficio: Fernando de la Sota al Subdelegado Pedro Cossío. La Paz, 4 de julio de 1795.

88 ALP. EC. 1795 (hoja suelta). Carta de Pedro Cossío al señor gobernador intendente. La Paz, 4 de octubre de 1795.

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102

Situación Social de

los Revolucionarios

de la parcialidad de urinsaya de la jurisdicción de Caquiaviri89 con las

siguientes instrucciones: 1) “que los reales tributos” debían ser entregados

a su debido tiempo a las Cajas Reales “sin desfalcación alguna”.2) Los

jóvenes debían dedicarse “a la agricultura como á principal objeto de

su mejor subsistencia”. 3) Los niños de ambos sexos al aprendizaje de

las letras y educados en la doctrina cristina “y demás misterios de la

Santa Fé”. 4) Todos los indios no debían faltar a la misa y enseñanza de

la doctrina cristiana los días domingos “y fiestas del precepto”. 5) No

debían emborracharse ni hacer “juntas nocturnas” ni “taques, ni corrillos”.

6) Y “todos los hilacatas, alcaldes, regidores, y demás indios principales e

inferiores” estaban obligados a respetar o “guardar todos los privilegios,

honras y prerrogativas, como de costumbre, al nuevo cacique90. En agosto

de 1800, Pedro Cossío fue nombrado Subdelegado de Omasuyos91 y en

octubre del año siguiente, en su despacho fue presentada la denuncia de

un asalto de cartas perpetrado por dos indios llamados Diego Pacosillo

y Sebastián Ticona. Inmediatamente Cossío ordenó la prisión de éstos,

y como castigo ejemplar determinó que los mencionados indios fueses

puestos “al pie del rollo de la plaza por espacio de dos horas amarrado”

con una inscripción que debía decir lo siguiente: “De esta suerte castiga la

justicia á los Indios que extraen cartas en los caminos”; y luego de esto,

los dichos indios debían ser devueltos a su prisión hasta la nueva orden92.

Joaquín de la Riva Graneros, habiendo desempeñado interinamente

la subdelegación de Pacajes, en diciembre de 1786, recibió el título de

89 ALP. EC. 1797, 2 folios. Nombramiento de cacique en Dn. Manuel Sirpa como cobrador de tributos. Caquiaviri, 10 de enero de 1797.

90 Ibid.91 ALP. RE. 1800, s.f. Fianza: Tomás Manuel Aliaga a favor de Pedro Cossío.92 ALP. EC. 1801, 4 folios. Juicio criminal seguido por la subdelegación de Omasuyos contra dos indios

asaltantes de unas cartas. Achacachi, 25 de octubre de 1801.

Page 104: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

103

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Juez Real Subdelegado del Partido del mismo nombre en el pueblo de

Caquiarivi, el cual fue otorgado por Sebastián de Segurola93. Entre los actos

de su gobierno administrativo, político y judicial, podemos mencionar lo

siguiente. El 27 de abril de ese año, el Dr. Joaquín de la Riva, conocedor

de un triple homicidio, dio cuenta de la fuga de reos de la Real Cárcel de

Caquiaviri, que se trataba de tres indígenas del mismo Partido. El primero,

Manuel Flores, del pueblo de Caquingora, fue el autor de la muerte de José

Choque, a quien Flores le ejecutó en la misma comprensión de Caquingora.

El segundo, Jerónimo Chipana, del pueblo de Caquiaviri, yanacona de la

hacienda de Quella Quella, quitó la vida a su propia mujer en las cercanías

“de las balsas del Desaguadero de Viacha”. Y el último, Juan Alave, fue

el autor de la muerte de su propio padre, a quien Alave lo ejecutó en el

pueblo de Santiago de Berenguela94. El 9 de junio de 1786 el Dr. De la

Riva, en cumplimiento de sus facultades concedidas por su condición de

gobernante de Pacajes, nombró cacique cobrador de tributos a Manuel

Cuba al nuevo cacique para que “gobierne y mantenga a los indios” de

dichas parcialidades en total sociabilidad, obligando a concurrir a todos

a la misa cristiana “en días festivos”, al anual “precepto de confesión y

sagrada comunión”, no permitiéndoles a los indios que “cometan pecados

públicos” “y otras supersticiones”. Además, el mencionado cacique

fue advertido de no cometer ningún desfalco de tributos, sino siguiendo

estrictamente al padrón y la nueva matrícula de la revisita “afianzando

en iguales términos á los indios asignados para la mita de Potosí según

que a cada uno cupiera tanda por turno”. En materia de aculturación,

93 ALP. EC. 1786, 4 folios. Joaquín de la Riva, en el pueblo de Caquiaviri, en diciembre de ese año recibe el libramiento del título de juez Real Subdelegado de Pacajes por el señor Sebastián de Segurola, gobernador Intendente de La Paz, 7 de febrero de 1786.

94 ALP. EC. 1786, s.f. Juicio criminal seguido contra tres indios por el triple asesinato en la jurisdicción de Caquiaviri.

Page 105: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

104

Situación Social de

los Revolucionarios

debía ser celoso en el cuidado que todos los indios vistan “traje español,

y hablen la lengua castellana procurando á que entre ellos se civilicen en

la nacionalidad con el trato de los españoles”. Y que la dedicación a las

labores agrícolas debía beneficiar al “aumento de sus bienes, y ganados”,

según la previsión de “la Real Ordenanza que por nueva determinación

de su Majestad Católica! Que ha sido expedida para los dominios de la

Audiencia de Charcas95. Pero el Dr. Joaquín de la Riva, como funcionario

público en la subdelegación de Pacajes, no pudo cumplir su responsabilidad

con el Estado y con su prójimo como él exigía a su cacique, sino resultó

ser deudor de tributos a la Caja Real desde 1785 hasta 1792, incluyendo a

sus fiadores96. Asimismo, fue deudor de ocho mil quinientos y algo más

de pesos al cacique Francisco Carvajal del mismo Partido97.

Los otros revolucionarios eran escribanos, oficio que facultaba “para

dar fe de las escrituras y demás actos que pasan ante él”. En esa época,

hubo diferentes clases de escribanos, como ser: escribano de número, del

Rey, de cámara, etc. Los principales escribanos que participaron en la

revolución eran: Cayetano Vega, Juan Manuel Cáceres, Juan Crisóstomo

Vargas y José Genaro Chávez de Peñaloza.

Cayetano Vega, vecino de la ciudad de La Paz, fue escribano de

número, cargo que ejerció probablemente desde 1798 hasta 1809.

Juan Manuel de Cáceres, en diciembre de 1781, empezó a

desempeñar el cargo de escribano real en el pueblo de Calacoto (Pacajes), en

ocasión de la diligencia practicada por el Juez Pacificador Manuel Antonio

Chuquimia sobre la participación de los hermanos Pascual y Pablo Sánchez

95 ALP. EC. 1786, s.f. Nombramiento de cacique en Josef Antonio Morales, Santiago de Callapa, 9 de junio de 1786.

96 ALP. Libro Mayor, 1803. Deudores a tributos, pulperías y Sisa. F. 4.97 ALP. EC. 1807-1808. Testamento de Francisco Carbajal en el expediente criminal seguido por Mariano

Urdininea contra Cayetano Vega sobre la falsedad de un documento. La Paz, 10 de agosto de 1807. f. 4.

Page 106: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

105

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

y otros implicados de la comunidad de Ulloma en el levantamiento indígena

de 1781. Los mencionados individuos fueron sindicados de ser seguros

cómplices de Julián Apaza98. El siguiente año (1782), Cáceres aparece

ejerciendo el cargo de escribano real en el pueblo de Caquiaviri99. Desde

ese momento siguió ejerciendo el cargo de escribano en la subdelegación

del Partido de Pacajes, especialmente durante el gobierno de Dr. Joaquín

de la Riva100. En 1792, Cáceres consiguió el cargo de escribano real en el

Intendencia de La Paz, cargo que desempeñó desde el 1 de julio de 1792

hasta la revolución de 1809101.Durante el ejercicio de escribano en Caquiaviri y La Paz, Cáceres

indudablemente tuvo la oportunidad de conocer de cerca los pormenores de la situación social y política de la época, en especial manera, la vida social del indio. Como escribano, a través de sus plumas se imprimió bastante documentación sobre cuestiones de la situación crítica de los indios a causa del abuso de los patrones, blancos, mestizos o caciques; lo cual impresionó ostensiblemente a su vida por lo que, más tarde, pudo planear el camino de la liberación del indio, intento que trató de ejecutar a través de la lucha armada a principio de la guerra de la independencia.

Después del triunfo de la revolución del 16 de julio de 1809, Cáceres

organizó una compañía de milicianos de escribanos; él era su capitán.

98 ALP. EC. 1781, s.f. Autos seguidos por los indios de Ulloma ante el Juan Pacificador contra Pablo Sánchez supuesto cómplice de Julián Apaza.

99 ALP. EC. 1782 (hoja suelta). El documento dice: “Señor Justicia Mayor.- Juan Manuel de Cazares vecino de este Pueblo de Caquiaviri, y Escribano de su Majestad con la resignación debido paresco ante la justificación de Vmd. Y digo que el año pasado de setecientos ochenta y uno a nueve de marzo enteré al señor General Dn. Manuel Inosente de Villegas Justicia Mayor que fue de esta Provincia de Pacaxes, una partida de trescientos cuarenta y dos pesos, los mismos que cobré de su orden en el Pueblo de Callapa y Tiaguanaco de resagos de tributos del tercio de Navidad de setecientos ochenta, y de la cobranza de repartos;…”. Juan Manuel de Cazeres.

100 ALP. EC. 1786, 2 folios. Incompleto. Manuel Cáceres cumple con una de las habituales notificaciones a las personas querellantes por “cargo de aprovechamiento” durante la rebelión de 1781.

101 ALP. Libro Mayor, 1816. Deudores a oficios vendibles: Juan Manuel de Cáceres por el resto del arrendamiento del oficio (escribano) del finado Rafael de Villanueva que obtuvo desde el 1 de junio de 1792, á 100 pesos anuales hasta 1 de julio de 1809—1100 pesos. f. 163.

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106

Situación Social de

los Revolucionarios

Juan Crisóstomo Vargas, como su teniente, y Cayetano, subteniente102.

Además Cáceres fue escribano de la Junta Tuitiva.

Otros revolucionarios que ejercieron algunos cargos importantes

fueron:

Mariano Ayoroa fue alcalde de la Santa Hermandad en 1802 y en el

mismo año compró la vara de regidor. Fue subteniente de la 4ª. Compañía

de fusileros en 1804. José Genaro Chavez de Peñaloza fue escribano

de hipotecas y después del Cabildo; este cargo lo desempeñó durante la

revolución de 1809. José Maria Landavere fue alcalde ordinario del

Cabildo en dos oportunidades. Melchor León de la Barra ejerció el

curato de Huarina y de Caquiaviri. Juan de la Cruz Martínez Monje

en 1804 aparece ejerciendo el cargo de regidor en el Cabildo y, el año

siguiente, fue asesor ad hoc, en el juicio seguido a los revolucionarios

de 1805. José Manuel Aliaga –según Aranzaes– desempeñó “algunos

beneficios y mediante oposición en concurso obtuvo el curato de

Huarina”103. Fue también promotor fiscal en 1805 y confidente del

obispo La Santa y Ortega como su prosecretario. Mariano Urdininea

(declarado contrarrevolucionario en 1809) ejerció el cargo de regidor y

alguacil mayor. Juan Santos Zavalla, teniente coronel de Dragones,

pertenecía al Cabildo con el cargo de alcalde ordinario de primer voto.

Mariano Graneros fue alguacil mayor entre 1802 y 1807. Sebastián Arrieta (subdelegado de Larecaja), Andrés del Castillo (rector del

Colegio Seminario en La Paz), Tomás Domingo Garay de Orrantia

(oficial tercero de la contaduría del Estanco de Tabacos), Buenaventura Bueno (alcalde interino de Hermandad) y Pablo Gutiérrez en 1784 vino

102 Ponce Sanginés 1953, Vol. I, p. L. Ponce Sanginés 1953, Vol. I, p. L.103 Aranzaes 1915, p. 22.

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107

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

de Argentina nombrado defensor de la Real Hacienda de las provincias de

La Paz.

Las mencionadas personas, entre otras, que representaron al grupo de

criollos en la plana mayor de los revolucionarios paceños, eran miembros

del Cabildo; institución municipal de la ciudad de La Paz. Ésta después

con la creación de las Intendencias se convirtió en sede del gobierno de

la Intendencia de la Provincia de La Paz conformada por los partidos de

Pacajes, Omasuyos, Chulumani o Yungas, Larecaja y Apolobamba.

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Situación Económica

de los

Revolucionarios

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111

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

SITUACIÓN ECONÓMICA

DE LOS

REVOLUCIONARIOS

3.1 La situación económica de La Paz en el siglo XVIII

Económicamente, La Paz se constituyó durante el coloniaje en “un

punto de mediación y de alimentación entre Lima, Huancavelica y la

Villa Imperial de Potosí”1. Esto más que todo se debió al comercio que

se efectuaba entre Lima y La Paz, además de otras ciudades importantes

que vinculaban con ellas como ser Arequipa y Moquegua, productores de

vino, debió tener también un movimiento considerable de productos de

la tierra, la castilla y otros para ser transportados a la ciudad de Potosí,

lugar de mayor volumen del consumo altoperuano. Potosí a su vez se

proveía de las mercancías procedentes de Buenos Aires. De modo que,

hacia 1745 la capital del virreinato del Perú, con el funcionamiento del

puerto de Buenos Aires, estaba “empobreciendo a causa de la presencia de

comerciantes bonaerenses en Charcas y en el Alto Perú”2. Esto sorprendió

al conde de Superunda que sustituía al marqués de Villagracia como virrey

para solicitar al Rey el cierre de ese puerto y el de Panamá inclusive,

1 Tibor Wittman. Estudios históricos sobre Bolivia. La Paz, Editorial “El Siglo”, 1975, p. 1672 Geoffrey J. Walter. Política española y comercio colonial, 1700-1789. Barcelona, Editorial Ariel, 1979, p.

266

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112

Situación Económica de

los Revolucionarios

además de suplicar el restablecimiento de galeones y la feria de Portobelo.

Pero al poco tiempo, gracias a la implantación del comercio libre directo

entre España y Perú, en la década de 1750 a 1760 floreció “una nueva

relación entre Cádiz y Lima”3. Este cambio favorable al comercio de

España y Perú, trajo ventajas importantes para los comerciantes de ambas

ciudades, entre otras, en los precios de sus mercaderías tanto en su oferta

y demanda. Entre tanto, Buenos Aires se beneficiaba del contrabando

inglés. Y Potosí por ser el centro minero del Alto Perú más que un punto

comercial entre Lima y Buenos Aires “sacó también gran provecho del

tráfico inglés4. Seguramente La Paz como Oruro y Cochabamba también

estaban vinculadas con el comercio porteño a través de Tucumán. De todos

modos su mayor vinculación comercial fue con Lima y más que todo con

las ciudades de Arequipa, Cuzco y Puno. Según los datos económicos

proporcionados por el historiador Wittman en cuanto a las rentas reales

y municipales a fines del siglo XVIII, “la Intendencia de La Paz ocupó el

segundo lugar después de Potosí”. Esto debió indudablemente aun mayor

incremento del comercio del vino y aguardiente, azogue, tabaco, la ropa

y otros artículos, convirtiendo de esta manera a La Paz en el “segundo

mercado de consumo del Alto Perú”5.

Aunque no tenemos los datos exactos acerca del volumen de

comercio de la Intendencia de La Paz, según Wittman se sabe que La Paz

ha desempeñado considerablemente “en el abastecimiento de víveres de las

regiones de Potosí, tenemos que considerar la gran expansión económica

de las intendencias del Perú, Arequipa y Cuzco, también hacia los centros

3 Ibid. p. 267.4 Wittman 1975, p. 25. Gf. John Lynch. Las revoluciones hispanoamericanas 1808-1826. Barcelona,

Editorial Ariel, 1976, p. 57.5 Wittman 1975, p. 169.

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113

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

mineros de la Intendencia de Potosí. Ambas intendencias exportaron

muchísimo no sólo a Potosí, sino también a La Paz”. De esta manera,

la total exportación de las mencionadas provincias alcanzó a 2.034.980

pesos, de los cuales 1.300.475 corresponde a Arequipa, por el valor de sus

productos de aguardiente, vino, aceite, pimiento y azúcar y 734.505 pesos

a Cuzco por sus tejidos, azúcar y granos6.

Sin embargo, La Paz no era solamente el tránsito comercial entre

Lima y Potosí, además de mercado, sino también fue productor del oro

tanto en Chuquiago como Tipuani, la coca en Yungas, el vino o aguardiente

en el Río Abajo y otros productos de menor importancia económica. Entre

los productos rentables estuvo el aguardiente, que jugó papel importante

en los ingresos de aduana. Así la cobranza de sisa por el aguardiente y

vino benefició con la mayoría de sus entradas al presupuesto del Cabildo

de La Paz. Pero, entre los productos más importantes que tuvo La Paz, fue

la coca; base fundamental de su economía.El movimiento de las cuentas en la contaduría de La Paz, se presentaba

en el mes de junio de 1784, por una parte, el estado mensual del cobro de los diezmos de imposición; entre los cuales ocupaban el primer lugar los tributos con 4.000 pesos, los novenos y alcabalas, cada cual en segundo lugar, con 600 pesos, y en tercer lugar, el azogue, con 500 pesos. En total, de los diez ramos que figuran, alcanza a 6.730 pesos, pero lo cobrado hasta 1º de julio de 1784 llegaba a 3.530 y 3.200 por cobrar7. Y por otra, el estado anual de valores que comprendía los gastos de administración y el líquido que ha producido la Real Hacienda y Cajas Reales de la ciudad de La Paz en los años 1792 a 17968, en resumen tenemos:6 Ibid. p. 173.7 ALP. EC. 1784 (hoja suelta). Estado individual mensual arreglado por la tesorería de M. de esta provincia

de La Paz según el artículo 207 de la Real Ordenanza. Mecapaca, 15 de julio de 1784.8 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz, 1800-1805; Leg. No. 8 (9-5-6), No. 3. Informe Real

Contaduría principal de La Paz.

Page 115: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

114

Situación Económica de

los Revolucionarios

Primero: La suma de los ramos particulares, comprendía el total de

valores que alcanzaba a 276.070,3 ½; el total de gastos a 87.261, 3 ½ y el

líquido de sobrantes a 188.808,3 5/8.

Segundo: La suma de los ramos de Real Hacienda, comprendía el

total de valores que alcanzaba a 1.722.726.2; el total de gastos a 559.964,

6 5/8 y el líquido de sobrantes a 1.162.761,3 3/8.

Aquí tenemos que hacer notar un hecho importante para la Real

Hacienda en La Paz, se trata de la visita de Pedro Vicente Cañete en 1795 a

las Reales Cajas y Aduana de La Paz. Esta visita en cierta medida corrigió

las fallas y vicios que hubo, especialmente, en la cobranza de alcabalas.

Como resultado de ello en el siguiente año 1796 se nota un considerable

aumento de valores en ambos ramos. Este incremento fue justificado por

el propio Cañete, diciendo: “Las resultas de mi comisión no han sido

menos que haberla dado treinta mil pesos anuales de aumento a la Real

Hacienda de esta provincia en solo el ramo de alcabalas: haber cobrado a

los que cuatro primeros meses de mi arribo a esta ciudad noventa y seis

mil y cuatro pesos sin estrépito de prisiones, sin embargos judiciales y

sin ningún género de apremios capaces de hacer brotar las lágrimas de

maldición de los miserables perseguidos”9. Más adelante sostiene que ya

no se pagaba alcabala de los siguientes artículos de primera necesidad:

chuño, maíz, chalonas, quesos, manteca, charque de llama y borregos “que

anteriormente estaba afectos a esta contribución”. Señalaba también haber

liberado del pago de alcabala a los hacendados de Yungas por los avíos

que introducían para la habilitación de sus cocales o “por la coca de sus

haciendas” que conducían por su propia cuenta a la ciudad de La Paz.

9 AGN. (Buenos Aires). Intendencia de La Paz, 1797-1799; Leg. 7 (5-6-2). Informe de Dr. Pedro Vicente Cañete sobre la visita a las Cajas Reales de La Paz, presentado a los señores Presidente, Regente y oidores de la Real Audiencia de Charcas.

Page 116: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

115

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

Por otra parte, según los datos de ingresos y egresos de las Cajas

de La Paz (en 1799) “son bastante reveladores”10; las apreciaciones

presentadas en un cuadro por Wittman, el 61% de ingresos procede de los

tributos, 23% de alcabalas y 11% de las entradas de minería (quinto de oro

y barras).

3.2 La problemática socio-económica

En cuanto a la situación socio-económica de La Paz podemos

afirmar que es sumamente compleja si se trata de situar en la realidad

social y económica de la época. Por una parte, la sociedad colonial de

La Paz, al igual que los demás de la América hispana, estaba constituida

por tres sectores sociales principales: indígena, mestizo y criollo-español.

Por otra parte, esos grupos sociales, además de una minoría negra, se

encontraban desnivelados desde el punto de vista social, económico y

cultural. El sector social mayoritario era la población indígena que estaba

asentada en las zonas rurales del altiplano y el valle o Yungas. Los indios

del altiplano pagaban su tributo real y concurrían al servicio de la mita

principalmente en las minas de Potosí. Mientras los indios del valle o

Yungas (tanto originarios como forasteros o yanaconas) contribuían su

tributo y prestaban sus servicios personales a sus patrones, pero estaban

exentos del servicio de la mita minera.

La sociedad explotadora o dominante (española-criolla) de La Paz,

además de los caciques, estaba constituida por los vecinos de la ciudad y

los hacendados que absorbían la mano de obra indígena en sus haciendas

10 Wittman, 1975, p. 169.

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116

Situación Económica de

los Revolucionarios

o estancias; especialmente en los valles de Río Abajo, Larecaja y los

Yungas.

En Yungas, Pedro Indaburo (hacendado y futuro revolucionario de

1809) y el doctor José Toledo, cura de la doctrina de Chupe, denunciaron

al subdelegado de Chulumani, Joaquín Rebuelta, por haber éste cometido

“multitud de crímenes, abusos y transgresiones” contra los indios de

Yungas11. A causa de los hechos denunciados el mencionado subdelegado

fue reducido a preso en la capital de Chulumani. Por otra parte, el cura

Toledo, en defensa de los indios, ante el señor Juez de Residencia expuso

sus razones como religioso su obligación de “proteger y amparar” a sus

feligreses indios, puesto que éstos no podían “solicitar justicia” por el

peligro de ser perseguidos en cualquier lugar y ocasión. Además, acusó

al señor Rebuelta de no haber evitado a tiempo los abusos y “ha sido muy

remiso en averiguar y castigar los amancebamientos” tanto en Yanacachi,

Milliguaya y Chupe, como en otros muchísimos lugares. En 1795 los

indios de todas las comunidades de dichos pueblos fueron conducidos,

cada persona sin paga ni avío y con sus propias herramientas, a la hacienda

de San Agustín, ubicada en la jurisdicción del pueblo de Chirca, propiedad

del señor Joaquín Rebuelta para que trabajen durante cuatro días12. Por

otra parte, los caciques de la misma región yungueña, influenciadas por el

mencionado subdelegado, practicaban extorsiones a sus indios con graves

riesgos para su salud obligándolos a trabajar en sus haciendas hasta perder

“la esperanza de ver remedio de sus males”. Así, por ejemplo, el cacique

Tadeo Orosco obligaba a los indios prestar sus servicios personales

sin pago alguno en su hacienda Guaycuni, ubicada en la jurisdicción

11 ALP. EC. 1797-1799. Autos seguidos por Juan Pedro Indaburo contra Joaquin Rebuelta, subdelegado del partido de Chulumani, sobre varios capítulos.

12 Ibid. ff. 13 y 43.

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117

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

de Yanacachi, y realizar “cuantiosas sementeras en la comunidad de

Sirupaya”. Manifestaba el referido religioso: para reparar de todo esto,

la justicia se hallaba “desterrada” de esta parte de los Andes; puesto que

“todas las coas han estado revueltas no en su lugar y el mundo al revés”13.

La explotación de los indios no solamente se extendía en las haciendas de

los mencionados señores, sino que en 1796, estaban obligados también

a trabajar en la hacienda de la mujer del citado subdelegado, llamada

Santo Tomás, situada en Peri, quienes caminaban “desde un domingo por

la mañana dejando de oírla misa con solo el premio de dos reales a una

distancia de diez leguas sin contribución alguna la ida, ni precisión de ir

por este mes de diciembre a plantar en aquellas –regiones- cebadas cada

persona tres tareas asimismo con sus propios avíos y herramientas”14.

En este sentido, de acuerdo a los hechos denunciados, los alcaldes,

regidores y alguaciles, no parecían ser del pueblo, sino de la hacienda;

igualmente, los hilacatas de las comunidades o ayllus, no parecían ser de

su comunidad, sino de sus chacras15.

En lo peor de los casos, los hacendados de Yungas en sus haciendas

cocales oprimían a sus indígenas con maltratos o abusos; por cualquier

falta castigaban con azotes16. Los indios que prestaban sus servicios en

las haciendas de sus patrones trabajaban desde la salida del sol hasta la

puesta del mismo. Una semana (4 y 6 días) trabajaban para el patrón y

la otra estaba destinada para sus propias actividades de ellos. Algunos

trabajaban tres días para el dueño de la hacienda, y los tres días restantes

de la semana destinaban para sí mismos. El salario variaba de acuerdo a

13 Ibid. f. 2.14 Ibid. f. 3.15 Ibid. f. 3v.16 ANB EC. 1804, No. 5. Autos obrados en la visita de las haciendas del partido de Yungas.

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118

Situación Económica de

los Revolucionarios

la buena o mala voluntad de los hacendados, puesto que unos ganaban tres

reales diarios, y los otros apenas recibían dos reales con un poco de coca.

Las mujeres recibían dos reales diarios. Pero en ciertas ocasiones, por

razones no establecidas, no recibían ningún salario ni avíos.

Se dijo que los indios además estaban oprimidos con exacciones

y servicios personales. Así por ejemplo: 11 tributarios en Chulumani

estaban obligados a pagar 55 pesos, fuera de su tributo que eran 15 pesos;

y por todo pagaban 70 pesos anuales. De esa suma estaban destinadas

para pagar a los “cantores, sacristanes, mayordomos, lavandera de la ropa

de la iglesia y otros pensiones”17. Los servicios que prestaban los indios

consistían en realizar diferentes ocupaciones, como ser: muleros, apiris,

pongos y otros. Para proveer de artículos de primera necesidad a los indios

de servicio, los hacendados establecían en sus haciendas las pulperías de

aguardiente, pan, ropa o vestidos, etc. destinados para venderlos a precios

elevados, o dar al fiado. En cierta medida era una forma de endeudar al

indio y mantener su mano de obra hasta que pudiera cancelar su deuda.

Entre los hacendados involucrados en los abusos o tiranías a los indios de

Yungas, con azotes y estafas, figuran algunos revolucionarios de 1809,

tales como: Juan Pedro Indaburo, Manuel Victorio García Lanza y Manuel

Gemio.

Como dijo José Mariano Diez de Medina (vecino de La Paz y

hacendado); “eran las fincas rurales, especialmente de Yungas, cuyo

procedido nadie ignora las ventajas que trae y en particular por los

precedentes tiempos de grande valor a la coca que ha hecho la opulencia,

y fondo notoria de La Paz”18. Sin duda el valor de la coca, por su mejor

17 Ibid. ff. 1-2.18 ALP. RE. (s/f). José Mariano Diez de Medina sobre la declaratoria de herederos a su favor por ser

heredero de los bienes de su padre Andrés Diez de Medina. La Paz, 8 de octubre de 1805.

Page 120: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

119

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

calidad y cantidad de demanda en los centros de consumo, representaba el

seguro ingreso en las rentas fiscales por concepto de alcabalas en el distrito

de La Paz. De moque que, tanto los dueños de las haciendas cocales como

los rescatadores, controlaban la producción y el comercio de la coca en los

lugares de su expendio19.

En la región altiplánica la prepotencia y actitud abusiva de algunos

caciques llegaba al colmo en la cobranza de tributos. Si alguien se atrasaba

en pagar su tributo, tenía que soportar las vejaciones “en el precio” sin

otra explicación perjudicándose tanto en el cuidado de su familia y en sus

“obligaciones” con la contribución real20. Los “originarios y tributarios

del pueblo de Santiago de Guata, en el Partido de Omasuyos”, se

quejaron contra su cacique diciendo: eran “tantos los perjuicios, excesos

y violencias” que las afectaba “a todos de aquella comunidad” y “a los

indios de las estancias”21. Entretanto, los mestizos de alguna manera no

pagaban el tributo real, porque aducían ser descendientes de los españoles

desde sus “abuelos y bisabuelos”, quienes no debían ser obligados a dicha

contribución. Parece que la mayoría se dedicaba a los trabajos artesanales

(bordados y platería). En casos de emergencia, prestaban sus servicios en

la Milicia Armada en calidad de soldados; así por ejemplo, “en los dos

asedios” de 1781 a la ciudad de La Paz, los mestizos fueron enrolados en

la fuerza real22.

19 AGN (Buenos Aires). Intendencia de La Paz, 1797-1799; Leg. 7 (5-6-2). Informe del Dr. Pedro Vicente Cañete sobre la visita a las Cajas Reales de La Paz, presentado a los señores Presidente, Regente y oidores de la Real Audiencia de Charcas.

20 ALP. EC. 1805 (2 fojas). Paulino Gonzales, indio principal originario de Callapa, contra el comisionado del subdelegado de Pacajes, sobre cobro de rezagos.

21 ALP. EC. 1793 (10 fojas.). Diego Guaicho y Clemente Arena, indios originarios y tributarios de Santiago de Guata contra su cacique Miguel Ramiro por abusos.

22 ALP. EC. 1786 (2 fojas). Solicitud y certificado de exención del pago de tributo por los señores Anselmo y Melchor Coronel.

Page 121: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

120

Situación Económica de

los Revolucionarios

Por su parte, los propietarios de los obrajes de La Paz también

explotaban la mano de obra indígena y obtenían “grandes utilidades”

de la producción manufacturera de telas o bayetas23. Con las ganancias

eran capaces de obsequiar cuatro iglesias preciosas a la ciudad de La Paz.

Es importante destacar que la Iglesia también fue uno de los sectores

poseedores de haciendas muy valiosas. Así, los jesuitas en el siglo XVIII

tenían posesiones de mucho valor en el distrito de La Paz, entre las cuales

podemos mencionar, como ser: obrajes, haciendas o estancias, tiendas

y pulperías, casas y molinos en las provincias de Sicasica o Yungas,

Omasuyos, Larecaja y La Paz, cuyo valor en renta representaba entre

24.811 y 113.229 pesos y 3 reales24.

3.3 Las haciendas

Hasta ahora no se han realizado estudios sobre la importancia

de las haciendas coloniales en La Paz; tampoco existen trabajos de

investigación sobre el tema a nivel nacional en Bolivia. De modo que este

trabajo sobre una parte de las haciendas de La Paz, que corresponde a los

revolucionarios de 1809, va a tener muchas interrogantes y dudas acerca

de muchos aspectos de su funcionamiento social y económico.

La aparición de las haciendas y estancias, como propiedad privada,

al principio surge con la apropiación de las tierras por los encomenderos

como consecuencia del empobrecimiento de la encomienda desde finales

del XVI25. Con el transcurso del tiempo, los mismos caciques, en su 23 Luis Peñaloza. Historia económica de Bolivia. La Paz, Editorial Los Amigos del Libro, 1953, p. 154.24 René Arze Aguirre. “Las haciendas jesuíticas de La Paz en el siglo XVIII”. En: Historia y Cultura, Nº 1.

La Paz, Universidad Mayor San Andrés, 1973, pp. 105-124.25 Manuel Burga. De la encomienda a la hacienda capitalista: El valle del Jequetepeque del siglo XVI al XX.

Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1976, p. 103.

Page 122: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

121

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

mayoría con el pretexto de cubrir las tasas, empezaron a apropiarse de las

tierras y chacras o estancias de la comunidad. Muchas veces lograron esto

a través de la composición y venta de tierras hechas por los visitadores,

como también algunas personas particulares, a través del arrendamiento

de tierras o estancias de la comunidad, llegaron apropiarse de ellas. Estas

circunstancias indudablemente facilitaron en la Intendencia de La Paz el

surgimiento de la mayoría de las haciendas y estancias, como propiedades

privadas, que posteriormente se va efectuando a través del libre contrato

de compra y venta.

Por otra parte, es importante tomar muy en cuenta el origen de las

haciendas pertenecientes a las organizaciones religiosas, puesto que la

mayor parte de sus posesiones fueron el producto de las donaciones en

tierras por los devotos, por la concesión de las autoridades y a veces por

razones de índole personal para obtener el ingreso en el Orden. Así los

obrajes “fueron cedidos por sus propietarios a la Compañía de Jesús para

asegurar la salvación” de sus almas “mediante la celebración de misas ad

perpetuam”26. De ese modo la Compañía de Jesús, “sin contar los bienes

de las cofradías d Concepción y Loreto”, poseía 7 haciendas en Sicasica,

3 en Omasuyos, 2 en Larecaja y varias otras propiedades y casas en la

ciudad de La Paz27.

La mayoría de las propiedades con categoría de estancias estaban

ubicadas en el altiplano, las que estaban dedicadas al fomento del ganado

ovino, vacuno y de la tierra (camélidos)28. Las haciendas, ubicadas

generalmente en los valles o Yungas, estaban casi íntegramente dedicadas 26 Jorge Muñoz Reyes. “Los obrajes del Río Abajo (siglos XVI y XVIII)”. En: Kollasuyo Nº 73. La Paz,

Revista de Estudios Bolivianos, 1970, p. 30.27 Arze Aguirre 1973, p. 114.28 El denominativo del ganado de la tierra se refiere a los animales domésticos de origen prehispánico: la

llama y alpaca.

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122

Situación Económica de

los Revolucionarios

al cultivo de la coca, del maíz, trigo, la vid y otras plantas alimenticias.

En las haciendas del Río Abajo, Caracato y otros lugares de los valles de

Sicasica, además de la producción de frutas y cereales, especialmente con

carácter comercial, se fomentaba la producción de aguardiente y vino. Así

la hacienda de Millocato, ubicada en el Río Abajo, era productora de uvas.

Su arriendo en 1779 fue estimado en dos mil quinientos y diez pesos29.

Las valiosas haciendas de Macamaca, Amullacta, Ayro y San Ramón de

Cola, ubicadas en la jurisdicción de Caracato, por sus viñas, huertas y

estancias, estaban tasadas en la cantidad de 169, 845 pesos y 3 reales30.

En la hoyada de La Paz también existían propiedades rústicas (dentro

de los ayllus) con la categoría de haciendas, estancias y chacarillas, las

cuales estaban destinadas al cultivo de papas y verduras y a la crianza

del ganado vacuno. Pero es difícil saber el valor de cada una de ellas

porque no tenemos datos acerca del precio en las que estaban valoradas.

Por el momento, sólo tenemos el precio de la hacienda de Achachicala

que fue estimado en 15.000 pesos corrientes31. En 1792 las parroquias de

San Pedro, San Sebastián y Santa Bárbara de La Paz tenían registradas 18

haciendas, 12 estancias y una chacarilla con una fuerza de mano de obra

de 549 yanaconas tributarias32. La mayoría de las haciendas estaban en la

parroquia de San Pedro y las estancias en las parroquias de San Sebastián

y Santa Bárbara. Pero se advierte algunas chacarillas que parece que no

fueron registradas en el padrón de 1792.Durante los años 1781-1783 los hacendados, tanto en Yungas como en

los valles de Río Abajo y en el altiplano, fueron afectados por las asonadas

29 ALP. EC. 1779 (s/f). Autos sobre la rebaja de arriendos de Millocato que pide Pedro Manrique.30 AHM (La Paz. Exp. 1824, ff. 80-83. Expediente incompleto sobre el secuestro de los bienes de José

Ramón de Loayza.31 ALP. EC. 1820, f 1. Testimonio de escritura de venta de una hacienda, 5 de enero de 1788.32 ALP. Padrón de tributarios de tres parroquias de la ciudad de La Paz, 1792, fs. 1-778.

Page 124: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

123

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

de la rebelión indígena. Como consecuencia de esto, muchos vecinos y hacendados de La Paz se quedaron sin documentación de sus posesiones. Así en 1796 alrededor de 36 hacendados de Yungas, “a causa de la total pérdida de papeles que ocasionó la pasada sublevación de los naturales”, tuvieron que recurrir al señor Gobernador Intendente de La Paz solicitando que el Juez comisionado Nicolás Pérez para la visita, venta y composición de tierras de la provincia de La Paz, les confirme sus títulos33. Entre los hacendados afectados se encontraban algunos personajes de la revolución de 1809, como: Juan Manuel de Cáceres, Juan Pedro de Indaburo, José Landavere, Tomás de Orrantia y Joaquín de la Riva.

Por otro lado, es interesante conocer que hasta 1786 en el partido de Chulumani ascendían 253 hacendados con 241 haciendas y cuya mano de obra alcanzaba a 19.045 yanaconas34. Sin embargo, durante la visita hecha por Burgunyó a los Yungas, en 1799, fueron registradas solamente 200 haciendas35, pero esta cantidad tuvo la rápida variación en el transcurso de una década. Resulta que, según Joaquín Rebuelta (hacendado yungueño), hasta el 21 de noviembre de 1809 las haciendas en el partido de yungas alcanzaba a 308, las cuales daban una producción de 250.000 cestos de coca en sus tres cosechas anuales, “y más tierras del común, esta cantidad les suministraba cerca de dos millones” de pesos36, puesto que la coca era “el agente principal para el laboreo de minas”.

33 ALP. EC. 1796 (s/f). “Expediente obrado por los vecinos y hacendados de esta provincia, solicitando se conceda por S. M. para que por este gobierno se pueda confirmar los títulos y despachos que por fincas y tierras “

34 Klein 1976, p. 136. Cf. AHN (Madrid). Consejo de Indias, Leg. 20399. El heredero de don Pedro Flores Larrea, subdelegado del partido de Chulumani, en La Paz, con el fiscal sobre esclarecimiento de indios tributarios muertos o ausentes de aquel partido para efecto de rebaja de un cargo contra Flores, 1798-1799.

35 ANB EC. No. 5, 1804, 295 fs. Autos obrados en la visita de las haciendas del partido de Yungas. Este documento fue consultado por René Arze Aguirre y quien me facilitó los datos para este trabajo.

36 AGN (Buenos Aires). División Colonia. Sección Gobierno. Intendencia de La Paz, 1809. Leg. 10 (5-6-5). Carta de Joaquin Rebuelta al virrey del Río de La Plata con motivo de la revolución del 16 de julio de 1809 en La Paz. Chulumani, 21 de noviembre de 1809.

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124

Situación Económica de

los Revolucionarios

3.4 Los precios

El precio de las haciendas o estancias estaba determinado por el

tipo de sus productos y su ubicación geográfica en los diferentes zonas

productivas (altiplano, valles o Yungas). La mayoría de los productos de

ellas como: coca, carne (charqui), papa (chuño), maíz, vino o aguardiente

y otros, eran destinados al mercado local o centro principal de consumo

en el Alto Perú, además de la ciudad de La Paz, fue la Villa Imperial de

Potosí.

La fluctuación de los precios de las haciendas, ubicadas en sus

diferentes pisos ecológicos, dependía de la cantidad y calidad de sus

productos de mayor consumo tradicional. Así el precio de las haciendas

cocales, en los Yungas, generalmente estaba determinado por su producción

de las hojas de coca. En los valles de clima templado el precio de las

haciendas o chacras estaba regulado de acuerdo a la producción de uvas,

trigo, maíz y frutas. Las haciendas con mejores instalaciones de huertas,

el mayor número de plantas y otras mejoras, tenían un precio más alto. El

aumento del precio de las haciendas o estancias dependía también de la

imposición de ciertos censos, gabelas o impuestos estatales y religiosos

sobre su producción.

Los precios se calculaban en pesos corrientes de a ocho reales

como moneda equivalente sobre la base del curso legal o real mediante

“la tasación como instrumento de la política estatal”37. De igual modo se

procedía, en el embargo de los bienes, la sucesión hereditaria, la hipoteca

y aún en el contrato de compra y venta de las mismas.

37 Witold Kula. Problemas y métodos de la historia económica, Barcelona, Ediciones Peínsula, 1974, p. 438.

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125

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

La mano de obra indígena no se tomaba en cuenta en el justiprecio

de las haciendas o estancias puesto que se consideraba como un recurso de

la energía humana disponible en ellas que los nuevos adjudicatarios podían

contar con la cantidad de brazos existentes sin necesidad de recurrir a la

nueva fuente de mano de obra. Pero esto no ocurría con la mano de obra

comprada, tal es el caso de los esclavos negros; pues no se enajenaba

el esclavo con la hacienda, sino se consideraba como una mercadería

aparte.

El precio de las estancias en la región altiplánica estaba por debajo de

las haciendas ubicadas en los valles o Yungas. Su valor dependía, además

de la calidad de tierras para el cultivo de ciertos productos prehispánicos

de la región, de sus buenos pastos para la crianza del ganado ovino, vacuno

y algo de camélidos (llamas y alpacas). Sin duda el precio de las estancias

tenía su mayor importancia por la calidad de tierras para el forraje y la

cantidad de ganado que tenían, especialmente para la crianza de ovinos.

El precio de los esclavos estaba determinado de acuerdo a la demanda

en el mercado, el estado de su saludo y edad. La compra se realizaba

generalmente a través del libre contrato de compara y venta. En cuanto

a la fluctuación de los precios de casas o viviendas, estaba determinado

por su ubicación en la mejor o importante zona de la ciudad, la calidad de

construcción y número de edificaciones.

3.5 Las haciendas de los revolucionarios

Sin entrar a un estudio detallado sobre la productividad y rentabilidad

de las haciendas o estancias de los personajes que vamos a estudiar,

señalaremos su precio, la forma de su adquisición y la ubicación de las

Page 127: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

126

Situación Económica de

los Revolucionarios

mismas en sus respectivas zonas productivas. Y en última instancia, por falta

de mayor información documental, procuraremos indicar sucintamente el

nombre de la propiedad por no tener sus datos completos para conocer su

importancia económica y social.

Los revolucionarios del 16 de julio de 1809, parte integrante de

la sociedad colonial de La Paz, pertenecientes a los sectores de la clase

criollo-española y mestiza, eran propietarios de haciendas, estancias

y casas en la ciudad de La Paz. Las valiosas haciendas que poseían

estaban ubicadas en Yungas y valles del Río Abajo y Caracato. Algunos,

además de tener haciendas en Yungas y valles de maíz, poseían estancias

en el altiplano, especialmente en las provincias de Sicasica, Pacajes y

Omasuyos. La mayoría de los revolucionarios como vecinos de la ciudad

de La Paz, tenían casas y chacarillas en los extramuros de la ciudad En

sus chacarillas producían, en la mayoría de los casos, papa, verduras o

legumbres para el consumo local.

Los revolucionarios como Indaburo, Ramón de Loayza, hermanos

García Lanza, Pedro Rodriguez, Sagárnaga y Diez de Medina eran

los afortunados propietarios de valiosas haciendas cocales en Yungas

y haciendas o chacras de maíz, vid y trigo, en los valles de Sicasica y

estancias en el altiplano. Por la mayor demanda de la producción de

esos artículos, los referidos hacendados obtenían buenos ingresos lo que

les permitía tener una inmejorable situación económica. Las haciendas

de Yungas, especialmente, por ser productoras de coca tenían un valor

estimado (precio) superior a las otras del valle (khirwa), productora de

uva, y del altiplano o puna (suni).

Es evidente las haciendas o huertas situadas en los valles de las

quebradas de la provincia de Sicasica de la Intendencia de La Paz,

Page 128: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

127

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

productor de cereales, frutas y legumbres, ocupaban el segundo lugar por

su menor importancia económica. Pero algunas haciendas por sus viñas

podían valer más que la del cocal en Yungas. En cuanto a las casas y

chacarillas (ubicadas en zonas templadas) es un poco difícil determinar su

valor verdadero, puesto que las primeras tuvieron un papel importante en la

vivienda familiar, además de negocios comerciales, y las segundas, chacras

de pequeña extensión de tierras del cultivo, sustentable en la economía de

la subsistencia. Se nota que los propietarios de las casas alquilaban sus

viviendas o tiendas, y como también sus chacarillas, a precios módicos sin

mayores pretensiones de lucro, aunque sería necesario comparar con las

de otras ciudades como Potosí y La Plata.

El comercio de esclavos negros no tenía perspectivas lucrativas

entre los revolucionarios, sino generalmente era para las necesidades del

servicio doméstico y mano de obra eventual en sus haciendas cocales. A

continuación se presenta una relación de la tenencia de las haciendas de

los personajes de la revolución de 1809.

Juan Pedro Indaburo fue uno de los afortunados propietarios de

varias haciendas y estancias, además de otras propiedades menores en el

distrito de La Paz. A los dos años de su enlace matrimonial empezó a

comprar haciendas.

El 9 de mayor de 1780, Indaburo y su mujer, en cumplimiento del

contrato de compra y venta realizado el 30 de enero de 1779, efectivizaron

la compra de la parte que le correspondía por herencia a doña Josefa Diez

de Medina (hermana de Maria Vicenta) en las haciendas cocales de Santa

Rita, Teresa de Peri y Pacallo (ubicadas en la jurisdicción del pueblo de

Coripata, provincia de Yungas), en la estancia de Caycoma (ubicada en la

jurisdicción del pueblo de Laja, provincia de Omasuyos) y en unas casas

Page 129: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

128

Situación Económica de

los Revolucionarios

ubicadas en la calle que “cae a espalda del convento de Nuestro Padre

Santo Domingo” de la ciudad de La Paz, en la suma de once mil doscientos

noventa y un pesos y cuatro reales38. El 5 de agosto de 1780 Indaburo y su

mujer transfirieron su hacienda de Pacallo a José Antonio Diez de Medina

(hermano de María Vicenta) en la suma de siete mil pesos al contado39

Prosiguiendo con la compra de más propiedades, el 24 de noviembre

de 1780, Indaburo y su mujer compraron una casa en la ciudad de La

Paz en la cantidad de cinco mil pesos40. Más tarde en1788 adjudicó en

arriendo la hacienda cocal de Arcara por un lapso de un año y medio a

razón de quinientos pesos anuales41. El 29 de abril del mismo año, obtuvo

en arriendo otra hacienda llamada Chojaguaya, ubicada en la jurisdicción

del pueblo de Cohoni, con sus respectivos aperos, del señor Domingo de

Tapia Castropol, tesorero diocesano de la Santa Cruzada, por un lapso de

nueve años, en la cantidad de cuatrocientos pesos corrientes, y debía pagar

mas de diez cargas de maíz cada año. La cantidad de aperos consistentes

en: “siete toros, diez cargas de maíz para semillas, diez cargas de papas

para lo mismo y siete indios yanaconas”, y tres arrendatarios42. Pero esa

hacienda después fue embargada por el subdelegado de Chulumani por la

deuda de 1799 pesos y 7 ½ reales, porque Don Domingo de Tapia Castropol

no había pagado a la Real Hacienda. Para evitar la dicha ejecución

Indaburo se obligó, mediante su carta del 6 de mayo de 1789, pagar esa

38 ALP. RE. 1780-1781 (sin foliar). Venta: El maestre de Campo Don Félix Diez de Medina a doña Vicenta Diez de Medina y su marido Don Juan Pedro Indaburo.

39 ALP. RE. 1780-1781 (s/f). Venta: Juan Pedro Indaburo y su mujer a favor de Josef Antonio Diez de Medina.

40 ALP. RE. 1780-1781 (s/f). Venta a censo: Doña María de San Miguel y Carrión a Don Juan Pedro Indaburo.

41 ALP. RE. 1788 (s/f). Arrendamiento: Aceptación de Juan Pedro Indaburo del arriendo de la hacienda de Arcara.

42 ALP. EC. 1794, f. 26. Cuarto cuaderno sobre el arrendamiento que obtuvo de la hacienda de Chojaguaya el finado Don. Juan Pedro Indaburo.

Page 130: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

129

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

deuda anualmente el monto de 400 pesos “por contrato celebrado con sus

herederos” del señor Tapia y pagar 200 pesos que restaba del arriendo

hasta el mes de junio de 89.

En 1798 Indaburo volvió a adquirir más haciendas, especialmente

en los valles de Caracato, provincia de Sicasica. En el mes de septiembre

de ese año, mediante la partición y división de bines por la máxima

autoridad de la subdelegación del partido de Chulumani, Indaburo y José

Antonio de Medina se hicieron dueños de la hacienda de San José de Peri,

ubicada frente a los pueblos de Chupe y Yanacachi; habiendo adjudicado

el primero las tierras de ingenios o Taipichuri y, el segundo, las tierras de

Guaicuni. Las dos partes mencionadas formaban toda la hacienda, la cual

estaba evaluada en once mil pesos43. En el mes de noviembre del mismo

año los vecinos mestizos del pueblo de Ayo Ayo vendieron sus tierras de

Aucamarca e Irpire a Indaburo en los doscientos diez pesos44, las dichas

propiedades estaban ubicadas en la jurisdicción de Caracato del partido

de Sicasica. En el mismo mes, Indaburo se hizo propietario de la estancia

de Hichuraya, ubicada en la doctrina de Caracato, gracias a la venta que

le hizo un cacique de Ayo Ayo en la suma de seiscientos pesos45. En enero

de 1799 una vecina española de la ciudad de La Paz donó a Indaburo, en

calidad de una compensación, “la mitad de huertas y tierras de Cotuto” de

su propiedad ubicada en la misma jurisdicción del pueblo de Caracato del

partido de Sicasica46.43 ALP. RE. 1798 (s/f). Declaración competente: Don Carlos Belmonte sobre la posesión de la hacienda de

San José de Peri.44 ALP. RE. 1798 (s/f). Venta de tierras: Marcos Urbina al señor Juan Pedro Indaburo.45 ALP. RE. 1798 (s/f). Venta de estancia a censo a antigua imposición: Melchor Alvarez al señor Juan

Pedro Indaburo.46 ALP. RE. 1798 (s/f). Donación recompensatoria: Doña Rosa Toledo viuda al capitán Don Juan Pedro de

Indaburo.

Page 131: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

130

Situación Económica de

los Revolucionarios

Posteriormente, en 1802, Indaburo adjudicó una parte de la hacienda

de Machacabú y otra parte de la de Marcoma Grande, ambas ubicadas en

la doctrina de Caracato; la primera fue valorizada en cuatro mil trescientos

sesenta y siete pesos y cuatro reales y la de Marcoma Grande en seiscientos

pesos. Esta venta fue efectivizada por el monasterio de la Concepción de

La Paz47.En marzo de 1804, Indaburo adquirió una estancia denominada

Guayguasi, ubicada en la jurisdicción del pueblo de San Marcos de Mollebamba (valle de Caracato), en mil doscientos pesos, “suerte principal de la capellanía”48. En mayo del mismo año suscribió un “contrato de venta” con una vecina de la ciudad de La Paz por la compra de la tercera parte de las huertas de higuera y tierras de Acharapi, Viñahuerta, Peñas Huertas Chica y de las de Sevengani, todas ellas ubicadas en la doctrina de Caracato. La transferencia de las mencionadas tierras y huertas fue efectivizada a favor de Indaburo los primeros días de enero de 1806 en la cantidad de mil doscientos cincuenta pesos49. En agosto de 1804 el presbítero Fray Josef Francisco Salazar cedió en arriendo por segunda vez a Indaburo una huerta de manzanos y tierras en Calluyta, en la doctrina de Sapahaqui, para un lapso de cinco años, en la cantidad de veinticinco pesos anuales50. Y por último, el 3 de agosto de 1807, compró una chacarilla a censo, abandonada y descuidadas sus instalaciones, ubicadas en el valle de Potopoto (Miraflores), en la cantidad de seiscientos setenta pesos51

47 AHM. RE. 1802. Leg. No. 1036, f. 343v. Venta hecha por el Monasterio de la Concepción a Juan Pedro Indaburo.

48 AHM. RE. 1804. Leg. 1042, f. 21v. Venta a censo: Presbítero Fernando Loayza al Ayudante Mayor Juan Pedro Indaburo.

49 ALP. RE. 1804 (s/f). contrato de venta: Doña María Ruíz con el capitán Don Juan Pedro Indaburo. La compra se realizó en 1806. En ms. 1806 (s/f).

50 ALP. RE. 1804 (s/f). Arrendamiento: El presbítero Fr. Josef Francisco Zalazar al capitán Juan Pedro Indaburo.

51 AHM. RE. 1807. Leg. 1052. Venta a censo: Fr. José Santiago Polar Prior del Convento de Predicadores de San Jacinto a Juan Pedro Indaburo.

Page 132: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

131

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

Como se puede notar perfectamente de acuerdo a los precios de las

haciendas compradas por Indaburo, la mayor parte de ellas están situadas

en las zonas productivas de coca, maíz, papas, frutas y cebada, y sólo dos

propiedades se quedan en el altiplano. En esto se advierte claramente el

mayor interés de Indaburo por las propiedades productivas y rentables, tal

es el caso de las haciendas cocales y de los valles de Caracato. Es cierto

que sus haciendas no se consideraban grandes ni estaban habilitadas en su

integridad para una producción intensiva, puesto que las de cocales eran

parte de otras como se ha señalado anteriormente. Las haciendas de los

valles de Caracato eran esencialmente productoras de maíz, entre otros

cereales, tubérculos y frutas, cuyo valor no podía competir con la de los

cocales de Yungas. Fuera de las compras, Indaburo también tenía interés

adquirir en arrendamiento algunas haciendas de Yungas y huertas y tierras

en el valle de Caracato, como también podía vender aunque se conoce una

sola hacienda vendida.

José Ramón de Loayza a los 26 años, en 1777, fue propietario

de las mejores haciendas de calidad productiva y comercial, como ser:

Macamaca, Incapampa y Tarisana, cuyo valor, entre otras, superaba

indudablemente a las numerosas haciendas de Indaburo. La hacienda

de Macamaca, situada en la jurisdicción del pueblo de Caracato, partido

de Sicasica, fue una de las productoras de gran cantidad de uvas para

la elaboración de aguardientes. En enero de 1810 Loayza suscribió un

contrato de la venta de 150 quintales de aguardientes elaborado de las

uvas de la mencionada hacienda, con la compradora Melchora Fuentes,

por un lapso de tres años y al precio de 18 pesos el quintal, para su

expendio en el pueblo de Irupana52. Como no podría ser de otra manera, la

52 AHM. RE. 1776-1790. Leg. 1004, f. 156. Cesión: Ignacio Oliva a Don José Ramón de Loayza a nombre

Page 133: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

132

Situación Económica de

los Revolucionarios

hacienda de Macamaca con el correr de los años, por sus viñas de calidad

estaba valorizada en 59.417 pesos y 1 real, más sus huertas y terrenos,

otros accesorios y estancias dentro de ella, su valor alcanzaba a la suma

de 95.521 pesos y 6 reales53. Otra hacienda llamada Amullacta, situada

en la misma doctrina de Caracato, Loayza compró en 1799 solamente

con “un mil y cien pesos”54. Esta hacienda, hasta 1824, contenía casas,

instalaciones para elaborar y guardar el vino (lagares y bodegas), palca,

ajuares (muebles) y utensilios de la casa, vasija (conjunto de tinajas en

las bodegas) valorizados en 7.811 pesos y 5 reales; 5 viñas tasadas en

42.463 pesos y 6 reales, huertas y terrenos en 1.540 pesos, y la hacienda

del Ayro en 6.692; en total alcanzó a la suma de 58.507 pesos y 3 reales55.

Además de las dos mencionadas haciendas, Loayza tenía la tercera finca

viñera (compuesta de 2.350 cepas) llamada Guacchilla situada en el valle

de Mecapaca, la cual fue tasada, en 1824, en 7.226 pesos56.

Luego había dos haciendas cocales: Incapampa y Yarisana, situadas

en la jurisdicción de Coroico, las cuales Loayza el 20 de septiembre de

1777, mediante una “cesión” por concepto de una deuda se adjudicó más

sus casas en cuarenta y tres mil pesos57.

En la ciudad de La Paz, fueron embargados los bienes de Loayza

como consecuencia de su participación en las juntas y tumultos durante la

de Don Bernandino Nieto. AHM. RE. 1806-1816. Leg. 1048, f. 81v. Contrato de aguardientes: el señor alcalde provincial y ordinario de 1er. Voto. Dn. José Ramón de Loayza a favor de doña Melchora Fuentes Pabon.

53 AHM. Exp. 1824, f. 83v. Expediente (incompleto) sobre el inventario y la tasación de los bienes de José Ramón de Loayza.

54 ALP. EC. 1820 (s/f). Testimonio de la escritura de cancelación de pesos: José Ramón de Loayza a la Real Hacienda.

55 AHM. Exp. 1824, f. 81. Expediente (incompleto) sobre el inventario y la tasación de los bienes de José Ramón de Loayza.

56 Ibid. f. 89v.57 AHM. RE. 1776-1799. Leg. 1004, f. 156. Cesión: Ignacio Oliva a Don José Ramón de Loayza a nombre

de Don Bernardino Nieto.

Page 134: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

133

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

guerra de la independencia. Las autoridades de entonces en 1814, hicieron

el respectivo inventario de las cosas que tenía en su casa58 y la tasación

de ellas en 1824, que consistían en muebles, ropas, utensilios de cocina,

libros y otros objetos, en la suma de 836 pesos y 5 reales.

Sin duda las dos mencionadas haciendas en la doctrina de Caracato y

otra en Mecapaca eran muy valiosas por sus viñas que producían una gran

cantidad uvas para la elaboración del aguardiente. Por esa producción

esas propiedades superaban a cualquier hacienda cocal por su precio.

Esto no quiere decir que en su generalidad las haciendas cocales en todo

Yungas hubiesen perdido su valor frente a las de los valles de Caracato

o del Río Abajo, sino que las mencionadas haciendas de Loayza eran

realmente excepcionales aunque no se puede descartar la existencia de

alguna hacienda de similar valor en la misma zona. Tampoco sus haciendas

cocales eran tan inferiores a las de Caracato puesto que en relación con

otras haciendas de los Yungas, eran también valiosas con un promedio de

21.500 pesos cada una. En su totalidad las propiedades rurales (haciendas)

de José Ramón de Loayza, alcanzaría a 184.255 pesos y 1 real.

Gregorio y Manuel Victorio García Lanza. La posición económica

de los hermanos García Lanza, al igual que otros hacendados de Yungas,

estaba basada en sus haciendas cocales que heredaron de sus padres, y en las

minas de planta y oro ubicadas en la jurisdicción de los pueblos de Coroico

y Sorata. Martín García Lanza (padre común de los hermanos Gregorio,

Manuel Victorio y Miguel García Lanza) y su hermano, licenciado José

Gabino García Lanza, ambos poseían las valiosas haciendas cocales de

San Juan de Chovacolla y San Cristobal, ubicadas en la jurisdicción de

58 ALP. EC. 1814, fs. 86-88. Inventario de los bienes de Loayza, realizado el 16 de abril de 1814.

Page 135: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

134

Situación Económica de

los Revolucionarios

Coroico59. José Gabino García Lanza además poseía la hacienda de “San

Pablo”, ubicada en la misma jurisdicción de Coroico60; la cual, más tarde,

posiblemente fue transferida a Manuel Victorio García Lanza61. Martín

Garcia Lanza, además de sus haciendas cocales, tenía unas minas de oro

en la jurisdicción de Coroico, y una de ellas fue descubierta por los indios

del lugar62.

Martín García Lanza (durante su primer matrimonio) permutó su

hacienda de Chovacolla con la hacienda de San Cristóbal de su hermano

José Gabino García Lanza63. Con la mejora de la hacienda de San Cristóbal

la convirtió en una “finca de primer orden en los Andes de Yungas”64.

Más tarde (durante su segundo matrimonio), después de tener su hijo

Miguel García Lanza, procedió a dividir la hacienda de San Cristóbal en

tres partes con las denominaciones siguientes: San Cristóbal, el Carmen y

Choro, fijando a cada parte sus respetivos límites y linderos. A Manuel le

adjudicó la hacienda del Carmen; a Gregorio, San Cristóbal y a Miguel,

la de Choro. Se dijo que Miguel García Lanza costeó sus estudios con los

frutos de su parte en el Colegio de Córdoba, Argentina, y con los restantes

pudo mantener “su subsistencia” hasta que fue embargada su parte por la

providencia del “gobierno” represivo de 180965.59 ALP. EC. 1789 (s/f). La sucesión hereditaria y la satisfacción de los réditos devengados por los Lanza a

Magdalena Mendoza.60 ALP. EC. 1801, f. 13. Don Tadeo Mantilla por los diezmos que remató en 1795, ajo la seguridad y finaza

de la hacienda de cocales nombrada San Pablo que posee el presbítero Don Gabino García Lanza. Cf. Nicolás Acosta. “Victorio García Lanza”. En: Documentos para la Historia de la Revolución de 1809. Vol. III. La Paz, Biblioteca Paceña, Alcaldía Municipal, 1954, p. 22.

61 Acosta 1954, p. 221 (Vol. III).62 ALP. EC. 1793 (s/f). Petición de Martín García Lanza al gobernador intendente el derecho de la

adjudicación de las minas descubiertas.63 ALP. EC. (s.f). La sucesión hereditaria y la satisfacción de los réditos devengados por los Lanza a

Magdalena Mendoza.64 Ibid.65 Ibid.

Page 136: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

135

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

Sin embargo, las dichas haciendas estaban sometidas a un pleito

interminable por los réditos devengados de varios años sobre el principal

de cinco mil pesos que los Lanza no pudieron satisfacer, especialmente

a los herederos de Mariano Duran. Este asunto duró mucho tiempo sin

encontrar su inmediata solución satisfactoria, y una duración que fue

hasta los medios de la guerra de la independencia. Po otra parte, los hijos

naturales de Martín García Lanza, después de la muerte de los hermanos

Gregorio y Manuel Victorio García Lanza, reclamaron a las viudas de

éstos, alegando tener derecho a la quinta parte de los bienes del mencionado

progenitor común de los García Lanza66, pero las viudas respondieron a

sus reclamantes manifestándoles que ellos no eran los únicos herederos

interesados, sino también sus hijos legítimos.

Las mejores y el cuidado de sus haciendas realizadas por cada

uno de los hermanos García Lanza fueron efectivos, pues el valor de las

mismas correspondía a ese esfuerzo. Así la hacienda de San Cristóbal,

perteneciente a Gregorio García Lanza, estaba “justipreciada en veinte

y dos mil pesos por ser cocales”67, como el indicador importante por ser

productora de la coca entre las demás haciendas de los hermanos García

Lanza, representando su inmejorable situación económica de su poseedor.

Además del empleo de la mano de obra indígena, no podía faltar algún

elemento extranjero, en este caso un mecánico francés que se encontraba

trabajando en la hacienda de San Pablo como encestador de la coca68. La

mencionada hacienda, como se indicó anteriormente, perteneció a Gabino

García Lanza. Este en septiembre de 1803 vendió su casa, ubicada en 66 ALP. EC. 1812-1816, ff. 4, 5, 7, 12 y 24. Autos sobre la división y partición de los bienes fincados por el

fallecimiento de Don Martín García Lanza.67 ALP. RE. 1804 (s/f). Fianza: Gregorio García Lanza a favor de Joseph Joaquín Muñoz, administrador

interino de la Real Renta de Tabacos.68 Acosta 1954, p. 221 (Vol. III).

Page 137: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

136

Situación Económica de

los Revolucionarios

la calle arriba de Santo Domingo, a Victorio García Lanza en la suma

de tres mil quinientos pesos y más tarde, en febrero de 1805, esa casa

fue declarada a favor de Gregoria Mantilla69. Posteriormente en 1809,

Victorio García Lanza, seguramente no teniendo otra casa propia, vivía en

la casa de su mujer70. Entretanto, Gregorio poseía por lo menos una casa

en la ciudad de La Paz.

Sin embargo, Gregorio García Lanza no solamente se dedicaba a

las actividades agrícolas, sino también a la explotación minera consistente

en unas cuantas vetas de oro y plata en Coroico (Yungas) y en Larecaja.

En un cerro frontero a las haciendas de Millipaya y colindante con la de

Marcamarani, jurisdicción de Sorata, tenía adjudicadas seis vetas de plata,

de las cuales las tres eran nuevas y las otras tres “se hallaban picadas

en la superficie con algunas corridas” y se conocían con los siguientes

nombres santorales: Santísima Trinidad, San Isidro, Nuestra Señora de las

Mercedes, las Animas, Nuestra Señora de la Concepción y Nuestra Señora

del Rosario71. La otra veta descubierta por el mismo Garcia Lanza “bajo

el nombre del Sufragio del Purgatorio” ubicada en una de las heredades de

Millipaya denominada “Canaguiri partido de Larecaja”72. También tenía

una mina de oro nombrada San Antonio en el cerro de Guaycuni, pueblo

de Coroico, seguramente ésta la heredó a su padre.

La hacienda de San Cristóbal de Chovacolla fue hipoteca en cinco

ocasiones: La primera, el 21 de octubre de 1797 por Martín García Lanza

69 AHM. RE. 1804-1806, Leg. 1046, f. 67v. Declaración competente de Don Manuel Victorio García Lanza a favor de doña Gregoria Mantilla.

70 José Vicente Ochoa. “16 de julio de 1809”. En: Carlos Ponce Sanginés y Raúl Alfonso García. Documentos para la Historia de la Revolución de 1809, Vol. III, 1954, p. 334.

71 ALP. RE. 1779-1809. Registro de escrituras de la provincia de Larecaja, 1779-1809 (s/f). Adjudicaciones de minas desde 1779 hasta el de 1809. Sorata, 16 de noviembre de 1797.

72 Ibid.

Page 138: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

137

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

al dar su fianza a favor de Buenaventura Bueno para que éste realice la

cobranza de diezmos y veintenas en Yalaca y Chicanoma por la postura

de 4.580 pesos73; la segunda, el 27 de agosto de 1804, el Dr. Gregorio

García Lanza (hijo de aquél) al otorgar su fianza a Josef Joaquín Muñoz,

administrador interino de la Real Renta de Tabacos74; la tercera, el 21

de octubre de 1805, él mismo Dr. García Lanza para optar la cobranza

de diezmos y veintenas de San Pedro de Coroico por la postura de 4.172

pesos y 4 ½ reales75; la cuarta, en 1807, también para optar la cobranza de

diezmos y veintenas de Santa Bárbara del pueblo de Coroico por la postura

de 2.230 pesos76 y por última, la quinta, en 1808, igualmente al otorgar su

fianza al Dr. Melchor de la Barra, cura del pueblo de Caquiaviri77.

Las haciendas de los hermanos García Lanza eran cocales aunque

no se puede saber cuál fue el valor de su adquisición, puesto que según

la señora María Mantilla, “que Don Miguel Antonio Texada en vida hizo

donación de la hacienda de San Cristóbal al licenciado Don Gabino García

Lanza y la de Chovacolla a Don Martín García Lanza”78. Sin duda eran

valiosas como para poder sostenerse cómodamente con sus rentas de la

producción de la hoja de coca. Pero con relación a las minas de plata y un

poco de oro reducidos a algunas vetas, no se podía saber eran rentables o

no sin tomar en cuenta el volumen de minerales explotados.73 ALP. EC. 1808, f. 16v. Expediente seguido por el juzgado de visita para la cobranza de 8.842 pesos y 41/2

reales. Don Gregorio y don Martín Lanza por novenos reales, vacantes menores y donativo.74 ALP. RE. 1804 (s/f). Fianza: El Dr. Don Gregorio García Lanza a favor de Josef Joaquín Muñoz,

administrador interino de la Real Renta de Tabacos.75 ALP. RE. 1808, f. 13v. don Gregorio García Lanza hace postura a los diezmos y veintenas de la vereda

de San Pedro de Coroico y a los de Yalaca.76 ALP. EC. 1808, f. 15. Expediente seguido por el juzgado de visita para la cobranza de 8.842 pesos y 4 ½

reales. Don Gregorio y don Martín Lanza por novenos reales, vacantes y donativo.77 AHM. RE. 1808-1813, Leg. 1044, f. 131. Fianza o aseguramiento: El Dr. Don Gregorio García Lanza al

Dr. Don Melchor de la Barra, cura del pueblo de Caquiaviri.78 ALP. EC. 1789 (s/f). Expediente sobre la sucesión hereditaria y la satisfacción de los réditos devengados

por los Lanza a Magdalena Mendoza.

Page 139: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

138

Situación Económica de

los Revolucionarios

Pedro Domingo Murillo, considerado hijo sacrílego del curo

Juan Ciriaco Murillo y Salazar, no podía poseer algún bien paterno. Por

este mismo hecho no fue un gran hacendado, sino más bien su situación

económica estaba reducida a unos cuantos bienes que poseía para poder

subsistir. Es cierto que el cura Ciriaco Murillo, poco antes de su muerte,

mediante su testamento fechado en Irupana el 13 de abril de 1785 declaró

a Pedro Domingo Murillo el primer albacea de sus bienes. Dejó una

capellanía de dos mil pesos a Pedro Domingo Murillo y su mujer Manuela

Concha y por capellán propietario de ella, nombró en primer lugar a su

“ahijado” Manuel Murillo y, segunda, a los demás hijos que tuvieran de

“dicho don Pedro Murillo y doña Manuela Concha”79. Pero la declaratoria

del testamento de Ciriaco Murillo a favor de su hijo natural, Pedro

Domingo Murillo, no fue respetada por su hermana, Catalina Murillo,

quien el 7 de mayo de 1785 mediante su procurador demandó ante las

autoridades de la Audiencia de La Plata la nulidad del dicho testamento

pretextando que “Pedro Murillo” fue el hijo sacrílego del presbítero,

precedido de “infecta raíz”; estaba “impedido para heredar al abuelo”80. A

pesar de todo aquello, Pedro Domingo Murillo, parece que logró poseer

algunos los bienes heredados a su padre, Juan Ciriaco Murillo, hasta que

en 1787 la Real Justicia al seguir un juicio de oficio contra él por ejercer la

abogacía sin haber estudiado y obtenido el título, fueron embargados sus

bienes pese la reclamación de su mujer.

El 15 de diciembre de 1787, el escribano de su Majestad y Renta de

Tabaco, pasó “a la casa y morada de Don Pedro Murillo” para “hacerle

saber la providencia” que antecedía pero no lo encontró ni en la segunda

79 Abecia Valdivieso 1972, p. 43.80 ANB. EC. 1788, No. 4. Juicio por nulidad de testamento del cura Murillo. Citado por Abecia en:

Adiciones documentales sobre Pedro Domingo Murillo, p. 44.

Page 140: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

139

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

vez, hasta que en la tercera, sólo pudo encontrar “a Doña Manuela Concha

su legítima mujer”. Preguntando por el paradero de su marido, no quiso

dar ninguna razón. En ese momento se entera de la fuga de Murillo.

Inmediatamente, en la misma fecha, el escribano y el teniente alguacil

pasaron a la casa y morada del mencionado Murillo, como no entraron en

ella, “ni menos quien diese asentiva noticia de su paradero; por lo que el

dicho teniente habiendo registrado todas las viviendas de la referida casa, a

mayor abundamiento sin fruto alguno, preguntó a Doña Manuela Concha,

por los bienes de dicho su marido, y respondió esta no tener algunos sino

los que estaban en su estudio, cuya llave se la llevó”. En vista de esto,

“pasó el dicho teniente a dar parte de ello al señor Gobernador Intendente,

y de orden de su Señoría demandó descerrajar con un herrero la referida

pieza donde no se encontró cosa de valor, pues estaban todos los bienes

traspuestos según está de manifiesto, y de los pocos que se hallaron se

tomó la razón”81. Claro está que sólo encontraron algunas cosas, como ser,

un pequeño escritorio que en sus gavetas se encontraban varios papeles.

Luego, nueve pesos de plata, un tomo de la Nueva Real Ordenanza, un

santo Cristo de marfil con su peaña, dos estantes embarnizados y doradas,

una efigie en bulto del Señor de la Coluna con su vidrio, una efigie en bulto

de Santa Bárbara, dos lienzos de Nuestra Señora y Santa María egipciaca,

una mesa del estante sin su cajón, un libro de concordancia de la Biblia,

Epístolas de San Gerónimo, etc.82.

Agustín Herrera y Silva, marido de Catalina Murillo, aprovechando

la oportunidad propicia solicitó al gobernador de La Paz el libramiento de

un despacho exhortatorio a los subdelegados de los partidos de Pacajes

81 ALP. EC. 1787-1790, f. 16. Autos criminales seguidos de oficio de la Real Justicia contra Pedro Francisco Murillo por las falsedades que cometió.

82 Ibid. fs. 16v. y 17.

Page 141: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

140

Situación Económica de

los Revolucionarios

y Sicasica contra Murillo para proceder el secuestro de la estancia de

Chacoma ubicada “en el distrito de Viacha” y la hacienda de Chiaraqui en

Sapahaqui83. Sin duda esta solicitud debió incidir en el secuestro ordenado

de los bienes de Pedro Murillo, pues la orden del embargo se cumplió sin

obstáculo alguno entre el 18 y 31 de diciembre de 1787.

Primeramente se procedió el embargo de su casa ubicada en la

“esquina arriba de la puerta falsa del convento de Santo Domingo” de

la ciudad de La Paz. La descripción de la parte de infraestructura fue la

siguiente:

“En el patio principal una vivienda alta con su balcón a la calle,

una cuadra con su sala, y tres cuartos, el uno chico, y en el traspatio una

vivienda alta con asotea, y cuatro cuartos con su cocina, con más una

tienda a la calle”84.

A continuación fueron embargadas sus haciendas o estancias

ubicadas en el altiplano y los valles de Mecapaca y Sapahaqui. A cada de

ellas de la siguiente forma:

La hacienda de Guacchilla, situada en la jurisdicción de Mecapaca,

tenía quince indios, trece yanaconas y dos arrendatarios; el uno pagaba

40 pesos de arriendo y el otro 26 pesos “mas otro de doce pesos”, en total

78 pesos al año y, fuera de las cuentas que daban, de los frutos que tenían

separados en la hacienda. Además la hacienda tenía semillas y utensilios

de labranza. Semillas: ocho cargas de cebadas, ocho cargas de trigo, carga

y media de maíz, todos ya sembrados, excepto el trigo por sembrarse. Los

utensilios de labranza eran: siete chontas, dos barretas y un hacha85.

83 Ibid. f. 22v.84 Ibid. f. 22 y ss.85 Ibid. 2ª. Parte del testimonio sin foliar (s/f).

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141

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

En la estancia de Chacoma, situada en la jurisdicción de Viacha,

Murillo tenía en ganado ovino: doscientas veintinueve ovejas madres,

ocho machos y siete borregos “capones”, “ciento catorce múltiplos” y,

fuera de este ganado, no se encontró otra especie de animales domésticos.

En cuanto a las labores agrícolas podemos decir fue la época de siembra

(20 de diciembre) ya había pasado, puesto que los indios de la mencionada

estancia tenían sembradas cuatro cargas de papas amargas, tres de papas

dulces y seis de cebada. Se constató, por otra parte, que los indios eran

deudores de doce cargas de semilla de papas amargas y el indígena Blas

Condori –por ejemplo- debía diez borregos. Por lo tanto, los indios estaban

obligados a satisfacer la mencionada cantidad de semillas como también

los borregos a la estancia. La casa de la estancia de Chacoma se constaba

de las siguientes reparticiones: dos patios; en el primero había una sala

con su alcoba y ventana con puerta de manera, en ella se hallaba un bulto

de “pasta de San Nicolás con hábitos de tafetán negro”, otra sala con su

alcoba, un cuarto y una cocina sin puertas. En el segundo patio había un

cuarto con puerta de madera, un segundo cuarto con puerta de pellejo y

otro tercero sin puerta “y sin apero alguno”86

La estancia de Milluacho, ubicada en la jurisdicción de Sapahaqui,

tenía los siguientes aperos: “tres yuntas de bueyes aradores”, cinco torillos

de dos años, cinco vacas madres con sus crías, tres terneros y diez mulas.

En cuanto a los sembradíos se encontraban: una chacra por sembrarse

con diez y siete cargas de papas, un tablón de cebada sembrada con cinco

cargas y una chacra de trigo por sembrarse con cinco cargas de semilla

(“cuya semilla quedó en poder del hilacata”) y más de dos pequeñas

86 Ibid.

Page 143: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

142

Situación Económica de

los Revolucionarios

chacras de maíz sembradas con tres cuartas de maíz87. Luego la estancia

de Chiaraqui, situada en la parte de abajo de Milluacho, jurisdicción de

Sapahaqui, con “viviendas y huertas”. Las casas tenían su puerta pero

“sin cerraduras, o llave”. En ellas se encontraban las siguientes cosas:

“un escaño, dos mesas, una caja, dos sillas viejas y el oratorio vacío, un

ara, y nada más”. Como instrumentos de labranza solamente se encontró

“cinco chontitas que no pasaban de una cuarta, con más un hacha”. La

mencionada estancia tenía cinco arrendatarios, los cuales eran: el hilacata

Juan Mamani, quien pagaba el arriendo de treinta pesos, Francisco Flores,

diez pesos, Ascencio Iquise, diez pesos, Agustín Chinchi, siete pesos y

cuatro reales, y Pascual Pachacuti, doce pesos. Quedaba tres huertas

libres: “dos del gasto de la hacienda” y la tercera que valía siete pesos,

todas ellas sin arrendatarios88.

Entretanto, Manuela de la Concha, esposa de Pedro Murillo, en vista

de los embargos que se practicaban solicitó al gobernador intendente de

La Paz el desembargo o la suspensión del “embargo librado” y al mismo

tiempo mostró su total oposición “al secuestro ordenado” de los bienes

de su marido manifestando que ella era “la mujer legítima de Don Pedro

Murillo”, madre, tutora y curadora de sus hijos menores y herederos del

finado Don Ciriaco Murillo. “Las fincas que poseo –decía- a nombre de

dichos mis hijos ignoro la causa que hubiese dado mérito á ella; porque

si es el crimen, que se [ha] fulminado contra mi marido parece que los

bienes ajenos no están obligados a responder ni asegurar las resultas

de otro individuo; mis hijos son los dueños de aquellas posesiones sin

87 Ibid.88 Ibid.

Page 144: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

143

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

que tenga su poder sobre ellas el domino, “más que el usufructo por la

razón de la Patria Potestad”89. Por otra parte, sostuvo; “las haciendas

que se pretender embargar, como Juacchilla, Chiaraqui y Chacoma, y que

pertenecen a mis hijos de tal suerte que aun la tutela de estos se halla

renunciada en sí su padre con intervención de la Justicia, y últimamente

que por la apelación interpuesta pende hoy esta causa del conocimiento

de su Alteza en la Real Audiencia”90. Entretanto, Agustín Herrera y Silva

hizo notar (mediante su carta) al gobernador de la Intendencia de La Paz

que su mujer, Catalina Murillo, “en la Real Audiencia de La Plata”, que

seguía el litigio “sobre la nulidad del testamento de su hermano” Ciriaco

Murillo se encontraba declarado en sentencia de vista a favor de ella91.

Evidentemente sobre esto, el escribano Manuel Antonio Rodríguez, en

abril de 1788, certificó diciendo que en “virtud de auto ejecutoriado de

la Real Audiencia del distrito”, Catalina Murillo tenía “librado juicio en

posesión” a su favor de los bienes “que fincaron por muerte de Don Ciriaco

Murillo”92. Además ella, en otra acción judicial sobre la hacienda de

Chiaraqui, sostuvo diciendo: “por fin y muerte de mi hermano Lizenciado

Don Juan Ciriaco Murillo, recayó en mi solo desde catorce este presente

año de 1788”93. Con esos antecedentes se podía demostrar que Pedro

Domingo Murillo, después de todo, no pudo usufructuar las mencionadas

haciendas o estancias. El 14 de noviembre de 1796, Catalina Murillo, ya

viuda, estando en posesión de la estancia de Chacoma, arrendó a Joaquín

89 Ibid.90 Ibid.91 Ibid.92 Ibid.93 ALP. EC. 1788-1802. Autos seguidos por Monasterio de Monjas de la Purísima Concepción contra doña

Catalina Murillo, f. 16

Page 145: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

144

Situación Económica de

los Revolucionarios

Rebuelta (subdelegado del partido de Chulumani) por el lapso de tres años

en la cantidad de doscientos cuarenta pesos corrientes anuales94. En La

Paz, el 17 de junio de 1792, Catalina Murillo en su testamento declaró que

tenía “tres capellanías legas” fundadas sobre su casa y en las haciendas de

Chacoma y Chiaraqui “con principales de cuatro mil pesos”. De modo

que “las mencionadas tres fincas” aseguró que “son bienes maternos

de la descendencia de Salazares”, puesto que su trabajo personal había

impedido en el dilatado tiempo de “más tres años de pleito en Chuquisaca”

y en los juzgados de la ciudad de La Paz, para que “se les adjudique a

los herederos de Don Ignacio Murillo y de Don Francisco Murillo mis

hermanos y difuntos”95. Por otra parte, el monasterio de monjas siguió

una acción judicial a Catalina Murillo por los réditos devengados de sus

haciendas o estancias.

Con este motivo el 11 de noviembre de 1800 fue embargada la

hacienda de Tomosa; el 12 del mismo mes fueron embargadas las haciendas

de Chiaraqui y la estancia de Milluacho96. El 16 de febrero de 1802 el

alcalde ordinario de segundo voto, Juan Monje y Ortega, mandó ejecutar el

remate de las haciendas de Tomosa y Chiaraqui. Pero en el acto se presentó

Lusgarda Murillo (sobrina de Catalina Murillo) oponiéndose al remate de

dichas haciendas hasta que fue suspendida efectivamente en ejecución97.

Pero el 10 de diciembre de 1802 la hacienda de Chiaraqui volvió a ser

embargada por el juez comisionado del gobernador de la subdelegación

94 ALP. RE. 1796-1797, f.232. Doña Catalina Murillo y otro a Joaquín Rebuelta.95 ALP. EC. 1788-1802, fs. 60-61. Autos seguidos por el Monasterio de Monjas de la Purísima Concepción

contra doña Catalina Murillo.96 Ibid. f. 40v.97 Ibid. f. 57.

Page 146: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

145

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

de Sicasica98. La ejecución de esos embargos indudablemente fueron

realizados después de la muerte de Catalina Murillo aunque ella conocía

los réditos devengados por las capellanías que incluso constaba en su

testamento.

Aún no tenemos noticias completas acerca de las actividades mineras

de Pedro Domingo Murillo, sólo algunos datos que no proporcionan

suficientes elementos de juicio para precisar el valor económico que

representaban ellas para su subsistencia. Sin embargo, dentro de sus

posesiones se encontraba un ingenio y un aventadero de Chicani, ambos

ubicados en la proximidad de la ciudad de La Paz.

En 1797 Murillo donó un ingenio de su propia obra y trabajo al

capitán Gregorio Barreda, cuyo texto principal se expresa en estos

términos: “Que a esfuerzos de su trabajo e industria personal ha levantado

en los altos de esta ciudad y en los terrenos de la estancia de Doña Micaela

Peñaranda distante de esta dicha ciudad dos leguas poco más o menos

un ingenio de moler metales”99. Hacia 1802 y 1803, se dijo que Murillo

continuaba con su oficio de minero “en el aventadero de Chicani por este

período que además oficiaba de consejero en cuestiones mineras y a veces

azoguero de su majestad o minero del aventadero de Chicani”100.

Las referidas haciendas o estancias en el momento de su embargo

como se deriva de los documentos consultados no tienen muchas cosas

de valor, especialmente en cuanto a su producción ya sea en cultivos y

ganados. Frente a las fincas de otros revolucionarios del 16 de julio de

1809 no significa económicamente mucho puesto que no ofrecen rentas

98 Ibid. f. 85.99 Portugal Zamora 1956, p. 173. Donación de un Ingenio Minero por el Protomártir Murillo al Capitán

Gregorio Barreda.100 Portugal Zamora 1978, p. 79.

Page 147: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

146

Situación Económica de

los Revolucionarios

seguras, si se considera como pobres. Es evidente la defensa de la

legitimidad de propiedad de las referidas fincas por parte de la mujer de

Pedro Domingo Murillo para sus hijos como también la reclamación de

Catalina Murillo, que no solamente fue reclamada por ella las haciendas de

Guacchilla, Chiaraqui y Chacoma, como herencias maternas, sino también

por sus hermanos (Ignacio y Francisco) mucho más antes del testamento

de Ciriaco Murillo101. Acerca de la estancia de Chacoma es necesario

hacer una aclaración que se trata de la existencia de otra de mucho valor

que pertenecía a los caciques de Chulumani (Dionisio Mamani y Martín

Romero Mamani) entre los años 1777 y 1804, cuyo precio oscilaba entre

16.200 y 19.000 pesos, porque tenía la cantidad de 7.000 y 10.000 cabezas

de ovejas102. Entonces como entender que la mencionada hacienda de

los Murillo no podía costar esa cantidad de pesos; tampoco se advierte

alguna injerencia de los mencionados caciques en los pleitos seguidos

por Catalina Murillo. Casi en el mismo lapo, entre 1759 y 1802, el cura

Ciriaco Murillo, sin haber enajenado a nadie, estaba en plena posesión

de la estancia de Chacoma hasta su muerte como también su hermana

Catalina Murillo.Juan Bautista Sagárnaga, al igual que sus contemporáneos, poseía

también algunas haciendas y casas en la ciudad de La Paz. En 1807 compró una casa situada en el barrio de Carcantia, de la ciudad de La Paz, en la cantidad de cuatrocientos pesos103. En el mismo año arrendó

101 ALP. EC. 1759 (s/f). Ignacio y Francisco Murillo (hermanos) en los autos sobre el derecho a las haciendas de la heredad materna.

102 ALP. RE. 1777 (s/f). Venta Real que hace el general Don Antonio Pinedo a favor de Don. Dionicio Mamani. Venta suscrita en el pueblo de San Pedro de Coroico el 28 de septiembre de 1777. ALP. RE. 1802-1804, fs. 15v-22v. Venta: Don Hilario Sanjinés como apoderado de Dn. Martín Mamani a favor del Dr. Don Nicolás de Aliaga.

103 ALP. RE. 1807 (s/f). Venta de casa: Dn. Gerónimo Ordoñez y su mujer a favor de doña Petrona Rada y a su nombre al Dr. Don Juan Baptista Sagárnaga.

Page 148: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

147

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

su hacienda de cocales de Chinchita ubicada en la jurisdicción del pueblo de Coroico, provincia de Sicasica, a Domingo de la Torre Leirad en la cantidad de cuatrocientos veinticinco pesos para un lapso de cinco años104. Esta hacienda en 1772 fue adquirida por su madre doña María Carrasco en tres mil seiscientos pesos105. Al año siguiente, 1808, Juan Bautista logró adquirir la mitad de la estancia de Yarvichambi, situada en la doctrina de Pucarani, en la suma de cuatro mil pesos, de los religiosos del convento de San Agustín106. El 22 de febrero de 1809 el Dr. Miguel Bautista Sagárnaga donó a su hermano Juan Bautista Sagárnaga “la mitad de los bienes o herencias” correspondientes a sus padres, como agradecimiento por sus “muchos servicios” que le ha prestado107. Sin embargo es muy difícil estimar en base a esas dos fincas sobre la situación económica de Juan Bautista Sagárnaga: la una era productora de coca que por sí significaba una buena entrada de la renta, pero prefería arrendarla, y la otra, seguramente ofrecía buenos pastos para la crianza del ganado ovino y algo de vacuno. En todo caso para el Dr. Bautista Sagárnaga las mencionadas propiedades, además de su casa, permitían mejorar su situación económica complementada con sus actividades profesionales de abogacía.

Cayetano Vega, su situación económica se basaba en su oficio de escribano y, especialmente, en el arriendo de estancias o haciendas.

En 1800 obtuvo en arriendo la valiosa estancia de Ancoamaya, del reverendo padre comendador de la Merced, situada en la doctrina de Santiago de Guata, en la cantidad de ochocientos pesos anuales108. Poco después, en 1804, adjudicó otra estancia en arriendo, nombrada Quilloma, 104 ALP. RE. 1807 (s/f). Arriendo de haciendas. El Dr. Don Juan Baptista Sagárnaga a favor de Don Domingo

de la Torre Leirad.105 ALP. RE. 1712, f. 630. Venta Real: los predios de Francisco Arcaya a favor de doña María Carrasco.106 ALP. RE. 1806 (s/f). Venta: el convento de San Agustín a favor del Dr. Don Juan Baptista Sagárnaga.107 AHM. RE. 1806-1810, f. 652. Donación: El Dr. Don Miguel Sagárnaga a favor del Dr. Don Juan Bautista

Sagárnaga.108 ALP. RE. 1800 (s/f). Arrendamiento que hace el R. P. Comendador de la Merced, la estancia de

Ancoamaya, a favor de Don Cayetano Vega en la cantidad de 1800 pesos.

Page 149: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

148

Situación Económica de

los Revolucionarios

con 300 cabezas de ovejas madres, fuera de los machos, ubicada en la doctrina de Ayo Ayo, por un lapso, de dos años en la cantidad de ciento cincuenta pesos anuales109. No sólo fue arrendatario, sino también arrendaba su parte. Así por ejemplo, arrendó su hacienda de Pusapusa a los señores José Estrada y Lucas Aranda, situada en la jurisdicción del pueblo de Combaya, en el partido de Larecaja, en la cantidad de doscientos pesos anuales110.

Cayetano Vega poseía una casa en la ciudad de La Paz, ubicada

en el barrio de Coscocha, con varias viviendas nuevas sin puertas y sólo

una sala tenía su puerta, y las viviendas que comprendían en los bajos

“con siete tiendas” caían al lado de la calle, “bajo de puerta de calle”; y

otra casa “más pequeña contigua” con su respectiva puerta (principal?)

con cinco viviendas y una chacarilla que hacía “cabecera a ambas casas

con cinco arrendatarios que ocupaban todos diez tablones de tierras”111.

Además, Cayetano Vega en su casa, entre otras cosas, tenía los siguientes

documentos: un cuerpo de autos promovidos por el prebendado Dr. Don

Miguel de Ore, un oficio acompañado de una Real Cédula para el señor

comisionado de la Santa Cruzada, un legajo de papeles de poca importancia

y otro legajo de cartas112.

Las mencionadas dos estancias del altiplano, de acuerdo a los

precios del arriendo que se ha señalado, eran suficientes como para obtener

alguna renta segura; especialmente la primera por su buena ubicación

en las cercanías del Lago Titicaca, ofrecía la mejor disponibilidad de

109 ALP. RE. 1804 (s/f). Manuel del Rivero arrienda la estancia de Quilloma a favor de Cayetano Vega.110 AHM. RE. 1803-1805, leg. 1040, f. 400v. Arrendamiento de la hacienda de Pusapusa: Don Cayetano

Vega a favor de Don. José Antonio Estrada y Don Lucas Aranda.111 ALP. EC. 1807-1808, fs. 34 y 35. Mariano Urdininea contra Cayetano Vega, por la falsedad de un

documento.112 Ibid. f, 35.

Page 150: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

149

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

pastos para la crianza del ganado ovino y otros animales de la región.

Mientras la otra estancia situada en la doctrina de Ayo Ayo era poco apta

para cualquier fomento agropecuario aunque contaban con 300 cabezas

de ovejas reproductoras fuera de machos y reproductoras. Sin embargo,

la hacienda ubicada en el valle de Larecaja, apata sus tierras para una

mejor producción, seguramente se cultivaba el maíz, aunque Vega prefería

alquilarla. La chacarilla que poseía en los extramuros de la ciudad de La

Paz, era igualmente alquilada; de modo que la mayor parte de sus diez

tablones de tierras estaban en manos de los arrendatarios que se dedicaban

al sembradío de papas, cereales y verduras o legumbres. Pero el número

de tiendas que tenía en su casa proporcionaba seguramente una de las

rentas importantes con la venta de los productos de la tierra y otros.

José Domingo Bustamante y su mujer en 1800, se sabe poseía dos

haciendas en Yungas. La una llamada Socosani, ubicada en la jurisdicción

de Coripata, y la otra Chiquero, en la de Chulumani113. En 1806, mediante

compra y venta, adquirió la estancia de Sencata del “Protector Fiscal

Eclesiástico”, doctor José Manuel Aliaga, situada en la doctrina de

Calamarca, en la suma de cuatro mil pesos114. Esta estancia, durante la

rebelión indígena de 1781-1782, fue devastada por los indios rebeldes.

En La Paz, José Domingo Bustamente, al igual que otros vecinos de su

tiempo, poseía una chacarilla nombrada Chocata, situada en los altos

del barrio de San Francisco, con cinco tablones de tierras, y más tarde

113 ALP. RE. 1800, fs. 209v. y 215v. Fianza de mancomun: el señor Don Bustamante y su legítima mujer doña Josefa Peñaranda a favor de Don Antonio Maldonado y Mesa Capitular por los diezmos. La Paz, 27 de octubre de 1800. Obligación de mancomun: el señor Alférez real Don José Domingo de Bustamante y su legítima mujer doña María Josefa de Peñaranda por los diezmos de la casa escusada de Chulumani a favor de la Mesa Capitular y a satisfacer la cantidad de 400 pesos. La Paz, 5 de noviembre de 1800.

114 ALP. RE. 1806 (s/f). Venta de la estancia de Sencata a favor del señor alférez José Domingo Bustamente.

Page 151: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

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Situación Económica de

los Revolucionarios

esta chacarilla, en noviembre de 1812, después de la muerte de él, su

hija Andrea Bustamante, mujer legítima del coronel de Ejército José de

Guerra, la vendió en la suma de un mil pesos115.

Las mencionadas fincas, estaban ubicadas entre diferentes pisos

ecológicos: puna, valle y yungas, lo cual muestra que sus cultivos estaban

orientados hacia la producción de plantas de ecosistema, como ser papas,

maíz, coca y, además, algo de ganadería. Así las haciendas de Yungas,

eran productoras de coca, aunque no se sabe, por no tener los datos de su

precio, la calidad y capacidad productiva. Sin embargo, la estancia del

altiplano, a pesar de sus destrozos ocasionados por la rebelión de 1781, era

valiosa como para gozar de una moderada renta. La chacarilla de cinco

tablones de tierras, situadas en los extramuros de la ciudad de La Paz, era

indudablemente destinada para la subsistencia familiar.

Pedro Cossío, a pesar de su mayor tiempo dedicado al ejercicio

de subdelegado en las provincias del altiplano parece que no tuvo

alguna estancia en ellas, sino más bien en la jurisdicción de Ambaná, del

partido de Larecaja. Tuvo tres haciendas valiosas denominadas Tutunani,

Mamarguaya y Canco, las cuales adquirió a través del remate “en doce mil

sesenta pesos y seis reales”116. Las mencionadas fincas, por estar ubicadas

en la región productora de maíz y tubérculos, sin duda eran rentables por

su capacidad productiva.

Bartolomé Andrade poseía una casa en el barrio de Santa Bárbara,

ubicada “en la esquina antes de subir a la iglesia de la parroquia de Santa

Bárbara”, la cual arrendó, en 1800, en la cantidad de “ciento cincuenta

115 ALP. RE. 1803-1812 (s/f). Solicitud de escritura de ventas: José de Guerra a favor de Francisco Arroyo.116 ALP. EC. 1810-1820, fs. 11v. y 12. Expediente sobre el remate de las haciendas Tutunani, Mamarguaya

y Canco y los réditos impuestos por la Hacienda Real.

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151

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

pesos pagaderos anualmente”117. Posteriormente, en 1818, la viuda del Dr.

Andrade, doña Ana Sánchez, “como madre tutora y curadora” de sus dos

hijas, para sostener seguramente a éstas, de la mencionada casa arrendó sus

cinco piezas y una cocina en la cantidad de noventa y seis pesos anuales118.

Por no tener más datos sobre sus bienes o fincas es difícil conocer su

verdadera situación económica.

Eugenio Diez de Medina, en la jurisdicción de Pucarani, partido

de Omasuyos, en septiembre de 1806, “con el fin de evitar en lo sucesivo

pleitos y divisiones que cada propietario tenía en los linderos de las

estancias”, tuvo que vender un pedazo de tierras que poseía, a Melchor

Mesa, en la cantidad de trescientos pesos119. Por otro lado, como heredero

de parte materna, tenía derecho a las tierras de San Félix, en la jurisdicción

de Coripata (Yungas), las cuales su madre había ofrecido en venta a María

Josefa Diez de Medina, mujer de Joaquín Rebuelta, subdelegado de

Chulumani120.

Los hermanos Pedro José y José Ignacio Ortiz de Foronda eran

poseedores de unas fincas en Yungas, y casas en la ciudad de La Paz. Pedro

José Ortiz de Foronda tenía una casa propia en la ciudad de La Paz, la

cual acostumbraba arrendar, y poseía estancias y chacarillas121. En Yungas

–dice Aranzaes- Pedro José Ortiz de Foronda “se hallaba entregado a sus

117 ALP RE. 1800 (s/f). Arriendo de casa: Dr. Don Bartolomé Andrade y a su nombre su apoderado a doña Manuela Velarde.

118 ALP. RE. 1817-1829 (s/f). Solicitud de escritura de arriendo: Doña Ana María Sánchez a doña Antonia Rueda.

119 AHM. RE. 1806-1809, leg. 1049, f. 167. Venta Real: Don Eugenio Diez de Medina a favor de Don Melchor Messa.

120 ALP. EC. 1796, f. 2. Juicio ejecutivo: Joaquín Rebuelta, marido legítimo de doña María Josefa Diez de Medina, contra doña Vicenta Ortiz de Foronda por la deuda de 1.000 pesos “que se los había dado a cuenta de venta de las tierras de San Félix”.

121 ALP. RE. 1798 (s/f). Poder general para cobranzas y pleitos: Don Pedro Josef Ortiz de Foronda a Don Martín Herrera.

Page 153: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

152

Situación Económica de

los Revolucionarios

labores agrícolas y al negocio de la coca”. Evidentemente éste en Yungas

poseía una hacienda cocal denominada Hapahapa, en pro indiviso, con su

hermano José Ignacio122. Por su parte, José Ignacio por el interés que tenía

sobre el derecho a la sucesión del patronato de una capellanía lega, fundado

por el maestre de campo Diego de Baena de 4.000 pesos de principal sobre

su hacienda de Haraca, situada en los términos de Sicasica, tuvo un pleito

pendiente con el capitán Salvador de Echevarria123. En la ciudad de La

Paz, poseía una valiosa casa y en 1803 un almacén de ella dio en arriendo

a Toribio Oquendo “en la cantidad de cinco pesos mensuales por un lapso

de cinco años124. Esta casa se encontraba ubicada “en la esquina de la

plaza y calle de comercio”, o sea, frente a la catedral y “frente a la casa del

finado Francisco de Paula Diez de Medina” (situada en la misma calle de

comercio). En otros términos, el tasador de la mencionada casa, Francisco

Xavier de Juaristi Eguino, explica: “por el costado derecho a la plaza

principal, por el izquierdo con el truco (mesa colocada horizontalmente),

o cofa que situada en la misma calle, y últimamente por la espalda con la

[casa] del capitán de ejército don Mariano de Bilbao la Vieja”125.

En ella estaban construidas “todas las viviendas bajas y altas”,

relacionadas entre ellas y otras dependencias a través de sus gradas,

puertas y zaguán, tanto “todo lo interior y exterior”, “así de los corredores

y arquería y arco de la subida”. Su patio estaba empedrado y donde había

muchas piedras de cimiento “así grandes como pequeñas”, todo lo que

122 Aranzaes 1915, p. 566. Cf. ALP. RE. 1798 (s/f). op. cit.123 ALP. EC. 1797 (s/f). Expediente sobre la sucesión al Patronato de una capellanía lega.124 ALP. RE. 1803-1808 (s/f). Solicitud de escritura de arriendo de un almacén: José Ignacio Ortiz de Foronda

a Don Toribio Oquendo.125 ALP. RE. 1807 (s/f). Solicitud de escritura de la venta de casa: Ignacio Ortiz de Foronda a favor del señor

diputado de comercio Francisco Diego de Palacios. Cf. AHM. RE. 1807-1809, leg. 1052, fs. 29 Y 30. Justiprecio o avalúo de la casa de José Ignacio Ortiz de Foronda.

Page 154: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

153

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

tenían relacionado con el lugar destinado al juego de bolos o todas las

tiendas que tenían “en la dicha casa”.

El mencionado tasador, para apreciar mejor, primeramente hacía

una descripción de la parte externa del edificio en la siguiente forma:

“Que este sitio tiene de frente 36 ½ varas y de centro 47 ¼ que

reducidas a varas castellanas componen el total de 1724 5/8 en cuya

comprensión, se miran primero, una puerta de calle vieja y maltratada

con su marco de piedra labrada llana de las letanías, sin coronación ni

arbotantes, y a sus lados cuatro tiendas, con sus marcos de adove, con

puertas todas desiguales: a sus altos una sala grande, con una ventana

antigua con sus balaustres torneados de madera, a mano izquierda, un

cuartito pequeño con su vera de fierro pequeña a la plaza sin vidriera:

al otro lado una cuadra con su balcón de fierro, torneado trabajado en

Vizcaya… y un dormitorio capaz a donde cae otra ventana con su vera

de madera”.

Seguidamente presente el detalle del interior de la misma casa

señalando:

“Entrando por el zaguán al patio principal, se encuentra primero,

una arquería en cuadro de bajos y altos de piedras de Calacoto, y de las

letanías, trabajada muy de ordinario, con su portada y grada por dos lados

para subir a los altos, al frente de la misma entrada un almacén, digo

dos almacenes de baros, con sus techos muy arruinados en partes, y sus

puertas corrientes a manos derecha en los altos una cuadra grande que

mira a la plaza, con su reja de fierro grande llana, con partes de vidriera,

y otros varios cuartos en seguida, todos con balaustres de madera muy

usados, e indecentes, y a sus bajos, siete tiendas con puertas desiguales,

y en marcos de adove, la una de las cuales, cae debajo del balcon antiguo

Page 155: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

154

Situación Económica de

los Revolucionarios

que tiene esquina de la obra costosa de manera de cedro, y por último a

mano izquierda tres cuartos bajos, y dos de altos de obra moderna”.

Además de todo lo mencionado, señala:

“tiene su traspatio, en donde se miran varios cuartos antiguos que

sirven de cocinas, y además de esto sitio para corral regular”.

Luego de esta labor, el mencionado tasador le dio el precio según su saber y entender el valor de veinte y nueve mil pesos. Pero a los seis días después, el otro tasador Francisco Xavier de Escóbar daba el otro precio en “treinta y un mil pesos sin dolo fraude ni engaño”126.

La referida casa no fue la misma de Francisco Tadeo Diez de Medina, conocida posteriormente con el nombre de “Casa de los Condes de Arana”127, porque José Ignacio Ortiz de Foronda al solicitar “una escritura de venta y enajenación” de la mencionada casa, declaró que pertenecía a su padre y como también las mencionadas fincas. El motivo de la mencionada venta fue para dividirse entre los hermanos Ortiz de Foronda los bienes heredados a sus padres.

Las mencionadas fincas, por su ubicación en la zona productora de la coca, indudablemente eran valiosas y rentables; y también la mencionada casa aunque no estaban bien conservada tal como según el texto de la tasación citada. Sin embargo, tanto esas fincas y la referida casa pertenecían a una de las familias ricas de la sociedad colonial de La Paz. Por su solvencia económica, José Ignacio, entre otros, fue uno de los seguros fiadores de Tomás domingo de Orrantía con la suma de 500 pesos para que éste sea repuesto “en el empleo de la administración general de las Reales Rentas del Tabaco y Naipes”, y para garantizar su cumplimiento hipotecó su mencionada casa128.126 Ibid. fs. 29 y 30.127 Mesa y Gisbert 1978, p. 45.128 ALP. RE. 1804 (s/f). Fianza: Dn. José Ignacio Ortiz de Foronda, Dn. Tadeo Carabedo. Dn. Justo Luis

de Osorio a Don. Tomás Domingo de Orrantía.

Page 156: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

155

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

Vicente Diez de Medina, fuera de sus negocios comerciales en la

ciudad de La Paz, poseía “un pedazo de tierras” de 76 varas de largo en el

valle de Sopocachi, el cual adquirió en 1784 con su mujer, doña Bárbara

Sánchez, en la cantidad de cien pesos129. Posteriormente adquirió “una

chacarilla” en el mismo valle, del señor Dr. Don Joaquín de Trucios, vecino

y alcalde ordinario de primer voto de la ciudad de La Paz, en la cantidad

de doscientos treinta y cinco pesos corrientes, situada en a doctrina de San

Pedro130.

El mencionado Diez de Medina también pertenecía a una de las

familias acomodadas de la sociedad colonial de La Paz, sin embargo no

podemos conocer por falta de datos de los otros bienes fincados puesto

que con las mencionadas no se puede apreciar su verdadera situación

económica.Pedro Rodríguez, vecino de la ciudad de La Paz y hacendado en

los Yungas, tenía una casa situada en el barrio de Viluyo cuyo precio estaba calculado en la cantidad de cinco mil pesos131. Después del fracaso de la revolución del 16 de julio de 1809, las haciendas pertenecientes a Pedro Rodriguez, Gregorio y Manuel Victorio García Lanza, fueron confiscadas por las autoridades reales de la ciudad de La Paz. La hacienda de Cochunilla, o Cochuna, ubicada en la jurisdicción de Coroico, era propiedad pro indivisa de tres personas; y la tercera parte, perteneciente a Pedro Rodriguez, fue confiscada el 20 de enero de 1810 por orden del señor juez real subdelegado del partido de los Yungas y la ejecución correspondió al alcalde pedáneo Francisco Xavier de la Deheza. El contenido de la mencionada finca fue inventariada en la siguiente forma:

129 ALP. RE. 1784 (s/f). Venta de tierras: Ascencio Quispe a Don. Vicente Medina y a su mujer.130 ALP. RE. 1795 (s/f). Venta de chacarilla: Dr. D. Joaquín de Trucios a Dn. Vicente Medina.131 AHM. RE. 1807-1809, leg. 1052, f. 169. Pedro Rodriguez fiador de Melchor Alvarez, cacique de los

pueblos de Calamarca, Changa y Sapahaqui.

Page 157: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

156

Situación Económica de

los Revolucionarios

La casa de la hacienda tenía una habitación en los altos, con su

puerta de dos manos, “con su cerradura corriente y dos ventanas”. En

ella encontraron por aperos o muebles, como ser, una mesa grande y otra

pequeña, dos escaños, una tinajera de madera “con su tinaja y su tapa”,

dos tarros de lata, tres frascos de estaño, seis plata de estaño, un candelero

de estaño con su despabiladera, ochenta y seis costales de encestar coca

y un chusi usado que servía para una sala. En “los bajos de los altos” de

otra habitación, se encontraron “un troje de charos (sic) con su puerta de

tabla corriente”, dos chacanas con sus correspondientes piedras de pesar

coca, una saquilla de jerga, dos sacas de acarrear mato, que se componía

de dos costales de mojo, cada una de ellas, y una saca grande también de

acarrear mato compuesto de cuatro costales. Un cuarto en los bajos, que

servía de matuasi (sic). Una cocinita y su gallinero “con cuatro gallinas y

un gallo”. “El cachi (sic) enlozado con lozas de Miraflores” como también

la pieza del granero y alrededor de ésta existía ocho árboles de naranjo.

Por último, se menciona “un almácigo de coca perdido”.

Luego, “preguntado el hilacata por la coca, dijo haberse acabado

éste quince días”, y sobre la cantidad de peones que tenía la mencionada

hacienda, respondió “tener diez y siete”. Acerca de las tres mulas que

había en la hacienda, dijo el hilacata “pertenecientes al expresado reo

Pedro Rodriguez”. Luego de ese inventario en el pueblo de Coroico, se

procedió al embargo de “la casa correspondiente a dicha hacienda”132.

El 21 de marzo de 1810, en Chulumani, partido de Yungas, “por

oficio del señor Gobernador Intendente” del 10 del mismo mes, se dio

orden de justiprecio de las fincas secuestradas a los insurgentes del 16 de

132 ALP. Exp. 1810, fs. 1 y 2. Autos seguidos por Manuela Murillo, Santiago de la Torre y María Manuela Rocha viuda de Rodriguez sobre el remate de la tercera parte de la hacienda de cocales nombrada Cochunilla.

Page 158: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

157

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

julio de 1809 de La Paz, El 12 de abril de 1810, en el pueblo de Coroico,

se procedió al respectivo “avalúo” de la hacienda de Cochunilla, en la

siguiente forma.

1. ”Dos tablones de cocales nuevos”: el uno en plena producción, y el

otro de reciente plantación. Asimismo, un cachi (sic) “enlozado,

aunque con casa y edificios”, cuyas paredes presentaban roturas

y el suelo movido, todo ello fue tasado en 22.00 pesos, sin incluir

“algunos muebles de madera y trastes inservibles”.

2. Una casa (18 x 5) ubicada en el pueblo de Coroico, perteneciente

a la hacienda de Concepción, colindante “con la comunidad de

indios”, estimada en la suma de 200 pesos133.

El 16 de abril de 1810, en Coroico se daba en primer pregón, “por

voz de Casimiro Medina”, para el remate de la hacienda de Cochunilla

sobre la base de 22.000 pesos de su avalúo, y más una casa situada en la

misma, calculada en 250 pesos134. Los posteriores pregones se realizaron

en la ciudad de La Paz entre el 12 y 19 de mayo, “por voz de José Apaza

indio ladino”. Como no se presentó ningún postor por el remate de esa

hacienda, los copropietarios de ella aprovecharon para reclamar diciendo

que “este precio no admite como división razón por la cual se ha mantenido

por dilatado tiempo” en posesión pro indiviso. En vista de esto, sugirieron

al Gobernador Intendente de La Paz para que ellos sean admitidos como

postores en el remate de la tercera parte de esa hacienda. Esta proposición

fue aceptada sin objeción alguna por “los señores de la Real Junta de

Almoneda”. El 23 de junio de 1810 las autoridades encargadas del

remate “ordenaron que se haga notorio al público la postura hecha por

133 Ibid. fs. 3 y 4.134 Ibid. fs. 4v. y 5.

Page 159: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

158

Situación Económica de

los Revolucionarios

doña Manuela Murillo y don Santiago de la Torre a la tercia parte de la

hacienda de Cochunilla”, esta vez, “por voz de Idelfonso Mamani”, que

hizo el oficio de pregonero, “se efectuó por continuado pregones hasta

las doce del día, en que viendo sus señorías que no había persona que dé

mas, previnieron se suspenda para el día de mañana”135. Tampoco el día

siguiente, como estaba previsto, hubo persona que mejorara la postura y,

como consecuencia de esto, se suspendió la diligencia para el otro día.

Entretanto, María Manuela de la Rocha, viuda de Rodriguez, al tener

conocimiento del remate de la mencionada parte que poseía su marido, en

Cochuma la alta, mediante su petición al señor Gobernador Intendente

de La Paz solicitó “la división y partición” de la referida finca constando

que ella es la tutora y curadora de su hijo menor, llamado José, en los

siguientes términos:

“… no es fácil calcular su justa importancia, para su inteligencia

proponer posturas y mejoras que convengan a las acciones de mi menor

hijo, cuando el beneficio fiscal en el adelantamiento de aquellas, ya por

el mayor número –de- postores, que por esta razón pueden concurrir a

acrecer a su debido remate, por consultarse la utilidad, en una de sus

especies: por ello.

A.V.S. pido y suplico, que atendiendo á las razones expuestas,

se sirva mandar, que suspendiéndose por ahora la actuación de dicho

remate, se proceda previamente á la practica de la división y partición

que corresponde”136.

Sin embargo, la solicitud de la viuda de Pedro Rodríguez fue

rechazada. El 27 de junio de 1810, los señores de la Real Junta de

135 Ibid. f. 9.136 Ibid. f. 11.

Page 160: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

159

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

Almonedas decidieron seguir con el remate de la tercera parte de

la hacienda de Cochunilla y la tercera parte de la casa del pueblo,

pertenecientes a Pedro Rodríguez, a favor de los copropietarios Manuela

Murillo y Santiago de la Torre, y éstos “estando presentes lo aceptaron

en debida forma, prometiendo hacer oblación de la cantidad resultante

de la tasación, abonados los principales censitivos, y de manifestar los

documentos que los acrediten”137. Por consiguiente, las dos referidas

partes de la hacienda y casa, fueron tasadas en la cantidad de siete mil

cuatrocientos diez y seis pesos, con cuatro reales, suma que “oblaron” los

mencionados copropietarios a la tesorería de la Real Hacienda.

Sin embargo, María Manuela de la Rocha, viuda de Rodríguez, a pesar

de todo aquello, insistió en la nulidad del remate de dicha hacienda hecha

a favor de los copropietarios, haciendo prevalecer el derecho de su hijo

menor, con estos términos:

“Se me dirá acaso, que Rodríguez dejó de ser dueño de heredad,

y que por esta razón o conviene este caso, pues Cochunilla ha adquirido

la franqueza de la ley, para venderse á un tercero por el Fiscal. Pero

preguntó han borrado, y destruido también los derechos naturales,

y perpetuos de la sangre? Mi hijo menor ha dejado de ser hijo, y el

derecho positivo, que ordena la confiscación al supremo delincuente, ha

dañado á la parte inocente, y aniquilado la atención de V. S. me han de

probar que mi hijo deja ser hijo, ó que hace revivir, en su defecto, sus

derechos y los del retracto principalmente con la obtención del dinero,

que protesta en todo tiempo”138.

137 Ibid. f. 15v.138 Ibid. f. 26.

Page 161: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

160

Situación Económica de

los Revolucionarios

Las autoridades reales, como no podrá ser de otra manera, rechazaron

la solicitud de la nulidad del remate de la referida parte de la mencionada

finca presentada por la viuda de Pedro Rodríguez, con estas palabras

categóricas: “nada va á perder o á ganar el hijo, destituido de ellos por la

sentencia de su absoluta confiscación. El único interesado en el mayor

producto de ellos es la Real Hacienda; y como administrador de ella, este

Ministerio, que en fuerza de sus obligaciones ha meditado en orden á la

nulidad y perjuicios que se han propuesto y no han encontrado en estos

artículos cosa atendible”139. De este modo la viuda de Rodriguez perdió

irremediablemente la parte reclamada en la hacienda de Cochunilla y la

casa ubicada en el pueblo de Coroico.

Entre otros revolucionarios que tenían sus fincas u otros bienes,

podemos mencionar los siguientes:Sebastián Figueroa, fue probablemente de una condición económica

modesta; por no poseer casa propia, en 1798, en la ciudad de La Paz alquiló una casa de la señora Rosalía Avendaño, ubicada en el barrio Majahavira, por un lapso de seis años en cuarenta pesos anuales140. Mientras tanto, Hipólito Landaeta era propietario de una casa ubicada detrás del colegio Viejo, a la salida de Coroico, y en 1803 la arrendó a Manuel Rivero (otros revolucionario de condición pobre) en la suma de 130 pesos anuales por un lapso de tres años141. Por su parte, Francisco Yanguas Pérez, vecino y comerciante en la ciudad de La Paz, sobre las casas que poseía frente a la iglesia del convento de San Agustín, reconocía una capellanía lega de 3.000 pesos principal142.

139 Ibid. f. 31.140 ALP. RE. 1798 (s/f). Arrendamiento: Doña Rosalía Avendaño a Don Sebastián de Figueroa.141 ALP. EC. 1804 (s/f). Solicitud de escritura de arrendamiento: Hipólito Landaeta a Manuel Rivero. La

Paz, 19 de septiembre de 1804.142 ALP. EC. 1804 (s/f). Reconocimiento de una capellanía: Francisco Yangas a favor del cura Joaquín

Castro.

Page 162: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

161

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

Manuel Gemio, vecino y hacendando en la doctrina de Coripata,

poseía la hacienda llamada Anacuri, pro indiviso con el señor Manuel

Nieto Maldonado. Por ser una hacienda productiva, su precio fue

estimado en la suma de 26.300 pesos, y la casa del pueblo en 800 pesos.

Puesto que la mencionada finca tenía terrenos para cocales, cultivos de

otras plantas y “pastos, aguadas, gente y mita”143. El mencionado Gemio

tenía otra hacienda denominada Cotapampa (o Cotabamba), situada en la

jurisdicción del pueblo de Coripata, valorizada en la cantidad de 13.500

pesos144. Sin embargo, Gemio no tenía su casa propia en la ciudad de

La Paz, parece que prefería vivir en casa alquilada. Así, en 1812 alquiló

una casa de la señora Josefa Pacheco, que contenía dos tiendas y sus

respectivas viviendas altas y bajas, con tres ventanas a la calle, en las que

únicamente faltaban ocho vidrieras en la cantidad de 1550 pesos anuales

por ocho años145.

De Mariano Ayoroa se tiene noticia que tenía sus fincas en Yungas,

pero no se sabe en qué partes y cuántas. Por su parte, Melchor León de la Barra poseía dos estancias en la jurisdicción de Guarina, provincia de

Omasuyos, llamadas Taquiri y Cumaná; las cuales el 2 de mayo de 1800

arrendó a José Bustios, cacique del pueblo del mismo nombre, por el lapso

de nueve años con sus respectivos aperos y ganados, en la cantidad de 630

pesos corrientes146. En Yungas el mismo León de la Barra poseía “una

hacienda de cocales en la localidad de Chirca, llamada Pucara, fue rematada

143 ALP. EC. 1808, f. 157. Expediente sobre la misión en posesión proindiviso de las haciendas.144 ALP. RE. 1803-1812 (s/f). Solicitud de escritura de transacción: Manuel Gemio a favor de la testamentaria

de la finada Magdalena Gomez, representada por su albacea Ramón Mariaca.145 ALP. RE. 1803-1812 (s/f). Solicitud de escritura de arriendo: María Josefa a Manuel Gemio. La Paz, 8

de enero de 1812.146 ALP. RE. 1799-1800, f. 112. Arrendamiento: Dr. Dn. Melchor León de la Barra a Dn. José Bustios. La

Paz, 2 de mayo de 1800.

Page 163: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

162

Situación Económica de

los Revolucionarios

por la Abadesa Sor Tomasa del Corazón de Jesús Diez de Medina en la

cantidad de 20.000 pesos”147. José Alquiza aparece el 16 de diciembre

de 1780 comprando “unas casas”, situadas en “arriba de la esquina” de

Challwakatu, en la suma de 10.925 pesos corrientes de a ocho reales148.

Posteriormente, el 15 de abril de 1788, Alquiza y su mujer, María Herrera,

daban un censo consistente en 3.000 pesos a favor del Monasterio del

Carmen (o Carmelitas), impuesto en su hacienda de Guairapata ubicada

en la jurisdicción del pueblo de Coripata, partido de Chulumani149. Y Juan Manuel de Cáceres, en 1783, luego de seguir un juicio ejecutivo por la

deuda de 1.200 pesos, recibió de Pedro Vicente Valdivia las siguientes

estancias: Toncopuxo, Uncallamaya, Choquechambi, Pacomiri, Querone,

Cerro de Llallava, situadas en lo jurisdicción de Viacha, provincia de

Pacajes150.

Aunque faltaría conocer más sobre la situación económica de los

revolucionarios , hasta el momento los mencionadas 21 hacendados

usufructuaban algo más de 37 haciendas (entre cocales, huertas de frutas

o uvas y chacras de maíz), unos 14 estancias destinadas a la crianza del

ganado ovino especialmente, unas tres chacarillas dedicadas el cultivo de

legumbres y papas y unas once casas que servían de viviendas en la ciudad

de La Paz, además de las de haciendas o estancias que generalmente no se

menciona porque se consideraba parte integrante de la finca.

147 Portugal Ortiz 1978, p. 135.148 AHM. RE. 1780, leg. 1018, f.? Venta Real: Doña Polonia Sánchez a favor de Dn. Joseph de Alquiza. La

Paz, 16 de diciembre de 1780.149 AHM. RE. 1780-1789, leg. 1022, f. 286(foliación reciente). Censo: el capital de ejército Don José

Alquiza y su legítima mujer doña María Herrera a favor del Monasterio del Carmen. La Paz, 15 de abril de 1788.

150 ALP. EC. Juicio Ejecutivo con Pedro Vicente Valdivia.

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163

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

3.6 Empleo de esclavos negros

Los revolucionarios del 16 de julio de 1809, al igual que otros

sectores criollos, poseían esclavos negros en la ciudad de La Paz, y además

de emplearlos en el servicio doméstico, los empleaban como mano de obra

en sus haciendas en Yungas o valles. La introducción de mayor cantidad

de esclavos era evidente, a pesar de su costo elevado en comparación

con la mano de obra indígena más económica para las labores agrícolas,

especialmente, en la plantación de la coca151. Es interesante conocer los

precios de los esclavos a través de las indagaciones realizadas por Alberto

Crespo Rodas y Max Portugal Ortiz, entre los 18 a 30 años de edad,

fluctuaba entre 519 y 443 pesos. Pasados los 30 años el valor estimativo

perdía considerablemente152. De acuerdo a la situación económica, el precio

promedio de los esclavos adquiridos por Juan Pedro Indaburo, Eugenio

Diez de Medina y José de Landavere se calcula en 505 pesos. Mientras el

precio de los esclavos comprados por Gregorio y Manuel Victorio García

Lanza, Pedro Cossío y José Alquiza alcanzaba a 408 pesos. Por último, el

precio de los comprados por Juan Manuel de Cáceres, Pedro Rodriguez

y Francisco Yanguas Pérez llegaba solamente a 229 pesos. Sin embargo

esas apreciaciones podían variar en cualquier momento con el hallazgo de

nuevos datos. Por ahora, como no se dispone de más información sobre

la tenencia de esclavos por otros revolucionarios, se ofrece la siguiente

relación de la venta y compra de esclavos.

Juan Pedro Indaburo, perteneciente a la clase acomodada

económicamente en diciembre de 1808 vendió una esclava negra nombrada

151 Crespo 1977, p. 143.152 Ibid. pp. 76 y 77.

Page 165: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

164

Situación Económica de

los Revolucionarios

Antonia, de nación Bolo, a María del Carmen de los Ríos, en la cantidad

de 500 pesos153. El año siguiente compró otra esclava en la cantidad de

520 pesos154. Como se puede notar, el precio de las mencionadas dos

esclavas es bastante elevado en comparación con el de otros que se tiene

a continuación.

En 1805 Manuel Victorio García Lanza que poseía un esclavo negro

llamado Manuel, de 16 a 18 años de edad, lo vendió al conocido Dr. Pablo

Gutiérrez, abogado de la Real Audiencia de charcas y revolucionario, en

1809, en la suma de 400 pesos155. Más tarde él mismo compró una esclava

negra llamada María, con su hijo Crispín, en la suma de 600 pesos156. Por

su parte, María Manuela Campos, esposa de Gregorio García Lanza, en

abril de 1809 compró una esclava, nombrada Joaquina, en 450 pesos157.

Pedro Cossío, al igual que otros, también poseía esclavos tanto

para el servicio doméstico como para venderlos. En noviembre de 1809

compró una mulata con su hija de pecho, llamada Petrona, en la cantidad

de 400 pesos158. El 12 de marzo de 1810, vendió a su esclavo negro

llamado Antonio de 22 a 23 años, al Gobernador Intendente de La Paz,

Juan Ramírez de Orozco en 360 pesos159

De Eugenio Diez de Medina no se conoce cuántos esclavos tuvo,

sólo se tiene noticia de la tenencia de un esclavo; pues el 18 de diciembre

153 AHM. RE. 1807-1809, leg. 1058, f. 481. Venta de esclava: Juan Pedro Indaburo a favor de María del Carmen de los ríos.

154 AHM. RE. 1807-1809, leg. 1058, f. 548. Compra de una negra por Juan Pedro Indaburo.155 ALP. RE. 1805 (s/f). Venta de esclavo: Manuel Victorio Garcia Lanza al Dr. Pablo Gutiérrez.156 AHM. RE. 1806-1810, leg. 1049, f. 387. Venta de esclava con hijo: Franscisca Villegas a favor de

Manuel Victorio García Lanza.157 AHM. RE. 1806-1810, leg. 1049, f. 301v. Venta de esclava: María Manuela de Campos con licencia AHM. RE. 1806-1810, leg. 1049, f. 301v. Venta de esclava: María Manuela de Campos con licencia

de su marido Dr. Gregorio García Lanza a favor de Pedro Bartolomé Ymbrech. Cf. ALP. RE. 1809, f. 31. Venta de una esclava: Micaela Pacheco y Cabrera a María Manuela Campos.

158 ALP. RE. 1806 (s/f). Venta de mulata: Luisa Balabsya a su nombre otro a favor de Pedro Cossío.159 AHM. RE. 1806-1816, leg. 1048, f. 112. Venta de esclavo: Pedro Cossío a Juan Ramírez de Orozco.

Page 166: Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio 1809 (2)

165

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

de 1800 compró un negro llamado Mateo, de 24 años de edad, en la suma

de 500 pesos160. De la misma forma, se sabe que Juan Manuel de Cáceres

tenía una esclava. Seguramente necesitaba otras más, entonces en 1806 su

mujer, María Petrona Alvarez, compró una esclava negra llamada Juana,

de quince años, en 240 pesos, a pesar que la mencionada esclava adolecía

de un “defecto de estar cortados los dedos de los pies como efecto de un

arestía o grangena”161.

En 1807 Pedro Rodríguez, vecino en el “asiento de Tipuani”, compró

una esclava samba llamada Teodroa, de 25 años, en la cantidad de 200

pesos162, pero a los dos meses de la compra, la mencionada esclava huyó

de la casa de su amo. En vista de esto, Rodríguez puso en conocimiento

de las autoridades de la subdelegación de Larecaja la desaparición de

su esclava para que le colaboren en su búsqueda163. Aunque no se sabe

después dónde y cómo fue capturada la referida esclava, lo cierto es que en

1809 aparece nuevamente en poder de Rodriguez. Por último, la misma

fue vendida a precio inferior que el anterior, a 150 pesos; venta que fue

realizada por su apoderado en la ciudad de La Paz.164.

José Alquiza en 1784 compró una negra esclava nombrada María

Rosa, de 27 años de edad en la cantidad de 450 pesos165. Pero probablemente

se trata de la misma esclava, María Rosa, con una variación notable de

edad de 34 años, la cual fue vendida el 3 de octubre de 1785, indicando

160 ALP. RE. 1800-1801 (s/f). Venta de un negro: Isidro Zegarra con poder del Dr. D. Romualdo Ignacio de Peñaranda a Dn. Eugenio Leopoldo Diez de Medina.

161 ALP. RE. 1803-1806 (s/f). Michayla Pérez Paton traspasa una negra de Nación Pangela a María Petrona Alvarez.

162 ALP. RE. 1807 (s/f). Venta de zamba: Dn. Anselmo del Carpio a favor de Pedro Rodríguez.163 ALP. RE. 1808 (s/f). Otorgamiento de poder: Pedro Rodríguez a Martín Ochotea, residente en la ciudad

de La Paz. Ilabaya, 3 de junio de 1807.164 ALP. RE. 1808 (s/f). Venta de zamba: Pedro Rodríguez y a su nombre otro a favor de Mariano Dávila.165 ALP. RE. 1784 (s/). Venta de esclava: Doña Catalina Vargas al capitán del ejército Dn. Josef Alquiza.

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166

Situación Económica de

los Revolucionarios

que se trata de una “esclava sujeta a servidumbre”, por la suma de 460

pesos corrientes166.

Francisco Yanguas Pérez, vecino comerciante y personaje importante

en la ciudad de La Paz, aunque no se sabe cuántos esclavos tuvo, pero en

1806 vendía su esclavo negro nombrado Manuel, de 25 años de edad,

al alcalde de 2o. voto de la misma ciudad, don Matías Arrascaeta, en la

cantidad de 326 pesos167. De José Landavaere no se sabe si tuvo algún

esclavo antes de la revolución del 16 de julio de 1809, sólo se conoce que

en 1817 compró una negra llamada Juana, de 19 años, del doctor Pablo

Gutiérrez, en la suma de 500 pesos168.

Sin duda, la mayor parte de los esclavos comprados o vendidos

por los revolucionarios del 16 de julio de 1809, fueron adquiridos de

los intermediarios o personas particulares. Aunque no se ha tratado de

identificar a los comerciantes que se dedicaban al negocio de esclavos en

La Paz, por el momento, sólo se tiene a Tomás Fernández, comerciante

tucumano, quien en 1780-81 aparece vendiendo esclavos procedentes de

los remates en el puerto de Montevideo en la ciudad de La Paz169.

166 AHM. RE. 1781-1783, leg. 1008, f. 679v. Venta de esclava: el capitán de ejército Dn. Joseph de Alquiza a Don Manuel Machicado. La Paz, 3 de octubre de 1785.

167 ALP. RE. 1806 (s/f). solicitud de escritura, venta de esclavo: Francisco Yanguas a favor del alcalde de 2do. Voto Matías Arrascaeta. La Paz, 26 de junio de 1806.

168 ALP. Mes. 1817 (s/f). Solicitud de escritura de venta de una esclava: Dr. Pablo Gutiérrez a favor de José Landavere.

169 ALP. RE. 1780-1781, leg. 165 (s/f). Venta de esclavos: Don Tomás Fernández a: Rdo. Padre Joaquín de Sambrana, Lizdo. Don Melchor de Mendoza, doña Clara Rivadeneira y otros seis más; entre 25 y 27 de septiembre y 5, 7, 14 y 18 de octubre de 1780.

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167

Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

3.7 Las actividades comerciales

Las actividades comerciales en La Paz, además de ser éste un lugar

de paso “obligado entre el sur del Perú y Charcas”170, estaban conectadas

con los centros de producción, como ser el comercio de la coca de Yungas

con Locumba y Arequipa; el comercio del vino, ají, ganado, telas o ropa,

y con los productos del valle del Río Abajo de La Paz, especialmente

el comercio del aguardiente y los cereales, como el maíz. Entre las

mercaderías figuraban las telas, capas y ropas tanto de castilla como las de

la tierra. Los sitios del expendio, o centros comerciales, donde llegaban

las mercaderías para su intercambio o venta, eran los tambos. Además de

servir éstos de alojamientos para muchos viajeros, concentraban gran parte

de la actividad comercial, “porque allí llegaban los productos agrícolas y

textiles de las distintas provincias del virreinato”171. Por otro lado, existían

tiendas comerciales muy importantes con buenos surtidos de mercaderías,

y como también los “qhatus”, es decir, lugares donde se realizaban las

ferias públicas. Algunos revolucionarios del 16 de julio de 1809, además

de dedicarse a las labores agrícolas y la administración pública, también

se dedicaban al comercio. Entre los principales están los siguientes:

Juan Pedro Indaburo, además de tener numerosas haciendas o

estancias, hacia el año 1779 fue un comerciante más en la ciudad de La

Paz172. Sin embargo, no tenemos datos importantes sobre su actividad

comercial, puesto que hasta un poco más de 1794 se dijo que Indaburo fue

un hombre dedicado a las actividades comerciales, y, al mismo tiempo, era

170 Crespo y otros 1975, p. 173.171 Ibid. pp. 172 y 173.172 ALP. EC. 1779 (s/f). Juicio ejecutivo: Juan Gutiérrez contra Martín Jurada (preso en la cárcel). Juan

Pedro Indaburo aparece como testigo, “vecino y comerciante de esta ciudad” de La Paz.

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168

Situación Económica de

los Revolucionarios

el administrador de los bienes de su mujer; mientras tanto internaba los

“efectos de Castilla”173. Posteriormente, en 1803, aparece como uno de los

fiadores de los comerciantes por un valor de 1.341 pesos y 7 ½ reales174.Tomás Rodríguez Palma (revolucionario de 1805) sin duda fue uno

de los comerciantes más cabales que con sus viajes comerciales vinculaba las ciudades de La Paz, Oruro y Cochabamba. Como se ha indicado en un capítulo anterior, Rodríguez Palma tenía sus tiendas establecidas en las ciudades de La Paz y Oruro. En la ciudad de La Paz –como dice Manuel Carrasco- tenía el “local amplio con trastienda, ante cuyos estantes repletos se embelesaban toda laya de clientes, desde los distinguidos vecinos hasta los modestos forasteros. Había allí joyas, ricas telas de damasco, cintas, tejidos, encajes de Holanda y encajes de Cochabamba, pieles de Chinchilla, vicuña y tigre, bayetas de colores, ponchos, cristalería, enseres de cocina, navajas y cubiertos de mesa, artículo de cuero, baúles, petacas, monturas, capas, vestidos bordados, chalecos de terciopelo, cortinas, sobremesas de filichin, chamarras, balanzas, pescado seco, odres de miel, vinos, licores, azogue, cigarros, fósforos…”175. Pero no faltaba gente envidiosa que le hacía, a veces, la vida imposible que incluso en cualquier momento podía sufrir algún atentado de sus enemigos con riesgo de su salud. Así, en 1798, sufrió unas puñaladas por parte de uno de los vecinos en Oruro, en su propia tienda, ocasionando “mil atrasos y perjuicios con el entorpecimiento del viaje que tenía pronto”, especialmente dispuesto su viaje para el día fijada a la ciudad de Cochabamba llevando “dos piaras de ropa –de- cuyos y cargados, listos y pagados”176.

173 ALP. EC. 1793-1794 (s/f). . Expediente sobre la certificación de deudores al Rey, para las alcaldías del año 1794.

174 ALP. EC. 1803-1804, fs. 1-3. Expediente contra Dn. Juan Pedro Indaburo por deuda de 1.341 pesos 7 ½ al ramo de alcavalas.

175 Carrasco 1945, p. 26.176 ALP. EC. 1798, f. 2. Autos criminales contra Manuel Hurtado, por unas puñaladas que tiró a Tomás

Rodriguez Palma en la Villa de Oruro.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de Julio de 1809 en La Paz

Pedro Cossío, parece que en los primeros momentos de su vida

solamente estaba dedicado a las actividades agrícolas, pero luego

dedicándose al comercio. En 1774 aparece como hacendado y vecino

en el valle de Locumba (donde probablemente producía considerable

cantidad de vinos). En la ciudad de La Paz estaba dedicado, en parte, al

negocio de aguardientes que vendía “en el tambo de la Merced”177. Sin

embargo, no se conoce más datos sobre sus actividades comerciales, a

pesar que tenía vinculación con otros comerciantes tales como Josef Santa

Cruz Villavicencio y Casimiro de Urrola.

Francisco Yanguas Pérez, natural de Castilla la Vieja (España), vino

a América en calidad de comerciante178. Sin embargo poco se sabe acerca

de sus actividades comerciales porque sólo se conoce por referencias como

vecino y comerciante en la ciudad de La Paz. En 1804 Yanguas reconocía,

sobre las casas que poseía frente a la iglesia del convento de San Agustín,

una capellanía lega de 3.000 pesos de principal179. En 1813 fue uno de los

candidatos sugeridos por el Real Tribunal del Consulado en Lima para el

nombramiento del Juez Diputado de comercio en la ciudad de La Paz180.

Sin embargo, a excepción de Tomás Rodríguez Palma y Francisco

Yanguas Pérez, los demás mencionados no eran comerciantes de dedicación,

sino ocasionales. Además de Indaburo, Cossío y Vicente Diez de Medina,

José Ignacio Ortiz Foronda y Cayetano Vega tenían tiendas para dedicarse

a las actividades comerciales. Pero de todos modos, como se pudo notar,

la mayor parte de los mencionados en este estudio eran hacendados.

177 ALP. EC. 1774, fs. 38 y 47. Demanda puesta por Pedro Cossío contra Casimiro Urrola sobre la pérdida de dos tinajas de aguardiente.

178 Aranzaes 1915, p. 795.179 ALP. EC. 1804 (s/f). Reconocimiento de una capellanía por Francisco Yanguas a favor del cura Joaquín

Castro.180 ALP. EC. 1813 (s/f). Expediente sobre el nombramiento de juez diputado de comercio de La Paz.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

CONCLUSIONES

1.- La participación de José Ramón de Loayza, Ramón Policarpio Arias, Pedro Domingo Murillo y Romualdo Gemio, protagonistas de los sucesos del 16 de julio de 1809, durante la rebelión indígena de 1781 y 1782 en el distrito de La Paz, fue muy significativa en sus respectivos puestos de lucha en la defensa de la causa real y los intereses de los criollos y españoles (resguardo de sus bienes). José Ramón de Loayza y Ramón Arias intervinieron decididamente en tres diferentes acciones importantes durante la rebelión indígena. Así José Ramón de Loayza actuó en dos de ellas: una en Irupana en calidad de Comandante, donde desde el primer día de su actuación desplegó todo su esfuerzo en agrupar a la numerosa gente criolla y española (la mayoría hacendados) asentada en los Yungas para la defensa; pero viéndose en la imposibilidad de organizar la resistencia a los insurgentes ya sea por falta de abastecimiento de artículos de primera necesidad y la poca seguridad de recibir algún auxilio de soldados y en armas, determinó la retirada de la gente que alcanzaba a más de 5.000 personas a la villa de Cochabamba colaborados por Pedro Domingo Murillo y otros personajes destacados. Y la otra, después de volver de Cochabamba a La Paz, de acuerdo a su deseo de lucha, cumplió exitosamente la misión encomendada por Reseguín en las tres paces (pases de paz) que practicó con los jefes rebeldes del movimiento indígena; puesto que en la última acción de paz logró la captura de Miguel Bastidas y sus coroneles. De esta manera posibilitó a las fuerzas reales para que ocuparan el Santuario de las Peñas donde se encontraban las fuerzas de los Amaru y Túpak Katari.

Por su parte, Pedro Domingo Murillo y Romualdo Gemio (sacerdote), después de pasada la rebelión, reclamaron su participación en la captura de

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172

Conclusiones

Túpak Katari. Mientras Ramón Arias (natural de Salta) tuvo su actuación, en la tercera acción contra la rebelión indígena de Río Abajo. Arias se trasladó de la ciudad de Arequipa con una numerosa fuerza real a Zepita y, luego, vino a la ciudad de La Paz con una parte de sus soldados compuesto de 800 hombres al auxilio de Segurola para dar fin a la pacificación de los indios de Río Abajo que amenazaban continuamente con sus ataques belicosos a los españoles. De modo que, ambos jefes, luego de librar unos sangrientos combates con los indios de Río Abajo, Collana, Cohoni y otros, lograron aplastar definitivamente a la rebelión indígena, a mediados del mes de junio de 1782, en el distrito de La Paz.

2.- Otro aspecto que se puede señalar es lo relacionado a las divergencias sociales y políticas de los criollos y españoles (chapetones). Ambos bandos protagonizaban enconos antes y después de la rebelión indígena de 1781 a causa de sus diferencias ideológicas; desembocando en el transcurrir del tiempo en las conspiraciones que iban tomando cuerpo contra las autoridades reales. Así, en 1776 un grupo de europeos que insultaron a los miembros del cabildo manifestando que todos ellos eran unos pardos y cholos, mostraron la creciente rivalidad entre americanos y peninsulares. Más tarde, en 1795, el conato del gobernador interino de La Paz, José Pablo Conti, contra la supuesta conspiración del Comandante Militar del mismo, Joaquín Mosquera, dio en descubrimiento al movimiento criollo que se manifestaba a través de los pasquines en contra del régimen colonial. Un poco más tarde, en 1805, se descubre una conspiración de mayor alcance en la ciudad de La Paz vinculado a la subversión de similar alcance en la ciudad del Cuzco que fue desbaratado antes de su estallido por las autoridades con el apresamiento de los principales cabecillas. En La Paz, Juan Pedro Indaburo fue el encargado de apresar a los conspiradores, entre ellos, Tomás Rodríguez Palma (notable comerciante en las ciudades de La Paz, Oruro y Cochabamba). Sin embargo, no logró la captura de Pedro

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

Domingo Murillo considerado uno de los supuestos principales de la conspiración: puesto que éste se ingenió presentarse en forma voluntaria ante las autoridades antes de ser sospechado. De este modo Murillo, luego de prestar sus declaraciones, fue declarado libre por no existir nada serio en su contra por el motivo del levantamiento premeditado de 1805; aunque Indaburo después, sumamente disgustado por ese hecho, se quejó contra Murillo y se sentía ofendido por éste.

3.- Es muy importante conocer cuál fue la estructura de clases sociales en ese entonces. Hemos llegado a la conclusión, de que la sociedad colonial estaba compuesta de dos sectores sociales definidas étnicamente: 1) la sociedad española (compuesta de peninsulares y criollos) con ascendencia europea y 2) la sociedad indígena, compuesta por los descendientes de los nativos andinos: caciques, indios principales y los tributarios (originarios, forasteros y yanaconas). También existían otros grupos sociales, étnica y culturalmente diferentes entre ellos en la sociedad colonial diferenciada como ser: los mestizos y esclavos. De acuerdo a esta realidad social, la mayoría de los revolucionarios del 16 de julio de 1809 eran criollos. Algunos de ellos, especialmente los de la plana mayor, eran descendientes de los conquistadores; otros como provincianos de Yungas, Pacajes, Omasuyos de la Paz; los terceros, pertenecientes al interior de la Audiencia de Charcas: Cochabamba, Chuquisaca y Oruro, y los últimos, residentes peruanos, argentinos y chilenos. Como hemos señalado los criollos en la sociedad colonial ocupaban una posición inferior en relación a los españoles nacidos en España. Esta discriminación alimentó sin duda a los criollos su resentimiento hacia los españoles (peninsulares) y estimuló cada vez más su identificación con el suelo americano. La buena posición económica y cultural de algunos revolucionarios les permitió recibir una mejor educación media y superior hasta obtener una profesión. Ocupaban cargos subalternos en la administración, como ser: alcaldes de primer y

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174

Conclusiones

segundo voto, asesorías, alférez real, subdelegación de partidos (provincias) durante la época de Intendencias; siendo autoridades y como hacendados estaban en constante contacto con el mundo indígena, especialmente en el empleo de mano de obra yanacona y el de servidumbre doméstica.

4.- La situación económica de los revolucionarios, estaba basada en sus valiosas fincas. Puesto que la plana mayor de los revolucionarios del 16 de julio de 1809 eran hacendados que tenían posesiones en el altiplano, los Yungas y los valles de Sicasica y Larecaja. Sus haciendas eran productoras de la hoja de coca, uvas y otros. Las haciendas productoras de uvas podían superar incluso a las de cocales en cuanto al valor de las mismas; tal es el caso de José Ramón de Loayza, cuyas haciendas ubicadas en los valles de Río Abajo, por su producción del vino y su comercialización significaba mucho más que las haciendas productoras de la hoja de coca. Asimismo, los revolucionarios, como vecinos de la ciudad de La Paz, poseían algunas chacarillas (en los extramuros de la ciudad), tiendas comerciales y viviendas en ella. La mano de obra, además del empleo de esclavos negros en el servicio doméstico, fue empleada para la producción en sus fincas. La masa indígena, por su libre acceso y gratuito, significaba para todos los criollos, sean revolucionarios o no, la fuerza de trabajo indispensable en sus haciendas. El indígena difícilmente podía aspirar a ocupar algún espacio de importancia del proyecto revolucionario, pues no convenía a los intereses de los que explotaban la mano de obra indígena para enriquecimiento propio.

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175

Anexos

ANEXOS

1. Propiedades de Juan Ciriaco Murillo

Venta Real asenso: El Licenciado Francisco Ochoa a favor del Licenciado Don Juan Ciriaco

Murillo cura rector de la parrochia de Santa Barvara

f. 110En la ciudad de Nuestra de La Paz en diez y nueve días del mes de

henero de mill setecientos sesenta y ocho años ante mi el Escribano de su Majestad Público del número y testigos de y suso pareció el Licenciado Don Francisco Ochoa Presbítero domiciliario del obispado del Cuzco y residente al presente en esta ciudad a quien doi fee que conozco y (otorga por el tenor de la presente) dixo: que a causa de su residencia en dicha ciudad del Cuzco el tiempo de más diez y ocho años ha hallado al presente en esta atrasado y arruinado el fundo y vínculo de una capellanía que en propiedad posee de principal de quatro mill pesos y doscientos de renta, fundada por Don Joseph de Lusar en una chacarilla sita en el valle de Potopoto extramuros de esta ciudad y en una hacienda nombrada Parutani en jurisdicción del pueblo de Cabari provincia de Sicasica y siendo su destino bolverse a dicha ciudad dejando precavido este menoscavo a fin de que la obra pía no venga en total diminución por haverse experimentado con dicha chacarilla en poder de arrenderos, ha determinado venderla asenso redimible, para lo que haviendo tratado en forma sobre ella con Licenciado Don Juan Ciriaco Murillo rector de la parrochia de Santa Barvara de esta ciudad para el mexor asierto impetro licencia del señor

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176

Anexos

juez ordinario de ella presentándose assi el señor Pro.a y Vicario General de este obispado como a su venerable señor Dean y Cav.o por lo tocante al Patronato de dicha capellanía que residía en su Santa venerable de cuia orden y con citación del promotor fiscal Eclesiástico justificó plenamente dicho menoscavo y detrimento y con vista de ttodo y presidida tasación judicial de dicha chacarilla, proveyó auto de Licenciado dicho señor Prov.r cuio tenor con el del theniente Dean y Cav.o sacado a la letra uno en pos de otro son como se siguen:

f.111 v.Aceptación: Y estando presente el dicho cura rector Don Juan

Ciriaco Murillo al otorgamiento de esta venta y haviendo oido y entendido su efectto, otorga que la asepta según y como en ella se tiene, y resive comprada la dicha chacarilla por los referidos dos mill pesos corrientes a asenso redimible que desde luego quedan impuestos y situados en ella misma, y por quentta de ellos se obliga de dar y pagar cien pesos de censo y rrenta en cada un año al dicho Licenciado Don Francisco Ochoa que es actual capellán o a los que en delante de subsedieren en ella, mientras no redimiere y quitar dicho principal llanamente y sin pleito alguno. Con lo qual ambas partes [f. 112] vendedor y comprador confesaron y declararon ser su justo y verdadero precio el de dichos dos mill y que no vale más ni menos y en caso que más o menos valga de la demacia o menos valor, ademas de la tasación, para no poder pedir resición de esta venta, renunciaron la ley del ordenamiento Real, fecha en corttes de Alcala de henares que tratta serca de las compras y permutas, y de los engaños de ellas, de dicha ley declarados no se aprovecharan de su remedio en manera alguna, y caso que sin embargo de esta renunciación se pidiere el dicho engaño, y por él se les adjudicare alguna cosa. De tal se hacen gracia y donación pura mera neta perfecta e inrrebocable de las que el derecho llama fecha inttervivos y partes presentes con las insinuaciones

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

y renunciaciones de leyes en derecho necesarias y a la firmeza guarda y cumplimiento de lo que dicho es ambas otorgantes se obligaron con sus vienes espirituales y temporales havidos y por haver; y el dicho comprador en virtud de lo pactado hipotecava e hipotecó por experimentar obligación y expresa hipoteca sin que la general derogue a la especial unas casas que notoriamente tiene y posee en la planta de esta ciudad y varrio de Carcantia, calle arriva del monasterio de la Purísima Concepción en frente y esquina de las del Dr. Don Sebastián de Ferro, y una Hacienda nombrada Chacoma sitta en el pueblo de Viacha provincia de Pacajes, ambas de suficientte valor para que esttas estten afectas y sujettas hasta la efectiva y real solución de los cien pesos anuales de dicha capellanía y su principal, y que así en orden al censo principal de estta ventta como por la tocante de estta hipoteca, ha de esttar sujeto el comprador a las cinco condiciones establecidas de las escripturas de imposiciones de censo, como también el vendedor; y así ambos dieron poder a las justicias y juezes que de sus causas puedan y devan conocer a cuio fuero y jurisdicción se sometiron y renunciaron el suio propio domicilio y vecindad, y la ley que dize que el actor debe [f. 112 v] seguir al fuero del reo para que las dichas justicias cada una en el suio les ejecuten conpelan aprecien como por juicio y sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada en guarda de lo qual renunciaron todo derecho y leyes de su favor; y en especial renunciaron el capítulo de suma de penis obduardeu disolutioni bue para no aprovecharse de su remedio en manera alguna. En cuyo testimonio assí lo otorgaron y firmaron a sus nombres, siendo testigos Joseph Antonio Machicao, Antonio Gabriel Quiñones procurador y Bernardo Espinosa= Entrereng.s= (Fdos): Don Francisco de Ochoa, Juan Ciriaco Murillo. Ante mi Rafael Villanueva Escribano de su Majestad y Publico.

Fuente: Archivo de La Paz. Registro de Escrituras, Leg. 157a. 1767-1769.

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Anexos

2. Juan Pedro de Indaburo contra Pedro Murillo

Carta: Exelentísimo Señor Virrey y Capitán General Marques de Sobremonte

Señor:

Formase por el señor Governador Intendente un proceso de insurreccion contra algunos que premeditaron: comisionaseme como ayudante mayor del Batallón de milicias disciplinadas de esta ciudad la captura de los reos: se me encarga la prisión de Pedro Murillo: aseguro a los unos, se me oculta éste, y las activas diligencias que practico en su solicitud, lo irritan, y exasperan, y hacen que me constituya el blanco de sus iras, y el objeto de sus venganzas.

Estos malignos efectos los veo palpables en la ocasión. Apenas logra su soltura quando busca solicito medios para desaogar su rencor. La sola defensa de una causa civil que le encomiendan llena sus miras, y colma sus deseos. No son rasones las que expone a favor de su clientulo; sino negros dicterios que ha menudo vierte contra mi conducta y reputación.

Sus representaciones son libelos infamatorios, papeles denigratibos, y producciones propias de su maledicencia. Causa dolor ver que un sugeto de vaja extracción, exhausto de facultades, y lleno de vicios, y delitos, permanezca en un lugar sembrando discordias, fomentando quimeras, y causando desazones, y perjuicios.

Habrían las personas que (h)oy se miran encontradas, logrado de paz, y tranquilidad, si el Brigadier don Sebastián de Segurola consigue su prision. Procesado del gran crimen de falsario, estaría bien distante de estos lugares, sino huye de la justicia, y anda profugo por los montes, hasta lograr silenciar su causa, con la muerte de este gefe, y el extravio, o entrepapeladura del expediente, que ha impedido la noticia en los sucesores.

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

No es menester agitar esta causa para que el celo de Vuestra Excelencia pueda ordenar su salida de esta provincia. Pedro Murillo es casado: su consorte se halla en la villa de Potosí hace años; y el vive entregado en esta, aun público y escandaloso concubinato, de cuias resultas tiene una prole bastante crecida, con total abandono de sus principales obligaciones.

Como es dable sufrir tantas calumnias de un sugeto de esta naturaleza, sin hacer presentes sus excesos a esa superioridad. No crea V. E. que Pedro Murillo sea profesor del derecho no es mas que un atrevido pendolista, que a la frente de los juzgados mantiene un estudio público, y tiene más despacho que los abogados de la mejor nota, sin temor al castigo, que merece, según las leyes, como ruina de los pueblos.

Abroquelado del respeto de aquellos a quines defiende, no tubo el menor reparo para confesar esta dedicacion, y exercicio, en la citada causa de insurrección, que en testimonio se halla en esa superioridad. Con este justificatibo, y el de ser matrimoniado, que igualmente resulta de sus declaraciones, y confesiones, espero, que la rectitud de V. E. se digne, si fuere de su superior agrado, decretar sus destierro de esta Provincia. De este modo serán menos los enredos, y disgustos, y quando logre la devida satisfacción en la causa de injurias, que sigo, contra su protegido, que daré enteramente desagraviados.

Nuestro señor guie la importante vida de V. E. mas años. Paz 17 de mayo de 1806.

(Fdo): Juan Pedro de Indaburu

Fuente: Archivo General de la Nación (Buenos Aires). División Colonia, Sección Gobierno

Intendencia de La Paz, 1806-1807, Leg. 9, Sala 9, Cuerpo 5, anaquel 6, Nº. 4.

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Anexos

3. Juan Manuel de Cáceres

Expediente ejecutivo seguido por el teniente de capitán de la quinta compañía del Regimiento de Dragones de la provincia de Pacajes y escribano de su Majestad, Juan Manuel de Cáceres, a Pedro Vicente Valdivia que le adeuda de 1764, 1200 pesos.

Cabeza de testamento (al margen) de Rafael de Cáceres natural del valle de Majes, avecindado en el pueblo de Ajavire.

Itten. Declaro que soy albacea, tenedor de bienes por el fallecimiento de mi hermano el capitán de milicias, Don Manuel Ilario de Cazeres y de doña Lucía Salcedo, ya difuntos quien me dejó legítimo menor Juan Manuel de Cazeres a quien lo tube en la ciudad de La Paz, para que aprendiendo las primeras letras, estudiase la Latinidad en la aula de Gramática del Colegio de la Compañía de Jesús, para este fin le supliqué a mi primero hermano, el Presbítero Don Josef de Caceres lo tuviese en su poder de cuio abrigo se ausentó, y al que se halla actualmente en uno de los pueblos de la provincia de Pacajes, estándole acudiendo con todo el costo necesario que tengo impedido para su desencia y menester=

Señor Justicia mayor

Don Juan Manuel de Caceres teniente de capitán de quinta compañía del Regimiento de Dragones de esta provincia de Pacaxes, y Escribano de su Majestad, ante la justificación de Vm. Parezco y digo que por la escritura quarentigia que demuestro me es deudor Don Pedro Vizente Valdivia el principal de un mil doscientos pesos, y réditos de diez y nueve años que sumados hacen ambas partidas dos mill trescientos cuarenta pesos los que demando me pague con más desima y costas de su cobranza y aunque protesto darme el dinero o entregarme la estancia de Toncopuxo, Uncallamaya y otros nombres, como especial hipoteca de este crédito por

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

enero del año pasado de 1780 no lo ha cumplido hasta ahora. Por lo que ocurro a este jusgado se sirva de mandar a que dicho Valdivia una vez que esta presente cumpla con la paga que solicito, ó que se embargue la dicha estancia procediendo a su trance y remate hasta la solución del cargo que hago en el estado de casco liquido por haver quedado arruynada en la rebelión, y de haver antes extrayndo parte de los ganados el Presbítero Don Eusebio Arteaga sin que ningún juez lo mandase según corren noticias en esta atención.

Avm. Pido y suplico que haviéndome por presentado provea y mande como solicito, y para ello juro sin proceder de malicia. (Fdo): Juan Manuel de Cazeres

Caquiaviri, 15 de diciembre de 1783

Notificación a Don Pedro Vicente Valdivia “que demando dentro de tercero día con apersevimiento de execucion y embargo de la finca hipotecada. Así lo proveyse mayor de esta provincia de Pacaxes actuando por ante mi y testigos”.

Don Pedro Vicente Valdivia vecino de la ciudad de La Paz pobre solemnidad declarado por la Real Audiencia del distrito ante la justificación de Vmd. Paresco y digo que en fuerza de la notificación que se me acaba de haser a que debe y pague el principal de un mil doscientos pesos y sus réditos atrasados a Don Juan Manuel Caseres, no tengo en la actualidad medios para pagarle a causa de hallarme muy atrasado por el pleyto de muchos años lo enteramente en este expuesto mande al acreedor entre en propiedad del casco de tierras de Toncopuxo y Uncallamaya por estar hipotecadas al crédito que aunque se hallaba bien aperada, más (h)oy por la Rebelión ha quedado en recelo sin rastro de aperos ni indios quienes diesen razón y aunque desde el año pasado de 1780 debió haver corrido no ha querido por recelar de que de que no tiene papeles o títulos y pueden

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182

Anexos

estar enrredadas a diferentes deudas sobre cuyo de que no tiene particular protesto entregarle los títulos y muchos documentos favorables que mantengo para quitarle las aprehenciones que tiene y ratificando en juycio la escritura que le tengo hecha de orden del señor corregidor Don Juan Ignacio Madariaga no resta otra cosa, de que como digo entre a haserse pago en las dichas tierras las que oportunamente se hará tasar y del líquido monto se pagará la alcabala y le otorgaré nueva escritura siempre que no esté contento con la que le tengo hecha ahora años.

Fuente: ALP. EC. 1764-1783, sin foliar.

4. Pasquines

Número 1º

I. Gracias a Dios que llegó

buena noticia de Francia

para encomendar a Dios

al Mosquera y comandancia.

II. No se dize con jactancia

y advierto a los oficiales

no les toque la desgracia.

III. Dejaos de concurrencias

no os metais en fonduras

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

por que os vereis en figuras

si seguis con sus sentencias.

IIII. Vivid con todo recelo

pues si quereis perecer

Mosquera os sabra ofrecer

con su comandancia el cielo.

V. Por que es esta su sentencia

que hombres que no den dineros

a todos les paga en perros

Sapo

El número 1º entregado por el Doctor Don Juan Josef de Ayoroa hoy día de la fecha de que certifico= Joaquín Antonio de Mosquera. Es copia de su original en el expediente de materia. Paz y marzo veinte nueve de mil setecientos noventa y cinco

Número 2º

I. Gracias a Dios que tenemos

buena noticia de Francia

para encomendar a Dios

al moscon y comandancia.

II. No lo digo con jactancia

y advierto a los oficiales

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Anexos

si algunos tiene parciales

no caigan en la desgracia.

III. No volvais a concurrencias

ni os metais mas en onduras

porque os vereis en figuras

si acetais a su sentencias.

IIII. Vivid con todo recelo

y si quereis perecer

Mosquera os podrá ofrecer

con su comandancia el cielo

y acabo con su sentencia.

V. Hombres que no den

dineros.

a todos les paga en

perros.

El número 2º entregado por el señor Prevendado doctor don Antonio Toro oy día de la fecha de que certifico= Joaquin Antonio de Mosquera. Paz 29 de marzo de 1795.

Fuente: AGN (Buenos Aires). División Colonia, Sección Gobierno. Intendencia de La Paz

1795-1796, Leg. 6 (5-6-1)

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

5. Casa de Don Josef Ignacio Ortiz de Foronda

f. 29A pedimento verbal de las partes como son Don Josef Ignacio Ortiz

de Foronda y Don Francisco Palacios, para seguir de tercero es discordia con los peritos nombrados para que el abaluo y justiprecio de la casa del citado Don Josef Ignacio Ortiz de Foronda, y son los siguientes: Don Francisco Guimara de parte del primero, y del segundo Don Francisco Juarista Eguino, con quienes dentramos a la dicha casa, cita en la Esquina de la Plaza y calle de Comercio en la que reconocimos todas las viviendas vajas y altas de las que relacionan, de todo lo que especulado y visto prolijosamente todo lo interior, y exterior. Así de los corredores, y arquería de piedras labradas, como la gradería y arco de piedras de simiento así grandes como pequeñas, todo lo que tienen relacionado en sus boletas de todas las tiendas que contienen en la dicha casa, que por esta relación que no expongo, por parecerme, que es inútil, y solo digo que por los discordes, que están en los precios, que le dan a la dicha casa, sin hacerse cargo de materiales que son piedras de simiento, que ay en el patio, y en el segundo, que hasiéndome cargo de todo según mi leal saber y entender le doy el valor y precio de treinta y un mil pesos sin dolo fraude ni engaño. (Fdo). Francisco Xavier de Escóbar.

f. 30Don Francisco Xavier de Juarista Eguino, tasador de esta ciudad

para el justiprecio de la casa de Don José Ignacio Ortiz de Foronda vecino de la misma, situada por un costado en la calle del Comercio, frente a la que fue del señor oydor Don Francisco de Paula Diez de Medina, por el costado derecho, a la Plaza principal, por el izquierdo con el Truco, o cofa que situa a la misma calle, y últimamente por la espalda, con la del capitán de Exército Don Mariano de Bilbao la Viexa digo: Que este sitio tiene

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186

Anexos

de frente 36 ½ varas y de centro 47 ¼ que reducidas a varas castellanas componen el total de 1724 5/8 en cuia comprensión, se miran primero, una puerta de calle biexa y maltratada con su marco de piedra labrada llana de las letanías, sin coronación ni arbotantes, y a sus lados quatro tiendas, con sus marcos de adove, con puertas todas desiguales: a sus altos una sala grande, con una ventana antigua con sus balaustres torneados de madera, a mano izquierda, un quartito pequeño con su vera de fierro pequeña a la plaza sin vidriera: al otro lado una cuadra con su balcon de fierro torneado travaxado en vizcaya- y un dormitorio capaz a donde cae otra ventana con vera de madera.

Entrando por el zanguan al patio principal, se encuentra primero, una arquería en quadro de vaxos y altos de piedras de calacoto, y de las letanías, travaxada mui de ordinario, con su portada y grande por dos lados para subir a los altos: al frente de la misma entrada un almacen, digo mui arruinados en partes, y sus puertas corrientes a mano derecha en los altos una cuadra grande que mira a la plaza, con su rexa de fierro grande llana, con parte de vidriera, y otros varios quartos en seguida, todos con balustres de madera mui usados, e indecentes, y a sus vaxos, siete tiendas con puertas desiguales, y en marcos de adove, la una de las quales, cae devaxo del balcón antiguo que tiene esquina de obra costosa de madera de cedro, y por último a mano izquierda tres quartos vaxos, y dos de altos de obra moderna.

Además de todo lo relacionado, tiene su traspatio, en donde se miran varios quartos antiguos que sirven de cocinas, y además de esto sitio para corral regular.

A todo lo relacionado pues (según mi leal saber y entender) doy el valor de veinte y nueve mil pesos, echome el cargo de lo maltratado que se halla el edificio por su antigüedad así en techos como en parte de los entresuelos, los quales se hallan en parages sostenidos con puntales, sin embargo de la buena madera que tiene en parages, con todo

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Situación Social y Económica de los

Revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz

lo qual, y el principal que necesita separado, para tenerla en pie en la composición de los techos y otros remiendos conpone el valor liquido mencionado. Paz y julio 12 de 1807. (Fdo). Francisco de Xavier Eguino.

Fuente: AHM. RE. 1807, Leg. 1052. Avaluó de la casa de Josef Ignacio Ortiz de Foronda.

6. Cartas de Pedro Domingo Murillo

Excelentísimo señor Virrey Don Baltasar Hidalgo de Cisneros

En el correo 17 de julio último, felicitando la posesión del mando de V. E. en unos tiempo tan críticos que ha venido como el Arco-Iris para alivio y consuelo de estas provincias, hice presente que la noche del 16 de julio me nombró el Ilustre Ayuntamiento por Comandante interino, obligandome a aceptarlo con responsabilidad sin admitirme excusa ni suplica, cuya evidencia califico ante la piedad de V. E. con los documentos que en testimonio acompaño.

En ellos a fojas 2 vuelta consta por las certificaciones del mismo Ilustre Cuerpo y los cinco Escribanos de esta ciudad la verdad de mi serlo que presenciaron todo el acto, y consiguientemente mis reiterados renuncias posteriores con las providencias que subsiguen hasta fojas 7.

Por las certificaciones del M. V. D. y C. Prelados Regulares de fojas 7 a fojas 13 vuelta está acrisolado mi desempeño, desvelos, y actividad en tranquilizar esta ciudad y toda su Provincia subordinándola a las legítimas autoridades aun con sacrificio de mi vida sin que se haya experimentado el menor desorden, en vidas y haciendas todo género de habitantes por el cuidado, vigilancia que he empeñado mis conatos, aunque desde el

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Anexos

día de la feliz noticia del arribo de V. E. han quedado estas gentes todas placenteras y mas obedientes con las noticias y plausibles de la Suprema Junta Gobernativa a nombre de su amado soberano.

Por el segundo testimonio, consta mis servicios desempeñado varios grados de oficial, sin que por ellos haya exigido premio ni colocación el destino por parecerme que el vasallo debe sacrificarse desnudo de todo interés por su Rey y Señor Natural, como por la Religión, y la Patria.

Estos mismos sentimientos no han degenerado de mi carácter, y aunque en el día ha sido el peso más enorme a la cabeza el una pleve reboltosa entusiasmada por el amor de su soberano desnuda de auxilios de oficiales que se conceptuaban efectivos en la tranquilidad y que en el espacio de veinte días no propendiesen ayudarme siendo necesario consultar sujetos aparentes que se han colocado en las compañías nunca exijo premio ni colocación, sino el de un retiro que proporcione mi descanzo en mio (…) el mis fatigas.

V. E. es el Padre y Protector de esta provincia y como tal mirará por ella con aquel amor de corazón todos sus fieles vasallos.

La Paz 17 de septiembre de 1809

Fdo. Pedro Domingo Murillo

Fuente: Archivo General de Nación (Buenos Aires). División Colonia, Sección Gobierno.

Intendencia de La Paz, 1806-1807. Leg. 9, sala 9, cuerpo 5, anaquel 6, Nº 4.

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RE: Registro de EscriturasEC: Expediente colonialExp.: Expediente del período republicanoLeg.: LegajoS. f.: sin foliarf.: foja o folioff.: fojas o foliosv: vuelatap.: páginapp.: páginas

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Bibliografía

NOTA BIOGRÁFICADEL AUTOR

Roberto Choque Canqui, cuenta con una licenciatura en Historia, Maestría en Ciencias Sociales y Políticas y estudios de Doctorado en Historia Contemporánea. Fue Director del Archivo de La Paz, del Archivo Histórico de Cochabamba, de las carreras de Antropología e Historia en la Universidad Mayor de San Andrés. Fué docente de postgrado en programas de Maestría en Bolivia y Ecuador. Es miembro de la Academia Boliviana de la Historia y de la Academia de Genealogía y Ciencias Heráldicas de Bolivia. Es investigador en la Unidad de Investigaciones Históricas UNIH-PAKAXA.

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Bibliografía

ÍNDICE

Página

PRÓLOGO 5

PRESENTACIÓN 7

INTRODUCCIÓN 15

1. ANTECEDENTES 19

1.1. La participación de algunos revolucionarios de 1809 en la represión indígena de 1781 y 1782 21

1.2. Las conspiraciones contra las autoridades reales en La Paz 40

1.3. Síntesis de la revolución del 16 de julio de 1809 58

2. SITUACIÓN SOCIAL DE LOS REVOLUCIONARIOS 71

2.1. Las clases sociales 73 2.2. La familia y las relaciones sociales 76 2.3. La educación y la formación profesional 91 2.4. Actividades profesionales y el ejercicio

de cargos públicos 95

3. SITUACIÓN ECONÓMICA DE LOS REVOLUCIONARIOS 109

3.1. La situación económica de La Paz en el siglo XVIII 111 3.2. La problemática socio-económica 115 3.3. Las haciendas 120

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Bibliografía

3.4. Los precios 124 3.5. Las haciendas de los revolucionarios 125 3.6. Empleo de esclavos negros 163 3.7. Las actividades comerciales 167

CONCLUSIONES 171

ANEXOS 175

1. Propiedades de Juan Ciriaco Murillo 175 2. Juan Pedro de Indaburo contra Pedro Murillo 178 3. Juan Manuel de Cáceres adquiere las estancias:

Toncopuxo y Uncallamaya 180 4. Pasquines 182 5. Casa de Don Josef Ortiz de Foronda 155 6. Carta de Pedro Domingo Murillo 177

BIBLIOGRAFÍA 189

NOTA BIOGRÁFICA DEL AUTOR 197

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