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RESEÑAS Y NOTAS |  105 En la pared de enfrente de mi mesa he colgado un póster que me han regalado. Está el perri- to Snoopy sentado ante la máquina de escri- bir y en la nubecita se lee la frase Era una noche oscura y tormentosa… Cada vez que me siento aquí leo “Era una noche oscura y tormentosa…”, y la impersonalidad de ese íncipit parece abrir el paso de un mundo a otro, del espacio y el tiempo de aquí y ahora al tiempo y el espacio de la página escrita; sien- to la exaltación de un comienzo al que podrán seguir desarrollos múltiples, inagotables; me convenzo de que no hay nada mejor que un inicio convencional del que se pueda esperar todo y nada; y me doy también cuenta de que ese perro mitómano nunca logrará añadir a las seis primeras palabras otras seis u otras do - ce sin romper el encanto. La facilidad de la entrada en otro mundo es una ilusión: uno se lanza a escribir anticipándose a la felicidad de una futura lectura y el vacío se abre en el  papel en blanco. Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero * * * En 1979 Italo Calvino, autor de El barón rampante, El vizconde demediado, El caba- llero inexistente, Las ciudades invisibles, Las cosmicómicas y otras obras de una lúdica y rigurosa imaginación, publicó, bajo el be - llo título de Si una noche de invierno un via  jero , un libro propuesto como novela pero que en realidad es (a lo largo de dos- cientas setenta páginas de la edición españo- la de Bruguera, 1980, con la fiel traducción de Esther Benítez) un global íncipit hecho de íncipits un poco a la manera de Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy , de Laurence Sterne, obra precursora, vanguar- dista, ¡escrita en el siglo  XVIII!, que una y otra vez comienza y recomienza sin querer llegar a su final... que es el nacimiento del personaje “a utobiografiado” . En su propio libro, Calvino convocó a quien, gracias al historietista norteameri- cano Charles Monroe Schulz, ha sido en la segunda mitad del siglo  XX el animal (di - bujado) más célebre del mundo: el perrito Snoopy, que desde el techo de s u caseta ejer - cía una heroica vocación de escritor teclean- do en una maquinita de escribir las solas, las invariables, las convencionales, las tri- lladas y a la vez incitantes palabras con las que se iniciaría una novela de misterio: Se una notte d’inverno un viaggiatore (saboree - mos otra vez ese afortunadísimo título, aho- ra en su lengua original). Ese párrafo esnoopiano, “Era una noche oscura y tormentosa”, da el sentido, la razón de ser, la teoría de la bella aventura litera- ria que es la novela de Calvino (la novela como una tela de Penél ope perpetuamen- te tejida, destejida y retejida), y a la vez re - trata a Snoopy, el perro que se sueña escri- tor y que por tanto se desea humano, en cuanto es un soñador irremedi able, “un ser de lejanías”, como (creo que después de Heidegger) decía Ortega y Gasset. Snoopy , que heroicamente es cribe cas- tigándose el trasero a caballo sobre el filo central del techo de su caseta, resulta así el icono emblemático de todos los escritores que en el mundo han sido, son y serán. En su siempre reiniciado intento de hacer vivir, mediante las palabras, a seres, actos, gestos, historias mentales e imaginadas, el perrito vive en ese momento el drama del novelista, del dramaturgo, del poeta, del creador lite - rario siempre en actitud de recomenzar su “tela de P enélope” en la que pre tende dar a leer y a ver, el reverso del tapiz de la realidad. Schulz tomó esas palabras que Snoopy escribe y reescribe del muy folletinesco nove - lón Los últimos días de Pompeya , realmente es - crito y publicado por un autor realmente existente: Edward George Bulwer-L ytton (1803-1873), quien, igual que si fuese un grande de las letras (que no lo es), habrá conocido el drama del atrevimiento al ínci- pit, de la vacilación ante la primera frase dictada por la imaginación. Es un drama que el poeta y novelista Louis Aragon, en su libro Nunca aprendí a escribir, o los ínci-  pit (1969), supo narrar y describir: Para mí, la frase surgida (¿dictada?) de la que parto hacia algo que será la novela, en el sentido ilimitado de la palabra, tiene ese carácter de encrucijada, si no entre el vicio y la virtud, al menos entre callarse y decir, entre la vida y la muerte, entre la creación y la esterilidad.  Así, Snoopy está por s iempre co men- zando a escribir la novela implícita en el íncipit, intentando inscribir una pequeña historia en el reverso de la gran tela de la Historia.  La página viva Snoopy o el escritor José de la Colina Snoopy por Ch. M. Schulz

Snoopy El Escritor

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7/26/2019 Snoopy El Escritor

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RESEÑASYNOTAS |  105

En la pared de enfrente de mi mesa he colgado 

un póster que me han regalado. Está el perri- 

to Snoopy sentado ante la máquina de escri- 

bir y en la nubecita se lee la frase Era una 

noche oscura y tormentosa… Cada vez que 

me siento aquí leo “Era una noche oscura y 

tormentosa…”, y la impersonalidad de ese 

íncipit parece abrir el paso de un mundo a otro,

del espacio y el tiempo de aquí y ahora al 

tiempo y el espacio de la página escrita; sien- 

to la exaltación de un comienzo al que podrán 

seguir desarrollos múltiples, inagotables; me 

convenzo de que no hay nada mejor que un 

inicio convencional del que se pueda esperar 

todo y nada; y me doy también cuenta de que 

ese perro mitómano nunca logrará añadir a 

las seis primeras palabras otras seis u otras do- 

ce sin romper el encanto. La facilidad de la entrada en otro mundo es una ilusión: uno se 

lanza a escribir anticipándose a la felicidad 

de una futura lectura y el vacío se abre en el 

 papel en blanco.

Italo Calvino,

Si una noche de invierno un viajero 

* * *

En 1979 Italo Calvino, autor de El barón rampante, El vizconde demediado, El caba- 

llero inexistente, Las ciudades invisibles, Las 

cosmicómicas y otras obras de una lúdica y 

rigurosa imaginación, publicó, bajo el be-

llo título de Si una noche de invierno un 

via jero , un libro propuesto como novela 

pero que en realidad es (a lo largo de dos-

cientas setenta páginas de la edición españo-

la de Bruguera, 1980, con la fiel traducción

de Esther Benítez) un global íncipit hecho

de íncipits un poco a la manera de Vida y 

opiniones del caballero Tristram Shandy , de

Laurence Sterne, obra precursora, vanguar-

dista, ¡escrita en el siglo  XVIII!, que una y 

otra vez comienza y recomienza sin querer

llegar a su final... que es el nacimiento delpersonaje “autobiografiado”.

En su propio libro, Calvino convocó a 

quien, gracias al historietista norteameri-

cano Charles Monroe Schulz, ha sido en la 

segunda mitad del siglo  XX el animal (di-

bujado) más célebre del mundo: el perrito

Snoopy, que desde el techo de su caseta ejer-

cía una heroica vocación de escritor teclean-

do en una maquinita de escribir las solas,

las invariables, las convencionales, las tri-

lladas y a la vez incitantes palabras con lasque se iniciaría una novela de misterio: Se 

una notte d’inverno un viaggiatore (saboree-

mos otra vez ese afortunadísimo título, aho-

ra en su lengua original).

Ese párrafo esnoopiano, “Era una noche

oscura y tormentosa”, da el sentido, la razón

de ser, la teoría de la bella aventura litera-

ria que es la novela de Calvino (la novela 

como una tela de Penélope perpetuamen-

te tejida, destejida y retejida), y a la vez re-

trata a Snoopy, el perro que se sueña escri-

tor y que por tanto se desea humano, en

cuanto es un soñador irremediable, “un ser

de lejanías”, como (creo que después de

Heidegger) decía Ortega y Gasset.

Snoopy, que heroicamente escribe cas-

tigándose el trasero a caballo sobre el filo

central del techo de su caseta, resulta así el

icono emblemático de todos los escritores

que en el mundo han sido, son y serán. En

su siempre reiniciado intento de hacer vivir,

mediante las palabras, a seres, actos, gestos,

historias mentales e imaginadas, el perrito

vive en ese momento el drama del novelista,

del dramaturgo, del poeta, del creador lite-

rario siempre en actitud de recomenzar su

“tela de Penélope” en la que pretende dar a 

leer y a ver, el reverso del tapiz de la realidad.

Schulz tomó esas palabras que Snoopy 

escribe y reescribe del muy folletinesco nove-

lónLos últimos días de Pompeya , realmente es-crito y publicado por un autor realmente

existente: Edward George Bulwer-Lytton

(1803-1873), quien, igual que si fuese un

grande de las letras (que no lo es), habrá 

conocido el drama del atrevimiento al ínci-

pit, de la vacilación ante la primera frase

dictada por la imaginación. Es un drama 

que el poeta y novelista Louis Aragon, en

su libro Nunca aprendí a escribir, o los ínci- 

 pit (1969), supo narrar y describir:

Para mí, la frase surgida (¿dictada?) de la 

que parto hacia algo que será la novela, en

el sentido ilimitado de la palabra, tiene ese

carácter de encrucijada, si no entre el vicio

y la virtud, al menos entre callarse y decir,

entre la vida y la muerte, entre la creación

y la esterilidad.

 Así, Snoopy está por siempre comen-

zando a escribir la novela implícita en el

íncipit, intentando inscribir una pequeña 

historia en el reverso de la gran tela de la 

Historia.

 La página viva

Snoopy o el escritor

José de la Colina

Snoopy por Ch. M. Schulz