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M. Cámara
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1
SEMBLANZA DE HAROLDO DE CAMPOS
Mario Cmara (UBA-CONICET)
buril de quantos
mil
anos?
Haroldo de Campos
Publicado en: http://revistachuy.com.ar/numeros/
La gravitacin y la intensidad de la presencia de Haroldo de Campos, a diez aos de
su partida, no han disminuido. Y ello se debe tanto a su produccin potica, que atraves
diversas facetas, desde la conformacin del grupo de Poesa Concreta, que integr junto a
su hermano Augusto de Campos y a Dcio Pignatari desde mediados de los aos
cincuenta1, como a sus intervenciones crticas, que adems de abordar los ms diversos
objetos artsticos, produjeron lecturas renovadoras de clsicos brasileos y rescates de
autores olvidados, hasta su tarea de traductor/transcreador. Semejante actividad ha dado
como resultado una obra y una vida difcilmente abarcables. Lo que sigue, entonces, no
tiene pretensin de totalidad, constituye apenas una trayectoria posible para una produccin
proteiforme.
Traducir lo imposible
En el ensayo Da traduo como criao e como crtica, Haroldo parte de una
sentencia de Albrecht Fabri, profesor de la Escuela de la Forma en Ulm, Alemania. La tesis
de Fabri respecto a la literatura es que sta no posee otro contenido que su propia
estructura. De all que una obra literaria no pueda ser traducida, o que toda traduccin
1 Para un estudio de la fase concreta de Haroldo de Campos, recomiendo el excelente libro de Gonzalo
Aguilar. Poesa Concreta. La vanguardia en la encrucijada modernista. Rosario: Beatriz Viterbo, 2003.
2
apunte al aspecto menos esttico de una obra, que es su contenido. El artculo continua con
Max Bense, a quien en verdad est dedicado, que distingue entre informacin semntica,
informacin esttica e informacin documental. La informacin esttica es definida
como frgil por Bense, y por lo tanto la ms difcil de traducir. Y en tercer lugar, Haroldo
se refiere a Sartre y a la distincin que establece entre el lenguaje de la poesa y el lenguaje
de la prosa, siendo el primero definido como palabra cosa y, una vez ms, en funcin de
su coseidad, como el ms difcil de traducir. Creo que aqu tenemos un punto de partida por
donde comenzar: Haroldo entiende la palabra potica en su materialidad, es decir, en el
marco de una concepcin que coloca su carcter comunicativo en un plano secundario. De
modo que cmo traducir un texto potico si su aspecto comunicativo es secundario? La
fatalidad de la traduccin, si nos atenemos a la perspectiva de Fabri, consiste en recoger el
aspecto comunicativo de la obra, dejando de lado aquello que la constitua como un objeto
singular: la suma de sus procedimientos, la resonancia de la tradicin de la que surga y en
la que se insertaba. En resumen, y tomando prestada una categora del formalismo ruso, se
puede afirmar que la literaturidad de una obra literaria, en principio, resulta intraducible.
Frente a esta imposibilidad, Haroldo responde construyendo una teora de la traduccin,
que se revelar extremadamente productiva, la recreacin o transcreacin:
Admitida a tese da impossibilidade em principio da traduo de textos criativos, parece-nos que esta engendra o corolrio da possibilidade, tambm em principio,
da recriao desses textos. Teremos, como quer Bense, em outra lngua, uma outra
informao esttica, autnoma, mas ambas estaro ligadas entre si por uma
relao de isomorfia: sero diferentes enquanto linguagem, mas, como os corpos
isomorfos, cristalizar-se-ao dentro de um mesmo sistema2
En 1957 Haroldo comienza a estudiar chino, probablemente inspirado por la lectura
de Pound, y publica sus primeras traducciones, fragmentos de los Cantares, de Pound, en
1960. En su extensa trayectoria como traductor, que incluy la traduccin de Maiakovski,
Joyce, Mallarm, Gongora, Lezama Lima, entre muchos otros, su tarea ha tenido al menos
dos objetivos que no quiero dejar de especificar. En primer lugar, verter en la lengua
portuguesa un conjunto de escritores considerados centrales, algunos de los cuales
conformaron el paideuma original propuesto por los concretos en 1956 Ezra Pound,
2 Metalinguagem & Outra Metas. So Paulo: Editra Perspectiva, 1992, p. 34.
3
Mallarm, E.E. Cummings, Joyce-, mientras que otros se fueron adicionando en la medida
en que el modo de entender la produccin potica dej de estar encorsetada por una crtica
al verso como unidad mnima de sentido. Este primer objetivo piensa la traduccin en
trminos pedaggicos, tal como Haroldo afirma en su ensayo A palavra vermelha de
Hlderlin, en el que sostiene: aqueles cujo conhecimento do grego no seja suficiente
para una total fruio do original, elas so a nica via de acesso palavra e imagem
gregas3. En segundo lugar, y esto se puede observar en las traducciones del Gnesis y del
Eclesiasts4 que Haroldo comienza en 1984, y en las de Hegel de 1996, la traduccin es una
operacin crtica destinada a poner de manifiesto la dimensin potica del lenguaje. En el
caso de Hegel, cuyas traducciones se encuentran en el ensayo Hegel poeta, Haroldo
destaca la dimensin icnico-diagramtica de su alemn, y el carcter musical de su
escritura, que la aproximaba a la poesa de Hlderlin. Los textos filosficos de Hegel portan
un alto voltaje sintctico que podra encuadrarse,
encuadrarse en la nocin poundiana de logopedia (danza del intelecto entre las palabras), equivalente, segn lo he propuesto, la poesa de la gramtica de Jakobson; textos que trabajan a nivel de la estructura lingstica que Hjemslev
denomina forma del contenido. En ellos, el torneo dialctico parece anticipar los juegos de lenguaje de Gertrude Stein o los esquelticos sintagmas de Beckett;
o tambin, y para mencionar a un alemn contemporneo, los ejercicios del
recientemente fallecido Helmuth Heissenbuttel.5
En este segundo objetivo, ya no se trata de hacer posible el disfrute de un original en otra
lengua, sino de desmontar una retrica religiosa, filosfica- para aproximarla al lenguaje
de la poesa. El resultado es doble, se tornan poticos otros discursos, mientras que la
poesa se vuelve pensante.
Si observamos la biblioteca de Haroldo a lo largo de los aos, se puede apreciar
transformaciones importantes que permiten esbozar una hiptesis acerca de este segundo
modo de pensar la traduccin. Durante los aos cincuenta y parte de los sesenta ocupan un
lugar destacado la produccin de lingistas como Roman Jakobson o Jan Mukarovsky, o de
3 A arte no horizonte do provvel. So Paulo: Editra Perspectiva, 1969, p. 94. Otros ensayos dedicados a la
traduccin en el mismo libro son Pndaro, Hoje y A Quadratura do Crculo. 4 Publicadas en los siguientes libros: Qublet / O-que-sabe / Eclesiastes. So Paulo: Perspectiva, 1990;
Berrshith / A cena da origen. So Paulo: Perspectiva, 1993. 5 En Del arco iris blanco. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2006, p. 37-8.
4
historiadores de la literatura como Hans Robert Jauss.6 Recordemos que su tesis de
doctorado propuso un anlisis estructural de la novela de Mrio de Andrade, Macunama7,
a partir de las categoras que el lingista ruso Vladimir Propp haba utilizado para analizar
relatos fantsticos.8 Sin embargo, desde los aos setenta la biblioteca de Haroldo se hace
cada vez ms francesa, sobre todo con la incorporacin de categoras que provienen de
Roland Barthes9, de Gilles Deleuze y de Jacques Derrida. Dichas lecturas, no lo harn
variar de rumbo, sino que, por el contrario, lo afirmarn en algunos de sus postulados
iniciales, aquellos que ponan en cuestin la funcin comunicativa de la poesa y
destacaban la materialidad del signo lingstico. En una entrevista en 1980, Haroldo lo
grafica de este modo:
Parece-me que, nos anos 60, por todo esse labor terico-crtico que entre ns se desenrolava, e que procedia j, em boa parte, da dcada anterior, a obra de Barthes
encontrou campo frtil para a sua divulgao e discusso em nosso ambiente,
tanto mais que, sendo uma obra eminentemente voltada para a produo do novo
em literatura (no prefcio ao Grau Zero j est demarcada a linha Flaubert-
Mallarm como aquela em que a escritura se separa de sua funo instrumental para adquirir espessura enquanto objeto sgnico, enquanto linguagem voltada
sobre si mesma, num duplo movimento de construo e destruio), deparava, em
nosso meio, com a problemtica suscitada, desde os primeiros anos da dcada de
50, pela teoria e pela pratica da poesia concreta. De fato, como um fenmeno dramtico de concreo que Barthes, no mencionado prefacio, descreve o processo de emancipao da linguagem na literatura da Modernidade, ao longo de
sculo XIX at aos nossos dias.10
6 Haroldo lee a Jan Mukarovsky antes que a Roland Barthes. Y el lee al formalismo ruso antes de su difusin
francesa va Todorov. En su ensayo A nova esttica de Max Bense, publicado originalmente en el suplemento literario del diario O Estado de So Paulo el 21 de marzo y el 4 de abril de 1959, refiere al libro
de Vctor Erlich Russian Formalism History Doctrine, y sostiene que se trat de un movimiento que est na base da renovao da crtica contempornea. Probablemente ello se deba a su relacin con Alemania a travs de Max Bense. 7 Morfologia de Macunama. So Paulo: Editra Perspectiva, 1973 8 Sealemos que Haroldo como buen sudamericano nunca fue un lector puro. Desde el comienzo, en esa
biblioteca detectamos interferencias, como las menciones a Heidegger en algunos de los textos ms ortodoxos
de la fase concreta. El propio paideuma concreto Pound, Mallarm, Cummings, Joyce- es una feliz monstruosidad borgeana. 9 En el prlogo a primera edicin de Metalinguagem hay una cita a Barthes, pero se trata de un Barthes
estructuralista, pues la referencia proviene de un ensayo de Barthes titulado Introduction lanalyse structurale des rcits, publicado en la revista Communications n 8, en 1966. En este sentido, resulta interesante el prlogo a la segunda edicin del libro, de 1992, que incorpora una serie de ensayos ms
recientes. Ver cuerpo del texto. 10 Metalinguagem & outras metas. Op. Cit, p. 121.
5
A diferencia de Barthes, pero con Barthes como referencia y Derrida como
paradigma, Haroldo produce una lectura dislocada y microscpica, una suerte de
derridianismo potico, que encuentra geografas poticas en textos que no haban sido
producidos con ese propsito11, y consigue con ello abandonar una ideologa evolutiva
basada en la novedad, ms propia de su momento vanguardista.
En ambos casos, traduccin pedaggica y redimensionamiento del nivel potico de
un texto no potico, el objetivo es disruptivo, pues aquello que se escoge y se traduce,
interviene e ilumina la sincrona y es a la vez iluminado por esta. Ms que en trminos
lineales, Haroldo piensa la poesa y la tradicin potica, de modo constelar, como una
galaxia en la que habitan diferentes temporalidades que se cruzan y se conectan
anacrnicamente.12
Activismos
A pesar de que la modificacin de su biblioteca no haya alterado sustancialmente su
concepcin del signo potico como un signo materialmente resistente a la comunicacin, s
es posible percibir modificaciones en el lugar que le concede a la poesa en la sociedad. La
dimensin industrialista en la que la poesa era un objeto til, y que Haroldo supo defender
en la segunda mitad de los aos cincuenta durante su fase concreta, va cediendo lugar a la
poesa como transgresin y como margen, como produccin que se coloca en un lugar
antagnico a lo social. Podemos percibir eso con mucha claridad en la serie de poemas
dedicados a una serie de jvenes poetas y artistas. Menciono dos ejemplos, el poema
dedicado a Torquato Neto, NosTorquato/Nosferatu, que produce una comunidad de
malditos en ese nos, y reproduzco un fragmento del extenso poema, Requiem dedicado
a Nstor Perlongher:
Nstor perlongher par
11 Gonzalo Aguilar va denominar esta operacin como transpotica: Por transpotica entendo a aplicao de formas prprias do discurso potico em um momento dado a outros terrenos (crtica literaria, pensamento
filosfico, escritura religiosa), nos quais age com um carter transversal, disruptivo e revelador, in Poesia Concreta: as vanguardas na encruzilhada modernista. So Paulo: EDUSP, 2005, p. 310. 12 Son numerosos los ensayos en los que Haroldo piensa la temporalidad y la evolucin en poesa, la sincrona
y la diacrona, cito uno de los ms conocidos: Potica Sincrnica, in A Arte no Horizonte do Provvel. Op. Cit.
6
Droit de conqute cidado
Honorrio desta (por
Tanta gente) desamada mal-
-amada enxovalhada grafituada ne-
-crosada cida (malamarssima) de
Se so paulo de pira-
-tininga alis paulicia des- -vairada de mrio (sorridente-de-
-culos-e-dentes mas homo-
Recluso em seu ambguo sexo re-
-calcado seqestrado-&-ci- -liciante) de Andrade (cantor
Humor dor latrinas Subrricas do anhan-
-gaba) ou ainda paraso endiablado do
Abast caraba taumaturgo (o ps-
-velozes) Anchieta canrio te-
Nerifenho de severa roupeta entre cem
Mil virgens bronzi-(louvado a virgo em latim)
-nuas alis o
Fundador13
Esa recolocacin se torna ms intensa a partir de los ltimos aos de la dcada del
sesenta, con una dictadura cada vez ms represiva, el surgimiento del movimiento musical
tropicalista y la creciente escena artstica marginal. All se potencia una faceta que Haroldo
haba ejercido con esmero durante toda su etapa vanguardista: la de promotor y agitador
cultural. La diferencia ahora consiste en que su trabajo se concentra en el padrinazgo
artstico y la lectura crtica de la produccin de muchos de esos jvenes que integran los
movimientos citados. De este modo, veremos un Haroldo que acompaa y lee las
experiencias del artista plstico Hlio Oiticica, que observa y resea las producciones
cinematogrficas de Rogrio Sganzerla y Jlio Bressane, que acompaa la publicacin
Navilouca, llevada adelante por Torquato Neto y Waly Salomo. La reflexin de Haroldo
detecta procedimientos, construye tradiciones y observa la dimensin material de esa
produccin esttica. Un ejemplo de ello se puede observar en su texto Uma leminskada
barrocodlica, dedicado a la novela Catatau del joven Paulo Leminski:
13 Cuadernos de recievenido. So Paulo: Universidade de So Paulo, 2002, p. 5-6.
7
"Catatau", segundo o Caldas Aulete e o Aurlio, significa: "Discurso enfadonho e
prolongado; discurseira, bstia." sinnimo de "pancada" ou de "calhamao".
Reconcilia as noes contraditrias de "sujeito de pequena estatura" e "coisa
grande e volumosa". Tambm quer dizer "catana" (espada curva), uma palavra
que os portugueses importaram do Oriente (do japons "Katan").' "Ir num
catatau" o mesmo que "falar sozinho", como "meter a catana" equivale a "dizer
mal de outrem". Dessa polissemia est bem cnscio Leminski, que arrola vrias
dessas acepes em sua introduo. De todas elas parece ter tirado partido, literal
ou metafrico, no que chama uma "ego-trip": sua delirante "lengalengagem". Pois
tanto o narrador, Cartesius, o pensador puro excedido pelo absurdo tropical, como
seu "alter ego", parceiro ambguo e depositrio da explicao do texto, o
artimanhoso Artyschewsky (figura inspirada na de um hertico fidalgo polons,
general a servio de Nassau), ambos tem muito a ver com o prprio Leminski. so
registros complementares de sua voz escritural. "O 'Catatau' -argumenta
Leminski- " a histria de uma espera. O personagem (Cartsio) espera um
explicador (Artyschewsky). Espera redundncia. O leitor espera uma explicao.
Espera redundncia, tal como o personagem (isomorfismo leitor/personagem).
Mas s recebe informaes novas. Tal como Cartssio."14
Su faceta crtica es, sin dudas, parte constitutiva de su activismo cultural, sobre todo
aquella que interviene sobre los presupuestos de una historiografa literaria nacional
formativista, que tiene por objetivo proponer lo que Eduardo Costa llamar una logo-
descentralizacin.15 El modo ms visible y ms prolfico de este modo del activismo lo
lleva adelante mediante el ejercicio de la crtica, que apunta a sealar aspectos especficos
de autores conocidos, como por ejemplo Mrio Faustino o Jos de Alencar16, aunque
siempre procurando desarrollar una perspectiva que ponga en valor aspectos olvidados, que
al ser activados comienzan a funcionar en nuevas constelaciones. En el caso concreto de
Jos de Alencar, Haroldo produjo un texto llamado Iracema: uma arqueografia de
vanguarda, en el que comienza definiendo a Alencar como leitor promiscuo para
proponer una lectura alternativa a su inscripcin romntica-nativista. Destaca su trabajo
plurilingue, y sostiene que en Iracema Alencar se comporta como un tradutor que
aspirasse radicalidade, estranhando` o portugus cannico e verocntrico lngua da
dominao da ex-metrpole17, y luego agrega:
14 Publicado originalmente no jornal Folha de S. Paulo, Caderno Letras, p. 4, 2 de septiembre de 1989. 15 Revisin: dinmica de Haroldo de Campos en la cultura brasilea, in Lisa Block de Behar (coordinadora). Haroldo de Campos, don de poesa. Montevideo: Librera Linardi y Riso, 2009. 16 La lista es extensa, sin nimo de agotarla adiciono los siguientes nombres: Paulo Leminski, Mrio de
Andrade, Oswald de Andrade, Joo Cabral de Melo Neto, Manuel Bandeira, Drummond de Andrade,
Guimaraes Rosa, y Murilo Mendes. 17 In Metalinguagem & outras metas. Op. Cit., 132.
8
Nessa linha de concepo, a operao tradutora acaba sendo, irresistivelmente, uma razzia barbarizante, que arruina a pureza do idioma dominante,
civilizado18.
Desde esa perspectiva, Iracema gana una lectura insospechada, que la coloca en relacin
con el proyecto vanguardista brasileo, tanto con el modernismo de los aos veinte como
con el propio trabajo de Haroldo de Campos, y de sus compaeros Augusto de Campos y
Dcio Pignatari.
La segunda modalidad la constituye lo que se conoci como revisiones, que
consista en el estudio y, en algunos casos, la reedicin de una obra de un autor en
particular. En esta modalidad no se trataba de autores consagrados, como s lo eran Joo
Cabral de Melo Neto o Drummond de Andrade, objeto de sus ensayos crticos, sino de
autores cuya produccin no haba encontrado un lugar estable en las historiografas
formativistas, especialmente en la propuesta por Antonio Candido19. El objetivo, sin
embargo, no consista en rastrear autores poco conocidos, puesto que el poeta bahiano y
barroco Gregrio de Mattos y el simbolista Joaquim Pedro de Sousndrade, dos de los
autores revisados tenan su lugar (inestable o marginal, por supuesto) en la historia de la
literatura brasilea.20 Las revisiones pretendan producir una dislocacin de tales
ubicaciones. En la revisin de Gregrio de Mattos por ejemplo, Haroldo discute con Joo
Adolfo Hansen y con Antonio Candido, desde una perspectiva propiamente potica y desde
una perspectiva histrica21, y defiende al barroco como clave anmala y punto ciego que
18 Ibid, p. 133. Adems del uso de la imagen del traductor, observemos el lugar de resistencia que ocupa la
experimentacin potica. 19 La obra de referencia es su Formao da literatura brasileira, publicada originalmente en 1957. 20 Haroldo intervino en dos revisiones, la de Gregrio de Mattos y la de Sousndrade. Hubo una tercera, una
revisin de Pedro Kilkerry, a cargo de Augusto de Campos. 21 El texto de intervencin de Haroldo se llama O sequestro do Barroco na Formao da Literatura
Brasileira: o caso Gregorio de Mattos. Resumo brevemente la contienda: Joo Adolfo Hansen en A Stira e
o Engenho intentaba reconstruir el rgimen discursivo del Seiscientos y de este modo subsuma toda la
iconoclasta del poeta bahiano en un sistema en el que la stira no era leda como transgresin, sino como el
discurso que confirma la norma. Aquel argumento conllevaba otro ms poderoso, Hansen reclamaba que toda
lectura desde el presente hacia el pasado deba reconocer su condicin de tal. Antonio Candido, sin participar
de la polmica, de algn modo lo haca a partir de un texto muy anterior, su Formao de la literatura
brasileira. Candido exclua a Gregorio de Matos de aquel texto en virtud de que considerada que durante el
siglo XVII no se poda hablar ni de literatura brasilea, ni de un sistema literario, dado que se careca de
instituciones culturales y de lectores de literatura. Haroldo apunt que con ese criterio el barroco brasileo
quedaba fuera y seal que esa exclusin obturaba el aprovechamiento potico que podra hacerse de la figura
de Gregorio de Mattos. Su recriminacin era an ms abarcativa y propositiva, al mismo tiempo que
9
deconstruye la ilusin de linealidad cultural y literaria en Brasil, y por extensin en
Latinoamrica.
La perspectiva haba ido ganando un peso considerable en la constelacin terica de
Haroldo, y ya apareca tematizada en otros ensayos, tal como podemos leer en su ya clsico
Da razo antropofgica: dilogo e diferena na cultura brasileira:
Toda questo logocntrica da origem, na literatura brasileira (e isso poder ser vlido para outras literaturas latino-americanas, parte o problema, a ser
considerado sob luz especial, das grandes culturas pr-colombinas) esbarra num
obstculo historiogrfico: o Barroco. Direi que o Barroco, para ns, a no-
origem, porque a no-infncia. Nossas literaturas, emergindo com o Barroco,
no tiveram infncia (infans: o que no fala). Nunca formas afsicas. J nasceram
adultas (como certos heris mitolgicos) e falando um cdigo universal
extremamente elaborado.22
Comienzo - recomienzo
En 1976, Haroldo publica Xadrez de Estrelas, percurso textual 1949-1974. El ttulo
es una cita del religioso Antnio Veira, notable por la calidad literaria de sus sermones, y
representante del barroco brasileo junto con el ya mencionado Gregrio de Mattos.23
Como cita resulta significativa teniendo en cuenta que no se trata del ttulo de ninguno de
los poemas recopilados, ni de ninguno de sus libros publicados hasta ese momento. Por otra
impugnaba una historiografa dominaba por el fatalismo lineal-evolutivo propona una historiografa abierta a los momentos de ruptura, en continuo estado de revisin. 22 In Metalinguagem & Outra Metas. Op. Cit., p. 239. El recorrido barroco/neobarroco en Haroldo comienza
con la lectura del postestructuralismo francs en los ltimos aos de la dcada del sesenta, pero se afianza a
partir de su contacto con Emir Rodrguez Monegal, y por intermedio de este, con Octavio Paz. Uno de los
resultados de esa relacin es Transblanco, un libro que adems de ser una traduccin del poema Blanco de
Octavio Paz, recoge la correspondencia entre Haroldo y Paz en torno al poema y a la traduccin del poema.
Por otra parte, y como muestra de su trayectoria barroca, en una compilacin pstuma de ensayos titulada O
Segundo Arco-ris Branco, se recopilan ensayos sobre Sor Juana, Lezama Lima, Severo Sarduy (quien a su
vez escribi sobre las Galxias), y Nstor Perlongher. 23 La cita refiere al Sermn de la Sexagsima, que dice as: O pregar h de ser como quem semeia e no como quem ladrilha ou azuleja. Ordenado, mas como as estrelas. No fez Deus o cu em xadrez de estrelas
como os pregadores fazem o sermo em xadrez de estrelas. Se de uma parte est branco, da outra h de estar
negro; se de uma parte est dia, da outra h de estar noite; se de uma parte dizem luz, da outra ho de dizer
sombra; de uma parte dizem desceu, da outra ho de dizer subiu. Basta que no havemos de ver num sermo
duas palavras em paz? Todas ho de estar sempre em fronteira com o seu contrrio. Aprendamos do cu o
estilo da disposio e tambm o das palavras. Como ho de ser as palavras? Como as estrelas. As estrelas so
muito distintas e claras. Assim h de ser o estilo do pregador, muito distinto e muito claro. In Sermes, Lisboa: Diviso de Publicaoes e Biblioteca, Agncia Geral das Colnias, 1940, p. 243. (subrayado mo)
10
parte, la compilacin, aunque cronolgica, presenta dos excepciones. Una probablemente
obligada, constituida por la serie Galxias, que Haroldo comienza a escribir en 196324, y
aparece como bloque nico despus del poema exit, fechado en 1974. La otra, que
podemos suponer funciona como dedicatoria a su mujer Carmen, pues all aparece
nombrada, es el poema envoi, de 1956, que inicia el poemario, y pertenece a su fase
constelar. Como se puede apreciar, constelaciones, galaxias y estrellas constituyen los
rebordes de este libro.
A partir de estos pocos elementos, quiero ensayar una lectura que coloque a Xadrez
de Estrelas en un lugar diferente al de una mera compilacin. Considero que la sutil
modificacin inicial, pero que como gesto basta para alterar la cronologa, y la eleccin del
ttulo del libro, una cita al barroco, permiten imaginar que Haroldo produce una revisin
de su obra que busca romper, precisamente, con el mote de poeta concreto y recuperar
sus primeras producciones, en su momento reprimidas por los propios preceptos concretos.
Convoco las palabras de Haroldo para pensar la revisin en el contexto de Xadrez de
Estrelas,
Al seleccionar un texto, el crtico exhibe un determinado repertorio, prctica un corte sobre el acervo literario, le impone un punto de vista ordenador. Cuando se
detiene sobre un autor del pasado, la nueva lectura que hace es una nueva
ordenacin de las posibilidades combinatorias del sistema literario, un aumento de
informacin a travs de la manipulacin original de los elementos del repertorio
dado25
Adems de un retorno de lo reprimido, qu otros efectos puede producir la
revisin de Haroldo sobre su poesa? Un primer punto a destacar es el efecto serial del libro
bajo la advocacin de una cita que proviene del legado barroco brasileo, y el comienzo
con un poema de su fase constelar-concreta. Dicho efecto pone de manifiesto ms que la
heterogeneidad de su poesa de la constelacin y la retcula concreta a la diseminacin
textual de las galaxias-, su constante bsqueda de una poesa de ruptura, pero liberada de
las urgencias de la novedad. Por otra parte, la serialidad posee un efecto contaminante que
nos invita a establecer conexiones que hasta ese momento parecan impensables. Voy a dar
24 El libro Galxias se publicar en 1984. Haroldo lo escribe entre 1963 y 1973. 25 Apud Tania Franco Carvalhal. Haroldo de Campos y la tradicin literaria, in Lisa Block de Behar (coordinadora). Haroldo de Campos, don de poesa. Montevideo: Librera Linardi y Riso, 2009, p. 50.
11
tres ejemplos. El primero referido a dos poemas escritos en diferentes perodos, teoria e
prtica del poema, de su libro As disciplinas de 1952, y el poema o poema de
Excrituras, compuesto entre en 1971 y 1972. Transcribo los primeros versos de ambos:
Teoria e prtica do poema
I
Pssaros de prata, o Poema
Ilustra a teoria de seu vo
Filomena gemetras
o Poema se medita
como um crculo medita-se em seu centro
como os raios do crculo o meditam
fulcro de cristal do movimento
O poema
o poema
nada
faz-
ou quase
se
pouco26
Ambos poemas, conviviendo en el interior del libro se adensan en autorreflexin y
opacidad lrica: el lugar del poema y del poeta, y el poema como mquina que piensa sin
saber. En segundo lugar el epgrafe de Joyce en Ciropdia ou a educao do prncipe, de
1952, you find my words dark. Is in our souls, do you no think?, que revela un Joyce casi
simbolista, pre-paideuma; y, en tercer lugar, el trabajo con la palabra que realiza en ese
mismo poemario, principalmente mediante la adicin, como por ejemplo
AUREAMUSARONDINAALVIA o nbilbervcrevoz.27
26 So Paulo: Editra Perspectiva, 1976, pp. 55 y 191. 27 Haroldo seala lo siguiente respecto a Galxias, parte de las cuales estn incluidas en Xadrez de Estrelas:
um texto onde as fronteiras entre poesia e prosa so abolidas e que recupera sincrnicamente, por assim dizer, a pr-histria barroca de mina poesa concreta (em certo sentido, as Galxias dialogam com Ciropdia ou a educao do prncipe, outro texto meu, de 52, no qual trabalho, pela primeira vez, com a palavra-
montagem joyceana, vinculada a um controle minucioso do ritmo ou pulsao material das frases, melhor ainda dos blocos sincopados de frases no marco da pgina). Nesta segunda linha, a expanso semntica, a exfoliao dos vocbulos, a conglutinao fnica so os dispositivos ativados, apud Joo Alexandre
12
La autorevisin pone en acto las transformaciones que Haroldo fue produciendo en
su propia concepcin de la poesa, pasando de una crtica del verso como unidad mnima
del sentido, a una defensa del carcter concreto de la palabra potica. Es decir, la
transformacin de una postura que estableca lmites entre lo literario y lo no literario, en
una postura que defina lo literario como una serie de procedimientos y una perspectiva de
lectura. Su autorevisin abre, en formato de libro, su perodo posutpico28, momento en
que, como l mismo afirmar, da por cerrado el ciclo de las vanguardias29, y comienza a
habitar una sincrona que ilumina y se ilumina por diversos pasados y tradiciones.
Posutpicos sern los poemarios que vendrn, y aunque articulados de forma tradica, tal
como afirma Gonzalo Aguilar, basada en el esquema dantesco medieval de cielo, infierno y
purgatorio30, cada uno de ellos construir sus propios pasados, sus propias redes
intertextuales y sus propias constelaciones de sentido. La fragmentacin potica que
establece lazos con Dante y Novalis en Signantia: Quasi Coelhum. Signncia: Quasi Cu
(1979), la diseminacin neobarroca de Galxias (1984), el retorno al verso en A Educao
dos Cinco Sentidos (1985), el desencanto de Odiseo en Finismundo, a ultima viagem
(1990), el cosmopolitismo goetheano de Crisantempo: no espao curvo nasce um (1998), el
dilogo con Camoes, Dante y Drummond en los tercetos decaslabos compuestos a la
manera dantesca en A mquina do mundo repensada (2000).
La tarea de Haroldo de Campos ha sido mltiple, ciclpea y bombstica, para
utilizar una categora que le atribuye Ral Antelo31. Podramos pensar en su trayectoria
como la de un navegante, un Dante moderno que en lugar de arribar al cielo, parece
Barbosa. Um cosmonauta do significante: navegar preciso, in Haroldo de Campos. Signantia Quasi Coelum Signncia Quasi Cu. Sao Paulo: Editora Perspectiva, 1979, p. 21. 28 Digo que se abre en formato de libro, porque el perodo postutpico en Haroldo comienza ya en los
primeros aos de la dcada del sesenta, cuando abandona la fase reticular concreta. 29 En el ensayo Poesia e modernidade: da morte da arte constelao. O Poema Ps-utpico, Haroldo afirma lo siguiente: Sem perspectiva utpica, o movimento de vanguarda perde o seu sentido. Nessa acepo, a poesia vivel do presente uma poesia de ps-vanguarda, no porque seja ps-moderna ou
antimoderna, mas porque ps-utpica. Ao projeto totalizador da vanguarda, que, no limite, s a utopia
redentora pode sustentar, sucede a pluralizao das poticas possveis. Ao princpio-esperana voltado para o
futuro, sucede o princpio-realidade, fundamento ancorado no presente. [...] Esta poesia da presentidade, no
meu modo de ver, no deve todavia ensejar uma potica da abdicao, no deve servir de libi ao ecletismo
regressivo ou facilidade. Ao invs, a admisso de uma histria plural nos incita apropriao crtica de uma pluralidade de passados, sem uma prvia determinao exclusivista do futuro. O arco-ris branco: ensaios de literatura e cultura. Rio de Janeiro: Imago, 1997. p.268. 30 In Poesa Concreta. La vanguardia en la encrucijada modernista, op. Cit. P. 324. 31 A aristocracia do bombstico, in Motta, Leda Tenrio da (ed.) Cu acima. Para um tombeau de Haroldo de Campos. So Paulo, Perspectiva, 2005.
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siempre dispuesto a hurgar en tradiciones cristalizadas, para encontrar all todo aquello que
alguna vez tuvo vida, y ofrecrnoslo como algo rico y extrao.
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