1

2

3

En este diciembre tan particular, en el que la salida de nuestra edición coincide con el deno-minado 7D, aprovechamos para acompañar la total aplicación de la Ley de Medios y renovar los deseos de más augurios democráticos para los tiempos venideros. Desde Al Trote elegi-mos soñar con un escenario mediático extenso, con multiplicidad de voces diferentes. Y la con-solidación de un país con ampliación de dere-chos inclusivos.

Llegamos a fin de año con la satisfacción de haber cumplido un sueño. Intentamos aprender y mejorar en el camino, abordando al deporte de la manera más profunda posible. En algunas ocasiones lo logramos más que en otras. Du-rante estos seis meses, pusimos lo mejor para emprender este proyecto con tanto gusto como compromiso con la tarea.

En este caso, nos metemos en el mundo de los héroes deportivos nacionales. Esos que, ade-más de llevar la bandera argentina a lo más alto, dejaron una estela luminosa en el camino. Los que con arte, garra, talento y valentía, supieron meterse en el corazón de un pueblo. Esos que cambiaron para siempre la historia del deporte. Los que lograron superar todo aquello difícil de creer, de soñar, de imaginar.

Alguna vez nos hemos referido a la vincula-ción entre gobiernos y deportistas. Hemos com-partido y refutado teorías del campo intelectual. En nuestro número de noviembre ubicamos al fútbol en el contexto de lo religioso, lo mítico y lo supersticioso. Y siempre tuvimos la inquietud de ahondar en las maneras de construir los dis-cursos que narran al deporte, desde los medios de comunicación.

Pero, ¿qué pasa con los “héroes”? ¿Son una construcción mediática basada en una deman-da social que los postula como referentes? ¿O se trata de personajes “tocados por una vari-ta” y llamados a convertirse en ídolos naciona-les? ¿Cuáles son las particularidades que los caracterizan? ¿Sólo se conforman al calor del éxito o necesitan también de un componente romántico?

Estos, y otros interrogantes intentarán deve-larse en las siguientes páginas. Desde la mirada de la ciencia y la psicología, desde la emoción de

Sobre héroes y luchas

Editorial

la historia y el recuerdo, y desde las maravillas que a veces no pueden explicarse con palabras. También desde la selección de personajes a los que decidimos homenajear con el rótulo heroi-co, que conjuga destreza deportiva con venera-ción popular.

Seguramente seremos injustos con varios deportistas que hubieran merecido tener su ca-pítulo propio (cada lector sabrá ponerle nom-bre y apellido a esas ausencias). Desde esta editorial, queremos extenderle a ellos nuestro reconocimiento implícito, así como también a todos los que, desde las diferentes disciplinas, sueñan con un deporte argentino de alto nivel. Y a quienes trabajan para que el deporte sea un espacio de inclusión, de esparcimiento y de lucha contra las barreras del prejuicio y el eli-tismo. En donde las mujeres también tengan un papel protagónico.

Y si de hazañas se escribe la historia, enton-ces bien por Gustavo Alfaro quien, como en-trenador de Arsenal de Sarandí, convirtió a su equipo en el más ganador de 2012, quedándose con el Clausura y con la Supercopa Argentina. En una charla sumamente interesante, nuestro Trotador profundiza en la labor del DT, la for-mación de jugadores, la relación con la pren-sa, y expone su visión sobre la figura de Julio Grondona.

Además, la guitarra de diciembre rueda jun-to a Ignacio Copani. Desde su lugar de artista popular, nos cuenta cómo vive su identificación con River, y su posicionamiento político afín al modelo kirchnerista. Desde Los Hornos, Lucia-no Cuello narra sus sueños de boxeador, que lo convirtieron en Campeón Sudamericano Su-perwelter y lo llevaron a radicarse en España. En la habitual sección De buena fuente, tocamos varios puntos con Matías Canillán, quien desde hace 12 años, es uno de los periodistas deporti-vos más destacados de Radio Continental. En el Hoy escribe, el genial Fernández Moores pone la frutillita de su pluma en nuestra publicación.

Una vez más, les damos la bienvenida a nues-tras páginas. En este Al Trote de fin de año les deseamos un muy buen 2013 a todos nuestros lectores. En marzo nos volveremos a encontrar. Salud.

4

Así forma

Sumario

8 19

Número 6 - Diciembre 2012

Editor responsable: Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata

Jefes de redacción: Lucas Mateo / David D´Agostino

Correctores: Héctor Escobar / Francisco Trapaglia

Redactores: Joel Gentil / Víctor OliveraFernando Labal / José ÁlvarezLucas Mateo / David D´AgostinoHéctor Escobar / Jimena MaggiLeo Gabino / Josefi na MasAlejo Lucio / Leo Timossi / Juan Pablo Gatti / Luciana Caro

Colaboración especial: Ezequiel Fernández Moores

Foto de tapa:AG La PLata

Fotógrafos: Martín Dutil / Javier Aimetta Ana Clara Tenuto

Ilustrador: Martín Mateo

Arte y Diseño: Paula Romero / Víctor Vialey

Agradecimientos: Gastón LuppiPablo BlesaLeonardo AleAníbal DíazMaximiliano FriggieriLuis Dell´Acqua

Contacto:revistaaltrote@gmail.comSeguinos en:http://www.facebook.com/Revisaltrotehttps://twitter.com/revistaaltrote

Publicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. Diag. 113 Nº 291, La Plata, Buenos Aires, Argentina. Tel: 0221 4250133. www.perio.unlp.edu.arRegistro de la Propiedad Intelectual en trámite. Prohibida su reproducción total o parcial sin citar la fuente.Año 1 - Nº 6 - Diciembre de 2012.Distribución gratuita.

12

Tiempo de valientes6 / Apuntes sobre la epopeya deportiva nacional

8 / “La sociedad necesita tener héroes”El psicólogo Pablo Nigro y su visión acerca de la relación de los ídolos y la sociedad.

10 / Espacio DiegoTodas las palabras sobran cuando hablamos de Maradona.

11 / El héroe patrio del caminoA bordo de un auto, Juan Manuel Fangio trascendió las rutas nacionales.

12 / Historia de un equipo: mujeres con garraNelly Giscafré nos cuenta cómo fue la construcción de las Leonas.

14 / Un héroe justifi cadoDe un golpe, Monzón llegó a la gloria y la mantuvo hasta el día del retiro.

6

Hoy escribe

15 / Épica y ética: diferenciadas por una letra y un abismoEzequiel Fernández Moores nos aporta un modo distinto de ver la cuestión de los héroes.

16 / El hombre que trascendió el mito

El aporte del deporte

5

19 30 32 3424

El polifuncional

La pelota en el medio

A rodar la guitarra

Pluma y pelota

Hacen camino

Futuro trotador

El trotador

18 / Historia bajo el aguaNos tiramos a la pileta para conocer secretos del hockey subacuático.

19 / “Los entrenadores estamos fallando en el proceso de formación”Nos fuimos hasta Sarandí para entrevistar a Gustavo Alfaro.

23 / El homenaje silenciosoLe regalamos esta sección a Arsenal por ser el gran campeón de 2012.

24 / “Me interesa tratar de servirle a la profesión”Hablamos con Matías Canillán, un periodista que se fogueó al lado de los “grandes”.

28 / “Ojalá se empiece a dar cabida nuevamente a los enganches”Joaquín Correa, juvenil de Estudiantes, pide más lugar para los armadores de juego.

30 / “Un artista puede ser popular aunque toque en un bar con dos mesas”Ignacio Copani nos habla de sus otros amores: el fútbol y la militancia política.

32 / El diario que nos enseñó lo que es el fútbol

34 / “Mi familia es mi mejor sponsor”El boxeador Luciano Cuello nos confiesa sus ilusiones de llegar a Las Vegas.

36 / Una tarde del año 86

38 / El milagro checo

La rompió

De buena fuente

El polifuncional (bis)

6

Héroes históricos,

populares,

mediatizados. Para

todos los gustos.

La construcción

de figuras que

nacen del deporte

y se instalan como

referentes sociales

ha sido un

denominador común

en nuestro país.

Tiempo de valientes

La explicación de por qué es-tamos hoy aquí, de qué o quiénes somos, reside en nuestro pasa-do. Sin historia, sin un antes que justifique lo que hemos hecho, no somos nadie. La identidad se presenta como el resultado de lo sucedido. Si no hay memoria, no hay futuro.

La historia de Argentina se encuentra marcada por un pasa-do lejano de colonización, inten-tos de invasión y la construcción de una identidad camaleónica producto de la mixtura inmigra-toria. Mucha agua corrida bajo el puente; difícil aventurarse en resumir dos siglos en estas po-cas líneas. Además, nos interesa el deporte. La narrativa que se fue construyendo con el tiempo mientras dejábamos de ver cómo los ingleses de principios de si-glo XX jugaban y ocupaban sus tiempos libres.

Cuentan los diferentes his-toriadores que se animaron a bucear en la historia deportiva (aquellos que no temieron a los intelectuales que aborrecen los deportes y que tildan de populis-ta todo lo que tenga que ver con una número cinco), que “la nues-tra” se construyó por oposición a los ingleses. Diferenciándonos

del otro, pudimos comenzar a narrar una historia propia.

La épica nacional se puede contar de dos maneras distin-tas. En primer lugar, pensando en aquellas epopeyas de la mito-logía antigua donde cada episo-dio de la historia o justificación de determinados aspectos de la naturaleza de las cosas se expli-caba por medio de la existencia de un Dios que hacía posible que determinada situación se haya establecido de esa mane-ra. En segundo lugar, podemos pensar que el hilo conductor de la narrativa deportiva pasa por la existencia de los héroes con-temporáneos, surgidos en los comics strips norteamericanos en los períodos de entreguerras. Una historia relatada cuadro por cuadro, armoniosamente conectados, pero posiblemente aislables para gusto del consu-midor.

Más allá de gustos y preferen-cias a la hora de elegir el mojón de partida, lo que tienen en co-mún estas dos visiones o formas de mirar la historia, es la exis-tencia de los héroes. Sin ellos, no hubiese sido posible el presente y no existiría un pasado que, en su totalidad o en episodios aisla-

Apuntes sobre la epopeya deportiva nacional

7

dos, nos enorgullezca como par-te integrante.

La fábrica de héroes

En el número pasado de Al Trote hicimos referencia a la ca-lidad mitológica del deporte y la significación que alcanzan en la consideración popular aquellos deportistas que se destacan en sus disciplinas y aportan triunfos que son adquiridos como pro-pios por la sociedad. Y debemos volver al mito.

María Cristina Pons, autora del libro Delirios de grandeza. Los mitos argentinos, plan-tea que “parece haber un cierto acuerdo en que las historias acer-ca de los dioses y los héroes son, en general, mitos. Los héroes, ídolos, dioses y otras figuras pa-radigmáticas son componentes importantes de todo universo mítico de una cultura en todos los tiempos, ancestrales y con-temporáneos”.

Fiel a la historia inicial del siglo XX, Argentina se destacó por obtener logros deportivos de modo individual. Relegada la posibilidad de conseguir un campeonato mundial del fút-bol, los primeros éxitos fueron llegando con las medallas de los atletas olímpicos y a través del boxeo.

Firpo, Bonavena, Galíndez, Locche, Monzón, más 24 medallas en Juegos Olímpicos, hicieron del deporte de los guantes un cons-tructor de héroes. Los orígenes de estos personajes, vinculados al barrio, la marginación y la epope-ya de salir del confín del mundo a los principales escenarios y triun-far, configuraron el “caldo de cultivo” ideal. Las frustraciones y anhelos de una sociedad se vieron saciados con la aparición de estos personajes de carne y hueso y, a la vez, de antología.

Quizás fue el peronismo, el conglomerado político que mejor comprendió la simbiosis mágica que generaba el deporte con el público. Las apariciones de Fangio, triunfando primero en tierras nacionales y más tar-de en las pistas europeas, o de insignias con mayor contenido político como las del “Mono” Gatica, o los campeones de bás-quet del 50, significaron el pun-to máximo de la existencia del héroe deportivo, hasta la apari-ción de Maradona.

La era Maradona y los ídolos mediáticos

Todos los deportes tienen un personaje que ha trascendido la disciplina y que actúa como faro de referencia, modelo a seguir u objeto de veneración por los fa-náticos. La necesidad de buscar referentes o líderes encuentra en el deporte un espacio propicio. Porque allí residen personas co-munes con destrezas y habilida-des que superan a los de la media y que, a base de esfuerzo, se su-peran y obtienen resultados. Ese ascenso, va acompañado de un reconocimiento social que puede llegar hasta la idolatría.

La aparición de Diego Ma-radona en las preferencias de adoración del pueblo argentino es uno de los casos más fuertes en la existencia de los héroes. Su excelencia deportiva, sumada a una personalidad avasallante y una historia personal que fue desde la pobreza absoluta de Villa Fiorito al reconocimiento mundial, hicieron de Diego el personaje más apto para llenar todos los requisitos de una ima-ginaria planilla para convertirse en héroe.

La explosión de los medios de comunicación como los res-ponsables de formar opinión y

dar conocimiento de todo aque-llo que consideran interesante de ser reproducido, configuró una nueva forma de relación en-tre público y figura deportiva. El boom comercial que significó, a partir de Alemania 74, la televi-sación de los campeonatos mun-diales de fútbol, tuvo en México 86 el clímax ideal. Maradona logró su punto de excelencia fut-bolística mientras era visto por seguidores de todos los lugares del mundo. Pasó de ser un pibe habilidoso, nacido en los potre-ros del conurbano bonaerense, a ser más conocido que el mismí-simo Papa.

Sin dispositivos capaces de transmitir sus goles y hazañas, la figura de Diego no hubiese trascendido los horizontes na-cionales. Pero a su vez, podemos considerarlo también uno de los últimos ídolos que se configu-raron como tal sin ser producto exclusivo de los medios.

La actualidad muestra que las marcas multinacionales, la tecnología que reproduce imáge-nes las 24 horas del día a todos los habitantes del planeta tierra y la maquinaria de marketing televisiva, pueden ascender en escaso tiempo y sin necesidad de extensos currículums a cualquier deportista a la posición de ídolo multinacional.

Ameritará otra edición y más páginas para poder sentar posi-ciones sobre esta situación. Por eso, en esta oportunidad, decidi-mos abocarnos a nuestros héroes propios, que hicieron carrera en una etapa más romántica de la historia. Aquellos ídolos que mucha gente amó y, quizás, nun-ca llegó a verlos competir; los héroes que nos contaban, con la radio pegaba a la oreja, que cons-truyeron su carrera producto de sus logros y de las imágenes que la sociedad fue creando.

8

“La sociedad necesita tener ídolos”

Tiempo de valientes

Pablo Nigro es

psicólogo y trabaja

en las infantiles de

River. Atento

a nuestra

convocatoria, nos

explica por qué las

sociedades se

resguardan en sus

héroes. Una

construcción que

funciona desde lo

colectivo pero

que encuentra

su explicación

en el discurso

de los medios.

Por Jimena Maggi

Pósters, fotos, tatuajes, canciones; todo vale para demostrar la ad-miración que cada persona posee por un héroe deportivo. Y si se lo analiza detenidamente, cada uno de nosotros tiene a su favorito des-de el mismo momento en que co-mienza a adentrarse, como atleta o como espectador, en el mundo del deporte.Ayer fueron Maradona, Fangio, Vi-las y Locche. Hoy son Messi y Gi-nóbili. ¿Quiénes serán mañana?“La sociedad necesita tener ídolos, y justamente por eso es que, en algunas oportunidades, los me-dios se encargan de construirlos”, expresa Pablo Nigro, Licenciado en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, especializado en Psicología Aplicada al Deporte.Actualmente, trabajando en el fút-bol infantil del Club Atlético River Plate, entre otras instituciones, este profesional de gran trayecto-ria nos ayuda a desandar el cami-no de la construcción de los ídolos deportivos a nivel nacional, su im-portancia y su función social y las consecuencias que genera en ellos el ser considerados como tales.

- ¿Cómo definís a un héroe de-portivo?

- Tomamos a los héroes como mo-delos. Los seres humanos somos como un conglomerado de repre-sentaciones y cuando uno encuen-tra un modelo, lo transforma en una idea fantasiosa de lo qué es ser un héroe. Es alguien que está ha-ciendo algo que te gustaría hacer, que te lleva al éxito y al orgullo. En Argentina vivimos mucho la pa-sión y nuestros héroes deportivos son muy pasionales, los tomamos como algo perfecto y necesitamos tenerlos como parte de nuestra personalidad.

- ¿Cuáles son las característi-cas, deportivas y personales, que debe tener alguien para erigirse en héroe?- Están los factores innatos, que ya vienen dados dentro de su perso-nalidad, y los adquiridos, que es-tán relacionados con el éxito o el fracaso. Somos una sociedad exi-tista, entonces nuestros héroes de-portivos son aquellos que ganan. Maradona fue un héroe deportivo para los argentinos porque logró ganar un campeonato del mundo; y a Messi, si bien logró de todo, aún le falta ese triunfo. Además, las actitudes y las personalidades entre uno y otro son tan diferentes

“La sociedad necesita tener ídolos”

9

que hace que uno vea a Maradona por sobre Messi, porque es el que pelea, el que nos mostró un camino de lucha, un perfil confrontativo, mientras que vemos a Lionel con un perfil más introvertido. Todavía le falta para ser “ése” héroe.

- ¿Es una necesidad social crear ídolos y mitos de mane-ra permanente?- El público, el hincha, el fanáti-co, necesita de un héroe mental. Necesita tener ese sostén, ese pi-lar, ya que muchas veces el héroe deportivo es el que nos da alegría. Cuando Maradona dejó de jugar necesitábamos a otro Maradona. Cuando se retiren los tenistas que tenemos ahora, precisare-mos a otros que cumplan ese rol. Entonces, sí o sí se los requiere y si no aparecen de manera espon-tánea, es necesario construirlos. Por eso, en su momento, se dio la tonta rivalidad entre Maradona y Messi. El haber puesto a Lio-nel como capitán, haberle dado “la 10” y convertirlo en el nuevo Maradona, le quita lo natural. No sé si él era el indicado para ser el capitán en ese momento, pero ha-bía que suplir a Diego y era opor-tuno que fuera Messi. Cuando no se puede suplantar al que fue, se construye, y allí es cuando se actúa de manera errónea. Tene-mos que dejar que sea un nuevo héroe espontáneo porque estas construcciones pueden ser muy endebles y venirse abajo. Y ahí, el que paga las consecuencias es el deportista.

- ¿Cómo se prepara a los de-portistas en relación al he-roísmo?- Durante su proceso de crecimien-to, ellos mismos van adoptando ciertas conductas que los van pre-parando o se van asimilando como identificadores del pueblo. Un entrenador no los prepara para el

éxito, los prepara para lograr obje-tivos deportivos.

- ¿Cómo repercute en esas personas ser consideradas héroes? - Desde ya que van a sentir más exposición, y cuando un deportista pasa a ser ídolo de la gente, va a ser el elegido para salvar las situacio-nes deportivas que se presenten. El pueblo necesita que él haga eso, que lo solucione y que le dé la ale-gría que, a lo mejor, no tiene en los momentos cotidianos. El fútbol, como deporte rey, se ha convertido un poco en eso, en salvaguardar las cuestiones negativas que uno tiene en el día a día. Esa presión la va a sentir el deportista, va a sentir que tiene que conseguir el éxito no sólo por él, sino por toda esa gente. Él va a absorber la presión. Hay mu-chos que lo pueden hacer de ma-nera innata y otros que no, que ne-cesitan un apoyo psicológico, que precisan saber cuál es su posición dentro de todo ese contexto para poder superarlo y poder rendir bien, porque el héroe deja de serlo cuando las cosas no le salen.

- ¿Cuál es el rol de los medios de comunicación en esta cons-trucción sobre un deportista?- Los medios son fundamentales en varios aspectos. Primero, son los que muchas veces arman a los héroes deportivos a partir de co-municarlos más, proyectarlos más y ponerlos en el candelero. Que los héroes deportivos sean producto de la construcción de los medios, no es lo ideal, en el sentido de que no son elegidos por la gente. Por otro lado, lo positivo de todo esto es que una genialidad de uno de ellos pue-de ser vista por todo el mundo y es repetida millones de veces.

- Y es una tendencia que crece.- Sí, sobre todo en la televisión e Internet, que nos permiten ver to-

das sus acciones en todo momento y eso potencia aún más su imagen porque tenemos la posibilidad de mirarlos en detalle y escuchar todas sus declaraciones. Para el público en general, esto es muy beneficioso pero para el héroe de-portivo es sumamente exponente, está como en un reality. Eso hace que la presión y el desgaste sean mucho más grandes que en otras épocas, en donde no había tanta exposición.

- ¿Cómo se da su permanen-cia con el paso del tiempo?- Quedan en la historia, y el mito crece día a día porque el que no vio jugar a Maradona, seguramen-te cuando su padre o su abuelo le comente quién fue Diego, lo que va a hacer es acrecentar ese mito. Porque lo va a llevar a hacer cosas que, tal vez, Maradona no hizo. El traslado de la historia potencia las cosas a un nivel fuera de lo nor-mal. El traspaso del mito de ge-neración en generación, hace que éste crezca y se vuelva indiscuti-ble, gigante. Por eso, estos héroes van a vivir siempre en la memoria de la gente.

“Que los héroes deportivos sean producto de la construcción de los

medios, no es lo ideal, en el sentido de que no son

elegidos por la gente”.

10

Tiempo de valientes

Eligió ponerse siempre en el lu-gar más incómodo. Exponerse. Ju-gar cada pelota a todo o nada, mu-chas veces más con el corazón que con la cabeza. Lo que hizo dentro de las canchas no resiste análisis lógico, ni terrícola. “Mi hermano es un marciano”, dijo Lalo, cuan-do “Pelusa” era un adolescente de Villa Fiorito que comenzaba a ha-cer malabarismo. En una época de potrero puro y de sueños infinitos por cumplir.

Poco después, todas las des-cripciones y las palabras quedarían chicas. Las imágenes de aquellos cuatro goles a Gatti, jugando para Argentinos contra Boca, son un poema en sí mismas. Sólo genios de la talla de Víctor Hugo Mora-les pudieron estar a la altura para narrar alguna secuencia deportiva de semejante naturaleza. Como cuando la pelota cayó “como una lágrima” en el arco de La Bom-bonera, en el debut. O cuando se convirtió en “Barrilete Cósmico” para siempre.

Fue y sigue siendo un Dios en el sur napolitano, donde venció al “norte de la Italia rica”. Esa Italia contra la que se plantó a puro in-sulto, mientras en Roma silbaban el Himno Nacional Argentino, en el Mundial 90. Aquel, en el que Diego y su tobillo inflamado dibu-jaron una caricia zigzagueante que terminaría en golazo de Caniggia, eliminando a Brasil. Una tarde in-sólita. Un sol de hermoso fútbol.

Le cortaron las piernas luego de que una enfermera lo llevara de la mano a una tristeza profun-da, colectiva y dolorosa. Regresó con una franja amarilla en el pelo y desplegó sus últimas pinceladas mágicas como jugador profesional. Con la camiseta de sus amores, por las canchas argentinas, saludando a todo su público.

Se equivocó y pagó, pero tuvo el homenaje que merecía y desplegó sus palabras más sentidas al pue-blo futbolero. Fue señalado, cruci-ficado, atacado y descalificado. Por sus opiniones y por su condición. Y

Espacio Diego

Por David D´Agostino / Foto: Ana Clara Tenuto

Existe un personaje que trascendió todos los límites y no hace falta

presentarlo en este lugar como un ídolo. Sólo basta con decir su nombre.

por su tozudez guerrera. Pero fun-damentalmente, por su condición. Por tener un pasado villero. Y esa tontería de llamarse Diego Arman-do Maradona.

Como entrenador de la selec-ción, soñó con una nueva vuelta olímpica que no pudo ser, pero que a muchos nos ilusionó. Y tuvo que irse estafado, caliente, traicionado por un “tocuen”. Con ganas de más. Entre las contrariedades propias del exitismo total y las conocidas moralejas del diario del lunes.

Por eso, con el acompañamien-to del Área de Contenidos en Perio-dismo Deportivo, y desde nuestro humilde lugar, quisimos recordar Diez momentos del Diez, en nues-tra casa. Durante los últimos dos días de octubre, y en coincidencia con el cumpleaños número 52 de Maradona, se presentó la muestra denominada Espacio Diego. Allí se expusieron láminas gigantes, textos informativos, material fotográfico y audiovisual (con canciones alusi-vas), y decenas de libros y revistas que recorren su tremenda carrera.

Revivimos goles, asistencias y gambetas, en cantidad y calidad artística. Imágenes y frases imbo-rrables. Algunas cosas nunca vis-tas y otras vistas una y mil veces, aprendidas de memoria. Eterna-mente encantadoras.

Algunos recordamos que de chicos empezábamos a entender de qué se trataba eso del fútbol, en el momento justo en que él dibu-jaba las páginas más gloriosas de este deporte. Algunos no habían nacido. Otros son olvidadizos. O no quieren creer. O no pueden creer-lo. Nadie pudo descifrar todavía de qué planeta llegó.

Diez gigantografías recorrieron su carrera en las paredes de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata.

11

Tiempo de valientes

Uno tiende a refl exionar qué hubiera sucedido si determinadas personas no incurrían en el lugar exacto, en el tiempo justo, para luego transformarse en fi gu-ras o personalidades que marcaron la historia. Tal vez nada. Pero también existen seres que rompen con todo tipo de barreras, en tiempo y espacio, y entonces fi r-man por la eternidad, ese pacto con la gloria que los de-posita en las almas de los pueblos y deciden vestirse de paladines. Juan Manuel Fangio resolvió, con su esencia pasmosa, romper con todos los muros para transfor-marse en ícono nacional. Por las estratósferas del auto-movilismo, llegó a la jerarquía de un héroe deportivo.

El que hablaba rápido con voz calma tomó el bas-tón hecho volante y lo levantó en representación de toda una nación. Delineó su historia por distintas ca-lles y al mismo tiempo: las rutas argentinas y el paso de un hombre que se mostró un exclusivo entre sus compatriotas; su incursión más tarde en la máxima categoría de cuatro ruedas y la quíntuple corona; y la suya, la propia, la de un valiente y guerrero corredor de autos en un contexto siempre adverso. Todos es-tos pilares se cargó Fangio a los hombros y llegó a la meta, en el primer lugar del podio para consagrase con los laureles de pocos y ganar el trofeo más im-portante de su vida: el de héroe patrio del camino.

Balcarce vio a un niño de 11 años que merodea-ba los talleres. El crecer no fue sólo por gusto a los “fi erros”, sino también por la competencia. Tal es así, que con 18 un amigo le prestó un taxi; reemplazaron la carrocería por una propia para el debut de Fan-gio, y al culminar la carrera, le regresaron la carrocería original. El auto siguió fun-cionando como taxi.

El TC y las precarias rutas naciona-les signifi caron un eslabón necesario para la construcción de la simbología heroica que encierra al “Chueco”. Trayectos en estados deplorables, distancias enormes entre las para-das para el recambio de repuestos

y reabastecimiento, clima, temperaturas exorbitantes dentro del habitáculo, cansancio físico, horas y horas de manejo casi siempre sin conocer los caminos ni los destinos; un combo que brindó la época.

Sin embargo, Fangio esgrimió con todo eso. Su primera gran victoria fue el Gran Premio del Norte, de 1940 con 10 mil kilómetros desde el estadio de River Plate hasta Lima, Perú, más el regreso. Una compe-tencia de 13 días, contra todo, explícitamente.

Los campeonatos de ese año y el 41, le permitieron a Fangio posicionarse más adelante como uno de los candidatos para enfrentar algo insospechado. El Auto-móvil Club Argentino y el balcarceño no se imaginaron lo que les iba a tocar en suerte en Europa, más precisa-mente, en la F-1. Fueron por un año y estuvieron diez.

El paso por la “máxima” de Juan Manuel Fangio terminó de catapultarlo como el mejor de la historia. Más allá de la magia de Ayrton Senna y los siete títu-los de Michael Schumacher, nuestro piloto trasciende desde otro lugar, ese que lo hace “único”. Luchando contra viento y marea, con peripecias que el propio automovilismo precoz y la física no perdonaban.

Las coronas del 51, 54, 55, 56 y 57 en la F-1, son la póliza de Juan Manuel Fangio de lo que fue capaz de escribir con el volante, y el sello argentino que dejó en el mundo. Esa marca que habla de una de las identida-des, de un ser nacional posible, con las características del “Chacarero de Balcarce”: audaz, efectivo, calmo, amable, caballero, solidario, enérgico, invencible.

Pero una de las espadas más fuertes que desenvai-nan tipos como Fangio es la humildad y la vergüenza

por ser grande entre los grandes. “Hay que intentar ser el mejor, pero

nunca creerse el mejor”: Juan Manuel Fangio.

El súper hombre del camino

Por Héctor Escobar

Del automovilismo chacarero, por calles de tierra y rutas

en construcción, a la Fórmula 1 y la sucesión de éxitos. Juan Manuel

Fangio pelea por ubicarse en el podio virtual de los ídolos nacionales.

12

Tiempo de valientes

Historia de un equipo: mujeres con garra

Las proezas

y hazañas épicas

se han contado

siempre desde

la existencia de un

ser individual capaz

de lograr lo que

se propone. Nelly

Giscafré, psicóloga

de Las Leonas, nos

cuenta cómo lograr

esto en función

de un plantel.

Por Josefina Mas

Deportivamente hablando, con el correr de los años, los héroes pa-saron a ser sujetos comunes y cer-canos, que por muchos y diversos motivos, lograron la consagración social. Si bien se los suele asociar a la idea de una sola persona, tam-bién selecciones o equipos pueden alcanzar ese lugar y quedar en la historia al concretar los objetivos propuestos y, consecuentemente, posicionar a un deporte en el esca-lafón más alto de todos. Por esto, la propuesta es hablar de heroínas. De un grupo de mujeres que fruto del trabajo físico, técnico y psicológico, llevaron al seleccio-nado nacional de hockey femenino sobre césped a ubicarse en el se-gundo lugar del ranking mundial y ser lo que son hoy.“La historia de Las Leonas es la de la construcción de un equipo, con todas las de la ley”, así define la psicóloga especializada en Clí-nica y Deportes y Profesora en el CENARD Nelly Giscafré, al grupo con el que trabajó durante más de ocho años y nos introduce en ese pequeño gran mundo; nos cuenta

cómo fue la experiencia y cuál es la receta del éxito.

- ¿Cuándo y cómo empezó tu trabajo con el seleccionado de hockey femenino?- Empezamos a trabajar en el 96-97. Como “Leonas” nacieron tres o cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Luis Ciancia, que trabajaba con la Con-federación Argentina de Hockey, convocó a Luis Barrionuevo como Preparador Físico, a Sergio Vigil como Director Técnico, y a mí. Lo primero que hice fue trabajar con el cuerpo técnico para que me co-nozcan y se establezca un clima de confianza. Después hice una eva-luación psicológica del grupo, y una serie de tests. Lo llamativo de los resultados fue la personalidad desafiante, competitiva y la “ga-rra” que tenía todo el equipo. En esa evaluación le dije a “Cachito”: “Vos tenés un equipo de leonas”, y quedó.

- ¿Qué fue lo que se planteó rumbo a Sydney?

Historia de un equipo: mujeres con garra

13

“Todas estas chicas aman el hockey y a su bandera. Es un equipo con mucho amor contagioso por la patria, algo muy fuerte que las saca del ego que naturalmente tienen”.

- El equipo tenía la idea de ubicarse en el cuarto lugar del mundo, pero yo pensaba que eso podía superar-se. Se los dije en la primera reunión que tuve y “Cachito” se dio cuenta de que tenía razón. Ahí empezamos a buscar cosas para salir de esa si-tuación, y una de las estrategias fue ponerle un nombre al equipo.

- Desde la psicología, ¿qué es lo que actuó para que se iden-tificaran con el nombre, con la camiseta?- El rendimiento deportivo tiene tres patas: la física, la técnica y la mental. Si falta alguna, está desba-lanceado. Nosotros lo entendimos y formamos un equipo en donde todo el mundo aportaba ese 33%. Hay una pertenencia al equipo. Aún hoy, Las Leonas de la primera hora están cuando son necesarias.

- ¿Esa sería tu definición de un equipo?- Es muy difícil explicar lo que es si no estás dentro. Es algo que se siente, una fuerza que vas teniendo junto con otros que sienten y pien-san igual que vos; tenés en común el amor por determinada cosa, el ir para adelante con muchas ganas de darlo todo.

- ¿Esto se mantuvo con el paso de los años?- Hay etapas, no es perfecto. Hubo algunas en las que el equipo parecía que había desaparecido porque los egos se inflan, aparecen las indivi-dualidades y ahí viene lo que para mí es el “veneno del éxito”: cuando el equipo deja de ser equipo.

- ¿Pesó el representar al país?- Ser parte de las “Leonas” es algo muy fuerte porque además de for-mar parte del equipo en sí mismo, está lo que uno le da al país. El amor al país y a la bandera siem-pre fue un símbolo muy importan-

te para nosotras. Muchas reunio-nes de equipo tenían que ver con la celeste y blanca. Todas estas chicas aman el hockey y a su bandera. Es un equipo netamente argentino donde hay mucho amor contagioso por la patria, algo muy fuerte que las saca del ego que naturalmente tienen. Cuando se empezaron a hacer famosas, la propia prensa, la familia, todo, hizo que los valores quedaran como relegados en un punto del que después se vuelve.

- ¿A eso te referís con el “ve-neno del éxito”?- A apropiarse del éxito como si fuera un objeto y no como algo que pasa en la vida. Es pensar que po-dés excluir el perder. Existe ganar y existe perder. Tenés la soberbia de decir “gano todo” pero, por otro lado, miedo porque en un lugarci-to oculto sabés que podés perder. Empezás a decir “no puedo perder”, en vez de “no quiero perder”; nadie quiere, y en el deporte es una falacia decir “no puedo perder”. Está in-cluido y siempre lo va a estar, podés tener éxito y en el momento menos pensado, perder.

- ¿Cuál es el límite para que esa presión no juegue en contra? - Eso no es una presión. Una presión es, por ejemplo, la de los tenistas en la Davis porque son individualida-des que representan a la bandera y un punto va a hacer que gane o pierda tu país. El equipo motiva, transmite. Entonces, todas las téc-nicas tenían que ver con la idiosin-crasia, con la transmisión de miles de cosas que hemos hecho. Tenía-mos nuestra bandera leona que la llevábamos siempre. Eso también fue fuerte; era como decir “repre-sentamos a Argentina y eso es muy importante, más que nosotras”.

- ¿Cómo se trabajó teniendo a la mejor jugadora del mundo, Luciana Aymar, en el equipo?

- Luciana es una persona natu-ralmente muy humilde. Más allá de ser una gran jugadora, el éxito le fue dando más confianza y fue madurando fabulosamente. Esa sensación de poder darlo todo y de humildad, esa mezcla, es lo que le permite a ella tener esa salud con la que se maneja, a pesar de que muchas veces tiene presión. Lo que veo en Luciana es que ha pues-to su don al servicio de los demás, en este caso, del equipo.

- ¿La marca de las “Leonas” ayuda a las nuevas jugado-ras?- Muchísimo. Las “Leonas” ya son un ícono; son un estilo y como equipo son totalmente respetadas, tienen su sello. Pero no se trata sólo de un nombre, si no todos los equipos serían maravillosos nada más que por tenerlo. Es una conjunción de muchas cosas: de las personas en el momento dado que juntas van hacia la misma di-rección, con los mismos valores, la misma pasión y mucho, mucho esfuerzo. Un campeón no se hace de un día para el otro, son años de trabajo duro.

14

Tiempo de valientes

Un héroe justifi cado

Por Leo Gabino

Es 7 de noviembre de 1970. En el Palazzo Dello Sport de Roma, se pone en juego el título de los medianos. De un lado, un galán, hermoso, ele-gante, con aires glamorosos expresados en una sonrisa perfecta; aclamado e idolatrado, muestra un gran cinturón de oro combinado con una fi na túnica de seda. Del otro, un moro-cho, con rasgos ajados que denotan los rasgos de una dura vida; imperturba-ble, casi un desconocido, muestra una fusión de hambre y gloria. Miles de italianos incrustados en las butacas del estadio, más otros millones apos-tados frente al televisor, aguardan impacientes el co-mienzo. En el sur del ¿nuevo continente?, hay otros millo-nes que también esperan in-quietantes frente a la caja, por supuesto, embobados. Comienza el combate, se paraliza el estadio, el país, los países, los continentes, los corazones.

Es el duodécimo round. El morocho lanza un derechazo implacable que impacta en el bello rostro del dandy, y lo manda a la lona. El árbitro, por protocolo, entona el fatídico conteo. Uno, dos ya es un hecho. Cuatro, cinco nunca se detiene. Ocho, nueve Es el fi nal. Cae una leyenda. Nace un nuevo héroe.

Por supuesto que Carlos Monzón, el hombre, no nació ese 7 de noviembre. Ese día lo hizo el héroe, el que se convirtió en leyenda. El humano, tiene orígenes en San Javier, un pequeño pueblo de Santa Fe, en el entorno de una humilde y numerosa familia. El estu-dio no era lo suyo, el tercer grado le bastó, y de ahí en más, le sobrevino una infancia laboriosa. El box le llegó en aquel tiempo, con varias aristas: una manera de esquivar la mala vida, y una posible puerta para es-

caparle a la miseria. El ascenso fue vertiginoso. Cuatro años como amateur, y un puñado de combates como

profesional le bastaron para que “Tito” Lectoure le echara el ojo y lo coloque en la elite pugilística porteña. Un nue-vo ídolo comenzaba a fl orecer. Los tí-tulos de campeón argentino en 1966 (retenido en 1970) y sudamericano en 1967 (retenido dos veces en 1969), lo pusieron de cara a luchar por el

título mundial; de cara a aquel Pa-lazzo, a aquella excepcional vic-

toria, a aquella consagración como héroe.

Lo que después vino, fue la gloriosa defensa de aquel título sobrehu-mano. Su justifi cación. ¡Y vaya que supo justifi car-lo! Con cada defensa, fue

engrandeciendo aún más esa condición, esa estirpe, esa

naturaleza. Porque, si bien fue he-roica la obtención del título mundial,

mucho más grande fue la proeza de mantenerse impasible en ese pedestal, quedar inmortalizado por siempre con ese título de héroe.

Fueron un total de 14 en forma con-secutiva. Cada una de ellas paralizaba todo; en cada hogar, en cada ofi cina, en cada comercio, se podía escuchar el agudo sonido a fritura de una ra-

dio, o la lluviosa imagen de aquellos “blanco y negro” de la época. Todo para verlo a él, al morocho de mirada gélida, al hombre que arriba de un ring supo traspasar el umbral del hincha y encasi-llarse ahí, en el Olimpo de los consagrados deportivos, en la memoria de los nostálgicos, en el corazón de to-dos. Y así, de esa misma manera fue su retiro, como un grande, dejando el cinturón vacante, a la suerte de aquellos que ya habían caído a su merced. Un récord de 87 peleas ganadas (59 por knock-outs), 9 empates, 1 sin decisión, y sólo 3 derrotas, hicieron de éste indio selvático de las pampas (como solía llamarlo el mismí-simo Benvenuti), un verdadero campeón, ídolo depor-tivo; un héroe justifi cado.

Existen hombres que buscan la gloria toda su vida. Otros la alcanzan en un golpe. Un derechazo elevó a Monzón al Olimpo; su coraje

lo sostuvo como rey hasta el día del adiós.

15

Suelo recurrir a una reflexión que leí hace ya tiempo y no sé dón-de sobre la construcción de los hé-roes deportivos: al periodismo, y también a la gente, le importa más el relato de la épica del ídolo que una reflexión sobre la ética del ído-lo. Hay apenas una letra de distin-ta, la “p” por la “t”, pero, sabemos, las diferencias son mucho más profundas que un simple cambio de letra.

Mientras el héroe gane, sirva para inflar el rating, vender zapati-llas y alimentar el orgullo patrio, el interés estará sobre la épica. Cada uno buscará la anécdota que grafi-que la construcción del mito. Otros ahondarán en su alimentación. En el “mago” de su preparador físico. En el budismo. En su sicólogo per-sonal. En la muerte del hermano. En el hambre. Cualquiera de estos puntos permitirá a unos y a otros encontrar la clave central del re-lato. Explicarnos que, por esa ali-mentación revolucionaria, cien ki-lómetros diarios de velocidad, so-lidez mental o cuestión emocional, podremos encontrar el por qué del éxito del ídolo de turno.

Lo peor es que, si salta alguna trampa, la explicación del éxito quedará reducida a la palabra mal-dita: doping. Rápidamente, cam-biaremos la “p” por la “t” y pasare-mos a hablar de la ética. ¿No suce-dió acaso eso con el ciclista Lance Armstrong, héroe eterno cuando ganó siete Tours de Francia segui-dos tras sobrevivir a un cáncer y

villano número uno cuando se des-cubrió que recurría al doping?

Algunas décadas atrás, tenía-mos en la tele apenas cuatro cana-les de aire, que, además, comen-zaban su trasmisión después del mediodía. No había redes sociales ni Internet. Cuando Ringo Bona-vena quería llamar la atención del periodismo para levantar el interés de una pelea solía gritar “¡llamen a Crónica!, ¡llamen a Crónica!”. No se refería a Crónica TV, que no existía entonces. Se refería al diario Crónica, que los domingos vendía cerca de un millón de ejemplares. Si Ringo salía en Crónica -algo ga-rantizado porque tenía buena rela-ción con su dueño, Héctor Ricardo García-, entonces la pelea tendría más promoción. Quiero decir con esto que la construcción del ídolo era mucho más precaria. Y que no había chances de fabricar ídolos de modo tan liviano como hoy.

Ahora, con canales exclusiva-mente deportivos que trasmiten goles, peleas o lo que fuere 24 ho-ras al día, sin interrupción, con diarios deportivos que venden se-gún lo que diga la portada y, ade-

más, buscan provocar en la web con titulares especiales, al ídolo deportivo, más que la gente, lo ne-cesitan los medios. El ídolo vende mejor. Garantiza la paz social.

Esta dependencia cada vez más estrecha del medio con el ídolo terminó colocando al periodismo a los pies de ese ídolo. Hay que sa-ber cuidarlo no sólo porque vende. Sino también porque se precisan sus declaraciones. El ídolo, toda una corporación en sí mismo, elige quién, cómo, cuándo y dónde ha-bla. Sabe que su palabra cotiza. La vende entonces al mejor postor. Y, encima, dice lo que se le canta. Si no sabe decir no, siempre habrá un agente de prensa detrás suyo que le haga claras señas al periodista para que no haga más esa pregunta tan incómoda.

Si el ídolo es real, resistirá a sus agentes y a la prensa. Pero si sus pies son de barro precisará como nadie del agente y de la prensa. Es un juego de conveniencias mutuas. Una sociedad que, muchas veces, daña al deporte y también al perio-dismo. Pero le sirve al negocio. Al dueño del circo.

Por Ezequiel Fernández Moores

Hoy escribe

Invitamos a un referente del periodismo para que nos ayude a reflexionar sobre la cuestión de los héroes. Una buena excusa

para disfrutar de una de las mejores mentes de la prensa argentina.

Ezequiel Fernández Moores

Periodista. Ganador del premio Konex en 1997.Trabaja desde el año 78 en agencias de noticias. Tuvo un paso fugaz por Télam, antes de recalar en Noticias Argentinas. En el 82 pasó a DyN (Diarios y Noticias) y se mantuvo hasta el 89. Desde ese entonces se desempeña como redactor de ANSA. Hace trabajos freelance para La Nación y Cancha-llena.com. Tiene editados dos libros: Diganmé Ringo y Breve historia del deporte argentino.

Épica y ética: diferenciadas por una letra y un abismo

16

El automovilismo es un depor-te que despierta pasiones. Pocas veces en la historia surgen perso-najes capaces de sembrar entu-siasmo y admiración. El brasileño Ayrton Senna da Silva fue uno de ellos. Con su carismática persona-lidad tanto dentro como fuera de las pistas, logró movilizar y cauti-var a millones de personas a lo lar-go y a lo ancho del mundo.

Perteneciente a una familia de clase media del barrio paulista de Santana, comenzó a relacionar-se con los “fierros” a temprana edad. El pequeño “Beco” (apodo de niño) se subió por primera vez a un karting en 1963 con apenas 3 años. Su inquietud por los autos y la velocidad “germinó” al mis-mo tiempo que daba sus prime-ros pasos y aprendía a caminar. A los ocho, competía con chicos

de entre 13 y 18. El deseo de pilo-tar ya era algo serio, más que un pasatiempo. Con 17 años, obtuvo su primer título internacional en la categoría: resultó un terremoto para el kartismo sudamericano, poniendo un pie en la Fórmula Ford, en Inglaterra.

La adaptación en suelo bri-tánico no fue sencilla. El clima y el idioma resultaron sus escollos iniciales previo a los circuitos des-conocidos y a los nuevos contrin-cantes. La temporada 1981 lo vio coronarse campeón, al igual que en 1982 de la Fórmula Ford 2000 y del campeonato europeo. Ayrton Senna cosechaba victorias y laure-les, al mismo tiempo que su cas-co amarillo y verde comenzaba a transformarse en un emblema.

En 1983, escaló otro peldaño y conquistó el título de la Fórmula 3. El brasileño ya estaba listo para las “ligas mayores”. Ese año y con

sus jóvenes 23 años, Senna probó su primer Fórmula 1 de la mano de la que, paradójicamente, sería su última escudería: Williams. Los tiempos conseguidos sorpren-dieron al propio Frank Williams (dueño y responsable del equi-po), quien tuvo palabras de elogio hacia el brasileño: “Senna estuvo impresionante. Ganó ritmo de competencia fácilmente sin que tuviera ninguna dificultad. Repi-tió muchas veces su mejor tiempo y nunca perdió el control”. Ade-más de Williams, escuderías como Brabham y McLaren lo seguían de cerca. Sin embargo, el equipo bri-tánico Toleman se hizo finalmen-te de los servicios de Senna, quien en 1984 hizo su ansiado debut en la Fórmula 1.

En su primera participación en el emblemático circuito de Monte-carlo, fue protagonista de una de las carreras más memorables de la historia. Bajo una lluvia torrencial, se adelantó del noveno al segundo lugar en apenas 16 vueltas, mar-cando un ritmo increíble en pista y poniéndose a 34 segundos por de-trás del líder Alain Prost. Su pro-digioso manejo sobre suelo moja-do fue la atracción de la jornada. Senna acortó distancias con Prost, quien con un auto claramente su-perior (McLaren TAG-Porsche) no podía contrarrestar sus frenéticos embates. Senna logró incluso su-perarlo, pero los organizadores decidieron suspender la carrera. Dio su golpe maestro, con clase, pero sin la aprobación oficial. Una vez finalizada, el paulista declaró: “¿Qué se puede esperar? Después de todo éste es el circo en el que nos encontramos. No iban a dejar que Toleman ganara, y menos en Mónaco”.

En 1985, el corredor desem-barcó en Lotus, donde permaneció hasta 1987. Ya no era el joven re-belde e intrépido. Aspiraba a ganar

No sólo en Argentina tenemos héroes. Brasil ha sido un país constructor de muchísimas figuras deportivas. Y en un lugar selecto donde la mayoría son futbolistas, Ayrton Senna se erigió como un ícono del poderío de nuestro vecino.

El hombre que trascendió el mitoEl aporte del deporte

Por Germán Hasicic

17

su primer campeonato del mundo a corto plazo. La lluvia de Estoril allanó el camino a su primera vic-toria en la categoría en el GP de Portugal. En su celebración agitó una bandera brasileña, que se con-vertiría en una marca registrada. En una vuelta triunfal, la desple-gó con orgullo y emoción, ofren-dándole la conquista a toda una nación. En el GP de Mónaco con-siguió su primera victoria (primer piloto brasileño en lograrlo) de las seis que alcanzó y que le valdría el apodo de “Rey de Mónaco”.

Con Lotus cosechó cinco victo-rias más. Su traspaso a otra escu-dería era inminente. Así, Ron Den-nis (director de McLaren) selló el vínculo con Ayrton Senna para la temporada 1988, donde tendría como compañero nada más ni nada menos que a Alain Prost. El inicio de una disputa histórica se ponía en marcha.

En su primer año en McLa-ren, el brasileño logró el anhelado campeonato, obteniendo números impresionantes: ocho victorias y doce pole position. De esta mane-ra, superó a Prost con contunden-cia: el alumno se había convertido en maestro. A partir de su admi-ración por la conducta de trabajo de los mecánicos japoneses, Senna también comenzaba a tejer su ro-mance con Honda y los aficiona-dos nipones.

La temporada 1989 puso en evidencia la conflictiva relación que mantenía con Prost. El circui-to de Suzuka fue el escenario de la gota que rebalsó el vaso. Aquella jornada los McLaren-Honda gi-raron a un ritmo diabólico. En la vuelta 47 y apenas medio segundo por detrás de Prost, el piloto brasi-leño estiró la frenada para superar al francés, quien con un “volanta-zo” lo sacó de competencia. Con ambos coches fuera del circuito, Senna consiguió retomar por la escapatoria, llegó al primer lugar y creyó haber ganado. Sin embar-go, Balestre (presidente de la FIA), Prost y compañía ya lo habían de-cretado: tercer título para el fran-cés y descalificación para Senna.

Tras la problemática partida de Prost a Ferrari, en 1990 el paulista recibió a quien sería su mejor com-pañero de equipo: Gerhard Ber-ger. La armonía volvía al equipo de Dennis. Senna logró un nuevo campeonato, vengándose de Prost en Suzuka. En la largada repitió la maniobra del francés del año ante-rior y obtuvo el bicampeonato.

El año 1991 significó el tercer título y el fin del reinado. La supre-macía de los Williams-Renault se evidenció a partir de la tempora-da 1992. En 1993, Honda se retiró y puso fin a la exitosa dupla que vio coronarse a Senna en 3 oca-siones. La falta de competitividad del McLaren ofuscó al Tricampeón sudamericano, que pese a ello, dio una exhibición de manejo bajo lluvia en Donington Park aquella temporada. Decepcionado con la performance de su coche manifes-tó públicamente que “correría gra-tis para Williams”.

Fue así que en 1994, Senna cambió su “mono” rojo por el azul

de la flamante escudería bicam-peona. Estaba decidido a recu-perar el trono. Sin embargo, las cosas fueron muy distintas. Con la reciente reglamentación que quitaba todo tipo de tecnología asistida, el poderoso Williams se transformó en un auto híbrido y nervioso en su manejo. Los aban-donos en Interlagos y Aida signi-ficaron el peor comienzo de tem-porada de Senna. El 1º de mayo de 1994 fue la fecha en que el multicampeón dijo adiós, dejando millones de seguidores y amantes del deporte consternados con una mueca de tristeza que jamás se po-drá borrar. En la sexta vuelta del circuito de Imola, el coche rozó el pavimento y escapó al control del brasileño, quien impactó a más de 300km/h el muro de cemento de Tamburello. Cualquier tarea de rescate fue estéril. Ayrton Senna ya no estaba en este mundo.

La noticia shockeó al planeta. Todo Brasil lloró su partida con honores de jefe de estado. Más de 250 mil almas acompañaron el cortejo fúnebre. La tristeza no hallaba parangón alguno. La ad-miración de sus compañeros y ad-versarios, el amor del público ja-ponés, el respeto y cariño de Juan Manuel Fangio. Todo eso y mucho más generó Senna, quien aún está presente en el corazón de los 4 millones de niños que han pasado por su fundación “Ayrton Senna”. La “S” de Senna en Interlagos, la estatua que lo inmortaliza en Imo-la, las gigantografías del “Rey de Mónaco” en Montecarlo, y la ido-latría de generaciones posteriores. Ayrton Senna es el hombre que trascendió el mito.

18

El polifuncional

Cuando se habla de hockey en Argentina lo primero que se viene a la mente son Las Leonas. Pero este deporte y la variedad de modalidades con las que cuenta (sobre césped, patines y hielo) tiene otra, más exótica, como lo es el hockey subacuático. En el país se practica hace más de 25 años y se juega en varias provincias.

Una de las particularidades de esta disciplina unisex recae en ser la única que se disputa bajo el agua de ma-nera grupal (seis integrantes por equipo). Cada jugador está equipado con una máscara, patas de rana, un par de aletas y un snorkel (un tubo pequeño que suministra aire externo para facilitar la respiración y permitirle a los ju-gadores no tener que salir totalmente del agua cuando se quedan sin aire). Además de los seis titulares, también participan cuatro suplentes.

El propósito del juego es llevar o pasar el tejo, me-diante el stick (palo), para convertir gol en el arco con-trario. Los arcos son una canaleta de tres metros, que están en el fondo de la piscina, y el objetivo es que el tejo ingrese allí adentro o que la golpeé; en cualquier caso se convalida como gol. El partido tiene una dura-ción 30 minutos, dividido en dos períodos de 15’ y un descanso de 3’. Al cabo del encuentro tiene que haber un ganador, de lo contrario, se realiza una prórroga de 10’, con dos tiempos de 5’.

Hubo una vez un grupo de amigos que, casi de casualidad, empezó a tener curiosidad ante un deporte inédito. Es el caso de Luciano Pimentel y Juan Moreno, que crearon el Suba-cuática Morsas Club, que tiene su sede en el club Poseidón de City Bell. Sí, el nombre hace alusión a que en sus comienzos eran muy lentos y poco compe-titivos. Sobre el nacimiento del equipo, cuentan: “Nosotros es-tábamos haciendo un curso de buceo, y un amigo daba clases de natación con aletas. Y en el 2000 nos dijeron si queríamos probar un deporte nuevo. No

teníamos ni idea de qué se trataba. Arrancamos como un juego, aprendiendo, entrenando, en una pileta de Berisso”.

En todo deporte siempre hay elementos básicos (para su juego). En este caso, los jóvenes se encargaron de crearlos artesanalmente. “Hicimos todo a mano, tanto los palos como los tejos. El tejo es similar, en peso y tamaño, a un disco de hockey sobre hielo y lo armamos con una lata de atún; le metimos plástico y plomo y quedó pareci-do. Los palos los hicimos de madera, ahora ya vienen de plástico”, explican.

En aquellos días, cuando en el Subacuática Morsas Club sólo se jugaban “picados”, se le daba más impor-tancia a la preparación. Después empezaron a jugar en los torneos que organiza el CENARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo). Pimentel y Moreno re-cuerdan que la adaptación al certamen en esos niveles se produjo de menor a mayor: “Perdimos los primeros partidos 16 a 0, 16 a 2 y con el tiempo nos empezamos a acercar, después empatamos algún partido, luego comenzamos a ganar, hasta que salimos campeones argentinos, en el 2003”. De aquel campeonato participa-ron equipos de La Plata, Buenos Aires, Santa Fe, Mendo-

za y San Luis.A nivel mundial, el hockey “sub”

se practica en Australia, Francia, Holanda, Estados Unidos y Cana-dá, entre otros. En 2013 se juegará el mundial en Hungría. Algunos de los jugadores de Morsas van a ir en representación de la AHSA (Aso-ciación de Hockey Subacuático Argentina), el organismo que rige la actividad. El mismo, se ocupa de conseguir los pasajes, el alojamien-to y la comida, y luego presenta un presupuesto con los costos.

Como la popularidad de mu-chos deportes va ligada a los éxitos obtenidos, un buen papel en el próximo mundial pude sig-nificar el puntapié inicial de una práctica periférica con un número minúsculo de participantes.

Al Trote sigue incursionando en el mundo de los deportes ¿exóticos? En esta ocasión,

se encontró con una práctica cuasi desconocida, que está en el país desde los años

80. Un grupo de jóvenes lo lleva adelante en el Subacuática Morsas Club de City Bell.

Hockey bajo agua

Por Víctor Olivera

19

“Los entrenadores estamos fallando en el proceso de formación”

“Los entrenadores estamos fallando en el proceso de formación”

El trotador

Por Lucas Mateo y Fernando Labal / Fotos: Jota´s Fotografía

Es el DT del equipo que más logros

obtuvo en 2012. Con 50 años de vida

y el bronce a punto de caer

sobre sus hombros, Gustavo Alfaro

le esquiva a los exitismos y confía

que lo único seguro es pensar siempre

en el presente. Pasen y lean

las confesiones de un tipo sereno

en tiempos de vértigo.

20

pasó a Boca y a Vélez. Arsenal no es la excepción a la regla, y estuvimos so-metidos a las irregularidades propias que tiene el fútbol argentino.

- ¿Hay poca paciencia tal vez?- Estamos dentro de un contexto muy exitista. Cualquiera puede pe-lear un campeonato, clasificar a la Copa Libertadores o irse al descenso. Esto hace que sea un fútbol mucho

más histérico. Un lugar donde da la sensación que corremos denodadamente detrás del éxito de cualquier ma-nera.

- Sos un tipo jo-ven y ya llevás

20 años como entrenador ¿Qué fue lo más difícil que tuviste que afrontar para ser técnico?- En primer lugar, que me tocó arran-car dirigiendo Atlético de Rafaela con 30 años, donde muchos de los jugadores eran compañeros míos. En segundo lugar, porque me tocó también, durante los primeros años, tener en el plantel a jugadores que eran mayores que yo.

- ¿Cuándo supiste que ibas a ser técnico?- Cuando empecé a jugar al fútbol. Tuve como técnico a Horacio Bon-giovanni, y él me veía cuestiones de

mando y de liderazgo dentro de la cancha. Yo hablaba con los rivales, con el árbitro, con todo el mundo. En ese momento, era estudiante de ingeniería química y le había pedido a mi viejo que me dejara ser jugador de fútbol, porque ingeniero podía ser a los 40 años.

- Los técnicos han sido histórica-mente catalogados como defen-sivos, líricos, para equipos chicos, entre otros rótulos ¿Cómo convivís con eso?- Lamentablemente nuestra idiosin-crasia es así. Nuestro país se ha forja-do con la dicotomía permanente de vivir en los extremos. Te meten muy rápido los rótulos y te dicen que vos sos determinada cosa. Son batallas que ya no doy. Me quieren decir que soy defensivo, que soy del ascenso, estará en quien lo diga.

- ¿Te encerrás en un esquema o armás los equipos a partir de los jugadores que tenés?- Los esquemas están en función de los jugadores. Por eso el entrenador compite antes que todos los demás; antes que los dirigentes, los jugado-res, los periodistas y la gente. Porque cuando uno analiza un plantel, debe antes analizar cómo va a ser la com-petencia. Y, muchas veces, el equipo está más en la cabeza del entrenador que en la realidad del campo de jue-go. - ¿Sigue habiendo un buen semi-llero en el fútbol argentino, o lo hemos perdido?- Sigue habiendo muy buenos juga-dores. Creo que lo que se ha perdido es la formación. Se está apurando la formación porque no se está traba-jando sobre ella.

- Bilardo dice que tenemos diez candidatos a presidente en Ar-gentina pero no encontramos un lateral para que juegue en la selec-ción. - Hay jugadores. En el documento de identidad del argentino está el fút-bol como un sentimiento plasmado

Cuando comenzamos a gestionar la nota, el panorama de Arsenal no era el adecuado como para que su técni-co se encontrara en la mejores condi-ciones anímicas. Una racha negativa de resultados dejó al campeón en una situación incómoda en la tabla y en la consideración general. Pero el fútbol, que tiene mucho de histeria y deja algo de raciocinio para quien quiera servirse, siempre te da otra oportunidad, otra chance, que permite sacar la cabeza fuera del agua y poder res-pirar. Con los pies en la tierra y lejos (muy lejos) de ese vér-tigo, podemos ubicar a Gustavo Alfaro. Un entrenador que ha logra-do meterse en la historia grande del club. Una charla distendida con uno de esos personajes que prestigian al fútbol argentino por su sencillez y su insistencia para hablar de fútbol, co-rriéndose de la periferia mediática que transforma al deporte en show.

- Qué vueltas que tiene el fútbol. Cuando parecía que todo era cues-ta abajo, llegó la final de la Super-copa Argentina y Arsenal obtuvo una coronación histórica ante Boca y por penales.- El fútbol argentino es muy cam-biante. Cuesta tener regularidad. Le

“Los entrenadores arrancamos con

el ciento por ciento de crédito afuera

de la cancha y morimos enterrados sin crédito en la mitad de la cancha”.

21

a fuego. No tene-mos formadores. Estamos fallando nosotros. Uno puede decir que hay crisis en la educación, pero ¿por qué? Porque no tenés un pro-yecto educativo, porque los profe-sores no están capacitados, porque la metodología de enseñanza no es buena ¿Debemos ver por qué el alumno no presta atención? Hoy por hoy, considero que los entrenadores estamos fallando en los conceptos que le estamos volcando a los juga-dores. Hay un proceso de formación que está fallando, donde los mejores entrenadores, en lugar de estar diri-giendo en Primera División, tendrían que estar en las inferiores.

- ¿Y cómo se configura a esos for-madores? ¿Qué hace falta?- Es un poco de todo. Porque hoy el entrenador se desespera por entre-nar en Primera. Siempre le he dicho a mis dirigidos que quieren ser en-trenadores que la distancia que hay entre estar adentro y estar afuera de la cancha no son esos diez cen-tímetros que mide la línea de cal; es mucho más difícil estar afuera. Se requieren de muchas cosas para ser entrenador.

- ¿En Arsenal pasó algo distinto a lo que venís hablando?, porque conformaste un plantel de chicos que se hicieron grandes en poco tiempo.- Toda mi vida fui jugador del club y sé las postergaciones a las que está sometido el jugador que es del club. A igualdad de condiciones siempre le doy más posibilidades al que es juga-dor del club. Defiendo al jugador del club, lucho para que le mejoren los contratos. Te aclaro que no les regalo nada; me tienen que demostrar que son iguales o mejores a los de afuera.

- ¿Cómo se escapa de la histeria que reina al fútbol argentino? ¿Tiene que descender desde la

dirigencia o se cambia desde otros ámbitos?- Tiene que ve-nir desde arriba. Los contratos hay que cumplirlos. Me duele cuando echan a un entre-

nador y se queda sin trabajo. Pero también me duele, de la misma ma-nera, que un entrenador rompa su contrato para irse a trabajar a otro lu-gar. Los entrenadores arrancamos con el ciento por ciento de crédito afuera de la cancha y morimos enterrados sin crédito en la mitad de la cancha. Porque muchas veces los dirigentes no sólo se bajan del tren, sino que terminan tirándole piedras al tren. El camino al éxito no es una línea recta. No hay que descartar que se puedan tener algunos fracasos parciales.

- ¿Podemos ver a Arsenal como una trinchera dentro de esto que hablás? Pareciera que tendría que ser por demás seductor un proyec-to para que te tiente irte del club.- Sí, es difícil. Porque si bien no quie-ro que me den garantías, la de San Lorenzo no me la quiero comer más. Cuando llegué a San Lorenzo estaban con todo el proyecto de los pibes. Cuando fuimos a pedir jugadores para armar un plantel no había plata

“Dios nos dijo a los entrenadores que existe

una sola forma de entrar al Paraíso

mintiendo: engañando a un periodista”.

¿Para qué me voy a ir de nuevo a esos lugares si ya conozco la realidad y las cosas no van a cambiar? Arsenal me ha demostrado que cuando hemos pasado momentos críticos el presi-dente estuvo presente, habló con los jugadores y se puso a la par mía.

- ¿Cómo convivís con el hecho de ser parte de la historia gloriosa del club?- Siempre le digo a los jugadores que el fútbol es presente. No podemos vivir de las conquistas del pasado. Soy un agradecido a las cosas que viví, pero lo importante es lo que te-nemos adelante.

- ¿Te sigue jodiendo que desvalo-ricen los méritos de Arsenal por ser el equipo de Grondona o ya lo superaste?- Son las verdades impuestas que es-tán en el ambiente. Hemos luchado contra todo eso, pero ya no la doy a esa batalla. Einstein decía que es mu-cho más fácil desactivar un átomo, que un preconcepto. Entonces, no voy a luchar contra un prejuicio. Que piensen y digan lo que quieran.

- Pero más allá de lo que pasa en el club, te hemos escuchado hablar bien de Grondona.- Sí, por supuesto. Lógicamente que en un proceso tan largo hay puntos

22

Argentina modelo SabellaLa ilusión que despertó la selección en 2012 no sólo se ve reflejada en las boleterías colmadas de los estadios donde juega por Eliminatorias, sino que entendidos como Alfaro ven buenos nuevos aires.

- ¿Cómo ves a la selección?- La veo muy bien. Creo que está recuperando la identidad. Se lo dije a Alejandro (Sabella) un día que vino a ver el entrenamiento nuestro. Le dije que me gustaba porque me da la sensación que lo hizo terrenal a este equi-po. Daba la sensación de que la selección era nuestra sólo en los mundia-les. Hoy el equipo va a cualquier punto del país y revienta las boleterías. - Es un cambio estructural.- Veo un cambio de conducta en cuanto al manejo de los jugadores. Estoy cansado de que me expliquen los fracasos siempre las mismas personas. Y resulta que termina un proceso y el único que se va es el entrenador ¿Hasta qué punto la responsabilidad nunca les va a caber a los jugadores que están en la selección? Los jugadores tienen que saber que la selección Argentina es gloria, no es plata. Ser campeón del mundo es un hecho que queda grabado para toda la historia, para toda la vida y para toda la gente. Pueden tener toda la plata en una cuenta bancaria, pero lo que yo quiero es que tengan gloria. Y para tener gloria, tienen que tener hambre.

flacos y lugares donde se le pue-da pegar. Segura-mente, también se podrían haber hecho las cosas mejor, sin dudas. Pero me tocó vi-vir la realidad de Grondona fuera

del país, en mundiales, en eventos in-ternacionales, y el respeto que le tie-nen es impresionante. Es el número dos del mundo y no habla otro idio-ma que el español. Ahí es donde me pregunto: ¿alcanza con la viveza para estar en ese lugar? Me parece que se requiere algo más que viveza.

- ¿Tuviste referentes o modelos en tu vida profesional?- No tuve un maestro espiritual que me marque el camino. Tenía 30 años y no sabía dónde estaba parado. Y a los 34 años estaba dirigiendo a Quilmes en el Nacional B. En ese in-terín en Quilmes, lo fui a conocer a Pasarella cuando dirigía la selección; conocí a Bilardo, al “Flaco” Menotti, Griguol, Basile, Pekerman, Tocalli; iba a verlos a todos, los escuchaba y tra-taba de sacar lo mejor de cada uno. Me fui transformando en un ladrón profesional. Porque les robé todas las ideas a ellos y traté de ir transfor-mándolas en mías.

- Hablamos de los preconceptos y los rótulos que la prensa te va po-niendo. Imaginemos un hipotético paraíso en donde los periodistas sólo se dediquen a hablar y anali-zar el juego ¿Qué nos aconsejarías no dejar de lado en esa tarea?- La sociedad consume el morbo. No planteamos debates de fútbol. Son muy pocos los que hablan de la problemática del fútbol desde el juego mismo. Lamentablemente, uno termina “poniéndose el cassette” y armando las respuestas pensando mucho más lo que dice y no decir lo que piensa. Dios nos dijo a los entre-nadores que existe una sola forma de entrar al Paraíso mintiendo: enga-ñando a un periodista.

“Muchas veces los dirigentes no sólo se

bajan del tren, sino que terminan tirándole

piedras al tren. El camino al éxito no es una línea

recta”.

23

La rompió

El homenaje silencioso

La sensación primaria que despierta la producción de esta nota, es la de que el homenaje en cuestión está fuera de tiempo. Tirado de los pelos. Aún atado con alambres, la recolección de frutos dice que es justo, y necesario. No sería correcto obviar los gallardos logros de Arsenal de Sarandí en el último año por la simple razón de que adolezca de popularidad. Como tampoco lo sería dejar de lado su siempre creciente historia que ha concluido en los éxitos recientes o su inevitable vinculación con la familia Grondona y todos los fantasmas que eso conlleva. Más tarde o más temprano, el reciente campeón de la Super-copa Argentina obtendría el espacio que en la cancha se ganó en forma legítima.

Que Arsenal, el equipo más joven de la Primera Di-visión, es la “Cenicienta” del fútbol argentino, nadie lo discute. Como la pobre y bella princesa condenada para siempre al ostracismo de los más grandes y pudientes, el conjunto de Sarandí llegó a la fi esta de la Primera prome-diando el 2001 sin zapatos de cristal y logró prolongar un hechizo que ya lleva once temporadas.

Con humildad y compromiso, Arsenal fue silencio-samente mutando de ser una piedra en el zapato de los rivales de turno hasta convertirse en serio candidato a li-derar un fútbol argentino mucho más devaluado que el que supiera encontrar hace más de una década. En ese declive y de la mano de un astuto entrenador como lo es Gustavo Alfaro, la institución de Sarandí mantuvo fi deli-dad con su línea cronológica y creciendo equilibrado, se consagró.

Si ya en 2007 la prensa capitalina, acaso poco seduci-da por el escaso marketing que produciría el equipo con menos hinchas de la elite nacional, califi caba la conquista de la Copa Sudamericana como una gesta humilde y ca-sual; que la obtención del último Clausura por parte del “Arse” fuese la menos publicitada del siglo XXI es un deta-lle que no debería sorprender ni a propios ni a extraños.

En ese silencio que tan bien le sienta, el pasado 7 de noviembre un grupo de jugadores experimentados y ju-veniles aullaron en los vestuarios del estadio sanjuanino gritos contra Mourinho que casi nadie escuchó. Pocas lu-ces iluminaron la nueva estrella que aun así brillaba en el fi rmamento celeste y rojo; la mayoría se preguntaba que haría Julio César Falcioni tras la derrota de Boca Juniors en la Supercopa nacional. Arsenal escribía de nuevo una página histórica en su cuaderno que de a poco colorea las páginas. Habían pasado poco más de 55 años desde

su nacimiento, bastante menos de los que ostenta la Uni-versidad que hace posible esta nota, y Arsenal ya podía ver legítimo lo que para muchos era un sueño de poder enfrentarse al Real Madrid.

Es difícil de imaginar, de todas formas, cuantos sim-patizantes más tendría el conjunto del Viaducto si no es-tuviera sindicalizado tan intensamente con la familia de la ferretería. La institución de Sarandí rompe con todos los esquemas de quienes despiertan pasiones en Argen-tina. Es el chiquito que nace del pantano y lucha contra los gigantes y que, con la cara abollada por los golpes y sobre el fi nal, gana por tarjetas en fallo dividido pero imposible de apelar. Será motivo de investigación so-ciológica dentro de unos años cuando, derrocado el rey, la suerte y el tiempo decidan qué lugar merece el “Arse” en realidad. Es posible que el lector no haya encontrado atractivo sufi ciente para llegar a este punto de la nota: las disculpas están presentes, pero no hay mucho más que agregar. Quedará Juan Martín Del Potro en el tin-tero del reconocimiento de los exitosos de noviembre. Desde Al Trote nos decidimos por este homenaje res-petuoso, tan silencioso y merecido como los recientes títulos de Arsenal.

No podíamos cerrar 2012 sin hacer una mención a Arsenal de Sarandí.El más joven de los clubes de primera, se transformó en el más ganador

del año con torneo local y Supercopa Argentina.

Foto: Télam

24

Fue un sábado con poca gente en las calles de la ciudad de Buenos Aires. Llegamos a Radio Continental a la cita que había sido pautada para las 15 horas, y Matías Canillán nos reci-bió con gentileza al finalizar el pro-grama Por Deporte, que actualmente conduce. El periodista integra desde hace 12 años el equipo de Compe-tencia y es relator en las transmisio-nes de Primera División del Fútbol Argentino. Además forma parte del ciclo Destino Deporte que se emite por la señal latinoamericana de HBO. Y desde este año, comenzó a trabajar en el canal 360TV.Con una carrera en ascenso, a base de esfuerzo, dedicación y voluntad, su trabajo lo destaca como alguien prestigioso que honra la profesión. Desde chico siempre tuvo clara su vocación, y hoy afirma que pudo

De buena fuente

“Me interesa tratar de servirle a la profesión”Junto al periodista Matías Canillán

reflexionamos acerca del deporte,

el fútbol y los medios de comunicación.

También nos metemos en el mundo

de la radio y aprendemos de su

experiencia profesional, constituida

en compañía de Víctor Hugo Morales,

Alejandro Apo y Osvaldo Wehbe.

Por Luciana Caro

25

cumplir todos sus sueños laborales al lado de Víctor Hugo Morales: “El tipo que me inspiró en mi carrera, marcó mi vida, porque yo me dedi-qué a esto por mi admiración a él”, dice Canillán. En una interesante charla nos deja sus vivencias en el periodismo.

- Con la implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Au-diovisual, ¿qué cambios se produ-cirán en la profesión? - Todo aquello que sirva para mul-tiplicar los espacios en los que se puede trabajar. Pero además, que sean alternativas para que la gente se acerque a aquello con lo que está más de acuerdo. Con la posibilidad de escuchar algo distinto, permite que cada uno pueda hacer un re-corte de lo que le parece más inte-resante de una diversidad mucho mayor. Eso es lo que creo que hoy falta y lo que me resulta más atracti-vo. Porque actualmente hay un mis-mo discurso que se replica en una cantidad muy grande de medios y que parece transformarse en una realidad establecida.

- Hay muchos jóvenes que deciden estudiar periodismo deportivo, no tanto por vocación, sino como una forma de ser famosos en los medios, hacerse amigos de los téc-nicos, jugadores ¿Cómo ves esta realidad?- En parte es la explicación de cómo está el periodismo deportivo actual-mente. Depende mucho de cuál es el real incentivo que tenés en acercarte a la profesión. Si vos tenés como fina-lidad en tu vida ser periodista depor-tivo, o si te acercás como medio para poder acceder a otro lugar. Y eso ter-mina siendo en muchos casos nocivo para la profesión, porque a muchos de los que aparecen no les importa qué hacen en tanto periodistas deportivos porque su objetivo es otro.

- ¿Eso se nota en la actualidad?- Sí. Y al mismo tiempo, es perjudicial para los chicos porque se crea una especie de idealización de lo que re-

presenta: acercamiento a los prota-gonistas, grandes sumas de dinero, y después la profesión impone que haya muchas circunstancias, que si lo que te alentó no fue una cuestión vo-cacional, sino un intento de saltar a la fama, te va a hacer estrellar contra la realidad de una manera muy brusca. Porque en muchos casos, hay chicos que tienen que empezar trabajando en gráfica, y si la verdad te acercaste a la profesión por una cuestión de tratar de tener trascendencia y no porque te gustó o te atrajo, no es de-masiado estimulante.

- ¿Es tan difícil hacer un buen pro-grama deportivo hoy? - Que tenga buen contenido es complicado. Esta nueva faceta del periodismo deportivo mucho más superficial, mucho más cercano al periodismo de espectáculos, está relacionada también con que es una corriente que surge a partir de lo que significó la venta de los dere-chos de televisión al Grupo Clarín y a Torneos y Competencias, por parte de la AFA. Hay un inmenso interés empresarial en sostener ese negocio que le permitió ganar millones y mi-llones de dólares al grupo. Una em-presa de medios de comunicación se transformó en socia de la Asocia-ción del Fútbol Argentino. Entonces ahí viene la tensión; ¿reflejo lo malo que pasa en AFA o lo oculto porque lo que priorizo es mi interés empre-sarial de mantener este negocio que conseguí?

- ¿Quién está ganado esa batalla?- Ganó el interés empresarial y eso tuvo una correspondencia in-mediata en el laburo periodístico. Como la gran producción o la pro-fundidad tiene que ver con mucho trabajo y sobre todo independen-cia, hoy parece muy difícil que en cualquier medio se pueda hacer un programa periodístico en deportes con profundidad y contenido.

- En el último tiempo se han dado algunos cambios en el fútbol ar-gentino, ¿creés que también es

“Hoy parece muy difícil que en cualquier medio

de comunicación se pueda hacer un

programa periodístico en deportes con

profundidad y contenido”.

una consecuencia de cómo está ahora la Selección? - Coincido; hay que separar por eta-pas. La selección Argentina tuvo, desde que Grondona es presidente de AFA, una especie de línea muy marcada, de apostar por un entre-nador que a su vez traía un proyec-to y ese entrenador se lo sostenía pese a cualquier tipo de presión posible hasta el final. El caso emble-mático fue el de Bilardo, que cuan-do asumió, al equipo no le iba bien, y se lo sostuvo pese a la presión del gobierno para que lo sacaran del cargo en México 86. Grondona se jugó con Bilardo y terminó sien-do campeón del mundo y después subcampeón.

- Después pasaron varios entrena-dores más, ¿qué cambió?- Al margen de los entrenadores que pasaron desde mediados de los 90 para acá, también la selección se transformó, para Grondona, en un lugar mucho más relacionado con

26

to, y que en general termina no te-niendo éxito porque la dirigencia en el fútbol y en el resto de los depor-tes, es de cuarta categoría, es pési-ma. Me ha tocado vivirlo en Juegos Olímpicos. Mientras los deportistas intentaban obtener lugares para po-der ir a entrenarse, porque a la tarde competían, los dirigentes del Comité Olímpico Argentino estaban reven-diendo entradas que recibían de ma-nera gratuita; y esto me lo contaron los atletas.

- No es un panorama alentador.- Ante ese escenario, que lleguen Las Leonas a donde llegaron, es un mila-gro; que Walter Pérez y Juan Curuchet hayan llegado a la medalla de oro en Beijing es un milagro; son todos mi-lagros. La pregunta en realidad no es ¿por qué el deporte argentino está cómo está?, sino ¿cómo puede ser que estando cómo está el deporte nacional todavía haya atletas que lo consiguen?

- Teniendo en cuenta dos grandes ejemplos como son Viviana Vila y Ángela Lerena, ¿cómo ves la inser-ción de la mujer en el periodismo deportivo y las críticas que reciben por su condición de género?- Quizás se tiene puesto el foco en Viviana Vila, en tanto que es mujer y que cualquier cosa que diga puede resultar o sonar a una generalidad, o algo no demasiado profundo se la castiga, y no se fijan que hay un montón de hombres que, solamente por su condición, logran diluir una cantidad de estupideces que dicen todo el tiempo. El recorrido de Vivia-na es muy privilegiado en algunos aspectos; es la primera, y al mismo tiempo también tortuoso, porque es aquella que va a tener que recibir to-dos los raspones que las que vengan de atrás ya no van a recibir. Después, lo otro es tan retrogrado que me da muchísima bronca.

- Fue una apuesta importante de Fútbol Para Todos.- Claro. Como el Fútbol Para Todos iba a tomar una decisión muy arries-

la posibilidad de hacer negocios, que con una posibilidad competiti-va de tener a la selección en lo más alto del mundo. Los jugadores están, pero esta misma corriente perio-dística y de dirigentes, trataron de trasladar a la gente una sensación por la cual la impresión era que los que fracasaban eran los jugadores y no todo lo que venía atrás a sostener un proceso. Eso también tiene que ver con lo que se mueve alrededor de la selección argentina, porque es otro negocio que Grondona termi-nó explotando comercialmente y se terminó impidiendo que floreciera deportivamente.

- ¿Cómo ves en la actualidad la di-rigencia deportiva?- Argentina tiene un extraordinario capital humano, de energía y talen-

Una carrera en construcción

Matías Canillán encontró en Víctor Hugo Morales no sólo un referente periodístico, sino también un padre de la profesión. Fue él quien le abrió las puertas de Competencia y el que le dio la posibilidad de cumplir un sueño que se hizo esperar: ser relator.

La incertidumbre y los nervios lógicos de explorar un nuevo oficio, más allá de que en su intimidad se haya parado miles de veces frente a un espejo a emular al relator uruguayo o al “Turco” Wehbe, fueron merman-do hasta convertirlo en un relator estable de la emisora.

Pero a pesar de su nueva faceta, quedará en el recuerdo su labor como periodista de estudio en las maratónicas transmisiones dominica-les. Una tarea silenciosa, casi marginada de la consideración del público, que demanda una de las mayores exigencias en la labor del periodista. Aunque esa gimnasia para procesar un abanico de informaciones varia-das le permitió ser uno de los elegidos para realizar la cobertura de los Juegos Olímpicos disputados en Londres.

Durante una semana, Canillán fue el sustento periodístico que brindó Radio Continental, en conjunto con Víctor Hugo, realizando una soberbia tarea in situ. El desgaste que implica realizar un trabajo de esa magnitud, se vio compensado con la satisfacción de poder ser testigo vivo del ma-yor acontecimiento deportivo a nivel mundial.

Una carrera que se construye desde el anonimato que permite la ra-dio, creciendo a pasos firmes por el camino del periodismo por el que bregamos desde Al Trote.

“La dirigencia deportiva de Argentina en el fútbol

y en el resto de los deportes es de cuarta

categoría”.

27

gada que era poner mujeres, no po-día poner a cualquiera, estaba claro. Porque hay muchas chicas que tra-bajan en el periodismo deportivo. Muchas de ellas no se dedican a analizar partidos. Van y hacen notas. FPT decidió poner mujeres, y ya que era tan arriesgado, tenía que elegir a las mejores. Para esto, tenés que aplicar un criterio de selección muy estricto, y ojalá hubiesen hecho eso con los hombres. Esto lo que gene-ra es la posibilidad de que mujeres como Viviana Vila y Ángela Lerena lleguen a ese sitio porque están más preparadas que muchos de los hombres.

- Una anécdota o frase que te haya marcado que te dijo Víctor Hugo Morales para tu profesión. - Como hechos que me han pasado acá son un montón; son 12 años y viví todo este tiempo rodeado por Víctor Hugo, por Alejandro Apo, por Osvaldo Wehbe; son tipos que además de ser monstruos en lo que hacen, tienen un espíritu docente permanente. La verdad que en todos los roles que ocupé, no solamente me aconsejaron, sino que yo les pedí consejos.

- ¿Qué fue lo que más te quedó de ellos?- Hay muchísimas historias de co-sas que han pasado y que te que-dan como lección, pero más allá de algo concreto, lo más importante es que ellos en todo momento nos fueron instruyendo. Es algo que si te fijás es habitual y en todos los programas de esta gente que men-ciono, que ya se naturalizó que tie-ne que ver siempre con nombrar al compañero, jamás atribuirse algo que no es propio, siempre men-cionar aquel que va a salir al aire, darle un lugar, valorar lo que el otro aporta. Eso es mucho más im-portante que lo que se transmite en los programas; es un valor que tiene que ver con el respeto por el trabajo del otro, porque eso es lo que después te permite exigir res-peto por tu trabajo.

- ¿Qué conservás de ese periodista que eras antes de entrar a trabajar a Continental?- Por suerte poco. Creo que en mu-chos aspectos mejoré y traté de hacer una especie de reeducación de todo lo que aprendí de manera teórica para aplicarlo en el trabajo cotidiano. Lo que sí conservo, y por lo menos es lo que siento y espe-ro que me dure siempre, es tener en claro por qué quise empezar a hacer esto. ¿Cuál es mi deseo para mi vida profesional? No quiero trascender. No me interesa ser co-nocido.

- ¿No te interesa la luz de la fama?- La verdad, me costaría mucho per-der el anonimato. A lo que aspiro es a eso, y por suerte acá puedo ha-cerlo. Mantener aquellas cosas que cuando era chico y escuchaba a Víc-tor Hugo me decidieron a ser perio-dista deportivo. Asumir esos riesgos, bancar la que venga, respetando las cosas como tienen que ser, siempre dentro de los márgenes del buen hablar y del lenguaje, que no termi-ne siendo acusatorio. Pero siempre opinar lo que uno cree y con la cer-teza de que el único interés que hay detrás es la propia conciencia. No debe haber ninguna otra participa-

ción, ni nada del entorno que pueda llegar a condicionarte. Simplemen-te me interesa tratar de servirle a la profesión y sentir que fui alguien; que aquello que creía que la profe-sión merecía, lo dí.

- En varias entrevistas has dicho que en Continental cumpliste to-dos tus sueños ¿Te queda algo por concretar?- No, la verdad que no. Va más allá de eso porque acá hice cosas que ni siquiera me había imaginado que podía hacer. Cuando crecí ya sabía que quería hacer esto, tenía como sueño máximo llegar alguna vez a trabajar con Víctor Hugo, porque él era la inspiración que yo tenía desde chico para ser periodista deportivo y ahí se terminaba. Haber labura-do acá junto a él, haber comentado partidos al lado suyo, haber viajado con él, haberlo visto relatar las dos finales Olímpicas de fútbol y de bás-quet en Atenas 2004, haber ido a Campeonatos del Mundo con él, y haber terminado relatando fútbol en Continental es algo que realmente no me imaginaba. Por lo tanto, no va a haber nada, de lo que me pase de acá al final, que pueda superar el hecho de haber compartido con él todas esas cosas.

28

Futuro trotador

Una de las grandes esperanzas de Estudiantes, Joaquín Correa, dialogó con Al Trote acerca de sus ganas de se-guir adelante, sus sacrificios y su sueño de consolidarse en la primera “pincharrata”. “El tucu”, como lo apodan en el seno del club, es uno de los “pichones” de Juan Sebastián Verón. Con la tranquilidad que generalmente se le asigna a los tucumanos y la desfachatez de un chiquito y habi-lidoso, Correa juega de enganche, posición que muchas

Por Fernando Labal

veces produce debate en el fútbol argentino; pero él mis-mo se propone cambiar esa situación. Una promesa que dentro de muy poco puede ser realidad.

- ¿Cómo arrancaste en el fútbol?- Arranqué a jugar en “la cocha”, cerca de mi casa, siempre en cancha grande. Luego, a los once años me fui a River, pero era muy chico, y como extrañaba me volví. Soy de Juan Bautista Alberdi, al sur de Tucumán. Después, cuan-do regresé, estuve un año en mi casa, y me fui a Renato Cesarini, en Rosario. Ahí permanecí dos años. Luego lle-gué a Estudiantes, donde hacen pruebas permanente-mente; y a los 14 me quedé acá, a fines de novena.

- ¿Cómo fue ese comienzo en Estudiantes?- Empecé jugando en la Liga Metropolitana, porque de-cían que era muy chico; era petiso y flaco; ahora crecí de golpe. Ya en séptima arranqué jugando en AFA, dirigido por Custodio Méndez. Ese año fue cuando estuve en la selección, y me sentí muy bien. Custodio es uno de los mejores.

- ¿Te definís como un enganche natural?- No sé si así, pero cuando ingresé en otras posiciones me costó. Me gusta jugar suelto, y somos muchos, por lo me-nos de mi camada y más grandes también que tenemos ese estilo. Paredes, que estuvo conmigo en el sub 17, jue-ga así y va a triunfar en Boca, no tengo dudas.

- Escalaste rápido en algunas divisiones.- Sí, jugué un par de partidos en sexta, y me subieron a quinta. Ese mismo año jugué algunos partidos en reserva

“Ojalá se empiece a dar cabida nuevamente a los enganches”

Joaquín Correa se luce en las

juveniles de Estudiantes y aspira

a pegar el gran salto. Lejos

de querer colgarnos medallas

en un futuro cercano,

nos interesó el aire romántico

de un “chiquilín” que reivindica

una posición en peligro

de extinción.

29

también, fue todo muy rápido. Siem-pre jugué con jugadores más grandes que yo. En cuarta jugué muy pocos partidos, de quinta ya pasé a reserva. Y Después de seis meses, firmé contrato con primera.

- Después de la primera experiencia en River, ¿aprendiste y asumiste que debías dejar tu Tucumán natal para triunfar en el fútbol?- Sí, lo que pasa es que siempre me gustó mucho el fútbol, era lo que quería. Cuando era más chico no aguantaba estar a tantos kilómetros, por más que mis padres viaja-ban seguido. Pero ahora, también me visitan corrido y me apoyan, no me puedo quejar.

- Cuando llegaste a Estudiantes, ¿fuiste a la pensión?- Sí, estuve en la pensión dos años. Luego, dos más en la del country de City Bell. En la pensión se me hizo más llevadero porque encontré muchos amigos. Además, por ejemplo, en River no podía salir. Buenos Aires es otra cosa. Acá estuve siempre cómodo.

- ¿Cuáles son tus referentes futbolísticos?- Soy hincha de River. Vi muchos videos de Enzo Fran-cescoli, pero el mejor de todos, para mí, fue Zidane. Miro mucho fútbol, aunque de acá no tanto; al no jugarse con enganche. Aimar siempre me gustó mucho y trato de co-piarle cosas, al igual que a D’alessandro y Pastore.

- ¿Qué opinás cuando dicen que no existen más en-ganches?- Ahora me están poniendo más de delantero o media punta, pero siem-pre me tiro atrás. Mayormente siem-pre me tocó de enganche. En otros clubes, igualmente, se ven muchos jugadores que cumplen esa función: Cazares de River, en Boca está Pare-des, y muchos otros. Riquelme es un crack, eso nadie lo discute, pero a mí me gusta el juego más dinámico, es lo que exigen acá, porque se acortan los tiempos.

- ¿Cómo fue el debut en primera?- Me morí. Me pasó todo por la cabeza. Toque la pelota y fue algo único. Des-pués tuve que entrar por Verón, en la despedida. El primer partido, por suer-te, no me puse nervioso, antes sí. Antes de entrar estaba con muchas sensa-ciones distintas. La primera pelota que tocás es fundamental. Si no te sale la primera, ya arrancás mal.

“No creo que sea la mejor

opción irse de chico.

Si te consolidas acá

y jugas bien, después

lo podés hacer

en cualquier lado”.

- ¿Cómo fue estar al lado de “La bruja”?- Siempre tuve el respaldo de él. Me ha-blaba todos los días, cuando entrená-bamos y jugábamos. Antes del debut me habló; yo ya sabía que iba a entrar, y me tuvo casi cinco minutos diciéndo-me muchas cosas. En los entrenamien-tos también nos hablaba, aunque no tenía problemas en enojarse y nos in-sultaba, pero quedaba ahí, siempre es

un aprendizaje. Fue un privilegio estar con él.

- ¿Y cómo es ahora estar sin Verón?- Es otra cosa. Él era todo. Era un líder en todas las áreas del club, y estaría bueno que esté más cerca porque nos ayudaría mucho a los más chicos. Siempre tuvo buen tra-to con los que recién empezamos, y la verdad que su au-sencia se nota mucho. Cuando estaba era todo: técnico, mánager y jugador.

- Decías que cuando eras más chico te relegaban por ser de baja altura y flaco.- Sí, y hasta hoy me siguen haciendo trabajos especiales. En octava era muy chico y flaco, y era fundamental el físi-co, me costó mucho. Sigo siendo chico, pero cuando subí a sexta y quinta pegué el estirón, sumado a que siempre los profesores me hicieron hacer rutinas y dietas especia-les. Recuerdo que en la pensión me exigían que coma.

- Y de los que enfrentaste en inferiores, ¿cuál era el que siempre se destacaba?- Lucas Ocampos, sin dudas. Recuerdo que en séptima, cuando lo compró River, hacía la diferencia. Es muy habili-

doso, técnico, rápido e inteligente.

- A los enganches ahora los tiran de volantes por los costados.- Sí, es así. Si tengo que jugar de otra cosa, juego. Pero quiero jugar en mi po-sición, porque es donde más cómodo me siento, y donde puedo demostrar realmente lo que puedo dar. Ojalá se empiece a dar más cabida, nuevamente, a los enganches. Paredes por suerte está

teniendo buenos partidos, me alegra por él, porque es una excelente persona.

- Hubo trascendidos que podés irte a jugar afuera; el Benfica de Portugal se fijó en vos.- Sí, se habló del Benfica por el tema de Enzo Pérez. Pero yo quiero jugar prime-ro, y en Estudiantes. No creo que sea la mejor opción irse de chico. Si te conso-lidas acá y jugas bien, después lo podés hacer en cualquier lado.

“Verón era un líder en

todas las áreas del club,

y estaría bueno que esté

más cerca porque nos

ayudaría mucho a

nosotros, los más chicos”.

30

La característica más destacable de Ig-nacio Copani es su frontalidad. Porque se embarcó en el camino de la música buscando ser un cantante popular, sin dejar de mostrar su amor por el pero-nismo y por River. Lejos de encajonarse en canciones de amor que lo resguar-daran de las críticas, se lanzó a defender sus banderas militantes y futboleras.Mamó desde la cuna las historias del General y Evita, en plena época de proscripción del peronismo. Recuer-da su primera vez en el Monumental, allá por los 60, como “una explosión de color y emoción”, en un período donde el “Millonario” penaba por la obtención de títulos.Hoy, en su barrio adoptivo de Caba-llito, se transforma en un defensor, a ultranza, de la gran historia de River y del modelo político kirchnerista.Como ayer, como hoy, como maña-na, Copani le cuenta a Al Trote lo que piensa y siente sin filtros ni pruritos.

- Tenés más de 30 discos editados, pero se te identifica fuertemente con los que le dedicaste a River.- Es parte de mi identidad. Además, no es que son cantitos de hinchada,

Se cansó de tener mujeres y atar con alambre situaciones engorrosas. Gozó los títulos de River y puso el pecho cuando tocó el descenso. Se enamoró del kirchnerismo y repudió en canción la traición de Cobos. Así es Copani. El elegido de Al Trote para charlar sobre música, fútbol y otras yerbas.

A rodar la guitarra

Por: Lucas Mateo / Fotos: Jota´s Fotografía

“Un artista puede ser popular aunque toque en un bar con dos mesas”

ni oportunismos de determinada si-tuación. De hecho, el último que hice se llama Lado B. Lo hice cuando des-cendimos. Hubo otro que se llamó Embocados, que era una mirada de los riverplatenses a ese furor de éxito que tuvo Boca con Bianchi.

- En Embocados tuviste un acierto vaticinando que Boca no llegaría a conseguir un tricampeonato.- Por ahora es una de las pocas cosas que acerté que no logró Boca. Por-que también le auguraba que era el éxito de un semestre y me salió el “tiro por la culata”.

- Además, tenés que poner la cara en el escenario.- Sí, pero la mayoría de la gente sabe desde que lado lo hago.

- ¿Nos equivocamos si te cataloga-mos como un cantante popular?- Soy un cantante popular. Aclarando que lo popular de un artista se define desde dónde ve, desde dónde relata y a quién le relata. A veces confun-dimos con convocatoria. Un artista puede ser popular aunque toque en

31

”El otro día Macri fue al

Monumental a ver a Kiss.

Yo pregunto si cuando

tocan Serrat y Sabina

en Boca, puedo ir

a la cancha a verlos”.

un bar con dos mesas.

- ¿No te compli-có el hecho de definirte por un equipo y por un ideal político?- Desde que re-cuerdo, jamás especulé. Si en-frenté a mi viejo para poder seguir mi vocación, ¿cómo no voy a hacer las cosas que me pide el corazón porque a alguien no le va a gustar?

- ¿Han usado canciones tuyas las hinchadas?- A Lo atamos con alambre lo usó la hinchada de Racing. Después me pasaron una grabación de la hincha-da de Rosario Central y también en Uruguay. Pero no soy un creador de éxitos de la cancha. En eso están Los Decadentes o el “Negro” Heredia, que tiene temas desde hace 30 años en las canchas.

- ¿El momento de River modela tu estado de ánimo?- Absolutamente. El año en la B fue dramático. Por un lado extraño la adrenalina de los sábados. Fue irre-petible. Ojalá sea así y no se repita nunca.

- ¿Te costó hacer el disco o lo usaste como una especie de catarsis?- Fue una catarsis. Una necesidad y una responsabilidad para tratar de darle a los pibes un poco de data de lo que es River, más allá de esa debacle.

- Vos cantaste “soy de River por las glorias alcanzadas, no como otros que son hinchas de su hinchada” ¿Po-demos decir que se invirtió esa situa-ción?, porque hoy el hincha de River se jacta de llenar tribunas mientras sus vitrinas les reclaman triunfos.- River siempre fue el más convo-cante. Hubo una frase que instauró Alberto J. Armando, presidente de Boca en la década del 60, que eran “la mitad más uno”. Algo inchequea-ble. No somos hinchas de nuestra hinchada, somos hinchas del buen

juego. Además, el comportamiento de la gente de Ri-ver es ejemplar.

- Igual, el am-biente está bas-tante “caldea-do”.-El otro día Macri fue al Monumen-

tal a ver a Kiss, y caminó por ahí y vio el espectáculo. Yo te pregunto si cuando tocan Serrat y Sabina en Boca, puedo ir a la cancha a verlos. No critiquemos al público de River. Ahora, si tenés a un “nabo” como Giordano que se mete a la salida de la hinchada de River con gorro, ban-dera y todos los souvenirs de Boca, es lógico que sus últimas palabras sean “no me peguen, soy Giordano”. Al que es futbolero no le pasa eso.

- Fontanarrosa decía que los escri-tores sueñan con ser Borges o Cór-tazar y él escribía queriendo jugar como Pedernera ¿Cómo quién te hubiese gustado que te comparen entrecruzando música y fútbol?- Con Amadeo (Carrizo). Primero, por-que es el mejor arquero de la historia de River. Y además, porque aprendí a amar ese puesto. Y esa soledad que tiene el arquero, es la misma del tro-vador. Hice una canción que se llama El blues del arquero, que habla de la soledad.

- Y la canción a Palermo, Pal her-moso goleador, ¿es pura ironía o te gustaba como delantero?- Con el tiempo lo terminé querien-do. Es un buen ejemplo para la ju-ventud, aunque innegablemente fue un tipo con una gran fortuna. La can-ción dice: “Que generosa es la vida, aunque no te dio destreza. Pa´ com-pensar la partida te dio esa estampa fornida, con más culo que cabeza”.

- ¿Cómo recibiste el reconocimien-to de ciudadano destacado de la cultura entregado por la Legisla-tura Porteña?- Fue algo muy importante. No digo que sea una prenda de conciliación,

pero para tener ese título no alcanza con una mayoría del Frente para la Victoria en la Legislatura, que fueron quienes lo propusieron (el mentor fue el diputado kirchnerista Juan Ca-bandié), sino que necesitás los votos del PRO. Así que hubo una conside-ración de otros que pensaban que lo merecía.

- Mientras llevamos adelante esta charla, se viene el 8N ¿Le ves argu-mentos sólidos?- La Constitución, para que lo apren-dan los “cacerolos”, dice que el pue-blo no gobierna ni delibera si no es a través de sus representantes. Hágan-le un cacerolazo a los que sienten que los representan. Que se lo hagan a Macri, a los legisladores radicales. El contenido es destituyente.

- Se ve un vacío de contenidos, algo pergeñado de antemano que se presenta como espontáneo. Es raro.- Están ahí las convocatorias de Cecilia Pando, de los “clarinistas”, de los “ul-tra” católicos; personajes detestables de la sociedad. No sé qué quieren, que se abran las puertas y vengan las hordas como en los Simpsons donde entran y prenden fuego todo. Como argentinos nos costó muchísimo te-ner esto y lo vamos a cuidar.

32

La pelota en el medio

Vivimos en un mundo de pola-ridades. Nos oponemos porque el enfrentamiento con ese “otro” nos define a nosotros mismos. Así se construye la identidad.

En sus estudios realizados sobre el fútbol argentino, el antropólogo Eduardo Archetti narra cómo fue la construcción del fútbol nacional, modelado por oposición a los ingle-ses. Mientras los británicos practica-ban un juego basado en las nociones de equipo, la precisión y el orden, nuestros representantes se desta-caban por el amague, la gambeta, y también, por el egoísmo táctico. Esa épica se construyó como un rasgo identitario que moldeó los relatos deportivos argentinos. Para eso, ne-cesitó de un narrador que hiciera de vocero y difusor. Ahí estuvo la revista El Gráfico, que colmó sus páginas de relatos deportivos acompañados de

El diario que nos enseñó

lo que es el fútbol

una prosa épica y defensora a ultran-za de las proezas llevadas a cabo por los deportistas nativos.

Pasados los años, y en las puertas de un nuevo siglo, la identidad de nuestro fútbol es un ítem pendiente de resolución. Diferentes escuelas, pensamientos y modelos de trabajo, hicieron de la lógica del juego una máquina zigzagueante e indefinible, y no un molde.

De estos diferentes mojones, un club que marcó una época fue el Estudiantes de Osvaldo Zubeldía. Criticado por muchos por ser el “anti-fútbol”, el conjunto platense supo construir una historia ganadora, ba-sándose en una fortaleza defensiva estigmatizada hasta la actualidad. Con Carlos Bilardo como técnico, y principal alumno de Zubeldía, Estu-diantes logró ganar el torneo local en la década del 80 y alimentar más

El suplemento

deportivo de Clarín

ha generado

un histórico

y sistemático ataque

contra todo lo

cercano a Bilardo.

Como era de esperar,

Estudiantes “pagó

los platos” siendo

ninguneado

e ignorado hasta

en los momentos

de éxitos deportivos.

Por Lucas Mateo / Ilustración: MEM

33

esas bocas que escupían odio hacia ese estilo de juego.

Alfileres albicelestes

A pesar de los logros internacio-

nales, el “Pincha” no representaba ningún estorbo para los intereses comerciales de los medios perio-dísticos que siempre han visto con buenos ojos la permanencia de River y Boca -los de mayor convocatoria y, por lo tanto, los que mayor cantidad de consumidores aportan- como “po-pes” del fútbol. Aunque la designa-ción de Bilardo como seleccionador nacional abrió una grieta irreparable para todos los analistas deportivos pregoneros del buen juego.

El cambio de timón pergeñado en AFA para la conducción del repre-sentativo nacional significó un pu-ñal al lirismo. Pasar de un cultor de la dialéctica y la estética deportiva como Menotti a los postulados del trabajo defensivo y la ingeniería de la destrucción del juego rival “bilar-dista”, parecía algo imperdonable.

El pasaje del “narigón” (con título en México 86 y un segundo lugar en Italia 90) significó una especie de des-honra para el deporte de la redonda. La catarata de críticas fue dirigida no sólo al rendimiento del seleccionado per se, sino al retroceso que implica-ba “teñir” al fútbol argentino con la impronta de Estudiantes.

De todos los enemigos que supo hacerse Bilardo fue el diario Clarín, a través de su suplemento deportivo, el que más insistió por desarmar el andamiaje que intentaba construir-se. Y casi como homenajeando a esos periodistas que a través de El Gráfico construyeron la épica de “la nuestra”, Horacio Pagani se erigió como el principal opositor.

El periodista Osvaldo Fanjul tra-bajó por más de diez años en TyC Sports y vivió varias de las “chicanas”, que hasta la actualidad, se le siguen haciendo a todo lo que esté vincula-do con Estudiantes. Consultado por Al Trote, Fanjul cuenta que “la gran división se da cuando Bilardo llega a la selección. Fue después de un

partido en Europa, donde Menotti salió a criticar el juego. A partir de ahí, hubo un quiebre en la relación del Deportivo (Clarín) con Bilardo y, por consiguiente, con Estudiantes que son una misma cosa”. En la mis-ma sintonía, nos comenta que esa desaprobación se trasladó a otros productos del grupo mediático y que “con el tiempo se acrecentó con la aparición de Olé, que fue un diario que no ha tratado muy bien desde lo futbolístico a Estudiantes, y con el programa Estudio Fútbol, con Leo Fa-rinella y Pagani como caras visibles. Desde el programa cabecera del ca-nal, siempre se bajó una línea edito-rial criticando el estilo futbolístico de Estudiantes”.

La bendita manía de editorializar desinformando

Como ese viejo dicho popular

que dice “si tiene cuatro patas, ladra y mueve la cola es un perro”, pare-ciera que la política del suplemento deportivo del “gran diario argentino” dictara “si es rojo y blanco a bastones, es defensivo”. Porque las diferencias parecen no dirimirse, más allá de que la historia de Bilardo como entrena-dor “pincha” haya finalizado hace tiempo.

Un ejemplo de esto es hacer una revisión de los suplementos depor-tivos de Clarín en los días previos y posteriores a la obtención de la Copa libertadores de 2009 del equipo diri-gido, en ese entonces, por el actual entrenador de la selección argentina (sí, lamentablemente para Pagani y los defensores del “fútbol que le gusta a la gente”, Alejandro Sabella se compró todos los boletos para ser elegido como DT albiceleste).

No hace falta consultar ningún libro de lingüística, ni ser un avezado analista de discursos para detectar que el mejor modo de contrarrestar el malestar por la hazaña “pincharra-ta” fue mediante la desinformación o, si se quiere, por la cesión de mínimos espacios dentro del suplemento.

Mientras Estudiantes viajaba a Uruguay para enfrentar la segunda

semifinal ante Nacional, Clarín deci-dió darle lugar a la previa del partido entre Vélez y Huracán que definía el campeonato local. Con Gareca como entrevistado principal y una “colo-rida” nota con hinchas del “Globo”, la información del partido de Estu-diantes quedó relegada a las últimas páginas.

Los días posteriores al triunfo en tierras uruguayas y la confirmación de Cruzeiro como el rival a vencer en las finales, quedaron relegados a una posible suspensión del partido por el miedo de los hinchas visitantes de venir a un país que se encontraba en alerta por la Gripe A. Todo esto, con un campeonato finalizado y pocas noticias deportivas para rellenar. Para agregarle un “poroto” al trabajo del Deportivo, se puede rescatar una producción con jugadores del plan-tel y viejas glorias del club (a la que Bilardo no fue invitado).

Con la primera final consumada, en un empate en La Plata con sabor a poco, dentro de las imágenes de la derrota decidieron poner una foto de Bilardo. La desazón, el sabor agrio de un empate y la sensación de la eliminación, resultaron condimentos excelentes para unir a la figura del principal enemigo.

Tan incómodo parecía hablar del momento “Pincha” que, dos días antes de la final, no tuvieron infor-mación para dar, mientras que le destinaron cuatro páginas (sí, cua-tro páginas) a lo que consideraron la heroica gesta de Gimnasia por salvarse de la Promoción, luego de levantar un 0-3 ante Atlético Rafae-la. Al día siguiente, la cobertura “tri-pera” ameritó dos páginas más. Para el “Pincha”, una modesta nota con la despedida de los hinchas al plantel en Ezeiza.

Luego del rotundo triunfo en Brasil, las coberturas se correspon-dieron con el contexto. El “Pincha” fue tapa de Clarín el jueves 16 de julio de 2009, celebrando su cuarta Libertadores. A los dos días, ya no era noticia.

Mientras un pueblo festejaba, un medio sangraba por la herida.

34

Hacen camino

El 14 de septiembre se consa-gró Campeón Sudamericano Su-perwelter al derrotar al brasileño Samir Santos Barbosa, en nuestra ciudad. Ese día, se quedó con el cinturón Latino del Consejo Mun-dial de Boxeo. Pero, fiel a su estilo, Luciano Leonel Cuello no se con-forma con lo logrado hasta el mo-mento y va por más.En su currículum figura un comba-te ante Julio César Chávez Jr. -el mismo al que venció Sergio “Ma-ravilla” Martínez- en 2009 en Ti-juana, México, a quien le demostró ser mejor. Sin embargo, los jueces vieron una pelea distinta dándose-la como perdida.A punto estuvo el platense de lar-gar todo tras la derrota ante Saúl “Canelo” Álvarez ese mismo año, pero gracias al apoyo de su familia, siguió en camino.Luciano Cuello atendió a Al Trote antes de su vuelta a España. Nos acomodamos en el sillón y con Los Piojos de fondo, se prestó gustosa-mente a responder todas las pre-guntas.

Desde el under

deportivo seguimos

conociendo gente

que se desvive por

alcanzar sus metas.

Hablamos con Luciano

Cuello, un boxeador que

sueña con Las Vegas

y se anima a todo.

Incluso a Chávez Jr.

“Mi familia es mi mejor sponsor”

- ¿Cómo fueron tus comien-zos en el boxeo?- Arranqué hace aproximadamente 12 años en Chacarita de La Plata, en el barrio del cementerio. Hice las primeras peleas amateurs y me entusiasmé.

- ¿Por qué te inclinaste por este deporte?- Había cortado infantiles en el fútbol y estaba medio cansado de jugar a la pelota. Como vivía por la zona del cementerio, empecé a hacer boxeo y me gustó. - ¿En el fútbol te destacabas?- Era un jugadorazo, mediocam-pista. Jugaba en Centro Fomento desde los seis años, pero cuando uno es chico es medio rebelde y me hizo el click y dejé. También ju-gué en Cambaceres, pero ya estaba cansado del fútbol, por eso empecé boxeo.

- ¿Con qué expectativas empe-zaste?- Al principio lo tomé como un jue-go, pero me empezó a gustar con el correr del tiempo y uno empieza

a soñar, por ejemplo, con ser cam-peón.

- ¿Cómo son tus jornadas de entrenamiento?- Nos encontramos a las nueve de la mañana en una plaza en Madrid con los entrenadores y un grupo de boxeadores, y ahí encaramos la parte física. Lunes, miércoles y viernes tenemos una rutina que varía de acuerdo a la proximidad de la pelea, pero generalmente ha-cemos pesas. Por la tarde, se traba-ja la parte técnica del boxeo y los jueves corremos libre.

- ¿Cuánto hace que te radicas-te en España?- Ya hace cinco años que estoy allá.

- ¿Por qué decidiste irte?- Nos sentamos a charlar con gente de la empresa Rimer Box que me habían hecho una propuesta y de-cidí instalarme allá.

- ¿Y la familia como lo tomó?- Costó mucho, incluso hasta el día de hoy. Es duro. Pero hay objetivos

Por Joel Gentil

35

que cumplir que te incentivan a quedarte o que hacen que sea me-nos dura la estadía.

- ¿Lo positivo y negativo de vi-vir en España?- Desde lo deportivo todo es posi-tivo. Hay un gran grupo, me siento cómodo, tengo la suerte de tener buenos entrenadores y la empresa tiene mucho roce internacional. Lo negativo, si se quiere, es la distan-cia que hay. El hecho de extrañar, de estar lejos de tu familia y de tus amigos.

- Cuando arran-caste con el boxeo, ¿soñaste llegar a dónde estás hoy?- Sueño con ser campeón del mun-do, todavía no es-toy en el lugar que soñé. Estoy en camino, pero toda-vía no estoy realizado.

- ¿Aún perdura la bronca por la pelea perdida con Julio Cé-sar Chávez Jr?- No. Es tiempo pasado. Si bien me consideré ganador, sabía que tenía que noquearlo, porque estaba pe-leando en Tijuana con 22 mil mexi-canos, entonces sabía que tenía que ganar por nocaut. Cuando terminó la pelea me quedé conforme porque habían salido bien las cosas, pero lamentablemente no ganamos.

- Sin embargo, dentro del ring demostraste que el combate lo ganaste.- Fue una pelea pareja. Unos jue-ces me la dieron por perdida, por uno o dos puntos, y otros me vie-ron como ganador.

- ¿El 14 de septiembre fue una de tus fechas más importan-tes como boxeador?- Sí, fue muy grato haber vuelto a boxear en La Plata, ante mi gente, después de tanto tiempo y luego de estar un año sin pelear.

“Me gustaría pelear en el Polideportivo de Gimnasia o en el Luna. Pero el sueño mayor es pelear en

Las Vegas”.

- Si tuvieras que quedarte con una pelea, ¿cuál sería y por qué?- Con las dos peleas en México, ante “Canelo” Álvarez y Chávez Jr. Fue-ron las dos más grandes experien-cias que tuve a nivel internacional.

- ¿Alguna vez se te cruzó por la cabeza largar todo?- Mil veces. La más reciente fue después de la pelea con “Canelo” que quedé muy bajoneado. Estuve uno o dos meses sin querer entre-

nar. Cuando volví, no me hallaba, me sentía incómodo; encima no podía viajar a España por un problema de papeles. Has-ta que hablé con mi papá que me había visto mal; me dio seguridad

y me tiró mucha buena onda para seguir. Y me metí de lleno. Pero me pasó muchas veces.

- El apoyo de la familia es fun-damental.- Siempre fue incondicional. Me puedo dar el gusto de ir a entre-nar y no tener que salir a trabajar, con eso te digo todo. Mi familia es el mejor sponsor que puedo tener. Siempre estuve rodeado de buena gente, amigos que siempre me cui-daron, buenos entrenadores y pre-paradores físicos.

- Lo mejor y lo peor de Lucia-no Cuello.- Lo mejor es mi constancia para entrenar, le pongo mucha onda. Si bien no me gusta correr o hacer ciertas cosas, tengo la conducta y las ganas de meterle para adelan-te para hacer lo que quiero hacer en el boxeo. Creo que eso hace que me diferencie en algo a los rivales cuando subo al ring. Lo malo se lo tendrían que preguntar a otra per-sona, pero te puedo decir que soy vago, que tengo que tener a alguien que me diga de ir a entrenar.

- ¿Dónde te gustaría pelear?- Me gustaría pelear en el Polide-portivo de Gimnasia, eso estaría buenísimo; en el Luna Park tam-bién, pero el sueño mayor es pe-lear en Las Vegas.

- Debajo del ring, ¿tuviste que ganar muchas peleas?- Sin dudas. Como en la vida, en el boxeo te aparecen un montón de obstáculos que hay que supe-rar, sino ya estaría trabajando con mi papá. Cuando gané el título sudamericano, me dieron muchas vueltas para pelear y uno se entre-na fuerte y después te avisan que se suspende. Tuve muchas piedras en el camino, lesiones, pero de eso se trata, de ir superándote.

- Sino hubieses sido boxea-dor, ¿qué sería de tu vida?- Creo que estaría trabajando en el negocio de mi familia o estudian-do para Licenciado en Comercia-lización. Me faltaba una materia, pero como viajé a España tuve que dejar. Gracias a Dios fui boxeador porque la idea es retirarme en dos o tres años, y tengo la incentiva-ción para seguir ligado a este de-porte. Me gustaría ser promotor, manager u organizar eventos. Voy a seguir de novio con el boxeo.

36

Era una tarde fría, aunque la sensación térmica de la gente era calurosa y de mucha expectación. En realidad, ninguna persona de la ciudad hacía caso omiso a la cues-tión de la temperatura.

Transcurría el año 1986 y el sueño se acrecentaba día a día, reflejado en los rostros de cualquiera que se paseara por la plaza central, fuera al almacén de su barrio o con-curriera a la misa. Porque ese día la excitación se canaliza-ba por otro costado; el sentimiento casi se podía palpar; como una bruma de miedo, angustia e impaciencia. Sí... esa tarde la selección Argentina de fútbol enfrentaba a los ingleses y ponía en juego más que un partido. La ob-tención de un triunfo le permitiría al pueblo argentino poder establecer una mínima, pero confortable, revancha ante aquel país que pocos años atrás se había apoderado de una pequeña porción de territorio que ocupó un gran espacio en el corazón del pueblo.

Y si este escenario establecía un clima de tensión, uno de los más preocupados, seguramente, sería Ger-mán. Una derrota le significaría, más que a ninguna otra persona, una decepción muy difícil de superar.

La vida de este joven estaba atravesada por una relación de desprecio hacia ese país de las Islas Británi-cas. No sólo rechazaba todo lo que se refiriera al idioma sajón, por sus aires de superioridad y dominación, sino que su hermano fue uno de los tantos jóvenes que se comprometió con su patria a concurrir a las Malvinas, a defender con uñas y dientes (más armas que esas nun-ca obtuvieron) lo que era de ellos, y desgraciadamen-te nunca más volvió. Sin dudas, esa tarde su selección jugaba algo mucho más valioso y significativo que un pasaje a una nueva instancia en el mundial; se estaba en presencia de una segunda guerra por la reivindicación de las islas.

Germán ya les había avisado el día anterior a sus amigos que ni se les ocurriera pisar por su casa, centro de reunión para todo acontecimiento deportivo, ya que había decidido mirarlo solo en su habitación, con la sola compañía del recuerdo de su hermano. Sus compañeros, obviamente, lo respetaron sin ningún reproche.

En su interior, Germán no estaba seguro si quería, o mejor, si resistiría 90 minutos de tanta presión e incer-tidumbre. Se juró mirar el partido antes de recostarse a dormitar un rato.

El ladrido del perro de Carlos, el almacenero de al lado, actuó como despertador para la siesta de Germán, quien en realidad había podido pegar un ojo en pocos intervalos de esas casi dos horas y media de descanso. La hora del encuentro estaba próxima y la ansiedad se trans-formaba, poco a poco, en agonía.

El chirrido del agua en estado de hervor sonó en sin-tonía con el pitazo inicial del partido. Germán se marchó a su habitación, pava y mate en manos, arrimó la puerta y se acomodó a los pies de su cama. Además de volcar repetidas veces el agua sobre el acolchado y sus piernas, no llegaba nunca a concluir un mate. En un instante, se dirigió hacia la repisa, en la que se podía ver en una foto con su hermano en los tiempos de Boys Scouts junto a la formación del equipo de Bilardo resaltada por un fondo con la figura de Diego Maradona. Y era justo en ese perso-naje, en el que Germán depositaba todas sus esperanzas de venganza.

Los ingleses avanzaron con balón dominado y acosa-ron cada vez con más peligro al arco argentino, mientras que nuestros defensores parecían no hacer pie en el cés-ped. En tanto, nuestra estrella, nuestro baluarte de lucha, se encontraba desaparecido como un actor detrás del te-lón esperando hacer su entrada triunfante ante una gran

Pluma y pelota

Por Enzo Vera / Ilustración: MEM

Una tardedel año 86

37

ovación. Y ese acto llegó y nuestro héroe cumplió con su papel a la perfección.

El centro llovido desde la derecha caía con destino ineludible en las manos del portero inglés, pero este sol-dado, este luchador que en medio de la isla no decidía darse por vencido, se encaminó a un salto a la gloria, a una especie de vuelo que parecía emprender ayudado por algún ser extraterreno que también sufría la injusticia de los pueblos; aunque más adelante nos diéramos cuen-ta que él mismo era ajeno a la Tierra.

El milagro se produjo cuando este ser, esta especie de mito, estiró su brazo demostrando poseer el alma de los luchadores que no se dan por vencidos ni aún vencidos y colocó con su mano, la cual tiempo más adelante se la ofrecería a Dios, la justicia tardía.

Germán no gritó el gol. Más aún, antes de concluir la jugada se tiró de espaldas a la cama y se tapó el rostro con la almohada, como tratando de esconder sus sensa-ciones.

Continuó en esa posición por unos largos minutos y no atinó a molestarse ni ante un avance del equipo ar-gentino, que bajaba desde el radio-reloj de la mesa de luz. Su cuerpo pareció haber entrado en un episodio de epilepsia grave y su rostro, pálido, sudado, no dejó ver ninguna expresión de alegría cuando el joven se reincor-poró nuevamente.

Dejó caer unas grandes y continuas lágrimas y corrió hacia el baño. Por su cabeza corrían las mismas sensa-ciones que había tenido cuatro años atrás. Sabía que ese gol no era más que una cortina de humo para apaciguar un final que se transformaría en derrota, humillación y desgracia. Presentía que, al igual que en Malvinas, ese gol, ese festejo, era el mismo que había tenido un pue-blo entero mediante una gran manipulación de infor-

mación de un grupo de genocidas que ostentaban del poder de un país.

Todo ese pensamiento le hizo recordar a su hermano, con un puño en alto, meciendo una bandera Argentina mientras caía desplomado con un disparo en el pecho y otro en su garganta, dejando lanzar un último, apagado y desgarrador grito de valentía. Ese mismo puño en alto que este nuevo héroe de pantalones cortos apuntaba ha-cia el cielo desconociendo que se aproximaba una nueva derrota.

En un momento desaparecieron todos esos pensa-mientos perturbadores y sólo se escuchaba la vos lejana de ese periodista que dejó su alma relatando una larga carrera que no tenía final. La atención de Germán se hizo cada vez mayor, por lo que comenzó, con el mismo rostro inerte y dolorido, a dirigirse hacia su cuarto.

La voz del relato se agudizó en sintonía con los pasos de Germán y ahora sólo entraban a sus oídos señales de esperanza, de barriletes cósmicos y un grito de gol eter-no, mítico, que acompañó la caída del joven mientras abría la puerta de su habitación. Por la hendidura, pudo ver cómo el último soldado de esa guerra olvidable hacía añicos toda una estructura de dominación, usando como únicas armas el poder de su convicción y su amor por la camiseta, cosa que le faltó a muchos personajes que ha-bitaron este país.

Cuando sus amigos entraron a la casa a ver el cuerpo de Germán, no lograron entender el episodio. El llanto de todos demostraba la sorpresa de esta situación, de un jo-ven completamente sano, sin adicciones, que sufrió una muerte inexplicable. Sólo el “Bichi”, su mejor amigo, pudo entender con más claridad la situación y arrojó una mue-ca de alegría al ver que el rostro de su compadre se había retirado con una amplia sonrisa.

38

El polifuncional (bis)

Y el milagro ocurrió. Así debería llamarse el libro que saquen los checos cuando hagan una revisión sobre la historia del tenis en su país y lleguen a este capítulo. Por-que República Checa, más allá de la localía, no era ni de lejos el candidato a ganar la Copa Davis de este año. Y no está mal decirlo, porque si bien Tomas Berdych resultaba ser un jugador de calidad que podía inquietar por su gran nivel, no contaban con otro jugador de esos determinan-tes, más allá del talento inoxidable de Radek Stepanek.

En Praga la apuesta fuerte era hacia España, el mejor seleccionado de este siglo, que a pesar de no contar con Rafael Nadal disponía de jugadores de la talla de David Ferrer y Nicolás Almagro, más un dobles conformado por la pareja que se alzó con el último Masters. Además de incrementar el poderío como equipo, utilizar cuatro jugadores en la serie siempre resulta clave en este tipo de competencias. Porque los locales solo juegan la Davis con sus dos mejores hombres, que dicen presente los tres días, y eso supone un desgaste difícil de compensar. Este era el panorama de la final número 100 del mundial de selecciones de tenis masculino.

Pero en Copa Davis, a diferencia del circuito, la histo-ria no se marca por el ranking o por las horas de juego. A este torneo lo mueve algo especial. Primero, porque si bien sale uno a la cancha, es un equipo el que sustenta y apoya, lo que hace una diferencia sustancial en un depor-te individualista. Y segundo, porque la pasión con la que se vive es diferente a la de cada semana, y eso moviliza para bien o para mal a los tenistas.

El viernes se puede decir que se dio “la ló-gica”, ya que ganaron los singlistas número uno (Ferrer a Stepanek y Berdych a Almagro) y con la serie 1-1, la estrategia de Alex Co-rretja, el capitán de “la roja”, era la de tratar de ganar el dobles con la dupla Marcel Granollers y Marc López, o por lo menos hacer que el encuentro ante los dos

singlistas unidos dure más de tres horas, para llegar con ventaja al último día. Y así lo hicieron. Fue derrota, por que los checos llegarían al cierre muy cansados, aunque su público los seguía animando, sabiendo que el “bataca-zo” era posible.

En el duelo de top ten´s ganó Ferrer, quien se apro-vechó del cansancio de Berdych e hizo lo que quiso y así ilusionaba a todo un país, que estaba expectante, de ha-cerse de una “ensaladera” más. Porque Almagro a priori era más que Stepanek, sumado a que estaba más descan-sado. Pero la Davis es otra cosa, nunca hay que mirar la previa, sino el corazón...

Y el corazón hizo que el checo pudiera ser más inteli-gente y aprovechar las virtudes que le regalaba la cancha súper rápida de cemento sobre la que jugaron, además de saber recuperarse rápido luego de perder en el tercer set. Paradójicamente, si de alguien se esperaba que obrara el milagro era el sexto mejor jugador del mundo. Pero el viejo Stepanek lo hizo posible, con una curiosidad: era el único jugador de la serie nacido antes del otro título que tenían -como Checoslovaquia-. Hoy demostró que es un tenista que quizás en los torneos grandes no pase de la primera semana, pero que en la Davis se transforma y saca lo mejor de sí, y por eso su record es de 25-13.

Pero por supuesto que las palmas se las lleva su compa-ñero, quien la rompió el viernes y el sábado, pero que llegó al domingo con el peso de haber jugado no solo en esos días, sino también en el Masters de la semana anterior. El record de Berdych alcanza el sorprendente 38-12, y esto no son

sólo números, si no una realidad: después de Ivan Lendl, es el mejor jugador checo de la historia.

República Checa hizo el milagro, o puede ser que haya que bajar un poco con la épica. Porque el equipo tuvo siempre en mente ga-nar este torneo, y hoy lo pudo hacer por primera vez. Ese, al fin y al cabo, es el espíritu de este certamen.

Esa copa que toda la vida se nos ha negado hoy tiene un nuevo y sorprendente

campeón. De la mano de Berdych y Stepanek, República Checa coronó un año

épico. Mientras, nosotros seguimos mirándola de lejos.

El milagro checo

Por Juan Pablo Gatti

39

40