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Derivado de la práctica clínica se suscitan
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LA SOMNOLENCIA Y EL PSICOANALISTA EN LA CLÍNICA PSICOANALÍTICA Dra. Dora Silvia Waisgluz de Falke*
“Hola, estoy cansada...”
Con este balbuceo, comienzan las últimas sesiones. Son precedidas por un análisis
iniciado hace años, en su adolescencia, a raíz de una severa anorexia. Hoy, superado
el motivo de consulta, el análisis continúa. Comienza con un murmullo casi
inentendible, se duerme. La somnolencia invade la sesión provocándome la
sensación de no contar con un instrumento técnico ni ideas en mí capaz de vencer
este momento, el silencio de la paciente cuya asociación libre se obstruye y la
paciente se duerme poco después. Percibo el peligro de una lenta somnolencia y con
ella el de una apatía, casi un apagamiento contratransferencial. Una lucha entre los
conceptos, los cuales apoyan la neutralidad psicoanalítica y aquellos que me llevan a
querer evitar el que la paciente se duerma, forzando una movilización, un cambio,
provocando un torrente interpretativo que no es escuchado. Esto me hizo
preguntarme sobre la conveniencia de tomar distancia observando lo que iba
surgiendo en mí, para encontrar respuesta a lo que estaba sucediendo en este
análisis. El sumergirme en la atención flotante y el de poner distancia, permitiendo
esto último el funcionamiento yoico de mi persona discriminándome así de la
paciente. Estaba incluso el interrogante sobre cuales podrían ser los elementos de
gran turbulencia emocional, que la paciente quería silenciar. Este tipo de pacientes
plantea el dilema entre poner distancia afectiva enfatizando la neutralidad analítica
por un lado y por el otro intensificar la atención flotante y las fantasías
contratransferenciales, respondiendo a la exigencia de llenar el vacío asociativo.
Cuestión dilemática en la práctica con este tipo de situaciones clínicas. Era una
dificultad que se transformó en estímulo para la reflexión y para una segunda mirada
* Miembro Titular con Función Didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
del material psicoanalítico: ¿qué sucede cuando el paciente cae en somnolencia, con
ausencia de asociaciones con las cuales el analista pueda trabajar, con el riesgo de
que el análisis se paralice, se detenga? Estas situaciones nos interrogan sobre si las
fantasías contratransferenciales tienen que ver con la perturbación y el malestar que
provoca el silencio del paciente, en la línea freudiana o si forman parte de un trabajo
de campo de la situación analítica, donde emerge lo traumático infantil en la vida
psíquica del analista. Si las fantasías contratransferenciales obstaculizan lo que el
paciente provoca, este material no reconocido someterá al analista a un desborde y a
una dificultad contratransferencial de encierro y de oscuridad. Temas como la
impaciencia, la exasperación, la irritabilidad, la somnolencia del analista y por el otro
lado el exceso de intervenciones a los fines de llenar un vacío asociativo, llevan a
interrogantes que incluyen al analista y al analizado, y son atribuibles, sin duda a la
resistencia. La dificultad de mantener la atención flotante del analista y el curso
asociativo del paciente y una cierta capacidad yoica de mantener en sesión, para
descubrir lo traumático, lo inabordable, que en parte quedará inaccesible y en parte
requiere de percepciones para adquirir sentido y representatividad. Todos son temas
de enorme repercusión para tratar de entender qué estaba pasando con esta
analizada y mi propia persona. Me llevaron a revisar el pensamiento de algunos
autores, que intentan conceptualizar los fundamentos de esta clínica.
El funcionamiento del Superyo y el Ideal del Yo en la Somnolencia
Uno de los autores, C. Althanassiou (1993) señala que la presión superyoica sobre el
analista despierta una contratransferencia de somnolencia al producir en el psiquismo
de éste un efecto hipnoide. El propio paciente bajo la presión del superyo puede
provocarse la autohipnosis, en un intento defensivo de frenar el acceso a la
conciencia de determinado material. La importancia del Superyo en un
funcionamiento hipnoide que le quita al yo la fuerza y lo hace sucumbir, también
puede darse en el analista poniendo en riesgo sus facultades. En este caso las
fantasías contratransferenciales pueden deberse a diversas razones. Estas ideas me
han creado interrogantes. Indudablemente la apertura afectiva, la atención flotante
hacen sensible al analista a las mínimas vibraciones que puedan cobrar en el
paciente los derivados inconscientes y que a su vez puedan penetrar en él, no como
palabras, sino como vehículos de gran turbulencia emocional (Freud, 1912). Esto
puede llevar al analista a cierta parálisis contratransferencial. En estos casos me
parece importante distinguir entre el deseo de comprender al paciente lo que lleva al
analista a identificarse con éste y la contratransferencia que como perturbación
psíquica lo lleva a confundirse con lo no controlado de lo que el paciente deposita en
él. Por otro lado tenemos el estado de somnolencia bajo el poder del superyo,
reclamo que puede venir de diversas fuentes desconocidas.
Es notorio que el paciente que mira inquisidoramente al analista, que lo examina y
controla puede percibir cierta debilidad, apoderándose de parte del funcionamiento
yoico, del ideal, sumándolo en un estado de hipnosis. Freud señala lo lúdico de lo
hipnoide,lo que nos hace pensar que el analista puede quedar preso de un juego.
Seducido por el rapport de la transferencia, la exhortación interna a quitar todo interés
del mundo y a concentrarse en la persona del analizado, queda hipnotizado en una
situación que algo de enamoramiento posee. Estas situaciones son las que nos llevan
a afrontar este problema, para volver a recuperar la condición de analista. En estos
casos la asociación libre, regla fundamental del análisis, lo hace más vulnerable por lo
que no debemos dejar de tener en cuenta estos riesgos.
El Tedio
David Liberman (1976) le dio importancia a la comunicación y sus estilos en la
relación transferencial, relacionando la condición esquizoide con el tedio. Para este
autor, el paciente esquizoide, cuya angustia se exterioriza en fobias, se comporta
atemorizado, huidizo y no participante, transformándose en alguien que dramatiza y
crea suspenso, convirtiendo al analista en alguien que mira escondido frente a un
paciente que en sesión exhibe que oculta algo. La falta de participación del paciente y
el silencio tras el cual se protege dan a la relación transferencial cierta mística por la
pobreza de expresiones. Por otro lado, al proyectar un objeto frustrador superyoico,
en el analista, el paciente se muestra impaciente. Ávido y con envidia mantiene
silencio, privando, como siente que él lo ha sido, pudiendo paralizar la actividad del
analista. Conviene recordar que la somnolencia y el silencio asociativo pueden
despertar la angustia persecutoria del analista enfrentándolo a una situación de
trauma desconocida todavía en sí mismo.
El Letargo
A los fines de la problemática que me interesa, son interesantes las ideas de F. Cesio
(1986) sobre el letargo, el aburrimiento y el silencio, que invaden el espacio
psicoanalítico. En estas situaciones observables en las neurosis actuales, donde las
cadenas asociativas y líneas de fantasía están bloqueadas y faltan pensamientos, lo
sepultado del parricidio y del matricidio emerge en sesión. Cesio hace ver que las
transferencias actuales remiten a los elementos incestuosos y parricidas que no
alcanzaron a ser resignificados y a los que el método, abstención mediante, hace
actuales. Cuando en la transferencia el analista queda identificado con el objeto
incestuoso muerto mostrándose aletargado, causa el horror y el alejamiento del
paciente, pudiendo ocurrir la interrupción del análisis. Para Cesio el insight del
analista, la situación transferencial y su autoanálisis son los elementos necesarios,
que le permiten adentrarse en los contenidos de la neurosis actual, es decir en las
protofantasías de algo de lo que constituye el núcleo edípico-trágico, incestuoso,
sepultado-reprimido y descubrir, de esta manera, la confusión existente entre los
protagonistas de la sesión.
Pasividad del Yo e Impotencia Psíquica
En un comentario de Cristina Melgar sobre el trabajo de Celes Cárcamo “Impotencia
Psíquica y Neurosis Actuales” (2002) se destaca la importancia que el autor le dio al
desgano, la apatía, la pasividad, la impotencia psíquica y a la debilidad del yo, en la
neurosis actual y en lo actual del proceso psicoanalítico. Cuestiones importantes para
pensar la problemática que estoy trayendo. Para C. Melgar hay dos líneas del
pensamiento que se pueden apreciar en este trabajo, que confluyen en la pasividad
del yo del analista y del analizado durante el trabajo analítico: la presencia en lo
actual de situaciones traumáticas inabordables y, por otro lado, el factor energético
traumático cuya destructividad tiende a ser contenida por la fantasía. Fantasías que al
despertar culpa favorecen la represión. Por un lado y por el otro lo actual crea un
campo analítico en donde el interjuego de fantasías y realidades que hacen al
progreso del análisis está obstaculizado y el pensamiento queda bloqueado. Analista
y analizado quedan impedidos de realizar el interjuego de recuerdos, fantasías, actos
y expresiones somáticas que forman parte del proceso psicoanalítico.
Pensamiento y asociación libre en la sesión
Al comenzar este trabajo me he referido a los afectos que se despiertan en el analista
frente a un paciente que se duerme o calla, cuya asociación libre se detiene, que
parece no oír a su analista. Éste se enfrenta a un material desconcertante, a un modo
de funcionamiento psíquico inusual del analizando que despierta en él afectos
particulares. Entre ellos la irritación y exasperación, ya que se echan por tierra sus
esfuerzos por comprender lo que el paciente dice. A. Green describe como Posición
Fóbica Central (1999) un cuadro donde el silencio asociativo es una defensa del
analizado, una dificultad, para no poner en movimiento diversas situaciones
traumáticas, diferentes temas que acumulados mutuamente y potencializados entre
sí, pueden producir una catástrofe. Esto se siente más como un discurso asociativo
que el analizado pierde que como un ataque al vínculo y produce la sensación que el
paciente está confuso y que el analista está en peligro de caer confundido. Es
importante considerar la posibilidad de tolerar el silencio asociativo, y elaborarlo en
función que quede sublimado. Concepto que tiene que ver con transformar un vacío
traumático en un silencio tolerado y creativo.
Construcción del fantasma
Marucco (2000) se plantea las oportunidades en que la repetición, el silencio
asociativo y las dificultades para el trabajo analítico con el inconsciente tienen que ver
con la ausencia de fantasma, el que hay que construir y nunca se construyó. Cuestión
que lleva a tomar contacto con lo soterrado que en la línea freudiana, corresponde a
las vivencias primarias de un tiempo sepultado y con el trabajo creativo del
psicoanálisis. El autor recupera el concepto freudiano de soterrado, cuestión que lleva
al analista a un trabajo creativo, elaborativo, que toca sus propios aspectos
sepultados o ignorados, desmentidos o escindidos de su psiquismo.
Conclusiones
En este trabajo planteo una situación clínica, donde paciente y analista caen en
somnolencia, experiencia que me llevó a indagar algunos temas y autores que han
descrito estas problemáticas. Interrogarme convirtió este obstáculo en una reflexión
que deberá continuar dado la importancia que tiene este tipo de situación clínica, su
presencia y frecuencia en muchos análisis. He destacado la importancia de lo actual,
lo no subjetivado, lo escindido en estructuras donde el Superyo sádico y la debilidad
del Yo presentan un obstáculo, que en el paciente se expresa como paralización
asociativa y sueño y en el analista por una incómoda impotencia para comprender,
dar sentido e interpretar. Es una experiencia contratransferencial de la dificultad de
darle sentido al sinsentido que subyace en la somnolencia. Considero que lo
desconocido y traumático del analista irrumpe en la sesión y en el campo
intersubjetivo, creando momentos de desvalimiento, culpa y confusión narcisística con
el paciente. Es el interés en su autoanálisis y, si fuera necesario, un reanálisis,
aquello que le otorgue al proceso analítico su dosis de dinamismo y creatividad. Esto
permite que recupere la capacidad receptora, la actividad teórica, la fuerza de la
ensoñación y la tolerancia al silencio. Pienso que en esta situación analítica lo que
era un ataque al vínculo, una resistencia y un intento inconsciente de inhibir la
capacidad asociativa del analista, pudo tener un referente más primario, en el que
subyace el peligro de una catástrofe si se movilizan situaciones traumáticas
potencializadas entre sí. Quiero destacar, sin embargo, que la paciente mejoró, lo
cual me llevó a pensar que no todo lo que parecía ser anulado de lo visto e
interpretado se borró, sino que tiene efecto en el psiquismo. Llego a la conclusión que
lo importante es que en el aparente desorden en la comunicación están los efectos de
cosas dichas cuyo eco persiste y revela la importancia que su significado persista
más allá del discurso que las trajo y de la interpretación que se dio. El recuerdo de lo
vivido, de lo que hizo bien en el análisis, así como los recuerdos inquietantes deben
ser tomados en cuenta en el desarrollo de la sublimación en el proceso psicoanalítico,
ya que se conservan en el placer y en la creatividad.
BIBLIOGRAFÍA
Athanassiou, C.: (1993) “A la escucha de la contratransferencia. El lugar del Superyo
en el funcionamiento psíquico del analista”. Rev. de Psicoanálisis, T. L, Nº 4/5, 1993,
Bs. As.
Cesio, F.: (1986) ”Tragedia y Muerte de Edipo. Pulsión de muerte, letargo y reacción
terapéutica negativa”. Rev. de Psicoanálisis, T. XL, Nº 6, 1986, Bs. As.
Freud, S.: (1911-1915) ”Trabajos sobre técnica psicoanalítica”. T. XII, O.C., Ed.
Amorrortu, Bs. As.
— : (1920) ”Psicología de las Masas y Análisis del yo”. T. XXVIII, O.C., E. A., Bs. As.
— : (1923 ) ”El yo y el ello”. T. XIX, O.C., E. A., Bs. As.
Green, A.: (2000) ”The Central Phobic Position” A new formulation of the free
association method”. International Journal Psychoanalisis, 81.429.
Liberman, D.: (1976) Comunicación y Psicoanálisis. Alex Ed., Bs. As.
Melgar, C.: (2002) Comentario del trabajo ”Impotencia Psíquica y Neurosis actuales”
del Dr. Celes E. Cárcamo. Rev. de Psicoanálisis, T. IX, Nº 3, 2002, Bs. As.
Marucco, N.: (2007) “Entre el recuerdo y el destino: la repetición”. Rev. de
Psicoanálisis, T. LXIII, Nº 4, Bs. As.
RESUMEN
A partir de una situación clínica, donde la somnolencia invade la sesión, la autora se
interroga sobre diversos cuestionamientos que atañen a la práctica psicoanalítica.
Estas incluyen al analizado y a la persona del analista. La neutralidad psicoanalítica,
la conveniencia de la atención flotante, las fantasías contratransferenciales, el
funcionamiento yoico del analista, la necesaria discriminación con el paciente, se
convierten en temas dilemáticos en la práctica con este tipo de situaciones clínicas
que este trabajo intenta examinar. La impaciencia, la exasperación, la irritabilidad, la
somnolencia del analista frente a un paciente que detiene el curso asociativo, son
revisados desde diversas concepciones teóricas. La autora toma en cuenta el
funcionamiento del Superyo y el Ideal en la somnolencia de analizado y analista; el
tedio en relación al estilo comunicacional del paciente; el letargo, el desgano y la
pasividad del yo en relación a lo actual, angustias y neurosis actuales; el silencio
asociativo como defensa frente a traumas acumulativos potencialmente catastróficos,
y la creatividad del analista ante la ausencia de fantasma.Otro punto estudiado es la
ventaja, en estos casos, de acudir al análisis y autoanálisis, ante la angustia que
provoca lo no analizado de la propia historia .Finalmente se considera la creatividad
del análisis que permite la persistencia de los efectos positivos del proceso revelados
en el a posteriori.
Descriptores: Somnolencia. Teorías. Trauma
Este trabajo se inscribe en el Eje Clínico.