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*Somos obra de tus manos Señor

Somos Obra de Tus Manos Señor

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Page 1: Somos Obra de Tus Manos Señor

*Somos obra de

tus manos Señor

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“Jesús escupió en la tierra, hizo barro con la

saliva y lo puso sobre los ojos del ciego”…. El

ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía.

El Señor sana lo que toca e ilumina lo que

visita… ¿Tú dejas que el Señor te ilumine?

Page 3: Somos Obra de Tus Manos Señor

Pero hay otro tipo de ceguera, incluso más

grave que la física y es la espiritual; pues

algunos ven, sí, con los ojos del cuerpo, pero

son unos pobres ciegos en el mundo de la fe y

esta ceguera nos impide ver al más importante

de nuestras vidas… JESÚS

Page 4: Somos Obra de Tus Manos Señor

"Yo no sé si Jesús es un pecador o no; lo que sé es que

yo antes era ciego, y ahora veo" (Jn 9, 25) el ciego

muestra una fe sencilla, no era un letrado como los

fariseos pero ante la realidad de la acción de Jesús, el

ciego da testimonio de CRISTO… ¿Es tu vida

testimonio de las acciones de Jesús en tu persona?

Page 5: Somos Obra de Tus Manos Señor

El Fariseo está ciego porque quiere estarlo, por dureza

de corazón, por falta de fe, por eso no cree en Jesús…

Así a veces es nuestra vida, buscamos razones para no

reconocer a Jesús… ¡Sí que son necios e insensatos

los hombres cuando no aceptan a Dios y pretenden

tapar el sol con un dedo de la mano!

Page 6: Somos Obra de Tus Manos Señor

El mayor pecado de los fariseos fue la soberbia y la

altanería. No son humildes y por eso no creen ni

aceptan a Jesús. Es una ceguera voluntaria, es un

“pecado contra el Espíritu Santo”, o sea, de resistencia

consciente a la gracia de Dios.

Page 7: Somos Obra de Tus Manos Señor

Pidamos a nuestro Señor la gracia de ser

profundamente humildes y sencillos de corazón, como

este ciego de nacimiento, para creer en Él con una FE

viva, para confesar y proclamar públicamente a Jesús.

Que tengamos absoluta confianza en Él, en su poder y

en su misericordia; que nos abandonemos totalmente

al Plan de Dios, como un niño pequeño en brazos de su

padre; y absoluta disponibilidad a su santísima

Voluntad sobre nosotros, como María y como los santos.

¡Que el Señor nos conceda esta gracia en

esta Cuaresma!