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CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES. DEPARTAMENTO DE FILOSOFIA. EROTICA Y MISTICA. ARIEL GARZA AMAYA. 209352341 Ariel Garza Amaya.

Soneto Segundo

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Soneto número II.

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Page 1: Soneto Segundo

CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES.

DEPARTAMENTO DE FILOSOFIA.

EROTICA Y MISTICA.

ARIEL GARZA AMAYA.209352341

Ariel Garza Amaya.

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La Búsqueda.

Caminando estoy,andando me encuentro,en este mundo efímeroobligado a avanzar me veo.

Pues de otra manera no puede ser,dedicarme a otra cosa sería como pereceren este mundo donde a todo lo existente le resulta difícil ser lo que verdaderamente se es.

Siguiendo el sendero me veocaminando a través del tiempopues tranquilidad en donde me encontraba no la tengo.

Estaba yo contento en aquel lugar,pero tan solo bastó a que corrieseun poco el tiempo y me diera cuentaque vivía en medio de un cuento.

A causa de terribles noticiasfue que me enteré de que en este mundo yo vivía como un muerto.

De inmediato aparte mis sentidosde este nuevo y terrible conocimientoque presumía también de ser sublime,bueno y eterno.

Pero yo en mi terquedad de mortalme resistí a creerlo;no podía concebir que en realidadtodo lo que creía bello se estuviese muriendo.

Ariel Garza Amaya.

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Que todo aquello que me robó el almacon encanto de damano era más que espejismosy vida degenerada.

Al enterarme de estoen serio, no miento,fue terrible mi tormento¡oh, cuanto lo siento!

De un lado a otro deambulando estoy,no encuentro sosiego ni en aquél lugarni este otro en donde me encuentroni espero ya algún día encontrar

aquélla santa pazque algún día en mi casa reinó,y que la vida me endulzó.

Ahora puedo decirque no soy felizque la alegría terminó.

Está llorando, se marchó;de entre mis manos se escapó.A lo alto voló,ya no más regresó.

No sé si fui yo quien lo provocó,quien su propia tumba escarbó,quien suicidio cometió.

Caminando de nuevo estoy,pero no contento en esta ocasión.No hay razón para estarloquizás tampoco haya fórmula para remediarlo.

Ariel Garza Amaya.

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Andando voy,por el camino de la pesada vida,cargando con mi cruzcayendo una a una al suelo.

¿Acaso habrá término para mi tormento?¿Habrá fin a mi triste suplicio?Se lo pregunto a los cuatro vientos,a familiares y amigos

a conocidos y vecinos,sacerdotes y chamanes,místicos y filósofos,santos y empresarios,

a todos y cada uno de los hombres les cuestiono¿podré recuperar algún día el camino armonioso que por fin por la candorosa estela me guie?¿Esto tendrá término algún día?

Pero tal pareciera que mi suplicio les contrae e intimida¿es que no hay un mortal que se hermane con este sufrimientoque he encontrado?

¿en serio es que tan solo estoy?¿Completamente solitario, sin apoyo?¿es este mi destino fatal?¿no debo de buscar ya más?

Estuve a punto de arrojar la toalla al pisotal y como dice el dichode cuando se refieren a dejar los planes que se tenían, a un lado del camino.

Ariel Garza Amaya.

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Pero en repentino momento escuché extrañas vocesque me decían, implorando me mencionabanformulas extrañas, canticos y alabanzasdifíciles de pronunciar y de memorizar.

Y estas voces seguían,hablándome me decían,me contaban sobre la Gran Hazañaa la que todos los hombres y mujeres estaban destinadas.

Así las voces me hablaban, al oído me murmurabanpalabras extrañasque llegaban hasta mis entrañas.

Al inicio hice caso omisopero fue tanta su insistenciay la magia con la que me hablabanque luego no dudé en cuenta tomarlas

no rechazarlas y su palabra experimentarla.Fue cuando decidí levantarme de mi lecho de lágrimas;me paré y caminé derecho sobre mis dos pies.

Caminé, de nuevo lo hicey no me tambalee.Fue como si siempre lo hubiera hechoel mantenerme firme en pie.

De pronto fue mi sorpresa de lo que me enteréque de un momento a otro sin percatarmeme encontraba de nuevo en piey lo mas sorprendente fue

que aquéllas palabras que me guiabanque de momento en momento me hablaban

Ariel Garza Amaya.

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me dirigían la palabra para aconsejarmeno eran brujos ni demonios,tampoco eran adivinos ni sacerdotes,charlatanes u horóscopos;no eran dioses, ni ángeles,espíritus chocarreros o aves.

Tan solo era yo quien hablaba,quien dirigía a mí mismoy me aconsejaba.

Aquello que yo buscabaque no sabía describir pero su fulgor por dentro me tranquilizaba.

Eso de lo que carecía y muy en el fondo de mi me percatabay me impulsaba a buscarlaerróneamente aquí y allá y no encontrarla.

Eso que buscaba fuera de mí y no hallabaera tan solo yo que no me escuchabaporque muy fuerte lloraba,en el trayecto me lamentaba.

Era yo a quien buscaba,a quien al final del camino desembocaba,era el conocimiento y la aceptación de mí mismolo que imploraba, lo que muy en el fondo de mi buscaba.

Ariel Garza Amaya.