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SOPAS: NARRATIVA DE EXPERIENCIAS PARA RESCATAR EL SIGNIFICADO
DEL ALIMENTO COMO ELEMENTO MOVILIZADOR DE RELACIONES Y
TRANSFORMACIONES DE VIDA DE HABITANTES DE CALLE
CREACIÓN: CONVERGENCIAS DE LENGUAJES CREATIVOS
Autores:
Ana María Bermúdez Lara
Código: 20162176006
Laura de los Ángeles Hernández Rodríguez.
Código: 20162176017
Trabajo de grado dirigido por:
Francisco Ramos Cuncanchún
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN DESARROLLO HUMANO CON ÉNFASIS EN
PROCESOS AFECTIVOS Y CREATIVIDAD
BOGOTÁ, 2018
2
TÍTULO: Sopas: Narrativa de experiencias para rescatar el significado del alimento como
elemento movilizador de relaciones y transformaciones de vida de habitantes de calle.
AUTORES:
Laura de los Ángeles Hernández Rodríguez
Ana Maria Bermudez Lara
FECHA:
Bogotá, 2019
ACCESO AL DOCUMENTO:
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:
Desarrollo Humano
SUBLÍNEA DE INVESTIGACIÓN
Lenguaje como expresión afectiva y artística
CAMPO DE FORMACIÓN
Conocimiento afectivo y emocional.
BIBLIOTECA DE POSGRADOS:
Especialización en Desarrollo Humano
ASESOR DEL TRABAJO DE GRADO:
Francisco Ramos Cuncanchún
PALABRAS CLAVES:
Alimento, narrativa de experiencias, Desarrollo Humano, relaciones sociales, habitante de
calle.
TEMA:
La narrativa de experiencias como expresión emocional
3
Contenido
INTRODUCCIÓN
JUSTIFICACIÓN 6
Situación Problémica 9
OBJETIVOS 8
Objetivo general 9
Objetivos específicos 10
Proyecciones 10
MARCO TEÓRICO 10
Antecedentes 11
Las necesidades humanas 16
Hambre como violencia estructural 22
El alimento como representación social 25
Relaciones sociales 28
Hacia el abandono del ciudadano habitante de calle 31
La narrativa de experiencias 34
DISEÑO METODOLÓGICO 38
Enfoque investigativo 39
Unidad poblacional 40
Unidad de trabajo 40
Criterios de inclusión 40
Técnicas e instrumentos 41
Observación participante 42
Desarrollo 43
Fase 1: Exploración 43
4
Etapa 1: Significado de la comida 45
Etapa 2: Relación con la comida 47
Etapa 3: Relatos 52
Etapa 4: Punto de encuentro 54
Fase 2: Conceptualización De Ejes Temáticos 55
La familia no solo es de sangre 56
Manifestaciones de odio 58
Reservado el derecho de admisión 60
Todo vale 62
Fase 3: Construcción Del Libro 63
Proceso De Creación 65
RESULTADO 68
CONCLUSIONES 71
REFRENCIAS 73
5
Introducción
El presente trabajo de grado se presenta como una propuesta gráfica-narrativa a partir de la
construcción de un libro de narrativa de experiencias para rescatar el significado del alimento
como elemento movilizador de relaciones y transformaciones de vida de ciudadanos
habitantes de calle. El trabajo se enmarca en la modalidad de Creación campo artístico, en
convergencias de lenguajes creativos, dando cumplimiento a los parámetros establecidos por
la especialización para esta modalidad.
El proceso creativo se desarrolló a partir de la conceptualización de la relación del ciudadano
habitante de calle con el alimento con el fin de interpretar el significado otorgado por los
ciudadanos habitantes de calle a la comida y a las relaciones sociales que se entretejen con la
misma, desde la teoría de capacidades de Martha Nussbaum, retomando la perspectiva de
necesidades humanas de Ezequiel Ander Egg, lo cual permitió abordar el hambre como
violencia estructural y el alimento como representación social.
En este sentido, se hizo énfasis en la relación que establece el ciudadano habitante de calle
con el alimento, indagando acerca de la relación con el objeto que trasciende al elemento
puramente biológico y permitió profundizar en la relación social que se entreteje alrededor
del alimento como elemento movilizador en los actores que hacen parte del fenómeno de
habitabilidad en calle.
En articulación con lo anterior y a partir de los propósitos de la Especialización en Desarrollo
Humano con énfasis en procesos afectivos y creatividad, este proyecto tuvo como finalidad
rescatar el significado del alimento desde una perspectiva reflexiva, crítica y creativa, dando
6
respuesta a las necesidades del contexto a partir de un panorama de mutuo reconocimiento,
respeto por el otro y comprensión y valoración del otro con su forma de ver y vivir la vida.
Este libro se presenta como un elemento a partir de cual, los sujetos participantes logran tener
una expresión emocional, utilizando el lenguaje para dar cuenta de las emociones a las que
se pueden remontar desde el principio de las relaciones que se entretejen con el alimento
como elemento que evoca la memoria narrativa, para brindar un espacio de reconocimiento
y visibilidad de la realidad vivida diariamente en las calles.
Justificación
Existen diferentes factores que inciden en el fenómeno de la habitabilidad en la calle, según
el diagnóstico sectorial del año 2015, de la Secretaría Distrital de Integración Social (en
adelante SDIS) a él confluyen una serie de variables que van más allá de la condición de no
tener una vivienda, entre estos la fragmentación de redes familiares y sociales, el consumo
de sustancias psicoactivas (SPA), los problemas de salud mental, el desempleo, el acceso
limitado a la educación, las violencias sociales, entre otras.(SDIS, 2015).
Estos factores establecen un modo de vida para el sujeto habitante de calle, en donde se
evidencia una falta de identificación de los derechos y capacidades del individuo,
aumentando la sensación de precariedad y deshumanización que se recibe por el hecho
mismo de habitar en calle, y en este sentido por la escasa identificación de sus derechos, pues
al no tener sus necesidades materiales básicas satisfechas, sus prioridades se centran en la
suplencia inmediata de sus carencias y no en los amparos de la ley para poder suplirlos.
7
(Ocampo, 2016). En este sentido se establece la necesidad de crear estrategia que den
respuesta real a las necesidades sentidas por los ciudadanos habitantes de calle.
A partir de lo anterior, la Política Pública para Habitantes de Calle, está orientada a
"Resignificar el Fenómeno de la Habitabilidad en Calle en Bogotá, por medio de la
implementación de acciones estratégicas integrales, diferenciales, territoriales y
transectoriales, orientadas al mejoramiento de la convivencia ciudadana y la dignificación de
los ciudadanos y ciudadanas habitantes de calle, en el marco de la promoción, protección,
restablecimiento y realización de sus derechos, que contribuyan a su inclusión social,
económica, política y cultural, así como a la protección integral de las poblaciones en riesgo
de habitar la calle"(Decreto 560, 2015, Titulo II, Art 5)
De esta manera es necesario comprender que dignificar la vida de éstas personas, esta
mediada por la capacidad para reconocer que es una decisión propia y autónoma y que
implica la realización y garantía de sus derechos, con la posibilidad de contar con las
oportunidades para mantener su lugar como ciudadana o ciudadano sujeto de Derechos en el
marco de la Dignidad Humana.
La habitabilidad en calle, el consumo de sustancias psicoactivas y el deterioro en las
relaciones sociales, generan la alteración de hábitos de autocuidado y arreglo personal en los
CHC, reflejada en la dificultad para establecer como prioridad la satisfacción de necesidades
básicas de manera autónoma, configurando un circuito de tránsito entre la vida en calle y la
atención institucional.
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Situación Problémica
En el marco de la decisión de habitar calle como elección de vida de forma temporal,
transitoria o permanente de los ciudadanos habitantes calle y entendiendo que en el espacio
vital de los mismos también como en otros escenarios se hace imperante la búsqueda de
alternativas para suplir las necesidades básicas como dormir, bañarse y alimentarse se
configuran distintas relaciones con sujetos y objetos que posibilitan la consecución de
recursos y permiten resolver los problemas cotidianos del diario vivir.
En este contexto en donde diariamente hay un “rebusque” de elementos para suplir
necesidades básicas, el consumo de alimentos supone una reciprocidad en función de las
relaciones que se generan en el contexto de calle y que se traducen en formas de gratitud,
solidaridad, ambigüedad, dolor entre otras, transformándose en elementos intangibles de gran
valor que de manera transversal delimita fronteras de inclusión y exclusión social.
Durante la configuración de cada individuo elementos no solo personales sino familiares y
contextuales contribuyen a la construcción de identidad, y son esos elementos quienes
agregan a la existencia un valor agregado al significado de objetos y situaciones. En el marco
del alimento como objeto polisémico, el ciudadano habitante de calle opera en ocasiones
desagregando los significados otorgados durante el transcurrir de su vida al mismo en tanto
las dinámicas del fenómeno de habitabilidad de calle inciden en la transformación de
conductas y formas de relacionarse en función de la necesidad, transitando en medios de
tranquilidad y hostilidad para superar la misma.
A partir de lo anterior se planeta la situación problémica desde la cual la pérdida del valor
asignado a la comida históricamente conlleva a los ciudadanos y no solo a los que habitan
9
calle a normalizar situaciones que realmente tienen relevancia y gran valor a la existencia del
ser humano, así pues desde dos aristas algunos somos espectadores pasivos y otros activos
frente a dinámicas de vulnerabilidad; cuando la comida es sinónimo de fraternidad, de unión,
de regocijo, de dignidad y es de las necesidades básicas a las cuales de manera más efectiva
el ser humano y el estado da respuesta se desdibuja cuando pasa a ser normal y cotidiano ver
a otro igual comer de la basura, ingerir alimentos descompuestos, usar el alimento como
mecanismo para dañar y agredir al otro.
Por lo anterior con la ejecución de esta propuesta creativa, se busca hacer un aporte que
visibilice el escenario de normalización de la pérdida de dignidad, de las manifestaciones de
odio, del todo se vale y de esta manera hacer hincapié en la necesidad imperante de
transformar imaginarios y otorgarle el valor que corresponde a esas cosas mínimas que nos
hacen ser humanos.
Objetivos
Objetivo general
Diseñar y elaborar un libro de relatos a partir de la narrativa de experiencias, con el fin de
evidenciar el significado del alimento como elemento movilizador de relaciones y
transformaciones de vida.
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Objetivos específicos
- Conceptualizar la relación del ciudadano habitante de calle con el alimento en el
marco del fenómeno de habitabilidad en calle
- Interpretar y comprender el significado otorgado por los ciudadanos habitantes de
calle a la comida y a la relación social con la misma
- Reunir los elementos narrativos para la construcción y diseño de del libro de
relatos
Proyecciones:
El proyecto sopas se encuentra enmarcado en la modalidad creación campo artístico:
convergencias de lenguajes creativos de la Especialización en Desarrollo humano con énfasis
en procesos afectivos y creativos, busca realizar la construcción de un libro de relatos a partir
de la narrativa de experiencias, con el fin de rescatar el significado del alimento como
elemento movilizador de relaciones y transformaciones de vida, a partir de procesos de
reflexión y análisis de las situaciones vividas y narradas por los ciudadanos habitantes de
calle.
Marco Teórico
El fenómeno habitabilidad en calle es una problemática multicausal. Por lo tanto, no se cuenta
con una teoría específica para retomar la habitabilidad en calle, teniendo en cuenta que
habitar en calle va más allá de la carencia de vivienda; para el presente estudio se tendrá en
cuenta el fenómeno como una problemática que impacta socialmente la cual afecta al
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individuo, familia y colectividad, por esta razón en el presente apartado, se pretende realizar
un marco teórico, que permita estudiar el fenómeno en contraste con los fundamentos del
desarrollo humano, evidenciando el significado del alimento como elemento movilizador de
relaciones y transformaciones de vida a partir del diseño y elaboración de un libro de relatos
a partir de la narrativa de experiencias.
A continuación, se exponen las bases conceptuales para el desarrollo del proyecto que se
enfoca en la relación social que se establece entre el CHC y el alimento como elemento
movilizador de transformación de conductas en los sujetos que hacen parte del fenómeno de
habitabilidad en calle. Desde esta perspectiva se determinan formas de compresión del
mundo y relaciones del hombre consigo mismo y con el entorno, en este caso el escenario
fundamental se centra en el consumo de alimentos.
Antecedentes
Hablar del fenómeno de habitabilidad en calle, supone que el mismo no se presenta en la
sociedad de manera lineal y homogénea dado que se genera como producto de factores
históricos, económicos, sociales, políticos y culturales y que enmarcados en el Distrito
Capital varía en cada una de las localidades por las características específicas de las mismas.
La habitabilidad en calle, es entendida como un fenómeno social, ha tenido cambios a lo
largo del tiempo dados por transformaciones de contextos sociales y políticos que emergen
en territorios de la ciudad que tienen y propician que se den estas condiciones. El fenómeno
se enmarca en las relaciones del sujeto que inicia, transita o permanece en la habitabilidad en
calle y su entorno físico, cultural y social generando un proceso de configuración de
identidades a partir de formas de pensar, hablar, vestir, apropiación de normas sociales y
12
valores en el territorio que lo regulan y que posibilita diferentes lecturas de realidades a partir
de la percepción de cada actor con relación al rol del sujeto observador inmerso en el mismo.
Alrededor del ciudadano habitante de calle, se tejen de manera colectiva representaciones
sociales que dan lugar a la asociación del fenómeno directamente con condiciones de
precariedad, pobreza, delincuencia y violencia que se asumen como características propias
del mismo y que indistintamente se consideran como realidades absolutas adoptando
términos como desechable, gamín, loco y ñero para denominar a los hoy ciudadanos y
ciudadanas habitantes de calle que a través de la transformación del fenómeno han sido
reconocidos por el país y por el distrito como sujetos de derechos, que por condiciones
mencionadas anteriormente deciden habitar la calle.
Dada la permanencia en el circuito de habitabilidad en calle y con el objetivo de reducir el
riesgo que representa para los ciudadanos habitantes de calle (en adelante CHC), la propuesta
pretende develar diferentes relaciones que se entretejen a partir de la relación con el alimento.
A lo largo de los años se ha conocido los llamados habitantes de calle, que aunque con
diferentes denominaciones, han correspondido al mismo tipo de conflictos dentro de la
nación, ya que son bastantes los factores que han condicionado y generado lo que conocemos
en este momento como el Fenómeno de Habitabilidad en Calle, permeado por las lógicas
sociales de gobierno, religión, cultura y economía del país.
En los últimos tiempos el país ha sido testigo del aumento evidente de la habitabilidad en
calle, fenómeno entretejido de varios componentes que lo complejizan y generan impacto
social, inicialmente se pueden mencionar factores que se relacionan con las condiciones de
pobreza, falta de oportunidades, desplazamiento forzado y diferentes tipos de violencias.
13
Por otra parte, existen factores como el abandono estatal, familiar y personal, la violencia
intrafamiliar, la mendicidad, la desnutrición y el deterioro de la salud física como
consecuencia de la vida en calle, relacionada a su vez con el consumo de sustancias
psicoactivas, de esta manera el fenómeno ha permeado las representaciones sociales frente
al habitante de calle, fortaleciendo las conductas de odio, lo que a su vez aumenta la sensación
de inseguridad en la vida cotidiana.
El rechazo establece las relaciones sociales con los habitantes de calle, sin tener en cuenta
que dicho fenómeno es una realidad resultado de una desarticulación de la sociedad
colombiana, que es necesario mostrar desde diferentes dimensiones del ser humano, ya que
los habitantes de calle se han creado a partir de marginalidad, de abandono, de no encajar
dentro de los estándares sociales, cuando realmente en este fenómeno el habitante de calle es
solamente uno de sus eslabones.
De esta manera es necesario profundizar en el reconocimiento de un fenómeno que trasciende
a diferentes dimensiones humanas, con muchos matices que definen el sentido de la vida de
esta población y su forma de relacionarse con su entorno, ya que si bien es cierto, la mayoría
de los casos, el habitante de calle es una persona que no necesariamente ha transcurrido ha
trascurrido su vida en este contexto por lo tanto no nació en ese estado y en este sentido no
ha adquirido una sentencia a permanecer de manera irremediable en él.
A partir de lo anterior, abordar la cuestión del habitante de la calle como objeto de
representación, implica entender esta situación como un objeto de debate y conflicto
social, según Navarro, 2010:
14
El habitante de la calle representa para algunos pobladores de la ciudad, la
degradación de la vida misma, los tacha de locos, delincuentes, agresores con lo
que justifican sus reacciones frente a ellos; reacciones como el trato compasivo,
agresivo o acusador y la exclusión, a veces materializada en el exterminio
sistemático que ejercen sobre ellos algunos “grupos de limpieza y justicia privada”;
en el rechazo y prohibición de estar en ciertos lugares de donde son expulsados; en
el desplazamiento permanente que tienen que hacer por las diferentes calles de la
ciudad; en el maltrato físico; en las miradas y actitudes despectivas de los otros
pobladores; en los insultos y la denominación de “desechables”, denominación que
les atribuye un carácter de improductivos e innecesarios para la sociedad. (Galeano,
1996)
De acuerdo a lo anterior, el fenómeno de la habitabilidad en calle no se asocia únicamente
con no tener un lugar de vivienda, va más allá a la comprensión del fenómeno como una
construcción de condiciones económicas, culturales, sociales y ambientales, que genera
incidencia desde lo individual hasta lo colectivo.
Desde esta perspectiva hecho de habitar la calle en Colombia se ha visto como un factor
asociado al desplazamiento, violencia intrafamiliar, pobreza, narcotráfico y microtráfico,
incremento de consumo de sustancias psicoactivas, experiencias personales, problemas
mentales, conflicto armado, este conjunto de elementos han configurado la representación de
lo que hoy se reconoce como CHC.
En la política actual, las relaciones se dan en el marco de la institucionalidad, basándose en
las opiniones de expertos según los aspectos técnico y financiero, estructurado en un
documento que establece un marco de acción, siendo lo en su conjunto, lo que se puede
considerar como política pública.
El inicio de la formulación e implementación políticas públicas pensadas para el habitante de
calle ha logrado un gran paso hacia el cambio de las mentalidades desde las autoridades hasta
15
comunidades en general, especialmente quienes residen en zonas de gran afectación del
fenómeno.
En primer lugar la sentencia C-385/14, que es la norma sobre lineamientos para formulación
de política pública social para habitantes de la calle, la Corte precisó que la pobreza de
quienes viven en la calle es altamente lesiva del derecho a la igualdad y de la dignidad
humana y llamó la atención acerca de que, más allá del plano individual, la Constitución se
refiere a la protección de grupos, lo que pone de manifiesto la existencia de desigualdades y
de discriminaciones estructurales que erigen a las condiciones socioeconómicas en un criterio
sospechoso de discriminación, por lo cual el escrutinio de la constitucionalidad debe ser
intenso.
Así las cosas, todos los sujetos son titulares de Derechos, es decir que tanto Estado como la
Sociedad, tienen la responsabilidad de garantizar sus Derechos; los ciudadanos habitantes de
calle, están en la obligación de respetar los Derechos de los demás habitantes de la ciudad,
en otras palabras, la condición del Sujeto Titular de Derechos le otorga de manera simultánea
dos marcos jurídicos normativos, esto es, Derechos y Deberes (SDIS, 2015) es decir que las
relaciones sociales armónicas, se enmarcan en ejercicios de solidaridad y respeto, y de abre
la posibilidad de dejar a un lado los principios de la exclusión social, realidad arraigada en el
diario vivir.
Por otra parte, desde el distrito se han venido implementando acciones enmarcadas en el Plan
de Desarrollo Distrital, en consonancia con los lineamientos para la formulación de la política
pública social para habitantes de la calle, expuestos en la Ley 1641 de 2013, en donde se
16
establecen los lineamientos para la formulación de la política pública social para habitantes
de la calle y se dictan otras disposiciones (SDIS, 2015).
A partir de lo anterior, el modelo distrital para la atención de la habitabilidad en calle es el
resultado del acercamiento e identificación del fenómeno, que dio la posibilidad al Distrito
para promover e implementar procesos en pro de la inclusión de los ciudadanos, según la
SDIS, (2015) por medio de acciones que dignifiquen su sentido de vida, en espacios de
formación para el trabajo, de fortalecimiento de redes familiares, sociales y urbanas,
desarrollo de hábitos y competencias ciudadanas.
Las necesidades humanas
En el Diccionario del Trabajo Social de Ander-Egg, 2003, el término de necesidad se define
como:
Estado de carencia de algo que se considera fundamental para nuestro desarrollo
como persona y por el cual moviliza una acción para satisfacerla. Esta necesidad suele
ser concreta (alimento, vivienda, ocupación laboral) o abstracta (salud, afecto,
educación). Esta se expresa a través del deseo o la afirmación de carencia como
consecuencia de la no satisfacción de la misma. La necesidad puede ser individual o
colectiva; en este último caso se habla de necesidad social.
Sin embargo, varios autores presentan posturas relacionadas con las necesidades humanas,
tal como Maslow y las necesidades humanas que son más complejas y más referentes la
relación necesidad/satisfactor de Max Neef.
A partir de los planteamientos de Maslow sobre las necesidades, se establece una jerarquía
de necesidades que se suceden en una escala ascendente. Las ordena en dos grandes bloques
que establecen una secuencia creciente y acumulativa desde lo más objetivo a lo más
subjetivo de tal modo que el sujeto tiene que cubrir las necesidades situadas a niveles más
17
bajos (más objetivas) para sentirse motivado o impulsado a satisfacer necesidades de orden
más elevado (más subjetivas), (Elizalde, 2006). De esta manera, a partir de la satisfacción de
las necesidades básicas, se pueden manifestar necesidades superiores, lo cual posibilita que
el sujeto se motive para satisfacerlas.
Desde la postura de Max Neef, se presenta el desarrollo a escala se humana se presenta como
fundamento básico, “lograr la transformación de la persona-objeto en persona-sujeto del
desarrollo (que) es, entre otras cosas, un problema de escala; porque no hay protagonismo
posible en sistemas gigantísticos organizados jerárquicamente desde arriba hacia abajo"
(Schuldt, 1995).
A partir de lo anterior se cuestiona el saber en el cual las necesidades humanas son infinitas,
relativas y que variarían permanentemente, señalando que “esas concepciones se basan en un
error conceptual al confundirlas con los satisfactores de necesidades que se dan a través de
bienes y servicios” (Max-Neef, 1986). Teniendo en cuenta que dicha relatividad se presenta
a partir de cada cultura y contexto específico, ya que se establecen diferentes mecanismos
para la satisfacción de las mismas necesidades humanas fundamentales.
En concordancia, en cada contexto éstas se satisfacen a partir de la concepción de diferentes
tipos de satisfactores. “La noción de necesidades es irrenunciable para poder evaluar de
alguna forma el bienestar y el progreso social […], la noción de satisfactores permite dar
cuenta del hecho de que las necesidades de salud y autonomía personal se pueden satisfacer
de maneras muy diferentes en distintas épocas y contextos culturales y sociales” (Parellada,
2008).
18
En síntesis, para los autores mencionados, las necesidades además de ser manifestación de
carencias también son un elemento movilizador para potenciar a las personas, "en la medida
en que las necesidades comprometen, motivan y movilizan a las personas, son también
potencialidad y, más aún, pueden llegar a ser recursos" (Schuldt, 1995).
En este orden de ideas Naredo (2008), plantea que hasta no hace mucho, se hablaba
indistintamente de pobres y necesitados (palabra que ha caído en desuso). Esto se debe a que
la sociedad de consumo se extendió entre la población tanto afán de acrecentar consumos,
gastos y riquezas que esta situación llevó a que casi todo el mundo pudiera considerarse
necesitado (aunque no pobre). Es en este punto donde la economía “se relaciona con el
aspecto social […] de las actividades humanas que se dirigen a la producción, apropiación y
uso de los medios materiales que satisfacen los deseos humanos, en la medida en que esos
medios son susceptibles de ser intercambiados” (Sidgwick, 1883), desde esta perspectiva la
economía se basa en la satisfacción de las necesidades humanas mediante el consumo, pero
no busca el origen de dichas necesidades.
Como contrapartida al desarrollo generado a partir del consumo, si se apela a un ejemplo un
sujeto que carece de un empleo o ingresos estables, se presenta en las representaciones
sociales del sistema como como un rescoldo social teniendo en cuenta los estándares del
desarrollo, que conlleva al fenómeno que más adelante se mencionará a profundidad el cual
se denomina como exclusión social, “al perder su condición de ser humano capaz de asegurar
su propia subsistencia, para convertirse en un pobre necesitado de la beneficencia pública o
privada” (Naredo 2008).
19
La pobreza en las zonas urbanas desde Dubois, 2005 se ha calificado como la falta de
oportunidades dentro de la ciudad, falta de empleo estable, vivienda digna, educación, acceso
a los servicios públicos y transporte público.
En Colombia dicho fenómeno se generó a partir de los desplazamientos forzados de
población que residía en las zonas rurales afectadas por el conflicto armado y al mismo
tiempo por programas de gobierno que buscaban dar más viviendas a los sectores
considerados como los menos favorecidos, generando un aumento muy rápido y poco
planeado al interior las ciudades, tal crecimiento desenfrenado ha permitido el paso a
diferentes problemáticas sociales, mientras que el estado cuenta con las herramientas
suficientes para la atención de la población.
A partir de lo anterior se inicia una cadena de falta de oportunidades en las urbes, Moser,
(1998) destaca tres características de la realidad urbana frente a la realidad rural, tales como
los niveles de mercantilización, donde el trabajo se convierte en el activo más importante de
los pobres urbanos, al ser la única fuente que les permite acceder a disponer de dinero líquido,
las condiciones del entorno desde donde se evidencian poco acceso a vivienda, saneamiento,
la distancia al trabajo, que afectan al capital humano de los pobres y a su bienestar y la
fragmentación social que se produce al cambiar del entorno rural al urbano.
Desde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2010), la primera
meta del Milenio está formulada en términos de una línea de pobreza extrema que equivale
a "1 dólar diario", representa un estándar internacional mínimo de pobreza e indica solo un
aspecto del problema.
20
La búsqueda de libertades individuales apunta al desarrollo. Además, que llegar a un
desarrollo implica la existencia de garantías para eliminar las fuentes de privación de esas
libertades, entre las que se puede resaltar la pobreza y la escasez de oportunidades
económicas y otras de tipo social como el abandono, la represión estatal, la intolerancia y la
falta de servicios públicos (Sen, 2000). En estos términos se evidencia que muchas personas
en la ciudad ven limitadas sus libertades individuales ya que un grupo significativo de la
población es pobre o indigente, con pocas oportunidades, y de esta manera, víctimas de la
exclusión social.
Así mismo la exclusión social ha estado presente desde el inicio de la humanidad, visto en
gran parte de los diferentes momentos y cambios que ha sufrido la sociedad, pero que en los
últimos años obedece a las brechas de inequidad y de pobreza que cada día se hacen más
notables (Pacheco, 2008). Sin embargo, es importante considerar que el análisis causa -efecto
no es suficiente para responder por la persistencia de un fenómeno que, independientemente
de las condiciones de miseria por las que se ha caracterizado, ha estado presente de una u
otra forma en la génesis y desarrollo de las ciudades como forma de vida de los grupos
humanos (Ruiz, 1998).
La exclusión social ha sido definida por diferentes autores, sin embargo, las apreciaciones
confluyen en que se puede entender como la manera de expulsar a quien sobra en la
comunidad, “los excluidos son aquellos sujetos que han perdido su filiación con la población
y no pueden integrarse y, por tanto, se sitúan fuera de las pautas de producción y consumo
comúnmente admitidas por la sociedad” (Enriquez, 2007).
En este punto, se muestra que la pobreza y la exclusión social contienen elementos comunes
sin embargo la exclusión social se establece como un concepto amplio, que abarca diferentes
21
dimensiones del ser, mientras la pobreza se restringe a una sola dimensión que se puede
denominar como la carencia económica, la exclusión integra una pluralidad de dimensiones
al contemplar aspectos laborales, económicos, sociales, culturales, políticos y de salud
(Tezanos, 1999).
Ante la inequidad social que se presenta se hace necesario romper la costumbre y enfocar la
atención en las situaciones de exclusión que muchas veces se disipan frente a otros temas de
interés y consumo masivo. En el caso del fenómeno de habitabilidad en calle, se manifiesta
la importancia de mostrar la realidad que se vive en los contextos, para evaluar las causas y
así promover soluciones efectivas para dichos fenómenos, empezando por las políticas
públicas que acogen y brindan la atención a las personas.
A partir de lo anterior, desde el fenómeno de habitabilidad en calle, nacen otras convergencias
desde las cuales entender la ciudad y la calle, en este punto sobrevivir se convierte en el eje
fundamental para el desarrollo de la vida, una vida en permanente apremio, que, en
comparación a otros contextos, se encuentra muy cercana a la muerte. Esta dinámica se
vuelve transversal en la vida, la noción del futuro se disipa ya que mañana se puede estar
muerto.
La vida en la calle se desarrolla desde la noción del límite, la intolerancia, de la miseria, pero
también desde los no- límites que ofrece una libertad percibida como ruptura con todo lo
establecido y lo formal. (Ruiz, 1999).
22
Hambre como violencia estructural
Cuando las necesidades básicas no pueden ser satisfechas por distintas condiciones que
ofrece el contexto, desde la parte del cerebro que conocemos como “cerebro reptil” fluyen
los instintos innatos del ser humano, ya que se encuentra en una situación de límite.
Desde la UNESCO, se manifiesta que una causa importante de la violencia en el mundo es
el hambre, los mecanismos de aparición de la agresividad animal se encuentran también con
el hombre: la agresividad predatoria, innata, motivada por el hambre es seguramente
excepcional en el hombre o imposible de confundir con un comportamiento de robo; la
agresividad de competición. (Domenach, 1981).
Pensar en la concepción del hambre se relaciona con develar lo más básico de la existencia
humana ya que es un problema que hace la diferencia entre la vida o la muerte. Esta noción
de la realidad expresa el hecho de que actualmente no todos viven o tienen lo suficiente para
vivir. Dando paso a la pobreza como una forma de violencia estructural.
La pobreza, según Galtung (1995), “es una forma de sufrimiento, es la privación de las
necesidades básicas implantada en la estructura y justificada por la cultura” En este punto
aparece la desigualdad en las sociedades como forma de violencia estructural la cual se
sustenta a partir de un poder desigual ya que no cuenta con las mismas oportunidades para
llevar la vida. “La pobreza se apoya en la violencia cultural, ya que cuenta con diferentes
mecanismos culturales que pueden servir para justificar y legitimar la existencia de la
pobreza, considerándola algo inevitable” (Galtung, 1995).
El hambre es un punto crítico, que revela los puntos más bajos a los que puede llegar una
Nación, ya que demuestra la realidad estructural a la que se ve enfrentada, según
23
Domenach, (1981) “la crisis producida por la plaga del hambre revela las características de
funcionamiento del sistema económico y social toma más legible la violencia estructural que
tiende a negar a los más pobres el derecho a alimentarse para no morir” En este sentido, el
hambre transgrede la concepción de lo colectivo, ya que hace evidente los alcances de la
inequidad y marginación en un contexto, de esta manera el hambre contribuye a perpetuar
las desigualdades, y propiciando las condiciones para la reproducción de la misma.
En un contexto macro según el Programa Mundial de Alimentos aproximadamente 795
millones de personas en el mundo no cuentan con los alimentos necesarios y suficientes para
vivir saludable. En estos casos la mayoría de casos en el mundo vive en países en desarrollo.
El hambre en las zonas urbanas se manifiesta en barrios marginales que se encuentran en la
periferia de las grandes ciudades de los países en vías de desarrollo. La cantidad de personas
que sufren de hambre y tienen escasez de recursos, que se encuentran en las ciudades, está
aumentando rápidamente, junto con la población urbana del mundo. (WFP, 2018)
Según el Informe Anual Colombia 2017 del programa mundial de alimentos, Colombia es
uno de los países más desiguales del mundo, con un índice de Gini de 53.5 y una desigualdad
de género, índice de 0,429, que refleja una distribución desigual de los ingresos y las
oportunidades de desarrollo. Muchas regiones, especialmente en las zonas rurales, todavía
sufren altas tasas de pobreza, infraestructura deficiente, servicios inadecuados Entrega y
pocas oportunidades económicas.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo 25, se indica que toda
persona tiene derecho a una calidad de vida que le asegure, entre otras cosas, la alimentación.
Precepto que se cumple de manera parcial en el mundo, en este sentido el estado colombiano
cuenta con la Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2006 - 2015 (PSAN) la cual
24
desde la cual se evidencia un distanciamiento con una perspectiva de derechos humanos, por
más que en su objetivo principal se acuda al cumplimiento del mismo, el cual se define como
“contribuir al mejoramiento de la situación alimentaria y nutricional de toda la población
colombiana, en especial, de la más pobre y vulnerable” (Conpes 113, 2017). A partir de lo
anterior, es posible evidenciar en el documento CONPES 113 de 2017, que no hay una
definición clara de las obligaciones del Estado o de los componentes a los que tendrán acceso
los ciudadanos, y así mismo no se evidencia un enfoque para las poblaciones más afectadas
por el hambre, como en este caso de los CHC.
En un Estudio de la Dirección de Seguimiento y Evaluación de Políticas Públicas, sobre la
pérdida y desperdicio de alimentos en Colombia anualmente se pierden y desperdician 9,76
millones de toneladas de alimentos, equivalentes al 34 % de la oferta disponible destinada al
consumo humano. Con los alimentos que se pierden, se podría alimentar a más de 8 millones
de personas al año, lo que equivale a toda la población de Bogotá. La pérdida y el desperdicio
de los alimentos equivalen a alimentar durante 8 años a toda la población de La Guajira y
133 veces a los niños entre 0 y 4 años del mismo departamento.
En este sentido, Amartya Sen desarrolla sus aportaciones en materia de pobreza, hambrunas
y 'economía del bienestar. El autor plantea que la inseguridad alimentaria no depende tanto
de la disponibilidad de alimentos en el mercado, sino del acceso efectivo que las personas y
familias tienen a ellos, mediante lo que él denomina los derechos de acceso alimentario, los
cuales dependen de las dotaciones iniciales que poseen las personas y las familias, y de las
capacidades y recursos para acceder a los alimentos, bien sea a través del mercado, por
ayudas del Estado, o por el intercambio de productos en la comunidad. (UNAL, 1998)
25
Sin embargo, aunque alimentarse es un acto elemental en la vida común a todos los seres
vivos, en las sociedades humanas está cargado de simbología, representaciones y normas (...),
la comida es mucho más que nutrirse, es la expresión de un individuo y su grupo social, el
intercambio entre el hombre y su medio (García, 2007), de esta manera se hace necesario
develar las experiencias que se entretejen y arrojan el significado del alimento como elemento
movilizador de relaciones y transformaciones de vida, dicho alimento que aunque para
muchas personas es un elemento fundamental en la vida y es una necesidad que se encuentra
cubierta en la rutina, para otros tantos es un desafío que se presenta a diario, y un ejemplo
muy claro se puede evidenciar claramente a partir de conductas en los actores que hacen parte
del fenómeno de habitabilidad en calle.
El alimento como representación social
Consumir alimentos es un acto común para todos los seres vivos del planeta, comer es uno
de los elementos que determina la calidad de vida con la que puede vivir unas persona, la
alimentación es un hecho biológico que aporta los nutrientes necesarios para el desarrollo de
las funciones vitales, sin embargo, “la alimentación es un fenómeno social y cultural en
donde intervienen factores muy diversos en la definición de qué es apto y qué no para ser
consumido, y en qué condiciones debe realizarse”. (Aranda, 2008). En este sentido, el
consumo de alimentos es el elemental para la sobrevivencia y sostiene otras necesidades.
Para hablar del alimento como representación social es necesario definir que “son
formaciones cognitivas socialmente producidas, y por extensión, socialmente diferenciadas,
es decir, estas no pueden entenderse separadamente de los procesos de comunicación y de
las formas de socialización” (Navarro, 2009). En ese sentido toda sociedad construye de
26
manera específica la realidad que experimenta, en aras de apropiársela para afrontarla,
dominarla o acomodarse a ella (Lucckman, 1996).
Tamayo, (2009) menciona cuatro características de las representaciones sociales que
redundan en su finalidad, las cuales son:
o Es conjunto organizado. No se trata de una colección de elementos cognitivos, sino
de una estructura.
o Es colectivamente producida por un proceso global de comunicación (intercambios
inter-individuales y comunicación de masa).
o Es compartida por los individuos de un mismo grupo social.
o Es socialmente útil. Su finalidad se define en tanto que las representaciones sociales
son sistemas de comprensión y de interpretación del entorno social, por un lado, y
ellas intervienen en las interacciones entre los grupos al respecto de un objeto social,
por otro.
En conclusión, las representaciones sociales se les cumplen con la función de elaboración,
de formación y comunicación de los saberes específicos de una cultura y permiten la
adaptación del sujeto a su contexto.
En este sentido, la comida y las prácticas de la alimentación constituyen un conjunto de tipos
populares de saber, mítico, simbólico, construido y compartido socialmente, con alguna
estabilidad, pero también conteniendo contradicciones, Amón (2005), es por esto que comer
es una necesidad de biológica, pero al mismo tiempo se constituye como una actividad social.
A partir de lo anterior, las relaciones de clase, estatus, género o edad poseen una profunda
relación con la forma en que los alimentos son producidos, cocinados, repartidos y finalmente
27
consumidos. “Cada uno de estos aspectos aparece socialmente regulado por normas
aprendidas y compartidas socialmente” (Aranda, 2008), sin embargo, el acceso a los
alimentos no es un hecho equitativo para todos, esta responsabilidad de conseguir el alimento
se delega al sujeto y al entorno social, ya que “comer mucho o poco sería una elección
personal, hacerlo ordenada o desordenadamente también” (García 2007).
Preferencias y aversiones por determinados tipos de alimentos, por la forma de preparación,
presentación y consumo proporcionan una identidad en el sentido de pertenencia a un grupo,
de expresión y exhibición de determinados contrastes entre uno mismo y los demás. (Aranda,
2008), lo anterior acude a la posibilidad de todo ser humano de elegir lo que desea comer, lo
que le gusta o lo que disfruta, sin embargo condiciones de carácter económico en términos
adquisitivos influye de manera significativa en la elección así como el contexto y la situación
inmediata de cualquier individuo, hoy por hoy, los individuos tienen una mayor libertad de
elección no sólo en el consumo de bienes y servicios, sino igualmente en términos de elegir
con quienes quieren convivir y bajo qué reglas. Se amplían pues las opciones de elegir los
principios morales, los gustos estéticos, las relaciones de pertenencia e identificación (BID,
1999); Mariano quien habito calle por un largo periodo narra como en su condición la cosa
no fluía como quisiera porque el deseo era imperante sobre la necesidad “en la calle toca
comer lo que sea, lo que haya, lo que se encuentre… uno muchas veces no elige porque no
hay plata y la que hay es para la traba. Yo tuve que comer de la basura y lo que elegía era
que estuviera empacadita o que no oliera a picho”
La calle es un entorno heterogéneo, lleno de historias y tradiciones culturales variadas. Sin
embargo, cada una de las vivencias individuales están articuladas con la realidad que se
afronta dentro del fenómeno de habitabilidad en calle, una dinámica en constante cambio ya
28
que debe ajustarse a lo que traiga el día y aunque las formas de las condiciones de miseria
son circunstanciales, permite evidenciar una lógica cambiante de vida que es estructural.
Relaciones sociales
En la vida diaria en la calle se entretejen redes de relaciones sociales entre los diferentes
grupos que cohabitan determinado contexto. En estas dinámicas se pueden ver diferentes
relaciones de poder, además de personajes que se encuentran diariamente inmersos dentro
del contexto. Estas redes, tan diversas y complejas redes subsisten entre prácticas que
aseguren la sobrevivencia y la satisfacción de las necesidades con el mutuo beneficio como
principio básico.
Moreno (2017), presenta un ejemplo muy claro de las relaciones que se mencionan
anteriormente, al manifestar que
Por ejemplo, el jíbaro y el habitante de calle comparten formas de cooperación para
encubrir o posibilitar actividades ilícitas. En estas situaciones se desarrolla una
cultura, una moral propia y un particular sentido del bien vivir, de la libertad, de la
convivencia, del respeto y la solidaridad. A pesar de que el habitante de la calle se
autodefine como un ser solitario, no puede prescindir de intercambios sociales que le
son vitales
Teniendo en cuenta lo anterior, en términos de capacidades, Nussbaum (2000) establece que
todo ser humano cuenta con capacidades innatas e internas con las que nace pero no puede
usar de inmediato, dado que requieren de un desarrollo progresivo en tanto interactúa con el
medio circundante y enfrenta situaciones que permiten la evolución y configuración de las
mismas, y que de acuerdo a las condiciones y oportunidades del contexto se gestará el
desarrollo humano en mayor o menor proporción, posibilitando al individuo para generar
transformación de realidades que considere necesarias para llevar la vida que quiera vivir.
29
La propuesta a desarrollar, tendrá como base principal la definición del desarrollo humano
generada por Restrepo (2000), la cual establece:
El desarrollo integral humano es un horizonte de realización armónica del individuo,
en las distintas dimensiones de su personalidad, que debe traducirse, para él, en una
vida plena, digna y feliz. Esto significa respeto de sus derechos humanos y atención
a sus necesidades materiales, pero también reconocimiento de su capacidad esencial
de crecimiento personal como integrante de una comunidad y como ser expresivo que
crea, se comunica y entra en relación dinámica con otros seres humanos (p. 175).
El enfoque de capacidades de Martha Nussbaum (2000) establece un listado de capacidades
básicas que se plantean dentro del mismo como transculturales que dialogan en un proceso
de construcción del sujeto. Para el desarrollo del presente proyecto se retomará la capacidad
de afiliación entendida como la capacidad para vivir con otros, preocuparse por otros seres
humanos, comprometerse con diversas formas de interacción social, contar con bases para
autorespeto y ser tratado con dignidad e igualdad, teniendo en cuenta las bases sociales del
amor propio y de la no humillación, es decir ser capaces de ser tratados como seres dignos
cuyo valor es idéntico al de los demás, desde este punto es posible fortalecer las relaciones
humanas dentro de la convivencia social.
Como lo manifiesta Maturana (1996) la confianza y la legitimidad son el fundamento de la
convivencia social, ésta sólo puede darse en tanto se generen procesos de aceptación de sí
mismo y del otro como sujeto legítimo desde la diferencia; la introspección y el auto
reconocimiento son bases innegables para la estabilización de la población que en estos
términos, permite la disminución de exigencias externas y aumenta el respeto por el otro,
generando espacios para encuentros de cooperación en la creación responsable de un mundo
común y respetuoso.
30
En la medida que el contexto ofrece oportunidades de exploración y desarrollo de las
capacidades innatas y adquiridas en el desempeño de roles propios del ciclo vital del
individuo, posibilita al mismo para participar de manera activa y propositiva, incidiendo en
la transformación de la sociedad así como en la deconstrucción de nuevos significados de
experiencias y reconfiguración capacidades posibilitando el ejercicio de toma de decisiones
desde una perspectiva consciente y renovadora que se ajuste a las necesidades de cambio
establecidas por el sujeto. De esta manera es posible destacar que dentro del enfoque de
capacidades de Nussbaum se parte de la concepción de la dignidad humana y que toda
persona es merecedora de esa dignidad, en una vida y en un contexto en el que encuentre
disponibles funcionamientos verdaderamente humanos. (Nussbaum, 2013).
Tal como se afirmaba en la presentación de las necesidades, muchas veces la pobreza es un
factor que propicia redes de solidaridad no es fácil, pero es el inicio para la justicia social,
para combatir la desigualdad creciente, “hablamos de sentirnos y encontrarnos en igualdad
de derechos y, sobre todo, de poder ejercerlos más allá del discurso y que ese ejercicio
alcance a las grandes mayorías del planeta y no solo a una minoría”. (Arias, 2014)
Desde esa capacidad para vivir con otros, planteada por Nussbaum, se puede buscar puntos
de coyuntura entre los sujetos, de tal manera que cada uno pueda tener un desarrollo pleno y
eso desemboque en un desarrollo colectivo, es lo que se puede describir como solidaridad.
La solidaridad, para ser trasformadora, ha de hacer la transición desde la esfera de la idealidad
y de la mera intención a la esfera de la moralidad efectiva, realizada, objetiva y real, que se
despliega en el curso histórico. (Arias, 2014)
31
Hacia el abandono del ciudadano habitante de calle
Dentro del fenómeno, se vive en la cotidianidad de la vulneración de derechos para estas
personas que eligen la calle como su lugar de vivienda, y presentan una serie de obstáculos
para el acceso a la salud, la educación, la alimentación, la recreación y el deporte, y demás
de derechos que por las dinámicas del contexto se ven desdibujados, perdidos o en los cuales
no encuentran gran sentido.
Los factores mencionados anteriormente terminan siendo consecuencias del fenómeno,
iniciando con el abandono estatal, desde el cual las políticas públicas formuladas no siempre
dan una solución de fondo a una problemática como esta de tipo estructural, donde el estado
mantiene un discurso de doble vía, donde no siempre hay un hilo conductor de las acciones
que se adelantan, por ejemplo, se hace muy normal que el ciudadano habitante de calle
identifique a los miembros de organismos de seguridad como personajes que encarnan la
tarea de represión estatal al intentar sacarlos del espacio de la ciudad. Desde la Perspectiva
de Correa (2007) la función del Estado percibida a través de los programas de seguridad,
salud y bienestar es ambigua, y los organismos de seguridad están desacreditados ante ellos.
Sin embargo, no se puede desconocer el quehacer de otros organismos estatales que abordan
la problemática desde otra perspectiva, como la Secretaría Distrital de Integración Social, en
la subdirección de adultez desde el proyecto de atención al ciudadano habitante de calle, por
quienes tienen expresiones de afecto, respeto y reconocimiento, y de alguna manera puede
decirse que están agradecidos con ellos y valoran la labor que realizan.
Así mismo, según Correa, (2007) los habitantes de calle generalmente no establecen el
vínculo que hay entre los funcionarios y el Estado como tal. Esta población acude a las
32
instituciones estatales y a los organismos no gubernamentales regularmente, por la
posibilidad que les brindan de satisfacer algunas de sus necesidades básicas, como la
alimentación, la higiene o la salud. Esta es una relación instrumental que en muchas
oportunidades se conserva a este nivel, pero que en otras genera vínculos de confianza,
respeto y amistad con los funcionarios o un cierto espíritu de cooperación y conciliación entre
ellos y con otros habitantes de la ciudad, pues incluso se llegan a crear experiencias de
actividades educativas compartidas o de brigadas de aseo en algunas zonas de la ciudad
(Correa, 2007).
La situación de los habitantes de calle en Bogotá es preocupante y no se divisa una pronta
solución, ya que con el paso del tiempo se ve el aumento en el número de personas en las
calles como consecuencia de múltiples factores de tipo estructural, como el abandono social,
las problemáticas relacionadas con el consumo de sustancias psicoactiva entre otros, sin
embargo estas condiciones conllevan a que los habitantes de la ciudad aumentes su
percepción de inseguridad por la presencia de estas personas especialmente en ciertos puntos
de gran afectación en la ciudad, razón por la cual muchos se preguntan qué medidas está
tomando la Administración para solucionar esta problemática, perspectiva desde la cual se
aumenta la marginación de este sector y lleva incluso a la toma de justica por cuenta propia.
Existe una falta de voluntad política y social por ayudar a estas personas, la cual se en la
carencia de recursos la cual se convierte en un pretexto no adelantar las acciones pertinentes
este problema social, o realizar acciones en dos sentidos, en donde desde la SDIS se protege
a los CHC, y desde otros puntos como la fuerza pública se sigue permitiendo que se presenten
casos de vulneración a esta población.
33
Un claro ejemplo de esta problemática se puede ver reflejado en que, a través del desarrollo
de la nación, el sujeto habitante de calle ha tenido que afrontar realidades repudiables tales
como la limpieza social, la cual según el Centro Nacional de Memoria histórica:
“Sucede más bien que su aparición es intermitente, no actúa de manera constante,
sino que hace su renovada presencia cada determinado tiempo, en buena medida
conectada a las épocas en que un conflicto local se inflama —más robos, incremento
de pandillas, presencia de un nuevo actor conflictivo—. Es una presencia repetida
pero no permanente, no por fuerza activada por los mismos actores o las mismas
personas. Sin embargo, siempre vuelve, sin falta, apelando a su lugar de engranaje de
la memoria colectiva sobre la que se tramita el conflicto local”.
En Bogotá sucedió otro tanto, el Concejo promovió medidas especiales frente a poblaciones
discriminadas objeto de exterminio: en 2005 expidió el sistema de atención de población
indigente habitante de la calle (Bogotá, 2005, Decreto 136/05)
Las personas que viven el fenómeno de habitabilidad en calle son un colectivo muy
vulnerable a sufrir violencia. Hay ciertos factores que propician las manifestaciones de odio
contra la población tales como la conformidad social: disculpa de los agresores
(pertenecientes a un modelo social aceptado) frente a los CHC (modelo rechazable, asocial,
crítico, rebelde).
La condición de habitabilidad en calle, no obstante, esta situación torna a ser repetitiva y
cíclica, ya que muchas veces las personas regresan a sus hogares varias veces y
posteriormente reinciden; es posible que en la familia existan algunos factores de riesgo los
cuales posibilitan que la persona reincida en la habitabilidad en calle después de haber
logrado un reintegro o vinculación familiar.
34
Para finalizar, y a manera de reflexión un hecho fundamental que no se puede hacer a un
lado, es que cuando se habla del fenómeno de habitabilidad en calle se está hablando de seres
humanos, es decir, sujetos de derechos dentro de la sociedad y que desde el principio de
igualdad y equidad son merecedores atención; ya que más allá del análisis de la problemática,
se hace necesario de encontrar un punto de coyuntura intentando comprender una forma de
vida desde donde no es posible permitir la vulneración de derechos, y de la obligación de
respetarla, reafirmando que caja sujeto cuenta con libertad en donde elección es válida, más
allá de las representaciones sociales que existen frente al tema.
La narrativa de experiencias
En este apartado se retoman los planteamientos del autor Paul Ricouer, desde los cuales se
expresa la función narrativa, en un sentido en el cual se busca la funcionalidad entre los
múltiples modos de narrar la realidad, teniendo en cuenta que todos los acontecimientos que
ocurren son susceptibles para ser narrados ya que configura a través de la narración el
desarrollo temporal de un contexto, “al tratar la cualidad temporal de la experiencia como
referente común de la historia y de la ficción, uno en un mismo problema ficción, historia y
tiempo” (p.191).
Así mismo se establece el problema de identificar la característica más importante del acto
de hacer-relato, la cual se denomina como trama, que permite en la selección y disposición
de los acontecimientos y las acciones que componen la narrativa, “la trama es la mediadora
entre el acontecimiento y la historia. Lo que significa que nada es un acontecimiento si no
contribuye al avance de una historia. Un acontecimiento no es sólo una incidencia, algo que
sucede, sino un componente narrativo” (p.192), a partir de estos acontecimientos narrados se
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hace posible el acto que el autor denomina como ensamblar, el cual consiste en descomponer
los elementos que conforman la acción humana que, en la experiencia diaria, resultan
heterogéneos y discordantes, dando como resultado la capacidad para seguir la historia
constituye una forma muy elaborada de comprensión.
El autor plantea que el acto de comprensión tiene una relación directa con la capacidad de
seguir una historia captando el dinamismo semántico que surge de la semántica que aparece
en una lectura literal de la frase. “Comprender es, pues, hacer o rehacer la operación
discursiva que comporta la innovación semántica” (p.198).
A partir de lo anterior al hablar de la función narrativa, se hace necesario mencionar que la
explicación no tiene un carácter primario sino secundario respecto a la comprensión. “La
explicación, entendida como una combinatoria de signos y, por consiguiente, como una
semiótica, se construye en base a una comprensión de primer grado que descansa en el
discurso como acto indivisible y capaz de innovación” (p.198), en este sentido las estructuras
narrativas como producto de la explicación preceden la comprensión del acto que constituye
la trama, las estructuras producto la semiótica estructural se construyen en base a la
estructuración del discurso, cuyo dinamismo y poder de innovación pone de manifiesto la
metáfora.
Para el desarrollo de este proyecto es importante resaltar el que hecho que dentro de la
función narrativa se imita la acción humana en la medida en que contribuye a remodelar esas
estructuras y esas dimensiones según la configuración imaginaria de la trama. “La ficción
tiene esa capacidad de «rehacer» la realidad y, de modo más preciso en el marco de la ficción
narrativa, la realidad práxica, en la medida en que el texto tiende a abrir intencionadamente
el horizonte de una realidad nueva, a la que hemos podido llamar mundo”, (p.199), en el
36
universo creado a partir de los relatos, es posible intervenir en el mundo de la acción para
configurarlo o generar un cambio.
Posteriormente se menciona que el arraigo fenomenológico de la hermenéutica no ve
limitado únicamente a la comprensión de los textos y la relación intencional de una
conciencia con un sentido que tiene delante. Se plantea entonces que “la fenomenología se
enfrenta a su pesar, es asumido por la hermenéutica postheideggeriana, no ya como un
residuo, sino como una condición previa” (p. 200), teniendo en cuenta que en primer lugar
estamos en un mundo y vivimos en él, al cual pertenecemos y actuamos participativamente,
y en segundo lugar, nos permite enfrentarnos a los objetos que pretendemos constituir y
dominar intelectualmente.
Finalmente, la tarea que se busca para la hermenéutica, es doble “reconstruir la dinámica
interna del texto y restituir la capacidad de la obra para proyectarse al exterior mediante la
representación de un mundo habitable” (p. 207), otorgando un sentido a los textos que
permita hacer una mella frente a una realidad que se vive en el contexto inmediato, como
para este proyecto es suscitar en el sujeto lector reflexiones que permiten rescatar el
significado del alimento como elemento movilizador de relaciones y transformaciones de
vida, a partir de los relatos de ciudadanos habitantes de calle, sin embargo, dando un espacio
para la interpretación de cada uno de los sujetos que tienen contacto con el texto.
A partir de lo mencionado anteriormente, partimos del hecho real en el cual la palabra narrar
es “relatar”, “contar”, “referir” o “informar” acerca de algo, como antaño se hacía, como la
tradición oral dicta, y ese algo debe tener algún sentido para quien narra y para quien escucha
o lee (Gómez, 1985), esa es la cualidad de la memoria, guardar y dar cuenta de lo significativo
37
de la vida, de lo que vale la pena mantener para luego comunicar y que alguien más lo
entienda (Mendoza, 2004)
El desarrollo literario de este proyecto se da desde la perspectiva de la narrativa de
experiencias, desde la cual los sujetos participantes pueden tener una expresión emocional,
utilizando el lenguaje para dar cuenta de las emociones a las que se pueden remontar desde
el principio de las relaciones que se entretejen con el alimento como elemento movilizador
de la memoria narrativa, según Jimeno (2008) en el acto de rememorar y relatar a otros, la
persona comienza a encontrar caminos para reconstruir el sentido subjetivo de la vida.
El fenómeno de habitabilidad en calle como forma de experiencia que mueve a la elaboración
de narrativas cuya función es remodelar la realidad y afrontar "lo inesperado, lo no ordinario,
lo problemático, lo misterioso" (Good, 2003), así mismo en la narración de la experiencia se
crea un terreno común, compartido entre narrador y escucha, en el que no sólo se intercambia
y pone en común un contenido simbólico –cognitivo– sino también, y sobre todo, se tiende
un lazo emocional que apunta a reconstituir la subjetividad (Jimeno,2002). En este punto se
estrechan las brechas que se dan entre elementos como el sujeto y su entorno social, y entre
lo racional y lo emocionar ya que el lenguaje de la experiencia personal permite una cercanía
a la emoción de cada individuo, para poder brindar un espacio de reconocimiento y
visibilidad de la realidad.
La experiencia narrativa de las experiencias durante la habitabilidad en calle, se encuentran
asociadas a la dimensión temporal de la experiencia del sujeto ya que transita su experiencia
y la del y la del contexto a partir de la noción del tiempo. “El hombre experimenta su
existencia en el sentimiento de una unidad y de una identidad que perduran a través del
tiempo. Sin embargo, los seres humanos no tienen una relación directa, transparente, con sus
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vivencias y con el desarrollo de sus vidas; esta relación es mediada por el lenguaje y por sus
formas simbólicas” (Murillo, 2011).
Aunque son muy variados los factores que llevan a una persona a la habitabilidad, también
son variadas las experiencias que cada individuo vive, ya que cada persona muestra
elementos diferentes de como asume los retos que presenta el diario vivir en la calle, sin
embargo todos tienen la vocación de la memoria y tienen necesidad de hablar, de narrar y de
recobrarse como sujetos en el discurso para otros (Jimeno 1996).
Desde la experiencia de Murillo, (2011):
Para representar el despliegue temporal de su vida, el hombre hace uso de palabras y
de imágenes que permiten, en común, designar un espacio por recorrer en el tiempo:
línea, hilo, camino, senda, círculo, ciclo, carrera de la vida. El hombre escribe en el
espacio la figura temporal de su existencia. Sin embargo, las imágenes que utiliza
para evocar su trayecto (empezando por este mismo) le son tan familiares que han
perdido su dimensión simbólica o analógica y que hacen que olvide que es solamente
mediante metáfora, según los caminos de una escritura, que dichas figuras pueden ser
prestadas a su existencia.
En conclusión, a través del relato de las experiencias una persona se puede presentar
personaje de su vida dentro del desarrollo de una historia, configurando la las vivencias y las
experiencias del hombre.
Diseño Metodológico
Este capítulo da cuenta del proceso metodológico llevado a cabo durante el desarrollo del
ejercicio de investigación, el cual tras la implementación de las fases designadas posibilito
la recolección de insumos, categorización de la información, análisis de información y diseño
39
y construcción del producto final que recopila de manera sistemática las experiencias
narrativas obtenidas.
Enfoque investigativo
Para el desarrollo de este ejercicio de investigación se tuvo como marco de referencia el
enfoque cualitativo por las posibilidades que éste brinda para la recolección de la información
relacionada con el fenómeno estudiado (significado de la comida), en tanto permite observar
las realidades inherentes de la población y del contexto con las representaciones simbólicas
que esto implica.
Entendiendo la perspectiva de la investigación de tipo cualitativo desde Navarrete, (2004):
“La investigación cualitativa tiene como punto central comprender la intención del
acto social, esto es la estructura de motivaciones que tienen los sujetos, la meta que
persiguen, el propósito que orienta su conducta, los valores, sentimientos, creencias
que lo dirigen hacia un fin determinado. Conocer el papel que tiene la intención en la
vida de un sujeto puede ser consciente, cuando el propósito se busca en forma
manifiesta y declarada, o inconsciente, cuando la meta es una función latente u
oculta”,
Se consideró como herramienta fundamental de interpretación para adentrarnos y
comprender las dinámicas de calle en función de las relaciones con la comida y con los
actores del contexto.
El estudio de la realidad en su contexto natural posibilita a las investigadoras a tener un
acercamiento profundo con la población de estudio haciendo de los datos recolectados un
insumo holístico y rico en información, destacando la palabra cargada de emotividad como
forma principal de expresión en función de las experiencias narrativas y relatos de vida
40
Unidad poblacional
La población se encuentra ubicada en la ciudad de Bogotá, en un rango de edad entre 30 y
50 años de edad que son ciudadanos habitantes de calle y que decidieron de manera
permanente y/o transitoria vivir en la calle debido a distintas razones atribuidas a gusto,
placer, conflictos familiares, consumo de sustancias psicoactivas y/o desestructuración de
roles por eventos específicos que incidieron en la toma de decisiones.
Los ciudadanos en mención están vinculados al proyecto adscrito a la Secretaria de
Integración social en el marco de la Prevención y Atención integral al fenómeno de
habitabilidad en calle; otra de las características de la población que hace parte del proceso
de investigación es que son procedentes de diferentes ciudades de Colombia y como lo
reportan decidieron trasladarse de ciudad en busca de un cambio en su estilo de vida y en
búsqueda de oportunidades.
Unidad de trabajo
Para adelantar el ejercicio de investigación se delimito la unidad de análisis a seis (6)
ciudadanos habitantes de calle, seleccionados teniendo en cuenta un tiempo mínimo (2 años)
de permanencia y habitabilidad en calle, así como el interés por participar en las actividades
propuestas para el desarrollo de grupos focales y entrevistas semi estructuradas.
Criterios de inclusión
Con el fin de conformar el grupo de participantes para el desarrollo de la investigación, el
equipo estableció cinco (5) criterios de inclusión, teniendo en cuenta las necesidades del
proyecto, los cuales se evidencian a continuación:
41
o Que estén ubicados dentro del rango de edad establecido
o Que se identifiquen como ciudadanos habitantes de calle
o Que la Participación dentro de la investigación sea voluntaria.
o Que hayan habitado calle por un tiempo no menor a 2 años
o Que los ciudadanos habitantes de calle participantes tengan cierta fluidez
verbal, esto con el fin de facilitar la obtención de la información necesaria.
Técnicas e instrumentos
Entrevista semiestructurada a profundidad:
La entrevista a profundidad permitió compilar una significativa cantidad de información,
suministrando a su vez, datos ricos en experiencias propias del ciudadano que además
proporciono información relevante para las investigadoras en el subtexto y en la complicidad
generada en la misma.
Díaz (1991), en su libro La entrevista a profundidad, elemento clave en la producción de
significaciones plantea que ésta:
“Opera bajo la suposición de que cada persona re-significa sus experiencias a partir
de la manera cómo ha conformado su esquema referencial, la forma cómo ha
integrado su conocimiento, percepción y valoraciones en relación a lo que la rodea,
cómo articula su historia personal con el momento actual. Esto permite comprender
porque una misma situación es significada de manera particular por cada uno de los
que se someten a ella”
42
Los significados que el sujeto asigna a una experiencia son personales e íntimos y se
reconstruyen a partir de los relatos conformados por palabras que adquieren un valor
significativo. En éste sentido con los insumos se logró tener un acercamiento vivencial y
contextual al fenómeno de la habitabilidad en calle, rescatando atentamente los significados
que a este aportan los participantes de dicho proceso haciendo un énfasis importante en el
marco del significado de la comida como factor determinante en el contexto.
Observación participante
Según (Panella 1998) “la observación participante es una técnica de observación utilizada
en las ciencias sociales en donde el investigador comparte con los investigados su contexto,
experiencia y vida cotidiana, para conocer directamente toda la información que poseen los
sujetos de estudio sobre su propia realidad”, es decir, conocer la cotidianidad de un grupo de
personas desde el interior del mismo, desde los espacios de interacción, sus sitios de
permanencia teniendo en cuenta las dinámicas generadas en cada territorio, su círculo social,
etc.
La principal intención del uso de la técnica de observación participante en este ejercicio de
investigación, fue la descripción del mundo y las vivencias de los ciudadanos habitantes de
calle, a partir del acercamiento a la narración de experiencias en el marco de la habitabilidad
en calle en función de la relación con el alimento y el significado de la comida durante su
permanencia en calle, orientado a captar cómo definen su propia vivencialidad dentro del
amplio contexto que esto implica
Con esto, “la observación directa de eventos relevantes ha de realizarse durante la interacción
social en el escenario con los sujetos del estudio, unida a entrevistas, registros sistemáticos,
43
recogida de documentos y materiales, de forma flexible según la dirección que tome el
estudio”. De esta manera se convirtió en una herramienta útil para las investigadoras porque
permitió describir realidades sociales, poner a la luz percepciones y vivencias de los
ciudadanos habitantes de calle y ampliar las aristas frente a imaginarios sociales permitiendo
observar dichas realidades desde diferentes ángulos.
Partiendo de lo anterior hicimos uso de los recursos gráficos y escritos (a continuaciones
descritas) para el desarrollo esta investigación, en el siguiente orden:
o Agenda de apuntes: se hizo uso de esta herramienta en todo el proceso de recolección
de datos, dado que fue de vital importancia para realizar el correspondiente registro
de la información reportada por los ciudadanos posibilitando una mejor comprensión
de las dinámicas y experiencias
o Grabadora: se hizo uso de esta herramienta durante las entrevistas y encuentros
grupales para el registro de la información aportada por los ciudadanos y no de esta
manera no perder detalles en las narraciones de experiencia.
Desarrollo
Fase 1: Exploración
De acuerdo con lo anterior se dio inicio con el momento descriptivo a partir del
desarrollo de encuentros grupales y entrevistas semi estructuradas a profundidad como
método para la recolección de la información a partir de dos etapas: significado de la
comida y relación con la comida que viabilizaron la organización de la información y
posibilitaron la sistematización, el correspondiente análisis y la comprensión de la
información obtenida.
44
Para organizar los datos y orientar una secuencia para su interpretación, hicimos uso del
microanálisis desde donde se realizó una revisión detallada de la información extraída del
discurso de los participantes, ubicando esta información en categorías que en un primer
momento agrupan ideas comunes o que coincidan entre sí, y que luego se seleccionaron
las más relevantes y para el re- categorización en subcategorías.
Con el fin de definir y ubicar en el texto la literalidad de los aportes realizados por los
ciudadanos se construyó un método de convenciones para la nominación
CONVENCIONES
ABREVIATURA SIGNIFICADO
PCDVA1
Participante
Comunidad de Vida
Anónimo 1
PCDVA2
Participante
Comunidad de Vida
Anónimo 2
PCDVA3
Participante
Comunidad de Vida
Anónimo 3
PCDVA4
Participante
Comunidad de Vida
Anónimo 4
PCDVA5
Participante
Comunidad de Vida
Anónimo 5
PCDVA6 Participante
Comunidad de Vida
Anónimo 6
45
Hallazgos Por Etapa
Etapa 1: Significado de la comida
Objetivo: Recopilar información relacionada con la comida y la relación – significado
que asignan los ciudadanos habitantes de calle a la misma.
Descripción: Para dar inicio con la recopilación de la información, desarrollamos un
primer encuentro denominado “ significado de la comida” en el cual buscamos hacer
una exploración del tema de investigación, conocer la percepción de los participantes
acerca del mismo y acercarnos junto con los participantes a la temática y a las dinámicas
que se gestan alrededor, para de esta manera continuar con el desarrollo de las
actividades programadas que posibilitaron la profundización en el tema y la cobertura
en función de las dinámicas, emociones y la expresión narrativa de las experiencias
durante la permanencia en el fenómeno.
Para este primer ejercicio participaron cinco personas que de manera voluntaria
decidieron estar en los encuentros en tanto se sintieron atraídos por el tema a desarrollar
y que, según los parámetros definidos en la unidad poblacional, eran idóneos para
participar. Tras la descripción del objetivo de la actividad, se dio inicio al ejercicio
formulando una pregunta que permitiera establecer una base en la introducción de la
recolección de la información: ¿Para usted que significa la comida?, para recibir las
respuestas dadas por el grupo se solicitó que se hiciera de manera escrita, dando paso a
una socialización que permitió debatir las posturas y reacciones de cada uno de los
participantes frente al tema en cuestión.
46
Se evidenció que, dentro del grupo, los datos recopilados reflejan que de manera
unánime se considera que el alimento es la fuente de energía que posibilita la ejecución
de actividades cotidianas; así mismo, dentro del ejercicio escrito se expresa el
significado atribuido a la comida, que concluyo para algunos en “para mí el alimento es
una forma vital para mi cuerpo porque por medio del alimento se mueve mi cuerpo y lo
tendré fortalecido para desempeñar cualquier laboral de mi diario vivir”
PCDVA1; por otra parte, el significado asignado por PCDVA3 fue descrito como
“significa la gasolina para vivir”.
En el segundo momento de la actividad, se desarrolló la socialización de lo descrito por
cada participante, posibilitando un espacio de intercambio y debate frente a un tema en
común, se mencionaron otros significados en función de la comida o al acto de comer
desde una mirada cultural, relacionándolo con costumbres regionales, con la unidad
familiar, como factor social en cuyos escenarios se gestan valores y emociones de
acuerdo los contextos de ocurrencia, como actos de solidaridad y expresiones de amor
por el prójimo.
Como lo menciona PCDVA2 cuando relata “mi familia es cristiana y casi todos los 25
de diciembre con algunos amigos que se congregaban en la iglesia recorríamos plaza
España para darle comida a los ñeros… y mire luego yo me beneficie de eso”, en este
sentido se promueve la reflexión desde la memoria narrativa de los sujetos.
A partir del desarrollo de la actividad, fue posible ver que los participantes iniciaron de
manera unánime dentro de un elemento conceptual del alimento cuyo significado es
asociado inicialmente al elemento puramente biológico que brinda energía vital para
sobrevivir, generando un tránsito en el discurso dirigido a involucrar emociones y
47
experiencias narradas en contextos específicos antes, durante y después de habitar calle
que posibilita la evocación y expresión emocional, utilizando el lenguaje para dar cuenta
de las emociones remontadas a las relaciones que se entretejen con el alimento como
elemento movilizador de la memoria narrativa.
En concordancia con lo expuesto por Jiménez (2008) el consumo de alimentos se
constituye como un medio que posibilita el afianzamiento de relaciones sociales tejidas
desde la reciprocidad, solidaridad y empatía e implícitamente cargadas con elementos
de gran valor simbolizados en el de dar y recibir cuando en las prácticas de comensalidad
de manera bidireccional se crean vínculos y formas de relacionarse en los cuales desde
la pertinencia se procuran limites que promueven dos polos desde la inclusión y
exclusión.
Etapa 2: Relación con la comida
Objetivo: Reconocer las formas de relacionarse con el alimento a partir de evidenciar el
tránsito entre lo conceptual y la expresión emocional.
Descripción: Para el desarrollo del encuentro en el marco de la relación del ciudadano
habitante de calle con el alimento se contó con la presencia de las cinco personas que
participaron en el primer encuentro, resaltando la gran disposición por continuar con el
desarrollo del ejercicio de investigación dado que según reporto PCDVA1 “esto me está
ayudando a darme cuenta del valor de las cosas y de lo que estoy haciendo aquí para
cambiar mi vida”.
Dando continuidad con el plan de trabajo establecido, se implementó un ejercicio escrito
distribuido desde la dimensión temporal en tres escenarios; antes de habitar calle,
48
durante la habitabilidad en calle y después de habitar calle, dado que el insumo arrojado
en la actividad de “significado de la comida” permitió identificar que en los tres
escenarios mencionados las relaciones se tejen de manera distinta en función de las redes
sociales presentes, los territorios y contextos.
De acuerdo a lo anterior se formuló una primera pregunta orientadora para la actividad:
¿cómo era la relación con el alimento antes de habitar calle?, los participantes se
remontaron a la infancia, edad que oscilaba entre los 7 y 10 años y coincidían en que el
alimento era provisto por la familia o personas a cargo de su cuidado, así mismo desde
el sentimiento se remitieron a emociones relacionadas con la gratitud, gusto y placer,
incluso se manifestó que en dichas épocas tenían la posibilidad de elegir los alimentos
con los cuales se sentían más a gusto, y realizar exigencias frente a los mismos, aunque
en ocasiones aunque no les gustará el alimento debían consumirlo por obligación.
En la socialización PCDVA3 refiere que “era muy común, no le ponía tanto, pero a la
alimentación yo no era como otras personas que preguntaban a sus padres ¿qué vamos a
comer hoy? O ¿cómo vamos a prepararlos?... simplemente se hacia la comida, la servían
y a comer”, es decir que en el marco familiar la comida estaba asegurada en el diario
vivir, no presentaba especulaciones frente a la posibilidad de no tener el alimento; esto
lo reafirma PCDVA4 cuando reporta “como éramos siete hermanos nuestra
alimentación era medida, sin embargo, nunca nos acostamos sin comer algo”
Es de relevancia mencionar que en la narrativa que hacen los participantes mencionan
como ya se dijo anteriormente sentimientos de gratitud y de manera repetitiva aclaran
que a pesar de no contar con lujos, o con alimentos “exquisitos” o de su total agrado
nunca hubo manifestaciones violentas de desagrado por el alimento recibido, por el
49
contrario entendían que la comida en casa era una manifestación de amor; el PCDVA5
manifiesta “… trataba de comer lo que mi madre me servía, pero había alimentos que
no me gustaban, nunca peleamos por la comida”.
Los sentimientos relatados en la actividad respecto a ese momento de su vida en relación
al alimento invadieron a los participantes de nostalgia, en el discurso traen a la memoria
anécdotas de encuentros en la mesa disfrutando de almuerzos en familia o de “trampas”
para no comer lo que no les gustaba, o de transacciones con los hermanos de porciones
de carne a cambio de favores. Y entonces en esta escena de la vida se reafirma lo descrito
por Paris 2013, “lo cotidiano se inventa con mil maneras de cazar furtivamente” haciendo
alusión al acto de comer como la posibilidad de tejer relaciones sociales y afianzar las
mismas a partir de la interacción y comunicación entre los comensales.
A continuación, se da paso a la descripción de la relación de los participantes con el
alimento durante la habitabilidad en calle y ahí, justo en ese lapso de tiempo el panorama
tuvo cambios drásticos en la descripción de las experiencias, atribuyendo a estas, dolor,
tristeza, sufrimiento, manifestaciones de violencia y en menor proporción valores
relacionados con la solidaridad y compasión en función de los ciudadanos habitantes de
calle y su condición de vulnerabilidad.
Al iniciar los relatos PCDVA3 menciona “mi relación con el alimento en la calle cambio
rotundamente porque solo por pensar en el consumo, cuando me daba hambre porque
me gastaba la plata en vicios me tocaba mendigar en restaurantes y panaderías. No podía
comer la que me gustaba sino la que me dieran hasta de la basura y a veces con piedra”
y realizaba un análisis en función del cambio en su relación con la comida en tanto le
50
generaba rabia recordar los momentos de sobriedad en los cuales disfrutaba de mucho o
poco, pero en buenas condiciones.
Conforme a los relatos y a la descripción realizada por los participantes de la vida en
calle, coinciden en mencionar que las condiciones no son fáciles y que por el contrario
lo que pasa genera impacto en las formas de entenderse con el mundo porque sin
justificar sus decisiones consideran que la gente podría ser más solidaria al ver la
condición de vulnerabilidad y flagelo del consumo de sustancias psicoactivas.
En respuesta a lo anterior y como una manifestación de rabia PCDVA2 nos comenta que
en una oportunidad en la cual no le quisieron dar comida que sobraba en un restaurante
“monte la espantosa, amenace con defecar en los candados por la noche para impedir
que abrieran el local” y afirma que fue una actitud mediada por el desespero y por la
percepción que tiene frente a la indolencia de la gente por su situación.
Como lo enuncia Fuentes 2017, el elemento esencial del odio es el factor emotivo y es
evidente que el escenario y las circunstancias vividas en calle, llevan a los ciudadanos
habitantes de calle a apropiar y a arraigar conductas agresivas generadas como
mecanismos de supervivencia o para manifestar y evocar tristeza y dolor enmascarado
en ejercicios de violencia generalizada
PCDVA2 en su relato nos narra el dolor inmenso que tiene por la ausencia de su padre
quién se va un día sin explicación y con lágrimas en sus ojos nos comenta que su madre
encuentra a una pareja que de manera reiterada abuso de él… en su concepto de amor
y en consideración por su madre nunca dijo nada de lo ocurrido porque sabía que eso
causaría mucho dolor o mejor otro dolor más; atribuye ese cumulo de situaciones al
51
motivo principal para habitar calle y dice “ cuando me acordaba de eso y no me daban
comida, me daba rabia porque mi papá me hubiera protegido y para desquitarme, regaba
heces en los negocios y rompía vidrios”
No obstante, durante el ejercicio de socialización y pese a los relatos hostiles de
situaciones vividas por algunos participantes en la calle, PCDVA4 manifiesta que, por el
contrario de las anécdotas de sus compañeros, él fue bendecido al encontrar en esta etapa
de la vida a personas buenas con él, que de manera frecuente mostraban su afecto y
consideración a través de la entrega de alimento entendido como elemento de fraternidad
y cohesión en la cuadra donde el parchaba, reporta, “yo siempre pasaba al medio día a
pedir un poco de jugo por el calor tan tremendo que hacía y un buen día el señor me dijo:
mijo venga todos los días a las cinco de la tarde y se lleva lo que no venda, así lo hice y
ese señor se convirtió en mi confidente, en la mano amiga, en la familia que no tuve… él
fue el que motivo a que cambiará”.
De esta manera se contempla para los ciudadanos durante su habitabilidad en calle como
elementos vitales, los lazos afectivos y el fortalecimiento de redes sociales que si bien
algunos son temporales o transitorias son de gran impacto por el efecto motivante
movilizado en ocasiones desde el odio, la rabia y el dolor a generar cambios en su estilo
de vida y al retorno de tener la posibilidad de configurar un proyecto de vida en
condiciones dignas.
Para el tercer momento, desarrollado en el marco de la relación de los participantes con el
alimento tras superar la habitabilidad en calle, hubo reportes de cambios significativos a
partir del valor otorgado al objeto indistintamente del contexto en que se ingirió o se
obtuvo. Cabe anotar que en el desarrollo del ejercicio las emociones que salieron a luz a
52
diferencia de las actividades ejecutadas con anterioridad fueron de gratitud, nostalgia y
con altas expectativas de lograr cambios en sus vidas.
Según refiere PCDVA1 “ahora mi vida es diferente, como alimentos en buenas
condiciones y a veces lo que no gusta, pero doy gracias a dios por darme tantas
bendiciones después de haber sufrido por un plato de comida”.
Traer a la memoria eventos emotivos en función de la disposición de los alimentos y las
relaciones estructuradas alrededor del mismo, se convirtió en un recurso de motivación
para generar transformación de las conductas asociadas a la habitabilidad en calle y a la
configuración de una vida digna desde el merecer y no desde la carencia como se
reportaron en las experiencias narradas ocurridas durante la habitabilidad en calle.
A partir de lo anterior, en el marco de la implementación de la actividad surge la propuesta
de realizar un ejercicio de creación de narrativas frente a los temas discutidos y
compartido en los encuentros, de tal manera que se rescaten experiencias que permiten
visibilizar la realidad que se vive diariamente desde la habitabilidad en calle en relación
con el alimento.
Etapa 3: Relatos
Objetivo:
Descripción: El desarrollo de este encuentro surge a partir de la propuesta generada con
anterioridad, de tal manera que se abre un espacio de expresión emotiva de relatos
relacionados con el alimento y la habitabilidad en calle, desde diferentes perspectivas y
diferentes ubicaciones temporales de las historias.
53
Esta etapa se torna muy significativa, teniendo encuentra que se recata toda la exploración
y experimentación de las capacidades narrativas que tiene cada uno de los participantes,
evidenciando elementos como rima, metáfora, símil y más elementos narrativos que
nutren la emocionalidad plasmada en cada historia.
En este espacio, cada persona tiene la oportunidad de narrar y compartir su relato o relatos,
y el grupo se convierte en un espectador que de manera respetuosa sostiene las emociones
que surgen a partir de las narraciones, que se remontan a épocas difíciles, o épocas de
antaño que no son fáciles de recuperar, también se recatan sentimientos de solidaridad y
apoyo en momentos tempestuosos, entre otras sensaciones a las que nos remontamos
gracias a la lectura de las creaciones narrativas. De manera que la historia surge al mismo
tiempo que el cuerpo, incluso antes de que sea narrada. “no hay experiencia humana,
afirma él, que ya no esté mediada por sistemas simbólicos y, entre ellos, por relatos […]
Sólo tenemos acceso a los dramas temporales de la existencia a través de las historias que
se cuentan sobre ellos, por parte de otros, o, por nosotros mismos” (Ricoeur, 1983).
En este sentido, estos relatos se tornar como la columna vertebral que sostiene el
desarrollo de este proyecto, “si pensar es asociar, articular, conectar, ordenar, entonces el
lenguaje del relato representa una forma específica del pensamiento, que consiste en
articular acciones en el tiempo según sucesiones de casualidad y de finalidad” (Murillo,
2011), permitiendo rescatar el significado del alimento como elemento movilizador de
relaciones sociales y las transformaciones de vida a las que se enfrentan los ciudadanos
habitantes de calle,
En este sentido es posible manifestar que la experiencia vivida por cada persona se
configura en forma de relato, considerando que es una “dimensión del pensar y del
54
proceder humano que, bajo la forma de una hermenéutica práctica, permite al individuo,
en las condiciones de su inscripción socio-histórica, integrar, estructurar e interpretar las
situaciones y los acontecimientos de su vivencia.” (Murillo, 2011)
Etapa 4: Punto de encuentro
Objetivo: Organizar la información recopilada y generar la construcción de categorías
que faciliten la comprensión del significado del alimento para los ciudadanos habitantes
de calle
Tras la implementación de las etapas anteriores, se dio continuidad con el análisis de la
información obtenida hasta la fecha, encontrando puntos de encuentro en los relatos y
narraciones de experiencias de los participantes que posibilitaron la categorización de la
información.
Para realizar el proceso de categorización se tuvo en cuenta cada uno de los relatos
obtenidos de manera escrita en los ejercicios desarrollados con anterioridad; que, a partir
de la socialización y debate de los mismos dentro del grupo, fue posible enmarcar en
temas específicos, haciendo alusión a características comunes y a discursos que coincidían
en territorios, escenas y emociones.
En este sentido se establecen cuatro ejes temáticos, que servirán como pilares del
desarrollo del libro de tal manera que permiten dar una organización a los relatos
brindados, los cuales se establecen a continuación:
o Me reservo el derecho de admisión
o Manifestaciones de odio
55
o La familia no solo es de sangre
o El loco que daña y asusta
Fase 2: Conceptualización De Ejes Temáticos
El libro gira en torno al tema del alimento como elemento movilizador de las relaciones
sociales, en este sentido el sujeto deviene como autor o vehículo de dichas operaciones,
siempre en contacto y vinculado con su entorno natural-social. Estas determinaciones
relacionales configurarían el contexto cultural e histórico en el que se “inventa” o construye
lo cotidiano […] “lo cotidiano se inventa con mil maneras de cazar furtivamente” (Piña,
2013).
El proceso de alimentarse, genera una dinámica propia del contexto. Con el alimento es
posible develar las dinámicas de las relaciones sociales, ya que es una acción que permea
todos los escenarios de vida en los que se desenvuelve una persona traducible como lo
cotidiano.
Estas prácticas de la alimentación humana presentan condiciones materiales diferenciadas y
formas específicas de configuración de acuerdo con las necesidades de cada grupo, sus
condiciones culturales, históricas y medioambientales concretas, conformándose así un
sistema de alimentación particular con una dinámica procesual propia, susceptible de ser
reconocido y comprendido con y desde distintas dimensiones y perspectivas disciplinarias.
(Aguilar, 2013), es a partir de esta premisa que surge la necesidad de establecer los ejes
temáticos a tener en cuenta frente a las relaciones del sujeto con el alimento.
56
La familia no solo es de sangre
Dentro de este eje se enmarcan la variedad de vínculos y relaciones fraternas y solidarias que
se gestan en la calle, con el pasar del tiempo tiempos, se fortalecen ciertos vínculos de
adhesión entre los miembros del grupo, en este sentido “dados los sentimientos de
convergencia y afecto que esa situación crea como dinámica grupal y que van más allá de
una relación basada en la consanguinidad”. (Olivia, 2014), es decir que, a partir de la
convivencia de un contexto, se encuentran puntos de convergencia que generan un vínculo
fraterno más allá de una relación familiar, ya que el grupo en sí comienza a ejercer ese papel
de pilar que normalmente puede ejercer la familia de sangre.
En las dinámicas implícitas del fenómeno de habitabilidad en calle es posible observar
también que a partir de los sitios donde “parchan” se genera una dinámica de relaciones
sociales, ya que contrario a lo que muchos piensan, un habitante de calle no desarrolla su
vida en un deambular constante, por el contrario, normalmente encuentran una zona que se
puede denominar zona segura y por esta razón permanecen en un mismo barrio o territorio.
El ser humano necesita pertenecer a una comunidad y para ello puede mantener lazos muy
estrechos con algunas personas durante extensos períodos de la vida, aunque mientras se
habita calle, “muchas personas se acercaban a nosotros para darnos dinero o incluso comida”,
en este caso la persona se convierte en una periferia de las relaciones que se mantienen en el
territorio. Con otras puede haber una relación menos estrecha, aunque igualmente sostenible
con el paso del tiempo. Es por la necesidad de tener lazos afectivos que deseamos permanecer
dentro de un ambiente personal y familiar que nos proporcione un terreno relativamente
seguro, alejado de riesgos para enfrentar. (Ministerio de Educación).
57
A partir de lo anterior, en el ámbito de la calle se genera toda una ritualidad distintiva que va
marcando y protegiendo el espacio de su cotidianidad, lo que va produciendo una
resignificación del hábitat urbano donde se desenvuelve esta situación, (Correa, 2007) ya que
teniendo en cuenta los periodos prolongados se establece una relación de pertenencia con un
entorno y con una comunidad, dando paso a unas dinámicas sociales propias y singulares,
caracterizadas por el deambular que posibilita nuevos escenarios de supervivencia, de
recursos renovados, de encuentros con otros, que aunque se reconocen diversos, son pares
(Correa, 2007).
Desde la postura de Quintero (2007), no cualquier relación social es familia. Los vecinos de
un barrio popular o los de una propiedad horizontal no son familia, por muy cercanas que
sean las relaciones sociales que mantenga una familia con otra. En el mejor de los casos
hacen parte de una importante red social, pero no son una familia, sin embargo, a partir de la
necesidad se manifiestan expresiones como “yo pasaba todos los días […] y éramos amigos
y todos los días hablábamos de algo diferente de su vida y de la mía.”, este fragmento es
parte de un relato en el cual un CHC hace referencia a lazos de ayuda de un miembro de la
comunidad, con quien de manera directa o indirecta tenía la certeza de que podría contar en
un momento dado.
Es necesario afrontar la situación desde los propios derechos de la persona, más allá de la
caridad y la solidaridad, ya que no se puede obligar a nadie a salir de la calle por cuestión de
derechos, tampoco se puede privar a nadie de los derechos básicos a los que a menudo solo
se puede acceder si se muestra favorable a la adhesión a un programa social (de vivienda,
laboral, alimentario, etcétera). En la práctica, el servicio de ayuda en la calle debe asegurarse
de no emitir juicios de valor sobre lo que la persona debe hacer o no con lo que se le da. Es
58
aquí donde toma fuerza el derecho a elegir de la persona y donde entra el apoyo de los y las
expertos si se requiere y es posible. (XAPSLL, 2017).
Manifestaciones de odio
Dentro de este eje se abordan dos perspectivas importantes que contribuyen a la construcción
del mismo, desde una primera visión, se puede tener en cuenta como la sociedad manifiesta
odio en torno a la figura genérica del habitante calle, promoviendo culturalmente pautas de
exclusión, violencia e intolerancia, según Simonelli (1998) esta situación se puede mostrar
a través de actitudes y comportamientos, activos o pasivos, que violan y atacan los derechos
fundamentales que todos tenemos reconocidos, estos hechos que tiene su origen en los
prejuicios ante las diferencias de las personas. Estos prejuicios alimentan el odio, que es un
sentimiento de antipatía o aversión hacia personas, colectivos o cosas cuyo mal se desea,
sentando la base para manifestaciones ulteriores de intolerancia. El elemento esencial del
odio es el factor emotivo. Es una emoción de enemistad, rechazo, hostilidad (Fuentes, 2017)
Para abordar las manifestaciones de odio, se hace necesario develar el contexto en el que se
producen tanto la justificación a la agresión como el posterior consentimiento, sin las cuales
el odio no se podría generar. Evidenciar las diferentes vertientes que fomentan el odio o la
violencia en un caso concreto sirve para refutar la construcción social en la que el odio es
algo natural, algo que nos viene dado. Como si el odio fuese más auténtico a la naturaleza
humana que la bondad.
“Es algo que se fabrica. Tampoco la violencia se produce de forma espontánea. Es
algo que se incuba. La dirección que toman tanto el odio como la violencia, las
personas contra las que se dirigen, los umbrales y obstáculos que es necesario
derribar… todo eso no es aleatorio, no viene dado sin más, sino que se canaliza. Si,
por el contrario, no nos limitamos a condenar el odio y la violencia, sino que
59
observamos sus mecanismos, estaremos demostrando en todo momento que se podría
haber hecho algo distinto, que se podría haber tomado otra decisión, que alguien
podría haber intervenido, que alguien podría haber renunciado. Describir el proceso
exacto que activa el odio y la violencia entraña siempre la posibilidad de mostrar
cómo ambos pueden ser interrumpidos y debilitados.” (Emckle, 2017)
A partir del Director Ejecutivo de la ONG Parces afirma que el Estado no ha podido
garantizarles los derechos a estas personas […] y se ha creado un discurso de odio y limpieza
social (Semana, 2016). La muerte injusta de una persona con antecedentes delictivos,
continúa siendo injusta a pesar de los antecedentes que registre. Y lo será tan injusta, tan
insoportable y tan repudiable como la del hombre bondadoso de irreprochable conducta […]
Nadie en Colombia se puede arrogar la facultad de definir (con fines de exterminio o de
perdón) quién es útil, bueno y merece seguir con vida […] Nadie, y mucho menos la
autoridad (CNMH, 2015). De hecho, se escuchan testimonios sobre nuevos episodios que se
han presentado en la ciudad “Lo que temo es que se alebresten los comerciantes y el
vecindario, y reaparezcan los grupos de “limpieza social”. Sería volver a los 90, cuando el
habitante de calle era el desechable que podía morir en cualquier momento” manifiesta un
ciudadano habitante de calle ante la situación presentada, (El Espectador, 2016)
Desde la sentencia C-016 de 1997 se explicó a partir de “teoría de la defensa social” se
promovió la represión de los habitantes de la calle aplicando medidas "extra o ante delictum"
(es decir antes de que se perpetre el delito) a sujetos considerados como peligrosos o
sospechosos. Política soportada en la escuela positivista o antropológica del derecho penal,
de acuerdo con la cual el delito es un fenómeno natural y social, y el delincuente un ser
anormal, que está determinado por sus condiciones antropológicas, físicas, sicológicas,
sociales y culturales. (Ferrajoli, 1995). Desde esta perspectiva se da el aval a las fuerzas
60
públicas para juzgar a quienes consideran que pueden ser perpetradores de delitos, dentro de
los cuales se ven seriamente señalados los habitantes de calle.
La segunda perspectiva que se aborda en este eje temático está dirigida a la visión que tienen
los ciudadanos habitantes de calle, en donde desde sus emociones de dolor, tristeza o rabia
se mueven a través de manifestaciones violentas, evidenciando la desesperación en
impotencia que sienten al no poder cambiar de manera rápida su situación, que se ve reflejado
en expresiones como “lleno de odio con palabras me maltrataba y yo como no era un santo
tampoco me dejaba” PCDVA3, demostrando esos conflictos constantes que se presentan en
las zonas donde transcurre su diario vivir.
Además, dentro de los relatos se encuentran manifestaciones desde “estaba lleno de odio,
venganza y dolor” PCDVA2 haciendo referencia a un conflicto presentado con un
comerciante que desencadenó la agresión, reforzando los patrones en los cuales las personas
que viven en la calle tienen un profundo sentido de marginalidad, de abandono, de no
pertenecer a nada. Son como extraños en su propia tierra; perciben que lo establecido no es
para ellos, sienten inferioridad y desvalorización personal con un escaso sentido de la
historia, y viven un perpetuo presente. (Correa, 2007).
Reservado el derecho de admisión
En este aparte se retoma una realidad social, relacionada con el hecho del rechazo social a
partir del aspecto físico del ciudadano habitante de calle, y como desde este aspecto de
deterioro se limitan las posibilidades de participar en escenarios sociales, ya que se presenta
la imagen tan cuestionada en el sujeto que habita en la calle , teniendo en cuenta que ante los
ojos de las personas aparece como imagen deteriorada y descuidada, sin embargo no se asume
61
de esta manera para los CHC, por el contrario, frente a la belleza, la higiene, la moda, entre
otros ideales de estética y aceptación. (Baéz, 2013).
Las características físicas de las personas pueden considerarse desde la perspectiva individual
como "bellas" o "feas", pero en ningún caso es posible definirlas como "buenas" o "malas",
teniendo en cuenta que es un aspecto aparte a la moral o lo correcto, independiente del
contexto. La exclusión que se genera a partir de los imaginarios sociales de la estética,
desemboca en problemas estructurales como el rechazo social, la estigmatización y el abuso
de las autoridades. “Esto sucede porque los ven como personas de segunda clase, porque no
los consideran ciudadanos iguales al resto o no los ven como sujetos de derecho. Las personas
son excluyentes, piensan que porque tienen dificultades o consumen alguna sustancia
entonces no son dignos de nada y esto agrava su problemática”, (Diario del sur, 2017).
La situación en que viven las personas sin hogar es desconocida para la mayoría de la
población, así como para el sector público y los medios de comunicación, que a menudo
reproducen estereotipos y perpetúan el estigma que cae sobre ellas. (XAPSLL, 2017), y se
interiorizan tanto en las dinámicas, que la costumbre permite utilizar el aspecto físico para la
obtención de recursos monetarios ya sea desde la intimidación o desde la lástima “yo usaba
el físico, yo era muy manipulador en el pedazo donde me la pasaba, y la gente me llevaba en
la buena” PCDVA2.
El humano no es animal de intemperie; tampoco es animal solitario: necesita casa y vínculos.
El rostro del otro/a nos interpela, afirma Emmanuel Levinas desde la perspectiva de La
cuestión del animal en el pensamiento. El dolor del otro/a no es solo cosa del otro/a:
precisamente, su situación habla de la nuestra, su exclusión delata nuestro modelo de
sociedad. Por eso, es importante que el tratamiento del sinhogarismo no rehúya la llamada
62
de atención a las causas sistémicas, estructurales o simbólicas que han contribuido a expulsar
a las personas de su casa y de una cotidianidad segura. (XAPSLL, 2017).
En síntesis, las relaciones sociales frente al sujeto ciudadano habitante de calle se desarrollan
en lo que se podría denominar una doble tendencia, por un lado, la compasión que despierta
la percepción de las dificultades que implica el vivir en la calle (frío, hambre), pero, por otro,
el sentimiento de inseguridad que genera la percepción de unas personas sucias y
desarregladas que consumen drogas todo el tiempo y que pueden constituir una amenaza.
(Navarro, 2009).
Todo vale
Finalmente, dentro de este eje se retoma el tema de que en la calle “todo vale”, es decir los
límites que se llegan a sobrepasar por la necesidad, especialmente por el hambre, donde
muchos elementos que no son moralmente aceptados, se convierten en la forma de sobrevivir
la dinámica.
Todo lo que hacemos tiene implicaciones morales culturalmente se cree que esa es la
diferencia entre los humanos y los animales, existen una gran cantidad de factores que
debemos considerar a la hora de tomar en cuenta las decisiones humanas; poseemos una
inteligencia compleja; sin embargo, somos el único ser de la naturaleza que puede hacerse
cargo de sí mismo a través de su inteligencia para quienes sus acciones no representan
ninguna responsabilidad, para cada ser humano todo lo que hace tiene repercusiones para sí
mismo y para otros (Carmona, 2015), sin embargo hay momentos en los que la voluntad
humana se ve al límite, el hambre suele ser un desencadenante en donde nace la naturaleza
63
instintiva, la misma que nos lleva a desear y a elegir lo que queremos, tendemos a satisfacer
nuestras necesidades, nuestro querer por encima de cualquier otra cosa. (Carmona, 2015).
Expresiones como “y como no pudo comer, el sopin le pegó sus puñaladas y lo mató”
PCDVA4, y “me tocó acostumbrarme a comer alimentos hasta dañados así afectaran mi salud
para sobrevivir” PCDVA5, son manifestaciones de la desesperación y la legitimación de esas
prácticas que deshumanizan la conducta humana, donde el ser humano es capaz de sobre
pasar los límites de la vida de otra persona o de la vida propia para satisfacer los deseos del
cuerpo “El estómago no me recibía, por combinar el consumo del alcohol y el alimento”
PCDVA5.
Fase 3: Construcción Del Libro
Teniendo en cuenta el valor de la información recopilada para rescatar el significado del
alimento como elemento movilizador de relaciones y transformaciones de vida de ciudadanos
habitantes de calle, surge el propósito de enfocar la riqueza narrativa de los relatos entregados
por los participantes, con el fin de condensarlos en una propuesta gráfica-narrativa, que se ve
reflejada en la construcción de un libro de relatos, desde la narrativa de experiencias, Desde
la perspectiva de Eco (1993), un texto es un producto cuya interpretación debe formar parte
de su propio mecanismo generativo, esto implica que crear un texto es aplicar una estrategia
que incluye las previsiones de los movimientos del otro, es decir, la interpretación; la noción
de interpretación supone siempre una dialéctica entre estrategia del autor y la respuesta del
lector. Aunque existe una gran gama de posibles interpretaciones según los diferentes
lectores, estas han de repercutir sobre las otras de modo tal que no se excluyen, sino que en
cambio, se refuerzan recíprocamente, esto es lo que fundamenta el concepto de texto abierto,
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donde el autor de un producto textual comprende hasta qué punto debe vigilar lo que suscita
al lector y hasta dónde hay que dejar que se convierta en una aventura interpretativa libre.
En este sentido, el relato constituye para el desarrollo de este proyecto, una polifonía de
voces, agrupando las vivencias de las personas desde su perspectiva personal, “todas las
formas de asociación humana se edifican en los relatos: relatos de fundación o de origen,
mitos, leyendas, historias nacionales, etc. Estar en sociedad, vivir juntos es compartir los
mismos relatos” (Murillo, 2015), donde cada persona que lea dichos relatos puede tener un
acercamiento a la realidad que se vive dentro de la calle, atribuyéndole su propia
interpretación y discernimiento, ya que la obra de arte es un mensaje fundamentalmente
ambiguo, una pluralidad de significados que conviven en un solo significante (Eco, 1962).
Desde esta perspectiva el libro se muestra como una forma de comprensión del contexto y
una interpretación del mismo a partir del dialogo de diferentes voces desde el punto de
convergencia entre narrador y escucha, en el que no sólo se intercambia y pone en común
un contenido simbólico –cognitivo– sino también, y sobre todo, se tiende un lazo emocional
que apunta a reconstituir la subjetividad (Jimeno,2002).; a partir de esta construcción la
comprensión que produzco del relato de los otros se inscribe en un juego de interrelaciones
que hace de este relato, no un objeto unánime e idénticamente decodificable, sino un en-
juego entre los demás y yo, entre yo y yo-mismo. En el acto de su recepción, el relato del
otro es, así, una forma mediatizada de experiencia y de escritura de sí. (Delory, 2014)
Los relatos en tanto modo de inteligibilidad de la experiencia humana y del mundo se
encuentran en el corazón de las culturas y de las sociedades. Son los relatos los que procuran
modelos de comprensión de la acción colectiva e individual. (Murillo, 2015). El proyecto
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SOPAS, busca que cada página se transforme en una maravillosa serie de símbolos, dibujos,
trozos de ciudad, fotografías y pedazos de oraciones, transitando por los significados que se
entretejen dentro de la cotidianidad de la vida en la calle, el libro es un paseo dentro del
rescate de las representaciones sociales frente al alimento, que nos inventamos diariamente
en esta ciudad.
Proceso de creación
Con el fin de dar inicio al proceso de creación del libro, se organizaron y distribuyeron los
relatos según la información y ejes temáticos establecidos por el grupo, realizando la
respectiva transcripción y digitación de cada una de las historias plasmadas en el papel por
los participantes, utilizando estos pilares como capítulos en la estructura narrativa del
proyecto, dando lugar a las primeras aproximaciones creativas para vincular los elementos
conceptuales definidos en la fase de conceptualización y establecer una secuencia narrativa
para posteriormente se realizar el guion literario y los acercamientos a la creación gráfica.
Cada uno de los relatos que componen el universo narrativo del proyecto SOPAS se
seleccionaron con el fin de dar cumplimiento al objetivo general establecido desde el
evidenciar el significado del alimento como elemento movilizador de relaciones y
transformaciones de vida.
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La palabra elegida para enmarcar y denominar el desarrollo del proyecto, es la palabra
SOPAS, ya que es una expresión polisémica dentro del lenguaje criollo que se maneja en la
ciudad, aspecto al cual se hace un énfasis al inicio del libro. En ésta etapa se dio paso a
realizar una descripción a manera de introducción de cada uno de los ejes temáticos, con el
fin de establecer elementos descriptivos de contextualización que permitieran al lector
comprender de manera breve la razón de ser de cada una de las expresiones allí plasmadas,
estableciendo un hilo orientador para el relato.
Realizado este proceso se continúa con la recopilación de elementos gráficos que se
consolidan como otra parte fundamental en el desarrollo del proyecto, ya que se buscó
obtener propuestas que permitieran reflejar símbolos, dibujos, trozos de ciudad, fotografías
y pedazos de expresiones, transitando por los significados que se entretejen dentro de la
cotidianidad de la vida antes, durante y después de habitar calle.
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Finalmente se realiza un proceso de diagramación, en el cual se experimentó con diferentes
tipos de colores y combinaciones que generan un universo de representaciones sociales y
realidades del contexto colombiano, dando espacio a la combinación grafica-narrativa entre
fotografías y relatos para establecer una estética final para el libro, el cual, a pesar de no
mantener una narrativa lineal, contiene los elementos de convergencia que constituyen un
todo en el libro.
Resultado
A continuación, se muestra una parte de los elementos que componen el producto creativo
final. Para este resultado se utilizó la fotografía como elemento principal, donde las frases
que conforman cada relato tiene diferentes formas para alimentar la estética del libro. El
producto final se encontrará adjunto a este documento.
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Conclusiones
Los propósitos planteados por la Especialización en Desarrollo Humano con énfasis en
procesos afectivos y creatividad, se ven reflejados en el desarrollo y construcción del libro
“SOPAS, póngase trucha a leer”, teniendo en cuenta que se integraron diferentes
dimensiones del desarrollo personal y social y de esta manera se logró una visión amplia y
constructiva para repensar el fenómeno de habitabilidad en calle, a través de una
convergencia de lenguajes emocionales y creativos que confluyen en un resultado gráfico y
narrativo que pretende suscitar en el sujeto lector reflexiones que permiten rescatar el
significado del alimento como elemento movilizador de relaciones y transformaciones de
vida, a partir de los relatos de ciudadanos habitantes de calle.
Si bien es cierto que el fenómeno de habitabilidad en calle es un tema que ha sido abordado
por varios autores en los últimos tiempos, se hace necesario aportar a la construcción del
mismo, desde diferentes visiones y perspectivas. En este caso acercando al lector a un mundo
que puede considerar alejado de su realidad, pero con el cual convive a diario en diferentes
escenarios de la ciudad en la vida cotidiana. De esta manera, este trabajo investigativo logró
hacer un aporte que visibiliza la normalización de la pérdida de dignidad, de las
manifestaciones de odio, de que en la calle todo se vale e hizo hincapié en la necesidad
imperante de transformar imaginarios y otorgarle el valor que corresponde a las cosas
mínimas que nos hacen ser humanos, reconociendo al sujeto habitante de calle como
autónomo y garante de derechos, donde cada relato plasmado se encuentra abierto y sujeto a
la interpretación personal de cada lector.
La investigación-creación planteada por la especialización busca la construcción de
propuestas creativas y el diseño procesos alternos con miras a un desarrollo humano integral,
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en este sentido, la presente propuesta acude al alimento como un elemento común entre los
narradores y los lectores, teniendo en cuenta que dicho elemento permea cada una de las
dimensiones esenciales de los seres humanos aportando así un componente de empático,
emocional y reflexivo.
El diseño y elaboración de este libro de relatos a partir de la narrativa de experiencias de
ciudadanos habitantes de calle, involucró tanto desafíos profesionales como personales, ya
que fue una oportunidad para explorar nuevas capacidades y talentos por parte de las autoras
y al mismo tiempo otorgar un valioso lugar al trabajo interdisciplinar que da cabida a la
posibilidad explorar diferentes perspectivas del fenómeno, lo cual implicó ser capaces de
escuchar, entender y captar, cada una de las historias brindadas por los participantes,
buscando diferentes formas para representarlas, de tal manera que no se vean como una
caricatura, confiriendo el respeto y valor que merecen cada una de ellas.
A partir de lo mencionado anteriormente es importante resaltar que los objetivos establecidos
se han cumplido a cabalidad; ya que se diseñó elaboró un libro de relatos a partir de la
narrativa de experiencias, partiendo de la conceptualización la relación del ciudadano
habitante de calle con el alimento en el marco del fenómeno de habitabilidad en calle,
reuniendo los elementos narrativos y de diseño para hacer agradable el acercamiento del
sujeto lector al libro, abriendo la posibilidad del interés en el mismo. En este sentido es claro
que cada persona interpretará el libro desde su experiencia de vida, sin embargo, se debe
concebir como un elemento útil en medio de los procesos de intervención con ciudadanos
habitantes de calle, ya que permite reconocer diferentes dinámicas a las que se ven
enfrentados diariamente.
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Referencias
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bebidas. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, 27, 11-16.
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observatorio de alimentación. Barcelona.
Jimeno, M. (2008), Lenguaje, subjetividad y experiencias de violencia, Antípoda N º 5
Revista de la Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Externado de Colombia.
Murillo, J. (comp.). (2015). Narrativas de experiencia en educación y pedagogía de la
memoria. Buenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos
Aires.
Navarro Carrascal, O., & Gaviria Londoño, M. (2010). Representaciones sociales del
habitante de la calle. Universitas Psychologica, 9(2), 345-356. Recuperado de
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Tamayo, W. (2009). Representación social del habitante en situación de calle. Revista de
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