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1 Sor Juana Inés de la Cruz O el hábito de las letras Ensayo Autora: Berenice Pineda Monsalve Bello (Antioquia) - Colombia 2004 Es curioso que una mujer criolla hija del amor y la barbarie del suelo americano, sea recordada más por sus letras profanas, que por su cosmovisión y propuesta revolucionaria hacia el enciclopedismo. Contradiciendo al crítico y autoridad en el estudio de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, Octavio Paz 1 , quien afirma que: Sigüenza (amigo 1 Obras Completas, Las Trampas de la Fe. Tomo 5, p. 310

Sor Juana Inés de la Cruz O el hábito de las letras · 2 íntimo de Sor Juana) atisbó el nuevo paisaje intelectual en la Nueva España y, al punto, dio marcha atrás. Sor Juana

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Sor Juana Inés de la Cruz

O el hábito de las letras

Ensayo

Autora: Berenice Pineda Monsalve

Bello (Antioquia) - Colombia

2004

Es curioso que una mujer criolla hija del amor y la barbarie del suelo americano, sea recordada más por sus letras profanas, que por su cosmovisión y propuesta revolucionaria hacia el enciclopedismo.

Contradiciendo al crítico y autoridad en el estudio de la obra de Sor

Juana Inés de la Cruz, Octavio Paz1, quien afirma que: “Sigüenza (amigo

1 Obras Completas, Las Trampas de la Fe. Tomo 5, p. 310

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íntimo de Sor Juana) atisbó el nuevo paisaje intelectual en la Nueva España y,

al punto, dio marcha atrás. Sor Juana cerró los ojos”.

Y en el mismo capítulo del Reino de los signo2 nos dice nuevamente el autor:

“Juana Inés de la Cruz, tuvo que vivir entre ideas y libros viejos”.

Son opiniones que dejan de lado la preocupación que asistió a Sor Juana en

torno al conocimiento, no sólo como acto individual sino como principio de

renovación social en la naciente cultura de la Nueva España, pues ella no sólo

abrió los ojos, sino que, desde su celda conventual como intelectual de la

época, vislumbró y marcó el camino hacia el Enciclopedismo Europeo; razón

por la cual fue perseguida por la iglesia y obligada a dejar de lado su

actividad intelectual y literaria.

Es velada esta postura del reconocido intelectual Octavio Paz, quien tal

vez por su condición de hombre del siglo XX, no ha logrado dimensionar: el

ser mujer, poeta, intelectual y monja en la Nueva España del siglo XVII. Es

obvio que él no ha sentido la censura en forma de hoguera en la plaza pública

por parte de la inquisición.

No podemos desconocer el mérito de la “Monja Almirante” como

poeta de alto quilate y como dijo el reconocido crítico Leonard Irving3 “Sor

2 Ibíd., 311 3 La Época Barroca en el México Colonial, México 1974.

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Juana fue la última poeta lírica de España y la primera gran poeta de

América”, pero tampoco seguir negando el verdadero crédito como

precursora del Enciclopedismo Europeo a Sor Juana Inés de la Cruz.

También Irving,4 hace una tímida alusión sin ningúna justificación, donde nos

dice: “Fue Carlos Sigüenza quien compartió con Sor Juana su amor por la

naciente época de la ilustración, de los cuales ellos fueron precursores

inconscientes”. Afirmación que deja a Sor Juana como intelectual

inconsciente.

Sin ninguna argumentación para Francisco López Cámara5, “Primero

Sueño6 es un himno al despertar del espíritu investigador y un insospechado

precursor de la poesía de la ilustración del siglo XVIII”.

Sustentaré desde su vida y obra y, casi cuatro siglos después, la

capacidad intelectual, científica y filosófica de Sor Juana Inés de la Cruz como

precursora del Enciclopedismo Europeo del siglo de las luces.

“En el ambiente medieval del México del siglo XVII, donde las mujeres

no podían llevar una vida independiente, donde era axiomática su

inferioridad intelectual, nació y fue bautizada en 1648 en San Miguel de

4 Ibíd 5 El cartesianismo en Sor Juana, Sigüenza y Góngora en la revista Filosofía y Letras, nº 39 México 1950. 6 Única obra que Sor Juana admite haber escrito por voluntad propia.

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Nepantla (México) Juana Inés Ramírez, hija natural de Isabel Ramírez de

Santillana y Pedro Manuel de Asbaje”7

Desde que nace muestra Juana su inquietud por el conocimiento y nos

lo dice ella misma en la

Respuesta a Sor Filotea: “... no había cumplido los tres años de mi edad cuando enviando mi madre a una hermana mía, mayor que yo, a que se enseñase a leer en una de las que llaman amigas, me llevó a mi tras ella el cariño y la travesura; y viendo que la daban lección, me encendí yo de manera en el deseo de saber leer, que engañando, en mi parecer a la maestra, le dije que mi madre ordenaba me diese lección. Ella no lo creyó, porque no era creíble; pero, por complacer al donaire me la dio. Proseguí yo en ir y ella prosiguió en enseñarme.... yo lo callé, creyendo que me azotarían por haberlo hecho sin orden. Aún vive la que me enseñó (Dios la guarde), y puede testificarlo.”

En su condición de mujer Juana Inés a su corta edad arrebata lo que le

es negado, el acceso al conocimiento. Sin imaginar que esa pequeña travesura

le ofrecería la posibilidad, en principio de una vida llena de admiración y a la

postre la persecución de la iglesia investida del fuego purificador de la

inquisición.

En su obra, Los empeños de una casa, se pinta a sí misma en el

relato que hace de Doña Leonor:

Inclíneme a los estudios Desde mis primeros años Con tan ardientes desvelos, Con tan ansiosos cuidados… … Era de mi Patria toda El objeto venerado De aquellas adoraciones Que forma el común aplauso;

7 Octavio Paz, Obras Completas Las Trampas de la Fe. Tomo 5.

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Y como lo decía, Fuese bueno o fuese malo Ni el rostro lo deslucía, Ni lo desairaba el garbo, Llegó la superstición Popular a empeño tanto, Que ya adoraban deidad El ídolo que formaron. Voló la fama parlera, Discurrió reinos extraños Y en distancia segura Acreditó informes falsos. La pasión se puso ante ojos De tan engañosos grados, Que a mis moderadas prendas Agrandaban los tamaños.

En agosto de 1667 Juana deja el palacio virreinal donde vivió sus años

de adolescencia y se hace monja, en febrero de 1669 profesó en el convento

de San Jerónimo en el cual adoptó el nombre con el que se conoce en la

actualidad, Sor Juana Inés de la Cruz.

Tomó el hábito como solución a su deseo intelectual, pues no era bien

visto vivir sola siendo soltera, ella misma lo confiesa en la Carta a Sor Filotea:

“... de querer vivir sola; de no querer tener ocupación obligatoria que embarazase la libertad

de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”.

A sus deseos de estudiar, Sor Juana como mujer de la época, no tenía

muchas alternativas. Desde el punto de vista civil la mujer del México del

siglo XVII tenía cuatro opciones: ser soltera y virgen, casada, viuda o

religiosa.

Sor Juana no tenía vocación para el matrimonio o como dijo ella “no

querer tener ocupación obligatoria que embarazase”, y como no era casada no podía

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ser viuda, y para satisfacer su deseo de aprender optó por el camino del

hábito, pero en medio del complejo de culpa que le producía ser más devota

de las letras que de Dios, la “Décima Musa” a éste le escribe: “apague la luz de

mi entendimiento, dejando sólo lo que baste para guardar su ley, pues lo demás sobra, según

algunos, en una mujer.”

Para Irving, la curiosidad intelectual en las personas del mismo sexo de

Sor Juana era indecorosa y aun pecaminosa. Podría inclusive ser obra de

satanás y por lo tanto poner en peligro su salvación, como sus superiores más

de una vez lo aseguraron.

La censura de que fue presa la causó sobre todo la clase de

conocimiento que buscaba y por los métodos empleados para adquirirlos, los

cuales eran más laicos que eclesiásticos. Esto le valió la reprensión del Obispo

de Puebla cuando le escribe: “Lástima es que en tan gran entendimiento, de tal

manera se abata a las rateras noticias de la tierra”. En esta carta el Obispo le

reclama por sus descuidos en los asuntos del cielo, prioridad de una religiosa,

pero ella sólo quería ejercer ese talento natural por la poesía y satisfacer esa

inclinación por el conocimiento, como lo dice en el siguiente soneto:

En perseguirme, mundo, ¿qué interesas? ¿en que te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas? Yo no estimo tesoros ni riquezas; y así, siempre me causa más contento

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poner riquezas en mi entendimiento, que no mi entendimiento en las riquezas. Yo no estimo hermosura que, vencida, es despojo civil de las edades, ni riqueza me agrada fementida, Teniendo por mejor en mis verdades, consumir vanidades de la vida que consumir la vida en vanidades.

Sor Juana nació sierva y señora de la poesía y de las letras, como nos

dice en esta estrofa de un romance:”Si es malo, yo no lo sé; / sé que nací tan poeta, /

que azotada como Ovidio, / suenan en metro mis quejas”.

Se podría pensar que Sor Juana fue una mujer de decisiones

acomodadas, pero si miramos la época y sus riesgos, su condición de mujer y

sus funciones, diríase que de las cruces que pudo cargar eligió la más pesada,

la del conocimiento.

Sor Juana no tuvo elección, nació poseída por el espíritu impetuoso de

la poesía y de la sed de aprender, a ellos se ciñó obedientemente como sierva,

siempre presta, siempre discreta, sin escatimar esfuerzos y superando desde

su condición de mujer las dificultades de tipo social, moral, teológicas e

intelectuales de la época.

Encarnó el deseo por la poesía y por todo tipo de saberes, poniendo en

riesgo su propia vida, por ir en contravía de lo que una mujer debía ser y

hacer, poniendo en evidencia la supremacía de su espíritu poético y sapiente,

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por encima del régimen eclesiástico y monárquico al que estaba socialmente

sometida. Sor Juana admite esto en la

Respuesta a Sor Filotea: “Yo confieso que me hallo muy distante de los términos de la sabiduría y que la he deseado seguir, aunque a longe. Pero todo ha sido acercarme más al fuego de la persecución, al crisol del tormento; y ha sido con tal extremo que han llegado a solicitar que se me prohíba el estudio. Una vez lo consiguieron con una prelada muy santa y muy cándida que creyó que el estudio era cosa de Inquisición y me mandó que no estudiase. Yo la obedecí (unos tres meses...)”

Fue una dócil sierva, pero no sumisa, porque a través del

entendimiento y consciente de sus habilidades poéticas utilizó la poesía para

expresar libremente sus reflexiones de tipo intelectual, en tonos que van

desde el sarcasmo hasta la alabanza, desde el amor hasta el reclamo. Sor

Juana valiéndose de las letras fue contestataria de su época y también planteó

preguntas al mundo que van más allá de su condición de mujer, preguntas de

tipo filosófico, intelectual, moral y social. Con su bandera poética llegó la

primera poeta de América a instancias sociales de su país y fuera de él,

donde ningún cortesano ni ciudadano pudo llegar.

Sor Juana domesticó la poesía para múltiples causas y en este sentido

se convirtió en Señora, gracias a ella atravesó las puertas del palacio virreinal

y de la catedral del Obispo de Puebla. Hechizó a los lectores desde su tiempo

hasta nuestra época con sus diversos metros y versificaciones, con lo que

demuestra la “Décima Musa” el dominio del lenguaje en los temas tratados y

del verso en la forma.

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“A pesar de haber existido siempre “Enciclopedias”, nunca hasta el

siglo XVIII, hubo “Enciclopedismo”, es decir, nunca hasta entonces fueron

tales intentos el exponente, no ya sólo de una ideología, sino de la fe común

de una época.

Puede considerarse como uno de los iniciadores del movimiento

típicamente enciclopedista a Pierre Bayle, con su Dictionnaire historique et

critique. Hubo otros pero, en realidad sólo Chabers, en Inglaterra, da por vez

primera en el blanco de los apetitos de su tiempo, al publicar su Ciclopaedia o

Universal Dctionary of Art and Sciences en Londres en 1728. Aquí comienza la

historia de la Enciclopedia francesa”.8

Ya en 1751, bajo el liderazgo de D’Alambert y Diderot se publica la

“Enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de las materias”

por una sociedad de hombres de letras con aprobación y privilegio del rey.

“El propósito de la Enciclopedia era pues el de exponer en lo posible el orden y la correlación de los conocimientos humanos, como diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de los oficios, el cual debería contener cada ciencia y cada arte, ya sea liberal o mecánico, los principios generales en que se basa y los detalles más esenciales que constituyen el cuerpo y la sustancia de la misma”.9

“La enciclopedia es el símbolo de una nueva época, que apuesta por el conocimiento científico, por la libertad política y por la racionalización de los órdenes de la vida. La Enciclopedia fue el más efectivo y universal instrumento de difusión de las nuevas ideas, de la época de las luces”.10

8 Historia de la literatura, del Artículo El materialismo Francés del siglo XVIII.

9 Discurso preliminar de la Enciclopedia de D’Alambert.

10 Diccionario enciclopédico de la letras de América latina.

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Como mujer tenida por ignorante, Juana de Asbaje (Apellido adoptado

cuando fue reconocida por su padre)

“fue sometida a los 17 años de edad por parte del Virrey a una prueba con 40 eruditos en diversas áreas, entre las que se encontraban: aritmética, astronomía, botánica, música, literatura, filosofía, teología, historia, derecho, etc. de la Universidad de México, el cuál aprobó con creces y le dio el título de docta”.11

La erudición de Sor Juana, lo testifica el padre Calleja en un escrito de

1700 de lo contado por el Marqués de Mancera y dice textualmente:

“Estando con no vulgar admiración de ver en Juana Inés tanta variedad de noticias... quiso desengañarse y saber si esa sabiduría tan admirable era infusa o adquirida o artificio o natural y juntó un día en su palacio cuantos hombres profesaban letras de la Universidad de México. El número de todos llegaría a cuarenta y en las profesiones eran varios, como teólogos, escritores, filósofos, matemáticos, historiadores, poetas, humanistas... concurrieron pues, el día señalado a certamen de tan curiosa admiración, y atestigua el señor Marqués, que no cabe en humano juicio creer lo que vio. Que a manera de un galeón real, se defendería de pocas chalupas que le embistieron, así se desembarazaba Juana Inés de las preguntas,

argumentos y réplicas que tantos, cada uno en su clase, la propusieron”. Calleja concluye diciendo que, “Juana Inés había confirmado en una de sus cartas que era verdad lo que había contado el Marqués de Mancera”.12

“En la lectura de su Lírica personal, que a propósito es la que ha cimentado la reputación y renombre de la “Fénix de América”. En ella hay una gran variedad de métrica y temas, que no se sabe a que tema darle preferencia, pues lo que comienza siendo poesía de circunstancia termina siendo filosófica, un retrato es pretexto para expresión de amor, otro lo convierte en sátira, pero el tema más obvio y básico de su lírica personal es el de la INTELIGENCIA.”13

11 Octavio Paz, Obras Completas Las Trampas de la Fe. Tomo 5.

12 Ibíd., p 136 13 Georgina Sabat de Rivers, Inundación Castálida.

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“Sus versos expresan procesos de razonamiento o conclusiones a las que ha llegado. El pensamiento, la voluntad y la memoria son personajes con los que habla. Los razonamientos de tipo intelectual en Sor Juana encierran el llamamiento a la investigación docta y a la comprensión total e imposible del universo”.14

Según Irving

“Su preocupación por las ideas fue mayor que la que tuvo por la creación artística, sin menospreciar su naturaleza profundamente emocional y femenina. Sor Juana fue básicamente racionalista y apasionada por el saber, sus procesos de análisis fueron más fuertes y obsesivos en ella que otros de los planos de la psique, su extraordinario talento lírico dependió de su mentalidad agudamente racionalista y su aspiración suprema fue la libertad mental de vagar desembarazada y sin estorbo por todos lo dominios del pensamiento”.15

“... Sólo por ver si, con estudiar, ignoro menos...”. Este fue el deseo que

alimentó la existencia de Sor Juana.

Aunque para el crítico Octavio Paz, la poesía de la Décima Musa “no es

biográfica ni testimonial”16, aspecto discutible, porque la poesía verdadera,

además de poseer elementos estéticos, lleva impresa la emoción y las

reflexiones de las vivencias del poeta, aunque sin duda debe tener las

variaciones personales de un arquetipo establecido. Para muchos es obvio

que el razonar sobre el conocimiento fue en Sor Juana una de sus principales

preocupaciones y ella lo hace evidente en muchos de sus poemas, lo que

coincide con ser el principio filosófico de los intelectuales del Enciclopedismo

varias décadas después en el continente conquistador.

14 G, Sabat 15 La Época Barroca en el México Colonial, México 1974.

16 Octavio Paz, Obras Completas Las Trampas de la Fe. Tomo 5.

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Sor Juana como intelectual de la época y razonando sobre el

conocimiento resuelve que en la verdadera sabiduría lo razonable es el no

saber, ya que el conocimiento no siempre nos trae felicidad.

Ello se evidencia en este fragmento del romance Finjamos que soy feliz...,

cuando la poeta nos dice:

... Sírveme el entendimiento alguna vez de descanso, y no siempre esté el ingenio con el provecho encontrado... ... Si es mío el entendimiento, ¿Por qué siempre he de encontrarlo tan torpe para el alivio, tan agudo para el daño?... ...¿Qué loca ambición nos lleva de nosotros olvidados? ¿Si es para vivir tan poco, de qué sirve saber tanto?... ...¡Oh, si como hay de saber, hubiera algún seminario o escuela donde a ignorar se enseñaran los trabajos!... ... Aprendamos a ignorar pensamiento, pues hallamos que cuanto añada al discurso tanto le usurpo a los años.

Al hacerse monja y creer que así diluía su deseo de aprendizaje y

entregarse como esposa de Cristo por entero, lo que hacía Sor Juana con su

gran talento era agrandar su fama dentro y fuera de la Nueva España. En el

convento se dio cuenta de la imposibilidad de evadir su deseo más íntimo y

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lo declara cuando nos dice: “¡Miserable de mí! trájeme a mí conmigo y traje mi mayor

enemigo en esta inclinación”.

Sus procedimientos científicos y planteamientos apuntaban al

comienzo del Enciclopedismo y fraguaba la filosofía del conocimiento del

siglo de las luces, teniendo en cuenta que éstos eran una ruptura con las

creencias dogmáticas, lo cual era censurable.

La natural capacidad crítica de Sor Juana, junto con la lectura voraz y

conciente le conducían hacia la verdad. Para esto utilizó el método científico,

el cual se imponía sobre la demostración puramente verbal; así fue atraída

hacia la experimentación y observación directa. En la Respuesta a Sor Filotea,

nos narra:

“Estaban en mi presencia dos niñas jugando con un trompo, y apenas yo vi el movimiento y la figura, cuando empecé, con esta mi locura, a considerar el fácil moto de la forma esférica, y cómo duraba el impulso ya impreso e independiente de su causa, pues distante de la mano de la niña, que era la causa motiva, bailaba el trompillo; y no contenta con esto, hice traer harina y cernerla para que, en bailando el trompo encima, se conociese si eran círculos perfectos o no los que describía con sus movimientos; y hallé que no eran sino unas líneas espirales que iban perdiendo lo circular cuando se iba remitiendo el impulso”.

Con respecto a la experimentación, Sor Juana lo admite cuando nos

dice en la misma carta: “Es verdad que esto digo de la parte práctica en las que la tienen,

porque claro está que mientras se mueve la pluma descansa el compás y mientras se toca el

arpa sosiega el órgano“, cuando le prohibieran estudiar ella siguió

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haciéndolo:“Estudiaba en todas las cosas que Dios crió, sirviéndome ellas de letras y de

libro toda esta máquina universal“.

En cuanto al planteamiento filosófico de Sor Juana, igual al de los

intelectuales del siglo de las luces, y adelantándose a ellos en más de seis

décadas, estaba latente en ella un escepticismo saludable.

Los razonamientos de Sor Juana, además de ser objetivos, iban

impregnados de un indudable escepticismo teológico, característico del

pensamiento materialista del siglo XVIII. Esto lo podemos confirmar en el

Romance a San José, clasificado por algunos críticos como religioso, que en mi

opinión es más un llamado a la duda:

Escuchen qué cosa y cosa

Tan maravillosa, aquésta:

Un Marido sin mujer,

Y una casada doncella.

Un padre, que no ha engendrado

A un hijo, a quien Otro engendra;

Un Hijo mayor que el Padre,

Y un casado con pureza.

Un hombre, que da alimentos

Al mismo que lo alimenta;

Cría al que lo crió, y al mismo

Que lo sustenta, sustenta.

Manda a su propio Señor,

Y a su hijo Dios respeta;

Tiene por Ama una Esclava,

Y por esposa una Reina.

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Celos tuvo y confianza,

Seguridad y sospechas,

Riesgos y seguridades,

Necesidad y riquezas.

Tuvo, en fin, todas las cosas

Que pueden pensarse buenas;

Y es, en fin, de María esposo,

Y de Dios, Padre en la tierra.

En este Romance Sor Juana sin preguntar pregunta sobre las relaciones

entre Jesús, María y José; yendo más allá de lo religioso y cuestionando lo que

una monja debería pregonar sin duda alguna.

La “Fénix de América” como también fue llamada, hacía preguntas al

mundo por las cosas que veía y padecía. En su famosa redondilla Hombres

necios que acusáis, nos muestra una vez más su increíble capacidad lírica e

intelectual.

Hombres necios que acusáis

a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual

solicitáis su desdén,

¿Por qué queréis que obren bien

si las incitáis al mal?

...Con el favor y el desdén

tenéis condición igual,

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quejándoos, si os tratan mal,

burlándoos, si os quieren bien.

opinión, ninguna gana;

pues la que más recata,

si no os admite, es ingrata,

y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis

Que, con desigual nivel,

a una culpáis por crüel

y a otra por fácil culpáis.

...¿Cuál mayor culpa ha tenido

en una pasión errada:

la que cae de rogada,

o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,

aunque cualquiera mal haga:

la que peca por la paga,

o el que paga por pecar?

...Bien con muchas armas fundo

que lidia vuestra arrogancia,

pues en promesa e instancia

juntáis diablo, carne y mundo.

Fue sin duda Sor Juana una de los intelectuales más importantes de la

época. Como ya sabemos en ese momento histórico las mujeres estaban

negadas para el conocimiento por parte de la iglesia, pero ella haciendo gala

de otro de sus epítetos “La Monja Almirante” alimentó su conocimiento con

varias de las ciencias como lo dice en la Respuesta a Sor Filotea, y aludiendo a

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su necesidad de conocerlas, pone de pretexto a las sagradas escrituras

diciendo:

“Y no solo estas nobles ciencias; pero no hay arte mecánica que no se mencione. Y en fin, como el libro que comprende todos los libros y la ciencia en que se incluyen todas las ciencias, para cuya inteligencia todas sirven...

- Porque ¿cómo entenderá el estilo de la reina de las ciencias quien aun no sabe el de las ancilas? - ¿Cómo sin lógica sabría yo los métodos generales y particulares con que está escrita la sagrada

escritura? - ¿Cómo sin retórica entendería sus figuras, tropos y locuciones? - ¿Cómo sin física, tantas cuestiones naturales de la naturaleza, de los animales de los sacrificios,

donde se simbolizan tantas cosas...? - ¿Cómo si el sanar Saúl al sonido del arpa de David fue virtud y fuerza natural de la música...? - ¿Cómo sin aritmética se podría entender tantos cómputos de años, de días, de meses, de horas, de

hebdómadas, tan misteriosas como las de Daniel? - ¿Cómo sin geometría, se podría medir el Arca Santa del testamento y la ciudad de Jerusalén?

¿Cómo sin arquitectura, el gran templo de Salomón... donde no había basa sin misterio, columna sin símbolo, cornisa sin alusión, arquitrabe sin significado...?

- ¿Cómo sin grande conocimiento de reglas y partes de que consta la Historia se entenderán los libros historiales?

- ¿Cómo sin grande noticia de ambos derechos podrán entenderse los libros legales? - ¿Cómo sin grande erudición tantas cosas de historia profana, que hace la sagrada escritura?...

¿Cómo sin muchas reglas y lecciones de santos padres se podría entender la oscura locución de los profetas?

- ¿Cómo sin noticias de Astrología se pudiera entender el libro de Job...? - Pues yo tan distante de la virtud y las letras ¿Cómo habría de tener ánimo para escribir?... Y así por tener principios granjeados, estudiaba continuamente diversas cosas, sin tener para alguna particular inclinación, sino para todas en general, por lo cual, el haber estudiado en unas más que en otras no ha sido en mi elección, sino que el caso de haber topado más a mano libros de aquellas facultades”.

Es así como nuestra “Musa Americana” de conocimientos preñada demuestra que fue una de los más importantes intelectuales de la Nueva España.

Esta erudición se debió seguramente al acceso a los libros desde temprana edad, como lo afirman los estudiosos de su obra, y como dice El padre Calleja:“su quitapesares era su librería, donde se entraba a consolar con cuatro mil amigos…“. Pero hay que considerar que, el tener acceso al conocimiento no es suficiente para adquirirlo, en Sor Juana imperó el deseo

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de aprender por encima de su condición de mujer y religiosa aunque le fuera prohibido.

El número de libros que poseía la Fénix de América, ha producido toda clase de controversias, pero no hay documentos que lo afirmen o lo defiendan, sin embargo todos están de acuerdo en que eran muchos los libros de la poeta Americana, y que de ser éste número cierto, en sus manos estuvo la biblioteca más grande de América Latina, en manos de su primera gran poeta y entre los muros de una celda conventual. Al conocimiento de los libros de la época, habría que agregar que Sor Juana sabía latín, el cual confiesa haber aprendido en menos de veinte lecciones, y por las citas se presume que también sabía italiano y portugués.

Como mujer de conocimiento, Sor Juana en su Carta a Sor Filotea expresó su deseo de difundir su conocimiento, como si ella misma fuera un libro de muchos libros compuesta, principio éste también del Enciclopedismo, y nos lo dice de esta manera:“Lo que si es descargo mío es el sumo trabajo, no sólo en carecer de maestro, sino de condiscípulos con quien conferir y ejercitar lo estudiado, teniendo por maestro un libro mudo, por condiscípulo un tintero insensible”.

En la época de Sor Juana estaba permitido a algunas mujeres el derecho al estudio, pero a ninguna le era permitida la enseñanza, y ella deseosa pero consciente también lo revela: “Yo no me atrevo a enseñar, que fuera en

mi muy desmedida presunción”. El difundir el conocimiento fue otro de los propósitos del Enciclopedismo, necesidad sentida por nuestra “Fénix de América” desde su claustro conventual.

En conclusión, es necesariodebo señalar que antes de materializarse como tal, el movimiento Enciclopédico del siglo XVIII a través de Diderot y D’Alambert en 1751, ya en los finales del siglo XVII Sor Juana Inés de la Cruz había marcado un sendero, como mujer había logrado ser intelectual y por el camino del escepticismo y de una manera consciente razonó sobre el conocimiento, además deseó la masificación del conocimiento; todos estos, principios fundamentales del Enciclopedismo fundado por los intelectuales europeos.

Fue ella, a pesar de la adversidad social, cultural y religiosa quién con vida y obra mostró una visión crítica del saber humano, principio filosófico del Enciclopedismo, esto sumado a su indiscutible erudición y al uso de métodos científicos que rompían con la ortodoxia de la época, le da el título de Científica a la altura de los actualmente reconocidos como Enciclopedistas.

El Enciclopedismo del siglo XVIII fue una comunión entre los científicos de una época para difundir el conocimiento, pero fue Sor Juana en su condición de mujer, monja y presa de las normas eclesiásticas y morales de la época, la precursora en ese nuevo despertar europeo llamado

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Enciclopedismo en pleno escolasticismo. En su momento y ahora en pleno siglo XXI, dicho reconocimiento como precursora y su importancia en la historia y la literatura, le es negado.

¿Acaso no fue Sor Juana una mujer intelectual y científica en solitario, con las mismas cualidades intelectuales o mejores que las de cada uno de los hombres que integraron tan selecto grupo de Enciclopedistas, más de seis décadas después?

¿Se le ha negado a Sor Juana el crédito de precursora del Enciclopedismo en los siglos posteriores hasta el presente, por ser mujer y no hombre, Americana y no Europea y trasgresora de lo establecido?

Fue Sor Juana quien desde América y encerrada en su celda conventual se adelantó en pensamiento y métodos, por esto es precursora de un movimiento que estalló en el siglo XVIII con bombos y platillos en el continente de los conquistadores, ignorando casi por completo y durante siglos, que fue una Mujer, Intelectual, Poeta y Americana a quien se le adeuda el crédito precursor del Enciclopedismo del siglo de las luces.

Y como Sor Juana misma lo dijo: “¿Cuál guirnalda espera la sabiduría humana si ve la que obtuvo la divina?”.

Bibliografía

D’Alambert, V. (1953) Discurso Preliminar de la Enciclopedia. Madrid, B. Aires,

México: Editorial Aguilar.

De la Cruz, Sor Juana Inés. Obras Completas Tomo 4.

Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina.

Irving A, Leonard. (1974) La Época Barroca en el México Colonial. México.

Paz, Octavio. Obras Completas Las Trampas de la Fe. Tomo 5.

Sabat, Georgina. Inundación Castalida.

Vidan, Gabriela. El Materialismo francés en el siglo XVIII en Historia de la

Literatura Vol. 4 (p.137-153).

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Berenice Pineda Monsalve 1969, Bello-Antioquia- Colombia

Fundadora y directora de la Revista de poesía, arte y literatura Quitasol.

Coordinadora de la Tertulia del Ángel (16 años), en la casa de la cultura de Bello Cerro del

Ángel.

Organizadora celebración Día Mundial de la Poesía. Bello.

Gestora y realizadora del homenaje a una vida: Meira Delmar. Bello, 2007.

Estudiante de IX semestre de Licenciatura en Lengua Castellana con énfasis en

Humanidades. Universidad de Antioquia.

Tallerista y coordinadora del género poético de la Red de Escritores Municipio de Medellín

(2002 – 2004).

Sus textos han sido publicados en las revistas:

-Punto Seguido Nº. 42 (2002), y Nº. 50 (2007).

-Boletín UNAULA (2004).

-Neurón (2004).

-Quitasol Nº 1 (2004); Nº 4 (2008); Nº 5 (2009).

-Los papeles de Babel –revista virtual- (2007).

-Cosecha del viento. CD, Revista Quitasol (2006).

-Agenda cultural Universidad de Antioquia (mayo 2009).

En los libros:

-III Encuentro de Mujeres Poetas de Antioquia. Medellín, 2004.

-Ellas escriben en Medellín, coll. Paloma Pérez Sastre, Secretaría de la Mujer Municipio de

Medellín, 2007.

-Poemas y ensayo. V concurso literario Los sueños de Luciano Pulgar. Bello, 2002 y 2007.

Premios y reconocimientos:

-Primer premio género Poesía en el V concurso literario Los sueños de Luciano Pulgar.

Bello, 2002.

-Premio Andrés Bello, concurso literario Los sueños de Luciano Pulgar con el ensayo La

buscada y nunca hallada Dulcinea. Bello, 2007.

-Reconocida como Artista bellanita de las letras. Bello, 2009.

Participación:

-Encuentro de mujeres poetas de Antioquia (2004, 2007, 2008).

-Encuentro de mujeres poetas de Colombia. Roldanillo-Valle (2009-2011).

-Fiesta del libro. Medellín (2008).

-Jurado en el concurso literario «Los sueños de Luciano Pulgar». Bello (2009, 2010 y

2011).

- Invitada al XX Festival de Poesía de Medellín (2010)

En la actualidad se desempeña como docente del área de castellano.

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