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Cada vez soy más fan de la compra online. Siempre he sido un entusiasta de las tecnologías y del comercio electrónico pero la moda se me resistía. Esas ideas anquilosadas de: ¿me quedará bien? ¿y si no es mi talla? ¿y si cuando me llegue no me gusta? De ahí que hasta no hace unos años mi experiencia en compra de moda online fuese a cuenta gotas, pero según iba probando una vez y otra y otra, hoy me considero un comprador de moda online más que física, entendiendo física el ritual de ir a la tienda. Por mucho que vivas en una gran ciudad, al final tienes determinadas tiendas a tu disposición en las que, si buscas firmas concretas, como es mi caso, el stock ofertado es muy limitado. Algo lógico porque no dejan de ser establecimientos pequeños que no son capaces de disponer de la colección de una firma completa. Cuando vas a estas tiendas ves A, B y C, no ves más. Y eso llega un momento que aburre. Más aún cuando supuestamente buscas algo diferente, algo por lo que valga la pena pagar. El miedo a que nos quede algo mal siempre está ahí. Al igual que el botón de devolución. Tan sencillo como eso. ¿Que te queda mal? Lo devuelves. ¿Que te queda bien? Has dado con la tecla. Comienza un nuevo nivel, cual videojuego se tratase. Has logrado lo más difícil: encontrar tu talla. Un acierto al mismo tiempo que un error. Lo siento por ti, ya si que no tienes excusa para evitar la compra online. Sabes que te queda bien. Rompe tu tarjeta de crédito. Cuando consigues encontrar la talla no hay compra que se resista. Es cierto que algunas prendas varían según su diseño pero así la compra tiene más emoción. ¿Me quedará bien o no? En la vida hay que divertirse un poco. Cuando llegas al comercio online por primera vez la sensación es de sobrecarga. No estás acostumbrado a ver tantas opciones de una misma firma ante tus ojos. Al estar mal acostumbrados eligiendo entre 5 opciones, cuando se nos presentan más de 200 artículos sólo de jerseys uno saca la bandera blanca y pide clemencia. No estamos tan acostumbrados a elegir por nosotros mismos ante tal cantidad de posibilidades. Y abruma, claro. Adiós a tener que elegir entre temporadas que sigue colándose como si tal cosa entre las nuevas prendas, las cuales se piden evaluando los gustos de los compradores habituales de dicha tienda, por lo que al final es igual que vestir de Zara. El comprador de al lado puede estar llevando tu misma prenda porque el abanico de posibilidades entre las que elegir es limitado. Antes escogías un día, organizabas todos tus planes imposibles de cuadrar con la intención de sacar escasos minutos libres. Te arreglabas muy cómodo, ibas al centro comercial, entrabas a la tienda y al instante escuchabas ¿le puedo ayudar en algo? Hoy, lo único que te preguntarán es el número de tu tarjeta. POR JESÚS COLLADO MODA 47 De izquierda a derecha. River Island US$46. Marc Jacobs US$335. Marc Jacobs US$389. Zapatos ASOS con suela de cuero US$82.

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Me encanta la moda, fotografiarla, usarla, postproducirla... estiliza los cuerpos y da infinita posibilidad de crear una persona nueva día a día.

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Cada vez soy más fan de la compra online. Siempre he sido un entusiasta de las tecnologías y del comercio electrónico pero la moda se me resistía. Esas ideas anquilosadas de: ¿me quedará bien? ¿y si no es mi talla? ¿y si cuando me llegue no me gusta? De ahí que hasta no hace unos años mi experiencia en compra de moda online fuese a cuenta gotas, pero según iba probando una vez y otra y otra, hoy me considero un comprador de moda online más que física, entendiendo física el ritual de ir a la tienda.

Por mucho que vivas en una gran c iudad , a l f inal t ienes de te rminadas t i endas a tu disposición en las que, si buscas firmas concretas, como es mi caso, el stock ofertado es muy limitado. Algo lógico porque no dejan de ser establecimientos pequeños que no son capaces de disponer de la colección de una firma completa. Cuando vas a estas tiendas ves A, B y C, no ves más. Y eso llega un momento que aburre. Más aún cuando supuestamente buscas algo diferente, algo por lo que valga la pena pagar.

El miedo a que nos quede algo mal siempre está ahí. Al igual que el botón de devolución. Tan sencillo como eso. ¿Que te queda mal? Lo devuelves. ¿Que te queda bien? Has dado con la tecla. Comienza un nuevo nivel, cual videojuego se tratase. Has logrado lo más difícil: encontrar tu talla. Un acierto al mismo tiempo que un error. Lo siento por ti, ya si que no tienes excusa para evitar la compra online. Sabes que te queda bien. Rompe tu tarjeta de crédito.

Cuando consigues encontrar la talla no hay compra que se resista. Es cierto que algunas prendas varían según su diseño pero así la compra tiene más emoción. ¿Me quedará bien o no? En la vida hay que divertirse un poco.

Cuando l legas a l comerc io o n l i n e p o r p r i m e r a vez l a sensación es de sobrecarga. No estás acostumbrado a ver tantas opciones de una misma f i rma ante tus ojos . Al estar mal acostumbrados eligiendo entre 5 opciones, cuando se nos presentan más de 200 artículos sólo de jerseys uno saca la bandera blanca y pide clemencia. No estamos tan acostumbrados a elegir por nosotros mismos ante tal cantidad de posibilidades. Y abruma, claro.

Adiós a tener que elegir entre temporadas que sigue colándose como si tal cosa entre las nuevas prendas, las cuales se piden evaluando los gustos de los compradores habituales de dicha tienda, por lo que al final es igual que vestir de Zara. El comprador de al lado puede estar llevando tu misma prenda porque el abanico de posibilidades entre las que elegir es limitado.

Antes escogías un día, organizabas todos tus planes imposibles de cuadrar con la intención de sacar escasos minutos libres. Te arreglabas muy cómodo, ibas al centro comercial, entrabas a la tienda y al instante escuchabas ¿le puedo ayudar en algo? Hoy, lo único

que te preguntarán es el número de tu tarjeta.

POR JESÚS COLLADO

MODA 47

De izquierda a derecha. River Island US$46. Marc Jacobs US$335. Marc Jacobs US$389.

Zapatos ASOS con suela de cuero US$82.