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Santa Hildegarda nació en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, última de los diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. Sus padres consideraron que Hildegarda debía ser dedicada al servicio de Dios, como "diezmo" y consagrada desde su nacimiento a la actividad religiosa, según la mentalidad medieval. A los 6 años comenzó a tener visiones que siguieron durante el resto de su vida. Cuando la niña contaba ocho años (1106), la entregaron para su formación a Jutta, de la familia de condes de Spannheim, la cual vivía en una pequeña casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos. Jutta instruyó a la joven en la recitación del Salterio, y le enseñó a leer y escribir. La reputación de la santidad de Jutta y de su alumna pronto se extendió por la región y otros padres ingresaron a sus hijas en lo que se convertiría en un pequeño convento benedictino. Más tarde, a la edad de 15 años, Hildegarda profesó como monja en este lugar. Cuando Jutta murió en 1136, Hildegarda fue elegida abadesa de la comunidad a la edad de treinta y ocho años. En el año 1141, Hildegarda comenzó a escribir su obra principal, Scivias, = “Conoce los Caminos”, obra que tardó diez años en completar. Trata de la creación del mundo y el ser humano; el ser y desarrollo de la Iglesia hasta su perfección eterna, la historia pasada, presente y futura de la especie humana, su desvío de Dios y su regreso al Padre. Hildegarda tenía dudas sobre la oportunidad de escribir o no, lo que percibía, y recurrió a San Bernardo de Clavaral, fundador de monasterios y uno de los grandes doctores de la Iglesia, con el que en el futuro mantendría una fluida relación epistolar, para que la aconsejara. Su fama hizo que su comunidad creciera de modo que tomó la decisión de establecer a sus monjas en un monasterio propio, sin ninguna dependencia de la abadía de monjes de Disibodenberg, para lo que fundó un convento en Rupertsberg, cerca de Bingen. En la década de los años 1150 comienza su obra musical, de la que se conservan más de 70 obras con letra y música, himnos, antífonas y responsorios, recopiladas en la Symphonia armoniae celestium revelationum, (Sinfonía de la Armonía de Revelaciones Divinas) la mayoría editadas recientemente, así como un auto sacramental cantado, titulado "Ordo virtutum" (1150?). Entre 1151-1158 escribió su obra de medicina bajo un único título: (Libro sobre las propiedades naturales de las cosas creadas). En el siglo XIII fue dividido en dos textos. Physica (Historia Natural), (Libro de la Medicina Sencilla), y (Problemas y Remedios), también conocido como (Libro de Medicina Compleja). Entre 1158 y 1163 escribió la Liber Vitae Meritorum, y entre 1163 y 1173-74 la Liber Divinorum Operum, considerados junto con el Scivias como las obras teológicas más importantes de Hildegarda. Se conservan casi 400 cartas a personas de toda índole que acudían a ella en demanda de consejos como árbitro que dirimiese sus contiendas. Hildegarda escribió cartas a Papas, cardenales, obispos, abades, reyes y emperadores, monjes y monjas, hombres y mujeres de todas clases tanto en Alemania como en el extranjero. Se conservan las St Hildegard de Bingen

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Santa Hildegarda nació en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, última de los diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. Sus padres consideraron que Hildegarda debía ser dedicada al servicio de Dios, como "diezmo" y consagrada desde su nacimiento a la actividad religiosa, según la mentalidad medieval.

A los 6 años comenzó a tener visiones que siguieron durante el resto de su vida. Cuando la niña contaba ocho años (1106), la entregaron para su formación a Jutta, de la familia de condes de Spannheim, la cual vivía en una pequeña casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos.

Jutta instruyó a la joven en la recitación del Salterio, y le enseñó a leer y escribir. La reputación de la santidad de Jutta y de su alumna pronto se extendió por la región y otros padres ingresaron a sus hijas en lo que se convertiría en un pequeño convento benedictino.

Más tarde, a la edad de 15 años, Hildegarda profesó como monja en este lugar. Cuando Jutta murió en 1136, Hildegarda fue elegida abadesa de la comunidad a la edad de treinta y ocho años.

En el año 1141, Hildegarda comenzó a escribir su obra principal, Scivias, = “Conoce los Caminos”, obra que tardó diez años en completar. Trata de la creación del mundo y el ser humano; el ser y desarrollo de la Iglesia hasta su perfección eterna, la historia pasada, presente y futura de la especie humana, su desvío de Dios y su regreso al Padre. Hildegarda tenía dudas sobre la oportunidad de escribir o no, lo que percibía, y recurrió a San Bernardo de Clavaral, fundador de monasterios y uno de los grandes doctores de la Iglesia, con el que en el futuro mantendría una fluida relación epistolar, para que la aconsejara.

Su fama hizo que su comunidad creciera de modo que tomó la decisión de establecer a sus monjas en un monasterio propio, sin ninguna dependencia de la abadía de monjes de Disibodenberg, para lo que fundó un convento en Rupertsberg, cerca de Bingen.

En la década de los años 1150 comienza su obra musical, de la que se conservan más de 70 obras con letra y música, himnos, antífonas y responsorios, recopiladas en la Symphonia armoniae celestium revelationum, (Sinfonía de la Armonía de Revelaciones Divinas) la mayoría editadas recientemente, así como un auto sacramental cantado, titulado "Ordo virtutum" (1150?).

Entre 1151-1158 escribió su obra de medicina bajo un único título: (Libro sobre las propiedades naturales de las cosas creadas). En el siglo XIII fue dividido en dos textos. Physica (Historia Natural), (Libro de la Medicina Sencilla), y (Problemas y Remedios), también conocido como (Libro de Medicina Compleja).

Entre 1158 y 1163 escribió la Liber Vitae Meritorum, y entre 1163 y 1173-74 la Liber Divinorum Operum, considerados junto con el Scivias como las obras teológicas más importantes de Hildegarda.

Se conservan casi 400 cartas a personas de toda índole que acudían a ella en demanda de consejos como árbitro que dirimiese sus contiendas. Hildegarda escribió cartas a Papas, cardenales, obispos, abades, reyes y emperadores, monjes y monjas, hombres y mujeres de todas clases tanto en Alemania como en el extranjero. Se conservan las

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cartas cruzadas con dos emperadores, Conrado III y su hijo y sucesor el emperador Federico I Barbarroja, con los Papas, Eugenio III, Anastasio IV, Adriano IV y Alejandro III, con el Rey inglés Enrique II y su esposa Leonor de Aquitania, y una larga serie de nobles, cardenales y obispos de toda Europa, a quienes aconsejaba y si era necesario reprendía, escuchada por todos como referencia moral de su tiempo.

Murió el 17 de septiembre de 1179 y fue sepultada en la iglesia de su convento de Rupertsberg del que fue Abadesa hasta su muerte.

En ninguna de las obras o cartas, Hildegarda se atribuye a sí misma ningún mérito, antes bien, se define como "pobre criatura falta de fuerzas". Todo lo que sabe y hace, es obra de Dios. Las visiones, las revelaciones, las curaciones que realizó, fueron sobrenaturales: "Todas las cosas que escribí desde el principio de mis visiones, o que vine aprendiendo sucesivamente, las he visto con los ojos interiores del espíritu y las he escuchado con los oídos interiores, mientras, absorta en los misterios celestes, velaba con la mente y con el cuerpo, no en sueños ni en éxtasis, como he dicho en mis visiones anteriores. No he expuesto nada aprendido con el sentido humano, sino sólo lo que he percibido en los secretos celestes". (Prólogo del Liber Divinorum Operum)

Sta. Hildegarda de Bingen fundó dos conventos,  el convento Rupertsberg  cerca de Bingen y el convento Eibingen, al otro lado del Rin, donde actualmente se encuentran sus reliquias.

Si bien los Papas habían permitido el culto en Alemania de Santa Hildegarda de Bingen, monja profesa alemana de la Orden de San Benito, que nació en 1089 y murió en 1179, la mística renana nunca había sido propiamente canonizada, porque el proceso abierto medio siglo después de su muerte fue interrumpido.Para disipar dudas, Benedicto XVI ha “extendido a toda la Iglesia el culto litúrgico” en honor de esta abadesa que fue canonizada por Benedicto XVI el 11 de mayo de 2012.

Considerada por los especialistas actuales como una de las personalidades más fascinantes y multifacéticas del Occidente europeo, se la definió entre las mujeres más influyentes de la plena Edad Media, entre las figuras más ilustres del monacato femenino y quizá la que mejor ejemplificó el ideal benedictino, dotada de una cultura fuera de lo común, comprometida también en la reforma de la Iglesia, y una de las escritoras de mayor producción de su tiempo.

Palabras de St HIldegard de Bingen:“Sé como el sol en tu enseñanza, como la luna en la adaptación a tus oyentes, como el viento en la firmeza de tu magisterio, como una brisa gentil en tu mansedumbre, y como el fuego en la fulgurante e inspirada exposición de la doctrina. Todo debería comenzar con el primer resplandor de la temprana aurora y finalizar en la luz brillante, abrasadora”

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