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Pedro Wagner, ¿Apóstol o Falso Profeta? Según el Antiguo Testamento, si un profeta predice algo que no se realiza, debe morir apedreado. Cuando los profetas hablan en nombre de Dios, no existe "margen de error". Para un profeta, no basta tener "un buen promedio" ni aun acertar más veces de las que falla. Al profeta no le es permitido equivocarse en su análisis de la realidad y en sus predicciones. Pedro Wagner ha sido hace años el gurú más famoso, y de mayor influencia, del movimiento neocarismático en todo el mundo. En sus muchos libros, viajes y conferencias ha promovido la guerra espiritual, los movimientos proféticos y especialmente el movimiento apostólico. En Colorado Springs ha establecido un centro especial para la "cartografía espiritual" (mapeo de los demonios de todo el mundo). Describe su Centro Mundial de Oración como "el Pentágono de la guerra espiritual". Wagner, dotado de un talento notable para crear terminología altisonante, clasifica estos fenómenos innovadores como "La Nueva Reforma Apostólica" y "La Tercera Ola del Espíritu Santo" en la historia de la iglesia. Wagner ha sido uno de los mayores líderes y promotores de las nuevas doctrinas apostólicas. Es el fundador y "Apóstol Presidente" (Presiding Apostle) de la Coalición Internacional de Apóstoles, que reúne a unos 500 apóstoles bajo su dirección. También es fundador y Canciller del Instituto Wagner de Liderazgo. Ha escrito unos 60 libros para promover la guerra espiritual y el apostolado. Viaja por todo el mundo promoviendo esas causas con un enfoque casi excluyente. El caso específico que nos interesa para estas líneas tiene que ver con el papel de Wagner en un reciente avivamiento en Lakeland, Florida, desde abril de 2008, bajo la predicación del canadiense Todd Bentley. El éxito numérico del movimiento fue sensacional y tuvo un impacto extraordinario mediante televisión por satélite, llamado "God-TV". Pero sus métodos extremistas y extravagantes, y sus enseñanzas muy dudosamente bíblicas (que se pueden documentar buscando "Todd Bentley" o "Lakeland" en el web) suscitaron críticas del pueblo evangélico, Ante estos cuestionamientos serios y responsables, Wagner escribió, el 11 de agosto, 2008, que dicho avivamiento era "un poderoso mover de Dios" y las críticas eran "ataques del enemigo y sus fuerzas de oscuridad". Como profeta que era, así le revelaba el Espíritu Santo la interpretación de lo sucedido. Pero, como veremos, su interpretación del caso y su acción fueron tan equivocadas, que echan dudas sumamente serias sobre su pretendido status de profeta y apóstol. Wagner siguió con mucho interés el avivamiento de Lakeland, en parte porque algunos profetas y apóstoles suyos estaban participando. Era obvio también que un acontecimiento tan gigantesco tenía un gran potencial para

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Pedro Wagner, ¿Apóstol o Falso Profeta?

Según el Antiguo Testamento, si un profeta predice algo que no se realiza, debe morir apedreado. Cuando los profetas hablan en nombre de Dios, no existe "margen de error". Para un profeta, no basta tener "un buen promedio" ni aun acertar más veces de las que falla. Al profeta no le es permitido equivocarse en su análisis de la realidad y en sus predicciones.

Pedro Wagner ha sido hace años el gurú más famoso, y de mayor influencia, del movimiento neocarismático en todo el mundo. En sus muchos libros, viajes y conferencias ha promovido la guerra espiritual, los movimientos proféticos y especialmente el movimiento apostólico. En Colorado Springs ha establecido un centro especial para la "cartografía espiritual" (mapeo de los demonios de todo el mundo). Describe su Centro Mundial de Oración como "el Pentágono de la guerra espiritual". Wagner, dotado de un talento notable para crear terminología altisonante, clasifica estos fenómenos innovadores como "La Nueva Reforma Apostólica" y "La Tercera Ola del Espíritu Santo" en la historia de la iglesia.

Wagner ha sido uno de los mayores líderes y promotores de las nuevas doctrinas apostólicas. Es el fundador y "Apóstol Presidente" (Presiding Apostle) de la Coalición Internacional de Apóstoles, que reúne a unos 500 apóstoles bajo su dirección. También es fundador y Canciller del Instituto Wagner de Liderazgo. Ha escrito unos 60 libros para promover la guerra espiritual y el apostolado. Viaja por todo el mundo promoviendo esas causas con un enfoque casi excluyente.

El caso específico que nos interesa para estas líneas tiene que ver con el papel de Wagner en un reciente avivamiento en Lakeland, Florida, desde abril de 2008, bajo la predicación del canadiense Todd Bentley. El éxito numérico del movimiento fue sensacional y tuvo un impacto extraordinario mediante televisión por satélite, llamado "God-TV". Pero sus métodos extremistas y extravagantes, y sus enseñanzas muy dudosamente bíblicas (que se pueden documentar buscando "Todd Bentley" o "Lakeland" en el web) suscitaron críticas del pueblo evangélico, Ante estos cuestionamientos serios y responsables, Wagner escribió, el 11 de agosto, 2008, que dicho avivamiento era "un poderoso mover de Dios" y las críticas eran "ataques del enemigo y sus fuerzas de oscuridad". Como profeta que era, así le revelaba el Espíritu Santo la interpretación de lo sucedido. Pero, como veremos, su interpretación del caso y su acción fueron tan equivocadas, que echan dudas sumamente serias sobre su pretendido status de profeta y apóstol.

Wagner siguió con mucho interés el avivamiento de Lakeland, en parte porque algunos profetas y apóstoles suyos estaban participando. Era obvio también que un acontecimiento tan gigantesco tenía un gran potencial para fortalecer el movimiento apostólico. Cuando un apóstol lo llamó sobre las severas críticas contra el movimiento, según Wagner, el Espíritu Santo le instruyó que tenía que ir a Lakeland y "alinear" a Bentley en el oficio apostólico. Afirmó, en una carta de 25 de junio, que fue Dios quien le guió a emprender dicha misión apostólica.

Llegando a Lakeland hacia fines de junio, Wagner quedó profundamente impresionado y convencido por Bentley. Reportó que la noche de 22 de junio Bentley dio "una confesión impresionante y transparente" de su necesidad espiritual, por lo que "Dios restauró todo lo relacionado con su equipo de trabajo, su matrimonio, su ministerio y su ahora refinado carácter personal". Wagner encontró en Bentley "un individuo maravilloso", cuyas "palabras de ciencia" eran impresionantemente acertadas. Como aval a su interpretación entusiasta de esta evaluación de Bentley, Wagner afirma con mucha confianza su propia "capacidad de discernir entre la verdad y el error", comprobada, según él, por su larga trayectoria carismática. Seguramente no sospechaba por un segundo que el fin de la historia demostraría todo lo contrario y echaría una sombra muy oscura precisamente sobre su supuesto discernimiento profético entre la verdad y el error.

La noche del 23 de junio Wagner celebró, con gran pompa, "la ceremonia de alineamiento apostólico" de Todd Bentley, conforme a todo el "protocolo apostólico" (otros términos inventados por Wagner). Según el informe de Wagner, los apóstoles ungieron a Bentley con un óleo especial,

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llamado "Sea avivado", enviado desde África, con lo que "Todd cayó bajo el poder del Espíritu" y tres apóstoles profetizaron sobre él, comisionándolo para dirigir el avivamiento. "El poder del Espíritu", escribió Wagner, "fue tan denso que casi se podría cortar con un cuchillo".

A continuación Wagner tomó la palabra y expuso las supuestas bases bíblicas del oficio apostólico. Después dirigió una pregunta a los tres apóstoles que concelebran con él, "¿Perciben ustedes la gracia de Dios dada a Todd Bentley...?" y a Bentley, si él reconocía la autoridad apostólica de los que lo alineaban. Entonces Wagner, en su calidad de "Apóstol encargado" ("Convening Apostle"), culminó la ceremonia:

"Este acto representa una poderosa transacción en el mundo invisible. Consciente de eso, tomo la autoridad apostólica que Dios me ha dado y decreto a Todd Bentley:

Tu poder aumentará.Tu autoridad aumentará.Tu favor aumentará.Tu influencia aumentará.Tu revelación aumentará.

Decreto también:Una nueva fuerza espiritual correrá por este ministerio.Una nueva fuerza vital penetrará este mover de Dios.Un gobierno se establecerá para poner las cosas en su debido orden.Dios derramará un nivel más alto de discernimiento para distinguir entre verdad y error.Nuevas relaciones surgirán para abrir puertas al futuro" .

¡Impresionantes profecías por el apóstol! Pero todas resultaron falsas.

El 12 de agosto se revelaron verdades que las supuestas "revelaciones proféticas" nunca le revelaron a Wagner. Los Bentley anunciaron su separación, con base en "relaciones incorrectas" de él con una mujer de su equipo, "que iban más allá de abrazos y besos". Surgieron también informes de sus borracheras. Las palabras seudoproféticas de Wagner eran simplemente fantasías irreales y en menos de dos meses sus vaticinios fueron refutados por los hechos.

La reacción de Wagner a este lamentable desenlace dejó mucho que desear. En una carta del 25 de agosto acusó a Bentley de ser un engañador, pero no reconoció que él mismo se había dejado engañar. Toda esta carta es una antología de racionalizaciones realmente absurdas. "Alabo a Dios", escribió, "por habernos usado a varios para traer orden en medio de la confusión". En ningún momento admitió que se había equivocado, ni mucho menos que errores tan garrafales dejaran en duda la validez de su supuesta vocación profética.

Según las escrituras, "El profeta que tuviera la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le he mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá... Si el profeta hablara en nombre de Jehová, y no se cumpliera lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción ha hablado el tal profeta" (Deut 18:20,22).

Es dudoso que Israel entendiera estas palabras literalmente, porque existieron falsos profetas y no los mataban. Pero estos versículos revelan la seriedad de la falsa profecia y la tremenda severidad del juicio contra los que ponen palabras falsas en la boca de Dios. La palabra de Dios nunca falla ni engaña. Si bien no se justificaría la pena capital para los falsos profetas, a lo menos debe significar la total pérdida de credibilidad de dichos profetas y la muerte de su "vida profética".

http://www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/172/Default.aspx

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La Biblia y los "apóstoles" de hoy (Informe final de un debate)     En agosto de 2008 publiqué en este sitio web un breve artículo, "¿Es bíblico tener apóstoles hoy?". Ese artículo tenía casi 200 comentarios cuando se perdió por problemas técnicos; volví a colocar el mismo artículo el 14 de julio de 2009, donde ha recibido 24 comentarios. Otros artículos relacionados (teología de la prosperidad, maldiciones, falsos profetas, Pedro Wagner) han recibido también una gran cantidad de respuestas, positivas y negativas. Ahora me parece necesario y valioso resumir un debate tan amplio con unas reflexiones finales.  (1) Quedó claro, lamentablemente, que un amplio sector de la iglesia protestante (mayormente la costarricense) está fanatizada e intolerante, mucho más de lo que anticipaba. Aunque mi artículo, desde su título, planteaba una pregunta bíblica, la mayor parte de las respuestas tenía poco o nada que ver con los textos bíblicos pertinentes. Los neo-apostólicos rechazaban a priori toda opinión contraria, sin considerar la posibilidad de otras y mejores interpretaciones exegéticas. Algunos, con igual dosis de soberbia que de oscurantismo, rechazaban vehemente la validez de la hermenéutica y la exégesis, y mucho más alguna referencia a las lenguas originales de los textos. Con tal subjetivismo y tal arbitrariedad, es totalmente imposible una interpretación fiel de las escrituras, ni hablar de un diálogo coherente entre diferentes maneras de interpretar los textos. En mi opinión este rechazo, hasta con burla, de toda posibilidad de exégesis analítica, es un peligro para la iglesia más serio y sutil que los escándalos de fornicación o de robo de fondos. Hace imposible la fidelidad bíblica de la iglesia del Señor. (2) Los participantes neo-apostólicos en el diálogo evadían sistemáticamente el argumento básico a partir de Hechos 1, confirmado por 1 Cor 15. Discutían detalles que no les parecían, y repetían argumentos de sus textos escogidos (aparentemente sin haber leído bien mi artículo), pero sólo uno de ellos, al puro final, intentó refutar el argumento del requisito de ser testigo presencial del ministerio y la resurrección de Cristo (Hch 1:21-22). (3) Algunos, reconociendo que no hay base bíblica para tener apóstoles hoy, afirmaban que se necesitaba una palabra profética para confirmar la existencia de apóstoles hoy. De eso hablé brevemente en "una falsa antítesis: el Espíritu contra el estudio" (9.23.09). El don profético sí es para hoy, pero Pablo manda que todos juzguen las profecías (1 Tes 5:21; 1 Cor 14:29). Además, si es anti-bíblico tener "apóstoles" hoy, ninguna profecía puede contradecir la Palabra de Dios ya dada. Sería una profecía falsa. (4) Otros respondieron que en griego la palabra "apóstolos" significaba "enviado, misionero", y que en ese sentido es legítimo hoy hablar de apóstoles. Claro, en ese sentido todos somos "apóstoles", pero ese no es el sentido que le da al título los mismos "apóstoles" de hoy. Este argumento es una falacia lingüística. Una palabra casi nunca es un solo punto de significado; las palabras son "zonas" de significado, denotativa y connotativa, diferentes en cada idioma. Aunque en el griego la "zona semántica" de "apóstolos" abarca mensajero (mandadero), misionero y apóstol, en español la "zona" de la palabra "apóstol" no incluye ni mensajero ni misionero, como bien reconocen los mismos "apóstoles". Sin embargo, el significado de "apóstol" puede variar de una cultura a otra, por ejemplo en África o en Cuba, donde todos saben que "el Apóstol" es José Martí pero muchos ni han oído de San Mateo.  Si eso parece complicado, una ilustración puede ayudar. En castellano, la palabra "casco" puede significar "uña de pié de un animal" o "artefacto para proteger la cabeza".  Esos dos significados, junto con muchos otros, constituyen la "zona semántica" del término en español, pero en inglés son dos palabras totalmente distintas ("hoof" y "helmet"), cada cual con su propio campo semántico. Si ignoro esa diferencia, podría terminar diciendo "Puse mi hoof (uña de pie) sobre mi cabeza y

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arranqué mi motocicleta". En castellano, aparte de posibles excepciones como Cuba, "apóstol" significa "autoridad eclesiástica superior" y no "mensajero" ni "misionero".  (5) Algunos participantes se aferraban al argumento neo-apostólico de Efes 4:11, sin examinar cuidadosamente la interpretación del texto. No cabe duda que ese texto es el más importante en este debate. Alguien comentó que sin todos los cinco ministerios tendríamos una mano de sólo cuatro dedos.  Javier Trejo envió el siguiente comentario: 

Respeto su punto de vista, sin embargo, los cinco ministerios fueron dados a la Iglesia permanentemente y no sólo de manera temporal pues en todo caso en acuerdo a su comentario sobre Efesios en la actualidad no debiera de existir uno solo de los ministerios, o todos desaparecieron por causa de temporalidad o todos permanecen intactos hasta el día de hoy. El negarse a reconocer el apostolado en nuestros tiempos conlleva desconocer a los demás ministerios. Se debe pues llegar a una determinación o existen todos o no existe ninguno.

 De hecho, este hermano no da realmente un argumento sino un a priori, o sea, un prejuicio. Creo que demostré en mi artículo que ese presupuesto es erróneo. El texto no da base para que haya apóstoles hoy, ni que todos estos dones deben tener la misma duración. No me explico por qué algunas personas no logran entender eso. Me permito agregar varios comentarios sobre este texto crucial: (a) Es saludable señalar de nuevo que este versículo no enumera cinco ministerios sino sólo cuatro, porque pastor-maestro es un solo término compuesto. Eso está claro tanto en Reina Valera como en Nueva Versión Internacional, que siguen fielmente al griego. Cada don se separa por la frase "a otros" y por la puntuación (punto y coma). Así están marcados como dones distintos apóstoles, profetas y evangelistas, pero no "pastores" y "maestros". Son un solo don. (b) San Pablo no está dando aquí un modelo para la organización de la iglesia, bajo esos supuestos cinco ministerios. De hecho, las iglesias que fundó Pablo no tenían una sola estructura, pero la estructura básica era de diáconos, presbíteros y obispos (epíscopoi). De hecho, el texto no pretende ser una lista de ministerios ni un modelo de organización eclesiástica sino simple unos ejemplos del "botín" que el Cristo vencedor compartió con su iglesia al volver a su Padre. (Ver el artículo original para más detalles). (c) Aun cuando los cuatro dones se regalaron en el mismo acto, al ascender Cristo al cielo, nada indica que todos son iguales. Aunque tienen el mismo origen, no todos tienen la misma naturaleza y duración. Otros textos, que sí definen la duración de uno y otro, señalan que los profetas, evangelistas y pastores-maestros son para hoy, pero los textos definitivos del N.T. muestran claramente que no puede haber nuevos "apóstoles" hoy. El evangelio es una historia, y sólo se puede conocer por testigos presenciales. El ministerio de los apóstoles originales sigue hoy, pero sigue como los testigos originales que fueron, no como sucesores que no pueden atestiguar los hechos históricos. Ser apostólico hoy significa "permanecer en la doctrina de los apóstoles", fieles a la Palabra viva que Dios dio medio de ellos. (6) El que más ha participado en este debate ha sido "Pablo Siervo de Jesucristo" (con otros títulos parecidos; entiendo que es el periodista Pablo Chávez, hijo de Rony Chávez). A finales del debate entregó un largo comentario que merece más análisis:  

A quien profesa ser profesor et al:   

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No es tan complicada "la cosa". Solo hay que hacer referencia a la Biblia misma para comprobar si son o no "apóstoles", esto es, si se profesa creer que la Biblia es la Palabra de Dios. La Biblia Comprueba: (1) Fueron llamados sobrenaturalmente por el Espíritu Santo (Hechos 13). Hay que notar que no se están autonombrando ellos mismos, ni mucho menos le está confiriendo la congregación u otro Fulanito el ministerio Apostolar al susodicho. La Biblia Exige: (2) Haber visto al Señor resucitado a lo Pablo en el camino a Damasco o alguna experiencia viva similar ¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? (1 Corintios 9:1) La Biblia Demanda: (3) Tener “Señales del apóstol” sobrenaturales también. “Entre vosotros se operaron las señales de un verdadero apóstol, con toda perseverancia, por medio de señales, prodigios, y milagros (2 Corintios 12:12). La Biblia Requiere: (4) Tener la “corona” apostolar – gran número de Iglesias como fruto de su trayectoria ministerial. “Así que, hermanos míos, amados y añorados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados” (Filipenses 4:1); tambien “¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?” (1 Corintios 9:1). La Biblia Pide: (5) Evidencia de la revelación de la Palabra Apostólica. “Después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: –Hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo Dios escogió que los gentiles oyeran por mi boca la palabra del evangelio y creyeran.” (Hechos 15:7).  “Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, …” (I Corintios 2:4-7). Esta es una Extrapolación Bíblica sin introducir conceptos humanos, inferencias teológicas, tendencias doctrinales etc... en otras palabras...no es lo que piense Juan Stam, Pedro Wagner, Pancho Villa ni sus jinetes de a caballo...es lo que la Biblia misma expone. 

   Esta larga intervención de Pablo Chávez me parece muy interesante, desde muchos puntos de vista (método, actitud, exégesis, criterios). Prefiero dejar mucho a los lectores para su propia evaluación y sólo comentar varios puntos substanciales. El comentario tiene muchos puntos válidos, otros menos, pero ninguno que prueba que pudiera haber "apóstoles" hoy: (1) Totalmente de acuerdo. Por eso Pablo insistía que no fue a Jerusalén sino muchos años después de comenzar su misión, y en Hechos se escogió a Matías por echar suerte. Pero creo que todos los ministerios son por llamado del Espíritu Santo. Recuerdo la experiencia tan profunda cuando el Señor me llamó a ser misionero en América Latina y a ser maestro de la Palabra. (2) No entiendo la frase "a lo Pablo". En 1 Cor 15 Pablo afirma haber visto al Resucitado "a lo Cephas", los doce, los 500, Jacobo, todos los apóstoles, "y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí". Es impresionante la repetición del verbo "apareció" (el mismo verbo cada vez en el griego también). Pablo obviamente se inserta a sí mismo en la serie de los que vieron a Jesús durante los 40 días. Cuando Pablo habla de su visión mística del Señor, en 2 Cor 12, emplea otras

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palabras. Una visión mística de Cristo puede ser una gran bendición, pero no califica a nadie para ser apóstol. Para eso tiene que haber sido testigo presencial, del primer siglo. Pablo reconoce que su apostolado es excepcional (uso muy especial del adjetivo "abortivo") pero que él tiene que incluirse en la lista de testigos históricos (1 Cor 15:1) para defender su apostolado. Reconoce que él es el último (pueden consultar de nuevo mi artículo original). No puede haber otros después. De hecho, al morir los apóstoles, ni uno sólo tuvo sucesor ni se habla por ningún lado de nuevos apóstoles. <!--[if !supportLineBreakNewLine]--><!--[endif]-->(3) Precisamente por el carácter muy excepcional de su apostolado, Pablo da estas otras evidencias: los milagros que ha realizado y las congregaciones que ha establecido (como misionero). Estos son argumentos de Pablo pero no son requisitos, ni califican a nadie para ser apóstol. De los mismos doce, no sabemos cuántos milagros hicieron o cuántas congregaciones fundaron. Tampoco sabemos eso de "los demás apóstoles" pero sí sabemos que "Cristo les apareció" y que todos eran testigos presenciales (1 Cor 15). (No sé de qué traducción será la frase "las señales de un verdadero apóstol" pero no corresponde a Reina Valera y es una traducción errada. El texto sólo dice "señales de apóstol" y no que sean requisito ni prueba). (4) Me parece que convertir un simple saludo, a modo de cumplido cariñoso ("gozo y corona mía"), en una doctrina, y peor, en un requisito del apostolado, es demasiado novedoso y poético. Nada en toda la Biblia indica que el fundar muchas iglesias califica a nadie para ser apóstol. Otros, como Testigos de Jehová, Mormones o Iglesia Universal del Reino de Dios, han hecho lo mismo o mucho más, pero no son apóstoles sino apóstatas. (5) Realmente estos textos no tienen que ver con el apostolado. En su último párrafo, Pablo Chávez confunde, en mi concepto muy ingenuamente, su propia interpretación de las escrituras (humana y falible) con el verdadero sentido de ellas. Cree que él sí interpreta correctamente la Palabra, y están errados los que no están de acuerdo con él. Pero todas las sectas falsas creen lo mismo; ellos también se creen dueños de la verdad y de la interpretación correcta, con la misma arrogancia exegética. Al contrario, para discernir el sentido fiel de la Palabra es indispensable "escudriñar las escrituras, para ver si estas cosas son así" (Hech 17:11). Ese trabajo de estudio serio del texto, según métodos acertados de interpretación, se llama hermenéutica y exégesis, aun sin tener que conocer esos términos técnicos. Creo también que requiere bastante humildad, dispuesto a aprender de otros. Aquí surge una pregunta muy seria: ¿En qué momento un movimiento que se cierra obstinadamente a las evidencias bíblicas, y que juega con las escrituras a su antojo, viene a ser herético? Sus desviaciones podrían verse como simples errores de doctrina, pero la herejía consiste en aferrarse a sus errores en vez de sujetar todo al riguroso examen bíblico. Cuando esa obstinación anti-bíblica se junta con ambiciones de poder y riqueza, de vanidad y de culto a la personalidad, de éxito y fama, ¿qué más le falta para ser herejía?

http://www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/233/Default.aspx

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¿Es bíblico tener apóstoles hoy?

Para enfocar este tema, es necesario primero analizar los diferentes usos de la palabra griega apostolos. El término se deriva del verbo apostellô, que significa simplemente "enviar". Por eso, (1) el sentido más general de apostolos, como en Juan 13:16, es cualquier persona enviada en cualquier misión (recadero, mandadero). Un aspecto más específico de este sentido (2) ocurre en 2 Cor 8:23 y Fil 2:25 cuando mencionan "los mensajeros de las iglesias" (apostoloi ekkêsiôn), como delegados comisionados por las congregaciones para alguna tarea. En tercer lugar (3), la palabra significa "misionero", que es el equivalente en latín (del verbo mitto, misi, "enviar"). En este sentido Jesucristo es el "misionero" enviado por Dios (Heb 3:1). Como veremos más adelante, Cristo no era "apóstol" en el mismo sentido que los doce, sino como "enviado" y "misionero" del Padre y prototipo de la misión de la iglesia (Jn 20:21; Mr. 9:37; Mt 10:40; Jn 13.20: Jesús es el Enviado del Padre). El cuarto sentido (4) es lo que generalmente entendemos por "los apóstoles", como Pedro, Pablo y los demás. En ese aspecto, el término podría llamarse un título, de una primacía en cierto sentido jerárquica.

Dados estos diversos sentidos de la palabra "apóstol", es necesario en cada texto bíblico determinar cuál de ellos se está empleando. Serios problemas resultan cuando se confunde un sentido con otro. Los "apóstoles" de hoy toman pasajes donde el término significa "misionero" pero los aplican en el otro sentido y quieren atribuirse los títulos y autoridades de los doce y de Pablo. La iglesia católica hace algo parecido con su " sucesión apostólica" a través de los siglos. Según el Nuevo Testamento, los apóstoles no tienen sucesores.

El trasfondo judío: El apostolado del Nuevo Testamento se basó en una práctica judía de designar un emisario, llamado ShaLiaJ, con plenos poderes para representar a quien lo había enviado (Esd 7:14; Dn 5:24; cf 2 Cron 17:7-9). El ShaLiaJ era una especie de plenipotenciario ad hoc. Eran comunes las fórmulas legales como "el que te recibe a tí me recibe a mi", "lo que ustedes atan en mi nombre lo he atado yo" y muchos otros parecidos, que aparecen también en el Nuevo Testamento (Mr 9:37; Mt 16:19; Lc 10:16; Jn 13:20; 20:23). La comisión del ShaLiaJ era para una tarea específica y no era transferible a otras personas.

El paradigma definitivo, Hechos 1: Después de suicidarse Judas, los discípulos sentían la necesidad de completar el número doce, como paralelo con las doce tribus de Israel. Con ese fin, guiados por el Espíritu Santo, definieron los requisitos indispensables para incorporarse en el apostolado. La elección se limitó a "hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que entre nosotros fue recibido arriba" para que "uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección" (Hech 1:21). Además, la selección fue hecha por Cristo mismo (1:24; cf. 1:2). Veremos en seguida que todas estas mismas condiciones se aplican al caso de Pablo.

Ese texto, y otros, muestran que para ser apóstol en el mismo sentido que los doce y Pablo, era requisito indispensable haber sido testigo ocular y presencial del ministerio de Jesús (Hechos 1:21-22; cf. 1 Jn 1:1-4) y de su resurrección (Hch 10:40-42; 1Co 15). Por supuesto, tal cosa sería imposible después de morir los contemporáneos de Jesús. La iglesia ahora es "apostólica" cuando es fiel al testimonio de ellos, que tenemos en el Nuevo Testamento, y cumple así su "apostolado" misionero. Sobre el fundamento de ellos Cristo sigue construyendo la iglesia (Efes 2:20).

Es importante reconocer que esta sustitución de Judas por Matías es el único reemplazo de un apóstol, precisamente para completar el número de doce. Matías no era sucesor de Judas sino su

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reemplazo. Después, al morir los doce y Pablo, ni el Nuevo Testamento ni la historia de la iglesia narra la elección de algún sucesor de alguno de ellos. Al morir el apóstol Jacobo, nadie le sucedió o reemplazó (Hech 12:2). El grupo quedó cerrado, como es evidente en Apocalipsis 21:14. Obviamente, en esas puertas de la Nueva Jerusalén no aparecerá el nombre de ninguno de nuestros apóstoles de hoy.

Toda esta evidencia bíblica deja muy claro que para ser apóstol, el candidato tenía que ser alguien del primer siglo. Nadie después del primer siglo podría haber sido testigo presencial del ministerio de Jesús y de su resurrección. Ese requisito descalifica de antemano a todos nuestros "apóstoles" de nuestros tiempos modernos.

El apóstol Pablo: El apostolado de Pablo fue severamente cuestionado, precisamente porque él no había sido uno de los discípulos, como requiere Hechos 1, aunque sí era contemporáneo de Jesús y sin duda testigo de su ministerio. Repetidas veces Pablo tiene que defender su llamado de apóstol, pero lo significativo es que lo defiende en los mismos términos básicos de Hechos 1: él también había visto al Resucitado (1 Cor 9:1; 1Cor 15), fue nombrado apóstol no por hombres sino por el mismo Cristo (Gal 1:1,15-17,19; cf. 1 Tim 1:1; 2:7), y él, igual que los doce, había realizado las señales de apóstol y la predicación del evangelio (2 Cor 12:12; cf. Rom 15:18-19). En 1 Corintios 9:1-6 Pablo se defiende contra los que negaban que él era apóstol:

¿No soy apóstol?

¿No soy libre?

¿No he visto a Jesús el Señor nuestro?

¿No sois vosotros mi obra en el Señor? Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.

A continuación, Pablo responde a los que le acusan, afirmando que él tiene los mismos derechos de todos los apóstoles (9:3-6; cf. 2 Cor 11:5,13; 12:11s).

En este contexto, 1 Corintios 15 es especialmente importante. En este pasaje Pablo afirma vigorosamente la fe en la resurrección (15:1-8, 12-58) pero también, menos conspicuamente, defiende su propio apostolado (15:8-11). Después de definir el evangelio como la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (15:1-4), Pablo enumera una lista de los que podríamos llamar "los testigos autorizados de la resurrección" (15:5-8): Céfas, los doce, más de quinientos hermanos, Jacob, después todos los apóstoles y al final Pablo mismo. Por eso, de las varias personas que el Nuevo Testamento llama apóstoles, sabemos que tenían que haber sido testigos presenciales de la resurrección.

Está claro que en este pasaje Pablo no está hablando sólo de visiones espirituales, como tuvo él mismo (2 Cor 12) y que tuvieron Esteban (Hech 7) o Juan (Apoc 4-5), que no podrían servir como evidencias de la resurrección corporal de Jesús. El verbo repetido en estos versículos de 1 Cor 15 es "apareció", y el sujeto activo es el Resucitado (cf. Gál 1:16). Eran visitaciones del Señor, apariciones por iniciativa de él, para demostrar la realidad de su resurrección. Se trata de revelaciones corporales como las de Cristo durante los cuarenta días, que constituyeron a sus receptores en testigos oculares del hecho. En ese sentido, Pablo reconoce que su propio caso es una anomalía, pues aunque era contemporáneo de Jesús, no había sido discípulo ni había estado presente con los discípulos durante los cuarenta días. Sin embargo, insiste en que su encuentro con Cristo en el camino a Damasco pertenecía a la misma serie de visitaciones especiales. Por otra parte, Pablo afirma que su encuentro con el Resucitado fue la última de la serie (15:8; cf. 1

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Cor 4:9), sin posibilidad de otras. Para mayor énfasis, Pablo afirma que Cristo lo llamó al apostolado no sólo de último sino "como un abortivo" (Gr. ektrômati), una excepción. Pablo era un apóstol "nacido fuera del tiempo normal". No puede haber otros apóstoles después de él.

Otros apóstoles: Este pasaje habla de "todos los apóstoles", además de los doce (1 Cor 15:7), pero todos ellos eran también testigos oculares de la resurrección. En cambio, de líderes que sabemos que no habían participado en esa experiencia, como Apolos y Timoteo, el Nuevo Testamente nunca los llama "apóstol". No podían ser apóstoles sin haber visto al Resucitado (y no sólo en visión mística). Por eso, de todas las demás personas llamadas "apóstol" podemos estar seguros de que habían sido testigos oculares del Resucitado o si no, eran apostoloi sólo en el sentido de "misioneros" o de "delegados congregacionales".

Es muy significativo que tanto los doce como Pablo aplican los mismos requisitos básicos para el apostolado: sólo pueden ser apóstoles los que habían visto al Cristo en su cuerpo resucitado y habían sido comisionados personalmente por él para ser testigos de su vida y resurrección. De estos, el último fue el apóstol Pablo. Los apóstoles cumplieron una función histórica. Obviamente, nadie que no sea del primer siglo puede ser testigo ocular de lo que nunca presenció.

Efesios 4:11: Frente a estas enseñanzas bíblicas muy claras, el mal llamado "movimiento apostólico" apela, sin interpretación cuidadosa, a unos pocos textos. El versículo principal es Efesios 4:11, tomado fuera de contexto. El pasaje completo es una cita modificada del Salmo 68:18 con introducción y conclusión:

Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.

El tema de Efesios 4:7-16 es la unidad de la iglesia con su diversidad de dones, todo orientado hacia el crecimiento del cuerpo (4:13-16). Pablo introduce este tema con una cita del Salmo 68, uno de los salmos más difíciles y con complicados problemas textuales. Pero el tema central de ese salmo está claro: Dios es un poderoso guerrero (68:35) que en diversos momentos ha descendido a la tierra para liberar a su pueblo (68:11-14,20-21) y después de su triunfo, sube al monte Sión (o al cielo) llevando cautivos (68:15-18,24,29,35) y reparte el botín entre su pueblo (68:12,18). Pablo adapta la cita en varias formas, especialmente cambiando "tomaste dones" (Sal. 68:18) en "dio dones" (Ef 4:8), para aplicar la cita a la ascensión de Cristo y la venida del Espíritu con sus dones. Al volver al cielo, el Cristo vencedor repartió el botín entre su pueblo. El énfasis cae sobre la ascensión de Cristo, el momento histórico-salvífico en que el Resucitado victorioso envió el Espíritu como botín de su triunfo.

El verbo "constituyó" (4:11, edôken, "dio") es un pretérito punctiliar, que describe algo que Cristo hizo cuando ascendió, conforme también al modelo del Salmo 68. No dice absolutamente nada sobre el futuro, si Cristo seguiría dando apóstoles a la iglesia, hasta su segunda venida, como podrían haber sugerido otros tiempos verbales. Como comenta I. Howard Marshall en el Comentario Bíblico Eerdmans (p.1389), "Puesto que esta carta vino de una época cuando estaban funcionando apóstoles y profetas, es imposible sacar alguna conclusión desde este pasaje sobre su continuación o no en la iglesia después".

De otros pasajes, como hemos visto, queda evidente que el apostolado no puede haber continuado después de morir los últimos testigos presenciales. En cambio, otros pasajes dejan

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claro que el don de profecía (y la falsa profecía) continuarían en la iglesia. Al ascender, Cristo dio un don que era de una vez para siempre (apóstoles) y otro que había de seguir hasta su venida (profetas). El llamado apostólico corresponde en eso a su origen en el encargo de ShaLiaJ, que no era transmisible.

Por otra parte, Pablo habla en 2 Cor 11:13 de "falsos profetas (pseudapostoloi), obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo" (cf. Ap 2:2; Didajé 11:3-6) y, quizá sarcásticamente, de "superapóstoles" (tôn huperlian apostolôn, 2 Cor 11:5; 12:11, NVI).

Conclusión: Dos de los grandes vicios de la iglesia evangélica hoy son la sed de poder, prestigio y riqueza de algunos de nuestros líderes, y entre los fieles el culto, ciego y casi idolátrico, a las personalidades famosas. Hay mucha obsesión con títulos, oficios y el poder lucir y ser importante. Se emplean constantemente las técnicas de publicidad y promoción del mundo secular. Eso es totalmente contrario al espíritu de Jesucristo y del evangelio. Mucho más acertado es el viejo refrán, "al pie de la cruz, todos somos párvulos".

Hace unos años, en un foro sobre el tema de los apóstoles, alguien intervino para decir, "Antes era suficiente el título de pastor, pero ahora con las enormes megaiglesias, llamarlos pastor les queda muy corto." ¡Al contrario! Si el título "pastor" les queda corto para ellos, ellos se quedan demasiado cortos para el título de pastor.

http://www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/211/Default.aspx

01 – 10 – 15

Un debate sobre el movimiento neo-apostólico

Un hermano de nombre Pablo, que entiendo que es periodista, ha respondido en dos comentarios largos contra mis argumentos bíblicos sobre los apóstoles de hoy (véan en esta página web, "¿Es bíblico tener apóstoles hoy?", 31 de agosto de 2008). Como hay muchos detalles que explicar, y es difícil aclarar tanta confusión en el formato estrecho de los comentarios del blog, he decidido responder más ordenadamente en este nuevo artículo.

El problema básico con el hermano Pablo es de métodos de interpretación, lo que en todos los seminarios (incluso pentecostales) se llama "hermenéutica". Entre los intérpretes de las escrituras, hay ciertas "reglas de juego" para la interpretación del texto que son aceptadas por todos, sean bautistas, calvinistas, wesleyanos o pentecostales. Irrespetarlas es como tratar de jugar baloncesto en una cancha de futbol. Esta ciencia es fundamental no sólo para los estudiosos de la Biblia sino también para los abogados, los médicos, los periodistas y otros, y se suele enseñar cursos de "hermenéutica" para todos ellos. Las fallas en métodos de interpretación ("problemas hermenéuticos") producen caos y confusión. Sin las reglas hermenéuticas, el texto puede significar cualquier cosa que yo quiero.

De las dos largas defensas de los "apóstoles" que ha mandado don Pablo, veo serios problemas hermenéuticos. Por su fuerte subjetividad y sus nexos personales con el movimiento "apostólico", no ha podido interpretar bien ni mi artículo ni las escrituras.

Ese grave problema hermenéutico del hermano Pablo se ve con toda claridad en su defensa de los cinco ministerios, a pesar del texto griego. En cuanto a Efes 4:11, Pablo escribió (2 de julio):

Primero le aclaro que no sé de griego ni hebreo, ni arameo ni nada por el estilo, por lo tanto, para mi esas afirmaciones son inválidas y por mucho peligrosas porque es afirmar que nuestra Biblia, nuestro manual de vida, el legado que hemos recibido por muchísimas décadas tiene errores

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gramaticales, de concepción o de lo que sea, situación que rebatiré hasta la muerte por un asunto de fe. Creo que en el momento en que aparecen sabios que quieren darles diversas interpretaciones a las palabras bíblicas porque creen que en griego, ruso o francés dice otra cosa, la Biblia pierde su sentido como Palabra de Dios, porque resulta que tiene errores de traducción!!!!!!!! (jajajajaja, perdón).

Invito a los lectores a evaluar objetivamente ese párrafo como modelo hermenéutico. Don Pablo confunde, con consecuencias muy serias, la inspiración de la Biblia con la inspiración de las muchas traducciones que hay de ella. Casi todas son básicamente fieles al hebreo y griego originales, pero ninguna es absolutamente exacta al original. Eso es imposible, porque son dos idiomas distintos. Si en su formación académica don Pablo estudió algo de semántica, no debía haber caído en tres errores garrafales: (1) Su argumento presupone, muy equivocadamente, que alguna traducción, supongo que sería Reina Valera (¿1910, 1960 o 1995?), es inspirada a espaldas de los textos originales; (2) el hermano ignora que mi comentario no niega el texto para nada, sino lo aclara desde el original para entenderlo mejor; lo único que niego es una interpretación errada; (3) Dice que como él no conoce el griego, entonces las evidencias textuales no son válidas para él. Con todo respeto, me parece una muy lamentable mezcla de oscurantismo y arrogancia hermenéutica. Con esa actitud, difícilmente entenderá bien la Palabra de Dios.

Como afirmo en mi breve nota a don Pablo, las escrituras fueron inspiradas por el Espíritu Santo (ver mi artículo "Inspiración" en Diccionario Ilustrado de la Biblia, Editorial Caribe), pero Dios nunca prometió inspirar las miles de traducciones que han existido, ni mucho menos nuestras interpretaciones y tradiciones. Uno de los instrumentos muy útiles para una fiel interpretación de la Palabra es el recurso al griego. Recomendaría a don Pablo que aprenda el griego, o si no, que respete las evidencias gramaticales y no se meta en terrenos donde no tiene ninguna competencia.

El propósito de Efes 4:11 no es el de definir la organización de la iglesia, por lo que tendrían que aparecer los obispos, presbíteros y diáconos, según la estructura de las iglesias que fundó Pablo. El propósito del pasaje, como queda muy claro por el contexto (Efes 4:7-12) y la cita del Salmo 68:18, es de señalar el "botín" que compartió Cristo con su iglesia cuando regresó al cielo. El pasaje tiene que ver con dones que nos ha dejado Jesús. Según el contexto, todos fueron dados en el mismo acto, la Ascensión, pero eso para nada significa que todos tienen la misma duración. Otros textos revelan claramente que la mayoría de los dones (profecía, lenguas, interpretación, liderazgo, ayudas etc) siguen hasta que venga Cristo, pero de la misma manera, pasajes muy claros indican que el oficio de apóstol, por su carácter histórico testimonial, tuvo que terminar al morir el último testigo apostólico comisionado por Jesús. Por eso Apocalipsis y otros documentos cristianos (Didajé 11:3-6) hablan de "falsos apóstoles" que no cumplían esos requisitos.

El texto definitivo sobre este tema es Hechos 1:21-26, y obviamente el hermano Pablo no sabe qué hacer con ese pasaje. A la luz de ese texto tan claro y definitivo, los enemigos de Pablo cuestionaban su apostolado, y él a su vez la defendía, sobre esa misma base, según los mismos requisitos indispensables, como he probado en mi artículo. Nuestro amigo Pablo (para no confundirlo con el apóstol del mismo nombre) no entiende el asunto principal, que en 1 Cor 15 Pablo presenta su encuentro con el Señor en el camino a Damasco como la última aparición del Cristo resucitado y no sólo como alguna visión mística, que no sería ninguna prueba de la resurrección. Antes de convertirse, Pablo conocía también a Jesús pero solo por criterios carnales.

Lo más importante de 1 Cor 15 es que (1) Pablo, para defender su cuestionado apostolado, equipara su experiencia de conversión con las apariciones de Cristo resucitado y no con una visión mística,; (2) Pablo reconoce que Cristo le llamó "fuera del tiempo" y (3) Pablo dice explícitamente que él es el último en esta serie.

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No me explico porque don Pablo no puede entender el argumento de Apoc 21. Es cierto que el relato tiene mucho de simbólico, pero con referencias específicas. Son doce tribus de Israel y doce apóstoles, dos grupos definidos históricamente. Es obvio que Juan no está pensando en alguna especie de "sucesión apostólica" en el futuro. No creo que en la Nueva Jerusalén un cimiento del muro vaya a tener por nombre "Apóstol Peter Wagner" y otro "Apóstol Rony Chávez". Serían tantos nombres que no cabrían. Es obvio que Juan estaba pensando en un grupo definido cuyo testimonio histórico es fundante para nuestra fe.

En conclusión, queda claro que el hermano Pablo no ha refutado mi argumento ni en un solo punto, ni tampoco ha presentado ninguna evidencia bíblica para la existencia de apóstoles hoy. Más bien ha demostrado a las claras la falta de argumentos y los graves problemas hermenéuticos de esta teología neo-apostólica.

ARTICULOS RELACIONADOS

¿Es bíblico tener apóstoles hoy?, 31 de agosto de 2008

Pat Robertson, profeta, 3 de febrero de 2008

Peter Wagner, ¿Apóstol o falso profeta? 1 de noviembre de 2008

¿Cómo reconocer a los falsos profetas? 3 de enero de 2009

Apóstoles y profetas que juegan con maldiciones, 26 de junio 2009

(Vean también los comentarios después de cada artículo)

http://www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryId/206/Default.aspx

01 – 10 – 15

Efesios 4:7-13 y los "apóstoles" de hoy1

 

Sobre la posibilidad o no de tener apóstoles hoy, los dos pasajes bíblicos más importantes son Hechos 1:21-22 y 1 Corintios 15:1-9. Curiosamente, los defensores del movimiento neo-apostólico evaden sistemáticamente esos dos pasajes, y corren más bien a su texto favorito, Ephesios 4:11, que de hecho no dice nada sobre el tema. Además, las evidencias de Hechos 1 y 1 Corintios son exégeticos, basadas en las mismas palabras del texto, pero los argumentos neo-apostólicos de Efesios 4:11 no son exegéticos sino son inferencias que ellos sacan del texto, a espaldas de otras evidencias bíblicas.  En artículos anteriores hemos señalado que "el paradigma definitivo" del concepto bíblico de "apóstol" se encuentra en Hechos 1 y 1 Corintios 15. Según el primer texto, el sucesor de Judas tenía que ser uno "de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros", desde Juan el Bautista hasta la Ascensión de Jesús, para que calificado así "sea hecho testigo, con nosotros, de su resurreción" (Hch 1:21-22; 4:33). La función

1[1] Sobre estos "apóstoles" se puede consultar, en juanstam.com, "¿Es bíblico tener apóstoles hoy?" (31 agosto 2008; restaurado 14 julio 2009), "Un debate sobre el movimiento apostólico" (3 julio 2009), y "La Biblia y los 'apóstoles' de hoy" (18 octubre 2009)

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del apóstol es la de ser testigo, con base en su propia experiencia personal e histórica. Por eso, escribe Oscar Cullmann, "el apostolado es, por definición, una función única que no puede ser prolongado".2[2] Un pasaje paralelo, en Hch 10:37-41, repite en lenguaje muy parecido el requisito de ser testigos presenciales, llamados por el mismo Jesús para dar testimonio de la resurrección. En ese texto Pedro le cuenta a Cornelio que "nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén... A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos, y nos mandó que...testificásemos que el es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos". Ese requisito de haber sido discípulo y testigo ocular de la resurrección era un problema difícil para Pablo, quien afirmaba ser apóstol, llamado por Jesús mismo (Rom 1:1; 1Cor 1:1), pero no parecía cumplir esa condición indispensable (ver 1Cor 9:1-6; 2Cor 10-11; 12:11-12). Ante sus enemigos que negaban que él era apóstol, Pablo defiende su apostolado precisamente en los mismos términos de Hechos 1.3[3] Primero Pablo señala que Cristo Resucitado apareció a Pedro, a los doce y "a los demás apóstoles" (15:5-7, siempre con el mismo verbo, ôfthê, clara referencia a las apariciones físicas del Resucitado durante el período entre la resurrección y la Ascensión, Hch 1:3). 4[4] Después Pablo se incluye en ese mismo registro de testigos oculares, pero como excepción y como el último, al escribir "y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí" (15:8, con el mismo verbo).5[5] Por eso se describe como "un abortivo", nacido fuera del tiempo normal.6[6] Los datos históricos confirman lo dicho por Pablo, que él era el último en ser llamado al apostolado (aun posterior a Matías). En todo el Nuevo Testamento y todos los documentos históricos de la iglesia antigua no aparece ninguna evidencia de la elección de un sucesor a ningún apóstol que ha muerto. Pocos años después de la elección de Matías, Heródes hizo matar al apóstol Jacobo, hermano de Juan (de los hijos de Zebedeo), uno de los doce, pero no se escogió ningún sucesor a Jacobo.7[7] Tampoco hubo sucesor de Pablo cuando murió. El historiador Eusebio reporta la muerte de diferentes apóstoles, pero jamás narra el nombramiento de un sucesor. Esto confirma la enseñanza de Hechos 1 y 1 Cor 15, que el oficio y el título de "apóstol" se limita a los testigos ocualeres de Jesús, entre sus contemporáneos históricos.

2[2] Estudios de teología bíblica (Madrid: Studium, 1973) p.184.

3[3] Es importante recordar que en este pasaje Pablo refuta a dos errores a la vez: el de los corintios que negaban la resurrección y de los que negaban que él era apóstol. Ya que el apóstol era por definición "testigo de la resurrección", Pablo pudo refutar a ambos errores con un solo argumento.

4[4] Al mencionar "los demás apóstoles" en esta lista, Pablo muestra que ellos también eran testigos oculares de la Resurrección.

5[5] Aquí no se trata de visiones espirituales, como la de Esteban (Hch 7:55, a quien Pablo no incluye en la lista de testigos oculares) ni la de Pablo mismo (2 Cor 12:1-13). Se trata de las apariciones físicas del Resucitado, en las que él hasta comía con ellos (Lc 24:30,41-43).

6[6] Pablo fue el único apóstol que se convirtió y fue comisionado por Jesús después de los cuarenta días que menciona Lucas; en ese sentido, nació fuera del tiempo, como única y última excepción a la regla.

7[7] La diferencia entre los dos casos fue que por su traición Judas se descalificó para dicho oficio y murió en la infidelidad, mientras Jacob cumplió fielmente su ministerio hasta su muerte.

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Otro requisito para ser apóstol era el haber sido nombrado directa y personalmente por Jesús mismo, como ocurrió durante su ministerio en la tierra (Mr 3:14; 6:30).8[8] Ya para la elección de Matías Cristo había ascendido, pero los discípulos recurrieron a procedimientos judíos bien conocidos. Fue un proceso de tres pasos: primero, reflexión seria y acción responsable (definir requisitos; estudiar candidatos para escoger a dos, ambos calificados para el puesto, Hch 1:21-23), después oración (1:24) y finalmente echar suertes entre los dos candidatos antes aprobados (1:26). Esto era precisamente el método normal para conocer la voluntad de Dios y aun para escoger los oficiantes (Lc 1:8-9) y los sacrificios para el culto del templo (Lv 16:8-10; Neh 10:34),9[9] como "echar suerte delante de Jehová nuestro Dios" (Jos 18:6,8,10).10[10] El pasaje significa, entonces, que no fueron los apóstoles que escogieron a Matías, sino que fue Dios mismo. De igual manera, Pablo insiste en que él no fue nombrado apóstol por los doce ni por otras personas humanas sino por Jesús mismo (Gal 1:1,11-2:9; 1Tim 2:6-7 NVI).11[11]  Todas estas evidencias muy claras, bien fundadas en la exégesis de los textos bíblicos que hablan explícitamente del oficio apostólico, sus requisitos y su duración, indican que éste por su propia naturaleza se limitó necesariamente a los testigos oculares contemporáneos de Jesús. Ahora, si Efesios 4:11 enseñara lo contrario, sería una contradicción flagrante en la enseñanza bíblica sobre este tema. Pero este texto, que habla mucho del origen de los cuatro oficios que Cristo,12[12] en su Ascensión, dio a la iglesia naciente, no dice absolutamente nada sobre la respectiva duración de cada uno de ellos, o más precisamente, la forma distinta en que cada uno de ellos había de ejercer su función en el futuro. El argumento neo-apostólico, de que los distintos oficios mencionados tienen que ser todos de la misma naturaleza y duración, no sólo carece totalmente de base exegética en el texto, sino es una suposición gratuita con el evidente propósito, no de entender y aclarar el texto, sino de defender una tesis a priori ajena al texto. El tema de Efesios 4:1-16 puede resumirse como "Unidad y diversidad en el cuerpo de Cristo, para su crecimiento integral". Pablo13[13] exhorta a los efesios a "guardar la unidad del Espíritu en el

8[8] Algunos preguntan por qué Jesús mismo no nombró el sucesor a Judas durante los cuarenta días que enseñaba a los discípulos. Podría ser porque aun no habían sido testigos de su ascensión (Hch 1:22); aun no estaba completa su función de testigos presenciales históricos. Este hecho reconfirma la restricción del título "apóstol" a los testigos contemporáneos de Jesús.

9[9] Sobre el echar suertes en las prácticas del templo de Salomón, véanse los comentarios de Hechos por Barclay, Wikenhauser, F.F. Bruce y Haenchen.

10[10] El Antiguo Testamento habla de echar suertes unas 75 veces, sobre todo para la repartición de la tierra productiva: con la conquista de Canaán (Nm 26:55, 33:54; Jos 13:6 y frecuente); con el retorno de Babilonia (Neh 11:1); y en la Palestina escatológica de Ezequiel (Ez 48:29; cf. Am 7:17).

11[11] Por eso Pablo se identifica casi siempre como "apóstol por la voluntad de Dios" o "por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza" (1 Cor 1:1; 2 Cor 1:1; Ef 1:1; Col 1:1; cf. 1Tim 1:1; 2Tim 1:1).

12[12] La insistencia neo-apostólica en que sean cinco oficios en 4:11 y no cuatro revela no sólo su desorientación hermenéutica sino tambien su terca resistencia a la exégesis gramática del texto inspirado. Aun sin conocer el griego, queda claro de la traducción castellana que son cuatro; en RVR, NVI y otras versiones, los punto y coma dividen los oficios en cuatro, marcada cada uno también por la palabra "otros", pero eso no aparece entre "pastores" y "maestros". En el griego, cada uno de los tres primeros lleva el artículo definido, pero un solo artículo une a "pastores" con "maestros". Según la regla de Granville Sharp, cuando eso pasa en una serie de sustantivos que no sean nombres propios, los que llevan un solo artículo se refieren a un mismo objeto. Los dos términos juntos podrían interpretarse como "pastores docentes", dejando abierta la posibilidad de otros maestros que no sean pastores (Stg 3:1; los apóstoles también enseñaban). Los pastores son los principales maestros del pueblo de Dios, y enseñar la Palabra (alimentar a las ovejas) es su principal tarea y función.

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vínculo de la paz" (4:3) y señala siete expresiones de esa unidad (4-6). En seguida se refiere a los diferentes dones y oficios en la iglesia (4:7-11)14[14] y el propósito y resultado de éstos en la edificación y madurez del cuerpo (4:12-16). En el bloque central aparece tres veces el verbo dídwmi (dar): en el aoristo pasivo (edothê, "fue dada", 4:7) y dos veces edwken (4:8,11, aoristo activo). Todo el énfasis de 7-11 cae en el acto de dar los dones, en el momento específico de la Ascensión de Jesús (4:8-10).15[15] Es claro que se trata de una sola acción de Cristo en un tiempo definido del pasado. Del futuro no dice nada, ni positivo ni negativo, de ninguno de los cuatro oficios.

El Salmo 68, que Pablo cita aquí, tiene muchas interpretaciones pero todas ellas parten del concepto de una marcha triunfante de Dios sobre la tierra, para recibir después el botín de su victoria: 

Que se levante Dios,que sean dispersados sus enemigos...aclamen a quien cabalga por las estepas...Cuando saliste, oh Dios, al frente de tu pueblo,cuando a través de los páramos marchaste,La tierra se estremeció...Van huyendo los reyes y sus tropas...Los carros de guerra de Dios se cuentan por millares;del Sinaí vino en ellos el Señor para entrar en su santuario.Cuando tú, Dios y Señor, ascendiste a las alturas,te llevaste contigo a los cautivos;tomaste tributo de los hombres, aun de los rebeldes (cf. v.29-31),para establecer tu morada...Dios aplastará la cabeza de sus enemigos... Por causa de tu templo en Jerusalén,los reyes te ofrecerán presentes.

(Sal 68:1,4,7,12,17,18,21,29; cf. 34-35 NVI)  

En resumen, Dios va en marcha sobre la tierra, entra en batalla, vence a sus enemigos y recibe botín de ellos. En la tradición judía, la frase "ascendiste a las a las alturas" se interpretaba como la subida de Moisés al Sinaí, o del arca al Monte Sión, o implícitamente el regreso de Dios al cielo despues de derrotar a los enemigos del pueblo. En Efesios 4 Pablo da una versión cristológica del mismo salmo, pero con diferencias sorprendentes:16[16] 

"Cuando ascendió a lo alto,

13[13] Muchos eruditos creen que Efesios fue escrito no por Pablo sino por un discípulo suyo. Esa hipótesis no cambiaría nuestro argumento sobre el apostolado.

14[14] La palabra "oficio" no es el término más exacto para los cuatro grupos de personas señalados en el texto pero capta adecuadamente el sentido.

15[15] El dio legei de 4:8 y el autos de 4:11 vinculan la cita de Sal 68 tanto con los carismas personales de 4:7 como con los oficios eclesiales de 4:11. Aunque de hecho el Espíritu sigue repartiendo dones a los fieles (1 Cor 12:7,11), en Efes 4:7 es Cristo que los repartió al volver a su Padre.

16[16] La versión aquí no corresponde ni al texto hebreo ni a la LXX. Es posible que se deriva de un midrash judío.

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se llevó consigo a los cautivos,y dio dones a los hombres"(¿Qué quiere decir eso de que "ascendío",sino que también descendió a las partes bajas,

o sea, a la tierra?El que descendió es el mismo que ascendió

por encima de todos los cielos,para llenarlo todo. (Efes. 4:8-9; cf. 1:23 NVI)

 En esta atrevida relectura del Salmo 68, Pablo introduce varios cambios: al "subió" de Salmo 68:18 Pablo agrega "también descendió"; omite las descripciones de marchas y batallas, pero mantiene el tema del botín, como símbolo de los dones; donde el salmo dice "recibiste dones", Pablo lo cambia a "dio dones".17[17]  ¿Por qué será que Pablo haya escogido este texto antiguo, aparentemente tan alejado del tema entre manos, y que le requería hacer cambios tan grandes en el texto hebreo? El texto mismo sugiere que Pablo quiere relacionar la repartición de dones y oficios con la Ascención de Jesús. "Este mismo" (autos), que descendió y ascendió, "constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas", etc, como también en su Ascension dio carismas y repartió dones" (4:7).18[18] LLama la atención esta conexión de los dones, tanto de 4:8 como de 4:11, con un momento histórico ya pasado y específicamente la Ascención, a diferencia del Pentecostés (cf. Hch 1:22, apóstoles como testigos de la Ascensión).19[19] De esa manera, todo este pasaje confirma nuestra tesis que nuestro texto (4:11) afirma el origen de todos los dones en Jesucristo Resucitado y Ascendido a la derecha del Padre, pero no dice nada, ni explícita y implícitamente, sobre el futuro distinto de cada uno de los cuatro oficios mencionados. Otros textos enseñan con toda claridad que el testimonio apostólico tuvo que ser de una vez para siempre, peroque "profetas, evangelistas y pastores-maestros" tenían un futuro distinto. Eso de ninguna manera implica que el apostolado iba a tener ese mismo tipo de futuro. ¿Significa eso que ahora no necesitamos apóstoles? ¡Jamás! Siempre necesitamos "los apóstoles" pero para nada necesitamos "nuevos apóstoles", como si no fueran suficientes y adecuados los que nombró Jesús. Éstos "apóstoles" de hoy no pueden ser apóstoles auténticos, porque no pueden cumplir con los requisitos definitivos de dicho puesto, como estipula el Nuevo Testamento. Pero a través de los siglos, cuando fieles cristianos han "perseverado en la doctrina de los apóstoles", ha estado presente con toda su fuerza el ministerio de ellos. Ellos son el fundamento sobre el que tenemos que construir en cada generación, pero no nos toca echar de nuevo una y otra vez ese fundamento histórico echado por ellos (Ef 2:20; Col 1:23). Los apóstoles siguen viviendo, siglo tras siglo, en su testimonio al Señor de señores. Ahora el Nuevo Testamento es el lugar por excelencia donde nos encontramos con ese Cristo que vivió, murió, resucitó y ascendió hace dos mil años pero que vive por los siglos de los siglos. En comparación con la grandeza y poder de ese ministerio, nuestros modernos "apóstoles" no pasan de ser una triste parodia. Oscar Cullmann, en un enjundioso artículo titulado "la tradición", afirma el apostolado único e irrepetible de los apóstoles originales y lo relaciona con la definición del canon del Nuevo

17[17] Este último cambio puede responder a una versión rabínica del salmo, según la cual Moisés subió al Monte Sinaí y dio dones (la Ley) al pueblo de Dios.

18[18] Ver nota 16. La cita del salmo 68 califica tanto a 4:8 como a 4:11.

19[19] Por eso aqui Pablo ve a Jesús como fuente de los dones, a diferencia del Espíritu Santo. Son diferencias de énfasis.

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Testamento.20[20] Cullmann distingue entre el tiempo de los apóstoles, como fundamento, y el tiempo de la iglesia (p.182). Los apóstoles pertenecen todavía al tiempo de la revelación directa, el tiempo de la encarnación (p.183). Así es que el testimonio apostólico nos coloca en la misma presencia de Jesucristo (p.188); Cristo habla directamente por ellos (p.192). El paso del tiempo de los apóstoles al tiempo de la iglesia posapostólica se marca por la definición del canon del Nuevo Testamento (pp. 193-203). En la iglesia de mediados del siglo dos surgían muchos escritos apócrifos, enteramente legendarios (p.195) y "la tradición en la iglesia no ofrecía ninguna garantía de verdad" (p.196). Entonces, "con un acto de humildad", la iglesia posapostólica "ha sometido toda tradición posterior elaborada por ella misma al criterio superior de la tradición apostólica codificada en las santas Escrituras" (p.196). De ahí en adelante, toda tradición de la iglesia tiene que ser juzgada por la tradición apostólica. Es por ignorar esto, afirma Cullmann, que la iglesia católica cae en el error de la sucesión apostólica y la infalibilidad papal. Problemas parecidos surgen con el movimiento neo-apostólico. Disminuir la normatividad de los apóstoles lleva, tarde o temprano, a disminuir la normatividad de su testimonio apostólico, el Nuevo Testamento.  ¡Los apóstoles viven hoy y nos hablan por medio de las sagradas escrituras! Y al hablar ellos, como muestra Cullmann, habla Jesucristo mismo. ¿Podrán haber creyentes que no hayan escuchado la voz del Salvador en las palabras del Nuevo Testamento, y no hayan visto a Cristo en la página inspirada? Los apóstoles no han muerto ni se han quedado mudos. Ellos siguen viviendo y hablando por medio de su fiel testimonio al Señor. Cuando cualquier texto se lanza a la historia, nadie sabe qué futuro podrá tener ese texto, nadie sabe cuál podrá ser el "delante" de ese texto. El autor muere, pero su texto sigue su marcha por el tiempo. De seguro San Pablo ni imaginaba la "vida futura" que iba a tener esa carta que escribió a los hermanos de Roma. Tres siglos después, en un jardín de Milán, un profesor de retórica y filosofía escuchó la voz de un niño que decía "tolle, lege" (toma, lee), y Agustín de Hipona tomó el libro de Romanos, lo leyó y su vida fue transformada. Más de un milenio después le tocó a un joven biblista agustino enseñar un curso sobre Romanos, Martín Lutero descubrió el secreto de la justificación por la fe y "se me abrieron las puertas del paraíso". Después, el 24 de mayo de 1738, en una capilla morava en el pueblo de Aldersgate, Inglaterra, un misionero fracasado escuchó la lectura del Prefacio a Romanos de Lutero, y "faltando unos quince minutos para las nueve" Dios habló a Juan Wesley, por medio del apóstol Pablo, y Wesley "sintió un calor extraño en su corazón y confió en Cristo como su único Salvador". Y el libro de Romanos sigue su camino, tocando vidas y trasnformándolas, porque en ese libro habla Jesucristo por medio del Espíritu Santo. ¡No, mil veces No, los apóstoles no se han muerto, ni se han quedado mudos! Ellos siguen dando su testimonio al único Señor y Salvador, el Crucificado y Resucitado que está sentado a la diestra del Padre. ¡Gracias a Dios por los santos apóstoles y su testimonio! Pero de sus imitadores modernos, que Dios nos librehttp://www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryId/364/Default.aspx01 – 10 – 15

20[20] Oscar Cullmann, Estudios de teoogía bíblica, Madrid: Studium, 1973, pp. 165-204.