Stefan Gandler - Quién es Bolívar Echeverría

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  • 7/21/2019 Stefan Gandler - Quin es Bolvar Echeverra

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    Quin es Bolvar Echeverra?

    Foto: Mara Luisa Severiano/ archivo La Jornada

    Stefan Gandler

    Quin es ese Bolvar Echeverra? Con esta pregunta el profesor JrgenHabermas quiere hacerse escuchar, cuando en el consejo del Instituto de Filosofade la Universidad Goethe de Frankfurt se discute mi solicitud para realizar unatesis de doctorado sobre filosofa marxista en Mxico, en 1992. Quin es, yquin es Adolfo Snchez Vzquez? Muy probablemente hasta el da de hoy nosabe la respuesta, as como casi ninguno de los filsofos y tericos sociales del

    primer mundo la saben, salvo honrosas excepciones, como un crculo deprofesores universitarios de Viena alrededor de la revista Polylog, interesados endebates sobre la modernidad fuera de Europa. Recientemente comenzaron a leer

    su obra y lo invitaron a un coloquio sobre esta temtica en el invierno pasado, sultimo invierno.

    Son pocas las personas que aguantan, en trminos de carcter y de fuerzareflexiva, ver con los ojos siempre abiertos el abismo que se est abriendo cadavez ms ante nuestra actual incapacidad de parar, detener, interrumpir el tren dela historia en el cual progresamos cada da ms hacia la destruccin de todoaquello que las incontables generaciones anteriores han logrado tejer para asentarlo necesario para la sociedad y sus miembros felices y solidarios.

    Hay muy pocos que hoy todava tienen la formacin necesaria para convertir esta

    mirada constantemente dirigida hacia lo central de las repugnantes relacionessociales existentes y sus formas de expresin concretas, sin sacar de ellocualquiera de las dos cmodas respuestas: un optimismo sedado, libre decompasin con los oprimidos, o un pesimismo funcional que define cualquier afnde parar este tren, que va derecho hacia el abismo, como un intentoautomticamentefallido.

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    LOS TRABAJOS Y LOS AOS

    Bolvar Echeverra es uno de estos pocos, y el vnculo entre su biografa y lafuerza de su argumentacin filosfica no es para nada un vnculo casualmenteestablecido. Nace el 31 de enero de 1941 en la ciudad de Riobamba, en Ecuador.

    Su vida intelectual comienza en 1958 con la lectura de textos filosficos,inicialmente de orientacin existencialista (Unamuno, Sartre, Camus, Heidegger) yla experiencia en 1959 de la Revolucin cubana como un impulso importante.

    Echeverra, siendo estudiante de filosofa en Berln Occidental en los aos sesentadel siglo XX, redacta en esa poca la introduccin a la primera biografa enalemn del Che Guevara (1968); al mismo tiempo se involucra por primera vez enla discusin filosfica del marxismo no dogmtico. De su amistad, contacto eintercambio epistolar con uno de los sujetos rebeldes centrales del 68 alemn,Rudi Dutschke, hay constancia en libros recientes sobre la poca, as como en elarchivo del Instituto de Investigaciones Sociales de Hamburgo (HIS).

    El 25 de agosto de 1969, Echeverra le escribe a Dutschke, desde la capitalmexicana, de la posibilidad de dedicarme nuevamente a los problemas tericos yque, porcambios organizativos, le toca dedicarse a partir de este momento a lastareas de la creacin de conciencia (sobre las relaciones sociales existentes y suscontradicciones) el gran tema de su actividad intelectual de all en adelante, alms alto nivel reflexivo, especulativo y cientfico. Este captulo de su vida todavano est plenamente entendido. Como en todos los grandes tericos de izquierda,tambin en Echeverra, la decisin de dedicarse de pleno a la teora contiene unelemento trgico, de repliegue momentneo: prepararse en momentospolticamente difciles de manera terica, estar listo para cuando las condicioneslleguen a ser mejores. Todos ellos saben que no estn jugando, su seriedadterica est impulsada por una necesidad y decisin dentro de la misma praxispoltica, que en este momento no puede ser llevada a cabo de manera inmediata.Desde 1968 hasta su muerte vive en Ciudad de Mxico, donde se casa con IngridWeikert, con la que haba llegado desde Alemania y que posteriormente esprofesora de literatura alemana de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.En 1976 tiene con ella su primer hijo, Andrs. Bolvar Echeverra habla con l enalemn, se comunican constantemente y colaboran en proyectos editoriales, comoel libro La obra de arte en la poca de su reproducibilidad tcnica, de WalterBenjamin, que es traducido por Andrs y prologado por Bolvar.

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    Al inicio de los aos ochenta se casa con Raquel Serur, profesora de literaturainglesa de la UNAM, y comparten a partir de ah toda la vida. Con Raquel tienedos hijos, en 1984 y 1986. Todava la ltima tarde de su vida discute con elprimero, Alberto, su tesis de licenciatura en biologa. Carlos lee en el homenajeluctuoso, a los tres das del fallecimiento de Bolvar, un intenso y bello textopotico sobre su padre y la imagen que conserva de l.

    Bolvar es, a partir de 1975, profesor de tiempo completo en la Facultad deEconoma y, a partir de 1987, en Filosofa de la UNAM. De 1974 a 1990 esmiembro de la redaccin de la destacada revista terica-poltica CuadernosPolticos, as como ganador del Premio Universidad Nacional 1997(UNAM) enCiencias Sociales y del Premio Libertador Simn Bolvar al Pensamiento Crtico2007 por su ms reciente libro, Vuelta del siglo (2006). Apoya con suextraordinaria capacidad reflexiva y formacin terica a diferentes movimientospolticos y sociales, como cuando imparte sobre la avenida Paseo de la Reformauna conferencia dedicada a la teora esttica de Bertolt Brecht. Su pblico estcompuesto por participantes de las entonces virulentas protestas pos-electorales.Ese da lo veo ms feliz y satisfecho con su trabajo terico que en ningn otro

    momento que compartimos.

    FILOSOFA Y VEHEMENCIA

    Bolvar se mueve con una habilidad intelectual, sin par an, entre los debatesalrededor de una interpretacin no dogmtica de la obra de Karl Marx, lasdiscusiones sobre una reactivacin del ncleo radicalmente crtico delpensamiento de la teora crtica de la temprana Escuela de Frankfurt y las

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    discusiones en Amrica Latina sobre la reconstruccin de una subjetividad nosubordinada a los dictados culturales delprimer mundo. Estas ltimas discusiones,sobre todo cuando se deslizan hacia la idea de una esencialidad perdida, puedentener alguna cercana al heiddegerianismo que tempranamente lo haba impulsadohacia Alemania, donde por una afortunada constelacin poltica e histrica, y al

    no ser recibido por el filsofo de Friburgo conoce y establece amistad conDutschke, Rabehl y Kurnitzky, as como otros seguidores de Gyrgy Lukcs. Esefue siempre un punto de desencuentro entre nosotros y no voy a abundar mssobre ello aqu. Lo cierto es que Bolvar evit con gran habilidad enredarse en estatrampa conceptual, al referirse una y otra vez al Marx de la Crtica de la economapoltica, y cada vez ms a la teora crtica, especialmente a la Dialctica de lailustracinde Horkheimer y Adorno, as como a Benjamin, sobre todo sus ltimostextos.

    Ha logrado como pocos confrontar estas diferentes discusiones tericas con tantavehemencia emancipadora, seriedad filosfica y una indignacin ante las

    perversidades estructurales de nuestra formacin social a escala mundial, que unay otra vez lograba transformar en claridad conceptual. He tratado de discutiralgunas de sus ms grandes aportaciones tericas en el libro Marxismo crtico enMxico. Adolfo Snchez Vzquez y Bolvar Echeverra (FCE, 2007) y estn porescribirse ms trabajos en discusin con este autor que tiene varias generacionesde alumnos intensamente formados por l, sobre todo en la UNAM, as como enotras instituciones educativas de Mxico y Ecuador. Hace falta traducir sus obras aotros idiomas, reeditar las obras agotadas o inaccesibles, publicar inditos, ascomo empezar una amplia discusin, basada en el pleno entendimiento de suobra, que puede ser concebida como una Teora crtica no eurocntrica.

    EL CUDRUPLE ETHOS

    Una de las aportaciones ms importantes de Echeverra para este proyecto es suteora del cudruple ethos de la modernidad capitalista: en la actual forma dereproduccin hay una contradiccin sistemtica entre la lgica del valor y la delvalor de uso. Mientras el valor de uso es lo que realmente se necesita parasatisfacer las necesidades de los seres humanos, el valor es la categoraeconmica que parte de la cantidad (tiempo) de trabajo humano que se us enpromedio para la produccin de un cierto bien. Hoy, la lgica del valor tiende adestruir cada vez ms la del valor de uso. Es decir, se hace todo para aumentar laproduccin de valores y con esto la plusvala y las ganancias, pero a la vez losbienes que realmente mejoran la vida de los seres humanos son tendencialmentedestruidos.

    La existencia de la contradiccin entre la lgica del valor y la del valor de usopuede ser reconocida o negada. Adems se puede dar ms importancia al valor oal valor de uso. Las cuatro combinaciones posibles que resultan de estas dosdistinciones son la base conceptual de los cuatro ethe.

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    El ethos realista, que hoy en da es el dominante a nivel mundial, niega estacontradiccin y supone que con la creciente fijacin en la produccin de valoresautomticamente tambin se rescatan y mejoran los valores de uso. Estanegacin no es nicamente terica y pensada, sino que se expresa en una actitudparticipativa, comprometida en favor de las relaciones sociales reinantes.

    Bolvar Echeverra en agosto de 2004. Foto: Mara Luisa Severiano/ archivo La Jornada

    El ethos romnticoniega tambin la tendencia hacia la destruccin de los valoresde uso pero no con una fijacin en los valores de cambio, sino con la falsa idea deque la actual reproduccin econmica es organizada segn las necesidadesreales de los seres humanos, es decir, segn la lgica de los valores de uso. El ethos clsico se diferencia de los dos primeros por no negar la contradiccin

    entre la lgica de la produccin de los valores (de cambio) y los valores de uso,pero asumiendo de manera implcita una estoica resignacin generalizada ante loexistente.El ethos barroco, que en Amrica Latina coexiste en mltiples momentos con eldominante ethos realista, consiste en una combinacin paradjica de un sensatorecato y un impulso desobediente. Hay en ello el intento absurdo desde laperspectiva de los otros tres ethe de rescatar el valor de uso por medio de supropia destruccin. Persiste aqu el incansable intento de saltar las barrerasexistentes para la felicidad humana despus de haberlas distinguido claramentecomo insuperables bajo las condiciones actuales. Comparte con el ethos clsicolacapacidad de percibir la tendencia capitalista hacia la destruccin de los valores

    de uso, de la felicidad humana; con el ethos realistay el ethos romnticocompartela profunda conviccin de que s se pueden salvar los valores de uso dentrode lasociedad reinante. Existe en este ethos una combinacin conflictiva deconservadurismo e inconformidad. (Modernidad, Mestizaje cultural, Ethosbarroco).Es conservador, porque no se rebela abiertamente en contra del sistemacapitalista y porque se opone a la destruccin completa de posibilidades de goceque antes haba en tanto que son integrantes de una tradicional forma de vida. Es

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    inconforme porque no se somete, completamente, a la lgica del capital, es decir,a la lgica del sacrificio de la calidad de vida de la mayora de los seres humanospor el bien de las ganancias obtenidas por los propietarios de los medios deproduccin. Vive lo invivible no a partir de la negacin de que es invivible sino

    justamente a partir de su reconocimiento. Jugando con la imposibilidad del goce,

    intenta realizarlo en espacios escondidos y espontneos.

    Mientras que la claridad del ethos realista, basada en la falsa negacin de unaspecto central de nuestra existencia actual, no logra verdaderamente realizar elms alto ideal de la Ilustracin, el reconocimiento del otro como condicinnecesaria de la constitucin de la propia subjetividad, del propio yo, el ethosbarrocologra en mayor medida la convivencia con aqul que tiene formas distintasde vivir y pensar. Justamente su actitud contradictoria, que incluye el hablar endoble sentido, la casi no-existencia de la palabra no, etctera, le hace capaz deconvivir sin exigir al otro el hacerse igual a l mismo para poderlo reconocer, comos lo hace el ethos realista.

    Retoma su nombre por este paralelismo con el arte barroco: la capacidad decombinar y mezclar elementos que desde un punto de vista serio no podranestar juntos, combinados o mezclados. Esta mezcla es catica y transgrede lasreglas (estticas) establecidas, pero a la vez era el nico arte que poda incluir enla Nueva Espaa elementos estticos indgenas. Los elementos no se entiendenentre s, pero se dejan vivir mutuamente. No se reconocen en el sentidohegeliano pero tampoco se aniquilan o excluyen agresivamente. Se dan el avinmutuamente, pero con esto no cuestionan el derecho a existir del otro. En el ethosbarroco se trata de comunicar con el otro no solamente a pesar de estaimposibilidad estructural de entenderse por la competencia omnipresente en lacual el otro es siempre y sobre todo un competidor que hay que vencer, sinoincluso usndola, jugando con el doble sentido, refuncionalizando losmalentendidos justamente como forma de comunicacin. Mientras que, desde laperspectiva de Habermas y otros, esto sera una forma de comunicacin pocodesarrollada, que habra que modernizar, para Bolvar Echeverra sera ms bienuna expresin de otro tipo de modernidad capitalista, a saber: la del ethos barroco.

    El solo hecho de que en los pases ms industrializados predominen otros ethedistintos y no el barroco, no significa que pertenezcan a un estadio superior deldesarrollo general humano concepto por dems criticable para el marxistaradical Walter Benjamin, de gran importancia para Echeverra. Ocurre ms bienque el grado de industrializacin no expresa el grado de presencia de relacionescapitalistas. Siguiendo aqu a Rosa Luxemburgo, cuyas obras en espaol prolog,parte de la idea de que el sistema capitalista mundial debe abarcarnecesariamente pases con diversos grados de industrializacin para poderfuncionar, pero todos esos pases deben concebirse de la misma manera comocapitalistas. Aqu puede verse una constante en el pensamiento del filsofoecuatoriano-mexicano desde la poca juvenil berlinesa. En 1969, en lamencionada introduccin a la primera biografa de Ernesto Che Guevara enlengua alemana, expone lo siguiente:

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    Amrica Latina no puede ingresar a la poca burguesa, porque est en elladesde la conquista ibrica; su subdesarrollo no proviene ni de su persistencia enun modo de produccin precapitalista ni de la falta de madurez del capitalismolocal, sino de la deformacin estructural de su economa colonial y neocolonial,

    que es efecto de su funcin orientada, sometida y especializada hacia fuera, quele fue impuesta por el desarrollo del capitalismo de la metrpoli y el sistemaautodestructivo de produccin imperialista. (Ernesto Che Guevara Hasta lavictoria, siempre!)

    IRONA, VALENTA, HUMOR Y EMANCIPACIN

    Las siguientes palabras, que Echeverra escribe ante la muerte de sucontemporneo que tanto admira, el Chehasta hoy slo publicadas en alemn,cobran vida ante la muerte sbita de su autor el pasado da cinco de junio:

    El comandante Che Guevara est muerto. [...] El complejo equilibrio de losminerales que mantenan en unidad su cuerpo, se desintegr. Dej de existir esteparticular proyecto, esta iniciativa original, este hombre con nombre y apellido,que supo responder a las exigencias concretas de los movimientos revolucionarioslatinoamericanos, logrando que lo convirtieran por ello en la persona histrica CheGuevara.

    Sigue la reflexin de Bolvar Echeverra en 1969, quien a su manera y tresdecenios ms tarde, sabe responder a las exigencias concretas de la poca quellama vuelta de siglo: Es un golpe muy duro contra la revolucin. Pero lo es sloen la medida que las balas del imperialismo en el cuerpo del comandante Guevara

    hayan podido destruir la vida histrica de Che. Su muerte, contina Echeverra,confronta nuevamente la razn dialctica con la burguesa. Este aparatoexplicativo, apologtico [...] en el cual slo caben proyectos humanosindividualizados y materia natural pasiva, puede captar la muerte de un hombresolamente como la destruccin absoluta de una fuente puntual de energa.Ya desde este temprano texto, Echeverra capta la relacin entre la idea delindividuo aislado, central para la ideologa, dominante hoy da, que est cmodacon el ethos realista, por un lado, y la idea de la naturaleza pasiva, existentesupuestamente en oposicin a lo humano/social; sigue su texto con un pasajeque ser el final del nuestro: dedicado a mi amigo, objeto de estudio comoBolvar sola bromear e interlocutor no solamente filosfico:

    A contrapelo de esta razn mecnica, la razn dialctica [...] interpreta la muertede un individuo en relacin a la funcin que cumpla como persona en el esbozosocial dentro del cual colaboraba [...]. Para los comunistas revolucionarios de

    Amrica Latina, la presencia histrica del Che va ms all de su existencia fsica;los mercenarios del imperialismo apuntaban sobre la primera, pero sus balas sloalcanzaron la segunda. De alguna manera el Che est presente y los convierte envctimas de la ltima y ms grande de sus famosas ironas.

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    La irona, como la valenta, el humor y la incondicionalidad en la luchaemancipadora, ideas de Walter Benjamin que tanto inspiraban a BolvarEcheverra, son fuerzas humanas que estn orientadas por un heliotropismo deestirpe secreta hacia nuestra capacidad de auto reconstruccin como losverdaderos sujetos del proceso histrico, ms all de las aplastantes fuerzas

    enajenadoras, que analizaban Marx, Benjamin y Echeverra, quien contina sutexto:

    El Che vive, est escrito con letras rojas sobre todas las paredesde las ciudades y todos los muros de adobe de los puebloslatinoamericanos. Y aquellos que lo escriben no creen en otra vidadistinta de la material y terrenal.