Steve Shapin Y Simon Schaffer

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    RES n 18 (2012) pp. 147-153. ISSN: 1578-2824

    Steve Shapin y Simon Schaffer

    Leviathan and the Air-Pump. Hobbes, Boyle and the Experimental Life

    Princeton, Princeton University Press, 2011

    Con motivo de su centenario, Princeton University Press reedit varios ttulos notables desu catlogo, entre ellos este, que desde publicacin en 1985 se ha convertido en el estudiohistrico de referencia de los estudios sociales de la ciencia1.

    Con esta ocasin sus autores han aadido una amplia introduccin donde reflexionansobre los orgenes y posterior fortuna del libro, aumentando ms si cabe su inters. Textocannico (merecedor siempre de renovada atencin) e introduccin nueva (por su lcida

    reflexin sobre l y sobre el campo que lo ha convertido en paradigmtico) sern ambosobjeto de esta resea.rase una vezun tiempo en que los experimentos no haban sido institucionalizados como

    un modo sistemtico de identificar hechos observables, ni era seguro que los produjeran, nique tales productos fuesen fundamento apropiado del conocimiento. Era as porque no habaideas claras y distintas sobre qu era o en qu consista un experimento, qu hechos producay cmo los relacionaba con explicaciones tericas, cundo haba tenido xito y cundo no; susmritos como mtodo para alcanzar un conocimiento cierto no eran obvios. Esa poca empie-za a periclitar hacia 1660, cuando Robert Boyle, con apoyo de la Royal Society, hace de laexperimentacin regular y ordenada con la recin inventada bomba de vaco una bomba desuccin ajustada para extraer el aire de una cmara de vidrio mecanismo irrefutable para laproduccin de hechosprobados. Frente a l, y desde una concepcin tradicional, puramentedeductiva, de la filosofa natural, Thomas Hobbes juzg sus trabajos errneos (la bomba nogeneraba vaco porque eso eraimposible), irrelevantes (el verdadero conocimiento no podatenerfundamentoemprico) y peligrosos (su carcter inconcluyente propiciaba el disenso epis-tmico y, enconsecuencia, el desorden social). En la evolucin desde los intentos aislados e

    1Recientemente, Bruno Latour (2008) propuso conferir el mismo estatus a The Shaping of Deduction in GreekMathematics(Netz 1999), un magnfico estudio de los textos de los primeros matemticos griegos, de minuciosidad

    semitica y analtica casi etnogrfica, que pone de manifiesto sus convenciones formales y epistmicas, as comoalgunas de sus races argumentales y sociales, y revela aspectos constitutivos importantes de la pequea comunidadcientfica que a lo largo de cuatro siglos los produjo.

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    irregulares de comprobar una suposicin haciendo algunas pruebas (Bacon, Galileo), a losprotocolos experimentales con control sistemtico de variables rigurosamente parametrizadas,este debate es un momento crucial: institucionaliz la experimentacin regular en neumticaen Inglaterra, Huygens la extendi al continente y ms tarde se expandi a otros mbitos de

    investigacin.Ese es el hecho histrico documentado, ahora el experimento historiogrfico: Shapin y

    Schaffer sealan que afirmar, como suele hacerse, que Boyle prevaleci sobre Hobbes por-que aquel estaba en lo cierto y este equivocado supone convertir el resultado de la contro-versia en su propia causa y da por supuesto lo que necesita explicacin. En lugar de eso,adoptan una perspectiva simtricay, haciendo una lectura heursticamente caritativa de laposicin perdedora considerndola tan plausible y argible como sus defensores y riva-les, investigan los factores locales contingentes que decidieron y clausuraron el debate 2.

    Tanto Boyle como Hobbes perseguan una verdad que entendan como enunciados universales

    referidos a entidades materiales y que podan validarse empricamente. Su diferencia radicaba enque Hobbes crea posible alcanzar certezas absolutas a partir de definiciones rigurosas que la evi-dencia probaba mediante la validacin o falsacin evidente de consecuencias bien deducidas. (Lacapacidad deductiva de la razn era un don de Dios que permita ordenar la convivencia humanasobre la base de la verdad donde esta fuese hallable. En asuntos opinables, en cambio, como losrelativos a poltica o religin, los ciudadanos deban subordinar sus actos cualquiera que fueseel contenido de sus conciencias a las leyes dictadas por el mejor juicio del soberano bien aseso-rado Hobbes haba sido tutor de Carlos II.) En cambio, Boyle crea que todo conocimientoterico era siempre soloprobable (nicamente Dios conoce la verdad formal) y que solo caba

    certeza de los hechosempricos que podan observarse o producirsecon regularidad cons-tante y constatable. Esta es la base de su programa epistmico (y nacionalista).Pero no es fcil producir regularidades experimentales: Boyle introduce el experimento de

    Torricelli (un tosco barmetro) en una cpsula de vidrio, extrae de ella tanto aire como es capazcon su bomba y la columna de lquido cae, pero no siempre ni siempre iguales decir, enalguna proporcin, lineal o no, respecto al trabajo aplicado. Para Hobbes eso basta para probarque la bomba no produce hechos y lo explica, desde su metafsicaplenista(de raz aristot-lica y cartesiana) por la infiltracin de aire en la cmara, por su propio peso, a travs del m-bolo o incluso del vidrio. Por su parte, Boyle emprende un triple trabajo socialde carcterdisciplinariopara diferenciar los hechos que l aprecia de los artefactosproducto de fallos deconfeccin u operacin de la bomba y de las anomalasdistinto comportamiento de lquidosdiversos, discos planos adheridos que no se desprenden que requieren explicaciones de lascontingencias a que obedecen. Obra as porque, a diferencia de Hobbes, l cree que una comu-nidad puede convivir civilmente sin necesidad de compartir una verdad nica, si sabe crear unmedio donde debatir razonadamente sus discrepancias y resolverlas, hasta donde es posible,sobre la base de las posibilidades prcticas que ofrecen hechos materiales demostrables.

    2Precursor en la enunciacin y defensa de la simetra heurstica en el estudio social de todo tipo de creencias,

    el antroplogo Robin Horton (1993) desarroll tambin una teora singularmente interesante de las continuidades ydiferencias entre el pensamiento religioso y cientfico, con singular relevancia para los procesos de secularizaciny modernizacin de las tcnicas epistmicas de explicacin, prediccin y control en Europa a partir del siglo XVII.

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    Veamos algn detalle del hecho emprico y la polmica terica: cuando los operariosaccionan la bomba, la columna de lquido cae y queda un espacio transparente en lo alto deltubo. Los atomistas radicales dicen que all hay vaco, Hobbes sostiene que hay aire infiltra-do, Boyle afirma que es un ter sutilantes disuelto en el lquido argumenta contra las hi-

    ptesis alternativas de quienes aceptan su materialismo experimental, pero rechaza comointrusiones ideolgicas las de conservadores religiosos que insisten en inferir deductivamen-te que se trata de una sustancia espiritual eficaz (de naturaleza similar a la soberana divinade los reyes). Boyle y Hobbes coinciden en elplenumde la cpsula, pero discrepan radical-mente sobre su contenido: para Hobbes, el aire restante y el infiltrado (y su velocidad) pesanlo bastante para explicar que la columna no caiga del todo; para Boyle, extraer virtualmentetodo el aire demuestra que este es elstico e, implcitamente, que est compuesto por to-mos con forma de muelle entramados en el vaco, no por un indemostrable y psicolgicohorror (de la naturaleza) al vaco; en cambio, para Hobbes, los tomos son compactos

    e inelsticos y atribuir eficacia causal a un gas rarificado implica conferir a sus tomos unafuerza motriz intrnseca (hoy decimos energapropia, pero para Hobbes significaba que al-bergaban algn espritumotriz y l poda demostrar a priori que solo haba un espritu, elDios creador, que no intervena en el mundo).

    Para Hobbes sigue siendo posible, suficiente y polticamente ms segura una filosofanatural plenamente explicativa a partir de categoras analticas definidas a priori expli-caciones suficientes que pueden desarrollarse por igual en cualquier mbito no humano yhumano3. Boyle tambin crea en la aplicacin universal de su ontologa y su mtodo4,pero su mximo inters era producir y demostrar hechos con valor instrumental que gene-

    rasen intereses (intelectuales o prcticos) que contribuyesen a entramaruna comunidadcivil, de investigadores y virtuosi, filosficamente lo bastante instruida para ser concordepese a su pluralismo interno. A la postre, se enfrentaban una visin liberal, discreta, em-prica, aritmtica y digital del mundo, y otra autoritaria, continua, racional, geomtrica yanalgica. Y esta era una eleccin crucial en la Inglaterra de la Restauracin. Tras la gue-rra civil y la dictadura de Cromwell, la Corona necesitaba equilibrar con precisin la ex-tensin de la tolerancia que maximizase su legitimidad sin dar alas a disidentes radicalesy sediciosos, y el ejercicio de su autoridad en materia de religin sin entregarse a unaiglesia estatal dogmtica. Frente a la verdad rgida y siempre en cuestin (por parte depapistas, diversas sectas disidentes y al menos dos ramas de anglicanos) de un Hobbes,Boyle ofreca la certeza moraluna antigua y legtima categora de los tribunales ingleses,

    3En ltimo anlisis, la controversia gira tcitamente en torno a la adopcin de la ontologa atomista del Dererum natura de Lucrecio (1990), en la que es central el vaco, porque este es necesario para fundamentar elprincipio de inercia, que es el punto de referencia de la nueva mecnica racional. Frente a la peligrosa conexinepicrea (proto-parlamentaria), Hobbes defenda un plenum de sustancias diversas, algunas tan sutiles que eraninfinitamente divisibles, donde la materia era absolutamente inerte y lo llenaba todo, movida siempre y solo por unafuerza nica, externa a ella y de origen divino (como el propio inters, derecho natural que mueve a firmar el pactosocial que concede todo el poder al soberano).

    4Shapin y Schaffer documentan su inters en aplicarlo a la investigacin de la brujera y las brujas, y Principe(2000) ha documentado sus esfuerzos experimentales en la alquimia, con la que esperaba atraer ngeles y transmutarmetales, empeo este que continu Isaac Newton (Dobbs, 1983).

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    firme y flexible, de su comunidad de virtuosos5. Cmo se alcanz a dirimir esta do-ble controversia?

    La tesis central de Shapin y Schaffer es que el problema de la verdad epistmica es el problemadel orden social, de construir una red de solidaridad en torno a unas reglas de prctica y discurso

    y viceversa6. Esto no implica que los grupos humanos vivan encapsulados en una suerte desolipsismo colectivo para el que la realidad sea irrelevante, sino que, cualquiera que sea la infor-macin ordenada de que disponga ese grupo sobre ella, sus posibilidades interpretativas para ge-nerar creencias o convicciones son siempre abiertas e indefinidas y, por lo tanto, se necesitanprocedimientos de cierre basados en la limitacin de sus usos heursticos e interpretativos. Elcierre se logra merced a acuerdos pragmticos sobre las prcticas tcnicas, la evidencia empricalegtima y, sobre todo, sobre los procedimientos para alcanzar el consenso (Collins 1992). Boylelogra ese cierre transforma creenciasexperienciales individuales en conocimientopblico com-partido mediante tres tecnologas disciplinares: material, social y literaria.

    La disciplina material radica en producir bombas que produzcan regularmente hechosestables. La tarea de lograr un alto nivel de vaco es inicialmente muy difcil: Boyle haceconstruir modelos sucesivos y sus diferencias complican la interpretacin de sus distintosresultados. Huygens construye una bomba a partir de descripciones publicadas y no lograreproducir los resultados de Boyle. No lo consigue hasta que viaja a Londres y trabaja con ly, sobre todo, con el responsable de experimentos de la Royal Society, Robert Hooke enese encuentro se transfiere o re-genera el conocimiento tcito necesario para que la bomba

    funcione, y sobre cmo evaluarcundo funciona y cuando no, y qu produce: al final, lasbombas se definen como mutuamente calibradas(Collins, 2010; Collins y Kusch, 1998).

    Pero acto seguido construye un modelo mejorado con el que cuestiona la explicacin te-rica de Boyle, que no aclara anomalas que l registra; sin negarlas, Boyle le opone el mismoargumento que l sufriera de Hobbes: su bomba no debe ser suficientemente estanca. Pero esla bomba de Huygens la que se difunde en Pars hasta llegar a estandarizarse y producirsecomercialmente ms tarde y all se formaliza la que acabar llamndose Ley de Boyle-Mariotte (el hecho ltimo). Los aparatos de vaco de von Gericke y de los florentinos,aislados de los movimientos prcticos de esta red, quedan al margen de estos desarrollos.

    Los mecnicos acaban por disciplinar la bomba y el siguiente paso es disciplinar a lostestigos visuales. Boyle, hijo del conde de Cork, recurre a los virtuosi, los aristcratas patro-cinadores de la Royal Society, que asisten a sus reuniones, conversan con fluidez y compren-sin sobre filosofa natural, aunque no la practiquen, y cuya honorabilidad est fuera de todaduda. Estos testigos dan fe sincera y librementede la elasticidad del aire. Esta es la tecnolo-ga social. El mecanismo literario es esencial para convertir en testigos, e incluso reclutar

    5Como muestra Anna Wierzbicka (2006, 2010), las distintas prcticas epistmicas y polticas de Boyle y Hobbesles hacan dar sentidos semnticos inconmensurables a conceptos como hecho, evidencia, experiencia,experimento, razonable, etc. Dos redes de prcticas, cada una con su propia teora de la realidad y de losmtodos, instrumentos y procedimientos para generar y evaluar evidencias, inferencias y argumentaciones, sedisputaban configurar la accin de un medio social (Pickering, 1992).

    6Boyle y Hobbes estaban de acuerdo en que la solucin al problema del orden social pasaba por la solucin alproblema del conocimiento. Shapin y Schaffer sugieren que ambos problemas se plantean, abordan y resuelven (ono) siempreparalela y simbiticamente.

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    como futuros participantes y corresponsales, a quienes no estn presentes en los experimen-tos. Boyle despliega para ello un aparato retrico, oportunamente moralizado, basado en laclaridad, la minuciosidad y la modestia. Boyle escribe tentativos ensayosdonde describecon detalle sus experimentos, incluidos los fallidos y los que producen anomalascomo

    muestra de honradez y manteniendo una escrupulosa correccin en los debates con sus cr-ticos, refirindose siempre al asunto en litigio, nunca a las caractersticas personales oideolgicas de su adversario y sin emplear expresiones burlonas o despectivas.

    Hobbes no hace nada de esto: en dilogos dogmticos que escribe en solitario se limitaa aplicar a los experimentos de Boyle sus viejos argumentos sintticos a priori (geom-tricos), que cree incontestables para cualquier ser de razn porque se basan en definicionesconvenidas(convencionales) cuya negacin conducira necesariamente a absurdos empri-cos obvios7. El xito del enfoque analtico-matemticode Newton y el desarrollo de la in-geniera mecnica e hidrulica (canales, norias, molinos, husos y telares mecnicos, etc.) en

    Europa, que compilan las pginas de laEncyclopdie, empujan al Hobbes filsofo natural alolvido, mientras suLeviatnse convierte en un clsico del pensamiento social. La escisinde lo sinttico y lo analtico, de la ciencia y la poltica, es tajante. Boyle triunfa8.

    Finalmente, un comentario sobre la introduccin. Desde sus respectivas ctedras deHistoria de la Ciencia en Harvard y Cambridge, Shapin y Schaffer escriben con distanciadairona sobre el estatus paradigmtico de su obra en el campo de los estudios sociales del cono-cimiento, pues, al parecer, el libro no ha influido en absoluto en la historiografa sobre Boyle,Hobbes, la revolucin cientfica en Inglaterra o la historia de los instrumentos cientficos o lastecnologas (con raras excepciones). Ms an, si bien el rea expresa gran simpata por su vi-

    sin del debate Boyle-Hobbes como una negociacin de las reglas de juego/de lenguaje-en-uso de una forma de vida ( laWittgenstein), su intento de arrojar luz sobre la construccinde conocimiento a travs de la conjuncin de instrumentos, formas literarias e icnicas de re-presentacin y formas de organizacin social, planteando una historia meso- y microsociol-gica, casi etnogrfica y, simultneamente, cultural y poltica, de los dispositivos epistmicos derelevancia crtica9, apenas ha tenido seguidores10.

    7Viejos porque Hobbes haba participado treinta aos antes, cuando Boyle era un nio, en los primerosdebates sobre atomismo y neumtica sostenidos en Pars, en torno a Gassendi, a raz del experimento de Torricelli.

    8Hobbes no tuvo seguidores en la filosofa natural y hoy casi se ha olvidado que no fue solo un filsofomoral el fundador de la ciencia poltica moderna. La tradicin analtica, en ltimo trmino escpticarespecto a la experiencia emprica, que contina inclume en Spinoza, alcanz con esta un entendimiento cordialen Kant, que pasa por separar radicalmente igual que la filosofa de la religin institucional el mundo natural,noumnico, cuyos fenmenos explican las ciencias lgico-matemticas o taxonmico-clnicas, y el mundo social,simblico, cuyos fenmenos deben ser interpretados hermenuticamente por las ciencias del espritu (Latour,1993). Y, finalmente, se ala con firmeza con la triunfante ciencia experimental en el positivismo, desde Comte,pasando por Mach y el Crculo de Viena, hasta su nmesis, Karl Popper, los crticos de este (Lakatos, Feyerabend,Toulmin) e incluso, en el fondo segn l mismo confiesa Bruno Latour! (2011).

    9 Situaciones que congregan aparatos; prcticas de operacin; personas y colectivos con sus particularesdisciplinas sociales, intereses, relaciones, discursos, estatus; teoras sobre el artefacto y sobre el fenmeno enestudio; epistemologas; demarcaciones de lo interno y lo externo al asunto y sus relaciones recprocas, etc.; contodas sus mltiples variaciones, convergentes o en conflicto, y con sus respectivas trayectorias histricas, etc.

    10Incluso dentro de los estudios sociales, denuncian, solo suelen citarse los captulos primero y ltimo, donde se destacala relevancia de lo social fuera del laboratorio en relacin con este, mientras que se obvian las tecnologas mecnicas yliterarias desarrolladas por Boyle y las polmicas sustantivas mantenidas con sus rivales expuestas en los captulos centrales.

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    Esta aparente paradoja estatus cannico sin mulos ni escuela se explica por laspeculiares y efmeras circunstancias en que naci la obra. A mediados de la dcada de 1970era patente el descontento de los socilogos jvenes con la sociologa funcionalista de laciencia; entre los historiadores con la polmica internalismo/externalismo, muy lastrada por

    el contexto de la guerra fra11; y entre los filsofos con el positivismo, la filosofa analticay la ortodoxia popperiana. Al mismo tiempo, debido a las circunstancias culturales del mo-mento crisis econmica, ascenso de la conciencia ecolgica, auge de la contracultura,crtica al sistema sociotcnico aument el inters por el estudio social de la ciencia(muy sintonizado en todos los campos en torno al inters que despert la obra de Kuhn(2005) por documentar procesos de conflicto y cambio) y hubo un cierto aumento de losrecursos acadmicos, para aprovechar los cuales surgieron departamentos plurales que reu-nieron a filsofos, historiadores, socilogos, antroplogos, cientficos y otros (entre loscuales, la Science Studies Unitde Edimburgo, con sus conexiones en York, Bath, Pars, etc.,

    es el ejemplo de referencia). Pero fue un breve interludio de cooperacin y fertilizacincruzada: su xito determin su final. Con la consolidacin, profesionalizacin e institucio-nalizacin de los distintos enfoques metodolgicos se produjo la escisin en departamentosunidisciplinares y la disminucin, hasta casi desaparecer, de la colaboracin, la comunica-cin y casi hasta el mutuo conocimiento entre las distintas reas.

    Con todo, sigue siendo cierto que, sea en la filosofa natural neumtica del siglo XVII, lahistoria de la ciencia de finales del siglo XX o los estudios sociales del conocimiento exper-to y tecnocientfico a comienzos del siglo XXI, la dinmica de agregacin socio-naturalde las ciencias parece autoreplicarse: las relaciones entre una comunidad de estudiosos y la

    sociedad ms amplia pasan por la constitucin de un espacio intelectualcreado merced alconsenso que emerge en torno a ciertas convenciones referidas a prcticas operacionales,tcnicas lgico-lingsticas y normas de orden social. Una vez configurado un cierto ordenpoltico de la ciencia, los agentes de este buscan para sus productos un lugar, un uso queles d significado en la sociedad civil que le rodea; y, en particular, tratan de construir pormediacin de esos productos una relacin simbitica, eminentemente de intercambio/patro-cinio, con la sociedad poltica, el Estado y, cada vez ms, con un mercado creciente-mente poderoso. Esta vigente conclusin no es la menor de las aportaciones de este clsi-co, cuyo merecido rango paradigmtico invita, en esta reedicin reflexiva, a una nuevalectura.

    JUANMANUELIRANZOUniversidad Pblica de Navarra

    [email protected]

    11Sobre esa polmica y su superacin, vase el artculo clsico de Esteban Medina (1983). Como ejemplo de

    historia que supera esa distincin aunque se centra en el origen multidisciplinar y en diversas esferas socialesde la problemtica filosfica y el personal enfoque epistmico-tico de Wittgenstein, y no entra en sus desarrollostcnicos, vase Janick y Toulmin (1983).

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