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STRADIVARIUS, GUARNERIUS DEL GESU Y LOS GRANDES LAUDEROS ITALIANOS En el Norte de Italia se encuentra la pequeña ciudad de cremona, llamada a tener una gran importancia en la historia de la música. En efecto, a partir del siglo XVI y durante más de dos siglos, Cremona fue el centro de la laudería, y de sus talleres salieron la enorme mayoría de los instrumentos que hoy escuchamos en manos de los artistas más famosos del mundo. Dos nombres ilustres llevarían el arte de la laudería a su máxima expresión: Antonio Stradivarius y Giuseppe Guarnerius del Gesú. Cremona era una población perteneciente al ducado de Milán y la segunda en importancia económica y política después de la capital. Situada a 75 kilómetros de Milán, se encontraba en las proximidades de los dominios de los Gonzaga ( Mantua ), de los Farneses ( Parma ) y de Venecia. A su Vez, el ducado de Milán formaba parte, desde 1559, de los territorios de la corona española, asi como el reino de Nápoles y Cerdeña. La proximidad de Venecia era importante para Cremona, Durante el siglo XVII y parte del XVIII, Venecia podría considerarse el centro musical de Europa. Era la única ciudad en donde la opera se presentaba como empresa comercial rentable y no

Stradivarius

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STRADIVARIUS, GUARNERIUS DEL GESU Y LOS GRANDES LAUDEROS

ITALIANOS

En el Norte de Italia se encuentra la pequeña ciudad de cremona, llamada a

tener una gran importancia en la historia de la música. En efecto, a partir del siglo XVI y

durante más de dos siglos, Cremona fue el centro de la laudería, y de sus talleres

salieron la enorme mayoría de los instrumentos que hoy escuchamos en manos de los

artistas más famosos del mundo. Dos nombres ilustres llevarían el arte de la laudería a

su máxima expresión: Antonio Stradivarius y Giuseppe Guarnerius del Gesú.

Cremona era una población perteneciente al ducado de Milán y la segunda en

importancia económica y política después de la capital. Situada a 75 kilómetros de

Milán, se encontraba en las proximidades de los dominios de los Gonzaga ( Mantua ),

de los Farneses ( Parma ) y de Venecia. A su Vez, el ducado de Milán formaba parte,

desde 1559, de los territorios de la corona española, asi como el reino de Nápoles y

Cerdeña.

La proximidad de Venecia era importante para Cremona, Durante el siglo XVII y

parte del XVIII, Venecia podría considerarse el centro musical de Europa. Era la única

ciudad en donde la opera se presentaba como empresa comercial rentable y no

dependía del apoyo de una corte o de los caprichos de algún noble. Venecia abrió su

primer teatro de ópera en 1637. Nápoles, que durante el siglo XVIII sería un importante

rival de Venecia como centro operístico, no presencia ninguna opera sino hasta que

una compañía veneciana presento en 1651 una ópera de Monteverdi.

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Monteverdi, el primer gran compositor operístico y la máxima figura de la música

de su época, nació en 1567, precisamente en Cremona, en donde estudio y vivió hasta

1590, cuando paso a la corte de Mantua. Vivió en Venecia a partir de 1613, año de su

nombramiento como maestro de capilla de san Marcos.

Monteverdi, que supo aprovechar cuantas novedades se presentaban, fue el

primer compositor en especificar el uso del Violines y Violonchelos en sus partituras. En

su opera Orfeo (1607), la partitura especificaba el uso tanto de violonchelos (con el

nombre de basso de viola da braccio ) como de violas da gamba. En el tercer acto de la

misma partitura exige de los violines efectos inéditos tales como trémolos o

expresiones dinámicas extremas ( morendo ) que indican que con este compositor

empieza a desarrollarse el arte del violín.

Orfeo se estrenó en Mantua en 1607 y la composición de la orquesta dependió

en buena parte de los músicos que logro juntar el compositor. Pero cuando los

venecianos empezaron poco después a presentar operas con propósitos lucrativos, se

hizo imperativo sistematizar la integración de las orquestas, teniendo como núcleo

básico el cuarteto de cuerdas, es decir dos violines, viola y violonchelo. La creciente

pasión por la opera incremento considerablemente la demanda de instrumentos de

cuerda y, por otra parte, la aparición de violinistas de la talla de Archangelo Corelli

( 1653-1715 ), la figura más eminente entre los primeros compositores-violinistas,

planteo nuevas exigencias de calidad sonora en dichos instrumentos. Todo ello explica

el extraordinario desarrollo de la laudería no solo en Cremona, sino también en otras

ciudades como Brescia y la propia Venecia.

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ANDREA AMATI Y LA DINASTIA AMATI

El primer gran laudero de la historia fue Andrea Amati, nacido en Cremona

en 1511 y falleció en 1581. A él se deben los más antiguos violines, violas y

violonchelos conocidos hoy. Amati no invento dichos instrumentos. Ya existían desde

principios del siglo XVI, como atestiguan los cuadros de la iglesia Saronno, pero fue

Amati quien perfecciono su forma y les dio las características básicas que conserva

hasta nuestros días.

Andrea Amati adquirió tal fama que, poco después 1560, el rey Carlos IX de

Francia le encargo 38 instrumentos de cuerda para la corte de Francia, incluyendo

ocho violonchelos, varios de los cuales se han perdido. Uno de estos violonchelos es

llamado el Rey construido en 1572. Es un instrumento con pinturas en los lados y en la

tapa posterior y en el que aparece sobre la letra “K” (de Korolus, el rey de Francés) una

corona pintada una flor de lis, símbolo de la familia real francesa. Se trata de uno de los

violonchelos más antiguos que se conservan y se encuentra en un estado revelador

de su edad. El propio Corelli, a quien aludimos antes, tenía un violín de Andrea Amati,

hecho en 1578, con el que probablemente ejecutaba sus obras para violín, tales como

sus famosas Doce sonatas para violín, violonchelo y clave. También tenía un violín

“moderno”, de su contemporáneo Albani, del cual se servía cuando dirigía orquestas

desde su puesto de concertino.

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De toda la producción de Andrea Amati sobreviven muy pocos instrumentos –

quizá 15 o 17 -, caracterizados por la elegancia de su forma, su precisión y la belleza

de su barniz.

Andrea Amati creo una gran dinastía de constructores de instrumentos de cuerda,

todos nacidos en Cremona:

Andrea Amati

1511-1581

-Antonio y Girolamo ( Hieronymus ) 1561-1630

-Nicolo 1596 - 1684

Antonio y Heronymus continuaron el trabajo de su padre e hicieron muchos y

excelentes violines, un buen número de violas grandes, violas-tenor y violonchelos

grandes o bassettos, la mayor parte de los cuales fueron reducidos en tamaño durante

los siglos XVIII y XIX. Un tamaño más reducido de viola, la viola-contralto, fue

introducida en Brescia por Gasparo da Saló y su alumno Giovanni Paolo Maggini; pero

tanto la viola como el violonchelo de gran tamaño continuaron siendo la norma hasta la

época de Stradivarius, cerca de 1700. Los hermanos Antonio y Hieronymus Trabajaron

siempre juntos y, por ello, todos sus instrumentos llevan la etiqueta de ambos.

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El último de la dinastía, Nicolo, llamado a convertirse en el más famoso de los

Amati, nació en 1596. Como era entonces costumbre, debe de haber empezado a

trabajas de niño, a los 11 años de edad. En 1620 era ya el principal laudero de la casa

Amati. En 1628, su producción de instrumentos sufrió una abrupta interrupción que

duro una década. La causa fue la terrible hambruna, seguida por la plaga, que asolo la

región de Cremona y que ocasiono la muerte de una gran parte de la población.

Nicolo sobrevivió pero fallecieron sus padres y dos de sus hermanas. En la

cercana Brescia murió Giovanni Paolo Maggini y el destino que la tradición de la

laudería se hubiera extinguido antes de alcanzar la cima a que la condujeron Antonio

Stradivarius y Giuseppe Guarnerius del Gesú y diferente hubiera sido la evolución de

los instrumentos de cuerda. Quizá Nicolo haya salido de Cremona durante aquellos

años de crisis. El hecho es que no fue sino hasta una década después cuando Nicolo

reanudo su actividad, como la prueban las etiquetas de varios de sus violines.

En respuesta a la creciente demanda de instrumentos, Nicolo empezó a contratar

ayudantes y discípulos a partir de 1640. El primero fue Andrea Guarnerius, fundador, a

su vez, de otra dinastía destinada a tener un brillante y fundamental papel en la historia

de la laudería. Otros importantes discípulos fueron Francesco Rogeri y Giovanni

Battista Rogeri.

Finalmente es probable que Antonio

Stradivarius haya sido también discípulo de Nicolo Amati, aunque la única posible

prueba de ello es un solo violín de Stradivarius con la siguiente etiqueta: Antonio

Stradivarius. Cremonesis Alumnus Nicolaij Amati, Faciebat Anno 1666.

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LA ESCUELA DE BRESCIA , GASPARO DA SALÓ Y GIOVANNI PAOLO MAGGINI

Brescia tiene una tradición de laudería aún más antigua que Cremona. En esta

población cercana a Cremona ya a Venecia se empezaron a construir instrumentos en

el siglo XV, especialmente laúdes y violas da gamba. Aunque se conocen los nombres

de algunos de los primeros lauderos brescianos, como el legendario Giovanni Kerlino

o como Zanetto da Mantichiari (1488-?), no se conserva uno solo de sus instrumentos.

Es posible que Andrea Amati haya recibido la influencia de lauderos brescianos o

incluso haya sido aprendiz en esa ciudad. El hecho comprobado es que hacia 1540

Andrea Amati trabajaba en Cremona.

Gasparo da Saló (1542-1609) y Giovanni Paolo Maggini (1580-1630) hicieron en

Brescia magníficos violines y, sobre todos, insuperables violas que no se les pide nada

ni siquiera a las pocas que salieron de las manos de Antonio Stradivarius siglo y medio

después.

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JACOBUS STAINER

Stainer nació en 1617 en Absam, en el Tirol Austriaco. Probablemente hizo su

aprendizaje en Venecia, aunque algunos expertos pretenden que trabajo un tiempo con

el gran Nicolo Amati en Cremona. Hacia 1638 regreso a Absam y su prestigio se fue

extendiendo por toda Europa, como lo prueba la serie de instrumentos que construyo

hacia 1638 a pedido de la corona española. Durante su vida, se le reconoció como un

maestro de la talla de Nicolo Amati y sus instrumentos eran más apreciados que los de

Stradivarius y mucho más que los de Guarnerius. Su influencia fue importante en la

laudería europea, incluyendo la italiana, con excepción dela cremonense.

Su fama declino posteriormente. Nadie pone en duda la gran calidad del sonido

de sus instrumentos ni su belleza y excelencia artesanal. Lo que ha demeritado su

valor es la impresión equivocada, según grandes conocedores cono Jacques Francais

de que su sonido carece de la potencia requerida para proyectarse en las grandes

salas de conciertos del siglo XX.

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GUARNERIUS

La dinastía Guarnerius, llamada a cubrir de gloria a la laudería cremonense, se

inicia con Andrea Guarnerius. Hablaremos en esta sección de Andrea y de sus hijos

Petrus de Mantua y Giuseppe filius Andreae. De su nieto Petrus de Venecia

hablaremos más adelante, cuando examinemos la escuela de Venecia, y a Guarnerius

de Gesú, por su importancia, lo trataremos aparte.

Andrea Guarnerius

Andrea, el fundador de la dinastía, nació en 1626. De muy pequeño, a los 10

años, entro a trabajar como aprendiz al taller de Nicolo Amati. La primera muestra de

su trabajo es un violín de 1638, hecho cuando tenía 12 años. Andrea vivió en la casa

de Amati hasta 1654 y probablemente construía instrumentos bajo la supervisión de su

maestro, que les daba acabado y toques finales y les ponía etiqueta.

Andrea Guarnerius no fue un innovador. Continúo trabajando en la tradición de

su ilustre maestro, produciendo excelentes instrumentos, aunque sin alcanzar sus

niveles de perfección y belleza. Dos importantes avances se pueden, sin embargo,

señalar: Su admirable concepción de violas y sus violonchelos de menor tamaño. Este

nuevo tipo de violonchelo debe sin duda de haber influenciado en Stradivarius cuando

este desarrollo su modelo ideal.

Andrea no fue prolífico. Quizá porque trabajo para Nicolo hasta los 28 años, el

número de instrumentos que se le conocen es relativamente bajo y alcanza, según hill,

250 violines, 14 violonchelos y cuatro violas.

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Petrus Guarnerius de Mantua

Pietro Giovanni Guarneri, mejor conocido como Petrus de Mantua, nació en

Cremona en 1655. Trabajo desde muy joven en el taller de su padre y pronto se advirtió

su excepcional calidad artesanal, asi como su toque original y personal.

Petrus de Mantua es el único gran laudero que fue asimismo un gran violinista y

gambista. Esa fue la razón por la cual, en 1685, se fue a vivir a Mantua, donde fue

nombrado maestro de violines en la corte del duque de Gonzaga, ferdinando Carlos.

Mantua era un centro musical de mayor importancia que cremona. El duque de

Gonzaga fundo en Mantua en 1568 una Academia para el estudio de la poesía y la

música y su sucesos fueron generosos patronos de las artes. Otro cremonés

distinguido, Monteverdi, ingreso en 1583 a la orquesta de la corte de Mantua, también

como gambista, para luego ser nombrado maestro di capella.

Es indudable que Petrus combino en Mantua sus servicios como músico con su

actividad como laudero y ello explica que su producción de instrumentos haya sido más

bien escasa. Los barnices que cubren sus violines son de una belleza sin par y las

maderas utilizadas suelen ser arce y pino de excepcional calidad.

No se le conoce ninguna viola ni violonchelo y sus violines no rebasan los 50. Es

una lástima porque, Petrus de Manta supero en destreza artesanal a todos los

miembros de la familia, sin excluir siquiera a su genial sobrino Giuseppe del Gesú.

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Giuseppe Guarnerius filius Andreae

Giuseppe, hermano menos de Petrus de Mantua, es conocido como Giuseppe

Guarnerius filius Andreae. Nació en 1666 en Cremona. Fue aprendiz en el taller de su

padre, para quien trabajo largos años. Entre sus primeros violines se cuentan uno de

1690 y uno de 1696. A la muerte de Andrea, en 1698, Giuseppe heredo el taller. Su

producción no fue muy elevada unos 250 violines y quizá una veintena de violonchelos.

Sus instrumentos se atienen a los excelentes principios de construcción típicos

de la familia y por lo general sus acabados son buenos. La calidad del barniz es

irregular. En sus mejores instrumentos, el barniz es superior al de Andrea y rivaliza con

el de su hermano Petrus de Mantua aunque, a veces, tiene una textura seca y poco

interesante. Sus maderas también fueron variables.

En tanto que el pino que uso es en general excelente, el arce no es excepcional

y en ocasiones utilizo otras maderas de menos belleza, como el álamo y el tilo. Es

posible que las mejores maderas fueran reservadas para su vecino Antonio

Stradivarius, que, con su talento genial y su laboriosidad incansable, eclipsaba

indudablemente a todos sus colegas.

Los precios de los instrumentos, no solo se Giuseppe sino de los demás

Guarnerius, eran notoriamente inferiores a los de Stainer, Amati o Stradivarius, y quizá

ello explique qué Giuseppe filius Andreae haya producido muy pocos instrumentos en

los últimos 20 años de su vida y que haya fallecido en la pobreza y cargado de deudas.

Giuseppe tuvo dos hijos, el Del Gesú y Petrus Guarnerius de Venecia.

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ANTONIO STRADIVARIUS Y EL PINACULO DE LA LAUDERIA

Antonio Stradivarius (1644-1737) representa la cumbre más elevada de la

laudería. Nadie ha superado jamás la excelencia sonora, la belleza y la perfección

artesanal de sus instrumentos.

Desde muy joven trabajo como aprendiz y ayudante del gran Nicolo Amati en

Cremona. Pronto se independizo y empezó a trabajar por su cuenta. Heredo lo mejor

de la tradición cremonense y tomo en cuenta las virtudes de la laudería bresciana pero,

además, fue un gran innovador que nunca dejo de experimentar en búsqueda del

instrumento ideal.

Sus contemporáneos contemplaban con asombro su capacidad de trabajo y si

innata facilidad. Debe de haber tenido una salud de roble, pues trabajo incesantemente

durante 70 años, hasta su muerte a los 93. Una de las pocas descripciones que

tenemos de su figura es elocuente en extremo: “Era alto y delgado, invariablemente

ataviado con su traje de trabajo, que rara vez cambiaba porque estaba ocupado en su

taller a todas horas.

No es de extrañar el enorme número de instrumentos que nos ha dejado. Se estima el

total en unos 1500 instrumentos, de los cuales quedan alrededor de 600 violines, 60

violonchelos y 10 violas. Es imposible saber, por supuesto, la cantidad exacta de

instrumentos perdidos o destruidos a lo largo de tres siglos.

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Los Violines de Stradivaruis

Aunque las generalizaciones no deben tomarse al pie de la letra, los violines de

Stradivarius se pueden dividir en tres tipos. Sus primeros violines, hechos entre 1666 y

1690, reflejan la influencia de Nicolo Amati en la forma – con un marcado arco o

bóveda pronunciada en la parte central, en las dimensiones relativamente chicas y en

el barniz de un amarillento dorado. Por estas razones, este tipo de violín recibe el

nombre francés de amatisé.

Hacia 1690, Stradivarius sintió la necesidad de dirigirse hacia espacios

inexplorados y diseño un nuevo tipo de violín, más largo y más grande, que intento

combinar la fácil y clara emisión sonora de los Amati con el sonido más oscuro y

potente de los instrumentos de Brescia, como los de Maggini. Entre 1692 y 1697,

prácticamente todos los violines de Stradivarius son del patrón largo y se conocen

como longuets. Despues de 1699 no volvió nunca a los violines longuets.

Un violín excepciones de 1704 llamado Betts, indica que la búsqueda de

Stradivarius había alcanzado su objetivo en cuanto a sonoridad pues, salvo en detalles,

ya nunca se alejó de los principios constructivos de dicho instrumento en todos sus

demás violines. Son de tamaño intermedio entre los amatisés y los longuets y se

caracterizan por su sonido aterciopelado pero al mismo tiempo potente.

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Los violonchelos de Stradivarius

Los violonchelos de Stradivarius pueden también dividirse en tres grupos. Los primeros

30, hechos entre 1684 y 1700, son todos de gran tamaño. Estos instrumentos eras

perfectamente adecuados para el repertorio violonchelístico anterior a 1700, pero sus

dimensiones los hacían incomodos para las nuevas obras que requerían subir a

registros más agudos y cantar en la cuerda la. Por esta razón, todos sus violonchelos

de esa época han sido achicados, con excepción de uno. La operación “quirúrgica” fue

bien llevada a cabo en diversos casos, pero algunos de aquellos grandes y

majestuosos violonchelos están hoy convertidos en sombras de su antiguo esplendor

debido a las barbaridades cometidas por lauderos inexpertos.

Dos magnificos violonchelos de 1700 indican con toda claridad que Stradivarius inicio a

partir de entonces la búsqueda de un nuevo tipo de instrumento: el cristiani y el del

palacio Real de Madrid, cuyas dimensiones son más reducidas que las de los

anteriores.

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Bibliografía

1. Adolfo Salazar, La música en la sociedad europea, Madrid, 1983.2. Alfred, Arthur y Henry Hill, The violín makers of the Guarneri Family, Hill & Sons,

Londres, 1965.