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“Sugar baby, o el disfraz de la prostitución azucarada” Published on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org) Imprimir articulo Exportar a PDF Volver “Sugar baby, o el disfraz de la prostitución azucarada” Por Gisella Evangelisti* ¿A quién no gusta un poco de dulzura en este mundo cruel? Así pensó hace diez años Brandon Wade, un chico de Singapur hijo de chinos, que estudiando día y noche, bajo la mirada severa de una “mamá tigresa” que utilizaba un látigo de caña para desperezarlo, consiguió ser admitido en la universidad americana más prestigiosa y selectiva del mundo, el MIT de Boston, o Massachussets Institute of Technology, un conjunto de edificios dedicados a la investigación científica y tecnológica “a favor de la humanidad”. Así se lee en la inscripción en el principal edificio, solemne como un antiguo templo, donde pasan en un silencio reverente unas columnas compactas de jóvenes visitantes asiáticos, futuros sacerdotes de la Ciencia y los Negocios. El MIT es la Universidad americana donde entran solo los primeros entre los primeros de los miles de estudiantes que postulan, y de donde salieron 78 premios Nobel y 57 premios nacionales de Ciencia. Es la que tiene también el record de suicidios, pues a los primeros de los primeros les cuesta a veces aceptar volverse segundos. Page 1 of 4

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“Sugar baby, o el disfraz de la prostitución azucarada”Published on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

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“Sugar baby, o el disfraz de la prostitución azucarada”

Por Gisella Evangelisti*

¿A quién no gusta un poco de dulzura en este mundo cruel?

Así pensó hace diez años Brandon Wade, un chico de Singapur hijo de chinos, que estudiando día ynoche, bajo la mirada severa de una “mamá tigresa” que utilizaba un látigo de caña paradesperezarlo, consiguió ser admitido en la universidad americana más prestigiosa y selectiva delmundo, el MIT de Boston, o Massachussets Institute of Technology, un conjunto de edificiosdedicados a la investigación científica y tecnológica “a favor de la humanidad”. Así se lee en lainscripción en el principal edificio, solemne como un antiguo templo, donde pasan en un silencioreverente unas columnas compactas de jóvenes visitantes asiáticos, futuros sacerdotes de la Cienciay los Negocios. El MIT es la Universidad americana donde entran solo los primeros entre los primerosde los miles de estudiantes que postulan, y de donde salieron 78 premios Nobel y 57 premiosnacionales de Ciencia. Es la que tiene también el record de suicidios, pues a los primeros de losprimeros les cuesta a veces aceptar volverse segundos.

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A pesar de sus éxitos académicos, Brandon Wade con su carita sosa no lograba atraer la atención delas chicas, que no lo dignaban de una mirada. Recibió su primer beso a los veinte y un años, y seconvenció que si el amor romántico es posible entre jóvenes pobres e idealistas, entre adultos es elDinero el que manda. Entonces, después de varios fallidos intentos empresariales, se lanzó a laaventura que lo hizo rico y célebre: un portal para poner en contacto atractivas jóvenes sin dinerocon hombres exitosos en los negocios, que aun sin tener especiales dotes físicas, tenían el discretoencanto de una billetera abultada. La web se llama “buscando un trato”(www.seekingarrangement.com [1]), léase, un acuerdo flexible entre “sugar babies”, dulces yguapas jovencitas “amantes de viajes exóticos y del lujo”, con “sugar daddies”, o sea “dulcespapitos” que “saben apreciar las bellas jóvenes”. Compénsandolas, por ejemplo, con 1000 o 3000dólares por un week end, con bolsos de Prada por un encuentro sexual, o hasta pagándoles lascuotas anuales de la Universidad, que en los Estados Unidos puede superar los 50.000 dólares, encaso de relaciones más exigentes.

Para que no haya dudas, el símbolo de la web es un corazón rojo con la letra $ de dólares en elmedio. Dólares y dulzura que van y vienen, a cambio de “ayuda emocional, mental y financiera”(según Brandon Wade) para las “sugar babies” que, recién salidas de los institutos, debenenfrentarse con el duro sistema económico del país. Obama, por ejemplo, dice haber terminado depagar sus deudas universitarias sólo cuando llegó a ser senador. Aun cuando hay filántropos quefinancian generosamente las universidades, muchos chicos y chicas deben renunciar a los estudios,y contentarse con trabajos precarios y mal pagados, que tampoco ofrecen seguro de salud. ¿Y cómoaventurarse a tener hijos, si no tienes un empleo estable, cuando vacunarlos cuesta unos 400dólares, curarse una gripe con médicos privados 500, y así contando? Solo para mencionar algo, hay49 millones de personas que en el país de poco más de 316 millones de habitantes no puedenpermitirse una correcta nutrición, y por eso se atiborran de “comida basura”, como lashamburguesas llenas de grasa y salsas azucaradas, que engordan y ponen en peligro el sistemacardiovascular, pero cuestan poco más de un dólar. (Así, uno sobre tres norteamericanos terminaobeso).

Crisis económica, unida a la filosofía del “todo vale”: de allí también el boom de la web que invita a“tratos” entre maduros hombres de negocio y jóvenes atractivas, para realizar fantasías en hotelescinco estrellas, o simplemente, poder pagar un alquiler. La web “www.seekingarrangement.com [2]”ha tenido un gran éxito, llegando, según su fundador, a tener 3,6 millones de usuarios, 2,6 millonesde “sugar babies”, 1 millón de “sugar daddies o mommies”, y actuar en 139 países, desde Ucrania aSingapore, pasando por México, Colombia, Perú. Aparte de unas cuantas jovencitas ataviadas comoestrellas porno, la mayoría de chicas se parecen a las vecinas de la puerta al lado, y el 44% en losEstados Unidos son estudiantes que aspiran a pagar la Universidad, y después, esperan hacer suvida. De los hombres, el 40% están casados y bien alimentados, y solo necesitan más pimienta ensus frenéticos días.

No hay nada malo en estos acuerdos, asegura Brandon Wade, pues se dan entre adultos.Olvidándose del hecho que cuando los tratos se hacen entre personas con diferentes niveles depoder, hay en el fondo un chantaje. Y que la persona con menos dinero detenga el poder de la“feminidad”, entendida como atractivo sexual o capacidad reproductiva (tan apreciada desdesiempre en las sociedades dirigidas por hombres, donde se ha dado la “venta” por matrimonio deadolescentes a hombres maduros o ancianos), y le ponga ahora un precio, no quita el hecho quese vuelva ella misma un objeto, en búsqueda de otros objetos, símbolos de éxito yseguridad. Una forma de prostitución azucarada.

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¿Cuáles las consecuencias emocionales en estostipos de tratos que, a diferencia de las relaciones supuestamente “asépticas” entreprostitutas y clientes, (subrayando el “supuestamente”) implican también la esfera delos sentimientos, deseos, expectativas? Se pregunta una psicóloga, Kathleen Barry, exponiendo sus argumentos a la revista Cosmopolitan en el noviembre del 2013. En realidad, elrefuerzo mental, el “empowerment” en las chicas, casi nunca no se da. Al contrario, ellas se quedanpsicológicamente dependientes. Valorándose solo sexualmente, comienzan a perder el sentido del“self” (eso que algunos llaman, arcaicamente, “dignidad”). Pueden ganar comodidades, y a la vezperder algo que sigue siendo muy importante para ellas, como es el amor de un posible compañero.Lo confiesa Helen Croyden, una ex “sugar baby” que escribió sus reflexiones en el libro “SugarDaddy diaries: when a Fantasy become an Obsession”- Diarios de papitos dulces: cuando la fantasiase vuelve obsesión). Cuando informó a su futuro marido, un colega de trabajo, que había sido poruna breve temporada una “Sugar baby”, él la dejó, por “puta”. Las Pretty Woman son raras en unasociedad más bien hipócrita, y los Richard Gere una aguja en un pajar.

Berlusconi, ejemplar “Sugar daddy” en el Bel Paese, ha pagado 2500 euro mensuales por años auna treintena de chicas que avisparan sus noches de Bunga Bunga. Las llamaron “Olgettine” puesvivían en un edificio señorial en la homónima calle de Milán, e (ironía de la historia), las Olgettineson también una orden religiosa. Berlusconi y sus compinches fueron acusados por los jueces dehaber montado una red de prostitución, pero al final, para el “Papi” todo quedó en nada. Solo perdióel título de Cavaliere. Las “Olgettine” fueron liquidadas con pisos y joyas, con tal que semantuvieran bien lejos de él. La despampanante “Ruby-Robacorazones”, la marroquí Karima ElMahroug, que en la época era menor de edad, se queja ahora, como otras, por no poder encontrartrabajo, pero según los jueces recibió 5 millones de euro del “Papi” para que declarara que entreellos había solo amistad. Muchas de las “Olgettine” migraron. Ninguna salió, por lo visto, con undoctorado. El mismo, en sus casi 80 vive con una joven y decidida napolitana de 25 años, que segúnla prensa sensacionalista en realidad es lesbiana y lo zarandea para obtener la propiedad de variospisos. En fin.

Recientemente, en una escuela de un barrio acomodado de Roma se dio el escándalo de unasquinceañeras que se prostituían por unas horas, drogándose para vivirlas lo menos conscientementeposible. Gastaron sus ganancias en vestidos excéntricos y bolsos Prada. Ahora, confundidas,confiesan no saber qué hacer con esos vistosos bolsos Prada.

El portal de las “sugar babies” se ha abierto desde unos meses también en España, aun sin bolsosPrada de por medio. “Debo pagarme mi carrera de odontóloga, que ha duplicado los costes en los

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últimos dos años”, explica una estudiante a un periódico.

Sin embargo Brandon Wade insiste que no se trata de prostitución, (para ello hay otros portales),sino de relaciones mutuamente satisfactorias, donde el sexo llega solo si hay química entre los dos.Va directo al grano, en cambio, el correspondiente portal peruano, que promete “sexo al 100%.” Ypone la imagen de un elegante ancianísimo, tendido en un sillón de cuero, con al lado una jovenatractiva, que no tiene ninguna pinta de enfermera.

Regresando a Boston. Brandon Wade, el graduado del MIT, el empresario inicialmente fracasado,que tenía problemas para encontrar su “media naranja” por su carita anónima, por fin, dice, laencontró. No en su exitosa web de “sugar babies”, of course, sino en una entrevista de trabajo.

En una estación del metro de Boston, un hombre que ha terminado en la calle por problemas detrabajo y salud ha puesto en el suelo un gorro y un irónico letrero: “Soy demasiado feo paraprostituirme. Ayúdenme, gente. Help me, please.”

En otra calle, un niño de tres años observa encantado un rudo trabajador de limpieza, todo músculosy tatuajes, que maniobra una ruidosa maquinaria. “Estoy descargando basura, amigo”, le explicabajando de la máquina, “pues no pude ir a la universidad”. Pero para el niño no es un fracasado, sinoun héroe. Casi un Batman.

¿Qué sería el mundo, sin la mirada de los niños?

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*Gisella Evangelisti es escritora y antropóloga italiana. Nació en Cerdeña, Italia, estudió letras enPisa, antropología en Lima y mediación de conflictos en Barcelona. Trabajó veinte años en laCooperación Internacional en el Perú, como representante de oenegés italianas y consultora delFondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, en inglés) en países latinoamericanos. Es autorade la novela “Mariposas Rojas”.

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