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1
SUMALAO.
Reflexiones etnográficas sobre la construcción de un santuario
*Casimiro C., Ana V.
Cosso, Pablo
Saiquita, Gerardo
Introducción
El presente trabajo es resultado de una etnografía realizada en conjunto por los autores,
en el marco de una reflexión teórica y metodológica en torno al campo de la antropología de la
religión. Uno de los interrogantes que emerge de dichas reflexiones, tiene que ver con la
construcción de los espacios sagrados, particularmente bajo la modalidad de santuario, y la
forma en que esta “sacralidad” se reproduce mediante mecanismos específicos. Identificamos al
menos dos de dichos mecanismos a los cuales circunscribimos el análisis: los rituales y los
discursos (mito-historia). El primero, reactiva la creencia (y la vivencia) en “lo sagrado”, ya sea
mediante prácticas o performances institucionalizadas, o usos rituales desregulados
(religiosidad popular); mientras el segundo, a través de la construcción de significado, orienta el
sentido de sacralidad. Ahora bien, estas dos dimensiones son separadas sólo a los fines
analíticos.
Tomando como horizonte estos interrogantes, nos proponemos avanzar en una
búsqueda de relatos míticos-históricos que nos brinden elementos para interpretar los rituales y
discursos actuales en torno del Cristo de Sumalao. En un segundo momento, nos sumergimos
en una descripción densa de la Fiesta Grande del Cristo de Sumalao acontecida el 19 de junio de
2011 en la localidad de La Merced, provincia de Salta, prestando particular atención a las
prácticas espaciales, los rituales y los discursos puestos en marcha, tanto por los devotos como
por la institución eclesiástica. En una tercera instancia, y a partir de la información recabada,
trataremos de interrelacionar historia, etnografía y algunos aspectos teóricos, a manera de
ejercitar un análisis sobre el fenómeno socio-religioso abordado.
*Estudiantes de la carrera de Antropología, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta, e integrantes
del Grupo de Investigación Antropología de la Religión.
2
1) Pasado y presente, sobre temporalidades históricas
Partimos de la idea de que la relación entre pasado y presente se caracteriza por una
dinámica discontinua, en la que, mediante las relaciones sociales, los acontecimientos del
pasado se encarnan en el presente y el presente se interna en el pasado. Seguimos aquí una
concepción del tiempo como convivencia de “tiempos múltiples” y contradictorios (Braudel,
1968; Ginzburg, 1994); como duraciones mítico-históricas que se condensan y expresan en las
diversas manifestaciones culturales. Esta perspectiva, consideramos, nos permite la
comprensión de las profundidades históricas que atraviesan a los fenómenos religiosos.
Al referirnos al concepto de mito-historia buscamos señalar que, si por un lado se
encuentra la historia como disciplina científica, por otro, están las prácticas históricas de los
pueblos, su estar en la historia y su comprensión histórica. En otras palabras, los pueblos
interpretan y viven su pasado de modos peculiares de acuerdo a sus cosmovisiones. El mito,
entendido como relato colectivo que explica los orígenes cosmogónicos y las transformaciones
trascendentales de un orden social, constituye una de las formas en que se aprehende el pasado
(Elíade, 1995). En el mito, “lo sagrado” interviene para transformar la vida social de los
hombres; los tiempos históricos se funden con “otros tiempos”, tiempos míticos sin acervo ni
registro histórico, donde los personajes “reales” adquieren una forma divinizada de existencia y
los espacios profanos se mezclan con los espacios sagrados. Se trata de un orden diferente de
comprensión, donde la fusión de lo “real” y lo “sobrenatural” son parte de un mismo tejido que
da forma al pasado, al presente y al futuro. La noción de mito-historia nos permite rescatar la
función interpretativa del pasado que poseen los mitos.
Hemos esbozado hasta aquí algunas líneas teóricas que sitúan nuestra mirada; nos
proponemos en el siguiente apartado, estudiar un caso empírico para encontrar duraciones
mítico-históricas, que nos permitan explicar los rituales y discursos actuales en torno a la
construcción de un espacio sagrado como es el Santuario del Cristo de Sumalao.
Sumalao como paisaje y espacio religioso desde la mito-historia
Sumalao, como lugar de veneración religiosa del Cristo de Vilque en el valle de Lerma,
provincia de Salta, data de mediados del siglo XVIII. Desde el siglo anterior, se había establecido
allí un mercado de compra-venta de mulas1, según el viajero español Concolocorvo (1773)
2. De
1 Dicho mercado, era dependiente de una economía regional, que entre el siglo XVI y la primeras décadas del XX, se
vinculaba a la minería altoperuana primero y a la del norte de Chile después (Alonso, R.N., 2005; citado en: Medina,
F., “Sumalao. Feria y fiesta”, 2011:32). La vinculación con la minería de Potosí, será ampliada levemente en éste
acápite. En lo que respecta al comercio entablado en torno a las actividades y medios de producción extractivo-
minero del norte de Chile, solo diremos, que surge una importante importación de vacunos desde el norte argentino
(Medina, p.51). La explotación salitrera por parte de capitales ingleses y una elite política chilena, en los territorios
usurpados tras la “Guerra del Pacífico” (1879-1883) posibilita ese intercambio que beneficia a productores ganaderos
3
su etnohistoria nada se conoce, lo mismo que de su arqueología, pero si tratamos de acceder a
un pasado pre-colombino ó pre-colonial, abordando el significado de su toponimia, inferimos la
presencia incaica en el NOA, a partir de su procedencia Quechua. En realidad no es
específicamente una palabra Quechua, sino lo que se conoce como una hibridación, la cual
podría ser Quechua-Español ó Quechua-Cacán. Respecto a la primer hibridación propuesta:
tenemos por un lado, la palabra indígena “Sumaj”, que traducida al español es “lindo”, en tanto
la partícula lingüística “lao” podría ser una derivación de “lado” (sin la consonante ‘d’); es decir:
“lugar lindo”. Como hibridación indígena, el Quechua aporta la palabra “Sumaj” y el Cacán la
partícula “ao/ahao” (traducido al español como “lugar”). La traducción al español es similar al
primer caso citado.
La toponimia, entonces, vincula la dominación estatal incaica (1420-1536) desplegada
sobre los pueblos originarios, que la etnohistoria de la región clasifica como diaguitas y
calchaquíes; así como la posterior dominación europea (desde 1536). Esta, entonces le habría
impuesto a Sumalao el ordenamiento espacial de tipo económico-mercantil, descripto por
Concolocorvo.
En la homilía de la Misa, el día de la “fiesta grande” (de 2011) en honor al Cristo de
Vilque ó Sumalao, el arzobispo Mario Cargnello, historizaba el espacio, a la vez que lo
sacralizaba discursivamente frente a los fieles. La cita histórica en la homilía aparenta funcionar
como una necesidad repetida de identificar un paisaje3 religioso
4:
“¿Cómo empieza el Sumalao, como lugar de encuentro? Venían del sur
con los animales, que los llevaban para las minas del Potosí; traían la plata de
las minas de Potosí, los dineros, los tejidos y aquí se hacía el intercambio; este
era un lugar de encuentro. Y en este lugar de encuentro, el Señor para
manifestar que ama a su pueblo, se quedó en este cuadro. ¿Que lo habrá
argentinos. Dentro de las acciones mercantilizadas, los troperos (peones rurales ganaderos), trasladaban miles de
toros, atravesando la puna, tras su estadía en Sumalao.
2 Don Calixto Bustamante Carlos Inca, alias Concolocorvo, “El lazarillo de ciegos caminantes desde Buenos Aires,
hasta Lima” (1773).
3 La categoría paisaje ha sido tomada de una corriente epistemológica que abreva en la teoría arqueológica, la
geografía cultural y la semiótica; según Vitry, C. (2008): “Los seres humanos nos encargamos de construir
paisajes. Le otorgamos vida, contenido y significado a las manifestaciones de la naturaleza, creando un universo
simbólico en cada región que habitamos […consideramos al paisaje] como una construcción social de componentes
simbólicos que identifican a una cultura y un momento de la historia” (pp.47-48).
4 Mencionamos una repetición en, al menos, dos homilías: la del 2011 y la de 2006. La homilía de 2006, daba lugar a
la misma instancia de historización: “Este lugar fue un lugar de convocatoria económica, porque aquí se
comerciaban los animales de tiro, que se llevaban al Alto Perú, después de ser alimentados en la pampa argentina.
En este lugar la gente venia, compraba, vendía y quizás, planificaba un año de trabajo. El Señor se quiso quedar
para unirnos, no por vínculos económicos, sino por vínculos más profundos, por el amor de un Dios que nos quiere
y nos anima”.
4
traído?, ¿Quién? […] Ya el cuadro se ha llenado de polvo, se ha puesto casi
negro, pero los pasos de los años no lo envejecen, para nosotros tiene la fuerza
viva de aquél que es el Dios compasivo y misericordioso” […] “Si uno pudiera
trazar una línea desde que empieza, han pasado varios cientos de años; si uno
puede trazar una línea, en nuestra vida ya se va marcando también, con un
trazo cada vez más grueso, la presencia de Jesús, el Señor de Sumalao, aquí y
desde aquí en nuestro corazón”.
La estructuración histórica del santuario religioso de Sumalao, se conjuga con las
relaciones económicas coloniales, en tanto mercado ganadero y comercial. La provincia de
Salta:
“fue proveedora de insumos para los grandes emprendimientos
extranjeros de entonces y Sumalao se convirtió en un centro clave para el paso
de esos insumos […] sobre todo en el esplendor de Potosí, Sumalao fue el
centro del comercio de mulas, según los testimonios históricos, y junto a este
comercio, surgieron las ferias de venta y trueque de todo tipo de productos”
(Medina, 2011:32-36).
El viajero español Concolocorvo, en 1773 (un par de años antes de la construcción de la
Iglesia del Cristo de Sumalao), describía en su libro de viajes, la dinámica productiva del
comercio de mulas:
“compradas tiernas en los pagos de Buenos Aires, Santa Fé y Corrientes
que traen a los potreros de Córdoba a invernar, donde también hay algunas
crías, y después de fortalecidas y robustas las conducen a las inmediaciones de
Salta, donde hacen segunda invernada, que no baja de seis meses ni excede de
un año. Allí hacen sus tratos con los que bajan del Perú a comprarlas” (Medina,
2011:36)
La emergencia de la Fiesta y la devoción al Cristo de Sumalao, encuentra su lugar entre
esa delgada línea que separa la historia del mito, no tanto por las circunstancias del registro
escrito ó de su oralidad como soporte de difusión, sino más bien por los ‘hechos’ relatados que
involucran elementos sobrenaturales. Un designio divino es el que decide la veneración de la
imagen religiosa en un paraje rural.
5
Reproduciremos la versión del vicario J. Toscano (1906) de su libro “El primitivo
Obispado del Tucumán, la Iglesia de Salta. Tomo I”5 para ubicar los hechos mítico-históricos que
habrían dado origen a la veneración del Cristo en Sumalao:
“El cuadro del Señor de Vilque era conducido en una mula desde el Perú
con destino a la Provincia de San Juan; dos hombres conducían la carga entre
otras diferentes especies que formaban el convoy. Al pasar por Sumalao, que
en ese entonces era el camino ordinario de los viajantes, la mula conductora
del cuadro quedó bajo de un corpulento algarrobo sin que fuera notadas de
nadie; los arrieros siguieron adelante hasta cinco ó seis leguas más en que
recién la echaron de menos. Vuelto uno de los hombres sobre el camino
andado, fue encontrada en el sitio referido. La pérdida de la mula se repitió
hasta tres veces en el mismo paraje de Sumalao y debajo del árbol antes dicho,
con la particularidad que la última vez la mula estaba echada a pie del
algarrobo, y no hubo medio humano de hacerla mover de allí hasta que
descargado el cuadro [del Cristo]6 en el mismo paraje, la mula abandonó el
local” (Medina, 2011:57).
Esta instancia mítico-histórica, que acciona dentro de las representaciones y creencias
religiosas católicas, es parte de una estructura de significados que legitima la emergencia de
diferentes devociones y cultos. El caso de la Virgen de Luján, por ejemplo, es muy similar al del
Cristo de Sumalao.7
Medina (2011) en su libro sobre Sumalao, interpreta el hecho bajo estos parámetros
míticos de legitimación8:
5 Esta versión ha sido extraída del ya mencionado libro de Felipe Medina, “Sumalao. Feria y Fiesta”, Ed.
Okapidiseños; Salta, 2011.; que guía bastante ésta descripción histórica.
6 La iconografía es un óleo de origen ‘altoperuano’, “perteneciente a la escuela cuzqueña, arte mestizo ó
indoamericano del finales del siglo XVI, que representa a Cristo Crucificado acompañado de la Virgen María y el
apóstol San Juan, de 1.80 x 1.00 cm” (Medina, 2011:59-60).
7 Hacia el año 1630, llega al puerto de Buenos Aires, procedente de Brasil, una imagen de la Inmaculada Concepción
de María, con posterior destino y traslado hacia Sumampa (Santiago del Estero). Una caravana de carretas que
llevaba a la Virgen (sin saberlo), se detiene a ‘pasar la noche’ a 70 kms de Buenos Aires, en la actual localidad de
Luján. A la mañana siguiente cuando se decide emprender marcha hacia el norte, todas las carretas arrancan, menos
la que llevaba la imagen santa (la cual estaba dentro de una caja). Los animales de tiro, no desean avanzar; los
conductores bajan algo de carga y solamente cuando la caja que contiene a la Virgen fué bajada de la carreta, los
animales se disponen a seguir viaje. El hecho fue interpretado por aquellas personas como la expresión del deseo de
la Virgen de quedarse allí. Poco tiempo después en 1633, se erige un precario santuario de adobe y techo de pajas.
8 Debemos recordar que el libro de Medina, es una publicación de su tesis de Licenciatura en Ciencias de la Religión,
de la Universidad Católica de Santiago del Estero; razón que nos lleva a considerar algunos de sus aportes como
mítico-históricos, en tanto que otros son correspondidos con nuestro registro de campo etnográfico, es decir son
producto de su observación participante. La ubicación epistemológica del autor, habla de una obra que incorpora
interpretaciones bíblicas y pastorales. Asimismo contiene pasajes sociológicos, históricos y económicos de tipo
científico occidental. Medina, hace explícita la posición que asume frente al fenómeno religioso observado, cuando
6
“La coincidencia de encontrarse por tres veces al animal conductor en
un mismo sitio y debajo del mismo árbol, y el hecho de no caminar sino cuando
fue descargado allí mismo el cuadro, dio motivo para que tomaran todas estas
circunstancias como indicio de la voluntad divina, de que en ese paraje debía
edificarse un templo al Cristo de Vilque […] la capilla fue levantada sin pérdida
de tiempo” (pp.58-59; cursivas de nuestra parte).
La capilla, data de 1775 y está asentada en el mismo sitio en que el animal se mantuvo
echado ‘al pié’ de un algarrobo. Hoy día la sacralización del paraje de Sumalao involucra
también a las zonas acuíferas que cruzan el terreno de las fincas allí establecidas, dinámica que
se pone de manifiesto en las prácticas y gestos de los fieles, según registramos a continuación.
2) Misa, Procesión y gestos devocionales-rituales en la fiesta de Sumalao
En este apartado desarrollamos un relato etnográfico a partir de un trabajo de campo
que involucró a los tres autores, lo cual constituyó una estrategia metodológica para obtener
mayor información del evento, ante la imposibilidad de realizar un trabajo de campo más
extendido. Ello nos permitió una observación intensiva que implicó mediante un cruce de
miradas: un abordaje holístico.
Llegamos en colectivo alrededor de las 9:30 al predio donde se realiza la “Fiesta Grande”
de Sumalao, en el municipio de La Merced (valle de Lerma), provincia de Salta. Pudimos
observar desde el vehículo a muchas personas (en grupo ó solitarias) que venían caminando
hasta el santuario tras una larga procesión de 36 kms. desde la ciudad de Salta. Dicha procesión
había salido la noche anterior desde la parroquia Santa Teresa (sita en la ciudad capital).
Al descender del colectivo, nos abordaron varios vendedores ambulantes de velas y
“promesas” (figurillas metálicas de alpaca: exvotos). Comenzamos a caminar por la calle que nos
lleva hasta el predio donde se halla la iglesia de Sumalao. La calle de tierra (más ó menos por
500 mts.) se encuentra flanqueada, a ambos lados, por los puestos de feriantes de distintos
rubros: comestibles (confituras y panadería catamarqueñas); comedores y puestos de comida;
calesitas y peloteros infantiles; puestos de fruta y verduras, regalarías; ‘ferias americanas’;
productos artesanales regionales (vinos, dulces, etc.); souvenires regionales (cerámicos, de
madera, etc.); etc. Más adelante observamos carnicerías con heladeras, balanzas y todo el
instrumental típico de un local estable de expendio de carne animal. Mientras avanzamos hacia
dice: “Este trabajo de investigación pretende ser un aporte a la Iglesia Católica y a la sociedad en general. A la
Iglesia, ya que la religiosidad popular es un punto de partida para la evangelización. El fenómeno de Sumalao, tiene
un ritmo propio marcado por la sabiduría popular, conjugada con la proclamación del Evangelio de Cristo,
Sabiduría de Dios” (Op.cit., 2011:21).
7
el Santuario nos incorporamos al movimiento continuo de personas que transitan el corredor de
la feria.
Al entrar al predio, que se encuentra enrejado, pudimos observar un cartel (sobre el
alambrado) con la inscripción “Prohibido el ingreso a vendedores”; otro dispuesto en la pared
lateral de la iglesia también anunciaba “Se informa que todas las actividades comerciales,
alquiler, estacionamiento, etc. alrededor del templo son privadas y totalmente ajenas al
santuario”.
Nos encontramos con una fila de personas hacia un costado del edificio eclesial; otras
concentradas frente a la Iglesia y algunas más dispersas en carpas próximas al mástil central en
el que están izadas las banderas papal, argentina y salteña.
Por los altoparlantes, que se hallan colocados en el edificio eclesial, se escuchan pedidos
religiosos con nombre y apellido de los creyentes; se pide por trabajo, por las almas, por los
difuntos, por diferentes personas, por las almas olvidadas, por casos de salud, etc. La fila de
personas que se hallaba sobre el costado izquierdo de la iglesia, desembocaba en la oficina de
secretaria, donde se recibían estas intenciones y pedidos9.
Luego, a las 11 horas se inicia la misa.
La misa
Sobre el predio de tierra que se sitúa frente a la iglesia, se congregan los asistentes a la
misa principal disponiéndose en un espacio demarcado por varias sogas en forma de “T”.
Dentro de ese perímetro encontramos dispuestas al frente de la galería hileras de sillas donde
algunas personas están sentadas; mientras el grueso de la gente escucha la misa de pie. Algunos
asistentes tienen íconos religiosos en sus brazos: esculturas de vírgenes, imágenes enmarcadas,
estampitas, etc. Perpendicular al altar se abre un pasillo por el cual posteriormente se formará
la fila para recibir la eucaristía.
El oficiante de la misma es el arzobispo Mario Cargnello, acompañado por cinco
sacerdotes. El altar improvisado bajo la galería externa de la iglesia consta de una mesa
(adornada a los pies con ramos de flores) sobre la cual se posan dos candelabros conteniendo
velas encendidas; asimismo contra la pared de la fachada (tras la mesa) se observa un Cristo
crucificado. Hacia la izquierda del altar, están la bandera Argentina y el atril que sostiene la
biblia, y dos monjas junto a un grupo de 6 laicos. A la derecha, está la bandera papal, el coro
juvenil, y una pequeña imagen escultórica del Cristo de Sumalao, luego debajo del campanario y
9 Medina señala lo siguiente sobre las intenciones: “Un último detalle, no menor, en la actitud de los fieles es la
oración o sufragio por los difuntos. Innumerables listas de nombres se pronuncian antes de cada misa para evocar
la memoria de los seres queridos fallecidos, por quienes se realizan ofrendas en dineros para el culto católica como
“intención de misa” (pp.120-121)
8
custodiado por la policía, se encuentra el cuadro del Señor de Sumalao. La imagen es una
pintura con apliques de metal precioso de aproximadamente 2 mts. de altura y 1 m. de ancho,
está enmarcada tras una vitrina y flanqueada exteriormente por dos ángeles tallados en madera
asentados sobre una tarima. La imagen se halla adornada, en sus marco, con cientos de flores
rojas.
En la misa se efectúan dos lecturas bíblicas: la primera del Antiguo Testamento donde la
figura clave es Moisés y la segunda del Nuevo Testamento, referida a una carta de San Pablo. Al
momento de la lectura del evangelio, el Obispo toma un caduceo en sus manos y se coloca un
tocado en la cabeza (mitra) mientras los monaguillos “inciensan” el atril, donde el párroco local
se dispone a leer la palabra. La homilía esta a cargo del Arzobispo, quien para este momento se
ha desprovisto del caduceo y la mitra para hablar a los fieles.
La homilía* comienza con una descripción de las motivaciones personales que el
sacerdote atribuye a los fieles que han llegado al santuario. Sugiere que aquellos están allí
congregados por un interés común: “Ese el dios que nos atrae. También nosotros como Moisés
venimos aquí lo invocamos, lo llamamos”.
Asimismo, menciona la afinidad que el Señor de Sumalao tiene con los habitantes del
Valle de Lerma: “El hecho de que estés aquí en medio de nuestros campos del Valle de Lerma es
un signo de tu amistad”.
Comienzan a aparecer alusiones al hecho de que la comunidad allí congregada es la
misma comunidad del pasado bíblico: “El señor es amigo de la gente de Salta. Está en Salta
como Señor del Milagro y aquí como el Señor de Sumalao, pero es el mismo Dios que habló con
Moisés, el mismo Dios que habló con los grandes del [sic] antiguo testamento; el Dios que nos
mostró su rostro en Jesús, que habla con los santos, que habla con su iglesia, que habla con
nosotros, que está cercano.” Alude que dicha cercanía es la que les permite hablar con él,
hacerle pedidos y pedirle perdón.
La homilía, como ha sido mencionado anteriormente, también repasa el génesis del
santuario en relación a las actividades económicas del pasado.
Tras la homilía el guionista10
lee las intenciones11
y los asistentes responden con la
formula propuesta para esta misa “señor que nuestro amor fortalezca nuestra fe”. Luego en el
momento de consagración de la eucaristía algunas personas se arrodillan sobre el piso. Los
monaguillos se han dispuesto delante del altar, y se arrodillan en silencio. El Arzobispo levanta,
con sus brazos en al alto, el cáliz mientras pronuncia una oración y suenan las campanillas;
luego levanta en alto la copa, repite la oración, y suenan las campanas por segunda vez. En este
* Ver anexo con la Homilía completa. 10 El guionista, por lo general un laico, es un presentador que va guiando a los asistentes en la misa.
11 Las intenciones son pedidos, deseos, etc. de carácter general que son comunicados a Dios para el bienestar
colectivo.
9
momento el oficiante y los asistentes pronuncian “Este es el misterio de la fe, anunciamos tu
muerte Señor y proclamamos tu resurrección hasta que vuelvas”. A continuación se da paso a la
instancia de comunión de los fieles y concluye la misa.
Procesión
Habiendo terminado la misa, se organiza la procesión. El arzobispo dice: “Hagamos la
procesión como la invocaba Moisés”; pide un saludo para el Cristo de Sumalao, los asistentes
responden con las manos en alto, algunos moviendo sus pañuelos. Posteriormente, se hace un
pedido al público reunido por intermedio de los altoparlantes: “Pedimos voluntarios para cargar
la imagen”.
La procesión consta de cuatro imágenes religiosas (oficiales del santuario y
"misachicos"). La del Señor de Sumalao, se halla flanqueada por un cuerpo de policías y es
llevada ‘en andas’ por los “voluntarios” requeridos. El cuerpo eclesiástico y algunos funcionarios
políticos también acompañan la procesión, precediendo al ícono santo, en el interior del cerco
policial.
Se observa una mezcla de actitudes reguladas y des-reguladas12
, por ejemplo, entre las
primeras el cerco policial que controla la marcha de la procesión; y respecto a las segundas, el
pedido de voluntarios para cargar la imagen ‘en andas’ (respecto a esto último se intuye que no
hay algo organizado previamente).
Hay una jerarquía en el orden de las imágenes cargadas por la procesión de fieles que
recorren los campos de fincas y calles cercanas al santuario; primero se sitúa la imagen de la
Virgen de Sumalao (contenida en una caja de madera y vidrio, con ofrendas florales a sus pies);
dicha imagen está precedida por un hombre que porta un crucifijo de madera en sus manos; al
costado derecho se halla la Virgen de Urkupiña (que parece formar parte de un acción particular
del procesante); más atrás se encuentra la tarima adornada con metal que soporta la
iconografía del Señor de Sumalao; por último, se registra una imagen pequeña de un Cristo
crucificado (a cuyos pies se observan dos íconos enmarcados –uno de la Virgen del Perpetuo
Socorro y otro del Señor de Sumalao-) y un “misachico” que lleva ‘en andas’ a la Virgen de
Fátima. Banderas nacionales y del vaticano acompañan a los símbolos santos.
La procesión del Señor de Sumalao, sale por el costado derecho de la iglesia, rodea a la
misma; cruza la calle principal (donde están los puestos de los feriantes); atraviesa campos de
fincas (con pocas viviendas), luego el predio de la escuela y vuelve aproximadamente hacia unos
500 mts de la iglesia, a retomar la calle principal para volver hacia su lugar de partida. En el
camino se cruza una acequia.
12 Nos referimos por actitudes des-reguladas a aquellas que no están controladas por las autoridades municipales,
eclesiales o policiales. Las que son conducidas por alguna de estas instituciones, son las que denominamos reguladas.
10
El Señor de Sumalao, sigue hasta último momento, flanqueado por el cuerpo policial y el
cuerpo eclesial que acompaña a la imagen santa (el arzobispo, los demás sacerdotes y
monaguillos).
Cada imagen es devuelta a su lugar particular dentro del santuario, a excepción del
“misachico” de la Virgen de Fátima, que es luego observada en un patio de tierra, de una casa
localizada en una finca cercana. Los íconos de la Virgen y el Cristo crucificado “vuelven” al
interior de la iglesia.
Una vez terminada la procesión, prosigue un momento ritual que se anuncia por los
altoparlantes. Se convoca a la “bendición de objetos piadoso” (objeto particulares) tales como
imágenes enmarcadas, crucifijos, llaveros, estampitas, botellas con agua, etc. Una vez realizada
la bendición de objetos, el Cristo de Sumalao es colocado definitivamente bajo el campanario.
Suenan otra vez las campanas propiciando un momento de dramatismo o exaltación religiosa; el
coro canta el himno del Cristo y la gente levanta nuevamente sus pañuelos, banderines y manos
para despedirlo. El Arzobispo se retira del predio, y comienza un momento ritual de tipo
carismático13
.
Los fieles pasan delante de la imagen del Cristo de Sumalao formado una fila que
comienza en el terreno del santuario y culmina frente al cordón de policías que lo resguarda.
Pasan grupos de 2, 3 ó 4 personas (familias, etc.) ante la imagen; algunos la observan
detenidamente, otros la tocan, otros se santigüan14
.
Espacio de velaciones
Las velaciones se dan continuamente a lo largo de toda la fiesta; se observan vendedores
de velas por todos lados.
Hacia el costado derecho de la iglesia, atravesando 50 mts. el terreno del santuario, se
localiza una estructura que contiene siete nichos (de 20 mts. de largo, por 2 mts de alto,
aproximadamente) donde los fieles colocan velas como ofrenda. Las velaciones son depositadas
sobre el techo-tarima y piso de los nichos ó sobre el suelo, en el interior y exterior de la
estructura. Una importante maza de cebo derretido se expande en la estructura y su terreno
adyacente15
.
13 El coro acompaña con cantos y una guitarra; los asistentes también cantan y algunos mueven sus brazos al compás
de la música o bailan. Esta dinámica ritual es similar a la observada en misas de sanación católica-carismática. 14 La santigüación católica es un gesto que el fiel realiza sobre su cuerpo con la mano derecha, simbolizando una
cruz. 15 Medina (2011) sugiere al respecto: “Una de las practicas habituales en el Sumalao es el encendido de las velas,
para lo cual la Iglesia a dispuesto un sector especial en el perímetro del Santuario, evitando de este modo, el
deterioro del Cristo y los incendios que pudieran ocasionarse” (p.106). “En el Santuario de Sumalao, la gente suele
11
Se observa que la gente enciende sus velas y realiza una oración o rezo; algunos lo hacen
en voz baja, otros están en silencio en una postura cabizbaja. A pocos metros de allí, entre la
estructura de las velaciones y la parte posterior de la iglesia se disponen algunos carros que
venden velas; a pesar de la mencionada prohibición del “ingreso de vendedores al predio”.
Instancia de devoción a las imágenes santas
Por una puerta lateral de la Iglesia se ingresa a una de las naves, allí se encuentran
algunas imágenes de santos, vírgenes y ángeles contra la pared izquierda. Desde la puerta de
entrada se forma una fila para pasar frente a los íconos santos; las personas se detienen unos
instantes ante cada una de ellos, los tocan, se persignan, rezan una breve oración, o dejan
ofrendas. No encienden velas dentro de la Iglesia, pero dejan los paquetes de velas a los
costados o pies de las imágenes. Dentro de la nave, observamos un cofre ‘vitriado’ de forma
cuadrangular (de 80 cms. de alto por 60 cms. de ancho aproximadamente); en su interior están
colocada las “promesas” (exvotos) de los fieles16
. Son las mismas que eran ofrecidas en venta al
público en varios de los puestos de la feria.
Paisaje sacralizado
Al finalizar un tramo del corredor de puestos y carros de la feria, el camino se bifurca:
por un lado, prosigue comunicando diferentes fincas, y por el otro, conduce a unas nacientes
acuíferas. Antes de llegar a éstas últimas, se observa una tranquera por donde la gente pasa
libremente, a pesar de estar cerrada.
Los fieles, según Medina, mencionan el “poder curativo de las aguas de Sumalao”:
“Cristo convertido en Señor de Sumalao, al ser destinatario de oraciones
y ofrendas, comenzó a conceder gracias; en particular, curaciones que
extendieron su devoción a todo el Noroeste Argentino. Los fieles vieron
irradiados esos poderes curativos a las aguas cristalinas de una vertiente que
riega esos fértiles campos y al cebo de los miles de velas que los peregrinos
encienden desde entonces a su alrededor” (Op.cit.:60-61).
A partir del registro etnográfico coincidimos con Medina acerca de la existencia de un
"área de irradiación sacralizada” desde el edificio eclesial hacia el paisaje que lo rodea. Este
llevar a sus casas el cebo de las velas que se encendieron con el cual se frotan el cuerpo para aliviar sus dolencias”
(p.108). Ahora bien, del cebo de las velas, no tenemos datos de los fieles, acerca del uso curativo.
16 “Se ofrendan los ‘ex-votos’, que son partes del cuerpo que fueron sanadas hechas en plata o alpaca, según las
posibilidades de cada uno” (Medina, 2011: 74)
12
espacio sacralizado del santuario, se relaciona particularmente al elemento acuífero, es decir:
'barriales', acequias, canales, arroyitos, “ojitos de agua”, etc.
En el campo pudimos registrar como las personas extraen agua (en jarras, vasos,
botellas, etc.) en los sitios 'de toma'17
y como algunos jóvenes y adultos se mojan partes de sus
cuerpos (cabeza, pies, etc.). A 200 mts de la iglesia, atravesando la calle principal (ocupada por
los feriantes), hay una acequia amplia, donde varias personas mojan sus pies, lavan sus rostros ó
llenan con agua botellas plásticas. Todo el grupo de investigadores compara idealmente la
imagen etnográfica con la India, más específicamente con el río Ganges ocupado por personas
tomando baños rituales18
.
3) Análisis del fenómeno religioso
Lo sagrado y lo profano
"Todas las creencias religiosas conocidas, ya sean simples o complejas,
presentan un mismo carácter común: suponen una clasificación de las cosas,
reales o ideales, que se representan los hombres en dos clases, en dos géneros
opuestos, designados general- mente por dos términos distintos que traducen
bastante bien las palabras profano y sagrado. La división del mundo en dos
dominios que comprenden, uno todo lo sagrado, el otro lo profano es el rasgo
distintivo del pensamiento religioso: las creencias, los mitos, los gnomos, las
leyendas, son representaciones o sistemas de representaciones que expresan la
naturaleza de las cosas sagradas, las virtudes y los poderes que se le atribuyen,
su historia, las relaciones de unas con otras y con las cosas profanas"
(Durkheim, E., “Las formas elementales de la vida religiosa, 1968:41).
La separación de lo sagrado y lo profano, es un sistema de clasificación operando. En
este evento, separa lo que es la fiesta religiosa de todo lo que tiene que ver con la feria y el
comercio. Desde ciertas actitudes institucionales esto puede ser inferido, por ejemplo, en la cita
de Peñalba Saravia (Sacerdote Rector del Santuario de Sumalao) quien dice que los distintos
17 Respecto a la recolección de agua en diferentes envases, no pudimos establecer si luego eran, ó no, bendecidas por
el sacerdote. Observamos si, que en algunos casos, el agua había sido recogida habiendo culminado el rito de
bendición de objetos. 18 Medina (2011) sugiere algo similar a lo observado en el campo: “el paraje del Sumalao es una zona de vertientes
naturales, llamados “ojitos de agua” que no son otra cosa más que ríos subterráneos, ya que el valle está formado
por sedimentos en un gran pantano. Cerca del Santuario donde había antiguamente un frondoso bosque de
algarrobo, emerge una vertiente de agua cristalina, formando un pequeño arroyo, donde la gente moja sus cabezas
o sumerge a sus niños en un ritual, similar a un rito de purificación. Otros, simplemente tocan el agua y se
santiguan con unción y respeto, ya que, hoy el “arroyito” es similar a un desagüe de un basural (…) La gente suele
llevarse, a su regreso botellas de agua del manantial, previamente bendecida por los eclesiásticos” (pp. 109-111)
13
Rectores constantemente han “no sin esfuerzo [cambiado], la forma de expresar la fe de los
devotos. La ley seca: prohibición de bebidas alcohólicas, cambio del recorrido de la Procesión de
manera que lo religioso está aparte de los puestos de ventas, necesarios para la atención de los
miles de fieles que concurren a venerar al Señor por medio de esta imagen” (Peñalba Saravia,
2003; citado en Medina 2011: 97-98; el resaltado es nuestro).
A partir de nuestra observación sugerimos que gran parte del recorrido de la procesión
responde a lo citado por el Rector del Sumalao mencionado, dado que al comienzo el recorrido
de la misma atraviesa una zona de fincas hacia el costado de la feria; sólo en el tramo final
ingresa por unos metros en el corredor ferial, antes de ingresar al predio alambrado.
"lo característico del fenómeno religioso es que siempre supone una
división bipartita del universo conocido y cognoscible en dos géneros que
comprenden todo lo que existe, pero que se excluyen radicalmente. Las cosas
sagradas son aquellas que las interdicciones protegen y aíslan; las cosas
profanas, aquellas a las cuales se aplican esas interdicciones y que deben
mantenerse a distancia de las primeras” (Durkheim, 1968:44).
Siguiendo a Durkheim, identificamos lo sagrado con el espacio que comprende el predio
alambrado (al cual se prohíbe el ingreso de vendedores mediante carteles) y los sitios del
paisaje que son parte de las fincas, donde los fieles practican gestos rituales de sacralización.
Respecto a la “división bipartita” el aspecto de lo profano está identificado con las
actividades comerciales (corredores de feria y vendedores ambulantes) y otras interacciones
sociales vinculadas al uso ocasional del espacio: acampes, fogones, etc.
Las prácticas que denominamos gestos rituales de sacralización del paisaje, están
vinculadas a un elemento simbólico-religioso (dentro la cosmovisión católica) como es el agua19
;
prácticas que se originan por la acción de los fieles y por el “acompañamiento” de la institución
eclesial, mediante la bendición de objetos que le presentan a su representante (el arzobispo).
Reinterpretando la “división bipartita” sagrado-profano, pensamos que ésta división,
aparece en Sumalao de forma circunstancial, es decir como sacralización con límites temporales
más que espaciales; al menos en lo que respecta a la movilidad y uso del espacio de la finca,
dondese localizan las aguas que los fieles sacralizan a instancias de la fiesta.
19 Por ejemplo, el agua utilizada en el bautismo, la aspersión del líquido para bendecir objetos, etc.
14
Lo mítico en la homilía
“…La imitación de un modelo arquetípico es una reactualización del
momento mítico en que el arquetipo fue revelado por primera vez. Por
consiguiente [los ceremoniales] suspenden el transcurso del tiempo profano, la
duración, y proyectan al que lo celebra en un tiempo mítico […] Hemos visto
que todos los rituales imitan un arquetipo divino y que su reactualización
continua ocurre en el mismo instante mítico atemporal” (Elíade, M., “El mito
del eterno retorno”, 1995:75).
En la homilía, como ya hemos mencionado anteriormente, el arzobispo introduce
personajes mítico-bíblicos: Moisés y San Pablo. Nos centraremos solamente en la función que
cumple Moisés20
para identificar a la comunidad de fieles del presente en tanto homologada a
la comunidad bíblica del pasado. Referimos específicamente ésta cita: “Si realmente me has
brindado tu amistad, dígnate señor ir en medio de nosotros. Nosotros también le decimos como
Moisés eso […] Eso se lo pedimos al señor, como Moisés, con Moisés…”
Siguiendo a Elíade, entonces, observamos que en la homilía existe una intención de
reactualizar el tiempo bíblico de Moisés en el tiempo de la fiesta del Cristo de Sumalao. El uso
que hace el arzobispo de los nexos “como” y “con” responden a esa a-temporalidad que
explicita el autor en su cita. El “como” nos habla de la forma (en tanto repetición del acto
mítico) y el “con” de la presencia de Moisés entre los fieles y de estos en el tiempo de aquél
(idea a la cual alude la a-temporalidad antes mencionada).
Reflexión final
El hecho de no presentar mayores conclusiones que las de los análisis anteriormente
expuestos, descansa en la imposibilidad circunstancial de un abordaje etnográfico prolongado,
como hemos aclarado ya en el apartado 2; sin embargo como primera aproximación al
fenómeno religioso de Sumalao, abre líneas de investigación que serán profundizadas en
futuros abordajes de la totalidad de la Fiesta: los siete viernes, la “fiesta chica” y la “fiesta
grande” (ésta última analizada en el presente trabajo).
Salta, 23 de Noviembre de 2011.-
20 Debemos recordar que Moisés es el guía del pueblo elegido por Dios, según la Biblia.
15
Bibliografía
Braudel, Fernand (1968), “La Historia y las Ciencias Sociales”, Alianza Editorial, Madrid.
Durkheim, Emile (1968), “Las formas elementales de la vida religiosa”, Ed. Shapire,
Buenos Aires.
Elíade, Mircea (1995), “El mito del eterno retorno” Ed. Alianza Emecé, Madrid.
Ginzbug, Carlo (1994), “El queso y los gusanos el cosmos, según un molinero del siglo
XVI”, Muchnik Editores, Barcelona
Medina, Felipe (2011), “Sumalao. Feria y Fiesta”, Ed. Okapidiseños, Salta.
Vitry, Christian, (2008), “Los espacios rituales en las montañas donde los inkas
practicaron sacrificios humanos”; en: Terra, C. y Andrade, R., “Paisagens culturais. Contrastes
sul-americanos” (pp.47-65), Escola de Belas Artes, Universidade Federal de Rio de Janeiro.
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Anexo: Homilía de la Misa del Cristo de Sumalao (“fiesta grande”)
“Lento para enojarse y pródigo en amor y fidelidad, rico en amor y fidelidad. Ese es el
Dios que se nos muestra en Jesús, El Señor de Sumalao, todos los días, de modo especial cuando
celebramos su fiesta. Ese el dios que nos atrae. También nosotros como Moisés venimos aquí, lo
invocamos, lo llamamos. Traemos la carga de la vida, de los jóvenes que vienen quizá
entusiasmados en una caminata, ya jóvenes más responsables con chicos, gente mayor que trae
sus dolores, sus preocupaciones, sus miedos, los fracasos, los problemas de la familia, la falta de
trabajo, los temores; a los ancianos con al dulce carga de la vejez, todos, enfermos sanos, de los
cerros, de Salta, de otros lugares, todos venimos a invocar al señor, a llamarlo.
La vida pasa, nosotros pasamos por la vida y nos va dejando cargas y necesitamos hablar
con alguien que nos escuche conociendo el corazón en lo más profundo. Poderle hablar con
toda sinceridad, porque a él no le podemos mentir si él nos conoce más que nosotros mismos.
Y al mismo tiempo poderle hablar sin miedo a que nos, nos cuestione, nos, nos castigue,
porque sabemos que Dios es así, es un Dios compasivo y bondadoso. Lento para enojarse, no se
enoja fácil; rico en amor y fidelidad.
¿Qué le pide Moisés? Dice, Moisés cayó de rodilla, se postró se puso en el piso y le dijo
“si realmente me has mostrado tu amistad, dígnate señor ir en medio de nosotros”. Yo vengo
aquí, que podemos decir nosotros como Moisés, Señor del Sumalao, porque creo que soy amigo
tuyo. El hecho de que estés aquí en medio de nuestros campos del Valle de Lerma es un signo
de tu amistad.
¿Cómo empieza el Sumalao? Como lugar de encuentro. Venían del sur con los animales,
que los llevaban para las minas del Potosí; traían la plata de las minas de Potosí, los dineros, los
tejidos y aquí se hacía el intercambio; este era un lugar de encuentro. Y en este lugar de
encuentro el Señor, para manifestar que ama a su pueblo, se quedó en este cuadro. ¿Que lo
habrá traído?, ¿Quién?. Ya el cuadro se ha llenado de polvo, se ha puesto casi negro pero los
pasos de los años no lo envejecen, para nosotros tiene la fuerza viva de aquél que es el Dios
compasivo y misericordioso. Lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad.
¡¿Cuánta gente le ha pedido al señor?! ¿Cuánta gente le sigue pidiendo al Señor?
Nosotros somos parte de esa comunidad que le pide al Señor. Y él sigue mostrándonos que es
amigo nuestro; que va en medio de nosotros. Si uno pudiera trazar una línea desde que empieza
han pasado varios cientos de años; si uno puede pasa-- trazar una línea en nuestra vida, ya se va
marcando también con un trazo cada vez más grueso la presencia de Jesús, el Señor de
Sumalao, aquí y desde aquí en nuestro corazón.
17
El señor es amigo de la gente de Salta. Está en Salta como Señor del Milagro y aquí como
el Señor de Sumalao, pero es el mismo Dios que habló con Moisés, el mismo Dios que habló con
los grandes del nue-- del antiguo testamento; el Dios que nos mostró su rostro en Jesús, que
habla con los santos, que habla con su iglesia, que habla con nosotros, que está cercano.
Cuando venimos y hablamos con el Señor, cuando podemos rezar (cuando nos dejan rezar un
poco aquellos que tienen tanta música hay que pedir que bajen un poco), cuando nos dejan
rezar y podemos hablar con él, miramos los problemas que tenemos de otra manera; no, no los
negamos, pero nos damos cuenta que él es nuestra fuerza, porque es amigo, él es nuestro roca
porque es un Dios fiel; él es nuestro bastón porque es un Dios cercano, que se pone a la mano
para ayudarnos. Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate señor ir en medio de
nosotros. Nosotros también le decimos como Moisés eso: Dígnate ir en medio de mi vida de mi
familia, de mi trabajo, de mi necesidad de ser alguien en la vida; de poder superarme, de
aprender a ser digno, de perdonar, de ser perdonado, dígnate ir en medio. Dígnate de ir en
medio de mis ganas de ser persona buena, un buen cristiano; dígnate ir medio de mi familia que
tiene este problema, el chico enfermo, una falta de unidad quizá entre el esposo y la esposa;
una cierta vagancia, una falta de superación. Dígnate ir en medio para animarnos, para darnos
fuerza, para levantarnos, para seguir adelante. Dígnate de ir en medio para sanar los vínculos de
nuestro hogar. Dígnate de ir en medio para hacernos mejores, capaces de superarnos, más
solidarios, más justos; dígnate ir medio. Eso se lo pedimos al señor, como Moisés, con Moisés,
es verdad que somos un pueblo medio rebelde, no somos coherentes con nuestra fe pero
perdona nuestra culpa y nuestro pecado y conviértenos en tu familia, en tu herencia.
Miren que linda adoración de Moisés y cómo la podemos hacer nuestra. Si realmente me
has brindado tu amistad, dígnate señor ir medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo
obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado y conviértenos en tu herencia, en tu
familia, en algo tuyo. Somos la familia, la herencia de Dios.
Esto, al contemplar al Señor de Sumalao tiene que traducirse, queridos hermanos,
también en un compromiso. Escuchábamos a Pablo que les decía a los cristianos de Corinto.
“alégrense, alégrense, no estén tristes, alégrense. Trabajen por alcanzar la perfección, trabajen
por ser buenos cristianos, trabajen por ser buenos en la familia, trabajen por ser buenos en sus
pueblos, trabajen por ser buenos en su profesión, trabajen por ser buenos padres, buenas
madres, buenos hijos, buenos estudiantes. Anímense los unos a los otros, no se destruyan
hablando mal, al contrario, anímense, aliéntense. Vivan en armonía y en paz. Salúdense.
Venimos aquí al Señor del Sumalao. Qué importante es llenar el corazón de estos sen--
de estos sentimientos que el señor pone en nosotros o ¡quiere poner en nosotros!. Le rezamos
como Moisés, pero abramos también el corazón como nos pide Pablo para poder ser un poquito
mejores cristianos. Traemos una necesidad, escuchemos lo que Dios nos quiere decir, y
llevemos un compromiso: de llevar alegría, de trabajar por ser mejores, por ayudarnos los unos
18
a los otros, para vivir en paz unos con otros; y entonces podremos ser signos de la presencia de
Dios.
Venimos porque creemos en Dios. Dios que es familia: Padre, hijo y espíritu santo.
Vayamos dispuestos a ser familia, a ayudarnos animándonos los unos a los otros.
Hoy es el día del Padre, queremos saludarlos, en nombre del padre Pablo, mío, a todos
los papas. Y decirles con el corazón en la mano que les deseamos una paternidad responsable,
alegre, que sean verdaderos testigos del padre Dios grande de sus hijos, que no tengan miedo
de vivir la paternidad. Que Dios bendiga a todos los papas, para que haya un reflejo del rostro
paterno de Dios; que Dios los haga fuertes, que les permita en este día gozar de ser esposos, y
de ser padres junto con sus esposas y con sus hijos. Que el Señor de Sumalao, a quien
contemplamos, nos devuelva al hogar con verdadero ánimo”.