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SUPERANDO BARRERAS SUPERANDO BARRERAS SUPERANDO BARRERAS SUPERANDO BARRERAS II Encuentro Fipse sobre investigación II Encuentro Fipse sobre investigación II Encuentro Fipse sobre investigación II Encuentro Fipse sobre investigación social en Vih/sida social en Vih/sida social en Vih/sida social en Vih/sida Libro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y Paneles Libro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y Paneles Libro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y Paneles Libro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y Paneles

SUPERANDO BARRERASSUPERANDO BARRERAS … · - La importancia de potenciar habilidades para afrontar el estigma en las personas con Vih. M. J. Fuster, J. M. Gutiérrez, D. Blázquez

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  • SUPERANDO BARRERASSUPERANDO BARRERASSUPERANDO BARRERASSUPERANDO BARRERAS

    II Encuentro Fipse sobre investigacin II Encuentro Fipse sobre investigacin II Encuentro Fipse sobre investigacin II Encuentro Fipse sobre investigacin

    social en Vih/sidasocial en Vih/sidasocial en Vih/sidasocial en Vih/sida

    Libro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y PanelesLibro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y PanelesLibro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y PanelesLibro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y Paneles

  • Cdigo/n. de expediente: 09/5751

    Compiladores:

    Sonia Mayordomo Arrate Agirrezabal

    Ainara Arnoso Arantxa Arrillaga

    Jos Ramn Bueno Jos Fernndez-Quero

    Maria Jos Fuster Maider Larraaga

    Ana Lpez Ziga Maite Manzanera

    Fernando Molero Garbie Ortiz

    Teresa Robledo Eneko Sansinenea

    Jos Francisco Valencia Amaia Vitoria

    Daniel Zulaika

    Ejemplar gratuito

    ISBN: 978-84-691-9053-1

  • 3

    INVITACIN

    Bienvenidos a San Sebastin. Es un placer para nosotros invitarle a participar

    en el II Encuentro Fipse sobre Investigacin Social en Vih/sida.

    La Facultad de Psicologa de la Universidad del Pas Vasco junto con la

    Fundacin para la Investigacin y la Prevencin del Sida en Espaa (FIPSE) y

    la Asociacin de lucha contra el Sida T4 Elkartea, adems de diferentes

    entidades colaboradoras tales como el Ministerio de Sanidad y Consumo, el

    Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, SEISIDA, la UNED, la

    Universidad de Valencia y CESIDA, se enorgullecen de acoger este II

    Encuentro que deseamos sea ms que un encuentro cientfico: Esperamos que

    sea una oportunidad para estar juntos, discutir ideas e intercambiar puntos de

    vista en un contexto propicio para ello.

    Con el fin de conseguir este objetivo, el comit organizador ha intentado crear

    un contexto estimulante para la discusin abierta, que sirva para conocer a

    otros colegas y saber de sus trabajos.

    Recogiendo el testigo del I Encuentro celebrado en Valencia en el ao 2006,

    organizamos este II Encuentro en el Pas Vasco con el deseo de que los temas

    tratados en ste sean de especial relevancia en lo que compete a la

    investigacin social en Vih/sida.

    Le agradecemos su asistencia a este encuentro y esperamos que disfrute de

    l, as como de la maravillosa ciudad que lo acoge: San Sebastin.

    Muchas gracias y bienvenidos a San Sebastin

    Mila esker eta ongi etorri Donostiara

    El Comit Cientfico y Organizador

  • 4

    INDICE

    Pg

    CONFERENCIAS

    Conferencia Inaugural: ICW, la herramienta mundial de las Mujeres

    Positivas para enfrentar el SIDA y superar barreras. Patricia Prez (ICW Latina) ......... 12

    Conferencia de Clausura: Social research: AIDS and other emerging

    infectious diseases. Helene Joffe (University College London) ......................................... 20

    PONENCIAS

    Mesa 1: Prevencin en poblaciones ms expuestas (Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)

    - El genocidio carcelario vinculado a la pandemia del sida. Ejemplo histrico

    de ineficacia preventiva. Csar Manzanos (UPV/EHU) ................................................. 28

    - Polticas basadas en evidencias o evidencias basadas en polticas: El

    desarrollo de los programas de reduccin de daos dirigidos a personas

    usuarias de drogas por va parenteral. Joan Trujols (H. Santa Creu i Sant Pau) .............. 39

    - Motivaciones que llevan a hombres que tienen sexo con hombres a tener

    prcticas sexuales de alto riesgo. Percy Fernndez (Stop Sida) ................................... 52

    - Desigualdades en salud segn origen geogrfico y gnero: asignatura

    pendiente en la investigacin de polticas pblicas y salud. Elena Rodrguez

    (UPV/EHU - Munduko Medikuak) ................................................................................... 62

    Mesa 2: Salud y Calidad de Vida (Maria Jos Fuster y Eneko Sansinenea)

    - Adhesin al tratamiento antirretroviral: evaluacin e intervencin. Albert

    Tuldr (Fundacin Luita contra la Sida)............................................................................ 75

    - Vivir con Sida: claves para el afrontamiento de una enfermedad

    estigmatizada. Rafael Ballester (Universidad Jaume I) .................................................... 77

    - Determinantes psicosociales de la Calidad de Vida Relacionada con la

    Salud en personas viviendo con el VIH y Sida. Eduardo Remor (UAM)....................... 88

    Mesa 3: Epidemiologa Social, Exclusin y Estigma (Amaia Vitoria y Garbie Ortiz)

    - El papel de la identidad grupal en el afrontamiento del estigma asociado al

    Vih. Fernando Molero y Maria Jos Fuster (UNED) ........................................................... 93

    - Anlisis de la situacin laboral de las personas con VIH. Jos Valencia

    (UPV/EHU) y Arrate Agirrezabal (Asociacin T4 Elkartea) .................................................. 101

    - VIH y Derechos de la persona. Josefina Alventosa (Universidad de Valencia) ................ 112

  • 5

    Pg

    Mesa 4: identidad y Representaciones Sociales (Jos Fernndez-Quero y Luis Guerra)

    - Identidad seropositiva VIH+? Anlisis de las historias de vida de personas

    que viven con el VIH. Jos Ramn Bueno y Amparo Madrigal (U. de Valencia) ..................124

    - Subjetividad y enfermedad. Vivencias y retos en el VIH/sida segn sus

    protagonistas. Lierni Irizar (Observatorio de DDHH de Red2002) ......................................134

    - El sida de carne y hueso. Fermn Apezteguia (El Correo).............................................145

    COMUNICACIONES ORALES

    rea de Prevencin en poblaciones ms expuestas (Jos Fernndez-Quero)

    - Implementacin del test rpido de deteccin de anticuerpos anti-Vih en

    poblaciones renuentes en acudir a la red normalizada. R. Esteso (Mdicos del

    Mundo)...................................................................................................................153

    - Prueba rpida de deteccin del Vih en la calle como estrategia preventiva

    en varones homosexuales inmigrantes. J. lvarez, J. Delgado, J. Gutirrez, J.

    Hoyos, J. del Romero, C. Rodrguez, A. Martnez, M. I. Menca, R. Pino, J. Montero, M.

    Neira, M. Suarez, M. J. Belza y L. de la Fuente (Madrid Positivo - H. Cruces - ISCIII - Plan

    Nacional sobre el SIDA - CIBERESP - C. S. Sandoval).......................................................155

    - Prevencin, diagnstico y tratamiento del Vih en drogo dependientes

    inmigrantes sin hogar. J. lvarez, J. Gutirrez, J. del Romero, A. Martnez, M. I.

    Menca, R. Pino, J. Montero, I. Lpez, M. Garca, A. Prez, J. Garca, C. Ortiz, D. Mndez y

    A. Marn (Madrid Positivo C. S. Sandoval).....................................................................165

    - Perfil de los clientes de trabajadores masculinos del sexo en Barcelona. L.

    Villegas y K. Zaragoza (Stop sida) .................................................................................169

    - Personas que ejercen la prostitucin y clientes qu papel tienen en la

    prevencin del Vih? A. Montejo, M. A. del Olmo, I. A. Dafina y R. Bustamante

    (Asociacin In Gnero) ...............................................................................................178

    rea de Prevencin sexual (Sonia Mayordomo)

    - Es el sexismo una barrera para la prevencin? E. Goiburu, S. Ubillos y M.

    Martn (Lahia-Nahia Sexologia Elkartea) .........................................................................187

    - Diagnstico de intervenciones grupales de las ONG/sida para la

    prevencin del VIH/sida entre jvenes escolarizados. M. J. Len, J. Lozano y D.

    Paricio (SIDA STUDI).................................................................................................188

    - Proyecto de investigacin sobre la promocin de la salud sexual de

    adolescentes para la prevencin del VIH. A. Pascual (Asociacin Amigos) ..................199

    - Qu resulta ms eficaz en la prevencin del VIH-Sida? Anlisis diferencial

    de distintas estrategias de intervencin para la promocin de la realizacin

    de las pruebas de anticuerpos de VIH en poblacin joven. C. Gimnez, R.

    Ballester, M. D. Gil, E. Ruiz y C. Cass (Universidad Jaume I Universidad de Valencia) ...........214

  • 6

    Pg

    - Una respuesta eficaz ante el aumento de vih y otras itss: estrategia de

    prevencin integral. S. Ubillos, E. Goiburu y M. Martn (Lahia-Nahia Sexologia Elkartea)...... 224

    rea de Epidemiologa Social, salud y calidad de vida (Luis Guerra)

    - Factores protectores de la salud en el estrs y la estigmatizacin: el papel

    de la autorrealizacin y afecto positivo en personas que viven con el

    Vih/sida. E. Sansinenea, A. Agirrezabal, J. F. Valencia, A. Muela, A. M. Lpez y M. J.

    Fuster (UPV/EHU Asociacin T4 Elkargoa) .................................................................. 226

    - Evaluacin de la calidad de vida en el trabajo de las personas con Vih/sida.

    M. Ruzafa, L. Lpez-Iborra y M. Madrigal (Universidad de Murcia)........................................ 236

    - Factores explicativos de la calidad de vida en las personas que ejercen

    prostitucin. R. Pinedo y B. Orgaz (ACLAD y Universidad de Salamanca)........................... 247

    - La promocin de prcticas saludables en el contexto de las consultas

    hospitalarias. F. Villaamil, M. I. Jociles, A. Calvo, A. Burgos, F. Lores y L. Tejado

    (Universidad Complutense de Madrid) ........................................................................... 255

    - Incremento de las prcticas de riesgo en los jvenes: ltimas tendencias en

    el uso del preservativo. C. Cass, R. Ballester, M. D. Gil, C. Gimnez y S. Gmez

    (Universidad Jaume I Universidad de Valencia) ............................................................. 268

    rea Exclusin social y estigma (Fernando Molero)

    - Las implicaciones de la ocultacin y su posible papel como estrategia de

    afrontamiento del estigma asociado al Vih. L. Gil de Montes, M. J. Fuster, F.

    Molero, S. Ubillos y A. Agirrezabal (UPV/EHU UNED U. Burgos CESIDA)....................... 280

    - La importancia de potenciar habilidades para afrontar el estigma en las

    personas con Vih. M. J. Fuster, J. M. Gutirrez, D. Blzquez y J. Fernndez-Quero

    (CESIDA UNIVERSIDAD CARLOS III) ........................................................................ 290

    - Dimensiones de personalidad asociadas a la empata y solidaridad hacia

    las personas afectadas por Vih. S. Gmez, R. Ballester, M. D. Gil, E. Ruiz y B. Gil

    (Universidad Jaume I) ............................................................................................... 292

    - Estigma y comunicacin al entorno en poblacin inmigrante residente en

    Espaa. L. Estvez, A. Guionnet, B. R. Navaza, M. Navarro, J. A. Prez-Molina y R.

    Lpez-Vlez (Asociacin para el estudio de las enfermedades infecciosas) ............................ 301

    - Exclusin social, soledad y vulnerabilidad al Vih/sida en personas que

    ejercen prostitucin. R. Pinedo y B. Orgaz (ACLAD y Universidad de Salamanca) .............. 309

  • 7

    Pg

    rea Estructuras sociales de apoyo (Ana L. Zuiga)

    - El centro joven de anticoncepcin y sexualidad de Madrid (CJAS): un

    modelo de integracin de programas de prevencin de Vih/sida en un

    servicio de Planificacin Familiar para jvenes. A. Garca, L. Garca, R. Hurtado y

    F. Pastor (Asociacin de planificacin familiar de Madrid)................................................... 319

    - Prevenir para disfrutar: proceso de creacin de una nueva intervencin

    educativa de prevencin de Vih dirigida a jvenes (2008). F. Costa, J. Bertran,

    N. Bertran y D. Paricio (SIDA STUDI) ............................................................................ 323

    - Entrenamiento en gestin emocional y de conflictos en un grupo de

    personas con Vih. Protegiendo el sistema inmunitario. M. Arredondo (ABD) ............ 333

    - Empoderamiento de los trabajadores masculinos del sexo y su proceso en

    una ong gay de prevencin de Vih/sida. L. Villegas y K. Zaragoza (Stop sida).............. 343

    - Superando la pena privativa de libertad: personas presas, grupos de apoyo

    y acciones para propiciar la incorporacin en la comunidad. V. Arteaga, V.

    Hernndez, J. M. Loizaga (Comisin ciudadana antisida de lava) ....................................... 353

    rea Identidad y Representaciones sociales (Arrate Agirrezabal)

    - Padecimiento y estigma social: valoracin crtica sobre los efectos de los

    enfoques psico-mdicos en la atencin a personas con Vih. F. Lores

    (Universidad Complutense de Madrid) ........................................................................... 364

    - Experiencias y significados de vivir con el VIH en un grupo de hombres que

    tienen sexo con hombres. A. Morales, P. Fernndez y K. Zaragoza (Stop Sida) ............... 376

    - Representaciones Sociales de la Adherencia al Tratamiento en Pacientes

    de VIH. A. Pereira (Universidad de Valencia) ................................................................ 388

    - Identidad sexual, personas con discapacidad y sida. P. Heras (U. Miguel

    Hernndez) ............................................................................................................ 396

    - frica, sangre y Vih: representaciones socio-culturales de la prueba

    diagnstica. B. R. Navaza, A. Guionnet, M. Navarro, L. Estvez, J.A. Prez-Molina y R.

    Lpez-Vlez (Unidad de Medicina Tropical y Parasitologa Clnica)....................................... 406

    PANELES

    rea Prevencin en poblaciones ms expuestas (Ana Zuiga y Maider Larraaga)

    - Informarse es cuidarse: programa de prevencin de riesgos asociados al

    consumo de alcohol y otras drogas dirigido a personas con vih y/o

    coinfectadas. U. Garca y M. Bilbao (Itxarobide) ........................................................... 415

  • 8

    Pg

    - Cmo nos cuidamos nosotras frente a las drogas?: gua web para la

    reduccin de los riesgos asociados al consumo de drogas dirigida a

    mujeres usuarias. P. Insa y M. Lled (UPV/EHU - Osasun Ekintza).................................417

    - Relacin entre el consumo de drogas y riesgo de infeccin por VIH entre

    mujeres jvenes de bajos recursos y sus parejas sexuales de la provincia

    de Buenos Aires. P. Insa, M. Lled, M. Vzquez, S. Cahn y A. Cosovschi (UPV/EHU -

    Osasun Ekintza - Fundacin Husped de Buenos Aires) .....................................................418

    rea de Prevencin sexual (Ana Zuiga y Maider Larraaga)

    - Arte y Sexos. La prevencin del VIH desde en el Arte Contemporneo. M.

    Garca Ruiz y M. Mentol (Consejo de la juventud de Asturias - Espacio de Creacin y

    Didctica.) ...............................................................................................................420

    - Taller de Educacin Sexual con Arte. M. Garca Ruiz (Consejo de la juventud de

    Asturias) .................................................................................................................428

    - Una Educacin Sexual de Cine. M. Garca Ruiz (Consejo de la juventud de Asturias) .......434

    - Retomemos. Una propuesta Sextimental. N. Jimnez y J. C. Melero (Edex).................443

    - La salud sexual y el placer de cuidares: una herramienta de prevencin en

    la trasmisin sexual del Vih. R. Mateu y P. Domingo (C. de Salud Sexual de Torrent) ........452

    - Los peligros del prejuicio y el sexismo realmente nos hacen vulnerables

    frente al vih? S. Mayordomo y S. Ubillos (UPV/EHU Universidad de Burgos) .....................455

    - Proyecto de prevencin del Vih/sida e Itss con poblacin inmigrante en

    Andaluca, Madrid y Catalua. A. Menndez, M. Arredondo y M. Coromina (ABD) ............456

    - Metodologa de un programa preventivo adaptado a inmigrantes. M. Navarro,

    B. R. Navaza, A. Guionnet, L. Estvez, J. A. Prez-Molina, R. Lpez-Vlez (Asociacin para

    el estudio de las enfermedades infecciosas) ....................................................................458

    - Proyecto LUA: atencin socio-sanitaria a trabajador@s del sexo. R. Pinedo,

    P. Ruiz y M. Martn Monge (ACLAD) ..............................................................................463

    - Conocimientos y actitudes de estudiantes universitarios frente al Vih/sida.

    Chiclayo, Lambayeque- Per. 2008. M. Tello (Universidad Catlica Santo Toribio de

    Mogrovejo) ..............................................................................................................472

    - Los beneficios de la satisfaccin sexual en la salud: medida de proteccin

    frente al vih? S. Ubillos y S. Mayordomo (Universidad de Burgos UPV/EHU) .....................478

    rea de Epidemiologa social y Calidad de vida (Ana Zuiga y Maider Larraaga)

    - Fiabilidad y validez de una escala de calidad de vida MOS-SF-30 con una

    muestra de personas con infeccin del Vih. A. Agirrezabal, A. Salaverria, M. J.

    Fuster y J. Valencia (T4 y CESIDA - Hospital Donostia - UNED - UPV/EHU) ............................481

  • 9

    Pg

    - Vivir con el VIH: El Sndrome de Lzaro. A. Alcntara, T. Puig, A. Caballero, E.

    Cabrera y T. Moreno (Hospital Universitario Arnau - Hospital Santa Mara) ............................. 492

    - Calidad de vida de los pacientes con VIH/SIDA residentes en casas de

    acogida. E. lvarez, R. Pinedo, L. Pian y P. Ruiz (C. de Acogida Miguel Ruiz de Temio) ...... 498

    - Grupos Psicoeducativos con pacientes VIH+ y familiares en el medio

    hospitalario: Herramienta para la promocin de la salud. M. R. Arias, M.

    Paredes, N. Pons y G. Soler (Hospital General de l`Hospitalet)............................................ 499

    - Abordaje grupal en el Vih. M. R. Arias, M. Paredes, N. Pons y G. Soler (Hospital

    General de l`Hospitalet) ............................................................................................. 502

    - La familia y el nio infectado por Vih. M. Collado, M. J. Zurutuza, M. Apilnez y J.

    Echeverra (Hospital Donostia) .................................................................................... 504

    - Caracterizacin de la epidemia del VIH entre mujeres embarazadas del

    Departamento de Baja Verapaz (Guatemala) mediante participacin activa

    de la sociedad civil organizada. Resultados Preliminares. T. Drummond, F. Job,

    T. Blasco, L. Otero, M. Daz, G. Gonzlez, E. Hernndez y P. Aparicio (ISCIII - ASECSA -

    Departamento de salud de Baja Verapaz) ...................................................................... 507

    - Enfermera en dispositivo mvil: adherencia y TARGA en poblacin sin

    hogar drogodependiente. M. Menca, R. Pino, J. Gutirrez, J. lvarez y A. Martnez

    (Asociacin Madrid Positivo) ....................................................................................... 515

    - Conductas de riesgo y prevalencia de VIH/SIDA y otras ITS en hombres,

    transexuales y travestis que ejercen prostitucin. P. Ruiz y R. Pinedo (ACLAD) ......... 521

    - Centro de incorporacin social para personas infectadas o afectadas por

    Vih-sida en situacin de grave exclusin. I. Santos, L. Ruiz y F. Renedo (Asoc. T4) ...... 527

    - Importancia de la investigacin social en vih: aportes desde la

    epidemiologa social. A. Vitoria y A. Tapia (Plan Nacional sobre el Sida) .......................... 532

    rea de Exclusin social y estigma (Ana Zuiga y Maider Larraaga)

    - Hacia una integracin socio-laboral de las personas portadoras de vih/sida:

    un estudio sobre la identificacin de las necesidades laborales y la actitud

    empresarial. A. Agirrezabal, S. Mayordomo, M. J. Fuster, J. Valencia, E. Sansinenea, J.

    Fernndez-Quero, F. Molero y A. Oller (CESIDA - UPV/EHU - UNED - Hepta C)...................... 539

    - La implicacin en la accin colectiva como factor protector del estigma

    asociado al Vih. M. J. Fuster, F. Molero, E. Sansinenea, S. Mayordomo, J. Valencia y R.

    Fuster (UNED - CESIDA - UPV/EHU)............................................................................ 540

  • 10

    Pg

    - Estudio de aproximacin a los problemas de insercin laboral de las

    personas Vih+. J. C. Gmez, C. Alonso, A. Cueto, M. de Gregorio, E. Emeric, A.

    Fernndez de Alba, R. Fernndez, A. Gonzlez, N. Guerra, V. Hernndez, J. Huarte, B.

    Lpez, C. Martn, M. Melgosa, E. Martnez, L. Remn, R. Requeni, M. Snchez y C.

    Sanclemente (Comit Ciudadano Anti-Sida de la Comunidad Valenciana) .............................. 542

    - El sida: un caso de exclusin o de prestacin social obligatoria? Un

    debate sobre el futuro del estado del bienestar en Europa. C. Ortiz de

    Landzuri (Universidad de Navarra).............................................................................. 552

    - Asesora jurdica para personas con Vih/sida. L. Ruiz, G. Mazuela, J. Tallada, B.

    Hernndez y L. Irizar (Observatorio de Derechos Humanos y VIH/SIDA de la Red2002) ............ 563

    rea Estructuras sociales de apoyo (Ana Zuiga y Maider Larraaga)

    - Lucha contra el sida y otras enfermedades asociadas en Centroamrica y

    el Caribe. T. Drummond, F. Job, T. Blasco, L. Otero, M. Morillo y P. Aparicio (ISCIII -

    Asamblea de Cooperacin por la Paz)........................................................................... 572

    - Atsedena: recurso social de carcter temporal e intervencin sociosanitaria

    especializada en Vih/sida. I. Etxebarria y A. Ortiz de Zarate (Asociacin T4 Elkartea) ........ 580

    - Programa de apoyo a personas viviendo con el Vih y el Vhc. U. Garca, M.

    Bilbao y A. Agirrezabal (Itxarobide) ............................................................................... 589

    - Luca, una nia triste que cosa punto de cruz. Una historia de caso. A.

    Gurruchaga (Asociacin T4 Elkartea) ............................................................................ 591

    - T4: 15 aos de experiencia en auto-apoyo. A. Gurruchaga, A. L. Zuiga, M.

    Imbert, M. Tapia y A. Agirrezabal (Asociacin T4 Elkartea) ................................................. 598

    - 10 aos de vida. Casa de acogida Miguel Ruiz de Temio. L. Pian, E.

    lvarez, P. Ruiz y R. Pinedo (C. Acogida Miguel Ruiz de Temio) ........................................ 599

    - Programa GALIA: necesidad de intervencin en VIH/SIDA/ITS con jvenes.

    E. Tizn, L. Monsalve, M. V. Jimeno (FUNDADEPS)......................................................... 600

    rea Identidad y representaciones sociales (Ana Zuiga y Maider Larraaga)

    - Sida y riesgo de exclusin. A. Garca (Universidad de Murcia) ..................................... 606

    - A pelo gritao: Estudio Cualitativo sobre Vulnerabilidades, Violencias y

    Calidad de vida en mujeres seropositivas. M. L. Garca, M. Maragall, M. Pineda, N.

    Sol y M. J. Vzquez (Asociacin Creacin Positiva) ........................................................ 616

  • 11

    Conferencias Inaugural Conferencias Inaugural Conferencias Inaugural Conferencias Inaugural y de Clausuray de Clausuray de Clausuray de Clausura

  • 12

    ICW , L A H ER RAM IE N TA M UN DIAL DE LAS MU JE RE S POS ITIV AS P AR A E N FRE N TA R EL S IDA Y SU PER AR

    B ARR ER AS

    1P. Prez

    International Community of Women living with AIDS (ICW)

    Cuando los organizadores de este encuentro tuvieron la deferencia de invitarme, me

    impusieron el lema Superando Barreras y me propusieron que exponga ante ustedes

    en al apertura, de inmediato pens: si de superar barreras se trata, ICW es una buena

    manera de hacerlo que las Mujeres que Vivimos con VIH o SIDA en el mundo estamos

    construyendo. Estar lindo hablar en el Pas Vasco de nuestras experiencias. All

    donde a diario se enfrentan a enormes desafos, seguro aprender ms de lo que ellos

    lo hagan. Y aqu estoy, agradecida de esta experiencia compartida con todos ustedes.

    Voy en un principio, a contarles sobre la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo

    con VIH/SIDA (ICW) y los motivos por los cuales la fundamos para, precisamente,

    superar barreras.

    De todas maneras, en unos instantes hemos de compartir un DVD con esta historia,

    que adems, incorporaremos al material bibliogrfico que les ser entregado.

    La Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/SIDA (ICW) es la nica red

    internacional dirigida e integrada por mujeres VIH+.

    Fue creada respondiendo a las desesperadas faltas de apoyo, informacin y servicios

    disponibles para las mujeres+ de todo el mundo. Naci, tambin, para promover la

    participacin de las mujeres+ en los espacios donde se debaten las polticas pblicas

    y se toman las decisiones que influyen en la vida de miles de personas que conviven

    con el virus.

    Nuestros objetivos: reunir a mujeres+ para hacerle frente a los problemas que nos

    afectan; asegurar que nuestras voces se oigan; actuar como fuente de informacin

    mdica, legal y social; desafiar la discriminacin y estigmatizacin; denunciar la

    violacin de nuestros derechos como mujeres viviendo con VIH/SIDA; alentar la

    adquisicin de confianza en nosotras mismas.

    1 [email protected]

  • 13

    Las fundadoras de ICW somos un grupo de 30 mujeres positivas de distintos pases

    que nos conocimos la 8va. Conferencia Internacional de SIDA, Amsterdam, 1992.

    Hemos redactado la "Declaracin de 12 Principios", convertida en la filosofa de

    nuestra organizacin.

    Estas 12 declaraciones fueron acordadas durante el 1 Encuentro de ICW en

    msterdam en 1992. Fue la primera vez que mujeres seropositivas de todo el

    mundo nos reunimos y expresamos nuestras necesidades. Estos son los cimientos

    sobre los que est construida la ICW"

    1. NECESITAMOS nimo de apoyo para desarrollar las redes y los grupos de

    autoayudas.

    2. NECESITAMOS que la prensa nos muestre de manera realista y sin

    estigmatizarnos.

    3. NECESITAMOS acceso fcil y asequible a los servicios de salud integral

    (convencionales y complementarios) e investigacin acerca de cmo el virus afecta

    a la mujer.

    4. NECESITAMOS financiacin para ms servicios que disminuyan nuestro

    aislamiento y que cumplan con nuestras necesidades bsicas. Todos los fondos

    que nos sean destinados deben estar supervisados para asegurar que los

    recibimos.

    5. NECESITAMOS el derecho a ser respetadas y apoyadas en nuestra decisin

    sobre la reproduccin y sobre el derecho a tener o no tener hijos.

    6. NECESITAMOS el reconocimiento del derecho a la atencin de nuestros hijos

    hurfanos y a la importancia de nuestro papel como padres.

    7. NECESITAMOS educacin y capacitacin a los proveedores de asistencia

    sanitaria y a la comunidad en general sobre los riesgos en la mujer y nuestras

    necesidades. Informacin actualizada y precisa sobre todos los problemas que

    afectan a las mujeres viviendo con VIH debera estar disponible de manera fcil y

    gratuita.

    8. NECESITAMOS el reconocimiento de los derechos fundamentales de toda mujer

    viviendo con VIH/SIDA particularmente para la mujer en prisin, la usuaria de

    drogas y la profesional del sexo. Incluir en los derechos fundamentales la vivienda,

    el empleo y el viaje sin restricciones.

    9. NECESITAMOS investigacin sobre la transmisin del virus en la mujer, incluido la

    transmisin de mujer a mujer; reconocimiento y apoyo a las lesbianas con

    VIH/SIDA.

    10. NECESITAMOS el poder para tomar decisiones y ser consultadas a todo nivel

    sobre las polticas y programas que nos afectan.

  • 14

    11. NECESITAMOS apoyo financiero para las mujeres viviendo con VIH/SIDA en los

    pases en vas de desarrollo para ayudarlas a ser independientes econmicamente

    y a nivel personal.

    12. NECESITAMOS incluir en cualquier definicin de SIDA los sntomas y

    manifestaciones clnicas especificas de la mujer.

    Hoy ICW tiene desarrollo en 57 pases de los 5 continentes, presencia y contacto en

    130 pases y la membresa est compuesta por ms de 10.500 mujeres positivas.

    Todos los servicios que se brindan son de carcter confidencial y gratuito.

    Otras estrategias para enfrentar el SIDA

    Entre las ms destacadas estrategias de la organizacin en Latinoamrica y Caribe,

    podemos mencionar, para las acciones de prevencin, la edicin de dos Discos

    Compactos con msica y mensajes de prevencin del VIH, grabado por artistas de la

    talla de Daniela Mrcury, Rubn Blades, La Ley, Rata Blanca, Bacilos, Alejandro

    Lerner, Tania Libertad, Pablo Milans, Julieta Venegas, entre otros, que se ha

    distribuido de manera gratuita, por los 20 pases donde se asientan los Captulos

    Nacionales de ICW Latina.

    Por qu tomamos la iniciativa de utilizar el arte como herramienta de prevencin?

    Quisimos llegar a las personas comunes, con mensajes sobre el SIDA desde quienes

    son escuchados por esas personas. Si un difcil mensaje sobre como cuidarse para

    evitar la infeccin, lo emite un especialista en SIDA, la distancia entre mensaje y

    receptor se multiplica, de esta manera, llegamos a los hogares con la msica y los

    mensajes, de la mano de los artistas populares. As, tenemos una oportunidad mejor

    para lograr el objetivo preventivo.

    Instrumentos Polticos para abordar un problema Pol tico

    Desde el ao 2006, ICW Latina forma parte de la Coalicin de Primeras Damas y

    Mujeres Lderes de Latinoamrica y Caribe, sobre Mujer y SIDA, ejerciendo la

    Vicepresidencia de este espacio, que es un instrumento muy novedoso para la

    incidencia poltica y la articulacin con mas de 300 mujeres lderes de la regin, entre

    las que se destacan Ministras, Embajadoras, Funcionarias de Gobierno, Legisladoras

    y las Primeras Damas y Esposas de Presidentes de Honduras, Colombia, Dominicana,

    Panam, Mxico, Blice, Guatemala, El Salvador, entre otras.

    Nos hemos sumado a construir este espacio, pues entendemos que a estas alturas, la

    accin contra el SIDA reviste un profundo carcter Poltico, con maysculas y es en

    ese plano donde ICW Latina se ha propuesto actuar, para romper las barreras de

  • 15

    aislamiento tpicas de los sectores que, ensimismados en su tarea, no logran convocar

    al conjunto de actores para una mejor consecucin de sus objetivos.

    Otro grupo de acciones para superar barreras y evitar el aislamiento en el que se da la

    accin contra el SIDA, que desde nuestra visin en ICW, no debe seguir siendo

    patrimonio de los especialistas, es la generacin de una Respuesta Social Mundial

    Multisectorial que ample los campos de accin y sume a los actores sociales que an

    no han sido convocados. Para ello, estamos realizando actividades de

    Responsabilidad Social Empresaria, Poltica, Sindical, y tambin estamos sumando a

    Intelectuales, Artistas, Deportistas en actividades que tengan como base un tema

    relacionado al SIDA, pero que permita que se sumen quienes no hacen de la accin

    contra del SIDA su actividad permanente. En Buenos Aires, el ltimo 24 de

    noviembre, reunimos a ms de 300 de estas personalidades en una cena y de la que

    aqu les cuento:

    "Ampliando la respuesta social al SIDA"

    El pasado lunes 24, se produjo un hecho indito en Argentina. Por primera vez se

    reunieron en Buenos Aires, personalidades de las artes, la poltica, el deporte,

    sindicatos adheridos a CGT y CTA, el mundo empresarial y la cultura, junto a

    Dirigentes de la Sociedad Civil, Cientficos y Mdicos especialistas en VIH SIDA,

    quienes se sumaron para compartir una cena bajo la convocatoria de la Comunidad

    Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/SIDA, ICW Latina, y poder reflexionar sobre

    el gravsimo problema que el SIDA est causando en la Sociedad, en particular las

    mujeres, nias y adolescentes de Amrica Latina y el Caribe.

    Ver a funcionarios de las Naciones Unidas compartir mesas entre los 300 participantes

    con jugadores de ftbol de Boca Juniors, el ex rbitro Horacio Elizondo, la Primera

    Dama de Honduras Xiomara Castro de Zelaya llegada para el evento, a la madrina del

    evento, la actriz Mnica Ayos, que pas temprano pues ese da viajaba a EE UU, con

    Dirigentes de la Asociacin del Ftbol Argentino AFA, el ex Ministro de Salud, Gins

    Gonzlez Garca, comentando los temas del SIDA con referentes sociales como el

    nutricionista Alberto Cormillot, Daniela Mrcury, Piero, Fanny Mandelbaum, Carla

    Czurnodsky, Mariel Di lenarda, El Chavo Fuks, Horacio Pagani, Karin Kohen, Gabriela

    Rdice, representantes del Director del diario El Dia de la Plata; integrantes de

    distintos partidos politicos, como Democracia Cristiana, PRO, PJ; el Sr. Daniel Millacci

    Presidente de la CGE Confederacin General Econmica, Maria Lubertino y Pedro

    Mouratian del INADI, Universidad ISALUD, Agencias de Publicidad, Laboratorios

    Nacionales y extranjeros, Ejecutivos del Banco Macro, Nacin y Ciudad,

    intercambiando comentarios y opiniones con funcionarios representantes de la Casa

  • 16

    Rosada cercanos a la Seora Presidenta Cristina Fernndez, Embajadores,

    colaboradores del jefe comunal Sr. Macri y Diputados provinciales como Martn Ferr,

    cercano al Gobernador Daniel Scioli, y el presidente de la comisin de DDHH Dip.

    Ricardo Gorostiza, funcionarios del Instituto Nacional de Cine (INCAA) nos indica que

    el camino es correcto, pues todos han demostrado una gran madurez personal y

    poltica acudiendo al llamado que le hiciramos desde ICW Latina, con el espritu de

    dejar por tres horas sus diferencias en la puerta del Hotel Four Seasons y ayudarnos a

    nosotras, mujeres sencillas que un da vimos cambiar nuestras vidas para siempre con

    un resultado positivo de VIH, a que juntos, mejoremos la Respuesta Mundial al SIDA,

    en el espritu de los Tres Unos impulsado por ONUSIDA.

    Tenemos grandes esperanzas de haber contribuido con esta convocatoria a que

    podamos construir una agenda en comn entre Estado, Sociedad Civil, Dirigentes

    polticos, Empresarios, Actores Sociales y tomadores de decisiones de la Argentina,

    para que el SIDA deje de ganar esta partida como lo hace desde 25 aos atrs.

    Tambin nos acompaaron La Madres del Dolor y la YWCA, que siempre articula

    acciones con ICW Latina, dndole un muy significativo "multicolor" a este llamado y

    haciendo que debamos comprometer an mas esfuerzo en acciones futuras para

    profundizar la alianza de sectores que los Tres Unos de Naciones Unidas nos marca

    como rumbo para ampliar la respuesta social global a la epidemia.

    Las bases estn sentadas. El desafo ahora es el de acompaar a quienes han

    respondido a este llamado para que alienten a otros a sumarse y nos reciban en su

    mundo con la misma calidez que ellos lo han hecho. ICW latina les agradece y

    renueva el compromiso. Por las nias, adolescentes y mujeres que vivimos con VIH o

    SIDA en la regin y el mundo. Por toda la Humanidad.

    Esto decamos en los ltimos das de Noviembre sobre los resultados de esta

    convocatoria en Argentina, replicarla en otros pases, es un objetivo a alcanzar y

    desde all ampliar las estrategias para mejorar la respuesta mundial a la epidemia.

    Quiero detenerme, por ltimo a analizar con ustedes, otra de nuestras acciones de

    carcter poltico en la bsqueda de enfrentar la pandemia con posibilidades de xito,

    que es la campaa por la Paz, e intentar desde all interesarlos en la cuestin para que

    se sumen y nos acompaen.

    La Paz, un instrumento formidable para detener el S IDA y para superar barreras

    Por qu las mujeres VIH positivas deseamos la paz?

    A partir del lanzamiento de la campaa mundial: la PAZ como oportunidad para

    detener el SIDA, Mas Paz Menos SIDA, mujeres ligadas a ICW que vivimos con VIH

    de distintos lugares del mundo, con diversos contextos socioculturales y

  • 17

    socioeconmicos, decidimos elaborar este pequeo documento que vincula nuestra

    realidad cotidiana con la PAZ en tanto instrumento que nos permite superar

    antiqusimas barreras construidas a base de prejuicios, discriminaciones, estigmas y

    con el fin ltimo de ejercer un asfixiante dominio sobre nosotras, y hacer que, desde

    esta novedosa concepcin de la accin contra el SIDA, tengamos mayor participacin

    y visibilidad social y poltica y nos mejore la calidad de vida.

    Hoy lo presentamos, junto a otras estrategias contenidas en el libro y DVD Cdigo de

    Vida, en el Segundo encuentro FIPSE sobre investigacin social en VIH /SIDA.

    Paz en nuestros hogares:

    Cuando tenemos paz en nuestros hogares y vivimos sin experimentar violencia por

    parte de aquellas personas que se supone deberan darnos apoyo, nosotras

    florecemos y nuestros seres queridos prosperan. No tenemos miedo de comunicar

    nuestro diagnstico a nuestras familias y podemos buscar el tratamiento y cuidado que

    necesitamos. Nuestra salud sexual y reproductiva no se ve comprometida y podemos

    disfrutar de una vida sana y respetada, al tiempo que tomamos decisiones conjuntas

    sobre el embarazo y la crianza.

    Cuando l sabe que he ido al centro de salud a buscar medicacin, me golpea y me

    dice que le estoy avergonzando, que demuestro a todo el mundo que estamos

    enfermos. Ahora tengo miedo de acudir a los servicios (Ongyanga 24 aos miembro

    de ICW Kenya).

    Paz en nuestras comunidades:

    Cuando tenemos paz en nuestras comunidades (y desde nuestro punto de vista esto

    no se refiere slo a la ausencia de guerras sino que significa tambin vivir sin estigma

    y discriminacin o temor al ostracismo de nuestras familias), podemos andar sin temor,

    ver a nuestros amigos y beneficiarnos de nuestro vecindario y los servicios locales. No

    tenemos que preocuparnos porque la gente nos seale con el dedo o evite a nuestros

    hijos, nuestros hogares y nuestros utensilios. Podemos as, aportar con nuestro

    potencial humano a mejorar nuestra propia Calidad de Vida y la de quienes nos

    rodean.

    Me despidieron en cuanto se enteraron y la mayora de mis supuestos amigos me

    dieron la espalda. Mi sueo, lo que yo era una enfermera reconocida, estimada por

    todos- se haba desvanecido. Ca en una depresin y me olvid de todo el mundo.

    (Carmela 39 aos miembro de ICW Mxico)

  • 18

    Quiero dar un mensaje a todos los nios y a todas las personas, decir que no

    discriminen a los nios y nias que vivimos con VIH/SIDA porque nos sentimos muy

    mal, porque tenemos el mismo alma y el mismo corazn y todos somos creados por

    Dios (Keren, 11 aos, miembro de ICW Honduras).

    Mis amiguitas no saben que tengo VIH, otras personas tampoco. Siento como una

    obligacin el tener que mentirles y por eso, cuando estuve con mi mam en un

    encuentro de ICW Argentina, me sent muy bien, porque saba que no iba a tener que

    mentir al respecto. Era la primera vez que estando con mujeres desconocidas, no tuve

    que mentir (Nicolle, 13 aos miembro de ICW, Argentina)

    Paz en nuestros pases:

    Cuando tenemos paz en nuestros pases, los recursos presupuestarios del Estado se

    canalizan hacia donde se necesitan de verdad. Por ejemplo, hacia los servicios de

    salud y de educacin. No corremos el riesgo de caer en espirales de pobreza que nos

    dejan sin opciones e incapaces de cuidar de nosotras mismas y de nuestros seres

    queridos. No somos expulsadas de nuestros hogares y nuestras redes de apoyo, y no

    tenemos que enfrentarnos a la posibilidad de ser utilizadas como armas de guerra.

    Promocionar la paz y el fin de los conflictos que ponen en peligro a mujeres y nios

    mediante la proliferacin domstica de armas, la implicacin de civiles inocentes y el

    uso de la violacin como arma de guerra (Llamada a la Accin de Nairobi 2007;

    Liderazgo de las Mujeres en VIH y sida, YWCA Mundial y presentacin de la Campaa

    Mas Paz Menos SIDA en Nairobi por parte de Maria Jos Vzquez , espaola,

    Presidenta de ICW Mundial)

    Pero en el llamamiento que hacemos no se trata slo de poner fin a la guerra como la

    entendemos tradicionalmente. Nuestros gobiernos entablan una especie de guerra

    contra las mujeres VIH positivas cuando sus polticas y acciones:

    - Minan nuestros derechos econmicos y por tanto nuestra habilidad para evitar

    riesgos.

    - Culpan a las mujeres VIH positivas de la diseminacin del virus cuando tenemos

    nios, pero no ofrecen el tratamiento y el cuidado necesarios para las mujeres

    embarazadas y las madres.

    - Promocionan el enfoque ABC, relacionado a la abstinencia o la fidelidad, pero no

    ofrecen apoyo para conseguir entornos ms equitativos donde sea posible que

    practiquemos ABC con nuestros compaeros sexuales, transformando este

    concepto en una forma ms de dominacin. El enfoque ABC ignora muchas otras

    desigualdades y realidades que afectan a la forma en que las personas toman

  • 19

    decisiones sobre sus prcticas sexuales, como la pobreza, las desigualdades

    laborales, as como actitudes segregacionistas en escuelas y comunidades.

    Promocionar el cuidado, apoyo, respeto y dignidad de las personas viviendo con

    VIH/SIDA ha sido evaluado como una estrategia tan importante en la prevencin del

    VIH, como la abstinencia o la fidelidad. (Berta, 38 aos miembro de ICW Guatemala)

    Cuando los gobiernos ofrezcan los recursos para apoyar un entorno que potencie

    nuestra habilidad para practicar la abstinencia si as lo deseamos, o tener una vida

    sexual saludable si as lo elegimos, entonces estaremos en mejores condiciones y

    empezaremos a ver, probablemente, una reversin de la epidemia del VIH.

    Paz en el mundo:

    Slo cuando la comunidad internacional reconozca la importancia de la paz a TODOS

    los niveles y su rol en eliminar el conflicto, la pobreza y las desigualdades podremos

    ver cambios globales significativos de amplio alcance en la epidemia del VIH. No slo

    veremos cmo disminuye el nmero de personas que deben enfrentarse a situaciones

    que les impidan protegerse de la infeccin por VIH sino que tambin aquellas

    personas que viven con VIH dejarn de sentir que tienen que esconderse.

    MILLONES DE NIAS ESTN MURIENDO ANTE NUESTROS OJOS. LOS

    NIVELES EN CONSTANTE AUMENTO DE NIAS Y JVENES VIH POSITIVAS

    ESTN PONIENDO ANTE EL MUNDO UN DILEMA MORAL CRTICO Y UNA

    RESPONSABILIDAD QUE EXIGE UN MAYOR LIDERAZGO QUE DEJE DE

    EMPLEAR LA RETRICA. LO QUE NECESITAMOS AHORA ES ORGANIZACIN

    PRCTICA Y ACCIN. (Mary Robinson, ex Primer Ministro de Irlanda y Embajadora

    de ICW)

    Por ltimo, convoco a los aqu presentes, a unirnos indisolublemente, superando toda

    barrera de prejuicio, afirmando que el SIDA es hoy, adems de un inmenso problema

    de Salud Pblica, un mas grande problema poltico que debe ser enfrentado por el

    conjunto de la Humanidad, sin demoras. Nos va la vida como especie en ello.

    Muchas gracias

  • 20

    S OCIAL RE S EAR CH: A IDS AND OTH ER EM ER GIN G INF E CTIOU S

    DIS EA SE S

    1Helene Joffe

    University College London

    INTRODUCTION

    The widely-held belief that antibiotics, together with vaccinations and public health

    measures, would end the threat of infectious disease in industrialized countries was

    dashed in the 1980s, particularly after the appearance of HIV / AIDS. The term

    emerging or re-emerging infectious diseases (EID) was coined in biomedical circles to

    encompass concerns about emerging infectious viruses and bacteria. Over the

    following years, the concept has gained widespread currency not only in biomedical

    circles, but also in the public sphere. EID include Ebola, AIDS, vCJD, Hepatitis C,

    SARS, avian influenza (HPAI) (H5N1) and MRSA, all of which have attracted

    widespread media attention.

    Globalisation and immigration, at both a materialist and constructionist level, play a

    major role in the spread of such diseases from place to place making them trans-

    national phenomena, rather than limited to particular countries. They have an

    unprecedented capacity to transcend national boundaries fast due to the swift travel of

    people, foodstuffs and other commodities (Wallerstein, 2004). Concomitant with this,

    past fears about infectious diseases spread from person to person and quarantine

    measures to prevent this are superseded by concerns about nation to nation

    transmission. With this, but as a discourse well preceding this, a key societal

    responses to AIDS and other emerging infectious disease is blame, othering and its

    consequent stigma.

    This paper explores social research on AIDS and EID in general with the aim of

    pointing to how empirical work reveals a particular pattern of the workings of this

    blame/stigma. The aim is not to provide a comprehensive review of the field but to

    demonstrate an abiding pattern of societal response to EID that cuts across the EID,

    and may hold cross-culturally. En route the paper reveals that AIDS both initiated a

    1 [email protected]

  • 21

    field of social enquiry and remains the prototypical case of public response to an

    emerging infectious disease.

    EID and the mass media

    EID are prominent in the mass media since the compelling nature of the danger they

    represent attracts audiences. EID-related media stories can often generate news in the

    absence of an event: The danger that might occur provides the drama, as do the

    related scientific controversies and breakthroughs (Gregory & Miller, 1998). The

    potential threat can be magnified to cultivate a sense of imminent catastrophe by way

    of sketches of unprecedented risk scenarios (Pidgeon, Kasperson & Slovic, 2003). As

    one scare wanes, another takes its place (Washer, 2004).

    EID and public response

    As publics face each new disease threat, they construct it in terms of both historical

    references and contemporary cultural symbols. This framework draws on Social

    Representations Theory (SRT), a social psychological theory of public uptake of new

    societal phenomena (Moscovici, 2008). The theory holds that there is a search for

    meaning as each new phenomenon is encountered.

    The usual way of researching public risk perceptions regarding AIDS and other EID,

    particularly in medical journal articles on public perception, is to examine public

    misconceptions regarding the disease. These are compared with the medical scientific

    knowledge concerning the disease, and the studies often report what the key areas of

    public ignorance are (Joffe, 2003). Social representations theory is positioned in

    opposition to deficit models of human thinking. It removes the implied power dynamic

    of the public ignorance approach where medical knowledge = superior, lay perception

    = inferior. It strives to provide a systematic study of peoples common sense thinking:

    how it evolves, what form it takes, what consequences it has. There is no reference to

    correct versus incorrect knowledge.

    Social representations of EID

    Social representations theory proposes that two processes are used to assimilate the

    new threat and thus make it more decipherable. The first is anchoring (Moscovici,

    1984), where past, seemingly similar phenomena are chosen to anchor the new one.

    The choice of anchor influences whether the new phenomenon is regarded as serious

    or benign (Washer, 2006). Classically, the link made between AIDS and plague was

    an anchor that potentially escalated its seriousness, yet since it was regarded as a

    predominantly gay plague this did not necessarily amplify concern in non-gay sectors

  • 22

    of the public (see Joffe, 1999). The process of anchoring not only establishes the

    seriousness of the EID, often for specific groups, but also links contemporary and past

    EID to one another in public consciousness.

    The second process used to assimilate the unfamiliar event, according to social

    representations theory, is objectification (Moscovici, 1984; 2008). Here images,

    symbols and metaphors drawn from peoples experiential worlds are used to make the

    new phenomenon more decipherable. Objectification involves making a relatively

    abstract phenomenon such as an EID more easily grasped, by transforming it into a

    more concrete entity. This can occur in a number of ways (see Moscovici & Hewstone,

    1983): The phenomenon can be concretised via images, or via symbolisation in

    particular individuals or groups. The mass media form an intrinsic, though vicarious,

    aspect of experience in late- modern societies. They solidify new events by providing

    the symbolisations with which people come to know EID. In particular, there is

    increasing focus on the power of their visual messages, rather than their more verbal /

    textual arguments, in shaping representations of risks (Joffe, 2007).

    A number of studies that I have been involved in have explored public engagement

    with various EID looking at anchors and symbolizations of them. My most known one is

    Risk and the Other regarding a study of AIDS in the early 1990s (Joffe, 1999) but I

    will draw more substantially on my more recent work, which tends to corroborate my

    Risk and the Other thesis, but to add more complexity to the understanding of the

    patterns that occur in societal responses to EID. For me the naturalistic, social

    representations perspective has a major advantage in terms of interventions to stop the

    spread of EID, since I ascribe to the following: one must understand the behavior from

    the perspective of the population for whom the interventions are being developed.

    Once understood this way, these beliefs can serve as the basis for messages and

    other interventions (Fishbein & Cappella, 2006). I will now provide a brief overview of

    social representational studies of a range of EID, and go on to point put particular

    patterns that emerge from these and related studies.

    The empirical study of societal response to EID

    Ebola Virus study

    In a study of white British audience responses to the British mass media coverage of

    the 1995 Ebola outbreaks in Africa, Joffe & Haarhoff (2002) explored what the social

    representations of Ebola were among British white people, and what shaped these

    representations. This was done by way of a content analysis of all mass media articles

    on Ebola in the mid-1990s and a thematic analysis of 50 interviews with the general

  • 23

    public. We found a considerable sense of detachment from a threat seen to be

    essentially African in the people interviewed, despite scare-mongering in the textual

    content of the mass media coverage. While the newspaper texts also linked Ebola to

    Africa they concentrated on its potential to globalise. The general public did not believe

    that Ebola would globalise and saw it in the following way:

    I thought the pictures of all these people dressed up in spacesuits were quite funny

    really, because they looked a bit like they were out in spaceI dont think things like

    that happen a lot, and it was this sort of science fiction story, but I cant say I really

    thought about it a lot more than that

    This detachment may have been linked to the visual depiction of Ebola in the pictures

    that accompanied the newspaper texts, which portrayed people in protective clothing

    going into African villages to eradicate the disease. These figures resembled

    astronauts or science-fiction figures. For the white British respondents such visual

    symbols may have fed their existing sense of Africa as a continent teaming with

    disease (see Kitzinger, 1998a) and their sense that this new threat was as unrelated to

    them in present space and time as the moon-landing and science-fiction imply. Thus

    ideologies and identities play a major role in how an EID is seen by the public.

    This is further demonstrated in a range of other social representational studies that I

    have been involved in: a study of AIDS among Zambian adolescents (Joffe & Bettega,

    2003) reveals that the West is blamed for the origin of AIDS and Zambian female

    sexuality is regarded as the chief vector of the disease; an investigation of

    representations of Avian Influenza among women in Hong Kong (Joffe & Lee, 2004)

    reveals that the lack of hygiene and drive to profit in mainland China is ascribed a

    major role in the origin and spread of bird flu; and a study of representations of MRSA

    in the British lay public (Washer, Joffe & Solberg, 2008) demonstrates that MRSA is

    associated with dirty hospitals that have not been properly managed and the cleaning

    practices of an increasingly foreign cleaning and nursing staff. These will be described

    more fully in my talk. They demonstrate that across the EID we see a societal response

    of:

    - blame of particular entities for the disease

    - distancing the disease from the self

    - stigmatisation of those who have contracted it or who are said to have intensified its

    spread

    There are two distinct sources of responsibility blamed for different EID: authorities

    who allowed it to escalate, and/or particular marginalised groups seen to have created

    the disease or, more usually, to have aided its spread.

  • 24

    Discussion of findings and link to other literature s

    Mary Douglas enriches thinking concerning the content of the response to risks: A

    major aspect of representations of EID links to responsibility allocation. For Douglas

    (1992/4) contemporary communities are no different from those of the past in that they

    politicise misfortune, organising around one or another culturally acceptable

    explanation of it. Shared thinking that arises in relation to a danger reflects not the sum

    of individual thoughts/errors, but a more social process. How a person sees risk

    depends on the relationship between the self & the community. Risk is used as a

    strategy to identify villains and victims, to cast blame for bad events. If constructed as

    the responsibility of the authorities then blame falls there. Alternatively, risk can be

    seen as self-imposed.

    Crawford develops this emphasis on self-imposed risk, especially regarding AIDS.

    Living a long life has become a `do-it-yourself proposition in the west (Crawford, 1984;

    and see Crawford, 1994). Western ideas concerning health risk since the 1970s (and

    thus simultaneous to the rise of infectious disease especially AIDS in 1980s) have

    become infused with ideas of personal `responsibility and `choice. Those identified as

    high risk are seen as worthy of blame because they have allowed their bodies to

    become ill.

    A range of social scientific studies show that Others (foreigners and out-groups) are

    blamed for bringing a range of EID on themselves and spreading infectious disease

    because they are: dirty; eat disgusting food; have bizarre customs; are sexually

    perverted or promiscuous (Joffe, 1999). Beyond the social representational studies

    mentioned, the work on a Cholera outbreak by Briggs (2003), as well as Farmers

    (2001) work on tuberculosis, malaria, AIDS and Ebola, and Eichelbergers (2007) work

    on SARS, all corroborate this pattern of blame.

    Stigma and EID

    Stigma is a mark of social disgrace that arises within social interaction (Goffman,

    1963). It disqualifies bearers of the mark from full social acceptance. The extent to

    which a condition and the people associated with it are likely to be stigmatised depends

    upon a number of characteristics. Firstly, a stigma is more likely to be attached to a

    condition deemed to be the bearers responsibility. Secondly, stigma is increased when

    the condition threatens other people. Thirdly, greater stigma tends to be attached to

    conditions that are readily apparent to others and deemed aesthetically displeasing

    (Jones et al., 1984). AIDS fulfils all three characteristics.

    Although the marking of a person as stigmatised occurs within inter-personal

    relationships, it cannot be divorced from broader social processes. The process of

  • 25

    stigmatisation is an ideological one. Parker and Aggleton (2003) argue that stigma is

    linked to the working of social inequality (p. 16) which serves to reproduce existing

    power relations. Crawford (1994) has illustrated this in the context of health as a pre-

    eminent social value in Western society. He suggests that the bifurcated division of

    society into the healthy (who are invariably middle-class) and the unhealthy (who are

    invariably not) functions to legitimate middle-class social dominance and fitness to

    rule. The stigmatisation of the unhealthy is an active social process; risky behaviour is

    associated with and projected onto Other already stigmatised out-groups, as is so

    markedly illustrated in gay and foreign peoples treatment in relation to HIV/AIDS.

    Discussion

    AIDS, in many senses, forms the starting point of the social scientific study of EID.

    From a social science point of view: blame and stigma are germane to AIDS

    representation. We see this self- and in-group protective work in the representation of

    other EID too. The patterning is surprisingly consistent though the blame and stigma

    falls into one of two types: Either downward blame of already stigmatised risk groups

    whose status as sanitary citizens is further undermined by their association with the

    disease; or upward blame of authority figures such as a governments negligence.

    This results in erosion of trust of those institutions but the stigmatisation is not felt in the

    way that risk groups feel it, in terms of spoiling their identities. Of course there is often

    resistance, among marginalised groups, to this sense of spoiled identity. Political action

    is often taken to challenge and transform societal representations of the group.

    The type of shared, societal representation that arises in relation to a potential danger

    reflects a social process wherein the purity of the community is maintained by

    associating the threat with others who can be held responsible for it (see Douglas,

    1992). Blame for misfortune can be directed either outward, at derogated groups (i.e. at

    marginalised groups within the host society) or upward, to powerful elites. According to

    Douglas (1992) groups are scapegoated to maintain the communitys equanimity in the

    face of potential crisis. Furthermore connections are drawn between the threat and

    moral transgressions. Poor hygiene is one such transgression. Douglas (1966) has

    pointed to the importance of purity laws, which ascribe who and what is dirty and

    clean, as a way of controlling the physical and social body from descending into

    disorder. Blame, and calls for shouldering responsibility, function to make the public

    feel that at least they have localized the source of the problem, which in their minds

    goes some way to establishing a sense of control of the potentially out-of-control threat

    (Ungar, 2001). While awareness of EID has changed, the societal response to them is,

    at root, very old.

  • 26

    Concluding thoughts

    The 1980s saw a constellation of diseases linked under the rubric EID. With this

    began unprecedented media attention to them and globalisation not only of stories of

    EID but of the diseases themselves. Yet the public response is generally not one of

    sustained, high anxiety. Rather, there is an attempt to pinpoint the identities struck by

    or causing such diseases, stigmatising these and thereby distancing selves from threat.

    Reference list available on request

  • 27

    PONENCIASPONENCIASPONENCIASPONENCIAS

    Mesa 1: Prevencin en Mesa 1: Prevencin en Mesa 1: Prevencin en Mesa 1: Prevencin en poblaciones ms expuestaspoblaciones ms expuestaspoblaciones ms expuestaspoblaciones ms expuestas

    (Coordinan Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)(Coordinan Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)(Coordinan Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)(Coordinan Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)

  • 28

    E L GE N OCIDIO CAR CEL AR IO V IN CU LADO A LA P AN DEM IA DE L

    S IDA. E JEM P L O H ISTR ICO DE IN E F ICA CIA P RE VEN TIVA

    1C. Manzanos

    Universidad del Pas Vasco Euskal Herriko Unibertsitatea

    Punto de partida: inflaccin punitiva frente a defl accin preventiva

    Vivimos en una sociedad donde se ha impuesto la cultura punitiva amparada en una

    visin hegemnica que ha inspirado las polticas criminales de estado. Esta visin, que

    implcitamente supone la renuncia a las polticas sociales preventivas, consiste en

    creer que el castigo penal es la forma mas eficaz de hacer frente a los conflictos

    sociales, lo cual ha trado consigo durante las dos ltimas dcadas un incremento de

    las penas en casi todos los tipos de delito, un incremento progresivo de la poblacin

    encarcelada sobre todo motivado por el alargamiento en el tiempo de condena que se

    refuerza con las modificaciones legislativas que alargan los periodos y ponen

    limitaciones en relacin con el acceso a beneficios penitenciarios.

    Sin embargo la criminalidad crece en el seno de nuestras sociedades mercantiles y

    desiguales que tanta violencia inyectan en la vida de las personas. La gran mayora de

    esta criminalidad no es percibida, perseguida y penalizada. A prisin van a parar un

    sector porcentual muy pequeo de quienes cometen hechos que atentan contra las

    leyes penales establecidas, producindose un proceso de seleccin bien precisa por

    parte de los sistemas de control formal2. As en la poblacin recluida estn sobre-

    representadas categoras tales como las personas pobres, extranjeras, minoras

    tnicas o drogodependientes. No por se quienes cometan ms delitos, sino por que

    son las que constituyen los sujetos blanco en la persecucin y penalizacin del delito.

    Son muy frecuentemente los sectores ms desfavorecidos en nuestro modelo

    econmico desigual, ms desprotegidos por las polticas sociales y ms acosados por

    las polticas de criminalizacin.

    1 Doctor en Sociologa, especialista en Sociologa del Delito, miembro fundador de la Asociacin de apoyo a personas presas Salhaketa y Profesor Titular en la Universidad del Pas Vasco Euskal Herriko Unibertsitatea. [email protected]

    2 Sobre los procesos de seleccin de la delincuencia convenciaonalizada vase MANZANOS C. (1991): Crcel y Marginacin Social, Gakoa, Donostia.

  • 29

    El reconociendo que las actuales polticas de penalizacin han fracasado y admitir que

    lejos de resolver los conflictos, no contribuye ms que ha agudizarlos, sera el remedio

    ms eficaz y econmico para comenzar a aplicar polticas preventivas y liberarse de

    las muletas del recurso al encarcelamiento y para caminar hacia la bsqueda de

    alternativas al uso desproporcionado, intil e innecesario al derecho penal, para

    flexibilizar las condiciones de acceso a beneficios penitenciarios y a las

    excarcelaciones, para acercar a las personas presas al lugar donde tienen su

    residencia habitual o arraigo familiar evitando sufrimientos aadidos y como condicin

    previa para preparar las condiciones de apoyo a la salida de prisin que eviten su

    reingreso. Sin embargo el perverso remedio al que permanentemente se recurre, con

    terribles efectos nocivos secundarios, es continuar con el recurso a la justicia

    vengativa, al encarcelamiento y para ello a construir ms crceles. As por ejemplo,

    en lugar de vaciar las crceles de drogodependientes acusados por distribucin a

    pequea escala de drogas ilegalizadas o de cometer pequeos robos y hurtos para

    conseguir el dinero necesario para su dosis (ms de las dos terceras partes de

    quienes estn cumpliendo condenas en prisin) creando servicios y centros

    tratamiento alternativo a la prisin, la apuesta es por reforzar las Polticas de Ley y

    Orden y de Tolerancia Cero importadas de los EEUU que, insistimos, se ensaan con

    apenas el 1% de quienes delinquen y encubren el 99% de la delincuencia con

    maysculas que jams es perseguida y penalizada, siendo adems ese 1% los

    mismos de siempre. Como en otros tiempos, a esto se le llama combatir el clera a

    caonazos.

    Pero lo que tenemos que tener claro quienes lo que queremos es vivir tranquilamente

    y en condiciones de seguridad para toda la ciudadana, es que esta apuesta porque

    haya ms personas encarceladas y, por invertir dinero pblico en construir ms

    crceles para que unos cuantos hagan negocio y vivan de excluir y mantener

    encerrados a esos mismos de siempre, lo que ha provocado y seguir provocando es

    ms inseguridad ciudadana, ms marginacin puesto que los problemas que afectan a

    ese 1% de delincuencia que justifica la inflacin policial, penal y carcelaria a la que

    asistimos durante las dos ltimas dcadas se han de enfrentar en el mbito de la

    poltica social y no de la poltica criminal.

    Y dado que una imagen o ejemplo vale ms que mil palabras: si sumamos lo que hoy

    cuesta una plaza carcelaria al ao incluyendo todos los conceptos (pago a

    funcionarios, gastos corrientes, inversiones, construccin de nuevas crceles,

    etctera) nos sale alrededor de 30 mil euros al ao, es decir, nos gastamos unos 5

    millones al ao de las antiguas pesetas por cada plaza: ustedes se han parado a

  • 30

    pensar que, si hubiramos destinado esos 30 mil euros anuales por cada recluido a

    polticas preventivas y de apoyo social de tipo sanitario, laboral, educativo o

    asistencial, la gran mayora de estas personas jams hubieran cometido los delitos por

    los que se encuentran en situacin de reclusin?, pero claro esos 30 mil euros que hoy

    nos gastamos en mantener una plaza carcelaria al ao y en crear nuevas plazas no

    repercuten en nada en la mejora de la calidad de vida de la persona procesada y

    encarcelada.

    Por el contrario, de ste gasto se beneficia mucho ciudadano de bien. Efectivamente,

    de mantener encerrada a una persona presa viven adems de funcionarios de

    ejecucin penal, empresas que construyen y prestan servicios de mantenimiento en

    las crceles, organizaciones no gubernamentales, etctera. Pero adems, de

    perseguirlas, detenerlas y vigilarlas viven las policas, y de procesarlas viven los

    operarios del derecho como jueces o abogados. Si hacemos el clculo posiblemente el

    salario mensual de ms de dos o tres trabajadores de la industria penal es posible

    gracias a mantener presa a una persona.

    Desde aqu se entiende el uso mercantil de los reos, la apuesta por construir ms

    crceles y no por liberarnos de la necesidad de la crcel y avanzar hacia una sociedad

    donde cada vez haya menos personas presas, aplicando polticas preventivas y

    alternativas sociales que sustituyan a la reclusin penal, alternativas que existen y

    vienen poniendo en prctica frecuentemente sin el suficiente apoyo institucional

    muchas entidades asociativas que trabajan con las personas recluidas y sus familias

    dentro y fuera de la prisin en mbitos tales como la promocin educativa y laboral de

    los sectores desfavorecidos la promocin y educacin para la salud y el tratamiento de

    drogodependencias, el apoyo a la poblacin inmigrante o en el mbito del apoyo

    residencial.

    Si leemos los ltimos e interesantsimos informes que recogemos en la bibliografa

    sobre la situacin en las crceles, observamos que no hay nada nuevo o, lo que es

    peor, que la situacin en las prisiones se ha deteriorado en las dos ltimas dcadas.

    Nos entristece y atormenta ver como las crceles y sus pobladores estn igual o peor

    de lo que estaban antes. Hoy sigue muriendo una persona presa cada cinco das por

    causas no naturales, sigue habiendo un 70 u 80% de personas enfermas, es decir, con

    necesidad de un tratamiento y/o seguimiento mdico especializado o de una

    hospitalicacin que no tienen.

    Muchos mdicos de prisiones, manifiestan que debera haber una direccin sanitaria y

    otra direccin penitenciaria para que pudiera garantizarse el mnimo respeto a la

  • 31

    salud1. Las crceles son verdaderos depsitos de enfermos abandonados puesto que

    el estado de salud de la poblacin encarcelada registra ndices de prevalencia de

    enfermedades fsicas y mentales infinitamente superiores a la media social, muchas

    veces invisibles por la intencionada e incomprensible inexistencia de registros

    epidemiolgicos en muchas crceles. Ni que decir tiene que las patologas que genera

    la crcel afectan as mismo al personal que trabaja en las mismas dndose tambin

    ndices de prevalencia de determinadas enfermedades profesionales en el personal

    que trabaja en prisiones, como es el caso de las bajas psiquitricas por depresin,

    estrs, etctera que solamente son comparables con los maestros en el colectivo de

    funcionarios del estado. La ley exige que haya una atencin mdica especializada y

    esto, salvo excepciones no se ha implementado.

    Pero hemos de insistir hasta la saciedad en que no es casual que los presos estn

    abandonados, porque segn los discursos oficiales y su eco en los medios de

    comunicacin, la crcel est para sufrir y esto est legitimado socialmente. En

    realidad el problema no es slo que hay enfermedades en la crcel, sino que la crcel

    es una fbrica que produce de un modo intensivo enfermedad psquica y fsica,

    produce depresiones y otros desequilibrios emocionales, produce deprivaciones

    sensoriales: prdida de visin, de audicin, produce lceras, gastroenteritis, gripe,

    etctera. La crcel es un espacio que genera problemas bsicos de enfermedad y

    precisamente ah est la clave del derecho a la salud: es incompatible preservar la

    salud fsica y psquica en una institucin diseada para producir y reproducir

    enfermedades comunes e irreversibles.

    Cuando hablamos de las personas encarceladas estamos hablando de una poblacin

    enferma y de una poblacin en riesgo de enfermedad, por lo que tendra que haber

    precisamente un trato especial para respetar el derecho a la salud, a la integridad

    fsica y a la vida que todos los ciudadanos tenemos. Pero en este caso en situaciones

    especiales, tendra que haber ms atencin, programas de prevencin de

    enfermedades, como el de salud mental, porque la prisin genera problemas de

    desidentificacin personal, porque la crcel es obscena y generan estados de

    deprivacin emocional y sexual, es anormalizadora2.

    1 Sobre la visin de los facultativos en prisin ver los interesantes informes de la Sociedad Espaola de Sanidad Penitenciaria que en muchas ocasiones han sido crticos con las polticas llevadas a cabo por el Gobierno.

    2 Un riguroso anlisis de las consecuencias psquicas y sociales de la crcel vase en VALVERDE J., La crcel y sus consecuencias, Popular, Madrid, 1991.

  • 32

    Situacin sanitaria en las crceles y estado de sal ud de las personas presas

    Un eje fundamental en esta naturaleza de la crcel como una instancia que se

    reproduce y gobierna mediante el recurso a la administracin el sufrimiento y al

    ejercicio de la violencia es el de las condiciones de vida que se dan en las diferentes

    prisiones. Ya no son solamente las enfermedades y pandemias: SIDA, hepatitis,

    enfermedades mentales, cardiovasculares y padecimientos asociados comunes como

    trastornos de hgado, diabetes disfunciones del aparato digestivo, de la prstata, de la

    vista, de la piel, anemia, depresin y ansiedad o la tuberculosis, sino que adems y

    como factor estructural que produce y reproduce estos padecimientos, estn las

    condiciones materiales (infraestructuras y equipamientos) de la crcel: el estado de las

    instalaciones y la endmica e intencionada falta de equipamientos son el armazn de

    la precariedad adecuada para aplicar penosidad, padecimiento, sufrimiento, en

    definitiva, tortura que viene de la mano de la falta de mobiliario, de ventilacin, de la

    existencia de humedades, de calefaccin, de la suciedad de las paredes, etctera que

    son condiciones materiales y ambientales por desgracia demasiado extendidas en

    muchas prisiones.

    Pero adems se culpabiliza a las personas presas de las psimas condiciones de las

    instalaciones, por ejemplo, cuando hay suciedad se dice que es por que no tienen

    hbitos de limpieza, pero en realidad la sucia es la administracin. Cuando a alguien

    se le ha tratado siempre como basura social, se comporta a la larga como tal, y sobre

    todo, cuando a alguien se le condena a vivir en condiciones infrahumanas la

    responsabilidad de la falta de higiene es de quien somete a una persona a esas

    condiciones mprobas. Un ejemplo, las duchas: en la mayora de las prisiones no

    sabes si vas a ducharte o a mancharte, estn en psimas condiciones higinicas y

    muchas veces no hay agua caliente.

    Los ejemplos sobre los mecanismos para administrar el sufrimiento en el mbito de las

    condiciones materiales seran incontables: la falta de ventilacin, de calefaccin, de

    mobiliario, de productos de primera necesidad, la comida fra, etctera son

    condiciones que se narran en todos los informes de instituciones y organizaciones

    sociales y se repiten hasta la saciedad.

    Otra cuestin, adems de las condiciones materiales de la crcel como productoras de

    sufrimiento, de enfermedad, es la cuestin de la asistencia mdica. Los mdicos

    generalistas hacen de especialistas, y en los casos en que acuden a la prisin

    especialistas no se oponen a lo que ha hecho aquel que sabe bien poco de la

    especialidad, limitndose a trabajar con los expedientes mdicos y realizando por lo

    general tareas de asesoramiento. Los mdicos generalistas de las prisiones son

    primero funcionarios y despus mdicos. Por qu los mdicos de prisiones no

  • 33

    pueden depender de los servicios de salud generales o los educadores no pueden

    depender de educacin? La respuesta es obvia: porque primero la lgica punitiva

    exige ser funcionario y supeditar la salud y la educacin al control en trminos de

    castigo al reo y de gobernabilidad de la institucin.

    En las enfermeras se produce otro drama humano. Hay enfermeras donde los

    presos no quieren ir, porque es pattico su estado, y prefieren estar en los mdulos

    enfermos. El caso de las mujeres es an ms grave por que su discriminacin es

    mayor, aunque quieran en muchas prisiones no pueden ir a la enfermera por que es

    solo para hombres.

    En relacin con el internamiento hospitalario se est aplicando la experiencia de crear

    comisaras dentro de hospitales pblicos, para tener a los presos cuando llegan al

    hospital. Se les llaman unidades hospitalarias de custodia especial. En ellas se violan

    los derechos que la persona presa tiene en la propia crcel, y hacen la funcin de

    enfermera policializada, en tanto las enfermeras de las crceles siguen estando en

    estado crtico. As la situacin de las personas enfermas presas se convierte en

    muchas prisiones en un calvario y en un grave problema de salud pblica para los no

    enfermos: se quedan en los mdulos porque no le llaman al mdico, prefiere estar en

    el mdulo que en la enfermera o en la unidad hospitalaria.

    Ejemplos de carencia de medidas preventivas y sus c onsecuencias

    La gran mayora de las personas encarceladas lo estn acusadas de delitos contra la

    salud publica, fundamentalmente acusadas o sentenciadas por tenencia de drogas

    ilegalizadas para su venta. Dentro de ellas, y de otras acusadas por delitos menores

    contra la propiedad como robos o hurtos la inmensa mayora tienen problemas de

    drogodependencias, segn casos, ms o menos agudizados. Apoyar los recursos

    existentes y crear nuevos servicios en materia de tratamiento de drogodependencias

    que faciliten la suspensin o sustitucin de condenas por estas medidas alternativas

    que contempla el Cdigo Penal, as como crear centros de insercin social de

    pequeo tamao especializados en el tratamiento de drogodependencias sera

    muchsimo ms til y barato que continuar con las actuales polticas de construccin

    de Centros Tipo (eufemismo de macro-crcel) de gran tamao en los que se van

    hacinando progresivamente las personas sin posibilidad ni expectativas de poder

    acceder a medidas que faciliten su futura incorporacin en la vida social en

    condiciones dignas. Pero mientras no aceptemos estas y otras propuestas, o estos y

    otros debates, mientras que el objetivo de las polticas penales no sea la de desarrollar

    polticas alternativas que nos liberen de la necesidad de la penalizacin, y ste sea el

    objetivo finalista y utopa orientadora lgicamente las cifras no encajarn.

  • 34

    Entendiendo por persona enferma aquella que necesita en tratamiento y seguimiento

    mdico especializada o una hospitalizacin, la estimacin inicial de partida es que para

    el conjunto de las prisiones del estado, segn las diversas fuentes consultadas

    (informes estadsticos a partir de encuestas representativas de la poblacin

    encarcelada, estimaciones de algunos miembros del personal sanitario de instituciones

    penitenciarias, informes de evaluacin del trabajo de entidades pblicas y

    asociaciones que trabajan en el interior de las prisiones) existen una mayora de

    personas presas enfermas que representan entre el 60% y 80% segn versiones

    diferentes de cada fuente de informacin y variando en funcin de cada prisin. As

    pues gran mayora de la poblacin encarcelada es un poblacin enferma. Los

    principales padecimientos segn el volumen de afectados y la gravedad son las

    enfermedades infecto-contagiosas (VIH-SIDA, Tuberculosis, enfermedades

    respiratorias y cardiovasculares, etctera), pero lo que destaca es que las deficiencias

    en las condiciones de vida de la prisin y los problemas relacionados con las carencias

    en la atencin sanitaria, hacen que la crcel sea un factor epidemiolgico definitivo

    que produce en unos casos y reproduce en otros estos y otros padecimientos.

    Por otra parte, sobre las condiciones de vida en diversas prisiones del sistema

    penitenciario espaol podemos constatar que:

    - Existen celdas y pasillos donde no funcionan los radiadores o no hay ventiladores

    ni aire acondicionado, teniendo que soportarse temperaturas medio ambientales

    muy bajas y hmedas, o muy altas y sofocantes, con fuertes oscilaciones lo que se

    agrava con la falta de cristales en celdas y pasillos. Estas son condiciones que

    facilitan las gripes masivas en determinadas pocas del ao. Las celdas en

    algunos mdulos se encuentran hacinadas, las de periodo sin inhabitables puesto

    que no tienen ni puertas ni ventanas.

    - En algunas crceles hay ratas como gatos que salen por la taza del water de las

    celdas, y las personas presas tienen que tapar la taza puesto que por supueto no

    tiene tapa, con una fregona para evitar que salgan.

    - En muchas crceles los colchones son fuente de infecciones, son de espuma con

    agujeros rellenos de trapos. En algunas prisin las duchas estn en los patios y

    hay un horario que impide ducharse a los que estn en talleres. El lote mensual de

    productos de higiene personal se reduce a tres rollos de papel higinico, cuatro

    preservativos, tres cuchillas de afeitar, una jaboneta y una botella de leja y no

    facilitan ni siquiera cepillo de dientes ni ropa de vestir, faltando almohadas y

    dndoles solo un juego de sbanas sin funda de almohada, con las consecuentes

    dificultades para lavar.

  • 35

    - En muchas ocasiones la dieta blanda est suspendida, no se da leche o yogures a

    los que tienen complemento, los mens son siempre iguales y poco equilibrados,

    mal cocinados, estando muchas veces las bandejas de reparto sucias y siendo el

    tiempo para comer de diez minutos.

    En cuanto a las deficiencias en la atencin sanitaria, existen muchos indicadores de

    entre los que destacamos a modo de ejemplo los siguientes:

    - Inexistencia de registros epidemiolgicos en muchas prisiones que faciliten el

    tratamiento continuado y el seguimiento individualizado de cada persona presa,

    con lo cual muchos tratamientos, cuando se producen, se interrumpen o se tratan

    incorrectamente.

    - Estn mezcladas las personas enfermas con las sanas tanto en los mdulos como

    en las enfermeras a la que prefieren no ir por las condiciones deplorables y el

    aislamiento que supone estar en ella, con lo cual prefieren pasar sus

    enfermedades sin tratamiento en los mdulos antes que ir al mdico y les recluyan

    en ella.

    - Falta de especialistas mdicos en cuestiones importantsimas como por ejemplo

    oculistas u odontlogos. En cuanto a la atencin mdica general, el mdico

    solamente atiende tres das a la semana por lo que al parecer el resto la persona

    presa tiene prohibido enfermarse, con lo cual no existe una accesibilidad

    permanente, lo que en caso de urgencias genera retrasos que en algunas

    ocasiones resultan irreparables.

    - En muchas prisiones faltan de equipos de asistencia primaria y preventiva en

    temas tan importantes como enfermedad mental o tratamiento de

    drogodependencias.

    - Sobre el tratamiento de determinados padecimientos y enfermedades se constata

    la imposibilidad de acceso a determinados tratamientos especializadas, la falta de

    medidas preventivas bsicas que atentan contra el derecho a la vida como es el

    reparto de jeringuillas como dispositivo imprescindible para evitar el contagio del

    VIH y los procesos de reinfeccin o la correcta aplicacin de los protocolos de

    prevencin de suicidios por citar dos ejemplos.

    Ante estas situaciones y muchas otras que sera interminable mencionar, todas las

    propuestas de actuacin pasan por la necesidad de que la administracin reconozca

    una realidad ineludible y de espaldas a la que vive demasiado frecuentemente: los

    actuales centros y servicios de ejecucin penal en nuestro pas son incompatibles con

    el respeto al derecho a la salud, y por extensin a otros derechos fundamentales como

    la vida, la integridad fsica, el trato digno y por tanto hay que buscar otros modelos que

    los garanticen.

  • 36

    Teniendo en cuenta esta premisa, y dado que al parecer no se quiere reconocer esta

    urgente necesidad, las propuestas que aqu planteamos son medidas paleativas para

    aliviar - en el contexto de una poltica de ejecucin de penas inadecuada para el

    respeto a los derechos bsicos- los efectos desocializadores y destructivos que trae

    consigo la aplicacin de las penas privativas de libertad. Algunas de estas medidas

    urgentes e imprescindibles son entre otras:

    - Es imprescindible conocer las enfermedades de mayor prevalencia que sufren las

    personas presas para poder establecer las prioridades tal como se articulan para el

    resto de la poblacin. Para ello los Registros pormenorizados de enfermedades

    (no solo las infecciones sino las de cualquier tipo) y la Historia Clnica son

    instrumentos de gran valor y que en un colectivo como el de las personas presas

    facilitan el seguimiento y atencin de su salud durante su estancia en diferentes

    prisiones. Para ello es imprescindible la creacin de un registro epidemiolgico

    individualizado y de mecanismos de coordinacin entre la administracin

    penitenciaria y sanitaria para el seguimiento mdico y acceso a tratamientos

    especializados para toda la poblacin recluida enferma que los requieran. En

    especial para las personas afectadas por el VIH-Sida u otras enfermedades

    infecto-contagiosas.

    - Plan de prevencin en materia de Salud Mental para evitar los desequilibrios

    psicolgicos que genera el encierro, con dotacin de personal especializado y

    medios adecuados. En relacin con la atencin psiquitrica, las personas presas

    deben poder acceder de una manera fluida y eficaz a los tratamientos que la actual

    Salud Mental ofrece para lo que es imprescindible romper con la dinmica de

    hipermedicacin a la que se tiende con la prescripcin de psicofrmacos y sin

    plantear terapias alternativas de probada eficiencia.

    - Detectar y subsanar todas las deficiencias y carencias existentes en materias tan

    fundamentales como son entre otras, la dotacin de productos higinicos bsicos,

    alimentacin (cocinado, almacenamiento, manipulacin, distribucin), estado de

    las instalaciones (humedades, grietas, ventilacin, etctera) o los equipamientos

    bsicos en celdas y salas comunes.

    - Creacin de servicios extrapenitenciarios para la deshabituacin de personas

    presas cuya vinculacin al abuso de drogas tenga que ver con la comisin de

    delitos, con el fin de sustituir la pena de prisin por el cumplimiento en programas

    educativos de tratamiento de drogodependencias cuya eficacia ha sido de sobra

    demostrada.

  • 37

    - Para fomentar hbitos saludables en todas las personas es necesario conocer

    como pueden prevenirse las enfermedades y adquirir recursos que ayuden a

    autogestionar la propia salud. Para las personas presas que viven cotidianamente

    en un medio de riesgo para la enfermedad el adquirir estos hbitos y recursos es