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Maracay, Sábado 23 de junio de 2012 -ALBERTO HERNÁNDEZ- Crónicas del Olvido El Avión Negro 1.- J uan Domingo Perón es imaginado en un poema que vuela sobre la ilu- sión, sobre una ciudad que vive los avatares de un tiem- po que se repite diariamente en las vidrieras de las grandes tiendas porteñas. En el hedor que despide la basura de la ruidosa y crecida Buenos Ai- res, Juan Domingo Perón re- bota entre las vértebras de un poema que Esteban Moore compone desde las vísceras de una vieja nave aérea, desven- cijada por el óxido de los años, pero no borrada del todo de la fiebre de quienes aún piensan que el mesías unifor- mado bajará por una escaleri- lla a salvarlos de la insania política de los días más cerca- nos a estas horas. El 2 de diciembre de 1964, el pueblo argentino soñaba con ver llegar al caudillo en un pajarraco oscuro que aterriza- ría y volcaría felicidad sobre las miles de cabezas que ansio- sas aspiraban a regresar a los primeros tiempos del general. Pero el tal avión no era negro, se trataba del vuelo 991 de Ibe- ria, el cual fue detenido en el aeropuerto de El Galeao por las autoridades brasileñas, por instrucciones del presidente Arturo Illias. La Operación Retorno se quedó congelada en el tiempo, en un poema que roza los deseos de aquella gen- te recostada de un mito. El poema de Esteban Moo- re, contenido en el tomo del mismo nombre, El avión ne- gro, Papel Tinta Ediciones, Buenos Aires, 2007), re- flexiona sobre este hecho y aborda detalles familiares que le dan más fuerza evocativa a la historia. Este poema con- versado, como casi toda la poesía de Moore, repasa el li- bro de historia de aquella na- ción que aún se debate entre el apellido del militar y la mo- dernidad democrática. La memoria del niño que era Moore se explaya en el texto desde el bar de Ferrare- si, donde iba con el abuelo. Allí hilvanó las raíces del tex- to sentado "en una mesa fren- te a las carameleras / y a cam- bio de buenos modales/ --es- tarse quieto y mucho silencio- / me dejaba pedir la Bidú y el helado que pudiera consumir" (…) Fue allí/ donde por prime- ra vez escuché hablar/ del avión negro/ ---Si---fue ahí--- podría jurarlo (…) Hoy a dé- cadas de distancia mientras espero para cruzar una calle/ en una Buenos Aires/ -creci- da -sucia- ruidosa/ el avión negro es ya un acontecimien- to anecdótico/ pero es tam- bién esa pregunta nunca con- testada… El poema anida en el mito, recobra la sintaxis de esos días de sueños, de ensueños e ilusiones aún no superados. 2.- La poética de Esteban Moore hinca en detalles del pasado, desde un yo que se amplía y se reconoce en la so- noridad de unos versos bien respirados. El ojo del poeta hace un inventario de los eventos que lo marcaron en la niñez, en la adolescencia, en ese pasado que se hace hoy en el tono y la acentuación de la lectura. La voz curiosa de Moore relata desde la atmós- fera de los secretos familiares, desde las sombras y las luces de sus antiguas casas, desde los nombres que cuelgan de la memoria. Precisamente, en "Viejos papeles" hay una foto- grafía color sepia, un cuadro en el que aparecen palabras y objetos escondidos "Un sába- do por la tarde/ dedicado a la limpieza de la baulera a poner en orden trastos viejos/ des- cubrí entre unas cajas de car- tón un paquete/ envuelto en papel madera/ atado con grueso hilo de cáñamo/ oscu- recido ---empolvado por el tiempo". Tiempo y espacio, historia y lugares donde la mirada de Moore se estacio- na, se hace historia, verso, poema en prosa. En el poema "Fotografía" es mucho más evidente lo afir- mado arriba. La imagen tiene doble contenido: la imagen misma, la descripción de los personajes y la nota que en el reverso se puede leer en dos idiomas. El poeta se recrea en esta instancia y seduce al lec- tor al acercarlo a la mirada, al rostro de una anciana y de una niña. El pasado como sustan- cia viva del poema. Un paisaje se congela en la voz de quien lee lentamente: "Mirá eso, pronto no lo volve- rás a ver": quien transita por estos versos hace un viaje por costumbres que ya no existen. Trazos largos donde se siente el deseo de darle una respira- ción profunda a la lectura. Se siente el tiempo hasta la llega- da del futuro en el último ver- so. El túnel del tiempo rodea cada poema, lo exalta, lo hace presente. "Los chacareros", los agricultores, los campesi- nos… los arreadores: el color local y universal de hombres que hacen del silencio un modo de "vigilar el maizal". Personajes como "El turco de la bolsa", quien pasó toda la vida en una esquina vendien- do "beines, beinetas, hebillas, hilóz, agujaás y otras barati- jas", hasta que desapareció y se hizo leyenda, memoria co- lectiva, dolor en la ausencia "Allí/ jornada tras jornada - pasaba largas horas/ siempre de pie -en posición casi mar- cial/ esperando a su posible clientela// Siempre lo vimos con la misma casaca mili- tar…". Un personaje lejano como en una fotografía, pero presente en la mirada del poe- ta reflejada en el lector. 3.- La lectura vuela, viaja, se desliza por la geografía afecti- va de una ciudad: Buenos Ai- res entrega "Los boliches", "Los cines", el "Restorán Los vasquitos", un "Tiempo de co- secha", la "Crónica de estos días", y así hasta una "Carta a Marco Polo/ Venecia". En es- tas líneas la vida y la muerte tienen lugar: la tortura y sa- crificio de Alejandro Javier, a quien llamaban "Bocha". La panorámica de la memoria hace de estos espacios parte del mismo rito urbano: las ciudades engendran, paren y abortan sus locuras y belle- zas. Esteban Moore elabora un discurso que cuenta, relata - como una conversación entre amigos- la historia de su ba- rrio, de su patio, de su ciudad, de su mundo. Y lo hace cons- ciente de que la historia se debate entre el mito, la estu- pidez y la tragedia. Entre la paradoja y un largo poema que habla consigo mismo. Alberto Hernández, Sam Hamill y Esteban Moore

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Maracay, Sábado 23de junio de 2012

-ALBERTO HERNÁNDEZ-

Crónicas del Olvido

El Avión Negro

1.-

Juan Domingo Perón esimaginado en un poemaque vuela sobre la ilu-

sión, sobre una ciudad quevive los avatares de un tiem-po que se repite diariamenteen las vidrieras de las grandestiendas porteñas. En el hedorque despide la basura de laruidosa y crecida Buenos Ai-res, Juan Domingo Perón re-bota entre las vértebras de unpoema que Esteban Moorecompone desde las vísceras deuna vieja nave aérea, desven-cijada por el óxido de losaños, pero no borrada del todode la fiebre de quienes aúnpiensan que el mesías unifor-mado bajará por una escaleri-lla a salvarlos de la insaniapolítica de los días más cerca-nos a estas horas.

El 2 de diciembre de 1964,el pueblo argentino soñabacon ver llegar al caudillo en unpajarraco oscuro que aterriza-ría y volcaría felicidad sobrelas miles de cabezas que ansio-sas aspiraban a regresar a losprimeros tiempos del general.Pero el tal avión no era negro,se trataba del vuelo 991 de Ibe-ria, el cual fue detenido en elaeropuerto de El Galeao por lasautoridades brasileñas, porinstrucciones del presidenteArturo Illias. La OperaciónRetorno se quedó congeladaen el tiempo, en un poema queroza los deseos de aquella gen-te recostada de un mito.

El poema de Esteban Moo-re, contenido en el tomo delmismo nombre, El avión ne-gro, Papel Tinta Ediciones,Buenos Aires, 2007), re-flexiona sobre este hecho yaborda detalles familiares quele dan más fuerza evocativa ala historia. Este poema con-versado, como casi toda la

poesía de Moore, repasa el li-bro de historia de aquella na-ción que aún se debate entreel apellido del militar y la mo-dernidad democrática.

La memoria del niño queera Moore se explaya en eltexto desde el bar de Ferrare-si, donde iba con el abuelo.Allí hilvanó las raíces del tex-to sentado "en una mesa fren-te a las carameleras / y a cam-bio de buenos modales/ --es-tarse quieto y mucho silencio-/ me dejaba pedir la Bidú y elhelado que pudiera consumir"(…) Fue allí/ donde por prime-ra vez escuché hablar/ delavión negro/ ---Si---fue ahí---podría jurarlo (…) Hoy a dé-cadas de distancia mientrasespero para cruzar una calle/en una Buenos Aires/ -creci-da -sucia- ruidosa/ el aviónnegro es ya un acontecimien-to anecdótico/ pero es tam-bién esa pregunta nunca con-testada…

El poema anida en el mito,recobra la sintaxis de esos días

de sueños, de ensueños eilusiones aún no superados.

2.-La poética de Esteban

Moore hinca en detalles delpasado, desde un yo que seamplía y se reconoce en la so-noridad de unos versos bienrespirados. El ojo del poetahace un inventario de loseventos que lo marcaron en laniñez, en la adolescencia, enese pasado que se hace hoy enel tono y la acentuación de lalectura. La voz curiosa deMoore relata desde la atmós-fera de los secretos familiares,desde las sombras y las lucesde sus antiguas casas, desdelos nombres que cuelgan de lamemoria. Precisamente, en"Viejos papeles" hay una foto-grafía color sepia, un cuadroen el que aparecen palabras yobjetos escondidos "Un sába-do por la tarde/ dedicado a lalimpieza de la baulera a poneren orden trastos viejos/ des-cubrí entre unas cajas de car-tón un paquete/ envuelto en

papel madera/ atado congrueso hilo de cáñamo/ oscu-recido ---empolvado por eltiempo". Tiempo y espacio,historia y lugares donde lamirada de Moore se estacio-na, se hace historia, verso,poema en prosa.

En el poema "Fotografía" esmucho más evidente lo afir-mado arriba. La imagen tienedoble contenido: la imagenmisma, la descripción de lospersonajes y la nota que en elreverso se puede leer en dosidiomas. El poeta se recrea enesta instancia y seduce al lec-tor al acercarlo a la mirada, alrostro de una anciana y de unaniña. El pasado como sustan-cia viva del poema.

Un paisaje se congela en lavoz de quien lee lentamente:"Mirá eso, pronto no lo volve-rás a ver": quien transita porestos versos hace un viaje porcostumbres que ya no existen.Trazos largos donde se sienteel deseo de darle una respira-ción profunda a la lectura. Sesiente el tiempo hasta la llega-

da del futuro en el último ver-so. El túnel del tiempo rodeacada poema, lo exalta, lo hacepresente. "Los chacareros",los agricultores, los campesi-nos… los arreadores: el colorlocal y universal de hombresque hacen del silencio unmodo de "vigilar el maizal".Personajes como "El turco dela bolsa", quien pasó toda lavida en una esquina vendien-do "beines, beinetas, hebillas,hilóz, agujaás y otras barati-jas", hasta que desapareció yse hizo leyenda, memoria co-lectiva, dolor en la ausencia"Allí/ jornada tras jornada -pasaba largas horas/ siemprede pie -en posición casi mar-cial/ esperando a su posibleclientela// Siempre lo vimoscon la misma casaca mili-tar…". Un personaje lejanocomo en una fotografía, peropresente en la mirada del poe-ta reflejada en el lector.

3.-La lectura vuela, viaja, se

desliza por la geografía afecti-va de una ciudad: Buenos Ai-res entrega "Los boliches","Los cines", el "Restorán Losvasquitos", un "Tiempo de co-secha", la "Crónica de estosdías", y así hasta una "Carta aMarco Polo/ Venecia". En es-tas líneas la vida y la muertetienen lugar: la tortura y sa-crificio de Alejandro Javier, aquien llamaban "Bocha". Lapanorámica de la memoriahace de estos espacios partedel mismo rito urbano: lasciudades engendran, paren yabortan sus locuras y belle-zas. Esteban Moore elabora undiscurso que cuenta, relata -como una conversación entreamigos- la historia de su ba-rrio, de su patio, de su ciudad,de su mundo. Y lo hace cons-ciente de que la historia sedebate entre el mito, la estu-pidez y la tragedia. Entre laparadoja y un largo poemaque habla consigo mismo.

Alberto Hernández, Sam Hamill y Esteban Moore

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Contenido Maracay, Sábado 23 de junio de 201210

Tinaja de Oscuro Paisaje

ALBERTO JOSÉ PÉREZ

Muchos cronistas, críti-cos y ensayistas, ha-blan de las vanguar-

dias literarias, sobre todo delas vanguardias poéticas, queson, yo considero, sin poesía,sin poetas, no siempre, porsupuesto; veo con preocupa-ción, como lector, cómo ca-tegorizan, clasifican, lo que noes menester, pues la poesía esun reino único, sea de nues-tro gusto o no, se ajuste anuestro espíritu o no, esas ca-tegorizaciones son como ra-malazos , "modas", que impo-ne algún interesado en la "in-mortalidad" de una reseña confoto, en un diario o una revis-ta, especializada ,donde se lediga: maestro, usted es elbombillo urbano, de esta" ur-bana" ciudad; por ese motivocada día me acerco un poqui-tín más a esos poetas lejanosde la memoria de la gloria ins-titucional, de aquellos quepasadas 24 horas, desapare-cen , cansados, de tanto glo-rificarse con la sombra deotro, que si ha conseguido laspalabras, la emoción, paraconstruir su poesía, sin temoral abismo de un solo intento y

que uno lo aprecia apenas abreel libro. Tal es el caso de Ra-day Ojeda, un poeta joven queescribe una poesía que se co-rresponde con su vida, su pai-saje nativo, su tiempo, es de-cir, un hombre con raíces, por

lo tanto, no tiene necesidaddel "rebusque intelectual"para darnos su canto, su emo-ción, por lo que con cada mi-rada descubre en la regióndonde el horizonte es como elcielo:

DESCONOCÍA POR APREMIOdel paisajela honduracon que el estero y la nubese tragaban el sol

Dios corretea por estos parajesvestido de hierba.Sobre el lomo de animales deagua dulceintenta desmontarel moho en la cortezala mancha en torno al árboly dejar sólo su sombra

...Muge el animalel pájaroy la sal demandala oraciónla lenguaoculta en la quijadadel espanto.

Ojeda, vive en San Fernandode Apure, donde desarrollauna interesante labor comoanimador de la literatura ve-nezolana, de encuentros ,conversatorio, sobre la viday obra de escritores de cual-quier lugar del mundo, comosi fuera un viejo maestro em-peñado en señalar que la pes-ca no es en el río sino en losojos del hombre. En su libroTinaja de Oscuro Paisaje, edi-torial El perro y la rana, co-lección breves de la poesía

venezolana 2007, al cual co-rresponden los fragmentoscitados , imágenes que cons-tituyen un mundo que hasido muy cantado pero quecada uno de esos cantos tie-ne su particularidad y los deOjeda sobresalen porque tie-nen vestido distinto, follaje,aves, sonidos y sol, intermi-nable, sobre el paso del hom-bre y las bestias:

UN PÁJAROpicoteael lomo de la bestiano hay sombraes la hora verticalel paisajerevolotealejano y ponzoñoso.

necesario es agrietar la vidasuspendernossin preguntar siquiera¿dónde queda el claro de agua?

Tinaja de Oscuro Paisaje,reúne una poesía que distin-gue a su autor, de profesiónabogado, animador socio-cultural y de Apure, por esosu canto tiene los aromas desu tierra, la música de la sa-bana y el sol, el sol, intermi-nable en su paso hacia la no-che y el día del otro lado delmundo.

Las Panelas de Maracay

OLDMAN BOTELLO

La ciudad de Maracay,conforme a la tradiciónvenezolana, también

tuvo a varias dulceras que seencargaban de hacer la vidamás agradable a los maraca-yeros cuando el pueblo eramuy pequeño, tanto en el si-glo XIX como en los primerosaños del siglo XX.

Las más antiguas que seconocen fueron las hermanasJuana y María Cabeza, viejassolteronas que elaborabanlas famosas panelas de Mara-cay, las mismas que despuésadquirieron fama como pa-nelas de San Joaquín, cuyaproducción en serie comen-zó, mucho después, hace127 años según se dice en SanJoaquín.

Es significativo que inte-grantes de la familia Uriartefueron sus elaboradoras en elvecino pueblo carabobeño.Pero debió ser la misma re-

ceta de Maracay porque losUriarte eran de la actual ca-pital de Aragua, vinculadoscon la familia Michelena ycon los Zuloaga, que vivie-ron en Maracay y también enSan Joaquín donde el funda-dor del apellido, don JoséJavier de Zuloaga y Uriarte,vasco guipuzcoano, tuvo enarrendamiento 50 fanegadasen la hacienda Cura.

De esta familia desciendedon Alejo Zuloaga, funda-dor de la Universidad de Ca-rabobo y el Dr. Enrique Te-jera Guevara, hi jo de una

Guevara Zuloaga de Valen-cia. También fueron conoci-das en Maracay como ex-pertas dulceras las herma-nas Michelena, que en efec-to eran Michelena Uriarte,Ana y María. Ambas eranmudas como varios miem-bros de la familia, porque secasaban entre sí. Residíanen una casita ubicada en laactual calle Santos Michele-na, entre Soublette y Mari-ño, inmueble que fue derri-bado para construirse en elárea la que fue residencia dedoña Dolores Amelia Núñez

de Cáceres, madre de los hi-jos del general Gómez. Has-ta allí ocurrían los maraca-yeros y por señas se exten-dían con las muditas Miche-lena para que les vendieranlas panelas de Maracay,conservas de coco, de to-ronja, besitos , cascos deguayaba etc. Fueron las úl-timas descendientes de losMichelena que vivieron enMaracay y eran hijas de unhermano de don Santos Mi-chelena, don José María Mi-chelena Rojas Queipo, casa-do con doña Ana Uriarte.

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Maracay, Sábado 23 de junio de 2012 Contenido 31

ALFONSO SOLANO

El ánima poética en HispanoaméricaCasa de Luciérnagas:

"Y el mar está allí, para hundir-nos, revolcarnos, golpeando

costa y puerto, playa (…)porque él es también la gran

madre, el ánima, la voz que rigey dicta la última palabra (…) esel ritmo de la voz femenina, el

alma de la poesía". HanniOssott

I

No existe poesía sin re-flexión. Pero también-y esto ha sido testimo-

nio de una legión de sonámbu-los vigilantes- sin la ensoñacióny el desvarío. El oficio del poe-ta se ejerce desde una tribunade majestuosa y digna soledad.El poeta siempre está sólo. Poreso siempre se acerca a los lí-mites de lo que está más allá dela razón; el no-lugar de la poe-sía transita por los laberintosdel alma, y cuando esta se ele-va, experimenta una especie dedesprendimiento del ser que separece mucho a la muerte. "Laconciencia de la muerte funda-menta la poesía" (1) nos diceHanni Ossott, en un brillanteensayo acerca de este tópicotan transitado por los guardia-nes de la palabra transmutada.Y no sólo es la muerte comoausencia de lo físico, la muerteverdadera ocurre en la psique,ese "aprender a perder suave obruscamente con el vivir" nosvuelve a decir Hanni Ossott. Ynadie como ella para hablarnosacerca de la experiencia del vi-vir en poesía, del hacer poéticoen el tiempo vivido. La mujer,al dedicarse al oficio de nom-brar el mundo con la palabrapoética, no evade jamás su pro-pia condición como alma vi-viente. Transita los caminos dela otredad desconocida, baja alos abismos insondables y sór-didos de su yo advenido en pu-ras imágenes; formas impasi-bles, signos ocultos, fijacionesvertiginosas. Esta poeta sabeque ha descubierto un mundoparalelo; que tiene una laborinusual de nombrarnos y retra-tarnos a través de un paisajeignoto, transitado sólo por áni-mas. Sabe que se debe a "la ge-

nerosa labor marginal de borrarcadáveres" como una vez escri-bió el gran poeta nuestro Alfre-do Silva Estrada. Aún así, lascontingencias y admonicionespropias de la vorágine del día adía la penetran, la soslayan, lasubyugan. Y todo ese mundohabla a través de sus versos, através de sus imágenes verba-les. Esto último parece carac-terizar a toda una generaciónde poetas mujeres que nacidastodas, alrededor de 1945 en na-ciones diferentes de la Améri-ca Hispana, reafirmaron convoz propia y con una vocaciónlegítima y contundente, el rela-to de la vida a través de una tra-dición poética que aún hoy ennuestros días, brilla con luzpropia. Una aventura del len-guaje individual y colectivo,que nos evoca en "un misterio-so lugar iluminado por la luz detodos y probablemente paratodos". Esto es lo que, de unaforma prodigiosa y admirable,ha abordado el poeta ecuato-riano Mario Campaña en su ce-lebrada obra: Casa de Luciér-nagas: antología de poetas his-panoamericanas de hoy, queapareció bajo el sello editorialespañol Bruguera, en el año2007.

IILa historia tiene sus bemo-

les, aciertos y desaciertos y,sobre todo, sus paradojas. Sin

embargo, al hablar de la his-toria de la literatura en Amé-rica Latina, habría que adver-tir con puntualidad que estahistoria no es común en hom-bres y mujeres. En efecto, latrayectoria trazada por lasmujeres en esta manifestaciónliteraria ha descrito una pará-bola con sus propios meridia-nos. No hace falta recordaraquí la "ostentación masculi-na del poder sobre todo lo quese publica y crítica", comobien nos advierte el autor. Noobstante a esta realidad, debesumarse el trabajo intelectualque ejercieron ciertas muje-res poetas en las primeras dé-cadas del siglo XX, donde co-bró notoriedad y alcanzó unapopularidad inusitada. Ini-ciando con Gabriela Mistral(1889-1957) la más célebre detodas, continuamos un legadode voces comunes que alcan-zaron a expandir los límites dela lengua en sus poéticas afi-nes: la argentina AlfonsinaStorni (1892-1938) al igualque Delmira Agustini (1886-1914) y Juana de Ibarburú(1896-1979) contribuyeronde forma decisiva a construireste "edificio inusitado y des-mesurado de verbos" segúnnos cuenta el poeta Campaña.No obstante, del magisterioejercido por la poesía de laspoetas del cono sur en Améri-ca -continúa narrando Cam-

paña- opacaron o ensombre-cieron el trabajo de sus con-temporáneas, hoy casi todasellas ocultas en el olvido in-voluntario de "la historia or-todoxa". Nombres comoWinett de Rokha (1892-1951),en Chile; Enriqueta Arvelo La-rriva (1886-1962), en Vene-zuela; Claudia Lars(1899-1974), en el Salvador; MagdaPortal (1900-1989), en Perú;Aurora Estrada y Ayala(1901-1967), en Ecuador; Dul-ce María Loynaz (1903-1997),en Cuba; Clementina Suárez(1906-1992)en Honduras; ylas mismas Silvina Ocampo(1903-1994) y Norah Lange(1906-1972) en Argentina-según nos enumera el poeta-contribuyeron a "elaborarobras con valor propulsor ytransformador en las literatu-ras nacionales de sus paísesde origen".

IIILa poesía fundacional hecha

por mujeres en Hispanoaméricase ha sustentado de maneraprodigiosa sobre un estamen-to que ostenta, en partes igua-les, una indagación alucinadadel lenguaje y una profundacomo inconsciente búsquedaespiritual en un espacio querecurre a terrenos movedizosdonde "reina la incertidum-bre". De igual manera esta poé-tica funda sus bases sobre la

indagación de las imágenes dela niñez, del hogar familiar, delos miedos primarios, paraconducirse sin transición apa-rente, hacía los oscuros cami-nos de la otredad desconoci-da donde las imágenes de lamuerte, la fragmentación delespíritu, la visión de Dios y las"formulaciones metafísicas"del amor, encuentran asideroen una longitud informal dellenguaje poético, reveladocon alucinación y lucidez a lavez, de los laberintos insonda-bles de la razón y el alma.

En su compilación y selec-ción, donde han privado loscriterios expresivos y de re-sonancia en el lugar de la poe-sía como existencia y no comomera contemplación de unarealidad, el poeta Mario Cam-paña logra con su trabajo mos-trarnos un completo panora-ma sobre el horizonte pluralen donde se mueve la poesíade las mujeres del continentelatinoamericano de hoy; unapoesía "madura" que no tomaen cuenta simples cuestionescomo su orientación, origengeográfico o definición estéti-ca, sino aquella en donde -se-gún sus propias palabras- elarte ha prevalecido "hasta elpunto de alcanzar la mayorexploración y potenciaciónde una materia dada, cual-quiera que ésta sea (…) que ensu conjunto da cuerpo a unavoz suficientemente singulary autónoma para hacerse es-cuchar por sí misma"(pág.18).

Nosotros, felizmente asisti-mos a esta majestad del verboprotagonizada por las vocesocultas del ánima femeninapara celebrar junto al poeta,el nacimiento de un texto quenos conduce, sin nortes y ma-pas aparentes, por la "casa deluciérnagas" en donde alma ypalabra conviven en un solomagma de transmutación detodos los elementos.

Notas:1. Hanni Ossott, Cómo leer lapoesía-ensayos sobre literatura yarte-. Primera edición, Bid&Coeditores C.A.2. Alfredo Silva Estrada, lapalabra transmutada, la poesíacomo existencia. Editorial CEC,S.A. Otero ediciones, 2007.

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Contenido Maracay, Sábado 23 de junio de 201232

Un sábado por la tardededicado a la limpieza de la baulera a poner en orden trastos viejosdescubrí entre unas cajas de cartón un paquete envuelto en papel maderaatado con grueso hilo de cáñamooscurecido -----empolvado por el tiempo

Al abrirloencontré algunas cartas de mi abuela -recetas de cocinafacturas amarillentas de comercios que ya no existenprospectos médicos recortes de diarios-principalmente de la página de avisos fúnebres-estampitas de santos[entre otros tantos registrosde su ordenado universo doméstico]y varios cuadernoscorrespondientes a sus últimos años de vidaen los que anotó en prolijas columnassus gastos -semana a semana en el mercado - la panadería-el pago del periódicolas cuentas de medicamentos-del pedicuro-del oculista -de sus médicosTambién estaban asentadas las sumas que donaba regularmentea la parroquia de San Patricioa estas entradas les sigue la leyenda:"le dejé una botella de whisky al párroco"y el precio correspondiente de compraTestimonio fáctico de una estrategia personal para ganarse un lugaren el cielo

Viejos papeles

La fotografía

El Avión Negro y otros Poemas ESTEBAN MOORE

El avión negro

El marco de plata trabajada de unos 14 x 10 cmestuvo olvidado dentro de un sobreen uno de los cajones de un mueblevaya a saber cuántos añosHasta que un día fue descubierto por una de mis hijasquien sacó de él una vieja fotografíalo limpió -le dio brilloy lo utilizó para colocar la foto de su novio-ya no recuerdo cuál-Esa fotografía antigua -de color sepiade una mujer joven y una niña con largos vestidos - abrigos con cuellos de pielsombreros -de fines del XIX o muy de principios del XXbotines acordonados -tacos casi imperceptibles anduvo dando vueltas por la casa-habitó rincones sin luzNo sé quién volvió a encontrarla y la dejó sobre la mesa del comedorentre un montón de papelesUna tarde de domingo con lluviadecidí poner orden y archivarlosentonces llegó mi turno de enfrentarme con esa imagenla miré detenidamente-----me inquietó la adustez de los rostrosla tristeza en sus miradasEn el reverso mi abuela había escrito/era su letra no había dudas/en tinta negra y con pluma fuente"Tiíta Flo y Helen Kathleen,quien murió de fiebre escarlatina,a los once años de edad, en St Cloud, París"(Aunty Flo & Helen Kathleen, who died when 11 years old,of scarlet fever, in St Cloud, Paris)Tenía también el sello algo borroneado del fotógrafoGilbert Frères (peintres photographes)Quiénes eran-esa mujer joven y esa niñaretratadas en las afueras de ParísQué hacía esa fotografía antiguaentre los recuerdos familiares-ya desaparecidala generación de nuestros abuelos nunca llegaré a saberloQuizás alguien en un suburbio dublinenseo en algún pueblito en el condado de Longfordtenga una vieja fotografía de una joven parejasonriendo ante la cámaraen un estudio fotográfico de Buenos Aires o en la rambla de Mar del Platay se esté haciendo preguntas similares a las mías

Es asombroso cómo en ocasiones el color de un objeto cualquiera-un sonido

-la estela de perfume que deja una mujer-alguna palabra -el estribillo de una canción

o la transparente y cálida luzde esta mañana de septiembre

-por ejemplogatillan en la arbitraria superficie de la memoriahechos-acontecimientos ---tendidos en el olvido

Hoy el aroma del césped recién cortado de un jardincitomezclándose con el olor a combustible mal quemado

de los automóviles detenidos en el semáforo de la avenidame devolvió imágenes de la infancia en Lobos

de una tarde en particular -en el bar de Ferraresiun local con mucha madera -en el edificio de la Sociedad Italiana

Allíme llevaba mi abuelo al término de los remates de hacienda

en la Feria de Cardonerme hacía sentar en una mesa frente a las carameleras

y a cambio de buenos modales-estarse quieto y mucho silencio-

me dejaba pedir toda la Bidú y el helado que pudiera consumirÉl ocupaba su lugar en la mesa acostumbrada en el centro del salóncompartida habitualmente con don Antonio -don Arturo -don Jorge

todos donesa quienes atendía el patrón del bar

siempre y en todo momento- el Señor Ferraresique -entre pedido y pedido -llevaba cuentas interminables

en una libreta de tapas de hule negrosemioculto detrás de botellas de whisky -gin- y licores

expuestas en un extremo de la barraFue allí

donde por primera vez escuché hablardel avión negro

---Sí ----fue ahí-----podría jurarloEra verano -las ventanas estaban abiertas

y las persianas entrecerradasfiltraban los restos de un sol agobiante

Los Magnetti Marelli de techocon el lento giro de sus grandes aspas

removían el aire caliente -el humo de los cigarros - de los cigarrillosEso creo ............ o así creo creer

No puedo precisar quién se refirió a élmucho menos explicar por qué esa imagen quedó grabada en mi mente

Lo cierto es que -como tantos otros- repentinamente desarrolléun apresurado interés por los aviones en vuelo

A partir de ese momento -sin importar dónde estuviéramosen el aula -en el patio de la escuela -o en la libertad de la llanura

cada vez que oíamos el sonido de motores en el firmamentohallábamos el modo de rastrillar el cielo con la miradatratando de definir el color de las lejanas aeronaves

Hoy a décadas de distancia mientras espero para cruzar una calleen una Buenos Aires

-crecida -sucia -ruidosael avión negro es ya un acontecimiento anecdótico

pero es también esa pregunta nunca contestadaacerca del color elegido

Acaso con el paso del tiempo -no se transformaríaen ese otro de vivos colores

un avión de una aerolínea de banderadel que -un día de lluvia

descendió el viejo general exiliadodeclarándose "un león herbívoro"

Anécdotas de la historia en el país del tenemos de todode la riqueza fabulosa

el hogar de los mejores del mundomezclándose con el sonido de las palabras

-graves -acusadoras-amenazantes

de unos y otros- propios y ajenosque en esta hermosa mañana de septiembre aún flotan en el aire

-como lo hicieron aquel díabajo las grandes aspas de los ventiladores

en el bar de Ferraresi.