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Director:+Felipe Bacarreza Rodríguez

Comite de Redacción:Pbro. Eduardo RiquelmePbro. Pablo LastregoSrta. Marcia GonzálezE-mail: surcosnoticias@gmail.com

Impresión:El Sur Impresores

Índice

Portada: San José, cuadro pintado por Fray Pedro Subercaseaux. Casa de Algarrobo, padres SVD

Voz del Pastor. La eutanasia, ¿es vida o es muerte?

Francisco: La Iglesia, nuevo pueblo y nueva alianza

Francisco al Parlamento de Europa

Mensaje de los Obispos al pueblo de Chile

Colegio San Gabriel Arcángel. Bendición nuevo edifi cio

Madrugadores comienzan el Mes de María

Bendición Capilla San Francisco, Parroquia San Diego de Alcalá

Refl exión 35. La falacia del «suicidio digno»

Diaconado permanente. Próximas ordenaciones

Movimientos y departamentos de pastoral. Encuentro con el Obispo

Seminaristas mayores de Santa María de Los Ángeles

Fundación Juan XXIII. Colegio San Rafael Arcángel

Fundación Juan XXIII. Escuela San Juan Diego, Butalelbún

Fundación Juan XXIII. Escuela Beato Ceferino, Cauñicú

Contribución a la Iglesia, agosto 2014

Noticias

Benedictinas de la Natividad, Madrid

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Voz del PastorLa eutanasia, ¿es vida o es muerte?

El caso de la ciudadana norteamericana Brittany Maynard, que, afectada por un cáncer cerebral, programó el día de su muerte y, después de una vasta difusión en los medios, la llevó a cabo el 1 de noviembre, asistida por su médico, puso sobre el tapete el tema de la eutanasia. Un grupo de fi eles pidió a nuestro Obispo Mons. Felipe Bacarreza que hiciera una exposición sobre la doctrina de la Iglesia en referencia a este tema. La exposición se realizó en el Auditorio de la Universidad Santo Tomás de Los Ángeles el miércoles 3 de diciembre. La publicamos a continuación como la voz de nuestro Pastor

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Introducción

San Agustín en sus Confesiones, después de interrogar a todos los seres que impactaban sus sentidos, agrega: «Entonces me dirigí a mí mismo y me pregunté: “¿Y tú quién eres?”. Yo contesté: “Un hombre”. Aquí me tienes dotado de un cuerpo y de un alma, el uno exterior, la otra interior» (Confesiones, Libro X,9).

La pregunta: «¿Quién es el hombre? –se entiende, el ser humano, hombre y mujer–, ha preocupado a los hombres de todas las épocas. De la respuesta que demos a esta pregunta depende la cualifi cación moral –buena o mala– de todas las conductas del ser humano, en modo particular las que lo afectan más profundamente, como son las que se refi eren a su misma existencia, es decir, la vida y la muerte. Todos sabemos, por propia experiencia, que cuando el ser humano hace una acción que su conciencia cualifi ca como «mala», sufre menoscabo en su dignidad; en cambio, cuando hace una acción que su conciencia cualifi ca como «buena», su dignidad es realzada, se realiza como persona.

Para demostrar que la pregunta acerca del hombre ha estado siempre en el centro de la preocupación de los seres humanos de todas las épocas, tomemos un texto antiguo, que tenemos a mano en nuestra propia lengua: la Biblia. En sus primeras páginas encontramos dos respuestas a esa pregunta; ambas ponen al ser humano por encima de todos los demás seres del mundo visible. Ambas sitúan la respuesta en el origen.

El más antiguo de esos textos –estamos hablando de más de mil años antes de Cristo– explica el origen del hombre en estos términos: «El Señor Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufl ó en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente» (Gen 2,7). Explica la superioridad del ser humano poniendo el origen de su vida en el soplo de Dios. La vida del ser humano es un don de Dios y permanece siempre vinculada a Dios. Sólo Dios puede darla y quitarla, como comenta el Salmo 104: «Les retiras su

aliento (espíritu) y expiran y vuelven a su polvo; envías tu aliento (Espíritu) y son creados…» (Sal 104,29-30). El aliento del hombre es el de Dios; Dios lo da y Dios lo retira.

La otra respuesta que se da acerca del hombre en la Biblia es la que está puesta en la primera página y comienza con la afi rmación: «En el principio creó Dios el cielo y la tierra» (Gen 1,1). Este relato data de aprox. 500 años antes de Cristo. Explica la superioridad del ser humano poniendo su origen en relación estrecha con el mismo Creador de todo. En efecto, después de relatar la creación de todos los seres visibles como una obra de la Palabra de Dios –«Dijo Dios: Haya luz. Y hubo luz…»– , llega el punto culminante de toda la creación: «Hagamos al ser humano (adam) a nuestra imagen y semejanza… Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó» (Gen 1,26.27).

Meditando estos textos, el Salmo 8 formula la antigua pregunta sobre el hombre y se admira de que el mismo Dios se interese tanto por él: «¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de Adán para que de él te cuides? Lo hiciste poco inferior a un dios, lo coronaste de gloria y dignidad; lo hiciste el señor de la obra de tus manos; todo lo pusiste bajo sus pies» (Sal 8,5-7).

La pregunta acerca de qué es el hombre ha atravesado todos los tiempos y todas las latitudes. Vengamos a nuestros días. El Concilio Vaticano II, en la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual (Gaudium et Spes, año 1965) constata que es también la preocupación de nuestros días: «Ante la actual evolución del mundo, son cada día más numerosos los que se plantean con nueva penetración las cuestiones más fundamentales: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que, a pesar de tantos progresos, subsiste todavía?... ¿Qué hay después de esta vida temporal?» (GS 10).

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Hemos hecho esta larga introducción, porque la respuesta que se dé al tema de la eutanasia, que es el tema de esta charla, depende de la respuesta que se dé a la pregunta: ¿Qué es el hombre?, es decir, para decirlo de manera más técnica, depende de la antropología que se sustente.

Defi nición de eutanasia

La palabra «eutanasia» está compuesta por dos términos griegos: la partícula «eu» que signifi ca «bueno» y el sustantivo «thánatos» que signifi ca «muerte». El compuesto «euthanasía» se usó para designar una «muerte buena», una «muerte dulce». Desde el principio, designó una muerte que tiene esas características, porque el momento y el modo lo elige el mismo ser humano.

Actualmente, la palabra «eutanasia», en nuestro lenguaje, designa la muerte que uno elige para sí mismo, para evitar que sea dolorosa, causandosela por sí mismo o por medio de otros. Cuando la acción de causar la muerte es del mismo que la sufre, se trata de un suicidio. Cuando la acción es de terceros, esa acción es un homicidio. La eutanasia abraza ambos casos; se trata de elegir el momento de la muerte y el modo de provocarsela de manera que no sea dolorosa.

La encíclica del Papa San Juan Pablo II «Evangelium vitae», antes de analizar la moralidad de la eutanasia, comienza por defi nirla: «Para un correcto juicio moral sobre la eutanasia, es necesario ante todo defi nirla con claridad. Por eutanasia, en sentido verdadero y propio, se debe entender una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fi n de eliminar cualquier dolor. La eutanasia se sitúa, pues, en el nivel de las intenciones o de los métodos usados» (EV, 65).

El contexto actual

El tema se había puesto sobre el tapete en nuestro país en al año 2006, cuando algunos diputados propusieron discutir en el parlamento un proyecto de ley sobre la eutanasia. La ley sobre la eutanasia contempla el caso del enfermo terminal, es decir, del enfermo que no tiene esperanza de recuperar la salud y a quien la enfermedad le produce fuertes dolores. Con el consentimiento explícito del paciente (o de sus parientes, cuando el paciente está inconsciente), la ley permitiría al médico inyectarle al enfermo el veneno que lo mata sin que éste sienta dolores: sería una «muerte dulce», una «eutanasia».El tema ha adquirido actualidad en estos últimos días por el caso, ampliamente difundido en los medios, de la muerte de la mujer estadounidense de 29 años, Brittany Maynard, que decidió poner

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fi n a su vida en el día y la forma por ella elegidos, cuando se le diagnosticó un cáncer cerebral. El diagnóstico se confi rmó en abril de 2014 y ella eligió el 1 de noviembre para su muerte. Para poder realizar su acción de quitarse la vida renunció a los cuidados médicos y paliativos que le ofrecía su propio estado de California y se fue a vivir al estado de Obregon que es uno de los tres estados de USA donde la ley permite la eutanasia. Antes de su muerte fue activista de la organización «Compasión y elecciones» («Compassion & Choices») y creó la Fundación Brittany Maynard para la legalización de la eutanasia en los estados de USA donde aún es ilegal.

La causa de su muerte se defi ne como «suicidio asistido». Pero, en realidad, el médico que le proporcionó las pastillas letales es cómplice. Sin su concurso la muerte no se habría realizado. Su acción tiene como fi nalidad la muerte; es un homicidio. Se sitúa en el campo de la «intención». Se trata de una acción –proporcionar un medio de muerte para que ese medio se use y la muerte se produzca– cuya intención es causar la muerte.Más claramente es un homicidio cuando la acción del médico consiste en inyectar una droga letal. El médico tiene que presionar la jeringa, haciendo una acción que causa la muerte. Esa acción tiene como fi nalidad matar; es un homicidio. En el certifi cado de defunción de Brittany se indica

una causa de muerte ofi cial: «tumor cerebral»; y una causa de muerte técnica: «suicidio asistido».

Algunos tratan de distinguir el suicidio asistido de la eutanasia. Según ellos, en el suicidio asistido el médico sólo proporciona los medios y la acción de matar la realiza el enfermo; en la eutanasia el médico realiza la acción de matar.

En cualquier caso, el médico está faltando gravemente al juramento de Hipócrates que hacen los médicos al recibir su título: «Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me lo soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo». El juramento hipocrático data del año 500 antes de Cristo. Demuestra que este problema no es nuevo. El caso de la eutanasia debió presentarse con cierta fuerza ya en ese tiempo, visto que ese texto –el juramento hipocrático–, que es breve, lo contempla, para excluirlo de la práctica médica. La eutanasia es la anti-medicina, pues su efecto no es sanar, ni aliviar, ni favorecer la vida, sino eliminarla.

Hace algunos días se publicó en la sección de cartas a la dirección de El Mercurio la carta de un médico que se refería a este tema sin nombrarlo. Decía que le molestaba profundamente que el paciente, al ver que él se acercaba, dudara si viene con intención de ayudarlo o de eliminarlo.

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La enfermedad terminal

En general, el tema de la eutanasia se invoca en el caso de un enfermo terminal, es decir, una persona a quien se le diagnostica poco tiempo más de vida. Además, ese tiempo restante de vida transcurrirá en medio de incomodidades y dolores. Y requerirá también creciente atención por parte de sus parientes y de personal médico y hospitalario.

Cuando la antropología que se sustenta es la que considera valiosa la vida del hombre sano y con capacidad de gozar de las comodidades y placeres del mundo (comida, bebida, sexo, diversiones) –lo que se llama «calidad de vida»–, entonces la vida del enfermo terminal carece de valor y se considera que es recomendable ponerle fi n.

Para la antropología cristiana, en cambio, la vida del enfermo terminal tiene un gran valor, el mismo valor que tiene la vida de una persona sana. El tiempo de vida de un enfermo terminal suele ser un tiempo para encontrarse con la propia verdad y con la verdad respecto de los demás y también, cuando se tiene fe, un tiempo para un encuentro más profundo con Dios. En los otros momentos de la vida, las pasiones impiden ver con claridad la verdad sobre sí mismo. El afán de poder, de poseer y de gozar obliga a aparentar lo que uno no es para conseguir esos objetivos y llevan muchas veces, con mayor o menor grado, a una doble vida. El enfermo terminal no tiene ya

ambiciones, no tiene afán de poder, ni de gozar, no aparenta. Vive la verdad. Y la verdad es lo que hace libres. Vive esos días de su existencia con una libertad que antes no había conocido. Siente que se ha liberado de muchas ataduras que lo esclavizaban. Su vida en esos últimos meses o días tiene inmenso valor. En ese tiempo de su vida ve muchas cosas que antes no veía.

El razonamiento a favor de la eutanasia –evitar al enfermo terminal prolongar un estado que no tiene «calidad de vida»– parece muy lógico y por eso algunas personas se muestran favorables a una ley de eutanasia. Pero, en el fondo, es el síntoma de una sociedad inhumana y egoísta. Una sociedad que comienza a considerar posible la eutanasia es una sociedad que considera inútil e inservible la vida de los débiles, de los ancianos, de los que deben ser objeto de cuidados, de los que impiden a los sanos el goce ilimitado. El Papa Francisco critica a esta sociedad llamandola «sociedad del descarte». En esta sociedad el enfermo terminal siente que él es un estorbo, que no es amado, que sería mejor para todos si él muriera, si pudiera ser descartado. En una sociedad que acepta la eutanasia el enfermo terminal desea morir pronto, la sociedad le hace sentir que eso sería lo mejor. Si se aprobara una ley de eutanasia, ese enfermo se vería obligado a pedir la inyección letal.

Se argumenta que no está obligado, porque él

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debe dar su consentimiento. Precisamente, dejar en manos de un enfermo terminal la decisión sobre su vida o su muerte es una crueldad inhumana, es ponerlo ante una permanente angustia, que es mucho más dolorosa que los dolores de su enfermedad. La decisión sobre la vida y la muerte, que pertenece sólo a Dios, se pasa a las manos del hombre y de un hombre que no está en situación de decidir sobre un asunto de tal importancia. En el fondo, la ley de la eutanasia equivale a inducir a los enfermos terminales a pedir la muerte. Si alguno se negara a hacerlo sentiría la presión de la sociedad: «Otros lo han hecho, fue sin dolor, ahorraron a su familia tantas molestias, esta enfermedad consume tantos recursos, etc.». Una sociedad en que prevalece el egoísmo individualista es la sociedad en la cual puede prosperar una ley de eutanasia.

La discusión sobre la eutanasia trae consigo otros temas que es necesario aclarar: el ensañamiento terapéutico, los cuidados paliativos, los medios proporcionales.

Ensañamiento terapéutico

El ensañamiento terapéutico son las intervenciones médicas tendientes a prolongar artifi cialmente la vida del enfermo, privandola de su sentido propiamente humano, o las intervenciones ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar, o bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia. El ensañamiento terapéutico signifi ca la prolongación innecesaria de un proceso irreversible acompañado de grandes dolores y angustias.

Cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede en conciencia renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia. No se pueden interrumpir, sin embargo, las curas normales debidas al enfermo en casos similares. Es obligación proporcionar al enfermo esos

cuidados normales, sobre todo, alimentación, hidratación, aseo y confort adecuado.

Al respecto el Catecismo enseña: «La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados a los resultados puede ser legítima. Interrumpir estos tratamientos es rechazar el “encarnizamiento terapéutico”. Con esto no se pretende provocar la muerte; se acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si para ello tiene competencia y capacidad o, si no, por los que tienen los derechos legales, respetando siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente» (N. 2278).

Cuidados paliativos

Los cuidados paliativos son los medios que ofrece hoy día la medicina para aliviar los dolores del enfermo. Es recomendable usarlos para que el enfermo pueda vivir esos momentos con mayor dignidad. Es lícito el uso de drogas que alivien el dolor incluso cuando se prevé que puedan abreviar la vida del enfermo. El Catecismo contempla ese caso: «El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana, si la muerte no es pretendida, ni como fi n ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados» (N. 2279).

Ya contemplaba ese caso la encíclica «Evangelium vitae»: «Es lícito suprimir el dolor por medio de narcóticos, a pesar de tener como consecuencia limitar la conciencia y abreviar la vida, si no hay otros medios y si, en tales circunstancias, ello no impide el cumplimiento de otros deberes religiosos y morales. En efecto, en este caso no se quiere ni se busca la muerte, aunque por motivos razonables se corra ese riesgo. Simplemente se pretende mitigar el dolor de manera efi caz, recurriendo

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a los analgésicos puestos a disposición por la medicina. Sin embargo, no es lícito privar al moribundo de la conciencia propia sin grave motivo» (N. 65).

Sin duda, el cuidado paliativo más importante que puede darse a un enfermo en estado terminal es la cercanía y el amor desinteresado de sus seres queridos. Tal vez el sufrimiento mayor de un enfermo terminal es la soledad y, por tanto, el alivio mayor es la compañía de su familia. Ante la cercanía de la muerte, el enfermo se siente sólo. Han desaparecido todos los conocidos cuya relación era de interés. En estas circunstancias permanece sólo la familia. Muchas veces el enfermo siente que no ha valorizado a su familia como merecía, su esposa, sus hijos. Ese tiempo le ofrece la posibilidad de hacerlo y, eventualmente, de reconciliarse con ellos plenamente. Ellos deben hacer sentir al enfermo que él es importante y que es amado como persona, no por sus cosas, ni por su poder, ni por su salud. Ningún alivio puede sustituir el afecto sincero de los familiares, que convenzan al enfermo de que su vida, aun en ese estado en que se encuentra, es de un valor infi nito, porque pertenece a Dios y porque todavía puede hacer un acto de amor que vale más que todo el mundo visible junto.

Por su parte, el enfermo ofrece a sus cercanos una posibilidad única: la posibilidad de enfrentarse con la verdad de nuestra condición de seres mortales. En esa situación es posible comprender la necedad de la mentalidad hedonista e individualista, que es representada vivamente por Jesús en aquel hombre que razonaba diciendo: «Alma tienes bienes acumulados para muchos años: descansa, come, bebe, pasalo bien». No había considerado la verdad de su condición mortal, que lo tomaría desprevenido: «Necio, esta misma noche te será reclamada la vida» (Lc 12,19-20).

Hemos dejado para el fi nal el medio paliativo más efi caz: el consuelo de Dios, el consuelo que concede Dios por medio de sus Sacramentos. Personalmente, me ha tocado asistir a muchos

enfermos terminales, sobre todo, en los años en que trabajé en Roma. Allá visitaba todas las semanas un hospital para enfermos de cáncer terminales. Tengo muchas experiencias que contar. Pero las resumo todas diciendo que nunca me ha tocado dar los Sacramentos a un enfermo sin dejarlo lleno de consuelo, incluso de alegría. Sostengo que el Sacramento cuyo efecto de gracia es más visible es la Unción de los enfermos. Uno la ofrece a un enfermo que está con expresión de dolor extremo y cuando termina de administrarla, incluyendo la lectura de la Palabra de Dios, deja a un enfermo con expresión de paz y alegría, visibles en su rostro.

La fórmula de la Unción es efi caz: «Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que libre de tus pecados te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad». El enfermo queda confortado. Puede ser una crueldad privar a un enfermo cercano a la muerte de este consuelo.

El consuelo de la fe es el más grande que puede tener un enfermo en la cercanía de la muerte por otro motivo: porque ve cercana la vida eterna, que es la verdadera. Con razón, Santa Teresita del Niño Jesús, en la proximidad de la muerte, consolaba ella a sus hermanas que estaban afl igidas, diciendoles: «Yo no muero, yo entro en la vida». Podrían citarse muchos otros ejemplos.

La proporcionalidad de los medios

A todo enfermo es necesario proporcionarle los medios que ofrece la medicina para conservar la vida y sanar. Es obligatorio proveer al enfermo los cuidados básicos: alimento, bebida, aseo y otras comodidades que se deben a una persona enferma. Es necesario ofrecerles los cuidados paliativos que le permitirán vivir con dignidad su situación.

Pero no se está obligado a recurrir a medios desproporcionados, es decir, medios de carácter extraordinario, o de excesivo costo, que tienen como efecto, no la curación del

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enfermo, sino sólo prolongar su vida por un breve tiempo más y en condiciones precarias, a veces, hasta inhumanas.

Por último, hay que dejar que el enfermo asuma su propia muerte, es decir, que opte por no retardar un evento cierto, más o menos próximo, recurriendo a terapias que, si bien prolongan por un breve tiempo la propia vida, traerán ulteriores sufrimientos a su propia persona y podrán causar graves perjuicios al patrimonio familiar.

La eutanasia a la luz de la fe cristiana

Hemos dicho que la evaluación moral de una conducta humana depende de la antropología que se sustente. Pero toda persona está obligada a buscar la verdad sobre el ser humano. El cristiano católico sostiene que esa verdad le ha sido dada como un don y la encuentra en la Palabra de Dios y en el magisterio de la Iglesia.

Basandose en la Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura tal como ha sido entendida y vivida siempre en la tradición, la Iglesia enseña que la vida humana es un don de Dios y que sólo Dios puede decidir cuándo ponerle término en su fase terrena. Por eso enseña que la eutanasia, que usurpa ese derecho a Dios, es gravemente inmoral. Lo dice con gran fuerza el Papa San Juan Pablo II en su encíclica sobre la vida humana: «De acuerdo con el Magisterio de mis Predecesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia Católica, confi rmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal» (Evangelium vitae, 65).

Lo enseña el Catecismo de la Iglesia Católica recogiendo todo el magisterio anterior: «Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fi n a la vida de personas disminuidas, enfermas

o moribundas. Es moralmente inaceptable. Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se puede haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar y excluir siempre» (N. 2277).

La eutanasia rompe el principio de la inviolabilidad de la vida humana

Una vez que la decisión sobre la vida del hombre deja de ser del dominio exclusivo de Dios y pasa a la decisión del hombre, aunque se pretenda en forma muy restrictiva, ya se ha roto el principio de la inviolabilidad de la vida humana que ha sostenido a nuestra sociedad hasta ahora. En adelante, la discusión será solamente sobre el límite a partir del cual un enfermo comienza ser invitado a pedir la eutanasia. Ahora se habla de enfermo terminal; pero nada impide que más adelante se pase a considerar apto para recibir la inyección letal todo enfermo que ya no produzca nada y que tenga que ser atendido por otros. El paso siguiente será impulsar a dar ese paso a toda persona débil, a los miserables, a los que deben ser mantenidos por otros, etc. Cuando la vida del hombre queda en manos del hombre, tenemos que comenzar a cuidarnos unos de otros y a temernos unos a otros.

Bernard Nathanson, el doctor judío, que se convirtió a la Iglesia Católica después de haber cometido, según su propia confesión, más de 60.000 abortos, en su libro «The Hand of God», comentando el juramento de Hipócrates, escribe: «En cuanto a la prohibición de dar una “medicina mortal” (eutanasia), recuerdo bien los guiños y codazos de los residentes de pediatría, cuando hicimos la ronda en enfermería, – entonces, yo estaba en cuarto año de medicina–, y preguntamos por un niño mongólico que había sido admitido el día

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antes. El niño había sido admitido sólo para ser contado al día siguiente entre los “faltantes” (missing)».

Dios concedió al hombre el dominio de toda la creación visible. Pero le puso un límite. Ese límite es la expresión de que el ser humano es creatura y no Creador. Ese límite que el ser humano no puede traspasar es el respeto a la vida humana. Ningún ser humano puede disponer de la vida humana, ni de la propia ni de la ajena. Traspasar este límite equivale a usurpar la condición de Creador, equivale a querer ser Dios y no hombre. Se vuelve, por este camino sutil, al antiguo pecado de Adán, que quiso ser Dios, pero que, lejos de ser Dios, sumió a toda la humanidad en la muerte. Sólo Dios puede decir: «Yo doy la muerte, yo doy la vida» (Deut 32,39). La eutanasia pone en evidencia la oculta pretensión del hombre moderno de ser Dios. Los resultados de esa pretensión ya sabemos cuáles son.

La eutanasia consiste en matar al enfermo antes del tiempo en que Dios lo tenía decidido. Es el hombre que declara: «Yo doy la muerte». Legalizada la eutanasia, el «cuándo» comienza a ser objeto de las deliberaciones humanas. Por otro lado, la prolongación de la vida del enfermo terminal con medios artifi ciales excesivos –el «ensañamiento terapéutico»–, consiste en dilatar la muerte del enfermo más allá del tiempo que Dios tiene decidido. También ésta es una pretensión de ponerse en el lugar de Dios. Es el hombre que declara: «Yo doy la vida». Ambas acciones se vuelven contra el hombre, una porque lo mata y la otra, porque le impide morir dignamente cuando ha llegado su hora.

En la medida que nuestra sociedad sea más solidaria y se viva más el precepto cristiano del amor, se conjurará el peligro de una ley de eutanasia, porque tendremos verdadero amor por nuestros enfermos terminales. En la medida que la sociedad sea más egoísta, estamos en peligro de ver la discusión y eventual aprobación de esta ley, como ha ocurrido en otros países. Lo

único que puede proteger la vida de los débiles, entre los cuales los enfermos terminales son los más extremos, es la fe en Dios. Siempre será verdad la afi rmación del Concilio Vaticano II: «Sin el Creador, la criatura se diluye (evanescit)» (G.S. 36). Uno de los grandes males de nuestra sociedad es la falta de fe, el ateísmo y el agnosticismo.

El ser humano está llamado a poseer una vida que no termina

Quiero terminar esta exposición con unas palabras de la encíclica «Evangelium vitae» que nos recuerdan nuestra vocación a poseer, por un don gratuito de Dios, una vida que no termina, porque es la vida de Dios: «El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación sobrenatural manifi esta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es condición básica, momento inicial y parte integrante de todo el proceso unitario de la vida humana. Un proceso que, inesperada e inmerecidamente, es iluminado por la promesa y renovado por el don de la vida divina, que alcanzará su plena realización en la eternidad (cf. 1 Jn 3, 1-2). Al mismo tiempo, esta vocación sobrenatural subraya precisamente el carácter relativo de la vida terrena del hombre y de la mujer. En verdad, esta vida terrena no es realidad “última”, sino “penúltima”; es realidad sagrada, que se nos confía para que la custodiemos con sentido de responsabilidad y la llevemos a perfección en el amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos» (N. 2).

+ Felipe Bacarreza Rodríguez

Obispo de Santa María de Los Ángeles

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Papa Francisco

Después del mes estivo (en Roma) de julio, el Santo Padre retomó las catequesis so-bre la Iglesia en la Audiencia General del miércoles 6 de agosto. Esta vez se refi rió a la Iglesia como nuevo pueblo de Dios fundado en una nueva alianza. Explica que Jesús, como nuevo Moisés, entrega su ley en el monte, comenzando por las Bienaventuran-zas. El Papa Francisco hizo repetir a los presentes las Bienaventuranzas una por una. Luego se refi rió al criterio con el cual seremos juzgados recordando la escena del juicio fi nal del capítulo 25 de Mateo. Dio a los presentes la tarea de repasar el texto de las Bienaventuranzas de Mt 5, para tener el modelo de la vida cristiana, y el texto del juicio fi nal de Mt 25, para hacer un examen de conciencia.

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La Iglesia, nuevo pueblo y nueva alianzaPlaza San Pedro, miércoles 6 agosto 2014

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En las catequesis anteriores hemos visto cómo la Iglesia constituye un pueblo, un pueblo preparado por Dios con paciencia y amor y al cual estamos todos llamados a pertenecer. Hoy quisiera poner de relieve la novedad que caracteriza a este pueblo: se trata verdaderamente de un nuevo pueblo, que se funda en la nueva alianza establecida por el Señor Jesús con la entrega de su vida. Esta novedad no niega el camino precedente ni se contrapone al mismo, sino que más bien lo conduce hacia adelante, lo lleva a su realización.

1. Hay una fi gura muy signifi cativa, que cumple la función de bisagra entre el Antiguo y el Nuevo Testamento: Juan Bautista. Para los Evangelios sinópticos él es el «precursor», quien prepara la venida del Señor, predisponiendo al pueblo para la conversión del corazón y la acogida del consuelo de Dios ya cercano. Para el Evangelio de Juan es el «testigo», porque nos hace reconocer en Jesús a aquel que viene de lo alto, para perdonar nuestros pecados y hacer de su pueblo su esposa, primicia de la humanidad nueva. Como «precursor» y «testigo», Juan Bautista desempeña un papel central dentro de toda la Escritura, ya que hace las veces de puente entre la promesa del Antiguo Testamento y su realización, entre las profecías y su realización en Jesucristo. Con su testimonio Juan nos indica a Jesús, nos invita a seguirlo, y nos dice sin medias tintas que esto requiere humildad, arrepentimiento y conversión: es una invitación que él hace a la humildad, al arrepentimiento y a la conversión.

2. Como Moisés había estipulado la alianza con Dios en virtud de la ley recibida en el Sinaí, así Jesús, desde una colina a orillas del lago de Galilea, entrega a sus discípulos y a la multitud una enseñanza nueva que comienza con las Bienaventuranzas. Moisés da la Ley en el Sinaí y Jesús, el nuevo Moisés, da la Ley en ese monte, a orillas del lago de Galilea. Las Bienaventuranzas son el camino que Dios indica como respuesta al deseo de felicidad ínsito en el hombre, y perfeccionan los mandamientos de la Antigua Alianza. Nosotros estamos acostumbrados a aprender los diez mandamientos –cierto, todos ustedes los conocen, los han aprendido en la

catequesis–, pero no estamos acostumbrados a repetir las Bienaventuranzas. Intentemos, en cambio, recordarlas e imprimirlas en nuestro corazón. Hagamos una cosa: yo las diré una tras otra y ustedes las repetirán. ¿De acuerdo?

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». (en el aula repiten).«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados». (repiten)«Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra». (repiten)«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados». (repiten)«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia». (repiten)«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». (repiten).«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán ellos llamados hijos de Dios». (repiten)«Bienaventurados los perseguidos por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos». (repiten)«Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa». Les ayudo: (repite con la gente). «Bienaventurados ustedes cuando los insulten y los persigan y los calumnien de cualquier modo por mi causa». «Alegrense y regocijence, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo». (repiten).

¡Geniales! Pero hagamos una cosa: les doy una tarea para la casa, una tarea para hacer en casa.

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Tomen el Evangelio, el que llevan con ustedes... Recuerden que deben llevar siempre un pequeño Evangelio con ustedes, en el bolsillo, en la cartera, siempre; el que tienen en casa. Lleven el Evangelio, y en los primeros capítulos de Mateo –creo que en el 5º– están las Bienaventuranzas. Y hoy, mañana en casa, leanlas. ¿Lo harán? (en el aula repiten: ¡Sí!). Para no olvidarlas, porque es la Ley que nos da Jesús. ¿Lo harán? Gracias.

En estas palabras está toda la novedad traída por Cristo, y toda la novedad de Cristo está en estas palabras. En efecto, las Bienaventuranzas son el retrato de Jesús, su forma de vida; y son el camino de la verdadera felicidad, que también nosotros podemos recorrer con la gracia que nos da Jesús.

3. Además de la nueva Ley, Jesús nos entrega también el «código» a partir del cual seremos juzgados. Cuando llegue el fi n del mundo seremos juzgados. ¿Y cuáles serán las preguntas que nos harán en ese momento? ¿Cuáles serán esas preguntas? ¿Cuál es el código a partir del cual el juez nos juzgará? Es el que encontramos en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo. La tarea de hoy es leer el quinto capítulo del Evangelio de Mateo donde

están las Bienaventuranzas; y leer el vigésimo quinto, donde está el protocolo, las preguntas que nos harán el día del juicio. No tendremos títulos, créditos o privilegios para presentar. El Señor nos reconocerá, si a su vez lo hemos reconocido en el pobre, en el hambriento, en quien pasa necesidad y es marginado, en quien sufre y está solo... Es este uno de los criterios fundamentales de verifi cación de nuestra vida cristiana, a partir del cual Jesús nos invita a medirnos cada día. Leo las Bienaventuranzas y pienso cómo debe ser mi vida cristiana, y luego hago el examen de conciencia con este capítulo 25 de Mateo. Cada día: ¿he hecho esto, he hecho esto, he hecho esto...? Nos hará bien. Son cosas sencillas pero concretas.

Queridos amigos, la nueva alianza consiste precisamente en esto: en verse, en Cristo, envueltos por la misericordia y la compasión de Dios. Es esto lo que llena nuestro corazón de alegría, y es esto lo que hace de nuestra vida un testimonio hermoso y creíble del amor de Dios por todos los hermanos que encontramos a diario. Recuerden las tareas. Capítulo 5 de Mateo y capítulo 25 de Mateo. ¡Gracias!

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Señor Presidente, Señoras y Señores Vicepresidentes,Señoras y Señores Eurodiputados,Trabajadores en los distintos ámbitos de este hemiciclo,Queridos amigos

Les agradezco que me hayan invitado a tomar la palabra ante esta institución fundamental de la vida de la Unión Europea, y por la oportunidad que me ofrecen de dirigirme, a través de ustedes, a los más de quinientos millones de ciudadanos de los 28 Estados

miembros a quienes representan. Agradezco particularmente a usted, Señor Presidente del Parlamento, las cordiales palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de todos los miembros de la Asamblea.

Mi visita tiene lugar más de un cuarto de siglo después de la del Papa Juan Pablo II. Muchas cosas han cambiado desde entonces, en Europa y en todo el mundo. No existen los bloques contrapuestos que antes dividían el Continente en dos, y se está cumpliendo lentamente el deseo de que «Europa, dándose soberanamente

Papa Francisco al Parlamento de Europa

El 25 de noviembre el Papa Francisco fue invitado a hablar al Parlamento Europeo, que tiene su sede en la ciudad de Estrasburgo, Francia. El Papa hizo un importante discurso en el cual analizó los problemas del antiguo Continente a la luz del Evangelio. En el Parlamento Europeo están representados 28 Estados, en los cuales viven 500 millones de personas. Es un foro de la máxima importancia. Por eso el discurso del Santo Padre adquiere un carácter histórico. Muchos de los puntos que trata son aplicables también a la situación de nuestro país.

Un mensaje de esperanza y de alientoEstrasburgo, 25 noviembre 2014

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instituciones libres, pueda un día ampliarse a las dimensiones que le han dado la geografía y aún más la historia».

Junto a una Unión Europea más amplia, existe un mundo más complejo y en rápido movimiento. Un mundo cada vez más interconectado y global, y, por eso, siempre menos «eurocéntrico». Sin embargo, una Unión más amplia, más infl uyente, parece ir acompañada de la imagen de una Europa un poco envejecida y reducida, que tiende a sentirse menos protagonista en un contexto que la contempla a menudo con distancia, desconfi anza y, tal vez, con sospecha.

Al dirigirme hoy a ustedes desde mi vocación de Pastor, deseo enviar a todos los ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento.

Un mensaje de esperanza basado en la confi anza de que las difi cultades puedan convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa –junto a todo el mundo– está atravesando. Esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien y la muerte en vida.

Un mensaje de aliento para volver a la fi rme convicción de los Padres fundadores de la Unión Europea, los cuales deseaban un futuro basado en la capacidad de trabajar juntos para superar las divisiones, favoreciendo la paz y la comunión entre todos los pueblos del Continente. En el centro de este ambicioso proyecto político se encontraba la confi anza en el hombre, no tanto como ciudadano o sujeto económico, sino en el hombre como persona dotada de una dignidad trascendente.

Quisiera subrayar, ante todo, el estrecho vínculo que existe entre estas dos palabras: «dignidad» y «trascendente».

La «dignidad» es una palabra clave que ha caracterizado el proceso de recuperación en la

segunda postguerra. Nuestra historia reciente se distingue por la indudable centralidad de la promoción de la dignidad humana contra las múltiples violencias y discriminaciones, que no han faltado, tampoco en Europa, a lo largo de los siglos. La percepción de la importancia de los derechos humanos nace precisamente como resultado de un largo camino, hecho también de muchos sufrimientos y sacrifi cios, que ha contribuido a formar la conciencia del valor de cada persona humana, única e irrepetible. Esta conciencia cultural encuentra su fundamento no sólo en los eventos históricos, sino, sobre todo, en el pensamiento europeo, caracterizado por un rico encuentro, cuyas múltiples y lejanas fuentes provienen de Grecia y Roma, de los ambientes celtas, germánicos y eslavos, y del cristianismo que los marcó profundamente, dando lugar al concepto de «persona».

Hoy, la promoción de los derechos humanos desempeña un papel central en el compromiso de la Unión Europea, con el fi n de favorecer la dignidad de la persona, tanto en su seno como en las relaciones con los otros países. Se trata de un compromiso importante y admirable, pues persisten demasiadas situaciones en las que los seres humanos son tratados como objetos, de los cuales se puede programar la concepción, la confi guración y la utilidad, y que después pueden ser desechados cuando ya no sirven, por ser débiles, enfermos o ancianos.

Efectivamente, ¿qué dignidad existe cuando falta la posibilidad de expresar libremente el propio pensamiento o de profesar sin constricción la propia fe religiosa? ¿Qué dignidad es posible sin un marco jurídico claro, que limite el dominio de la fuerza y haga prevalecer la ley sobre la tiranía del poder? ¿Qué dignidad puede tener un hombre o una mujer cuando es objeto de todo tipo de discriminación? ¿Qué dignidad podrá encontrar una persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir o, todavía peor, que no tiene el trabajo que le otorga dignidad?

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Promover la dignidad de la persona signifi ca reconocer que posee derechos inalienables, de los cuales no puede ser privada arbitrariamente por nadie y, menos aún, en benefi cio de intereses económicos.

Es necesario prestar atención para no caer en algunos errores que pueden nacer de una mala comprensión de los derechos humanos y de un paradójico mal uso de los mismos. Existe hoy, en efecto, la tendencia hacia una reivindicación siempre más amplia de los derechos individuales –estoy tentado de decir individualistas–, que esconde una concepción de persona humana desligada de todo contexto social y antropológico, casi como una «mónada», cada vez más insensible a las otras «mónadas» de su alrededor. Parece que el concepto de derecho ya no se asocia al de deber, igualmente esencial y complementario, de modo que se afi rman los derechos del individuo sin tener en cuenta que cada ser humano está unido a un contexto

social, en el cual sus derechos y deberes están conectados a los de los demás y al bien común de la sociedad misma.

Considero por esto que es vital profundizar hoy en una cultura de los derechos humanos que pueda unir sabiamente la dimensión individual, o mejor, personal, con la del bien común, con ese «todos nosotros» formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. En efecto, si el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de confl ictos y de violencias.

Así, hablar de la dignidad trascendente del hombre, signifi ca apelarse a su naturaleza, a su innata capacidad de distinguir el bien del mal, a esa «brújula» inscrita en nuestros corazones y que Dios ha impreso en el universo creado; signifi ca sobre todo mirar al hombre no como

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un absoluto, sino como un ser relacional. Una de las enfermedades que veo más extendidas hoy en Europa es la soledad, propia de quien no tiene lazo alguno. Se ve particularmente en los ancianos, a menudo abandonados a su destino, como también en los jóvenes sin puntos de referencia y de oportunidades para el futuro; se ve igualmente en los numerosos pobres que pueblan nuestras ciudades y en los ojos perdidos de los inmigrantes que han venido aquí en busca de un futuro mejor.

Esta soledad se ha agudizado por la crisis económica, cuyos efectos perduran todavía con consecuencias dramáticas desde el punto de vista social. Se puede constatar que, en el curso de los últimos años, junto al proceso de ampliación de la Unión Europea, ha ido creciendo la desconfi anza de los ciudadanos respecto a instituciones consideradas distantes, dedicadas a establecer reglas que se sienten lejanas de la sensibilidad de cada pueblo, e incluso dañinas. Desde muchas partes se recibe una impresión general de cansancio, de envejecimiento, de una Europa anciana que ya no es fértil ni vivaz. Por lo que los grandes ideales que han inspirado Europa parecen haber perdido fuerza de atracción, en favor de los tecnicismos burocráticos de sus instituciones.

A eso se asocian algunos estilos de vida un tanto egoístas, caracterizados por una opulencia insostenible y a menudo indiferente respecto al mundo circunstante, y sobre todo a los más pobres. Se constata amargamente el predominio de las cuestiones técnicas y económicas en el centro del debate político, en detrimento de una orientación antropológica auténtica. El ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que –lamentablemente lo percibimos a menudo–, cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos, los enfermos terminales,

de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer.

Este es el gran equívoco que se produce «cuando prevalece la absolutización de la técnica», que termina por causar «una confusión entre los fi nes y los medios». Es el resultado inevitable de la «cultura del descarte» y del «consumismo exasperado». Al contrario, afi rmar la dignidad de la persona signifi ca reconocer el valor de la vida humana, que se nos da gratuitamente y, por eso, no puede ser objeto de intercambio o de comercio. Ustedes, en su vocación de parlamentarios, están llamados también a una gran misión, aunque pueda parecer inútil: Preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la «cultura del descarte». Cuidar de la fragilidad de

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las personas y de los pueblos signifi ca proteger la memoria y la esperanza; signifi ca hacerse cargo del presente en su situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad.

Por lo tanto, ¿cómo devolver la esperanza al futuro, de manera que, partiendo de las jóvenes generaciones, se encuentre la confi anza para perseguir el gran ideal de una Europa unida y en paz, creativa y emprendedora, respetuosa de los derechos y consciente de los propios deberes?

Para responder a esta pregunta, permítanme recurrir a una imagen. Uno de los más célebres frescos de Rafael que se encuentra en el Vaticano representa la Escuela de Atenas. En el centro están Platón y Aristóteles. El primero con el dedo apunta hacia lo alto, hacia el mundo de las ideas, podríamos decir hacia el cielo; el segundo tiende la mano hacia delante, hacia el observador, hacia la tierra, la realidad concreta. Me parece una imagen que describe bien a Europa en su historia, hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios, que ha caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas.

El futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre estos dos elementos. Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente la propia alma y también aquel «espíritu humanista» que, sin embargo, ama y defi ende.

Precisamente a partir de la necesidad de una apertura a la trascendencia, deseo afi rmar la centralidad de la persona humana, que de otro modo estaría en manos de las modas y poderes del momento. En este sentido, considero fundamental no sólo el patrimonio que el cristianismo ha dejado en el pasado

para la formación cultural del continente, sino, sobre todo, la contribución que pretende dar hoy y en el futuro para su crecimiento. Dicha contribución no constituye un peligro para la laicidad de los Estados y para la independencia de las instituciones de la Unión, sino que es un enriquecimiento. Nos lo indican los ideales que la han formado desde el principio, como son: la paz, la subsidiariedad, la solidaridad recíproca y un humanismo centrado sobre el respeto de la dignidad de la persona.

Por ello, quisiera renovar la disponibilidad de la Santa Sede y de la Iglesia Católica, a través de la Comisión de las Conferencias Episcopales Europeas (COMECE), para mantener un diálogo provechoso, abierto y trasparente con las instituciones de la Unión Europea. Estoy igualmente convencido de que una Europa capaz de apreciar las propias raíces religiosas, sabiendo aprovechar su riqueza y potencialidad, puede ser también más fácilmente inmune a tantos extremismos que se expanden en el mundo actual, también por el gran vacío en el ámbito de los ideales, como lo vemos en el así llamado Occidente, porque «es precisamente este olvido de Dios, en lugar de su glorifi cación, lo que engendra la violencia».

A este respecto, no podemos olvidar aquí las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas, y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo. Comunidades y personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucifi cadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos.

El lema de la Unión Europea es Unidad en la diversidad, pero la unidad no signifi ca uniformidad política, económica, cultural, o de pensamiento. En realidad, toda auténtica unidad vive de la riqueza de la diversidad que la compone: como una familia, que está tanto más unida cuanto cada uno de sus miembros puede

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ser más plenamente sí mismo sin temor. En este sentido, considero que Europa es una familia de pueblos, que podrán sentir cercanas las instituciones de la Unión si estas saben conjugar sabiamente el anhelado ideal de la unidad, con la diversidad propia de cada uno, valorando todas las tradiciones; tomando conciencia de su historia y de sus raíces; liberándose de tantas manipulaciones y fobias. Poner en el centro la persona humana signifi ca sobre todo dejar que muestre libremente el propio rostro y la propia creatividad, sea en el ámbito particular que como pueblo.

Por otra parte, las peculiaridades de cada uno constituyen una auténtica riqueza en la medida en que se ponen al servicio de todos. Es preciso recordar siempre la arquitectura propia de la Unión Europea, construida sobre los principios de solidaridad y subsidiariedad, de modo que prevalezca la ayuda mutua y se pueda caminar, animados por la confi anza recíproca.

En esta dinámica de unidad-particularidad, se les plantea también, Señores y Señoras Eurodiputados, la exigencia de hacerse cargo de mantener viva la democracia, la democracia de los pueblos de Europa. No se nos oculta que una concepción uniformadora de la globalidad daña la vitalidad del sistema democrático, debilitando el contraste rico, fecundo y constructivo, de las organizaciones y de los partidos políticos entre sí. De esta manera se corre el riesgo de vivir en el reino de la idea, de la mera palabra, de la imagen, del sofi sma… y se termina por confundir la realidad de la democracia con un nuevo nominalismo político. Mantener viva la democracia en Europa exige evitar tantas «maneras globalizantes» de diluir la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría.

Mantener viva la realidad de las democracias es un reto de este momento histórico, evitando que su fuerza real –fuerza política expresiva de

los pueblos– sea desplazada ante las presiones de intereses multinacionales no universales, que las hacen más débiles y las trasforman en sistemas uniformadores de poder fi nanciero al servicio de imperios desconocidos. Este es un reto que hoy la historia nos ofrece.

Dar esperanza a Europa no signifi ca sólo reconocer la centralidad de la persona humana, sino que implica también favorecer sus cualidades. Se trata por eso de invertir en ella y en todos los ámbitos en los que sus talentos se forman y dan fruto. El primer ámbito es seguramente el de la educación, a partir de la familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad. La familia unida, fértil e indisoluble trae consigo los elementos fundamentales para dar esperanza al futuro. Sin esta solidez se acaba construyendo sobre arena, con graves consecuencias sociales. Por otra parte, subrayar la importancia de la familia, no sólo ayuda a dar prospectivas y esperanza a las nuevas generaciones, sino también a los numerosos ancianos, muchas veces obligados a vivir en condiciones de soledad y de abandono porque no existe el calor de un hogar familiar capaz de acompañarles y sostenerles.

Junto a la familia están las instituciones educativas: las escuelas y universidades. La educación no puede limitarse a ofrecer un conjunto de conocimientos técnicos, sino que debe favorecer un proceso más complejo de crecimiento de la persona humana en su totalidad. Los jóvenes de hoy piden poder tener una formación adecuada y completa para mirar al futuro con esperanza, y no con desilusión. Numerosas son las potencialidades creativas de Europa en varios campos de la investigación científi ca, algunos de los cuales no están explorados todavía completamente. Baste pensar, por ejemplo, en las fuentes alternativas de energía, cuyo desarrollo contribuiría mucho a la defensa del ambiente.

Europa ha estado siempre en primera línea de un loable compromiso en favor de la ecología.

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En efecto, esta tierra nuestra necesita de continuos cuidados y atenciones, y cada uno tiene una responsabilidad personal en la custodia de la creación, don precioso que Dios ha puesto en las manos de los hombres. Esto signifi ca, por una parte, que la naturaleza está a nuestra disposición, podemos disfrutarla y hacer buen uso de ella; por otra parte, signifi ca que no somos los dueños. Custodios, pero no dueños. Por eso la debemos amar y respetar. «Nosotros en cambio nos guiamos a menudo por la soberbia de dominar, de poseer, de manipular, de explotar; no la “custodiamos”, no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que hay que cuidar». Respetar el ambiente no signifi ca sólo limitarse a evitar estropearlo, sino también utilizarlo para el bien. Pienso sobre todo en el sector agrícola, llamado a dar sustento y alimento al hombre. No se puede tolerar que millones de personas en el mundo mueran de hambre, mientras toneladas de restos de alimentos se desechan cada día de nuestras mesas. Además, el respeto por la naturaleza nos recuerda que el hombre mismo es parte fundamental de ella. Junto a una ecología ambiental, se necesita una ecología humana, hecha del respeto de la persona, que hoy he querido recordar dirigiéndome a ustedes.

El segundo ámbito en el que fl orecen los talentos de la persona humana es el trabajo. Es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo, garantizando también las condiciones adecuadas para su desarrollo. Esto implica, por un lado, buscar nuevos modos para conjugar la fl exibilidad del mercado con la necesaria estabilidad y seguridad de las perspectivas laborales, indispensables para el desarrollo humano de los trabajadores; por otro lado, signifi ca favorecer un adecuado contexto social, que no apunte a la explotación de las personas, sino a garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de educar los hijos.

Es igualmente necesario afrontar juntos la cuestión migratoria. No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda. La ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales. Europa será capaz

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de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración si es capaz de proponer con claridad su propia identidad cultural y poner en práctica legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes; si es capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus confl ictos internos –causa principal de este fenómeno–, en lugar de políticas de interés, que aumentan y alimentan estos confl ictos. Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos.

Señor Presidente, Excelencias, Señoras y Señores Diputados:

Ser conscientes de la propia identidad es necesario también para dialogar en modo propositivo con los Estados que han solicitado entrar a formar parte de la Unión en el futuro. Pienso sobre todo en los del área balcánica, para los que el ingreso en la Unión Europea puede responder al ideal de paz en una región que ha sufrido mucho por los confl ictos del pasado. Por último, la conciencia de la propia identidad es indispensable en las relaciones con los otros países vecinos, particularmente con aquellos de la cuenca mediterránea, muchos de los cuales sufren a causa de confl ictos internos y por la presión del fundamentalismo religioso y del terrorismo internacional.

A ustedes, legisladores, les corresponde la tarea de custodiar y hacer crecer la identidad europea, de modo que los ciudadanos encuentren de nuevo la confi anza en las instituciones de la Unión y en el proyecto de paz y de amistad en el que se fundamentan. Sabiendo que «cuanto más se acrecienta el poder del hombre, más amplia es su responsabilidad individual y colectiva». Les exhorto, pues, a

trabajar para que Europa redescubra su alma buena.

Un autor anónimo del siglo II escribió que «los cristianos representan en el mundo lo que el alma al cuerpo». La función del alma es la de sostener el cuerpo, ser su conciencia y la memoria histórica. Y dos mil años de historia unen a Europa y al cristianismo. Una historia en la que no han faltado confl ictos y errores, también pecados, pero siempre animada por el deseo de construir para el bien. Lo vemos en la belleza de nuestras ciudades, y más aún, en la de múltiples obras de caridad y de edifi cación humana común que constelan el Continente. Esta historia, en gran parte, debe ser todavía escrita. Es nuestro presente y también nuestro futuro. Es nuestra identidad. Europa tiene una gran necesidad de redescubrir su rostro para crecer, según el espíritu de sus Padres fundadores, en la paz y en la concordia, porque ella misma no está todavía libre de confl ictos.

Queridos Eurodiputados, ha llegado la hora de construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, de los valores inalienables; la Europa que abrace con valentía su pasado, y mire con confi anza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente. Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada sobre sí misma, para suscitar y promover una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira y defi ende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y fi rme, precioso punto de referencia para toda la humanidad.

Gracias.

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1. Los Obispos de la Iglesia Católica en Chile, reunidos en Asamblea Plenaria, hemos orado al Padre común de la familia humana, por cada uno de ustedes y especialmente por las familias y las realidades familiares en sus necesidades.

2. El Sínodo Extraordinario de Roma nos ha sensibilizado muchísimo sobre la hermosura y las difi cultades de ser y hacer familia en estos tiempos. Hemos recibido como buena noticia el deseo del Papa Francisco de profundizar la refl exión de este Sínodo: «Ahora todavía tenemos un año para madurar, con verdadero

discernimiento espiritual, las ideas propuestas, y para encontrar soluciones concretas a las tantas difi cultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuestas a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias».

Colaboración en la reforma educacional

3. Es imposible pensar en la familia sin pensar en la formación integral que ella, por vocación, debe procurar a sus hijos, sirviéndose también de los establecimientos educacionales más adecuados, sean estos estatales, privados o

Mensaje de los Obispos al pueblo de ChilePunta de Tralca, 14 noviembre 2014

Los Obispos de Chile se reunieron en Punta de Tralca desde el 10 al 14 de noviembre 2014 en la Asamblea Plenaria N. 108 de la Conferencia Episcopal. A conclusión de dicha Asamblea entregaron al pueblo de Chile un mensaje que publicamos a continuación. Los Obispos iluminan a la luz de la fe cristiana los temas que están presentes en este momento en nuestro país. Es importante que los fi eles conozcan la enseñanza de la Iglesia sobre esos temas para que formen su conciencia y puedan ser testigos de esa verdad en sus ambientes

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subvencionados. Unos y otros están al servicio del bien público que es la educación. Pero nos parece oportuno insistir en mejorar los establecimientos estatales municipalizados o semejantes como una de las formas más adecuadas para lograr la deseada inclusión.

4. La Iglesia está de acuerdo en la necesidad de una reforma educacional y para lograr este propósito seguiremos colaborando en aportar a los proyectos presentados por el gobierno, desde nuestra identidad y buscando siempre el desarrollo integral de la persona y de todas las personas, insistiendo también en la capacitación de los profesores y la carrera docente, base esencial de la educación junto a los padres y apoderados.

Defensa y promoción de la vida

5. La familia también pone de relieve otras materias discutidas en estos días como son el aborto y la eutanasia, temas que merecen una profunda refl exión. En ellos se juega la visión acerca de la persona humana y de la sociedad que queremos construir y nuestra

fi delidad estricta con el don de la vida que todos decimos respetar y proteger.

6. Desde la vida y enseñanza de Jesús, de donde emana nuestra concepción cristiana de la persona humana, defendemos la vida de los más débiles como son el niño en el vientre de su madre, así como de los enfermos también jóvenes, de los adultos mayores debilitados por los años y el sufrimiento, a quienes en vez de una muerte buena y digna se les quiere ofrecer, una opción que jamás será solución: la decisión de quitarle o de quitarse la vida. Nos hace bien recordar el mandamiento que reserva la vida humana a Dios, sustrayéndola a la decisión del ser humano: «No matarás».

Matrimonio y familia

7. En estos tiempos urge fortalecer la familia. Ello signifi ca permitir que el niño nacido pueda contar con un padre y una madre que le conduzcan hasta su mayor desarrollo posible y puedan enriquecer su amor en la común tarea, de forma unida y sin límite de tiempo, es decir, en el matrimonio en el ámbito civil o

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religioso. Creemos, por ello, que es necesario reforzar las políticas públicas encaminadas a promover el matrimonio fundado entre un hombre y una mujer.

8. El matrimonio no puede quedar relegado a un acto, en la práctica, simbólico. Nos preocupa lo que sucederá si se aprueba el proyecto de ley que quiere introducir una regulación de las uniones de hecho, tanto entre parejas de distinto sexo como del mismo, más conocido como Acuerdo de Vida en Pareja (AVP).

9. En su texto actual, las normas y efectos propios del matrimonio, que hasta hoy son exclusivos de esta institución social fundamental, son atribuidas, en términos muy similares, a quienes celebren ese acuerdo, aunque a ellos no se les exija prueba evidente de estabilidad ni un compromiso fi el y único o el deber de ayudarse en toda circunstancia, aún en la adversidad económica o de otra naturaleza. Ni siquiera se les exige vivir juntos, y pese a ello, se le otorgan efectos respecto de los hijos

que nazcan durante su vigencia. De este modo, a dos realidades esencialmente distintas se les estarán concediendo los mismos efectos o benefi cios, dejando al matrimonio, fi nalmente, como un mero nombre, carente de estatuto propio y original y desperfi lado en sus deberes y derechos.

10. El matrimonio pasará a ser una opción más de regulación de la vida afectiva, sin mayor relevancia jurídica o social, siendo esto contrario a la realidad esencial, histórica y sociológica de ser la célula básica de la sociedad.

La familia chilena

11. También hemos refl exionado sobre los desafíos que nos merece la familia grande a la cual pertenecemos: es la sociedad variada y multicultural que habita en Chile. Tanto al interior de la Iglesia como en el corazón de la sociedad vivimos tiempos de impaciencia, en que oponemos nuestras diferencias en vez de dialogarlas; en que con facilidad descalifi camos

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al adversario, en vez de darnos el tiempo de conversar; en que muchos voceros de nuestra diversidad no suelen contribuir al entendimiento. Se viene a nuestra memoria la percepción del Papa Juan Pablo II: «Chile tiene vocación de entendimiento y no de enfrentamiento». Y con esa vocación podemos caminar hacia el futuro gestionando los cambios que anhelamos, contribuyendo entre todos a construir una sociedad más justa y fraterna que, por sobre todo, honre a los más débiles, a los más vulnerables y a los que sufren discapacidades muchas veces ocultas a los ojos de nuestra sociedad.

12. Miramos con especial preocupación el incremento de la violencia en medio de nuestra sociedad, especialmente en atentados terroristas, y a través de actos de delincuencia cada vez más sofi sticados, que revelan la existencia del crimen organizado, además del fl agelo del narcotráfi co en medio nuestro.

13. Tampoco nos son indiferentes los diversos escándalos en el ámbito económico, muchos de ellos causados por la codicia, generalmente en desmedro de nuestros compatriotas menos favorecidos, y que incluso han dañado seriamente en ciertas ocasiones el prestigio de la política.

14. Todo esto hiere a la familia chilena, que en su gran mayoría hace esfuerzos extremos para sobrevivir cada día con recursos mínimos, evidenciando así la vergonzosa brecha social entre ricos y pobres, quienes permanecen excluidos del desarrollo, situación que en reiteradas ocasiones hemos denunciado. Hoy prestamos especial atención a quienes han perdido su fuente de trabajo. Apelamos no solo a la generosidad, sino en primer lugar al sentido de justicia de todos aquellos que pueden colaborar a crear empleos decentes con salarios dignos.

15. Queremos recordar que la violencia nunca ha sido la vía para solucionar los confl ictos y

las injusticias. Los treinta años de la exitosa mediación papal entre Chile y Argentina que evitó una guerra, nos dice elocuentemente que el diálogo sincero y honesto es el camino para la paz y la justicia.

16. Con profundo dolor y vergüenza hemos conocido, en su estado actual, una nueva sentencia condenatoria contra un clérigo por abuso sexual a una menor. La vida y la integridad de la víctima es nuestra primera preocupación, y tanto a ella como a su familia, así como a la comunidad educativa expresamos nuestra cercanía y solidaridad. Pese a todo, nos anima a renovar nuestro compromiso radical para prevenir que casos como este se repitan, disponiendo todos los medios para ello.

Oremos durante este mes de María

Uniendo nuestros deseos a la oración, invocamos como siempre la protección de la Virgen del Carmen y junto a ella, con la Sagrada Familia en su modesta casa de Nazaret, los invitamos a rezar esta breve plegaria con que termina el Mensaje a los Pueblos del Sínodo Extraordinario de la Familia:

«Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial de una familia libre y unida.Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.Padre, concede a los hijos que sean signos de confi anza y de esperanza y a los jóvenes el coraje del compromiso estable y fi el.Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos, a gustar la serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad.Padre, danos la alegría de ver fl orecer una Iglesia cada vez más fi el y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia».

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El jueves 20 de noviembre, dentro de la Eucaristía presidida por nuestro Obispo, Mons. Felipe Bacarreza, fue bendecida la nueva sede del Colegio San Gabriel Arcángel. La Misa se celebró en el amplio gimnasio del Colegio. Concelebraron con el Obispo el Pbro. Omar Muñoz, Vicario General, el Pbro. Pedro Mieres, actual director de la Fundación Juan XXIII para la pastoral, el Pbro. Pablo Lastrego, miembro del Directorio de la Fundación Juan XXIII, el Pbro. Gustavo Valencia, párroco de N. Sra. del Perpetuo Socorro, Parroquia a la cual pertenece el Colegio, el Pbro. Ramón Henríquez, Director ejecutivo emérito de la Fundación Juan XXIII, invitado especial, el Pbro. Iván García, Capellán del Colegio, el Pbro. Alexis Sandoval, Rector del Seminario Menor y otros presbíteros religiosos que participaban en la Expocarisma montada ese día en el Colegio. Participaron en la Eucaristía los miembros de la Fundación Juan XXIII, los directores de los demás Colegios de la Fundación, todo el personal docente, administrativo y auxiliar del Colegio y todos los alumnos de la enseñanza media.El nuevo edifi cio tiene una hermosa Capilla,

que será consagrada cuando termine de ser provista de altar, ambón, bancas y decoración.El Colegio San Gabriel Arcángel funcionaba hasta ahora en dos sedes: la enseñanza básica en el edifi cio de Calle Marconi y la enseñanza media en el edifi cio de Calle Almagro. Esta solución se adoptó cuando comenzó a impartirse la enseñanza media. En el año 2012 se agregó al Colegio San Gabriel el 1º medio. Por primera vez, los alumnos que egresaron de 8º Básico pudieron pasar a 1º medio en su mismo Colegio. En 2013 estos mismos alumnos pasaron al 2º medio y este año 2014 se agregó el 3º medio. La inauguración de la nueva sede era urgente, pues ya no había espacio en los edifi cios anteriores para acoger a estos alumnos, que en el año 2015 pasarían a 4º medio. La primera promoción que habrá cursado los doce años de enseñanza escolar en el Colegio San Gabriel egresará de 4º medio en el año 2015.

El traslado del Colegio a su nueva sede se realizó el lunes 10 de noviembre, después de larga espera. El nuevo edifi cio cumple con todos los requisitos para acoger a 2.500

Colegio San Gabriel ArcángelBendición nuevo edifi cio

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alumnos, es decir, desde pre-básica hasta cuarto medio en cuatro cursos por nivel. El primer día transcurrió con la confusión que era de esperar. Dada la magnitud del edifi cio, no era fácil orientar a todos los alumnos a sus respectivas aulas.

Mons. Bacarreza explicó que esa bendición tenía como fi nalidad poner el Colegio bajo la mirada bondadosa de Dios de manera que todo lo que allí transcurra prospere y tenga buen término, en este caso, la educación de una multitud de niños y jóvenes. El Obispo invitó a traer a la memoria el día 26 de abril de 2013, día en que fue bendecida la primera piedra por el Señor Nuncio Mons. Ivo Scapolo. ¡Esa bendición fue verdaderamente efi caz! Dios ha sido propicio, pues en lo que entonces era un terreno vacío de 3 hectáreas ahora se alza este gran edifi cio, lleno de alumnos y de actividad.

Enseguida, el Obispo se refi rió al nombre del Colegio. «En este Colegio todos deben conocer al Arcángel San Gabriel y la sublime misión que le correspondió realizar. Sus palabras, dirigidas a la Virgen María, contienen el anuncio más grande que ha resonado en este mundo: “Concebirás en el seno y darás a luz un Hijo, a quien pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo…”». El Obispo aseguró que la realización de ese anuncio explica que nosotros, veinte siglos más tarde, estemos aquí bendiciendo este establecimiento. Todo se realizó por la total aceptación del plan de Dios por parte de la Virgen María.

Publicamos, a continuación, parte de su homilía.

Ese niño, cuya concepción y nacimiento fueron anunciados por el Arcángel Gabriel, nació, desarrolló su misión de salvación en este mundo, y nos dejó el testimonio de su vida y su Palabra; antes de subir al cielo, nos dejó una misión, la misión de educar, como leemos en el Evangelio que se ha proclamado (Mt 28,16-20): «Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos». Pero no los mandó a desarrollar una mera actividad intelectual. El modo de educar que les indica es este: «Enseñandoles a guardar todo lo que yo les he mandado». Para cumplir esta misión hay que enseñar una acción: guardar. Y esta acción, que debe cubrir toda la vida del discípulo, no puede enseñarla el

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maestro sino con su vida, con la totalidad de su vida, es decir, guardando él mismo todo lo que Jesús ha mandado. Este es el verdadero resorte de la tarea educativa de la Iglesia. El maestro en un Colegio Católico enseña, sobre todo, con su vida, como enseñó Jesús: «Aprendan de mí… Les he dado ejemplo, para que, como he hecho yo, hagan también ustedes» (Mt 11,29; Jn 13,15).

En la lectura de San Pablo que hemos escuchado (1Tes 1,4–2,4), el apóstol dice a los cristianos de Tesalónica: «Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor». Él había conformado su vida a la de Cristo y había sido para ellos un modelo de vida que imitar. Y ellos habían acogido la Palabra de Dios hasta tal punto que San Pablo agrega: «Hasta el punto de llegar a ser ustedes

ejemplo para todos los creyentes». Este debe ser el termómetro que mide la calidad de la educación en nuestros Colegios Católicos: que nuestros alumnos, los que reciben testimonio de vida de sus maestros en nuestros Colegios, en particular, en este Colegio San Gabriel, sean ellos mismos un ejemplo vivo para todos los demás. Las pruebas Simce y otros medios de medición no nos bastan; nos interesa la vida de nuestros alumnos, que ellos guarden todo lo mandado por Jesús, que ellos sean para los demás un ejemplo de acogida de la Palabra de Dios.

La educación cristiana y la transmisión de la fe consisten en la imitación de la vida. Esto lo tenía claro San Pablo, que escribía a los corintios: «Sean imitadores míos, como

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yo lo soy del Señor» (1Cor 11,1). La educación católica es una misión exigente que compromete a todos: directivos, profesores, personal administrativo, auxiliares, todos en un Colegio Católico deben contribuir con el testimonio de una vida cristiana coherente y testimonial. El maestro no lo es sólo en el aula, sino en todo lugar; él debe vivir lo que enseña: debe guardar lo que Jesús mandó. El primer paso es conocer lo que Jesús mandó, conocer su vida, conocerlo a él. Pero esto no basta; el paso defi nitivo de la educación que interesa en nuestros Colegios es «observar, guardar» lo que Jesús nos mandó con su Palabra y con su vida: «Aprendan de mí». Esta es la lección suprema.

Esta es la misión que he recibido yo mismo del Señor y que, al bendecir este Colegio, encomiendo al Director, a cada uno de los maestros, al personal administrativo, a los auxiliares y a todos los alumnos. En un Colegio Católico la educación se da en el aula, en los pasillos, en los campos de juego, en todo lugar y momento, es responsabilidad de todos. A los queridos alumnos les encomiendo la misión de acoger la enseñanza. Recuerden ustedes siempre a aquellos tesalonicenses: «Acogieron la Palabra hasta el punto de llegar a ser ejemplo para todos los creyentes».

Finalmente, el Obispo agradeció a los invitados presentes, en particular al señor alcalde de Los Ángeles, señor Esteban Krause; agradeció a los directores de la Fundación Juan XXIII y a su Director ejecutivo, Señor Raúl Galdames; agradeció al Pbro. Ramón Henríquez, que fue el Director ejecutivo de la Fundación cuando se sentaron las bases para el nuevo edifi cio; agradeció al Administrador de Bienes de la Diócesis, señor Mauricio Ramírez, que llevó adelante la gestión del proyecto; agradeció al arquitecto, y a los directivos y trabajadores de la empresa constructora que realizó las obras.

Concluida la homilía, el Obispo pronunció la fórmula de bendición y roció a los presentes y a las instalaciones con agua bendita. Luego siguió la celebración de la Eucaristía, que fue bien servida por numerosos acólitos alumnos

del Colegio y animada por el coro del mismo Colegio.

Después de la Misa dirigieron sendos discursos a los presentes el Director ejecutivo de la Fundación Juan XXIII, señor Raúl Galdames, el Director del Colegio San Gabriel, señor Miguel Obanos, la alumna presidente del Centro de Alumnos y la señora representante de los padres y apoderados. Enseguida toda la asamblea fue invitada a compartir un excelente agape fraterno en el comedor del Colegio que está contiguo al gimnasio.

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El 8 de noviembre es un día que despierta en todos los chilenos muy gratos recuerdos vinculados a la Virgen María. Nadie ignora en nuestra patria que ese día comienza el Mes de María. Este año ese día cayó en sábado. A las 6:30 horas estaba nuestra Catedral de Santa María de Los Ángeles llena de fi eles. Eran los madrugadores y sus familias que querían comenzar el Mes de María «madrugando».

Madrugadorescomienzan el Mes de María

A las 7 horas comenzó la celebración de la Eucaristía presidida por Mons. Felipe Bacarreza. Al ver esa multitud de fi eles, el Obispo –bromeando– dijo que en adelante ibamos a hacer todas las celebraciones diocesanas a las 7 de la mañana. Esa mañana los madrugadores querían hacer un homenaje potente de amor a la Virgen María.

Los «madrugadores» es un movimiento de varones que se reúnen los sábados cada quince días a las 7 de la mañana para tener una hora de oración. Esto es lo que ellos llaman «una madrugada». En la ciudad de Los Ángeles suelen hacer la madrugada en el santuario de Schönstatt, donde se reúnen aprox. doscientos varones. Han surgido grupos de madrugadores en varias otras Parroquias rurales de la Diócesis: Tucapel-Huépil, Quilleco, Chacayal, Santa Bárbara y otras.

Terminada la Misa del sábado 8 de noviembre se realizó una procesión por las calles de la ciudad, Fue un hermoso comienzo del Mes de María, que demuestra que el amor a la Madre de Dios está muy vivo entre nosotros.

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En la noche del 16 de abril pasado un voraz incendio redujo a cenizas la Capilla San Francisco de la Villa Rastrojos, que había servido a los vecinos durante sesenta años. Los fi eles de esa comunidad quedaron desconsolados al ver lo que quedó de su querida Capilla. Junto con ella, se fueron hermosos recuerdos. Allí se celebraron muchos Bautismos, matrimonios, funerales y la Eucaristía que reúne a la comunidad cada mes. La comunidad, sin embargo, no se desalentó. Inmediatamente, convocados por el párroco Pbro. Tomás Carrasco, crearon una Comisión Pro-Reconstrucción y se pusieron a trabajar para reconstruir su Capilla. ¡Y lograron su objetivo en tiempo record!

El domingo 30 de noviembre, cuando la Iglesia celebraba el I Domingo de Adviento, la comunidad tuvo la alegría de participar en la bendición e inauguración de la nueva Capilla San Francisco. La celebración comenzó a las 17 horas, presidida por el Obispo Mons. Felipe Bacarreza, con quien concelebraron el padre Tomás Carrasco y su Vicario padre Rodrigo Vilches, acompañados por el diácono Eduardo

Bendición Capilla San FranciscoVilla Rastrojos

Parroquia San Diego de Alcalá

d l 16 d b il d Vielma. Toda la comunidad se concentró ante la puerta de la nueva Capilla. Después del saludo del Obispo, el señor Manuel Jara, presidente de la Comisión Pro-Reconstrucción, hizo la historia de esos últimos meses, desde que se supo la triste noticia de la pérdida de su anterior Capilla. Destacó el liderazgo del padre Tomás y el esfuerzo de todos los fi eles para levantar nuevamente su Capilla.

Enseguida el padre Tomás dirigió la palabra a los fi eles, destacando la importancia de contar con ese lugar de culto para que la comunidad pueda hacer presente la Iglesia de Cristo en ese sector. Recordó que la verdadera Iglesia es la que se

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construye con «piedras vivas» y que esas piedras son cada uno de los fi eles que comparten la vida divina comunicada por Cristo. Agradeció a los benefactores y a todos los que aportaron a la reconstrucción, en particular a los maestros que trabajaron. Informó que el costo de la obra fue de $ 17.000.000; pero agregó que el valor real de la Capilla es mucho mayor, porque en la obra terminada están incorporadas las donaciones en materiales y mano de obra de muchos benefactores, que –según dijo– era largo enumerar.Terminadas estas palabras introductorias, el Obispo bendijo el agua bendita ycon ella roció a los fi eles; luego, abriendo las puertas de la Capilla, entró en ella rociando con agua bendita sus muros. Detrás de él entraron en procesión todos los fi eles.

Mons. Bacarreza destacó la coincidencia de que se inaugurara esa Capilla, en el mismo día en que la Iglesia comenzaba un nuevo año litúrgico. La Capilla, lugar consagrado a Dios, es un signo de que todo el espacio está lleno del misterio de Cristo, pues «en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra… todo fue creado por él y para él» (Col 1,16). Por su parte, el año litúrgico nos recuerda que todo el tiempo está lleno de la presencia de Cristo. Los fi eles deben saber qué aspecto del misterio de Cristo se celebra en cada tiempo del año litúrgico y vivir de él. Explicó que en el tiempo del Adviento se contempla su doble venida: la primera, en la humildad de nuestra carne, ya ocurrió; la segunda, que será lleno de gloria, es la que esperamos en este tiempo presente. Respecto de ésta, Jesús nos exhorta: «Velen, porque no saben el momento» (Mc 13,33).El Obispo transmitió a la comunidad los saludos de las Hermanas Clarisas, que en ese momento

estaban unidas a esa celebración, dado que una de las hermanas, Sor Inés, proviene de Villa Rastrojo. Por otro lado, el patrono de la Capilla es San Francisco, que es el fundador de las Clarisas. Las hermanas mandaron un regalo para la Capilla, consistente en un alba y paños para el altar.

Después de la bendición fi nal, una joven catequista de la comunidad se dirigió a la comunidad para evocar las alegrías vividas en la antigua Capilla que fue el centro del sector durante 60 años, y para agradecer por la nueva Capilla. Agradeció, en particular, al párroco padre Tomás por su capacidad de convocar a todos y motivarlos a colaborar.

Finalmente, todos fueron invitados a la sede social, que está cercana a la Capilla para compartir una cena fraterna. La Presidenta de la Junta de Vecinos ofreció todo su apoyo a la nueva Capilla. Ella presidió la cena como dueña de casa.

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¿Qué es una falacia? Una falacia es un razonamiento no válido o incorrecto pero con apariencia de razonamiento correcto. Es un razonamiento engañoso o erróneo (= falaz), pero que pretende ser convincente o persuasivo.

Precisamente en los días en que la Iglesia Católica celebraba la Solemnidad de todos los santos y la memoria de los fi eles difuntos, apareció en los medios de comunicación la noticia del fallecimiento de Brittany Maynard, una estadounidense de 29 años, aquejada de un cáncer cerebral incurable. En realidad, fue un suicidio asistido con la ayuda de un médico que le proporcionó una dosis letal de barbitúricos. Sucedió en Oregon, uno de los 5 estados norteamericanos que no penaliza el suicidio asistido.

Llamaba mucho la atención la amplia cobertura mediática que tuvo la noticia. La mujer y su esposo viajaron varios meses antes por diversas partes del mundo a gozar de lugares y paisajes espectaculares. Al mismo tiempo, Brittany apareció en las redes sociales explicando las razones de su decisión. Quiso suprimir la etapa fi nal de su enfermedad con las consiguientes molestias y dolores. También pretendía evitar el sufrimiento de su esposo y de otros parientes y, además, ahorrar los costosos gastos clínicos; y antes de morir organizó un acto de despedida con familiares y amistades.

No corresponde a nosotros juzgar a Brittany, pues las personas con diagnósticos médicos terminales frecuentemente atraviesan situaciones psicológicas muy delicadas con crisis de ansiedad y desesperación que obviamente condicionan la propia voluntad. Sólo Dios, en su misericordia, conoce el corazón humano y habrá dado su justo veredicto basado sobre el grado de conciencia y libertad de Brittany.

Sin embargo, llama la atención su afi liación a «Compasión y elecciones» (Compassion & Choices), organización que junto a tantas otras (por ejemplo, «Society for the Right to Die») promueve en los Estados Unidos la campaña por el derecho a «ayudar a morir», eufemismo que designa al suicidio asistido, como una opción abierta, legítima y reconocida en todo el campo médico. Esta organización ha utilizado a Brittany para presentar su suicidio asistido como un acto digno de imitar, poniendo este pensamiento en muchas personas que se encuentran en situaciones similares que, incluso podrían sentirse obligadas, para ahorrar gastos a sus familiares y a la seguridad social.

Detrás de esta monumental campaña a nivel mundial, subyace una ideología que considera la vida humana como un lapso de tiempo sin proyección alguna más allá de la muerte. Por lo tanto, la vida tiene sentido únicamente mientras se pueda disfrutar de ella. Se pretende ensalzar la libertad humana hasta el absurdo de que en nombre de la libertad se llega a anular la misma libertad. De este modo la vida humana pierde su valor profundo y termina siendo un «sin sentido». ¿Qué sentido tiene luchar por ser justo y solidario? ¿Por qué amar y sacrifi carse por los demás, si al fi nal el ser humano es igual a los animales?

Refl exionesTema 35

La falacia del “suicidio digno”

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De hecho, la cultura de la muerte está creciendo fuertemente en todo el mundo, como muestra el preocupante aumento de la violencia asesina y también de los suicidios. Las estadísticas presentan el creciente número de suicidios por falta de recursos económicos, por fracasos escolares o amorosos y ahora por enfermedades terminales. La vida humana no tiene valor.

El suicidio, que se pretende mostrar como un acto consciente, libre y generoso, encierra una gran contradicción, ya que el suicida, en nombre del derecho a la libertad, anula totalmente su libertad. Equivale a decir: «Soy libre para quitarme la libertad». En el fondo el suicida ha perdido el sentido profundo de la vida terrena como posibilidad de hacer el bien y ganar la vida eterna.

Las personas en estado terminal mantienen su dignidad y deben ser atendidas con los cuidados mínimos reconocidos en muchos códigos éticos y se les debe facilitar los cuidados paliativos. Así enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: «Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden legítimamente ser interrumpidos. El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es buscada, ni como fi n ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados» (N. 2279). Esta rama de la medicina suprime o, al menos, alivia el dolor de los enfermos con resultados muy signifi cativos. Incluso se considera ético

administrar en casos extremos la llamada «sedación terminal», previendo que el paciente pueda morir sin recobrar su conciencia.

La Iglesia alienta a los familiares y también a la sociedad para que los pacientes sientan el aprecio y el cariño tan necesarios en los momentos fi nales de la vida. Pero, además, quiere que quienes lo soliciten reciban una atención pastoral y espiritual para bien morir, incluyendo la oración y los Sacramentos de la Confesión, Comunión y Unción de los enfermos.

La visión cristiana de la vida ayuda a no caer en la tentación, «casi obligada», de suicidarse que pueden llegar a sentir las personas con enfermedades graves terminales o simplemente por la ancianidad: Dios es el autor de la vida y sólo Él puede quitarla. El Papa San Juan Pablo II en escritos y en su misma enfermedad y muerte ha testimoniado que la vida terrena es un paso a la vida eterna de inmortalidad y resurrección. Siguiendo el ejemplo de Jesús, que ofreció su vida por la redención del mundo, las personas enfermas pueden unirse a Él y ofrecer sus dolores y sufrimientos con esa intención. De igual manera la Virgen María y otros santos pueden hacer viva la presencia de Dios que no nos abandona en los últimos momentos de nuestra vida sino que nos acompañe hacia la felicidad del más allá, integrando la familia humana con la Familia Divina. Con ello se despierta una mayor solidaridad con las personas que sufren o están cercanas a morir para acompañarlas tanto corporal como espiritualmente

Una joven cuyo testimonio corrobora los principios morales cristianos.

«Ella está realmente muriendo con dignidad, es una testigo de la vida» comenta el editor del periódico The Catholic Telegraph de Cincinnati (también en Estados Unidos), refi riendose a Lauren Hill, una joven que debido al cáncer terminal que padece quizás no disfrute otra Navidad. Sin embargo, enterarse que padece un cáncer terminal no amilana a Lauren, una deportista de 18 años que cumplió su sueño de jugar un partido de básquetbol en la liga universitaria y

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que sigue dedicando lo que le quede de vida a recaudar fondos para hallar una cura y ayudar a otras personas que sufren la misma enfermedad.

Lauren fue diagnosticada con «glioma pontino intrínseco difuso» (DIPG por sus siglas en inglés), un cáncer cerebral difícil de detectar y que es incurable cuando aparece en la niñez. Los médicos no le dieron esperanzas. Sin embargo, uno de los sueños de Lauren, que ama el básquetbol, era jugar en la institución deportiva universitaria de EEUU (NCAA), por lo menos, una vez mientras tuviera fuerzas, representando a la Universidad Mount St. Joseph de Cincinnati.

Así, gracias a que la NCAA decidió adelantar el inicio del campeonato, Lauren pudo ingresar al campo de la Universidad de Xavier y participar en el encuentro entre su equipo de la Universidad Mount St. Joseph de Cincinnati y el Hiram College, partidos que por lo general atraen a sólo cien personas. En cambio, la noche del domingo 2 de noviembre pasado, 10.250 personas llenaron las tribunas y desde ahí ovacionaron a la joven que, debido a su frágil salud, solo pudo estar 47 segundos en todo el partido.

En los primeros 17 segundos Lauren anotó los dos primeros puntos, haciendo vibrar y ponerse de pie a las miles de personas que la aplaudieron por minuto y medio. Luego la deportista –que llevaba el número 22–, fue sustituida para que acudiera a la tribuna de comentaristas. El juego siguió su curso y volvió a ingresar en los últimos 30 segundos

para anotar nuevamente. Su equipo ganó 66 - 55. «Ha sido el mejor día de mi vida. Gracias. No sé qué más decir», expresó la adolescente en un breve discurso.

«Es increíble que mi historia haya involucrado emotivamente a tantas personas. Antes que mi caso se hiciera conocido, no muchos sabían qué cosa era la DIPG. Ahora que lo saben, podemos buscar una cura. Yo no puedo benefi ciarme, pero sí podrían ayudar a tantas otras personas enfermas como yo. Por eso su ayuda no debe fi nalizar con el término de este partido», afi rmó Lauren, quien promueve la recaudación de fondos para investigar este mal a través de un sitio web.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña: «Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fi n a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente reprobable. Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se puede haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de proscribir y excluir siempre» (N. 2277)

Hasta el próximo número, si Dios quiere.

Pbro. Jorge Cerda MolinaPárroco de Cristo Rey de Laja

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En la reunión del Consejo de Órdenes del miércoles 19 noviembre fueron examinadas las solicitudes de ordenación diaconal de los candidatos al diaconado permanente señores:

Juan Ricardo Coronado González, Parroq. N. Sra. del Perpetuo SocorroPatricio Segundo Toledo Cifuentes, Parroquia San Judas Tadeo.

Fueron examinadas también las cartas de sus respectivas esposas con las cuales expresan su decidido consentimiento a que sus esposos reciban esta Orden sagrada.

El Consejo, presidido por el Obispo Mons. Felipe Bacarreza, aprobó a ambos candidatos y se fi jó la fecha de su Ordenación diaconal el domingo 28 de diciembre de 2014 a las 20 horas en la Catedral de Santa María de Los Ángeles.

Ambos candidatos realizaron los estudios para el diaconado en la sede de Los Ángeles de la Universidad Católica de la Santísima Concepción entre los años 2011 y 2013.

Juan Ricardo Coronado González es casado desde 25 de enero de 1992 con Patricia Carmen Espinoza Catalán. Tienen tres hijos. Recibió el ministerio de acólito en 10 de abril de 2014.

Patricio Segundo Toledo Cifuentes es casado desde el 24 de abril de 1982 con Sara Cecilia Vega Parra. Tienen dos hijos. Recibió el ministerio de acólito el 5 de junio de 2014.

Ordenación diaconalIglesia Catedral de Santa María de Los

ÁngelesDomingo 28 de diciembre de 2014, 20

horas

Diaconado permanentePróximas ordenaciones

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Los movimientos que operan en la Diócesis y los departamentos de pastoral del Obispado tienen todos los años un encuentro con el Pastor. Se trata de que el Obispo diocesano les indique sus prioridades pastorales para que ellos las tengan en cuenta dentro de su trabajo, que cada movimiento realiza según su propio carisma. Es también una excelente instancia de coordinación y de conocimiento, que sirve para animarse mutuamente y ver que cada grupo no está sólo, sino que también hay otros que procuran difundir el Evangelio. Es hermoso ver la diversidad; pero todos unidos con una misma misión.

Movimientos y departamentos de pastoralEncuentro con el Pastor

Este año el encuentro tuvo lugar en las instalaciones del santuario de Schönstatt el sábado 22 de noviembre. Los participantes fueron acogidos por los dueños de casa a partir de las 15 horas. A las 15:30 horas comenzó el encuentro con nuestro Obispo Mons. Felipe Bacarreza. En esta ocasión el Obispo expuso la exhortación apostólica «Evangelii gaudium» del Papa Francisco. Invitó a todos a trabajar con

gozo al servicio de la evangelización: «Que se note que tenemos en nosotros el gozo de Cristo». Después de una hora de exposición, en la cual Mons. Bacarreza destacó varias expresiones nuevas acuñadas por el Papa Francisco, hubo un amplio espacio para preguntas, aclaración de dudas e intercambio con el Obispo.

Terminada esta parte del encuentro, hubo un «coffee break», que fue caracterizado precisamente por la alegría. Fue una grata instancia de intercambio y de conocimiento. Después de este momento, se celebró la Eucaristía. Mons. Bacarreza no pudo presidirla, porque esa tarde tenía Confi rmaciones en Santa Bárbara. Presidió la Misa el Vicario de Pastoral Pbro. Eduardo Riquelme.

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Fraternidad Santo Cura de Ars Nuestro Obispo, Mons. Felipe Bacarreza, visitó el lunes 3 de noviembre a los seminaristas que integran la fraternidad Santo Cura de Ars con el objetivo de entregar un tema de formación y seguir animándolos en el espíritu de los inicios de esta fraternidad que él fundó y asesoró en los años en que fue Obispo Auxiliar de Concepción. Como preparación al Mes de María, que estaba próximo a iniciarse en el Seminario –el viernes 7 diciembre–, Mons. Bacarreza expuso los dogmas marianos: la Inmaculada Concepción, la Maternidad divina, la Virginidad perpetua y la Asunción al cielo.

Aniversario sacerdotal del Rector del Seminario

En la Eucaristía del lunes 10 de noviembre celebramos los 13 años de ministerio sacerdotal del Rector del Seminario de la Stma. Concepción, el Pbro. Pedro Gómez Díaz, quien asumió la rectoría en marzo del año 2009. El Padre

Seminaristas MayoresSanta María de Los Ángeles

Pedro presidió la Eucaristía, acompañado por toda la comunidad de Seminario: concelebraron los formadores y el Padre Sergio Ortega, perteneciente al clero de nuestra Diócesis, y participaron todos los seminaristas.

Seminaristas de primer año recibieron el alba

Nuestros hermanos de Propedéutico (primer año de formación) dieron el primer paso en su formación a la vida sacerdotal, la «imposición del alba», vestimenta que comenzarán a utilizar en las celebraciones litúrgicas, dando testimonio de la vocación que han recibido. Recibieron el alba cinco seminaristas, tres de Santa María de Los Ángeles y dos de la Diócesis de Temuco. De nuestra Diócesis: Juan Luis Díaz Pérez de la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Fabrizio Ferretti Zañartu de la Parroquia Santa María Madre de la Iglesia, Pablo Godoy Pastén de la parroquia San Miguel; de la Diócesis de Temuco Rodrigo Basly Yáñez de la Parroquia San

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Pedro de Curacautín, Gino Leonardo Lara Ercoli de la Parroquia San Miguel Arcángel de Nueva Imperial. Este rito se desarrolló en la Eucaristía del lunes 17 de noviembre y fue presidida por el Rector del Seminario padre Pedro Gómez. Asistieron sacerdotes de ambas Diócesis y sus familiares que quisieron compartir con ellos este importante momento de su formación.

Segundo campamento diocesano de acólitos

Se invita a todos los acólitos de nuestra Diócesis a participar del segundo campamento diocesano, que se desarrollará en Escuela Particular San José (Fundo San José de Huaqui) desde el lunes 29 de diciembre al martes 30 de diciembre de 2014. El objetivo es que los acólitos puedan conocerse, compartir su experiencia, recrearse y formarse para

un mejor servicio al altar y para dar testimonio de Jesús. Las inscripciones estarán abiertas hasta el lunes 15 de diciembre. Antes

del campamento, se realizará una reunión en la Parroquia Sagrada Familia (Av. Marconi 725, cuidad de Los Ángeles) el sábado 20 de diciembre a las 10:30 horas. Para cualquier

consulta, pueden escribirnos al E-mail: seminaristassantamaria.la@gmail.com

Cristian Pavez LizamaSeminarista Mayor

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Peregrinación Juvenil al Santua-rio de Santa Teresa de Los Andes. El sábado 18 de octubre, 80 jóvenes de nuestros Colegio con sus profesores de enseñanza media y apoderados partic-iparon de la 24° peregrinación juvenil al Santuario de Santa Teresa de Jesús de Los Andes. Agradecemos al Señor por la experiencia de fe y sacrifi cio vivida en los 27 kilómetros de camino. Por sobre todo, agradecemos el regalo de celebrar la Santa Misa con cientos de jóvenes que quieren seguir al Señor de la vida, como lo hizo nuestra primera santa chilena.

Jornada y misiones. El sábado 11 de octubre, los jóvenes de Confi rmación vivieron una jornada de preparación

Fundación Juan XXIIIColegio San Gabriel Arcángel

para el Sacramento. Fuimos acompaña-dos por el Padre Manuel Torres de la Parroquia N. Sra. de Fátima, quien nos invitó a adorar al Señor sacramentado y nos compartió su testimonio juvenil para seguir a Cristo como auténtico dis-cípulo y misionero.

Celebración del Sacramento de La Confi rmación. El viernes 24 de oc-tubre, 33 jóvenes de nuestro Colegio recibieron el Sacramento de la Confi r-mación de manos de nuestro Obispo Monseñor Felipe Bacarreza Rodriguez. Los jóvenes agradecían los dos años de catequesis en nuestro Colegio que les permitió conocer nuestra fe católica a través de la activa participación de jorna-

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das, peregrinaciones, retiros espirituales y adoración al Santísimo Sacramento.

Participación en el II Congreso Ju-venil Diocesano. 64 jóvenes de nues-tro Colegio participaron en este Con-greso. Damos gracias a Dios por haber podido experimentar la alegría y entu-siasmo de nuestra Iglesia joven y propi-

ciar el encuentro personal con Jesucris-to a través de la celebración eucarística, liturgia del perdón, adoración al Santísi-mo, marcha por la vida, misiones puerta a puerta, concierto, y trabajo en grupo de nuestra «zona amarilla».

Rodrigo Saavedracorresponsal

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El martes 18 de noviembre la Escuela San Juan Diego de Butalelbún recibió la visita de sus máximas autoridades. Salieron desde Los Ángeles esa mañana el Obispo diocesano Mons. Felipe Bacarreza, el director ejecutivo de la Fundación Juan XXIII, don Raúl Galdames, y el director ejecutivo para la pastoral de la misma Fundación, Pbro. Pedro Mieres. A ellos se unieron en Ralco, para seguir viaje hacia el Alto Bio Bio, por el valle del río Queuco, el Pbro. Óscar Gutiérrez, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, y el padre Juan Fuenzalida S.J., que visitaba esos días al padre Óscar. El padre Juan es miembro de la comunidad jesuita de Tirúa, en la Arquidiócesis de Concepción.Todos llegaron a la Escuela San Juan Diego a las 11 horas y, después del saludo y los preparativos, comenzó la celebración de la Eucaristía, presidida por el Obispo, con quien concelebraron los otros tres sacerdotes. Participaron en esa Misa, el director de la escuela y los demás profesores y personal auxiliar y todos los niños. La escuela acoge 72 niños de primero a octavo básico. Muchos de ellos están internos durante la semana y regresan a sus hogares los fi nes de semana.Se celebró la Misa de Cristo Rey del Universo. Fue una importante celebración para la escuela, pues en esa ocasión recibieron el Sacramento de la Confi rmación seis alumnos, y una alumna más hizo su Primera Comunión. Mons. Bacarreza se alegró de verifi car los pasos que se han dado en la escuela para dar a conocer a Cristo y, como en el caso de estos niños que recibieron los Sacramentos, para comunicarles la vida divina. El Obispo felicitó al director y sus colaboradores por estos logros. La visita estuvo marcada por la celebración del Mes de María y el lugar del altar, preparado en la sala central de la escuela, estaba adornado por la imagen de la Madre de Dios.Terminada la Misa los visitantes compartieron el almuerzo con el personal docente y auxiliar

Fundación Juan XXIIIEscuela San Juan Diego, Butalelbún

de la escuela y con los niños que recibieron los Sacramentos, acompañados por sus padres. Enseguida emprendieron el regreso, para detenerse a visitar la Escuela Beato Ceferino de Cauñicú.

Noviembre 2014

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Después de visitar la Escuela San Juan Diego de Butalelbún, Mons. Felipe Bacarreza y sus acompañantes se detuvieron un momento en la Capilla San Sebastián de Trapa. Allí, junto con los encargados de esa Capilla, rezaron las oraciones del Mes de María. Luego siguieron su viaje bajando hacia Cauñicú.En la Capilla de la Escuela Beato Ceferino, dedicada a María Madre, se celebró la Eucaristía. Participaron todos los niños de la escuela, que son 92 de primero a octavo básico. Los niños y sus profesores llenaban la Capilla. Estando próxima la celebración de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, con la cual termina el año litúrgico, se celebró la Misa de esa solemnidad. Dada la falta de sacerdotes, los niños de esa escuela no tienen la Eucaristía todos los domingos. Pueden participar raramente de la Eucaristía y para ellos, cuando la tienen, es una gran fi esta y la aprecian mucho. En general, pueden participar de la Eucaristía solamente cuando se celebra en la Capilla María Madre. Muchos de esos niños vienen de lejos y están internos en la escuela. Regresan a sus hogares los fi nes de semana.En el ofertorio los niños presentaron algunos instrumentos artesanales de su propia cultura.La visita del Obispo concluyó con una excelente once con tortilla de rescoldo y huevos revueltos compartida con la directora de la escuela, los demás maestros y todos los niños en la sala principal de la escuela.

Fundación Juan XXIIIEscuela Beato Ceferino, Cauñicú

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Recaudacion Parroquial

De

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Parroquias

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Santo Padre (1% del Total Ingr.)

Sub Total (Total Ingres. Menos

Gts.Rec. Y S.Padre)

Solidar. Alto Bio Bio (3% del Sub

Total)

Obispado, 22% del Sub Total

Parroquia, 75% del Sub Total

Buen Pastor 288 1.027.292 102.729 42 453.500 38.549 330 1.480.792 141.278 14.808 1.324.706 39.741 291.435 993.529

Ntra Sra. de Fátima 101 609.270 25.000 7 56.000 4.760 108 665.270 29.760 6.653 628.857 18.866 138.349 471.643

Perpetuo Socorro 164 423.900 42.390 5 37.000 3.145 169 460.900 45.535 4.609 410.756 12.323 90.366 308.067

Sagrada Familia 78 1.019.300 101.930 41 364.504 30.983 119 1.383.804 132.913 13.838 1.237.053 37.112 272.152 927.790

San Francisco 217 829.900 52.010 1 15.000 1.275 218 844.900 53.285 8.449 783.166 23.495 172.297 587.375

San Juan Bautista 215 633.300 63.330 215 633.300 63.330 6.333 563.637 16.909 124.000 422.728

San Judas Tadeo 108 355.300 35.530 76 261.900 26.190 2.619 233.091 6.993 51.280 174.818

San Miguel 92 329.000 32.900 3 65.000 5.525 95 394.000 38.425 3.940 351.635 10.549 77.360 263.726

Sta. María Madre Iglesia 179 470.800 47.080 6 41.500 3.528 185 512.300 50.608 5.123 456.569 13.697 100.445 342.427

Santiago Apóstol 50 115.000 11.500 50 115.000 11.500 1.150 102.350 3.071 22.517 76.763

Total Decanato Ciudad 1.492 5.813.062 514.399 105 1.032.504 87.765 1.565 6.752.166 592.824 67.522 6.091.820 182.755 1.340.200 4.568.865

Inmaculada Concepción 179 352.900 35.290 179 352.900 35.290 3.529 314.081 9.422 69.098 235.561

La Purísima 42 85.750 8.575 42 85.750 8.575 858 76.318 2.290 16.790 57.238

Ntra. Sra. Guadalupe 8 21.000 2.100 1 10.000 850 9 31.000 2.950 310 27.740 832 6.103 20.805

Ntra. Sra. Lourdes 6 49.000 4.900 1 15.000 1.275 7 64.000 6.175 640 57.185 1.716 12.581 42.889

Ntra. Sra. Mercedes - Quilleco 160 287.900 28.790 1 6.500 553 161 294.400 29.343 2.944 262.113 7.863 57.665 196.585

Ntra. Sra. Rosario - Quilaco 220 170.000 17.000 1 6.000 510 221 176.000 17.510 1.760 156.730 4.702 34.481 117.548

San Diego de Alacalá 248 374.200 37.420 1 5.000 425 249 379.200 37.845 3.792 337.563 10.127 74.264 253.172

San Esteban 500 1.138.850 113.885 500 1.138.850 113.885 11.389 1.013.577 30.407 222.987 760.182

Santa Bárbara 167 327.600 32.760 1 15.000 1.275 168 342.600 34.035 3.426 305.139 9.154 67.131 228.854

Total Decanato Cordillera 1.530 2.807.200 280.720 6 57.500 4.888 1.536 2.864.700 285.608 28.647 2.550.445 76.513 561.098 1.912.834

Cristo Rey 629 2.279.265 227.927 1 3.000 255 630 2.282.265 228.182 22.823 2.031.261 60.938 446.877 1.523.446

Nacimiento Divino Salvador 494 1.130.700 113.070 2 10.000 850 496 1.140.700 113.920 11.407 1.015.373 30.461 223.382 761.530

Ntra. Sra. Carmen 94 223.620 22.362 0 94 223.620 22.362 2.236 199.022 5.971 43.785 149.266

San Rosendo 177 451.180 45.118 177 451.180 45.118 4.512 401.550 12.047 88.341 301.163

Santa Gemita - Santa Fe 29 165.700 16.570 6 75.000 6.376 35 240.700 22.946 2.407 215.347 6.460 47.376 161.510

Total Decanato Costa 1.423 4.250.465 425.047 9 88.000 7.481 1.432 4.338.465 432.528 43.385 3.862.553 115.877 849.762 2.896.915

OBISPADO 3 24.103 11 203.250 17.277 14 227.353 17.277 2.274 207.802 6.234

Totales 4.448 12.894.830 1.220.166 131 1.381.254 117.411 4.547 14.182.684 1.328.237 141.827 12.712.620 381.379 2.751.060 9.378.613

CIUDAD

CORDILLERA

COSTA

1% CONTRIBUCIÓN A LA IGLESIAAGOSTO 2014

Recaudación Automática Totales Distribución

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En la Parroquia Buen Pastor, hemos desarrolla-do en estos dos últimos años una pastoral para celebrar el Día de todos los difuntos.

El 2 de noviembre normalmente la gente no va al cementerio para visitar las tumbas de sus fa-miliares, ya que no es feriado legal. La gente va al cementerio el 1 de noviembre por ser feria-do legal. Aunque este año 2014, el 2 de noviem-bre fue domingo y fue más gente al cementerio. Pero, ¿podemos celebrar el Día de todos los difuntos en los templos parroquiales, o debe ser en el cementerio? ¿Qué hemos hecho en la Parroquia Buen Pastor?

Desde hace dos años, hemos hecho lo siguien-te: en cada funeral que se celebra en el templo, terminada la Misa de exequias, hemos entrega-do una crucecita con el nombre y apellido del difunto, además de la fecha de su fallecimiento, a un familiar del difunto, pidiendole que la ponga en el fondo del templo. Ahí queda la crucecita hasta el 2 de noviembre, Día de todos los di-funtos.

La gente que frecuenta nuestro templo, viendo las crucecitas, se entera de los hermanos re-

Parroquia Buen Pastor

NOTICIAS

cientemente fallecidos y reza por ellos. Así fui-mos creando un ambiente entre los feligreses para que recen siempre por los difuntos.

A mediados de octubre, avisamos y recordamos al familiar del difunto que se celebrará la Misa por los fi eles difuntos el 2 de noviembre, y le pedimos que él invite a los demás familiares y amigos del fallecido para que asistan ese día a Misa. En esta Misa regalamos la crucecita a la familia para que la tengan en su casa como re-cuerdo de su familiar difunto.

El 2 de noviembre 2013, asistieron más de 1000 personas a las misas, recordando a sus difun-tos. Del 1 de noviembre de 2012 hasta el 31 de octubre de 2013 hemos celebrado en la Pa-rroquia Buen Pastor 124 Misas de funeral; 108 familias retiraron la crucecita y la llevaron a su casa. Hemos puesto todas las crucecitas delante del altar; las familias retiraron la crucecita ter-minando la Misa.

Del 1 de noviembre de 2013 hasta el 31 de oc-tubre de 2014, hemos celebrado 118 Misas de funeral en la Parroquia y 101 familias retiraron la crucecita el día 2 de noviembre del 2014.

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Por ser día domingo, no hemos podido estimar cuantas personas asistieron a Misa. Sin embargo, más de 1500 feligreses vinieron ese día.

Después de dos años de aplicar esta pastoral, podemos sacar las siguientes conclusiones:

- Las familias no se olvidaron de sus di-funtos y están en continua oración re-cordándolos.

- Gran éxito y gran participación de los familiares en la celebración del Día de todos los difuntos.

- Recuperación total del día de oración por los difuntos, lo que era el deseo de nuestro Obispo en la reunión del clero en el mes de octubre del año 2012.

En el 2013 hemos celebrado 317 Misas aniver-sarios de difuntos.En el 2014 celebramos 322 Misas de aniver-

sarios. Esto nos indica que los familiares en su mayoría se recuerdan el día del fallecimiento de sus seres queridos.

También hemos hecho una campaña para que la gente recuerde todos los meses a su difunto durante un año y después una vez por año. La crucecita recuerda a ellos la fecha del falleci-miento. He visto en una casa que la gente cuelga la crucecita al lado de la foto de su difunto y así no se olvida del día del aniversario.

Espero que esta exper iencia pueda servir como incentivo para las Parroquias. Los únicos bene-fi ciarios de esta pastoral son los hermanos di-funtos que siguen vivos en la memoria de sus familiares. Y la única caridad que todavía pode-mos hacer es nuestra oración para las almas de nuestros hermanos difuntos.

Con cariño.Pbro. Alberto Berden Luyck

Párroquia Buen Pastor

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Consagración del Padre Celestino Aós como Obispo de Copiapó. El 18 de octu-bre, a las 17 horas comenzó la procesión de los celebrantes presidida por el Nuncio, Monseñor Ivo Scapolo. En su homilía, destacó el momento histórico para la Iglesia de Atacama y agradeció la labor pastoral de don Gaspar.

Antes de fi nalizar la celebración, Monseñor Celestino tomó la palabra. Agradeció al Señor «que ha hecho grandes cosas en mí» –dijo–, y también dio las gracias a todas las personas que lo acompañaron, especialmente a los Obispos, y a quienes viajaron desde los lugares más distan-tes de la Diócesis, sus amigos desde Valparaíso

Parroquia San Francisco

y la comunidad de Santa María de Los Ángeles. Alentó a los jóvenes: «No se cansen de seguir a Cristo». Y agregó: «Vale la pena ser sacerdote».

La Diócesis de Copiapó recibió de forma gene-rosa y acogedora de los 50 feligreses de la Dió-cesis de Santa María de Los Ángeles, que pudie-ron acompañar en esta celebración a Monseñor Celestino. A pesar de la distancia y el cansancio, el viaje fue premiado por la alegría de ser testi-gos de una celebración tan importante para la iglesia de Chile.

Se compartió con Monseñor en la cena pos-terior a la Consagración y el domingo 19 de octubre en la Misa del medio día en la Catedral, donde dio su bendición a los viajeros y se pudo despedir de cada uno de ellos. La comunidad de San Francisco agradece a las personas e institu-ciones que nos apoyaron económicamente para poder realizar el viaje, especialmente a CMPC Maderas SA y a la Ilustre Municipalidad de Los Ángeles. Confi amos en que la Virgen Madre de la Candelaria, lo guie y el Padre Pio de Pietrel-cina lo acompañe en su nuevo ministerio, que-dando comprometidas nuestras oraciones por él y por las vocaciones.

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Campaña solidaria en ayuda de nuestro Diácono Hilario Medina. Después del in-cendio que destruyera completamente la casa de nuestro Diácono, don Hilario Medina, que desde hace más de 22 años sirve nuestra comu-nidad, estamos realizando en nuestra Parroquia una campaña solidaria para recaudar dinero y reconstruir la vivienda. Quienes deseen ayudar, pueden realizar sus aportes a la cuenta Nº 000-2101114-2 del banco Scotiabank a nombre de Congregación Padres Capuchinos, o dirigirse directamente a la ofi cina parroquial de la Parro-

quia San Francisco y dejar sus contribuciones.

También se realizó una choripanada solidaria, una rifa que se sorteará el 13 de diciembre y se continuará con otros eventos con el fi n de seguir recaudando fondos para ayudar a esta hermosa familia, siempre comprometida con la comunidad y con el servicio a la Iglesia.

María Paola ReyesCorresponsal

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Peregrinación. Jóvenes de la Parroquia pere-grinaron al Santuario de Santa Teresa de Jesús de los Andes, acompañados por el Padre Ma-nuel y, a su regreso, este es el mensaje que les envió: «”Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”. Estamos agrade-cido del Buen Dios por habernos dado unos días de comunión y alegría con los jóvenes y adultos de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, agradecido de

Parroquia Nuestra Señora de Fátima

los padres y apoderados, de los choferes y todos los fatimeños que nos brindaron su apoyo material y espiritual. Un sentido “muchas gracias” a las Peque-ñas Misioneras de la caridad por su hospitalidad. Queridos jóvenes, no son los éxitos del mundo los que Dios quiere, quiere que conquistemos el mundo para Él. Un abrazo, mi bendición y a descansar».

Congreso de jóvenes. Los jóvenes de la Pa-rroquia participaron del II Congreso Diocesano Juvenil, compartieron con peregrinos de Tucapel y Huépil. Fueron gratos los momentos compar-tidos. Culminó con una signifi cativa celebración en la Parroquia en que participaron las familias que cobijaron a los visitantes. Fue una emoti-va despedida, los jóvenes se comprometieron a

orar los unos por los otros. El Padre Rodrigo Vilches invitó a los jóvenes de Fátima a su co-munidad para fortalecer los lazos creados.

Confi rmación. El 7 de noviembre 33 jóvenes y adultos recibieron el Sacramento de la Con-fi rmación. El mensaje de nuestro Obispo, Mons. Felipe Bacarreza R., fue que este Sacramento comunica al corazón el Espíritu Santo que nos da fuerza para conducir una vida cristiana au-téntica y así poder ser testigos de Cristo ante los demás.

Loreto Abarzúa SandovalCorresponsal

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Parroquia Sagrada Familia

Jupachinos celebran su día: El 25 de oc-tubre, los 50 jupachinos de nuestra Parroquia celebraron su día, compartiendo juegos y di-námicas, presentando esta fi esta al Señor para su bendición. Fueron acompañados por nues-tros sacerdotes y sus padres. Desde ahora, se concentran en las próximas actividades pro-gramadas: Mes de María, Navidad y el Cam-pamento.

Primeras Comuniones: Cada fi n de se-mana durante dos años, los catequistas con-versaron con los niños sobre el gran tesoro de nuestra fe católica: Jesús que está entre nosotros en el Sacramento de la Eucaristía. Les enseñaron a los niños a amar a Jesús para que pudieran experimentar su amor en sus corazones. Esta preparación culminó el 31 de octubre, día en que 18 niños recibieron por primera vez a Jesús Sacramentado.

«Remen mar adentro y echen las redes para pescar». Dentro del marco de la misión territorial, en el mes dedicado a la Santísima Virgen María, se peregrinó con la Virgen a dis-tintas casas de nuestro sector parroquial y en cada una se rezó el Rosario y se compartió las lecturas de cada día. Lo mismo se efectuó en cada comunidad rural. Además, cada sába-do se rezó el Rosario de la aurora por las ca-lles de las poblaciones aledañas a la Parroquia y del sector Monte Cea.

Grupo adulto mayor disfrutó de un gran día en la cordillera cerca del Volcán Chillán. Cada uno de ellos conoce sus limitaciones, tanto físicas como de salud, pero la solidari-dad hacia el otro hace factible sentir que aun son capaces de disfrutar de un día diferente en sus vida.

Cecilia Carvajal PalmaCorresponsal

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El 17 de octubre nuestro párroco, Gustavo Va-lencia A., junto a la juventud parroquial, viajaron al Santuario de Santa Teresa de Jesús de Los An-des con la fi nalidad de hacerse presente en la 24º peregrinación de la juventud.

Muchos fueron los jóvenes que llegaron a nues-tra casa parroquial de diferentes localidades con la fi nalidad de participar en el II Congreso Diocesano Juvenil entre el 30 de octubre al 2 de noviembre. A nuestra Parroquia le corres-pondió el color azul. Agradecemos a nuestros hermanos que colaboraron adoptando en sus

hogares a estos jóvenes.

El 1 de noviembre, día de Todos los Santos, nuestro párroco, junto a algunos integrantes de grupos parroquiales, viajaron hasta el sector de Pedregal, donde se encuentra ubicado el Ce-menterio Las Catalinas para celebrar la Santa Misa y luego bendecir las tumbas de los difun-tos que se encuentran en este campo santo.

Gladys Moreno AllendeCorresponsal

Parroquia Nuestra Señora delPerpetuo Socorro

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Parroquia San Judas Tadeo

El domingo 26 de octubre, 29 niños recibieron por primera vez a Jesús Sacramentado. La cere-monia fue presidida por nuestro párroco Pbro. Paolo Lastrego F. y acompañada por sus familia-res y comunidad.

El martes 28 de octubre, nuestra comunidad celebró su aniversario y, en honor a nuestro santo patrono, San Judas Tadeo, se rezó la nove-na y culminó con una Misa presidida por nues-tro párroco y acompañada por miembros de la comunidad. «Judas» es una palabra hebrea que signifi ca: «alabanzas sean dadas al Señor». «Tadeo» quiere decir: «valiente para proclamar su fe». Que a ejemplo de nuestro santo patrono, seamos también valientes para proclamar y testimoniar nuestra fe ante nuestros hermanos.

Nuestra Parroquia invita cordialmente a cada una de sus comunidades y miembros de ellas a participar del primer festival 2014: «Hoy nos ha nacido el Salvador», a realizarse el 21 de diciembre del presente año desde las 16 horas, con cantos, obras y otras actividades.

Les invitamos a sumarse al desfi le navideño, que tendrá lugar el 20 de diciembre para invitar a todas las familias a participar del festival. El ini-cio del desfi le será en Capilla San José Obrero, pasará por las comunidades urbanas de nuestra Parroquia, para fi nalizar en la sede parroquial.

Elizabeth Sandoval H.Corresponsal

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Consejo de pastoral parroquial. Treinta re-presentantes de agrupaciones y movimientos eclesiales, y comunidades de base, asistieron a la reunión del Consejo de Pastoral Parroquial de noviembre, efectuada el miércoles 5 con la pre-sencia del padre Eduardo y su vicario, presbíte-ro Ramón Coloma. En la ocasión, fue ratifi cada la programación del Mes de María, se analizó la Misión Urbana 2014 y fueron anunciadas para fi n de mes las Confi rmaciones. También se plan-teó entregar los planes pastorales anuales en enero y empezó a coordinarse la Misión Rural 2015.

Campaña para salón comunitario. Desde fi nes de octubre comenzaron a recepcionarse los aportes de la «Campaña del sobre», empren-dida por nuestra Parroquia para construir un salón multiuso al lado de la Capilla Santa Teresa de Los Andes, ubicada en la población Alonso de Ribera. El desarrollo de la iniciativa fue revisado durante la sesión de noviembre del Consejo de pastoral parroquial, donde se informó de la dis-tribución de 2 mil sobres para reunir recursos que permitan concretar esta obra, destinada, entre otras cosas, a albergar el comedor frater-no de la comunidad del sector.

Mes de María. El viernes 7 de noviembre nuestra Parroquia inició la celebración del Mes

Parroquia Nacimiento del Divino Salvador

de María en la sede parroquial, donde se hizo el envío de los fi eles que dirigirían jornadas de de-voción en comunidades de base, instituciones, casas particulares y otros lugares. Al día siguien-te se realizó el primer «Rosario del alba» desde nuestro céntrico templo hasta la Capilla Inma-culada Concepción, en un recorrido que en los sábados siguientes se haría hacia la Capilla Santa Teresa de Los Andes, la Capilla Padre Hurtado, el Colegio Teresiano y la Capilla Sagrado Cora-zón. El mes fi nalizaría con la tradicional proce-sión y posterior Eucaristía en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.

Fernando Castro C. y Edith Pérez C.Corresponsales

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II Congreso Diocesano de Jóvenes. Nuestra Parroquia perteneció a la Zona Amarilla, junto a las Parroquias de Sagra-da Familia, Santa María Madre de la Iglesia, Cristo Rey de Laja y el Colegio San Gabriel. Las actividades comenzaron el jueves 30 de noviembre con la Misa. Los demás día hubo momentos de refl exión, de oración y de in-tercambio de experiencias con otros jóve-nes de la zona y de la Diócesis. Finalmente, el domingo 2 de diciembre, los jóvenes se despidieron de las familias que los acogie-ron, es decir, de la Parroquia de Sagrada Fa-milia, y volvieron a sus casas en Quilleco, Canteras y Villa Mercedes. Nuestro Obis-po, Mons. Felipe Bacarreza, se mostró muy contento de la participación, entusiasmo y ganas de estos muchachos que mostraron

una Iglesia que sale a la calle y atiende el llamado del Papa Francisco.

Dos nuevas religiosas llegan a nuestra Parroquia. El miércoles 12 de noviembre llegó a nuestra Parroquia una nueva Con-gregación Religiosa. Se trata de las Herma-nas Misioneras Servidoras de la Palabra: la hermana Carmen y la hermana Aurora, am-bas mexicanas. En la Misa del domingo 16 de noviembre fueron presentadas ofi cial-mente a la comunidad. Las únicas religiosas que nos han acompañado antes fueron las Hermanas de La Misericordia de Verona, que estuvieron junto a nosotros 17 años.

Ultreya de Cursillos en Quilleco. El domingo 16 de noviembre se realizó una

Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes

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Ultreya Diocesana de Cursillos de Cris-tiandad en nuestros salones parroquiales. Nuestro grupo de Cursillos se reúne cada semana en nuestra Parroquia, tanto en Qui-lleco como en Canteras, Villa Mercedes y San Lorencito. La Ultreya es un encuentro

diocesano de Cursillistas que se hace en una Parroquia distinta cada vez y esta opor-tunidad nos correspondió a nosotros.

Acólitos Corresponsales

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Reconocimiento diácono Miguel Her-mosilla Navarrete. Con motivo de la ce-lebración de los 258 años de la comuna, el 9 de octubre se hizo un reconocimiento a personas de la comunidad que con su tra-

Parroquia Santa Bárbara

bajo han contribuido al crecimiento de ella. Entre ellas se destacó a nuestro diácono, don Miguel Hermosilla Navarrete, que por su labor como diácono permanente du-rante 37 años y su desempeño en el Banco Estado por 34 años, lo hacen merecedor de este homenaje de parte de las auto-ridades de la comuna. Lo acompañaba su esposa, la Sra. Carmen Iturrieta Burboa, y sus 2 hijas. Don Miguel se mostró muy agradecido por este gesto que lo motiva a continuar con mucho más entusiasmo este camino de servicio al Señor dentro de la comunidad.

Los jupachinos de nuestra Parroquia ce-lebraron una Eucaristía por los 49 años de este movimiento, el domingo 12 de octu-bre. Estuvo presidida por el Padre Javier Oses, asesor de este grupo. Deseamos muchas felicidades a todos los jupachinos.

Inicio Mes de María. Con una procesión

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con las imágenes de la Santísima Virgen que llegaron de los distintos sectores y capillas, se dio inicio al Mes de María en nuestra Parroquia. Luego se celebró una Eucaristía en la que nuestro párroco, Padre Mauri-cio Zapata, dio el envío a las imágenes que durante todo este mes acompañarán a los fi eles. Que Ella derrame muchas bendicio-nes en nuestra comunidad.

Visita de sacerdotes de la Diócesis al Obispo emérito, Mons. Miguel Cavie-des Medina. El 10 de noviembre, 3 sacer-dotes de la Diócesis, Pbro. Paolo Lastrego Farina, Pbro. Oscar Gutiérrez y nuestro párroco, visitaron a don Miguel que ac-tualmente vive en Rancagua. Se mostró muy contento y agradecido por la visita. Compartieron un almuerzo con él en su casa y luego conversaron de varios temas por casi 5 horas. Él se encuentra bien de salud y colabora en una Parroquia de esa

ciudad. Preguntó por la Diócesis, los sacer-dotes y las Parroquias, especialmente por las Parroquias donde están los sacerdotes que lo visitaron. Mandó muchos saludos a la comunidad parroquial de Santa Bárbara y sobre todo a la Diócesis, que recuerda con mucho cariño.

Madrugadores. El sábado 8 de noviem-bre los madrugadores de nuestra parroquia participaron en la madrugada diocesana que se hizo en la Catedral, que comenzó a las 6:30 horas con el rezo del santo Rosario. Luego, Monseñor Felipe Bacarreza Rodrí-guez presidió la Eucaristía. La Catedral esta-ba llena de fi eles. Terminada la celebración, se hizo una procesión por las calles céntri-cas de Los Ángeles. Con esta celebración se dio inicio ofi cialmente al Mes de María en nuestra Diócesis.

Yeni Pavez C.Corresponsal

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Peregrinación. Recientemente, entre el 24 y el 26 de octubre, el Apostola-do de la Divina Misericordia hizo una peregrinación a diferentes Catedrales y capillas de Valdivia, Osorno, Puerto Varas y Frutillar, cumpliendo así lo presupues-tado en Plan pastoral año 2014. Fueron 46 integrantes acompañados por padre Patricio Bravo, vicario de la Parroquia Buen Pastor. Se conjugaron dos motivos en esta peregrinación: mayor integración de las comunidades que compartieron fraternalmente los momentos de piedad y conocer la historia de los templos vi-sitados.

Misa diocesana. La comunidad de Mulchén recibió el domingo 9 de octu-bre a las comunidades de los Ángeles y participaron de la Eucaristía, como se hace todos los primeros domingos de cada mes en diferentes comunidades de la cuidad donde se encuentra difundida esta devoción. Después se comparte un desayuno. Es una manera de dar a co-nocer este Apostolado, hacer comuni-dad y compartir como hermanos hijos

Apostolado Divina Misericordia

de nuestro Padre Dios. La próxima Misa diocesana será en diciembre, en Santa Bárbara, para fi nalizar las actividades del 2014.

Alicia OrtizCorresponsal