Sw070225 St Moritz, Un frío de lujo

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  • 8/14/2019 Sw070225 St Moritz, Un fro de lujo

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    POR RAMIRO VILLAPADIERNAST.MORITZ. ENVIADO ESPECIAL

    Aqu naci el concepto deportes de invierno y, sobre todo, una forma

    de disfrutar de esa estacin. El fro mantiene la temperatura del

    champn y resulta estimulante bajo el sol habitual en la localidad

    St. Moritz

    Un fro de lujo

    Almuerzo al aire libre de los seguidores del White Turf, bajo el habitual sol radiante que caracteriza a St Moritz

    St Moritz. En este mundo

    hay gente que hace vaca-

    ciones y gente que no,

    quienveranea y quienhi-

    berna, el presto a tum-

    barse y el que prefiere la aventura.

    En una Espaa adicta a la horizon-

    tald e la playa es difcilentender la

    cultura c entroeuropea del fro: elgusto de calzarse guantes y som-

    brero, bajar a tomar un vino ca-

    lienteenmediodela plaza nevada,

    sentarse a bajo cero y paladear un

    caf con una manta sobre las rodi-

    llas, o hacer cola ante un glido

    quiosco para tomarse un helado.

    En St Moritz nacieron las vacacio-

    nes deinvierno, cuandolos ms ri-

    cos descubrieron que el fro, entre

    pieles y velas, poda ser locamente

    romntico.

    Los ingleses llegaron en el si-glo XIX hasta St Moritz, vencien-

    do el miedo ancestral a los Alpes

    y, naturalmente, queran seguir

    jugando al criquet y al polo. St Mo-

    ritz es, desde hace un siglo, uno

    de los mayores concentrados de

    hoteles de lujo del mundo y el ni-

    co de su clase a 1.850 metros de al-

    tura. La historia empez hace

    3.500 aos, gracias a las aguas fe-

    rruginosas. Las legiones roma-

    nas de la Retia las descubrieron,

    y su fama se mantuvo hasta el

    punto d e que, pese a la pobre tele-

    comunicacin medieval, el le-

    gendario mdico Paracelso vino

    de Salzburgo a estudiar aquelmi-lagro cientfico. Con los siglos,

    esa fama hara del arrinconado

    valle de Engadin un smbolo de

    salud, aire fino y aguas v ivifica-

    doras. Y conferira a Suiza la ima-

    gen de hospital de Europa hoy,

    en el subconciente de todos al ver

    su bandera, que retuvo hasta

    las guerras mundiales, cuando

    los banqueros sustituyeron a las

    enfermeras en la montaa mgi-

    ca. Con el salto cualitativo, a de-

    ms de los clebres baos de tur-

    ba y heno, St Moritz no tardara

    en inventar el bao de champn,

    para compensar por fuera elinge-

    rido hacia dentro.

    Durante siglos, sin embargo, semantuvo el pnico a la dureza de

    la cordillera a la que se enfrent

    Anbal... A la cordillera y al fro

    intenso.Los ingleses venan en ve-

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    Guillermo Alejandro de Holanda y su esposa Mxima en las pistas

    El Prncipe Alberto de Mnaco, en estos das pasados

    rano, a cambiar de aires y tomar

    las aguas, como se deca en el

    XIX. Pero tras bao, paseo y cace-

    ra, desaparecan escopetados en

    cuantollegaba septiembre.El can-

    tn de los Grisones era un lugar

    tan estril, que no daba de comer a

    sus gentes, celtas latinizados que

    emigraban entonces a Rusia y a

    Amrica y regresaban con nuevas

    ideas. De este e spritu emprende-

    dorsurgieldesafolanzado, hace

    150 aos, por un posadero a sus in-gleses: En pleno invierno se est

    mejor aqu arriba, a menos 10,

    que en un Londres neblinoso a 5.

    Si se atrevan a comprobarlo, esta-

    ran invitados hasta la primavera.

    322 das de sol

    Cuando cay el invierno, trineos

    abigarrados llenos de bales e in-

    gleses empezaron a atravesar, por

    primera vez, el temible puerto de

    Julia, a 2284 metros. Al alcanzar

    sanos y salvos el hotel Klum, Jo-

    hannes Badrutt sali a saludar-

    los en mangas de camisa bajo un

    sol radiante que iba a hacer mun-

    dialmente famoso el invierno en

    St Moritz: un lugar de alta monta-a con 322 das de sol al ao. Su

    apuesta estaba ganada, y costear

    la estancia de aquella extravagan-

    te comitiva hasta primavera era

    una inversin cuyos rditos cose-

    chara su familia y la regin por

    generaciones, en cuanto los brit-

    nicos regresaran a Londres bron-

    ceados y saludables de su invierno

    en los Alpes.

    Los ingleses descubrieron que,

    efectivamente, el invierno poda

    ser puro y seco comola ginebra, y

    calentar como aquella. Y Badrutt

    empez a ampliar, tecnificar y

    comprar dependencias colindan-

    tes, hasta levantar junto al Klumel primer Hotel Palace del mun-

    do, idolatrado como el mejor de

    los mejores. Gracias alemprende-

    dor Badrutt, St Moritz no slo ha

    podido celebrar sus 150 aos de

    atpica historia hotelera un 60

    por ciento de sus hoteles es de 4 y

    5 estrellasy de algo tan novedo-

    so como una temporada alta de

    invierno, sino del propio naci-

    miento del deporte blanco. Aqu

    se invent, entre otra media doce-

    na de deportes, el bobsled, el

    skikjring, se cav e l primer to-

    bogn de hielo (cresta run) y se

    corri la primera competicin de

    esqu, algoque slo a uningls po-

    da ocurrrsele hacer con fro yen vacaciones. St Moritz ha sido

    el escenario de dos Olimpiadas

    El Sha de Irn, de vacaciones con dos de sus hijos. Otros t iempos

    Otro asiduo, el naviero Aristteles Onassis con Mara Callas

    FOTOS: ABC

    (Pasa a lapgina siguiente)

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    (Viene de lapgina anterior)

    blancas (1928 y 1948). Y aun ms,

    este pasadofin de semana celebr

    los 100 aos de la prueba hpica

    ms espectacular: el White Turf,en el prodigioso hipdromo sobre

    el hielo del lago de St Moritz.

    El viejo Badrutt, que hara de

    una aldea no mayor que Baqueira

    el centro del mundo y de los titula-

    res de sociedad, haba visto que la

    laguna que ocupa todo el valle du-

    rante el ao multiplicaba la super-

    ficie til al helarse en invierno y

    converta ell agoen cancha multiu-

    sos: hpica,criquet, polo (hace das

    conclua el Campeonato del Mun-

    do Cartier sobre nieve), curling,

    patinaje, trineo tirado, carreras de

    coches y hasta aerdromo (en 1919

    vol el primer avin del lago de St.

    Moritz a Londres). Siempre afano-

    so, en1878 se trajodela exposicinuniversal de Pars el primer arco

    voltico de toda Suiza para insta-

    larlo ante su hotel y, en 1896, hizo

    rodar el primer tranva elctrico

    del pas para bajar a los baos, el

    primer remonte y el primer telef-

    rico, Badrutt compraba y renova-

    ba sin parar hasta convertir el Pa-

    lace en lo que aquella dama cata-

    lana, duquesa de Drcal, escribi

    en los aos 20: Era necesario ser

    rico para ir, yjoven para soportar

    la altura; as quedaban alejadas

    de St Moritz las dos fases ms tris-

    tes de l a vida: la pobreza y la ve-

    jez, y todo ese aspecto mediocre

    de las ciudades compuestas por

    todo lo contrario: pequea bur-guesa, proletarios, gentes de

    ideas provincianas. Cada vez que

    bajaba de Saint Moritz tena la im-

    presinde bajar a la realidad des-

    pus de unos meses de sueodora-

    do. Abajo, en l a realidad de Ma-drid, su marido don Fernando de

    Borbn le haca, en tanto, una be-

    lla hija a P astora Imperio.

    Van Cleef, Romanov, Krupp...

    El Palace de St Moritz se haba

    convertido en el saln del orbe,

    un lugar para ver y s er ser visto

    cada temporada, jugar al bridge

    ante ventanales abiertos a los Al-

    pes, donde los Van Cleef tienen

    siempre mesa reservada, o coque-

    tear entre pieles ante inmensas

    chimeneas de mrmol. Los Roma-

    nov, los Lancaster y los Hohenzo-

    llern haban tirado de la aristo-

    cracia que mereca ese nombre.

    Tras ellos, los Krupp, Burda,Flick, Opel y Sachs fueron segui-

    dos por Puccis, Guccis, Agnellis

    y Pradas. Y estos a su vez por

    Onassis, Livanos y Niarchos,

    tras los que vendranjeques y mi-

    llonarios japoneses, chinos e in-dios, como Lakshmi Mittal cuya

    villa costar 44millones. El Pala-

    ce tiene unas tarifas de hasta

    12.500 euros la noche y su King

    Club sigue siendo el cobijode aris-

    tcratas mundanos, estrellas y

    juerguistas rusos. Slo en enero

    han aterrizado 54 jets privados

    cargados de brillantes y maleti-

    nes de banco. Si un Gourmet In-

    ternational Festival intenta cada

    ao sofisticar los paladares adi-

    nerados, Christies y Stoheby's

    han estado subastando joyas,

    mientras fuera nevaba y s e escu-

    chaban el relinchodelos purasan-

    gre, listos para el White Turf.

    St Moritz. Un lugar dondelo me-nos democrtico es protestar con-

    tra las pieles, y el fro es tan de

    lujoque se llama clima champag-

    ne, dorado, fresco, seco.

    Un momento de las carreras qu e se celebran en estas fechas, desde hace un siglo, sobre el hipdromo de hielo de Saint Moritz

    Los pioneros, a los qu e ense a disfrutar del fro el clarividente Badrutt

    Deporte y subastas de joyas

    StMoritz

    Un frode lujo