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Tema 9.- La España de la Restauración: La dictadura de Primo de Rivera Antecedentes Entendemos por Restauración la vuelta de la dinastía borbónica tras el Sexenio Revolucionario. Cánovas fue el artífice del sistema político de la Restauración. Concibió este regreso como un régimen de monarquía constitucional, liberal y confesional. Cronológicamente abarca un período histórico comprendido entre el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto, el 29 de diciembre de 1874, por el que se proclamó rey a Alfonso XII, hasta la dictadura del general Primo de Rivera, en 1923. En este período pueden distinguirse dos etapas: 1. Una de consolidación del sistema político, que va desde el pronunciamiento de 1874 hasta la temprana muerte de Alfonso XII, en 1885. 2. Otra de crisis definitiva del sistema de la Restauración, desde la minoría de edad de Alfonso XIII y la Regencia de María Cristina (1885-1902) hasta la dictadura de Primo de Rivera. La crisis de la guerra de Cuba y el subsiguiente desastre del 98 debilitaron al sistema. La supervivencia de la Restauración se vio complicada por el deshilachamiento de los partidos dinásticos y la acción sistemática de los grupos antisistema (republicanos, socialistas, anarquistas, secesionistas) En 1917, el sistema constitucional sufrió otro ataque consistente en una triple conjunción de fuerzas. En efecto, socialistas y anarquistas estimulados por la Revolución de Octubre en Rusia y los catalanistas, pretendían liquidar el sistema. Circunstancialmente, también participaron algunos sectores del ejército que demandaban aumento de sueldo. Cuando hicieron acto de presencia los movimientos obreristas y los catalanistas, los militares volvieron a la normalidad para frenar estas pretensiones que amenazaban tanto al sistema político como a la propia nación española. Entre 1918 y 1923 se sucedieron vertiginosamente varios gobiernos de concentración. En efecto, en 1918 el monarca amenazó con abdicar a menos que se recurriera a la fórmula de los gobiernos de concentración donde estaban los restos de los antiguos partidos dinásticos y la Liga Regionalista de Cambó 1

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Tema 9.- La España de la Restauración: La dictadura de Primo de Rivera

Antecedentes

Entendemos por Restauración la vuelta de la dinastía borbónica tras el Sexenio Revolucionario. Cánovas fue el artífice del sistema político de la Restauración. Concibió este regreso como un régimen de monarquía constitucional, liberal y confesional. Cronológicamente abarca un período histórico comprendido entre el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto, el 29 de diciembre de 1874, por el que se proclamó rey a Alfonso XII, hasta la dictadura del general Primo de Rivera, en 1923. En este período pueden distinguirse dos etapas:

1. Una de consolidación del sistema político, que va desde el pronunciamiento de 1874 hasta la temprana muerte de Alfonso XII, en 1885.

2. Otra de crisis definitiva del sistema de la Restauración, desde la minoría de edad de Alfonso XIII y la Regencia de María Cristina (1885-1902) hasta la dictadura de Primo de Rivera.

La crisis de la guerra de Cuba y el subsiguiente desastre del 98 debilitaron al sistema. La supervivencia de la Restauración se vio complicada por el deshilachamiento de los partidos dinásticos y la acción sistemática de los grupos antisistema (republicanos, socialistas, anarquistas, secesionistas)

En 1917, el sistema constitucional sufrió otro ataque consistente en una triple conjunción de fuerzas. En efecto, socialistas y anarquistas estimulados por la Revolución de Octubre en Rusia y los catalanistas, pretendían liquidar el sistema. Circunstancialmente, también participaron algunos sectores del ejército que demandaban aumento de sueldo. Cuando hicieron acto de presencia los movimientos obreristas y los catalanistas, los militares volvieron a la normalidad para frenar estas pretensiones que amenazaban tanto al sistema político como a la propia nación española.

Entre 1918 y 1923 se sucedieron vertiginosamente varios gobiernos de concentración. En efecto, en 1918 el monarca amenazó con abdicar a menos que se recurriera a la fórmula de los gobiernos de concentración donde estaban los restos de los antiguos partidos dinásticos y la Liga Regionalista de Cambó fundamentalmente. Durante esos cinco años se produjeron trece crisis de gobierno totales y treinta parciales. Los gobiernos se sucedieron sin operatividad alguna para resolver los grandes problemas pendientes:

El catalanismo alentado por el propio Cambó que deseaba sustituir la Mancomunidad por un Estatuto donde se recogiera la soberanía de Cataluña.

El pistolerismo, como el que le costó la vida al propio presidente Eduardo Dato (1921), a causa del enfrentamiento entre los pistoleros anarquistas del Sindicato Único (Durruti & García Oliver) y los de la patronal catalana que formaban parte del Sindicato Libre, de orientación carlista.

El Desastre de Annual (1921) donde el general Silvestre planificó mal el despliegue de tropas con el entusiasmo de Alfonso XIII quien le escribió un telegrama con el siguiente texto: “¡olé los hombres!”

Se abrió una comisión de investigación para depurar responsabilidades que emitió el Informe Picasso. El deseo del Rey de evitar que se publicara condujo a un golpe militar seguido de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera.

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Desarrollo: La Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1929)

Siendo capitán general de Madrid fue relevado por oponerse a la presencia española en Marruecos. De hecho era partidario de permutar con Gran Bretaña Ceuta y Melilla por Gibraltar. No obstante, recibió destino en Barcelona con el mismo cargo. Allí trabó muy buenas relaciones con los catalanistas moderados de la Liga de Francesc Cambó.

En septiembre de 1923, ocupa los edificios de teléfonos y telégrafos de Barcelona y publica un manifiesto donde señala los males de la época: la agitación anarquista, el separatismo, la situación en África, la agitación anarquista, la quiebra del orden público y la corrupción política. Prometía una dictadura que solucionase los principales problemas y un pronto retorno a la normalidad.

Miguel Primo de Rivera inició su carrera política con el apoyo de numerosas instancias:

1.- El rey Alfonso XIII respaldó el pronunciamiento militar ante la inminente publicación del Informe Picasso y el derrumbamiento del sistema liberal de la Restauración.

2.- Miguel Primo de Rivera salió entre las ovaciones de los catalanistas moderados de Cambó que representaban a los intereses de la burguesía catalana temerosa del pistolerismo anarquista.

3.- No se quedaron ahí los apoyos porque también gozaba de un amplio respaldo social porque esperaban que su gobierno diera sosiego a la vida social. Es por ello que los republicanos, socialistas y anarquistas mantuvieron una actitud de prudencia, en principio.

4.- El dictador también cautivó a la mayoría de los intelectuales (salvo a Miguel de Unamuno que fue desterrado a Fuerteventura donde se llevó el Nuevo Testamento) como Ortega y Gasset por su discurso regeneracionista que anunciaba la llegada del “cirujano de hierro” pedido por Joaquín Costa, un dictador altruista, que impulsara el desarrollo económico (obras hidráulicas, carreteras, escuelas y redistribución de la propiedad de la tierra)

5.- El ejército esperaba actuaciones eficaces en la cuestión africana que tanto había minado su prestigio entre la sociedad española.

Los objetivos de la dictadura era resolver cinco problemas fundamentales:

1.- El terrorismo.2.- El catalanismo.3.- La guerra de Marruecos.4.- La denominada “cuestión social”.5.- La crisis económica.

Trató de abordarlos a través de dos períodos de gobierno:

El Directorio Militar (septiembre de 1923 a diciembre de 1925) El Directorio Civil (diciembre de 1925 a enero de 1930)

1.- El terrorismo.

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Miguel Primo de Rivera le hizo una oferta de entendimiento a los anarquistas a la que respondieron con atentados terroristas. La que recibió la Unión General de Trabajadores (UGT) sí fue aceptada por los socialistas Francisco Largo Caballero, Julián Besteiro y Manuel Llaneza, aunque se opusieron Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos que rechazaban la colaboración y pretendían el derrocamiento directo de la monarquía. En 1923, la UGT contaba con 210.000 afiliados repartidos fundamentalmente entre Madrid, Vascongadas y Asturias, mientras que la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) contaba con 700.000 afiliados centrados sobre todo en Cataluña y Andalucía.

La estrategia de los socialistas era muy clara: sólo tenían que dejar que Primo de Rivera persiguiera a los anarquistas para convertirse en el sindicato más importante del país. Y el dictador lo hizo para satisfacción también de los catalanistas moderados.

2.- El catalanismo.

La Liga Regionalista y el empresariado catalán que la votaba vieron complacidos cómo Primo de Rivera logró acabar con el terrorismo anarquista, pero Francesc Cambó impuso el criterio de que su formación política se tenía que mantener neutral: ni atacar al dictador, ni colaborar con él. Había que dejar que se fuera desgastando para criticar sus errores. Siempre habría oportunidades de seguir sacando provecho de la descomposición nacional.

Ante la falta de colaboración, Primo de Rivera se sintió defraudado y emprendió una política de prohibición de manifestaciones culturales como la sardana; asimismo prohibió catalán como lengua administrativa y el uso de la bandera. Finalmente, terminó por suprimir la Mancomunidad.

Sus relaciones con el clero catalán fueron mejores porque consiguió que los obispos prohibieran el catalán en las homilías a cambio de autorizar la apertura de varios centros religiosos de enseñanza.Sí tenía completamente enfrente a los catalanistas radicales del Estat Catalá de Francesc Macià que llegó a enviarle a Abd-el-Krim un telegrama solidarizándose con su rebelión contra España.

Aunque Primo de Rivera prohibiera el catalán como lengua de uso administrativo porque consideraba que se utilizaba como arma para vejar a la nación española y para inventar continuamente agravios sin fundamento, durante la dictadura aumentó considerablemente el número de publicaciones en catalán.

3.- La guerra de Marruecos.

Por virtud del acuerdo hispano-francés suscrito en 1904 sobre el Protectorado en Marruecos, España recibió con el norte que la parte más pobre y levantisca, mientras que Francia se quedó con el sur, que era más rico en recursos naturales.

Primo de Rivera tenía un grave problema que zanjar en el Norte de África donde el líder rifeño sublevado Abd-el-Krim había causado a las tropas españolas el descalabro de Annual (1921) que le costó la vida a catorce mil soldados españoles cuando el general Silvestre planificó una retirada precipitada desde esta localidad. Pensó en una retirada del Protectorado español sobre Marruecos e incluso una permuta de Ceuta y Melilla por Gibraltar, pero el malestar de la oficialía le hizo cambiar de planes. Consistieron en retirar a las tropas de la región central hasta la denominada “línea Primo de Rivera” para fortalecer el sistema defensivo. Generales como Franco y Queipo de Llano eran

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contrarios a perder posiciones, pero estaban equivocados: Abd-el-Krim no logró pasar la citada línea defensiva y entonces se lanzó sobre la fértil zona francesa, que obligó a Francia a una alianza militar con España para sofocar la revuelta rifeña.

En 1925, en lo que fue un ataque combinado de las tropas francesas por tierra y del desembarco español en la Bahía de Alhucemas dirigido por el general Queipo de Llano y por los coroneles Franco y Godet (en lo que fue el primer desembarque anfibio de la historia miliar), concluyó con la guerra de África.

4.- La cuestión social

Primo de Rivera diseña un modelo de Estado corporativo que se define como antiparlamentario y antiliberal. La sociedad se organiza en corporaciones (como el clero, el ejército, el municipio, los sindicatos, la patronal, colegios profesionales y la familia) Todas las corporaciones se reúnen en una Cámara Corporativa bajo la tutela del Estado.

El modelo de Estado corporativo, que el dictador fue diseñando sobre la marcha, debía intervenir constantemente en la sociedad para lograr mejoras sociales. En este nuevo marco institucional nombró ministro de Trabajo a Eduardo Aunós cuyo pensamiento se basaba en el catolicismo social. Desde ese cargo desarrolló toda una tarea legislativa de enorme contenido social como la ley del descanso nocturno de la mujer obrera, el seguro de maternidad, el fondo de garantía de accidentes, la creación de subsidios para las familias numerosas, el retiro obrero y la sanidad pública.

El ministro de Trabajo nombró miembro del Consejo de Trabajo al dirigente socialista Largo Caballero; por su parte, los ugetistas se integraron en los Comités Paritarios que eran órganos de arbitraje donde estaban representados empresarios y trabajadores para conciliar obligatoriamente los intereses de ambas partes.

5.- La crisis económica

La estructura productiva española necesitaba la estabilidad política que ofreció el régimen primorriverista.

Las medidas económicas que arbitró Primo de Rivera trataron de dar solución a los problemas históricos:

Llevó a cabo planes para el aprovechamiento de las cuencas hidráulicas con fines agrícolas y de producción de energía, pero el catalanismo de la Liga impidió su efectivo desarrollo.

Se intentaron ampliar infraestructuras relacionadas con los transportes y las comunicaciones. Aparecieron los precedentes de organismos monopolísticos como CAMPSA, TELEFÓNICA, RENFE e IBERIA. Para las infraestructuras viarias se constituyó el Circuito Nacional de Firmes (Ministerio de Obras Públicas)

Se intentó aplicar una política librecambista para importar productos baratos y fomentar la actividad de las empresas de exportación. Nuevamente, el catalanismo presionó para que no fuera derogado el Arancel Cambó (1922) que hacía de España un mercado cautivo y que bloqueaba el crecimiento empresarial de sectores competitivos (calzado, cítricos…)

Para hacer frente al enorme gasto público, el ministro de Hacienda, José Calvo Sotelo, procuró una reforma fiscal que gravara las rentas de la oligarquía, pero tampoco prosperó. El resultado fue que la subida de impuestos recayó en las clases medias.

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A pesar de que se alcanzó el pleno empleo y mejoró la calidad de vida de amplias capas de la sociedad española, el modelo económico basado en la expansión del gasto público tenía los días contados, especialmente agravado por la crisis económica internacional iniciada en 1929:

El aumento del gasto público generó más deuda, más déficit y subida de impuestos. El aumento de los impuestos repercutió en una disminución de la inversión necesaria

para crear riqueza y empleo. La concesión de monopolios y la intensa actividad en la contratación de obra pública

aumentó la corrupción política.

En 1925, Primo de Rivera tenía en su haber la pacificación de Marruecos, el encauzamiento de los conflictos sociales y un crecimiento económico sin precedentes. A pesar de insistir en el carácter provisional de la dictadura, optó por quedarse. El Directorio Militar dio paso al Directorio Civil.

Tenía en mente la reforma del régimen de la Restauración mediante un nuevo sistema bipartidista que se sustentaría en de dos formaciones políticas: un partido de izquierdas como el PSOE que tan bien había colaborado con la dictadura y otro de derechas que se llamaría Unión Patriótica. El legislativo se llamaría Asamblea Nacional Consultiva. El Jefe de Estado continuaría siendo el rey. El proyecto no tuvo ningún futuro. A partir de 1926 se inició una fase de oposición creciente a la Dictadura, cuyos principales focos fueron:

Los republicanos fundan la Acción Republicana, un partido muy minoritario sin implantación social, pero formado por intelectuales eminentes como Manuel Azaña, Marcelino Domingo, Alejandro Lerroux, Gregorio Marañón, Juan Negrín, Miguel de Unamuno, Blasco Ibáñez o Antonio Machado.

Los anarquistas de la ilegal CNT crean una organización terrorista como es la Federación Anarquista Ibérica, para desesperación de los que creen en la vía sindical.

Los socialistas creen llegado el momento de iniciar un proceso revolucionario que liquide a la monarquía.

Numerosos intelectuales que habían apoyado al Dictador, ahora le dan la espalda. Las clases populares se distanciaron del régimen por el efecto de las malas cosechas de

1928 y 1929. El ejército también se opuso por su pretensión de aplicar un sistema de ascensos por

méritos de campaña, lo cual favorecía a los militares africanistas sobre los que permanecían en España que ya no podrían promocionarse por antigüedad.

El propio rey le retira su apoyo.

Primo de Rivera, enfermo y aislado le presentó su dimisión al Alfonso XIII en enero de 1930. Morirá a mediados de marzo en su exilio parisino.

Consecuencias

La caída de la Dictadura dejó de manifiesto que el régimen monárquico estaba muerto. Sin embargo, durante un año más intentó volver a la normalidad constitucional de 1876. La mayoría de la los políticos de los antiguos partidos dinásticos no perdonaron al rey que hubieran sido marginados de los asuntos de Estado tras el golpe de Primo de Rivera. En consecuencia, abogaron por ir a unas elecciones constituyentes. Repitiendo la historia, los políticos monárquicos volverían a traer la República; como entonces, encontró desprevenido al escaso grupo de republicanos.

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