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escritas especialmente para ser represcn· tadas en la misma función. J\!J esas se ra- radas, su última obra, repite este sisterila, aumentado con el atractivo de que el re- parto es casi el mismo en las dos obras, cambiando nada más la personalidad de los dos protagonistas. El título bajo el que Rattigan uni(') estas dos piezas en un acto (dividida:; la primera en tres cuadros y la segunda en dos) sugiere el tema tratado: la sc- paración fundamental o sea la soledad en la que viven todos los personajes que participan en la acción. Rattigan preten- de presentarnos el cuadro vital de un tipo de miembros de la sociedad inglesa, que se caracteriza por el aislamiento en que viven sus componentes, al mar- gen de todos los acontecimientos que no afectan directamente su única fuente de ingresos, pasando sus días, lentos y abu- PO;!Lluan GARCIA PONCE 27 o R T E. Alonso- "magnífico nivel de actlU1ción" rridos en la soledad de un hotel cualquie- ra cerca de Londres. Durante el desarro- llo de las obras el autor sugiere -des- pués de subrayar debidamente esta espe- cial característica que unifica a todos los personajes sin que por esto pierdan su cualidad ele individuos con un problema personal- las dos posibles soluc·iones para C'ste problema: d amor, en la pri- mera; la solidaridad, en la segunda. En la primera pieza, el conflicto se limita exclusivamente a dos personajes; los demás son dados a conocer, pero su participación en la anécdota es nada más la de una especie de coro, que observa los acontecimientos sin llegar a compren- derlos, ni prestarles mayor atención. Sin embargo el problema de los protagonistas es el mismo que el de los observadores, sólo que ellos, situados en un plano dis- tinto (única excepción junto con la pa- reja de estudiantes que, a pesar de esto, en la segunda pieza estarán, aun contra sus deseos, dentro de la misma catego- ría) pueden romper esta soledad con sólo superar las particularidades que han he- cho imposible durante ocho años su amor, sin hacerlo desaparecer. La evolución de la pieza se basa en el conocimiento que adquirirán los protagonistas de que les basta con luchar porque este amar sea posible, pa.r--au;lcabar con su soledad. Es por esto que cilando se deciden hacerlo el autor los abandona: el mayor o menor éxito que obtengan en esta aventura: ya no corresponde a la intención de la pie- za, que sólo pretende sugerir una solu- ción sin abordar el problema que sú rea- lización implica. En la segunda obra el resto de los per- sonajes que fueron presentados en la primera, más dos nuevos de los que ya se había oido hablar y que, a diferencia de los anteriores protagonistas están tam- bién dentro del mismo grup·) de gentes que formaba el coro, se ven -o se con- sideran- directamente afectados por un acontecimiento de orden moral, cuya im- portancia, en apariencia casi nula, no ha- ce más que caracterizar con más fuerza aún el estrecho círculo en tI que se mue- ven. El autor da oportunidad así de co- llocer otros aspectos de sus pcrsonalida- A ,E T Rita Macedo- "sacrifica Slt belle::a" MESAS SEPARADAS E N EL TEATRO FABREGAS Rita Ma- cedo y Ernesto Alonso, como pro- ductores, presentan la obra de Te- rence Rattigan, M esas separadas. No puede deja¡- de elogiarse el repetido in- terés que los dos han demostrado por !levar a escena obras de una calidad literaria muy superior a la que general- mente escogen la mayor parte de los em- presarios independientes. Rattigan no es ningún innovador del teatro contemporáneo; pero tampoco pre- tende serlo. Sus obras -la primera de las cuales data de ha'ce más de veinte años- que se han representado, siempre con gran éxito, durante este largo lapso de tiempo, lo que ya quiere decir algo, se caracterizan principalnlente, por su correctísima construcción, su gran exac- titud para enfocar la trama en el mo- mento y desde el punto de vista psico- lógico más apropiado, su a,cierto en la caracterización y su diálogo irónico, ágil y brillante; cualidades todas que corres- ponden a un buen dramaturgo. Con Car- telera, que incluía La versión de Brow1t- ing y A,,'equinada, Rattigan inició el sis- tema de presentar dos obras en un acto CIHMEN EN LOS TETADOS (fe reviendrai a Kandara) , de Víctor Vi- caso TIEMPOS NUESTROS (Tempi nos- tri), de Alessandro Blasetti. Aquí el propósito es mayor que lo rea- lizado. La falta de una dirección más se hace sentir constantemente. El retrato neo-realista se vuelve convencio- nal y se convierte en retrato demasiado amable y atenuado. La ternura está ge- neralmente lograda, pero falta el don de alcanzar algo más de la vida misma. Se salvan la vital historia final y el magní- fico diálogo entre un cura de pueblo (Michel Simon) y una admirable anciana (1,[ extraordinaria Svlvie). Aquí hay f'l latido auténtico de la existencia hu- mana. LA CABAÑA (The little hut), de Mark Robson. Kazan. La parte "capriana" adolece de. longitud, repeticiones innecesarias y la manía de completar las grandes secuen- cias con escenas íntimas sin el menor interés y con resúmenes y conclusiones que sobran. Pero la parte kazanesca, el mostrar, el revelar y desarrollar un tema de gran alcance social es muy buena. He aquí cine en serio, con un propósito y con un poder crítico que constituye una de las más vivas y tremendas requisito- rias contra una realidad atroz y cargada de actual y .palpitante peligro. Una pe- lícula indudablemente grande, una pelícu- la dura y certera, una película que vale la pena, aunque le sobre la mitad. Un verdadero epitafio para este direc- tor que hiciera' concebir esperanzas rnn F-I trúm.fador: (The chan/pion). Toclos los matices y reacciones manidos y toaas las actuaciones convencionales aesfilan aquí como por un viejo catálogo sin gra- cia. Ni siquiera David Niven se escapa. En cuanto a Stewart Granger, ¿ qué es- peran para fusilarlo? Ni el gran talento de Fran<;ois Perier consigue salvar esta película indecisa y torpe que hubiera podido ser -quizá- buena. De Daniel Gélin ya no se sabe si está desaprovechado hasta el límite, o si se le acabó finalmente el talento. UNIVERSIDAP DE MEXICO EL SOL TAMBIEN SE LEVANTA (The sltn also riSes) , de Henry King. Acabo de ver, en proyección privada, La slrada, de Fellini. Es inconcebible que esta maravillosa, extraordinaria pe- lícula no se haya exhibido todavía en México. Corre el increíble rumor de que, como los exhibidores "no le tienen con- fianza" se estrenará en programa doble. Por si tal cosa sucediera no pierdan de ',ista la programación de los cines· de segunda. Su título español es La Calle . .. y nQ dejen de verla por ningún concepto. Estúpida, intolerable. totalmente vacía r\p la más mínima intelig-encia v sensi- bilidad. esta película inaudita pas'a a for- mar Darte de las innumerables traiciones fílmicas de la obra de Hemingwav. Si ha\' una g-pneración perdida debe ser la r1e Henrv LA CALLE (La strada), de Fellini.

T ,E A T R o · manía de completar las grandes secuen ... UNIVERSIDAP DE MEXICO EL SOL TAMBIEN SE LEVANTA (The sltn also riSes) , de Henry King. Acabo de ver, en proyección privada,

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escritas especialmente para ser represcn·tadas en la misma función. J\!Jesas se ra­radas, su última obra, repite este sisterila,aumentado con el atractivo de que el re­parto es casi el mismo en las dos obras,cambiando nada más la personalidad delos dos protagonistas.

El título bajo el que Rattigan uni(')estas dos piezas en un acto (dividida:;la primera en tres cuadros y la segundaen dos) sugiere el tema tratado: la sc­paración fundamental o sea la soledad enla que viven todos los personajes queparticipan en la acción. Rattigan preten­de presentarnos el cuadro vital de untipo de miembros de la sociedad inglesa,que se caracteriza por el aislamientoen que viven sus componentes, al mar­gen de todos los acontecimientos que noafectan directamente su única fuente deingresos, pasando sus días, lentos y abu-

PO;!Lluan GARCIA PONCE

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oRT

E. Alonso- "magnífico nivel de actlU1ción"

rridos en la soledad de un hotel cualquie­ra cerca de Londres. Durante el desarro­llo de las obras el autor sugiere -des­pués de subrayar debidamente esta espe­cial característica que unifica a todos lospersonajes sin que por esto pierdan sucualidad ele individuos con un problemapersonal- las dos posibles soluc·ionespara C'ste problema: d amor, en la pri­mera; la solidaridad, en la segunda.

En la primera pieza, el conflicto selimita exclusivamente a dos personajes;los demás son dados a conocer, pero suparticipación en la anécdota es nada másla de una especie de coro, que observalos acontecimientos sin llegar a compren­derlos, ni prestarles mayor atención. Sinembargo el problema de los protagonistases el mismo que el de los observadores,sólo que ellos, situados en un plano dis­tinto (única excepción junto con la pa­reja de estudiantes que, a pesar de esto,en la segunda pieza estarán, aun contrasus deseos, dentro de la misma catego­ría) pueden romper esta soledad con sólosuperar las particularidades que han he­cho imposible durante ocho años su amor,sin hacerlo desaparecer. La evolución dela pieza se basa en el conocimiento queadquirirán los protagonistas de que lesbasta con luchar porque este amar seaposible, pa.r--au;lcabar con su soledad. Espor esto que cilando se deciden hacerlo elautor los abandona: el mayor o menoréxito que obtengan en esta aventura: yano corresponde a la intención de la pie­za, que sólo pretende sugerir una solu­ción sin abordar el problema que sú rea­lización implica.

En la segunda obra el resto de los per­sonajes que fueron presentados en laprimera, más dos nuevos de los que yase había oido hablar y que, a diferenciade los anteriores protagonistas están tam­bién dentro del mismo grup·) de gentesque formaba el coro, se ven -o se con­sideran- directamente afectados por unacontecimiento de orden moral, cuya im­portancia, en apariencia casi nula, no ha­ce más que caracterizar con más fuerzaaún el estrecho círculo en tI que se mue­ven. El autor da oportunidad así de co­llocer otros aspectos de sus pcrsonalida-

A,ET

Rita Macedo- "sacrifica Slt belle::a"

MESAS SEPARADAS

EN EL TEATRO FABREGAS Rita Ma­cedo y Ernesto Alonso, como pro­ductores, presentan la obra de Te­

rence Rattigan, Mesas separadas. Nopuede deja¡- de elogiarse el repetido in­terés que los dos han demostrado por!levar a escena obras de una calidadliteraria muy superior a la que general­mente escogen la mayor parte de los em­presarios independientes.

Rattigan no es ningún innovador delteatro contemporáneo; pero tampoco pre­tende serlo. Sus obras -la primera delas cuales data de ha'ce más de veinteaños- que se han representado, siemprecon gran éxito, durante este largo lapsode tiempo, lo que ya quiere decir algo,se caracterizan principalnlente, por sucorrectísima construcción, su gran exac­titud para enfocar la trama en el mo­mento y desde el punto de vista psico­lógico más apropiado, su a,cierto en lacaracterización y su diálogo irónico, ágily brillante; cualidades todas que corres­ponden a un buen dramaturgo. Con Car­telera, que incluía La versión de Brow1t­ing y A,,'equinada, Rattigan inició el sis­tema de presentar dos obras en un acto

CIHMEN EN LOS TETADOS (fereviendrai a Kandara) , de Víctor Vi­caso

TIEMPOS NUESTROS (Tempi nos­tri), de Alessandro Blasetti.

Aquí el propósito es mayor que lo rea­lizado. La falta de una dirección más1~011(1a se hace sentir constantemente. Elretrato neo-realista se vuelve convencio­nal y se convierte en retrato demasiadoamable y atenuado. La ternura está ge­neralmente lograda, pero falta el don dealcanzar algo más de la vida misma. Sesalvan la vital historia final y el magní­fico diálogo entre un cura de pueblo(Michel Simon) y una admirable anciana(1,[ extraordinaria Svlvie). Aquí sí hayf'l latido auténtico de la existencia hu­mana.

LA CABAÑA (The little hut), de MarkRobson.

Kazan. La parte "capriana" adolece de.longitud, repeticiones innecesarias y lamanía de completar las grandes secuen­cias con escenas íntimas sin el menorinterés y con resúmenes y conclusionesque sobran. Pero la parte kazanesca, elmostrar, el revelar y desarrollar un temade gran alcance social es muy buena. Heaquí cine en serio, con un propósito ycon un poder crítico que constituye unade las más vivas y tremendas requisito­rias contra una realidad atroz y cargadade actual y .palpitante peligro. Una pe­lícula indudablemente grande, una pelícu­la dura y certera, una película que vale lapena, aunque le sobre la mitad.

Un verdadero epitafio para este direc­tor que hiciera' concebir esperanzas rnnF-I trúm.fador: (The chan/pion). Tocloslos matices y reacciones manidos y toaaslas actuaciones convencionales aesfilanaquí como por un viejo catálogo sin gra­cia. Ni siquiera David Niven se escapa.En cuanto a Stewart Granger, ¿ qué es­peran para fusilarlo?

Ni el gran talento de Fran<;ois Perierconsigue salvar esta película indecisa ytorpe que hubiera podido ser -quizá­buena. De Daniel Gélin ya no se sabesi está desaprovechado hasta el límite,o si se le acabó finalmente el talento.

UNIVERSIDAP DE MEXICO

EL SOL TAMBIEN SE LEVANTA(The sltn also riSes) , de Henry King.

Acabo de ver, en proyección privada,La slrada, de Fellini. Es inconcebibleque esta maravillosa, extraordinaria pe­lícula no se haya exhibido todavía enMéxico. Corre el increíble rumor de que,como los exhibidores "no le tienen con­fianza" se estrenará en programa doble.Por si tal cosa sucediera no pierdan de',ista la programación de los cines· desegunda. Su título español es La Calle . ..y nQ dejen de verla por ningún concepto.

Estúpida, intolerable. totalmente vacíar\p la más mínima intelig-encia v sensi­bilidad. esta película inaudita pas'a a for­mar Darte de las innumerables traicionesfílmicas de la obra de Hemingwav. Siha\' una g-pneración perdida debe ser lar1e Henrv Kin~.

LA CALLE (La strada), de Fellini.

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des. Hasta ahora conocíamos a los per­sonajes por sus pequeñas frustraciones,sus pequeñas manías por demás justifi­cables, el acontecimiento que pone enmovimiento la acción permite conocer,además, su mezquindad y su cobardía quese hace evidente apenas se ven impulsa­dos a actuar; pero que también les per­mitirá más adelante reaccionar en unaforma que les ayudará a vencer la frial­dad que implica sus mesas separadas. Laanécdota afecta directamente a los dosnuevos personajes: un teniente retiradoque pretende engañar a los demás y, so­bre todo, a sí mismo haciéndose pasar pormayor y otorgándose un pasado total­mente ficticio; y a la hija de una de lasrentistas que por la amistad del tenienteempezaba a salir de la soledad en la quesu frustración sexual y su timidez lahabían encerrado. El teniente comete unacto reprobable para los demás huéspe­des del hotel, se ve descubierto en susmentiras y una comisión, encabezada porla madre ele la muchacha que no deseaque su hija se libere de su influjo, seencarga ele pedir que sea expulsado dela pequeña comunidad, lo que, además deavergonzarlo, produce una crisis en lamuchacha que confiaba en él. Sin embar­go al final el buen juicio de uno de loshuéspedes y de la encargada del hotel seimpone y todos comprenden que la soli­daridad puede unirlos, hacerlos sentirmenos solos; lo ayudan a vencer su ti­midez y responder por sus acciones, que­dando excluida solamente la madre de lamuchacha que en esta forma Se castiga así misma.

Estas dos pequeñas anécdotas le bas­tan a Rattigan para presentar un agudoanálisis de todo un tipo especial de gente.El mérito principal de las obras no seencuentra en la línea de acción que essólo un pretexto, sino en la visión gene­ral de los personajes y sus pequeños pro­blemas que los diferencian y personalizancon gran acierto. Cada uno de ellos vivey se mueve con extraordinaria individua­lidad dentro de las piezas y al concluiréstas el espectador percibe claramente laamplitud y habilidad con que Rattigan haabordado el tema.

Ahora bien, este tipo de obras al serllevadas a escena fuera de su país deorigen, presentan una casi insuperable di­ficultad: la necesidad de encontrar unreparto que no contradiga las caracterís­ticas específicamente nacionales de lospersonajes y que sea capaz de proyectartodas sus cualidades. especialmente cuan­do, como en .11,1esas separadas, de la uni­dad del conj unto depende el éxito de larepresentación. En la puesta en escenadel Teatro Fábregas se acercan muchí­simo a la posibilidad de vencer estas difi­cultades, pero no lo logran por completo.Rita Macedo como Lady Shankland, pri­mero, y como Sibyl, después, cumple másque decorosamente. Como Lady Shan­kland está no sólo muy guapa, sino bélS­tante bien como actriz, aunque hay quereprocharle una cierta dureza en los mo­vimientos, que se ven faltos de flexibili­dad, y, como Sibyl, sacrifica su bellezapara interpretar un papel cuya nobleza lepermite demostrar una indudable capaci­dad para dotar de la debida veracidad dra­mática al personaje escogido, aun cuan­do ciertos excesivos retorcimientos restanlimpieza a su actuación. Ernesto Alonsodemasiado frío y sin poder superar sudicción defectuosa que lo imposibilita pa­ra matizar debidamente sus parlamentoscomo John Malean, mejora como el Ma-

~s. Novo- "direcc·ión correcta y acertad(J¡"

yor l-'olok, pape! en el que aleanza unmagnífico nivel de actuación. Bien Geor­gina Barragán, que tiene que luchar conel personaje menos convincente de la obra.Violeta Gabriel y Felipe Santander pro­yectan con ac:erto la simpatía de la parejade jóvenes, a pesar de que la primeratropieza en algunos parlamentos y el se­gundo no puede liberarse definitivamentede un sonsonete que hace un poco mo­nótona su caracterización. Salvador Novocorrectísimo. sustituyendo a Luis ManuelPelayo, con;o Mr. Fowler. Sin embargo,ni Carmen ni Aurora Cortés, ni Encar­na Rodríguez y Aurora \iValker han 10­gracia recrear debidamente a los perso­najes que interpretan; sin que puedadecirse que están mal, es indudable queel matiz absolutamente inglés que nece­sitaban sus personajes 110 está dado enlas tres primeras y en Aurora vValkerlo,; medios de los que Se vale para inter­pretar a la señora Railton Bc11 no sonsiempre legítimos. cayendo con demasiadafrecuencia en Jo que podría llamarse lu­gar común dentro de este tipo de papeles.

La di rección de Salvador Novo tan co­rrecta y acertada como siempre. Novosabe mover a los actores y encontrar e!tono y matiz adecuado para cada una delas escenas con una precisión innegable.Además de ocuparse de que el texto seainterpretado con la mayor fidelidad po­sible, contribuye notablemente a situar alespectador dentro del ambiente de la obray el buen gusto y la exactitud con quemarca e! ritmo de la acción no puededejar de alabársele, como tampoco pue­de dejar de reprochársele la parte de cul­pa que le corresponde en las fallas delreparto.

La escenografía de Antonio LópezMancera, muy ambiciosa y muy bien lo­grada, da marco adecuado a la acción;solucionando además con mucha habilidadla colocación de los diferentes planos queel texto requería y que en su escenogra­fía se marcan debidamente, facilitando ysirviendo las intenciones de la dirección.

VIDAS PRIVADAS

Detrás de la aparentemente irreflexivaalegría ingeniosa y alocada, rayana en e!cinismo en muchas ocasiones, que brilla

UNIVERSIDAD DE MExtcO

en casi todas las comedias del Noel Co­ward -excdentes ejemplos de lo quedebe ser la auténtica alta comedia- seesconde una indudable amargura que elautor oculta hábilmente diluyéndola enel ingenioso tratamiento que da a lostemas que aborda; tratamiento que tieneromo característica principal el punto deI-ista esencialmente irónico v humorísticodesde el cual Coward Se ace-rca a los con­flictos.

Vidas privadas no es la excepción. Ade­más de ser una comedia escrita especial­mente para dar ocasión de lucimientoperscnal a cualquier pareja de buenosactores, Vidas privadas es una violentísi­ma sátira contra las grandes pasiones. Laconstrucción de la obra presenta carac­terísticas muy especiales. Después del pri­mer acto en el que se conoce el conflictoque se solucionará un poco más adelantedurante el mismo primer acto, puede de­cirse que la acción cesa por completo ylos dos actos restantes no son más quela exhibición, por demás irónica, de losresultadcs de dicha acción. En esta formatodo el peso de la obra recae casi e.xclu­sivamente sobre los dos protagomstas:Eliot y Amanda, que después de haber es­taclo casados y haberse divorciado, se en­cuentran nuevamente en el hotel dondelos dos, casados otra vez, cada cual porsu lado, van a pasar la luna de miel. Elencuentro les revela que a pesar de todosiguen enamorados y al descubrir. estodeciden sacrificar todas las convencIOnesen nombre de ese amor y huir juntos, de­jando abandonados en el hotel a su n~eva

esposa y su nuel'o esposo, respectrva­mente. Con este acontecimiento, que tieneIlJO'ar durante el primer acto. la acciónco~cluye. En el segundo acto, Eliot y1\ manda, al fin juntos otra vez, no sabenque hacer, simplemente se aburren; lagran pasión y la romántica huida tienencomo único resultado el tedio más abso­luto y como -única solución para salir deél, la romántica pareja de enamoradosdiscuten continuamente durante todo elacto hasta que al final llegan a los golpesy son sorprendidos en esta situación porVíctor y Sibyl, los esposos abandonados,que se han unido para tratar de encon­trarlos y a quienes el público ha conocidoen el primer acto como meras marionetasen contraste frente a Eliot y Amanda queson en re~di~lad los dos únicos protago­nistas. Con esto concluye el segundo acto.El tercero se inicia a la mañana siguientecon una corta escena en la que los dosesposos abandonados tratan inútilmenteque la criada -francesa- comprendaque ellos desean hablar con Eliot y Amall­da que, al concluir el segundo acto, seencerraron en sus respectivas habitacio­nes, obliganclo a Víctor y Sibyl a pasarla noche en la estancia donde se desarro­l1a la acción. (Esta escena fue suprimidaen la versión que Enrique Rambal yLucy Gallardo ofrecen en el Teatro del:Músico, probablemente para aligerar 1;1acción -que no lo necesitaba- y el pre­supuesto, que según parece, por las en­tradas que se registran en e! tea~ro, tam­poco lo necesitaba.) Finalmente Eliot yAmanda salen de sus habitaciones y co­mienzan las aclaraciones, que concluiráncon Víctor y Sibyl golpeándose despué5de una discusión, como antes habíamosvisto que los otros dos lo hicieran en elacto anterior, mientras Eliot y Amanda,reconciliados, salen seguros y confiados,conscientes de que entre Víctor y Sibyltambién se ha despertado "una pasión"tan auténtica como la de ellos. El resul-

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UNIVERSIDAD DE MEXICO 29

tado, como se ye no puede !'er más iró­nico; ni más amargo tampoco.

Para sostener una obra. que sigue te­niendo éxito después de veinticinco· añosde su estreno y de que en México hasido representada no más de tres meses,con tal simplicidad -de medios Cowarclmenta principalmente con uno de los diá­¡og-os más brillantes del teatro contempo­láneo, aparte de la admirable' capacidadpara mantener el ritmo de la acción dentrodel más estricto buen gusto y el más pro­fundo conocimiento de los recursos es­cénicos que le permite sacar partido in­clusive del tedio de los personajes, quese traduce en regocijo para el públicoque goza con el ingenio ya antes men­cionado del diálogo y la oportunidad que~(' da a los actores de usar todos sus re­cursos para mantener el interés.

Naturalmente llevar a escena una obrade este tipo requiere, aparte de una di­rección cuidadosa y precisa, encontrarcuatro actores con la capacidad necesariapara satisfacer las necesidades del texto.Enrique Rambal, Lucy Gallardo, Mauri­cio Garcés y Rosa Elena Durgel demos­traron, en el Teatro del Músico, que tie­nen esta capacidad. Los cuatro estánmagníficos, aunque como es natural, losdos primeros usan debidamente la opor­tunidad de brillar sobre los otros dos quetI reparto les da. La indiscutible gene-

CARLOS Bosel-. GARCíA, i'vla/eriales para /11historia diplomática de México. (Méxicoy los Estados Unidos, 11120-1848). Escue­la Nacional de Ciencias Políticas y Socia­les. Universidad Nacional Autónoma deMéxico. México, 1957. 65 5 pp.

Carlos Bosch García acaba de publicarun libro de texto para su curso de "His­toria de la diplomacia mexicana" que dictaen la Escuela Nacional de Ciencias Polí­ticas y Sociales. En él ha reunido unagran cantidad de documentos para expli­car la historia de la pérdida de territoriomexicano y la guerra con Estados Unidosde América en 1846-1847. Presenta losdocumentos seleccionados y resumidos:de cada comunicado o carta ha hecho unresumen en español. Bosch García pre­senta no sólo los documentos de los Ar­chivos Nacionales de \Vashington, sinoque también inter~ala documentos qt~e

existen en los archIVOS de la Secretariade Relaciones de México, y aun algunascitas de obras de historia diplomática;todo ello con el objeto de dar cohesión ysentido al material. Este libro constituyenn borrador o guión para reconstruir 'lahistoria de la independencia de Tejas yla guerra con N orteamérica: Clar,o. es quesólo presenta el aspecto dlplomatlco delconflicto, y para delinear un cuadro ge­neral de la época forzosamente se ten­dría que consultar otros documentos y li­bros. Sin embargo. la política del Depar­tamento de Estado de Washington quedabien definida en estos resúmenes. Las ins­trucciones que recibieron los funcionariosnorteamericanos que fueron enviados aMéxico son claras y explícitas. Muchasyeces llega a asombrar la completa faltade recato y la crudeza de las órdenes. Asi­mismo, en las comunicaciones a su go­bierno de los ministros que residían enMéxico se advierte el poco aprecio que

tenian ¡>or los mexicanos y la perseve­rancia con que siguieron su política deexpansión. De otro lado, pOI" d textode algunas cartas podemos saber que tan­toentre los mexicanos como entre losnorteamericanos siempre hubo personasbien enteradas de los problemas, y quetrataron de evitar este drama de la vidainternacional americana.

Aunque la época a que correspondenlos documentos es la más vehemente delas relaciones mexicanas-norteamericanas,y, por tanto, este volumen, el más inte­resante y sugestivo, es de esperarse queBosch García publique los documentos co­rrespondientes a los siguientes períodoshistóricos del siglo XIX. También seríade desear que en futuras empresas sedieran a conocer los documentos relativo);;a las relaciones con las naciones euro­peas, a las que muchas veces se aludeen los documentos de este material. Conesas publicaciones las controversias y lospresuntuosos arranques de nacionalismo]se desterrarían de los textos, y los me­xicanos tendrían una idea má's iusta vclara de su pasado. ..

M. del C. V.

MAX AUB, Vlla IIl1el'a poesía espalÍola (1.950­1955). Universidad Nacional Autónoma.México, 1957. 218 pp.

AGUSTíN MILLARES CARLO, Don Juan Joséde Eguiara y Eguren y S1t Biblia/hecamexicana. Filosofía y Letras, 17. Univer­sidad Nacional Autónoma de México. Mé­xico, 1957. 188 pp.

Este libro contiene cuatro conferenciasque Max Aub dio en el Ateneo Españolde México en junio y julio de 1956. Esnna visión particular de la nueva poesíaespañola que, afirma. es c1e esencia polí­tica, adjetivo con que de paso cali fica ala poesía en general: "Creo que rara vezse ha dado una muestra tan clara de có­mo en su esencia, la poesía es política."Podría decirse que la poesía es esencial­mente rebelde -concepto más general yque quizá comparta con las demás artes­y que puede manifestarse ¡Jolíticaml'ntecada vez que la realidad lo pide.

Los poetas nnevos españoles h:l11 de­mostrado principalmente que "España 110

ha muerto"; vive la protesta, y la poesíade España podrá ser buena o mala; clcaso es que existe, porque es poesía cual­quier deseo, aliento o petición que abogucpor la prosecución de la yida. en un planomás de acuerdo con la naturaleza delindividuo y de la sociedad.

Otro aspecto, el social, tal vez sea lomás significativo, el interés colectivo desincerarse ante una sociedad, el propósitode solidaridad, de g-rupo, para comunicar.para hacer constar una verclac! que poseentodos, es un hecho insólito -al menoshoy- en la poesía, y esto, con la inten­sidad que se practica en España, es loque distíngue a la nueva g-eneración es­pañola. "Sin ducla, se fabrican en Esp~l1ia

sonetos, ocias, romances. como en todaslas repúblicas; décimas, octosílabos, ende­casílabos; música, a yeces celestial. Peruen España además de la música, atada ;¡

ella, corre otra cosa: una razón. Una ra­zón en el sentido de 'dar una razón' tinanoticia, de uno a otro, y no únicamentetocar la flauta, aunque no sea por CaStl:l­lidad."

Como el autor se ocupa únicamente deuna parte de la poesía española contem­poránea ("la coincidente con mis deseos"dice expresamente) es fácil notar que notoda, aunque sí gran parte c!e esta poesía,si no de esencia. es de conciencia políticay quizá esté destinad~ a desaparecer deinmediato. Pero este lIbro cumple con sufin. Su autor no sólo estudia, sino quevive conjuntamente esta labor.. Como _éldeclara, no busca a los poetas, S1l10 :l Jo.s­paña en los buenos españoles.

J. M. L.

De «ran significación es la reediciónde esta""obra, anteriormente publicada porel Fondo de Cultura Económica (Antl'­loquia, México, 1944), que como las otrasde Millares Carla, es obligatoria paraaquellos que gustan del conocimiento denuestra literatura, por la importancia queentraña su aportaci<'JIl.

La recopilación sistemática de toclasaquellas obras filosóficas, literarias y cien­tí ficas, que fueron escritas desde antesde la llegada de los españoles, hasta me­diados del XVIII, por Juan José de Eguiaray Eguren (1695-1763). quien ~1ubo (.lerenunciar al obispado de Yucatan a fmde dedicarse con mayor libertad a la for­mación de su Bibliothl'ca mexicana. Laidea de escribir esta obra se le ocurrió

soR

rosidad del texto permitC' actuaciones bri­llantísimas, es cierto, pero también puedellevar a cualquier actor con menos talentoy simpatía que Enrique Rambal y LucyGallardo al más definitivo ridículo, yaque permanecer todo un acto, durante elcual la acción propiamente dicha brillapor su ausencia, en escena es algo quesólo pueden realizar actores con la mali­cia, la capacidad y la ductibilidad que ellosdos poseen. Y por otra parte compartirlas escenas con ellos dos sin dejarse bo­rrar por la menor importancia de lospapeles, es algo que también hay que elo­giar en Mauricio Garcés y Rosa ElenaDurgel que supieron estar siempre a laaltura de las circunstancias.

Enrique Rambal, que también dirigióla obra, supo equilibrar debidamente lacomicidad de cada una de las escenas,aunque en el segundo acto permitió quela actuación resbalara hacia un tono quecorresponde más al astracán que a laalta comedia, debilidad que afortunada­mente corrigió en los otros dos, los cualesmovió magníficamente.

La escenografía bien resuelta; pero deun cierto mal gusto en el primer acto ymuy bonita y apropiada en el segundo yt<:rcero, dotando al escenario del espacioque la violencia de la acción requería ycontribuyendo a reafirmarla mediante unaacertada colocación de los muebles.

B1L