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T E R C E R A ^

CORRECCION FRATERNA

A L P R E S B Í T E R O

POCTOR D. SEBASTIAN MliÑANO,

R E D A C T O R

del Diccionario geográfico de España y Por/u- galf que y a conoce t i público,

POR EL SÜ.SCRIP10R ARREPENTIDO.

M A D R I D :Im prenU de K. A guado, bajada de Sta. Cruz,

s e vende con la s a n terto r et en la r lib r e r ía s de C tfu en -

t e s , ca lle de P r ec ia d o s , de S á n ch ez ca lle de la Con­

cepcion G erón im a t y M in u tr ia ca lle de T oledo.

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lllic credalHáSy íllíc temerarlus error.

OviDIÜS.

Traducción Ubre.

A quí c r e d u l id a d , a lÜ e r r o r c ra s o , £ 1 S u r p o r N o r te , p o r L e v a a te O caso .

O e ñ o r Doctor: E n medio de los justos motivos que me impelen á continuar la Fraterna comen> zada y de los placeres que disfruto al emplear­m e e n tan útil objeto t t í o dejan de atormentar­me ciertos escrúpulos que acibaran algún lanío m i gozo. Y a me ocurre la idea de si censuran­do el Diccionario le daré mas importancia pi­cando el deseo del pdWico y el amor propio de V . ^ue tal vez dirá con las sabandijas de la fábula, valernos mucho por mas que digan : ya se me figura oír á V , que me llama pesado, m o­lesto y machacón, porque sin esperar respues­ta siempre estoy trre que erre: y ya también entro en sospechas; tengo mis miedecillos y me

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¿igo á mi' mismo: si mi geógrafo se enfadará, y valiéndose de la sal, gracia y chiste de su jilun ia, nie dará una respuesta picante, que aunque eluda la dificuUad, no me deje hueso sano. E llo es cierlo que si no se ha acreditado de geógrafo consumido, ha logrado honra y provecho manejando la sátira, el ridículo y to­do lo que huele á joco-serio. Ks grande atrevi­miento meterse en contienda literaria con un individuo dtí la Academia de la H istoria, de la Sociedad de geografía de P arís, y qué sé yo que mas. Discurriendo asi, recobra mi im a"i- nacion su actividad (que también la mia se suri- la , aunque no por hábito) y desechando todo le u io r , me dice; hay muchas causas para que nuestro Doctor abandone el campo. Los hechos que se le oponen son inconlestables, y contra la verdad manifiesta se estrellan los sofismas y la charlatanería. ¿ N i cómo ha de confesíar co­giéndole el ataque de sorpresa? Tan lejos esta­ba su merced de que se impugnase su ob ra, co­mo de ser Guardian del convenio de Cañiza­res. ( I ) Pero la prueba mas convincente de que

( i ) E n esta villa de la provincia de .Cuenca pone el Diccionarista un convenio de cada sexo, ijue^no han existido jamas. venga el señorMnano, dice una carta de aquel pueblo, á recorta cúiarse al convento de frailes, y á comer dulces con la Abadesa de ¡as monjas,

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sno contesta í es que no conlesla. Sin duda tiene bieii estudiado que ai buen callar le llaman 5a/j* cho, y que mas \>ale callar que mal ha lla r , r que quiendel mundo ha de gozar, tomar, guardar y »aliar.

Tenga yo salud con pan y quietud, y dinerillo que gastar, y ándese la gaita por el lugar.

Hace V . bien, compadre, y mas que le ten­gan por cobarde; mas que duden de su pun­donor y se confirmen en que ignora el punto en cuestión. Honra y provecho no siempre ca­ben en un saco. Mas por sí le viniese en volun­tad el contestarme, despreciándolos consejos de los que le persuaden á que guarde silencio ; v a ­mos echando leiía al fuego, y se aumcutará la dificultad de apagarlo. Tom o ÍII. pág. igB . A qui reo á

C o r r a l e s . — Cinco columnas del Dicciona­rio se han consagrado á describir este pueblo, á pesar de que no llega á 5oo vecinos, y de que no hay en él antigüeda<les, establerimieutos ni fá­bricas que merezcan la afcncion. ^Qué habrá que decir de este lugar pedánoo? G randes cosas. Que de su estudio de gramática han salido mas de trescientos discípulos, noi’cnia para frailes , se­tenta para curas y cuatro doctores de Salamanca^ y no doctores de los de agora, sino del tiem­

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po en que costaban mucho las lorias. ¿ S i esta­ría la seda mas cara ó mas atrasado el arle de coríioncro? N o hay cerro ni vericueto donde no 8c encarame nue^ro naluralisla, para contar­nos que desde tai punto se ven tales y cuales sierras y torres y oeletas-, que desde la cumbre opuesta se descubren campos, t^ergeles, man­íes y fierras que descansan: y lo que aun es mas estupendo, ¡quién lo creyera! hasta los cor- raimos se han dejado arrastrar de la general ma nía contra los árboles: Esla esclaniacion es dig­na de un Demóstenes, y tiene mas valor que el que á primera vista parece. Hasta h s corra^ Unos, esto es, hasta los mas ilustrados, los mas prudentes, los conocedores y críticos de Corra­les, se han dejado arrastrar de la general mania que han tenido los demas ignorantuelos españoles, ¿(¿uién al oír este parangón no desierta de su pueblo y se marcha en busca del culto G)rra~ les? Pero cuidado con los hidalgos^ que egercen una industria no muy provechosa para el vecinda­rio. ¿N o aciert.is, lector mío, por qué se cuen­tan lanlas^pesarleces y detalles inoportunos de este pequfuo pueblo ¿ Será porque el párro—

. N .da de eso. _ ¿ Porque el au tor.. . — v.en;a le andas; yo te Jo dire. Porque es natu­ral de él don A.Uonio Juanes antiguo amigo y t ulce compañero de estudios jui>eniles del Diccio­narista. IJien podía habernos pedido la venia para esta disertación, diciendo como en el ar~

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l/culo de Becerrll : disimúlese esta larga digre­sión &c.

D e s p o b l a d o , C asa, Castillo y Montes de A lam ín. — ¿ Y por qué no añadir entre sus d ic­tados los de Sitio, Estado y Palacio de Alam in ? Sepan cuantos este artículo v ieren , que es el ánico despoblado de España que se encuentra en el Diccionario bajo este nombre ; quizá por­que en el concepto de mi Mentelle es el despo- ¿lado por anlonomasia. Item m a s, deben saber que tiene dos artículos, uno en la palabra A la - min y otro en Despoblado, que es el presente; pero en esto no es el único, porque la Dehesa del Castañar tiene otros dos en Castañar y en Dehesa. Los principios de los dos artículos du­plicados son tan idénilcos, que no dejan duda de que el Diccionarista formó su especie de lu­gares comunes para los escribientes; ambos em­piezan asi : aunque en el articulo JV. dimos una sucinta idea.. . nos parece importante añadir & c. Esto sí que es poner suplementos dentro de la misma obra, y ensartar retazos según vienen á la m a n o , y no según exige el método. A «sto lo llamarla y o , valiéndome de la espresion de cierto holgazan, gazofilatium geográjicum. Déjese V . de poner artículos duplicados, pues se espone á contradecirse por falla de me­m oria ó de cuidado, como le ha sucedido en el presente caso. E n el artículo Alam in di­jo V . que era de la provincia de M adrid, y en

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DespoLlado ya lo hace de la de Guadalajara;¿ Cur tam oarie P Üesde que V . publicó el to­mo 1. híisla que ha dado á luz el 3.® no se ha het ho nuüva división de provincias. N o es me­nos t!ioc,inle que teniendo suplemento el des­poblado de. A lau iiíi, se hayan quedado por de­cir niuclías noticias históricas que andan en le­tras de molde hace treinta anos, como son: que su castillo lo mandó demoler el R ey don Pedro: que lo reediiicó el Arzobispo de Toledo don Pe­dro Tenorio; que su sucesor don Juan de C e- rezuela lo vendió en i 4.36 á don A lvaro de L u ­na: que confiscados los bienes de este condesta­ble por su trágica muerte , consiguió su viuda que el R ey don Juan II. la hiciese gracia de dicho castillo y su jurisdicción; y que su hija dona M aría de Luna lo llevó eu dote al matri­monio que efectuó con don liiigo López de Meii- do/.a, segundo Duque dcl Inlantado, á cuya casa pertenece eu el dia. N o olvide V , estas adver­tencias en el suplemento, que aun me reservo otras para cuando corrija aquel.

E l c h e . — Desde esta villa á la de Fuente Higuera d ij que hay 13 leguas; y las anda

V . tan despacio . . . tan á paso de b u e y . . . que no es muclio emplee Ires columnas en su ilin e- ^ rio . Hablase de M onforte, de P etrel, Sax, Caudete, V illen a, M ogente, M ontesa, Engue­ra y otros muchos pueblos, cam inos, cumbres y cuestas, y hasta se cuentan los minutos que

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•e emplean en subir y bajar cada una. A l leer en el artículo de Elche la relación de tan­tos pueblos y terrilorio, se cree que todo debe pertenecer á esta villa; y se corrobora mas es­ta opinion al ver que su término se estiende á mas de 16 leguas de N. á S. Echa leguas. D i­chosa E lch e , de origen arábigo, en ti todo es grande y abundante. E s patria , dice nuestro Machado (i)» del predicador del siglo Xl^l. (tam­bién los siglos tienen sus predicadores á estilo de Reyes) P . J. Perpinan. Interpone en segui­da las tres columnas del itinerario, y luego re­pite : E s patria de Pedro Juan de Perpinan. Sin duda se le hacia á V . de mal dejar en inicia­les el nombre de un español ilustre por sus obras sobre la elocuencia y la gramática.

E l o r r i o . — ¿ Es posible que no diga V . una palabra de los baños medicinales^ de las obras hechas en ellos últimamente, y del analisis de «US aguas? Lea V . "por Dios la Gaceta de M a­drid del a de mayo de i8 a 6 r y copie en el suplemento lo que dice de los baños de E b rrlo y de sus aguas hidrógeno-sulfuradas.

( i ) Criatoval Machado^ Relojero de Sala­manca, no tf.niendo mucho que hacer en su ofi­cio., se metió á geógrafo, rescribió sus Recrea­ciones geográficas. Otro hubiera matado el tiem­po formando la esladj’slica de las moscas.

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T ú , Dlcclonarisla» ni autores modernos;audai sin egenáploi ni viste (iacetasílime ¿dónde Diablos que toditos vemos,buscas mamotretos De cada provinciayque lomos en cuarto de todos los puebloshaces en un verlw ? dices mil errores,O lro revolviera y aun del tuyo mcsmo.autores diversos; Arrum ba legajos,mas t ú , ni espaiioles déjate de cuentos;viste, ni eslrangeros; tú ganarás honra, ni autores antiguos; nosotros dineros,

Engüidanos. — Dista cinco leguas de si mis­mo. (V’éase su artículo.) Ergo Enguidanos est terminus á (¡uo, terminus ad ijuetn, et terminus per quem. Esto es, señor Téologo, salimos de Knguídanos, pasamos por Enguidanos, y al ca* bo de cinco leguas de camino llegamos á E n - guídanos. ¡A y, mi buen D octor, y cómo se des­atina cuando ua hombre se empeña en publicar cada cincuenta dias un tomo en 4 ° de á 5oo páginas, y ainda mais atender á otras obliga­ciones de utilidad y de recreo!

E sp.\n.4. — i Qué campo tan vasto!!! ¡Qué de objetos se agolpan á la vista, y cuantas re­flexiones se amontonan en la imaginación! ¿P o r donde empezaremos? Hagamos alto en los mon­tes de Ja Arm enia (que están á la latitud del njeridiaoo de Madrid ) y saquemos del arca de

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Noe ¿ su hijo T d ta li para seguirle los pasos háda donde se dirija á repoblar el mundo. ¿Si se encaminará á España? N o señor. Noso~ iros creemos t dice el nuevo A n q u etil , que no es

fá c il que en aquel tiempo estuviese tan adelanta-- da la nauegacion, que pudiera emprenderse, la ira- vesia desde el Asia hasta España ; y sería poco menos que imposible hacerla por tierra. Hasta aqui vamos bien; pero la segunda parte es lastimo­sa y contradictoria. Contentémonos^ dice» con creer que nuestro pais debió ser uno de los prime­ros que se repoblaron. S i fue uno de los priine-ri ros repoblados, es claro que pudo y debió ha­cerse la travesía por los inmediatos sucesores de N o é , ya fuese por mar ó por tierra : y si no se pudo hacer tal travesía, nó debió ser de los pri­meros que se repoblaron. Quien ofrece contestar á las impugnaciones sean de la naturaleza que

fueren ( i ) , no dejará de tener alguna formuli— lia para despejar esta incognita contradicion.

Vengam os de la A rm enia á la E spaña, y no hagamos la travesía por m ar ni por tierra, sino en un globo aerostático; y dando mayor saltó cronológico que el que acabamos de dar por el aire , trasladémonos de los líempos de T u ­bai á los del reconqiiisiador don P elayo , y v e -

( i ) Diario de Madrid del i ’j de Tioviembre de 1836.

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rcjTios (fUA quedó dioidiàa la Esparia en quince porciones ó distritos y entre ellos, Castilla la Nue^ va, la Mancha &c. ¡O Fidnigos manchegos! Y a ptxleis añadir á vuestros añejos y celebrados tim­bres el de haber tenido vuestros Keyes sepa— radamciite de Castilla y de Toledo. Agradeced este desrubriiuiento al moderno Masdeu , y pa­ra eternizar su memoria y la señal de vuestro reconoi’iiiiiciíto, levantadle un arco de triunfo, que arrancando un estribo de vuestras llanuras, vaya á fijar el olro en las llanuras de Campos} y en él poned esta inscripción :

A L A B U E N A M E M O R IA

DEL PRINCIPE DE LOS GEÓGRAFOS MINANO

L A M A N C H A ,

uno de los (Quince distritos del siglo octavo,

EN TESTIMONIO DE SU G RATITl’D.

s. I. T . L .

Pero no entréis en rivalidades con otros d is- liitos que han sido despojados de sus gefes para que los tenga la Mancha. Sobrarbe, Ribagorza, M o lin a, y aun Granada, Jaén y Córdoba, es- lan allamente ofendidas, y vale mas que des­

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carguen su fnojo sobre el autor de la fá lu la , que sobre los inocentes que le dan cródilo.

La sierra de Gredas, dice á la pág. 6 , con­tiene una multitud de aquellas (param eras) «¿cín­ife parece que se halla uno transportado á las al~ tisimas soledades de la Tartaria interior. Bien se conoce que V , ha visto la sierra de (iredos co­mo la Tartaria. Sobre esle punto de cordilleras y sistemas de montanas, ha digerido V . muy mal los trabajos ágenos. O tro gazofilatium geo— lógieum. Véase la diferencia que se nota entre las nivelaciones que V , pone^ y las que han hecho sugelos inteligentes. — A h olea del P inar según V . está 4 -5oo pies sobre el nivel del mar; y AntiiJon midió 4- 4-5S. E l I.eon de Guadar­rama lo baja V . á 4-8oo pies ; y Ferrer y liau - zá midieron 5 .6 io . E l pico de Mulaacen lo co­loca V . á 10.800 pies, y el desgraciado Rojas Clemente halló ser su altura 13.762. Esta es una buena prueba de lo mucho que ha traba­jado V . ‘en rebajar las montaíias, para la mas fácil comunicación de los grandes canales. ¡ V i ­va el Ingeniero hidráulico! N o es esta sola en— miendilla la que V . hace á don Isidoro Anlillon. Este geógrafo adocenado supuso unidas las sier­ras de Cuenca y de A lcaráz, siendo dos siste­mas diferentes. ¡Válam e Dios! Tantos ascos co^ m o hace V . al ver confundidos sus sistemas, y no se hace cargo de que ha enlazado la costa caniábrica con U G ran Bretaña^ Una multitud de

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v e g e t a l e s dice en la pá^. i 5. , pveblan estai orillas (las de la costa cantábrica) en un espacio de mas de 900 leguas de costa , desde el cabo Ortegal hasta el de San David que se oculta en el canal de San Jorge. Y luego aííade con pa­chorra: Resulta^ pues, que esta vertiente cantá­brica es enteramente europea. Sin duda nuestro géolof*o es de aquellos que consideran la Espa­ña parle europea y parte africana, y que apo­dan á los españoles con el dictado de moros cory- peluca. ¡B e cuánta paciencia es necesario reves­tirse para leer tanto como se escribe!

Fijémonos en el censo de la poblacion, y quedaremos estupefactos. Nosotros sacamos, (pág. 27.) de los datos oficiales que hemos adquirido á

fuerza de importunidades. . . . D a-to s-o -fi-cia - les-á -fu er-za -d e-im -p o r-tu -n i-d a-d es : tiene esto mucho que silabear. Las importunidades suponen que se pidió gracia; y lo de oficiales denota autoridad; y yo no só que tenga V . otra autoridad que en el tribunal de la prtiitencia. A no ser que los líame V . datos oficiales, por­que se los han comunicado en forma de oficio. Mas veamos lo que ha sacado V . á fuerza de «US impertinencias, ( i ) ¿Qué? L a suma de

( i ) Nos consta que muchos de los pregunta^ dos por el Diccionarista y le han contestado di-~ suadiéndole de la gigantesca empresa que acome^

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iSyGQB.oag habitantes, sin contar el csiado ecle- siáslico, 111 el m liiiar y ni los hospitalarios i ni los hospicianos, ni los reclusos^ ni los espósitos, ]ii los colegios de niños y n inas, ni las casas de estudios, ni los encarcelados, ni los prcsiUaríoSy ni los vagos y ni los mendigos, ni los rateros, ni los contrabandistas, ni los malhechores, ni los gilanos y gitanas. ¡Qué limpias habran venido las cartas de los señiores párrocos , sin toda esta fam ilia! ¿M as á quién hará Y.^creer que en el jiúm ero de almas que espresó cada un o, no es- tan comprendidas estas clases ? ¿ Quién "se per­suadirá de que en la poblacion de Alarron no están incluidos tos eclesiásticos; en ia de Cara— vaca los mendigos; en la de Ceciavin los con— trabandislas ; en la de Camarena los rateros ; y en la de Noves los gitanos? ¿ Y en los habitantes de los presidios m enores, no está ojmprendido ningún eclesiástico, militar ó pre­sidario? Pero V . quiere que por estas clases se añada una octava parte á la poblacion, y que su total sea de i5 ,4 io -2 8 a habitantes. ¿ Y en qué se funda este resultado? £ a la suma gene­ral de las poblaciones, según la que se ha fija-

tia. Celebraríamos que se publicasen las cartas que recibió de Toledo y otros puntos; mas no ha sido en nuestfo poder cogellas, maguer que de muy aina lo h^mos tenido en voluntad.

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do á cada una en su respectivo articulo. Exa­minemos los datos oficiales-, quitémosles la o ja- rasca, y aparecerá el cúmulo de errores con que se ha formado esta masa de cerca de i 5 millones de alm as, sin otro objeto que deslum­brar. D e datos recientes, verdaderamente oficia­les, y que mL*recen la confianza que cabe en la materia ( i ) , resulta que Estremadura tiene 4.72.313 almas, inclusoci clero; y V . sin con­tar este le da 667.690. Si descendemos á par­ticulares notaremos las mas monstruosas inexac­titudes en este punto, tales como las siguientes:

P u e b lo s . A lm a s j e - Id . se/tun D iferen- g u n V . datos ojie. cía .

Guillena. . . .Ginés................Azuaga............G elves.............Cazalla............Barrios de Salas Cantalojas. . . A lanis.............

1 .064.1.244.5.674.3 .654 .9 .437.

907-93.

i 3 a.

6o3.720.

4--o$2.I . o 3 2 .6 .112 .i . i 5o.

3oo.1.652 .

461.524,

1 .5 9 ..3.02a.3 .325 .

343.207.

1.520.

E n solo estos ocho pueblos se advierten 10.494*

(x ) Entre los materiales que /le tenido á la ois ta para hacer el cotejo del censo del Sr. ¡MinanOf son apreciables los itinerarios militares- trabaja­dos reeienteinertte por las brigadas de Ingenieros»

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almas de diferencia, y á CvSte nivel se nallan ¡nfinilos. Y no vaJ^a decir que al gobierno ocul­tan Jamerdad, ponjue prescindiendo de que al Diccionari.sta le habran hecho igual ocultación, en los Ires pueblos úllinios se advitrle que han, dado cuenta á las autoridades .de muchos mas babitanles que los que pone el Diccionario; y cuando lo han dicho al gobierno debe creerse que no se han escedido. ¿ Y auti habrá quien se lisongee de que puede ser exacta una suma general sacada de sumas parciales tan descabe­lladas? N o es menos desatinado lo que V . dice del número de eclesiásticos. Estamos ¡ ersuadidos ( V . le» eslará; yo d e lo contrario) á que m es­tá lejos de Jo cierto el cemo que puOlicú el gofiier— no el alio de i 8o 3 , porque aunque es verdad que de resultas de ¡a guerra de la independencia fue~ ron destruidas muchas casas de religiosos, tam­bién lo es que entonces estaban suprimidos los Je­suítas. Buena lógica, señor Baldinoti; siga V . sacando consecuencias tan legítim as, y nos po­drá decir: ya no nos fallarán recursos, porque aunque es verdad que no vienen caudales de la A íijérica , también lo es que tenemos un D ic­cionario, en el que se habla mucho de minas, de canales, de riquezas y de monedas. Decir que el clero secular y regular es hoy tan nu­meroso como en 1797 es igual á probar «jue se ignora lo que se dice: y querer que las cinco ó ¿eis casas de Jesuítas que existen en el día su -

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plan la falla de las arruinadas de tódas las re- li^umes, es ia ignorancia j>or esencia. E l censo de x8o3 cuenta 3 .12 6 monasterios y conventos, y cMi 1820 solo cxistian 1.528. M as no estra— ñ'ará que V . se hilvane los sesos en cuanto al nuituTo de parroquias y de conventos, quien vea los que ha fundado y destruido su capricho. K n Alcalá de Henares pone V . ires convenios p.ias de los que existen ; uno en Alm agro ( i) ; dos en A randa de I>uero; dos en Caííizare«; uno rn JJurgos; dos en A v ila ; una parroquia de mas en Aranda ; olra en Alija de los Melones; una en Casirogoriz; cinco en CueUar; y una en liarrios de Salas. Y por la inversa, se ha dejado \ . un convento en Ferm oselle; uno en (fuellar; «los en Arévalo ; una parroquia en la B 'ibeda; otra en Fromi-sta; dos en A greda; y aun á Caudete de M urcia le ha quitado V . la única tiene, liien dijo V . cuando dijo, que tra latí bueno para un fregado como para un barrido.

Concluyamos el artículo Espaíía con el exa­men dtí la carta geográfica de la Península, la mas mala y Ja mas cara de cuantas han visto la luz, publica. E ulre las faltas de su delinea- i'ir>ri son muy notables las s¡guíenles: Que el |.erímctro de la Península está trazado por una imea uniform e, sin distinción de costas a l-

( i ) Quejra no es ciudad, sino dUa,

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las y bajas, pefiascosas 6 arenosas; por mane­ra que no se diferencian las playas de Valencia de los escarpados de Villaboa y M onte-Ferro. 2.^ Que las faldas y csbatinientos de las mon­tañas son tan gigantescos respecto del punto de !a carta , que figuran cordilleras mas eleva­das que los Andes. 3 .“ Que las lagunas están espresadas romo sí fueran islas formadas por los rios. obsruros de las montanas sondeníasiado fuertes é impiden que se puedan se- líalar y distinguir los objetos. 5 . Que los sig­nos de las poblaciones son arbitrarios» y no los adoptados por los geógrafos para distinguic- los pueblos grandes de los pequeños, los fortifica­dos de los abiertos & c. de modo que con el mis­mo signo SI*, espresa á San Hoque que á Zara­go za, á C alatayudque á C artagena, y á Becer* r il que á Reus. Y 6.^ Que por falla de gu.'-to en 1,1 colocacion de los nonibres, se han deja­do espacios vacíos de muchas leguas, como se puede ver en la M ancha y parte occidental de la provincia de T o led o ; siendo susceptible el mapa de contener dos tantos mas de pueblos que los que comprende. \ I ver el gr.m dosier- lo de 2^ leguas que media entre V illainayor y Cíirdoba , parece que se halla uno transportado á las aliísirnas soledades de la Tartaria interior. Los Montes de Toledo son rompnrablcs por su despoblación á les desiertos de la Arabia y de la Libia. Pero no calen mas pueblos en un pun­

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to tan pequeño, áíce nueslro Rizzi-Zantiftni. ¿N o caben mas ? E l mapa de Ixjpez de igual punto que el de V . comprende sobre cuatro mil pue­blos que no se encuentran en la carta de á 36 rs. sicudo asi que aquella se paga bien con 12. E l inapita que publicó Antillon en 1808 no tiene menos pueblos que el de V . á pesar de que es­tá en un punió que es una tercera parte del de la nueva carta. E n cuanto á sus inexactitu­des povlria escribirse un tomo mas voluminoso que el cantoral del Escorial. Hegocígense los a l- carreiíos con la esperanza de ver los buques mercantes que han de navegar por el canal que toma las aguas del Tajo en Z o rita , y que sin reparar e i i esclusas n¡ puentes cruza la sierra de A h o m ira, y salvando los pinares de Cabre- jas va á bus4:ar la madre del Jucar. Hasla los uiadrilenos han de ver llegar al Manzanares las naves procedentes de A lm azan, que les han de traer nieve de la Sierra de Sigüenza, oro y plata de las minas de Cogolludo, y las aguas del M o­lar al paso por estos puntos. M as advierto que el l\incon de Adem uz no ha salido con la dis^ continuación que V , deseaba tanto. G ibraltar está que brama porque se le ha arrancado de la montana Calpe. Palma del R io llora am ar­gamente, porque ha sido tan desgraciada que n o je ha tocado un signo de poblacion. L a C o - runa y Santoña se quejan de que se las ha pri­vado de ser penínsulas, Bespeííaperros es ya

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un nombre írí^nico, pues lejos de denotar pre­cipicios, designa una espaciosa vega entre U venta de Cárdenas y la Carolina, Y el E bro,

Este que honró con su apellido á España U n tiem po, y de cien Ebros se acompaña . . . E s te , pues, que dudáras si le vieras S i entra en el mar, ó el mar en sus rib eras. . ,

está famélico por verse reducido á comer con lina sola boca: mentirá el que en lo sucesivo di­ga en plural Jas bocan del Khro. ¡Qué trastor­nos, Señor! V ig o , el Porrino y 'J’uy, que por tantos años han tenido el gusto de verse en línea recta, han sido redm’idos á un triángulo. Las llanuras de Utiel y Requena han sido ocupa­das militarmente por los cerros del Socorro, de la Mageslad y de San C risto va l, que han de­jado á Cuenca como la palma de la mano. Hasta el rio Riansales ha perdido su nombre por ha­bérselo robado el picarillo Bedija su vecino. ¿ Y quién no ve con gusto las montañas unií'ormes y piramidales que se han colocado al S. de A l- caráz, a! N . dcl T ictar y entre Igualada y Sol- sona? Esto será efecto de alguna licencia geo­gráfica transpirenáica. Todo el que lea en la advertencia d«l 4.® tomo que la carta solo com­prende 2.4-4-9 pueblos, debe tnferir que se han elegido los 2.449 considerables por su ve­cindario, por su situación, ó por otra causa que los hace mas notables. Pero se convence de lo contrario hallando en el mapa lugares como

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Fuentescusa y Sania A n a , y hasta caseríos co - nioSülocochino, cuando faltan oíros como Uclés, Fregenai, el G r a u , Chinchón, Asludillo & c . ; y nótese que este ühinio tiene mas de mil ve- cino!!, y está c f 'r c a de la patria de nuestro am a­do geógrafo. E n cuanto á la división de provin­cias, es necesaria la pacienria de Job y la cons­tancia de Juslo Eipsio. Atienza que es de la provincia de (ruadalajara, se ha colocado en la de Soria. Almendral ha desertado de la de T o­ledo p d r a pasar a la de /VvUa. A k a zar dei R ey que es de la de C uenca, se ha incluido en la de 'J’oiedo, á la que se han agrt-gado también el partido de .Mnionacid de Zorita, el de AlcaláAr^and i y otros pueblos de la provincia de M a­drid. ¡Que ufanos testaban los vecinos de Gallo- caula con ver en el Diccionario que su laguna era la mayor de E spaña! Y qué chasco se han lleva<lo al »er desmentido esle aserto en la car­ta geograüca, que presenta otras lagunas mu­cho mayores. Tengo entendido que le van á mo­ver un pleito al Diccionarista, pretendiendo que arregle ¡a mapa á lo que reza el Dicciona­rio como es regular y se ha ofrecido diciendo que e a carta de Üiccionario. V an á probarle alienas que la laguna de la Nava ó M ar de lam p o s que está al S. de Becerril ( i ) la ha

( i ) A las ^ correcciones de Becerril añádase ts ta , y que pono boo vecinos siendo solo 63o.

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estirado el autor por complacer á sus paisanos i tres leguas y media de largo , no teniendo mas que 11.990 varas. Pero tengan paciencia los Gallí^-cantanles, que otros tienen mas mo­tivos y sufren. L a Isla gaditana se halla trans­formada en términos que es inapurable si el mapista la quiso representar en el estado que tuvo en tiempo de los Fenicios, ó si quiso di­bujar el escardillo de un hortelano. L a situa­ción del Puente Suazo, la de la ciudad de San Fernando, la de San cti-P elrl, y el primer me­ridiano de Puntales, harán eterno honor al geó­grafo de Becerril. Se hará inmortal por cada punto, por cada línea y por cada borron de es­ta esquisita carta, que es original de la cruz á la fecha, esto es, desde Creux á F in islerre, y desde Ortegal á Trafalgar.

Aunque no tuviera el Diccionario y sus ac­cesorias roas que los noventa y tantos errores que acabo de referir (que son una sombra m ag- míica de los infinitos que podrian decirse) bas­taba para hacerlo despreciable. N i las autori­dades, ni los particulares podran hacer uso de noticias tan falsas, sin esponerse á equivocacio­nes m uy trascendentales: los poco versados en la materia aprenderán una multitud de fábulas, de que será difícil disuadirlos: los estrangeros se burlarán de los españoles , como lo han de costum bre, apoyados en la ignorancia de un escritor que hace alarde de saber lo que igno-

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ran sus compatriotas: los que en lo sucesivo se dediquen á la formacion de un bu<-n Dicciona­rio geográfico, hallarán mas obstáculo en es­purgar los errores del que critico y en 'suplir sus faltas, que en adquirir dalos nuevos; y el gobierno locará con el liempo los males que produce la propagación de noticias erróneas, la exageración de las contribuciones, el .«upueslo aumento de poblacion, la desnivelación de las clases del estado, y los principios anli-econó- niicos y anti-politicos de que por desgra« ia abun­da el Diccionario.

liiSto e s , señor D octor, lo que las personas sensatas juzgan de su o b ra , y lo que jo qui­siera persuadirle por su honor particular y por el general de la Kspaña que ha comprometido. Si V . diese una respuesta salisf;icloria á li.s car­gos que hasta aqui se le han hecho, estoy pron- ío á ceder á la razón. Si V . en adel.mte se en- mien<la, se toma mas tienipo, consulta con personas instruidas en la materia y nos presen- la un trabajo mas ra¿onible, pro'te.sto dejar mí pluma correctora, y emplearme en cantar su conversión : pero si sordo a l;js voces la ra­zón y del h on or, continúa con la torpeza que ha comenzado; rto le faltarán fraternas de

E l Suscriptor Semi-geógrafo.

F . Caballero.

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