9
Taller de Identificación de Narradores. Nombre:............................................................................Curso:........................Fecha:..................... Relaciona cada uno de estos tipos de narrador con los fragmentos que le correspondan. Anótalo en el espacio entre cada cuadro. Soy Kinnall Darival, y voy a contártelo todo sobre mí mismo. Es una declaración que me resulta extraña. Observo la página y reconozco mi escritura – letras estrechas, rojas, verticales, sobre el áspero papel gris -, y veo mi nombre, y oigo en mi mente los ecos del impulso cerebral que engendró esas palabras. “Soy Kinnall Darival, , y voy a contártelo todo sobre mí mismo”. Increíble. Robert Silverberg, Tiempo de cambios En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer; era un agujero hobbit, y eso significa comodidad. J.R.R. Tolkien, El hobbit Sería inútil prolongar esta descripción y me falta tiempo para hacerlo. Sólo diré que nadie ha sufrido tales tormentos, y con eso basta. Y, sin embargo, el hábito de sufrir me ha valido, si no un alivio, sí al menos en relativo encallecimiento del espíritu, una cierta aquiescencia a la desesperación. Mi castigo hubiera podido prolongarse durante años enteros de no haber sido por la última calamidad que me ha sobrevenido y que, finalmente, me ha despojado de mi rostro y naturaleza. R.L. Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde El señor Sherlock Holmes, que solía levantarse muy tarde por la mañana, excepto en las ocasiones no poco frecuentes en que ni siquiera se iba a dormir, estaba sentado a la mesa enfrente del desayuno. Yo estaba de pie ante la chimenea y cogí el bastón que nuestro visitante había olvidado la noche anterior. Sir Arthur Conan Doyle, El perro de los Baskerville Nunca imaginaste que tu vida se acortaría de repente. A partir de ese momento soñaste con hacer muchas cosas antes de marcharte. Y la sola idea del poco tiempo que te quedaba comenzó a resultarte insoportable. Tus ojos, tus bonitos ojos azul marino, últimamente se llenaban de lágrimas con demasiada facilidad. Y cada vez que te mirabas al espejo para intentar encontrar alguna huella de tu temor, tu imagen acababa empañada por la cortina borrosa de tu llanto. Carlos Puerto, La Mirada El fotógrafo no decía nada; se limitaba a detenerse delante de los grupos, con una mirada interrogativa, señalando con el pulgar al cajón de la cámara, detrás de su nuca. A veces, si los veía vacilar y no le contestaban en seguida que no, meneando la cabeza, añadía: “Al minuto”, como algo ya archisabido, y después se alejaba encogiendo los hombros, con su caballo, y volviendo a chupar la pipa que le colgaba de los dientes”. R.S. Ferlosio, El Jarama Esta obra, o más bien esta recopilación, que quizá el público halle aún demasiado voluminosa, no contiene, sin embargo, más que el mínimo número de cartas de las que componían la totalidad de la correspondencia de la que ha sido extraída. Encargado de ordenarlas por las personas a las que había llegado y cuya intención de publicarla yo conocía, sólo pedí [...] permiso par a eliminar todo cuanto me pareciera inútil. Ch. de Laclos, Las amistades peligrosas

Taller Tipos de Narrador

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Guía de aprendizaje

Citation preview

Page 1: Taller Tipos de Narrador

Taller de Identificación de Narradores.

Nombre:............................................................................Curso:........................Fecha:.....................

Relaciona cada uno de estos tipos de narrador con los fragmentos que le correspondan.Anótalo en el espacio entre cada cuadro.

Soy Kinnall Darival, y voy a contártelo todo sobre mí mismo. Es una declaración que me resulta extraña. Observo la página y reconozco mi escritura – letras estrechas, rojas, verticales, sobre el áspero papel gris -, y veo mi nombre, y oigo en mi mente los ecos del impulso cerebral que engendró esas palabras. “Soy Kinnall Darival, ,y voy a contártelo todo sobre mí mismo”. Increíble.

Robert Silverberg, Tiempo de cambios En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer; era un agujero hobbit, y eso significa comodidad.

J.R.R. Tolkien, El hobbit Sería inútil prolongar esta descripción y me falta tiempo para hacerlo. Sólo diré que nadie ha sufrido tales tormentos, y con eso basta. Y, sin embargo, el hábito de sufrir me ha valido, si no un alivio, sí al menos en relativo encallecimiento del espíritu, una cierta aquiescencia a la desesperación. Mi castigo hubiera podido prolongarse durante años enteros de no haber sido por la última calamidad que me ha sobrevenido y que, finalmente, me ha despojado de mi rostro y naturaleza.

R.L. Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde El señor Sherlock Holmes, que solía levantarse muy tarde por la mañana, excepto en las ocasiones no poco frecuentes en que ni siquiera se iba a dormir, estaba sentado a la mesa enfrente del desayuno. Yo estaba de pie ante la chimenea y cogí el bastón que nuestro visitante había olvidado la noche anterior.

Sir Arthur Conan Doyle, El perro de los Baskerville Nunca imaginaste que tu vida se acortaría de repente. A partir de ese momento soñaste con hacer muchas cosas antes de marcharte. Y la sola idea del poco tiempo que te quedaba comenzó a resultarte insoportable. Tus ojos, tus bonitos ojos azul marino, últimamente se llenaban de lágrimascon demasiada facilidad. Y cada vez que te mirabas al espejo para intentar encontrar alguna huellade tu temor, tu imagen acababa empañada por la cortina borrosa de tu llanto.

Carlos Puerto, La Mirada El fotógrafo no decía nada; se limitaba a detenerse delante de los grupos, con una mirada interrogativa, señalando con el pulgar al cajón de la cámara, detrás de su nuca. A veces, si los veíavacilar y no le contestaban en seguida que no, meneando la cabeza, añadía: “Al minuto”, como algo ya archisabido, y después se alejaba encogiendo los hombros, con su caballo, y volviendo a chupar la pipa que le colgaba de los dientes”.

R.S. Ferlosio, El Jarama Esta obra, o más bien esta recopilación, que quizá el público halle aún demasiado voluminosa, no contiene, sin embargo, más que el mínimo número de cartas de las que componían la totalidad de la correspondencia de la que ha sido extraída. Encargado de ordenarlas por las personas a las quehabía llegado y cuya intención de publicarla yo conocía, sólo pedí [...] permiso par a eliminar todo cuanto me pareciera inútil.

Ch. de Laclos, Las amistades peligrosas

Page 2: Taller Tipos de Narrador

Subió las escaleras y regresó a su apartamento. Verdaderamente ella no sabe nada, pensó mientras se ponía su uniforme de trabajo. Incluso si se daba prisa llegaría tarde a su trabajo y el señor Sloat se enfadaría, pero, ¿qué importaba?[...] Pensó que también era extraño que ella no hubiese ponerse de acuerdo acerca de su propio nombre. Quizá necesitaba ayuda. ¿Podría ayudarla de alguna manera?, se preguntó.

Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Pueden ustedes llamarme Ismael. Hace algunos años – no importa cuántos, exactamente -, con poco o ningún dinero en mi billetera y nada de particular que me interesara en tierra, pensé darme al mar y ver la parte líquida del mundo. Es mi manera de disipar la melancolía y regular la circulación.

Herman Melville, Moby Dick

“Fui el último en llegar a la meta, llegué duodécimo, o sea, en el lugar número 12. no había máscorredores. Pero esas medallas doradas, brillantes,  no me llamaban tanto la atención como lohacía la hermosa experiencia mejorar mi tiempo personal. Después de varios intentos para bajaralgunos kilos, el ejercicio fue la mejor manera de aprender a conocerme.”

“El perro ya estaba acostumbrado. Siempre seguía a su dueño hasta el colegio. No le importaba quequedara allá lejos o que tuviera que ir muy rápido para alcanzar el pedaleo del niño.”

“Cuentan los hombres de edad, que en las noches sin luna andan rondando unos pájaros grandesque graznan como diciendo: “¡tué tué! ¡tué tué!”, y que en realidad son brujos que se ponen unapomada en el cuello y la cabeza se les separa del cuerpo y les salen alas por las orejas.”

Mitos y Leyendas de Chile

A continuación, trata de imaginar cómo se comportarán estos personajes y qué papeltendrán en la novela. Descríbelos en el espacio que sigue a cada párrafo.

Tenía el aire de un hombre rescatado de la hoguera cuando el fuego ha corrido sobre todos sus miembros, pero sin robarle una sola partícula de su compacta robustez de anciano. Todo su cuerpo, alto y grande, parecía hecho de sólido bronce, fundido en un molde impecable, como el Perseo de Cellini. Un surco delgado, de un blanco lívido, se abría camino desde el pelo gris y avanzaba hacia un lado de la cara y el cuello tostados por el sol, hasta desaparecer entre la ropa. Parecía una de esas cicatrices perpendiculares que a veces se producen en el erguido tronco de un gran árbol, cuando el rayo [...] hiende la corteza de un extremo al otro.[...] Nadie podía asegurarcon certeza si esa marca había nacido con Ahab o era la cicatriz dejada por alguna herida terrible. [...] El lúgubre aspecto de Ahab y la lívida marca que lo atravesaba me impresionaron hasta tal punto que en primer momento no advertí que esa impresión se debía, en buena parte, a la pierna bárbara sobre la cual se apoyaba.

Herman Melville, Moby Dick

Page 3: Taller Tipos de Narrador

La mujer de negro vestida, más que vieja envejecida prematuramente, era, además de nueva,temporera, porque acudía a la mendicidad por lapsos de tiempo más o menos largos, y a lo mejordesaparecía, sin duda por encontrar un buen acomodo o almas caritativas que la socorrieran.Respondía al nombre de señá Benina (de lo cual se infiere que Benigna se llamaba), y era la máscallada y humilde la comunidad, si así puede decirse; bien criada, modosa, y con todas las trazasde perfecta sumisión a la divina voluntad. [...] Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto puntofinos y de buena educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que,manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de ladentadura conservaba. Sus ojos, grandes y oscuros apenas tenían el ribete rojo que impone laedad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras de oficio, y susdedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no terminaban en uñas de cernícalos. Eras sus manoscomo de lavandera, y aún conservaban hábitos de aseo.

Benito Pérez Galdós, Misericordia

El alcalde, único funcionario, máxima autoridad y representante de un poder demasiado lejanocomo para provocar temor, era un individuo obeso que sudaba sin descanso. Decían los lugareñosque la sudadera le empezó apenas pisó tierra luego de desembarcar [...] y desde entonces no dejóde estrujar pañuelos, ganándose el apodo de la Babosa. [...] Sudaba, y su otra ocupación consistíaen administrar la provisión de cerveza.[...] Desde alguna fecha imprecisa vivía con una indígena ala golpeaba salvajemente acusándola de haberle embrujado, y todos esperaban que la mujer loasesinara. Se hacían incluso apuestas al respecto. Desde el momento de su arribo, siete añosatrás, se hizo odiar por todos.

Luis Sepúlveda, El viejo que leía novelas de amor

Un joven... pero hagamos su retrato de un solo trazo: figuraos a don Quijote a los dieciocho años,un don Quijote descortezado, sin cota ni quijotes, un don Quijote revestido de un jubón de lanacuyo color azul se había transformado en un matiz impreciso de heces y de azul celeste. Caralarga y atezada, el pómulo de las mejillas saliente, signo de astucia; los músculos maxilaresenormemente desarrollados, índice infalible por que se reconocía al gascón, incluso sin boina, ynuestro joven llevaba una boina adornada con una especie de pluma; los ojos abiertos einteligentes, la nariz ganchuda, pero finamente diseñada, demasiado grande para ser unadolescente, demasiado pequeña para ser un hombre. Un ojo poco acostumbrado lo habríatomado por un hijo de aparcero, de no ser por su larga espada que, prendida de un tahalí de piel,golpeaba las pantorrillas de su propietario cuando estaba de pie [...].

Alejandro Dumas, Los tres mosqueteros.

Si estoy chalado, tanto mejor, pensó Moses Herzog. Algunos lo creían majareta, y durante algún tiempo él mismo había llegado a pensar que le falta un tornillo. Pero ahora, aunque seguía portándose de modo extraño, sentíase seguro de sí mismo, alegre, clarividente y fuerte. Había caído bajo una especie de hechizo y escribía cartas a todo bicho viviente. Estas cartas le apasionaban tanto que, desde fines de junio, iba por ahí con una maleta llena de papeles.

Saul Bellow, Herzog

Page 4: Taller Tipos de Narrador

A finales del siglo XX el joven Montano, que acababa de publicar su peligrosa novela sobre el aso de los escritores que renuncian a escribir, quedó atrapado en las redes de su propia ficción y se convirtió en una escritor que, pese a su compulsiva tendencia a la escritura, quedó totalmente bloqueado, paralizado, ágrafo trágico. A finales del siglo XX – hoy 15 de noviembre de 2000 para ser más exactos – le he visitado en su casa de Nantes y, tal como me esperaba, le he encontrado tan triste y tan seco que bien podían aplicársele a Montano unos versos de Pushkin y decir de él que “vive errando / en la penumbra de los bosques / con la novela peligrosa”.

Enrique Vila-Matas, El mal de Montano

Este hobbit era un hobbit acomodado, y se apedillaba Bolsón. Los Bolsón habían vivido en lascercanías de la colina desde hacía muchísimo tiempo, y la gente los consideraba muy respetables,no sólo porque eran casi todos ricos, sino también porque nunca tenían ninguna aventura nihacían algo inesperado [...]. Esta es la historia de cómo un Bolsón tuvo una aventura, y seencontró a sí mismo haciendo y diciendo cosas por completo inesperadas [...].

J.R.R. Tolkien, El hobbit

Hay apodos que ilustran no solamente una manera de vivir, sino también la naturaleza social delmundo en que uno vive. La noche del 23 de junio de 1956, [...], el llamado Pijoaparte surgió de lassombras de su barrio vestido de un flamante traje de verano color canela; bajó caminando por lacarretera del Carmelo [...], saltó sobre la primera motocicleta que vio estacionada y que ofrecíagarantías de impunidad (no para robarla, esta vez, sino simplemente para servirse de ella yabandonarla cuando ya no la necesitara) y se lanzó a toda velocidad [...] hacia Montjuich.

Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa

La primera vez que vi a Carlos Wieder fue en 1971 o tal vez en 1972, cuando Salvador Allende erapresidente de Chile. Entonces se hacía llamar Alberto Ruiz-Table y a veces iba al taller de poesía de Juan Stein, en Concepción [...]. Ruiz-Table era alto, delgado, pero fuerte y de facciones hermosas. Según Bibiano O’Ryan, era un tipo de facciones demasiado frías para ser hermosas, pero, claro, Bibiano afirmó esto a posteriori y así no vale. ¿Por qué sentíamos celos de Ruiz-Tagle? El plural es excesivo. El que sentía celos era yo.

Roberto Bolaño, Estrella distante

Page 5: Taller Tipos de Narrador

No ha olvidado que tuvo otra vida. El recuerdo de unas viejas fotografías amarillentas que quedaron en su casa, a salvo de las llamas, le produce una cierta tristeza, pero es demasiado distante, como si no fuera de este mundo, como si realmente hubiera desaparecido para siempre. En su vivienda de Beijing, todavía se encontraba una foto de familia que le dejó su padre, ya fallecido, cuando la policía la precintó. Era la fotografía más completa de su numerosa familia. En aquella época, su abuelo todavía vivía, tenía el pelo totalmente blanco.

Gao Xingjian, El libro de un hombre solo

Conocí a Lucas Corso cuando vino a verme con El vino de Anjou bajo el brazo. Corso era unmercenario de la bibliofilia: en cazador de libros por cuenta ajena. Eso incluye los dedos sucios y elverbo fácil, buenos reflejos, paciencia y mucha suerte. También una memoria prodigiosa, capaz derecordar en qué rincón polvoriento de una tienda de viejo duerme ese ejemplar por el que paganuna fortuna. Su clientela era selecta y reducida.

Arturo Pérez Revert, El club Dumas - ¿A quién quiere matar ahora?El que así hablaba ofrecía un marcado contraste con el visitante. Tan rubio era que podía decirseque tenía el cabello descolorido. Sus ojos, velados por pestañas casi albinas y extraordinariamentefinas y sedosas, eran del azul más pálido que pueda imaginarse. Tenía la cabeza, parcialmentecalva, cubierta por una ligera capa de cabello igualmente fino y sedoso, de un blanco tan marcadoque se diría nieve [...]. La boca era firme y reflexiva, aunque no dura, y la suave curva de la frente,amplia y orgullosa, hablaba con elocuencia del cerebro que tras ella se ocultaba. [...] Emanaba deél un aire de complacencia con el poder y una elevación hecha de clama filosófica que esta muypor encima de los libros falsos [...]. Tan evasivos eran su carácter, su tono incoloro y su rostro casicarente de perfiles que resultaba imposible adivinar su edad.

Jack London, Asesinatos S.L.

Page 6: Taller Tipos de Narrador

Escribe una hipótesis sobre cómo será el espacio del relato al que pertenecen estos fragmentos y cómo influirá en los sucesos del mismo.

Por alguna curiosa coincidencia, una mañana de hace tiempo, en la quietud del mundo, cuandohabía menos ruido y más verdor, y los hobbits eras todavía numerosos y prósperos, y Bilbo Bolsónestaba de pie en la puerta del agujero, después del desayuno, fumando una enorme y larga pipade madera que casi llegaba a los dedos lanudos de los pies, Gandalf apareció de pronto.

J.R.R. Tolkien, El hobbit Así que, durante este verano pasado, aprovechamos que coincidimos en el mismo pueblo de lacosta y, mientras tomábamos el sol, o degustábamos el aperitivo del mediodía, o paseábamos alatardecer, estuvimos elaborando el argumento de base de una novela. [...] A mediados de Agosto,bajamos juntos a Barcelona en el coche de su padre para comprar libros que nos ilustraran sobrela época, costumbres, hechos históricos, y visitamos un par de bibliotecas, y nos repartimos laslecturas. [...] Y ahora ya hemos regresado de las vacaciones, es lunes 30 de Agosto y el viernespasado aquí mismo, en mi casa, decidimos que debíamos iniciar el redactado de la novela paratenerla bien avanzada, ya que no terminada, antes de que empezara el curso.

Andreu Martín, Los dueños del paraíso Puerta de Clignancourt, 1941. Para los críos aquello era ideal. [...] Un París gris, con las luces delas tiendas, los altos tejados y las franjas de cielo por encima, las aceras atestadas de cubos debasura para escalar, los porches para esconderse y los timbres; había de todo, porterasentrometidas, coches de caballos, la florista y, en verano, las terrazas de los cafés. Y todo esto seextendía por un laberinto inmenso de calles intrincadas. [...] Los vi venir. Hay que reconocer queeran vistosos. Eran dos, iban vestidos de negro, altos y cubiertos de correas. Llevaban botas altas,que debían frotar durante días enteros para sacarles semejante lustre. [...]- S.S. – murmuró.

Joseph Joffo, Un saco de canicas Sobre el Duero, que pasaba lamiendo las carcomidas y oscuras piedras de las murallas de Soria,hay un puente que conduce de la ciudad al antiguo convento de los Templarios, cuyas posesionesse extendían a lo largo de la opuesta margen del río. En la época a que nos referimos, loscaballeros de la orden habían ya abandonado sus históricas fortalezas; pero aún quedaban en pielos restos de los anchos torreones de sus muros, aún se veían, como en parte se ven hoy,cubiertos de hiedras y campanillas blancas, los macizos arcos de su claustro, las prolongadasgalerías ojivales de sus patios de armas,...

Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas y leyendas. “El rayo de Luna” Se puso el sol. Tras el breve crepúsculo vino tranquila y oscura la noche, en cuyo negro seno murieron poco a poco los últimos rumores de la tierra soñolienta, y el viajero siguió adelante en su camino, apresurando el paso a medida que avanzaba la noche. Iba por angosta vereda, de esas que sobre el césped traza el constate pisar de hombres y brutos, y subía sin cansancio por un cerro, en cuyas vertientes se alzaban pintorescos grupos de guindos, hayas y robles. (Ya se ve que estamos en el Norte de España).

Benito Pérez Galdós, Marianela Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, enun tren distinto del que había anunciado y no me esperaba nadie. [...] Un aire marino, pesaso yfresco, entró en mis pulmones con la primera sensación confusa de la ciudad: una masa de casasdormidas; de establecimientos cerrados; de faroles como centinelas borrachos de soledad. Unarespiración grande, dificultados, venía con el cuchicheo de la madrugada. Muy cerca, a mi espalda,enfrente de las callejuelas misteriosas que conducen al Born, sobre mi corazón excitado, estaba elmar.

Carmen Laforet, Nada

Page 7: Taller Tipos de Narrador

La primera vez que Jean-Claude Pelletier leyó a Benno Von Archimboldi fue en la Navidad de 1980, en París, en done cursaba estudios universitarios de literatura alemana, a la edad de diecinueve años. [...] A partir de ese día [...] se convirtió en un archimboldiano entusiasta y dio comienzo a su peregrinaje en busca de más obras de dicho autor. No fue tarea fácil. Conseguir, aunque fuera en París, libros de Benno Von Archimboldi en los años ochenta del siglo XX no era en modo alguno una labor que no entrañara múltiples dificultades.

Roberto Bolaño, 2666

La imagen de las tierras de Arizona [...] y de Nuevo Méjico, tierra con un ilustres fundamentos deoro y plata, tierras vertiginosas y aéreas, tierras de la meseta monumental y de los delicadoscolores, tierras con blanco resplandor de esqueleto pelado por los pájaros. En esas tierras otraimagen, la de Billy the Kid: el jinete clavado sobre el caballo, el joven de los duros pistoletazos queaturden el desierto, el emisor de balas invisibles que matan a distancia, como una magia. Eldesierto veteado de metales, árido y reluciente. El casi niño que al morir a los veintiún años debíaa la justicia de los hombres veintiuna muertes – “sin contar mejicanos” -. Hacia 1859 el hombre que para el terror y la gloria sería Billy the Kid nació en un conventillosubterráneo de Nueva York.

Jorge Luis Borges, Historia universal de la infamia. “El asesino desinteresado Bill Harrigan”

Page 8: Taller Tipos de Narrador
Page 9: Taller Tipos de Narrador

Fíjate en estas descripciones de lugares y escribe en una frase qué sensación trata de crear el narrador acerca del marco y qué recursos utiliza para conseguirlo. Imagina de qué se trata el relato al cual pertenece cada uno de estos fragmentos.

Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la ollapodrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana decoro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre de la Santa Basílica.

Leopoldo Alas, La Regenta Torrencial, interminable, abrumadoramente llueve. Llueve como nadie recuerda que haya llovidonunca [...]. Llueve a cántaros, a chorros, a jarros, a borbollones, a cataratas incontenibles ypertinaces. La lluvia azota las fachadas de los edificios, golpea los cristales de las ventanas,empapa la tierra ya saturada [...], se desliza por los parabrisas, se despeña abrumadora por lostejados rojos de los viejos barrios de la ciudad, bulle procelosa en el torrente que baja por lacalzada [...]. Las paredes rezuman humedad, los canalones de zinc vierten sobre la acera unruidoso chapoteo, las farolas parecen ahogarse, los árboles anémicos se tronchan bajo la furia deltemporal, por los ventanales de cristal resbalan telones de lluvia, por las junturas de las ventanasentra el agua y el alféizar se convierte en un pequeña cascada asomada a la calle. De acá paraallá corren figuritas humanoides, empequeñecidas y turbias [...].

Paloma Díaz-Mas, Tras las huellas de Artorius. Parecía una casa de brujas aquel cuarto de baño. Las paredes tiznadas conservaban las huellasde manos ganchudas, de gritos de desesperanza. Por todas partes los desconchados abrían susbocas desdentadas rezumantes de humedad. Sobre el espejo, porque no cabía en otro sitio,habían colocado un bodegón macabro de besugos pálidos y cebollas sobre fondo negro. La locurasonreía en los grifos torcidos.

Carmen Laforet, Nada Cuando el camino se hizo intransitable abandonaron los vehículos y durante varios kilómetroschapotearon en silencio a través de los espesos bosques de cipreses donde nunca penetraba laluz del día. Raíces tortuosas y nudos malignos de musgo retardaban la marcha, y de vez encuando una pila de piedras húmedas o los fragmentos de una pared en ruinas hacían másdepresiva aquella atmósfera que los árboles deformados y las colonias de hongos contribuían acrear. Al fin apareció un miserable conjunto de chozas, y los histéricos colonos corrieron aagruparse alrededor de las vacilantes linternas. [...] Un resplandor rojizo parecía filtrarse por entreel follaje pálido, más allá de las interminables avenidas de la noche selvática.

Howard P. Lovecraft, La llamada de Cthulhu Justo en medio de aquella antigua selva —aquella selva donde una vez brotaron árboles de oro yde plata y donde una vez un niño de nuestro mundo plantó el Árbol de la Protección— vieronabierto un ancho camino. Era un sendero monstruoso, semejante a una tosca cuchillada en latierra, lleno de surcos de barro por donde los árboles derribados habían sido arrastrados hasta elrío. Había una enorme cantidad de gente trabajando, y un chasquido de látigos, y caballosforcejeando y tironeando a medida que acarreaban los troncos. Lo primero que impactó al Rey y alUnicornio fue el hecho de que casi la mitad de la gente en esa muchedumbre no eran Bestias queHablan, sino hombres.

C.S. Lewis, Crónicas de Narnia, La última batalla