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tectonicas de placas
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INTRODUCCION
La teoría de tectónica de placas tiene sus inicios en 1915 cuando Alfred
Wegener propuso su teoría de la " deriva continental." Wegener propuso que
los continentes se separaron a través de la corteza de las cuencas del océano,
lo que explicaría porque los contornos de muchas líneas de la costa (como
América del Sur y África) parecieran encajar juntas como un rompecabezas.
Wegener no era el primero en notar esto del rompecabezas como el ajuste de
los continentes (Magallanes y otros exploradores también notaron esto en sus
correspondencias), sino que él fue uno de los primeros en darse cuenta que la
superficie de la tierra ha cambiado con tiempo, y que los continentes que ahora
se separan se pudieron haber ensamblado juntos en un punto en el pasado.
Paleontólogos también habían encontrado que existían fósiles de especies
similares encontradas en los continentes que ahora son separados por una
gran distancia geográfica. Los estudios de Paleoclima, los cuales se refieren a
examinar el clima en la tierra, revelaron que los glaciares cubrieron áreas
grandes del mundo los cuales también ahora son separados por grandes
distancias geográficas. Estas observaciones se parecían indicar que la litosfera
de la tierra se había estado moviendo sobre tiempo geológico. Las ideas de
Wegener eran muy polémicas porque él no tenía una explicación del porqué los
continentes se movieron, apenas eso allí era la evidencia de la observación
que tenían. Cuando, muchos geólogos creyeron que las características de la
tierra eran el resultado de que el planeta pasaba por ciclos de calefacción y de
enfriamiento, lo que causa la extensión y la contracción de las masas de la
tierra. La gente que creía esto fue llamada anti-movilista.
Los movilistas estaban en el campo opuesto, junto a las ideas de Wegener, y
muchos de ellos habían aceptado la evidencia del movimiento continental,
demostrado especialmente en las montañas. Aunque la teoría de la " deriva
continental " de Wegener fue refutada más adelante, fue la primera vez que la
idea del movimiento de la corteza había sido introducida a la comunidad
científica; y puso la base para el desarrollo de la tectónica de placas moderna.
Mientras los años pasaban, mayor fue la evidencia para utilizar la idea de que
las placas se mueven constantemente en el tiempo geológico. Los estudios
paleomagnéticos, que examinan la tierra sobre el campo magnético, mostraron
que el Polo Norte magnético vagó aparentemente todo sobre el globo. Esto
significó que o las placas se movían, o bien el Polo Norte. Puesto que el Polo
Norte está esencialmente fijo, excepto durante períodos de revocaciones
magnéticas, esta evidencia fortaleció la idea de la tectónica de placa.
Después de la Segunda Guerra Mundial, se creyó aún más en la teoría de la
tectónica de placas. En los años 60 un conjunto mundial de sismometros fue
instalado para vigilar una prueba nuclear, y estos instrumentos revelaron un
fenómeno geológico. Mostró que los terremotos, los volcanes, y otras
características geológicas activas para la mayor parte se alinearon a lo largo de
cinturones distintos alrededor del mundo, y éstos definían los bordes de las
placas tectónicas.
Además, otros estudios paleomagnéticos revelaron un modelo rayado de
revocaciones magnéticas en la corteza de los fondos del océano. El basalto
contiene una cantidad justa de minerales magnéticos llamados magnetita.
Cuando la lava se separa, se centra en los océanos y se enfría, formando estos
minerales que se alinean con el Polo Norte.
La tierra tiene varias revocaciones magnéticas en el pasado, en las cuales los
polos norte y sur se invierten por un período de tiempo. Cuando los geólogos y
los geofísicos descubrieron que la corteza en el océano registró estas
revocaciones, era prueba aún más positiva que la litosfera tuvo que estar en el
movimiento, de otro modo no habría ninguna " raya " de la corteza normal e
invertida de la polaridad.
Éstos eran algunos de los pedazos finales del rompecabezas que condujo al
desarrollo de la teoría de tectónica de placas moderna. Desde su aparición en
los años 60, la teoría ha ganado la aceptación extensa como el modelo de los
procesos de la tierra.
CAPITULO I
1. OBJETIVOS
La capacidad de conocer la dinámica de la tectónica de placas, sus principales
teorías de sus movimientos y crecimiento de los continentes.
1.1. Conocer la dinámica de la tectónica de placas.
1.2. Reconocer las principales teorías del movimiento de las placastectónicas.
1.3. Determinar la dinámica de las fronteras o bordes de as placastectónicas y
sus causas
1.2 FUNDAMENTO TEORICO:
Se denomina placas a cada una de las porciones de la litosfera terrestre que se
mueve de forma independiente. Poseen forma de casquete esférico y unos
límites definidos por procesos intensos de sismicidad y vulcanismo. Seles
denomina Litosféricas pues afectan tanto a la corteza, cómo a la parte superior
del manto que se desplaza de forma solidaria con esta. La tectónica de placas
(del griego τεκτονικός, tektonicós, "el que construye") es una teoría geológica
que explica la forma en que está estructurada la litósfera (la porción externa
más fría y rígida de la Tierra).La teoría da una explicación a las placas
tectónicas que forman la superficie de la Tierra y a los desplazamientos que se
observan entre ellas en su movimiento sobre el manto terrestre fluido, sus
direcciones e interacciones. También explica la formación de las cadenas
montañosas (orogénesis).Asimismo, da una explicación satisfactoria de por qué
los terremotos y los volcanes se concentran en regiones concretas del planeta
(como el cinturón de fuego del Pacífico) o de por qué las grandes fosas
submarinas están junto a islas y continentes y no en el centro del océano.
2.- TECTÓNICA DE PLACAS
El contacto por fricción entre los bordes de las placas es responsable de la
mayor parte de los terremotos. Otros fenómenos asociados son la creación de
volcanes (especialmente notorios en el cinturón de fuego del océano Pacífico) y
las fosas oceánicas. Las placas tectónicas se componen de dos tipos distintos
de litosfera: la corteza continental, más gruesa, y la corteza oceánica, la cual es
relativamente delgada. La parte superior de la litosfera se le conoce como
Corteza terrestre, nuevamente de dos tipos (continental y oceánica). Esto
significa que una placa litosférica puede ser una placa continental, una
oceánica, o bien de ambos, si fuese así se le denomina placa mixta
La mecánicamente rígida capa externa de la Tierra, la litosfera, está
fragmentada en piezas llamadas placas tectónicas. Estas placas son elementos
rígidos que se mueven en relación uno con otro siguiendo uno de estos tres
patrones: bordes convergentes, en el que dos placas se aproximan; bordes
divergentes, en el que dos placas se separan, y bordes transformantes, en el
que dos placas se deslizan lateralmente entre sí. A lo largo de estos bordes de
placa se producen los terremotos, la actividad volcánica, la formación de
montañas y la formación de fosas oceánicas. Las placas tectónicas se deslizan
sobre la parte superior de la astenosfera, la sólida pero menos viscosa sección
superior del manto, que puede fluir y moverse junto con las placas, y cuyo
movimiento está fuerte mente asociado a los patrones de convección dentro del
manto terrestre
Tectónica de placas
En el siglo XIX, Antonio Snider-Pellegrini, expuso la idea de que los continentes
alguna vez estuvieron juntos y se habían estado separando paulatinamente
(Russell, 2000), pero fue el meteorólogo Alfred Wegener, en 1912, quien
propuso esto como una verdadera hipótesis científica: la "Deriva Continental",
en su publicación "El Origen de los Continentes y los Océanos".
Entre las evidencias que proporcionaba se incluían la constatación de que los
límites de África y América del Sur encajaban de manera casi perfecta, los
patrones de distribución biogeográfica que relacionaban continentes tan
disímiles y lejanos como África, América del Sur y Australia (por ejemplo), y
algunas evidencias geomorfológicas como la presencia de las mismas
formaciones geológicas a ambos lados del Océano Atlántico, como es el caso
de la Cordillera de los Apalaches y la región de los países Ecandinavos.
La teoría de Wegener proponía que hacia finales del Carbonífero (aprox. 300
m.a.), todos los continentes actuales formaban parte de un supercontinente, al
que llamó "PANGEA", rodeado por un océano que cubría el resto de la
superficie de la Tierra (Uyeda, 1980). Debido a que la teoría de Wegener no
supo explicar lo que originaba el movimiento de los continentes, y a la
concepción aceptada de que el planeta era una masa única e inmóvil, esta
teoría fue fuertemente criticada y no tuvo aceptación dentro de la comunidad
geológica.
Luego de algunas décadas, después de la segunda guerra mundial, se
realizaron investigaciones relacionadas con el magnetismo termorremanente
de las rocas y evidenciaron un cambio en la orientación magnética de las rocas
de una misma formación. Lo único que podía explicar este hecho era que,
atraída por el polo magnético, la magnetita presente en las rocas se situaba en
dirección Norte durante el proceso de solidifación.
Una vez fija en esa posición, y a medida que los continentes se desplazaban la
magnetita perdía su orientación Norte, y si la formación era separada por un
proceso de divergencia, obviamente, según la trayectoria del desplazamiento
de cada capa, la orientación final presentada por la magnetita en las rocas
sería diferente. Esto sirvió de base científica para apoyar la hipótesis de que los
continentes se habían desplazado durante la historia del planeta.
En 1962, H. Hess publicó un artículo llamado "Historia de las Cuencas
Oceánicas" donde proponía la hipótesis de la expansión del fondo oceánico;
fundado en evidencias gravimétricas, sismológicas, calorimétricas, y muchas
otras, recopiladas durante años de investigación del fondo oceánico y tomado
de la mano de una hipótesis sugerida por Holmes en 1929, según la cual los
continentes eran arrastrados por corrientes de convección en el manto como
"en una cinta transportadora" (Uyeda, 1980).
Hess sugirió que por las dorsales meso oceánicas emanaba material desde el
manto terrestre dando lugar a la formación de corteza oceánica nueva y que la
acumulación y salida de ese material (o magma), empujaba al material
adyacente alejándolo de las dorsales, de manera que el fondo oceánico se
expandía. Otra evidencia que apoyó esta teoría fue la medición de la edad
absoluta de las rocas del fondo oceánico, las cuales son más antiguas a
medida que se alejan de las dorsales y más recientes mientras más cerca se
encuentran de éstas.
Al llegar a los límites continentales, la corteza oceánica sufre un proceso
conocido como "subducción", en el cual se desplaza por debajo de la corteza
continental, simplemente por ser más densa que ésta última. Actualmente se
conoce que la acumulación de sedimentos en los fondos oceánicos y el
aumento de la densidad, producto de la contracción térmica al enfriarse la
corteza (Hamblin, 1995), provocan un aumento del peso de la corteza en esas
zonas, provocando el hundimiento de la corteza y facilitando el proceso de
subducción.
Después de tantas evidencias, ya la concepción de la corteza como algo rígido
había cambiado en un concepto más dinámico pero era aún considerada como
una sola capa sólida.
Los estudios geofísicos relacionados con la producción de epicentros sísmicos
(un epicentro es "el punto de la superficie terrestre situado directamente
encima de un foco sísmico"(Uyeda, 1980)) terminaron con esta visión, al
detectarse un patrón en la distribución de los sitios donde se producían los
sismos, generalmente a lo largo de líneas o regiones bien delimitadas.
Al dibujar este patrón de epicentros en un mapamundi se observan zonas
demarcadas que coinciden en su mayoría, bien sea con las dorsales marinas
(las fisuras a partir de las cuales fluye el magma en los océanos) o con las
grandes fosas oceánicas.
Estos bordes delimitan lo que ahora se han denominado "Placas Litosféricas",
estas placas son los fragmentos que conforman la Litósfera como un piezas de
un rompecabezas, modificando el concepto de Litósfera desde la visión de una
capa única y sólida en el concepto aceptado en la actualidad, el cual implica la
corteza terrestre y la parte más superior del manto y que está fragmentada en
grandes pedazos.
Hasta el momento se han detectado 15 placas: la del Pacífico, la
Suramericana, la de Norteamérica, la Africana, la Australiana, la de Nazca, la
de Cocos, la Juan de Fuca, la Filipina, la Euroasiática, la Antártica, la Arábiga,
la Índica, la del Caribe y la Escocesa.
Ahora bien, para explicar mejor el concepto actual de Litósfera, debemos
empezar por explicar los estratos que presenta la estructura vertical del
planeta: un Núcleo interno sólido, compuesto en su mayoría de materiales muy
pesados como Hierro, Niquel, Cobalto y Titanio; un Núcleo externo también de
Hierro y Niquel principalmente, pero no en estado sólido; luego, el estrato de
mayor profundidad es el Manto, donde abundan el Hierro y el Magnesio, y se
pueden diferenciar tres capas: el Manto "Inferior" sólido, una región por encima
de este, denominada Astenósfera, que se encuentra en un estado parcialmente
fundido y cuyas propiedades plásticas permiten la motilidad de la Litósfera; y el
manto superior, una última capa, sólida, sobre la cual se apoya la corteza
terrestre.
Por otro lado, la corteza terrestre se divide en dos tipos, según su composición
química y su densidad: la Corteza Oceánica (elementos ferromagnésicos en su
mayoría) y la Corteza Continental, menos densa y compuesta en su mayor
parte de Sílice. Estas tres capas: la Corteza Oceánica, la C. Continental y el
Manto Superior, conforman lo que llamamos Litósfera, y es el estrato
fragmentado en el que tienen lugar los movimientos de las placas litosféricas.
Ahora expliquemos la teoría de le Tectónica de Placas. Dicha teoría es un
modelo que, en función del tipo de borde que se forma entre cada placa y la
adyacente, explica el movimiento de las placas litosféricas, la interacción entre
éstas y los eventos geológicos que provocan. El sitio donde se dan estos
bordes son denominados Fallas y pueden ser básicamente de tres tipos, según
el tipo de movimiento que tiene lugar en ellas: Divergente, Convergente o
Transformante.
Falla Divergente:
Se presenta a lo largo de una dorsal mesooceánica, donde una placa se
fractura, dando origen a dos placas nuevas que empiezan a separarse
"empujándose" o alejándose una de la otra; cuando riene lugar dentro de una
placa continental dá lugar a la formación de nuevos océanos. Un ejemplo de
esta falla es la que se encuentra entre la placa Arábiga y la placa Africana o la
que se observa en la dorsal del Océano Atlántico.
Falla Convergente:
Se produce cuando se encuentran dos placas que se aproximan una hacia la
otra. Según el tipo de corteza presente en cada lado de la falla se observan
tres tipos de convergencia: C. Continental-C. Oceánica, C. Oceánica-C.
Oceánica y C. Continental-C. Continental. En el primer tipo de convergencia, la
corteza oceánica, por ser más densa que la continental se hunde por debajo de
esta última, proceso conocido como "subducción", y se funde al llegar a la
Astenósfera. Mientras que en la Corteza Continental se plegan y levantan
sedimentos, antes marinos, junto con parte de la corteza misma,
produciéndose un proceso orogénico y dando lugar a una cordillera. Esta
cordillera se caracteriza por exhibir una serie de volcanes o "Arco Volcánico",
producto del flujo de magma desde la corteza continental subyacente, que con
el calor producido por la fricción, se funde ascendiendo hasta la superficie. Un
ejemplo de esto es la cordillera Andina, levantada por la convergencia entre la
placa de Nazca y la de Suramérica.
En la convergencia entre dos corteza oceánicas, una se desliza debajo de la
otra y generalmente se produce una fosa oceánica (igual que en el caso
anterior). En este caso, la fricción de la subducción también provoca la
aparición de magma, que al ascender hasta la superficie forma
consecutivamente una serie de islas volcánicas, conocidas como "Arco de
Islas". El Arco de Islas Japonés, es un ejemplo de este proceso.
En el último caso, el choque entre dos corteza continentales, no ocurre el
proceso de subducción. En este caso, las cortezas continentales se funden y
elevan formando una cordillera montañosa, donde no se presenta el Arco
Volcánico, como sucede en la cordillera de Los Himalayas.
Falla Transformante:
Estas fallas se producen cuando dos placas se desplazan una contra la otra en
el plano horizontal, bien sea en el mismo sentido o en contrasentido una de la
otra; en palabras de Uyeda (1980) "se presenta donde el movimiento relativo
de las placas es paralelo al borde". Pueden ser originadas bien porque en un
posible sitio de convergencia la dirección del movimiento de las placas no sea
una hacia la otra, o bien, por el desplazamiento de una sección de una dorsal,
que al agregar nuevo material desplace en sentido contrario a las placas. La
Falla de San Andrés es un ejemplo de este tipo de falla. Al integrar todo esto
como un rompecabezas, podríamos conseguir resumir un modelo e intentar
explicarlo en base a la evidencia encontrada hasta el presente: El manto no
permite la transmisión de energía debido a su mayor densidad, por lo que las
corrientes de convección no pueden transmitirse a través de éste; en cambio sí
tienen lugar en la astenósfera induciendo, que junto con el calor, fluya el
material parcialmente fundido que la constituye. A esto se le suma el efecto de
la gravedad sobre el extremo de las cortezas oceánicas, que por efecto de su
gran peso tienden a contribuir con el proceso de subducción. Por otra parte,
producto también de procesos termodinámicos, se encuentra el magma, muy
caliente, ascendiendo a través de la corteza y es liberado por zona de mayor
"fragilidad", las dorsales, proceso que comenzará un evento de expansión del
fondo oceánico o un proceso de fracturación y divergencia en una masa
continental.
En su teoría de la deriva continental, Wegener invocaba como origen de las
fuerzas que desplazan los continentes, principalmente aquellas que se derivan
de la rotación de la Tierra y mareas, aunque también llegó a mencionar las
corrientes de convección térmica en el interior del manto. El movimiento de los
continentes se concebía entonces como el de bloques de material rígido ligero,
flotando sobre un sustrato viscoso más denso. En la tectónica de placas, como
ya se ha mencionado, los continentes forman parte de las placas litosféricas,
cuyo espesor es de unos 100 km y que forman realmente las unidades
dinámicas. Los diversos sistemas de fuerzas que se han propuesto para
explicar el desplazamiento de las placas se pueden reducir a cuatro. Los dos
primeros están formados por fuerzas que actúan en los márgenes y en ellas
puede actuar el efecto de la gravedad. Las placas o bien son empujadas desde
los centros de extensión o dorsales por la acción de cuña del nuevo material
que surge del manto, o arrastradas desde las zonas de subducción por el peso
de la capa buzante que ha adquirido una mayor densidad que la del medio que
la rodea. Los otros dos se derivan de la existencia de corrientes de convección
térmica, bien en todo el manto o sólo en su parte superior. En el primero de
estos mecanismos, las corrientes de convección del manto arrastran la placa
litosférica por medio de un acoplamiento viscoso en su superficie interna. Como
mostró McKenzie, una forma modificada de este mecanismo, propuesto por
Orowan y Elsasser, en 1967, y después por Oxburg y Turcotte, incorpora la
placa litosférica a la corriente misma de convección de material caliente y
viscoso del manto superior. La placa litosférica rígida actúa como una guía de
esfuerzos que transmite el movimiento de la convección térmica.
En sentido contrario a estas fuerzas se encuentran las que deben ser
superadas para producir el movimiento. Entre ellas están las que se oponen a
la penetración de la capa buzante en el manto, sobre todo cuando ésta llega a
su profundidad máxima y las que actúan en el frente de subducción, por la
resistencia de la placa oceánica a doblarse hacia abajo y sobre la parte
continental empujándola hacia atrás
El arrastre viscoso entre la litosfera y el manto puede también considerarse
como una resistencia cuando el movimiento de la litosfera es más rápido que el
del material de la astenosfera. Actualmente se piensa que el mecanismo
predominante del movimiento de las placas es el resultante de corrientes de
convección térmica en el material del manto, que también pueden incluir en
parte a la litosfera
Las fuerzas gravitacionales derivadas de las diferencias de densidad forman
también parte de este mecanismo. La capa buzante de las zonas de
subducción introduce material frío, que determina la forma de la célula
convectiva y al aumentar su densidad, al pasar su material a tener una
densidad mayor que la del manto, añade un componente gravitacional en el
arrastre de la placa. Los dos mecanismos del movimiento de la placa puede
aparecer, o bien por arrastre viscoso del movimiento del manto o por ser ella
misma parte del movimiento convectivo.
Según M. H. Bott, el segundo es el más probable y el efecto más importante es
el de las fuerzas aplicadas a los extremos de las placas, tanto en las zonas de
extensión como en las de subducción. En estos últimos, la fuerza vertical de
arrastre de la capa se traduce en fuerzas de arrastre horizontal de toda la placa
hacia el frente de subducción.
Otra posibilidad es la existencia de dos sistemas no acoplados de corrientes,
uno en el manto superior y otro en el interior. Una mejor aproximación de la
situación real exige modelos más complicados de convección en los que deben
considerarse formas asimétricas, viscosidades variables y distribución de
fuentes de calor en el manto.
Un problema muy importante y todavía no del todo resuelto es el del
mecanismo por el cual se inicia la fractura de la litosfera continental.
Generalmente, se admite que las zonas actuales de rift, como las del África
oriental, representan el comienzo de una de estas fracturas. Estas estructuras
están formadas hoy por un abombamiento de la corteza, formación de grabens
y abundante volcanismo. Al mismo tiempo se da un adelgazamiento de la
litosfera con la ascensión hacia la superficie del material parcialmente fundido
de la astenosfera.
Estos mecanismos son necesarios para iniciar la fracturación y separación de
dos continentes, y deben ir acompañados de fuertes fuerzas tensionales. Los
primeros pasos de este proceso pueden ser una intensa actividad de puntos
calientes, con aportación de material fundido desde el manto inferior y
progresivo debilitamiento de la litosfera.
En esta región se daría una acumulación de esfuerzos tensionales en la
corteza rígida que resultaría en fallas normales y la inyección de magma desde
abajo. Poco a poco se iría formando un margen de extensión con la formación
de un nuevo océano intermedio.
EN LOS CONTINENTES, en especial en Eurasia y América, destacan los
cinturones montañosos de miles de kilómetros de longitud, con decenas y
cientos de kilómetros a lo ancho. Son notables por las grandes alturas que
alcanzan, más de 7 km en el Asia Central y más de 5 km en una gran extensión
de los Andes. Como regla, son estructuras alineadas. Delimitan con amplias
superficies de un relieve muy distinto: planicies costeras, superficies de
lomeríos, altiplanos: son los territorios que constituyen la mayor parte de los
continentes, las regiones cratónicas, donde se presentan incluso montañas
pero de altitudes que no superan los 3 000 m de altura sobre el nivel del mar
(msnm) y con longitudes de incluso 1 000 km.
Varios científicos, entre ellos J. B. Murphy y R. D. Nance han concluido
recientemente que cada pocos cientos de millones de años, los continentes se
han unido en una gran masa de tierra que llama supercontinente. Este ciclo
habría empezado hace unos 1 000 m.a. cuando los continentes se separaban;
la desmembración total se produjo tal vez hace 820 m.a.; 650 m.a. antes, los
océanos interiores se cerraron y los continentes se unieron en uno. El
supercontinente se crea a lo largo de unos 500 m.a. De acuerdo con los
autores mencionados este fenómeno global se produce en la secuencia
siguiente:
1. Fractura del supercontinente durante 40 m.a.
2. Separación y dispersión máxima de bloques continentales en 160 m.a.
3. La reunificación tiene lugar después de otros 160 m.a.
4. El supercontinente perdura 80 m.a.
5. Vuelve el proceso de fractura durante otros 40 m.a.
La ruptura del último supercontinente se produjo entre 575 y 550 m.a. atrás. En
apariencia, los ciclos del pasado ocurrieron hace aproximadamente 2 600 a 2
100, 1 600 y 1 000 m.a.
John Brimhall considera cinco eras tectónicas o de evolución de la Tierra:
Arcaico temprano (3 800-3 000 m.a.), Arcaico tardío (3 000-2 500 ma.),
Proterozoico temprano (2 500-1 700 ma.), Proterozoico medio y tardío (1 700-
200 m.a.) y Fanerozoico (los últimos 700 m.a.).
Desde hace 1 700 m.a. los continentes deben haber estado unidos. La tierra
firme se disponía esencialmente en el hemisferio norte, de lo que resultaba una
gran superficie ocupada por el Océano Pacífico. Los continentes no
permanecieron estáticos.
Los cratones son las porciones más antiguas de los continentes, fragmentos de
Pangea. Los constituyen rocas de edades de más de 1 400 m.a. Sin embargo,
en un periodo tan prolongado, el relieve ha sufrido transformaciones
sustanciales y las rocas antiguas han sido cubiertas en gran parte por otras
más jóvenes
El relieve original ha sido afectado por invasiones marinas (transgresiones)
lentas, de millones de años, durante las cuales se depositan sedimentos que
dan origen a capas de roca de incluso 4-6 km de espesor. Asimismo, se han
producido retrocesos del océano (regresiones) respecto a la tierra firme,
también de duración prolongada.
En los continentes reconocemos, además de los sistemas montañosos y los rift
las regiones de rocas antiguas (>1 400 m.a.) cerca de la superficie; aflorando
en ésta son los escudos y cubiertas a profundidad de kilómetros por rocas más
jóvenes que se denominan plataformas. En conjunto constituyen un cratón En
sí, todos los continentes, con excepción de sus regiones montañosas son
grandes cratones: Norteamérica, Sudamérica, Europa central y norte de Asia,
sudeste de Asia, África, Australia y la Antártida.
Los escudos son de dimensiones menores, con excepción del canadiense que
ocupa un vasto territorio de Norteamérica e incluso Groenlandia de acuerdo
con varios autores. El resto de los escudos aparecen en un mapamundi a
manera de manchones, con superficies de decenas y centenas de miles de
kilómetros cuadrados: uno en Norteamérica, tres en Sudamérica, dos en
Europa, uno en Siberia, cinco principales en África, tres en Australia
La mayor parte de los continentes son plataformas y a éstas corresponden en
general las tierras más bajas, sobre todo cuando los estratos sedimentarios
descansan sobre rocas más jóvenes que las de los escudos; de edades
dominantes de 200-600 m.a. Forman una extensa planicie a menos de 200
msnm, como en la península de Yucatán y en la plataforma occidental de
Siberia.
Es común que los escudos correspondan a porciones elevadas de los
continentes. Dos ejemplos son el macizo (así se denomina a los escudos de
pequeñas dimensiones) de Ahaggar en la porción central-septentrional de
África y el de Guyana en Sudamérica. Ambos alcanzan una altitud aproximada
de 3 000 msnm.
Los cratones se extienden incluso al territorio oceánico; precisamente, la
plataforma continental es la porción submarina de aquéllos, excepto en algunas
márgenes continentales de fuerte actividad tectónica.
La superficie de los cratones se transforma, de las tierras llanas de las costas a
lomeríos, planicies elevadas a 1 000, 2 000 y más metros. Cuando el agua de
escurrimiento corta los altiplanos, formando cañones profundos de cientos de
metros, surgen montañas de laderas empinadas, bordeadas por los ríos.
El clima influye también en el paisaje de las regiones cratónicas. Casquetes de
hielo cubren en forma permanente a Groenlandia y la Antártida.
Temporalmente se extiende un manto de nieve en la mayor parte de Eurasia y
Norteamérica. Grandes desiertos se presentan en Asia, Norteamérica, África y
Australia y contrastan con los trópicos húmedos de los países cercanos al
ecuador.
La estabilidad de las regiones cratónicas, por su sismicidad y volcanismo
débiles, en comparación con los sistemas montañosos, ha sido cuestionada por
el geógrafo francés J. Tricart quien considera la posibilidad de actividad en el
cratón sudamericano por movimientos verticales. En Siberia se han
determinado velocidades de hasta 10-15 mm/año para levantamientos y
hundimientos. Ejemplos como estos hay muchos más.
El estudio de los cratones incluye las rocas que los constituyen (tipo, edad,
disposición en sentido vertical, etc.), su relieve y otros factores. Esto tiene algo
más que un puro interés científico, ya que se presentan ricos yacimientos
minerales, como el petróleo en las plataformas y los diamantes en los cratones
antiguos.
3.- TIPOS DE PLACAS
Las placas litosféricas son esencialmente de dos tipos, según la clase de
corteza que forma la superficie. Hay dos clases de corteza: la oceánica y la
continental.
Placas oceánicas. Están cubiertas íntegramente por corteza oceánica, delgada,
de composición básica: hierro y magnesio dominantes. Aparecen sumergidas
en toda su extensión, salvo por existencia de edificios volcánicos intraplaca, de
los cuales los destacados por altos aparecen emergidos, o por arcos insulares
(de islas) en alguno de sus bordes. Los ejemplos más notables se ubican en el
Pacífico: la del Pacífico, la placa de Nazca, la placa de Cocos y la placa
Filipina.
Placas mixtas. Son placas parcialmente cubiertas por corteza continental y así
mismo en parte por corteza oceánica. La mayoría de las placas es de estas
características. Para que una placa sea íntegramente continental tendría que
carecer de bordes de tipo divergente (dorsales) en su contorno. En teoría esto
es posible en fases de convergencia y de colisión de fragmentos continentales.
Así pueden interpretarse algunas subplacas que constituyen los continentes.
Valen como ejemplos de placas mixtas la placa Sudamericana y la placa
Euroasiática.
4.- CAUSAS DEL MOVIMIENTO DE LAS PLACAS
El origen del movimiento de las placas está en unas corrientes de
materiales que suceden en el manto, las denominadas corrientes de
convección, y sobre todo, en la fuerza de la gravedad. Las corrientes de
convección se producen por diferencias de temperatura y densidad, de
manera que los materiales más calientes pesan menos y ascienden y los
materiales más fríos, son más densos, pesados y descienden.
El manto, aunque es sólido, se comporta como un material plástico o
dúctil, es decir, se deforma y se estira sin romperse, debido a las altas
temperaturas a las que se encuentra, sobre todo el manto inferior.
En las zonas profundas el manto hace contacto con el núcleo, el calor es
muy intenso, por eso grandes masas de roca se funden parcialmente y
al ser más ligeras ascienden lentamente por el manto, produciendo unas
corrientes ascendentes de materiales calientes, las plumas o penachos
térmicos. Algunos de ellos alcanzan la litosfera, la atraviesan y
contribuyen a la fragmentación de los continentes.
En las fosas oceánicas, grandes fragmentos de litosfera oceánica fría se
hunden en el manto, originando por tanto unas corrientes descendentes,
que llegan hasta la base del manto.
Las corrientes ascendentes y descendentes del manto podrían explicar
el movimiento de las placas, al actuar como una especie de "rodillo" que
las moviera.